EN LA PSICOSIS TEMPRANA
UN MANUAL DE TRATAMIENTO
JOHN F.M. GLEESON Y PATRICK D. MCGORRY (Coords.)
INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS
EN LA PSICOSIS TEMPRANA
UN MANUAL DE TRATAMIENTO
BIBLIOTECA DE PSICOLOGÍA
DESCLÉE DE BROUWER
Título de la edición original:
PSICHOLOGICAL INTERVENTIONS IN EARLY PSYCHOSIS.
A Treatment Handbook
© 2004, John Wiley y Sons Ltd. Chichester, England
Colaboradores.................................................................................... 11
Prólogo ................................................................................................ 15
Prefacio .............................................................................................. 19
Historia
Futuro
Bibliografía
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UN RESUMEN DE LOS ANTECEDENTES 53
2 intervenciones psicológicas
en la fase prepsicótica
Lisa J. Phillips y Shona M. Francey
Clínica PACE, ORYGEN Youth Health y Departamento de
psiquiatría de la Universidad de Melbourne, Australia
Introducción
3. N. de la T. BLIPS: Brief Limited Intermittent Psychotic Symptoms Group. De nuevo las auto-
ras utilizan un juego de palabras, ya que este acrónimo significa literalmente “irre-
gularidades momentáneas”.
66 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Descripción
Módulos de tratamiento
Esta terapia tiene por objetivo, además de las estrategias de manejo
del estrés, los síntomas específicos que padece cada cliente. Como se
señaló anteriormente, hay un conjunto amplio de síntomas que se atri-
buyen a la fase inicial de los trastornos psicóticos y que son descritos
por los pacientes en alto riesgo: síntomas psicóticos, síntomas neuróti-
cos, problemas de abuso de sustancias, dificultades familiares y relacio-
nales, autoestima, etc. (Yung y McGorry, 1996; Yung, et al., 2003). Para
dar una respuesta flexible a la variabilidad de síntomas y problemas que
se presentan en el grupo de alto riesgo, se diseñó la terapia de forma
que incorporara un conjunto de módulos dirigidos a los diferentes sín-
tomas. Se desarrollaron cuatro módulos:
Enfoque colaborador
El principio fundamental de esta terapia es la colaboración. Tanto
el cliente como el terapeuta juegan un papel en la decisión de qué
módulos se van a utilizar y se reconoce al cliente como “experto”
sobre su propia situación. El terapeuta, que se espera que tenga una
actitud positiva y de apoyo hacia el cliente, guía la terapia hacia las
soluciones en las áreas que se han determinado como problemáticas.
La duración de la terapia se indica explícitamente al cliente al comien-
zo, con la idea de que es un tratamiento a corto, medio plazo y no una
psicoterapia prolongada. La terapia está diseñada para responder de
una forma relativamente flexible a los cambios en la sintomatología y
en la situación.
Los fundamentos
Fases de la terapia
Como sucede con la mayoría de enfoques psicoterapéuticos breves,
en el tratamiento psicológico en situación de alto riesgo se pueden dife-
renciar tres fases diferenciadas: Valoración/Compromiso, Tratamiento y Termi-
nación. En el cuadro 2.1 se resumen los objetivos y una guía sobre la
duración de cada una de estas fases.
Sin lugar a dudas, la fase de compromiso es crucial. Proporciona la
oportunidad para que el paciente se familiarice con el terapeuta (y vice-
versa) y le da la oportunidad al terapeuta para establecer las normas
básicas que regirán todo el proceso terapéutico y para valorar las expec-
tativas del cliente. Asimismo, permite al terapeuta resaltar el carácter
colaborador de la terapia. Es importante que el lenguaje empleado por
el terapeuta, así como los “instrumentos de la terapia”, sean compren-
didos por el cliente y sean adecuados a su nivel de desarrollo. El desa-
70 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
rrollo cognitivo y otros procesos, que pueden verse afectados por los
síntomas y experiencias que contribuyen a la situación de alto riesgo de
este grupo específico de clientes, deberían ser evaluados minuciosa-
mente. Por ejemplo, una persona que padece alucinaciones auditivas
breves y transitorias puede tener algunas dificultades para concentrar-
se. Del mismo modo, una persona que experimenta una confusión per-
sistente asociada a unos pensamientos paranoicos intermitentes puede
sufrir una marcada ansiedad social.
Valoración/Compromiso
Objetivos: llevar a cabo una valoración rigurosa de las cuestiones que traiga el
cliente a las sesiones de terapia, de forma que se obtenga una breve formula-
ción que dirija la terapia (incluye una valoración del riesgo y un plan de crisis
cuando es necesario). En esta fase, se establece una relación de trabajo positiva
y de confianza mutua entre el terapeuta y el cliente.
Duración: aproximadamente 2 sesiones
Terapia
Objetivos: tratar los problemas y objetivos obtenidos durante el proceso de valo-
ración a través de un conjunto de intervenciones extraídas de los módulos de
tratamiento.
Duración: aproximadamente 9 sesiones
Terminación
Objetivos: finalizar el proceso de terapia con el cliente. Puede haber unas sesio-
nes “de refuerzo” adicionales, centradas en la auto-observación de los síntomas
y en el reconocimiento de cuándo podría ser conveniente la asistencia en el
futuro, cuando el terapeuta o el cliente creen que son necesarias.
Duración: aproximadamente 4 sesiones más 3 sesiones “de refuerzo”.
Gestión de caso
Los terapeutas encargados de esta terapia también deben propor-
cionar una gestión regular del caso para los clientes en alto riesgo. Esto
significa que, además de ofrecer terapia, el clínico que trabaja con el
cliente tiene que ayudarle a hacer frente a aspectos más prácticos como
pueden ser encontrar vivienda, organizar los pagos de la seguridad
social, matricularse en una escuela, solicitar empleo, etc. Obviamente, si
los recursos lo permiten, puede ser una persona diferente encargada de
la gestión del caso la que lleve a cabo estas tareas. La combinación de
la gestión del caso con la terapia puede reducir el tiempo disponible
para las intervenciones terapéuticas específicas, aunque atender a estas
preocupaciones prácticas puede facilitar el compromiso inicial. Sea cual
sea el acuerdo, es esencial que la gestión del caso sea proporcionada de
forma adicional a la psicoterapia específica, ya que la desatención de las
dificultades en los aspectos más fundamentales de la vida cotidiana pue-
de afectar a la eficacia de la terapia y aumentar los niveles de estrés que
experimenta el cliente. Por tanto, puede ser necesario que la asistencia
relacionada con la vivienda, la organización a nivel financiero o educa-
tivo, el empleo, el manejo de las crisis, cuando sea necesario, y la rela-
ción con otros servicios (como drogas y alcohol, forenses, de vivienda,
etc.) tenga lugar antes del inicio de la terapia o durante el curso del tra-
tamiento.
72 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Módulos
Síntomas positivos
La forma de plantear el tratamiento en este módulo se extrae prin-
cipalmente de los enfoques cognitivos para el manejo de los síntomas
positivos (Drury, Birchwood y Cochrane, 2000; Drury, et al., 1996b;
Haddock, et al., 1998b, 1998c; Lewis, et al., 2001). Este trabajo ha
demostrado que la terapia cognitiva es útil unida a la medicación para
el tratamiento de los síntomas positivos. El objetivo de este módulo es
mejorar las estrategias para hacer frente a los síntomas positivos cuan-
do se producen, reconocer rápidamente las señales tempranas de alar-
ma de estos síntomas y prevenir que los síntomas empeoren a través de
la aplicación estrategias preventivas. Por ejemplo, el terapeuta podría
valorar con el cliente la relación entre sentirse angustiado y ansioso y
experimentar síntomas psicóticos. Podrían entonces realizar una “tor-
menta de ideas” de formas para aliviar el estrés que también podrían
prevenir o aliviar la experiencia de voces angustiantes o de pensamien-
tos extraños. Se animaría al cliente a poner a prueba estas estrategias
fuera de la situación de terapia e informar en la siguiente sesión de tera-
pia qué estrategias le fueron útiles y cuáles no. Los síntomas positivos
que padecen las personas en alto riesgo son menos intensos y frecuen-
tes que los que se experimentan en un episodio psicótico agudo. Esta
idea podría ayudar al cliente en alto riesgo a reconocer más fácilmente
los pensamientos o experiencias perceptivas extrañas o fuera de lo habi-
tual. Del mismo modo, es más fácil descartar o poner en duda los pen-
samientos delirantes atenuados que los pensamientos más antiguos y
arraigados.
Las estrategias incluyen:
torno a las experiencias del cliente que puedan guiar el proceso tera-
péutico. Puede ser necesario revisar estas hipótesis con frecuencia, ya
que los síntomas pueden evolucionar muy rápido en este grupo de
clientes (Chadwick, Birchwood y Trower, 1996; Fowler, Garety y
Kuipers, 1995).
Síntomas negativos/Depresión
Los síntomas negativos de la psicosis incluyen la poca motivación,
apatía emocional, lentitud de pensamiento y de movimientos, hipoacti-
vidad, falta de energía, pobreza del discurso y aislamiento social. Suele
ser difícil diferenciar estos síntomas de los de la depresión. Sin embargo,
el rasgo distintivo clave puede ser el aplanamiento emocional como
opuesto al ánimo depresivo. Muchos de los síntomas básicos, descritos por
Huber y colaboradores y por Häfner y colaboradores, también encajan
dentro de esta categoría (Gross, 1989; Gross, Huber y Klosterkötter,
1998; Häfner, et al., 1992, 1995, 1998; Klosterkötter, et al., 1996, 1997,
2001; Koehler y Saber, 1984). Los “síntomas básicos” hacen referencia a
un déficit experimentado subjetivamente en relación al pensamiento, el
lenguaje, la percepción, las habilidades motoras y el nivel de energía y se
considera que surgen en la fase de pródromo de la psicosis. En un estu-
dio alemán, en el que se realizó un seguimiento de 8 años a personas que
informaban de este tipo de experiencia, se encontró que algunos sínto-
mas básicos eran predictores de la psicosis (Klosterkötter, et al., 2001).
Strauss (1989) sugería que los síntomas negativos son relevantes por
dos motivos: son la respuesta a los abrumadores estresores psicológicos
y sociales y tienen un impacto significativo en el curso posterior del tras-
torno. Aunque Strauss se refería exclusivamente a las experiencias de
las personas con una enfermedad prolongada, estas consideraciones se
pueden aplicar igualmente al grupo de clientes en alto riesgo. Por tan-
to, se considera importante abordar los síntomas negativos en terapia,
a pesar de la evidencia a favor de que son menos susceptibles de ser eli-
minados que los síntomas positivos. Sin embargo, esta última afirma-
ción podría no ser aplicable a la población en alto riesgo, puesto que se
asume que los síntomas negativos están menos afianzados. Las inter-
venciones para reducir los síntomas negativos se basan en los principios
cognitivo-conductuales y se parecen mucho a los que se han desarro-
llado para la depresión, aunque se entienda que la depresión y los sín-
tomas negativos tienen etiologías diferentes.
Las estrategias en este módulo incluyen: establecimiento de metas
(asegurándose de que la meta a conseguir esté identificada en función
del funcionamiento actual del cliente), programación y observación de
80 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Comorbilidad
Este módulo resume las estrategias de tratamiento cognitivo-con-
ductuales para la ansiedad más específica y severa y para los síntomas
asociados al abuso de sustancias que experimentan los clientes en alto
riesgo. Este módulo parte de los fundamentos que se proporcionaron
en el módulo de Manejo del Estrés. Los problemas de comorbilidad
más frecuentes experimentados por los jóvenes en fase prepsicótica y
los clientes en alto riesgo son: la ansiedad social, la ansiedad generali-
zada, el trastorno de pánico (o ataques de pánico), síntomas obsesivo-
compulsivos, síntomas post-traumáticos y abuso de sustancias (Yung y
McGorry, 1996; Yung, et al., 2003).
Abuso de sustancias
Se debe realizar una valoración rigurosa del consumo de sustancias.
Esta valoración incluye el examen de los “disparadores” del consumo,
los cambios en las pautas de consumo a lo largo del tiempo, los costes y
beneficios percibidos y una valoración de la motivación del cliente para
tratar este tema. La evaluación rigurosa puede revelar la existencia de
otras condiciones subyacentes (como depresión, síntomas psicóticos posi-
tivos, ansiedad) que contribuyen a este consumo de sustancias proble-
mático. Este descubrimiento puede guiar el curso de la terapia. La entre-
vista motivacional, en la que el terapeuta ayuda al cliente a sopesar las
consecuencias de un consumo continuado y de un consumo reducido en
relación a sus objetivos personales, puede ser útil para determinar el gra-
do de compromiso del cliente para cambiar el consumo y puede ayudar
EL CAMBIO PACE 83
cias. Esto había sucedido tanto mientras se encontraba bajo los efectos
de las drogas como cuando no lo estaba. Estas experiencias siempre
habían durado unas horas al día. Sin embargo, dos semanas antes,
había desarrollado la creencia de que sus amigos le querían matar como
parte de una gran conspiración en la que estaba implicada una organi-
zación que trataba de controlarle. Explicó que esta creencia era más
fuerte cuando había fumado marihuana. Podía poner ligeramente en
duda la realidad de estos pensamientos.
Su terapeuta discutió con él la posibilidad de que su consumo de sus-
tancias pudiera afectar a estas experiencias. Utilizando las técnicas de la
entrevista motivacional (Miller y Rollnick, 1991) y proporcionándole
información sobre el impacto que con toda probabilidad tenía el con-
sumo de drogas en su cuerpo, así como las limitaciones que imponía en
su vida, especialmente en lo que se refería al trabajo y a las relaciones,
el terapeuta pudo ayudar a Stuart a tomar la decisión de reducir su con-
sumo. Durante todo el curso de la terapia, se fue repitiendo el mensaje
básico de que su consumo de sustancias había contribuido a los pensa-
mientos extraños y angustiosos. El terapeuta buscó la ayuda de otras
organizaciones para planificar la formación de Stuart de cara a un futu-
ro trabajo. Con el tiempo, estos pensamientos extraños sobre sus ami-
gos fueron disminuyendo.
Conclusión
Agradecimientos
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EL CAMBIO PACE 89
Introducción
El estudio SoCRATES
1. Los autores quieren dar las gracias a los otros miembros del grupo SoCRATES por
la colaboración en el desarrollo de las ideas contenidas en este capítulo.
2. N. de la T. PANN: Positive and Negative Síndrome Schedule Scale.
96 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Sucesos
vitales/disparadores
del inicio de psicosis
Otras influencias, por
INICIO ejemplo, drogas, alcohol,
de las ideas/voces medicación o «significado
delirantes de la enfermedad»
Desarrollo e
integración de los
síntomas psicóticos
MANTENIMIENTO
APARICIÓN DE LOS
SÍNTOMAS
PROCESOS
COGNITIVOS FACTORES
(creencias, pensamientos, EMOCIONALES Y CONDUCTA
atribuciones) PSICOFISIOLÓGICOS
mayor parte del tratamiento tenía lugar en ese período. El objetivo era
completar entre 15 y 20 horas de terapia (aproximadamente lo mismo
que se ofrecía a los pacientes crónicos) en 5 semanas de terapia, seguidas
de unas sesiones de refuerzo (que se realizarían en su comunidad) en la
semana 2, 4, 8 y 12 después de la terapia. Por tanto, había una fase total
de tratamiento de aproximadamente cuatro meses, aunque la interven-
ción era más intensiva durante el primer mes, con 2-3 sesiones por sema-
na. Este período breve de tratamiento intensivo tenía la ventaja de coin-
cidir con otros tratamientos intensivos (por ejemplo, la asistencia hospi-
talaria) en el momento en que la psicosis era más severa. Esta situación
contaba la ventaja adicional de poder acceder a cogniciones fundamen-
tales asociadas a la psicosis y de poder determinar los factores que pudie-
ran haber precipitado el inicio. La duración máxima de las sesiones era
de una hora, aunque tenían una duración flexible, ya que muchos pacien-
tes no podían aguantar una sesión tan larga. Para compensar este hecho,
algunos pacientes tenían sesiones más frecuentes pero más breves. El fun-
damento para el carácter intensivo de la intervención fue que los pacien-
tes estarían más accesibles a un programa terapéutico significativo duran-
te su estancia en el hospital y se esforzarían por integrar el inicio de la psi-
cosis dentro de sus vidas. Se esperaba que una intervención intensiva en
esta fase proporcionara estrategias que ayudaran al paciente a dar senti-
do a sus problemas, permitiera una recuperación más rápida, desarrolla-
ra formas de afrontamiento más efectivas con los problemas y redujera
la aparición de problemas secundarios asociados con la enfermedad.
En la práctica, muchos de los pacientes no alcanzaron el objetivo de
las 15-20 horas de terapia. Recibieron un promedio de 8,6 horas de tera-
pia, durante una media de 16,1 sesiones (Lewis, et al., 2002). Se obser-
vó que algunos pacientes rechazaron muchas sesiones, aunque hubiera
muchas cuestiones que abordar, como el inicio del tratamiento biológi-
co, los altos niveles de malestar y el miedo a ser alterado mientras se
encuentra en el hospital. Mientras unos pacientes estaban satisfechos
con la naturaleza intensiva y frecuente del tratamiento, otros no estaban
dispuestos a participar ni en la charla más breve.
Un examen de la percepción del terapeuta en cuanto al grado de éxi-
to conseguido con los pacientes reveló que, en el 8% de los casos, el
terapeuta evaluó el compromiso como pobre. Por otro lado, el 46% rea-
100 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Drogas y alcohol
El abuso de drogas y alcohol era un problema frecuente para una par-
te importante (45%) de los pacientes que participaron en el estudio. Para
algunos pacientes, el abuso de sustancias fue un precursor directo del
ingreso hospitalario y esta situación se resolvió rápidamente al perma-
necer abstinentes en el pabellón. Desde que la mayoría de los pabellones
hospitalarios permanecen abiertos, una minoría de pacientes continúa
consumiendo a pesar de estar implicados en un tratamiento en el hospi-
tal. El abuso de sustancias puede haber sido responsable directo de la
exacerbación o del inicio de los síntomas. También puede ser que el
ingreso sea el resultado de parte del malestar secundario o de los pro-
blemas sociales que conlleva el abuso de sustancias. Aunque los trata-
mientos de TCC integrados para la psicosis y el abuso de sustancias sólo
han comenzado recientemente a desarrollarse y evaluarse con pacientes
agudos o de inicio reciente, los terapeutas pusieron de manifiesto el papel
del abuso de sustancias en la formulación cuando fue necesario. Por
ejemplo, los terapeutas lo destacaron cuando el consumo de sustancias
había precipitado sin lugar a dudas el inicio o exacerbación de los sínto-
mas; también se ofrecieron las estrategias cognitivo-conductuales para
ayudar a los pacientes que querían solucionar su problema de abuso de
sustancias. Este último punto tomó normalmente la forma de estrategias
psicoeducativas y de prevención de recaídas. Las estrategias de la entre-
vista motivacional (Miller y Rollnick, 1991) no fueron propuestas de for-
ma exhaustiva, aunque se señaló que en un estilo motivacional que
incorporaba los principios de la entrevista motivacional era adecuado
para los pacientes que no reconocían su consumo como problemático.
TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL PARA LA PSICOSIS AGUDA 101
Intervenciones
Idea general de la terapia
La fase inicial de la terapia tiene por objetivo implicar a la persona en
algún tipo de tratamiento. A la fase de compromiso le siguen los inten-
tos por modificar las atribuciones relativas a las alucinaciones e introdu-
cir la duda en las ideas delirantes, modificando así la severidad y el cur-
so de la enfermedad. La intensidad de la intervención que se puede
lograr es bastante variable. Sin embargo, para la mayoría de pacientes,
se puede elaborar y compartir una formulación clara, con énfasis tanto
en la modificación del esquema nuclear o de las suposiciones subyacen-
tes relativas al síntoma, como en el tratamiento directo de la sintomato-
logía psicótica. Con todos los pacientes, se debe intentar elaborar un
plan para “permanecer bien”, que estará influido por la intensidad de la
intervención que se ha logrado durante el curso de la terapia.
Compromiso
Muchas personas con esquizofrenia temprana que están en contacto
con los profesionales de la salud se sienten aterrorizadas por sus sínto-
mas, lo que facilita una oportunidad fundamental para el compromiso.
La excepción serían los pacientes con delirios religiosos o de grandiosi-
dad, a los que puede ser especialmente difícil comprometer, ya que rara
vez sus síntomas están asociados a malestar. Sin embargo, incluso en
este último caso, la experiencia de la hospitalización puede provocar
frustración. Las técnicas/estrategias que siguen a continuación pueden
ser de utilidad para implicar a las personas en la terapia:
– Trato afable
Para lograr la implicación, es útil que el terapeuta se muestre cálido
y comprometido con el paciente, que se puede mostrar reacio a revelar
material sensible a un extraño. Las preguntas emocionalmente neutras,
por ejemplo las cuestiones demográficas, pueden ser útiles al comienzo,
a la vez que se evitan los temas que pueden aumentar la ansiedad del
TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL PARA LA PSICOSIS AGUDA 105
– Preguntar
Una retirada táctica de cualquier área especialmente sensible puede
favorecer el desarrollo y mantenimiento del compromiso. La disposición
para revelar detalles personales, por ejemplo, reacciones personales ante
programas de TV, puede ayudar a minimizar la tensión que se suele pro-
ducir cuando el terapeuta explora temas delicados antes de que el pacien-
te esté totalmente comprometido con el proceso terapéutico. Introducir
revelaciones personales puede ser útil en las fases iniciales de la terapia,
ya que prepara al paciente para la utilización de este tipo de revelaciones,
que podrían servir posteriormente en la terapia para normalizar los sín-
tomas o para poner de manifiesto los errores de pensamiento.
– Lista de problemas
La elaboración de una lista de problemas es una estrategia que favo-
rece el compromiso del paciente con la terapia. Idealmente, la lista de
problemas debe contener 2-3 problemas principales, descritos con las
palabras propias del paciente. Aunque se muestre reacio a aportar pro-
106 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Valoración
La lista de problemas guía normalmente la valoración inicial, que
variará forzosamente en el grado de estructura al inicio de la terapia. Sin
embargo, cuando los problemas o síntomas sean complejos o especial-
mente importantes, una evaluación exhaustiva semiestructurada puede
favorecer, en un primer momento, el desarrollo de una visión más amplia
de la psicopatología. El Examen del Estado Actual (Wing, Cooper
y Sartorius, 1974) o la Escala modificada de Krawiecka, Goldberg y
Vaughn (Krawiecka, Goldberg y Vaughn, 1997; modificada por
Lancashire, et al., 1997) se pueden integrar provechosamente en el pro-
ceso de valoración en las sesiones iniciales. En la mayoría de los casos,
una vez que se ha realizado algún progreso en la implicación y en la
exploración de los síntomas, es habitual realizar un análisis cognitivo-con-
ductual más exhaustivo de los problemas. Existe todo un conjunto de ins-
trumentos que pueden facilitar este segundo nivel de evaluación.
TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL PARA LA PSICOSIS AGUDA 107
– Cuestionamiento periférico
El cuestionamiento periférico consiste en hacer preguntas periféricas
al delirio, que lleven a los pacientes a explorar la veracidad de sus creen-
cias. Un ejemplo de cuestionamiento periférico en relación al delirio de
tener un micrófono en el pecho que graba sus interacciones podría ser:
– Consideración de la evidencia
Es importante no poner en peligro el nivel de compromiso cuando
se considere la evidencia para las ideas delirantes en sesión. Es necesa-
rio que el terapeuta sea consciente de cómo percibe el paciente las pre-
guntas y debe estar preparado para una retirada táctica si el paciente
parece excesivamente angustiado por la línea que siguen las preguntas.
Si el terapeuta quiere explorar con un paciente la naturaleza de la evi-
dencia registrada en un diario, podría realizar preguntas como:
“Mmm, sí, eso es una explicación posible para lo que has notado.
¿Crees que ese tipo de pruebas convencería a un jurado?”
o…
“Mmm, sí, eso es posible. ¿Crees que cualquier persona pensaría lo
mismo?”
TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL PARA LA PSICOSIS AGUDA 113
“Puede que sean los extraterrestres los que causan las voces”.
Estas preguntas son adecuadas para los pacientes que ya han res-
pondido a estas y otras preguntas similares realizadas durante en el
cuestionamiento periférico y la posterior educación. Gracias a la cuida-
dosa selección de la evidencia, el terapeuta puede ayudar al paciente a
reconocer que existen otras explicaciones más factibles que las que
había considerado previamente. En ese momento, la puesta a prueba de
realidad se realiza a través de experimentos conductuales.
Experimentos conductuales
Los experimentos conductuales ofrecen la oportunidad de poner a
prueba los aspectos concretos de la formulación. El objetivo es poner
en duda una creencia. Pueden ser utilizados para recopilar datos para
instruir al paciente y para modificar o poner en práctica estrategias de
afrontamiento. Es necesario planificar cuidadosamente los experimen-
tos conductuales y deben estar relacionados con el contenido de la
sesión. En la situación ideal, el paciente propone un experimento y
cómo llevarlo a cabo. También se le debe pedir al paciente que antici-
pe lo que se podría aprender del experimento y el terapeuta debe anti-
cipar y plantear los problemas que se puedan presentar. Los problemas
pueden ser que el paciente se olvide de hacer el experimento, que se
centre en algún aspecto poco útil del resultado o que se produzca
algún suceso fortuito que permita llegar a una conclusión poco bene-
ficiosa.
Se puede utilizar la grabación de las sesiones de TCC, lo que debe-
ría ser una práctica habitual siempre que fuera posible como una ayu-
da para la supervisión y como herramienta terapéutica, en los experi-
mentos conductuales de personas con alucinaciones.
Uno de los experimentos consistió en preguntarle al paciente, que
había escuchado voces durante la sesión de TCC, que anticipara si las
voces se escucharían en la cinta de la terapia. Se hizo un seguimiento de
esta cuestión en la siguiente sesión.
116 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
– Respuestas racionales
Las respuestas racionales son normalmente afirmaciones de sentido
común que el paciente puede repetir (mentalmente) en los momentos
difíciles. Las respuestas racionales se utilizan para ayudar al paciente a
controlar los niveles elevados de ansiedad durante los experimentos
TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL PARA LA PSICOSIS AGUDA 117
– Distracción
Las técnicas de distracción pueden resultar útiles en algunos casos
(Haddock, Bentall y Slade, 1993). Como estrategias de distracción se
podrían incluir ejercicios matemáticos, por ejemplo, contar hacia atrás
de 7 en 7 desde 1000, o contar objetos como farolas o personas que lle-
van sandalias. Una estrategia alternativa es centrarse en los otros senti-
dos, por ejemplo, percibir los olores o sonidos que no estén relaciona-
dos con la creencia delirante (Haddock, Bentall y Slade, 1993). A pesar
de que estas estrategias de afrontamiento sólo producen una ligera
mejoría, puede ser suficiente para poner en duda algunos supuestos
sobre el poder de las voces o para infundir una mayor confianza en sí
mismo. Si el paciente cree que la voz es la voz del demonio, entonces
cualquier beneficio obtenido gracias a una estrategia sencilla, como can-
tar en voz baja, puede llevarle a reconsiderar el poder y la identidad de
la voz. Es muy importante saber que no todas estas técnicas funcionan
y que algunas personas no se beneficiarán de ninguna de ellas. Por eso,
es aconsejable que el terapeuta explique todas las estrategias de afron-
tamiento de forma clara y las proponga como “un experimento para
determinar si alguna de estas intervenciones puede funcionar” y anime
al paciente a realizar una evaluación adecuada de la intervención. En la
práctica, esto significa que el paciente debe ensayar la estrategia de
afrontamiento durante algunos días en situaciones no “demasiado
malas” antes de evaluarla en momentos de mayor tensión.
TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL PARA LA PSICOSIS AGUDA 119
Síntomas negativos
En la actualidad, existe muy poca evidencia empírica sobre la efica-
cia de las intervenciones psicológicas para los síntomas negativos, a par-
te del estudio de Sensky, et al., (2000) en el que los síntomas negativos
se redujeron tanto con la TCC como con la intervención de apoyo en
el grupo control. Por tanto, se podría concluir que simplemente la rela-
ción y el compromiso con el paciente supondrían una ayuda para los sín-
tomas negativos. En el estudio SoCRATES, además de los beneficios
que se obtuvieron de la relación con el paciente durante la fase de com-
promiso, los síntomas negativos fueron abordados con las técnicas habi-
tuales de la TCC, como la programación de actividades, la concentración
en los pensamientos disfuncionales y la asignación de tareas graduadas,
extraídas de las intervenciones para la depresión (Beck, et al., 1979), así
como de la literatura sobre esquizofrenia y psicopatología, por ejemplo,
entrenamiento en habilidades sociales (Benton y Schroeder, 1990) y esta-
blecimiento de metas a corto y a largo plazo.
En pacientes con esquizofrenia aguda y de inicio reciente que reciben
medicación antipsicótica por primera vez, la somnolencia y el aburri-
miento pueden exacerbar los síntomas negativos. Por tanto, puede resul-
tar de gran utilidad que el terapeuta reconozca los esfuerzos del paciente
por salir de la cama y participar en la terapia. A pesar del aparente aje-
treo de los hospitales psiquiátricos de agudos, los pacientes tienen real-
mente muy poco que hacer. Los pacientes que necesitan una observación
estrecha se ven aún más limitados para participar en actividades signifi-
cativas. El terapeuta cognitivo-conductual que trabaja con estos pacientes
debe trabajar en colaboración con otros terapeutas y con el personal de
enfermería del pabellón para maximizar las oportunidades de experien-
cias placenteras y gratificantes. Es muy positivo ser conscientes del
impacto de los síntomas negativos en la conformidad del paciente e inten-
tar prevenir el que los síntomas negativos del paciente o las reacciones
del terapeuta ante los síntomas negativos interfieran en el proceso de tera-
pia. En la práctica, esto supone una planificación horaria de las sesiones
para evitar las primeras horas de la mañana, la media tarde y las horas
de comer. Puede ser necesario que las sesiones tengan una duración infe-
rior a la habitual y que el terapeuta esté más atento a los cambios aten-
120 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Yo soy…
Los otros son…
El mundo es…
TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL PARA LA PSICOSIS AGUDA 121
Gracias a estas notas puede ser un poco más fácil hacer conjeturas
sobre las creencias nucleares de la persona. Entre las creencias nuclea-
res que se encontraron con frecuencia estaban “soy malo”, “los otros
están en mi contra”, “soy especial”, “el mundo es injusto”.
Puede ser necesario explorar las primeras experiencias del paciente
para intentar determinar el origen de las creencias nucleares y poner de
manifiesto, a través de la instrucción con respecto al desarrollo de las
creencias o esquema básicos, de la revelación personal y del descubri-
miento guiado, la idea de un continuo de creencias entre un punto
extremo y la normalidad. No obstante, el terapeuta no debe olvidar que
las creencias nucleares pueden tener algún beneficio para el paciente
y que puede no querer renunciar a estas creencias por completo. En
muchas ocasiones está indicado un trabajo con la autoestima como el
descrito por Fennel (1997), especialmente con pacientes que sufren deli-
rios de grandiosidad y que no pueden reconocer su baja autoestima.
Las técnicas de imaginación pueden facilitar la modificación de las
atribuciones retrospectivas de los sucesos desagradables de la infancia.
Las imágenes cognitivas pueden ayudar a los pacientes a reevaluar una
experiencia de abuso o ayudarles a reconocer que no son tan “malas”
personas y que el abandono de una madre puede decir más de la madre
que de ellos mismos.
El objetivo es suavizar las creencias nucleares. En algunas ocasiones,
se puede ayudar al paciente a cambiar su “Soy malo” por “A veces me
comporto mal” o “No soy perfecto, pero no soy realmente malo”. Se
puede utilizar la comparación con Adolf Hitler, o con otros ejemplos
extremos, para ayudar a los pacientes a reconocer que no son tan malos
después de todo. Otras creencias nucleares que aparecen con frecuencia
hacen referencia a que los otros les dañarán o a que todo está predeter-
minado, por ejemplo, a través del proyecto divino o de alguna conspi-
ración de alto nivel.
Se pueden utilizar los experimentos conductuales para probar reglas
más moderadas, incluyendo la idea de que el rechazo o la crítica no es
“el fin del mundo”. Uno de los experimentos que se realizó consistió en
pedirles a los pacientes que hicieran algo que era sin lugar a dudas ridí-
culo o poco razonable y que provocaría la negación o el rechazo, por
122 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Permanecer bien
El objetivo del permanecer bien es facilitar la generalización y el
mantenimiento de los beneficios obtenidos en terapia. Cuando se han
obtenido mejorías en la terapia, es muy importante su consolidación,
centrándose en la prevención de recaídas o en el “trabajo para perma-
necer bien”. Este trabajo podría implicar la identificación de las señales
de recaída individuales (Birchwood, et al., 1989) y los períodos de ries-
go para cada persona, así como el desarrollo de estrategias para mini-
mizar estos aspectos.
Por ejemplo, un paciente del estudio SoCRATES con un delirio reli-
gioso experimentaba un empeoramiento de los síntomas todos los días
a las tres de la tarde porque creía que en ese momento había sido cru-
cificado Jesucristo. Otros pacientes tienen períodos más convencionales
de aumento del riesgo, por ejemplo, situaciones de estrés relacionado
con el trabajo, la muerte de familiares o cualquier otro suceso vital estre-
sante.
El siguiente ejemplo ilustra una cuestión fundamental que surgió
en el estudio SoCRATES cuando un terapeuta (el primer autor)
habló de los períodos de riesgo elevado con una mujer joven que se
acercaba al final de su terapia. A la paciente no le importó identificar
los exámenes y la situación de desempleo como posibles períodos de
riesgo, pero no se encontraba cómoda hablando de los problemas
familiares. El terapeuta la animó a que pensara cómo haría frente a
una situación estresante como podría ser la enfermedad de sus padres
en el futuro. Confesó llorando que había estado muy preocupada des-
de hace algún tiempo por cómo saldría adelante cuando sus padres
TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL PARA LA PSICOSIS AGUDA 123
Estos planes podían ocupar una simple hoja de papel o ser más
extensos. Aconsejamos a la mayoría de los pacientes, aunque no lo
pidieran, que conservaran al menos una cinta de una sesión o de las
respuestas racionales. Esta cinta puede ser utilizada como revisión para
mantener y extender las ganancias o como una herramienta para utili-
zar en las futuras crisis.
Es conveniente algún grado de auto-terapia, especialmente para los
pacientes los más motivados. Estas sesiones de auto-terapia pueden con-
sistir en una revisión regular de los problemas, por ejemplo, escuchan-
do los extractos de las cintas y gestionando las dificultades asociadas a
la puesta en práctica de los aspectos trabajados en terapia. Permitir o
fomentar que un familiar responsable y comprensivo, o un trabajador,
le ayuden en esta labor puede extender los beneficios de la TCC duran-
te mucho tiempo después de finalizada la terapia. Es de gran utilidad
implicar o informar a todos los miembros del equipo clínico, especial-
mente si el terapeuta considera que pueden reforzar las ganancias obte-
nidas en terapia. La difusión del plan de acción personalizado, que
incluirá probablemente a todas las personas que puedan minimizar las
dificultades que puedan surgir en el futuro, se debe planificar en cola-
boración con el paciente.
124 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Sesiones de refuerzo
Las sesiones de refuerzo facilitan la retirada progresiva de las inter-
venciones terapéuticas, a la vez que animan al paciente a asumir una
mayor responsabilidad en el mantenimiento de su bienestar. Algunos
pacientes no siguen siempre su plan para permanecer bien, aunque estu-
vieran de acuerdo en el momento en que se diseñó. Las sesiones de
refuerzo se pueden utilizar para poner en prácticas las habilidades de
resolución de problemas y para fomentar el uso del plan para perma-
necer bien. Estas sesiones pueden ofrecer una oportunidad para que el
terapeuta y el paciente revisen el período transcurrido desde el final de
la terapia y para mejorar la comprensión de las dificultades y las crisis.
En función de esta revisión, se puede ajustar el plan de acción para
aumentar las posibilidades de adhesión.
A la hora de programar las sesiones de refuerzo es conveniente
aumentar progresivamente el período de tiempo entre sesiones, empe-
zando con sesiones quincenales, después cada tres semanas y mensua-
les, para después ir cambiando hacia intervalos de 3, 4 y 6 meses. Estas
sesiones pueden tener una duración de 15-20 minutos, pero es aconse-
jable disponer de una hora completa por si fuera necesario un examen
más exhaustivo de las dificultades.
Resumen
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126 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
4 temprana: psicoterapia de
orientación cognitiva
Lisa Henry
ORYGEN Youth Health y Departamento de Psiquiatría,
Universidad de Melbourne, Australia
Introducción
Este capítulo está dedicado a este último aspecto. Se describe una inter-
vención psicológica dirigida a reducir el impacto potencialmente traumá-
tico de un trastorno psicótico. Esta intervención se denomina Psicoterapia
de Orientación Cognitiva para la Psicosis Temprana (COPE1). La infor-
mación relativa el desarrollo y base conceptual de esta intervención está
bien documentada por nuestro grupo de investigación (Jackson, Hulbert
y Henry, 2000; Jackson, et al., 1999; McGorry, et al., 1998). COPE se de-
sarrolló y evaluó en el Centro de Prevención e Intervención para la Psico-
sis Temprana (EPPIC2) en Melbourne, Australia, entre 1993 y 1996.
Durante este período, el EPPIC ofrecía un servicio clínico completo para
el primer episodio de psicosis, dando servicio a un área de aproximada-
mente 850.000 personas, en el área metropolitana de Melbourne. La
información sobre los fundamentos para el desarrollo del servicio y la des-
cripción del modelo de tratamiento del EPPIC están descritos en publi-
caciones anteriores (Edwards, et al., 1994; McGorry, et al., 1996). Los
resultados obtenidos en un estudio de seguimiento de un año de duración,
en el que se evaluaba el modelo inicial del COPE, sugirieron que esta
intervención tuvo influencia sobre la capacidad de insight y sobre la actitud
hacia el tratamiento (Jackson, et al., 2001). Los resultados obtenidos en el
estudio de control aleatorio del COPE, en el que esta intervención se com-
paraba con la asistencia clínica estándar del EPPIC, se publicarán próxi-
mamente.
En este capítulo se describen las características del enfoque terapéu-
tico orientado en fases del COPE. Se hace especial hincapié en las cues-
tiones relativas a la valoración en el primer episodio de psicosis y en la
“adaptación del sí mismo”. La descripción minuciosa de la morbilidad
secundaria ya ha sido explicada con detalle (Jackson, Hulbert y Henry,
2000), por lo que no la reiteramos aquí. Se describen los componentes
de la intervención utilizando ejemplos de casos que ilustran las técnicas
utilizadas en el COPE. El capítulo está diseñado como una guía para la
asistencia clínica y para ayudar a los clínicos que trabajan con personas
que están sufriendo su primer episodio de psicosis.
Descripción de la terapia
Valoración
Morbilidad Secundaria
• ¿Se siente en alguna ocasión deprimido o ansioso?
• ¿Cómo reacciona cuando esto sucede?
• ¿Cómo afronta el paciente los estados de ánimo negativos?
• ¿Qué significa para el paciente estar deprimido o ansioso?
• ¿Cómo interfiere la depresión, ansiedad, etc. en la vida del paciente?
Trauma y pérdida
• ¿Experimentó la psicosis como algo traumático?
• ¿Cómo afronta el impacto de la hospitalización/episodio psicótico/recupera-
ción?
• ¿Ha habido algo relacionado con la psicosis, pero no la psicosis en sí misma,
que considerara traumático?
• ¿Ha cambiado su situación social, doméstica o profesional después de la
psicosis?
• ¿Evita alguna cosa porque le recuerda que es psicótico?
Contrato terapéutico
• ¿Qué quiere el paciente de la terapia?
• ¿Cuál es la impresión del paciente sobre el papel del terapeuta?
• ¿Ha realizado terapia antes? Si es así, ¿cómo fueron esas experiencias?
• ¿Comprende el papel de la terapia de tiempo limitado?
Estrategias
Se le debe ofrecer al paciente unas razones claras y personalmente
relevantes para acudir a terapia. El terapeuta debe reconocer y esfor-
zarse por comprender el posible trauma de la experiencia reciente de
psicosis del paciente, así como sus consecuencias, el impacto de esta
experiencia y las dificultades presentes.
138 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
• ¿Qué es la psicosis?
• ¿Qué es lo que sucede y por qué?
• ¿En qué momento del episodio me encuentro? ¿Estoy recupe-
rado?
• ¿Cómo voy a superar lo que me ha sucedido?
• ¿Cómo voy a evitar que suceda de nuevo?
• Prevención de recaídas y primeras señales de alarma.
• Cómo hacer frente y manejar el estrés.
• ¿Qué me depara el futuro?
• Contexto social y presencia del estigma.
Adaptación
Concepto de adaptación
La terapia COPE se distingue de otras terapias cognitivas para la
psicosis por su hincapié en la promoción de una adaptación saludable
al episodio de psicosis. La consideración de las cuestiones que siguen a
continuación, así como de las que se citan en el cuadro 4.1 bajo el epí-
grafe de adaptación, ayudan a clarificar este concepto:
• ¿Qué ha significado para la persona el ser psicótico?
• ¿Cómo se está adaptando al hecho de haber sufrido un episodio
psicótico?
• ¿Influye el episodio psicótico a la percepción que tiene de sí mis-
mo en este momento?
• ¿Cómo influye la percepción de la enfermedad en su vulnerabili-
dad ante las recaídas?
El núcleo de la adaptación es determinar el impacto de la psicosis en
la identidad de la persona. Los objetivos de este planteamiento son:
• ayudar a la persona en su búsqueda para dar sentido a esta expe-
riencia;
• promover una sensación de dominio ante unas experiencias que
pueden provocar una sensación de pérdida de control;
• proteger y mejorar la autoestima, que puede haberse visto se-
riamente amenazada o dañada por el inicio de la enfermedad
(Coursey, 1989; Davidson y Strauss, 1992; Strauss, et al., 1987).
INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA RECUPERACIÓN DE LA PSICOSIS 143
Agradecimientos
Bibliografía
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156 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
5 aguda y el papel de la
psicoterapia dinámica
Johan Cullberg
Centro de salud pública de Estocolmo, Suecia
Jan-Olav Johannessen
Hospital Psiquiátrico de Rogaland, Stavanger, Noruega
159
160 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Aspectos clínicos
Las primeras entrevistas
La primera tarea es generar un encuentro terapéutico productivo, en
un contexto o entorno tranquilo, que transmita la sensación de seguridad.
Con frecuencia, es preferible encontrarse con el paciente en su casa, con
su familia, siempre que el paciente no haya llegado (o haya sido lleva-
do) a la clínica. La familia suele estar muy implicada en el proceso y el
miembro enfermo suele provocar ansiedad y tristeza. Desde la perspec-
tiva de la vulnerabilidad-estrés, los estilos de comunicación, la informa-
ción que proporciona cada miembro y los elementos que dan o no apo-
yo en la dinámica familiar son los elementos que ofrecen una mayor
información para el terapeuta.
La asistencia de estos pacientes frágiles y completamente inundados
por la ansiedad, en pabellones sobresaturados y con frecuencia deses-
tructurados, con una atmósfera agresiva y generadora de ansiedad debe
considerarse contraproducente a nivel terapéutico. Este escenario aña-
de un estrés adicional que incrementa el aislamiento psicótico.
El siguiente ejemplo ilustra las dificultades que se encuentran tras un
período extenso de psicosis sin tratamiento.
168 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Genograma
Generalmente, los componentes de la historia familiar se ponen de
manifiesto en las primeras sesiones. Construir un genograma familiar
puede requerir varias sesiones. Se representa a los hermanos, padres y
abuelos del paciente en una hoja de papel, en la que deben aparecer
todos los miembros, muertos o vivos, así como sus características espe-
ciales, problemas mentales, enfermedades, etc.
Esta recogida de información tiene varios objetivos. En primer lugar,
reunir información sobre la historia social, cultural y psiquiátrica de la
familia y conocer a los miembros. En segundo lugar, establecer un sentido
de coherencia para el paciente y la familia en relación al período de enfer-
medad y ubicarlo dentro de la historia de la familia. Con frecuencia,
pueden aparecer “fantasmas”, como la enfermedad mental de uno de
los abuelos y las reacciones psicológicas del padre en cuestión, un sui-
cidio, etc. Esta información hace pensar invariablemente en lo que está
permitido o no hablar en la familiar. En tercer lugar, la historia de los
antecedentes ofrece la oportunidad de introducir el concepto de “vul-
nerabilidad” y describir la enfermedad como una reacción psicótica de cri-
sis comprensible (aunque perjudicial) ante las tensiones actuales del
paciente. Este aspecto reduce drásticamente las consecuencias de la psi-
cosis y transmite esperanza, ya que el concepto de crisis implica para la
mayoría de las personas un proceso de limitación de uno mismo. No
LA DINÁMICA DE LA PSICOSIS AGUDA 171
Medicación antipsicótica
La medicación antipsicótica es un arma de doble filo. No cabe duda
de su utilidad. Sin embargo, como ya se ha mencionado anteriormen-
te, la investigación actual con tomografía por emisión de positrones
(PET) sobre la ocupación de los receptores y los efectos antipsicóticos
(Nyberg, et al., 1999) ha demostrado claramente que, lamentablemen-
te, se ha sobremedicado en gran medida a los pacientes, tanto en la fase
aguda como en las fases posteriores. Cuando se inhibe la actividad del
receptor de dopamina en el lóbulo frontal, el descenso de la motivación
y la reducción de la vitalidad son igual de predominantes que los efec-
tos antipsicóticos,. Esta reacción es responsable de gran parte de las
quejas y de la falta de “cumplimiento” de los pacientes. Como nuestro
deseo es tanto que el período psicótico sea breve, como que el paciente
esté motivado para trabajar en el proceso de recuperación, es decir, que
no esté demasiado aplanado o afectado cognitivamente, entonces las
dosis bajas de medicación demuestran ser superiores. También es muy
importante resistirse a la tentación paternalista, tan frecuente en la psi-
182 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Observaciones finales
Bibliografía
Introducción
Intervención familiar
Sin embargo, para los pacientes más jóvenes que han logrado una remi-
sión considerable, puede que no sea adecuado considerarlos como “dis-
capacitados” y personas que requieren el cuidado de otros. En vez de
ello, un supuesto desde el que se podría trabajar es que la persona con
esquizofrenia o con cualquier otro trastorno psicótico puede asumir la
responsabilidad de su propia conducta y puede contribuir de forma
positiva a mejorar el clima familiar (Goldstein y Miklowitz, 1995).
Las cuestiones a las que se enfrenta una persona con un primer epi-
sodio de psicosis son diferentes a las de un paciente crónico y su fami-
lia (Linzen, 1993). Este aspecto es más evidente en las personas que
buscan ayuda y que se encuentran posiblemente en las fases iniciales del
trastorno psicótico. Estas personas se encuentran en lo que podríamos
denominar fase prodrómica de la psicosis o en un estado de “riesgo
mental” (Yung, et al., 1996).
El impacto de estas primeras señales o del primer episodio también es
diferente para las familias, ya que habitualmente no han tenido ningún
contacto anterior con la psicosis. Puede ser un período extremadamente
extraño y desconcertante, en el que con frecuencia hay una gran ambi-
güedad en relación al diagnóstico. No se da un diagnóstico de esquizo-
frenia o de otro trastorno psicótico fácilmente. De hecho, muchas perso-
nas que presentan síntomas psicóticos no reciben en un primer momen-
to un diagnóstico del DSM-IV más allá de trastorno esquizofreniforme o
de trastorno psicótico no especificado. Muchos pueden desarrollar una
psicosis afectiva. Otros pueden presentar los síntomas típicos de la fase
prodrómica de la enfermedad y no desarrollarlos nunca. La psicoeduca-
ción no puede ser tan específica como con los pacientes crónicos. Los
programas centrados en el trabajo con pacientes en primer episodio han
tomado en consideración estos aspectos exclusivos de las familias que se
encuentran en esta situación.
se ofrece un grupo familiar a corto plazo para las que estén interesadas.
Este grupo ayuda a que las familias se encuentren con otras familias con
problemas similares, compartan las soluciones a las dificultades y se
apoyen mutuamente. Durante los siguientes 12-18 meses, continuamos
trabajando con la familia para maximizar su grado de sensibilidad ante
las primeras señales de alarma, para facilitar la prevención de recaídas
y para prepararla para hacer frente a las crisis asociadas a la psicosis. En
el último año del programa, se ofrece ayuda en relación a la programa-
ción del alta para las familias.
El modelo de fases
La valoración de la familia
Psicoeducación
En la primera fase, es importante que las familias comprendan las
implicaciones de los síntomas iniciales de la psicosis. La información
relevante hace referencia a los factores de riesgo implicados en la apari-
ción de los síntomas prodrómicos, los síntomas psicóticos atenuados y
los síntomas intermitentes breves, así como a la capacidad para identi-
ficar cualquier cambio o incremento de los síntomas iniciales si se pro-
duce. Es necesario que las familias elaboren su interpretación del mode-
lo explicativo de estos síntomas iniciales, porque, en esta etapa, las fami-
lias suelen buscar explicaciones. El trabajo con las familias debe estar
dirigido a facilitarles que alcancen un consenso sobre los motivos más
plausibles de estos síntomas tempranos. Esperamos que este consenso
les ayude a evitar conflictos y anime a los miembros de la familia a tra-
bajar juntos. Es necesario que las familias conozcan los tratamientos dis-
ponibles y adecuados para el joven en esta fase inicial, así como los tra-
tamientos que podrían ayudar a prevenir un empeoramiento de los sín-
tomas iniciales. En estos tratamientos se debería incluir el manejo del
estrés y el tratamiento para el abuso de sustancias si fuera necesario.
TRABAJAR CON LAS FAMILIAS EN LAS PRIMERAS FASES DE LA PSICOSIS 201
Adaptado de: Centro para la Prevención e Intervención en Psicosis Temprana (EPPIC): Working with
Families in Early Psychosis. Nº2 en Series of Early Psychosis Manuals, Sección de asistencia psiquiátrica, servi-
cios sociales, Victoria, Australia, 1997
Grupos familiares
En el programa Calgary, después de las sesiones unifamiliares, se
puede acceder a unos grupos multifamiliares que se reúnen semanal-
mente. Estos grupos nocturnos de seis sesiones se llevan a cabo apro-
ximadamente tres veces al año. A este grupo pueden acceder las fami-
lias que han estado en el programa durante unos seis meses y que reci-
bido educación sobre la psicosis. Esto significa que las familias están
razonablemente bien informadas sobre la psicosis, han pasado la etapa
de crisis inicial y se pueden beneficiar del contacto con otras familias.
El objetivo del grupo es reducir el aislamiento social, la vergüenza y
el estigma, además de ofrecer apoyo y reforzar la educación que ya se
ha recibido sobre la psicosis. Asimismo, puede mejorar el conocimien-
to de los apoyos disponibles y de las estrategias de afrontamiento. Este
tipo de grupo ofrece a la familia una oportunidad para discutir abierta-
mente y para intercambiar información con los otros, ofreciendo más
soluciones a los problemas y más opciones. En este momento, los
miembros del grupo pueden ofrecer más ayuda a los otros miembros, a
la vez que pueden aprender de otras familias con experiencias similares.
El grupo puede ser especialmente útil para aquellas familias que se
enfrentan a una recuperación prolongada o para las que tienen apoyos
insuficientes o dificultades para hacer frente a la situación.
Necesidades especiales
Con frecuencia, las familias se presentan con otros problemas más
difíciles o más graves, como pueden ser los niveles elevados de conflic-
to familiar, la violencia verbal o física, o los niveles extremos de tensión
y malestar. Puede haber varios miembros de la familia con psicosis o
enfermedad mental, una historia familiar reciente de suicidio o proble-
mas graves de salud física en otros miembros de la familia. En algunas
ocasiones, nos encontramos con familias que acaban de llegar de otros
países y no conocen el idioma.
Estos ejemplos no están causados directamente por la psicosis, pero
tienen un efecto muy importante sobre el curso de la enfermedad y
hacen que el proceso de trabajo familiar psicoeducativo sea mucho más
208 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Comorbilidad
Los problemas con las drogas y el alcohol son muy habituales y, sin
duda, agravan las dificultades asociadas con la psicosis (Addington y
Addington, 2001; Gram., et al., 2002). Con frecuencia, estos problemas
provocan la crítica y la hostilidad de los otros miembros de la familia,
mientras que, para el joven con psicosis, parecen ofrecer algún alivio para
su ansiedad, así como una oportunidad para amoldarse a sus iguales. Es
fundamental que el terapeuta explore estas cuestiones de una forma no
crítica y que utilice estrategias como la minimización del daño, la entre-
vista motivacional o la resolución de problemas para facilitar una apro-
ximación al problema que pueda ser aceptada por toda la familia.
Abuso sexual
El abuso sexual es el problema adicional más difícil en el trabajo con
las familias de pacientes con psicosis temprana. Son habituales senti-
mientos profundos de desconfianza, la ira y los problemas de identidad,
así como las alianzas y las relaciones distorsionadas dentro de la fami-
lia. Con frecuencia, el abuso es negado por los autores y, a veces, por
otros miembros de la familia. En estas situaciones, se requiere un tera-
peuta experimentado, y si éste no está disponible en el servicio, puede
ser necesario derivarlo a un servicio especializado o programar una co-
terapia. Las leyes de información obligatoria pueden exigir la notifica-
ción a las autoridades de protección de la infancia correspondientes.
Conclusión
Bibliografía
Stirling, J.; Tantam, D.; Thomas, P.; Newby, D.; Montague, L.; Ring, N. y
Rowe, S. (1991). Expressed emotion and early onset schizophrenia: A
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Tarrier, N.; Barrowclough, C. y Porceddu, K. (1988). The community
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Intervención psicoterapéutica
7 grupal en la recuperación
del primer episodio de psicosis
Ashok K. Malla, Terry S. McLean y Ross M.G. Norman
Universidad de Western Ontario, Canadá
Introducción
Esta terapia de grupo está diseñada para personas entre los 16 y los
25 años, pero puede ser modificada para ajustarse a las necesidades de
personas mayores. Los pacientes más jóvenes encuentran muy atracti-
vo el nombre no estigmatizante que tiene el grupo, especialmente cuan-
do hablan con sus compañeros de su implicación en el tratamiento.
Objetivos
El objetivo principal del grupo es ayudar a los pacientes jóvenes en
el proceso de recuperación a través de la prevención de recaídas y la
reanudación de las tareas relevantes para el nivel de desarrollo psicoso-
cial de la persona. Algunos objetivos específicos del grupo son:
– Procedimiento
Cada uno de los miembros del grupo se presenta utilizando una
estrategia para “romper el hielo”. Los participantes se ponen por pare-
jas y se les pide que expliquen tres datos a su compañero, que los expli-
cará al resto del grupo. Los miembros se distribuyen en diferentes luga-
res de una habitación amplia, de forma que puedan hablar en privado
y planificar la presentación que realizarán al grupo. Los terapeutas par-
ticipan en este proceso cuando es necesario, a menudo uniéndose ellos
mismos a algún participante que pueda tener más dificultades con esta
tarea. Después de 10 minutos, se invita al grupo a reunirse de nuevo y
uno de los terapeutas comienza a presentarse al grupo, después pide un
voluntario para continuar presentándose. De esta forma, el terapeuta
puede actuar como modelo de habilidades sociales, ofreciendo un feed-
back positivo a la información que se va ofreciendo y reconociendo la
competencia de los miembros para realizar estas presentaciones. Esta
parte de la sesión, en la que los miembros se van conociendo mutua-
mente, es fundamental ya que los miembros están decidiendo si se sen-
tirán cómodos en el grupo. Por ejemplo, un grupo que cuente con unos
participantes con unos logros académicos significativos puede ser muy
atractivo para un cliente con un nivel educativo elevado que se ha sen-
tido muy estigmatizado debido a su enfermedad y que se ha mostrado
reacio a implicarse en un formato grupal.
Después, los terapeutas hablan brevemente sobre las preocupaciones
asociadas al hecho de unirse a un grupo y sobre los beneficios de per-
tenecer a un grupo. Algunos pacientes pueden sentirse tranquilizados
con los comentarios de los terapeutas sobre cómo los participantes pue-
230 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
den haber asistido a la primera sesión sin estar seguros de por qué están
ahí. Por tanto, es importante explorar las posibles razones por las que
han acudido y qué esperan conseguir al asistir a estas ocho sesiones. La
expresión de los objetivos puede resultar algo intimidante para algunas
personas, por lo que se proporciona a los miembros del grupo una car-
ta esquemática que les ayuda a estructurar el proceso de expresar sus
objetivos. Por ejemplo, algunas personas escriben que quieren compa-
rar sus experiencias con las de otras personas que tengan experiencias
similares, que quieren aprender a prevenir que vuelvan a suceder o que
quieren conocer más sobre la medicación. Los miembros del grupo
dedican 10 minutos a escribir una carta a su “querido Yo”. Los tera-
peutas han preparado un sobre con el nombre de cada uno de los par-
ticipantes. Antes de cerrar el sobre, se les pide a otros miembros que
digan algo de lo que han escrito. Ésta puede ser una de las primeras
señales que tiene el terapeuta sobre los intereses de cada miembro del
grupo. Con el permiso de los participantes, los terapeutas conservan las
cartas cerradas y se reservan para utilizarlas en la sesión 8.
A continuación, se hace un descanso de 10 minutos para comer algo
y para una charla más informal. Al principio de la segunda hora, los
terapeutas hacen un resumen de las siguientes siete sesiones para que
los participantes conozcan los temas que se abordarán. Se espera que
esta discusión aumente el interés de los miembros, ya que el material
ha sido diseñado para que resulte relevante para los adolescentes y los
adultos jóvenes, así como para proporcionar información sobre la psi-
cosis. Por ejemplo, los miembros del grupo saben que dedicarán una
hora para hablar del consumo de drogas y alcohol en los jóvenes y de
su impacto en la psicosis. El tema del estigma de la enfermedad médi-
ca también se incluye, poniendo una especial atención en la salud men-
tal y en las estrategias que se utilizan para hacerle frente. Según nues-
tra experiencia clínica y la discusión grupal con los pacientes, estas
cuestiones tienen un interés considerable y preocupan a los pacientes
con un primer episodio.
Uno de los terapeutas explica las reglas básicas para el grupo YES.
Estas reglas son muy frecuentes en la mayoría de los grupos de trabajo
y hacen referencia a la asistencia, la puntualidad, las ausencias, la con-
fidencialidad, las relaciones íntimas, el consumo de sustancias y las
INTERVENCIÓN PSICOTERAPÉUTICA GRUPAL 231
Sesión 2
Identidad/¿Qué es la psicosis?
– Fundamento
La falta de insight se ha relacionado con resultados pobres en esquizo-
frenia y en otros trastornos psicóticos (Amador y Kronengold, 1998;
McGorry y McConville, 1999). El insight no es un concepto unitario y es
mejor considerarlo como un compuesto de diferentes facetas, que varían
en función de los pacientes y del tiempo. Las diferentes facetas del insight
incluirían la capacidad para reconocer la presencia de una enfermedad
mental, la adhesión al tratamiento y la atribución de las experiencias
mentales extrañas a un fenómeno patológico o anormal. Aunque las esti-
maciones del insight se ven influidas por los métodos de evaluación, por
el trasfondo cultural del paciente y por otros factores, la mayoría de los
pacientes tiene, de hecho, algún grado de conciencia de su enfermedad.
El reconocimiento de los aspectos pasados de la enfermedad puede ser
mayor que el reconocimiento de la enfermedad presente, quizá como
resultado de un cambio disposicional en la atribución de las experiencias
pasadas (Moore, et al., 1979). No se ha investigado directamente si se
produce un aumento del insight después del primer episodio ni en qué
medida este insight se produce inmediatamente.
McGorry y McConville (1999) sostienen que puede haber un insight
mejor si la evaluación y la intervención se realizan en las fases iniciales
de la psicosis. Los pocos estudios que han examinado esta cuestión con
pacientes en un primer episodio sugieren que la mayoría de los pacien-
tes se encuentran en algún punto entre los extremos de la identificación
y la negación. También se ha sugerido que los pacientes con un primer
232 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
– Procedimiento
La sesión 2 comienza de nuevo con una presentación, ya que los
miembros del grupo pueden haber olvidado los nombres de los otros
participantes. El conductor del grupo puede añadir información, expli-
cando intereses y características positivas de cada miembro del grupo
cuando se presente. Esto aumenta el establecimiento de un proceso gru-
pal y aumenta la autoestima de los participantes. Es muy importante
que los conductores del grupo conozcan el proceso grupal en cada
sesión y que utilicen la información que surge en una sesión para los
siguientes encuentros. El terapeuta también agradece la asistencia y la
puntualidad de los miembros del grupo y espera durante al menos 5
minutos a cualquier miembro que llegue tarde, para reforzar la idea de
que un participante debe llamar si no puede acudir a la sesión.
Como ya se ha comentado anteriormente, cada sesión comienza con
una prueba inicial. La prueba inicial de esta sesión consiste en que cada
miembro del grupo identifique un punto fuerte de su carácter que le
haya servido de sostén durante la experiencia de la psicosis. Los tera-
peutas también participan identificando algún punto fuerte de su carác-
ter que les haya servido de apoyo durante algún acontecimiento trau-
mático en sus propias vidas. En función de la comodidad y de la con-
fianza de cada uno de los participantes, el terapeuta puede pedir alguna
explicación adicional de este rasgo. Si uno de los miembros es especial-
mente tímido, puede que sea demasiado pronto como para preguntarle
este tipo de detalles. Sin embargo, si un participante es más hablador y
más seguro, puede ser una oportunidad perfecta para ofrecer una expli-
cación detallada de esta característica positiva. Esta expresión puede ser
una primera demostración de una autorrevelación a los otros miembros.
Después de este ejercicio, el terapeuta hace alguna reflexión sobre
cómo las personas se van definiendo a sí mismas y van desarrollando una
identidad en el mundo adulto. En función de los miembros, el terapeuta
describe brevemente las fases evolutivas de la adolescencia y la adultez o
realiza una descripción más genérica de cómo los adolescentes y los jóve-
nes adultos se separan de sus padres tomando decisiones de forma inde-
pendiente. Se discute cómo algunas de estas actividades de “hacerse
mayor” pueden verse en algunas ocasiones como representaciones.
234 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
intereses, a la edad, etc., de los miembros del grupo. Las películas diri-
gidas a los estudiantes de enseñanza secundaria son un buen recurso
para explorar este aspecto.
Durante los diez minutos de descanso, es probable que algunos par-
ticipantes comiencen a hablar con otros, que salgan juntos a fumar o
que comiencen a relacionarse de una forma más informal. Otras perso-
nas prefieren sentarse con los conductores del grupo durante el des-
canso. Es importante que los terapeutas permanezcan en la habitación
y se relacionen, ya que eso facilita la cohesión del grupo.
El componente educativo de la sesión está dirigido a “¿Qué es la psi-
cosis?”. Esta parte de la sesión está diseñada para ayudar a los partici-
pantes a comprender su experiencia a partir del modelo de vulnerabili-
dad-estrés. Es muy importante que todos los miembros lleguen a enten-
der la psicosis como una pérdida de contacto con la realidad y que se
discutan los principales síntomas que indican esta pérdida. La presen-
tación incluye información relativa a las fases de la psicosis y los miem-
bros del grupo identifican la fase en la que se encuentran. También se
les anima a que realicen una lista de los síntomas de la psicosis en tér-
minos de cambios en la forma de pensar, sentir, percibir y actuar. La fle-
xibilidad es fundamental para atender a las necesidades de los clientes,
a la fase y la agudeza de la presentación inicial de la enfermedad y al
nivel de conocimiento. Por ejemplo, algunos clientes pueden no estar
familiarizados con las diferentes formas de las alucinaciones, por lo que
será necesario dedicar más tiempo en este tema y ofrecer algunos ejem-
plos. Se explican las tres fases de la enfermedad (pródromo, psicosis
aguda, recuperación) y si alguno de los miembros muestra una nega-
ción de la enfermedad muy evidente, será fundamental no insistir
demasiado en la idea de enfermedad.
En este momento, se puede mostrar una película para incrementar la
información proporcionada y hacerla más comprensible para los miem-
bros del grupo. Las películas o partes de película que se podrían seleccio-
nar para promover la discusión pueden ser: First Break, una producción
del national film board of Canada; y Reaching Out: the importante of early treat-
ment, de la Sociedad para la Esquizofrenia de British Columbia (Canadá).
La prueba final de esta sesión consiste en que cada miembro descri-
ba su síntoma más significativo.
236 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Sesión 3
Presión de los iguales y consumo de sustancias
– Fundamento
El trastorno por consumo de sustancias suele ser una condición pato-
lógica asociada a los pacientes diagnosticados con esquizofrenia y con
otros trastornos mentales graves, con una prevalencia a lo largo del cur-
so vital que oscila entre el 48% y el 56% (Mueser, Bennett y Kushner,
1995). La prevalencia es especialmente alta en los hombres jóvenes sol-
teros (Lehman, et al., 1996). El alcohol y el cannabis son las drogas más
frecuentes, seguidas de la cocaína. Las consecuencias que tiene el abuso
de sustancias en los pacientes con trastornos psicóticos pueden ser pro-
blemas económicos, no adhesión a la medicación, tasas elevadas de reca-
ída y reingresos, violencia, problemas legales, depresión y suicidio.
Se considera que incluso un consumo moderado de cannabis, la
droga cuyo abuso es más frecuente entre los jóvenes, precipita o incre-
menta los síntomas psicóticos en personas vulnerables a la psicosis
(Weil, 1970). Linszen, Dingemans y Lenior (1994) informaron, en un
estudio prospectivo con pacientes con esquizofrenia de inicio reciente y
otros trastornos relacionados, de una fuerte asociación entre el grado de
abuso de sustancias y el riesgo de recaídas o incremento de los síntomas
psicóticos. Estos resultados fueron independientes del efecto del consu-
mo de alcohol u otras drogas y de la no adhesión a la medicación. Es
bien conocido que el consumo de drogas estimulantes como la cocaína,
la anfetamina y sus derivados, el LSD y la ketamina está fuertemente
relacionado con la recurrencia de los síntomas psicóticos, así como con
el deterioro social, la violencia, el suicidio y las conductas delictivas.
El papel del abuso de sustancias como disparador de una recaída es
complejo. Las drogas que suponen un abuso más frecuente, como la
cocaína, la anfetamina y sus derivados, así como otros estimulantes,
incrementan probablemente de una forma directa el riesgo de alucina-
ciones y de delirios, debido a su efecto agonístico sobre la dopamina en
el sistema límbico. Asimismo, la relación entre consumo/abuso de sus-
tancias y la recaída en la psicosis está, probablemente, mediada parcial-
mente por una alteración social que produce estrés y provoca la no
INTERVENCIÓN PSICOTERAPÉUTICA GRUPAL 237
– Procedimiento
La prueba inicial consiste en realizar un ejercicio de completar la
frase: “Mi amigos me presionan la mayoría de las veces para…”. Con
mucha frecuencia, este ejercicio ofrece una introducción espontánea
para tratar el tema del consumo de sustancias. El terapeuta inicia una
discusión sobre el significado del consumo de drogas en los adolescen-
tes y en los jóvenes adultos. Posteriormente, se anima a los miembros
del grupo a hablar sobre la primera vez que se saltaron las reglas de sus
padres: fumar (tabaco o cannabis), mentir sobre dónde estaba, no llegar
a la hora, etc. Esta discusión suele evocar los recuerdos de la primera
vez que probaron el alcohol y se emborracharon o la primera vez que
probaron otras drogas, como el cannabis. En esta discusión, como en
las otras, es fundamental utilizar palabras propias del léxico del pacien-
te, como chocolate.
Se les muestra a los miembros del grupo una parte de la película
Secret Life of the Brain: Episode 3, The Teenage Brain: A World of Their Own
(PSB Home Video, 2001, Thirteen, WNET Nueva York) y, a conti-
238 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
nuación, se habla del vídeo utilizando una pizarra para hacer una lista
de los efectos de la marihuana (o de otras drogas) y las fases de la into-
xicación. Además de esta lista, se escribe otra con los síntomas de la psi-
cosis para poner de relieve la dificultad de eliminar los síntomas psicó-
ticos mientras se está consumiendo una sustancia que los dispara. La
discusión gira en torno a cómo la marihuana es uno de los factores prin-
cipales de recaída y cómo los jóvenes pueden desarrollar enfermedad
mental crónica por no poder mantenerse libres de drogas. Es impor-
tante que este tipo de información se dé en el contexto de una discusión
y que no se presente de una forma que pueda ser percibida como un
sermón o como la imposición de los valores del terapeuta.
Después del descanso, el componente educativo de la segunda par-
te de la sesión consiste en un juego de dificultad, en el que se ofrecen
unas respuestas a las que los miembros del grupo tiene que hacer las
preguntas. Por ejemplo, a la frase: “Algo que los estimulantes, como el
chocolate, las anfetaminas, los hongos, el LSD, el éxtasis y la cocaína,
pueden precipitar”, los miembros del grupo responderían: “¿Qué es la
psicosis?”. Este ejercicio valora su nivel de conocimiento en relación a
las drogas y puede suscitar nuevas discusiones. Este ejercicio les gusta
a la mayoría de los jóvenes porque genera una atmósfera algo competi-
tiva sin generar demasiado estrés. En la compañía de su grupo de igua-
les, los miembros del grupo suelen revelar más cosas de su consumo de
drogas que lo que ya han explicado a los médicos. Se lleva a cabo una
encuesta informal del consumo de drogas y alcohol. A continuación, se
les pregunta cuáles creen que son los límites de consumo seguros.
Si un grupo en particular tiene miembros que no consumen drogas,
entonces es necesario cambiar la atención hacia el consumo de alcohol.
Es conveniente la utilización de alguna película que informe de los efec-
tos del alcohol sobre todo el sistema. Si ningún miembro consume dro-
gas o alcohol, se puede utilizar una película sobre el tabaco o sobre las
enfermedades de transmisión sexual, para general discusión en torno al
autocontrol sobre las conductas perjudiciales para uno mismo. Si todas
las formas de consumo de sustancias son relevantes en los miembros del
grupo, puede ser necesario ampliar este tema en una sesión adicional.
La prueba final consiste en que los participantes señalen un dato
sobre las drogas o el alcohol que hayan aprendido durante la sesión.
INTERVENCIÓN PSICOTERAPÉUTICA GRUPAL 239
Sesión 4
Relaciones/medicación
– Fundamento
Aunque la eficacia de la medicación antipsicótica para el tratamiento
de la psicosis y para la reducción de la vulnerabilidad a futuras recaídas
esté bien determinada, las elevadas tasas de no adhesión al tratamiento
siguen siendo el principal problema con respecto a la efectividad de la
medicación antipsicótica en la prevención de recaídas (Fenton, Blyer y
Heinssen, 1997). Después del tratamiento del primer episodio de psico-
sis, el riesgo de recaída en los siguientes cinco años es cinco veces mayor
si el paciente interrumpe la medicación antipsicótica (Robinson, et al.,
1999). En una muestra representativa de pacientes con un primer episo-
dio, Verdoux et al. (2000) encontraron que la mala adhesión a la medi-
cación oscilaba entre el 33% y el 44% en cada una de las evaluaciones de
seguimiento realizadas cada 6 meses en los dos años posteriores al trata-
miento para el primer episodio. Asimismo, informaron que más de la
mitad (53%) interrumpió el tratamiento en contra del asesoramiento
médico al menos una vez durante los dos años que duró el seguimiento.
Aunque, en ocasiones, la no adhesión a la medicación es el resulta-
do de factores como los efectos secundarios, una porción considerable
de pacientes interrumpe la medicación por razones más deliberadas
relacionadas con la falta de insight sobre la naturaleza de su enfermedad,
la negativa a reconocer la posibilidad de recaída y/o otros sistemas de
creencias relacionados con la salud. Los grupos focales con personal
médico, pacientes y familias parecen señalar la importancia de otros fac-
tores adicionales relacionados con la no adhesión a la medicación. Entre
estos factores se podría incluir la presión del grupo de iguales, el “sen-
tirse diferente”, atribuciones erróneas de los síntomas a los efectos
secundarios de la medicación y las actitudes culturales hacia la medica-
ción, especialmente entre los pacientes jóvenes con un diagnóstico
reciente y que se están recuperando del primer episodio. Las cuestiones
relativas a la medicación suelen ser uno de los temas principales en los
que la familia y el paciente están en desacuerdo y los conflictos suelen
surgir en torno a la cuestión de la adhesión a la medicación. Por tanto,
en la sesión cuatro, se han combinado los temas de las relaciones fami-
240 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
– Procedimiento
En la prueba inicial se les pide a los pacientes que identifiquen un
cambio positivo y otro negativo que haya sucedido en la relación con
sus padres/cónyuge desde que se inició la enfermedad. Este registro está
dirigido a facilitar que el grupo se centre en las cuestiones relativas a los
conflictos familiares. Es habitual escuchar por parte de un hombre
joven que la relación con sus padres se ha hecho más estrecha. El tera-
peuta puede pedirle que explique más detalles sobre los conflictos y las
relaciones cuando sea adecuado hacerlo.
Los temas más frecuentes que suelen aparecer en esta prueba inicial
hacen referencia a las reglas, a las horas de llegada, a las creencias sobre
el consumo de drogas y alcohol, a la vuelta a los estudios, a la toma del
tratamiento, etc. En función de la edad del grupo, se puede utilizar un
vídeo que muestra a jóvenes hablando sobre la dificultad que supone el
generar o expresar ideas sobre la relación con sus padres. Si los miem-
bros del grupo son de más edad, la discusión puede incluir también la
frecuencia de las visitas a los padres y el tipo de relación que esperan
conseguir. Uno de los miembros del grupo toma notas mientras otro
habla para el resto del grupo.
Después del descanso, el foco de la sesión gira en torno a la ins-
trucción sobre la medicación. En primer lugar, es necesario determinar
el nivel de conocimiento de los participantes sobre su medicación de
una forma que no resulte amenazadora. Los participantes explican el
nombre, la dosis y las veces que toman la medicación y el tipo de medi-
cación. Además, se hacen preguntas para determinar si los participan-
tes reconocen que la medicación no es adictiva, si conocen la razón por
la que se prescribe y si aprecian la necesidad de tomarla de forma sis-
temática. También es importante para los participantes explorar a quién
deben contar que toman medicación y cómo dar información a los
otros sobre la medicación (médicos/familiares cercanos versus conoci-
dos/superiores de trabajo). A través de una exploración minuciosa de
su experiencia con los síntomas y el alivio consiguiente tras la toma de
INTERVENCIÓN PSICOTERAPÉUTICA GRUPAL 241
Sesión 5
Estigma y estrategias
– Fundamento
Sabemos que una persona con un trastorno mental tiene que hacer
frente no sólo a las consecuencias directas de la enfermedad, como son
el deterioro del funcionamiento mental y social, también tiene que
enfrentarse al estigma asociado al hecho de tener una enfermedad men-
tal. Existen muchos factores que contribuyen al estigma social de la enfer-
medad mental y de su tratamiento. Uno de los objetivos de las interven-
ciones tempranas en psicosis es reducir o eliminar el estigma, reduciendo
su cronicidad, ofreciendo una mejor información a la población sobre la
242 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
– Procedimiento
En la prueba inicial se les pide a los miembros que compartan la expe-
riencia derivada de la psicosis que les haya resultado más embarazosa. En
este momento el grupo ya suele tener cierta cohesión y los participantes
se interesan por las experiencias de los otros (incluidos los síntomas).
El terapeuta comienza la discusión pidiendo a uno de los partici-
pantes que defina el concepto de estigma. El terapeuta puede dar algu-
na información sobre la historia del concepto de estigma en nuestra
sociedad, comenzando con la utilización de los hierros para marcar a los
esclavos que eran vistos como una propiedad. A continuación, la dis-
cusión se dirige a las enfermedades médicas en las que las personas han
experimentado este estigma, por ejemplo, la epilepsia (con la imagen de
un enfermo echando espuma por la boca y volviéndose loco), el SIDA,
el cáncer y la diabetes (por ejemplo, jóvenes que intentan ocultar a sus
amigos que se inyectan insulina o que necesitan comer en momentos
concretos). Se les puede preguntar a los participantes cuál es el estereo-
tipo de un enfermo de SIDA.
Después, el terapeuta explica cómo estos malentendidos desembocan
en el miedo y en el desarrollo de falsas creencias. Los participantes hacen
una lista de cómo las personas saben que alguien está mentalmente enfer-
mo. Los ejemplos que suelen dar los miembros del grupo de estas carac-
INTERVENCIÓN PSICOTERAPÉUTICA GRUPAL 243
Sesión 6
Recuperación y habilidades sociales
– Fundamento
Los beneficios terapéuticos del entrenamiento en habilidades socia-
les en el tratamiento de la esquizofrenia y de los trastornos psicóticos
relacionados han recibido un apoyo considerable (Benton y Schroeder,
244 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
– Procedimiento
En la prueba inicial los participantes identifican cuál es el aspecto del
tratamiento más beneficioso para ellos, dejando a un lado la medicación.
La respuesta de la mayoría de los miembros del grupo hace referencia al
apoyo de otras personas, como sus padres y/o su gestor de caso.
El terapeuta explica la importancia de otros factores, además de la
medicación, en el proceso de recuperación. Se hace especial hincapié en
la importancia de tener habilidades sociales para atender a las deman-
das de la vida adulta a la vez que se gestiona la propia enfermedad
durante largos períodos.
Se les entrega a los miembros del grupo un guión escrito sobre una
mujer deprimida que, incluso después de tomar medicación antidepre-
siva, mantenía muchos problemas en su vida familiar y laboral. Los
participantes van interpretando por turnos el papel de terapeuta, mien-
tras el terapeuta hace el papel de mujer deprimida. Este rol-playing suele
resultar muy interesante, especialmente cuando los participantes llegan
a sentirse frustrados porque la mujer deprimida no responde a sus su-
gerencias ni a sus comentarios. Esta frustración conduce espontánea-
mente a una discusión sobre el valor de una comunicación más eficaz.
INTERVENCIÓN PSICOTERAPÉUTICA GRUPAL 245
Sesión 7
Señales tempranas de alarma/intervención inicial
– Fundamento
Los trastornos psicóticos suelen evolucionar de una forma gradual a
lo largo del tiempo y suelen estar precedidos por síntomas “prodrómi-
cos” no psicóticos (Malla y Norman, 1994; Norman y Malla, 1995;
Yung y McGorry, 1996). Aunque estos síntomas prodrómicos suelen
presentarse antes del inicio del primer episodio de psicosis, tienen una
mayor utilidad para prevenir la recaída inminente de la psicosis. Se ha
sugerido que los pacientes tienen un patrón definido y, con frecuencia,
único, de síntomas no psicóticos y de cambios en su conducta previos
al inicio de la enfermedad y que tienden a repetirlo antes de cada reca-
ída (Birchwood, Spencer y McGovern, 2000).
Con frecuencia los pacientes no tienen un conocimiento sólido de su
patrón de señales de alarma o lo ignoran y buscan tratamiento sólo des-
pués de una recaída completa en la psicosis. Los pacientes, después de
246 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
– Procedimiento
La prueba inicial de esta sesión es bastante divertida y evalúa el com-
promiso de los participantes, el recuerdo que tienen de conversaciones
pasadas y su percepción de los otros miembros del grupo. Se le pide a
cada participante que diga al grupo tres características personales, una de las
cuales tiene que ser falsa, y la siguiente persona intenta adivinar cuál es
la falsa. La importancia de esta sesión se pone de manifiesto al revisar
la primera sesión en la que se identifica la prevención de recaídas como
objetivo principal.
El terapeuta presenta el material haciendo algún comentario sobre la
recuperación y la posibilidad de recaída. Se recuerda a los miembros del
grupo que, ya que no existe una curación total, es muy importante ser
capaz de protegerse a uno mismo en el futuro. Se reparten unas hojas
de papel y se les pide a los participantes que escriban cuáles creen que
han sido las señales iniciales de su enfermedad.
A continuación, se le pide a cada participante que explique la histo-
ria de su enfermedad desde el inicio, cuando observó cualquier cambio
(incluso los cambios mínimos) en su funcionamiento o en sus senti-
mientos. Mientras este participante cuenta su historia al grupo, el tera-
peuta escribe su nombre en la pizarra y comienza a hacer una lista de
los cambios iniciales que explican los participantes. Se le pide a cada
uno de ellos que escriban sus síntomas conforme fueron apareciendo.
Este ejercicio dura aproximadamente una hora.
Después del descanso, el terapeuta realiza una breve descripción de
la fase prodrómica de la psicosis utilizando ejemplos de varias enfer-
medades médicas frecuentes. Después, el foco de atención gira hacia la
psicosis y los síntomas iniciales escritos por los participantes en sus
informes retrospectivos. Esta lista incluye normalmente la observación
INTERVENCIÓN PSICOTERAPÉUTICA GRUPAL 247
Sesión 8
Revisión/celebración
– Fundamento
Es fundamental que los participantes tengan todas las oportunidades
posibles para revisar e integrar en material que se ha trabajado en sesio-
nes anteriores. Asimismo, esta sesión proporciona una nueva oportuni-
dad para relacionarse con los otros miembros del grupo.
– Procedimiento
En la prueba inicial se les pide que “elijan una palabra que describa
cómo se sienten en relación a este grupo que está llegando a su fin”.
A continuación, el terapeuta les pide que saquen su carta a “Mi que-
rido Yo” de la sesión 1 y añadan una posdata del tipo: “Lo más impor-
tante del grupo para mí fue…” o “Una información de este grupo que
utilizaré es…”. Uno de los terapeutas reparte una hoja de revisión para
realizar una evaluación informal del contenido de las sesiones.
Obviamente, se realizan todos los esfuerzos para que los participantes
vean este ejercicio como algo divertido y no como un examen. El for-
mato de esta hoja de revisión puede ser flexible. Los miembros pueden
participar de forma individual o en grupo.
248 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Evaluación
Resultados
El 78% de los que participaron en la intervención grupal YES per-
maneció en tratamiento durante un mínimo de un año, en comparación
con el 48% de los que no participaron en esta intervención (p < 0.001).
En el seguimiento después de un año, los participantes del grupo YES
Conclusión
Bibliografía
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252 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Introducción
% con abuso/
Autor (País) N % Hombres dependencia Tiempo
al cannabis en consideración Contexto
Strakowski et al., 102 60 7% Pacientes hospitalizados,
1993 (EE.UU.) primer episodio psicosis
Linszen, et al., 93 — 26% Último año Pacientes ambulatorios,
1994 (Países Bajos) psicosis de inicio reciente
King, et al., 1994 93 — 29% Toda la vida Pacientes hospitalizados,
(Reino Unido) 15% semanal Actualmente primer episodio psicosis
Strawkoski et al., 412 — 4% Abuso actual Primer episodio psicosis
1994 (EE.UU.) 8% Abuso a lo largo
de la vida
Hambrecht y 232 — 13% Toda la vida Primer ingreso por psicosis
Hafner, 1996b
(Alemania)
Kovaszanay et al., 98 55 26%ª Toda la vida Primer ingreso por psicosis
1997, (EE.UU.)
Addington y 113 71 15% Actualmente Pacientes hospitalizados y
Addington, 1998 ambulatorios, psicosis de
(Canadá) inicio reciente
Power, et al., 1998 231 72 70% Abuso a lo largo Pacientes hospitalizados y
(Australia) de la vida ambulatorios, primer
episodio psicosis
Rabinowitz et al., 224 65 30% Toda la vida Primer ingreso por psicosis
1998 (EE.UU.)
Roder-Wanner y 90 33 19% Toda la vida Primer ingreso por psicosis
Priebe, 1998
(Alemania)
Strakowski et al., 77 56 8% Abuso a lo largo Pacientes hospitalizados,
1998 (EE.UU.) 34% de la vida primer episodio psicosis
Dependencia a lo
largo vida
Cantwell, et al., 168 60 18%ª Abuso actual Pacientes hospitalizados y
1999 (Reino Unido) ambulatorios, primer
episodio psicosis
Edwards et al., 193 — 30% diario Dep. actual Pacientes hospitalizados y
2002 (Australia) 57% Abuso actual ambulatorios, primer
episodio psicosis
rioro funcional rápido, lo que conlleva una atención médica más inme-
diata. La reducción consiguiente de la duración de la psicosis sin trata-
miento se ha asociado con una mejor respuesta inicial al tratamiento
(Norman y Malla, 2001). Otra hipótesis sostiene que las drogas ampli-
fican los síntomas de la psicosis y que las consiguientes hospitalizacio-
nes breves, con la restricción que suponen al consumo de cannabis, pro-
ducen unos beneficios significativos sobre los síntomas (Ries, et al.,
2000). En general, la rápida mejoría que se produce con la abstinencia
y los efectos perjudiciales que conlleva el abuso de sustancias continua-
do ponen de relieve la necesidad de reducir el consumo problemático
de cannabis en las fases iniciales de la psicosis. El primer episodio pue-
de ser un período crítico para las intervenciones farmacológicas y psi-
cológicas, ya que “es más probable que tengan un impacto mayor en
comparación con intervenciones posteriores” (Birchwood, Todd y
Jackson, 1998, pág. 5) y esto puede ser especialmente cierto en relación
a los clientes con abuso de cannabis.
La intervención CAP
La intervención Cannabis y Psicosis (CAP) es una intervención indi-
vidual y ligada a la fase, dirigida a reducir el impacto negativo del con-
sumo de cannabis en jóvenes con PEP (Edwards, et al., 2002). CAP se
basa en una filosofía de minimización del daño dirigida a ayudar a los
clientes a comprender y minimizar el daño asociado al consumo conti-
nuado de cannabis. Dado que las pruebas muestran que cualquier con-
sumo de cannabis puede ser “problemático” para las personas con un
inicio reciente de la psicosis (Kavanagh, et al., 2002), el objetivo es cual-
quier consumo de cannabis en los clientes con PEP. La EM también se
considera un componente fundamental del enfoque CAP para aumen-
tar la motivación y el compromiso a la hora de cambiar el consumo, ya
que la mayoría de los clientes en las fases iniciales de la psicosis todavía
no han pensado en profundidad y son ambivalentes en relación a la
modificación de su consumo de cannabis. Los terapeutas del CAP
intentan comprometer y persuadir a los clientes de que la modificación
de su consumo hacia niveles “no problemáticos” es algo que vale la
pena. Hemos encontrado que ayudar a los clientes a comprender la
relación entre su psicosis y su consumo de cannabis les ofrece una base
sólida para desarrollar una motivación hacia el cambio. La aproxima-
262 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
ción CAP está basada en una filosofía de minimización del daño, incor-
pora componentes psicoeducativos, técnicas de la EM y de la TCC y
está descrita en detalle en el manual de tratamiento (Hinton, et al.,
2002), que también incluye un video complementario.
(Prochaska, et al., 1993). También puede ser útil una devolución gráfi-
ca, por ejemplo, una gráfica simple en la que se compare el consumo
del cliente con el de la población general. Reflejar los datos que se han
reunido sobre los aspectos prácticos del consumo de cannabis, como
pueden ser los gastos y el tiempo dedicado para obtener, consumir y
permanecer intoxicado, puede ser una herramienta muy poderosa.
El lenguaje de la valoración debe ser comprensible y aceptable para
los jóvenes con psicosis y debe transmitir seguridad y colaboración.
Toda la comunicación que se produce durante la valoración debe ser lo
menos crítica posible y se deben evitar las etiquetas de valor, a menos
que sean introducidas por el cliente. Por ejemplo, se podría hacer una
reflexión del tipo: “Decías que cuando ‘vas pasado’ con el cannabis, tar-
das mucho tiempo en recuperarte”.
has sentido solo, y te gustaría que eso cambiara, pero es difícil empezar
de nuevo sin dinero para hacerlo. Me gustaría saber si lo que he expli-
cado es así y qué piensas de todo ello.
¿Cuánto consumes?
Back and Reality: Cannabis and Psychosis. Vídeo sobre psicosis temprana
Cannabis and Psychosis. Manual de tratamiento para la psicosis temprana
Psychosis Fact Sheets. 1-4 (se pueden descargar de la página Web)
Cannabis and Psychosis Fact Sheet. (Se puede descargar de la página Web)
Disponibles en: Centro de Prevención e Intervención en Psicosis Temprana (EPPIC)
Web: www.eppic.org.au
Conclusión
Agradecimientos
Bibliografía
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La primera recaída psicótica:
Introducción
Sistema de criterios 1: Criterios de UCLAa, basados en los cambios en tres ítems del BPRS: (i) alucina-
ciones, (ii) contenido inusual del pensamiento, (iii) desorganización conceptual.
Sistema de criterios 2: Recaída clínica estricta = (1) reingreso hospitalario debido a síntomas psicóticos;
(2)recurrencia o empeoramiento de los síntomas psicóticos; (3) declaración de recaída o de exacerba-
ción de los síntomas psicóticos explícita y (4) incremento significativo de la medicación antipsicótica.
Los síntomas psicóticos tienen que tener una duración de al menos una semana.
Sistema de criterios 3: Definición clínica amplia = similar al sistema de criterios 2, pero sin la necesidad de
satisfacer el criterio de duración de una semana.
Sistema de Criterios 4: Recaída Tipo I del PSEb = cambio en el Índice de Definición del PSE, de no-caso
(4 ó menos) a caso (5 ó más).
Sistema de Criterios 5: Recaída Tipo II del PSE = incremento de la puntuación de 5 a 7 ó de 6 a 8.
a El sistema de criterios de UCLA se encuentra descrito en Ventura, et al., 1989.
b PSE: Examen del Estado Actual (Present State Examination, Wing, Cooper y Sartorius, 1974)
LA PRIMERA RECAÍDA PSICÓTICA 291
pacientes que sufrió una recaída, sin ningún acontecimiento vital grave en
el mes anterior, tuvo unas puntuaciones mayores en la escala Frankfurt
(Süllwold y Huber, 1996), sugiriendo que los recursos de afrontamiento,
incluidas las habilidades de resolución de problemas y los recursos socia-
les, eran factores de protección importantes en el curso de la recaída.
En resumen, el ajuste premórbido ha surgido en la literatura como
un predictor sólido para las recaídas, aunque es necesario un trabajo
adicional de análisis de la relación entre recaída y ajuste premórbido,
que seleccione muestras de primer episodio para reducir los efectos dis-
torsionadores del tratamiento y para minimizar los sesgos muestrales.
tivas. Los autores concluyen que el abuso sexual puede contribuir a una
constelación atípica de síntomas, que podría no tener influencia en el pro-
ceso de recuperación inicial, pero que influye en los resultados a largo
plazo, incluida la recaída. Sin duda, una historia de abuso sexual en la
infancia puede estar relacionada con, y explicar, un ajuste premórbido
más deficitario y unas habilidades de afrontamiento más pobres.
En función de los factores distales que se conocen, David parece que
se encuentra en una situación de riesgo de recaída elevado. Tiene una
larga historia de funcionamiento premórbido deficitario y tiene un esti-
lo de personalidad consistente con una baja afabilidad. En concreto,
hace frente a los problemas a través de la externalización de la culpa y
de reacciones impulsivas cuando los otros no pueden o no están dis-
puestos a ayudarle. Desafortunadamente, esto provoca la crítica de los
otros, especialmente de sus abuelos, lo que incrementa sin querer su
ansiedad y su frustración. Se enfrenta a ello aislándose, bebiendo alco-
hol y consumiendo cannabis. Parece muy probable una recurrencia de
los síntomas a corto plazo.
En el caso de James, parece, en función de sus factores distales, que
se encuentra en una situación de riesgo de recaída relativamente bajo. Sin
embargo, forma parte de una población de pacientes que, en conjunto,
tiene una riesgo elevado de recaída a largo plazo (es decir, entre los 3-5
años). Será necesario que el equipo de tratamiento tome decisiones, den-
tro de las limitaciones de los recursos, sobre la frecuencia y duración del
seguimiento y sobre los posibles indicadores de una recaída inminente,
aunque el riesgo global de James sea relativamente bajo. Asimismo, será
necesario que el equipo tenga en consideración los factores proximales
en el diseño de un programa de recaídas para David y James, tomando
también en consideración los indicadores de pronóstico positivo.
Factores proximales
Los factores proximales facilitan la estimación del riesgo de recaída
en un momento concreto en el curso de la psicosis. Los factores proxi-
males se pueden dividir en conductas del paciente (abuso de sustan-
cias), señales tempranas de alarma y factores ambientales (aconteci-
mientos vitales).
296 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
Abuso de sustancias
A pesar del supuesto clínico habitual sobre la relación entre recaída
y consumo de cannabis, existen pocos estudios empíricos que investi-
guen esta cuestión en muestras de pacientes en un primer episodio. La
única excepción publicada en la literatura hasta el momento fue infor-
mada por Linszen, Dingemans y Lenior (1994). El estudio se llevó a
cabo durante la fase ambulatoria del tratamiento que seguía a un ingre-
so hospitalario de 3 meses. Se establecieron categorías del consumo de
cannabis, medido a través de autoinforme, en consumo moderado
(entre un consumo a la semana y uno al día) y consumo intenso (más
de un cigarro de marihuana al día). De los 93 pacientes, el 26% cum-
plía los criterios para abuso de cannabis según el DSM-III-R y el 54%
de ellos tenían un consumo intenso. Todos los pacientes menos uno
comenzaron a fumar antes del inicio de la psicosis. De los que tenían
abuso, el 42% sufrió una recaída durante los 12 meses de seguimiento
del estudio, frente al 17% de los que no tenían abuso. Los que abusa-
ban también tardaban menos tiempo en recaer. Además, el 61% de los
pacientes con consumo intenso sufrían una recaída frente al 18% de los
que tenían un consumo moderado y existía un riesgo mayor de recaída
con el consumo previo prolongado.
Más recientemente, se ha asociado el consumo constante de canna-
bis durante los primeros 9-12 meses de tratamiento en una muestra de
pacientes en primer episodio en el EPPIC con un riesgo cinco veces
mayor de recaída, que fue definida como la vuelta de los síntomas a un
nivel moderado o mayor. Esta asociación persistía después de controlar
a través de autoinforme la adherencia a la medicación (Gleeson, 2001).
En el caso de James, el equipo de tratamiento no tenía evidencia de
que consumiera cannabis o cualquier otra sustancia ilegal. Sin embar-
go, el gestor de caso tenía presente la elevada prevalencia de la experi-
mentación con cannabis en los jóvenes de su grupo de edad. Por ejem-
plo, un estudio nacional sobre el abuso de sustancias en la población
general australiana, que incluía 14.490 adolescentes con edades com-
prendidas entre los 15 y los 17 años, mostró que el 45% informaba de
haber consumido cannabis en los doce meses anteriores (Reid, Lynskey
y Copeland, 2000). Por tanto, era importante incluir psicoeducación
LA PRIMERA RECAÍDA PSICÓTICA 297
Intervenciones de cumplimiento
A pesar de las reducciones significativas en las tasas de recaída aso-
ciadas a la medicación neuroléptica (Gilbert, et al., 1995; Marder, 1999),
las revisiones han señalado las bajas tasas de cumplimiento como obs-
táculo fundamental para maximizar su potencial profiláctico (Gray,
Wykes y Gournay, 2002; Pinikahana, et al., 2002). La falta de cumpli-
miento con la medicación en la esquizofrenia se ha estimado en torno
al 40-50% (Cramer y Rosenheck, 1998). Las estimaciones realizadas
para la población más joven en primer episodio han sido incluso más
altas: aproximadamente un 75% de no cumplimiento durante los pri-
meros 1 ó 2 años de tratamiento (Corrigan, Liberman y Ángel, 1990;
Gray, Wykes y Gournay, 2002; Kissling, 1992).
Los correlatos del no cumplimiento han incluido hospitalizaciones
más largas, tratamiento coercitivos más frecuentes, más efectos secun-
darios (especialmente reacciones disfóricas), peor conciencia de la enfer-
medad y actitudes más negativas hacia el tratamiento como predictores
de la falta de cumplimiento (Agarwal, et al., 1998; Day y Bentall, 1996).
En la fase aguda, se ha encontrado que la falta de cumplimiento con la
medicación está asociada con la severidad de los síntomas y con la fal-
ta de insight, aunque estos factores son menos significativos en la pre-
dicción del cumplimiento continuo (McPhillips y Sensky, 1998).
Es de especial relevancia para el grupo de primer episodio el que la
edad más joven y la menor duración de la enfermedad también hayan
sido asociadas al no cumplimiento (Agarwal, et al., 1998; Day y Bentall,
1996), así como el abuso de sustancias, habitual en los pacientes de sexo
masculino más jóvenes (McPhillips y Sensky, 1998). Sin duda, los
pacientes en un primer episodio tienen menos experiencia sobre la efi-
cacia de la medicación y niegan la enfermedad con mayor frecuencia
como defensa propia de esta fase para proteger la autoestima (Kempt,
et al., 1998).
Para resolver la disonancia cognitiva que puede suscitar la misma
prescripción de los antipsicóticos, consideramos que el paciente re-
queriría una estructura asistencial desestigmatizante y específica para
jóvenes, con una “validez aparente” terapéutica desde el comienzo
(Corrigan, Liberman y Ángel, 1990; McGorry, 1996).
304 INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA
ventaja con sus objetivos a medio plazo, como volver a los estudios, y con
su deseo de tener un piso para sentirse “menos controlado”.
Intervenciones cognitivas
La prevención de recaídas también ha sido incluida dentro de los
objetivos de las terapias cognitivo-conductuales para los síntomas posi-
tivos de la psicosis (Birchwood y Spencer, 2001). Se han desarrollado
modelos cognitivos, que suponen una interacción entre el esquema
de uno mismo y las creencias concretas que surgen de las experiencias
anómalas prepsicóticas, con el objetivo de evaluar las intervenciones
cognitivas dirigidas a las señales tempranas de alarma idiosincrásicas
(Gumley y Power, 2000).
Gumley y colaboradores realizaron recientemente un seguimiento
de 144 participantes valorados como “propensos a la recaída” y con
diagnóstico de esquizofrenia o trastorno relacionado. Estos participan-
tes fueron distribuidos aleatoriamente en un grupo de tratamiento habi-
tual o en un grupo de terapia cognitivo-conductual (TCC), que incluía
una fase dirigida a la detección de señales tempranas de alarma (Gumley,
et al., 2003). Describieron unas ventajas significativas a favor de la TCC
en relación a las tasas de recaída y reingreso, así como una mejoría
global de los síntomas positivos, los síntomas negativos, la psicopatolo-
gía en general y el funcionamiento psicosocial.
Los autores sostienen que los primeros años de psicosis podrían ser
críticos en la consolidación de las creencias problemáticas, que teórica-
mente se “entrelazan” para provocar un proceso interaccional repetido
que constituye un “mecanismo” psicológico de recaída (Gumley, White
y Power, 1999).
Este paradigma puede ser particularmente útil para comprender la
auto-perpetuación de los problemas en el caso de David, relacionando
su esquema de sí mismo y sus esquemas interpersonales, con la “impo-
LA PRIMERA RECAÍDA PSICÓTICA 307
Resumen y conclusiones
Bibliografía