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Así que para saber en qué frecuencia estás, puedes preguntarte simplemente: “¿Cómo me
siento?”
Si te sientes bien es que estás vibrando en una frecuencia alta, y si te sientes mal, es que estás
en una frecuencia baja.
Esta sería la fase uno para descubrir en qué frecuencia estás vibrando.
Pero, como no vives aislada del mundo y muchas de las cosas que te rodean afectan con su
energía a la tuya, es importante distinguirlas.
La energía de otras personas es obvio que nos afecta a la nuestra, es más, a veces
directamente te apropias de la energía de la otra persona. Y cuando es una energía de alta
vibración es maravilloso, pero si te vas a casa enfadada o triste, pues mal asunto…
Lugares:
Hay lugares que nos conectan con energías geniales, pero hay otros lugares que nos dejan por
los suelos, o que nos dan mala onda…
Situaciones:
Alimentos:
Los alimentos son energía, y algunos te darán una energía más positiva y otros una energía
menos positiva. Y esto no tiene nada que ver con las calorías, más bien con lo naturales o
procesados que estén los alimentos, por ejemplo, aunque según el Ayurveda (medicina antigua
hindú) los alimentos tienen diferentes tipos de energía.
Actividades:
Hay actividades que te hacen vibrar muy alto y otras no tanto. Está claro que no te sientes
igual haciendo algo por puro compromiso que algo que realmente te apetece, ¿no?
Pues todo esto, y muuuucho más, aunque no me voy a explayar demasiado con todo lo que
afecta a tu energía hoy, porque lo que más me interesa es que aprendas a conectar con tu
frecuencia . La tuya propia.
Es decir, hay cosas externas a ti que pueden afectar a tu propia frecuencia energética, pero lo
importante es que tu sepas conectar con ella y hacer que vibre alto por si misma.
Estamos tan metidas en el ajetreo diario que vamos reaccionando sin más a lo que ocurre
según nos afecte, y nuestra frecuencia energética sube y baja al son de los acontecimientos…
Al menos a mí me pasa cuando no pongo cuidado y no me paro a observarme.
Porque esa energía va de fuera para adentro. La energía de las situaciones, las personas con las
que nos cruzamos, o una comida que nos sienta mal, altera nuestra propia energía.
Esa es la importante, esa es con la que tienes que conectar realmente y hacer que vibre alto,
muuuy alto. Independientemente de lo que ocurra fuera.
◊ Elige un momento en el que puedas estar un ratito a solas sin que nadie te moleste, incluido
teléfono, televisión, etc… Apaga toda distracción.
◊ Coloca tus manos en tu pecho, en tu plexo solar o bien en tu vientre, lo que tu consideres tu
centro.
◊ Conecta con tu respiración, y poco a poco ve haciéndola más suave, lenta y profunda.
◊ Cuando te sientas más o menos relajada pregúntate: “¿Cómo me siento?” (No te enredes en
si está bien o mal, solo observa)
◊ Observa lo que surge. A lo que surja, pregúntate: “¿Es este sentimiento mío?”
◊ Si sientes que no es algo tuyo y que ha surgido porque te has contagiado con la energía de
algo externo, inhala, y al exhalar, suéltalo.
◊ Deja poco a poco afuera todas aquellas energías que no sientas como tuyas, intenta
distinguir si te sientes bien por una situación o si el sentimiento viene de ti.
◊ Cuando por fin llegues a lo que sí viene de ti misma, de tu centro. Siéntelo y sujétalo con tus
manos.
Lo importante es que te estás sintiendo a ti misma, tal cual, tu propia energía. Abrázala.
Abrázate.
Quédate un momento contigo, sin juicio, sin culpa, sin miedo. Siéntete.
Has conseguido eliminar lo externo y quedarte con lo auténtico que hay en ti.
Y eso es un gran paso que hay que celebrar. Eso es consciencia. Celébrate.
Entonces…
¿En qué frecuencia estás vibrando? Si quieres, cuéntamelo en los comentarios.
Un abrazo enorme.