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TEMA SOBRE LA MUJER

Ahora, en pleno siglo XXI existe una corresponsabilidad en los asuntos


públicos, en la vida cotidiana, en la cuestión privada. No es posible imaginar
un modelo de sociedad sin la necesaria presencia de la mujer. ¿Por qué? 

Debemos apuntar que en el modelo al cual asistimos hoy por hoy  los niveles
de liderazgo, organización y participación los llevan, en sus manos, también
las mujeres. El liderazgo de una mujer radica precisamente en la capacidad
de llegar a consensos, articular esfuerzos, trabajar en equipo y organizar. Allí
están concentradas sus fortalezas y  oportunidades.  

En estos días la mujer está dispuesta a asumir procesos de trabajo colectivo 


en pro de sus propias comunidades. La mujer está, cada vez más, dispuesta
a "exponerse", a demostrar sus potencialidades, a exhibir sus capacidades.

Ya no sólo reposa en los hombres la preservación de la historia, del


patrimonio cultural, de la identidad; la expresión de manifestaciones
culturales y de la cotidianidad. Estos también son asuntos de mujeres.

Vemos con alegría cómo la mujer, cada día, es activista de sus procesos de
liberación. La concepción filosófica e ideológica es sencilla: no puede haber
socialismo en este siglo sin igualdad.

De manera tal que el género dejó de ser unívocamente masculino en la toma


de decisiones, en la conducción, diseño e implementación de las políticas
públicas. Hoy las mujeres muestran una intensa pasión por prepararse y por
tener injerencia en espacios –ya lo hemos dicho- antes negados. La igualdad
ha llegado a los espacios militares para hablar de generalas, coronelas,
capitanas, etcétera.    

La mujer en cargos de responsabilidad

Muchas son las conquistas alcanzadas por féminas en nuestros días. Es


imperativo que  para la nueva democracia y para el buen gobierno las
mujeres intervengan en condiciones de equidad, más cuando nos
encontramos en un nuevo proyecto de país en el cual todos y todas tenemos
el legítimo derecho a participar. 

Actualmente un alto porcentaje de mujeres acude a cargos de alta


responsabilidad. Pero algunas siguen sometiéndose a los lineamientos
tradicionales. Permiten que sean ellos quienes fijen  las reglas y normas,
dejando a un lado lo que ellas puedan pensar o decidir.  Otras, la mayoría, 
hacen caso a sus conciencias en el marco de este proceso transformador.
Obedecen, en consecuencia, a la conciencia revolucionaria.

Es necesario seguir esa conciencia, así como continuar desentrañando qué


debe hacer la mujer para tener influencia en la toma de decisiones. La pelea
por imprimirle la real fuerza y valor legítimo a los espacios de la mujer es 
fuerte, pues aún vemos cómo un error cometido por una mujer es
magnificado; en ocasiones debe ejecutar el doble o triple esfuerzo para
demostrar los resultados de su trabajo. Como corolario, se asume que la
mujer no reúne el perfil necesario, las competencias requeridas o las
condiciones para hacerlo bien. El argumento: ¡es mujer¡

Las evidencias en Venezuela hablan por sí solas. Mujeres en la Asamblea


Nacional , Mujeres en los poderes públicos. Mujeres en la toma de decisiones
y mujeres en el franco proceso revolucionario como lo hizo en 1821 Josefa
Camejo, al liberar a Coro de las fuerzas realistas.

Dos siglos después, ¿falta por hacer? La respuesta es obvia, pero las
condiciones actuales, el contexto histórico y las convicciones  de las mujeres
son otras.

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