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es Seedeata e's: Evel Zu =| f L Enciclope: tla 3 4 de Sociocu oA Tastes Ryd 28 LA EDUCACION DESDE LA COMUNICACION Jests Martin-Barbero n 3. Sou feation = Aspevios sociales 9, Innovaeclones ihe 402.23 ea 20 ed, ANQUIIS CEP. Banco de ly Rep Angel Arango ©2003. De esta edicts Grupo Editorial Norma Apartado aérea 53550, Bogota Biisene de apa A ini junio de 2005 cc: 24817) tse; 958-04-F444.3 Tabla de contenidos ntroduceién, Capitulo 1, Alfabetizar en comunieacion Pedagogia de la palabra en accién La incomunicacion como herencia cultural Una cultura del silencio Lengua sin pueblo Textura dialégica de la comunicacion La mediacion a el espesor de lo simbolico Eimergenciat del sujeto: de lar accion a le expresién pasando por el cuerpa Deconstuccién del mundo desde el lenguaje Capitulo 2, El libre y los medios: critica de ta razon dualista Del deseneanto ra Un debate estr al dualismo metafisico fensive omunicativas Las miltiples des-ubicaciones del Tronsformaciones sociotéenicas de los medios 19 20: 23 24 a7 30 32 35 40, 45 46 46 50 52 53 56 59 68 CapiTuLo HL RECONFIGURACIONES COMUNICATIVAS DEL SABER Y DEL NARRAR El desordenamiento de los saberes y los cambios en los Modlos dle nartarestin produciendo un fuerte estalli- “de dé Tos moldes escolares de la sensibilidad, la reflexivi- dad y Ia creatividad, colocande en. un lugar estuatégico el ensanchamiento de los medos de sentir y de pensar, as{ como Ia articulacién entre Logica e intuicién, No hay sino una imaginacién humana que formula e inventa, sta hipotesis y crea mitisica © poesia. Y es la misma. imaginacién que se expresa también en la participacion movilizando y renovande el capital social: esa “tsa” de 2a y teciprocidad sin las que la sociedad se des- paradojas de la pra- jel hace. Trama que se sustenta en las paradojas tuidad que, segiin Marcel Mauss, forman la clave tmente planteada por Walter Benja~ q egue a ser sustituido por el valor Si_comuniear es compartir la ficacion, part es compartir la accidn. La edacaciin seria entonces.¢ ivo lugar de su entrecruce, Pero para ello debe de: 79 (e) Jesus Makrin-BARBERO comnentirse en el espacio de conversac ialdades y las Visualiclacles, Pues clesde los mestizajes queentie ellas se traman es desde donde se vishambra yexpresn, toma forma el futuro. Qué significa saber en la era de la informacion 0 Lo que ha cambi actividades en que participa la humanidad, lo que ha cam | qssucapacidad tecnoligica de utilizar como fuerza productiva direct To que distingue a nuestra especté i como rareza bio! eso es, stt capacid de prafesar simbol cm la sociedad cambia cuando lomediacién tecnolagica de la comunicacién deja dle ser strumental para espesarse, densificarse y tecnologia remite hoy ineramente conveltirse en estruet y de Tengilaje, a nuevas sensibil licalizando la experiencia de des-anclaje idad, Ja tecnologia ceslocaliza jucional de las condiciones del saber, y conduciendo a embortanaiiento de las fronteras entre razon per ¢ informacion, naturaleza y artili- per experto y experiencia profana. reyolucién teenolé- No es pues tanta La educacion desde Ja comunteacion ina canticladl inusitacla de nuevas maquinas sino un yo medo de relacign entre los procesos simbdlicos —que_ tural Vlas formas de produccion y FiBucion de los bienes y servicios, La "sociedad d informacién” no es entonces solo aqiiélla en la que la ma- teria prima mas costosa es el conocimiento sino tambien an estrechamente ligados a la innovacién, que es el nuevo nombre de la creativicad y la invencion. Desce wos: deslocaligactin y diseminaci ramie Desde una perspectiva histérica de la produccién social podemos afirmar que el conocimiente esta pa- sando a ocupar el lugar que primera ocups la fe ca", Can ella Castells nombra el nuevo lugar ocupado por la tecnologia en las mutaciones de largo alcance que, sobre algunas de las dimensiones mas antropa cultura y la sociedad desde el lenguaje a los modes de estar juntos producen los cambios en | on y produc evales hasta vez cent consetvado el cardcter de ser rritorialmente, controlado a través de nico-politicos, y asociade a figuras sociales de rangd especial, De ahi que las transformaciones en las modos de como citeula el saber constituya una de las mas profundas transformaciones que una sociedad puede sultir. La dispersion y ftagmentecion, de las que a ese Fespecto se culpa a los medios como si de un efecto sos MARTIN No cle las relacio. muy otro, ya que es disperso y fragmenta ber esta pudi paral control y imperantes en sus dos lugares cle circulacion, Cac dia mas estucliantes testimonian frecuentemente una desconcertante experiencia: el reconacimiento a lo bien, que el maestro se sabe su leccién, la incentidumbre al constatar él Irecuerite desfase entre las logicas que estab izan Jos conocimientos transmitides y las que mo os saberes y lenguajes que —sobre biologta o fis nclo esca luta 0 geogralia- circulan por fuera de la escuela (ry Brunner, 1991), De abt que frente a anes alumnos, eyo medio ambiente comunicative los empapa cotidianamen- beres-mosaico que, en Ia fi lan parla eod escuela sea de atrincheramie istema escolar como un Entendemos por descentramiento (J. Martin-Barbero y G. Rey, 1999) el conjunto de procesos y experiencias, ya sefalaclos en el capitulo anterior, que testimonian la expandida citculacion por fuera del libro dé saberes sacialmente valiosos. De ellos forma parte la desloc« i que esos saberes presentan por relacién a aes- neo por est stivo en su prin nicaeton, paricion cel texto electronica (R, Char- Jo evidencia la fl tier, 2001) 0 mejor de la hiperte lidad (E. Berk y J. n, 1991) como nuéyo modelo de organizacién y ie dlizaje de conocimientos. Son cambios que no nena reemplazar al libro sino a relevarlo cle su central dad ordenadora de las etapas y los modos de saber que la estructura-libro habfa impuesto no sélo a La escritura y la ectuta sino al modelo mealiclac, ba hacia abajo, tanto es- pacial como simbélica. Sélo puestos en perspectiva histérica esos cambios dejan de alimentar el sesgo apo- plice con que la escuela, los maestros, y muchos empatia de los adolescentes con esos acu etros modos de circulacien y articulacién de los sabe~ os, miran res que son los medios audiovisuales, los videojuey, amiento y la computadora. Estamos ante un des-ce “Giliuralmente desconcertante, y que la mayoria del mun- do escolat en lugar de buscar entender se contenta con Estigmatizacion que parte de desconocer sacial y epistémies de los dispostives y estigmat Ia complej narrativas. Cuando es esa lo que verdaderamente esta en la hase de que los adolescentes no entiendan fesores siguen enten Resuilta hayan sido no tee mayores histor cidente, Rog 83 Jesus MAI nada entusiasta de esos cambios como Raflaele Simo. ne (2000: 37, 43), quienes han planteade que la revo. | Iucion que introduce el texto electrénico no es en verdad comparable con la de la imprenta —ya que lo que ésta hizo fue poner a circular textos ya existentes, como la Biblia, cuya difusién era el preeiso objetivo que Guten- berg le dio a su invento= sino-con aquella otra mas larga mutacién introducida por la apaticién del allalreto, Hoy los saberes incluso los mas tradicionalmente asociaclos al libro escapan a sui modelizacion hegemé- nica en una lectura y aprendizaje confinados a la lagica de la normalizacién de la secuencia de los grados y la nevitabiliclad cle los saberes preestablecidos como requi- sitos J. Meyrowitz, 1985). Las etapas de formacién ce la inteligencia en el ninio son hoy replanteadas desde | reflexion que tematiza y auseulta una experiencia social que pone en cuestion tanto la vision lineal de las secuen- is como el “meneteismo.de la inteligencia” que se cons serv6 ineluso en la propuesta cle Piaget. Pues psicalogos y pedagoges constatan hoy en el adolescente inferencias, *saltos en, sultan a su vez de mayor significacion y relieve para los westigadores de las ciencias cognitivas, La deamaticidad de estos cambios comenz6 a hacerse a finales de los aos sesenta y principios de los setenta, cuando se in- trodujo en la ensenanza pr juntos. Por esos aites en Francia, dos maestros de ectad ron al constatar que nitios de pri- avanzada se suic maria aprendian y resolsian problemas de logaritmos | que hasta entonces elles habian ensefiado en les tiltimos cursos de secundaria, sintieron que ese salto cejaba en algun modo sin sentido su larga trayector 84 La edueacién deede In comunicacion El movimiento de deslocalizacion se torn: temporalizacién cuando el aprendizaje escapa también alas demarcaciones sociales que estatutan su tiempo en el comin de Ia gente, Merios ligado a los contenidos que alos modos de elaboracion y comprensién, el aprendi- zaje escapa ahora tambien a las demarcaciones de edad y los demas acotamientos temporales que faeilitaban su inseripeish en un solo tipo de lugar agilizando su control. La educacién continuada o el aprendizaje a la n des- cidn entre conocimiento y produccion social, las nuevas modalidades cle trabajo y la reconfiguracion de los ofi- cios y profesiones, no sig desaparicion del es: pxiclo-tlempo escolar pero las condiciones de existencia de ese tiempo, y de su particular situacion en la vida, se ¢5- tan viendo ttansformadas radicalmente no sdlo porque prop, sino porque rls Jes saberes que se enseian en CSmunieativo reais por otras moslalidaces y ritmos dé ajprendizaje que los distancian del modelo de comu- cacién escolar. El hecho de que en América Latina la escuela se beneficie am de un prestigio anadide por el lus social que implica el titulo escelar en sociedades donde la mayoria no pasa de [x educacién primaria, no debe enganarnos acerea de la presion que el sistema escolar recibe del desordenamiente de los saberes im- plicada en las transformaciones sociotécnicas de la in= formacion y el conocimiento Descentramientos y deslocalizaciones que estan pro- aciendo una diseminacién del conocimient isciplinarias tiende el emborramiento de las fronteras {ue ex. Jisbs MARtIN-BaRi i La educacion desde la comunicacion quellas otras front an tanto de La nfarmacién como del saber comin, No se trata sdlo de entifica que ofrecen los medtios masivos sine de la devaluacién creciente de In batrera que alzé el positivismo entre la cienela y la inlormacian, ais que lo se Aran, que resul . A través del clasificar el lenguaje nos propone un mundo liberado de la ambigheclad y la arbi- ariedad a las que nos somete la contingencia, arrancéin= ; donos a Ia inseguridad que conlleva la ambivalencia: lo Pues clerlamente ne son el mismo:tipoidecsaber pera contrario del orden modermo no serfa otro orden sino el lampoco son ya tan nitidamente lo opuesto en todos aes baer] ad en que se basa el no estamos refiriéndonos a pin alee) clase esto es lac ey pee mundo, nformacién periodistica sino a la informacisn en el = sentido que le han dado las teorias de la comunieacién yel que ha adquirid ultimamente en la produccién y la gestion, La diseminactén nombra entonces el pocero- so movimiento de difaminacion que desdibuja muchas smo pris del relerir cada objeto a los sentidos, Es I nicia aun problema de ex- no a los riespos pertos, de informacion pertinente y aplicacion de | logta adecuada, ¢l saber fomenta y multipl U, Beck (1998) ve ju: la modernidad industrial a una sey d engendradora cle fa soe juélla entren aba Ja industi de las modernas cemarcaciones que el raciona | mero, ica as a después y necesielad de legitimacion del aparaty manente fueron, nea los pelivros colaterales que impli- izacion sino a los riesgas que amenazan estructuralmente a la sociedad actual. Pues ha llegade a un punto en el cual su propia racionay lidad, su: propia ldgica de conoeimiento, especializad experto, se ha totnado fuente de riesgo para la socie- De un lado, la pista clave paras la trazada por la reflexidn de esas sacidlos en Ja linea abierta pot Max Weber y George Sim- mel, encarnan hoy Zygmunt Bauman y Ulik Beck, En su texto Modernided y ambivalencia, Z, Bauman (1995) nos destpubre.el lazo:quesanutasshioceidentaliprayecto ad. Y «le ese rieigo la sociedad no se puede liberar mas * metalisico de pensar ef ser al prayecto de la razon mo- Giae, priesein De mannose Sites se clerna: pensar el orden, Pues en ambos proyectos de saber, A’Giddeins, U. Beéley S. Lash (1995) llaman wjlexiviled elser y el del orden, dejan de ser objeto del pensar para desde el que se piensa. El uirlen nddante de la razén moderna como lo fue el ser para el pensamiento i tradliciones ca nlacen- Re eerie que provienen de la experten ian fundante el clasilica Seer 5 obGh ala capacidad de la propia modernidad de cuestionarse y asumir que algunos ce los objetivos mas importantes de su proyecto emancipador estin siendo pervertidos mente; y; segundo, mediante la articulacién dle los conocimientos especializados con aquellos otros saberes a social (B, De Sousa rias colectivas convertiise en el tug se constituye entances en la categor e- jas ri 86 t JesUS MaRTIN-BARBERO Por otro lado, el desordenamiento de los saberes halla uno de sus espacios mas polémicos en In recon. figuracién que atraviesa la figura del intelectual por su aproximacién a la del experto y el surgimiento en esa direceién cel llamado anatista simbdlico, Que puede ser lanto un disefiador industrial como un filésofo, pues es aquél que trabaja en el pracesamiento de simbolos que son © pueden ser asumidos socialmente como fuerza productiva. Las contradicciones que esto genera han sido poco: adas entre nosotros, y uno de esos pocos, J, Joaquin Brunner (1993; 15) resume asi la cuestion: “Los profesionales a quienes tradicionalmente hemos llamado investigaclores sociales forman parte =por lo menos un sector cle ellos de la emergente categoria de los analis- tas simbilicos. Sux antiguo rol, la produccisn de conoci- mientos para ser usados por terceros, esta cambiando r4- pidamente. La investigacién come tal -val coma operacién metédica destinada a descubrir conocimien- tos y ponerlos en circulacién para que otros agentes las empleen y apliquen en las elecisiones— pasa a integrarse cote un compare! vicio que, sin embargo, la desborda por todos efecto hoy se espera, y el mercaclo demanda, inve: res en disposicién de producir, usar y aplicar conoci- mientos para la identilicacion, resolucion y arbitraje de problemas (...) sEs posible que la investigacion social, entendlida como actividad de analisias simbélicos en un mercadlo de servicios, retenga la dosis de capacidad cri- tica que su tradicion reclama como une de sus mayotes logros? Parece haber Hegado el momento en que el cono- cimiento ch er el dominio exctusivo de los intelee- 89 8Us heréderos mas especializados —investigadores BB La edues an desde la comunicaeion y techdcratas— para cony en un medio coman a través del ital 14s socieclades se arganizan y cambian®, Nuevas figuras de razon mbios, menas visibles social- mente, es aquél en que se sitdan las uansformaciones e propios modos de produceidn det canocimiento. Se trata, Ultimas, cle Ta aparicion de nuevas figuras de razon G Chattron, 199+ &, Renatid, 1995) que replantean algunos de los rasgos mas paradigmaticos del proceso come las que alectan a la gonine, 1993) y de experiencia (B de Sousa Sanaa! 2000). No hay wna sola racionalidad escle la que sean pensables todas las dimensiones de tual mutacion éivilizatoria, ¥ uno de lo mas claros avances apiinta hoy a la creciente coneiencia de la com- plelidad CE, Morin, 2000), incluyendo Ia disor nela cog- va que implica hablar, como lo hace el mismo E Morin (1999) de Ia pluralidad de inteligencias que en-, tran en juego ciiando hoy hablamos de conocimiento. Peto qllizt el cambio mas desconcertante para el ra- clonalisme, coh el que se identified la primera me d sea el que agen. Descle & roduce el nueva estatito coxn caverna, y durante siglos, la timagen fue ielentificada con Ta apar ¥ la proyeecién subjetiva, fo que la convertia en obstacul es- uuctural del conocimiento, Ligada al inundo del engstto,. imagen fue, de un ledo, asimilada a instrumenta de ma nipulacion, de persuasion religiosa © politica, y de otto. expulsada del campo del conecimiento y confinada a campo del arte, Hoy dia nuevas formas de articular la ab- servacin y la obsiraccion, basadas eh el procesimiento ew e 89 » Jess MARTIN-Bat ja izacion y tramade de interfaz— cle las imagenes tio 5 remueve de stt, hasta ahora itremediable status reen ingrediente clave de un nuevo tipo de relacion entre la si. mulacion y la experimentacién cientiliéag (P Lévy, 1994), La fevaloraetéty cognitiva de la imagen pasa parado- jicamente por la crisis de la rwepresentacidn que examin M. Foucault en Las palabras y fas cosas, El andlisis se ini« cia con la lectura del cuadro Las Meninas de Velazquez, -ctura que hos plopone tres pistas. Puesto que estamos ante un cuadro en el que tin pintor nos contempla, lo que en verdad vemos es el revés del cuadro que el pintor pinta, y es en ese revés donde somas vistbles nosotros ra entonces ne habla sélo- de“obstacule epistemoldgico”, sino que las cor Lo que podemos deci dle lo que vemos pues turaes infinita, No porque la p porque son irreductibles la u se aloja, no cabe jams, en lo que se De abi qtie Ia esencia de la representacion no a ver sino In iny profunda clesce la que ¥ yelloa pesar dle lo que creen clecirnos las espejas. taciones, los reflejos, los enganta-ojo, Ahora no es, como en el pensamiento ckisico, el desciframiento de la se jana en su juego de signos, en su capaciclad de vecinded, clic que domina desde ef Renaecimiento en un reenvio cle len- que colo hecho, el texto y el tos si Sr prep eto la represemtacion » A partir cel siglo ¢ inicia la conquista d pardinacion poniendlo en crisis su 90 La educacién descle lac: tanto del mundo como del pensar siglo XVIII al XIX por primera vez en la cultura occiden« tal la vida escapa a las leyes genetales del ser tal y como se daba en el analisis de la representacién; y can la viela, el trabajo transforma el sentido de la riquieza en econo- a, y tambien el Lenguaje se libera cel representar para ‘enraizarse en su materialiclad sonora y en su expresivicad histérica, la expresividad de un pueblo. El fi de la metas ica da =| tadro: el espejo en el que al fondo al que el pintor mira, se pierde en la irrealidad de la representacion. ¥ en su lugae tge el hombre vida-trabajo-lenguaje. ¥ es a partir de signifieaiité que se tejen las figuras y los discursos las imagenes y los modelos, como se hace posible ese saber que hoy de- 1s humanas Es justamente en el eruce de los dispositivos senia- ‘oucault la economia discursiva y la ope atividad logica~ donde se sittia la nueva discursividad nto. ¥ enel pase del mergeneia de otra figura de la razon que exige pensar la imagen, de una par- te, desde su nueva configuracién sociotécnica: la compu- tado| objetas, sino un nuevo tipo de tec nel que se producen d que posik el procesamiento de informaciones, y cuya materia prima son abstracciones y simbolos. Lo que inaugura ha nueva aleacién de cerebro ¢ informacidn, que sus- tituye a In relacién exterior del cuerpo con la maquina. Y In emergencia de un nuevo paradigma de pensarmier qute rehace las relaciones entre el arden ele lo discursive (la logica) y de lo visible (la forma), cle ntcligibil oL Joss Martin-BaRsrk: la sensi L. El nuevo estatuto cognitive de la imagen M. Catal’ Domenech, se produce a partir de d h, 2001) se produce a partir de su nformatizacian, este es cle su i pcion en el orden de dleulo y sts media. nscripcion que clones ldgicas: numero, cddigo, modelo. sin embatyo, ni las muy diferentes figuraciones pero hasta en sis mas funcio- 5 efectos de que reubica la imagen n, 1997) en las antipodas d (M. Levin, iguuedadl es © la seduecién, El proceso que aht movimiento. Uno, el que prosigtie y Jega entrelaza un aticaliza el traducin/sustituir ef mundo cualitativo de las percepeio- nes sensibles por la cuantificacidn y la abstraccién légico- fico magen en el praceso del saber: ala sospecha ractonalista, la imagen es per dad de ex: la velocielad acrancaindala cibida por la nueva episteme conie pos perimentacion/ simulacién que potenc del calculo y permite ine quitecturas de lenguajes. Vi vast ie 1987: 85) nes informaticas hacen de los limites y funciones tradicio- nalmente asignacos a Ia cliscursivielad yf la vistbilidad, a la potencia interactiva (juegos de interfaz) y la dato cuantitative auna idad taldrica Ctraslacion ch sonora, tactiD). La wisib 92 le ta_ima legibilidad (G. Lascaut, 1986), permitiendole pasar del estatuto de “obsticulo episte- molégico" al de mediacion disciirsiva de la fluidez (flu- jo) de la informacion y del poder virtual de lo mental Las oralidades culturales perduran y también cambian. Solo un interesade malentendido puede estar Impl cligndonos reconocer que sociedad multicalt al significa ises no sdlo Ia existencia de Ia diversidad o de género, sino tambien aquella otra en nuestros: étnica, raci heterogeneidad que se configuta entre los indigenas de In cultura letrada y los de la cultura oral, la audiovisual y Ja digital, Culturas en_el mas fuerte de los senticlos pues- |) s que en ellas emergen y se expresan muy diferentes odos de ver ¥ de oir, de pensar y de sentir, de partic par y de gozar, Reivindicar la existencia de la cultura oral o la videacultura ne significa en mode alguno el nto de la vigencia que conserva la cultu- desconocim ‘trada sino sol tension de ser la nica cultura digna de ese nombre e nuestra contemparaneicad {Como van a entenderse ~y con qué politicas ¢ van a alrontarse- las contradictorias cond ‘tura en América La plantearnos la profunda compenetracién —la complici= dad y complejidad de relaciones— entre In oralidad que perdi como experiencia cultural primaria (A. Ford 1091) -regrarnaticalizada desde la “oralidad secundaria que tejen y organizan las gramaticas tecnoperceptivas dle la radio y el s nuevas visualidades prove- nientes de la television, el videojuego y el hipertexto? jones a si de existencia del libro y 93 jamente empezar a desmontar su pre- | ral O Jesos Martitt-BaRoero Entonces, y por mis escanclaloso que nos suene, es ui hecho cultural insostayable que las mayorias en América 4, Latina se estan incerperando a, y apropiandose de, Ta (). modernidad sin dejar su cultura oral, esto es no de libro sino desde los géneros y las narrativas, los lenguajes y los saberes, de la industria y la experien. audiovisual. ¥ lo que ahi esti en juego no es tinica- meme la hibridacion de las lagicas globales del eapit con las nuevas expresiones de un exotismo a admitar 0 1, sino hondas transformaciones en la cultura na de las mayorias, y especialmente entre unas nuevas generaciones que no han dejado de leer, pero lectura no corresponde ya a la linealidad/verti- ilad del libro sino a una atin confusa pero ae idad que, desce alguna parte di ario o musical, y sobre todo d deojuegos, conducen la navegacién por Internet. ¢Como seguir entonces pensando separados memoti Ja mano d cuando en Ame clones que & Ta cultura cotidiana de las mayorias provi te de la desterritoriali que propician y agen! persistencia de estratos profundos de la memoria colec- tiva sacados a la superficie por Ins bruscas alteraciones del cién modernizadora ao, 198%: 60). © mayormen= bridaciones culturales centre de mi pri- ereamien | campo de la comuni- a4 La educackon desde la comunicacion clon: la indagacién de las diferencias entre mercado popular y el supermercado (J. Martin-Barbero, 1981). La primera dilerencia es evidenciada por las topo: grafias desde las que los nombres tipifican economias simbdlicas que, segin Bourdieu (1970) remiten a muy diversos modos de “relacion con el lenguaje", como la que evideneian aqui las denominaciones que reciben las plazas y los supermercados, Garulla y Ley —las dos gran- des cadenas nacionales de supermereados~ hablan del pellicdo de la familia propietaria: los C: mente, y los almacenes Ley a través de la sigla cuyo sglose es Luis Eduardo Yepes. En su pscude concre- cion el apelliclo no nembra mas que una abstraccion, x dle una serie: una cadena cle almacenes, operaciones de privatizacién y abstrac ulla directa- n, los nombres de Tas plazas de mercado designan lugares publicos Gavgaclos dé historia, fechas memorables, figuras re osas. Asi en Bogoti las plazas nombran un lugar, maw, 0 los barries en que se hallan ubicadas y de la historia de la independencia Doce de actul eda, Silo Pai que remiten a fe del pais: Siete de agost se Han Santa Helena, Sante Isa 1. En las nombres de los supermercados habla, a tra- privada, la abstraccin mereantil, mientras en los de las plazas emerge la referencia so- cial ya sea en clave histérica, geogrilica o religiosa, La segunda dl ¢s tan o mas significativa de las cianes con el lenguaje. Mientras en el supermerca- clo usted puede hacer todas suis compras y pasar horas sin hablar con nadie, sin pronunciar una sola palabra, sin lie, sin salir del nat nat 95 J 08 MARTIN-BARAERO. en la plaza usted se ve obligado a pasar po} por los sujetes, 2 encontrarse con ellos, a gritat para ser entendido, a dejarse interpelar; Porque en la plaza popu- lar comprar es enrecarse en una relacién que exige ha- blar, comunicarse. Donde, mientras el hombre vende, la mujer a su lado amamanta al hijo y, si el compraclor fe . ella le contara lo malo que luc el parto det ahime hijo. La comunicacion que se establece en la plaza de mercado mezcla la expresividad del espacio, a través de la cual el vendedor nos habla de su viea, con el “re, teo”, esa excusa y reclamo que conforman la exigencia de nterlocucién o dislogo vertebracora de la cultura oral iS Personas, O En Los tiltimos aos mi interés por la cultura oral se ha visto relanzada por'la pertinaz ausencia de su con sideracién en la escuela en tanto dimensién cultural de vida social y nacional. El testimonio personal de un joven psicologo que esta hacienclo su tesis de maestria sobre el aprenclizaje de la lectura en escuelas de Ci Bolivar, el suburbie cle mas deun mi nites, uye el canjunto de barries mas pobres cle Bo- gota, me colocd ante este hecha bien signilicativo: acl que cons el vacabulario de los nines, pues al tratar de hablar como se escribe —siguiendo pauitas escolares de correceidn— los ios pierden gran parte de la riqueza que viene de su | mundo oral, y lo que es peor su vivacidad natrativa, © | sea que estamos ante un sistema ~y una experienc escolar que no sdle no gana a Tos adolescentes para itura enriquecedoras dé su éxpe- riencia sino que desconoce la cultura oral en cuanto matriz constitutiva de la cultura viva y la experiencia 96 La educacion desde la comunieacion cotidiana entre los sectores populares confundiéndo y teduciéndola de hecho a analfabetismo. Y sin embargo la oralidad es el habla de otra cultura, que esta viva no sofo en el mundo rural sino hoy tam- bién en el mundo urbano popular. Un hable en el que ce hibridan tres diferentes “narrativas de identidad” (J. Mnf Marinas, 1995); la dé'los cuientos de miedo y de violen. cia ue desde el eampo se han desplazado a Ta ciudad narracin autobiegrifica de los millones de des- Plazaclos, pero tambien lel refi, del chisme y el ehis- te; la de de lar namica ‘ana basicamente a través de dos tipos de tanstor- jones: las de la vida Inboral y las del lenguaje oral, pues es par ambos por donde pasan tanto el manteni- miento de ciertas formas de transmisién del saber como racticas” de la religion, Mundo del chisme clertos usas y el chiste como modos cle comunieacion por dende cir- n las mas diversas formas de contrainformacién, a un e cumple, y las poten atin guarda, Ta cultu (P Riana, 1986, ¥ Villa, 1993) Estamos ante un mapa cultural bien diferente de aquél al que nos tiene acostumbrades la maniqué rica del desarrollismo, El maps real se halla tejidy de continuidades y destiempos, de secretas vecindades intereambios, eritré madernidad y tradiciones. Pues los barrios citadinos on el ambito donde el habla enure- mezela antiguos auitoritarismos feudales con una nueva ure= 7

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