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Para el tratamiento del proceso infeccioso ótico: tomar cultivos de la secreción antes de
administrar antibióticos.
Complicaciones otológicas:
Parálisis facial: Es efecto de la extensión directa del proceso inflamatorio al conducto de Falopio
(menos del 1% de los casos). Es más frecuencia en los niños y puede deberse a dehiscencias
persistentes del conducto de Falopio o a la propagación de la infección por vías fisiológicas. En
infecciones crónicas es la erosión del conducto de Falopio, con la subsecuente infección y
compresión del nervio a través de la zona lítica, ya sea por colesteatoma o tejido de granulación o
polipoideo. El tratamiento de esta complicación es quirúrgico. Los casos secundarios a otitis media
aguda pueden tratarse mediante miringotomías, con o sin colocación de cánula de ventilación, y
antibioticoterapia.
Fístula laberíntica: suele resultar de la erosión de alguno de los conductos semicirculares, sobre
todo el horizontal (los movimientos bruscos de la cabeza pueden inducir episodios de vértigo, casi
siempre de corta duración, sensación de presión en el oído y disminución de la capacidad
auditiva).
Laberintitis serosa: consiste en una inflamación intralaberíntica difusa, sin formación de pus, la
cual es reversible, en cuyo caso no deja déficit cocleovestibular. Para infecciones agudas el
tratamiento médico conservador (antibiótico, sedante del laberinto, antihistamínico); la operación
está indicada en casos de infección crónica o renuente al tratamiento médico inicial y es necesario
eliminar las áreas de osteítis, proteger el laberinto y evitar una meningitis secundaria.
Laberintitis purulenta: esta complicación resulta de una extensión directa del proceso infeccioso
supurativo del oído medio o de la mastoides en el laberinto o diseminación de una inflamación
meníngea hacia el laberinto a través del conducto auditivo interno o el acueducto coclear. Causa
náusea, vómito, vértigo intenso, nistagmo, tinnitus y sordera. Tratamiento: consiste en
administración de antibióticos, sedantes vestibulares y drenaje quirúrgico del laberinto a través de
una mastoidectomía radical y, en algunos casos, una laberintectomía amplia.
Petrositis: desarrollo de paresia del VI par craneal, acompañada de dolor intenso en la distribución
del nervio trigémino, debido a un proceso supurativo del vértice petroso. Debe sospecharse la
presencia de petrositis cuando un proceso supurativo del oído se acompaña de dolor ipsolateral
intenso y profundo. El tratamiento de esta complicación es quirúrgico (mastoidectomía radical).
Complicaciones intracraneales:
Absceso epidural: la secreción purulenta se localiza entre la tabla interna del cráneo y la
duramadre. Puede ocurrir tanto en la fosa craneal media como en la posterior, el paciente puede
referir cefalea de moderada intensidad y la punción lumbar puede ser normal o mostrar sólo una
leve linfocitosis con algunos polimorfonucleares. El tratamiento: drenaje quirúrgico a través de
una mastoidectomía radical y es necesario fresar el hueso hasta exponer por completo la cavidad
del absceso y proteger la duramadre.
Meningitis otógena: consiste en la infección del espacio subaracnoideo resultante de la extensión
del proceso inflamatorio ótico, los síntomas clínicos incluyen rigidez de nuca, cefalea, fiebre,
náusea y vómito (en estados más avanzados se encuentran confusión mental, delirio o coma). La
punción lumbar muestra un líquido cefalorraquídeo bajo en glucosa, elevado en proteínas, con
abundantes células purulentas y, en el caso de una meningitis generalizada, también
microorganismos. Tratamiento: Antibioticoterapia y Erradicación del proceso infeccioso del oído a
través de: Mastoidectomía simple o radical según sea el caso.