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HOJA BLANCA
HOJA BLANCA
ACCIONES
DE DEFENSA CONSTITUCIONAL
Y JURISPRUDENCIA
Sucre – Bolivia
2012
CREDITOS
HOJA BLANCA
Agradecimientos
PROLOGO
PROLOGO
PROLOGO
PROLOGO
PROLOGO
INDICE
INDICE DE ABREVIATURA.............................................................................................1
INTRODUCCIÓN..............................................................................................................5
CAPÍTULO I
LAS CONVENCIONES INTERNACIONES
TUTELADORAS DEL HABEAS DATA
CAPÍTULO II
EL HABEAS DATA EN LA COMUNIDAD ANDINA Y OTROS PAÍSES
LATINOAMERICANOS
8 CONSTITUCIÓN DE PARAGUAY...............................................................................88
9. CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA...................90
10. CONSTITUCIÓN DEL URUGUAY............................................................................93
11 CARACTERÍSTICAS DEL HABEAS DATA EN PAÍSES DE LA COMUNIDAD ANDINA
DE NACIONES...............................................................................................................95
III EL HABEAS DATA Y SU REGULACIÓN EN OTROS PAÍSES LATINOAMERICANOS
101
1. CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA DE COSTA RICA........................102
2. CONSTITUCIÓN DE GUATEMALA.........................................................................104
3. CONSTITUCIÓN DE HONDURAS...........................................................................105
4. CONSTITUCIÓN DE PANAMÁ................................................................................106
CAPÍTULO III
LA PROTECCIÓN DE DATOS PERSONALES EN ESPAÑA
PRIMERA PARTE
PROTECCIÓN ADMINISTRATIVA Y CIVIL
SEGUNDA PARTE
LA PROTECCIÓN PENAL DE DATOS EN ESPAÑA
CAPÍTULO IV
EL HABEAS DATA Y EL DERECHO POSITIVO BOLIVIANO
PRIMERA PARTE
REGULACIÓN CONSTITUCIONAL, ADMINISTRATIVA Y CIVIL
I. DESCRIPCIÓN PRELIMINAR...................................................................................259
II. RELACIÓN HISTÓRICA DE LA INFORMÁTICA E INGRESO DEL HABEAS DATA EN
BOLIVIA........................................................................................................................263
III. LA ACCIÓN DE PROTECCIÓN DE PRIVACIDAD BOLIVIANA Y SU CAUCE
PROCESAL..................................................................................................................269
1. JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL: TRÁMITE PROCESAL DE LA ACCIÓN DE
PROTECCIÓN DE PRIVACIDAD.................................................................................271
2. NOTAS DIFERENCIALES ENTRE EL HABEAS DATA Y LA ACCIÓN DE
PROTECCIÓN DE PRIVACIDAD.................................................................................278
3. NOTAS DE CORRESPONDENCIA ENTRE EL HABEAS DATA Y LA ACCIÓN DE
PROTECCIÓN..............................................................................................................280
4. EL ACTUAR DE LOS TRIBUNALES EN LA ACCIÓN DE PROTECCIÓN DE
PRIVACIDAD................................................................................................................283
IV. LA PROTECCIÓN ADMINISTRATIVA DEL HABEAS DATA EN BOLIVIA...............286
V. EL DERECHO A LA INTIMIDAD Y LA PROTECCIÓN CIVIL EN BOLIVIA...............289
1. PROTECCIÓN CIVIL EN BOLIVIA DEL DERECHO A LA IMAGEN.........................291
2. EL DERECHO AL HONOR EN EL CÓDIGO CIVIL BOLIVIANO..............................293
VI. CONCLUSIÓN: LA TUTELA CIVIL Y ADMINISTRATIVA EN BOLIVIA ES
INSUFICIENTE.............................................................................................................294
VII. JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL EN ACCIONES DE
HABEAS DATA.............................................................................................................298
1. ÚNICA SENTENCIA EN ACCIÓN DE PROTECCIÓN DE PRIVACIDAD: DENIEGA LA
TUTELA........................................................................................................................305
2. JURISPRUDENCIA DE HABEAS DATA DESDE LA CONSTITUCIÓN DE 1967.....307
SEGUNDA PARTE
PROTECCIÓN DE LA INTIMIDAD EN EL CÓDIGO PENAL BOLIVIANO
I. BIEN JURÍDICO........................................................................................................345
II. DELITOS INFORMÁTICOS EN EL CÓDIGO PENAL BOLIVIANO..........................346
1. SIMILITUDES ENTRE LOS PRECEPTOS PENALES DE BOLIVIA Y ESPAÑA......355
2. DIFERENCIAS SUSTANCIALES DE LOS PRECEPTOS........................................356
3. LA MANIPULACIÓN INFORMÁTICA DESDE EL CÓDIGO PENAL BOLIVIANO....359
CONCLUSIONES.........................................................................................................379
ANEXOS:
1. AMPARO CONSTITUCIONAL Y LA TUTELA DEL DERECHO AL HONOR............385
2. DERECHO A LA IMAGEN Y DOCTRINA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL......386
3. DERECHO A LA INTIMIDAD EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITU-
CIONAL........................................................................................................................388
4. INVIOLABILIDAD DE DOMICILIO: EXCEPCIONES DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL......................................................................................................389
INDICE DE ABREVIATURAS
HOJA BLANCA
INTRODUCCIÓN
El autor
HOJA BLANCA
CAPITULO I
LAS CONVENCIONES INTERNACIONALES
TUTELADORAS DEL HABEAS DATA
II CONVENCIONES INTERNACIONALES
La enorme preocupación de los países Latinoamericanos y del mundo
por proteger la privacidad personal y familiar de las personas, como
fundamento indiscutible de su personalidad, dignidad y libertad, se inició
en el siglo XX y se plasmaron en los instrumentos internacionales que
emanaron de la Asamblea General de Naciones Unidas, la Organización
de los Estados Americanos y de la Comunidad Europea.
Muy a pesar de seguir pensando que desde Europa, y primordialmente
España, se irradia y alumbra los rumbos principistas y básicos en las
legislaciones de los países de América del Sur, parece que también esta
parte del continente se anticipó con destellos a Europa, en forjarse una
normativa de protección de derechos de las personas como registra la
historia. Tanto es así, que los documentos contienen este reconocimiento,
aunque infrecuente desde luego. Pero, para reflejar de manera objetiva la
regulación normativa sobre la protección de la intimidad y el habeas data,
el camino metodológico a elegir no puede ser otro que el clasificar estos
instrumentos internacionales, para una mejor comprensión de conjunto.
1. UNIVERSALES
1.1 DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS.
La Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante Resolución
217 A (III), el 10 de diciembre de 1948, adoptó y proclamó la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, en cuyos artículos 12 y 192 establece
que las personas están garantizadas en su vida privada, de familia, y
libres de toda injerencia arbitraria a su domicilio y correspondencia, así
como protegidas en su ámbito relativo a su honor o reputación. Asimismo,
las garantías alcanzan a proteger el derecho a la libertad de opinión y de
expresión; es decir que nadie puede ser prohibido de emitir libremente
sus ideas, su forma de pensar, de recibir informaciones y difundirlas por
cualquier medio escrito, oral o televisivo.
Por lo tanto, las injerencias ilegítimas y arbitrarias a estos derechos
están vedadas y no existe la censura a la libertad de opinión, expresión y
de información en un Estado democrático y social de derechos; pues es
cuanto menos podemos esperar en sociedades progresistas en materia
de derechos humanos y protección de derechos fundamentales.
Desde otro ángulo y como nota diferencial con la Declaración Americana,
se observa que las normativas contenidas en este instrumento universal
son más imperativas, y además que concentra en un mismo dispositivo
la protección a la intimidad, inviolabilidad del domicilio y el secreto de las
comunicaciones; empero queda claro que ambas disposiciones protegen
la honra y la reputación, la consideración y estima de la persona, todos
ellos de raigambre constitucional.
En la perspectiva de REBOLLO DELGADO, “el objetivo que se persigue
con la protección de la vida privada es el mismo que cuando se protege la
2. AMERICANOS
2.1 DECLARACIÓN AMERICANA DE LOS DERECHOS Y DEBERES
DEL HOMBRE
Fue la Novena Conferencia Internacional Americana realizada en
Bogotá-Colombia, la que recomendó a la Organización de los Estados
Americanos aprobar la Declaración Americana de Derechos y Deberes
del Hombre, que se realizó finalmente en el seno de la Asamblea General
de este organismo en abril de 1948, en cuyos artículos IV y V consagra
los derechos a la libertad de expresión y difusión del pensamiento, así
como la protección de los derechos a la honra, reputación, vida privada y
familiar de toda persona8.
En otro de sus acápites no dejan de tener trascendencia, por sus raíces
históricas, los derechos a la inviolabilidad del domicilio e inviolabilidad
de la correspondencia que la mencionada Declaración consagra en sus
artículos 9 y 10, que a la razón de la doctrina se interpretan como claras
expresiones clásicas e inmutables en el tiempo de la intimidad en su
proyección negativa primigeniamente.
El investigador REBOLLO DELGADO sostiene al referirse a esta
importante declaración: “Es la primera declaración internacional de
derechos que acoge en forma expresa el respeto a la vida privada, y
lo hace como consecuencia de una concepción de la persona, a la cual
le corresponden una serie de derechos que no nacen del hecho de
ser nacional de un determinado país como extensión del derecho de
propiedad, sino que tienen como fundamento a la persona humana, a su
dignidad y libertad”9.
8 Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre aprobada en abril de 1948
por recomendación de la IX conferencia Interamericana reunida en Bogotá el 30 de marzo
al 2 de mayo de 1948.
Artículo IV: “Toda persona tiene derecho a la libertad de investigación, de opinión y de
expresión y difusión de pensamiento por cualquier medio”.
Artículo V: “Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra los ataques
abusivos a la honra, la reputación personal y la vida privada y familiar”. En www.
derhumanos.com.ar/legislacion/declaamericana.htm. 1º de marzo de 2011.
9 REBOLLO DELGADO, L., El derecho…cit., p. 102.
10 Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica
realizado del 7 al 22 de noviembre de 1969, en San José de Costa Rica.
Artículo 11: “Protección de la honra y de la dignidad.
1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad.
2. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas de su vida privada, en la de
su familia o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación.
3. Toda persona tiene derecho a la protección de la Ley contra esas injerencias o esos
ataques”. En www.oas.org/jurídico/spanish/tratados/b-3-2.htm. 1º de marzo de 2011.
3. EUROPEOS
3.1 CONVENIO EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS
Fue suscrito en Roma el 4 de noviembre de 1950, e hizo su entrada en
vigencia el 3 de septiembre de 1953, en cuyo artículo 8 consagra que toda
persona tiene derecho al respeto de su vida privada y familiar, así como
a la inviolabilidad de su domicilio y correspondencia12. Está prohibida
11 Artículo 25: “Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro
recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que
violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente
convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio
de sus funciones oficiales”. En HAYES MICHEL, M.Y. Los Derechos humanos en los
instrumentos internacionales y la jurisprudencia constitucional, Gaviota s.r.l., Sucre-
Bolivia, 2007, p. 265.
12 Convenio Europeo de Derechos Humanos: Artículo 8.1. “Toda persona tiene derecho al
respeto de su vida privada y familiar, de su domicilio y correspondencia.
18 BAR CENDÓN, A., Los Tratados de la Unión Europea, Versión consolidada tras el
Tratado de Lisboa, de 13 de diciembre de 2007, Tirant lo Blanch, Valencia, 2010, p. 50.
19 Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, en su artículo 16 establece:
“1. Toda persona tiene derecho a la protección de los datos de carácter personal que le
conciernan.
por personas distintas de los usuarios, sin el consentimiento de los usuarios interesados,
salvo cuando dichas personas estén autorizadas legalmente a hacerlo de conformidad
con el apartado 1 del artículo 15. El presente apartado no impedirá el almacenamiento
técnico necesario para la conducción de una comunicación, sin perjuicio del principio de
confidencialidad.
2. El apartado 1 no se aplicará a las grabaciones legalmente autorizadas de comunicaciones
y de los datos de tráfico asociados a ellas cuando se lleven a cabo en el marco de una
práctica comercial lícita con el fin de aportar pruebas de una transacción comercial o de
cualquier otra comunicación comercial.
3. Los Estados miembros velarán porque solamente se permita el uso de las redes de
comunicaciones electrónicas con fines de almacenamiento de información o de obtención
de acceso a la información almacenada en el equipo terminal de un abonado o usuario
a condición de que se facilite a dicho abonado o usuario información clara y completa,
en particular sobre los fines del tratamiento de los datos, con arreglo a lo dispuesto en
la Directiva 95/46/CE y de que el responsable del tratamiento de los datos le ofrezca el
derecho de negarse a dicho tratamiento.
La presente disposición no impedirá el posible almacenamiento o acceso de índole técnica
al sólo fin de efectuar o facilitar la transmisión de una comunicación a través de una red
de comunicaciones electrónicas, o en la medida de lo estrictamente necesario a fin de
proporcionar a una empresa de información un servicio expresamente solicitado por el
usuario o el abonado”.
44 ÁLVAREZ GARCÍA, F.J., “El acceso por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado a ficheros de datos personales”, en PEDRAZ PENALVA, E. (Coordinador),
Protección de datos y proceso penal, La Ley, Madrid, 2010, p. 72.
CAPITULO II
EL HABEAS DATA EN LA COMUNIDAD ANDINA Y
OTROS PAÍSES LATINOAMERICANOS
2. CONSTITUCIÓN DE BRASIL
Fue la Constitución de Brasil de 1988 la primera en promover la
creación del habeas data en América Latina, originalidad que le ha valido
el reconocimiento bautismal de “derecho constitucional autóctono”, al no
tener referentes en otras latitudes del Continente Americano.
Entre las normas directamente vinculadas con el habeas data
mencionamos las siguientes:
El artículo 5 inc. XXXIII referido al Derecho a la información, establece:
“Todos tienen derecho a recibir de los organismos públicos,
información de su interés particular o de interés colectivo en
general, que serán brindadas en el plazo de ley, bajo pena de
responsabilidades, exceptuándose aquéllas cuya confidencialidad
sea imprescindible para la seguridad de la sociedad o del Estado”.
El inc. LXXII del artículo anterior, determina:
“Se concederá Habeas Data: a) para asegurar el conocimiento
de informaciones relativas a la persona del solicitante, contenidas
en registros o bancos de datos, de entidades gubernamentales o
de carácter público; b) para la rectificación de datos, cuando no se
prefiera hacerlo por proceso secreto, judicial o administrativo”.
El inc. LXXVII, respecto a la Gratuidad, prescribe:
“Son gratuitas las acciones de “habeas corpus” y “habeas data”
y, en la forma de la ley, los actos necesarios al ejercicio de la
ciudadanía”.
En el marco constitucional y considerando la previsión del artículo 7º
de la Ley 9.507, de 12 de noviembre de 1997, reguladora del instituto del
habeas data, describe que:
“Se concede habeas data para la anotación en los asientos del
interesado de contestación o explicación sobre dato verdadero,
más justificable y que esté en pendencia judicial o amigable…”.
El artículo 108 de la Constitución de Brasil, establece:
“Es competencia de los Tribunales Regionales Federales:
Procesar y juzgar, originariamente…c) los mandatos de asegurança
y los de habeas data contra los actos del propio Tribunal o de los
jueces federales”.
3.CONSTITUCIÓN DE ARGENTINA
El habeas data se incorpora en el tercer párrafo del artículo 43 de la
Reforma de la Constitución de 199454, que prescribe:
62 CARRANZA TORRES, L.R., Caracteres generales del habeas data, Trabajos, (2002),
en www.informática-jurídica.com/trabajos/caracteres-generales-del-corpus-hábeas.asp.
5 de febrero de 2004.
63 SÁNCHEZ, M., Habeas data, 2000, en www.monografías/EPYAFYvv1yhmwydg.php. 5
de febrero de 2004.
64 CASTIGLIONE, E., Habeas data. Hacia una nueva intimidad, Edición Electrónica, 2000.
www.librosenred.com/hábeas datahaciaunanuevaintimidad.asp. 5 de febrero de 2004.
4. CONSTITUCIÓN DE COLOMBIA
Específicamente, la Carta Fundamental de Colombia de 1991, en su
artículo 15º establece:
“Todas las personas tienen derecho a su intimidad personal y
familiar y a su buen nombre, y el Estado debe respetarlos y hacerlo
respetar. De igual modo tiene derecho a conocer, actualizar y
rectificar las informaciones que se hayan recogido sobre ellas en
bancos de datos y en archivos de entidades públicas y privadas. En
la recolección, tratamiento y circulación de datos se respetarán la
libertad y demás garantías consagradas en la Constitución”.
El derecho a la intimidad personal y familiar como género que caracteriza
la defensa de la privacidad, el honor, la imagen, la reputación, la identidad
y el buen nombre, entre otros que hacen a la dignidad y personalidad, es a
dato personal67. Por eso, en este caso la Ley estatutaria es la vía correcta
para lograr dicho cometido. En criterio del autor, “es crucial aprobar una
Ley estatutaria porque el marco actual es insuficiente para considerar que
en nuestro país se garantice un nivel adecuado de protección de datos
personales”.
Ante esta especial coyuntura, el autor en representación del Grupo
de Estudios en Internet, Comercio Electrónico, Telecomunicaciones
e Informática, de la Facultad de la Universidad de los Andes, (GECTI)
presenta ante el Senado la propuesta para mejorar el “Proyecto estatutario
46 de 2010”, consistente en las inclusiones y modificaciones siguientes:
En el artículo 4 del proyecto (Principios) b). El principio de finalidad, se
establece:
“El tratamiento debe obedecer a una finalidad legítima de acuerdo
con la Constitución y la Ley, la cual debe ser informada al titular. No
podrán realizarse tratamiento de datos personales incompatibles
con la finalidad autorizada por el titular o la ley, a menos que se
cuente con el consentimiento inequívoco del titular.
El tratamiento de datos personales deberá circunscribirse a
aquellos que resulten adecuados, relevantes y no excesivos en
relación con la finalidad del tratamiento autorizado por el titular o
la ley”.
“f) Principio de acceso, uso y circulación restringida. El tratamiento
se sujeta a los límites que se derivan de la naturaleza de los mismos,
de las disposiciones de la presente ley y la Constitución. En este
sentido, el tratamiento sólo podrá hacerse por personas autorizadas
por el titular o por ley personas previstas en la presente ley. De igual
forma, los datos personales únicamente pueden utilizarse para los
fines utilizados por el titular o la ley”.
REMOLIMA ANGARITA sugiere también que “los datos personales,
salvo la información pública, no podrán estar disponibles en internet u otros
medios de divulgación o comunicación masiva, salvo que el acceso sea
técnicamente controlable para brindar un conocimiento restringido sólo
5. CONSTITUCIÓN DE CHILE
Como preludio a lo que podría ocurrir posteriormente en relación a los
efectos de la actividad informática en la República de Chile, el congresista
VIERA GALLO fue el propiciador de la ley penal sobre el delito informático,
exponiendo como fundamento de la reforma que: “la intimidad y la
privacidad son valores esenciales del ordenamiento jurídico, forman parte
de los derechos humanos, y son una premisa de libertad. Allí donde la
persona es atropellada en su intimidad o en su privacidad, esa persona
pierde autonomía y libertad, y por tanto, esto debe ser reglamentado”.74
En principio debemos señalar que la Constitución Política de la
República de Chile, aprobada por Decreto Nº 153, de 13 de febrero
de 1998, y sus posteriores reformas, nada refieren sobre el tema de la
informática; sin embargo, como era de esperar fue el legislador quien a
través de la Ley 19.223, de 28 de mayo de 1993, tipificó figuras penales
concernientes a la informática.
Según MAGLIONA MARKOVITCTH en Chile, el 27 de octubre de
1999, entró en vigencia la ley 19.628 sobre “la Protección de la vida
privada”, mediante la cual se pretende regular el tratamiento que los
organismos públicos y los particulares efectúan de los datos de carácter
personal que se encuentren almacenados en registros o bancos de datos
sean estos de carácter automatizado o no. En virtud de la Ley dependerá
de la naturaleza y la fuente de la cual los datos han sido obtenidos, la
determinación de la posibilidad de almacenamiento y transferencia de los
mismos de una base de datos a otra. En versión del autor los titulares de
los datos de carácter personal han sido dotados de múltiples derechos
que permiten controlar y sancionar el procesamiento indebido de los
datos personales75.
En mi opinión, si la Ley regula el tratamiento de los datos personales,
los que se definen como “los relativos a cualquier información concerniente
a personas naturales, identificadas o identificables, lógicamente que la
naturaleza de los datos se explican por sí mismos, pues, son personales
74 VIERA GALLO, J. A., Fundamento y características del habeas data en Chile, Revista
Ius Et Praxis de la Universidad de Talca, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Año
3, Nº 1, (1997), p. 197, en www.derecho.utalcaxacl/revistas/3-1-97. 5 de febrero de 2004.
75 MAGLIONA MARKOVICTH, C.P., Habeas data y protección de datos personales en
Chile, de la Asociación de Derecho en informática de Santiago de Chile, ADI, 2010, en
www.adi.d. 2 de marzo de 2011.
6. CONSTITUCIÓN DE ECUADOR
Como precedente histórico, la Ley Fundamental de Ecuador, de 10 de
agosto de 1998, establece en su artículo 94:
“Toda persona tendrá derechos a acceder a los documentos,
bancos de datos, e informes que sobre si misma o sobre sus
bienes, constan en entidades públicas o privadas, así como de
conocer el uso que se haga de ellos y su propósito. Podrá solicitar
ante el funcionario respectivo, la actualización de los datos o su
7. CONSTITUCIÓN DE PERÚ
En la Constitución Política del Perú, de 31 de diciembre de 1993,
el habeas data aparece consagrado en el inciso 3º del artículo 200, y
procede:
“Contra todo hecho u omisión por parte de cualquier autoridad,
funcionario o persona, que vulnere o amenace los derechos
consagrados en el artículo 2º, incisos 5,6 y 7”.
En el marco de reconocimiento de derechos fundamentales y
de protección, el constituyente peruano introdujo en el texto de la
Constitución87 el artículo 2º. Toda persona tiene derecho:
“5) A solicitar sin expresión de causa la información que requiera y a
recibirla de cualquier entidad pública en el plazo legal, con el costo
que suponga el pedido. Se exceptúa las informaciones que afectan
la intimidad personal y las que expresamente se excluyan por ley o
por razones de seguridad nacional.
6) A que los servicios informáticos, computarizados o no públicos o
8. CONSTITUCIÓN DE PARAGUAY
La Constitución de la República del Paraguay de 1992, en su artículo
28, prescribe:
“Del derecho a informarse. Se reconoce el derecho de las
personas a recibir información veraz, responsable y ecuánime.
Las fuentes públicas de información son libres para todos. La Ley
regulará las modalidades, plazos y sanciones para las mismas…”.
En el país guaraní, el habeas data se encuentra en el texto de la
Constitución aludida, en el Capítulo XII, artículo 135 que establece:
“Toda persona puede acceder a la información y a los datos que
sobre sí misma o sobre sus bienes obren en registros oficiales o
privados de carácter público, así como conocer el uso que se haga
de los mismos y su finalidad. Podrá solicitar ante el magistrado
competente la actualización, rectificación o destrucción de aquellos,
si fuesen erróneos o afectaren ilegítimamente sus derechos”.
Como se puede apreciar la normativa en cuestión omite el derecho
de solicitar al ente público o privado la confidencialidad de los datos
93 BENITEZ, L.M., La acción del habeas data en el derecho paraguayo, Revista Ius Et
Praxis de la Universidad de Talca, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Año 3, Nº
1 (1997), p. 111, en www.derecho.utalcaxacl/revistas/3-1-97. 6 de febrero de 2004.
94 BENITEZ, L.M., La acción…cit. p. 112, en www.derecho.utalcaxacl/revistas/3-1-97. 6
de febrero de 2004.
95 GREGORIO, C.G., Protección de datos personales en América Latina. Juan Pérez ante
una disciplina de progreso y bienestar, Paraguay, 2010, en www.iijlac.org/docs/jurip.rep.
pdf. 3 de marzo de 2011.
96 Ley 1.682 de 16 de enero de 2001. Artículo 5: “Los datos financieros podrán ser publicados
solamente cuando las personas concernidas “hubiesen otorgado autorización expresa y
por escrito”.
Sobre otro tipo de datos, podrán ser publicados y difundidos (artículo 6) cuando: “los
datos que consistan únicamente en nombre y apellido, documento de identidad; domicilio,
edad, fecha y lugar de nacimiento, estado civil, ocupación o profesión, lugar de trabajo
y teléfono ocupacional” y “cuando la información sea recibida en el ejercicio de sus
funciones, por magistrados judiciales, fiscales, comisiones parlamentarias o por otras
autoridades legalmente facultadas para ese efecto”.
97 Constitución Política de la República Bolivariana de Venezuela, de 17 de noviembre de 1999
y publicada en la Gaceta Oficial Nº 36.860, de 30 de diciembre de 1999, contempla en su
artículo 28: “Toda persona tiene derecho de acceder a la información y a los datos que sobre
si misma o sobre sus bienes consten en registros oficiales o privados con las excepciones
que establezca la Ley. Así como de conocer el uso que se haga de los mismos y su finalidad,
y a solicitar ante el tribunal competente la actualización, la rectificación o la destrucción
de aquellos, si fuesen erróneos o afectasen ilegítimamente sus derechos. Igualmente podrá
acceder a documentos de cualquier naturaleza que contenga información cuyo conocimiento
104 DÍAZ MAYNARD, D., Proyecto de ley para regular el habeas data, en http: www.
parlamento.gu.uy/repartidos/camara/d2002060114-01.htm. 6 de febrero de 2004.
105 GAIERO GUADAGNA, B., y SOBA BRACESCO, I.M., El proceso de habeas data en
Uruguay (Protección de datos personales y acceso a la información pública), en Anuario
de Derecho Constitucional Latinoamericano, Año XVI, Montevideo, 2010, pp. 325 y ss.
106 GAIERO GUADAGNA, B., y SOBA BRACESCO, I.M., El proceso de…cit., p. 342.
107 GAIERO GUADAGNA, B., y SOBA BRACESCO, I.M., El proceso de…cit., pp. 344 y ss.
Relaciones
La preocupación del desarrollo informático y de las autopistas de
la comunicación en el tema de los derechos fundamentales ha sido
la constante en todos los países en vías de desarrollo, al punto de
construir un sistema jurídico que sea tejido de vasos comunicantes
y de encuentro o armonía entre lo que significa la personalidad
humana, -valores e intereses- y el impacto de la tecnología
informática, en el enjambre de valores superiores, no precisamente
como causa o necesidad sino como evolución escindible de ser
capaz de dar respuestas adecuadas a problemas del hombre que
genera y transmite la comunicación y, del todo universal, que en sus
derechos fundamentales y en sus relaciones sociales, económicas,
políticas y culturales, no quisiera verse penetrado e ileso por
interpretaciones, programas y ejecuciones de la libertad humana
en el ejercicio discriminatorio de la informática.
La creación del habeas data en los textos constitucionales, y en
el caso de Bolivia con el nomen iuris de “Acción de Protección de
Privacidad”, se ha consagrado tanto por la actividad del constituyente
como por la vía de la jurisprudencia de los Tribunales o Cortes
Constitucionales, interpretándose en este último cauce que ningún
derecho fundamental emergente de la dinámica evolutiva pudiera
quedar al margan de protección efectiva; es decir, como si poco
pudiera valer su justificación en la Norma Básica Fundamental, si el
hacerlo no conlleva implícito un contenido y una finalidad superior,
que no sea la “libertad del hombre en el programa universal de la
nueva era de las comunicaciones y la informática”, cuyos efectos
negativos pudieran afectar la dignidad y personalidad del individuo.
Los legisladores y los tribunales constitucionales coinciden en
señalar que el habeas data es una garantía procesal constitucional,
o un derecho fundamental especializado, en su dimensión facultativa
de toda persona afectada por el uso, tratamiento y difusión de datos
personales, para acceder a los ficheros públicos y privados que
conserven información de su interés.
Los objetivos a obtener se concretan en los derechos de toda
persona a ser informado verazmente, acceder a la información,
actualizarla, rectificarla, guardar reserva (confidencialidad) y
cancelarla. Posibilidad que se pone en marcha ante la afectación
1.2 Diferencias.
Siguiendo la secuencia y metodología precedente encontraremos
las diferencias en los sistemas normativos de la Comunidad Andina de
Naciones, a partir de las categorías ya señaladas que se resumen en las
siguientes:
En países como Colombia y Venezuela, el habeas data más
parece haber tenido su origen, contenido y finalidad en el desarrollo
de la jurisprudencia de los Tribunales o Cortes Constitucionales;
en tanto que en Argentina, Brasil, Ecuador y Perú su aparición
en la norma constitucional es obra del constituyente. Bolivia
como cenicienta en dar a luz a este instituto de garantía, optó
inicialmente por la vía legislativa a través de la Ley Nº 2631, de 20
de febrero de 2004, y en la actualidad por conducto de la Asamblea
Constituyente, y aprobación por Referéndum de 7 de febrero
de 2009, se promulgó la Nueva Constitución Política del Estado
Plurinacional que consagró la “Acción de Protección de Privacidad”
en sus artículos 130 y 131 de su texto.
Se identifica que con excepción de Brasil, el ámbito de aplicación
del habeas data comprende a los ficheros que acumulen información
tanto públicos como privados, y en supuestos de afectación en
estos países, la acción de habeas data podrá ser promovida por
personas físicas o jurídicas; toda vez que éstas últimas podrían
verse afectadas por injerencias de la informática; verbigracia la
intromisión indebida que realiza una persona a la base de datos de
una entidad bancaria que registra el repertorio de tarjetas de crédito
de sus clientes o, el ingreso que se hace a las cuentas de depósitos
de los clientes para saber la cantidad de dinero y frecuencia de
operaciones que se practican.
En Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador y Uruguay el titular
del derecho, o su representante sobre datos concernientes a él,
podrán ejercitar la acción de habeas data; sin embargo, en Perú
y Venezuela cualquier persona podrá acceder a la información o
conocimiento de la misma que sea de interés de comunidades o
108 En el artículo 19.III (Petición de habeas data): “La petición de habeas data no reemplaza
ni sustituye el Recurso Constitucional establecido en el artículo 23 de la Constitución
Política del Estado. El interesado podrá acudir, alternativamente, a la vía administrativa
sin que su ejercicio conlleve renuncia o pérdida de la vía judicial. El acceso a la vía judicial
no estará condicionado a la previa utilización ni agotamiento de esta vía administrativa”.
(El artículo 23 ha sido abrogado y sustituido por el 130.I y II de la CPEP).
III. E
L HABEAS DATA Y SU REGULACIÓN EN OTROS PAÍSES
LATINOAMERICANOS
El recorrido por otros países, cuanto menos a título referencial,
particularmente, por aquellos con ideas de renovación regulatoria en el
campo de la informática, será valioso en cuanto los niveles de concreción
legislativa se dirijan a salvaguardar los derechos fundamentales de las
personas.
Imprimiendo este sentido y mapeo indagatorio del instituto del habeas
data continuamos el estudio por Centroamérica, particularmente en
países que de alguna manera ya tienen experiencia con el habeas data
o Ley de protección de datos personales, sin abarcar todos, por ejemplo
Nicaragua que carece del instituto.
109 CHIRINO SÁNCHEZ, A., El recurso de habeas data como forma de tutela de la persona
frente al tratamiento de sus datos personales, IX Congreso Iberoamericano de Derecho
e Informática “Justicia e Internet”, enero de 2002, en www.hess.crcom/cursos/uned/
dersfund/chirino.des. 4 de marzo de 2011.
110 PÉREZ MERAYO, G.A., Curso de Derecho informático, Costa Rica, 2010, en www.
derecho.ucr.ac.cr. 4 de marzo de 2011.
111 PÉREZ MERAYO, G.A., Curso de…cit., en www.derecho.ucr.ac.cr . 4 de marzo de 2011.
112 Ver en www.infocom.cr/downloads./docs/ . 4 de marzo de 2011.
2. CONSTITUCIÓN DE GUATEMALA
La Carta Básica de Guatemala de 1985, de 31 de mayo, modificada en
1993, omite consagrar el instituto del habeas data, pero su artículo 31 es
de vital importancia al determinar:
“Toda persona tiene el derecho de conocer lo que ella conste
en archivos, fichas o cualquier otra forma de registros estatales,
y la finalidad a que se dedica. Quedan prohibidos los registros y
archivos de filiación política, excepto los propios de las autoridades
electorales y de los partidos políticos”.
La normativa precedente no es muy extensa en cuanto a su ámbito
de protección, al omitir facultades como el derecho de rectificación,
eliminación, confidencialidad, transferencia y tratamiento de datos
personales. Asimismo, el derecho de acceso sólo se da con relación a
los datos que consten en registros del Estado, y no así a aquellos que
consten en ficheros mecánicos o automáticos de carácter privado.
La Asamblea Nacional Constituyente introduce en el texto de la
Constitución la inviolabilidad de la correspondencia, documentos y
libros, y a su vez garantiza el secreto de dicha correspondencia, de
113 Artículo 1: “Objetivo y fin: “Esta ley tiene como objetivo garantizar a cualquier persona,
independientemente de su nacionalidad, residencia o domicilio, el respeto a sus derechos
fundamentales, concretamente, a su derecho a la autodeterminación informativa en
relación con su vida o actividad privada y demás derechos de la personalidad, así como
la defensa de su libertad e igualdad con respecto al tratamiento automatizado o manual de
los datos correspondientes a su persona o bienes”.
Artículo 2: “Ámbito de aplicación. Esta Ley será de aplicación a los datos personales que
figuran en base de datos automatizados o manuales, de organismos públicos o privados,
y a toda modalidad de uso posterior de estos datos. El régimen de protección de los datos
de carácter personal que se establecen en esta Ley no será de aplicación a la base de
datos mantenidos por personas físicas o jurídicas con fines exclusivamente internos,
personales o domésticos, siempre y cuando estas no sean vendidas o de cualquier otra
manera comercializadas”.
Artículo 4: “Autodeterminación informativa. Toda persona tiene derecho a la
autodeterminación informativa, la cual abarca al conjunto de principios y garantías
relativas al legítimo tratamiento de sus datos personales reconocidos en esta sección”.
3. CONSTITUCIÓN DE HONDURAS
En la República de Honduras el Congreso Nacional aprobó por
unanimidad la Ley de habeas data, en fecha 21 de enero de 2004;
normativa especial que contempla el derecho de todos los ciudadanos
hondureños a disponer de cualquier información pública o privada,
impedir su divulgación si le causa daño a su honor e intimidad personal y
de rectificarla a su conveniencia.
Consecuente con su labor legislativa, el Congreso Nacional aprobó la
Ley sobre Justicia Constitucional de 20 de enero de 2004, atribuyendo
a la justicia constitucional el conocimiento y resolución de la acción de
habeas data interpuesta por la persona afectada en sus datos que obren
en registros o archivos públicos o privados115.
y a ellos corresponde conocer de las acciones de: 1) Habeas corpus o exhibición personal
y de habeas data”.
Artículo 9: “Conocerán y resolverán el habeas data las Cortes de apelaciones”.
Artículo 13: “El habeas data únicamente puede promoverla la persona cuyos datos
personales o familiares consten en los archivos, registros públicos o privados
“, en www.
poderjudicial.gob.hn/NR/rdonlyres/E3AAA256D-FC&A-4397-91FB- 8+41558A1581/1132/
leydejusticiaconstitucional.pdf. 4 de marzo de 2011.
116 Ley de Transparencia y acceso a la información pública de la República de Honduras.
Artículo 1: “Naturaleza y finalidad de la Ley. Esta Ley es de orden público e interés social.
Tiene por finalidad el desarrollo y ejecución de la política nacional de transparencia, así
como el ejercicio del derecho de toda persona al acceso a la información pública para
el fortalecimiento del Estado de derecho y consolidación de la democracia mediante la
participación ciudadana”.
Artículo 2: “Objetivos de la Ley. Son objetivos de esta Ley establecer las normas para: 1.
Garantizar el ejercicio del derecho que tienen los ciudadanos a participar en la gestión de
los asuntos público”.
Capítulo V. Datos Personales y Habeas Data:
Artículo 23: “Habeas data. Se reconoce la garantía del habeas data”.
Artículo 24: “Sistematización de archivos personales y su acceso. Los datos personales
serán protegidos siempre. El interesado o en su caso el Comisionado de los Derechos
Humanos por sí o en representación de la parte afectada y el Ministerio Público podrán
incoar las acciones legales necesarias para su protección.
El acceso a los datos personales únicamente procederá por decreto judicial o a petición
de la persona cuyos datos personales se contienen en dicha información o de sus
representantes o sucesores”.
Artículo 25: “Prohibición de entrega de información. Ninguna persona podrá obligar a
otra a proporcionar datos personales que pueda originar discriminación o causar daños o
riesgos patrimoniales o morales de las personas”.
por otros intereses sin conocimiento del –repito- su titular. Si los riesgos
de afectación son inminentes, entendemos que la acción de habeas data
ha de ser el derecho más expedito y eficaz para protegerlos; más aún si
la acción puede ser activada, no sólo por el titular del derecho afectado o
su representante legal, sino también por el Comisionado de los Derechos
Humanos del Congreso y por el Ministerio fiscal, actuaciones que suponen
dotarle al instituto de mayor reforzamiento, que en la mayoría de los
demás países estas atribuciones están ausentes en las legislaciones. Y si
las hay dicha atribución tenuemente y a la muerte del dictador se ejercita
recién la acción.
4. CONSTITUCIÓN DE PANAMÁ
En la República de Panamá existen dos normativas muy importantes
en materia de habeas data: La Ley 6, de 22 de enero de 2002, que
contiene normas para la transparencia de la gestión pública, y dentro de
la cual se contempla la acción de habeas data; y, la Ley 24, de 22 de mayo
de 2002, que regula el servicio de información sobre el historial de crédito
de los consumidores o clientes.
Se ha incluido en la Ley 6 la Acción de habeas data y una definición
de “información confidencial”. Asimismo, todo tipo de información en
manos de agentes del Estado o de cualquier institución pública que
tenga relevancia con respecto a los datos médicos o psicológicos de
las personas, la vida íntima de los particulares, incluyendo sus asuntos
familiares, actividades maritales u orientación sexual, su historial penal
y político, su correspondencia y conversación telefónicas, o aquellas
mantenidas por cualquier otro medio audiovisual o electrónico, así como
la información pertinente a los menores de edad. Para efectos de esta Ley,
también se considera como confidencial la información contenida en los
registros individuales o expedientes de personal o de recursos humanos
de las financieras.
El artículo 13 de la Ley 6 establece:
“La información definida por la presente Ley como confidencial
no podrá ser divulgada bajo ninguna circunstancia, por Agentes del
Estado. En el caso de que la información de carácter confidencial
será parte de procesos judiciales, las autoridades competentes
tomarán las previsiones debidas para que dicha información se
CAPITULO III
LA PROTECCIÓN DE DATOS PERSONALES
EN ESPAÑA
PRIMERA PARTE:
PROTECCIÓN ADMINISTRATIVA Y CIVIL
118 PÉREZ ROYO, J., Curso de Derecho Constitucional, revisada y puesta al día por
CARRASCO DURÁN, M., décima edición, Marcial Pons Ediciones Jurídicas y Sociales
S.A., Madrid-Barcelona, 2005, pp. 373 y ss.
119 Constitución Española. Biblioteca de la legislación serie menor, segunda edición, Civitas,
Madrid, 1999. Asimismo, por su importancia de los párrafos precedentes dice el artículo
18.1: “Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia
imagen. 2. El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin
consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito. 3. Se
127 SÁNCHEZ BRAVO, A., La protección del derecho a la informática en la Unión Europea,
Universidad de Sevilla, Secretario de publicaciones, Sevilla, 1998, p. 67.
128 GAY FUENTES, C., Intimidad y Tratamiento de Datos en las Administraciones Públicas,
Universidad Complutense, Madrid, 1995, p. 29.
129 FERNÁNDEZ SEGADO, F., El Régimen Jurídico de Tratamiento Automatizado de
Datos de Carácter Personal en España, Revista lus Et Praxis de la Universidad de Talca,
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Año 3, Nº 1, 1997, 2002, p. 44.
III. D
ESCRIPCIÓN DE LA LEY ORGÁNICA DE PROTECCIÓN DE
DATOS PERSONALES
Básicamente nuestro interés está centrado en el análisis de la Ley
Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, con el propósito de destacar los
elementos más importantes, que a futuro pudieran ser de extremada utilidad
en países de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), particularmente
de referente obligado para Bolivia, nobel en este tema.
En su espectro general, la Ley Orgánica de Protección de Datos
Personales introduce una serie de derechos instrumentales que sirven
de garantía para su titular, con el propósito de que éste pueda controlar
en cualquier momento sus datos personales, que a él y desde su diversa
proyección, le permita conocer quien los almacena o registra, cómo los
ha conseguido y con qué finalidad los posee. De tal manera que incluso
pueda negarse con la oportunidad debida al tratamiento de los mismos
si existe motivo justificado, o exigir en su caso la inmediata rectificación
y, cuando no si así se dieren las circunstancias, la cancelación de los
mismos.
Estos derechos instrumentales reconocidos en la Ley de Protección
de datos de Carácter Personal, y desarrollados en el Real Decreto
1720/2007, son los derechos de acceso, rectificación, cancelación y
oposición. Todos en su conjunto tratan de garantizar la efectividad de los
principios que se recogen en la Ley, tales como los de consentimiento,
finalidad y calidad de los datos personales presentes a lo largo de todo el
proceso que ejecutan los responsables de los ficheros. A todas luces se
constata que se trata de derechos personalísimos, y por ello entendemos
que sólo estará legitimado para su ejercicio el titular (interesado) o su
representante expresamente designado al fin exclusivo, en cuyo caso
deberá acreditar su identidad mediante la copia de su documento nacional
de identidad o su equivalente, y la representación conferida por aquél.
Similar acreditación será exigida si se tratase de un menor o un incapaz.
En correlación con lo anterior cabe resaltar que, conforme establece el
artículo 24 del Reglamento de Desarrollo de la LPDP, se trata de derechos
de carácter independiente, por cuyo ejercicio no se exigirá ninguna tasa
económica, es decir que su acceso es completamente gratuito.
Los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición gozan
de una regulación procedimental recogida en los artículos 23 al 34 del
130 Artículo 18.1 CE consagra: “Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y
familiar y a la propia imagen”.
148 TÉLLEZ AGUILERA, A., Nuevas tecnologías. Intimidad y protección de datos, Edisofer
s.r.l, Madrid, 2001, pp. 148 y ss.
154 ULL PONT, E., Derecho público de la informática, UNED 2ª edición actualizada, Madrid,
2003, pp. 133 y ss.
de los datos. Esta obligación subsiste por todas las personas que han
intervenido, incluso después de haber finalizado sus relaciones con el
titular del fichero o, en su caso, con el responsable del mismo. Así que no
sólo es un deber ético, sino que es una obligación legal cuya vulneración
puede ser castigada.
Según la Directiva 95/46/CE, sobre quién es responsable del
tratamiento:
“(es) responsable del tratamiento, la persona física o jurídica,
autoridad pública, servicio o cualquier otro organismo que sólo
o conjuntamente con otros determine los fines o los medios del
tratamiento de datos personales, en caso de que los fines y medios
del tratamiento estén determinados por disposiciones legislativas
o reglamentarias nacionales o comunitarias, el responsable del
tratamiento o los criterios específicos para su nombramiento podrán
ser fijados por el Derecho Nacional o Comunitario (art. 2.d)”.
En tanto que según la LPDP es:
“Responsable del fichero: persona física o jurídica de naturaleza
privada y órgano administrativo que decida sobre la finalidad,
contenido y uso del tratamiento” (art. 3.d).
En mi opinión, la interpretación de los arts. 3.d) y 10 de la LPDP puede
hacerse conforme al art. 10.2.de la CE, teniendo en cuenta el art. 2.d)
de la Directiva”155, y así evitar apreciaciones equívocas respecto a los
responsables de guardar el deber de secreto, más aún si la gestión en
el tratamiento de datos implica la puesta en marcha de un procedimiento
activo y permanente, en la que tienen que estar identificados quienes
intervengan desde la creación del fichero automatizado hasta su
cancelación.
155 Ley de protección de datos de carácter personal. Artículo 3.d): “Responsable del fichero
o tratamiento: persona física o jurídica, de naturaleza pública o privada, u órgano
administrativo, que decida sobre la finalidad, contenido y uso del tratamiento”.
En la Constitución española Artículo 10.2: “Las normas relativas a los derechos
fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce, se interpretarán de
conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y
acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España”.
159 SLOVE, D.J. “La persona digital y el futuro de la intimidad”, en POULLET, Y., PÉREZ
ASINARI, M.V. y PALAZZI, P. (Coordinadores), Derecho a la intimidad y a la protección
de datos personales, Heliasta, Buenos Aires-Argentina, 2009.
160 PÉREZ LUÑO, A.E., Derechos humanos, Estado de derecho y Constitución, Tecnos,
octava edición, Madrid, 2003, pp. 387 y ss.
176 Artículo 18. Tutela de los derechos: “1. Las actuaciones contrarias a lo dispuesto en la
presente ley, pueden ser objeto de reclamación por los interesados ante la Agencia de
Protección de Datos, en la forma que reglamentariamente se determine.
2 El interesado al que se deniegue, total o parcialmente, el ejercicio de los derechos
de oposición, acceso, rectificación o cancelación, podrá ponerlo en conocimiento de
la Agencia de Protección de Datos o, en su caso, del organismo competente de cada
Comunidad Autónoma, que deberá asegurarse de la procedencia o improcedencia de la
denegación.
3. El plazo máximo en que debe dictarse la resolución expresa de tutela de derechos será
de seis meses.
4. Contra las resoluciones de la Agencia de Protección de Datos procederá recurso
contencioso-administrativo”.
177 TÉLLEZ AGUILERA, A., Nuevas tecnologías… cit., p. 163.
encargado del tratamiento, a cuyo efecto el titular del derecho sufra daño
o lesión en sus bienes jurídicos reconocido por el artículo 19178.
La responsabilidad indemnizatoria se exigirá de acuerdo
con la legislación reguladora del régimen de responsabilidad de las
Administraciones públicas, cuando se trate de ficheros de titularidad
pública. Pero, tratándose ficheros de titularidad privada, la acción se
ejercitará ante los órganos de la jurisdicción ordinaria.
En versión de ULL PONT “los daños o lesión en los bienes o
derechos que sufran los interesados, deben ser indemnizados por el
responsable o por el encargado del tratamiento, según a quien pueda
atribuírsele la responsabilidad”179.
Al amparo del suficiente nivel de precisión del contenido del artículo
examinado y en términos de coincidencia con el ponente anterior TÉLLEZ
AGUILERA, al referirse al derecho a ser indemnizado identifica como
sujetos pasivos de la lesión al responsable o encargado del tratamiento de
datos. Por tanto, considera que “cuando se trata de ficheros de titularidad
pública, la responsabilidad se exigirá de acuerdo con la legislación
reguladora del régimen de responsabilidad de las Administraciones
públicas (arts. 139 y ss., de la LRJAPPAC y RD 429/1993, de 26 de
marzo). En el caso de los ficheros de titularidad privada, la acción (art.
1902 CC) se ejercitará ante los órganos de la jurisdicción ordinaria”180.
En esta misma línea, VELEIRO comenta que los interesados, como
consecuencia de cualquier procedimiento sancionador, dato que la AEDP
no tiene competencia para fijar la indemnización de los posibles daños y
perjuicios sufridos, deberán plantear su reclamación ante la jurisdicción
competente181.
178 Artículo 19. Derecho a indemnización: “1. Los interesados que, como consecuencia
del incumplimiento de lo dispuesto en la presente ley por el responsable o el encargado
del tratamiento, sufran daño o lesión en sus bienes o derechos tendrán derechos a ser
indemnizados.
2. Cuando se trate de ficheros de titularidad pública, la responsabilidad se exigirá de acuerdo
con la legislación reguladora del régimen de responsabilidad de las Administraciones
públicas.
3. En el caso de los ficheros de titularidad privada, la acción se ejercitará ante los órganos
de la jurisdicción ordinaria”.
179 ULL PONT, E., Derecho público… cit., p. 140.
180 TÉLLEZ AGUILERA, A., Nuevas tecnologías… cit., pp. 165 y ss.
181 VELEIRO, B., Protección de datos…cit., p. 99.
182 Artículo 14. Derecho de consulta al Registro General de Protección de Datos: “Cualquier
persona podrá conocer, recabando a tal fin la información oportuna del Registro General
de Protección de Datos, la existencia de tratamiento de datos de carácter personal, sus
finalidades y la identidad del responsable del tratamiento. El Registro General será de
consulta pública y gratuita”.
183 Artículo 15. Derecho de acceso : “1. El interesado tendrá derecho a solicitar y obtener
gratuitamente información de sus datos de carácter personal sometidos a tratamiento, el
origen de dichos datos, así como las comunicaciones realizadas o que se prevén hacer de
los mismos.
2. La información podrá obtenerse mediante la mera consulta de los datos por medio de su
visualización, o la indicación de los datos que son objeto de tratamiento mediante escrito,
copia, telecopia o fotocopia, certificada o no, en forma legible e inteligible, sin utilizar
claves o códigos que requieran el uso de dispositivos mecánicos específicos.
3. El derecho de acceso a que se refiere este artículo sólo podrá ser ejercitado a intervalos
no inferiores a doce meses, salvo que el interesado acredite un interés legítimo al efecto,
en cuyo caso podrán ejercitarlo antes”.
185 El artículo 18.1 de la Constitución española prescribe: “Se garantiza el derecho al honor,
a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”. 2. “El domicilio es inviolable.
Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin consentimiento del titular o resolución
judicial, salvo en caso de flagrante delito”.
186 Ley Orgánica 1/1982 de Protección civil del honor, de la intimidad y de la propia imagen,
establece en su Artículo 1 (Ámbito de la protección civil): “El derecho fundamental al
honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, garantizado en el artículo
18 de la Constitución, será protegido civilmente frente a todo género de intromisiones
ilegítimas, de acuerdo con lo establecido en la presente Ley Orgánica.
2. El carácter delictivo de la intromisión no impedirá el recurso al procedimiento de la
tutela judicial previsto en el artículo 9 de esta Ley. En cualquier caso, serán aplicables los
criterios de esa Ley para la determinación de la responsabilidad civil derivada del delito.
3. El derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen es
irrenunciable, inalienable e imprescriptible. La renuncia a la protección prevista en esta
norma será nula, sin perjuicio de los supuestos de autorización o consentimiento a que se
refiere el artículo 2 de esta Ley”.
187 SARAZA JIMENA, R., La libertad de expresión e información frente a honor, intimidad
y propia imagen, Aranzadi editorial S.A. Pamplona, 1995, pp. 111 y ss.
188 ALVAREZ CONDE, E., Curso de Derecho Constitucional, Volumen I, Sexta edición
Tecnos, Madrid, 2008, pp. 431 y ss.
189 DEL MORAL GARCÍA, A. y RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, I., Reparación del honor
lesionado (abusos, déficits y excesos: confusionismo y promiscuidad en la tutela de un
derecho fundamental), Editorial Comares, Granada, 2010, p. 89.
194 DEL MORAL GARCÍA, A., y RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, I., Reparación del honor…
cit., 89.
195 SERRANO PÉREZ, M.M., El derecho fundamental a la protección de datos. Derecho
español y comparado, Editorial Aranzadi S.A., Madrid, 2003, pp. 140-141.
SEGUNDA PARTE
LA PROTECCIÓN PENAL DE DATOS EN ESPAÑA
I. P
ROTECCIÓN DE DATOS A PARTIR DEL ARTÍCULO 197.2 DEL
CÓDIGO PENAL.
Como para alertarnos de que los delitos informáticos son delitos de
comisión trasnacional, pero que en España no tienen la consideración
de delitos de persecución universal, VELASCO NUÑEZ comenta que
algunas modalidades delictivas “como pueda ser el sabotaje informático
(que a diferencia del delito de daños informáticos en que más que
atacar al dato informático, ataca a sistemas de comunicación de datos,
afectando a una generalidad, con el evidente perjuicio cuando se trata
de servicios de muy primera necesidad (…). En cualquier caso, los
delitos que atacan la seguridad en la Red afectan a un bien jurídico de
protección supranacional, de carácter difuso, por la potencialidad lesiva
a los intereses de múltiples víctimas (delitos-masa) y, como el sabotaje
informático, deberían ampararse bajo el principio de persecución y
jurisdicción universal”225.
A manera de aproximación y referencia necesaria a nuestro interés,
diremos que el numeral primero del artículo 197 CP contempla conductas
no autorizadas por el titular del derecho a la intimidad, que se manifiestan
en el apoderamiento de papeles, cartas, mensajes de correo electrónico
o cualesquiera otros documentos o efectos personales, la interceptación
de telecomunicaciones mediante el uso de artificios técnicos de escucha,
transmisión, grabación, reproducción del sonido o de la imagen, o bien
de cualquier otra señal de comunicación. La pena prevista para los
comportamientos ilegítimos es de uno a cuatro años e imposición de
multa de doce a veinticuatro meses.
Las conductas punibles en estos casos han de dirigirse a descubrir
los secretos y lesionar la intimidad del afectado, que puede realizarse
incluso a través de medios técnicos. Pero, definitivamente, el bien jurídico
protegido por la norma es la intimidad, aunque no en el sentido de la
privacy, sino de una interpretación más amplia de interés social.
234 Constitución Política Española. Artículo 18: “1. Se garantiza el derecho al honor, a la
intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
2. El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin
consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito.
3. Se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales, telegráficas
y telefónicas, salvo resolución judicial.
4. La Ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal
y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos”.
237 GÓMEZ NAVAJAS, J., La protección de los datos personales, Editorial Aranzadi S.A.,
Navarra, 2005, pp. 85 y ss.
238 Constitución Española. Artículo 18.1: “Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad
personal y familiar y a la propia imagen” (
). “4. La Ley limitará el uso de la informática
para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno
ejercicio de sus derechos”.
239 GÓMEZ NAVAJAS, J., La protección
cit., pp. 88 a 89.
240 GÓMEZ NAVAJAS, J., La protección
cit., p. 89. Asimismo, en el artículo 8 de la Carta
de los Derechos fundamentales de la UNIÓN EUROPEA, se establece: “1. Toda persona
tiene derecho a la protección de los datos de carácter personal que la conciernan, 2. Estos
datos se tratarán de un modo leal, para fines concretos y sobre la base del consentimiento
de la persona afectada o en virtud de otro fundamento legítimo previsto por la Ley. Toda
persona tiene derecho a acceder a los datos recogidos que la conciernan y a su rectificación,
este el criterio del Código Penal, que incluye en su art. 197.2 toda clase
de ficheros, estén automatizados o no. También es el criterio seguido por
la LOPDP248.
En forma coincidente, CONDE-PUMPIDO TOURÓN considera que
este precepto (art. 197.2 CP) “tutela la libertad informática, el denominado
“habeas data” o derecho sobre la propia identidad informática o, lo que el
Tribunal Constitucional alemán denomina “derecho a la autodeterminación
informática”, desarrollando así el mandato constitucional expresamente
recogido en el art. 18.4 CE”249.
Sin duda, el destacado autor pone en claro el bien jurídico protegido
por el precepto en cuestión (la libertad informática), y lo importante la
diáfana precisión al remarcar que existe un cauce procesal para llevar a
cabo la autodeterminación informativa conocida en América Latina como
habeas data, que permite el conocimiento de la información que tienen
sobre nosotros, el uso y control de los datos personales, y en sujeción a
la Ley de Protección de datos.
251 GONZÁLEZ CUSSAC, J.L., Esquemas de Derecho penal. Parte Especial, 2ª Edición
actualizada según la LO 5/2010 de Reforma del Código Penal, AAVV, Tomo VII, Tirant
lo Blanch, Valencia, 2010, p. 106.
252 GONZÁLEZ RUS, J.J., en Derecho penal español. Parte Especial, Coordinador COBO
DEL ROSAL, M., Editorial Dykinson, S.L., Madrid, 2004, pp. 324 y ss.
255 BAJO FERNÁNDEZ, M., Compendio de Derecho penal (Parte especial), Volumen II,
Editorial Centro de estudios Ramón Areces, S.A., Madrid, 1998, pp. 195 y ss.
256 VIVES ANTON, T.S., Derecho penal. Parte especial, AAVV, Tirant lo Blanch, 2ª
Edición, Valencia, 2008, pp. 303 y ss.
260 MUÑOZ CONDE, F., Derecho Penal. Parte Especial, 18ª Edición, revisada y puesta al
día, Tirant lo Blanch, Valencia, 2010, pp. 276 y ss.
261 QUERALT JIMÉNEZ, J.J., Derecho penal español. Parte especial, sexta edición revisada
y actualizada, Atelier, Barcelona, 2010, p. 283.
262 GONZÁLEZ CUSSAC, J.L. Esquemas de…cit., p. 106.
III. M
ODALIDADES TÍPICAS QUE CONTIENE EL ART. 197.2 DEL
CÓDIGO PENAL
Resulta, sin duda plausible la opinión de ORTS BERENGUER Y
ROIG TORRES, quienes inicialmente apuntan que “ante la existencia de
conceptos jurídicos indeterminados que se observan en el artículo 197.2
del CP, valiosas han de ser las definiciones de los derechos al honor, a
la intimidad personal y familiar, consentimiento, recogida y tratamiento
de datos de las personas físicas que manejan los ficheros previstos en la
Centro había cometido abusos sexuales contra los niños, difundiendo imágenes del lugar y
la declaración de alguno de los menores. Similar situación de información se produjo con
otros niños que denunciaban que habían sido violados por el administrador en un Centro
en otra ciudad del país. La televisión acompañaba imágenes de declaraciones y detalles
en que estas se habían producido por los relatos de las víctimas de los abusos sexuales, no
obstante que la normativa del Menor prohíbe la exposición de éstos cuando son víctimas
de delitos.
266 ORTS BERENGUER, E. y ROIG TÓRRES, M., Delitos informáticos y delitos comunes
cometidos a través de la informática, Tirant lo Blanch, Valencia, 2001, p. 30.
267 ORTS BERENGUER, E., y ROIG TÓRRES, M., Delitos informáticos…cit., p. 31,
268 MIMBRERA TORRES, E., en Comentarios al Código Penal. Parte Especial, Coordinador
CRUZ DE PABLO, J.A., Vol. I, Difusión jurídica, Madrid, 2008, pp. 408 y ss.
contrario” debe interpretarse que los datos en el tipo básico del 197.2 CP
son los no pertenecientes al núcleo duro de la privacy275.
Desde mi opinión, los derechos fundamentales al ser de las
personas son derechos de defensa primordialmente, en cuanto la
Carta fundamental le garantiza tanto su libertad y desarrollo, así como
el derecho de reclamar su afectación. Si desde el artículo 197.2 CP el
legislador ha querido proteger un bien jurídico, ese interés jurídico es
la “intimidad” personal o familiar de otro, lo que significa que la premisa
para la protección sancionadora del tipo ha de ser el apoderamiento-
acceso, alteración-modificación y utilización, sin autorización, en perjuicio
del titular o de tercero de los datos de carácter personal y familiar que
contenga un fichero informático, electrónico o telemático, o cualquier otro
tipo de archivo. En este entendimiento, el destinatario de la protección
ha de ser el titular del derecho o el tercero, en la que se deberá tomar en
consideración la sensibilidad del bien jurídico, la intensidad imprimida,
así como la capacidad de defensa del afectado. Pensemos no sólo en
los datos clásicos pertenecientes al “núcleo duro de la privacidad”, por
ejemplo, el derecho a la vida del nasciturus frente a la autodeterminación
de la mujer embarazada para interrumpir el embarazo, decisión y datos
que quedan registrados en los Centros de salud, y otros supuestos, son
bienes jurídicos del más intenso y elevado rango lesivo, -más duros que
los propios del núcleo duro de la privacidad-, que sí merecen la tutela del
precepto, sin el menoscabo de los comprendidos en el artículo 197.5.
275 MORALES PRATS, F., en Comentarios al Código penal. Parte Especial, Director
QUINTERO OLIVARES, G. y Coordinador MORALES PRATS, F. Tomo II, (Artículos
138 a 318), Thomson Aranzadi, 5” edición, Navarra, 2008, pp. 462 a 463.
276 BAJO FERNÁNDEZ, M., Compendio de…cit., pp. 197 y ss.
277 También son del criterio de que los datos reservados objeto del delito, se refiere a que
están registrados en forma automatizada y responden a un orden establecido, MUÑOZ
CONDE, JORGE BARREIRO, MORALES PRATS, en contra POLAINO NAVARRETE.
278 BAJO FERNÁNDEZ, M., Compendio de…cit., p. 201.
290 VÁZQUEZ URUZUBIETA, C., Comentario al Código penal. Actualizado por LO 5/2010
de 22 de junio, Ediciones La Ley, Madrid, 2010, p. 493.
291 VÁZQUEZ URUZUBIETA, C., Comentario al…cit., p. 494.
292 MUÑOZ CONDE, F., Derecho penal…cit., pp. 276 y ss.
293 QUERALT JIMÉNEZ, J.J., Derecho penal...cit., p. 266. Este mismo análisis aparece
en la edición 2010, con la novedad interpretada de la LO 5/2010, en la que el autor
puntualiza: “la nueva protección que el Código penal brinda a la intimidad sigue siendo
fragmentaria. Sin embargo, se ha introducido con claridad, al socaire, que no mandato del
TC, la protección jurídico-penal de la intimidad de las personas jurídicas, cuando menos
en alguna de sus esferas”, pp. 283 y 299.
partidario de las formas imperfectas de ejecución del tipo penal RUÍZ MARCO. En tanto
que GÓMEZ NAVAJAS., considera que se trata de tentativa inidónea.
308 RODRÍGUEZ RAMOS, L., Derecho Penal… cit., p. 30.
309 RODRÍGUEZ RAMOS, L., Derecho penal…cit., p. 31.
313 CASTIÑEIRA PALOU, M.T., Lecciones de
cit., pp. 132-133. Asimismo, JAREÑO
LEAL, MORALES PRATS, y RUÍZ MORENO son del criterio que el 197.2 no protege
las recogidas anticipadas de datos y la creación clandestina o fraudulenta de bancos de
datos.
314 MORALES PRATS, F., Comentarios al...cit., pp. 1065 y ss.
335 BLANCO LOZANO, C., Tratado de Derecho penal español, Tomo II, El sistema de
parte especial, Volumen I, Delitos contra bienes jurídicos individuales, J.M. Bosch editor,
Barcelona, 2005, p. 328.
336 MUÑOZ CONDE, F.J., Derecho penal…cit., p. 278.
337 CARBONELL MATEU, J.C., Las Reformas penales de 2010, Jornadas, Valencia, 24 y 25
de febrero 2011.
338 ZUGALDÍA ESPINAR, J.M., Las reformas penales de 2010, Jornadas, Valencia, 24 y 25
de febrero 2011.
2. ASPECTO SUBJETIVO
Para ORTS BERENGUER y ROIG TORRES el nivel de precisión del
análisis del artículo 197.2 del CP pasa también por el aspecto subjetivo,
al afirmar que las conductas descritas han de realizarse en perjuicio de
tercero (primer inciso), o en perjuicio del titular de los datos o de un tercero
(segundo inciso). Esta descripción se interpreta como elemento subjetivo
del injusto, que supone la exigencia de intencionalidad específica en el
sujeto activo.
En criterio de estos autores, “el término “perjuicio” no puede definirse
como daño evaluable en términos económicos, dado el bien jurídico
protegido (…). En efecto, como hemos visto, la acción puede consistir en
apoderarse, utilizar o modificar datos reservados de carácter personal, o
en acceder a los mismos; por lo tanto, el dolo presupone ya el conocimiento
y voluntad de actuar sobre esa clase de datos que afectan a la intimidad,
de manera que el elemento analizado (“en perjuicio de tercero”) ha de
concebirse como un requisito distinto y añadido a ese dolo; ya sea como
necesidad de un perjuicio real (entendido como conocimiento efectivo de
algún dato personal o como cualquier otro perjuicio que pueda causarse
a través de ese conocimiento), ya como especial intención de vulnerar la
intimidad (elemento subjetivo del injusto)”343
El Tribunal Supremo, en la STS de 18 de febrero de 1999, concluye
que estamos ante un delito doloso; sentencia en la que se condenó a
344 ORTS BERENGUER, E. y ROIG TÓRRES, M., Delitos informáticos…cit., pp. 39 y ss.
345 MORALES PRATS, F., en Comentarios al Nuevo Código penal, Director QUINTERO
OLIVARES, G. y Coordinador MORALES PRATS, F., Editorial Aranzadi S.A., Edición
4ª, Navarra, 2005, pp. 1055 y 1065-1066. Asimismo, este análisis aparece en el Manual de
los autores Comentarios al Código penal, Tomo II. Parte Especial (Artículos 138 a 318),
Thomson Aranzadi, 5ª Edición, Navarra, 2008, pp. 449 y 462.
tercero” o “en perjuicio del titular de los datos o de un tercero”, según que
se trate del primer o segundo inciso, respectivamente”347. Para la doctrina
mayoritaria, y particularmente para MORALES PRATS, la expresión “en
perjuicio de tercero”, debe ser interpretada como un elemento subjetivo del
injusto equivalente a que el acto se lleve a cabo para descubrir o vulnerar
la intimidad de otro, y en particular, las garantías que deriven del “habeas
data” como expresión de la denominada libertad informática; es decir, sin
necesidad de que llegue efectivamente a producirse la consumación del
tipo348. Este elemento subjetivo es destacado por ZUGALDÍA ESPINAR,
al describir que “todas las conductas tipificadas en el Título X del Libro
II del Código penal son dolosas, al no haberse previsto expresamente la
comisión de las mismas por imprudencia y regir el sistema de numerus
clausus con respecto a la imprudencia del art. 12 CP”349; por tanto, en esto
coincide con la tesis de ALVAREZ GARCÍA.
En este sentido, ZUGALDÍA ESPINAR subraya que la exigencia de un
elemento subjetivo cuál es el actuar en perjuicio de tercero, parece requerir
dolo directo, puede entenderse que estamos ante un delito de tendencia
o bien que se trata de un delito doloso pero no de tendencia, la exigencia
de una especial intencionalidad en el sujeto activo parece implicar dolo
directo, excluyéndose el dolo eventual. Cierra su intervención clarificando
conceptualmente que en los apartados del art. 197.2 CP, se evidencia no
sólo el dolo genérico de saber lo que se hace y la voluntad de hacerlo,
sino también el dolo específico requerido por esta conducta delictiva: el
ánimo de invadir y perjudicar la esfera de intimidad de la víctima y los
datos reservados personales o familiares o de otro.
En otra línea un sector minoritario, en cambio, interpreta esta expresión
como la referencia típica a un resultado lesivo: ruptura de la reserva o
perjuicio de otra naturaleza, o como una característica objetiva de la
conducta: idoneidad para causar un perjuicio350. De un lado, la vulneración
de la intimidad se produce ya con el acceso inconsentido a los datos, de
manera que la referencia al perjuicio debería suponer un plus. De otro,
347 ÁLVREZ GARCÍA, F.J., Derecho penal…cit., pp. 579 y ss.
348 MORALES PRATS, F., Comentarios al…cit., p. 464.
349 ZUGALDÍA ESPINAR, J.M., en Derecho penal. Parte Especial, Directores ZUGALDÍA
ESPINAR, J.M. y MARÍN DE ESPINOSA CEBALLOS, E.B., Tomo I, Segunda edición,
Tirant lo Blanch, Valencia, 2008, pp. 342 y ss.
350 En este sentido QUERALT JIMÉNEZ, SEGRELLEZ DE ARENAZA, PAREDES
CASTAÑÓN, DOVAL PAÍS/JAREÑO LEAL, RUÍZ MARCO). Para causar el perjuicio
MATA y MARTÍN postulan que debe existir una conducta idónea.
355 CASTIÑEIRA PALOU, M.T., Lecciones de
cit., p. 133. También a tener en cuenta la
opinión de CARBONELL MATEU/GONZÁLEZ CUSSAC, que consideran que el
resultado del delito previsto en el art. 197.2 puede ser un perjuicio de cualquier índole.
356 GÓMEZ NAVAJAS, J., La protección…cit., p. 203.
360 GONZÁLEZ RUS, J.J., Derecho penal…cit., p. 346. Asimismo, la tesis del autor también
aparece en DERECHO PENAL ESPAÑOL. PARTE ESPECIAL, 2ª Edición Dykinson,
S.L., Madrid, 2005, p. 365-366.
361 CONDE PUMPIDO TOURÓN, M., Comentarios al…cit., p. 1551.
abarcado por el dolo, pero no tiene que ser el único ni el prioritario móvil de la
acción”. A esta conclusión debe conducir no sólo el argumento sistemático
a que acabamos de aludir, sino la propia relevancia constitucional del bien
jurídico lesionado por el delito, cuya protección penal no puede estar
condicionada, so pena de verse convertida prácticamente en ilusoria por
la improbable hipótesis de que se acredite, en quien atente contra él, el
deliberado y especial propósito de lesionarlo. Además, este autor coincide
con CONDE-PUMPIDO TOURÓN, al sostener que el 197.2 es un delito
doloso, pero no un delito de tendencia.
Así, conforme a la doctrina jurisprudencial a la que se adhiere
BLANCO LOZANO, refiere que parece razonable que no todos los datos
reservados de carácter personal o familiar pueden ser objeto del delito
contra la libertad informática, porque el delito se consuma tan pronto el
sujeto activo acceda a los datos, los conoce y los tiene a su disposición,
pues sólo con eso se ha quebrantado la reserva que los cubre, es por lo
que deben entenderse que la norma requiere la existencia de un perjuicio
añadido para que la violación de la reserva integre el tipo, un perjuicio
que puede afectar como hemos visto, al titular de los datos o a un tercero.
Pero esto, a su juicio, no es fácil precisar, a priori y en abstracto, cuándo
el desvelamiento de un dato personal o familiar produce ese perjuicio.
Baste ahora con decir que lo produce siempre que se trata de un dato
que el hombre medio de nuestra cultura considere sensible por ser
inherente al ámbito de su intimidad más estricta, dicho de otro modo, un
dato perteneciente al reducto de los que, normalmente, se pretende no
trasciendan fuera de la esfera en que se desenvuelve la privacidad de la
persona y de su núcleo familiar365.
Para POLAINO NAVARRETE el artículo 197.2 configura el tipo de acceso
o intervención de datos ajenos de carácter reservado, y por constituir una
figura de extensión complementaria de incriminación del tipo básico del
artículo 197.1 ambas comparten elementos típicos, como: “la cualidad de
los sujetos activo y pasivo; el acto fundamental del apoderamiento típico
de alcanzar conocimiento de datos reservados contenidos en cualquier
tipo de archivo o registro público o privado; el carácter reservado de los
objetos de apoderamiento de documentos, efectos personales o datos
reservados de carácter personal o familiar; el soporte material en que
respectivamente se contienen los secretos o los datos reservados y la
371 ANARTE BORALLO, E., Y DOVAL PAÍS, A., Derecho penal…cit., p. 454.
372 ÁLVAREZ GARCÍA, F.J., Derecho penal…cit. pp. 581 y ss.
373 JORGE BARREIRO, A., Comentarios al…cit., p. 573.
más cruda forma de razón de Estado”, por lo que sólo queda justificada
la intromisión en la intimidad, que se haga en la forma y cauces previstos
legalmente, generalmente con intervención judicial.
En su peculiar forma de pensar, QUERALT JIMÉNEZ precisa que el
“comportamiento para ser antijurídico” debe producirse por alguien que
carezca de autorización para cada una de las modalidades ejecutivas.
“La autorización para acceder a los datos reservados podrá venir de una
cesión lícita (art. 27 LO 15/1999) que ya no exige el consentimiento del
interesado ni comunicación (art. 94.5 Ley General de Telecomunicaciones),
salvo excepciones legalmente tasadas”378.
Al ser un tema tan cuestionable y de mucha enjundia, QUERALT
JIMÉNEZ, concluye enfáticamente que “el consentimiento del titular será
decisivo” para excluir la antijuricidad.
Como puede apreciarse, hay discrepancias entre los argumentos de
la expresión “sin estar autorizado”, así se colige de la opinión de JORGE
BARREIRO al afirmar que esta cláusula, se entiende como un elemento
normativo, por un lado, y en otra vertiente no dudan en calificarla como
una particular y especial causa de justificación379.
En mi opinión, el mayor problema que genera las contradicciones de
los selectos doctrinarios no son los argumentos, si no el origen de ellos,
porque si el legislador definiera que sólo los hechos sensibles y los más
graves de mayor entidad lesiva serán objeto de la tutela penal, y que las
conductas que afecten al bien jurídico intimidad vulnerando la ley, en
estos supuestos la acción podrá ser iniciada por la víctima, y a denuncia
de ella por el Ministerio fiscal, así podría evitarse la pretendida atipicidad,
antijuricidad o causas de justificación, que generalmente se cubren por el
velo de la duda antes que por la certeza y probidad de la justicia.
380 CARRASCO ANDRINO, M. del M., “El delito de acceso ilícito a los sistemas
informático”, en ÁLVAREZ GARCÍA, F.J. y GONZÁLEZ CUSSAC, J.L. (Directores),
Comentarios a la reforma penal de 2010, Tirant lo Blanch, Valencia, p. 249.
Puntualiza esta autora, que además, “el acceso debe llevarse a cabo
vulnerando las medidas de seguridad establecidas para impedirlo. Esta
limitación de la conducta típica, facultativamente prevista en la Decisión
marco 2005/222/JAI, se valora positivamente tanto porque refleja la
energía criminal del autor como porque incide en la determinación del
bien jurídico protegido: “La seguridad de los sistemas informáticos”.
Las medidas de seguridad del sistema informático serán determinadas
por los responsables de los ficheros o registros informáticos y pondrán ser
de software o de hardware. Este criterio de que el Bien jurídico protegido
por el nuevo apartado del art. 197.3 es la Seguridad de los sistemas
informáticos es plenamente compartido por ANARTE BORALLO y DOVAL
PAÍS, aunque con la particularidad de éste último de que para dotarle de
contenido material al tipo hay que conectar la descripción del hecho típico
con la intimidad y a la que afectan claramente, de un modo u otro, los
delitos recogidos en los apartados precedentes del 197 CP384.
Para POLAINO NAVARRETE el nuevo tipo penal introducido en el
art. 197.3, al tipificar la conducta de acceso o de mantenimiento de los
datos o programas informáticos contenido en un sistema informático
o parte del mismo, prácticamente “trata de una modalidad específica
de interceptación indebida de dichos datos accediendo ex novo al
conocimiento bien manteniendo a posteriori el status cognitivo de los
mismos. Además, señala que los datos o programas informáticos objeto
de indebido conocimiento por parte de quien carece de autorización
han de hallarse contenido en un sistema informático que en todo caso
disponga de medidas de seguridad establecidas para impedirlo, las
cuales han de ser vulneradas por el autor, y “en contra de la voluntad de
quien tenga el legítimo derecho a excluirlo” 385. En fin, enfatiza a su vez,
que tal contrariedad de la voluntad de quien ostenta el legítimo derecho
de exclusión, revela el efecto externo dimanante frente a terceros del
bien protegido, que es la privacidad o reserva de datos o programas no
destinados al general conocimiento, sin perjuicio de que pueda haber
concurrencia de bienes y concurso de delitos en situación de afectar a la
seguridad nacional, a derechos industriales o de autor.
En opinión ilustrada de QUERALT JIMÉNEZ, considera que estamos
ante “un delito de medios indeterminados, en donde el sujeto activo es
sujeto activo, por el carácter sensible de los datos y por el fin lucrativo.
A estos añade el autor que la LO 5/2010 ha agregado una cualificación
común que comprende a todos los delitos del artículo 197, cuando sean
cometidos en el seno de una organización o grupos criminales (art. 197.8:
pena superior en grado)”398.
En el plano de seguridad del sistema, QUERALT JIMÉNEZ expone
que el tipo del artículo 197.3 CP “exige un nivel de autoprotección de la
víctima, que habrá de ser proporcional a la funcionalidad de su sistema y
a la relevancia de los datos que en él se contengan”399.
Del tipo penal, este autor extrae a su vez algunas conceptualizaciones
diferenciales. Así considera el “El tipo de imperfecta ejecución. Se trata
de un delito de resultado, no sólo hay que proceder a la intrusión o al
mantenimiento ilegítimo en el seno del sistema, sino que ha de vulnerarse
a la seguridad que lo protege; ambos conjuntos de acciones ofrecen la
separación espacio-temporal propia de los delitos de resultado. El tipo
negativo. La recuperación de datos indebidamente registrados podría
operar como causa de justificación: ejercicio (putativo) de un derecho.
Tipo subjetivo. Es un delito ex lege y eminentemente doloso, y el concurso.
De hecho, considera el autor que es un acto preparatorio de los demás
delitos de apoderamiento de datos personales. Finalmente, añade que
respecto al tipo agravado (art. 197.8), se incrementa sensiblemente las
penas. Si el hecho se comete en el seno de una organización o un grupo
criminal, en la que la organización apunta a una mayor formalidad y el
grupo a la informalidad y a la espontaneidad”400.
En términos semejantes, en cuanto que el objeto de la acción
está contenido por los datos o programas informáticos VÁZQUEZ
URUZUBIETA expresa que con el apartado 3 del art. 197, se mantenga
en él sin autorización del titular legítimo, se trata de un tipo penal nuevo,
y prevé, como es de rigor, la actividad de una persona jurídica por medio
de sus administradores o representantes en los términos del artículo 33,
a cuyo comentario remitimos”401. Es decir, que este autor, comparte con
MUÑOZ CONDE, QUERALT JIMÉNEZ y CARRASCO ANDRINO este
elemento del objeto de la acción, y de la agravación de la pena, que no
402 ANARTE BORALLO, E., y DOVAL PAÍS, A., Derecho penal…cit., p. 456.
403 ANARTE BORALLO, E., y DOVAL PAÍS, A., Derecho penal…cit., p. 456.
404 ANARTE BORALLO, E., y DOVAL PAÍS, A., Derecho penal…cit., p. 457.
405 ANARTE BORALLO, E., y DOVAL PAÍS, A., Derecho penal…cit., p. 457 in fine.
406 MORALES GARCÍA, O., en La Reforma penal de 2010: Análisis y Comentarios,
Director QUINTERO OLIVARES, G., Thomson Reuters, Madrid, 2010, p. 183.
CAPÍTULO IV
EL HABEAS DATA Y EL DERECHO POSITIVO
BOLIVIANO
PRIMERA PARTE
REGULACIÓN CONSTITUCIONAL,
ADMINISTRATIVA Y CIVIL
I. DESCRIPCIÓN PRELIMINAR.
Como miembros de una sociedad enteramente dinámica y globalizada
que convive con la informática, telemática y las biotecnologías, propias
del denominado S.XXI, más conocido como el siglo de la información-
comunicación e inteligencia, desde nuestro nacimiento hasta ex antes y ex
pos de nuestra muerte hemos generado una infinidad de datos personales,
que pasan por el registro de de nuestro nacimiento, identificación,
inscripciones en establecimientos educativos, Universidades e institutos
de formación. Hemos cumplido responsabilidades en cargos públicos
y privados, nuestro domicilio ha sido asentado en la policía, la que ha
recogido los cambios efectuados por diversas situaciones de trabajo; el
registro migratorio ha sido requerido por desplazamientos al exterior y
los bancos con la apertura de cuentas de ahorro, corriente y tarjetas de
crédito nos han incorporado en su sistema informático como titulares de
nuestro derecho; el derecho sucesorio ha sido tramitado y registrado en
Derechos Reales. En fin, sin este conglomerado de datos personales
que nos identifique y reconozcan como personas sería prácticamente
improbable que la sociedad en la que estamos inmersos respete las
libertades y derechos fundamentales que hacen a la personalidad misma,
como la identidad personal, la dignidad, la intimidad, la imagen, el honor,
la reputación, la correspondencia, la propiedad y los derechos sensibles.
Pero la vida de la persona y sus actividades diversas en los campos de
la cultura, la economía y las finanzas y el desempeño laboral, académico e
intelectual y, cuando no deportivo, implica no sólo registro en los sistemas
informáticos públicos o privados; sino que la modalidad de su obtención,
almacenamiento, conservación, actualización, rectificación, transferencia,
420 BIANCHI, A. B., Habeas data y derecho a la privacidad, en E.D. Buenos Aires, 2000,
pp.161 y 866.
421 PÉREZ LUÑO, A. E., Los derechos humanos en la sociedad tecnológica, Cuadernos y
debates Nº 21, CEC, Madrid, 1990, p. 136.
422 MASCIOTRA, M., El habeas…cit., p. 17.
II. R
ELACION HISTÓRICA DE LA INFORMÁTICA E INGRESO DEL
HABEAS DATA EN BOLIVIA
En nuestro país se ha iniciado el proceso de informatización con
intensidad en los últimos cuatro lustros, de modo que la instalación de
ordenadores y sistemas de redes en las instituciones públicas y privadas
III. L
A ACCIÓN DE PROTECCIÓN DE PRIVACIDAD BOLIVIANA Y SU
CAUCE PROCESAL
Tuvieron que transcurrir aproximadamente ocho años para que la clase
política expresada en la Asamblea Constitucional tenga que asumir el rol
de refundación de la República, para introducir en el texto de la nueva
Constitución institutos de garantías y derechos, entre los que se tienen
como de mayor relevancia la Acción de protección de privacidad, que no
es más que el habeas data, simplemente, oleado con otros monjes.
La Constitución Política del Estado Plurinacional de 2009, en el
Título IV, Capítulo segundo, Sección III, bajo el epígrafe GARANTÍAS
JURISDICCIONALES Y ACCIONES DE DEFENSA, consagra la Acción
de protección de privacidad en:
El artículo 130 de la CPEP, prescribe:
“I. Toda persona individual o colectiva que crea estar indebida o
ilegalmente impedida de conocer, objetar u obtener la eliminación
o rectificación de los datos registrados por cualquier medio físico,
electrónico, magnético o informático, en archivos o bancos de datos
públicos o privados, o que afecten a su derecho fundamental a la
intimidad y privacidad personal o familiar, o a su propia imagen, honra
y reputación, podrá interponer la Acción de Protección de Privacidad.
II. La Acción de Protección de Privacidad no procederá para levantar el
secreto en materia de prensa”.
A su vez, el artículo 131 de la CPEP, establece:
“I. La Acción de protección de privacidad tendrá lugar de acuerdo con el
procedimiento previsto para la Acción de Amparo Constitucional.
II. Si el tribunal o juez competente declara procedente la acción,
ordenará la revelación, eliminación o rectificación de los datos cuyo
registro fue impugnado.
III. La decisión se elevará, de oficio, en revisión ante el Tribunal
Constitucional Plurinacional en el plazo de veinticuatro horas
siguiente a la emisión del fallo, sin que por ello se suspenda su
ejecución.
428 Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional vigente a partir de julio de 2010.
429 En la Gaceta Oficial de Bolivia se ha publicado la Ley Nº 027 del Tribunal Constitucional
Plurinacional, el 6 de julio de 2010, que al abrogar la Ley Nº 1836 de 1º de abril de 1998
entre otras, en el artículo 58.II.1 y 2. Prescribe: “los tribunales departamentales de justicia
en sus salas por turno o los juzgados públicos de materia, conocerán y resolverán las
acciones de protección de privacidad, en las capitales de departamento, y en las provincias
la competencia de esta acción de defensa corresponde a los juzgados públicos o juzgados
públicos mixtos”. Como en el país de acuerdo a la estructura política existen nueve
departamentos en cada uno de ellos el Tribunal departamental de justicia es el máximo
tribunal en ese orden dentro del territorio geográfico regional y en gradación le siguen los
juzgados públicos de materia penal, civil, familiar, de menores, etc, y es ante ellos donde
se interponen las demandas de Acción de protección de privacidad, y en las provincias
como viene determinado en el numeral 2, párrafo II, del artículo 58 CPEP ya mencionado,
ver en p. 17 y ss, de la LTCP.
Constitucional, en una primera fase asumen las Salas por turno de los
Tribunales departamentales de justicia ordinaria y Jueces públicos de
materia en las Capitales de Departamento, y los Jueces públicos o los
Jueces públicos mixtos en las Provincias. Esta singularidad que jueces
de justicia ordinaria se convierten en tribunales de justicia constitucional,
por estar así reconocida la conversión de jurisdicción en la Ley del
Tribunal Constitucional Plurinacional (art. 58), es probablemente porque
el legislador no ha podido deshacerse de la tradicional muletilla que ya
preveía la CPE abrogada de 1967. De otro lado, las decisiones que se
pronuncien en esta fase, sean de concesión de la tutela del derecho o de
denegación como únicas forma de resolución, serán elevadas de oficio en
revisión ante el Tribunal Plurinacional, en el plazo de veinticuatro horas,
sin que por ello se suspenda su ejecución.
El TCP, conforme al artículo 196.I de la CPEP, tiene jurisdicción
nacional, vela por la supremacía de la Constitución, ejerce el control de
constitucionalidad y precautela el respeto y la vigencia de los derechos y
las garantías constitucionales. Guarda relación con su homólogo español
en la jurisdicción territorial en todo el país, en el conocimiento de los
recursos de inconstitucionalidad contra leyes y disposiciones normativas
con fuerza de ley y los conflictos de competencias entre el Estado y las
Comunidades Autónomas o entre ellas en el caso de España, en Bolivia
entre el Estado y las gobernaciones departamentales.
La marcada diferencia, no sólo entiendo que podría estar en la calidad
de la doctrina del Tribunal Constitucional español en materia de garantía
de derechos fundamentales, sino fundamentalmente en que este Tribunal
conoce y decide sólo cuando los tribunales han denegado la tutela.
Esto es, que el Recurso de amparo se interpone por violación de los
derechos referidos en el artículo 53.2 de la Constitución y en los casos
y formas que la ley establezca. En tanto que en Bolivia la demanda por
vulneración al derecho a la intimidad o privacidad, honra o reputación y a
la propia imagen primariamente se inicia en sede de Tribunales y jueces
ordinarios, y el TCP recién conoce aquella decisión en grado de revisión,
pero ¿revisión con qué finalidad jurídica?, es uno de los aspectos que
merecerá mi especial dedicación en líneas posteriores.
En opinión de RIVERA SANTIVÁÑEZ, el habeas data es un proceso
constitucional de carácter tutelar que protege a la persona en el ejercicio
de su derecho a la “autodeterminación informativa”. Es una garantía
2. Cuando los derechos o garantías vulnerados puedan ser tutelados por la Acción de
libertad, amparo, acción popular o de cumplimiento.
3. Contra las resoluciones cuya ejecución estuviera suspendida.
4. Cuando se haya interpuesto otra acción de protección de privacidad, con igual identidad
de sujeto, objeto y causa.
5. Cuando se hubiese consentido en la amenaza o violación de los derechos reclamados.
6. Cuando hubiera cesado los efectos del acto reclamado”.
436 Ley Nº 027 del Tribunal Constitucional Plurinacional, de 6 de julio de 2010. Artículo
“58.II: “Las acciones de Amparo Constitucional, de Protección de privacidad, de
cumplimiento y Popular, podrán interponerse:
1. En las capitales de departamento ante la sala de turno de los tribunales departamentales
de justicia o los juzgados públicos de materia.
2. En las provincias se podrá interponer en los juzgados públicos mixtos”.
437 El Código Penal boliviano de 1973, reformado en marzo de 1997, incorpora el artículo
179. bis (Desobediencia a resoluciones en procesos de habeas corpus y amparo
constitucional). “El funcionario o particular que no diere exacto cumplimiento a las
resoluciones judiciales, emitidas en procesos de habeas corpus o amparo constitucional,
será sancionado con reclusión de dos a seis años y con multa de cien a trescientos días”.
“Artículo 130.I “La Acción de protección de privacidad tendrá lugar de acuerdo con el
procedimiento previsto para la acción de Amparo constitucional”.
y ello a efecto de que rinda su efecto tutelar respecto del derecho que a
través de esa misma garantía se pretende. Las garantías deben holgarse…
hay que buscar con aperturismo y activismo procesal y judicial la mejor
vía conducente –en cada caso-para que haya una -o más- garantías a
disposición de quien invoca aquel derecho”440. La tutela a la que se refiere
el autor es el derecho a la intimidad, pero que también el habeas data
fuera de aquel podría hacer efectiva la garantía respecto a otros derechos
que le conciernen a la personalidad.
En este marco normativo, la Acción de Protección de Privacidad
asume la calidad de garantía instrumental de estirpe constitucional, con
una multiplicidad de perfiles y proyecciones cuyo contenido y dimensión
tutelar no termina de estructurarse. Tanto por la aparición diversa de
medios técnicos de vertiginoso avance en las sociedades tecnológicas e
informáticas, cuanto por la falta de mallas oportunas, que pudieran poner
en riesgo los datos personales cedidos por los ciudadanos, en la creencia
de que los depositarios de los mismos le darán un tratamiento adecuado
y lícito.
Una de las debilidades que presenta el diseño de jurisdicción
constitucional, y particularmente en Acciones de Protección de Privacidad,
es que los tribunales y jueces instituidos para conocer y decidir estas
acciones no son jueces especializados en materia constitucional,
como hubiera sido de esperar. Toda vez que las Acciones de defensa
son garantías estrictamente constitucionales y protegen derechos
fundamentales, lo que supone para seguridad de una mayor probidad la
formación especializada en el área constitucional. Con el complemento
que la carga procesal en esta clase de acciones es probablemente la que
demanda el mayor tiempo de los jueces ordinarios, lo que en cierta medida
podría incidir negativamente en el sesudo razonamiento interpretativo de
la norma constitucional y los derechos fundamentales que se invocan en
cada caso.
En todo caso, creo que no puede menos que ser subrayada esta
incoherencia, si de acuerdo al informe de Relaciones públicas del Tribunal
Constitucional Plurinacional publicado en un medio de prensa escrita, da
cuenta que en 365 días (febrero de 2010 a febrero de 2011), han despachado
más de 3.600 causas correspondientes a cuatro años de rezago (2005,
2006, 2007 y 2008), y que en la actualidad quedan por despachar más
440 BIDART CAMPOS, G. J., ¿Habeas data, o qué? ¿Derecho a la “verdad”, o qué?, en L.L.
Buenos Aires, 1999, p. 212.
441 CORREO DEL SUR., En Informe de Labores Relaciones Públicas del Tribunal
Constitucional Plurinacional, publicado el 21 de febrero de 2011, Sucre-Bolivia. En
www.correodelsur.bo.com. 21 de febrero de 2011.
En el Capítulo II, Título I, Libro Primero, artículo 16.I del Código civil
(Derecho a la imagen) prescribe:
“Cuando se comercia, exhibe o expone la imagen de una
persona lesionando su reputación o decoro la parte interesada y,
en su defecto, su cónyuge, descendientes o ascendientes pueden
pedir, salvo los casos justificados por la ley, que el juez haga cesar
el hecho lesivo. II. Se comprende en la regla anterior la reproducción
de la voz de una persona”.
En criterio de MORALES GUILLEN “en la doctrina y jurisprudencia
alemana, las leyes que protegen el derecho de la propia imagen contra
publicaciones indeseables, no importan un derecho general que ampare
los derechos indefinidos de las personas. Una extensión exagerada
provocaría grandes inconvenientes dando lugar a innumerables pleitos
de indemnización (Loewenwarter)”446.
El tema principal en la descripción del precepto es determinar si la
vulneración a estos derechos protegidos queda cubiertos suficientemente
por vía procesal civil ordinaria o por vía constitucional. Naturalmente que
la práctica en nuestro país es que toda intromisión ilegítima se instaure en
los juzgados ordinarios civiles, y según la lesión del derecho comprobado
en proceso, se dispondrá el cese de la injerencia y la disposición de la
indemnización moral y material en su caso. Sin embargo, habrá que
reconocer que en Bolivia tenuemente se han generado casos de esta
naturaleza y las pocas originadas por los excesos de la prensa no han
terminado sino en decisiones basadas en incompetencia de jueces, bajo
el criterio del secreto de prensa y la Ley de Imprenta que establece una
regulación especial en actividades que provienen de ella.
Nótese además, que el bien jurídico protegido es esencialmente la
imagen, pero también pueden ser la honra o el derecho de reserva de
las personas, sin descartar situaciones de intimidad, frente al infractor
que sin consentimiento del titular del derecho a la imagen procede a
comercializar, publicar, exhibir o exponer la imagen de la persona. Sin
embargo, no se específica expresamente el verbo de la captación previa
acción penal, lo que resultaba más viable para una transacción que para
una controversia judicial”447. Desde su punto de vista el autor considera
que la disposición puede caer además, bajo la sanción de la inefectividad
establecida por el artículo 6 del Código Penal (colisión de leyes).
Compartiendo en parte con la postura de MORALES GULLEN, aunque
no desde la óptica del renunciamiento de una vía judicial para imprimir
la civil en busca de proteger el derecho al honor, entendemos que el
derecho al honor intrínseco de la personalidad y derivado de la dignidad
humana, se preserva frente a las invasiones y ataques que lesionen su
identidad y estima personal; es decir cuando su buen nombre sea objeto
de escarnio, desaprobación y mella púbica. De manera que al producirse
efectos de desconsideración, éstos no sólo alcanzan a las fibras íntimas
del sentimiento moral, sino que se proyectan negativamente en la familia
y en lo social. Esta es la razón fundamental para que se catalogue como
un derecho irrenunciable por la legislación española entre otras.
Por otra parte, si son derechos fundamentales de la personalidad la
decisión de la persona afectada en su buen nombre u honorabilidad,
no impedirá que se haga uso de la vía civil o penal que considere más
eficaz para la tutela rápida y oportuna. Por lo tanto, si el bien jurídico
protegido es el buen nombre de la persona en sus atributos intrínsecos y
trascendentales, la renuncia no tiene espacio legal.
VI. C
ONCLUSIÓN: LA TUTELA CIVIL Y ADMINISTRATIVA EN BOLIVIA
ES INSUFICIENTE.
Reconocemos que en nuestro país (Bolivia) los legisladores, más con
sabor a poco a que nada, se hayan propuesto preservar los derechos
al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, tanto es
así que la legislación civil al regular el derecho a la intimidad, tan sólo
contempla como intromisiones lesivas la “perturbación” y la “divulgación”.
Similar situación se presenta con el derecho al honor en el que se
protege el buen nombre, sin especificar los comportamientos ilegítimos
que pudieran lesionar el primero de estos derechos cuando se “publica,
exhibe, expone y comercializa”. Lo que nos parece insuficiente frente a
aquellas conductas ilegítimas producto del uso de aparatos técnicos de
escucha, filmación, dispositivos ópticos, dispositivos de posicionamiento
448 Ley Nº 28168, de 17 de mayo de 2005, artículo 19 (Petición de hábeas data): “I. Toda
persona, en la vía administrativa, podrá solicitar ante la autoridad encargada de los
archivos o registros la actualización, complementación, eliminación o rectificación de
sus datos registrados por cualquier medio físico, electrónico, magnético o informático,
relativos a sus derechos fundamentales a la identidad, intimidad, imagen y privacidad. En
la misma vía, podrá solicitar a la autoridad superior competente el acceso a la información
en caso de negativa injustificada por la autoridad encargada del registro o archivo público.
II. La petición de Habeas Data se resolverá en el plazo máximo de cinco (5) días hábiles.
En caso de negativa injustificada de acceso a la información, la autoridad jerárquica
competente, adicionalmente tendrá un plazo de quince (15) días hábiles para proporcionar
la información solicitada.
III. La petición de Habeas Data no reemplaza ni sustituye el Recurso Constitucional
establecido en el artículo 23 de la Constitución Política del Estado. El interesado podrá
acudir, alternativamente, a la vía administrativa sin que su ejercicio conlleve renuncia o
pérdida de la vía judicial. El acceso a la vía judicial no estará condicionado a la previa
utilización ni agotamiento de esta vía administrativa”.
449 Constitución Política del Estado Plurinacional, artículo 130.I: “Toda persona individual o
colectiva que crea estar indebida o ilegalmente impedida de conocer, objetar u obtener la
eliminación o rectificación de los daos registrados por cualquier medio físico, electrónico,
magnético o informático, en archivos o bancos de datos públicos o privados, o que afecten
a su derecho fundamental a la intimidad y privacidad personal o familiar, o a su propia
imagen, honra y reputación, podrá interponer la Acción de protección de privacidad.
II. La Acción de protección de privacidad no procederá para levantar el secreto en materia
de prensa”.
Artículo 131. I: “La Acción de protección de privacidad tendrá lugar de acuerdo con el
procedimiento previsto para la acción de Amparo Constitucional”.
VII. J
URISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL EN
ACCIONES DE HABEAS DATA
El Tribunal Constitucional Plurinacional, único en su género
configurativo, al estar integrado bajo conceptos representativos, tanto del
sistema ordinario y del sistema indígena originario campesino, elegidos
mediante sufragio universal, tiene por finalidad velar por la supremacía de
la Constitución, ejercer el control de la constitucionalidad y precautelar el
respeto y vigencia de los derechos y garantías constitucionales450.
5. Los recursos contra resoluciones del Órgano legislativo, cuando sus resoluciones
afecten a uno o más derechos, cualesquiera sean las personas afectadas.
6. La revisión de las acciones de Libertad, de Amparo constitucional, de Protección
de privacidad, Popular y de cumplimiento. Esta revisión no impedirá la cancelación
inmediata y obligatoria de la resolución que resuelva la acción.
7. Las consultas de la Presidenta o del Presidente de la República, de la Asamblea
Legislativa Plurinacional, del Tribunal Supremo de Justicia o del Tribunal Agroambiental
sobre la constitucionalidad de proyectos de ley. La decisión del Tribunal Constitucional
es de cumplimiento obligatorio.
8. Las consultas de las autoridades indígenas originario campesinas sobre la aplicación de
sus normas jurídicas aplicadas a un caso concreto. La decisión del Tribunal Constitucional
es obligatoria.
9. El control previo de constitucionalidad en la ratificación de tratados internacionales.
10. La constitucionalidad del procedimiento de reforma parcial de la Constitución.
11. Los conflictos de competencia entre la jurisdicción indígena originaria campesina y la
jurisdicción ordinaria y agroambiental.
12. Los recursos directos de nulidad”.
451 La Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional prescribe en su artículo 12.
(Atribuciones):
“Son atribuciones del Tribunal Constitucional Plurinacional, conocer y resolver:
1. Las acciones de inconstitucionalidad directas o de carácter abstracto sobre leyes,
estatutos autonómicos, cartas orgánicas, decretos y todo género de ordenanzas y
resoluciones no judiciales.
2. Las acciones de inconstitucionalidad indirectas o de carácter concreto sobre la
inconstitucionalidad de leyes, estatutos autonómicos, cartas orgánicas, decretos y todo
género de ordenanzas y resoluciones no judiciales.
3. Los conflictos de competencia y atribuciones entre órganos del poder público.
4. Los conflictos de competencias entre el gobierno plurinacional, las entidades territoriales
autónomas y descentralizadas, y entre éstas.
5. Los recursos contra tributos, impuestos, tasas, patentes, derechos o contribuciones,
creados, modificados o suprimidos en contravención a lo dispuesto en la constitución
Política del Estado.
454 VARGAS LIMA, A.E., Reflexiones y críticas sobre el proyecto de Ley del TCP, en carta
dirigida al Presidente de la Asamblea legislativa plurinacional, La paz, 18-06-2010.
455 OTERO LUGONES, R., Contrasentido de la Ley de un proyecto, La Paz, 16-06-2010. En
www.fobomade.org.bo/brena/?p=574. 6 de marzo de 2011.
El artículo 410 de la Constitución Política del Estado Plurinacional prescribe: “I. Todas
las personas, naturales y jurídicas, así como los órganos públicos, funciones públicas e
instituciones, se encuentran sometidos a la presente Constitución.
II. La Constitución es la norma suprema del ordenamiento jurídico boliviano y goza de
primacía frente a cualquier otra disposición normativa. El bloque de constitucionalidad
está integrado por los Tratados y Convenios internacionales en materia de Derechos
humanos y las normas de Derecho comunitario, ratificados por el país, la aplicación de las
normas jurídicas se regirá por la siguiente jerarquía, de acuerdo a las competencias de las
entidades territoriales:
1. La Constitución Política del Estado.
2. Los tratados internacionales.
3. Las leyes nacionales, los estatutos autonómicos, las cartas orgánicas y el resto de
legislación departamental, municipal e indígena.
4. Los decretos, reglamentos y demás resoluciones emanadas de los órganos ejecutivos
correspondientes”.
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional, mediante Sentencia constitucional
0189/2010-R de 24 de mayo, aplica el contenido del artículo 19.III de la
Ley 28168 de 17-05-2005, que establece:
“La petición de habeas data no reemplaza ni sustituye el recurso
constitucional establecido en el artículo 23 de la Constitución
Política del Estado. El interesado podrá acudir, alternativamente, a
la vía administrativa sin que su ejercicio conlleve renuncia o pérdida
de la vía judicial. El acceso a la vía judicial no estará condicionado a
la previa utilización ni agotamiento de esta vía administrativa”.
En su fundamento expone que por principio de “unidad del ordenamiento
jurídico”, que inspira la labor interpretativa del Tribunal, no puede
otorgarse a esta disposición legal una alternatividad entre el “habeas data
administrativo” y la “garantía constitucional del habeas data”, ya que para
activar el control de constitucionalidad a través de este medio procesal-
constitucional de defensa, previamente debe agotarse los mecanismos
idóneos establecidos por ley. Y en virtud de esto es que el ejercicio a
la “auto tutela informativa” es válida en esfera administrativa y también
en la jurisdiccional ordinaria, a la que el afectado puede recurrir sin que
se le imponga el agotamiento previo de la administrativa, aspectos que
de ninguna manera alteran la esencia del habeas data, ahora Acción de
protección de privacidad. Éste sólo puede ser activado cuando se haya
agotado la vía administrativa o jurisdiccional respectiva, toda vez que le
es aplicable al caso el principio de subsidiariedad, tal como lo establecen
las SSCC 1572-2004-R, 1511-2004-R y 965-2004-R, entre otras.
Por lo tanto, el Tribunal Constitucional Plurinacional ha comprobado
que se hizo uso del procedimiento administrativo para reclamar la
eliminación de los datos falsos en los archivos de los recurridos, sin
que se haya dado respuesta en el plazo de los cinco días que prevé el
artículo 19.II de la referida Ley, se dio lugar a que se opere el “silencio
administrativo negativo”. En cuyo caso los demandantes quedaban
habilitados para interponer el recurso jerárquico y no así directamente
el habeas data (denominado ahora Acción de protección de privacidad).
En consecuencia, aplicando el principio de subsidiariedad decide en
grado de revisión REVOCAR la Resolución de procedencia 04/07 de
2-02-2007 pronunciada por la Sala social y Administrativa Primera de la
Corte Superior del Distrito Judicial de La Paz y DENIEGA la tutela por no
haberse agotado las vías administrativas activadas.
De manera que cabe advertir que existe un límite en cuanto a los alcances
del habeas data que se establece en el ejercicio de la libertad o derecho
de información y libertad de expresión. En efecto, el habeas data no se
activa contra la difusión de información a través de los medios masivos
de comunicación social, toda vez que este medio no es el adecuado
para viabilizar el derecho de réplica por parte de un medio de prensa con
relación a una información difundida que la persona considere inexacta o
que agravia su derecho al honor, la honra, o la buena imagen, o lesione
su vida privada o íntima.
Debe quedar claramente establecido que el habeas data no es un
medio para ejercer el control sobre los medios de comunicación social y
el ejercicio de la libertad de expresión e información, no es un mecanismo
para establecer censura previa ni correctiva. Finalmente, subraya que
el recurrente no solicitó a “La Razón”, antes de plantear su recurso, la
supresión del aviso, motivo que corrobora la improcedencia…” “Los
recurridos no pueden revestir la condición de sujetos pasivos de esta
acción tutelar, por cuanto ni E.O.A.B., ni el periódico “La Razón” tienen en
su poder bancos de datos o registros que pudieran afectar al recurrente
en sus derechos al honor, a la dignidad, a la intimidad y a la privacidad;
y por otra, que el actor tiene la posibilidad de solicitar directamente a ese
órgano de prensa la rectificación del aviso, si contiene datos incorrectos
o falsos, en mérito de lo cual no puede otorgarse la protección que hoy
busca, más aún si se toma en cuenta que en ningún momento realizó
reclamo alguno ni ejercitó su derecho de rectificación y respuesta respecto
del aviso publicado los días 14, 21 y 28 de marzo del presente año.
Por tanto, el Tribunal Constitucional Aprueba la Resolución 14/2004 de
improcedencia, pronunciada por la Sala Civil Primera de la Corte Superior
del Distrito Judicial de La Paz.
casi siempre del afectado, sea esta persona individual o jurídica. Esta
inacción en autoridades que por mandato de la Constitución representan
los intereses de la sociedad y defienden los derechos de los ciudadanos
bajo el principio de legalidad, requiere una actitud de cambio y compromiso
con la justicia a favor de los injustamente vulnerados, sin que este giro
resienta su objetividad e imparcialidad en sus competencias, por el
contrario refuerza la representatividad legítima que ejercen. Es reflexivo
este encargo social, antes que seguir azorado por la autoilegitimidad
consciente sobre la legitimidad constitucional inerte.
Fundamentación jurídica
Para demostrar lo aseverado, tenemos la Sentencia Constitucional
1511/2004-R, de 21 de septiembre de 2004, que al conocer en grado de
revisión la Resolución 26/2004 de 4 de junio, pronunciada por el Juez
Tercero de Partido y de Sentencia de El Alto del Distrito Judicial de La
Paz, que declara la improcedencia del recurso deducido por J.C.A. contra
E.A.V, Director del Registro Civil de la Corte Departamental Electoral
de La Paz. El Tribunal Constitucional, aprueba la referida resolución
acuñando como fundamentos que: “La autoridad recurrida estaba en
la obligación de emitir los informes solicitados por el representante del
Ministerio Público, toda vez que la información contenida en la base de
datos del Registro Civil, no puede ser confidencial, y por lo mismo a través
del habeas data no se puede impedir que estos datos se hagan públicos,
por ser la publicidad uno de los principios que informan el Registro Civil.
Respecto a la solicitud efectuada por el recurrente, en sentido que se
ordene la rectificación de sus datos personales y de su familia, corresponde
señalar que de acuerdo al artículo 1537 del Código Civil, establece que
es absolutamente prohibido modificar, rectificar o adicionar una partida
asentada en los registros, y que las modificaciones, rectificaciones o
adiciones sólo pueden hacerse en virtud de sentencia pasada en autoridad
de cosa juzgada. En el mismo sentido, el art. 22 de la Ley del Reglamento
del Registro Civil, modificado por la Ley 2616 de 18 de diciembre de 2003,
señala que:
“La rectificación de la fecha de nacimiento, la filiación y el lugar de
nacimiento, sólo podrán efectuarse en virtud de sentencia judicial,
pasada en autoridad de cosa juzgada”.
Los argumentos del Tribunal Constitucional se deslizan en la clara
interpretación de lo que informa la doctrina del derecho comparado
El estudio del derecho comparado nos permite ver el avance que han
tenido otras legislaciones en relación a categorías que están protegidas,
por ejemplo, según la Ley 25.326 de Protección de Datos Personales
de la República Argentina (art. 10), se considera infracción grave: “g) La
vulneración del deber de guardar secreto sobre los datos de carácter
personal incorporados a bases de datos que contengan datos relativos a
la comisión de infracciones administrativas o penales, hacienda pública,
servicios financieros, prestación de servicios de solvencia patrimonial y
crédito, así como aquellos otros bases de datos que contengan un conjunto
de datos de carácter personal suficientes para obtener una evaluación de
la personalidad del individuo”.
Consecuentemente, incumplir el deber de secreto y reserva de los
datos concernidos a la sanción disciplinaria impuesta a la profesional
abogada por el Tribunal de Honor, pese a existir la taxativa prohibición de
su revelación a través de certificados, testimonios o fotocopias conforme
dispone la normativa de la Resolución Congresal 5/2005, de 13 de mayo,
Reglamentaria de Procesos Disciplinarios ante los Tribunales de Honor
de los Colegios Departamentales, emitida en el XIII Congreso Nacional
Extraordinario de Colegios de Abogados de Bolivia, sin duda que constituye
una vulneración a su derecho de reserva y con la consiguiente afectación
de su derecho al trabajo; salvo que su expedición o revelación haya sido a
solicitud de la titular recurrente o bien por orden judicial; lo contrario sería
actuar sin la ductilidad y flexibilidad que demanda la realidad y la esencia
de la garantía del habeas data en su cobertura diversa de los derechos de
la personalidad y su correspondiente desarrollo.
Fundamentación jurídica
La Sentencia Constitucional 0267/2006-R, de 23 de marzo de 2006,
pronunciada por el Tribunal Constitucional que REVOCA la Resolución
01/2005, de 3 de agosto emitida por la Sala Civil Segunda de la Corte
Superior del Distrito Judicial de Tarija y declara improcedente el recurso
de habeas data interpuesto por M.N.A.C. contra S. Ll. M, y W.A.R.,
Presidenta y Secretario del Tribunal de Honor del Colegio de Abogados
de Tarija, que afirma que los recurridos al extender una certificación a
simple carta del Presidente del Tribunal de Concursos de la Fiscalía del
Distrito, poniendo en evidencia la sanción disciplinaria que ya cumplió,
lesionan su derecho al trabajo, a la posibilidad de acceder a la carrera
fiscal, a la imagen, honra y reputación personal y profesional, por todo ello
pide la eliminación del registro.
457 VANOSSI, J.R., El habeas data, Edición Universidad de Buenos Aires, E.D. 159-948,
Argentina, 1998, p. 24.
VIII. C
ONCLUSIÓN JURISPRUDENCIAL: PROCEDIMIENTO AUTÓNO-
MO PARA LA ACCIÓN PROTECCIÓN DE PRIVACIDAD Y LA
NECESIDAD DE PROTECCIÓN DE DATOS
Entendemos que existen elementos de juicio suficientes para dilucidar
en qué caso concreto el Tribunal Constitucional ha resuelto por vía del
habeas data la protección de los derechos fundamentales que integran
el instituto, y en otros que representan la mayoría han sido declarados
improcedentes.
458 CALLEJO CARRIÓN, S., El derecho al honor. El honor como objeto del proceso civil de
amparo especial, Editor difusión jurídica, Madrid, 2006, p. 59.
SEGUNDA PARTE
PROTECCIÓN DE LA INTIMIDAD EN EL CÓDIGO
PENAL BOLIVIANO
epígrafe del Titulo XII que los recoge, como ya puntualizara este detalle
incoherente en líneas arriba.
Por lo tanto, en este marco base de justificación, con la reforma
introducida el 9 de marzo de 1997, se recoge en el capítulo XI, Título
XII, Libro II del Código penal boliviano, de 2 de abril de 1973, los artículos
363 bis y 363 ter cuyo epígrafe los cataloga dentro de los Delitos contra
la propiedad. Aquí cabe una aclaración, que el tratamiento prioritario del
363 ter del CPB, se debe a que es el precepto penal único de carácter
informático que de algún modo se relaciona con el 197.2 del Código penal
español, y esta es la razón de nuestro especial interés en indagar su
ámbito.
El artículo 363 ter CPB (Alteración, acceso y uso indebido de datos
informáticos), prescribe:
“El que sin estar autorizado se apodere, acceda, utilice, modifique,
suprima o inutilice, datos almacenados en una computadora o en cualquier
soporte informático, ocasionando perjuicio al titular de la información,
será sancionado con prestación de trabajo hasta un año o multa hasta
doscientos días”.
Se aprecia que el artículo 363 ter, CPB, nada tiene que ver con los
delitos patrimoniales, y tampoco parece cubrir la tutela del derecho a
la intimidad personal y familiar, específicamente. Sin embargo, por las
conductas de acceder-apoderase, utilizar-modificar, suprimir-inutilizar,
“sin autorización”, “datos almacenados” en una computadora o cualquier
soporte informático, y “en perjuicio del titular de la información”, al ser
elementos normativos del tipo punible, se deduce que lo que se protege
es más que probable “el derecho al habeas data”, entendido como poder
jurídico de disposición y control de los derechos de información, acceso,
rectificación y eliminación de datos informatizados.
El legislador, entonces, parece haber pretendido proteger como bien
jurídico todos los datos, sean personales, constitucionales o no, contenidos
ordenadamente en medios informáticos, no otra cosa se explica con la
“expresión datos almacenados” en computadora o soportes informáticos;
es decir, que quedan fuera de cobertura sancionadora aquellas
conductas previas a la recogida de datos, y datos que se encuentran
en registros físicos o manuales. Por lo tanto, no es la intimidad el bien
jurídico protegido, sino los datos personales o información que pertenece
al titular. En todo caso, la aclaración a este tema podría venir por dos vías:
467 BOIX REIG, J. JAREÑO LEAL, A. DOVAL PAIS, A., Protección penal de la intimidad y
derecho de defensa en causas matrimoniales, publicado en Abogados de Familia, Madrid,
octubre de 2002, p. 4.
En mi opinión, los verbos comisivos del tipo penal del 363 ter son
repetitivos, y poco afortunados para darle una versión más comprometedora
a las conductas que se contienen, de modo que su desconexión entre el
apoderamiento, anacrónico por cierto con el bien jurídico que se protege,
el mismo que no queda nada explícito. No contribuye para determinar cuál
es el verdadero sentido y alcance de las figuras delictivas previstas en el
Capítulo XI del Código penal boliviano. A este respecto, es importante el
enfoque que hace ANARTE BORALLO al abordar el artículo 197.1, 2 del
CP, “comenta que adquiere todo un sentido una versión comprometida
de los verbos del tipo que entran en relación en forma inescindible, a
efectos de la tipicidad no sólo con los soportes o vías citados, sino con
sus contenidos –necesariamente relevantes por la intimidad y secretos
como se indicó-, lo que permite explicitar su auténtica faceta descubridora
y reveladora, que parece ser el verdadero alcance de los tipos integrados
en el Capítulo I468.
Por otra parte, la “expresión ocasionando perjuicio” al titular de la
información, nos hace suponer que la característica del tipo contenido
en el 363 ter, es que con la conducta de acceder, y cualquiera de las
otras modalidades alternativas se produzca un resultado lesivo, donde
los elementos del tipo debe ser abarcado por el dolo directo del sujeto. A
esto, obedece posiblemente su ubicación dentro de los delitos contra la
propiedad, deficiencia técnica que corresponde ser reformulada. Desde
luego que el perjuicio al titular de la información, que en la afectación a
sus datos viene a constituirse en el sujeto pasivo, dicho perjuicio puede
ser de índole moral, económica, salud, etc.
Debe reconocerse también, que la estructura del 363 ter del CPB
no sólo que es imprecisa en cuanto al bien jurídico protegido, sino que
omite gravemente determinar si los datos informatizados se encuentran
en registros públicos o privados, o en el ordenador de un particular. Es
una cuestión muy delicada que merece definición por la jurisprudencia
o el legislador, por cuanto los responsables del manejo de los datos
registrados pudieran ser en su momento sujetos activos de las conductas
incriminadas en el tipo penal, y en cuyo caso no necesitarían romper las
barreras de seguridad, si ellos son los custodios de los datos almacenados
como refiere el precepto.
468 ANARTE BORALLO, E., Consideraciones sobre los delitos de descubrimiento de
secretos (I). en especial el artículo 197.1 del Código penal, en Jueces para la Democracia,
nº 43, Unigral S.A., Madrid, marzo 2002, p. 54.
473 DURÁN RIBERA, W., Principios rectores del derecho penal, Editorial el país, Santa
Cruz de la Sierra-Bolivia, 1996, p. 64.
474 JAREÑO LEAL, A., La pena privativa…cit., p. 226.
475 Las Jurisdicción ordinaria se halla contemplada en el Título III, Capítulo segundo, Artículo
180.I. de la Constitución Política del estado Plurinacional que consagra: “La jurisdicción
ordinaria se fundamenta en los principios procesales de gratuidad, publicidad, transparencia,
oralidad, celeridad, probidad, honestidad, legalidad, eficacia, eficiencia, accesibilidad,
inmediatez, verdad material, debido proceso e igualdad de las partes ante el juez.
II. Se garantiza el principio de impugnación en los procesos judiciales.
III. La jurisdicción ordinaria no reconocerá fueros, privilegios ni tribunales de excepción.
La jurisdicción militar juzgará los delitos de naturaleza militar regulados por la ley”.
La jurisdicción indígena originaria campesina se reconoce en el Título III, Capítulo cuarto,
Artículo 190.I: “Las naciones y pueblos indígena originario campesinos ejercerán sus
funciones jurisdiccionales y de competencia a través de sus autoridades, y aplicarán sus
principios, valores culturales, normas y procedimientos propios.
II. La jurisdicción indígena originaria campesina respeta el derecho a la vida, el derecho a
la defensa y demás derechos y garantías establecidos en la presente Constitución”.
Artículo 191.I: La jurisdicción indígena originario campesina se fundamenta en un vínculo
particular de las personas que son miembros de la respectiva nación o pueblo indígena
originario campesino”.
II. La jurisdicción indígena originario campesina se ejerce en los siguientes ámbitos de
vigencia personal, material y territorial:
1. Están sujetos a esta jurisdicción los miembros de la nación o pueblo indígena originario
campesino, sea que actúen como actores o demandado, denunciantes o querellantes,
denunciados o imputados, recurrentes o recurridos.
2. Esta jurisdicción conoce los asuntos originario campesinos de conformidad a lo
establecido en una Ley de Deslinde jurisdiccional.
3. Esta jurisdicción se aplica a las relaciones y hechos jurídicos que se realizan o cuyos
efectos se producen dentro de la jurisdicción de un pueblo indígena originario campesino”.
Artículo 192.I: “Toda autoridad pública o persona acatará las decisiones de la jurisdicción
indígena originaria campesina”.
Gutiérrez, tipografía de Quevedo, Cochabamba, abril 1862, pp. 143 y ss. del secreto,
y la trascendencia que la revelación pueda tener contra la persona que lo hubieren
confiado. Del mismo modo será castigado el que habiendo abierto, sustraído o suprimido
ilegalmente alguna carta cerrada dirigida a otra persona y haga uso del contenido de la
carta con igual perjuicio de otro, según las circunstancias respectivas”.
480 La Constitución Política del Estado, La Paz-Bolivia, 2009, p. 19, en el artículo 25.I
reconoce: “Toda persona tiene derecho a la inviolabilidad de su domicilio y al secreto de
las comunicaciones privadas en todas sus formas, salvo autorización judicial.
II. Son inviolables la correspondencia, los papeles privados y las manifestaciones
privadas contenidas en cualquier soporte, éstos no podrán ser incautados salvo en los
casos determinados por la ley para la investigación penal, en virtud de orden escrita y
motivada de autoridad judicial competente.
III. Ni la autoridad pública, ni persona u organismo alguno podrán interceptar
conversaciones o comunicaciones privadas mediante instalación que las controle o
centralice.
IV. La información y prueba obtenidas con violación de correspondencia en cualquiera de
sus formas no producirán efecto legal”.
“Artículo 12. (Deberes del Médico). Son deberes del profesional Médico:
k) Guardar el secreto médico, aunque haya cesado la prestación de sus servicios”.
Artículo 13. (Derechos del paciente). Todo paciente tiene derecho a:
“b) La dignidad como ser humano y el respeto a sus creencias y valores étnicos culturales.
c) Confidencialidad.
d) Secreto médico.
e) Recibir información adecuada y oportunas para tomar decisiones libres y
voluntariamente”.
Artículo 17. (Revelación del secreto Médico). Se exceptúa y se exime al médico, de
guardar secreto médico en los siguientes casos:
“a) Cuando el paciente o su responsable legal autoriza expresamente al médico a revelarlo.
b) Cuando actúa en el desempeño de sus funciones como Médico forense a requerimiento
de autoridad competente.
c) Cuando se trata de casos de enfermedad notificable.
d) Cuando la salud de la familia y la comunidad se encuentra en riesgo inminente.
e) En casos de menores de edad los padres, parientes o responsables de los mismos no
podrán dar a conocer la información sobre su estado médico, salvo para dar cumplimiento
a lo establecido en la normativa legal.
f) Cuando la ley disponga expresamente”.
En www.ababolivia.org/archivos/soat/LeyEjercicioMédico.pdf. 5 de marzo de 2011.
CAPÍTULO V
HISTORIA DEL HABEAS CORPUS EN BOLIVIA
PRIMERA PARTE
REGULACIÓN DE LA ACCIÓN DE LIBERTAD EN LA
NUEVA CONSTITUCIÓN
493 FLORES DAPKEVICIUS, R., Amparo, Hábeas Corpus y Habeas data, Tercera edición
actualizada Editorial IB de F, Montevideo-Buenos Aires, 2011, p. 40.
SEGUNDA PARTE
JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL
EN ACCIONES DE LIBERTAD
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional concedió la tutela al considerar que
además, se ponía en peligro el estado de salud de la madre y del bebé, y
precautelando el derecho a la vida se respondió positivamente la solicitud
de la accionante. Sobre el derecho a la vida se señaló: “El derecho a la
vida, como lo ha proclamado la Sentencia Constitucional (SC) 687/2000-
R ´…es el bien jurídico más importante de cuantos consagra el orden
constitucional, de ahí que se encuentre encabezando el catálogo de los
derechos fundamentales previstos en el art. 7 de la Constitución; es el
derecho de toda persona al ser y a la existencia, siendo su característica
esencial la base para el ejercicio de los demás derechos; es decir, la
vida misma es el presupuesto indispensable para que haya titularidad
de derechos y obligaciones, es un derecho inalienable de la persona que
obliga al Estado en dos sentidos: su respeto y su protección. La autoridad
estatal está constitucionalmente impedida de hacer cosa alguna que
destruya o debilite el contenido esencial de esos derechos y debiendo
crear las condiciones indispensables para que tengan cabal observancia
y pleno cumplimiento´. Como lo ha expresado este Tribunal en su SC
411/2000-R, ´…el derecho a la vida es el origen de donde emergen los
demás derechos, por lo que su ejercicio no puede ser obstaculizado por
procedimientos burocráticos ni sujeto a recursos previos, más aún cuando
su titular se encuentra en grave riesgo de muerte. Por ello, además de
proclamarlo, la Ley Fundamental instituye mecanismos de protección
para el ejercicio real y efectivo del derecho a la vida, cuando, en su art.
158, obliga al Estado a defender el capital humano, protegiendo la salud
de la población, asegurando la continuidad de sus medios de subsistencia
y rehabilitación de las personas inutilizadas, obligando también al Estado
a establecer un “régimen de seguridad social” inspirado en los principios
de universalidad, solidaridad, unidad de gestión, economía, oportunidad y
eficacia” (SC 0589/2011-R, de 3 de mayo de 2011, Acción de libertad).
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional observó la resolución de los Vocales que
denegaron la demanda de cesación a la detención preventiva, bajo el
fundamento de haberse limitado: “…a observar la falta de congruencia
y veracidad del certificado de trabajo presentado por el imputado, con el
advertido de que los elementos de prueba mencionados por el abogado
de la defensa ya fueron ofrecidos, producidos y valorados por el juez
de la causa, para finalizar su resolución indicando que no se presentó
ningún otro elemento de prueba que permita a este Tribunal modificar
la Resolución del inferior, lo que evidencia que los demandados, no se
pronunciaron sobre el valor otorgado a los medios de prueba, conforme
establece el art. 124 del CPP y sin describir objetivamente la concurrencia
de los requisitos descritos en los arts. 234 y 235 del CPP, modificados
por la Ley del Sistema de Seguridad Ciudadana con relación al art.
240 del CPP…”, ignorando así la debida fundamentación que deben
tener las resoluciones judiciales, máxime cuando se afecta un derecho
fundamental como es la libertad de locomoción (SC 2209/2010-R, de 19
de noviembre, Habeas corpus).
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional concede la tutela a favor del accionante
porque: “…el Tribunal de alzada, a tiempo de declarar la procedencia
del recurso, modificó la pena privativa de libertad de seis a dos años de
reclusión, ese cambio de la pena, de conformidad con el art. 368 del CPP,
compelía conceder el beneficio del perdón judicial, situación que no se
dio, siendo que el Tribunal de Sentencia en cumplimiento a la Resolución
del Tribunal Superior, estaba obligado a atender positivamente la petición
del condenado, más aún si está demostrado que es su primer delito y que
no tiene antecedentes penales.
La negativa por parte del Tribunal de Sentencia, argumentando que
ellos no pueden modificar una Resolución del superior en grado y que
además ellos habían dado una pena mayor, no tiene sustento legal, por
cuanto el art. 368 del procedimiento penal, es categórico al precisar que
el juez o tribunal que dicte una sentencia condenatoria: “concederá el
perdón judicial”; es decir, que su decisión no está sujeta a su arbitrio,
sino que es una imposición legal, ante el cumplimiento de los requisitos
que la misma norma establece, tratarse de un primer delito y que la pena
impuesta no sea mayor a dos años.
Si bien, la condena impuesta por el Tribunal a quo, inicialmente fue
de seis años, el Tribunal ad quem en uso de sus legítimas facultades
la modificó reduciéndola a dos años, haciendo factible la procedencia
del aludido beneficio del perdón judicial que justificadamente reclama el
accionante. El Tribunal de Sentencia al considerar y en su caso; otorgar
el perdón judicial –si el peticionante cumple los requisitos- no está
revisando, ni alterando la decisión de un órgano superior jerárquico, sino
más bien dando cumplimiento, para que el decreto de “cúmplase” no sea
una mera formalidad, sino la esencia o apertura de su acatamiento como
verdad jurídica inamovible, pero no estéril, sino de la materialización de
sus efectos que son propios de la ejecución de la sentencia, entre los que
incluye el perdón judicial, que en su caso puede ser inclusive impugnable
cuando la parte contraria considere que es indebida por incumplimiento de
requisitos u otros defectos, situación que confirma también la imposibilidad
de que sea el tribunal de alzada el que se pronuncie al respecto, ya que de
hacerlo al margen de vulnerar el art. 51 del CPP, al actuar sin competencia,
negaría el derecho de impugnación reconocido constitucionalmente en el
parágrafo II del art. 180 de nuestra Ley Fundamental.
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional decidió denegar la tutela, con el fundamento
jurídico de que si los accionantes consideraban que la resolución que
dispuso su detención preventiva no partía de supuestos objetivos,
debieron agotar la apelación incidental, pero que en el caso concreto tras
apelar retiraron su apelación y plantearon el habeas corpus ahora acción
de libertad, sin considerar la subsidiariedad excepcional que comprende
también al Habeas corpus, y no con exclusividad al amparo constitucional.
(SC 0930/2010-R, de 17 de agosto, Habeas corpus. Las SSCC
0682/2010-R, 0578/2010-R, 0539/2010-R, 0507/2010-R, 1100/2010-R,
1226/2010-R, 1299/2010-R, 1126/2010-R, 0888/2010-R, 0859/2010-R,
0836/2010-R, 0832/2010-R, 0856/2010-R, 0813/2010-R, 0721/2010-R,
1157/2010-R y 0941/2010-R).
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional denegó la tutela y con respecto a la
diferenciación entre libertad personal y libertad de locomoción indicó:
“...existe distinción entre el derecho a la libertad física o personal y el
derecho a la libertad de circulación: a) Derecho a la libertad personal:
facultad que tienen los individuos de disponer de su propia persona, de
determinarse por su propia voluntad y actuar en virtud a ella, sin que el
Estado ni terceras personas puedan impedirlo a través de privaciones
de libertad ilegales o arbitrarias. En ese sentido, el Comité de Derechos
Humanos, ha señalado que el derecho a la libertad personal “…implica
la prohibición de todas las formas de privación arbitraria de la libertad, ya
sea como consecuencia de un delito o de otras razones (…)”.
b) El derecho a la circulación; es concebido como la facultad de las
personas de moverse libremente en el espacio, de desplazarse de un
lugar a otro, de circular por todo el territorio nacional e inclusive, de salir
e ingresar a él, sin que medie ningún impedimento ilegal o arbitrario. En
ese sentido, la jurisprudencia constitucional, en la SC 1577/2005-R de
6 de diciembre, señaló que dicho derecho debe entenderse como “…la
libertad del hombre de poder mantenerse, circular, transitar, salir de su
radio de acción cuando él así lo quiera y pretenda…”. La persona sólo
puede ejercer ese derecho cuando existe derecho a la libertad física o
personal, por eso es que se puede decir que existe conexión entre ellos”.
(SC 1009/2011-R, de 22 de junio de 2011, Acción de libertad).
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional tomó como ciertas las aseveraciones del
accionante; recordando la obligación que tiene todo funcionario publico
de presentar informes en las acciones tutelares, se señaló: “Según
señala la doctrina del Derecho Administrativo, el servidor público “…es
la persona física, que desempeña un trabajo material, intelectual o físico
dentro de alguno de los Poderes del Estado, bajo un régimen jurídico
de derecho público, y que lleva como finalidad atender a necesidades
sociales.” (SÁNCHEZ GÓMEZ, citado en PÉREZ FERNÁNDEZ DEL
CASTILLO, Bernardo. Ética del abogado y del servidor público. 12ª ed.
Méjico, 2006. p. 127). Tradicionalmente, para garantizar el logro de los
fines del Estado, la función pública ha implicado una posición de autoridad
respecto a los administrados; sin embargo, conforme a la doctrina
contemporánea del Derecho Administrativo, dicha autoridad no es un fin
en sí misma, sino un medio para un efectivo servicio a la sociedad. Con
esa orientación, el art. 232 de la CPE, establece que: “La Administración
Pública se rige por los principios de legitimidad, legalidad, imparcialidad,
publicidad, compromiso e interés social, ética, transparencia, igualdad,
competencia, eficiencia, calidad, calidez, honestidad, responsabilidad
y resultados”(negrillas agregadas) y el art. 235.1 de la misma Ley
Fundamental, consagra que la primera y más importante obligación de
las servidoras y servidores públicos, es cumplir la Constitución y las leyes.
Partiendo del marco doctrinal y constitucional referido, se debe señalar
que en el caso de la acción de libertad, atendiendo especialmente a los
principios de compromiso e interés social y de responsabilidad que rigen
la función pública, así como a la naturaleza de los derechos tutelados
por esa garantía jurisdiccional, cuando el sujeto pasivo es un funcionario
público, éste tiene la obligación de presentar informe escrito o en su
defecto concurrir a la audiencia a fin de desvirtuar los hechos o actos
denunciados como lesivos a los derechos del accionante, pues de no
hacerlo se presume la veracidad de los mismos. En ese sentido, la SC
1164/2003-R de 19 de agosto de 2003 señaló: “Los hechos denunciados
por el recurrente no han sido desvirtuados por la autoridad demandada al
no haber concurrido a la audiencia de Ley ni haber presentado su informe
no obstante de su legal citación (…) lo que determina la procedencia del
recurso” y la SC 0650/2004-R de 4 de mayo, determinó: “…el funcionario
recurrido, una vez citado legalmente con el recurso no comparece a la
audiencia del hábeas corpus y no presenta informe alguno, por lo mismo,
para que este Tribunal sea quien analice nuevamente la situación fáctica
expuesta, los hechos y/o actos denunciados, y de acuerdo a la valoración
de la prueba aportada y en estricta aplicación de las normas jurídicas y
la jurisprudencia constitucional, determine si corresponde o no otorgar
la tutela, y en consecuencia apruebe o confirme la resolución elevada
en revisión. Es más, el Tribunal Constitucional al emitir la Sentencia
Constitucional, no puede determinar si en el pronunciamiento el fallo
revocado existió intencionalidad, culpa o dolo, o finalmente delito, porque
ello sería una usurpación de funciones a las autoridades competentes,
precisamente por eso es que no existe un antecedente de esa naturaleza
donde este Tribunal se hubiese pronunciado por la existencia de delito,
cuando mucho ha dispuesto se remitan antecedentes al Ministerio Público
para la investigación y se determine lo que corresponda en derecho, pero
en esa instancia. Si existe o no responsabilidad penal, es una situación
que corresponde a los órganos competentes que el legislador y por ende
el soberano ha establecido para tal fin, como es la Policía, el Ministerio
Público y los jueces ordinarios en materia penal. En consecuencia, a raíz
de la emisión de un fallo en calidad de juez o tribunal de garantías, no es
posible establecer responsabilidad penal, ni acusación alguna, entre tanto
el Tribunal Constitucional no emita la sentencia constitucional pertinente
en grado de revisión, pues dicha labor debe ser realizada por expreso
mandato constitucional, y por el modelo constitucional que se tiene, es
el único que puede establecer si el tribunal o juez de garantías actuó o
no conforme a derecho y en estricto apego a la jurisprudencia. Empero,
dentro de un plano de equilibrio y de no interferencia entre órganos que
forman parte del sistema judicial, el Tribunal Constitucional no puede
interferir en la labor encomendada por ley a la Policía ni a la Fiscalía,
tampoco puede prohibir el inicio de una investigación, siempre y cuando
sea conforme a derecho y en los casos que corresponda, que también
están definidos en la norma jurídica. Entendimiento que Implica una
modulación a lo señalado en la SC 1077/2006-R, en lo que respecta a que:
“…ningún juez o tribunal de garantías puede ser sometido directamente
a una acción penal por las resoluciones que emita dentro de acciones
tutelares, sin que previamente el Tribunal Constitucional proceda a revisar
el fallo de origen y sin que existan elementos de convicción sobre su
actuación dolosa o culposa…”. Puesto que como se tiene explicado,
por el efecto jurídico inmediato de la otorgación de tutela, sí puede ser
sometido a investigación, pero en el estricto marco del derecho, más
tiene que en ese lugar, una persona indicó que el accionante no vive allí,
pero trabaja en ese lugar donde se encuentra su carpintería; razón por la
cual, previamente es necesario precisar que el art. 120 del CPC, establece
que la citación será personal con la demanda y reconvención, y por su
parte, el art. 137 inc. 5) del mismo cuerpo legal, indica que, la notificación
con las resoluciones que contuvieren conminatorias, se realizaran por
cédula en los domicilios señalados por las partes para los efectos del
proceso, a menos que hubiesen sido notificadas personalmente; en tal
sentido, la Jueza demandada, en aplicación a las normas aludidas, debió
ordenar la notificación en el domicilio que el demandado ahora accionante,
fijo a momento de apersonarse ante el proceso con el primer memorial,
lo contrario, significaría que la Jueza ordene la notificación personal con
cada solicitud de pago de asistencia familiar devengada” (SC 1003/2011-
R, de 22 de junio de 2011, Acción de libertad).
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional ha expresado el siguiente razonamiento:
“Aprehendida una persona en las condiciones señaladas, la Policía tiene
la obligación de comunicar y ponerla a disposición de la Fiscalía en el
plazo máximo de ocho horas (art. 227 del CPP); a objeto que a su vez, se
la coloque a conocimiento del juez cautelar para que sea éste quien defina
su situación procesal (art. 228). Debiendo observarse que, remitido el
aprehendido ante la Fiscalía: ‘…no sólo es lógico, sino que constituye una
obligación del representante del Ministerio Público, el emitir una resolución
debidamente fundamentada en la que precise las circunstancias en las
que la persona fue aprehendida, efectuando una relación de hechos que
acrediten la flagrancia, asumiendo de esa forma el Fiscal la responsabilidad
de la legalidad de la aprehensión y su posterior remisión en el plazo legal
al juez cautelar, autoridad que definirá la situación jurídica del sujeto.
Queda claro entonces, que la facultad de aprehensión en flagrancia por
el representante del Ministerio Público está plenamente reconocida por
el procedimiento penal, aprehensión que además debe estar respaldada
a través de una resolución debidamente fundamentada y motivada que
justifique las circunstancias de la aprehensión, posibilitando al juez y a las
partes procesales, tener mayores elementos de juicio sobre la flagrancia,
ejerciendo de esa forma el Fiscal su rol de actor principal en el proceso
penal’ (SC 0214/2010-R de 31 de mayo). Obligación que encuentra razón
en que el fiscal a cargo de la investigación, en plena competencia de
sus funciones, está facultado y constreñido a remitir al aprehendido con
una resolución motivada que la explique y justifique, respondiendo a lo
determinado en el art. 226 del CPP” (SC 0148/2011-R, de 21 de febrero
de 2011, Acción de libertad).
guardan concordancia plena con las previstas por los arts. 129.2 y 88 del
CPP, pues en su interpretación sistematizada, se tiene que todo imputado
o procesado tiene el deber inexcusable de presentarse ante la autoridad
que dirija una investigación penal, la que ejerza el control jurisdiccional de
la misma o que tenga la competencia de juzgar, cuando éstas lo citen o lo
emplacen ante su autoridad, salvo un impedimento debidamente
justificado, pues de no ser así la autoridad está facultada para emitir
mandamiento de aprehensión a fin de que el desobediente a la resolución
judicial sea presentado para realizar el acto para el que fue inicialmente
citado. Ahora bien, el impedimento debe ser legítimo y por lo mismo
debidamente justificado, en casos de enfermedad resulta obvio que se
deberá acreditar la misma mediante un certificado médico, pero éste
necesariamente debe ser expedido por los médicos forenses acredita dos
por el Ministerio Público, de lo contrario el impedimento no resultará
legalmente acreditado, pues dentro de un proceso penal toda lesión,
enfermedad sea de la víctima o del imputado deberá necesariamente ser
acreditada por los profesionales médicos forenses que ejercen en el
Ministerio Público, pues ellos son los que dan fe probatoria y, por lo tanto
legal, en lo que concierne al estado físico de las partes dentro de un
proceso penal, de manera que cualquier otro certificado médico si bien
puede ser presentado éste necesariamente debe ser refrendado por un
médico forense del Ministerio Público, caso contrario carece de validez
legal, vale decir, no es idóneo’. Posteriormente, este Tribunal señaló que
la inconcurrencia del imputado, podía ser justificada por certificado
médico, sin que sea necesario que sea emitido u homologado por los
médicos forenses acreditados por el Ministerio Público; así la SC
0845/2005-R de 25 de julio, señaló: ‘El art. 224 del CPP señala que si el
imputado citado no se presentara en el término que se le fije, ni justificara
un impedimento legítimo, la autoridad competente librará mandamiento
de aprehensión. En la especie, el representado de los recurrentes, que
ostenta la calidad de imputado puesto que en su contra pesa una
sindicación por la supuesta comisión del delito de estafa, efectivamente
no se presentó a la audiencia de consideración de medidas cautelares, no
obstante su legal citación; empero, conforme se tiene evidenciado de
obrados, justificó un impedimento legítimo, aduciendo problemas de
salud, adjuntando para el efecto el correspondiente certificado médico,
habiendo la Jueza demandada incurrido en exceso de celo funcionario al
exigir que el referido certificado sea ‘homologado por un médico forense’.
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional concedió la tutela, bajo el siguiente
razonamiento: “…para que la presunción de minoridad opere con todas las
consecuencias jurídicas que le son inherentes, solamente se precisa que
-existiendo duda respecto a la edad del o los investigados o procesados-
en cualquier momento de la investigación o el proceso aquéllos invoquen
su minoridad, respaldando ese extremo con los elementos de convicción
o pruebas que posean; supuesto en el cual, conforme al art. 4 del CNNA,
corresponderá remitir el caso a conocimiento del Juez de la Niñez y
Adolescencia para que esa autoridad asuma competencia y lo sustancie
conforme al citado cuerpo legal, en tanto no se pruebe mediante documento
público o por otros medios que no existe la minoridad alegada. No es
posible arribar a otro entendimiento en el marco del principio de legalidad
previsto por el art. 109.II de la CPE. No obstante, se debe señalar que
inclusive en la hipótesis que el Juez de la Niñez y Adolescencia conozca
solamente de manera temporal el proceso, por haberse enervado la
minoridad alegada, de concurrir los presupuestos legales para ello, dicha
autoridad podrá aplicar las medidas cautelares o socio educativas que
prevén los arts. 232 y 237 del CNNA”. (SC 0259/2011-R, de 16 de marzo
de 2011, Acción de libertad y la SC 0649/2011-R).
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional ha expresado que: “…Iniciada una
investigación o proceso penal, a partir de la notificación con la imputación
formal a quienes se atribuye la comisión de un delito, comienza la etapa
preparatoria, cuya duración es de seis meses (excepcionalmente se
amplía a dieciocho meses) en los cuales el Ministerio Público deberá
recolectar los elementos de prueba para fundar una posible acusación u
optar por una salida alternativa. El art. 134 del Código de Procedimiento
Penal (CPP), señala: ‘La etapa preparatoria deberá finalizar en el plazo
máximo de seis meses de iniciado el proceso (...). Si vencido el plazo de la
etapa preparatoria el fiscal no acusa ni presenta otra solicitud conclusiva,
el juez conminará al Fiscal del Distrito para que lo haga en el plazo de
cinco días. Transcurrido este plazo sin que se presente solicitud por parte
de la Fiscalía, el juez declarará extinguida la acción penal, salvo que el
proceso pueda continuar sobre la base de la actuación del querellante,
sin perjuicio de la responsabilidad personal del Fiscal del Distrito’. Si
vencido el término concedido por la conminatoria, sin la formulación de
la acusación o una salida alternativa, el Juez declarará la extinción de
la acción penal; es decir, que la misma debe ser expresa y no tácita.
Además, no puede dejarse de lado a la víctima, que en aplicación del
art. 11 del CPP, tiene derecho a ser oída antes de cada decisión que
implique la suspensión o extinción de la acción penal, a efectos de que
pueda opinar o impugnar la decisión del órgano jurisdiccional; la norma
procesal le concede el mismo plazo que al Ministerio Público, para que
en su caso presente su acusación particular, sobre la cual se desarrollará
el juicio oral si el Ministerio Público no la hubiere formulado. El plazo
establecido por el legislador, para declarar la extinción de la acción penal
por fenecimiento del término de duración de la etapa preparatoria, tiene
por finalidad evitar la retardación de justicia, conforme se estableció en
los arts. 134 y 135 del CPP, por cuanto, su cumplimiento es obligatorio
para los órganos encargados de la administración de justicia, no obstante
como se tiene dicho, es necesario un pronunciamiento fundamentado del
juez, una vez escuchada a la presunta víctima del hecho, aunque no se
hubiese constituido en parte” (SC 0003/2011-R, de 7 de febrero de 2011,
Acción de libertad y la SC 0407/2011-R).
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional ha señalado que: “Esta jurisdicción, en su
uniforme jurisprudencia, estableció la procedencia de la acción de libertad
ante actos dilatorios atribuibles a la autoridad jurisdiccional, señalando
que toda autoridad que conozca de una solicitud en la que se encuentre
involucrado el derecho a la libertad física, tiene el deber de tramitarla
con la mayor celeridad posible, o cuando menos dentro de los plazos
razonables, pues de no hacerlo podría provocar una restricción indebida
del citado derecho, lo que no significa, que no siempre está obligado a
dar curso a lo incoado en forma positiva porque ello dependerá de las
circunstancias de cada caso en particular; habida cuenta que la privación
de este derecho se da ante la evidencia de una demora o dilación indebida
de un pedido de tal naturaleza, vale decir, que si la solicitud es negada
o dilatada por el incumplimiento de requisitos exigidos por ley, no se
estará ante una detención ilegal (SC 0741/2007-R de 13 de septiembre,
entre otras). En torno a ello, en cuanto al marco legal sobre la libertad
condicional, el art. 174 de la LEPS, señala que este instituto se constituye
en el último periodo del sistema progresivo, y consiste en el cumplimiento
de la condena en libertad y procede cuando se haya cumplido los tres
requisitos establecidos en dicha norma; y de ser así, el juez procederá
a emitir una resolución motivada donde indicará el domicilio fijado por
el liberado, y las condiciones que debe cumplir de acuerdo al art. 24 del
CPP…” (SC 0846/2011-R, de 6 de junio de 2011, Acción de libertad).
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional señaló que: “Nuestra legislación pena acoge
el instituto del perdón judicial en el art. 368 del CPP, baj o el siguiente texto:
‘La jueza o el juez o tribunal al dictar sentencia condenatoria, concederá
el perdón judicial al autor o partícipe que por un primer delito haya sido
condenado a la pena privativa de libertad no mayor a dos años’. De la
referida disposición penal se establece de manera clara que la concesión
del perdón judicial es facultad única y discrecional del juez de la causa
en primer término, luego que dicho beneficio se ha establecido para las
personas condenadas por un primer delito y que no tenga sanción mayor
a dos años, de modo que la decisión de conceder el perdón judicial, no
es potestativa, es imperativa, pues el ya mencionado art. 368 del CPP, no
le da la posibilidad de usar el criterio del juzgador, sino que ante el hecho
probado de que no tenga antecedentes penales lo que quiere decir que
es su primer delito juzgado, y la pena impuesta igual o menor a dos años,
debe concederse el perdón judicial” (SC 0314/2011-R, de 1 de abril de
2011, Acción de libertad).
CAPÍTULO VI
HISTORIA DEL AMPARO CONSTITUCIONAL EN
BOLIVIA
PRIMERA PARTE
LA ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL EN
VIGENCIA DE LA CONSTITUCIÓN DE 2009
1. CONCEPTO
Conforme al Diccionario de la Real Academia, amparo es la acción de
amparar, verbo que proviene del latín anteparare, que significa proteger,
defenderse.
En opinión de FERNÁNDEZ VÁZQUEZ496, el amparo constitucional se
considera como:
“La necesidad de prestar rápida y eficaz garantía a los derechos
individuales, así como la notoria insuficiencia del habeas corpus, ha
puesto en marcha otro procedimiento que es la acción de amparo (que
es) un medio expedito para defender cualquier derecho personal contra
las restricciones o violaciones ya operadas y las amenazas inminentes…”
En el derecho argentino, se define el amparo como el instituto de
Derecho Público por medio del cual el titular de un derecho, interés legítimo
o difuso, amenazado o afectado ilegítimamente pide al juez competente
que lo proteja y haga cesar los efectos de la amenaza o eventual lesión.
De lo referido se pueden construir algunas conclusiones importantes:
a) La acción de amparo es esencialmente, un instituto de Derecho
Público, sin perjuicio de su extensión a los conflictos originados entre
particulares.
b) El amparo es una garantía de los derechos humanos amenazados
o eventualmente lesionados. El principio de supremacía de la
Constitución y la consagración en ésta de los derechos humanos
496 FERNÁNDEZ VÁZQUEZ, E., Diccionario de Derecho Público, Editorial Astrea, Buenos
Aires-Argentina, 1981, p. 45.
es no cumplir con el deber impuesto dentro del plazo establecido para tal
fin; en si es una conducta negativa.
Ahora bien, ¿Qué se entiende por lesión, alteración, restricción o
amenaza?. Para responder apelamos a la Ley de amparo, que nos habla
en primer término: a) de lesión de un derecho o libertad, y lesión significa
“cualquier daño, perjuicio o detrimento”, b) por alterar, debemos entender
estropear, dañar, descompensar; empero otra definición nos dice que es
cambiar la esencia o forma de una cosa, perturbar, inquietar, estropear,
descomponer, c) por restringir se comprende que es ceñir, circunscribir,
reducir a menores límites, d) y por amenazar, significa dar indicios de
estar inminente alguna cosa mala o desagradable: anunciarla, presagiarla,
también es dar o entender con actos o palabras que se quiere hacer algún
mal a otro.
Asimismo, luego de este análisis conceptual, debemos precisar que la
garantía tiene una doble vertiente, a saber: a) el amparo es preventivo,
y b) es reparador. Esto es, que el amparo procede cuando se amenace
causar un daño, y el reparador, cuando éste ha sido causado.
Por último, en cuanto al “Derecho o libertad”, debe entenderse que el
amparo protege los derechos subjetivos como los intereses legítimos.
Para separar estos conceptos, es pertinente deslindar las normas de: a)
relación, que implican la existencia de dos sujetos de derecho que pueden
entrar en relación dando lugar al nacimiento de un derecho subjetivo, b)
acción, que con normas destinadas al Estado y que persiguen satisfacer
el interés general. Cuando una norma de acción, que no considera el
interés individual directamente sino para cumplir sus fines, protege
indirectamente un interés personal, nace un interés legítimo.
Sobre la base de lo anterior, podemos definir el “derecho subjetivo” como
la situación del interesado si la prestación debida por la Administración no
depende del ejercicio de ningún poder, de modo que ella está directamente
obligada a dar, hacer o no hacer algo. En tanto, que “interés legítimo” es
una situación jurídica subjetiva en la que el interés no es considerado
directamente por la norma, pero lo tutela por reflejo cuando ésta se aplica.
Por lo tanto, a diferencia del “derecho subjetivo”, en el “interés legítimo” no
existe una obligación sino una facultad o potestad de la Administración,
que obra orientada hacia el interés general.
2004, p. 403.
SEGUNDA PARTE
LA JURISPRUDENCIA EN ACCIONES DE AMPARO
CONSTITUCIONAL
1. DESCRIPCIÓN PREVIA
De inicio veremos si el Tribunal Constitucional boliviano ha seguido
la fórmula adoptada por el Tribunal Constitucional Federal Alemán (en
adelante simplemente TCF) y la doctrina mayoritaria que distingue
tres grupos de supuestos competenciales, que en el entendimiento de
GONZÁLEZ PASCUAL499, los describe así: “En primer lugar, el TCF es
competente en aquellos caos en los que el Tribunal ordinario no reconoció
que los derechos fundamentales tenían relevancia para la aplicación de
interpretación de la norma. Un segundo grupo son los supuestos en los
que el Tribunal se dio cuenta de la implicación del derecho fundamental,
pero no interpretó adecuadamente su significado, comprendiendo en este
grupo los casos en los que el Tribunal ordinario desconoció de “manera
básica” el alcance del ámbito de protección del derecho. El tercero
grupo de casos que es el más controvertido aborda la vulneración del
principio de legalidad. Es decir, el juez llevaría a cabo una aplicación del
derecho fundamental más allá de los límites que le permite realmente la
ley que aplica (…). Además, el TCF aplica desde mediados de los 70 de
manera constante el criterio de la intensidad de la injerencia en el derecho
fundamental. De esta manera, si se trata de una injerencia intensa, puede
ser constitucionalmente relevante para su consideración por el Tribunal
de garantías los “errores interpretativos aislados”. En estos casos el TCF
analiza también la fijación y valoración del supuesto de hecho por el
Tribunal ordinario, pudiendo sustituirla por una valoración propia. Estos
supuestos suelen corresponder fundamentalmente con condenas de
privación de libertad, aunque no necesariamente”
Prácticamente, no existe un parámetro válido para delimitar las
competencias del TCF respecto de los Tribunales ordinarios, habiéndose
convertido el recurso de amparo en Alemania en una especie de
revisión. Empero, el fin de amparo no puede ser únicamente proteger el
derecho individual concreto sino que debe atender simultáneamente al
mantenimiento de la correcta interpretación del Derecho Constitucional.
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional al evidenciar que el auto de vista impugnado
por vía de amparo constitucional no tenía fundamentación adecuada y en
virtud al irrespeto del principio de congruencia al no guardar pertinencia
con la fundamentación de agravios ignorándose el art. 236 del CPC de
tal forma que se constató que: “…la jueza demandada anuló obrados
sin la debida motivación y fundamentación, alejándose del fundamento
de agravios expresado por la apelación, lesionó la garantía del debido
proceso por no haber fundamentado las resoluciones y haber causado
indefensión al representado del accionante”.( SC 0193/2010-R, de 24 de
mayo de 2010, Amparo constitucional).
manera automática con el solo transcurso del plazo previsto por ley sino
también por la conducta de las partes que intervienen en el proceso y la
conducta y accionar de las autoridades competentes; b) la declaratoria de
la extinción puede ser realizada de oficio o a pedido de parte; c) puede
ser dictada en cualquier estado del proceso, hasta antes de que exista
Sentencia condenatoria ejecutoriada con calidad de cosa juzgada; d)
la autoridad competente para declararla es el juez o tribunal que esté
en conocimiento del mismo; o lo que es lo mismo, donde esté radicada
la causa; e) al ser una forma de conclusión extraordinaria del proceso,
asimilable en el sistema anterior, a las cuestiones previas, son de previos
y especial pronunciamiento, lo que implica, que deben ser resueltas con
anterioridad a la causa principal por la naturaleza de las mismas, pues su
objetivo es que se declare extinguida la acción”. (SC 0430/2010-R, de 28
de junio de 2010, Amparo Constitucional; SC 0382/2010-R, de 22 de
junio de 2010, Amparo constitucional).
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional al conceder la tutela, en la primera parte de
su fundamentación evidencia la falta de motivación de las resoluciones
impugnadas por la accionante y simple referencia del art. 306 del CPP.
En la segunda parte, el Tribunal Constitucional respecto a la legitimación
pasiva sostuvo que el demandado dejó el cargo de Fiscal de Distrito
interino y ahora es fiscal de materia pero: “…cuando el funcionario o
autoridad ya no ocupa el cargo en el que se encontraba cuando ocasionó
la lesión al derecho o garantía; en estos casos, la demanda debe dirigirse
contra la persona que en el momento de la presentación de la acción,
se encuentra desempeñando esa función, a quien sólo le alcanzarán
las responsabilidades institucionales, más no así las personales, si
las hubiere…”( SC 0112/2010-R, de 10 de mayo de 2010, Amparo
Constitucional).
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional concedió la tutela al comprobar que la
expulsión del accionante como miembro de la cooperativa se produjo
efectivamente sin previo proceso administrativo. Asimismo, aclaró
respecto al argumento de la parte demandada en sentido que había
cesado el acto supuestamente ilegal antes de la notificación con el amparo
que: “…el cese de los actos ilegales que infringieron derechos y garantías
constitucionales, que se pretenda hacer valer como improcedencia de la
acción de amparo constitucional, deben haberse puesto en conocimiento
del accionante y por lo tanto, él mismo, debe ser beneficiado con los
actos propiciados por el demandado, caso contrario, la improcedencia
de la acción de amparo, no puede sustentarse en una supuesta cesación
de los actos demandados que no haya conocido y se haya favorecido
el accionante” (SC 0169/2010-R, de 17 de mayo de 2010, Amparo
Constitucional).
de 2008, significa que ha sido en forma extemporánea, más allá del plazo
de los seis meses, antes desarrollados a través de la jurisprudencia
constitucional y actualmente previsto en el art. 129.II de la CPE, por ende,
corresponde declarar la improcedencia in límine” (AC 0257/2010-RCA,
de 16 de septiembre, Amparo Constitucional; SSCC 1451/2010-R;
0646/2010-R; 1393/2010-R; 0849/2010-R y los AACC 0257/2010-RCA;
0122/2010-RCA, 0285/2010-RCA; 0232/2010-RCA-BIS y 0144/2010-
RCA).
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional denegó la tutela, por cuanto el accionante
solicitaba el cumplimiento de una resolución de amparo constitucional
confirmada por SC 0259/2010-R pues conforme la SC 0123/2010-R, de
11 de mayo que reiteró los entendimientos jurisprudenciales de las SSCC
0448/2003-R y 0526/2005-R, se tenía que: “…el amparo no es la vía para
pedir el cumplimiento de fallos constitucionales…” (SC 1390/2010-R,
de 21 de septiembre de 2010, Amparo Constitucional; 1237/2010-R;
0591/2010-R y AC 0240/2010-RCA).
mismo que conforme el art. 133, ambos del citado cuerpo legal, no podrá
exceder los tres años contados desde el primer acto del procedimiento,
salvo caso de rebeldía.
El art. 44 del CPP, dispone, entre otros, que: “…El juez o tribunal que
sea competente para conocer de un proceso penal, lo será también para
decidir todas las cuestiones e incidentes que se susciten en el curso de su
tramitación, así como para dictar las resoluciones respectivas y ejecutarlas”;
con relación a su trámite, el art. 314 del citado Código procedimental, prevé
que: “Las excepciones y las peticiones o planteamientos de las partes
que, por su naturaleza o importancia, deban ser debatidas o requieran la
producción de prueba, se tramitarán por la vía incidental, sin interrumpir
la investigación y serán propuestas por escrito fundamentado en la etapa
preparatoria y oralmente en el juicio, ofreciendo prueba y acompañando
la documentación correspondiente…”. En ese contexto, tenemos que el
incidente es una cuestión distinta o diferente de la causa principal del
proceso, aunque relacionada directamente con él; puede ser planteado
durante la tramitación del proceso o sobreviniente en la fase de ejecución
de la sentencia.
Al respecto, la SC 0036/2005 de 16 de junio, estableció que la solicitud
de extinción de la acción penal puede formularse: “…en cualquier estado
del proceso puesto que una causal extintiva como la anotada impide
definitivamente toda actividad de los órganos jurisdiccionales una vez
que estén acreditados los extremos de la motivación a cuyo fin deberá
confrontarse con los antecedentes que informan el proceso, sea por
el juez de la causa, de apelación o, de casación o nulidad en su caso,
según donde esté radicada la tramitación de la causa” (las negrillas son
nuestras).
En cuanto a la forma de resolver una petición de extinción de la acción
penal, la SC 0551/2010-R de 12 de julio, puntualiza: “…la aplicación de
dichos preceptos legales por las autoridades jurisdiccionales, requiere
en cada caso concreto de una valoración integral de varios factores que
hacen a la defensa del debido proceso con relación al procesado, pero
también al resguardo de las garantías jurisdiccionales que asisten a las
otras partes procesales, ya sea Ministerio Público o el acusador particular
(víctima), determinando y posibilitando de esa manera que la potestad
de impartir justicia efectivice los principios ordenadores del sistema de
administración de justicia.
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional resuelve aprobar la Resolución 5/2008 de
5 de junio, pronunciada por el Juez Mixto de Sentencia de Caracollo del
Distrito Judicial de Oruro y a su vez deniega la tutela solicitada por los
accionantes, bajo la fundamentación jurídica siguiente:
“El Convenio 169 de la OIT, sobre Pueblos Indígenas y Tribales
en países independientes reconoció los derechos colectivos de los
pueblos indígenas, en el entendido que éstos son indispensables
para el pleno desarrollo moral, material y espiritual de los individuos,
quienes sólo podrán ser protegidos plenamente si están previamente
garantizados los derechos colectivos. La aceptación del reconocimiento
de estos derechos no supone una negación de los derechos individuales
insertos en las declaraciones internacionales sobre derechos humanos y
en la Constitución Política del Estado, sino más bien su enriquecimiento a
través de un diálogo intercultural.
En ese ámbito, el Convenio reconoce la obligación del estado de
considerar las costumbres o derecho consuetudinario de los pueblos
indígenas al aplicar la legislación nacional (art. 8.1), y el derecho de esos
pueblos a conservar sus costumbres e instituciones propias, siempre que
no sean incompatibles con los derechos fundamentales definidos por el
sistema jurídico nacional ni con los Derechos Humanos internacionalmente
reconocidos (art. 8.2). Las normas contenidas en ambos incisos implican
el reconocimiento, por parte de los Estados firmantes, de un pluralismo
jurídico interno, bajo un techo constitucional e internacional, de respeto a
los derechos fundamentales.
Se hace referencia al pluralismo jurídico porque en el Convenio no sólo
se respetan las formas de producción jurídica de los pueblos indígenas,
distintas a las instituciones estatales, sino que se les reconoce el derecho
a conservar y aplicar sus costumbres a través de sus autoridades
originarias, lo que implica el reconocimiento a la normatividad (las
normas propias de los pueblos indígenas), institucionalidad (autoridades
originarias) y jurisdicción (funciones jurisdiccionales).
En el marco del Convenio 169 de la OIT, que fue ratificado por Bolivia
mediante Ley 1257 de 11 de junio de 1991, se introdujo en la reforma
constitucional de 1994, el reconocimiento del carácter multiétnico y
pluricultural de Bolivia (art. 1.I), y en el art. 171 de la CPEabrg, además
2.87 E
L TRIBUNAL DE GARANTÍAS EN ACCIÓN DE AMPARO
CONSTITUCIONAL, DEBERÁ CONSIDERAR QUE EL PLAZO DE
CUARENTA Y OCHO HORAS PARA LA CELEBRACIÓN DE LA
AUDIENCIA E INFORME SE COMPUTA DESDE LA ADMISIÓN
DE LA ACCIÓN Y VEINTICUATRO HORAS PARA LA CITACIÓN
Y NOTIFICACIONES; PUDIENDO EXCEPCIONALMENTE SER
AMPLIADOS EN SUPUESTOS EN QUE LOS DEMANDADOS Y
TERCEROS INTERESADOS TENGAN DOMICILIO FUERA DEL
ASIENTO DEL JUZGADO O TRIBUNAL DE GARANTÍAS.
Sustrato de la resolución
La complejidad de la acción tutelar interpuesta y debido a que en
el trámite se presentaron varias particularidades que ocasionaron un
Fundamentación jurídica
El tribunal de garantías denegó la tutela al considerar que el accionante
presentó su acción fuera del término de los seis meses, situación que
fue revocada por el Tribunal Constitucional, admitiendo la demanda,
ya que no se habría tomado en cuenta que dicho accionante habría
presentado anteriormente otra acción que fue rechazada in limine, por
lo que el plazo debió suspenderse con respecto a esta, señalando:
“Respecto del cómputo del plazo o su interrupción que pudiera generarse
por la interposición de otro recurso antes del fenecimiento del término
descrito, la jurisprudencia constitucional, recogiendo el razonamiento
indicado precisa en la SC 1750/2010-R de 25 de octubre: “(…) Ahora
bien, en casos como el presente en que se interpuso con anterioridad un
amparo constitucional sobre los mismos hechos, pero que en esa primera
oportunidad el recurso, ahora acción, fue rechazado por cuestiones de
forma o se declaró su improcedencia in límine en los casos de mediar
alguna de las previsiones contenidas en el art. 96 de la Ley del Tribunal
Constitucional (LTC), sin ingresar al análisis de fondo de la problemática
planteada; por equidad, corresponde que el plazo sea suspendido durante
la sustanciación del amparo, vale decir, desde su presentación hasta que
el Tribunal Constitucional se pronuncie, de donde la solución adoptada
por la jurisprudencia constitucional contenida en la SC 0814/2006-R de
21 de agosto, sobre el particular establece: “Se deja constancia, que el
recurrente tiene la facultad -si así lo viere conveniente- de intentar un
nuevo recurso, esta vez, cumpliendo con su deber procesal de observar
todas las exigencias de procedencia y admisibilidad del recurso de amparo
constitucional desarrollados por la Constitución Política del Estado, la
Ley del Tribunal Constitucional y la propia jurisprudencia constitucional,
procesal en este caso, y que por ende, son de orden público y cumplimiento
obligatorio; dado que al no haberse ingresado al fondo de la problemática
planteada queda abierta esta posibilidad.” El Tribunal Constitucional en la
SC 0377/2010-R de 22 de junio, ratificado la anterior línea manifestó: “A
cuyo efecto, resulta necesario establecer que el cómputo del plazo de los
seis meses para interponer el recurso de amparo constitucional, se inicia
desde ocurrido el acto ilegal vulneratorio de derechos, y si este permite
impugnación se inicia el cómputo desde la última actuación efectuada
en reponer el derecho vulnerado; empero, en los casos en que como el
presente, se interpuso un recurso de amparo constitucional que culminó
con una resolución constitucional que no ingresó al fondo; el plazo se
Fundamentación jurídica
El tribunal de garantías denegó la tutela en primera instancia, siendo
revocado este fallo por el Tribunal Constitucional, que concedió a tutela
y ordenó la inmediata restitución de la funcionaria a su fuente de trabajo,
así como el pago de sus haberes hasta la fecha en que su hijo haya
cumplido un año de edad, bajo el siguiente fundamento: “el Tribunal
Constitucional desarrolló la línea jurisprudencial sobre la tutela a la mujer
embarazada o con hijo hasta un año de edad. Así, las SSCC 0505/2000-
R y 0068/2003-R, entre otras, establecieron que: “…el derecho que se
debe proteger no es solamente al trabajo, sino otros derechos primarios
de la recurrente y del ser en gestación, los cuales necesitan protección
urgente e inmediata, ya que el retiro intempestivo de la recurrente
importa también la supresión del derecho a la seguridad social que a
su vez, resguarda y garantiza el derecho a la salud, derechos que con
la medida adoptada ponen en riesgo el primer derecho, la vida, que
no puede estar pendiente de otros recursos o vías administrativas que
establece la Ley. Por ello, la Constitución Política del Estado mediante
el art. 193 establece: El matrimonio, la familia y la maternidad están bajo
la protección del Estado, precepto constitucional que guarda estrecha
coherencia con el art. 1 de la Ley 975 de 2 de marzo de 1988, que señala:
‘Toda mujer en periodo de gestación hasta un año del nacimiento del hijo,
gozará de inamovilidad en su puesto de trabajo en instituciones públicas
y privadas”. La SC 0771/2010-R de 2 de agosto, a partir de la regulación
constitucional sobre la protección a la mujer embarazada, puntualizó: “…
actualmente la protección a la mujer embarazada se encuentra prevista
en la Constitución Política del Estado, garantizando la inamovilidad
laboral de las mujeres en estado de embarazo y de los progenitores hasta
que la hija o el hijo cumpla un año de edad, conforme a lo previsto en el
art. 48.VI: ‘Las mujeres no podrán ser discriminadas o despedidas por
su estado civil, situación de embarazo, edad, rasgos físicos o número de
hijas o hijos. Se garantiza la inamovilidad laboral de las mujeres en estado
de embarazo, y de los progenitores, hasta que la hija o el hijo cumpla un
año de edad” (SC 0558/2011-R, de 21 de febrero de 2011, Acción de
amparo constitucional).
CAPÍTULO VII
LA ACCIÓN DE CUMPLIMIENTO EN BOLIVIA Y LA
JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
502 http://huitoto.udea.edu.co/derecho/constitucion/normas_cumplimiento.html
Fundamentación jurídica
Esta sentencia marca un hito trascendental dentro del constitucionalismo
boliviano, puesto que es la primera acción de cumplimiento que resuelve
el Tribunal Constitucional, no obstante que la tutela fue denegada, se
establecieron varias características de este nuevo mecanismo de garantía
tutelar, estableciéndose primeramente las diferencias entre la acción
de cumplimiento y la acción de amparo constitucional, señalándose en
lo pertinente: “corresponde establecer cuál es la diferencia existente
entre el amparo constitucional por omisión y la acción de cumplimiento,
considerando que la primera, de acuerdo al art. 128 de la CPE, procede
contra actos ilegales u omisiones ilegales o indebidas y la segunda,
procede ante el incumplimiento de disposiciones constitucionales o
legales, que constituyen precisamente una omisión. Para establecer una
diferenciación, debe partirse del ámbito de protección de la acción de
cumplimiento, cual es garantizar la materialización de un deber omitido;
que tiene que estar de manera expresa y en forma específica previsto en
la norma constitucional o legal. En ese entendido, el deber al que hace
referencia la norma constitucional, no es genérico -como el cumplimiento
de la ley- sino un deber concreto, que pueda ser exigido de manera
cierta e indubitable a los servidores públicos; es decir, el deber tiene que
derivar de un mandato específico y determinado y debe predicarse de
una entidad concreta competente; ese es el sentido que, por otra parte,
le ha otorgado al deber omitido la Corte Constitucional de Colombia
en la Sentencia C-651/03 y el Tribunal Constitucional peruano que ha
establecido determinados requisitos para que se ordene el cumplimiento
del deber omitido: mandato vigente, cierto y claro, no estar sujeto a
controversia compleja ni a interpretaciones dispares, deber ser ineludible,
de obligatorio cumplimiento y ser incondicional. Conforme a lo anotado,
ante la omisión en el cumplimiento de un deber claro, expreso y exigible,
que puede estar directa o indirectamente vinculado a la lesión de derechos
fundamentales o garantías constitucionales, corresponde invocar la
acción de cumplimiento; en tanto que si el deber omitido no reúne las
características anotadas, sino que se trata de un deber genérico, pero
vinculado a la lesión de derechos o garantías fundamentales -como por
ejemplo el deber de motivación de las resoluciones cuyo incumplimiento
general lesiona al debido proceso corresponde la formulación de la acción
de amparo constitucional por omisión”. (SC 0258/2011-R, de 16 de marzo
de 2011, Acción de cumplimiento, fundadora).
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional Determinó mas características de este
mecanismo tutelar, esta primigenia sentencia señaló parte de la naturaleza
jurídica de la misma, indicando: “…la acción de cumplimiento está
configurada como un verdadero proceso constitucional, por las siguientes
razones: i) Está configurada procesalmente por la Constitución Política
del Estado; ii) Su conocimiento y resolución es de competencia de la
justicia constitucional; iii) Tiene como objeto -conforme se verá- garantizar
el cumplimiento de la Constitución y la ley y, en tal sentido, protege el
principio de legalidad y supremacía constitucional y la seguridad jurídica;
y, iv) Tutela de manera indirecta derechos fundamentales y garantías
constitucionales, -como se analizará posteriormente-. La acción de
cumplimiento está integrada por una serie de actos de procedimiento como
la demanda, el informe, la audiencia, la resolución y posterior revisión
por el Tribunal Constitucional, que configuran un proceso constitucional
autónomo, de carácter extraordinario, tramitación especial y sumaria, en
el que se reclama la materialización de un deber -constitucional o legal-
omitido, existe en tal sentido una pretensión, partes discrepantes, un
procedimiento específico conforme al cual se desarrolla la acción, y un juez
o tribunal que resuelve otorgar o denegar la tutela. Cabe resalta que esta
garantía constitucional jurisdiccional está prevista en nuestra Constitución
como una acción de defensa, entendiéndola como la potestad que tiene
toda persona -individual o colectiva de activar la justicia constitucional en
defensa de la Constitución Política del Estado y de las normas jurídicas,
ante el incumplimiento de deberes concretos contenidos en ellas. Es una
acción sumaria, ágil y expedita a favor del ciudadano, cuyo conocimiento
compete a la jurisdicción constitucional, que tiene por finalidad garantizar
el cumplimiento de las normas constitucionales y legales, otorgando
seguridad jurídica y materializando el principio de legalidad y supremacía
constitucional; de ahí que también se configure como componente
esencial del subsistema garantista, ampliamente mejorado debiendo
invocarse ante el incumplimiento de deberes específicos previstos en la
Constitución y en la Ley”. (SC 0258/2011-R, de 16 de marzo de 2011,
Acción de cumplimiento, fundadora).
CAPÍTULO VIII
LA ACCIÓN POPULAR EN BOLIVIA Y LA
JURISPRUDENCIA DESARRROLLADA
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional a través de esta sentencia, precisó la
legitimación activa e indicó que la misma podrá ser presentada por
cualquier persona que alegue lesión a derechos o intereses difusos,
pero cuando se pretenda la tutela de derechos o intereses colectivos,
la acción deberá ser presentada por un miembro de dicha colectividad:
“La legitimación activa ha sido entendida, de manera general, como la
capacidad procesal que reconoce el Estado a la persona, natural o jurídica,
para activar las acciones o recursos constitucionales (SC 1732/2003-R de
28 de noviembre). La legitimación, tiene variaciones dependiendo del tipo
de acción o recurso constitucional. Así, la acción de amparo constitucional,
exige que sea presentada por la persona que se crea afectada o por otra
a su nombre con poder suficiente; esto debido a que la naturaleza de los
derechos tutelados vía acción de amparo constitucional exige un agravio
personal y directo, conforme lo ha entendido la SC 0626/2002-R de 3
de junio, al señalar: “...a efectos de plantear un Amparo, es preciso que
toda persona que recurre en busca de la tutela que otorga dicha garantía
constitucional acredite debidamente su legitimación activa; es decir, que
demuestre conforme exige el ordenamiento jurídico, que los efectos del
acto ilegal o indebido que denuncia hubieran recaído directamente en
un derecho fundamental suyo. ...no se puede plantear una demanda de
Amparo, sino demostrando ser el agraviado directo por la autoridad o
particular recurrido…”. Respecto a la acción de cumplimiento, el art. 134.II
de la CPE tiene una regulación similar al amparo constitucional, al señalar
que la acción de cumplimiento se “interpondrá por la persona individual o
colectiva afectada, o por otra a su nombre con poder suficiente, ante juez
o tribunal competente, y se tramitará de la misma forma que la acción
de Amparo Constitucional”; sin embargo, la diferencia radica en que
en la acción de cumplimiento no es exigible la existencia de un agravio
directo -aunque puede presentarse- con la omisión del deber previsto en
la Constitución Política del Estado y la ley sino que el agravio puede ser
indirecto (SC 0258/2001-R). Por su parte, la acción de libertad -garantía
esencial- posee una legitimación amplia; pues, en consideración a la
naturaleza de los derechos tutelados (vida y libertad física o personal,
fundamentalmente), puede ser formulada por cualquier persona a
nombre del afectado. En similar sentido, la acción popular puede ser
presentada por cualquier persona cuando se alegue lesión a derechos
o intereses difusos; legitimación amplia que se justifica por la naturaleza
Fundamentación jurídica
El Tribunal Constitucional denegó la tutela puesto que en la tramitación
y notificación de la acción no se citó al tercero interesado, determinando
que este también se constituye en un requisito de admisión de la acción
popular, indicándose en lo pertinente: “La jurisprudencia del Tribunal
Constitucional, a partir de la SC 1351/2003-R, estableció como sub regla
la notificación de los terceros interesados dentro del recurso -actual
acción- de amparo constitucional, precautelando el derecho a la defensa
de quienes podrían resultar afectados con la Resolución a pronunciarse
como efecto de la ahora acción de defensa. Dicha sub regla también
debe ser aplicada a la acción popular, pues, es innegable que, en
muchos casos, de concederse la tutela, se podría afectar los intereses
de terceras personas; es por ese motivo que, precautelando el derecho
que tienen a ser oídos, es que los jueces y tribunales que conozcan esa
acción deben disponer la notificación de los terceros interesados. Dicho
criterio, por otra parte, se encuentra señalado en el art. 61 de la LTCP,
que establece el procedimiento a seguirse en las acciones de amparo
constitucional, protección de privacidad, cumplimiento y popular, y que
señala, en el numeral 4., que “Las juezas, jueces y tribunales deberán
disponer la notificación al tercero interesado que pueda ser afectado en
sus derechos e intereses, bajo responsabilidad penal”. (SC 1018/2011-R,
de 22 de junio de 2011, Acción popular, fundadora).
CONCLUSIONES
ANEXO I
Jurisprudencia del Tribunal Constitucional de Bolivia
(Constitución anterior a la vigente)
510 YAÑEZ CORTÉS, A., Ratio decidendi, Gaviota del sur s.r.l., Sucre-Bolivia, 2007, pp.
203 y ss.
ANEXO II
ÍNDICE
DE SENTENCIAS CITADAS
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HOJA BLANCA
COLOFON