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Este es el caso de Malasia, país que hasta hace pocos días se preciaba de estar

construyendo en Kuala Lumpur el edificio mas alto del mundo y sus publicaciones

acerca del milagro nacional inundaban muchas revistas financieras de todo el

mundo. Hoy se han quedado con varias obras inconclusas, con una moneda en el

suelo y con inversionistas en estampida. Su primer Ministro, Mahathir, antes

promotor de corredores tecnológicos para su país, esta hoy de pelea con los

inversionistas internacionales, a quienes califica de especuladores, y en este como

en tantos otros casos, entre mas pelee mas golpea a su economía.

Este ejemplo es sin duda aleccionador. Caracteriza nítidamente las nuevas reglas

del juego en los mercados financieros globales y su incidencia en los países en

desarrollo. Creo que es oportuno recordarlas para que, guardadas las proporciones,

en Colombia no vayamos a cometer los mismos errores. Lo primero es, la velocidad

de los acontecimientos de esta semana que muestra que tan fácil es que los

problemas de un lugar del planeta se transmiten y se sientan casi inmediatamente

en otro lugar, esto por la globalización financiera y las tecnologías de

comunicaciones e información.

Lo segundo entender que las economías Latinoamericanas no están inmunes a lo

que ocurre en otras partes del mundo y peor parece haber un claro efecto contagio

en la confianza y credibilidad de los mercados emergentes. El golpe a las bolsas del

Brasil y Argentina y Latinoamérica por los eventos de Asia es el resultado, entre

otros factores, del posible temor de inversionistas internacionales que algo similar a

lo de Asia llegue a pasarles en otras partes del mundo y en Latinoamérica

concretamente. Habrá que prever entonces mayor exigencia de las inversiones

extranjeros en los mercados emergentes.

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