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LA FUNCIÓN SOCIOLÓGICA DEL NOTARIO

El Notario es un profesional del derecho, que tras ser nombrado por el


Estado se convierte en titular de una función pública, para conferir
autenticidad a los actos jurídicos contenidos en los documentos que
redacta; y siendo también abogado es su deber aconsejar y asesorar a
los requirentes de sus servicios.

La función notarial es de carácter público, al estar el notario revestido de


la fe pública por el Estado, y por lo cual debe ser ejercido con
imparcialidad e independencia, pero sin estar incluido dentro del orden
jerárquico de la función pública.

Todas las actividades con relevancia jurídica no contenciosas pueden


ser vistas por la función notarial, para que esta les dé seguridad jurídica
para así evitar posibles conflictos futuros (litigios), esto como parte de su
función preventiva, consecuencias que pueden resolverse por la
mediación notarial; por lo que la función notarial es un instrumento
indispensable para una correcta administración de justicia; pues el
“notariado” no solo tiene como función dar certeza a los hechos y darles
fe pública”, sino que tiene un papel mucho más importante como es el de
evitar conflictos y/o litigios futuros; en palabras del ex Presidente del
Consejo General del Notariado Español, Juan Bolas Alfonso, “La gente
no sabe muy bien lo que hacemos. A lo más que llegan los más
informados es a decir que damos fe pública. Y este desconocimiento se
debe a que los notarios damos seguridad preventiva, y eso, como la
salud, sólo se aprecia cuando no se tiene”; o como también afirmó
Joaquín Costa “A notaría abierta, juzgado cerrado”.
La función pública notarial en el Perú no es una tarea nada fácil de
realizar, pero es de demasiada utilidad para el desarrollo económico y
social del país; ya que el notario al dar fe pública de los hechos y
acontecimientos no contenciosos con relevancia jurídica, no solo está
verificado que determinados hechos hayan sucedido realmente, sino
también con esa acción está dando seguridad jurídica a la persona que
requiera los servicios notariales; como así también al resto de la
sociedad. Es por dicha razón que la función notarial tiene como objeto
lograr la seguridad y permanencia de situaciones jurídicas, no siendo
una mera labor certificadora e instrumental, a través de la fe pública que
le fue entregado por el Estado.

Si bien es cierto que la fe pública y la forma siempre han sido la parte


medular de la función notarial, pues todos los actos que realizan las
personas, como la comprobación de los hechos, formalización de la
voluntad de los otorgantes, redactar instrumentos, certificar y dar
autenticidad, conservar los originales, expedir traslados, etc. están
vinculados a estas funciones; sin embargo también puede resolver los
asuntos no contenciosos entre las partes; casos que tiempo atrás eran
solo vistos por el poder judicial; y estas decisiones, las primeras y las
segundas, se representen a través de instrumentos públicos, ya asean
protocolares o extraprocolares.1

La expresión “seguridad jurídica” puede ser muy abstracta, pues atañe


una serie de presupuestos que el ordenamiento jurídico debe considerar
para ser una finalidad. No es un principio que el ordenamiento
constitucional lo haya reconocido expresamente2, pero es un fin que se
1
Art. 2 de la Ley del Notariado: “El notario es el profesional del derecho que está autorizado para dar fe de
los actos y contratos que ante él se celebran. Para ello formaliza la voluntad de los otorgantes, redactando
los instrumentos a los que confiere autenticidad, conserva los originales y expide los traslados
correspondientes.
2
Sentencia del Tribunal Constitucional. Expediente N° 0016-2002-AI/TC de fecha 30 de abril del 2003.
pretende alcanzar a través de principios, reglas y normas que garanticen
las relaciones entre las personas, las diversas formas contractuales y los
negocios que se celebran diariamente de múltiples maneras.

El sistema notarial tiene como finalidad la seguridad jurídica, y ella se


basa necesariamente en la predictibilidad de las conductas, en especial
de los poderes públicos3. Es decir constituye el grado de certeza que
nuestro ordenamiento jurídico ofrece para que los ciudadanos podamos
contratar, negociar, para obtener propiedades como para enajenarlos,
etc; la seguridad jurídica son supuestos de cierta garantía que presupone
un estado de cosas que las normas respaldan en principio; si estas
reglas fueran ambiguas o no existieran, y ni siquiera podríamos deducirla
de una interpretación sistemática, entonces quien compra un bien de una
persona que tiene su derecho inscrito en Registros Públicos, no se
sentiría seguro. Si pensamos un poco más, incluso la tipicidad de los
delitos, la cosa juzgada, etc., y muchos presupuestos normativos
constituyen la garantía para considerar que la seguridad jurídica se
encuentra en todo el ordenamiento jurídico.

La certeza legal de los efectos jurídicos que producen las relaciones


contractuales celebrado entre las personas, sean jurídicas o privadas, en
materia notarial se encuentra basada en una serie de requisitos legales
que los notarios están obligados a cumplir. Se exige que los
instrumentos públicos protocolares y extra protocolares cumplan con
determinados mecanismos de seguridad, que a su vez el notario deberá
tener la experiencia y pericia necesaria para identificar a las personas,
elaborar correctamente los documentos, así como capacidad para
comprobar que las partes contratantes sean realmente las personas que

3
BENVENUTO Murguía, Gino. La seguridad jurídica y el rol del notariado peruano. En: Fuero Registral.
Revista de doctrina y jurisprudencia registral. Año X. N° 7. Junio 2011. Pág. 500
dicen ser y así poder evitar suplantaciones y fraudes. Incluso, en
resguardo de la seguridad jurídica, por el carácter de nuestro sistema
notarial, la Ley obliga determinada infraestructura y medios para el
cumplimiento de la función, ya sean estás computadoras, software,
internet, lector de huellas biométricas, etc.; además, dicha seguridad se
puede deducir del conjunto de normas notariales, desde el proceso de
selección, que puede ser quizás materia de cuestionamiento, así como
las competencias que se le atribuyen, tanto en el ámbito del ejercicio de
su función como hasta la de carácter territorial de la misma.

Como ya se vio la función notarial realmente es importante para nuestra


sociedad. La fe pública notarial se encuentran entrelazadas con la
seguridad jurídica que debe proporcionar nuestro sistema jurídico, aún
más en nuestra realidad en el que vale más como “prueba” un
documento que mil palabras, y por dicha razón solo admite en los
contratos, por ejemplo, el papel, es decir el documento o la escritura
pública.

Es por dicha razón que la función notarial es tan importante en nuestra


sociedad actual como lo fue hace muchos siglos; ya que al ser el notario
el encargado de dar fe pública a todos los actos, con relevancia jurídica,
realizados por el ser humano en la sociedad; este al mismo tiempo nos
da seguridad jurídica, que a la vez se traduce en paz social; ya que con
la seguridad jurídica bien establecida se evitan futuros posibles conflictos
en la sociedad, y además con esta paz social generada por la función
notarial a través de la buena fe y la consecuente seguridad jurídica se
genera también el desarrollo económico y social de nuestra realidad.

Es por eso que en conclusión inferimos que la actividad notarial tal y cual
la conocemos en la actualidad no fue creada por el estado y/o su
legislación de manera arbitraria o intencionada; sino nació de manera
natural, en concordancia con la necesidad del hombre y las sociedades
de plasmar y dejar constancia de los hechos que ellos consideraban
importantes, para lo cual fue necesario el nombramiento de un tercero
imparcial de moral intachable y ciudadano ejemplar que se especializara
en ello, es decir el funcionario privado investido por el estado con la fe
pública con el fin de dar seguridad jurídica a los hechos y
acontecimientos de la sociedad, es decir el Notario.

Por eso traemos a colación las palabras mencionadas por el entonces


decano del Colegio de Notarios de Lima en el año 1991 por el día del
notario peruano: “El notariado como actividad, surge de una necesidad
social, no de la creación del poder legislativo del Estado, surge de la
necesidad de contar con profesionales del derecho con reconocida
solvencia moral, conducta intachable y conocedores del derecho, que
puedan dar fe de determinados actos, contratos y hechos que se
celebran ante él, ante la imposibilidad material de presenciar el acto para
todos en general. El notario se convierte de esta manera en un elemento
imprescindible, otorgando garantías de autenticidad, imparcialidad y
seguridad”4

4
Discurso pronunciado por Carlos Augusto SOTOMAYOR BERNOS. Decano del Colegio de Notarios de Lima,
el 2 de octubre de 1991, Día del Notario Peruano. Publicado en Notarius, Revista del Colegio de Notarios de
Lima. N° 1. Año 1991.

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