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Fox
La
psicología
com o
filo so fía,
ciencia y arte
Editorial Trillas
México, 1977
T ítulo de esta obra en inglés:
Psychology as
Philosophy,
Science, and A rt
Im preso en M éxico
*
Prólogo
L ogan J. F ox
5
Prefacio
He aquí un autor que no teme pensar, que no teme expresar ideas popu
lares, que no teme dejar al descubierto las discrepancias que hoy día
dividen a la psicología, desacuerdos que sólo el estudiante del futuro
podrá resolver.
He conocido a Logan Fox durante años. Al principio, de un modo
casual; por unos meses, del modo más intenso. Fue mi intérprete durante
varios meses de duro trabajo pasados en Japón, donde, según gustaban
de decir los japoneses, hablaba el idioma “mejor que nosotros” . Creo
que el haber vivido más de veinte años en Japón le han permitido lograr
una perspectiva más serena y más exacta de la psicología. La ve como
los científicos, pero también, y de un modo muy sensible, como la cien
cia de la persona y en ocasiones logra darle un punto de vista amplio (y,
para mi gusto, oriental) de lo más refrescante.
M e es imposible im aginar un estudiante de psicología cuya mente
no quede ilum inada y su vida personal enriquecida por este libro.
C a r l R . R o g e r s , condiscípulo residente
del Centro para Estudios de la Persona. La
Jolla, California.
t
Panorama general
Prólogo 5
Prefacio 7
Cap. 4 Lo interpersonal 81
Fundamento de lo individual, 81. Tipos de conducta inter
personal, 83. Aspectos especiales de lo interpersonal, 86.
Resumen, 97. Preguntas para estudiar y discutir en clase, 98.
Lecturas recomendadas, 98.
11
12 ÍNDICE GENERAL
, ¿Q U É ES PS IC O L O G IA ?
Enfoques del conocimiento
Sentido com ún: valores y limitaciones
Filosofía: valores y limitaciones
í C iencia: valores y métodos
H IS T O R IA D E LA P S IC O L O G IA
A ntecedentes históricos
Los primeros “gigantes” de la psicología
W ilhelm W ü n d t y el estructuralism o
W illiam Jam es y Jo h n Dewey, y el funcionalismo
Sigm und Freud y el psicoanálisis
Jo h n B. W atson y el conductismo
M ax W ertheim er y la psicología G estalt
t L a psicología en la actualidad
E L E C C IÓ N D E U N A P E R S P E C T IV A
í Detalles que es necesario recordar
Algunos axiomas que sirven de base a la psicología
R ESU M E N
¿QUÉ ES PSICOLOGÍA?
L a religión y el LSD
La conducta en las hormigas
21
22 PRIMERA PARTE: HISTORIA DE LA PSICO LOGÍA
H IST O R IA DE LA PSICOLOGIA
Antecedentes históricos
Pero sería terrible que incluso un viejo tan querido como él pudiera
sujetar a la ciencia para siempre, atándola a sus caprichos, y hacer
que todos los estudiantes del futuro lucharan con las dificultades no
sólo de la obra de Fechner, sino de las otras, aún más áridas, escritas
para refutarlo... Lo único divertido en todo esto es que los críticos
de Fechner siempre se ven atados, tras hacer añicos sus teorías y no
permitir que quede en pie el menor asomo de ellas, a terminar dicien
do que, no obstante, a él le pertenece la gloria inmarcesible de haberlos
formado y, con ello, de haber hecho de la psicología una ciencia
exacta.7
Fue John Dewey quien en realidad formuló los principios del fun
cionalismo y quien, con ello, abrió la puerta a un punto de vista mucho
32 PRIMERA PARTE: HISTORIA DE LA PSICO LOG ÍA
E-R, picotearía la caja gris que había sido adiestrado a picotear, ya que
supuestamente se había establecido un “nexo” entre ese estímulo específico
y la respuesta de picotear, pero el pollo no hacía eso: picoteaba la caja
más clara del par y, con ello, rechazaba el estímulo que se le había
adiestrado a elegir y escogía otro que no había visto con anterioridad. Al
parecer, el experimento daba apoyo a la teoría de que el pollo respondía
a la cantidad de luz relativa y no a la absoluta y que responder a una re
lación significa responder a un Gestalt (a toda una situación).16
La escuela Gestalt de psicología ha ejercido una particular influen
cia en el campo de los estudios sobre la percepción, y estudiaremos parte
de ella en el capítulo 8.
La psicología en la actualidad
Como ya se dijo antes, hoy día gran parte de los psicólogos no
encajan en ninguna de esas escuelas del pensamiento. Aunque seguimos
teniendo “freudianos” , “gestaltistas” y “ conductistas” que se parecen
a los miembros de varias escuelas, no tendría caso intentar una clasifi
cación con tal base y resulta más fructífero describir a los psicólogos de
hoy día con base en el tipo de trabajo que realizan. En 1963, mediante
un estudio, se informó que existen las siguientes categorías de empleos: 17
(Porcentaje)
Instituciones de enseñanza superior y universidades 35
Puestos gubernamentales federales, estatales y locales 26
Escuelas 11
Negocios e industria 11
Clínicas, hospitales y otras organizaciones no lucrativas 10
Empleos independientes 6
Otros 1
100
ELECCIÓN DE U N A PERSPECTIVA
Detalles que es necesario recordar
U n estudiante que se inicia en este campo pudiera sentirse confun
dido con tanta definición antagonista de psicología y ante tan ta con
troversia sobre la metodología. H e aquí algunas sugerencias generales
para que se centre y elija una perspectiva que le perm ita continuar con
estudios de psicología.
1. Recuérdese que la psicología es una ciencia donde lo estudiado
es a la vez lo que está estudiando. Obviamente, esto despierta el mayor
interés, pero también el mayor número posible de complicaciones. En
física y química la conciencia (en forma de hom bre) está estudiando
procesos inanimados. En biología y fisiología, y en mayor m edida en las
ciencias sociales, la conciencia está estudiando procesos vivos. T an solo
en la psicología la conciencia intenta un estudio objetivo de sí misma.
Algunos de los procesos estudiados por psicólogos son muy similares
38 PRIMERA PARTE: HISTORIA DE LA PSICO LOG ÍA
LECTURAS RECOMENDADAS
EL YO CAPAZ D E E X P E R IE N C IA
Experiencia del yo
Aspectos dudosos de las experiencias del “m undo interno”
Algunos principios tentativos p a ra poner a prueba la experiencia
¿Se puede dem ostrar objetivam ente la subjetividad?
L enguaje: p u erta hacia lo subjetivo
Dimensiones de la experiencia
R ESU M E N
Desamparo
El hombre viene al m undo como la más desam parada de las cria
turas. Está “sin term inar” y es vulnerable. Apenas equipado con unos
pocos reflejos, a diferencia de la “preprogramación” instintiva de otras
especies, poco puede hacer por sí mismo excepto llorar. A menos que
una “m adre” cuide de él y responda con ternura al llanto, el ser humano
es incapaz de sobrevivir. La dependencia a que obliga este desamparo
continúa biológicamente por unos 12 años y socialmente por unos 20.
Equipo nervioso
En el recién nacido lo más notable es la cabeza, desproporción en el
tam año entre ella y el resto del cuerpo. Centrado en el cerebro, que en
gran medida ocupa dicha cabeza, el ser hum ano viene al m undo con
un sistema nervioso que inspira respeto. Los expertos difieren en cuanto
a la complejidad de este “sistema de computación” , pero todos están de
acuerdo en que el tam año de una computadora electrónica que rivaliza
con la complejidad del cerebro estaría entre, ¡ el tam año del Empire State
Building y el tam año de nuestro p laneta!
M aleabilidad
La combinación de ese estado “sin term inar” y su equipo nervioso
superior lo hace sumamente maleable y fácil de modelar. Son infinitas
las posibilidades abiertas al hombre. De hecho, se sabe que existen m u
chas maneras diferentes de ser humano. Con algunos instintos que lo
guían, pero con una maravillosa capacidad de unir, almacenar y recupe
rar información, el hombre ha decidido que debe confiar en el apren
dizaje, el razonamiento y la capacidad de crear.
Capacidad motora
Existe una infinidad de actividades que el hombre realiza peor que
otros animales. Pero en dos áreas su capacidad motora le permite adap
tarse al ambiente de un modo que sería imposible para los otros anim a
les. U na es la destreza m anual; al cam inar erecto, el hombre tiene
libertad para usar sus manos en el manejo de armas y herramientas; la
capacidad de oponer el pulgar a los demás dedos le da la destreza expre
sada en su complicada tecnología. La otra capacidad motora es la del
CAP. 2 LA PERSONA COMO ORGANISMO 51
Naturaleza social
El desamparo en que se halla el hombre ha hecho que sea un animal
social. Su cerebro y capacidad de habla han hecho posible tal forma de
vida. Los indicios arqueológicos más antiguos que se tienen de la vida
hum ana revelan que el hombre era ya un ser social. E ra la única m a
nera de sobrevivir y es la única m anera de que siga sobreviviendo.
Conciencia de sí mismo
El desarrollo del cerebro, la capacidad de aprender, el habla y la re
lación con sus iguales tienen su foco en la característica más singular del
hombre, la conciencia de sí mismo. Es innecesario negar cierta forma
vaga de conciencia de sí mismo en otros animales, pero el hombre se halla
tan consciente de sí mismo, que en este aspecto es cualitativamente dis
tinto. No sólo sabe, sino sabe qué sabe. Y se conoce a sí mismo. Se trata
de la facultad más admirable del hombre, pero también puede ser su
mayor problema.
EL YO CAPAZ DE EXPERIENCIA
Experiencia del yo
Por medio de la experiencia del yo el hombre pretende decir todo el
campo subjetivo en que viven las personas. La experiencia tiene que ver
con la conciencia en todos sus grados, desde el tipo que paradójicamente
llamamos “inconsciente” hasta las formas más intensas de vigilia. Tiene
que ver con sentimientos, pensamientos, deseos, ansias, dudas, decisiones,
sueños, planes, desesperaciones, pérdida y descubrimiento del yo.
cripciones que reconocemos como ciertas, pero todos los esfuerzos reali
zados por crear una ciencia de la mente han resultado infructuosos al
grado de ser inútiles. La obra monumental de los estructuralistas, tan im
presionante en su esforzada metodología y sus estériles resultados; el razo
nable enfoque de los funcionalistas, tan atractivos en sus suposiciones
fundamentales y tan prometedor aun en su metodología; el sistema atre
vido e imaginativo del psicoanálisis, tan influyente en el m undo del
hombre común y tan controvertido entre los intelectuales; el enfoque
de los gestaltistas, tan animoso y diferente, pero tan oscuro y académico.
Todas estas y otras escuelas de psicología no han aportado el tipo de datos
confiables acerca de la mente como lo han hecho físicos, químicos y
fisiólogos en sus campos respectivos. Aunque escritos en 1890, y por un
hombre genio que, con mayor valentía que el resto, intentó describir
la “corriente de conciencia”, las palabras de William James siguen siendo
un resumen verdadero de la situación a la que se enfrenta la psicología en
sus esfuerzos por describir científicamente la vida subjetiva del hombre.
Dimensiones de la experiencia
Sé. Desde luego, los dos modos de sentir son un tipo de conoci
miento, con lo que vuelve a comprobarse una vez más la artificialidad
CAP. 2 LA PERSONA COMO ORGANISMO 59
sueño, me voy a la cama. Según cuán fuerte sea en esos casos la pulsión
o atracción, nos sentimos responsables por nuestra conducta en grado
distinto. Si la pulsión es muy fuerte, decimos “lo hice porque no pude
evitarlo” . Si no es tan fuerte, decimos “sí, claro que tenía sueño, pero no
tenía que ir a dormir. M e descuidé” . ¿Qué determina si una conducta
es un sucedido o una acción? No im porta cuál sea el determinador,
deberá estar relacionado con la cuestión planteada antes sobre la mo
tivación y la libertad.
El principio participante parece estar compuesto de procesos media
dores. Recuérdese que Watson (el conductista) tomó de Dewey el E-R
(el arco reflejo) como modelo básico, mientras que los funcionalistas lo
transformaron en E-O-R. Los sucedidos sencillos (como el reflejo rotu
liano) parecen incluir procesos mediadores más sencillos, antiguos y
directos que los actos puros. Cuanto más habitual o reflexiva se vuelva
una conducta, más representa un sucedido y menos responsables nos sen
timos de ella. Es interesante notar que la conducta refleja se encuentra
m ediada por centros nerviosos próximos al sistema nervioso involunta
rio. Por otra parte, una conducta que incluya un planeamiento cuidadoso
y una decisión deliberada está m ediada por centros nerviosos de la corteza
cerebral, en especial de los lóbulos frontales.9 La conducta situada entre
estos dos extremos parece ser una mezcla de los dos tipos de mediación.
En la figura 2-2 se ilustra esquemáticamente la idea.
SU C ED ID O S HECHO S
causados Sucedido/Hecho de propósito
< = >
más sencillo (unidades mediadoras) más complejo
determinados Ubre
No hay sentido de Más o menos Gran sentido de
responsabilidad responsable responsabilidad
Figura 2.2. Comparación entre sucedido y acto.
Según esta teoría, los sucedidos tienen una causa y no incluyen el sen
timiento de responsabilidad. Los actos tienen un propósito o se han ele
gido y se experimenta con ellos como genuinamente libres, por lo que
incluyen un sentimiento de responsabilidad.
RESUMEN
interno” , aunque muy reales para todos nosotros, son difíciles de validar
objetivamente. Sin embargo, hay principios subjetivos que se pueden uti
lizar para verificar la validez de nuestras experiencias. Quizá el camino
más importante hacia lo subjetivo sea el lenguaje, en especial el relacio
nado con el yo. El análisis lingüístico deja claro que reconocemos muchas
dimensiones de la experiencia.
LECTURAS RECOMENDADAS
De Chardin, Pierre Teilhard. The Phenomenon of Man. Nueva York, Har-
per Torchbooks, 1961.
Jourard, Sidney M. Disclosing Man to Himself. Princeton, D. Van Nostrand
Co., 1968.
Maslow, Abraham. Toward a Psychology of Being. Princeton, D. Van Nos
trand Co., 1962.
McCurdy, Harold G. Personality and Science. Princeton, D. Van Nostrand
Co., 1965.
Rogers, Cari R. y Stevens, Barry. Person to Person: The Problem of Being
Human. Walnut Creek, California, Real People Press, 1967.
E l medio ambiente social
LA SO C IED A D EN Q U E N A C EM O S
L a fam ilia
Subculturas
C ultura general
M E D IO S D E C U L T U R A
Lenguaje
Medios de cooperación
D epósito de aprendizaje com unitario
Base de significados compartidos
Los medios de la yoedad
Costumbres
Instituciones
Las artes
M edios masivos de comunicación
D IM E N S IO N E S D E LA E S T R U C T U R A SO CIA L
Poder
Liderazgo
Papel
Estatus
Com unicación
Ideología
Sociom etría
R ESU M E N
últimos 25 000 años los cambios ocurridos en el hombre han sido cultu
rales, no biológicos. El que las sociedades hayan sobrevivido o no depen
dió de sus logros culturales.
El hombre es un ser social y sólo se le puede comprender en el con
texto de su sociedad. Es capaz de vivir en aislamiento total ( aunque no
tenemos pruebas claras al respecto, a pesar de las historias sobre los llama
dos “niños lobos”) , pero es imposible concebir vida humana excepto en
la compañía de otros seres humanos. Toda la vida humana que conoce
mos es social por naturaleza.
La fam ilia
Con algunas excepciones, el grupo primario en el que nace un niño
es algún tipo de organización familiar. La m anera particular en que esté
organizada una familia difiere mucho de una cultura a la otra e incluso
entre subculturas de una cultura central, pero no im porta qué organiza
ción tenga, ninguna otra sociedad influye en el desarrollo de la personali
dad tanto como la familia. El naturalista Loren Eiseley lo ha expresado
así:
Subculturas
Cultura general
El autor se refiere con este término a agrupaciones generales como
naciones, grupos de naciones e incluso la distinción entre oriental y occi
dental. Con base en las demandas sociales que se le hacen, la nación
influye mucho en la vida del hombre, pero la corriente general a largo
plazo donde nació es lo que más influye sobre su espíritu. Para los norte
americanos tal corriente es la civilización occidental, con sus anteceden
tes grecorromanos y su herencia judeocristiana.
Poca imaginación se requiere para concebir cuán diferente sería una
persona de haber nacido en Oriente y no en Occidente; en China y no en
Inglaterra; en Rusia y no en Estados Unidos, o en el Congo y no en Aus
tralia.
MEDIOS DE LA C U LT U R A
Lenguaje
El lenguaje constituye el principal medio para la cultura. Todo ser
humano nace en medio de un m undo lingüístico que moldea el modo en
que aquél se concibe a sí mismo y a otros, que le permite pensar y, a la
vez, limita los alcances de su pensamiento y que lo afecta de innume
rables maneras, de las que probablemente nunca esté consciente. Así
como los peces no tienen conciencia del agua, el hombre promedio no
crea conciencia del m undo lingüístico en que está viviendo.
CAP. 3 EL MEDIO AMBIENTE SOCIAL 69
modo u otro con el camello, mientras que los esquimales m anejan unas
50 palabras relacionadas con la nieve.7 Parece estar claro que el lenguaje
es funcional, pues surgió como respuesta a la necesidad.
Los estudios sobre el desarrollo de los niños nada dicen sobre cómo
se originó el lenguaje, pero sí dan ciertos indicios sobre los sonidos que
los seres humanos pueden emitir y sobre los procesos por los que el lengua
je surge de esos sonidos. Por ejemplo, no hay diferencias inherentes en
los sonidos que hacen los lactantes de todo el mundo. Si sus primeros
sonidos son gritos de una sílaba, en los primeros días con m ucha frecuen
cia están emitiendo ya ocho sonidos distintos, que representan el 20%
de los elementos sonoros usados por adultos. Para los dos y medio años,
el niño promedio de cualquier país usa 27 fonemas (sonidos del habla).
Según el niño balbucea, los adultos, con sus respuestas, le refuerzan algu
nos de los sonidos, que el niño tiende a repetir y que quedan asociados
con significados que los adultos les asignan.8
Sin embargo, mucho más importante que los orígenes del lenguaje
es su función en la sociedad. Sobresalen cuatro funciones:
Costumbres
Las costumbres son conductas reglamentadas por un acuerdo social,
se haya formalizado o no. T al acuerdo tiene que ver con modos de
comer, vestir, con la conducta sexual, con las relaciones entre la gente,
con los hogares y la propiedad e incluso con el lado de la carretera por
el que debe caminarse. Es “engorroso” no acatar las costumbres que están
consideradas cuestiones de buen gusto. Es “inmoral” no cumplir con las
costumbres relacionadas con el bien y el mal. Es “ilegal” transgredir cos
tumbres que han quedado expresadas como una ley. Otras más tienen
que ver con la vida nacional o con la religión y el no cumplirlas es “trai
ción” o “falta de religión” . Luego vienen las costumbres sobre cuestiones
tan cargadas con sentimientos antiguos, que se aplican sin hablar de ellas:
los tabúes.
Pertenecer a una sociedad significa hablar un lenguaje y conformarse
a sus costumbres. Por ello lenguaje y costumbres son marcas identifica-
doras. Quienes hablan o actúan de un modo diferente, no pertenecen.
Cuando la gente forma un grupo, se trate de niños o adultos, suele crear
un lenguaje especial, un estilo de conducta y un modo de vestir particular.
Las personas nacidas y criadas en una sociedad que han tenido muy
poco o ningún contacto con personas de otra sociedad, por lo común
ignoran que están siguiendo ciertas costumbres. Creen estar actuando de
un modo “natural” , de acuerdo al “sentido común” o que están ha
ciendo “lo que deben” . En una sociedad pluralista como Estados Unidos,
la mayoría de la gente tiene contacto con personas que hablan, actúan o
visten de un modo distinto.
72 SEGUNDA PARTE: PSICO LO G ÍA FILOSÓFICA
Instituciones
Las artes
Poder
E n su sentido más sencillo, poder es aquello que hace que las cosas
ocurran; es influencia. El poder bruto es la fuerza o la amenaza de usarla.
Otros tipos de poder provienen del dinero, de la capacidad de hacer
favores, de tener acceso ante quienes son poderosos o tienen capacidad,
conocimientos, una posición de mando, etc. No se está por mucho tiempo
en un grupo sin descubrir quién tiene el poder y cuál es la llave para tal
poder.
CAP. 3 EL MEDIO AMBIENTE SOCIAL 75
Liderazgo
No necesariamente el poder y el liderazgo van juntos. La estructura
de liderazgo se refiere al patrón visible o evidente de toma de decisiones
o autoridad. Pero así como muchos reyes se vieron dominados por sus
“eminencias grises” , el líder suele hablar por alguien que se encuentra
detrás de él. Esto no sólo ocurre en el gobierno y en la política, sino en
los negocios, la Iglesia y el hogar.
Hay dos tipos de liderazgo, fundamentalmente distintos: el místico
o heroico y el funcional o facilitador. El primero está representado por
Alejandro el Grande, Julio César, Napoleón, Winston Churchill, Charles
de Gaulle y John F. Kennedy. Desde luego, el segundo es más numeroso
y es el que mantiene al m undo en movimiento. Líderes situados en dis
tintos puestos en partidos políticos, líderes legislativos, líderes del mundo
comercial, capataces de fábricas, líderes sindicales; he aquí, junto con
muchos otros, a quienes facilitan las actividades de cooperación entre las
personas.
Seguimos sin comprender el proceso que permite a ciertos hombres
inspirar o m andar, sea para bien o para mal, a un vasto número de per
sonas. Se llama a esa cualidad “carisma”, pero aún no se estudia con
cuidado. Sin embargo, el liderazgo funcional o facilitador sí ha sido estu
diado y se han encontrado algunos métodos para m ejorar la eficiencia
en la dirección de grupos.13
Papel
Para que un grupo funcione, cada uno de sus miembros debe desem
peñar un papel, es decir, cada persona debe ocupar un puesto y realizar
ciertas actividades adecuadas para el mismo. En un equipo de béisbol
los papeles se encuentran cuidadosa y explícitamente estructurados. En
un grupo de amigos los papeles son implícitos, pero funcionan con tanta
fuerza como si fueran explícitos.
76 SEGUNDA PARTE: PSICO LOG ÍA FILOSÓFICA
Estatus
Así como el poder y el liderazgo se encuentran muy unidos, así se
encuentran papel y estatus. El papel tiene que ver con la estructura
horizontal de un grupo, el estatus, con la vertical. El papel tiene que ver
con la función propia en el grupo; el estatus con el prestigio. A menudo
tenemos cierta participación en el papel que nos toca, pero nada pode
mos hacer por elegir nuestro estatus, pues el grupo nos lo asigna.
Algunos sólo están a disposición de personas de alto estatus. Las cor
poraciones suelen elegir a una persona de estatus elevado como presidente
de la junta, pues le da prestigio a la compañía. Algunos papeles no nece
sitan de estatus, sino que lo dan. Cuando alguien de estatus bajo se
vuelve famoso en los deportes o en el mundo de la farándula, adquiere
un estatus elevado. Algunas personas que no tienen un estatus alto pre
sumen tenerlo exhibiendo símbolos de estatus: un automóvil de lujo,
vestuario caro, una gran casa en una zona residencial exclusiva. Estos
“buscadores de estatus” , como los llam a Vanee Packard, no adquieren
un estatus genuino, pero quizá engañen a suficiente cantidad de perso
nas para que el esfuerzo valga la pena.
C omunicación
Ya se ha mencionado el papel que el lenguaje tiene en crear y m an
tener la sociedad. Se puede analizar a cualquier grupo con base en la
comunicación. ¿Por qué canales pasa la información y a dónde va? En
cualquier grupo existirá una seria pérdida de eficiencia si la información
no llega a quienes toman las decisiones. Si no fluye información sufi
ciente de quienes toman las decisiones, el grupo se enfrentará a un pro
blema moral.
El movimiento de las personas se encuentra relacionado con la
comunicación porque es necesario dar directamente algunos mensajes
CAP. 3 EL MEDIO AMBIENTE SOCIAL 77
Ideología
La ideología representa los propósitos y valores del grupo. Todo
grupo tiene su ideología, aunque el grado de su influencia varía mucho
de un grupo a otro. Por lo común se usa el término cuando la ideología
resulta muy obvia, pero vale la pena observarla en todos los casos. Todo
político triunfador está muy consciente de la ideología de su grupo y en
sus discursos muestra su lealtad a esa ideología. Hombres poderosos y
eficientes han descubierto lo limitado que resulta su influencia cuando
se oponen a tal ideología. Ocurre a veces que hombres sin escrúpulos
ejercen un gran poder porque m anipulan astutamente los símbolos que
en la gente invocan la lealtad a la ideología.
Sociometría
J. L. M oreno,14 quien también nos dio un medio de terapéutica
llamado “psicodrama” , creó el método de la sociometría. Se trata de un
método sistemático para conceptualizar la m anera en que un agolpa
miento de afinidad puede estar influyendo en la conducta. La idea que
sirve de base al método es simplemente que los miembros de un grupo
tienen mayor afinidad (inclinación) por unos miembros que por otros.
A veces la afinidad es m utua, a veces de un solo lado. Los grupos de
amigos, las camarillas y otros patrones interpersonales reflejan esas afini
dades. En la figura 3-1 se muestra un esquema sociométrico en el que se
presenta el patrón de elecciones y rechazos de un grupo de 10 científicos
que colaboraban en la redacción de un informe escrito.
RESUMEN
LECTURAS RECOMENDADAS
FU N D A M E N T O D E L O IN D IV ID U A L
T IP O S D E C O N D U C T A IN T E R P E R S O N A L
C onducta “simbiótica”
C onducta m anipuladora
C onducta transaccional
Intim idad
A SPEC TO S E SPEC IA L ES D E L O IN T E R P E R S O N A L
Función de los papeles
C ontratos y compromisos
Relaciones amorosas
El am or es reconocimiento
El am or es comprensión
El am or es aceptación
El am or es respuesta
Comunicación
C laridad
Consistencia
A decuación
Responsabilidad
Secretos
M utualidad verdadera
R ESU M E N
personales. El todo es más que la suma de sus partes y los todos menores
son algo más que parte de los todos mayores.
FU ND A M ENTO DE LO IN D IV ID U A L
rigor, a una relación íntim a entre dos personas, una de las cuales o las
dos no puede vivir sin la otra.7 T al relación no será sana a menos que
circunstancias desusadas la hagan necesaria.
En cierto sentido, la relación lactante-madre es simbiótica. La madre
necesita que el bebé succione y complete (le dé significado) los procesos
de concepción, embarazo, nacimiento y lactancia. El lactante necesita del
pecho de la madre, del calor y cuidado de la misma. Se trata de una
relación desigual, en donde la capacidad de la m adre para cuidar de
sí misma contrasta con la total incapacidad del niño de cuidarse por sí
mismo.
Por ello la m adre es quien determina en gran m edida la calidad
de la relación. Sullivan ha demostrado que el niño experimentará o no la
ansiedad en dependencia de cómo lo trate la madre. Erikson está de
acuerdo con esto y dice que en la lactancia la cuestión esencial es la “con
fianza en oposición a la desconfianza” .8
D urante el desarrollo normal existen relaciones simbióticas, así como
en el caso del cuidado terapéutico o del cuidado de personas incapa
citadas o ambos. O tro tipo de relaciones simbióticas suelen no permitir
el crecimiento de individuos sanos.
Conducta manipuladora
Conducta transaccional
En años recientes Eric Berne ha estado popularizando un punto de
vista llamado “análisis transaccional” , en el cual se dice que muchas
relaciones interpersonales ocurren porque una persona desea algo de
otra. En tales términos, se llam a “cobro” a lo que una persona está tra
tando de obtener de otra y se llama “precio” a lo que tiene qué hacer
para lograrlo. En el libro de Berne Games People Play se describen
algunas transacciones comunes. ¡> *
Un ejemplo de “juego” es: Si no juera por ti, que según Berne es
el que más suelen jugar los cónyuges. La m ujer m anipula al esposo
para que éste le prohíba hacer algo que ella, de todas maneras, no desea
hacer. Y entonces se lam enta quejumbrosamente: “Si no fuera por ti. . .”9
No existe una clara línea de demarcación entre manipulaciones y
transacciones. De hecho Shostrum, en M an the M anipulator,10 piensa
que las últimas son formas de manipulación. Si se hiciera una distinción,
sería con base en cuánta m utualidad participa. Si una persona está
practicando un juego y la otra no lo sabe, se trata de manipulación.
Si ambas lo juegan, es una transacción.
No hay duda de que gran parte de la conducta social es transaccio
nal y quizá necesariamente así. Al volver convencionales las actividades
más comunes, la vida se vuelve más predecible y menos provocadora de
ansiedad. Socialización es el proceso de aprender los “juegos” comunes
en nuestra sociedad. Aprendemos las reglas, desarrollamos habilidades y
“tratam os” confiadamente con la gente, para que satisfaga nuestras
necesidades tal y como ellos “ceden” ante nosotros para que satisfaga
mos las suyas. Así visto, el juego es uno de los aspectos más importántes
de la educación social. No sólo aprende el niño habilidades importan
tes que más tarde necesitará, como el saber comportarse sexualmente,
sino que term inará por comprender la idea de los juegos y tendrá con
fianza en su capacidad para jugarlos.
Intim idad
Las relaciones simbióticas, manipuladoras y transaccionales que
hemos descrito tienen una función muy importante en el funcionamiento
de nuestro sistema social y, al permitirle al individuo ser parte de su
sociedad, le son de gran valor. Pero ninguna satisface los requisitos para
ser tom ada como una relación “yo-tú” , que Buber aplica a la unión
genuina de una persona con otra. Por costumbre se describe como “ínti
m a” la relación en la que dos personas juegan “al am or” . Pero a menos
que se reciban con un amor que sea respeto, Buber llam ará a la rela
ción “yo-ello” .
86 SEGUNDA PARTE: PSICO LOGÍA FILOSÓFICA
ASPECTOS ESPECIALES DE
LO INTERPER SO N A L
Individualidad pura
Contratos y compromisos
El contrato o compromiso es una forma social de relación interper
sonal. Todas las sociedades exigen alguna forma de compromiso mutuo
entre sus miembros. En algunas sociedades el compromiso puede ser ver
bal, pero la gran mayoría de sociedades tienen ceremonias de iniciación;
votos de lealtad y otros medios de renovar o confirmar el trato. John
Locke fue uno de los primeros en descubrir el significado de esto para
la sociedad democrática cuando describió el “contrato social” .
El contrato matrimonial es uno de los convenios interpersonales más
antiguos y familiares. Probablemente son antiguas las alianzas con las
que se inició a las personas en las comunidades religiosas. M ás recientes
son las asociaciones comerciales, los contratos de trabajo y los compro
misos profesionales. El psicoanálisis se encuentra enraizado en un con
trato entre el analista y el paciente.
Erving Goffman, entre otros, insiste en que todos los encuentros
interpersonales obligan a cierto grado de compromiso, al que se acepta
para que los procesos sociales no fracasen. Guando una persona va cami
nando calle abajo, presupone que nadie le pondrá las manos encima o
invadirá su intimidad de alguna otra manera. Si una persona saluda,
tiene derecho a esperar en respuesta otro saludo. Si le ofrece su sitio
a una m ujer en el autobús, espera una aceptación cortés o una negación
agradecida. En otras palabras, el rehusarse a acatar las convenciones
sociales es una ruptura del contrato social. Cuando actuamos de un modo
correcto y la otra persona no responde como debe de ser, no nos enoja
mos tan solo de un modo personal, sino que sentimos que, como repre
sentantes sociales, estamos siendo tratados de un modo inadecuado.
Tenemos con ello un problema un tanto similar al de los papeles.
¿Cómo reconciliar estos contratos y compromisos sociales con la espon
taneidad y los sentimientos honestos en las relaciones interpersonales?
¿Debo saludar a las personas con una sonrisa aunque me sienta mo
rir? ¿Debo respetar una alianza como el matrimonio cuando ya no
la deseo?
En cierto sentido, se trata de cuestiones éticas o morales y, tal vez,
la psicología no pueda resolverlas. Sin embargo, tam bién se trata de
relaciones interpersonales y, como tales, la psicología no puede pasarlas
por alto. Quizá los siguientes principios iluminen la cuestión.
Por naturaleza, los seres humanos necesitan algunas relaciones rela
tivamente permanentes. Desde luego, es necesario criar a los niños en
un ambiente familiar estable. Erikson y Sullivan están de acuerdo en que
el ser hum ano sólo llega a una edad adulta verdadera al alcanzar lo
que Erikson llama “generatividad” o la capacidad de cuidar de los jó
venes.
CAP. 4 LO INTERPERSONAL 91
Relaciones amorosas
Ninguna cualidad tan universalmente apreciada como el am or.
Supuestamente hace que el m undo m arche y se dice que es lo que todos
necesitamos. Se le considera el misterio de la vida y se le llama una
de las cosas más grandes del mundo, ofreciéndosele como el sustitutivo de
todas las éticas. El problema está en que no hay acuerdo sobre qué
es esta maravillosa cualidad.
El psicólogo se ve tentado a dejar el amor a los poetas, compositores,
novelistas y románticos de todas las edades. ¿Qué tiene qué ver una
disciplina académica con el amor? Además, una vez que los psicólogos
acaben de diseccionarlo, ¿seguirá siendo amor?
Aquí, volvemos a la responsabilidad de la psicología. Si no deseamos
m anejar todos los aspectos de la conducta hum ana, debemos dejarle
el campo a otras personas. Las relaciones amorosas son un fenómeno de
lo más adecuado para el estudio psicológico. Cierto que aún no podemos
hacerle justicia a tales relaciones complejas, pero sí podemos descubrir
los principios importantes presentes.
92 SEGUNDA PARTE: PSICO LOG ÍA FILOSÓFICA
Goethe dijo: “Hay una cortesía del corazón que es afín al amor.” 18
Los psicoterapeutas han aprendido, en sus esfuerzos por ayudar a la
gente en problemas, que el interesarse verdaderam ente por las personas
significa tratarlas de cierta manera. A fin de dram atizar el hecho de que
interesarse en ayudar a los otros no es cuestión sentimental, Bettelheim
escribió el libro Love is N ot Enough.19 Gracias al trabajo como consejero
el autor se ha convencido de que lo hecho en psicoterapia es muy afín al
significado fundam ental de amor. Se sugiere la siguiente definición con-
ductual de amor:
Comunicación
En estos primeros capítulos hemos venido subrayando la importancia
del lenguaje. En éste dijimos que el yo se organiza e interactúa con otros
94 SEGUNDA PARTE: PSICO LO G ÍA FILOSÓFICA
CAP. 4 LO INTERPERSONAL 95
Secretos
En las relaciones interpersonales uno de los problemas más difíciles
es el concerniente a los secretos. ¿Cuándo conviene guardarlos y cuándo
divulgarlos? No hay respuesta fácil y los científicos conductuales no se
han puesto de acuerdo entre sí. Becker y Goffman consideran que hay
una verdadera necesidad de tener secretos en las relaciones corrientes
y, hasta cierto grado, en las relaciones íntimas. Jung adopta una posi
ción un tanto complicada, pues dice “ . . .todo secreto personal produce
el efecto de un pecado o una culpa” , pero “. . .el contenerse es saludable
y benéfico; incluso una virtud” . Agrega más tarde “ . . .si el contenerse
tan solo es cuestión particular, tal vez ajena a cualquier aspecto religioso,
resultará tan dañina como el secreto personal” . Parece estar diciendo
que los secretos son malos, pero la reserva buena, pero que incluso la
reserva debe de ser descompuesta en algunos tipos de herm andad sacra.
Definitivamente se opone a cualquier confesión simplista de secretos:
“Difícil sería exagerar al condenar el mal gusto común de confesarse
mutuamente los pecados.” 27
O. H. M owrer se opone claramente a m antener los “pecados” secre
tos y basa su enfoque terapéutico en el poder curativo de la “confesión” .
Sin embargo, incluso él limita esas confesiones a las relaciones íntimas,
al menos en un principio, y sólo muy gradualmente ir expandiendo el
círculo de personas que nos conocen tal como somos. Pero M owrer sí
defiende los secretos. Partiendo de la idea expresada en las novelas
de Lloyd C. Douglas, M agnificent Obsession y Doctor Hudson’s Secret
Journal, M owrer elabora la tesis de que debemos guardar en secreto
nuestras virtudes, o por lo menos algunas de ellas, pues aquello que
CAP. 4 LO INTERPERSONAL 97
M utualidad verdadera
En el mejor de los casos, las relaciones interpersonales son en esencia
mutuas incluso cuando hay diferencias notables en edad, u otras formas
de poder. Rudolf Dreikurs, en Psychology for the Classroom, insiste en
que deberán ser iguales incluso las relaciones entre adultos y niños.29
Szasz lo expresa así:
Bernard Steinzor indica que muestra una falta de respeto por sí mismo
quien se somete a otra persona, es decir, que se deja dominar.31
Estos autores no quieren decir que en una relación cada persona,
sin tom ar en cuenta la edad o cualquier otro factor, sea responsable por
igual o tenga igual voto en la toma de decisiones, pero sí insisten en el
respeto mutuo. Deben verse una a la otra como de igual valor e impor
tancia para que la relación crezca y las enriquezca a las dos. La m utua
lidad verdadera es una meta difícil de alcanzar, pero quienes se interesen
en el crecimiento personal tratarán de moverse en dirección a ella.
RESUMEN
LECTURAS RECOMENDADAS
Becker, Ernest, The Birth and Death of Meaning. Nueva York, Free Press
of Glencoe, 1962.
Berne, Eric. Games People Play. Nueva York, Grove Press, 1964.
Buber, Martin. I and Thou. Nueva York, Scribner, 1958.
Goffman, Erving. The Presentation of Self in Everyday Life. Garden City,
Doubleday & Co., 1959.
Mowrer, O. H. The New Group Therapy. Nueva York, D. Van Nostrand
Co., 1964.
5
Reacciones a la frustración
FR U S T R A C IÓ N
Frustración am biental
B arreras dentro de nosotros mismos: conflictos
Stress y frustración
F R U S T R A C IÓ N Y A G R E SIÓ N
FR U S T R A C IÓ N Y A NSIED AD
F R U S T R A C IÓ N Y LA C O N D U C T A PROBLEM A
99
100 SEGUNDA PARTE: PSICO LOG ÍA FILOSÓFICA
R EA C C IO N E S N E U R Ó T IC A S
Reaciones de ansiedad
Reacciones disociativas
Reacciones de conversión
Reacciones fóbicas
Reacciones obsesivocompulsivas
Reacciones depresivas
O tras reacciones psiconeuróticas
T R A ST O R N O S DE LA PE R SO N A LID A D O D EL C A R A CTER
Perturbaciones en el patró n de la personalidad
Perturbaciones en los rasgos de la personalidad
Personalidad sociopática
T R A ST O R N O S P S IC Ó T IC O S
E T IO L O G IA O CAUSAS D E LA C O N D U C T A PROBLEM A
Lista de posibles áreas de perturbación
Principales enfoques aplicados a la etiología
y pruebas que los sostienen
RESU M E N
e= ^ > ©
El signo más ( + ) indica la meta que satisfará la necesidad. Por ello la
conducta está basada en necesidades y dirigida a metas.
102 SEGUNDA PARTE: PSICO LO G IA FILOSÓFICA
Conducta humana
Para ilustrar el punto de vista funcionalista sobre la conducta, hemos
recurrido a situaciones relativamente sencillas y aplicables a casi todos
los animales. Pero no siempre resulta tan fácil comprender la conducta
hum ana. No obstante, es importante saber hasta dónde se puede llegar
en comprender la conducta hum ana sin dejar atrás la suposición de que
toda la conducta está basada en necesidades y dirigida a metas.
FRUSTRACIÓ N
Barrera
Frustración
Frustración am biental
Se tiene el tipo de frustración más obvio cuando en el ambiente
ocurre algo que se pone en nuestro camino. Se me ha hecho tarde para
una cita importante y un largo y lento tren de carga me impide el paso.
Trato de abrir una puerta, pero está atorada. Quiero que alguien me
haga un favor, pero se rehúsa. E n cada uno de esos casos me siento
frustrado. Nótese que se está usando el término para describir un bloqueo
y no un sentimiento. Guando estoy frustrado, bien pudiera sentirme
frustrado, pero entonces se está usando el término para indicar el blo
queo de un organismo motivado.
La frustración ambiental suele ser la menos dolorosa porque la
barrera se encuentra fuera de nosotros y podemos liberar nuestros sen
timientos contra ella. De hecho, a veces creamos barreras situadas fuera
de nosotros para odiarlas y echarles la culpa, con lo que evitamos la
CAP. 5 REACCIONES A LA FRUSTRACIÓN 103
experiencia mucho más dolorosa de admitir que las barreras están dentro
de nosotros.
Stress y frustración
El stress puede ser de dos tipos: que la presión psicológica resulte
demasiado intensa o demasiado prolongada. Es ejemplo de lo primero
el acosado ejecutivo cuyos muchos teléfonos comienzan a sonar al mismo
tiempo mientras le está dictando una carta a la secretaria y le está gri
tando órdenes a varios empleados. Es ejemplo de lo segundo una familia
con la que vive un pariente de mucha edad. Se soportaría tenerlo algunas
semanas al año, pero resulta demasiado tenerlo todo el año. El stress
produce frustración cuando se llega al límite de aguante, cuando ya no
puede aceptarse más. Esos límites internos actúan como una barrera
y se experimenta frustración.
FRUSTRA C IÓ N Y AGRESIÓN
que la frustración suele producir conducta agresiva y que ésta casi siem
pre se ve precedida por la frustración. Esta teoría tiene muchas aplica
ciones prácticas. Si se está alrededor de alguien sumamente frustrado,
ha de tenerse cuidado, pues fácilmente se enoja y echa la culpa a quien
esté cerca. Cuando alguien está enojado, ayuda el intentar descubrir
qué lo frustra; esto resulta en especial útil con niños. La próxima vez que
se sienta enojado y no sepa la razón de ello, pregúntese ¿“Qué deseo
que no he obtenido aún?”
FR U STR AC IÓ N Y ANSIEDAD
Cuanto más energía se use para proteger al ego, menos energía se ten
drá para encontrar cómo llegar a la meta. La persona m adura y con
fiada continúa buscando un modo de pasar la barrera, incluso aunque
sufra con ello cierta pérdida de estima de sí mismo, pues sabe que a la
larga únicamente los logros verdaderos permiten una elevada estima
de sí mismo. Por el contrario, la persona inm adura e insegura encuentra
difícil seguir manteniendo una conducta adaptativa cuando recibe ame
nazas contra su imagen del yo y se dedica a una conducta de defensa
o de apoyo del ego. Dicha conducta no resuelve el problema y produce
más frustración, más ansiedad y más amenazas contra el ego, se trata de
protegerse incluso mejor. Este círculo vicioso constituye una forma de vida
neurótica.
La elección más importante que se hace en la vida es entre ser adap
table y buscar resolver problemas y ser ante todo una persona que busca
seguridad y defender el ego (fig. 5-11.)
U n ejemplo un tanto “ridículo” perm itirá aclarar esto. Imagínese una
diligencia en la época del viejo oeste. Sólo hay un pasajero, y el con
ductor espolea a los caballos. Llegan a un lugar lleno de lodo y pronto
el vehículo se ve hundido hasta los ejes. El pasajero se asoma por la
CAP. 5 REACCIONES A LA FRUSTRACIÓN 107
Defensa del
Agresión desplazada
La agresión desplazada es otra defensa del ego utilizada con frecuen
cia. U n empleado a quien su jefe regaña no se atreve a replicar. Su ego
sufre una trem enda paliza y el hombre se siente débil y humillado. De
camino a casa le toca la bocina a todo auto que se le cruza. Al entrar
en su hogar patea al perro. Ya dentro, cuando los niños lo saludan, los
m anda a paseo. Como la cena no está lista, riñe con la esposa. Y según
hace todo esto, m urm ura que nadie lo va a tratar mal. Es obvio que
está desplazando una buena parte de su agresión contra quienes no tie
nen la culpa de ella. Por desgracia, suele verse esto en la sociedad en
general, cuando personas frustradas desplazan su agresión contra grupos
minoritarios.
C ompensación
Si fracasamos en algo que deseamos mucho lograr, intentamos equi
librar esto haciendo bien alguna otra cosa. El proceso recibe el nombre
de compensación. Si lo hacemos conscientemente, es una forma inteli
gente de adaptación; pero si se hace inconscientemente, es una defensa
del ego. Ambos tipos de conducta son muy diferentes y se ve la diferen
cia en la actitud hacia la actividad en que se fracasó. Supóngase que
CAP. 5 REACCIONES A LA FRUSTRACIÓN 109
deseaba jugar fútbol, pero sin tener aptitud física para ello. Si acepto
el fracaso y me dedico a la música o al teatro, seguirá gustándome el
fútbol y admitiré sin problemas que me hubiera gustado estar en algún
equipo. Si me rehúso a aceptar el fracaso, dedicaré mis esfuerzos a alguna
otra cosa, pero ahora criticaré a los jugadores de fútbol y me reiré
de la idea de que me hubiera gustado estar en un equipo. A veces una
persona es buena en algún campo, pero por sentirse inferior o inade
cuada en otros aspectos, exagerará aquello en lo que es buena y afir
m ará que lo demás carece de importancia. Se trata de una sobrecom-
pensación.
Identificación
Identificar significa adorar, dedicarse a adm irar a algún héroe.
Freud encontró algunos significados ocultos en esta práctica aparen
temente inocente; por ejemplo, dijo que un muchacho se identifica
con su padre y a través de tal identificación logra resolver su complejo
de Edipo. La teoría de Edipo — que el hijo ama a la m adre y odia al
padre— es una de las más controvertidas de Freud; sin embargo, no
es necesario aceptarla en su totalidad para aceptar la validez de su expli
cación de la identificación. El hijo compite con el padre por obtener
el amor de la m adre; pero si el padre mantiene una buena relación
con la esposa, el hijo term ina por darse cuenta de que no tiene ninguna
oportunidad de ganar a la madre, de modo que se identifica con el
padre. Freud llamó a esto “identificarse con el agresor” y afirmó que
en el proceso siempre se encuentra presente algo de hostilidad. Cuando el
muchacho más pequeño del barrio se une al más grande, dice “si no
puedes vencerlos, úneteles” . U na vez más, se tratará de un modo inteli
gente de adaptarse o una m anera inconsciente de defender el ego. Cuando
la estima de sí mismo surge ante todo de aquellos con quienes nos iden
tificamos, nos volvemos vacíos y vulnerables. Se ve la hostilidad en este
tipo de identificación en la m anera que tratamos a los héroes que caen.
Amamos al equipo Tigres cuando gana, pero lo odiamos cuando pierde.
Regresión
Formación reactiva
Cuando nos enfrentamos a un conflicto de acercamiento-evitación,
una de las defensas más comunes es negar la atracción y subrayar la
evitación. Este rechazo exagerado de lo que nos atrae recibe por nombre
el de formación reactiva. U na muchacha cercana a la adolescencia, a
quien se acusa de gustar de un muchacho, responde “ ¡Ese! ¡Pero si lo
odio!” Riéndonos, respondemos “ ¡Anda, anda, si te gusta! Simplemente
hay que ver cómo lo niegas” . Shakespeare dijo: “M e parece que la
dam a protesta demasiado” . A veces un sermón contra el pecado puede
resultar mucho más excitante que el pecado en sí. Siempre que alguien
habla demasiado acerca de cualquier cosa, incluso oponiéndose a ella,
probablemente por debajo de la oposición existe una atracción suma.
Nótese la m anera en que esto resuelve el conflicto de acercamiento-evi
tación. M e atrae la pornografía, pero me siento culpable de tal atracción.
Entonces, me opongo denodadamente a ella, pues ello me libera de
sentirme culpable; luego, paso mucho de mi tiempo estudiando m ateria
les pornográficos como parte de mi oposición, con lo que satisfago mi
atracción hacia ellos. Aunque puedan parecer opuestos los extremos de
cualquier dimensión, bajo la superficie suelen estar muy próximos; por
ejemplo, el comunismo y el fascismo son opuestos. Pero, ¡ cuánto se pare
cen! La extrema izquierda y la extrema derecha sienten una incurable
atracción la una por la otra.
Sublimación y sustitución
He aquí dos patrones de dinám ica similar, pero de resultados dis
tintos. T anto la sublimación como la sustitución son expresión indirecta
de una pulsión. En la sublimación la pulsión halla expresión indirecta de
un modo socialmente aceptable. En la sustitución la expresión indirecta
no es socialmente aceptable. Se puede sublimar la pulsión sexual en
arte, poesía, música y religión, pero tam bién se puede expresar indirec
tamente en una amplia variedad de conductas desviadas, como la homo
sexualidad, el voyeurismo ( “los fisgones” ), el exhibicionismo (mostrarse
CAP. 5 REACCIONES A LA FRUSTRACIÓN 111
Fantasía
La fantasía, cuya presencia más usual es el soñar despierto, asume
una parte importante en la vida diaria. En especial en la infancia,
cuando la fantasía permite ampliar el m undo y contemplar nuevas posi
bilidades. Incluso para los adultos el m undo se empobrecería muchísimo
sin los personajes inventados en las novelas y las personalidades fan
tásticas que aparecen en las tiras cómicas; pero esta misma capacidad
de caer en fantasías provoca algunos de los problemas personales más
graves.
En las fantasías más usuales se es héroe conquistador o héroe sufrien
te. El muchacho que no entró en el equipo sueña con ser un fabuloso
jugador que salva el encuentro. La m uchacha que se siente fea sueña
ser la bella de una fiesta, otra Cenicienta. Aliviamos el enojo en fan
tasías o construimos un m undo de engaños en que todo funciona bien.
La razón de que la fantasía pueda term inar en problema es que resulta
muy satisfaciente. Los hambrientos suelen gastar su dinero no en ali
mentos, sino en ir al cine, como lo indican las altas tasas de asistencia
en la India.
Piénsese en el tiempo que emplean en fantasías incluso quienes llama
mos normales. Se pasan muchas horas viendo televisión, leyendo novelas,
hojeando revistas de cine. Muchos de nosotros proclamamos en voz alta
que amamos la verdad y desdeñamos la deshonestidad, pero cuando se
trata de actuar, nos mostramos reacios a renunciar a nuestras fantasías.
Hay momentos en que la realidad es una alternativa de lo menos apeti
tosa si es com parada con las cosas tal y como las imaginamos. Algunas
personas, porque consideran a la vida inevitablemente miserable o por
que no han desarrollado la fuerza y la habilidad para vivir adaptadas,
pasan gran parte de ella en fantasías. Logran un cierto tipo de felicidad,
pero pagando el precio de no entrar en contacto con aspectos muy
importantes de la realidad.
112 SEGUNDA PARTE: PSICO LOGÍA FILOSÓFICA
Represión
La represión se parece mucho al olvidar, pero tiene un propósito
distinto. En la vida normal olvidamos lo que ya está concluido y no
tiene importancia. De esta m anera mantenemos nuestras mentes libres
para dedicarse a lo que está sin concluir y es importante. En la represión
olvidamos lo que está sin term inar y es importante porque recordarlo
produce ansiedad y dolor.
La represión se diferencia de la supresión en que es inconsciente; esta
última es consciente. En la supresión sabemos respecto a que estamos
desviando la atención, pero en la represión lo hemos eliminado de la
mente a tal grado que no lo recordaríamos aunque quisiéramos.
Es obvio de qué m anera la represión sirve para resolver conflictos
de todo tipo. Simplemente se elimina uno de los elementos conflictivos
y se elimina el conflicto. Pero queda un inexplicable desasosiego, una
rigidez, la aparición de una conducta de lo más inesperada. Q uedará
esto claro en las reacciones neuróticas que se describirán más adelante
en este mismo capítulo.
Proyección
En muchos sentidos la proyección es la defensa del ego más letal,
pues en lugar de captar lo que está sucediendo porque se reciben insumos
del m undo que nos rodea, coloreamos nuestras percepciones de acuerdo
a nuestras necesidades psicológicas. En otras palabras, “proyectamos”
imágenes internas en la pantalla del ambiente en lugar de ver las im á
genes que realmente se encuentran allí. Este proceso provoca distorsiones
y formas de conducta totalmente ajenas a la realidad. En su forma extre
ma, esta defensa recibe el nombre de paranoia; pero, en grado menor, la
tendencia existe en todos nosotros.
Tendemos a proyectar cuando nos sentimos atemorizados, inferiores
o culpables. Cuando una persona pasa la noche sola en una casa grande
y vieja, probablemente escuche muchos ruidos extraños. Si se le ha dicho
que la casa está embrujada, oirá voces, quejidos o el arrastrar de cadenas
de que otros han hablado. El miedo, como el sentirse inferior, contribuye
a la proyección. Cuando alguien va a una fiesta donde está reunida
gente “de la alta” y no se siente muy seguro de estar bien vestido, pro
bablemente creerá que “todos” lo están mirando, están hablando de él
o de él se están riendo. Lo mismo sucede cuando sentimos una gran
culpa. Todos parecen saber lo que hemos hecho. Captamos insinuaciones
en lo que dice la gente. Otros parecen mirarnos cómo si supieran lo
ocurrido y quedamos seguros de que la gente dejó de hablar cuando
entramos en el cuarto.
CAP. 5 REACCIONES A LA FRUSTRACIÓN 113
FRUSTRACIÓ N Y LA C O N D U C TA PROBLEMA
Reacciones de ansiedad
La reacción de ansiedad es el trastorno más común. El sujeto m ani
fiesta una “ansiedad flotante” , significando esto que la persona no puede
atribuir a su ansiedad una causa fija. “N ada” en especial le produce
miedo, pero se encuentra más atemorizada que si algo definitivo la estu
viera asustando. Los síntomas van de sentimientos de inquietud vagos y
persistentes hasta un miedo obsesivo, acompañado de palpitaciones del
corazón, contracciones de la garganta y del pecho y sudores fríos. Suele
haber insomnio y pérdida del apetito y la persona suele encontrarse tan
debilitada que no puede trabajar o realizar funciones sencillas. Según
las teorías hoy en boga, esta ansiedad suele estar relacionada con conflic
tos no resueltos que pasaron al inconsciente.
Reacciones disociativas
Se incluye aquí la amnesia (pérdida de memoria) no orgánica, sea
parcial o total; los estados de fuga (amnesia y huida) y la personalidad
116 SEGUNDA PARTE: PSICO LOGÍA FILOSÓFICA
múltiple (hecha famosa hace algunos años por el libro Las tres caras de
E va). En su forma más sencilla, la disociación aparece en el sonambu
lismo (cam inar dorm ido). En la reacción disociativa parece suceder que
se divide la personalidad. Algunas personas son tan distintas de un mo
mento a otro, que apenas las reconocemos. Quizá incluso nosotros, en
alguna ocasión, nos hayamos sorprendido de la conducta propia y expli
camos todo diciendo “Estaba fuera de m í” . Existen también ejemplos
moderados de disociación.
Reacciones de conversión
Llamada histeria en otras épocas, reacciones de conversión significa
perturbaciones físicas que no tienen causa orgánica, siendo las más comu
nes parálisis, amnesia, ceguera, sordera y pérdida de la voz. Es necesario
diferenciar las reacciones de conversión de la simulación de enfermedades
(una pretendida perturbación, a la que en el ejército de Estados Unidos
se llama “holgazanear” ) y de las enfermedades psicosomáticas (donde sí
hay un daño físico real). En el capítulo 1 dijimos que Freud realizó
su primer trabajo importante con este trastorno. Charcot había probado
que, bajo hipnosis, desaparecían los síntomas de histeria, demostrando
así que eran más bien psicológicos que físicos. A veces se curan estas
enfermedades mediante la sugestión. No hay duda de que muchas cura
ciones milagrosas de “curanderos” religiosos son ejemplos de personas
histéricas que renunciaron a sus muletas.
Reacciones fóbicas
El modo más sencillo de describir una fobia es llamándola un miedo
irracional, un miedo fuera de toda proporción respecto al peligro real
presente. Son muy comunes la acrofobia (miedo a los lugares elevados),
la agorafobia (miedo a los espacios amplios), la claustrofobia (miedo
a los lugares cerrados), la nictofobia (miedo a la oscuridad) y la zoofo-
bia (miedo a los animales). La explicación más común dada a la fobia es
considerarla resultado de alguna experiencia traum ática de los primeros
años. En el capítulo 8 se estudiará el famoso experimento de Watson,
en el que se condicionó a un lactante para que temiera a una rata blanca,
provocándole una fobia contra todos los animales blancos y de pelo. Por
otra parte, muchas fobias parecen algo más que miedos condicionados.
En algunos casos las fobias continúan porque se las recompensó me
diante la atención o porque se liberó a la persona de toda responsabili
dad. Algunas fobias parecen proteger a la persona de algo a lo que teme
aún más. Ejemplo de ello es la m adre que cae en la fobia de no querer
tener a su hijo en brazos. Esta fobia la protege de un enojo más atemo
CAP. 5 REACCIONES A LA FRUSTRACIÓN 117
Reacciones obsesivocompulsivas
Obsesión es una idea que, por mucho que tratemos de evitarla, no se
puede desechar de la cabeza, como,una canción que nos viene una y otra
vez. Compulsión es un acto que nos vemos obligados a ejecutar, como
enderezar un cuadro porque “no soportaríamos estar en el cuarto con
el cuadro torcido” . Como esos dos tipos de conducta suelen ir juntos,
usamos el término obsesivocompulsivo para nom brar cualquier conducta,
sea pública o particular, que se presenta persistente y repetidamente “por
cuenta propia” , por así decirlo. Las obsesiones más comunes tienen que
ver con sexo, muerte, limpieza y religión. Las compulsiones más comunes
tienen que ver con rituales de limpieza, ritos supersticiosos que supuesta
mente nos resguardan de la m ala suerte, el ver y volver a ver si una
puerta o ventana está cerrada y el esquivar las grietas del piso. Al igual
que ocurre con algunas de las fobias, muchas obsesiones y compulsiones
parecen aliviar la ansiedad y, aunque resultan irritantes, nos protegen
de tener conciencia de algo que nos pondría mucho más intranquilos.
La cleptomanía (hurto compulsivo) y la piromanía (tendencia com
pulsiva al fuego) son ejemplos de conducta obsesivocompulsiva; pero,
debido a que estos actos suelen estar asociados con significados sexuales,
se clasifican como desviaciones sexuales fetichistas.
Reacciones depresivas
La depresión neurótica es muy similar a la depresión psicótica, pero
menos grave, por lo común de menor duración y el sujeto tiende a
“usarla” en vez de verse dominado por ella. A tal estado se le llama
depresión reactiva y suele relacionarse con pérdida de la autoestima o
con un enojo inesperado. La mayoría de las personas se sienten depri
midas cuando fracasan o hacen el papel de tontos y también cuando se
está enojado con alguien, pero temiendo mostrarle el enojo. Este enojo
inexpresado produce pérdida de autoestima, pues nos odiamos por ser
tan dependientes que ni a mostrar nuestro enojo nos atrevemos.
T R A ST O R N O S DE LA PERSONALIDAD
O DEL CARÁCTER
Personalidad sociopática
Caracteriza a este tipo “la incapacidad de conformarse a las normas
sociales predominantes y la falta de responsabilidad social” .6 Incluye a
todo el que actúe ilegal o inmoralmente o de una m anera que ofenda
a las ideas aceptadas sobre decencia, buenas maneras o valores de
la sociedad. U n análisis cuidadoso de los problemas relacionados con la
sociopatía hace que el psicólogo entre en contacto con sociología, penolo-
gía, leyes, ética, política, medicina y religión. Se incluyen en la categoría
de la sociopatía la reacción antisocial (a veces llamada “psicopática” ),
reacción disocial (resultado de haber sido criado en subculturas desvian
tes), desviación sexual, alcoholismo y toxicomanías.
William Glasser, cuyo enfoque terapéutico recibe el nombre de tera
pia de realidad, cree que las personas antisociales fracasan por su defi
ciencia en tres aspectos: derecho, responsabilidad y realidad. Considera
que esas personas no han aprendido qué es derecho, no han aceptado
responsabilidad alguna y no se han enfrentado a la realidad.
T R A ST O R N O S PSICÓTICOS
ETIO LO G ÍA O CAUSAS DE LA
C O N D U C TA PROBLEMA
Respuestas aprendidas
Efectos que las experiencias ejercen en nosotros: condicionamien
to en el sentido pavloviano.
Modos habituales de adaptarse: condicionamiento de acuerdo
con el modelo de Skinner.
La “realidad” que hemos aprendido: de qué modo hemos apren
dido a “ver” nuestro mundo, nuestra gente y a nosotros
mismos.
tables han dado mucho apoyo a este punto de vista. Quizá el citado con
mayor frecuencia sea el estado psicótico de la “paresia general” , alguna
vez considerada de origen psicológico, pero en realidad provocada por
una infección sifilítica. Pruebas de mucho interés unen al alcoholismo con
las vitaminas del complejo B. Otros estudios hacen pensar que la ansiedad
está relacionada, en algunas personas, con una deficiencia de calcio, pues
con ello el azúcar se vuelve un agente productor de ansiedad.
En años recientes se descubrió que muchos niños que en la escuela
presentan conducta problema sufren lesiones neurológicas.7 Estudios aún
incompletos unen a la criminalidad crónica con ciertas anomalías en los
cromosomas.8
El esfuerzo más aunado está en la búsqueda de una base física para
la esquizofrenia. Se están siguiendo varios indicios muy prometedores,
en especial aquellos que unen a la serotonina y a la adrenolutina con
síntomas esquizofrénicos, pero sigue sin quedar del todo claro la cues
tión.9 Algunas autoridades en la m ateria siguen convencidas de que en
la esquizofrenia participa un factor de herencia y citan informes de que
cuando un gemelo idéntico es esquizofrénico, hay un 90% de probabi
lidades de que el otro también lo sea.10
En este punto de vista, del siguiente modo se pueden resumir las prue
bas sobre las causas fisicoquímicas de la conducta problema. H ay pruebas
claras de que el retardo m ental y otros padecimientos, como el cretinis
mo, tienen un origen genético. H ay pruebas claras de que sífilis y arterios-
clerosis provocan un funcionamiento anormal del cerebro, incluso aunque
algunos factores psicológicos parecen determinar varios de los efectos.
Existen pruebas sólidas, aunque no concluyentes, de que varias formas de
conducta antisocial tienen como origen lesiones neurológicas, deficiencias
vitamínicas y factores cromosómicos. Hay pruebas interesantes, pero muy
poco conclusivas, de que la esquizofrenia está unida a factores químicos
y genéticos. Finalmente, existen algunas pruebas de que hay una co
nexión entre ansiedad y ciertos factores de la nutrición.
Teorías ambientales. En el extremo opuesto de las explicaciones
fisicoquímicas respecto a la conducta problema se tiene la idea de que,
excepto por perturbaciones claramente provenientes de factores genéticos
y enfermedades, las influencias ambientales tienen una participación
crucial.
Para una teoría sociológica la conducta anormal es un desajuste
social. Llega a afirmarse que incluso gran parte de la conducta extraña
de los psicóticos pudiera resultar normal en otras sociedades. La con
ducta neurótica y los defectos de la personalidad quedan explicados como
problemas de una socialización inadecuada y de conflictos culturales.
Pruebas muy interesantes dan apoyo a este enfoque sociológico. Está
claro que ciertos factores socioeconómicos están relacionados con la fre
CAP. 5 REACCIONES A LA FRUSTRACIÓN 123
RESUMEN
LECTURAS RECOMENDADAS
Green, Hannah. 1 Never Promised You a Rose Garden. Nueva York, Signet
Books, 1964.
Freud, Sigmund. The Psychopathology of Everyday Lije. Preparado por
James Strachey. Nueva York, W. W. Norton & Co., 1961.
McCord, William y McCord, Joan. The Psychopath. Nueva York, D. Van
Nostrand Co., 1964.
Sapirstein, Milton R. Paradoxes of Everyday Life. Greenwich, Conn.: A
Fawcett Premier Book, 1955.
Yates, Aubrey J. (dir.). Frustration and Conflict. Nueva York, D. Van
Nostrand Co., 1965.
Psicología
científica
3
En la segunda parte se expusieron del modo más exacto
posible algunos de los temas de mayor importancia en psico
logía, pero el tratamiento general fue antes filosófico que
científico. En la tercera parte se va a cambiar el enfoque y
el autor se limitará al tipo de pruebas que se llaman objetivas
o científicas. Aunque estos datos también se apoyan en supo
siciones filosóficas y tienen consecuencias filosóficas, en esta
sección nuestra presentación se basará ante todo en hechos,
con un mínimo de especulación.
El lector observará una notable diferencia entre la segunda
y la tercera parte. Si la segunda parte fue un campo prolífero
de excitante y lujurioso crecimiento, pero en el que era fácil
perderse, la tercera parte se parecerá más a un desierto en el
que las cañadas y montañas se manifiestan claramente. Para
algunos el cambio será refrescante; para otros, árido.
No importa qué sentimientos o preferencias se tengan,
nos debemos y le debemos a este campo el comprenderlo de
acuerdo a sus términos. Ha terminado nuestro corto viaje por
la tierra de la psicología filosófica y ahora nos embarcamos
en un “safari” científico.
En el capítulo 6, Diferencias individuales, se explica cómo
los individuos se diferencian con base en los factores que a
todos nos son comunes. En el capítulo 7, Crecimiento y des
arrollo, se estudian algunos de los factores que explican las
diferencias individuales. En el capítulo 8, Estudios sobre la
conducta, se examinan los métodos del análisis conductual
y los resultados obtenidos con ellos. En el capítulo 9, Correla
ciones de la conducta, se estudian los factores de otros campos
que están correlacionados con la conducta observada.
129
6
Diferencias individuales
PANORAM A
Diferencias en los individuos
Antecedentes históricos
Supuestos que sirven de base al estudio de las diferencias en los individuos
T E O R IA D E LO S RASGOS
P R IN C IP IO S D E M E D IC IÓ N
Requisitos mínimos p ara la medición
Normas p ara aplicar u n instrum ento de medición
C urva norm al e interpretación de las puntuaciones de prueba
Correlaciones
R ESU M E N
PANORAM A
Diferencias en los individuos
Para describir a las personas enumeraremos sus semejanzas y diferen
cias. Soy más alto que mi padre; me parezco a mi m adre; corro más
rápido que mi herm ana; heredé los ojos café de mi abuelo. También
describimos a las personas con base en promedios y tipos. Es más lista
que lo norm al; toda la familia tiene predisposición para la m úsica; es del
tipo artístico; es el irlandés típico. Algunas descripciones son cuantitati
131
132 TERCERA PARTE: PSICO LOG ÍA CIENTÍFICA
vas: mide 1.80; tiene un C I de 120; otras, cualitativas: tiene ojos azules,
es hermosa.
La descripción de las diferencias de un individuo se vuelve científica
cuando definimos nuestros términos con cuidado, los analizamos sistemá
ticamente y utilizamos métodos de medición más exactos. La ciencia de
las diferencias individuales tiene sus comienzos en un campo totalmente
ajeno a la psicología, el de la astronomía.
Antecedentes históricos
En 1976 el astrónomo real del observatorio de Greenwich encontró
que las observaciones realizadas por su ayudante sobre los movimientos
de las estrellas se diferenciaban de las propias hasta por un segundo y lo
corrió del trabajo, pues tales errores eran de consecuencias serias cuando
se calibraban los relojes del observatorio.1 En 1823, en un observatorio
de Alemania, Friedrich Wilhelm Bessel encontró discrepancias similares
y decidió estudiarlas, descubriendo que incluso astrónomos bien adiestra
dos se diferenciaban muchísimo en el tiempo que les tomaba realizar una
observación. Llamó a este factor “ecuación personal” . Bessel estudió
muchos “errores instrumentales” y se volvió el prim er especialista en lo
que hoy llamamos “tiempo de reacción” .2
Sin embargo, fue Francis Galton (1822-1911) quien preparó el
camino para el estudio de las diferencias individuales. Primo del famoso
Charles Darwin, cuyo m onumental Origen de las especies fue publicado
en 1859, Galton estaba fascinado por el problema de las diferencias
entre las personas. En su Heredilary Genius, de 1869, notó que apare
cían con igual escasez idiotas y genios, siendo muy comunes los hombres
de capacidad promedio. En 1835 Quetelet había medido las cintas pecto
rales de los soldados escoceses y la altura de los conscriptos franceses y
había encontrado una variación sistemática, a la que llamó “ley normal
del error” , en la distribución de sus medidas. Boring explica este fenó
meno diciendo “es como si la naturaleza estuviera practicando al blanco
y fallara siempi'e por un mínimo, pero nunca por una gran distancia” .3
Galton supuso que el mismo principio serviría para aplicar a los genios.
En 1883 publicó Inquiries into H um an Faculty and Its Development,
que presenta medidas de todo tipo, incluyendo pruebas de capacidad
mental. Dicho sea de paso, se trata de las pruebas que Cattell usó como
base de sus experimentos en Estados Unidos y a las que por primera vez
dio el nombre de “pruebas mentales” .
En 1889, en Natural Inheritance, Galton presentó en una forma
burda dos principios que han sido fundamentales en el estudio de las
diferencias individuales. Uno, la idea de que suele ser necesario medir
la “correlación” entre dos variables, digamos, entre las estaturas de
CAP. 6 DIFERENCIAS INDIVIDUALES 133
T E O R ÍA DE LOS RASGOS
Figura 6.1.
136 TERCERA PARTE: PSICO LOG ÍA CIENTÍFICA
PR IN C IPIO S DE M EDICIÓN
Figura 6.2.
13
Puntuaciones estándar
-3 .0 -2 .0 -1 .0 0.0 + 1.0 + 2.0 + 3.0
Percentiles
0.1 % 2% 16% 50% 84% 98% 99.9%
Stanford — Binet
52 68 84 100 116 132 148
Wals
55 70 85 100 115 130 145
Gre
200 300 400 500 600 700 800
Correlaciones
En el bosquejo histórico inicial dijimos que Galton presentó el prin
cipio de la “correlación entre dos variables” y que K arl Pearson lo
refino, transformándolo en “ coeficiente de correlación” .
No entraremos aquí en operaciones matemáticas necesarias para
computar los coeficientes de correlación, pero sí intentaremos darle un
significado al concepto. Si dos factores se encuentran relacionados de tal
modo que pueda predecirse la acción de uno en cierta medida con base
en la acción del otro, se dice que los dos factores están correlacionados.
Si no existe tal relación, se dice que el coeficiente de correlación es de
CAP. 6 DIFERENCIAS INDIVIDUALES 143
Pruebas de aptitrides
Las pruebas de aptitudes más empleadas son muy semejantes a las
pruebas de inteligencia y se les llama pruebas de aptitud intelectual,
que miden esencialmente los mismos factores que las pruebas de inteli
gencia, pero teniendo como base la afirmación franca de que miden las
capacidades relacionadas con la escuela. M ás que proporcionar un CI,
dan puntuaciones que permiten pronosticar la capacidad de un niño
para realizar tareas escolares. Quizá la más conocida de las pruebas de
aptitud escolar sea la School and College Ability Test (S C A T ), que se
correlaciona en los 0.80 con las puntuaciones de pruebas de logros y
en los 0.50 y los 0.60 con las calificaciones escolares para estudiantes de
secundaria.
Es un ejemplo de prueba de aptitud general la Differential Aptitude
Test (D A T ), que da ocho puntuaciones: razonamiento verbal, habili
dad numérica, razonamiento abstracto, relaciones espaciales, razona
miento matemático, velocidad y exactitud en trabajo de oficinas, uso
del lenguaje I (ortografía) y uso del lenguaje I I (oraciones).
Aparte de las pruebas de aptitud generales, se usa una amplia varie
dad de pruebas de habilidad especiales, que incluyen pruebas de capa
cidad sensorial, funciones motoras, aptitudes mecánicas, oficinesca, artís
tica, musical y literaria.
Las capacidades sensoriales más incluidas en las pruebas son las
audiovisuales. Es obvia la importancia de esas capacidades en los esco
lares y hoy día se comprueba de un modo regular si no existen deficien
cias en este campo. Como muchos trabajos exigen capacidad audiovisual
especial, las pruebas para obtener trabajos incluyen el comprobar esas
capacidades sensoriales. U n número cada vez mayor de clínicas psico
lógicas comprueban las capacidades sensoriales, tanto como medio para
descubrir irritaciones y tensiones producidas por deficiencias en esos
aspectos, como medio para localizar un posible daño nervioso.
La función motora más sujeta a pruebas es la destreza m anual y el
uso principal de tales pruebas es en la selección de personal. Tanto
en la industria como en las fuerzas armadas, quienes van a puestos que
CAP. 6 DIFERENCIAS INDIVIDUALES 147
Pruebas de personalidad
En cierto sentido, cualquier prueba lo es de personalidad, pero se
usa el término para describir inventarios sobre sí mismo, medidas de in
tereses y actitudes y técnicas proyectivas para valuar rasgos de la perso
nalidad.
1. Hipocondría.
2. Depresión.
3. Histeria.
4. Desviaciones psicopáticas.
5. Masculinidad-femineidad.
6. Paranoia.
7. Psicastenia.
8. Esquizofrenia.
9. Hipomanía.
RESUMEN
La ciencia exige cuantificación y el campo de las diferencias indivi
duales ha resultado en especial susceptible a los métodos de la medición
científica. A partir de las observaciones de Bessel sobre las diferencias
en el tiempo de reacción, a principios del siglo xix, y continuando con el
estudio sobre el genio hecho por Galton a finales del mismo siglo, el estu
dio de las diferencias individuales llegó a su mayoría de edad a principios
del siglo xx, gracias a los trabajos de Binet.
La suposición fundam ental en el estudio de las diferencias individua
les es que las personas tienen rasgos comunes que permiten compararlas.
Se supone, además, que se pueden medir esos rasgos y descubrirse las ra
zones de las diferencias. En lugar de intentar clasificar a los individuos
por tipos, es más fructífero describir en qué se diferencian respecto a los
rasgos. Se hace esto mediante un perfil de la personalidad.
Para describir las diferencias individuales en términos cuantitativos,
es necesario poder asignar equivalentes numéricos a las características
que se observan. U n instrumento de medición debe ser válido, confia
ble, objetivo y encontrarse estandarizado. Los datos obtenidos de medir
los rasgos de un grupo de personas quedan puestos en una distribución
de frecuencia. G ran parte de las distribuciones de frecuencia tienen for
m a de cam pana cuando se les gráfica. La curva de cam pana o de distri
bución normal proporciona un marco adecuado para m anejar estadísti
camente los datos de grupo. Para comparar a una puntuación con otras
de una muestra, es necesario conocer la tendencia central y la variabi
lidad de la distribución. El coeficiente de correlación es otra herramienta
importante para expresar relaciones entre varias mediciones.
Las pruebas de diferencias individuales más conocidas incluyen prue
bas de inteligencia, aptitud y personalidad. La prueba de inteligencia
más conocida es la Binet, llam ada en Estados Unidos la Stanford-
Binet. Es ejemplo de una prueba de inteligencia factorizada la Primary
M ental Abilities Test, de Thurstone. Se están realizando esfuerzos por
elaborar pruebas que m idan los factores de creatividad en la inteligen
cia. La School and College Abilities Test es la prueba de aptitud más
conocida. Las pruebas de personalidad incluyen inventarios sobre sí mis
mo, como el Minnesota Multiphasic Personality Inventory; medidas de
150 TERCERA PARTE: PSICO LOG ÍA CIENTÍFICA
LECTURAS RECOMENDADAS
Barron, Frank. Creativity and Personal Freedom. Nueva York, D. Van
Nostrand Co., 1968.
CAP. 6 DIFERENCIAS INDIVIDUALES 151
E N F O Q U E G E N É T IC O
PR O C E SO D E R E P R O D U C C IÓ N
DESARROLLO
Principios fisiológicos
D e indiferenciado a diferenciado
G radiente fisiológico
Suprem acía m otora
Principios psicosociales
C apacidad p ara esperar
H abilidad p a ra m an ejar la am bigüedad
C apacidad p a ra controlar el cierre
C apacidad p a ra am ar
Principales teorías sobre el desarrollo
T eorías basadas en el psicoanálisis
T eo ría norm ativodescriptiva de A rnold Gesell
Estudio de Piaget sobre los orígenes de la inteligencia
T eo ría de H avighurst sobre las tareas del desarrollo
T eoría de Rogers sobre la persona en funcionam iento total
R ESU M E N
ENFOQUE GENÉTICO
PROCESO DE REPRODUCCIÓ N
DESARROLLO
Principios fisiológicos
Entre los principios encontrados en los estudios sobre desarrollo fisio
lógico, tres son de consecuencia suma para el estudio de la conducta.
Cuadro 7.1
Ectodermo:
Piel, cabello, uñas
Todo el sistema nervioso, incluyendo las células receptoras
La médula suprarrenal
Mesodermo:
Músculos
Sangre y vasos sanguíneos
Tejido conjuntivo, incluyendo los huesos
Riñones, los uréteres
Testículos, ovarios, trompas de Falopio, útero
Mesenterios
Sistema linfático
Endodermo:
Revestimiento del conducto alimentario
Revestimiento de tráquea, bronquios y pulmones
Revestimiento de la uretra y la vejiga
Hígado
Páncreas
Tom ado de J. W. K im ball, Biology, Addison-Wesley, 1968.
156 TERCERA PARTE: PSICO LOG ÍA CIENTÍFICA
Principios psicosociales
Los principios psicosociales del desarrollo no son tan fáciles de iden
tificar como los principios fisiológicos. Además, dificulta esto el que se
CAP. 7 DESARROLLO Y CRECIMIENTO 157
Conducta de aprensión
1. 12 semanas — Observa un cubo
2. 20 semanas — Mira y se acerca
3. 24 semanas — M ira y toma torpemente con toda la mano
4. 36 semanas — Mira y toma diestramente con los dedos
5. 52 semanas — Mira, toma con índice y pulgar y diestra
mente libera
6. 15 meses — Mira, toma y suelta para construir una torre
de dos cubos
Conducta de lectura
1. 15 meses — Acaricia en el libro el dibujo que ha iden
tificado
2. 18 meses — Indica con el dedo el dibujo identificado en
el libro
3. 2 años — Nombra tres cuadros de un libro
4. 3 años — Identifica cuatro formas geométricas im
presas
5. 4 años — Reconoce letras mayúsculas sobresalientes
6. 5-6 años — Reconoce palabras impresas sobresalientes
Conducta adquisitiva
1. 5 años — Se enorgullece de ciertas posesiones perso
nales (un sombrero, un dibujo propio)
2. 6 años — De un modo esporádico colecciona distintos
objetos (por ejemplo, tarjetas de Navidad)
3. 7 años — Colecciona con un propósito y con un inte
rés específico y continuo (por ejemplo, tar
jetas de Navidad)
4. 8 años — Colecciona con afán y con un claro interés
por el tamaño de la colección (por ejem
plo, revistas de tiras cómicas, muñecas de
papel)
5. 10 años — Colecciona de un modo más formal y con
un interés especializado e intelectual (por
ejemplo, sellos de correo)
6. 15 años — Ahorra dinero con un propósito y se inte
resa por los valores del dinero
T om ado de Gesell y Ilg, 1946, págs. 21, 23, 24. C on autorización de H arp e r and Row,
Publishers.
CAP. 7 DESARROLLO Y CRECIMIENTO 163
Conducta de aprensión
1. 12 semanas — Observa un cubo
2. 20 semanas -— M ira y se acerca
3. 24 semanas — M ira y toma torpemente con toda la mano
4. 36 semanas — Mira y toma diestramente con los dedos
5. 52 semanas — Mira, toma con índice y pulgar y diestra
mente libera
6. 15 meses — Mira, toma y suelta para construir una torre
de dos cubos
Conducta de lectura
1. 15 meses — Acaricia en el libro el dibujo que ha iden
tificado
2. 18 meses — Indica con el dedo el dibujo identificado en
el libro
3. 2 años ■
— Nombra tres cuadros de un libro
4. 3 años — Identifica cuatro formas geométricas im
presas
5. 4 años — Reconoce letras mayúsculas sobresalientes
6. 5-6 años — Reconoce palabras impresas sobresalientes
Conducta adquisitiva
1. 5 años — Se enorgullece de ciertas posesiones perso
nales (un sombrero, un dibujo propio)
2. 6 años — De un modo esporádico colecciona distintos
objetos (por ejemplo, tarjetas de Navidad)
3. 7 años — Colecciona con un propósito y con un inte
rés específico y continuo (por ejemplo, tar
jetas de Navidad)
4. 8 años — Colecciona con afán y con un claro interés
por el tamaño de la colección (por ejem
plo, revistas de tiras cómicas, muñecas de
papel)
5. 10 años — Colecciona de un modo más formal y con
un interés especializado e intelectual (por
ejemplo, sellos de correo)
6. 15 años — Ahorra dinero con un propósito y se inte
resa por los valores del dinero
Tom ado de Gesell y Ilg, 1946, págs. 21, 23, 24. Con autorización de H arp er and Row,
Publishers.
CAP. 7 DESARROLLO Y CRECIMIENTO 165
decito para hacer este” o “Ya estás muy crecidito para andar haciendo
eso” . Por ello Havighurst combina de un modo ingenioso los aspectos
biológico y social del desarrollo. H a enumerado las “tareas del desarro
llo” para cada periodo de desarrollo (véase cuadro 7.6).
Según Havighurst, los problemas del desarrollo se encuentran aso
ciados con las dificultades que una persona puede tener cuando está
tratando de dom inar las tareas que los de su edad deben dominar.
RESUM EN
LECTURAS RECOMENDADAS
E S T U D IO S BASADOS EN EL M O D E L O E-R
C ondicionam iento clásico: los estudios de Pavlov sobre la conducta respondiente
C ondicionam iento instrum ental: los estudios de T horndike sobre el aprendizaje
por ensayo y error
El conductism o de W atson: generalizaciones a p a rtir de Pavlov
Los estudios de Skinner sobre la conducta operante
E S T U D IO S BASADOS EN E L M O D E L O C O G N O S C IT IV O
El conductism o intencional de T olm an: aprendizaje p or signo
A prendizaje latente
A prendizaje de lugar
E spera de recompensa
Los estudios de K ohler sobre conducta de discernim iento
Los estudios de W ertheim er sobre conducta perceptiva
Ley de la semejanza
Ley de la proxim idad
Ley del cierre
Ley de la continuación buena
E S T U D IO S SOBRE C O N D U C T A MÁS C O M PL E JA
Estudios experim entales sobre procesos simbólicos
Ebbinghaus
H ull
U n experim ento n a tu ra l: H ellen K eller
Estudios sobre la resolución de problemas
M odelo de conducta adaptativa
Estudio experim ental de D urkin sobre resolución de problemas
Experim ento de D uncker sobre la resolución de problemas prácticos
Estudios sobre la creatividad
Análisis factorial de la creatividad realizado p o r Guilford
Pruebas de asociaciones rem otas de M ednick
Los estudios de B arron sobre la personalidad creadora
R ESU M EN
172
CAP. 8 ESTUDIOS SOBRE LA CONDUCTA 173
Cuadro 8.1.
Cuadro 8.2.
Por más de medio siglo los psicólogos han examinado las cuestiones
teóricas y prácticas más urgentes a las que tienen que enfrentarse ate
niéndose a la form a en que Thorndike las expresó. Esos interrogantes
teóricos incluyen:
1. ¿Necesita estar motivado un organismo para aprender?
2. ¿Necesita el aprendizaje de repeticiones o puede ocurrir en un
ensayo único?
3. ¿Son la recompensa y el castigo igual de efectivos en el apren
dizaje?
ESTUDIOS BASADOS EN U N
MODELO COGNOSCITIVO
El conductismo intencional de Tolman:
aprendizaje por signo
De los tres hombres cuya obra estudiaremos como ejemplos del mo
delo cognoscitivo, Tolm an fue el último en haber publicado algo; sin
embargo, lo estudiaremos primero a él porque permite una transición
más suave desde los estudios de estímulo-respuesta que hemos visto.
Hilgard plantea la diferencia entre teorías E-R y teorías cognos
citivas :
Días
Figura 8.1.
S2
1
y
Figura 8.2.
184 TERCERA PARTE: PSICO LOG ÍA CIENTÍFICA
xxooxxooxxooxxooxxoo
En esta hilera de X y O tendemos a agrupar a las X juntas y a las O
juntas aunque entre las letras los espacios sean iguales.
xo ox xo ox xo ox xo
Se hace el agrupamiento de acuerdo con la cercanía, no con la semejanza.
C ua dro 8.3.
R eorganización
Ensayo y error súbita Análisis gradual
con esos enfoques. Para Durkin esos tipos de pensamiento diferentes eran
más un continuo que m utuamente excluyentes. Como base de los tres
tipos de pensamiento encontró procesos iguales. Según lo expresó ella
misma: “ Son observación, rememorización, observación de relaciones
y atención a la meta. Puede agregarse a ellos la manipulación y tomarse
en cuenta deducciones como un nivel elevado en la observación de rela
ciones.” 18
194 TERCERA PARTE: PSICO LOG ÍA CIENTÍFICA
RESUMEN
LECTURAS RECOMENDADAS
Barlow, John A. Stimulus and Response. Nueva York, Harper and Row,
1968.
Braun, John R. Contemporary Research in Learning. Princeton, Insight
Books, 1963.
Evans, Richard I. B. F. Skinner: The Man and His Ideas. Nueva York,
E. P. Dutton and Co., 1968.
Kóhler, Wolfgang. Gestalt Psychology. Nueva York, The New American
Library (Mentor Books), 1947.
Ray, Wilbert S. The Experimental Psychology of Original Thinking. Nueva
York, MacMillan Co., 1967.
9
Correlaciones de la conducía
SE E S T U D IA LA C O N D U C T A D E U N O R G A N ISM O
T O D A C O N D U C T A T IE N E C O R R E L A C IO N E S Q U ÍM IC A S
G lándulas endocrinas
Funciones de la quím ica corporal
Ejem plos de correlaciones químicas de la conducta
LA C O N D U C T A T IE N E C O R R E L A C IO N E S M O T IV A C IO N A L E S Y
E M O C IO N A L E S
M otivación
Emoción
LA C O N D U C T A T IE N E C O R R E L A C IO N E S A M BIEN TA LES
Estímulos físicos
Estímulos sociales
R ESU M E N
nados con los fenómenos que estamos intentando explicar. Los factores
que constantemente preceden a una conducta suelen ser considerados
causas; los que consistentemente siguen a la conducta reciben de algunas
personas el nombre de propósitos y de otras el de reforzadores. Los fac
tores concurrentes con la conducta son parte de la conducta a la vez y
base de la misma.
Pero debemos recordar que correlación no necesariamente indica
causación. El que dos sucedidos aparezcan consistentemente juntos o en
secuencia regular no es prueba de que estén relacionados causalmente.
N o obstante, es cierto que las correlaciones ofrecen algunas de las claves
más confiables respecto a las relaciones causales. En este capítulo no
tomaremos en cuenta la cuestión de la causa y nos dedicaremos a las
condiciones necesarias para que aparezca una conducta.
SE EST U D IA LA C O N D U C TA DE
U N ORGANISMO
T O D A C O N D U C TA T IE N E CORRELACIONES
QUÍMICAS
Glándulas endocrinas
Se sabe que los procesos de la vida son químicos. En los animales
superiores tales procesos son en gran medida función de las glándulas
endocrinas (tam bién llamadas glándulas sin conductos, pues secretan
202 TERCERA PARTE: PSICO LOG ÍA CIENTÍFICA
T O D A C O N D U C TA T IE N E CORRELACIONES
NERVIOSAS
El sistema nervioso: una descripción funcional
El sistema químico es el organizador más antiguo y fundam ental de
la actividad corporal; el sistema nervioso es una red de comunicación
más rápida, que permite al organismo dar respuestas de adaptación al
ambiente. Aunque el sistema funciona como un todo, conviene dividirlo
en tres partes funcionales im portantes: receptores, conectores y efectores.
Como su nombre lo indica, los receptores son las partes del sistema
sensibles a la estimulación. Se trata de estructuras unidas a las células
nerviosas, a las que hacen liberar impulsos nerviosos cuando se presen
tan ciertos cambios específicos en el ambiente, sea el externo o el interno.
CAP. 9 CORRELACIONES DE LA CONDUCTA 207
(tres huesitos unidos entre sí), el último y más pequeño de ellos recibe
el nombre de estribo, a través de la ventana redonda de la cóclea. Allí, el
órgano de Corti y la membrana tectoria ( cinta media) envían impulsos
nerviosos hasta el cerebro mediante el nervio auditivo. El oído hum ano
es sensible a vibraciones de 16 a 20 000 ciclos por segundo. Su alcance en
volumen es mayor, pues el sonido más elevado que podemos escuhar es
un billón de veces superior al sonido más bajo que podemos captar. U n
músico bien adiestrado discrimina unas 1 500 alturas distintas.
Del oído interno depende tam bién el sentido del equilibrio. Los re
ceptores de los conductos semicirculares son sensibles a los movimientos
Conductos semicirculares
Nervio auditivo
Cóclea
Cóclea extendida
Nervio auditivo
Conducto auditivo Tfmpano ]
Trompa de Eustaquio
Figura 9.1.
CAP. 9 CORRELACIONES DE LA CONDUCTA 209
-I
m
50
n
m
50
>
-o
>
50
—í
m
■o
co
O
O
i—
O
o
>
Q
m
Figura 9.2. Arco neural. Z
;H
Z
n
>
CAP. 9 CORRELACIONES DE LA CONDUCTA 211
F ig u r a 9.3.
Las glándulas son de dos tipos generales: con conductos (como las
salivales), que liberan sus secreciones a través de conductillos, y sin con-
ductillos (como la tiroides), que liberan sus secreciones directamente en
la corriente sanguínea.
Los músculos son de tres clases; a saber: esqueléticos o estriados, que
mueven al esqueleto; músculos cardiacos, que mueven al corazón, y
músculos lisos, que cubren los músculos de nuestros órganos huecos
y regulan su tamaño. Los músculos esqueléticos están sujetos a control
voluntario y se les activa a través de los nervios motores del sistema ner
vioso central. Los músculos cardiacos, aunque usualmente conectados
con los nervios simpático y parasimpático, son activados químicamente
a través de la sangre ( como ha quedado demostrado en los recientes tras
plantes de corazón, en los que no pudieron conectarse los nervios que
iban a este últim o). Los músculos lisos están controlados por los sistemas
nerviosos simpático y parasimpático y no se encuentran sujetos a control
voluntario.23
Cuerpo calloso
Tálamo
Protuberancia
Rinencéfalo
Hipotálamo Cerebelo>
Glándula hipófisis
Amígdala
Formación reticular
Bulbo raquídeo
Tallo cerebral-
inferiores, así como otros núcleos bastante importantes del sistema ner
vioso central.
El cerebro medio constituye ante todo un área de trasmisión y aler-
tamiento. Contiene haces que van hacia arriba y hacia abajo y también
centros importantes para controlar los cambios de postura reflejos del
cuerpo en respuesta a la estimulación visual y auditiva. Sin embargo,
lo más importante es la formación reticular o sistema de activación
reticular. Se trata de un centro de relevo sensitivo cercano a la corteza
cerebral, encargado de alertar al cerebro anterior cuando se reciben, de
los nervios sensitivos, ciertos tipos de estímulos. Es sumamente impor
tante en cuanto a definir si la persona va a dormir o a permanecer
despierta.
Se considera al cerebro anterior como la parte más desarrollada del
encéfalo y tam bién la de formación más reciente. El cerebro o corteza
cerebral es su componente más obvio. Los hemisferios son imágenes
exactas uno del otro y juntos contienen más de cinco mil millones de
células nerviosas, de las cuales sólo el 1% envía fibras hacia afuera.
Entonces, está claro que se trata de un vasto centro de interconexiones
sumamente complejas. En algunos casos el cerebro se atiene al principio
de la acción en masa, lo que significa que actúa como un todo y su efi
cacia es proporcional a la medida en que se encuentre sin dañar. En
otras ocasiones se atiene al principio de la ubicación de una función,
relacionándose claramente ciertas funciones con áreas específicas y fijas.
Se han localizado áreas específicas para el movimiento muscular, los
sentidos corporales, la capacidad de hablar, la capacidad de comprender
lo escuchado y la visión, entre otras. Por debajo de la corteza cerebral,
en el área subcortical, se encuentra el tálamo, ante todo una estación de
relevo que distribuye a distintas partes del cuerpo los impulsos sensitivos
que entran. Cerca del tálamo se encuentra el sistema límbico, otro im
portante centro de relevo, que contiene al hipotálamo, al área septal, la
amígdala y el giro cingulado. El hipotálamo es el más conocido
y ya se lo méncionó en relación con el sistema químico del cuerpo. En
particular se encuentra muy unido al sistema nervioso simpático y al
parasimpático y, por consiguiente, participa considerablemente en las
experiencias emotivas.
El sistema nervioso periférico o autónomo tiene dos ramas, el simpá
tico y el parasimpático.
El sistema nervioso simpático consiste en una cadena de ganglios
situada justo fuera de la médula espinal y es, ante todo, un sistema de
alerta para el cuerpo, puesto que estimula la secreción de adrenalina y
noradrenalina. El sistema nervioso parasimpático depende ante todo del
nervio neumogástrico, el décimo par craneal, y participa en m antener
el funcionamiento normal de los órganos vitales del cuerpo.
CAP. 9 CORRELACIONES DE LA CONDUCTA 215
Figura 9.5.
LA C O ND U C TA T IE N E CORRELACIONES
M OTIVACIONALES Y EMOCIONALES
Para el observador ingenuo nada tan obvio como que la gente come
cuando tiene hambre, trabaja para obtener dinero y se cubre para no
pasar frío. O que llora cuando está triste, ríe cuando está feliz y corre
cuando tiene miedo. Sin embargo, ningún problema de la psicología tan
evasivo como el de la motivación y la emoción.
Ya en 1890 James había puesto en duda que la emoción fuera causa
de conducta. Su teoría era que se está triste porque se llora, se está con
tento porque se ríe y se siente miedo porque se corre. Recientemente
Skinner ha puesto en duda la motivación como explicación de lo que
causa la conducta. El problema es evasivo porque tendemos a pensar
de un modo circular. ¿Cómo sabemos que una persona está triste? Por
que llora. ¿Cómo sabemos que alguien tiene hambre? Porque come. De
este modo, explicamos la conducta proponiendo una motivación o una
emoción y demostramos la existencia de la motivación y de la emoción
indicando que allí está la conducta.
Como ya sugerimos al principio del capítulo, pasaremos de largo la
cuestión de si la motivación y la emoción causan la conducta y nos limi
taremos a presentar los estados motivacionales y emocionales como corre
laciones de la conducta.
Motivación
Se han dado ya algunas correlaciones orgánicas, químicas y nerviosas
de la conducta. Como condiciones necesarias para la conducta, ayudan
CAP. 9 CORRELACIONES DE LA CONDUCTA 219
C u a d ro 9.1. CLASIFICACIÓN DE M O T IV O S
I. Deficiencias o hambres
1. Falta de aire o de oxígeno
2. Falta de agua
3. Falta de comida (específicamente de carbohidratos,
proteínas, minerales, vitaminas, etc.)
II. Tensiones
A. Tensiones psicofísicas
1. Tensión de incomodidad: dolor, calor, frío, etc.
2. Tensión del deseo sexual
3. Tensiones de los intestinos y de la vejiga
4. Tensiones de la fatiga
5. Tensión debida a inactividad
6. Tensión de verse separado de una suavidad
(contacto de comodidad)
B. Tensiones psiconerviosas
1. Tensión provocada por un patrón de estímulo
inasible (necesidad de que el ambiente presente
alguna consistencia)
2. Tensión de la inestabilidad o de la pérdida del
equilibrio
3. Tensión por falta de estimulación
4. Tensión por una incertidumbre no resuelta (ne
cesidad de cierre)
5. Tensión por estímulos atemorizantes (necesi
dad de seguridad)
III. Motivos adquiridos socialmente
1. Modos aprendidos de satisfacer necesidades bioló
gicas y físicas
2. Preferencias y aversiones específicas
3. Necesidad de estar con otras personas y de modos
de llevarse con ellas
4. Un sistema de valores
IV. Necesidades relacionadas con uno mismo
1. Una estructura propia reconocible que sea razona
blemente consistente (identidad)
2. Sensación de valer; que personas importantes nos
valoren
3. Sensación de pertenencia; sensación de seguridad
social
4. Experiencia de ser aceptado y amado
5. Experiencia de amar
CAP. 9 CORRELACIONES DE LA CONDUCTA 221
V. Necesidades de autorrealización
1. Realización del potencial individual
2. Liberación de los talentos creadores
3. El uso más amplio posible de las capacidades y las
aptitudes
Emoción
El término “estados emotivos” significa posturas o disposiciones orgá
nicas totales, siendo la más notable de ellas la ira (disposición de ata
car), el miedo (disposición de h u ir), el amor o el deleite (disposición al
acercamiento) y la pena o la depresión (disposición a no dar ninguna
respuesta).
No es fácil distinguir entre algunos estados emocionales y otros mo
tivacionales y, de hecho, algunas emociones parecen llevar consigo cierta
“pulsión” . Como se verá, cada estado emocional se encuentra clara
mente correlacionado con un proceso químico y nervioso del que no se
puede separar. No obstante, se sigue conservando en psicología el término
CAP. 9 CORRELACIONES DE LA CONDUCTA 223
Corteza cerebral
1. Se percibe un estímulo
2. Se presenta una reacción al estímulo ( en gran medida involuntaria)
3. Se sienten los cambios corporales
Corteza cerebral
1. Se recibe el estímulo
2. La reacción pasa al hipotálamo
2’. En la corteza cerebral, simultáneamente, se siente la
actividad de esos centro nerviosos.
3. Se sienten los cambios corporales.
les indicados por Cannon son los centros mediadores para las respuestas
condicionadas o aprendidas, así como centros de los sistemas nerviosos
autónomos que tanto participan en las respuestas emocionales. Por ello
James y Cannon estarían de acuerdo en que las respuestas emocionales
irán cambiando según se aprenden nuevas respuestas para los estímulos
inductores de emoción.
LA C O N D U C TA T IE N E CORRELACIONES
AM BIENTALES
Estímulos físicos
Los estímulos físicos se relacionan con la conducta de modos muy
distintos. Veamos tres ejemplos.
fe
CAP. 9 CORRELACIONES DE LA CONDUCTA 227
Estímulos sociales
Cabe decir que los estímulos sociales, definidos como la presencia de
otros miembros de la especie, son en realidad estímulos físicos. Pero dife
renciamos tal clase de estímulos porque, aunque sin duda físicos, parecen
representar una complejidad que es ya una diferencia cualitativa.
que la estructura social, incluso para otros animales fuera del hombre,
es un factor de importancia en determinar la conducta de los miembros
como individuos.45
RESUMEN
Se han encontrado correlaciones de la conducta en situaciones orgá
nicas, procesos químicos, procesos nerviosos, estados motivacionales y
emocionales y en situaciones ambientales.
Aunque es muy compleja la relación causal entre esos factores y la
conducta, es innegable la presencia inevitable de esos factores en la con
ducta.
LECTURAS RECOMENDADAS
Asimov, Isaac. The Human Brain. Nueva York, New American Library,
1963.
Delgado, Tosé M. R. Physical Control of the Mincl. Nueva York, Harper
and Row, 1969.
Eiseley, Loren. The Immense Journey. Nueva York, Random House, 1957.
Morris, Desmond. The Naked Ape. Nueva York, McGraw-Hill, 1967.
Simeons, A. T. M an’s Presumptuous Brain. Nueva York, E. P. Dutton and
Co., 1960.
El
arte
de
la
psicología
4
Si la filosofía es el intento de ver las cosas como un todo
y la ciencia el estudio sistemático de procesos detallados, el
arte es el empleo que las personas hacen del conocimiento
para lograr metas humanas.
Desde luego, el arte de la psicología es mucho más anti
guo que la ciencia de la psicología, tal y como el arte de la
agricultura es mucho más antiguo que la botánica. Y sin em
bargo, según va progresando la ciencia, a las artes se les da
nuevos conocimientos y nuevas herramientas que quienes las
practican pueden utilizar.
Hoy día se aplican en muchos campos los conocimientos
psicológicos. En el mundo comercial los psicólogos son aseso
res de propaganda, de investigaciones de mercado y de rela
ciones públicas. En la industria se aplican los principios de la
psicología a la ingeniería humana, a la selección de personal
y al adiestramiento de ejecutivos. En la educación se utilizan
los conocimientos psicológicos en los métodos de enseñanza,
en los programas especiales para niños excepcionales y en los
programas de guía. En el trabajo social y la penología los psi
cólogos participan en gran medida en la teoría y en la prác
tica. En el ejército los psicólogos han tomado parte en progra
mas de investigación, clasificación, adiestramiento, propaganda
y contrapropaganda, rehabilitación y asesoramiento. En la
medicina los psicólogos han trabajado en hospitales y clínicas
para enfermos mentales como miembros de equipos terapéu
ticos. Y, finalmente, los psicólogos clínicos practican el arte
de la psicoterapia en consultorios pretendiendo así ayudar a
una gran variedad de personas con problemas.
La psicología está creciendo como profesión y en muchas
partes de Estados Unidos se dan hoy por hoy licencias a per
233
234 CUARTA PARTE: EL ARTE DE LA PSICO LOG ÍA
CA M BIO D E LA F IL O S O F ÍA PR O P IA
D E S C U B R IM IE N T O D E C O N F L IC T O S IN C O N S C IE N T E S
A L T E R A C IO N E S EN E L “E S T IL O D E V ID A ”
R E O R G A N IZ A C IÓ N D E LA S IT U A C IÓ N V IT A L
E N C U E N T R O D E L Y O O D E S C U B R IM IE N T O D E S í M IS M O
M O D IF IC A C IÓ N O A D IE S T R A M IE N T O D E LA C O N D U C T A
R E C O N D IC IO N A M IE N T O O D ESE N S IB IL IZ A C IÓ N
U N A E V A L U A C IÓ N D E L A R T E D E C U R A R
REORGANIZACIÓN DE LA SITU AC IÓ N
V IT A L
O tro modo de ayudar a las personas es trabajar con ellas para ali
viarlas de las fuentes de tensión existentes en sus vidas. La obra de Selye
nos ha permitido ver que la tensión, en especial si es prolongada, produce
serias postraciones mentales y físicas.6 Los soldados en batalla, los civiles
en tiempos de catástrofe y todos aquellos cuya situación vital resulte
tensa de m anera excesiva, pueden derrumbarse debido al stress y nece
sitar de ayuda.
En muchas ocasiones se puede ayudar a tales personas prescribién
doles un descanso o unas vacaciones y tal vez sea éste el recurso terapéu
tico más antiguo de que dispongamos. El organismo tiene increíbles
poderes de renovación y, si se lo libera de influencias nocivas, procurará
restablecer el equilibrio y la salud.
Se ayuda a otras personas explorando con ellas las posibles fuentes
de ayuda — legal, financiera, social— y ayudándolas a solucionar pro
blemas reales que las presionan terriblemente. Otras personas estarán
sufriendo una culpa verdadera porque su conducta las ha alienado de
aquellos que les son importantes. A veces los asesores religiosos las ayu
dan a volver a la comunidad que da significado a su vida. Luego, están
quienes necesitan el apoyo de alguien que los acompañe mientras pasan
por un divorcio, luchan por independizarse de sus padres o pelean contra
un laberinto de problemas legales o éticos.
CAP. 10 LA PSICOTERAPIA: EL ARTE DE CURAR 243
M ODIFICACIÓN DE LA C O N D U C TA
O A D IESTR A M IEN TO
R EAC O N D IC IO N A M IEN TO O
DESEN SIBILIZACIÓN
PR EG U N TA S PARA ESTU D IA R Y
D ISC U T IR EN CLASE
LECTURAS RECOMENDADAS
ALG UN AS C U E S T IO N E S P R E L IM IN A R E S
Factores motivacionales
Factores emocionales
Factores cognoscitivos
Factores de la comunicación
Factores de la fuente
Factores del trasmisor
Factores del canal
Factores del receptor
Factores de la destinación
Retroalim entación
E nunciado p ara concluir
Desde luego que esta cuestión de usar los conocimientos, las habili
dades e incluso la profesión del psicólogo con el propósito de influir
sobre la conducta de las personas no sólo plantea cuestiones técnicas so
bre el mundo efectivo de lograrlo, sino también profundas cuestiones
éticas dados algunos de los valores tradicionalmente aceptados.
Desde luego, las técnicas son las únicas verdaderamente psicológicas.
Estrictamente hablando, no entra en la psicología el decidir si es acon
sejable o no emplear ciertas técnicas para influir en las personas. Pero
sí entra en la responsabilidad de los psicólogos como hombres y por
consiguiente, aunque no se necesite una ciencia de la psicología para
enfrentarse a las cuestiones éticas, un psicólogo profesional no puede
evitar tal responsabilidad.
Veamos algunas situaciones hipotéticas:
Padres, maestros o prelados consultan a un psicólogo sobre la
manera de lograr que los niños (o adultos) piensen o actúen de cier
ta manera. El psicólogo no está convencido de que convenga influir
sobre las personas de esta manera. ¿Cuál es su responsabilidad?
Un organismo del gobierno consulta a un psicólogo sobre la
manera de influir sobre la gente para que acepte cierta propuesta,
para que favorezca cierto acto o piense de cierta manera. ¿Qué
responsabilidad tiene el psicólogo?
U na corporación consulta a un psicólogo sobre cómo mantener
a los empleados contentos, sobre cómo vender algún producto o sobre
cómo crear una cierta imagen en el público. ¿Qué responsabilidad
tiene el psicólogo?
Se quiere lanzar una ley y se consulta a un psicólogo sobre el
mejor modo de obtener una confesión de un sospechoso, sobre si hacer
o no responsable de sus actos a alguien o si dejar en libertad bajo
palabra a un prisionero. ¿Qué responsabilidades tiene el psicólogo?
Factores motivacionáles
La m anera más sencilla de influir en la gente es aplicar los princi
pios de la motivación, lo que tradicionalmente significa recurrir a la
zanahoria y el palo: presentar algo deseable ante los ojos del sujeto o
empujarlo desde atrás.
En relación con nuestro panoram a de algunas estudios de la con
ducta y correlaciones de la misma, en los capítulos 8 y 9 se presentaron
algunas teorías sobre la relación entre motivación y conducta. Sin olvi
dar que en este campo se tienen muchas preguntas sin respuesta, adop
taremos como posición que la conducta se encuentra motivada y que,
para influir en las personas, es necesario activar los motivos.
Según la teoría de Maslow sobre la jerarquía de los motivos, es de
suponer que las necesidades físicas insatisfechas son las palancas más
potentes, viniendo a continuación las necesidades de seguridad, las socia
les y del ego y, finalmente, las de crecimiento y realización. Vale la pena
observar la propaganda comercial y deducir lo que piensa ese complejo
que mueve las masas. H asta hace poco no- existía la escasez de aire puro,
de modo que nadie recurría a tal necesidad. Sin embargo, ésta va siendo
utilizada cada vez en mayor medida. En la propaganda tienen papeles
centrales la sed, el ham bre y el sexo, al igual que el deseo de no sufrir
dolores, de tener seguridad y de estar cómodo. Pero en nuestra sociedad
afluente se utilizan incluso más nuestras necesidades sociales y del ego,
siendo en particular intenso el empleo de la necesidad de aprobación
social y el deseo de evitar el ostracismo social. Los anuncios nos dicen
que si utilizamos la pasta de dientes adecuada, el producto, adecuado
para el pelo, el desodorante correcto, la gente deseará estar con nosotros;
si no lo hacemos, se nos dejará solos. No se recurre tanto a las necesi
dades de crecimiento como a las demás.
El arte de influir en las personas m ediante los factores motivacio-
nales está compuesto de dos etapas. Primero, se identifican las necesi
dades que muchas personas tengan y después se las trata de convencer
de que puede satisfacerse una necesidad haciendo lo que se les sugiere
o comprando lo que se les propone. Y esto funciona en especial bien
cuando la persona honestamente cree que lo que está haciendo es lo
que ella genuinamente desea y no algo que otra persona desea que
ella haga.
Los buenos maestros, los vendedores de éxito y los propagandistas
expertos nunca dejan en las personas la sensación de que se las ha m ani
pulado o que hicieron lo que otros querían. Antes bien, un estudiante
bien enseñado sentirá que ha descubierto la idea por sí mismo; una
persona sujeta a una buena propaganda sentirá que se está ateniendo
al único punto de vista lógico.
A veces se diferencia entre la así llam ada motivación de empuje y
la llamada de arrastre. El término empuje se refiere al acicate y arras
trar, la zanahoria. A la larga, la última es más efectiva que la primera,
en especial si deseamos que la persona sienta que la decisión es suya e
CAP. 11 PERSUASIÓN: EL ARTE DE INFLUIR 253
Factores emocionales
Gomo se indicó en el capítulo 9, no es fácil diferenciar entre fac
tores motivacionales y factores emocionales. La distinción se vuelve
incluso más difícil al descubrirse que, las emociones actúan a veces como
motivadores.
No obstante, aunque una ciencia de la psicología debe interesarse
por distinciones muy precisas, el arte de la persuasión no exige el estar
seguro si lo que se está usando es motivación, emoción o ambas. Quie
nes influyen con eficacia en otras personas estarán de acuerdo en "que
las emociones desempeñan un papel crítico en determinar si se mueve
o no a las personas.
H e aquí algunos ejemplos que raudos llegan a la mente.
Los poetas nos recuerdan a menudo que el hombre hará casi cual
quier cosa por el amor. El amor entre hombre y mujer, el amor entre
padre e hijo, el amor por la gente del país, el amor del hombre por Dios,
a todos ellos recurre quien desea influir en la gente. Cuando se demues
tra que lo que estamos sugiriendo es prueba segura del amor de una
persona, hay un fuerte incentivo en hacer lo que se esté sugiriendo. Se
recurre al am or del hombre por su esposa (o a veces a su sentimiento
de culpa) y le aconsejamos que le compre flores o un diam ante o, quizá,
que la lleve consigo la próxima vez que salga de negocios. Se recurre al
am or de un hombre hacia Dios y le pedimos que demuestre tal amor
mediante una contribución económica. Se recurre al amor de los padres
por sus hijos y les vendemos juguetes caros o les hacemos abrir una cuenta
de ahorro para la‘ futura educación universitaria del hijo.
La emoción de la risa toca a las personas de dos maneras por lo
menos. Con m ucha frecuencia se emplea para aliviar la tensión y hacer
disminuir la resistencia, de modo que las personas se muestren más
receptivas a la influencia. Oradores, vendedores y supervisores de obre
ros recurren a un chiste oportuno cuando se presentan ante personas a
las que desean influir. Pero un uso más sutil del hum or es m inar el
apego que las personas tienen por una idea o por un modo de vida.
Si el ataque resulta demasiado obvio, será contraproducente. Pero si se
hace burla ligera y amable de una idea, realmente se debilita el com
promiso que se tiene con ella. Por ello suele ser un tabú el burlarse de lo
sagrado, respecto a lo cual el grupo no desea ningún debilitamiento del
interés.
Por otra parte, el embrom ar suavemente a una persona rígida la ha
hecho abandonar una posición que le estaba provocando problemas
a ella y a otras.
La persona que recurre al llanto es vulnerable a la sugestión. No
hablamos de lágrimas de enojo, sino de aquellas surgidas de la tristeza
o de la piedad, eficaces en la persuasión. Muchos maridos o esposas
han descubierto que si conmueven al otro hasta las lágrimas, pueden
influir en él. Los buenos oradores han desarrollado la habilidad de
contar el tipo de anécdotas que a pocos dejan insensibles y cuando la
gente se encuentra conmovida así, se le insinúan ideas que de otro modo
rechazaría.
El lavado cerebral es el empleo más insidioso de las emociones para
influir en la gente. Se ha resumido sucintamente el proceso en tres
palabras: dependencia, debilitación y temor.5 Se debilita sistemática
mente a los sujetos, física y emocionalmente, mediante la privación, la
fatiga y el apartam iento de sus camaradas. Se los vuelve dependientes
debido a la debilidad y a la necesidad de supervivencia. Y, quizá lo
más im portante de todo, se los mantiene en el temor mediante la incer-
258 CUARTA PARTE: EL ARTE DE LA PSICO LOGÍA
Factores cognoscitivos
Por factores cognoscitivos de la persuasión queremos decir, ante
todo, lógica o razón. ¿Hasta dónde influye en nosotros la fuerza de
la razón?
Cuando el ego participa poco, es probable que la razón y la lógica
sean factores determinantes. E n tal caso persuasión se refiere a la clari
dad y la lógica de la presentación. Idealmente hablando, quienes están
dedicados a la búsqueda de la verdad no desearán persuadir a otra
persona de ningún otro modo. La objetividad desapasionada es la
am ante aceptada por científicos y académicos por igual. Desde luego,
pocos se m antienen constantemente leales a tal compromiso, pero m u
chas personas sí se muestran dispuestas, en muchos aspectos de su pen
samiento, a aceptar la persuasión de la razón. De hecho, casi todos gus
tamos de creemos tal tipo de gente.
Sin embargo, muy a menudo se utilizan la lógica y el razonamiento
en un proceso llamado racionalización. Desde luego, es algo muy diferen
te a una búsqueda desapasionada de la verdad. M ás bien se trata de un
esfuerzo apasionado por aparecer como razonables ante nosotros y ante
otros. Festinger ha descrito el fenómeno de la disonancia cognoscitiva,6
que consiste en experimentar tensión cuando existe inconsistencia y en
el esfuerzo por aliviar tal tensión, por lo común mediante la raciona
lización. Otros estudios han venido a completar el de Festinger y en ello
se dice que no se experimenta tanto la tensión cuando nos descubrimos
inconsistentes en el campo de las ideas, como cuando se nos hace ver
que actuamos de un modo inconsistente. Daremos por sentado que cuan
do se experimenta cualquier tipo de inconsistencia, se siente tensión, pero
tener que enfrentarse en la acción a la inconsistencia provocará una
tensión aún mayor. En cualquiera de los casos, lo probable es que trate
mos de reducir la tensión mediante la racionalización.
E n todos nosotros son muy comunes los así llamados compartimen
tos lógicos cerrados, pero no suelen molestamos sino cuando una per
sona por quien sentimos gran respeto nos hace enfrentarnos a nuestra
inconsistencia o cuando a ella nos hace enfrentamos la necesidad de
acción, que pone en conflicto posiciones hasta ese momento separadas.
Por ejemplo, el autor se considera un liberal en cuestiones de raza, pero
no he tenido ningún contacto real con negros. U n día mi hija me anun
CAP. 11 PERSUASIÓN: EL ARTE DE INFLUIR 259
cia que va a casarse con uno (como ocurre en ¿Adivina quién viene
a cenar?). M e será entonces imposible evitar la disonancia entre esas
dos posiciones inconsistentes.
En la persuasión, tal principio tiene dos aplicaciones. Por una parte,
si estamos intentando que la gente actúe con base en la inconsistencia, la
ayudamos a m antener mejor esos comportamientos lógicos cerrados per
mitiéndoles mejores racionalizaciones. En otras palabras, damos apoyo
a la inconsistencia diciendo que en realidad no es tal, sino, por el con
trario, muy razonable. O disminuimos su importancia diciendo que quie
nes nos consideran inconsistentes resultan en verdad más inconsistentes
que nosotros. Por otra parte, si deseamos influir sobre alguien para que
renuncie a su inconsistencia y acepte todas las consecuencias de la posi
ción que esté manteniendo, tratamos de ponerlo en tal situación que el
conflicto se incremente al grado de que deba resolvérselo. Sin embargo,
tal estrategia presenta sus riesgos, pues la persona puede recurrir a tres
cosas cuando se enfrenta a tal conflicto: hacer lo que de ella esperamos,
resolviendo la inconsistencia en favor de lo que nosotros defendemos;
decidir hacer lo contrario, resolviendo la inconsistencia por su renuncia
a la posición que le estamos insistiendo que acepte; o, si la presión es
grande, abandonar el campo, según expresión de Lewin. Es probable
que ocurra esto último si la persona no nos considera muy importantes y
si no hay razones urgentes que obliguen a resolver el conflicto.
O tro factor cognoscitivo es muy diferente al proceso de razona
miento. Se le llama sugestión y queda expresado del modo más espec
tacular en el fenómeno de la hipnosis. Todavía no podemos explicar
muy exactamente cómo funciona la sugestión, hasta donde toca a los
procesos subyacentes, pero sí se sabe que funciona y se han enunciado
muchos de los principios que permiten usarla para influir en la gente.
Primero, se pone a la persona en un estado no crítico; se logra esto
mediante el relajamiento, con la ayuda de un tipo de música que des
pierte sentimientos, mediante el contagio social o recurriendo al pres
tigio y a la autoridad.
Segundo, una repetición monótona disminuye aún más las capaci
dades críticas del sujeto y se centra en una mente ya sin resistencia.
Tercero, las sugestiones son muy específicas, pareciéndose en esto
a los estímulos que se emplean en el proceso de condicionamiento clásico.
Cuarto, se establece un nexo entre indicios específicos, por lo común
verbales, y los pensamientos, sentimientos o actos que se estén sugiriendo.
Quinto, nunca hay discusión ninguna, ningún empleo de procesos
analíticos, sino tan sólo la expectativa confiada de que el sujeto acep
ta rá la sugestión. De hecho, que ya la ha aceptado. Y se lleva a cabo
todo esto en una atmósfera de apoyo para el sujeto y haciéndolo alejarse
mentalmente de otras consideraciones.
260 CUARTA PARTE: EL ARTE DE LA PSICO LOG ÍA
Factores de la comunicación
Del campo de la teoría de la información provienen otros factores
importantes para comprender la persuasión. Existe la hipótesis de que
todos los sistemas de comunicación incluyen cinco partes: fuente, tras-
misor, canal, receptor y destino.8 En la figura 11.1 se muestra una repre
sentación esquemática de esto.
Figura 11.1.
PR E G U N T AS PARA EST U D IA R Y
D ISC U T IR E N CLASE
1. ¿Cómo diferenciar entre persuasión y manipulación?
2. ¿Cuándo se justifica y cuándo no el m anejar a la gente?
3. ¿Cree usted que un psicólogo debe obtener información de la
gente cuando ésta no se da cuenta de lo que él está haciendo?
4. ¿Qué preferiría, que lo em pujaran o lo arrastraran a hacer algo?
5. ¿Qué lugar tiene una conducta sumamente emocional en la
vida de una persona m adura?
6. ¿Hay en una vida m adura lugar para la inconsistencia, o debere
mos luchar a toda costa por lograr la consistencia?
7. ¿Qué límites cree usted que deban ponerse a la propaganda?
8. ¿Deberán ponerse límites a la prensa y a la televisión?
9. ¿Cuál es la mejor protección contra la propaganda del gobierno?
10. ¿Conoce usted algún ejemplo real de lavado de cerebro en
nuestra sociedad?
264 CUARTA PARTE: EL ARTE DE LA PSICO LOGÍA
LECTURAS RECOMENDADAS
SER O N O SER
SER U N O M IS M O EN L U G A R D E SER A LG ÚN O T R O
SER T O D O L O Q U E SE ES
SER L O Q U E SE PU E D E SER
EL SER L IM IT A D O
SER C O N O T R O S
SER L IB R E
SER O NO SER
Camus, el novelista, dijo que tan solo existe una cuestión filosófica
definitiva: la del suicidio.1 Desde el punto de vista de la psicología,
nadie se enfrenta directamente a tal cuestión excepto cuando se encuen
tra con una persona que afirma: “no quiero vivir” . Pero, indirecta
mente, se tiene esta cuestión del seguir viviendo o no en gran parte de la
conducta perturbada con que nos tropezamos, como ocurre en el niño
autista tan extrañamente apartado en sí; en la desesperada conducta
autodestructiva de un adolescente enojado y con el alcohólico o el dro-
gadicto desesperado.
Gran parte de las personas acepta la vida porque sí y le resulta difí
cil comprender que alguien no desee vivir. Pero nada de extraño aquí,
pues, como ya dijimos, los seres vivientes tienen una sorprendente capa
cidad de adaptación y para gran parte de nosotros la vida resulta razo
nablemente buena y sin duda que la preferimos a la muerte.
Pero en ciertas condiciones, a cualquiera de nosotros puede plan
teársenos la cuestión de si vale la pena vivir. Es obvio que los individuos
se diferencian por su capacidad de enfrentamiento a las frustraciones y a
los dolores de la vida. Las diferencias individuales son en parte genéticas,
en parte aprendidas y en parte se encuentran enraizadas en el misterio
de la yoedad. Por ahora todavía no comprendemos del todo esas diferen
cias, aunque, como se dijo en el capítulo 9, sí conocemos algunos fac
tores, como las condiciones químicas y nerviosas, que afectan de un
modo notable a la capacidad de enfrentarse a los problemas que plantea
la vida.
No im porta la causa, y no im porta cuán directa o indirectamente
se plantee la cuestión de vivir o de morir, exige de cada persona una
respuesta individual.
¿Por qué vivir en lugar de morir? Claro, no existe ninguna respues
ta sencilla. A veces se nos dice que es nuestro destino vivir o que tene
mos que hacerlo. O se tiene como respuesta venida de la religión que
es un pecado quitarse la vida, pues Dios la da y sólo Él tiene derecho de
tomarla.
Pero la cuestión es más amplia que el simple problema de quitár
sela o no. El principio aquí participante tiene que ver con aceptarla o
rechazarla. Se puede estar vivo y, a la vez, rechazar la vida. De muchas
maneras, podemos derrotar a la vida sin dejar de vivir.
CAP. 12 SER, EL ARTE DE VIVIR 267
Por ello, en un sentido amplio, ¿por qué aceptar la vida? ¿Por qué
vivir? Como hombres, los psicólogos deben unirse con otros hombres y
buscar sus respuestas. Y han encontrado algunos de los factores relacio
nados con la pérdida o la recuperación de la voluntad de vivir.
Entre los factores implicados en la voluntad de vivir tenemos: que
se nos ame por ser nosotros mismos; el descubrir algún significado
que lleve a seguir viviendo; la esperanza de percibir posibilidades en el
futuro o de confiar; el creer (¿o será fe?) que se es parte de un proceso
en el que puede tenerse confianza, un proceso que da apoyo a la esen
cia de uno mismo y que no es una amenaza para ella. A veces esos fac
tores parecen estar muy relacionados con factores químicos y nerviosos,
y otras, de naturaleza psicológica o espiritual.
Afecta mucho a la voluntad de vivir el que se nos ame o no. Esto
es de radical importancia durante la infancia, pero vale también para el
resto de la vida. Sea o no válido, el sentimiento de que no se nos ama
reduce tajantem ente la voluntad de vivir. Cuando se siente que los
demás no nos aman, es difícil amarse.
Nietzsche enunció la siguiente afirmación: “El hombre soporta cual
quier qué si tiene un por qué.” 2 Cuando la vida pierde su significado,
se reduce la voluntad de vivir. Es una definición de significado la de
conducta intencional.3 La vida tiene significado cuando se siente que lo
que estamos haciendo cam biará las cosas, tendrá significado de alguna
m anera. Cuando lo que se hace no tiene importancia, es difícil encon
trar la voluntad de vivir. En M an’s Search for M eaning Víctor Frankl
cuenta que algunos de sus compañeros en los campos de concentración,
durante la Segunda Guerra M undial, descubrieron que la única libertad
posible en esa situación era decidir por sí mismos el modo de aceptar
la muerte. Pero quienes aceptaban ese muy limitado acto intencional
parecían descubrir un significado que daba a sus vidas una gran dife
rencia en calidad.4
Se relaciona con la acción intencional la capacidad de percibir posi
bilidades en el futuro, la capacidad de tener esperanza. Dice un viejo
refrán que “Donde hay vida, hay esperanza” . Desde luego, existe tam
bién la esperanza falsa, que puede decepcionar cruelmente. Además,
la esperanza puede actuar como narcótico, de modo que nos impide
enfrentarnos a la realidad. Por tal razón, algunos filósofos han reco
mendado que aprendamos a vivir sin ella.5 Pero ni los psicólogos ni los
médicos pueden hacer de lado ligeramente el poder de vida de la espe
ranza. En el mejor de los casos, la esperanza no es ni engaño ni ilusión,
sino respuesta afirmativa a la promesa de la vida.
Pero lo fundam ental y lo que trasciende a todas las ciencias, inclu
yendo la de la psicología, es el identificarse con el proceso de vida. Es
difícil hablar de ello sin sonar místico, pero las respuestas definitivas a la
2ó8 CUARTA PARTE: EL ARTE DE LA PSICOLOGÍA
ticular. Pero tam bién significa volverse consciente que ese “yo” ha estado
activo en esta interacción entre el organismo y el ambiente; que ese yo
tiene un pasado, un presente y probablemente un futuro, una continui
dad en el tiem po; que ese yo es este yo particular y ningún otro; y que
yo soy un solo yo, pero capaz al mismo tiempo de volverme el objeto de
mi conciencia, extrañamente susceptible a la sensación de que en mí
hay más de un yo.
Como se dijo en el capítulo 2, conocemos algunos de los factores
relacionados con una conciencia del yo más confiable. Parece del todo
im portante la m anera en que la gente de la que dependemos interactúa
con nosotros. Si la gente que nos es importante nos ve como somos, nos
acepta como somos y coopera con nosotros tal como somos, entonces se
facilita mucho el tom ar conciencia de lo que somos. Pero sucede a me
nudo que aquellas personas a quienes necesitamos se muestran reacias
a vernos como somos y a aceptar ciertos aspectos de nuestro ser. U na
m uchacha descubrirá que su padre deseaba un hijo y que no quiere
verla ni tratarla como m ujer, de modo que le resulta difícil ser la m u
chacha que es. Quizá ocurra que nuestros sentimientos de enojo, miedo
o deseo sean incompatibles para nuestros padres, de modo que nunca los
reconocen o nunca los reconocemos.
Pero una cosa es cierta: lo que es no depende para su existencia de
que se lo reconozca. Es lo aceptemos o no, gustemos de ello o no. La
negación no cambia nada que sea, tan solo afecta lo que podamos hacer
al respecto. De modo que somos lo que somos, lo aceptemos o no, lo ad
mitamos o no.
Ser uno mismo es conocerse y aceptarse. Desde luego, esto se encuen
tra relacionado, pues si no estamos dispuestos a aceptarnos probable
mente no podremos conocernos. Ahora bien, la aceptación del yo va
más allá del conocimiento del yo, hasta llegar a la afirmación del mismo.
El aceptarse significa gustar de sí mismo, estar contento de ser lo que
se es. Muchos hay que dicen: “ ¡nunca me ha gustado lo que soy,
nunca!” Y muchos más hay que no gustan de algún aspecto de sí mis
mos. Además, se tiene la idea, a veces apoyada en una enseñanza reli
giosa infortunada, que es equivocado gustar de sí mismo.
Desde luego, el amor por sí mismo puede ser enfermizo y Freud lo
llamó “narcisismo”, a causa del mito griego del joven que pasaba todo
su tiempo m irando en un estanque su propia imagen y admirando su
propia belleza. O tro tipo es el desagradable egoísmo que de un modo
calculado emplea a las personas con un propósito propio. Pero también
existe el amor de sí mismo que nada tiene en común con el narcisismo
o el egoísmo.
Aceptarse es gozar de la vida que se tiene. Por consiguiente, expresa
el amor por la vida. Odiarse es como odiar la vida y ambos van juntos.
270 CUARTA PARTE: EL ARTE DE LA PSICO LOG ÍA
Aceptarse es trabajar con la vida que está en nosotros, ser antes amigo
que enemigo de ella.
Soren Kierkegaard, el padre del existencialismo, escribió que el
pecado capital está en negarse a sí mismo. Afirm aba que nos negamos
a ser nuestro yo a causa del orgullo o de la desesperación y que el orgu
llo es una forma de desesperación. Pero tam bién la desesperación es
una forma de orgullo. La cuestión está en que sentimos que no tenemos
que ser quien somos, que debemos ser algún otro. Kierkegaard concluye
su libro The Sickness Unto Death con estas palabras: “Al relacionarse
con el yo propio y al desear serlo, el yo queda enraizado transparente
mente en el Poder que lo constituye.” 6
Kierkegaard ha puesto el dedo en la respuesta a esta cuestión cuando
relaciona la aceptación del yo con el poder o la energía. Cuando nos
aceptamos, la energía fluye y sentimos vitalidad. Cuando nos rechaza
mos, se bloquean nuestras energías y descubrimos que nuestro yo fic
ticio apenas tiene acceso a los motores de nuestra vida. Pues, como diji
mos antes, sólo en parte controlamos nuestra vida y para dirigir las
energías de la vida, debemos tom ar la dirección general que la vida
nos indica. No es posible separar el poder de vida y utilizarlo por mucho
tiempo para llegar a metas que se opone a ella.
SER T O D O LO QUE SE ES
entre una psicología que fomenta en el hombre aceptar todos sus senti
mientos, todas sus ideas y toda su conducta y un compromiso religioso
con un Dios que, se dice, nos conoce tal y como somos.
a la vez tres tipos de ser: estar con otros, que otros estén con nosotros y
que todos estemos juntos. Las buenas relaciones nos exigen que seamos
francos con nosotros, aceptemos a los otros y estemos conscientes de lo
que pasa entre nosotros.
A la larga, no podemos permitirnos más que ser nosotros mismos
cuando estamos con otras personas que nos importan. Si el precio de
am ar a otro es traicionarnos, se trata de un precio demasiado alto. Paga
mos tal traición a nosotros mismos con síntomas psicosomáticos, depre
sión e irritabilidad o pérdida de sentimientos genuinos. No es necesario
pagar tal precio, pero quienes lo hacen, piensan erróneamente que a ello
están obligados y consideran que, si la alternativa está en verse solo, sen
cillamente no tienen otro camino. Pero sólo cuando nos arriesgamos a
perder una relación nos atrevemos a ser nosotros mismos. No estamos
proponiendo un ultim átum diario: afirm ar que podemos vivir perfecta
mente sin esta o aquella persona en particular; más bien afirmamos que
debemos aprender a estar solos para atrevernos a ser nosotros mismos
con aquellos que nos aman.
Sin embargo, tampoco es satisfactoria una relación que le exige al
otro no ser él mismo. Cuando no lo son ante nosotros, en realidad no
están con nosotros y nos encontramos solos.
Pero una relación real no es simplemente el resumen de ser nosotros
y de que otros sean ellos mismos; es algo que sucede, como dice Buber,
“entre un hom bre y otro” . Y la única relación satisfactoria surge entre
un hombre y otro cuando se reúnen como “yo y tú ” , otro de los términos
empleados por Buber. En la relación yo-tú cada participante se afirma
y cada uno de ellos habla al otro y lo escucha.
Como se dijo en el capítulo 11, hay técnicas para m anipular a las
personas. Quizá muchas de nuestras relaciones estarán predominante
mente motivadas por una deficiencia y requerirán el empleo efectivo de
esas habilidades sociales. Pero, según vamos llegando a la intimidad, al
tipo de unión íntima en que no se trata tanto de satisfacer necesidades
como de gozar con la expresión genuina dada por el otro, trataremos de
renunciar a nuestros juegos de ansiedad y de explotación mutua.
SER LIBRE
Ningún adjetivo más adecuado para describir al ser ideal que el de
“libre” . Se comprende mejor su significado cuando lo contrastamos con
ideas como rígido, constreñido, atado o compulsivo. Ser libre es un sueño
compartido por personas de todas las edades y lugares y es un ideal en
especial atractivo para quienes se dedican a ayudar al individuo.
Sin embargo, psicológicamente hablando hemos de aclarar que la
libertad real tiene menos que ver con las condiciones externas que con
CAP. 12 SER, EL ARTE DE VIVIR 277
LECTURAS RECOMENDADAS
E T O L O G IA
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III. M ODIFICACIÓN DE LA C O N D U C TA
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Boisen, Antón. The Exploration of the Inner World. Nueva York, Harper
and Row, 1952.
CAP. 13 SIETE RUMBOS ACTUALES EN CIENCIAS CONDUCTUALES 293
Castañeda, Carlos. The Teachings ,of Don Juan: A Yaqui Way of Knovo-
ledge. Nueva York, Ballantine Books, 1968.
Huxley, Aldous. The Doors of Perception. Nueva York, Harper and Row,
1954.
King, C. The States of Human Consciousness. New Hyde Park, N. Y.,
University Books, 1963.
Tart, Charles T. (dir.), Altered States of Consciousness. Nueva York, John
Wiley & Sons, 1969.
LECTURAS RECOMENDADAS
Golembiewski, Robert T. y Blumberg, Arthur. Sensitivity Training and the
Lahoratory Approach. Itasca, 111., F. E. Peacock Publishers, 1970.
CAP. 13 SIETE RUMBOS ACTUALES EN CIENCIAS CONDUCTUALES 295
LECTURAS RECOMENDADAS
LECTURAS RECOMENDADAS
SEGUNDA PA R TE
Capítulo 2
1 Goethe (tomado de Wilhelm Reich, Selected Writings [Nueva
York, Farrar, Straus and Giroux, 1960], pág. 17).
2 Gordon Allport. The Person in Psychology (Boston, Beacon Press,
1968), pág. 23.
3 Harry K. Wells, Ivan P. Pavlov: Toward a Scientific Psychology
and Psychiatry (Nueva York, International Publishers, 1956), pág. 67.
4 William James, Psychology: The Briefer Course (Nueva York,
Harper Torchbooks, 1961), pág. 335. Usado con permiso de Harper
Torchbooks.
5 Sidney M. Jourard, Disclosing Man to Himself (Princeton, D.
Van Nostrand, 1968), pág. 10. Usado con permiso de Van Nostrand
Reinhold Company.
6 Gertrude Ezorsky, “Wishing Won’t-But Wating Will”, en el
libro de Sidney Hook, compilador, Dimensions of M ind (Nueva York,
Collier Books, 1960), pág. 228.
7 Thomas H. Howells, Hunger for Holiness (Denver,World Press,
1940).
8 Abraham Maslow, Toward a Psychology of Being (Princeton, D.
Van Nostrand Co., 1962).
9 Rollo May, Psychology and the Human Dilemma (Princeton,
D. Van Nostrand Co., 1967), pág. 195.
Capítulo 3
1 Loren Eiseley, “An Evolutionist Looks at Modern M an”, en
el libro de Richard Thruelsen y John Kobler Adventures of the M ind,
Primera serie (Nueva York, Vintage Books, 1958), pág. 8. Usado con
permiso de The Saturday Evening Post, 1958, Curtís Publishing Co.
2 Will Durant, Our Oriental Heritage (Nueva York, Simón and
Schuster, 1935), pág. 73. Copyright © 1935 por Will Durant, usado
con permiso del editor.
3 Charles H. Southwick, Primate Social Behavior, (Nueva York,
D. Von Nostrand Co., 1963), pág. 72.
4 August Kroch, “The Language of the Bees” en el libro de Stan
ley Coppersmith Frontiers of Psychological Research (San Francisco,
W. H. Freeman and Co., 1964), pág. 5.
5 Durant, Our Oriental Heritage, pág. 73. Usado con permiso de
Simón and Schuster.
6 Ibídem, pág. 76.
NOTAS DE PÁGINA 303
Capítulo 4
1 M artin Buber, Between Man and Man (Boston, Beacon Press,
1955), pág. 200.
2 Ibídem, pág. 202.
3 H. S. Sullivan, The Interpersonal Theory of Psychiatry (Nueva
York., W. W. Norton, 1953).
4 Fritz Heider, “On the Reduction of Sentiment” en la obra de
Sidney Hook Dimensions of M ind (Nueva York, Collier Books, 1961),
pág. 181.
5 Emest Becker, The Birth and Death of Meaning (Nueva York,
Free Press of Glencoe, 1962), págs. 95, 101, 103, 104.
6 Webster’s New Collegiate Dictionary (Springfield, Mass., G. &
C. Merriam Co., 1961), pág. 860.
7 Erich Fromm, The Art of Loving (Nueva York, Bantam Books,
1963).
8 Erik Erikson, Childhood and Society (Nueva York, W. W. Nor
ton, 1950), pág. 220.
9 Eric Berne, Games People Play (Nueva York, Grove Press, 1964),
pág. 50.
10 Everett Shostrum, Man the Manipulator (Nashville, Tenn.,
Abingdon Press, 1967).
11 Erving Goffman, The Presentation of Self in Everyday Life
(Nueva York, Doubleday and Co., 1959).
12 C. G. Jung, Modern Man in Search of a Soul (Nueva York,
Harcourt Brace Joranovich, 1933).
304 NOTAS DE PÁGINA
Capítulo 5
1 John Dollard y col., Frustration and Aggression (New Haven,
Yale University Press, 1939).
2 Anna Freud, The Ego and the Mechanisms of Defense (Nueva
York, International Universities Press, 1946).
3 James C. Coleman, Abnormal Psychology and Modern Life
(Chicago, Scott-Foreman, 1956), interior de la cubierta posterior.
4 Ibídem.
5 Ibídem.
6 Arthur P. Noyes y Lawrence C. Kolb, Modern Clinical Psy
chiatry (Filadelfia, W. B. Saunders Co., 1963), pág. 62.
7 Mary Alice White y Myron W. Harris, The School Psychologist
(Nueva York, Harper & Row, 1961), pág. 241.
NOTAS DE PÁGINA 305
TERCERA PARTE
Capítulo 6
1 Edwin G. Boring, History, Psychology, and Science. Nueva York,
John Wiley & Sons, 1963, pág. 147. Usado con permiso del editor.
2 Encyclopaedia Brittannica. Chicago, Encyclopaedia Brittannica,
ed. de 1957, vol. 3, pág. 473.
3 Boring, History, Psychology, and Science, pág. 153. Usado con
permiso de John Wiley & Sons.
4 Clifford T. Morgan y Richard A. Ring. Introduction to Psy
chology (Nueva York, McGraw-Hill Book Co., 1966), pág. 461.
5 Anne Anastasi, Psychological Testing. 2a. ed. (Nueva York,
MacMillan Co., 1961), pág. 343 ss.
e J. P. Guilford, The Nature of Human Intelligence (Nueva York,
McGraw-Hill Book Co., 1967).
306 NOTAS DE PÁGINA
Capítulo 7
1 James G. Coleman, Psychology and Effective Behavior, Chicago,
Scott, Foresman, 1969, págs. 73-77.
2 Erik Erikson, Childhood and Society. Nueva York, W. W. Nor
ton, 1950, pág. 234.
3 Ribble, Margaret, “Infantile Experience in Relation to Persona-
lity Development” en la obra de J. M. V. Hunt Personality and the
Behavior Disorders, vol. 2 (Nueva York, Ronald Press Co., 1944),
pág. 621 ss.
4 Arnold Gesell y Francés L. Ilg, Infant and Child in the Culture
Today (Nueva York, Harper & Row, 1943).
Gesell e Ilg, The Child From Five to Ten (Nueva York, Harper &
Row, 1946).
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(Nueva York, Harper & Row, 1956).
5 Rolf E. Muns, Theories of Adolescence (Nueva York, Random
House, 1962), pág. 111.
6 Gesell e Ilg, The Child from Five to Ten, 1943, pág. 20. Usado
con permiso de Harper & Row, Publishers.
7 Ibídem, pág. 29.
8 Barbel Inhelder en la obra de Hans Furth Piaget and Knowledge
(Englewood Cliffs, N. J., Prentice-Hall, 1969), pág. 33.
9 Tomado de Coleman, Psychology and Effective Behavior, pág.
80. Con permiso de la David McKay, Co.
10 Cari R. Rogers, “The Concept of the Fully Functioning Person”,
Psychotherapy: Theory, Research and Practice 1, núm. 1 (agosto de
1963): 18-20. Reproducido con permiso de Psychotherapy: Theory,
Research, and Practice.
11 Ibídem, pág. 22.
Capítulo 8
1 Tomado de La definición de psicología, de Fred S. Keller, Edit.
Trillas, 1976.
2 J. R. Millenson, Principios de análisis conductuál, Edit. Trillas,
1974.
3 Ernest R. Hilgard y Gordon H. Bower, Theories of Learning
(Nueva York, Appleton-Century-Crofts, 1966), págs. 19-20.
4 Keller, La definición de la psicología, Edit. Trillas, 1976.
5 Hilgard y Bower, Theories of Learning, pág. 75.
6 Ibídem, pág. 113.
7 Ibídem, pág. 113.
8 Ibídem, pág. 115.
9 O. H. Mowrer, Learning Theory and Behavior (Nueva York,
John Wiley & Sons, 1960), págs. 380-381. Usado con permiso del
editor.
NOTAS DE PÁGINA 307
Capítulo 9
CUARTA PARTE
Capítulo 10
1 John Ciardi, “Lines from the Beating End of the Stethoscope”,
Saturday Review, noviembre 18 de 1967, pág. 12.
2 C. Fisher y W. C. Dement, “Studies on the Psychopathology of
Sleep and Dreams”, American Journal of Psychiatry 119 (1963) :
1160-1168.
3 H. J. Eysenck, “The Effects of Psychotherapy”, en la obra de
Eysenck Handbook of Abnormal Psychology (Nueva York, Basic Books,
1961).
4 O. H. Mowrer, The Crisis in Psychiatry and Religión (Princeton,
N. J., D. Van Nostrand Co., 1961).
5 Rudolph Dreikurs, Psychology in the Classroom (Nueva York,
Harper & Row, 1968), págs. 6, 61.
6 Hans Selve, The Stress of Life (Nueva York, McGraw-Hill
Book Co., 1956).
7 Cari R. Rogers, “The Characteristics of a Helping Relationship”,
Personnel and Guidance Journal 2>1 (1958):6-16.
8 H. H. Schaefer y P. L. Martin, Behavioral Therapy (Nueva
York, McGraw-Hill, 1969).
9 O. I. Lovaas, B. Schaeffer y J. Q. Simmons, “Building Social
Behavior in Autistic Children by Use of Electric Shock” . /. exp. Res.
Personality 1 (1965) :99-109.
10 Aubrey Yates, Terapia del comportamiento. Edit. Trillas, 1975.
11 Albert Bandura, Principies of Behavior Modification (Nueva
York, Holt, Rinehart and Winston, 1969).
12 J- Wolpe, Psychotherapy by Reciprocad Inhibition (Stanford,
Stanford University Press, 1958).
13 Eysenck, “The Effects of Psychotherapy”.
14 C. Rogers y Rosalind Dymond (dirs.), Psychotherapy and Per
sonality Change (Chicago, University of Chicago Press, 1954).
Capítulo 11
1 Vanee Packard, The Hidden Persuaders (Nueva York, Pocket
Books, 1958).
2 B. F. Skinner, Walden Dos. Editorial Fontanella.
3 Sidney Jourard, Disclosing Man to Himself (Princeton, N. J., D.
Van Nostrand Co., 1968), pág. 8.
4 William McDougall, The Energies of M en (Nueva York, Scrib-
ners, 1933).
5 I. E. Farber, H. F. Harlow y L. J. West. “Brainwashing, Con-
ditioning, and DDD”. Sociometry 20 (1957):271-285.
6 León Festinger, “Cognitive Dissonance”, Scientific American,
octubre de 1962.
NOTAS DE PÁGINA
Capítulo 12
1 Víctor Frankl, M an’s Search for Meaning (Nueva York, Washing
ton Square Press, 1963).
2 Soren Kierkegaard, The Sickness Unto Death, traducido por
Walter Lowrie (Princeton, N. J., Princeton University Press, 1941),
pág. 216.
s H. S. Sullivan, The Interpersonal Theory of Psychiatry (Nueva
York, W. W. Norton and C o.).
4 Gordon Allport, Becoming (New Flaven, Conn., Yale University
Press, 1955).
5 Teilhard de Chardin, The Phenomenon of Alan (Nueva York,
Harper Torchbooks, 1961).
6 Ibídem; véasela nota 2.
7 Ibídem; véasela nota 3.
8 Ibídem; véasela nota 5.
9 Ibídem; véasela nota 5.
10 Abraham Maslow, Toward. a Psychology of Being (Princeton,
N. J., D. Van Nostrand Co., 1962).
11 Ibídem; véase la nota 10.
12 Soren Kierkegaard, Training in Christianity.
Q U IN T A PARTE
Capítulo 13
1 Eckhard H. Hess, “Ethology” en New Direction in Psychology
(Nueva York Holt, Rinehart and Winston, 1962), pág. 225.
2 N. Tinbergen, “The Curious Behavior of the Stickleback”, Scien
tific American, diciembre de 1952.
3 Konrad Lorenz, On Aggression (Nueva York, Bantom Books,
1966, 1967), págs. 228 ss.
4 José M. R. Delgado, Physical Control of the M ind (Nueva York,
Harper & Row, Publishers, 1969), págs. 70 y 71. Copyright © 1969
por José M. R. Delgado. Reproducido con autorización de Harper
& Row, Publishers.
5 Ibídem, pág. 166.
6 Ibídem, pág. 68.
7 Albert Bandura, Principies of Behavior Modification (Nueva
York, Holt, Rinehart and Winston, Inc., 1969), pág. 226.
8 Charles T. T art (dir.), Altered States of Consciousness (Nueva
York, John Wiley and Sons, Inc., 1969), págs. 489 ss.
2 NOTAS DE PÁGINA