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Koertgue
Koertgue
Progreso y
racionalidad en la ciencia. Madrid: Alianza Editorial. 1982. Pp. 227-248.
Traducción de Luis Meana.
Noretta Koertge.
Pero seguramente Vds. están pensando que esto es únicamente sano sentido
común. Estoy de acuerdo –aunque, a menudo, en la práctica uno se encuentra con
que esas simples máximas metodológicas se violan-. Precisamente, lo que me
impresiona es la naturaleza sensata y razonable del manual. No se recomiendan
decisiones convencionales para proteger de la crítica a una parte determinada del
sistema. Las motos no tienen “núcleo firme”. Ni el novelista intenta justificar su
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teoría apelando a una élite de mecánicos de motos. La teoría se mantiene o cae por
sus propios méritos – no descansa sobre la sociología de los garajes.
1
Versiones anteriores de este artículo se presentaron en la Conferencia de la Fundación
Thyssen, en julio de 1975, y en el Seminario de Filosofía de la Universidad de Kentucky, en
diciembre de 1975. Ambas discusiones me sirvieron de gran ayuda.
Comencemos a construir una teoría de la investigación científica, que sea, por lo
menos, tan diferenciada y tan prudente como la que encontramos en “El Zen y el
arte del mantenimiento de la motocicleta”. Tal teoría se apoyará en la teoría de la
decisión, en la Epistemología y en la Historia de la Ciencia. Reconocerá que tanto la
lógica como la casualidad desempeñan un papel esencial en el desarrollo de la
Ciencia. Sus requisitos serán modestos, pero no triviales.
La teoría epistemológica que concibo tendré tres partes. 1) Primera, contendrá una
descripción de las clases típicas de situaciones problemáticas que surgen en la
investigación científica. Algunos de los problemas más interesantes vendrán de la
“Historia de la Ciencia –los rompecabezas sobre cisnes blancos y bolas de urnas no
agotan los problemas que surgen en la Historia de la Ciencia.
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con atención dónde están, exactamente, los desacuerdos. Pudiera ser que se
estuvieran refiriendo a dos situaciones problemáticas diferentes, o sea, que Popper
está diciendo (aproximadamente) “en la situación P1 séase falsacionista” mientras
Lakatos está diciendo “en la situación P2 cuentan sólo las confirmaciones”.
Es también importante advertir que, aparte de las máximas muy generales, como
las de “fomenta la crítica” o “no falsees tus resultados de laboratorio”, los consejos
metodológicos dependerán siempre de los detalles de la situación científica
concreta. A veces, puede ser apropiado proteger el núcleo de nuestra teoría
científica de la refutación, pero una buena teoría de la metodología debería
especificar, exactamente, cuándo esta estrategia es buena.
3
Lakatos tiene un punto de vista muy curioso de la confirmación, ya que fallos en la
predicción no entran en absoluto en su valoración de los programas de investigación. La
mayor parte de los filósofos que trabajan en la teoría de la confirmación se horrorizarían de
esa política polyanniana.
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Para un análisis de las relaciones entre la teoría del método científico de Popper y la de
Lakatos, véase el apéndice “Popper, Lakatos y la demarcación”.
hipótesis auxiliares (A), puede expresarse así: supóngase que T . A implican e, pero
la experiencia parece decir ~e. ¿Qué deberíamos hacer?
3) Se puede rechazar A.
4) Se puede rechazar T.
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Mendeleyev y sus contemporáneos creían que la Tabla Periódica era más que un
mero sistema de clasificación conveniente. Además, se basaba en lo que
Mendeleyev llamó la Ley periódica y que resumía así:
“…si todos los elementos se colocan en el orden de sus pesos atómicos, se obtiene
una repetición periódica de propiedades” (Principles of Chemistry, vol. II, pág. 17).
Es bien sabido que la Ley periódica de Mendeleyev proporcionó una buena dosis de
orden en los datos químicos existentes y también que tuvo muchos éxitos
predictivos de vital importancia. No sólo se descubrieron inmediatamente los “tres
elementos ausentes”, que se necesitaban para llenar los huecos de la tabla, sino que
se averiguó también que sus pesos atómicos y la gravedad específica, calor
específico, volumen molecular, punto de evaporación, etc., de sus compuestos
tenían, casi exactamente, los valores que Mendeleyev había predicho. Usó también
la Ley periódica para sugerir correcciones en los valores aceptados para los pesos
atómicos del titanio, osmio y platino y las valencias adscritas al berilio, uranio e
indio. Y estas averiguaciones, basadas en la teoría, fueron confirmadas
independientemente.
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CI(VII):35,45
A(O):38*
K(I):39,1
*Valor experimental: 39,19
He aquí el cuadro de los mejores datos experimentales disponibles:
Te(VI) I(VII)
127,4 (Steiner) 126, 96 (Stas)
127, 9 (Metzner) 126, 98 (Ladenburg)
(Datos tomados de los Principios, vol. 1, pág. XVII)
Su postura ante las tierras-raras es precisamente la opuesta. En la introducción a
su libro escribe que “… esta parte del Sistema periódico está, en cierta forma,
interrumpida…” (Principles of Chemistry, vol. I, pág. XVII). Soddy escribió más
tarde que estaba de acuerdo con el juicio de Mendeleyev y afirmó que las tierras-
raras constituían “… una clara contradicción del principio químico de la Ley
periódica…” (Isotopes, pág. 2).
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y reemplazándolo con
A1’: el vapor rojo-marrón es yodo más cloro.
El caso de las tierras-raras tiene una estructura lógica similar. Las contradicciones
surgen solamente si suponemos:
A2: los once elementos de las tierras-raras pertenecen a la misma hilera horizontal
del sistema periódico.
A2’: hay diez hileras horizontales que faltan en la Tabla periódica, de tal manera
que las tierras-raras forman una familia vertical de valencia III, en vez de una serie
horizontal.
Tal conjetura sería bastante contrastable –predice, por ejemplo, que debería haber
diez nuevos elementos pesados en la familia del bario-. Además, incluso se apoya
en un precedente, pues el descubrimiento de los gases inertes, comenzado en 1894,
ya había exigido la introducción de toda una nueva columna vertical en la Tabla.
Además, en una conferencia pública, Mendeleyev había especulado que podría
existir una serie horizontal de elementos que fueran más ligeros que el hidrógeno.
(Pensaba que el éter y la luz podrían ser elementos.)
Sin embargo, en este caso Mendeleyev NO echó la culpa a las hipótesis auxiliares 7.
¿Actuó correctamente al hacerlo así? ¿Puede explicar por qué cualquier teoría
existente de la investigación científica?
6
No quisiera sostener que Mendeleyev fue completamente razonable en su análisis del
problema de los pares invertidos. Para una explicación detallada de su reacción y de la
forma en que cambió a lo largo del tiempo, véase la tesis doctoral de Russell Smith, en
prensa en la Universidad de Londres (Chelsea College). Mi objetivo principal en esta
sección es ilustrar, con ejemplos históricos más o menos buenos, dos respuestas diferentes
al problema duhemniano y no valorar la racionalidad de Mendeleyev.
7
Otra posibilidad habría sido haber extendido el grupo III en la forma en que el grupo VIII
fue dilatado para acomodar al hierro, cobalto y níquel. Al principio Mendeleyev no
consideró tales posibilidades. Véase, una vez más, a Russell Smith para los detalles.
2.2. La solución de Popper al problema de Duhem
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“…se afirma una regla suprema que dice que las demás reglas del proceder
científico tienen que estar diseñadas de tal forma que no protejan a un enunciado
cualquiera de la Ciencia contra la falsación” (Log.Inv.Cient., pág. 57).
En tercer lugar, su teoría dice que cualquiera que sea la afirmación del sistema
rechazada (es decir, T o A, o ambas), debería ser reemplazada por una T’ o A’ tal
que el nuevo sistema no tenga menos contenido empírico contrastable que el viejo
(Log. Inv. Cient., pág. 83).
En resumen, creo que el consejo de Popper a Mendeleyev sería de este tipo: “dados
estos fallos predictivos, reemplace o T o A con una alternativa que, al menos, sea
igualmente contrastable. No obstante, mi metodología no puede darle a Vd. ningún
consejo, sea el que sea, sobre cuál reemplazar”.
-233-
Sin embargo, si se hiciera así, es claro que, aun en el caso de que se tenga que
concluir, dado el estatuto epistemológico de A y ~e, que T era falsa, eso no
implicaría que tengamos que dejar de explorar la verdad del contenido de T.
8
Personalmente, creo que podría conseguirse un gran progreso revisando la teoría de la
metodología de Popper, de forma que el fin de la Ciencia fueran teorías de verosimilitud
siempre creciente, en vez de más simples en su verdad. Watkins (véase este libro, pág. 48)
ha señalado que ha habido críticas devastadoras recientes a la definición formal de
verosimilitud de Popper. Sin embargo, ninguna de estas críticas desacredita la
significación de la idea intuitiva de acercamiento a la verdad.
He aquí indicaciones sobre algunos de los cambios que podrían hacerse, si tuviéramos que
incorporar la idea de verosimilitud a la metodología:
1) No necesitaríamos decir, como Popper lo hace en Conjeturas y Refutaciones, pág. 113,
que la aplicación de teorías refutadas a problemas predictivos es caer en el
instrumentalismo. Más bien, podemos decir que una teoría refutada con verosimilitud alta
proporciona una explicación parcial del fenómeno, o simuló una explicación verdadera
simulada en algún grado (obviamente los detalles de esta postura necesitan elaboración).
2) Popper ha argumentado durante largo tiempo que la probabilidad de cualquier teoría
universal sea verdadera es igual a cero. Sin embargo, podríamos argüir también que la
probabilidad de que una teoría universal tenga grado positivo de verosimilitud no necesita
ser cero, incluso concediendo todas las suposiciones de Popper.
3) Una buena teoría de la estimación del grado de verosimilitud de una teoría sería de gran
valor para los filósofos de la Ciencia de cualquier escuela. Dar a las leyes de Newton y a la
teoría de la tierra plana el mismo grado de confirmación o corroboración porque las dos
están refutadas, no es muy satisfactorio.
Consideremos brevemente la teoría de Kuhn, ya que es la precursora de la MPIC de
Lakatos. Según el planteamiento de Kuhn, a la vista de los fallos en las
predicciones, los científicos se aferran (y presumiblemente, deben aferrarse) a sus
teorías centrales o paradigmas, hasta que se formen un número muy alto de
anomalías realmente reacias y se produzca, entonces, una crisis de la que emergerá
un nuevo paradigma. Por tanto, si se han descubierto los datos de las tierras-raras,
entonces Mendeleyev no las consideraría (y no debería considerarlas) como
refutaciones. Más bien, la gota que colmaba el vaso habrían sido los últimos datos
sobre los pares invertidos.
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Lakatos nunca dejó muy clara la relación entre la heurística positiva y la serie de
auxiliares. Urbach, en la elaboración de la MPIC de Lakatos (véase este libro, pág.
107), dice que una heurística positiva realmente buena es aquella que es resistente
frente a una acumulación de anomalías 9. Sin embargo, a no ser que se establezcan
requisitos suficientemente rigurosos para la heurística positiva, los lakatosianos se
verán forzados a decir que la teoría de Velikovsky, la Astrología y el
Fundamentalismo bíblico son programas de investigación progresivos porque cada
uno de ellos tiene cierto plan vago para hacer frente a las anomalías.
-235-
Opción ≠1: mantener A1 (“es vapor es yodo puro”) y rechazar T (“la ley periódica”)
o bien,
Opción ≠2: mantener T, rechazar A1 e introducir A1’ (“el vapor contiene también
cloro”).
Opción ≠2: conservar T, rechazar A2 e introducir A2’ (“hay diez series adicionales”)
Evaluando las opciones de esta situación, vemos que A2’ es una conjetura mucho
más interesante de explorar que la de A1’. La oportunidad de encontrar docenas de
nuevos elementos es mucho más excitante que la encontrar impurezas en el yodo.
Este factor nos inclinaría por la opción 2.
Sin embargo, existe ya una buena cantidad de datos indirectos que hacen la
conjetura A2’ muy plausible. ¿Cómo puede ser que más de un centenar de
elementos, postulados entre el bario y el tantalio, hayan escapado a su detección?
Por tanto, si las diez tierras-raras extra pertenecen a la misma vertical, ¿por qué sus
pesos atómicos están mucho más cercanos unos a otros que en los miembros de
otras familias?
-236-
Expresándolo más precisamente, las dos valoraciones básicas, que hemos intentado
hacer, son éstas:
Creo que la mayor parte de las teorías sobre la investigación científica que han
propuesto hasta ahora los filósofos de la Ciencia, o bien han mezclado estas dos
valoraciones, o bien han ignorado una de ellas. Los planteamientos inductivistas
tradicionales han indicado que el factor decisivo es la probabilidad de que una
teoría sea verdadera; esto nos llevaría a una metodología muy cauta y creo que
estéril (por ejemplo, incluiría excluir precisamente los pares invertidos y las tierras-
raras del dominio de la Ley periódica).
-237-
11
Popper pensaba que la probabilidad de cualquier enunciado X estaba en relación inversa
con su contenido. Si esto fuera así, entonces el producto de la probabilidad de X y del
contenido (utilidad) de X sería el mismo para cualquier X y la utilidad de cualquier opción
sería la misma. Sin embargo, podríamos ser capaces de encontrar otras medidas para la
plausibilidad y/o la utilidad de los enunciados científicos.
12
Intento usar el cálculo de probabilidades como un medio de dar una explicación precisa
de la estructura de nuestra representación sobre la plausibilidad. No puedo aquí discutir la
cuestión fundamental de dónde vienen los valores. Simpatizo con la teoría de Salmon
(1966), en la cual se usan frecuencias empíricas basadas en nuestra experiencia científica
pasada con ciertos tipos de hipótesis. Por ejemplo, basándonos en nuestra experiencia
pasada con gases puros, podemos hacer alguna estimación sobre qué probabilidades hay
de que el vapor de yodo sea impuro. Estimar la probabilidad de que la Ley Periódica sea
verdadera es mucho más difícil. Pero si nos preguntamos, sobre la base de los datos, por la
probabilidad de que la ley tenga un alto grado de verosimilitud, entonces este problema
puede llegar a hacerse tratable. Aquellos, que todavía tengan escrúpulos para hablar de la
“probabilidad” de una teoría científica, podrían interpretar todas mis fórmulas en términos
de “problematicidad”; es decir p (A) es alta si y sólo si A no es problemática.
p ( T ) × p ( e ,T )
p(T , e )=
p ( e)
Por tanto, p (T, ~e) > p (T), si y sólo si p (~e, T) < p(~e).
Se hace más claro cómo aplicar esta fórmula a casos reales, si extendemos el primer
término usando la fórmula de la probabilidad total:
-238-
¿Qué significa intuitivamente R? ¿Cómo aplicarla a los casos reales? Para dar una
respuesta completa, necesitaríamos desarrollar p (~e). Pero, para aclarar la
discusión anterior, podemos usar incluso, esta forma breve de R.
Si todos los demás factores no varían, R tiende a cumplirse cuando cada uno de los
factores del miembro izquierdo de la desigualdad es pequeño.
Si tengo razón al decir que tomar una decisión científica nos obliga a preguntar no
sólo en qué grado es probable que una hipótesis concreta sea verdadera, sino
también en qué medida sería interesante si fuera verdadera, entonces hace falta
una buena teoría de la evaluación del interés científico potencial de varios
enunciados. Por desgracia, estos problemas parecen más difíciles incluso que los
referentes a la teoría de la confirmación. Veamos, de todas formas y aunque sea
brevemente, algunos de los factores implicados.
-239-
Creo que precisamente en este punto es donde se dan las divisiones más grandes en
la comunidad científica. Algunos optarán por teorías precisas de un buen nivel
medio que puedan ser contrastadas inmediatamente. Otros preferirán trabajar en
teorías de nivel más alto y más vagas, que tal vez puedan ofrecer explicaciones
profundas y amplias pero que serán, de momento, difícilmente contrastables.
Probablemente sea bueno que la comunidad científica siga una estrategia mixta en
tales casos y estimule investigaciones hechas por científicos cuya valoración del
interés científico de las hipótesis varía ampliamente. En el pasado, cuando la mayor
parte de la investigación la realizaban caballeros relativamente aislados (y bastante
excéntricos), esa diversidad surgía espontáneamente. En la atmósfera actual de
investigación en equipo y de formación postgraduada rígida y bastante
estructurada, y con fondos centralizados, puede hacerse más necesario
proporcionar mecanismos institucionales que no faciliten el consenso y la
uniformidad excesivas entre los científicos.
-240-
cipales. Primera, ella o él debe preguntar por el interés científico de s y S’. ¿Vale la
pena investigar ambas? En el caso clásico, s es siempre de menor interés que S’. Las
negaciones de ambas teorías son, generalmente, bastante poco informativas y
tienen un poder explicativo potencial bajo. Y por lo tanto, atendiendo sólo a
razones de interés, los científicos estarán bastante inclinados a conservar la teoría y
a modificar las hipótesis auxiliares.
Pero hay una segunda dimensión en la comparación. ¿Qué sistema será más
probablemente verdadero (o tendrá un alto grado de verosimilitud)? Como hemos
visto en el caso de Mendeleyev, a veces las hipótesis auxiliares disponibles son tan
claramente poco plausibles (y los datos acumulados contra T tan devastadores) que
la probabilidad de S’ llega a ser tan baja como para pesar más de su alto grado de
interés.
Los científicos buscan sistemas teóricos tanto interesantes (es decir, profundos,
explicativos, informativos y simples) como verdaderos. Pero en el proceso de su
investigación se ven a veces forzados temporalmente a cambiar el interés por la
verdad y viceversa. En un programa de investigación equilibrado ningún factor
será el primordial en todas las situaciones.
Volvamos ahora brevemente al problema del carácter ad hoc. Los científicos usan
el término ad hoc en una multitud de sentidos. Una teoría puede ser considerara
ad hoc porque es antiestética y chapucera, porque es arbitraria y sin interés, o
porque es extraordinariamente poco plausible 13. No es sorprendente, por
consiguiente, que el análisis filosófico del uso científico ordinario acabe en una
multitud de explicata. Concentrémonos en una clase muy particular del carácter ad
hoc, la discutida por Zahar y Worrall.
-241-
implique a e. Zahar (véase este libro, pág. 80) presenta la afirmación más estricta
de que, en tal caso, S nunca explica a e.
Ciertamente, hay afirmaciones que suenan bastante extrañas. Una se pregunta, por
ejemplo, si Worrall y Zahar desean trazar una distinción entre la relación de e y la
13
Los popperianos tienden a explicar el carácter ad hoc en términos de reducción del
contenido. Los inductivistas preferirían explicarla en términos de improbabilidad. Una vez
más, vemos la polaridad a la que se refirió Watkins en su trabajo (véase este libro, págs.
35-36)
de ~e con S. ¿No explica S a ~e en el mismo sentido en el que no “explica” a e? ¿No
consigue ~e apoyar a S en el mismo sentido en el que e no consigue “apoyar” a S?
Estos temas necesitan clarificación.
Mi posición es que no hay problema del carácter ad hoc en el sentido del término
para la MPIC, y que la cuestión es realmente muy simple. Consideremos las tres
situaciones siguientes. En los tres casos supondré que S implica e. Se supone que
cada uno es una descripción completa de todos los datos disponible.
1) e se usa en la construcción de S.
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que emplear el teorema de Bayes.) En el caso 3), S puede conseguir apoyo empírico
experimental adicional de P. (Las heurísticas positivas contienen afirmaciones
descriptivas que pueden formar parte de relaciones de confirmación 14.) Los casos 1)
y 2) son psicológicamente bastante diferentes –en un caso nos sorprendemos de
que S dé razón de e, mientras que en el otro lo proyectamos deliberadamente de esa
forma-. Sin embargo, son lógicamente iguales: el apoyo empírico de S es el mismo
en los dos casos –se compone simplemente de e.
La moraleja general es sencilla. Para afirmar S se tienen que tener en cuenta sus
relaciones lógicas con todos los datos disponibles. Se pasa por alto tanto la manera
en que fue construido, como las maneras en las que lo podía haber sido. Si son
equivalentes en los demás aspectos, preferimos un S que tenga un poder explicativo
potencial alto y que haya sido ya confirmado por una variedad de datos disponibles.
14
Las heurísticas positivas se formulan en el modo imperativo, pero presuponen
afirmaciones descriptivas. Por ejemplo, el imperativo “haz tus teorías invariantes a la
traducción” hace presuposiciones sobre la naturaleza del espacio. Puesto que las
heurísticas positivas incorporan afirmaciones que pueden ser y que deberían ser criticadas,
Urbach se equivoca al pensar que su existencia refuta la opinión popperiana respecto a la
creatividad científica. Popper seguramente diría “dada la heurística, entonces se garantiza
que uno puede hacer predicciones débiles sobre futuras teorías científicas. Pero, ¿de dónde
viene la heurística’”.
Debería advertirse que en su (1972), Popper no considera a las nuevas teorías como un
resultado de “actos de intuición creativa misteriosos y libres… no guiados por ningún
método racional…” como Urbach supone (véase este libro, pág. 99). Lo que Popper hace
allí es relacionar las nuevas teorías con la situación problemática de la que ellas surgen.
Incluso sugiere que la situación que resulta de una innovación creativa podría ejercer un
control sobre ella: “Mozart y Beethoven están controlados, parcialmente, por su ‘gusto’ y
por su sistema de evaluación de la música. Sin embargo, este sistema no es rígido sino
plástico” (Conoc. Obj., pág. 254) (Para una discusión más completa sobre las opiniones de
Popper sobre la creatividad, véase mi (1975).)
la posición de Lakatos es, de hecho, una inversión de los puntos de vista básicos de
Popper. El guión que se pone en la fórmula “Popper-Lakatos” debería leerse como
un signo de oposición, semejante al que hay en la expresión “ácido-base”, y no
como un signo de paso o unión, semejante al que hay entre “marxismo-leninismo”.
-243-
_______________________
La distinción analítico-sientética
La demarcación de Popper
(No voy a discutir aquí las complicaciones que se producen al intentar dar una
caracterización clara de lo que son enunciados básicos de observación, ni tampoco
el problema de cómo esta clase cambia nuestro conocimiento básico.)
-244-
(a) Teoría metodológica de los enunciados falsables: Popper creyó que la mayor
parte de los enunciados que se encontraban en la Ciencia estaban en la categoría
falsable16 y presentó una teoría detallada de cómo criticar y valorar afirmaciones
falsables. Los rasgos principales de su explicación son de sobra conocidos; por eso,
sólo esbozaré brevemente las bases sobre las que las teorías consiguen más o
menos puntos:
No voy a entrar ahora en una discusión detallada de cómo piensa Popper que
deberían ser sopesados y combinados estos desiderata. Dicho sin mayores
precisiones, parece que el contenido de (A)(1) es más importante que la simplicidad
de (A)(2). Y el fracaso en una contrastación (B)(1) pesa más que el superar un
número de contrastaciones rigurosas (B)(2), porque el grado de corroboración
tiende a cero en tales casos. (Agassi describe la filosofía de Popper como basada en
lo que denomina la regla de Boyle: cuando teoría y experimento chocan, siempre es
la teoría la que ha de ser revisada.) La Metodología de Popper se sigue
directamente de su teoría de la evaluación. Los científicos deberían intentar
encontrar teorías que tengan una evaluación positiva alta, inventando teorías de
alto contenido y sometiéndolas a contrastaciones severas.
-245-
munes a la severidad de la crítica empírica (por ejemplo, sus observaciones sobre la
teoría racista y marxista de la Historia en su (1963, págs. 38-39)17.
(B´)Evaluación posterior
1) Puntos negativos por ser inconsistente con otras teorías filosóficas o científicas
acertadas.
Discutiré ahora estos desiderata uno a uno y los compararé con la lista previa.
Primero, las evaluaciones previas, es decir, las maneras en las que afirmamos en
qué grado serían satisfactorias las teorías si fueran verdaderas.
-246-
Ciencia, pero puede haber una diferencia importante, que puede ilustrarse con el
ejemplo de Popper de los interrogantes sobre dónde se apoya la Tierra. Dice, con
razón, que a la respuesta “La Tierra se apoya en la espalda de un elefante” la
consideraríamos intrínsecamente insatisfactoria porque, inmediatamente, surge el
mismo problema: “entonces, ¿qué es lo que sostiene al elefante?”. Estoy de acuerdo
en que, si la teoría es infalsable, y por tanto debe ser valorada según nuestros
requisitos para lo metafísico, es insatisfactoria. Pero si construimos la respuesta
como si fuera falsable (es decir, si admitimos que es pertinente enviar una
expedición a buscar el elefante), entonces cumple y debería cumplir nuestros
requisitos de contrastación de contrastación previa para las teorías científicas. Así
nos encontramos con el resultado bastante sorprendente de que ¡uno de los
requisitos para tener una buena metafísica es más estricto que el requisito
equivalente para tener una buena ciencia! (Que yo sepa Popper no discute esto y
puede que no esté de acuerdo con mi comentario sobre esta diferencia.) Por tanto,
creo que la mayor parte de los filósofos estarán de acuerdo en que solucionar el
problema de justificar las inferencias inductivas proponiendo un Principio de
inducción no es solución en absoluto, ya que, inmediatamente, tenemos que
preguntar qué es lo que justifica a ese principio y de esa forma resurgen todas las
dificultades. Pero si se pregunta “¿de qué está formado el hígado?” y se contesta
que está formado de células, se ha progresado, aun cuando la pregunta de qué
compone las células surja inmediatamente. La diferencia parece estar en que la
afirmación de que el hígado se compone de células es contrastable, incluso a pesar
de que no cabe duda de que no “pone punto final a los porqués” ni constituye una
respuesta última a la pregunta original.
B´(2): Lo que Popper quiere decir con la “fecundidad” de una teoría no-falsable se
hace bastante claro en su discusión de la “fertilidad” de las interpretaciones
históricas (“La Miseria del Historicismo”, pág. 150). Ahí, Popper argumenta que un
historiador debe tener “un punto de vista” que guíe la selección de hechos que han
de ser discutidos, que estos puntos de vista no son contrastables y que “las
confirmaciones aparentes no son, por tanto, valiosas, incluso en el caso
-247-
de que sean tan numerosas como las estrellas” (pág. 151). Sin embargo, dice que
tales teorías interpretativas pueden distinguirse por su “fertilidad” –un aspecto de
cierta importancia- (pág. 151). Así, la doctrina de que “toda Historia es la historia
de la lucha de clases” puede ayudar al historiador a descubrir, ordenar e interpretar
hechos históricos.
20
Popper dice que la teoría atómica solo se tornó contrastable hacia 1900. (Véanse sus
observaciones informales en Magee (1971).)
en términos de “fecundidad”, es decir, su habilidad para guiar la construcción de
teorías falsables y de sugerir la existencia de hechos todavía no descubiertos, o
dejados de lado.
Para resumir, pienso que Popper estaría de acuerdo con Lakatos en que si la
Mecánica de Newton, la teoría de Bohr, la teoría de la luz de Fresnel, las
Astronomía copernicana y todas las demás teorías científicas desarrolladas fueran
no-falsables (y si no hubiera ninguna teoría científica rival disponible), entonces
deberían ser valoradas de acuerdo con la MPIC. Pero, naturalmente, a Popper, a
diferencia de Lakatos, no le gustaría afirmar el antecedente; es decir, él negaría la
afirmación de que los principales sistemas teóricos que se dan en la Historia de la
Ciencia sean infalsables.
Universidad de Indiana.
-248-