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En: G. Radnitzky, G. Andersson, P. Feyerabend, A. Grümnaum y otros.

Progreso y
racionalidad en la ciencia. Madrid: Alianza Editorial. 1982. Pp. 227-248.
Traducción de Luis Meana.

HACIA UNA NUEVA TEORIA DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA1

Noretta Koertge.

1. Desiderata de una teoría de la investigación científica

Un modelo instructivo para los filósofos interesados en el método científico es una


novela titulada “El Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta”. El narrador
(que abandonó el programa Mortimer Adler en la Universidad de Chicago) subraya
la importancia de las buenas condiciones externas e internas de trabajo: la música
fuerte distrae; hace falta buena luz y espacio para tener un orden de herramientas;
si te sientes impaciente, suspende el trabajo durante el día –o, al menos, no
intentes un trabajo delicado -; intenta ser flexible en tu diagnóstico de lo que está
equivocado; investiga varias alternativas de una forma sistemática.

Ofrece también consejos de estrategia general: primeramente, comprueba las


fuentes más accesibles de problemas (en caso de que falle el arranque, comprueba
las bujías antes de desarmar el carburador). Comprueba, después, las fuentes más
probables de problemas (si tu carburador ya ha causado problemas, ponlo en
primer lugar en la lista), etc.

Pero seguramente Vds. están pensando que esto es únicamente sano sentido
común. Estoy de acuerdo –aunque, a menudo, en la práctica uno se encuentra con
que esas simples máximas metodológicas se violan-. Precisamente, lo que me
impresiona es la naturaleza sensata y razonable del manual. No se recomiendan
decisiones convencionales para proteger de la crítica a una parte determinada del
sistema. Las motos no tienen “núcleo firme”. Ni el novelista intenta justificar su

-227-

teoría apelando a una élite de mecánicos de motos. La teoría se mantiene o cae por
sus propios méritos – no descansa sobre la sociología de los garajes.

1
Versiones anteriores de este artículo se presentaron en la Conferencia de la Fundación
Thyssen, en julio de 1975, y en el Seminario de Filosofía de la Universidad de Kentucky, en
diciembre de 1975. Ambas discusiones me sirvieron de gran ayuda.
Comencemos a construir una teoría de la investigación científica, que sea, por lo
menos, tan diferenciada y tan prudente como la que encontramos en “El Zen y el
arte del mantenimiento de la motocicleta”. Tal teoría se apoyará en la teoría de la
decisión, en la Epistemología y en la Historia de la Ciencia. Reconocerá que tanto la
lógica como la casualidad desempeñan un papel esencial en el desarrollo de la
Ciencia. Sus requisitos serán modestos, pero no triviales.

La teoría epistemológica que concibo tendré tres partes. 1) Primera, contendrá una
descripción de las clases típicas de situaciones problemáticas que surgen en la
investigación científica. Algunos de los problemas más interesantes vendrán de la
“Historia de la Ciencia –los rompecabezas sobre cisnes blancos y bolas de urnas no
agotan los problemas que surgen en la Historia de la Ciencia.

2) Para cada situación problemática típica, la teoría metodológica presentará un


análisis de las opciones abiertas a la comunidad científica y una evaluación de cada
una de las estrategias que podrían adoptarse2.

3) Y lo más importante, la teoría metodológica dará argumentos metodológicos


para estas evaluaciones. Si debemos prescribir una cierta estrategia a los
científicos, deberíamos ser capaces de defender esa prescripción –explicar por qué
esa respuesta parece ser la óptima-. No basta con reglas convencionales, o con
nuevas explicaciones de nuestras intuiciones.

El resultado de esto será un manual prescriptivo razonado de trabajo para los


científicos: “si Vd. está en la situación problemática P, la mejor solución es adoptar
la estrategia S (y aquí están las razones del por qué)”.

Dado este ideal de una teoría de la investigación, surgen, inmediatamente, muchas


cosas que decir con respecto a las dos teorías discutidas en el escrito programático
de las LSE:

La teoría de la falsación de Popper es, por lo menos, incompleta, porque o


proporciona una teoría epistemológica detallada de los enunciados básicos. ¿Qué
enunciados deberían escoger los científicos como relativamente no problemáticos?
¿Por qué deberían hacerlo así? No exijo que Popper proporcione una epistemología
justificacionista –bastará con una conjetura-. Pero si se permite que la “base” de la
Ciencia sea puramente convencional, se abren las puertas a convenciones menos
satisfactorias como la decisión de Lakatos de declarar no problemático al “núcleo
2
Incluso un anarquista epistemológico, Feyerabend, admite la posibilidad de que las
anécdotas históricas puedan proporcionar al científico “reglas prácticas útiles”. Sin
embargo, no estaría de acuerdo en que el filósofo deba analizar las características
estructurales típicas de las situaciones problemáticas históricas. Como él señala, “… estos
episodios deben ser abordados con el amor de un novelista por el detalle… más que con los
instrumentos crudos y absolutamente inadecuados del lógico” (Contra el método, pág. 19)
firme”. (Convendría señalar ahora mismo que nadie ha proporcionado una teoría
realmente buena de la base empírica de la Ciencia –y, naturalmente-, no puede
esperarse que Popper solucione todos los problemas de un plumazo).

Aunque el planteamiento falsacionista de Popper y el confirmacionista de Lakatos 3


podrían parecer terminantemente incompatibles, tenemos que estudiar

-228-

con atención dónde están, exactamente, los desacuerdos. Pudiera ser que se
estuvieran refiriendo a dos situaciones problemáticas diferentes, o sea, que Popper
está diciendo (aproximadamente) “en la situación P1 séase falsacionista” mientras
Lakatos está diciendo “en la situación P2 cuentan sólo las confirmaciones”.

Si ocurriera eso, su único desacuerdo podría estar en si P1 o P2 son las situaciones


problemáticas más típicamente científicas. Aunque esta interpretación tiene una
cierta plausibilidad (recuérdese que Popper en “La miseria del Historicismo” dice
que, aunque los puntos de vista interpretativos según los que se escriben las
historias no pueden ser falsados, pueden, sin embargo, ser “distinguidos por su
fertilidad –un aspecto de cierta importancia-“ (Pág. 151)), creo que el conflicto es
mucho más profundo4.

Es también importante advertir que, aparte de las máximas muy generales, como
las de “fomenta la crítica” o “no falsees tus resultados de laboratorio”, los consejos
metodológicos dependerán siempre de los detalles de la situación científica
concreta. A veces, puede ser apropiado proteger el núcleo de nuestra teoría
científica de la refutación, pero una buena teoría de la metodología debería
especificar, exactamente, cuándo esta estrategia es buena.

Comencemos ya a construir una teoría adecuada de la investigación científica,


enfrentándonos a dos problemas metodológicos importantes que se discuten en los
artículos programáticos de la LSE, a saber, el problema de Duhem y el problema
del carácter ad hoc.

2. El problema de Duhem resuelto

El problema de Duhem surge cuando una predicción de un sistema científico no


armoniza con la experiencia. Echando mano de la distinción usual entre teoría (T) e

3
Lakatos tiene un punto de vista muy curioso de la confirmación, ya que fallos en la
predicción no entran en absoluto en su valoración de los programas de investigación. La
mayor parte de los filósofos que trabajan en la teoría de la confirmación se horrorizarían de
esa política polyanniana.
4
Para un análisis de las relaciones entre la teoría del método científico de Popper y la de
Lakatos, véase el apéndice “Popper, Lakatos y la demarcación”.
hipótesis auxiliares (A), puede expresarse así: supóngase que T . A implican e, pero
la experiencia parece decir ~e. ¿Qué deberíamos hacer?

Hay una variedad de respuestas posibles y pueden encontrarse ejemplos de cada


una en la Historia de la Ciencia:

1) Puede dudarse de la deducción, mostrando que e no se sigue, de hecho, de T . A.

2) Se puede mostrar que el experimento, que persigue mostrar ~e, es de poca


confianza.

3) Se puede rechazar A.

4) Se puede rechazar T.

Esta lista no es ni exhaustiva, ni exclusiva. Pero simplifiquemos a discusión


considerando un caso especial en el que hay buenas razones para no adoptar las
respuestas 1) y 2), o cualquiera de los pasos no incluidos en la lista (como ignorar la
contradicción o diferir el juicio). El problema puede enunciarse ahora de una

-229-

forma muy simple: en el caso de un fallo de predicción, ¿cuándo resulta refutada la


teoría misma (frente a las hipótesis auxiliares)?

Voy a describir dos problemas de Duhem a los que Mendeleyev se enfrentó y la


respuesta que dio a cada uno de ellos. Primeramente, preguntaremos qué consejo
habrían dado Popper, Kuhn y Lakatos a Mendeleyev e intentaremos determinar la
bondad de esos consejos. Y, al final, sugeriré un tratamiento filosóficamente más
apropiado del problema de Duhem.

2.1. Las situaciones problemáticas de Mendeleyev

Mendeleyev y sus contemporáneos creían que la Tabla Periódica era más que un
mero sistema de clasificación conveniente. Además, se basaba en lo que
Mendeleyev llamó la Ley periódica y que resumía así:

“…si todos los elementos se colocan en el orden de sus pesos atómicos, se obtiene
una repetición periódica de propiedades” (Principles of Chemistry, vol. II, pág. 17).

Es bien sabido que la Ley periódica de Mendeleyev proporcionó una buena dosis de
orden en los datos químicos existentes y también que tuvo muchos éxitos
predictivos de vital importancia. No sólo se descubrieron inmediatamente los “tres
elementos ausentes”, que se necesitaban para llenar los huecos de la tabla, sino que
se averiguó también que sus pesos atómicos y la gravedad específica, calor
específico, volumen molecular, punto de evaporación, etc., de sus compuestos
tenían, casi exactamente, los valores que Mendeleyev había predicho. Usó también
la Ley periódica para sugerir correcciones en los valores aceptados para los pesos
atómicos del titanio, osmio y platino y las valencias adscritas al berilio, uranio e
indio. Y estas averiguaciones, basadas en la teoría, fueron confirmadas
independientemente.

Pero hubo también dos áreas de anomalías persistentes. Primera, el problema de


los pares invertidos. Debido a su valencia y a otras propiedades físicas y químicas
quedó claro que el yodo debería estar colocado después del telurio y antes del
xenón. Sin embargo, este orden no correspondía con el ofrecido por los mejores
datos disponibles sobre el peso atómico. Había tres de esas inversiones en la Tabla.

Segundo, existía el problema de colocar las tierras raras. La Tabla de Mendeleyev


sólo tenía espacio para dos elementos entre el bario (II) y el tantalio (V). (El hafnio
(IV) no fue descubierto hasta 1923). Sin embargo, ya en 1903 (la fecha de la
séptima edición de su libro de texto) se habían descubierto once elementos, todos
con valencia III y pesos atómicos intermedios entre los del bario y el tantalio.

Las reacciones de Mendeleyev antes estos dos conjuntos de fallos predictivos


fueron explícitas y sin ambigüedades. Consideró a los pares invertidos como
anomalías; cuando sus pesos atómicos se determinasen correctamente, se
colocarían tranquilamente en su lugar. Así pues, en su texto no sólo puso los
elementos en el orden requerido por sus propiedades químicas, sino que estableció
una lista de valores teóricos de sus pesos atómicos para hacerlos conformes a su
Ley. (Los mejo-

-230-

res valores experimentales disponibles que no coinciden son relegados a una


nota)5.
5
Es interesante mirar algunas de las cantidades implicadas. La discrepancia más grande
entre la teoría y el descubrimiento se da en el caso del argón.
He aquí el gráfico (teórico) de valores:

CI(VII):35,45
A(O):38*
K(I):39,1
*Valor experimental: 39,19
He aquí el cuadro de los mejores datos experimentales disponibles:

Te(VI) I(VII)
127,4 (Steiner) 126, 96 (Stas)
127, 9 (Metzner) 126, 98 (Ladenburg)
(Datos tomados de los Principios, vol. 1, pág. XVII)
Su postura ante las tierras-raras es precisamente la opuesta. En la introducción a
su libro escribe que “… esta parte del Sistema periódico está, en cierta forma,
interrumpida…” (Principles of Chemistry, vol. I, pág. XVII). Soddy escribió más
tarde que estaba de acuerdo con el juicio de Mendeleyev y afirmó que las tierras-
raras constituían “… una clara contradicción del principio químico de la Ley
periódica…” (Isotopes, pág. 2).

Quiero recalcar que en ambos casos, en el de los pares invertidos y en el de las


tierras-raras, las predicciones hechas usando la Ley periódica no armonizaban con
el experimento. Sin embargo, en uno de los casos, en el de los pares invertidos,
Mendeleyev se defiende descaradamente –la Ley periódica es válida; alguna otra
cosa en alguna parte está mal. Pero en el caso de las tierras-raras, Mendeleyev
admite que su ley está refutada.

El historiador de la Ciencia tiene que preguntar ¿por qué Mendeleyev respondió de


forma diferente a estos dos casos aparentemente similares?” El filósofo de la
Ciencia tiene que preguntar: “¿Debería Mendeleyev haber respondido de forma
distinta a estos dos casos de fallos predictivos?”. Por ejemplo, debería determinarse
si los experimentos de los pares invertidos refutan también la Ley periódica.

Advertimos, inmediatamente, que la lógica deductiva por sí sola no fuerza a


Mendeleyev a considerar refutada su teoría en ninguno de los dos casos. Estamos
ante una situación duhemniana típica, en la que las suposiciones auxiliares están
implicadas en la deducción de las predicciones experimentales de la teoría.
Veamos, precisamente, algunas de las típicas hipótesis auxiliares que Mendeleyev
tuvo que utilizar.

En el experimento del telurio-yodo, los datos experimentales reproducibles sobre el


yodo se basaban en las medidas de la densidad del vapor de un gas rojizo-marrón,
preparado de una forma específica. Así, si se considera verdadero el informe
experimental de que tal gas tiene una densidad de vapor correspondiente a un peso
atómico de 126,97 ╧ 0,01, habría que negar la suposición auxiliar de que el gas
rojizo-marrón sea yodo puro. De hecho, Mendeleyev supuso que, puesto que el
vapor era secado sobre cloruro cálcico, quizá parte del yodo era reemplazado por
cloro más ligero (Principles, vol. I, pág. XVIII).

-231-

Por tanto, se puede salvar la Ley periódica de las refutación desestimando

A1: el vapor rojo-marrón es puro yodo

y reemplazándolo con
A1’: el vapor rojo-marrón es yodo más cloro.

Mendeleyev sigue esta estrategia al enfrentarse a todas las discrepancias de los


pares invertidos. Pone en duda suposiciones auxiliares muy secundarias sobre la
fiabilidad de los métodos experimentales usados y añade sugerencias concretas
para mejorarlas. Estas conjeturas no son solamente contrastables (se puede
averiguar si el yodo reemplaza al cloro en CaCl2), sino también, en muchos casos,
bastante plausibles (los métodos de densidad de vapor SON menos precisos que las
técnicas gravimétricas)6

La lógica de la situación es esta. Sea ~e el informe de laboratorio y T la Ley


periódica. Entonces, T . A son inconsistentes con ~e, pero T . A’ no lo son.

El caso de las tierras-raras tiene una estructura lógica similar. Las contradicciones
surgen solamente si suponemos:

A2: los once elementos de las tierras-raras pertenecen a la misma hilera horizontal
del sistema periódico.

Pero se podría salvar la Ley periódica postulando:

A2’: hay diez hileras horizontales que faltan en la Tabla periódica, de tal manera
que las tierras-raras forman una familia vertical de valencia III, en vez de una serie
horizontal.

Tal conjetura sería bastante contrastable –predice, por ejemplo, que debería haber
diez nuevos elementos pesados en la familia del bario-. Además, incluso se apoya
en un precedente, pues el descubrimiento de los gases inertes, comenzado en 1894,
ya había exigido la introducción de toda una nueva columna vertical en la Tabla.
Además, en una conferencia pública, Mendeleyev había especulado que podría
existir una serie horizontal de elementos que fueran más ligeros que el hidrógeno.
(Pensaba que el éter y la luz podrían ser elementos.)

Sin embargo, en este caso Mendeleyev NO echó la culpa a las hipótesis auxiliares 7.
¿Actuó correctamente al hacerlo así? ¿Puede explicar por qué cualquier teoría
existente de la investigación científica?
6
No quisiera sostener que Mendeleyev fue completamente razonable en su análisis del
problema de los pares invertidos. Para una explicación detallada de su reacción y de la
forma en que cambió a lo largo del tiempo, véase la tesis doctoral de Russell Smith, en
prensa en la Universidad de Londres (Chelsea College). Mi objetivo principal en esta
sección es ilustrar, con ejemplos históricos más o menos buenos, dos respuestas diferentes
al problema duhemniano y no valorar la racionalidad de Mendeleyev.
7
Otra posibilidad habría sido haber extendido el grupo III en la forma en que el grupo VIII
fue dilatado para acomodar al hierro, cobalto y níquel. Al principio Mendeleyev no
consideró tales posibilidades. Véase, una vez más, a Russell Smith para los detalles.
2.2. La solución de Popper al problema de Duhem

¿Qué dice la teoría de la metodología de Popper sobre el problema de Duhem?


Primeramente, su teoría prohíbe explícitamente cualquier clase de decisión
protectora que meta a una teoría T dentro de un “núcleo firme”:

-232-

“…se afirma una regla suprema que dice que las demás reglas del proceder
científico tienen que estar diseñadas de tal forma que no protejan a un enunciado
cualquiera de la Ciencia contra la falsación” (Log.Inv.Cient., pág. 57).

En segundo lugar, creo que está implícito en su teoría de la contrastación rigurosa


(Conjet. y Refut., pág. 241)que deberíamos esforzarnos por diseñar contrastaciones
en las que las hipótesis auxiliares usadas sea tan aproblemáticas que, en el caso de
un fallo de predicción, podamos, de hecho, echar la culpa a T misma (véase, Conjet.
y Refut., pág. 112).

En tercer lugar, su teoría dice que cualquiera que sea la afirmación del sistema
rechazada (es decir, T o A, o ambas), debería ser reemplazada por una T’ o A’ tal
que el nuevo sistema no tenga menos contenido empírico contrastable que el viejo
(Log. Inv. Cient., pág. 83).

En resumen, creo que el consejo de Popper a Mendeleyev sería de este tipo: “dados
estos fallos predictivos, reemplace o T o A con una alternativa que, al menos, sea
igualmente contrastable. No obstante, mi metodología no puede darle a Vd. ningún
consejo, sea el que sea, sobre cuál reemplazar”.

Algunas de las anotaciones de Popper sobre la corroboración indican que le


gustaría decir algo más que eso. Por ejemplo, en la discusión de su famoso “tercer
requisito”, dice: “me parece bastante claro que, solamente a través de estos éxitos
temporales de nuestras teorías, podemos tener éxito razonable en atribuir nuestras
refutaciones a partes concretas del laberinto teórico. (Nosotros, de hecho, tenemos
éxito en esto –hecho que tiene que resultar inexplicable para quien adopte los
planteamientos de Duhem y Quine en el tema-.) Una secuencia ininterrumpida de
teorías refutadas nos dejaría desconcertados y desamparados: no tendríamos
ninguna clave sobre las partes de una de esas teorías –o de nuestro conocimiento
básico- a las que atribuir, conjeturalmente, el fracaso de esa teoría” (Conjet y
Refut., pág. 243-44).
Sin embargo, Popper no incorporó nunca, explícitamente, este planteamiento sobre
la corroboración en su metodología. Ni revisó tampoco su teoría de la metodología
a la luz de su teoría del acercamiento a la verdad o verosimilitud 8.

-233-

Sin embargo, si se hiciera así, es claro que, aun en el caso de que se tenga que
concluir, dado el estatuto epistemológico de A y ~e, que T era falsa, eso no
implicaría que tengamos que dejar de explorar la verdad del contenido de T.

El consejo de Popper, según lo he formulado anteriormente, es bastante razonable


–hasta donde alcanza-. Reemplazando partes viejas de un sistema con otras
nuevas, que son por lo menos tan contrastables como las viejas, aseguramos que no
perdemos terreno en nuestra búsqueda de teorías explicativas de conjunto. (Así,
Popper, excluye la maniobra de restringir el dominio de aplicabilidad de la Ley
periódica.) Pero esto nos deja sin posibilidad de explicar por qué fue racional
Mendeleyev al echar la culpa a A, en el primer caso, y a T en el segundo. Eso
tampoco explica los rasgos periódicos de estabilidad teórica de la Ciencia. (¿Por
qué no deberían dudar los científicos al cincuenta por cuento de T y de A –en cada
caso?)

2.3. La solución de Kuhn

8
Personalmente, creo que podría conseguirse un gran progreso revisando la teoría de la
metodología de Popper, de forma que el fin de la Ciencia fueran teorías de verosimilitud
siempre creciente, en vez de más simples en su verdad. Watkins (véase este libro, pág. 48)
ha señalado que ha habido críticas devastadoras recientes a la definición formal de
verosimilitud de Popper. Sin embargo, ninguna de estas críticas desacredita la
significación de la idea intuitiva de acercamiento a la verdad.
He aquí indicaciones sobre algunos de los cambios que podrían hacerse, si tuviéramos que
incorporar la idea de verosimilitud a la metodología:
1) No necesitaríamos decir, como Popper lo hace en Conjeturas y Refutaciones, pág. 113,
que la aplicación de teorías refutadas a problemas predictivos es caer en el
instrumentalismo. Más bien, podemos decir que una teoría refutada con verosimilitud alta
proporciona una explicación parcial del fenómeno, o simuló una explicación verdadera
simulada en algún grado (obviamente los detalles de esta postura necesitan elaboración).
2) Popper ha argumentado durante largo tiempo que la probabilidad de cualquier teoría
universal sea verdadera es igual a cero. Sin embargo, podríamos argüir también que la
probabilidad de que una teoría universal tenga grado positivo de verosimilitud no necesita
ser cero, incluso concediendo todas las suposiciones de Popper.
3) Una buena teoría de la estimación del grado de verosimilitud de una teoría sería de gran
valor para los filósofos de la Ciencia de cualquier escuela. Dar a las leyes de Newton y a la
teoría de la tierra plana el mismo grado de confirmación o corroboración porque las dos
están refutadas, no es muy satisfactorio.
Consideremos brevemente la teoría de Kuhn, ya que es la precursora de la MPIC de
Lakatos. Según el planteamiento de Kuhn, a la vista de los fallos en las
predicciones, los científicos se aferran (y presumiblemente, deben aferrarse) a sus
teorías centrales o paradigmas, hasta que se formen un número muy alto de
anomalías realmente reacias y se produzca, entonces, una crisis de la que emergerá
un nuevo paradigma. Por tanto, si se han descubierto los datos de las tierras-raras,
entonces Mendeleyev no las consideraría (y no debería considerarlas) como
refutaciones. Más bien, la gota que colmaba el vaso habrían sido los últimos datos
sobre los pares invertidos.

Hay algo vagamente convincente y plausible en el planteamiento de Kuhn –


especialmente su opinión de que las teorías no se evalúan únicamente con respecto
a experimentos individuales aislados, sino al conjunto de sus realizaciones-. Esto
explica también el hecho de que haya grandes periodos de Ciencia Normal. Pero a
una le gustaría ver una versión epistemológica más vigorosa y firme de esta tesis. Si
pudiéramos dejar de hablar de “acumulación de anomalías” y “crisis” para hablar
de “contra-evidencia” o “buenas razones para dudar” nos sentiríamos más felices,
pero Kuhn no lo hace así. Espero que mi propio planteamiento recoja algo de eso a
lo que él se refería.

2.4. La solución de Lakatos

¿Qué dice la MPIC de Lakatos sobre el problema de Duhem?

Primero, si T es el núcleo firme de un programa de investigación, deberíamos


conservar siempre a T y reemplazar A. (Esta decisión es independiente de la
cantidad de hechos que hay a favor o en contra de A o de T. La decisión de meter a
T en el núcleo firme parece ser una decisión de pura obligación existencial –por lo
menos Lakatos no explica los factores que podrían influir en eso.)

-234-

Lakatos pone dos restricciones a A’ si quiere sustituir a A. Las hipótesis auxiliares


tienen que revisarse de una manera que no disminuya su contenido (en este punto
Lakatos sigue a Popper). Además, las nuevas hipótesis auxiliares deben ser
generadas por la heurística positiva de un programa de investigación. Si no,
cualquier éxito predictivo, producido por el nuevo sistema (T . A’), se considerará
ad hoc.

Lakatos nunca dejó muy clara la relación entre la heurística positiva y la serie de
auxiliares. Urbach, en la elaboración de la MPIC de Lakatos (véase este libro, pág.
107), dice que una heurística positiva realmente buena es aquella que es resistente
frente a una acumulación de anomalías 9. Sin embargo, a no ser que se establezcan
requisitos suficientemente rigurosos para la heurística positiva, los lakatosianos se
verán forzados a decir que la teoría de Velikovsky, la Astrología y el
Fundamentalismo bíblico son programas de investigación progresivos porque cada
uno de ellos tiene cierto plan vago para hacer frente a las anomalías.

Pero dejemos estos problemas de articulación de la MPIC para preguntarnos qué


valoración hace la teoría de Lakatos del problema de Mendeleyev. En terminología
lakatosiana, la Ley periódica es parte del núcleo firme del programa de Mendeleyev
y deberíamos protegerla de la refutación, mientras el sistema tenga cualquier éxito
predictivo. (El número de fallos no hace el caso.) Por tanto, Mendeleyev acertó al
no permitir que los pares invertidos la tumbaran, pero debería haber resistido
también con firmeza frente a las tierras-raras. Puesto que existía ya una historia
amplia de rescates de la Tabla periódica de la refutación, por medio de la
corrección de los datos del peso atómico y por la adición de nuevas hileras o
columnas, podríamos considerar esas estratagemas como constitutivas de una
heurística positiva (aunque bastante débil).

La metodología de Lakatos le da al científico consejos bastante explícitos, pero es


todavía incompleta, puesto que no ofrece una fundamentación para la decisión
metodológica de incluir determinadas partes de un sistema en el núcleo firme. Está
equivocado al decir que sólo las predicciones acertadas (no las fracasadas) son
pertinentes para la evaluación de una teoría. Subrayar la potencia heurística de un
programa de investigación como factor de su valoración es sin duda correcto, pero
necesitamos una explicación más detallada.

-235-

2.5. Un planteamiento de decisión teórica


9
En esto creo que la posición de Urbach es, como dice la crítica de Tony Benn, “la
oposición misma a la verdad”. Como Post ha señalado, en su trabajo pionero sobre la
heurística (1971), una buena heurística debería guiar la construcción de la teoría,
excluyendo tentativamente ciertas teorías lógicamente posibles. (Por ejemplo, la heurística
de Post contraindicaría nuevas teorías que no estén en correspondencia con la parte bien
confirmada de las antiguas.)
Lo que idealmente desearíamos es una heurística que se aplique a un amplio dominio de
situaciones (es decir, que sea general en el sentido de Popper), pero que ofrezca
restricciones precisas sobre la clase de teoría a construir en cada situación. Una heurística
que no ponga limitaciones a las teorías nuevas no es utilizable. Hay una diferencia
importante entre heurísticas para la construcción de teorías nuevas (o núcleos firmes, si lo
prefieren) y heurísticas que son utilizadas para la invención de nuevos conjuntos de
hipótesis auxiliares, condiciones iniciales más seguras, etc. Casi todos los ejemplos de
Lakatos hacen referencia a este último caso más simple. Post, por otra parte, discute el tipo
de heurística más heroico.
Ninguna de las teorías filosóficas anteriores proporciona un análisis satisfactorio
del comportamiento de Mendeleyev. Como un paso previo a la proposición de un
planteamiento mejor, presentemos, en la forma más concreta y simple que sea
posible, las opciones que hay frente a cada una de las situaciones problemáticas de
Mendeleyev.

a) Dados los datos sobre los pares invertidos, Mendeleyev podría:

Opción ≠1: mantener A1 (“es vapor es yodo puro”) y rechazar T (“la ley periódica”)

o bien,

Opción ≠2: mantener T, rechazar A1 e introducir A1’ (“el vapor contiene también
cloro”).

(Estoy suponiendo que no había en aquel momento ninguna alternativa disponible


para T y que A1’ era la única hipótesis auxiliar seria a considerar.) Inventar la
opción ≠1 no es deseable porque exigiría el difícil trabajo de intentar inventar un
sustituto de T. Sería una vergüenza realizar ese proceso, existiendo cualquier
oportunidad decente de que T pueda ser, de hecho, cierta y de que haya tenido, de
hecho, un número grande de aciertos empíricos.

La opción ≠2 es más deseable porque comprobar la pureza de los materiales es


generalmente un asunto bastante fácil y rudimentario. Además, y aunque no
tenemos todavía ningún dato directo de que el yodo está en estado impuro, esta
conjetura tiene una cierta plausibilidad a priori, dada la experiencia anterior
respecto a la dificultad de purificar cuerpos químicos, especialmente gases. En
resumen, la opción ≠2 es sin duda la adecuada.

b) Respecto al caso de las tierras-raras, nuestras opciones son las siguientes:

Opción ≠1: conservar A2 (“las tierras-raras forman una serie”) y rechazar T.

Opción ≠2: conservar T, rechazar A2 e introducir A2’ (“hay diez series adicionales”)

Evaluando las opciones de esta situación, vemos que A2’ es una conjetura mucho
más interesante de explorar que la de A1’. La oportunidad de encontrar docenas de
nuevos elementos es mucho más excitante que la encontrar impurezas en el yodo.
Este factor nos inclinaría por la opción 2.

Sin embargo, existe ya una buena cantidad de datos indirectos que hacen la
conjetura A2’ muy plausible. ¿Cómo puede ser que más de un centenar de
elementos, postulados entre el bario y el tantalio, hayan escapado a su detección?
Por tanto, si las diez tierras-raras extra pertenecen a la misma vertical, ¿por qué sus
pesos atómicos están mucho más cercanos unos a otros que en los miembros de
otras familias?

-236-

Dada la ausencia de cualquier hipótesis auxiliar alternativa plausible, en este caso


la única cosa razonable que se puede hacer es concluir que la Ley periódica misma
necesita revisión –y eso, naturalmente, fue lo que Mendeleyev mismo precisamente
hizo.

Probablemente es bastante obvio que la estructura que subyace a mi análisis,


bastante informal, sobre las dos situaciones problemáticas de Mendeleyev es una
estructura de decisión teórica10. Lo que nosotros hemos hecho es plantear las
posibles opciones e intentar luego estimar la utilidad científica de cada una. Por
tanto, a cada opción le hemos planeado dos preguntas:

1) ¿En qué grado sería científicamente deseable su resultado, si fuera acertado?

2) ¿Qué probabilidad tiene esta opción de ser acertada?

Expresándolo más precisamente, las dos valoraciones básicas, que hemos intentado
hacer, son éstas:

1) ¿En qué medida sería X interesante, informativa o explicativa si fuera verdadera?

2) ¿Cuál es la probabilidad de que X sea verdadera?

Creo que la mayor parte de las teorías sobre la investigación científica que han
propuesto hasta ahora los filósofos de la Ciencia, o bien han mezclado estas dos
valoraciones, o bien han ignorado una de ellas. Los planteamientos inductivistas
tradicionales han indicado que el factor decisivo es la probabilidad de que una
teoría sea verdadera; esto nos llevaría a una metodología muy cauta y creo que
estéril (por ejemplo, incluiría excluir precisamente los pares invertidos y las tierras-
raras del dominio de la Ley periódica).

Una de las grandes contribuciones de Popper fue resaltar la importancia de la


primera valoración. En la ciencia deseamos teorías interesantes y altamente
informativas, y estamos dispuestos a sacrificar la certeza con tal de obtenerlas. Por
tanto, Popper tiene bastante razón al subrayar la importancia de las valoraciones
del contenido empírico de los enunciados, a fin de tomar una decisión científica. Y
la noción de potencia heurística de Lakatos es una añadidura importante a nuestra
teoría de cómo comparar la deseabilidad de los sistemas científicos. Sin embargo,
creo que Popper fue demasiado lejos al negar cualquier papel a las consideraciones
Yo apliqué, por primera vez, el planteamiento de decisión teórica a los problemas
10

metodológicos en mi (1973). La presente explicación supera a ese trabajo.


de plausibilidad11. Ciertamente, todos los intentos hechos hasta ahora por dar una
explicación cuantitativa de la probabilidad o plausibilidad de una teoría científica
no han sido satisfactorios, pero tampoco tenemos una buena explicación
cuantitativa de la utilidad, interés o contenido de una de las teorías científicas.

-237-

Sin duda, el planteamiento más prudente, especialmente si queremos entender las


decisiones que se han seguido y que se deberían seguir en la práctica científica real,
es admitir que tanto las evaluaciones del contenido como las evaluaciones de la
plausibilidad son importantes y que hemos de hacer frente a ambas lo mejor que
podamos. Ahora haré algunos comentarios respecto a cada una.

2.6. Las evaluaciones de la plausibilidad

En nuestro análisis de las situaciones problemáticas de Mendeleyev encontramos


necesario hacer una afirmación sobre el grado relativo en el que el fallo de la
predicción afecta a T o a A. al hacer nuestro juicio informal sobre esta cuestión,
pareció pertinente comparar las plausibilidades de cada una de las hipótesis
auxiliares A y A’. Demos ahora una explicación más precisa de la estructura de
estas valoraciones, usando la fórmula de Bayes 12.

Nuestra pregunta fundamental puede presentarse simplemente de la siguiente


forma: si T y A implican e ¿bajo qué circunstancia ~e disconfirma a T? La respuesta
viene dada directamente por la fórmula de Bayes:

11
Popper pensaba que la probabilidad de cualquier enunciado X estaba en relación inversa
con su contenido. Si esto fuera así, entonces el producto de la probabilidad de X y del
contenido (utilidad) de X sería el mismo para cualquier X y la utilidad de cualquier opción
sería la misma. Sin embargo, podríamos ser capaces de encontrar otras medidas para la
plausibilidad y/o la utilidad de los enunciados científicos.
12
Intento usar el cálculo de probabilidades como un medio de dar una explicación precisa
de la estructura de nuestra representación sobre la plausibilidad. No puedo aquí discutir la
cuestión fundamental de dónde vienen los valores. Simpatizo con la teoría de Salmon
(1966), en la cual se usan frecuencias empíricas basadas en nuestra experiencia científica
pasada con ciertos tipos de hipótesis. Por ejemplo, basándonos en nuestra experiencia
pasada con gases puros, podemos hacer alguna estimación sobre qué probabilidades hay
de que el vapor de yodo sea impuro. Estimar la probabilidad de que la Ley Periódica sea
verdadera es mucho más difícil. Pero si nos preguntamos, sobre la base de los datos, por la
probabilidad de que la ley tenga un alto grado de verosimilitud, entonces este problema
puede llegar a hacerse tratable. Aquellos, que todavía tengan escrúpulos para hablar de la
“probabilidad” de una teoría científica, podrían interpretar todas mis fórmulas en términos
de “problematicidad”; es decir p (A) es alta si y sólo si A no es problemática.
p ( T ) × p ( e ,T )
p(T , e )=
p ( e)

Por tanto, p (T, ~e) > p (T), si y sólo si p (~e, T) < p(~e).

Es decir, ~e no confirma a T si y sólo si ~e es menos probable, dado T, de lo que es


en ausencia de cualquier afirmación sobre T.

Se hace más claro cómo aplicar esta fórmula a casos reales, si extendemos el primer
término usando la fórmula de la probabilidad total:

p (~e, T) = p(A) × p (~,T . A) + p (~A) × p (~e, T . ~A).

-238-

Puesto que T . A implica e, el término subrayado es igual a cero. Así la condición


necesaria y suficiente para que ~e no confirme a T (que llamo R) puede formularse
de la forma siguiente:

R: p (~A) × p (~e, T . ~A) < p (~e).

¿Qué significa intuitivamente R? ¿Cómo aplicarla a los casos reales? Para dar una
respuesta completa, necesitaríamos desarrollar p (~e). Pero, para aclarar la
discusión anterior, podemos usar incluso, esta forma breve de R.

Si todos los demás factores no varían, R tiende a cumplirse cuando cada uno de los
factores del miembro izquierdo de la desigualdad es pequeño.

p(~A) es pequeño precisamente cuando el grado de confirmación de A, antes de


que se hay hecho el experimento, es alto. Esto corresponde, exactamente, a la clase
de situación que se subraya en la explicación de Popper y, por eso, llamaré a p(~A)
el factor P.

p(~e, T . ~A) es pequeño precisamente cuando es muy improbable que las


alternativas a A den, cuando se combinan con T, la predicción correcta ~e. Esto
corresponde, exactamente, al caso lakatosiano de degeneración, en la que la
heurística, que genera alternativas a A, se aproxima al agotamiento; por eso,
llamaré a p(~e, T. ~A) el factor L.

La no confirmación de T es más grande cuando son bajos tanto el factor P como el


factor L. Recordemos los ejemplos de Mendeleyev. En los casos de los pares
invertidos, el factor L era alto –había una amplia variedad de hipótesis
alternativas, que podían explicar los resultados experimentales-. Además, el factor
P era alto porque esas alternativas eran bastante plausibles.
Sin embargo, en el caso de las tierras-raras, el factor L era más bajo –existían
muchas más dificultades para producir alternativas auxiliares que salvasen la
teoría-. Y el factor P era muy bajo porque todas las salidas imaginables eran,
ciertamente, inverosímiles.

Tenemos ya una respuesta de cuándo ~e disconfirma a T, pero, como se ha visto en


nuestro análisis informal, tomar la decisión científica implica no sólo valores de
probabilidad, sino también afirmaciones de la deseabilidad científica relativa de
varias opciones. Tenemos que preguntar ahora cuáles son ésas.

2.7. Valoración del interés científico de los enunciados

Si tengo razón al decir que tomar una decisión científica nos obliga a preguntar no
sólo en qué grado es probable que una hipótesis concreta sea verdadera, sino
también en qué medida sería interesante si fuera verdadera, entonces hace falta
una buena teoría de la evaluación del interés científico potencial de varios
enunciados. Por desgracia, estos problemas parecen más difíciles incluso que los
referentes a la teoría de la confirmación. Veamos, de todas formas y aunque sea
brevemente, algunos de los factores implicados.

-239-

La noción de contenido empírico de Popper desempeña, ciertamente, una función


importante en nuestra estimación del interés de una teoría. Deberíamos añadir
también el desiderátum de Hempel de nomicidad –queremos que nuestras teorías
tengan poder explicativo-. Evaluamos las teorías rivales en términos de sus
simplicidad y profundidad, nociones que parecen resistirse a una explicación pero
que, sin embargo, forman parte de nuestras estimaciones intuitivas. Y preferimos
teorías que estén incorporadas a programas de investigación metafísicamente
atractivos y sistemas que sean heurísticamente potentes. Introduciendo
consideraciones de utilidad de un tipo bastante distinto, podemos interesarnos por
los beneficios prácticos potenciales de una teoría o, ¡incluso en los costes de su
contrastación.

Contenido, nomicidad, simplicidad, profundidad, poder heurístico; aunque


tuviéramos una explicación clara de cada uno de estos desiderata, tendríamos que
enfrentarnos todavía al problema de juntar estos valores positivos. Supongamos
que X tiene más contenido que Y, pero que la potencia heurística de Y es más
grande ¿cuál de ellas, X o Y, es de mayor interés científico?

Creo que precisamente en este punto es donde se dan las divisiones más grandes en
la comunidad científica. Algunos optarán por teorías precisas de un buen nivel
medio que puedan ser contrastadas inmediatamente. Otros preferirán trabajar en
teorías de nivel más alto y más vagas, que tal vez puedan ofrecer explicaciones
profundas y amplias pero que serán, de momento, difícilmente contrastables.
Probablemente sea bueno que la comunidad científica siga una estrategia mixta en
tales casos y estimule investigaciones hechas por científicos cuya valoración del
interés científico de las hipótesis varía ampliamente. En el pasado, cuando la mayor
parte de la investigación la realizaban caballeros relativamente aislados (y bastante
excéntricos), esa diversidad surgía espontáneamente. En la atmósfera actual de
investigación en equipo y de formación postgraduada rígida y bastante
estructurada, y con fondos centralizados, puede hacerse más necesario
proporcionar mecanismos institucionales que no faciliten el consenso y la
uniformidad excesivas entre los científicos.

La moraleja, creo, es clara: los filósofos deberían tratar de inventar un método


racional con el que unificar los componentes variados de la comunidad científica.
Pero, mientras tanto, los científicos deberían obrar de acuerdo con sus juicios
individuales sobre el valor científico, y los que financian la investigación no
deberían sorprenderse ni desanimarse por esta diversidad de opiniones.

2.8. Consideraciones finales sobre el problema de Duhem

Hay muchas variantes del problema de Duhem pero a la que se enfrentó


Mendeleyev es la clásica. Se comienza con T y A. (Llamémoslo el sistema S.) Frente
a una predicción fallida, caben dos opciones principales: o dar por refutada la
teoría y pasarse a un sistema teórico especialmente débil ~T y A (llamémoslo
sistema s), o modificar el sistema introduciendo una nueva suposición auxiliar
(llamemos a T y A’ el sistema S’).

Ya he argumentado que el científico compara s y S’ en dos dimensiones prin-

-240-

cipales. Primera, ella o él debe preguntar por el interés científico de s y S’. ¿Vale la
pena investigar ambas? En el caso clásico, s es siempre de menor interés que S’. Las
negaciones de ambas teorías son, generalmente, bastante poco informativas y
tienen un poder explicativo potencial bajo. Y por lo tanto, atendiendo sólo a
razones de interés, los científicos estarán bastante inclinados a conservar la teoría y
a modificar las hipótesis auxiliares.

Pero hay una segunda dimensión en la comparación. ¿Qué sistema será más
probablemente verdadero (o tendrá un alto grado de verosimilitud)? Como hemos
visto en el caso de Mendeleyev, a veces las hipótesis auxiliares disponibles son tan
claramente poco plausibles (y los datos acumulados contra T tan devastadores) que
la probabilidad de S’ llega a ser tan baja como para pesar más de su alto grado de
interés.
Los científicos buscan sistemas teóricos tanto interesantes (es decir, profundos,
explicativos, informativos y simples) como verdaderos. Pero en el proceso de su
investigación se ven a veces forzados temporalmente a cambiar el interés por la
verdad y viceversa. En un programa de investigación equilibrado ningún factor
será el primordial en todas las situaciones.

3. Disolución del problema del carácter ad hoc de Lakatos

Volvamos ahora brevemente al problema del carácter ad hoc. Los científicos usan
el término ad hoc en una multitud de sentidos. Una teoría puede ser considerara
ad hoc porque es antiestética y chapucera, porque es arbitraria y sin interés, o
porque es extraordinariamente poco plausible 13. No es sorprendente, por
consiguiente, que el análisis filosófico del uso científico ordinario acabe en una
multitud de explicata. Concentrémonos en una clase muy particular del carácter ad
hoc, la discutida por Zahar y Worrall.

La discusión del carácter ad hoc surgió dentro de la MPIC en conexión con el


problema de la novedad. Uno de los criterios de Lakatos para un programa de
investigación progresivo era el producir predicciones nuevas acertadas. Sin
embargo, este requisito tuvo la consecuencia desafortunada de que lo que parecía
ser una cuestión puramente lógica y epistemológica se convertía en un asunto
dependiente de las contingencias de la Historia. Por tanto, Zahar corrigió el criterio
reemplazando el requisito de simple novedad histórica con el de carácter no ad
hoc (de una clase muy especial).

Los lakatosianos dicen ahora que un programa de investigación es progresivo


empíricamente cuando sus teorías hacen predicciones acertadas sobre hechos que
no se “usaron en la construcción de la teoría” (véase ese libro, pág. 55). Así pues, y
según Worrall, si e ha sido usada en la construcción de algún sistema S (construido
por una teoría y suposiciones auxiliares), e no apoya a S, aunque S

-241-

implique a e. Zahar (véase este libro, pág. 80) presenta la afirmación más estricta
de que, en tal caso, S nunca explica a e.

Ciertamente, hay afirmaciones que suenan bastante extrañas. Una se pregunta, por
ejemplo, si Worrall y Zahar desean trazar una distinción entre la relación de e y la

13
Los popperianos tienden a explicar el carácter ad hoc en términos de reducción del
contenido. Los inductivistas preferirían explicarla en términos de improbabilidad. Una vez
más, vemos la polaridad a la que se refirió Watkins en su trabajo (véase este libro, págs.
35-36)
de ~e con S. ¿No explica S a ~e en el mismo sentido en el que no “explica” a e? ¿No
consigue ~e apoyar a S en el mismo sentido en el que e no consigue “apoyar” a S?
Estos temas necesitan clarificación.

Más serio es el hecho de que no está claro si el paso de la novedad al análisis de la


situación ha conseguido dar al criterio un carácter atemporal. Una sospecharía que
el criterio de apoyo empírico depende todavía del tiempo, por más que su
naturaleza temporal esté ahora disfrazada. Permítaseme intentar aclarar mi
inquietud tanto como sea posible.

Según Lakatos, e puede apoyar a S sólo si el momento del descubrimiento de e es


anterior al momento de la construcción de S. Aquí el orden temporal entra en la
formulación del requisito y para explicar este criterio se tiene que investigar la
cronología de los acontecimientos. Según Zahar y Worrall, e puede apoyar a S sólo
si e no es un constituyente de la situación problemática que precedió y que dio por
resultado la construcción de S. Ciertamente parece que están implícitas
consideraciones de orden temporal en los términos subrayados.

Los que proponen esta nueva posición se defienden de la acusación de


psicologismo acentuando que se está haciendo referencia a la situación
problemática objetiva. Podría argumentarse que esta maniobra salva, de una forma
objetable, también su criterio de depender de las contingencias históricas. Más que
intentar conjeturas de segunda mano, yo simplemente pondré a prueba la nueva
posición de los lakatosianos planteándoles las cuestiones siguientes: 1) supóngase
que históricamente se usó e para construir S, pero que existía en aquel momento
una heurística positiva P que se podría haber usado en vez de ella. En este caso
¿apoya e a S? Si contestan que no, afirmo que su criterio es objetable sobre la base
de que el orden de acontecimientos forma parte de él. Si contestan que sí, entonces
afirmo que el método de Lakatos de comparar programas de investigación tiene
que abandonarse. Mi argumento es éste: supongamos que estoy trabajando en PI1 y
que construyo S sobre la base de e de una forma ad hoc, porque mi heurística no es
adecuada para la empresa. Sin duda la intención de la MPIC es que e no cuente con
un éxito de PI1. Pero supongamos que hay un programa de investigación
competidor PI2, que contiene una heurística positiva que pudo haber sido usada. Si
no se tiene en cuenta qué situación problemática dio, de hecho, por resultado la
producción de S, hay que decir que e apoya a S. Una vez más es urgentemente
necesaria alguna explicación.

Mi posición es que no hay problema del carácter ad hoc en el sentido del término
para la MPIC, y que la cuestión es realmente muy simple. Consideremos las tres
situaciones siguientes. En los tres casos supondré que S implica e. Se supone que
cada uno es una descripción completa de todos los datos disponible.
1) e se usa en la construcción de S.

2) S es una conjetura disparatada –no conocemos su conexión con e.

3) S se construye con la ayuda de una heurística positiva.

En cada caso e apoya a S en la misma medida. (Para averiguar en cuál se tiene

-242-

que emplear el teorema de Bayes.) En el caso 3), S puede conseguir apoyo empírico
experimental adicional de P. (Las heurísticas positivas contienen afirmaciones
descriptivas que pueden formar parte de relaciones de confirmación 14.) Los casos 1)
y 2) son psicológicamente bastante diferentes –en un caso nos sorprendemos de
que S dé razón de e, mientras que en el otro lo proyectamos deliberadamente de esa
forma-. Sin embargo, son lógicamente iguales: el apoyo empírico de S es el mismo
en los dos casos –se compone simplemente de e.

La moraleja general es sencilla. Para afirmar S se tienen que tener en cuenta sus
relaciones lógicas con todos los datos disponibles. Se pasa por alto tanto la manera
en que fue construido, como las maneras en las que lo podía haber sido. Si son
equivalentes en los demás aspectos, preferimos un S que tenga un poder explicativo
potencial alto y que haya sido ya confirmado por una variedad de datos disponibles.

4. Apéndice: Popper, Lakatos y la demarcación

Los escritos programáticos de la LSE aluden reiteradamente a la MPIC como una


“modificación” o “revisión” de la teoría de la Ciencia de Popper. Voy a defender que

14
Las heurísticas positivas se formulan en el modo imperativo, pero presuponen
afirmaciones descriptivas. Por ejemplo, el imperativo “haz tus teorías invariantes a la
traducción” hace presuposiciones sobre la naturaleza del espacio. Puesto que las
heurísticas positivas incorporan afirmaciones que pueden ser y que deberían ser criticadas,
Urbach se equivoca al pensar que su existencia refuta la opinión popperiana respecto a la
creatividad científica. Popper seguramente diría “dada la heurística, entonces se garantiza
que uno puede hacer predicciones débiles sobre futuras teorías científicas. Pero, ¿de dónde
viene la heurística’”.
Debería advertirse que en su (1972), Popper no considera a las nuevas teorías como un
resultado de “actos de intuición creativa misteriosos y libres… no guiados por ningún
método racional…” como Urbach supone (véase este libro, pág. 99). Lo que Popper hace
allí es relacionar las nuevas teorías con la situación problemática de la que ellas surgen.
Incluso sugiere que la situación que resulta de una innovación creativa podría ejercer un
control sobre ella: “Mozart y Beethoven están controlados, parcialmente, por su ‘gusto’ y
por su sistema de evaluación de la música. Sin embargo, este sistema no es rígido sino
plástico” (Conoc. Obj., pág. 254) (Para una discusión más completa sobre las opiniones de
Popper sobre la creatividad, véase mi (1975).)
la posición de Lakatos es, de hecho, una inversión de los puntos de vista básicos de
Popper. El guión que se pone en la fórmula “Popper-Lakatos” debería leerse como
un signo de oposición, semejante al que hay en la expresión “ácido-base”, y no
como un signo de paso o unión, semejante al que hay entre “marxismo-leninismo”.

Brevemente, la situación tal y como yo la veo es así: Lakatos ha trasladado la


Ciencia del lado falsable al no-falsable de la línea de demarcación de Popper. Su
método de evaluar la Ciencia es una adaptación del método de Popper para evaluar
metafísicas. Lakatos encuentra el método de Popper de conjeturas-contrastaciones
severas aplicable solamente en el aprendizaje precientífico por ensayo y error.

-243-

Por tanto, y grosso modo, sus teorías se relacionan de la siguiente manera:

Teoría de la evaluación de la Ciencia


de Lakatos

Teoría de evaluación de la metafísica


de Popper

= Teoría de la actividad precientífica


de Lakatos

= Teoría de la Ciencia de Popper

4.1. El principio de demarcación de Popper como una guía para la crítica

El criterio de demarcación de Popper se introdujo, originalmente, para separar a la


ciencia auténtica de la pseudo-ciencia. Pero se vio que el campo no-ciencia era un
cajón de sastre –que incluía tautologías, matemáticas, teorías metafísicas sobre la
casualidad, teorías de la inducción, etc…-. Para reducir un poco esa
heterogeneidad, propondré que interpretemos el criterio de demarcación de
Popper como una división dentro de la clase de los enunciados contingentes.
Supongamos que las verdades y falsedades lógicas ya han sido separadas. Entonces,
tenemos la siguiente tricotomía15:

Enunciados analíticos: verdaderos (o falsos)


15
Compárese con Popper 1963, pág. 197.
en todos los mundos posibles

Enunciados sintéticos falsables:


“observacionalmente” falsos en algunos pero
no en todos los mundos posibles

_______________________

Enunciados sintéticos no-falsables: falsos en


algunos, pero no en todos los mundos
posibles, pero no “observacionalmente”.

La distinción analítico-sientética

La demarcación de Popper

(No voy a discutir aquí las complicaciones que se producen al intentar dar una
caracterización clara de lo que son enunciados básicos de observación, ni tampoco
el problema de cómo esta clase cambia nuestro conocimiento básico.)

-244-

(a) Teoría metodológica de los enunciados falsables: Popper creyó que la mayor
parte de los enunciados que se encontraban en la Ciencia estaban en la categoría
falsable16 y presentó una teoría detallada de cómo criticar y valorar afirmaciones
falsables. Los rasgos principales de su explicación son de sobra conocidos; por eso,
sólo esbozaré brevemente las bases sobre las que las teorías consiguen más o
menos puntos:

(A) Evaluación pre-contrastacional


16
Algunas excepciones, tales como “todos los metales tienen un punto de fusión”, fueron
señaladas por Watkins (1958)
1) Puntos positivos por un alto grado de falsabilidad.

2) Puntos positivos por ofrecer una explicación profunda o unificada de fenómenos


hasta entonces desconectados.

(B) Evaluación post-contrastacional

1) Puntos negativos por ser inconsistente con el experimento.

2) Puntos positivos por superar contrastaciones severas.

No voy a entrar ahora en una discusión detallada de cómo piensa Popper que
deberían ser sopesados y combinados estos desiderata. Dicho sin mayores
precisiones, parece que el contenido de (A)(1) es más importante que la simplicidad
de (A)(2). Y el fracaso en una contrastación (B)(1) pesa más que el superar un
número de contrastaciones rigurosas (B)(2), porque el grado de corroboración
tiende a cero en tales casos. (Agassi describe la filosofía de Popper como basada en
lo que denomina la regla de Boyle: cuando teoría y experimento chocan, siempre es
la teoría la que ha de ser revisada.) La Metodología de Popper se sigue
directamente de su teoría de la evaluación. Los científicos deberían intentar
encontrar teorías que tengan una evaluación positiva alta, inventando teorías de
alto contenido y sometiéndolas a contrastaciones severas.

(b) Teoría metodológica de los enunciados no falsables: La teoría de Popper de la


crítica de los enunciados no-falsables está desarrollada de una forma mucho más
esquemática y el lector superficial podría fácilmente sacar la impresión de que todo
enunciado de la parte “errónea” de la línea de demarcación debería llevar un gran
signo negativo. Es verdad, ciertamente, Popper criticó a la pseudo-ciencia por
pretender ser científica (es decir, falsable), cuando no lo era. Deploró también las
estratagemas que disminuyen el contenido empírico de las teorías. Entre los
ejemplos de eso se incluirían los cambios de significado de los términos que hagan
verdaderas las afirmaciones por convención (definir “inteligencia” como “lo que los
tests IQ miden” bloquea una discusión de la adecuación de este instrumento de
prueba), o los aditamentos que disminuyen el dominio contrastable de una teoría
(por ejemplo, la afirmación de Uri Geller de que su magia no funcionará en
presencia de críticos). Popper creyó también que algunas de las teorías sociales más
perniciosas se situaban en la categoría no-falsable y eran, por eso, in-

-245-
munes a la severidad de la crítica empírica (por ejemplo, sus observaciones sobre la
teoría racista y marxista de la Historia en su (1963, págs. 38-39)17.

Pero, ciertamente, Popper no creyó que no había posibilidad de criticar de alguna


manera efectiva los enunciados no-falsables. Buena parte de su carrera filosófica se
dedicó a argumentar contra teorías no-falsables, como el inductivismo o
historicismo. Y, ciertamente, también deseó dar puntos positivos a algunas teorías
metafísicas como el atomismo, indeterminismo, individualismo metodológico,
dualismo (posteriormente aumentado con el mundo-3) y el principio de
racionalidad. Según Popper, ¿cómo tienen que ser evaluadas las teorías no-
falsables? Popper discute este problema en una sección de su (1963), titulada “El
problema de la irrefutabilidad de las teorías filosóficas” (págs. 193-200). Allí
sugiere que, para evaluar una teoría metafísica, preguntemos lo siguiente:
“¿soluciona el problema?, ¿lo soluciona mejor que otras teorías?, ¿ha trasladado
únicamente de sitio el problema?, ¿es una solución simple?, ¿contradice, quizás,
otras teorías filosóficas necesarias para solucionar otros problemas?” (pág. 199).

Ordenemos ahora y numeremos estos “desiderata” (y otros que Popper introduce


en otros lugares), de forma que puedan ser fácilmente comparados con la lista
presentada para las teorías falsables.

(A´) Evaluación previa

1) Un signo de interrogación para el contenido informativo.

2) Puntos positivos por proporcionar una solución simple y profunda a los


problemas.

(B´)Evaluación posterior

1) Puntos negativos por ser inconsistente con otras teorías filosóficas o científicas
acertadas.

2) Puntos positivos por ser fructífera.

Discutiré ahora estos desiderata uno a uno y los compararé con la lista previa.
Primero, las evaluaciones previas, es decir, las maneras en las que afirmamos en
qué grado serían satisfactorias las teorías si fueran verdaderas.

A´(1): He dejado indeterminado el signo de la valoración A´(1) porque no parece


claro que exista un análogo metafísico para el desiderátum científico de contenido
empírico alto. Puesto que las teorías metafísicas no pueden ser controladas por
17
He argumentado en otro lugar que Popper subestimó la falsabilidad de los programas de
investigación, pero esto es improcedente para mi punto de vista de este momento, que es
que Popper pensó que era infalsable aunque esencial para las ciencias sociales.
experimentos, me inclino a decir que la audacia no es una virtud en esta campo y
que, si no varían los otros aspectos, no queremos que nuestras teorías filosóficas (o
los componentes incontrastables de las teorías científicas 18) excluyan un número
grande de mundos posibles. Pero que yo sepa, Popper nunca discute este tema y,
por tanto, dejaré este desiderátum abierto.

A´(2): Los requisitos de simplicidad y profundidad son similares a los de la

-246-

Ciencia, pero puede haber una diferencia importante, que puede ilustrarse con el
ejemplo de Popper de los interrogantes sobre dónde se apoya la Tierra. Dice, con
razón, que a la respuesta “La Tierra se apoya en la espalda de un elefante” la
consideraríamos intrínsecamente insatisfactoria porque, inmediatamente, surge el
mismo problema: “entonces, ¿qué es lo que sostiene al elefante?”. Estoy de acuerdo
en que, si la teoría es infalsable, y por tanto debe ser valorada según nuestros
requisitos para lo metafísico, es insatisfactoria. Pero si construimos la respuesta
como si fuera falsable (es decir, si admitimos que es pertinente enviar una
expedición a buscar el elefante), entonces cumple y debería cumplir nuestros
requisitos de contrastación de contrastación previa para las teorías científicas. Así
nos encontramos con el resultado bastante sorprendente de que ¡uno de los
requisitos para tener una buena metafísica es más estricto que el requisito
equivalente para tener una buena ciencia! (Que yo sepa Popper no discute esto y
puede que no esté de acuerdo con mi comentario sobre esta diferencia.) Por tanto,
creo que la mayor parte de los filósofos estarán de acuerdo en que solucionar el
problema de justificar las inferencias inductivas proponiendo un Principio de
inducción no es solución en absoluto, ya que, inmediatamente, tenemos que
preguntar qué es lo que justifica a ese principio y de esa forma resurgen todas las
dificultades. Pero si se pregunta “¿de qué está formado el hígado?” y se contesta
que está formado de células, se ha progresado, aun cuando la pregunta de qué
compone las células surja inmediatamente. La diferencia parece estar en que la
afirmación de que el hígado se compone de células es contrastable, incluso a pesar
de que no cabe duda de que no “pone punto final a los porqués” ni constituye una
respuesta última a la pregunta original.

Vayamos ahora a las evaluaciones posteriores de una teoría metafísica, es decir, a


las maneras en las que intentamos juzgar si es verdadera.

B´(1): En la sección citada, Popper menciona solamente la posibilidad de criticar


una teoría no-falsable con otra. J. O. Wisdom (1963) ha resaltado (y creo que
Popper está conforme) que a veces es posible criticar una teoría no falsable por
medio de una teoría científica bien corroborada. Por ejemplo, “hay una piedra
18
Para el concepto de componente-M de una teoría, véase Watkins (1975)
filosofal” puede ser refutada por una buena teoría de las energías requeridas para la
transmutación. O “todas las personas son mortales” podría resultar socavada por
una teoría tecnológica de los métodos de regenerar o transplantar células. El
determinismo puede ser criticado por medio del éxito de la teoría cuántica y los
argumentos contra las variables ocultas. Así, en análogo metafísico de la regla de
Boyle para la Ciencia sería lo que llamaré la regla de Galileo 19: si una teoría
metafísica y una teoría científica bien corroborada chocan debe revisarse siempre la
teoría metafísica.

B´(2): Lo que Popper quiere decir con la “fecundidad” de una teoría no-falsable se
hace bastante claro en su discusión de la “fertilidad” de las interpretaciones
históricas (“La Miseria del Historicismo”, pág. 150). Ahí, Popper argumenta que un
historiador debe tener “un punto de vista” que guíe la selección de hechos que han
de ser discutidos, que estos puntos de vista no son contrastables y que “las
confirmaciones aparentes no son, por tanto, valiosas, incluso en el caso

-247-

de que sean tan numerosas como las estrellas” (pág. 151). Sin embargo, dice que
tales teorías interpretativas pueden distinguirse por su “fertilidad” –un aspecto de
cierta importancia- (pág. 151). Así, la doctrina de que “toda Historia es la historia
de la lucha de clases” puede ayudar al historiador a descubrir, ordenar e interpretar
hechos históricos.

Por tanto, en su discusión del Principio de racionalidad, que según él no es


contrastable, argumenta que el principio es valioso como recomendación heurística
porque nos dice cómo revisar nuestros modelos de la situación de los agentes. Su
principio de transferencia recientemente introducido (véase el índice de su (1972))
es otra ayuda heurística que nos orienta en la construcción de teorías psicológicas
descriptivas análogas a las teorías lógicas. (por ejemplo, puesto que no hay
inducción lógica, se infiera que tampoco hay inducción psicológica). El atomismo
es otro ejemplo de una teoría metafísica 20, cuya valoración positiva resulta no sólo
de su respuesta al problema del cambio, sino también por el efecto que tiene que
orientar especulaciones científicas contrastables.

Mi afirmación histórica se puede ahora formular con precisión. La teoría de la


evaluación de la MPIC de Lakatos es una extensión directa y una articulación del
requisito B´(2) de la teoría de la evaluación de la Metafísica de Popper. Si no puede
haber choque con el experimento (y si no hay una teoría falsable pertinente
corroborada), entonces todo lo que podemos hacer es evaluar una teoría metafísica

Véase su carta a la Gran Duquesa Cristina.


19

20
Popper dice que la teoría atómica solo se tornó contrastable hacia 1900. (Véanse sus
observaciones informales en Magee (1971).)
en términos de “fecundidad”, es decir, su habilidad para guiar la construcción de
teorías falsables y de sugerir la existencia de hechos todavía no descubiertos, o
dejados de lado.

Sin embargo, esto está en desacuerdo con la teoría de la evaluación de la Metafísica


de Popper en cuanto que omite el requisito B´(1) de Popper –al que he llamado
regla de Galileo. En mi (1971) defendí que un núcleo firme podría ser criticado
directamente (y por consiguiente, no podría salvarse por el cinturón protector), si
entra en conflicto con el núcleo firme de otro programa de investigación de gran
éxito. La situación que describía allí es precisamente un caso especial de la
aplicación del B´(1) de Popper.

Para resumir, pienso que Popper estaría de acuerdo con Lakatos en que si la
Mecánica de Newton, la teoría de Bohr, la teoría de la luz de Fresnel, las
Astronomía copernicana y todas las demás teorías científicas desarrolladas fueran
no-falsables (y si no hubiera ninguna teoría científica rival disponible), entonces
deberían ser valoradas de acuerdo con la MPIC. Pero, naturalmente, a Popper, a
diferencia de Lakatos, no le gustaría afirmar el antecedente; es decir, él negaría la
afirmación de que los principales sistemas teóricos que se dan en la Historia de la
Ciencia sean infalsables.

Departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia,

Universidad de Indiana.

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