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Si en las entregas anteriores nos hemos centrado en los materiales y procesos que afectan
específicamente a la construcción de las carreteras hoy, a modo de conclusión, queremos
mostrar también dos elementos auxiliares, de reciente adopción, pero sin los cuales sería
imposible llegar al nivel de innovación y desarrollo obtenido en los últimos tiempos:
Uso de ordenadores y software adaptados, que ha supuesto una enorme evolución
en el desarrollo óptimo de estructuras y modelados necesarios para la
construcción de todo tipo de infraestructuras.
Sistemas como Tadil, que integra un potente motor de Inteligencia
Artificial, permitiendo a los técnicos responsables ser capaces de realizar el
diseño de una carretera en un espacio de tiempo mucho más reducido que el
necesario hasta la fecha, suponen un aliado muy importante para los
ingenieros.
Una vez que el técnico introduce en el sistema las diversas variables a tener
en cuenta,el software desarrolla por completo las diferentes opciones
existentes, evaluando los pros y contras, ofreciendo un detalle de cada una de
ellas, y ordenándolas por idoneidad.
Igualmente, el sistema ofrece tanto el estudio previo como el informativo
de las carreteras, lo que facilita de una forma muy importante la labor a los
técnicos, que son los que tienen que tomar la decisión final.
Colaboración y comunicación: No es un producto o una técnica de construcción de
carreteras, pero está afectando de forma muy significativa a la calidad de las
carreteras, igual que en otros sectores.
Las posibilidades que dan las redes sociales, la facilidad para buscar y
compartir información, y los medios que existen en la actualidad están
permitiendo conocer al instante nuevas formas, métodos, y productos de
construcción, que fácilmente pueden ser adaptados a escenarios locales.
Pavimento de drenaje: Material que se utiliza oficialmente en todas sus vías desde
el año 2001. Su consistencia, mucho más porosa que otro tipo de asfalto, tiene la
capacidad de absorber el agua evitando las rutas resbaladizas y daños en las vías,
absorbiendo los impactos. Posterior a su instalación, se aplica una pintura especial
que reviste el material y lo hace estable, evitando que ocurra el efecto “espejo”.