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Atacar Malí para salvar Níger

Los intereseses franceses en el Sahel se concentran en territorio nigerino, cuarto


productor mundial de uranio

China aumenta su presencia en el país

Ignacio Cembrero Madrid 4 FEB 2013 - 21:21 CET1

Las escuelas de Gao reabrieron este lunes tras la guerra contra los yihadistas. / SIA
KAMBOU (AFP)

Francia “no tiene ningún interés en Malí”. El presidente François Hollande lo ha


repetido hasta la saciedad desde hace un mes. Malí carece prácticamente de cualquier
atractivo económico a ojos de Francia. Su principal riqueza es el oro, que representa el
70% de sus exportaciones. Está repartido en ocho minas que explotan empresas de
Suráfrica, Australia y Canadá en las que el Estado maliense posee una participación del
20%.

Pero París sí tiene grandes intereses mineros en el vecino Níger, que en más de una
ocasión ha sufrido los coletazos de la inestabilidad en Malí. Para proteger las minas de
uranio de Arlit, donde hace ya 29 meses fueron secuestrados por Al Qaeda cinco
técnicos franceses, París envió a finales de enero a un puñado de soldados de sus
fuerzas especiales, según reveló el semanario Le Point, una información confirmada
este lunes por el Gobierno de Níger. Su objetivo es impedir un asalto como el que los
terroristas a las órdenes de Mojtar Belmojtar dieron, en enero, a la planta gasística de
In Amenas, en el sureste de Argelia.

El propio Níger ha desplegado 5.000 hombres de su exiguo Ejército para intentar evitar
que, a través de sus 840 kilómetros de frontera común con Malí, se infiltren los
terroristas para quedarse allí o huir al sur de Libia. “Pero es un Ejército que carece de
medios aéreos y electrónicos para vigilar eficazmente esa frontera”, comenta un
diplomático europeo en Niamey.
La inseguridad impide, por ejemplo, a los policías de la misión de la UE (Eucap Sahel),
que entrenan a las fuerzas de seguridad nigerinas, recorrer por carretera los 850
kilómetros que separan Niamey de Agadez, la capital de los tuaregs.

Aunque es uno de los países más pobres del planeta —ocupa el lugar 170º entre los
192 de la lista elaborada por el Banco Mundial— Níger es el cuarto productor de
uranio. “Lamentablemente los intereses en materia de seguridad energética no
conllevan mejoras para el conjunto de las poblaciones locales, que, en última instancia,
son las legítimas titulares de los recursos naturales”, señala Jesús García-Luengos,
experto en recursos naturales y cofundador del think tank Reset. Por algo grupos
armados de la minoría tuareg —cerca de un millón de personas de los 16,3 millones de
nigerinos— desarrollaron en el norte del país de 2007 a 2009, donde están casi todas
las minas, la llamada “guerra del uranio”.

El presidente nigerino, Mahamadou Issoufou, también se mostró quejoso el domingo,


en una entrevista con TV 5 y el diario Le Monde. “Del sector del uranio se reciben
apenas 100 millones de euros al año”, se lamentó. “Eso representa apenas el 5% de
nuestro presupuesto; no es admisible”.

De las minas nigerinas en funcionamiento se extrae el 8% de la producción mundial de


uranio, pero cuando la de Imouraren alcance su pleno rendimiento, probablemente no
antes del año 2020, ese porcentaje aumentará. Imouraren será el segundo yacimiento
más importante del mundo, en el que se producirán unas 5.000 toneladas anuales.

Níger se colocará así dentro de siete años en el segundo puesto de la clasificación


mundial. Hoy en día el uranio representa el 60% de las exportaciones de este Estado
africano.

Francia, la antigua potencia colonial, es el país más nuclearizado del mundo, con 58
centrales que producen el 78% de la electricidad —en España ese porcentaje es solo
del 22%—, pero solo un 17% del conjunto de la energía consumida. “De ahí la enorme
importancia para Francia del uranio nigerino en términos de seguridad energética”,
subraya García-Luengos.

“Francia importa todo el uranio que consume y más del 30% —algunos años rondó el
40%— proviene de Níger”, prosigue García-Luengos. “De forma expresiva se puede
decir que una de cada tres bombillas funciona en Francia gracias al uranio nigerino”,
recalca este investigador, que es coordinador del área de Recursos Naturales de la
Universidad Autónoma de Madrid.

A través de su gigantesca multinacional Areva, de la que el Estado posee el 80%,


Francia explota las dos principales minas de Níger. En la de Arlit posee el 63%; en la de
Akokan el 34%, y en la de Imouraren, que aún no ha arrancado, el 56%. Ponerla en
funcionamiento requiere una inversión de 1.200 millones de euros. En Cominak, la
empresa que tiene la concesión de Akokan, un 10% del capital es español, de la
Empresa Nacional del Uranio.
Ansiosos por acceder a las materias primas, los chinos empezaron a asomar la cabeza
en Níger desde 2007. Ese año la empresa China Nuclear International Uranium
Corporation (CNIUC) comenzó a explotar la mina de uranio de Azelik, la más pequeña
del país. El verano pasado CNIUC consiguió además una participación del 10% en la
futura mina de Imouraren. Pero donde China lleva la delantera es en el petróleo.
Desde hace año y medio China National Petroleum Corporation explota el yacimiento
de Agadem (20.000 barriles diarios) en asociación con el Estado nigerino.

El presidente del país dejó caer en su entrevista del domingo que si Areva no
incrementaba sus transferencias, los chinos tendrían más oportunidades.

Por algo Pekín no puso ninguna pega para que el Consejo de Seguridad de la ONU
avalase una intervención en el norte de Malí para desalojar a los terroristas que se
apoderaron hace 11 meses de ese inmenso territorio. “Después de Francia, China es la
potencia más interesada por la estabilidad de la franja del Sahel”, asegura el
diplomático europeo aceditado en Niamey. “Tiene la suerte de que París se encarga de
defender sus intereses y esa defensa no le cuesta un céntimo”.

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