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DILEMA ÉTICO: Hay un dron en tu sopa

Robbins, Stephen y Timothy Judge. Comportamiento Organizacional. Editorial Pearson, 17 edición


2017. Pag. 25.

Es el año 2020 y vuelan drones por todas partes. Los helicópteros cuadrirrotor Alibaba han entregado
durante muchos años té de jengibre especial a sus clientes en Beijing, Shangai y Guangzhon; los
helicópteros octirrotor de Amazon por fin entregaran paquetes en la mayoría de las grandes ciudades
en menos de 30 minutos sin golpear a los peatones; y, ya avanzada la noche, estudiantes universitarios
de todas partes reciben con gusto nachos enviados en los Tacocópteros de Taco Bell. Los drones para
interiores todavía están en fase de prueba: entusiastas de patio trasero construyen pequeñas
versiones, pero aún no se han hecho esfuerzos comerciales a gran escala para los drones utilitarios de
interiores. Sin embargo, todo eso está por cambiar.

Usted trabaja para una corporación multinacional de tecnología en un extenso campo matriz de 25
acres, con oficinas que tienen un espacio interior de dos millones de pies cuadrados en un gran edificio
y cuatro construcciones adicionales más pequeñas (pero también de gran tamaño). Su jefe es el
director de espacios interiores, y usted es líder del equipo para la consideración de cosas nuevas. En
una reunión con su equipo, su jefe dice: Acabo de enterarme por mi amigo de Right To Drones Too
(R2D2), que su grupo ha perfeccionado el dron para interiores. Es pequeño y ligero, pero puede cargar
hasta 10 libras; incluye una cámara, un altavoz y una grabadora”.

Su equipo se muestra sorprendido; ni siquiera sabían que se estaba desarrollando un dron utilitario
para interiores, y los gobiernos de todo el mundo aun se encuentran trabajando en las regulaciones
para los drones. Su jefe continua con entusiasmo: “He visto los pequeños drones, y creo que ustedes
estarán impresionados – no sólo pueden moverse rápidamente a través de la habitación, sino que
también son capaces de recoger objetos de las mesas, traerme un latté, asistir a reuniones en mi lugar,
observar por arriba de sus hombros para ver que están haciendo … ¡Cualquier cosa! Son realmente
precisos, ágiles y muy silenciosos, de manera que casi ni se detecta su presencia. Mi amigo quiere que
tengamos aquí los primeros 100 drones sin costo, ¡y está dispuesto a enviarlos mañana! Supongo que
podemos asignarlos de manera aleatoria, aunque, desde luego, cada uno de nosotros tendrá un dron”.

Su jefe se sienta y cruza los brazos, sonriendo y esperando la aprobación de los demás. Usted hecha
un vistazo a los miembros de su equipo y se siente aliviado al notar vacilación y duda en sus rostros.

“Bueno, suena muy bien”, responde usted. “¿Pero que te parece si el equipo ocupa la tarde para
establecer las reglas básicas?

Preguntas

1) ¿De que manera podrían los drones R2D2 influir en el comportamiento de los empleados?
¿Harán que la gente actúe de forma más o menos ética? ¿Por qué?
2) ¿Quién debería recibir los drones en un inicio? ¿Cómo podría justificar su decisión de forma
ética? ¿Qué restricciones acerca de su uso deberían imponerse a estas personas, y cómo cree
que los empleados, tanto los que reciben los drones como quienes no, reaccionarían ante ese
cambio?
3) ¿De que manera manejaría su organización el sabotaje o mal uso de los drones? El valor de un
dron R2D2 es de $2,500.
4) Muchas organizaciones ya utilizan la vigilancia electrónica con sus empleados, incluyendo la
verificación del uso de los sitios web y la correspondencia del correo electrónico, a menudo
sin conocimiento de los empleados mismos. ¿En qué sentido la vigilancia por medio de drones
sería mejor o peor para los empleados, que la vigilancia electrónica encubierta de la actividad
en internet o del correo electrónico?

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