Está en la página 1de 3

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

PRENOVICIADO SALESIANO SAN JOSÉ


LITURGIA

NOMBRE: Daniel Esteban Torres Triana.


DOCENTE: Sr. Jonathan Camilo Plazas Beltrán, SDB.
FECHA: 06 de agosto de 2020.
TEMA: Escrito sobre el Sacramento de la Unción de los Enfermos.

LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS: AMOR CERCANO DE DIOS

Ninguna persona realmente libre

Puede estar enferma” (Morgenstern)

El sacramento de la unción de los enfermos tiene su origen en Jesucristo, quien da la misión a


sus discípulos de curar el alma y cuerpo de los que padecen alguna enfermedad. Pero su mandato no es
autoritario, por el contrario, está lleno de simpatía porque él mismo se identifica con los enfermos,
comprende a aquellos que han sido excluidos de su entorno social debido a la limitación que sobrepasa
sus propias fuerzas provocando en ellos la más dura prueba de fe.

Todo enfermo se ve sometido al ostracismo, es decir, la exclusión voluntaria o forzosa de los oficios
públicos a causa de su enfermedad que automáticamente le impide continuar con su vida habitual. La
acción de la Iglesia, en este sentido, es el de acompañar a estas personas, no dejarlas solas, porque en
estos momentos sus capacidades psíquicas y físicas están deterioradas, de ahí la importancia de la
escucha y de permitir que Dios obre de manera particular. Por eso se llama ‘Sacramento’, porque se
convierte en un signo sensible instituido por el mismo Cristo, que como se ve en varios pasajes
bíblicos, toma la iniciativa de tocar al enfermo para sanarle, esto es de por sí es un acto extravagante,
pues generalmente si una persona está gravemente enferma o lo que padece es ‘contagioso’, nadie
querrá tocarle; pero esta es la forma de actuar de Dios: mostrar que más allá de los pretextos humanos
se encuentra el amor y la misericordia.

En los comienzos del cristianismo cualquier fiel administraba la unción al enfermo, solo se necesitaba
el aceite consagrado en la Misa para poder llevárselo a casa, lo importante era hacerle sentir el
acompañamiento de su comunidad, además de evitar que la confianza se pusiera en brujos y dioses en
vez de Dios. El rito se comenzó a estructurar con acciones concretas que se reflejaban la acción del
Espíritu en la persona, por un lado, está la imposición de las manos, que representa el auxilio divino
sobre la persona incapaz de actuar, pero consciente. El aceite de Olivo se reconocía desde muchos antes
y más formalmente en el Concilio de Trento, como un remedio conocido, símbolo de fortaleza
1
espiritual y resistencia (un árbol de olivos puede llegar a vivir 100 años), que al ser consagrado tiene un
poder purificador, limpia el corazón y se convierte en imagen de fecundidad y vigor vital.

Todo el rito tiene como centro el encuentro entre la persona y Cristo, el medico por excelencia, quien
actúa por medio del ministro (sacerdote u obispo) y de las personas presentes: la bendición con el agua
bendita, la explicación del sacramento, el acto penitencial, la proclamación del Evangelio, las preces, la
imposición de las manos, la unción con el Óleo Santo, la oración por el enfermo y la bendición final
pretenden que el enfermo asuma su dificultad con plena confianza con Dios, vencedor de la muerte en
la cruz.

La enfermedad causa que la persona sienta su finitud, vea la muerte como una realidad inevitable en su
vida; hace brotar lo que habita en su interior. Por eso la preocupación de la Iglesia por hacer camino
con la persona que hace parte integrante de la comunidad. Cuando se logra reconocer que la
enfermedad es fuente de gracia, ese sufrimiento es transformado como sacrificio a Dios, uniéndose a su
pasión, ofrecido por sus hermanos. La enfermedad se convierte en esperanza para otros y puente de
salvación en la medida que se aborde desde el sentido espiritual.

Cuando Jesús encarga la misión de sanar no se refiere a la acción milagrosa de una curación, lo hace
partiendo desde la capacidad humana: cada ser este mundo es capaz de sanar, obra el gran milagro de la
curación cuando irradia paz y amor en su vida, cuando su testimonio impregna la vida de su comunidad
porque su presencia es causa de paz y alegría entre quienes lo ven. Hacer reír, escuchar, dar de comer,
abrazar, decir palabras de consuelo, etc., son la presencia visible del amor de Dios en una persona. Lo
único necesario para cumplir con la petición de Jesús es comenzar a vivir la paz que se quiere
transmitir, lo que exista en el corazón es lo que verá el enfermo, dependiendo de esto Dios podrá obrar
en el enfermo.

El sentido más valioso de la Unción de los enfermos es la vivencia actual del Evangelio, Jesucristo que
sigue actuando, dando su vida por los desatendidos de la sociedad, los marginados, rechazados y
vulnerables, Dios se vale de ellos para donar su amor. En el sacramento el Señor se da gratuitamente a
sí mismo compartiendo su gracia, misericordia y bondad, para que quien le recibe viva conforme al
sentido de su existencia: ser feliz.

Estar enfermo no significa miseria y dolor si su consecuencia es que la ternura y el consuelo de Dios
acompañen a la persona hasta su ultimo aliento y le sostengan aun cuando las fuerzas humanas se

2
desintegran y pareciera que nada tiene sentido. La noche se transforma en esperanza cuando se alcanza
a ver el lucero de la mañana.

También podría gustarte