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Seminario de Investigación y Análisis Musical, 2020

Licenciatura en Artes con mención en Teoría de la Música


Departamento de Música, Facultad de Artes
Universidad de Chile
Profesor Álvaro Menanteau Aravena

Nombre de alumno/a: Claudio Reyes Ovando

Título del informe de lectura: El concierto en perspectiva histórica y su vínculo con el


canon musical

Autores y sus posturas a resumir: Miguel Ángel Marín (1972) y William Weber (1940).

William Weber: Desde su visión del canon musical, plantea que este se encuentra afectado
por un canon pedagógico junto a una lógica circular donde se practica y se enseña cierto
repertorio y sus respectivos criterios de valor, que se van manteniendo con el tiempo,
perpetuando el canon a lo largo de los años.
En este canon pedagógico, la técnica compositiva e instrumental (grandes maestros—
grandes obras) toman gran protagonismo, siendo resultado de una acumulación de
repertorio que se inicia en el siglo XVI, pasando por el siglo XIX donde la cantidad de
repertorio aumentó considerablemente con la incorporación y aportes de Johann Sebastian
Bach (…). Todo este accionar respaldado por importantes instituciones de aquel tiempo; y
de hoy, por que no, como lo son la Iglesia, la corte y los conservatorios, principalmente.

Miguel Ángel Marín: En resumen, Marín en su ensayo Tendencias y desafíos de la


programación musical (2013) nos cuenta sobre el concierto y como este se ha ido
desarrollando desde sus inicios y cuales son sus tendencias en relación al tipo de repertorio
que se desarrolla en este acto de escucha atenta.
El autor menciona que, a pesar de los avances y la revolución tecnológica que han afectado
a las últimas décadas, en la música clásica, el concierto que sus inicios son a fines del siglo
XVIII, sigue siendo hasta la actualidad la forma más clara para experimentar este arte. Una
de sus principales razones es que este se lleva a cabo en un lugar que, la mayoría de las
veces, se construyó para la escucha de esta música, y son lugares que tienen esa función,
servir de espacio para que la música sea interpretada por los músicos y escuchada por el
público.

Marín señala que nos resulta un poco obvio pensar que la música, durante siglos, fue hecha
para ser interpretada, mas no siempre fue para ser escuchada. En los siglos pasados, la
música que se desarrollaba en las iglesias tenia un fin de culto y a la piedad, en las calles
potenciaba las celebraciones, en la corte engrandecía la imagen protectora del mecenas y en
las casas estimulaba el placer estético y la habilidad interpretativa de sus moradores.
Estas funciones de la música eran lo cotidiano, la realidad que conocemos actualmente
sobre el concierto se dio solamente hace dos siglos y medio aproximadamente.
Desde que surgió el concierto, la programación de dichos eventos era mucho mas variada
de lo que hoy en día conocemos y hemos presenciado. En un concierto se podían interpretar
de ocho a quince obras y de distinto tipo, vale decir, oberturas, sinfonías, arias, conciertos
solistas, etc. Por nombrar algunas las cuales eran de compositores contemporáneos a la
época, autores locales y de algunos que recientemente habían fallecido.
Es a fines del siglo XIX, donde esta tendencia de programación, finaliza y ocurren tres
cambios fundamentales que Weber define (canon pedagógico) y son los siguientes:
En simples palabras…
1. El paso de un concierto (programas) con diversos géneros, a uno homogéneo, es
decir de un estilo definido y con menos cantidad de obras a interpretar.
2. Desaparece la alternancia entre obras vocales e instrumentales. En la actualidad, son
únicamente obras vocales o instrumentales en la gran mayoría de los casos.
3. El abandono de la interpretación de obras de compositores contemporáneos,
favoreciendo las obras de los “clásicos” (grandes maestros).

Comentario personal / enlace de ambos autores

Es en el tercer punto según Weber, mencionado en el ensayo de Marín, donde podemos


encontrar un elemento común y de conexión.
El canon pedagógico como menciona Weber, es un proceso cíclico y circular, donde se
conservan valores estéticos y musicales de cierto repertorio hasta el día de hoy, y que
las instituciones como los conservatorios encuentran aquí su misión.
Me surgen las siguientes preguntas ¿Por qué se sigue preservando el canon en nuestra
facultad y también en la mayoría de los conservatorios del país? ¿Por qué seguimos
preservando e interpretando a los grandes maestros en un gran número de veces en las
salas de concierto?
Desde mi perspectiva, lo que pasa en Chile, en mi posición como estudiante de la
Facultad de Artes de la Universidad de Chile, he podido comprender, que no existe un
limite entre el aprendizaje y la creación. Nos pasamos del aprendizaje de repertorio,
armonía, contrapunto y un sinfín de materias musicales, que sin duda son un gran aporte
para todo estudiante de música, a la conservación de este lenguaje, dejando fuera la
creación de otros estilos, lenguajes propios de los contemporáneos de esta época y
oportunidades en todo aspecto para estos mismos. Sumado a esto, las salas de concierto
siempre son reacias a ceder espacios donde se muestre música actual, lo que visto desde
el lado comercial tiene una lógica absoluta, mas visto desde el lado artístico se opone
totalmente.

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