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Autores y sus posturas a resumir: Miguel Ángel Marín (1972) y William Weber (1940).
William Weber: Desde su visión del canon musical, plantea que este se encuentra afectado
por un canon pedagógico junto a una lógica circular donde se practica y se enseña cierto
repertorio y sus respectivos criterios de valor, que se van manteniendo con el tiempo,
perpetuando el canon a lo largo de los años.
En este canon pedagógico, la técnica compositiva e instrumental (grandes maestros—
grandes obras) toman gran protagonismo, siendo resultado de una acumulación de
repertorio que se inicia en el siglo XVI, pasando por el siglo XIX donde la cantidad de
repertorio aumentó considerablemente con la incorporación y aportes de Johann Sebastian
Bach (…). Todo este accionar respaldado por importantes instituciones de aquel tiempo; y
de hoy, por que no, como lo son la Iglesia, la corte y los conservatorios, principalmente.
Marín señala que nos resulta un poco obvio pensar que la música, durante siglos, fue hecha
para ser interpretada, mas no siempre fue para ser escuchada. En los siglos pasados, la
música que se desarrollaba en las iglesias tenia un fin de culto y a la piedad, en las calles
potenciaba las celebraciones, en la corte engrandecía la imagen protectora del mecenas y en
las casas estimulaba el placer estético y la habilidad interpretativa de sus moradores.
Estas funciones de la música eran lo cotidiano, la realidad que conocemos actualmente
sobre el concierto se dio solamente hace dos siglos y medio aproximadamente.
Desde que surgió el concierto, la programación de dichos eventos era mucho mas variada
de lo que hoy en día conocemos y hemos presenciado. En un concierto se podían interpretar
de ocho a quince obras y de distinto tipo, vale decir, oberturas, sinfonías, arias, conciertos
solistas, etc. Por nombrar algunas las cuales eran de compositores contemporáneos a la
época, autores locales y de algunos que recientemente habían fallecido.
Es a fines del siglo XIX, donde esta tendencia de programación, finaliza y ocurren tres
cambios fundamentales que Weber define (canon pedagógico) y son los siguientes:
En simples palabras…
1. El paso de un concierto (programas) con diversos géneros, a uno homogéneo, es
decir de un estilo definido y con menos cantidad de obras a interpretar.
2. Desaparece la alternancia entre obras vocales e instrumentales. En la actualidad, son
únicamente obras vocales o instrumentales en la gran mayoría de los casos.
3. El abandono de la interpretación de obras de compositores contemporáneos,
favoreciendo las obras de los “clásicos” (grandes maestros).