Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Iniciar sesión L
Ediciones Anteriores A
Newsletter X
L Entrar
Volver
Ir a Portada Ir a Página 11
La gran novela
FTWMP
Otra facilidad de Lafourcade fue su humor irónico, a menudo cruel. En algunas de sus
páginas, el lector casi puede oír la risa sardónica del autor”.
¿Enrique, cuándo va a escribir usted su gran novela? Eso le pregunté a Lafourcade. Estábamos en el
mitológico café La Pérgola, de la Plaza del Mulato, en Santiago, a mediados de los ochenta. Yo tenía
unos veinticinco años. En mi pregunta iba implícita una admiración desdeñosa, reticente, típica del
escritor joven que no ha hecho casi nada pero cree que podrá hacerlo todo. Con su peligrosa rapidez
habitual, Enrique Lafourcade me respondió: “¡Escríbala usted, si se cree capaz!”.
Fue una buena respuesta a mi insolencia. Pero Lafourcade podría haber sido incluso más rotundo.
Resulta que él ya había escrito su “gran novela” y yo —novato pretencioso— la había leído y no me
había dado cuenta. Algunos de sus libros de los años sesenta y setenta tienen méritos extraordinarios,
pero yo no había sido capaz de aquilatarlos bien. En mi descargo, argumentaré que el boom narrativo
latinoamericano aún nos ensordecía, en esos años. Entonces comparábamos a todos los escritores con
esas cumbres recientes y casi nadie —especialmente si era chileno— sobrevivía a esa comparación.
Además, el talento de Lafourcade era engañoso: fluía con tanta facilidad que incluso sus ficciones más
complejas parecían no haberle costado nada. Quizás eso mismo dificultaba apreciarlas mejor.
“Novela de Navidad” (1965), “Frecuencia modulada” (1968) y “En el fondo” (1973) pintan un mural
literario de la ciudad de Santiago que no tiene equivalentes en nuestra literatura. Esos libros son
nuestra versión del “Manhattan Transfer”, de Dos Passos; nuestra respuesta a la Ciudad de México
retratada en “La región más transparente”, de Fuentes; nuestra traducción del Madrid relatado en “La
colmena”, de Cela.
Una muchedumbre de personajes puebla esas novelas de Lafourcade. Niños vagos, profetas callejeros,
asesinos, futbolistas, beatos “blancos como carne de rana”, poetas “flacos como abrelatas”. Entre esos
personajes se repite y destaca un autor sin libros, Lavinio Silva Ventura (Lafourcade se anticipó
décadas a la metaliteratura, a la narrativa de escritores sobre escritores). Lavinio, protagonista abyecto
y excelso, sueña con escribir “la gran novela chilena, no cualquier relato, no una narración rectilínea,
progresando capítulo a capítulo […] Santiago por los poros, por los cuatro costados, la ciudad
vinagre, con sus nieblas y sus soles y sus montañas y sus prostíbulos. […] Santiago inaugurado por él,
en un libro macizo, enorme…”.
Ese sueño imposible de aquel escritor que no escribe se realiza en las ficciones de su autor que no
cesa de escribir. “Frecuencia modulada” y “En el fondo” operan como un panóptico: desde su centro
poético se observa la ciudad “por sus cuatro costados”. Los pelusas bajo los puentes del Mapocho, los
politicastros conspirando en sus restaurantes y los anarquistas preparando bombas en sus escondites.
La pobladora del Cerro Blanco, “pero con refrigerador y cuatro plantas de zapallo”, el fabricante de
sombreros de la calle Santa Isabel, y el millonario en su casa de Vitacura. Una corte de los milagros
con su correspondiente babel de jergas y de alimentos.
¡Cuánto se come en las novelas de Lafourcade! Su propio estilo tiene algo de manducatoria voraz,
rabelesiana. Sus buenos libros son un banquete de glosas glotonas.
Ese banquete de hablas se sirve en párrafos largos, ritmados mediante un stacatto de frases breves,
sincopadas. Asimismo, la algarabía de la ciudad se expresa en diálogos rápidos, chispeantes, en los
que intervienen múltiples voces. En “Novela de Navidad” los diálogos ocupan más de la mitad del
relato.
Otra facilidad de Lafourcade fue su humor irónico, a menudo cruel. En algunas de sus páginas, el
lector casi puede oír la risa sardónica del autor. Sin embargo, ese humor ácido convive con una
generosidad evidente. Los personajes populares —trapecistas, prostitutas, mozos, veguinos,
delincuentes— son retratados con simpatía y emoción. Sus voces son “ese ruido de alguien que llora y
llora en un subterráneo, y el ruido llega por las cañerías”. La novela es esa red de cañerías por la cual
nos llegan voces que no escucharíamos de otro modo.
Esa misma “facilidad de palabra” de Lafourcade fue también su defecto (¡cuántos talentos se han
ahogado en su propia facilidad!). En ocasiones, el genio verbal desaparece tras su desmesura. A
veces, sus observaciones delicadas se pierden entre los vuelos líricos de una prosa que suelta sus
amarras, aflojando las tramas y caricaturizando a los personajes.
Sin embargo, en aquellos libros de los años sesenta y setenta, esos defectos quedan compensados por
la fiesta que disfrutamos los lectores. La celebración, la alegría carnavalesca de escribir y de leer, esa
fue “la gran novela” de Lafourcade.
C Comentar F T W M P
FTWMP
Los mercados y el dólar lo han demostrado tan pronto conocido el resultado de las PASO, y no ha
sido responsabilidad de Macri, aunque lo culpen y agrave su crisis. Son el efecto de tales resultados y
la desconfianza que inspiran. La economía interna lo presiente, y habrá consecuencias internacionales
inevitables, económicas y políticas. Si Argentina decide finalmente que hay que regresar al pasado,
será su decisión autónoma, sin el acompañamiento de las economías y organizaciones mundiales que
han confiado y dado su apoyo generoso a Macri. El país queda endeudado y frustrado. Como
reacción, busca volver a la bonanza y las promesas peronistas, siempre presentes y efectivas en el
sentimiento de sus adherentes, que los perdonan y abarcan todo el arco político. Una fórmula duradera
y base del peronismo tradicional.
Chile necesitará una readecuación en sus prioridades vecinales. Nuestra sintonía con el peronismo
kirchnerista es escasa. No así los otros símiles regionales, populistas y en retirada por sus fracasos.
Seguramente ahora festejan y buscarán recuperar Argentina a su favor en el ámbito latinoamericano.
Difícil período el que viene, si como todo lo indica, nuestro vecino tropieza de nuevo con la misma
piedra.
C Comentar F T W M P
VOLVER SIGUIENTE
Descargar
Ediciones Anteriores
La Segunda
La Segunda
Desde el lugar que quieras, desde cualquier dispositivo y todo sin restricciones.
Suscríbete