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Sistemas internos:

 ERPs o herramientas varias de control de gestión, contabilidad, aprovisionamiento… 


En muchos casos, el ERP asume funciones comentadas anteriormente como propias del back end. Entre
ellas: gestión de pedidos, de precios, de clientes o de catálogo. Decidir dónde se deben colocar estas
funcionalidades (dejarlas en el BE o incluirlas en el ERP) es relevante y tiene muchas implicaciones.
 Sistemas de Gestión de Almacén o Logísticos: cuando la logística es interna.
 CRMs o sistemas de atención al cliente: vitales para una correcta gestión comercial.
 Business Inteligence, herramientas de analítica o de reporting. Necesarios para
gestionar el negocio.

 Sistemas externos:

 Proveedores: quizás el protocolo más habitual sea EDI pero hay otros muchos modos
de conectarse con el proveedor para gestionar catálogos, pedidos, recepciones, facturas, albaranes, etc.
 Grandes clientes, partners comerciales o afiliados con quienes podemos integrar:
registros de clientes, catálogos, ofertas comerciales o incluso todo el proceso comercial completo.
 3PLs: Operadores logísticos externalizados que gestionan nuestro almacén y operación
física de mercancía.
 Transportistas: couriers o servicios de correos que se encargan de hacer llegar nuestros
productos al hogar del consumidor. 

 Gestionar el reparto de funcionalidades entre todos estos sistemas, y la integración


entre los mismos es uno de los factores que nos condicionarán fuertemente el futuro incidiendo en…
 Funcionalidad: más sistemas implican más potencia de negocio y mayor capacidad para
desarrollar ventajas competitivas aunque por el contrario incrementa notablemente la complejidad de
gestión. Más potencia no tiene por qué implicar necesariamente mayor aprovechamiento sino sólo más
burocracia. Saber sacar partido de la potencia es todo un reto.
 Costes directos: más sistemas implica más costes directos en licencias y/o desarrollo.
 Costes indirectos de mantenimiento y servidumbres comunicaciones, hosting,
administración
 Escalabilidad del negocio: una vez tomado un camino será muy complicado cambiar el
mapa de sistemas diseñado. Hacerlo requerirá grandes esfuerzos y costes y condicionará por tanto nuestra
capacidad de hacerlo crecer a buen ritmo.

Está claro pues que tener más sistemas y más potentes no te garantiza el éxito, pero te lo puede facilitar si lo sabes
gestionar. Por otro lado, tener un mapa más completo (o complejo) desde el inicio te puede ayudar a hacer crecer
el negocio en el futuro facilitando el desarrollo y el empleo de herramientas mucho más productivas cuando se
alcanza cierto volumen.

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