Está en la página 1de 3

Orson Welles y La Guerra de los Mundos

Si hay una noche especialmente dedicada al miedo, esa es la noche de Halloween. Así lo
entendió en 1938 uno de los mayores genios que ha tenido el cine, Orson Welles (1915-
1985), que un año antes, con tan solo 22 años, se une al proyecto de John Houseman
para fundar la compañía The Mercury Theatre. Con ella se dedicaron a producir, no solo
representaciones teatrales, sino también películas, libros, grabaciones educativas de obras
de Shakespeare y programas de radio, el medio estrella en aquel momento. En total,
produjeron cerca de 50 espectáculos en apenas dos años.

Entre 1938 y 1940 The Mercury Theatre on the Air  representó para la CBS-
Radio (Columbia Broadcasting System ) numerosos dramas y obras teatrales adaptadas al
formato radio, contando a veces con actores de la talla de Joseph Cotten o Agnes
Moorehead (posteriores actores de Welles en Ciudadano Kane y El Cuarto Mandamiento),
y con guionistas como Howard Koch (autor más tarde del guion de Casablanca). Algunas
de las representaciones de esos años para la CBS fueron: “Los Miserables”, “Drácula”, “La
Isla del Tesoro”, “39 escalones”, “Julio César” o “El Conde de Montecristo”. En octubre de
1938 pensaron que sería bueno cambiar de registro literario.

La obra que decidió radiar el equipo de Welles fue La Guerra de los Mundos, basada en
el libro de H.G. Wells (1866-1946) del mismo título, escrito en 1898. En él se narra
como un cilindro procedente de una explosión en Marte llega a la tierra, concretamente al
centro de Londres, desde donde se inicia una invasión multitudinaria protagonizada por
máquinas infernales, una especie de trípodes de gran tamaño tripulados por unos
marcianos que, finalmente, sucumben a causa de los seres vivos más minúsculos de la
tierra: las bacterias. Toda su tecnología y avanzada civilización no sirvieron de
nada frente al poder ancestral de seres que ya se encontraban aquí antes de su
llegada.

Orson Welles (1995): "Hicimos en el programa exactamente lo que habría sucedido, si el


mundo hubiera sido (realmente) invadido".

Quienes sí utilizaron todo un gran arsenal técnico, el mejor del momento, fueron los
miembros del equipo de sonido del Mercury Theatre on the Air . Bajo la supervisión
de John Dietz, se encargaron de los efectos de sonido: Ora Nichols, Ray Kremer y Jim
Rogan. Ellos, que habían recibido críticas por no ser muy realistas en anteriores
retransmisiones, esta vez fueron los artífices de la gran carga de veracidad de la obra,
escrita y retransmitida como si de una crónica periodística se tratase. 

El programa, emitido el domingo 30 de octubre de 1938, duró cerca de una hora (entre las
20:00 y las 21:00 pm), de la que casi cuarenta minutos se dedicaron a un falso
noticiario. Empezaron con la retransmisión de un concierto que, supuestamente, estaba
teniendo lugar en el Hotel Park Plaza, y que constantemente era interrumpido para ofrecer
una primicia: “Interrumpimos este programa para traer un anuncio de Grover's Mill…
Grover's Mill acaba de caer”. Doce millones de personas estaban escuchando el
programa. Y empezó la histeria.
La retransmisión culminaba con la muerte del periodista de la CBS asfixiado por los gases
tóxicos de los trípodes y, finalmente, el Profesor Richard Pierson (el científico experto,
interpretado por Orson Welles) terminaba el relato en tercera persona describiendo la
muerte de los invasores.

El serial se había iniciado con la advertencia de que se trataba de una ficción, pero
muchos de los oyentes, que tal vez se incorporaron ya iniciada la obra, realmente se
creyeron que New Jersey, el escenario donde Welles trasladó la acción en sustitución del
Londres original, estaba siendo invadido por trípodes extraterrestres tripulados y
dispuestos a conquistar la tierra con gases y fuego. Y huyeron.

Hay crónicas que hablan de cientos de ciudadanos de este estado norteamericano (y de su


vecino Nueva York) que se echaron a la calle y huyeron despavoridos en sus vehículos
tratando de escapar de la debacle… realmente sin saber hacia dónde: “Aquellas personas
que vivían en las ciudades se dirigían a las colinas, y las que estaban en los montes iban a
las ciudades”.

Monolito colocado en el sitio exacto del “aterrizaje marciano” en Grover’s Mill, Nueva
Jersey (EEUU) (PD)

El año 1938 fue un tanto especial. Mientras en Europa se respiraba ya un cierto


aire prebélico (faltaba menos de un año para que empezara la IIGM), en los EEUU la
recuperación económica tras la gran depresión del 29, empezaba a ser real. El miedo a
perderlo todo de nuevo estaba latente. Consciente o inconscientemente, Welles escogió el
mejor momento para que su retransmisión produjese un gran efecto de pánico.

Las líneas telefónicas de las emisoras de radio y de la policía se atascaron por las llamadas
de ciudadanos asustados... Algunos llamaron también a la CBS para describir, con todo
lujo de detalles, como habían visto aterrizar una de las naves marcianas... Mucha gente
se refugió en las iglesias… El actor John Barrymore, pese a que conocía a Welles y su
voz, se creyó la invasión y se apresuró a soltar a sus perros, diez ejemplares de Gran
Danés, que huyeron despavoridos en todas direcciones mientras el actor lloraba temiendo
por su suerte… E incluso, según cuenta un libro que publicó la Universidad de
Princeton sobre la histeria en masa (The Invasion from Mars, a Study in the
Psychology of Panic, 1940, de Hadley Cantril), una dotación de buques de la Marina
de EEUU que estaba de descanso en el puerto de Nueva York, avisó a toda su tripulación
para que volviera inmediatamente a su barco suspendiendo el permiso. Al día siguiente,
el 31 de octubre, The New York Times se hacía eco de las repercusiones: “Radioyentes
aterrorizados toman una obra de teatro bélica como algo real”.

Tanto fue el revuelo que se montó (un estudio de los años noventa, realizado por Robert
E. Bartholomew en Auckland, Nueva Zelanda, minimizó mucho esta repercusión),
que Orson Welles tuvo que atender llamadas de la policía a la emisora mientras aún
estaba en el aire, emitir un segundo mensaje aclaratorio en el minuto 40:30,
aproximadamente, y pedir disculpas por radio al día siguiente.

El propio Welles contaba años más tarde que otro domingo cualquiera, parecido a
aquel de Halloween, pero en diciembre de 1941, estando reunido con amigos y
escuchando la radio, se oyó decir, "Interrumpimos esta emisión para transmitir un
anuncio: Pearl Harbor acaba de ser atacado”, y muchos de los presentes pensaron que
era otra broma de Welles. Así de enorme fue la impronta que dejó con su programa.

Lo fue tanto, que incluso llegaría a alcanzar a los oyentes de dos programas de radio que
se realizaron en 1998 como homenaje al primero de Welles por su sesenta aniversario.
Uno se radió en Portugal y otro en México. En esta ciudad, el gobierno tuvo que salir al
paso de los rumores generados por el programa y asegurar que no había ningún meteorito
marciano caído en la capital, pidiendo a los miles de ciudadanos mexicanos que habían
salido en su busca que desistieran. 

H.G.Wells. Imagen incluida en su libro "La Guerra de los Mundos" en la edición de 1898
(PD)

El escritor Arthur C. Clarke (1917-2008) homenajeó a H.G. Wells (quien, por cierto,


con su novela abrió al mundo el género de invasiones extraterrestres y ciencia ficción) en
su libro 2001: Una odisea en el espacio, escrito en 1966, asegurando que para ese año
2001 se habían realizado ya dos versiones más de la historia. Una se había estrenado en
1953, la película La Guerra de los Mundos, de Byron Haskin. Pero en el año 2005,
fue Steven Spielberg quien hizo cumplir la profecía de Clarke con una nueva versión
(más fiel al libro de Wells, además), la protagonizada por Tom Cruise. No obstante,
ambas suceden igualmente en los EEUU y no en Londres.

Por cierto… la novela original de La Guerra de los Mundos, era una crítica a la sociedad
victoriana y las ansias colonizadoras de un mundo en expansión imperialista. H.G. Wells,
con su obra, trataba de demostrar a los países europeos, y muy especialmente a
Inglaterra, que toda su tecnología y avanzada civilización no servirían de nada
frente al poder ancestral de seres que ya se encontraban allí antes de su
llegada.

https://www.vavel.com/es/masvavel/2017/10/24/historia/840324-orson-welles-y-la-guerra-de-los-mundos.html

También podría gustarte