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CUENTOS QUE NO SON TAN CUENTOS

En algún lugar en un salón de clases había una maestra llamada “Pepita Pérez”; ella
estaba muy triste porque sus alumnos peleaban todo el tiempo, ya que había niños de
todo lugar y condición:

Niños morenitos con el cabello crespo. “Ajá, mucho gusto, mi nombre el yurleidis y
vivo en barranquilla donde se hace el mejor carnaval del país”

Otros con la cara pintada porque pertenecían a una tribu indígena: “Soy aiyana, de la
tribu wayuu ubicada en la península de la guajira al norte de Colombia”.

Algunos niños del centro del país: “Mi nombre es Gabriela y vivo en el principal centro
cultural, industrial, económico y turístico más importante de Colombia, bogotá”

Niños de los hermosos llanos orientales: “Buenos días a todos, soy José manuel,
enorgullecido por la ganadería y los hermosos paisajes de mi región”

Niñas de la ciudad que tenían una manera especial de mirar: “Pues, si, hola, soy
vanessa, la MEJOR estudiante de toda la institución. Ah, y vivo aquí, en Envigado.

y algunos de lugares campestres, lugares con mucha mucha historia: “Muy buenas a
todos, me llamo Cristina, vivo en el territorio donde se libraron las batallas
determinantes para la independencia de Colombia: Boyacá.”

Como ya se dieron cuenta, todos los estudiantes eran diferentes.

Algunos se tragan las letras al hablar, otros tiraban basuras al piso, gritaban y se
reían de los demás compañeros, vestían de maneras particulares y tocaban
canciones increíbles.

La maestra al ver esto decidió contarles un cuento llamado “El Señor Inclusión”

-¡Oh! Exclamaron los niños…que nombre tan raro…

Cuando por fin pudo llamar su atención, Yurleidis preguntó:

-Ajá Plofe y ese Señol quién es?

-La maestra sonrió y les dijo: Es quien nos ayuda a aceptar a los demás como son

-A quiénes maestra? preguntó Gabriela

-A nosotros respondió la maestra, porque él quiere que las personas se acepten,


que entiendan que todos somos diferentes, pero que de igual manera nos debemos
respetar.

Después de un corto silencio, la maestra comienza contarles un cuento…


Érase una vez

Un lugar llamado tierra…

Interrumpió “Vanesa”: ¿Donde nosotros sembramos? Mirándolos a todos como bichos


raros.

“Cristina” reviró: no Vanessa, la tierra es el planeta donde todos vivimos…

La maestra continua.

El Señor Inclusión salió un día a caminar y así tuvo la oportunidad de ver muchas
personas con ropas de colores, personas de la Costa Pacífica

- ¡Ah! Como yo comaiii, dijo “Yurleidis”

-Si, como tú, Yuleidis.

También vio personas que solo usaban taparrabos, tenían la cara pintada y vivían
en chozas.

-Les decimos bahareques maestra, dijo Aiyana.

Pero mientras más caminaba más se entristecía…

. ¿Por qué se entristecían maestra? Pregunto “Gabriela”

La maestra les dijo: porque se dio cuenta que las personas no se respetan, que no
se han dado cuenta que todos somos diferentes; que las comidas en cada región son
diferentes, al igual que la música…

-Maestra, por ejemplo, en el llano tocamos una música llama joropo, escuche: …

-Así es Jose Manuel.

Como les iba comentando tampoco reconocían que todos nos diferenciamos por la
ropa, la forma de hablar, las costumbres. El señor inclusión no encontraba una
manera en que todos nos aceptáramos.

Cuando pensó por un rato dijo: ¡esto tiene solución¡, y pensó en una actividad
llamada, “qué me gusta de ti”.

Eliana: ¡Ahora les toca a ustedes! Realizaremos la hoja del amor, en donde cada
uno deberá hacer un dibujo en el que represente el respeto, amor y amistad por el
otro.

Yo: Donde sin importar las diferencias aprenderán a ver al otro con amor y aceptación.

Nalliver: Pueden usar colores, marcadores, mirella, recortes, en fin, despierta esa
creatividad que llevas dentro.
Paula: Gracias por acompañarnos durante este día de celebración.

Majo: Y recuerden: “las diferencias debemos aceptar para así aprender mucho más”

Manu: ¡Feliz día del amor y la amistad a todos!

Simón: para finalizar, los invito a cantar una canción…

fin

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