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IV Jornadas de Ingeniería del Agua

La precipitación y los procesos erosivos


Córdoba, 21 y 22 de Octubre 2015

Análisis de la dinámica de la erosión en


cárcavas mediante fotointerpretación y modelos
hidrológicos.
A. Hayas1, T. Vanwalleghem1, J.V. Giráldez1,2, A. Laguna3, G. Guzmán2, A.
Peña4

1 Universidad de Córdoba, Dpto. de Agronomía

2 Instituto de Agricultura Sostenible, CSIC, Córdoba

3 Universidad de Córdoba, Dpto. de Física Aplicada

4 Universidad de Córdoba, Dpto. de Ingeniería Rural

1. Introducción
La erosión del suelo es una grave amenaza para el futuro de la Humanidad por implicar la
pérdida de un depósito del ciclo hidrológico, y con ella la capacidad para conservar el agua y
mantener la producción de alimentos (Amundson y col. 2015). Como indican Karlen y col.
(2003) el mantenimiento de la calidad del suelo es la base de la supervivencia del hombre en
la Tierra. La erosión es un fenómeno que forma parte del ciclo geológico, aunque ha sido
acelerada por la actividad humana, llegando esta contribución a superar a la erosión
geológica, o natural, (Wilkinson y McElroy 2007). Las estimaciones de Montgomery (2007)
son parecidas aunque apunta, al menos, una posible solución con una Agricultura más
conservadora.
De las diferentes formas con las que ocurre la erosión, y en particular la hídrica, (i)
salpicadura por impacto de gotas de lluvia, (ii) erosión en superficies extensas, sheet erosion
en inglés, mal traducida como erosión laminar por la confusión que supone con los
regímenes del flujo de agua, y (iii) erosión lineal por la concentración de la escorrentía
superficial y subterránea en las líneas de desagüe, que origina regueros y cárcavas, esta
última es posiblemente la más importante, superando en algunos casos el 94% de la pérdida
total de suelo (Poesen y col. 2003).
Se han dedicado numerosos estudios al análisis de la erosión en cárcavas. Partiendo de una
comparación entre el esfuerzo cortante estimado del flujo de escorrentía en una cuenca con

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el valor umbral o crítico para iniciar el arranque y transporte de sedimentos, Istanbulluoglu
y col. (2002), cartografiaron las zonas de inicio de regueros que degenerarían en cárcavas.
Con otra expresión también sencilla Abrams y col. (2009) comprobaron que el desarrollo de
redes fluviales derivadas de cárcavas originadas por erosión por percolación, en surgencias
bajo la superficie, puede indicar su evolución temporal. El crecimiento de la cárcava por
erosión en cabecera pude ser caracterizado con ecuaciones basadas en la hidráulica, (Alonso
y col. 2002), incluidas por Flores-Cervantes y col. (2006) en un modelo de evolución de
cuencas, comprobado por Campo-Bescós y col. (2014) en la predicción del avance de
cárcavas en las Bardenas Reales. El ensanchamiento de la cárcava se debe a procesos de
deslizamiento de paredes, propiciado por el descalce, o socava, en la erosión del fondo del
canal, como proponían Rose y col. (2014) en un reciente modelo. Montgomery y col. (1998),
sugirieron el uso de laderas de longitud infinita para describir su estabilidad, aplicable a
paredes de cárcavas. Iverson (2000), Rosso y col. (2006) y Lehmann y Or (2012) han
propuesto modelos más próximos a la realidad al incorporar la presión transitoria del agua
en el suelo, que puede también aplicarse a las paredes de las cárcavas. No hace mucho
Brooks y col. (2009) destacaban la relevancia de la erosión por cárcavas en Australia por su
contribución a la masa de sedimentos que acarrean los ríos de Queensland, presentando
una clasificación de las mismas. Chaplot (2013) resaltaba la influencia de la topografía, los
puntos de inflexión de las laderas en la erosión de Drakensberg en Suráfrica. Sin embargo
hay muchas regiones en las que el efecto combinado de clima, suelo, y su manejo, pueden
influir mucho más en la erosión por cárcavas como señalan, entre otros, Kramer y col.
(1999). Este es el caso de la Campiña andaluza.
El uso de los fotogramas aéreos ha facilitado mucho el análisis de la erosión, como, entre
otros Campo-Bescós y col. (2013) han demostrado en la detección del avance de las cárcavas
de las Bardenas. Shellberg y col. (2013) en Queensland usaron también GPS y LIDAR. Para
una escala menor Castillo y col. (2012) compararon diversos métodos, cuya incertidumbre
ha sido analizada por Gesch y col. (2015).
El objetivo de esta comunicación es presentar los avance de un proyecto de investigación
dedicado al estudio de la evolución temporal de la erosión por cárcavas en la Campiña
andaluza con el fin de poder asesorar medidas de corrección que mejoren además del suelo
y paisaje, la calidad del agua que circula por los ríos.

2. Material y métodos
2.1. Zona de estudio
Como no es posible con medios limitados analizar toda la parte de la Campiña andaluza
surcada por cárcavas, este trabajo se limita a zonas limitadas en las que a lo largo de los
últimos años se han ido estudiando diversas características de las cárcavas. Dos de estas
zonas se sitúan al noreste de la provincia de Córdoba, en la cuenca del río Guadajoz, al norte
de la localidad de Castro del Río, 1 A y 1 B, en un paisaje con pendientes relativamente

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suaves, en las que suelen descargar chubascos con gran intensidad de lluvia, aunque la
precipitación anual es menor que la de Córdoba por un posible efecto de sombra de lluvia.
Los suelos están formados sobre margas, colonizadas por las raíces de olivo que es casi la
única planta cultivada, y la vegetación arvense asociada. La otra zona está en el borde
occidental de la provincia de Jaén, próxima a Marmolejo, y al cauce del río Guadalquivir, con
características similares a la anterior, 2 C, 2 D, y 2 E, figura 1.

Figura 1. Situación de las zonas de estudio. Zona 1: Castro del Río (A) y (B); Zona 2 Marmolejo Norte
(C), Marmolejo Oeste(D) y Marmolejo Este (E).

Hayas et al. (2015) expusieron la evolución temporal de las cárcavas de la zona primera. En
la otra zona se ha seleccionado el invierno de 2009-2010 por la aparición de numerosas
cárcavas en la misma. La información meteorológica, precipitaciones registradas, proceden
de la Red de información agroclimática de Andalucía, de la Consejería de Agricultura y Pesca,
RIA (http://www.juntadeandalucia.es/agriculturaypesca/ifapa/ria/servlet/FrontController).

2.2. Generación de exceso de lluvia


Se estimaron los excesos de lluvia usando el modelo de infiltración de Green y Ampt (e.g.
Corradini y col. 1994) según la cual la infiltración instantánea, i, es igual al producto de la
conductividad hidráulica en saturación, ks, por el cociente entre el producto de la
componente matricial del potencial del agua en el frente de humedecimiento, o longitud de
h
la escala capilar, -ψm , por la diferencia entre la humedad en saturación, θs, y la inicial, θi, y la
infiltración acumulada, I

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  f     
i  ks  m s i  1 (1)
 I 
El encharcamiento en superficie se inicia una vez que el volumen de agua infiltrada iguala
a Iie, cuando la intensidad de lluvia es rie

 mf  s  i 
I ie  (2)
rie
1
ks
Una vez iniciado el proceso, tras tie, la infiltración acumulada, I, varía con el tiempo, t,
según

 I  mf  s  i  
I  I ie   s  i  ln 
f
  ks  t  tie  (3)
 I ie  m  s  i  
m f

-1
Las características del suelo usado son conductividad hidráulica saturada, ks=2.3 mm h ,
h
longitud de la escala capilar, ψm =-800 mm, y humedades respectivas en saturación,
3 -3 3 -3
θs=0.39 m m , y θi=0.17 m m , correspondientes a la clase textural del suelo tipo de las
zonas, franco-arcilloso (Rawls y col. 1982).

2.3. Extracción de la evolución de la geometría de las cárcavas


Se seleccionaron los fotogramas de diferentes vuelos aéreos, mostrados en la Tabla 1.
orden periodo orden periodo orden periodo
1 1956-1980 4 1998-2001 7 2007-2009
2 1980-1984 5 2001-2005 8 2009-2011
3 1984-1998 6 2005-2007 9 2011-2013
Tabla 1. Periodos entre los que se evaluaron cambios de la geometría de las cárcavas.

La evolución de la geometría de las cárcavas se obtuvo mediante técnicas de


fotointerpretación en un sistema de información geográfica (SIG), a partir de una serie de
orto-fotogramas aéreos, en diez fechas distintas, comprendidas entre 1956 – 2013 (Tabla
1). Para el caso de las zonas Castro del Río (1B), Marmolejo (2C, 2D y 2E) el periodo de
estudio se restringió a los años 2009 – 2011. Periodo en el cual había constancia de una
intensa actividad erosiva en forma de cárcavas. Para evaluar la evolución de la anchura de

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las cárcavas, se seleccionaron entre 15 y 45 secciones en cada cuenca, en las que se midió
el ancho sobre las ortofotografías en el periodo de estudio.

3. Resultados
La Tabla 2 presenta algunos datos de la elongación absoluta y relativa a las unidades de
espacio y tiempo en las diferentes zonas. La figura 2 muestra la evolución del volumen
estimado de las cárcavas de la zona 1 A, en los diferentes periodos.

zona 1A 1B 2C 2D 2E

elongación km 48.8 5.93 0.24 2.71 0.26


-1 -1
m ha año 11.5 37.9 1.50 8.89 0.98
Tabla 2. Elongación absoluta, y específica, por unidad de superficie y tiempo, en todo el periodo
1956-2013 en la zona 1 A, y para el periodo 2009-2011 en las cuatro restantes.

Figura 2. Evolución del volumen estimado de las cárcavas de la zona 1 A durante el periodo 1956-
2011.

La evolución estimada del volumen de las cárcavas no parece reflejar la influencia de la


mecanización en el primer periodo. A partir de 1980, hay una tendencia creciente, que
pudiera ser una consecuencia de la introducción del control químico de la vegetación
arvense en el olivar. Esta práctica causó una compactación superficial del suelo, con un
notable aumento de la producción de escorrentía como indica la figura 3. Esto pudo haber
estimulado la adopción de cultivos de cubierta entre las plantas leñosas, y recoge la
preocupación entre muchos agrónomos de aceptar reglas universales de conservación (e.g.
Karlen 2009).

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Posteriormente a partir de 2009 tanto la extensión de la superficie dedicada al olivar como
las circunstancias meteorológicas, expresadas como precipitación anual normalizada, con el
valor medio y la varianza, figura 4, parecen explicar el notable incremento de volumen
detectado.

Figura 3. Detalle de una cárcava de la zona 2 D en la primavera de 2010, en donde se aprecia el suelo
compactado en superficie sin vegetación arvense por control químico.

Figura 4. Precipitación anual normalizada en la zona.

La figura 5 muestra el exceso de lluvia diario generado por los chubascos del invierno de
2009-2010 calculados para el suelo franco-arcilloso que se ha adoptado aquí, así como la
infiltración también diaria. Como se aprecia en la figura se calcula que se generaron excesos
de lluvia que pudieran haber contribuido a la elongación de las cárcavas expresada en la
Tabla 2 por el efecto del esfuerzo cortante da la escorrentía superficial.

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Figura 5. Exceso de lluvia e infiltración diarios calculados con el modelo de Green y Ampt para la
zona 2 D.

Sin embargo el aumento del volumen de las cárcavas que indica la figura 2 en el periodo
anterior induce a pensar que el agua infiltrada contribuyó a ensanchar las cárcavas, al
menos de las zona 2 C y 2 E, incrementando la presión neutra, con la consecuente
reducción del factor de estabilidad de las paredes y la socava del canal del fondo por el
flujo de agua en él, que provocaría deslizamientos como los que se pueden contemplar en
la figura 3.

4. Discusión de los resultados


El método de interpretación de los fotogramas aéreos y las ortofotografías siendo de gran
ayuda, no está exento de errores como advierten Gesch y col. (2015) para otros métodos
similares. Es difícil estimar el incremento de la profundidad del cauca de la cárcava para lo
que se supone una relación de semejanza con otros cauces medidos en campo.
De la misma forma la estimación del exceso de lluvia implica una precipitación uniforme y
un suelo también uniforme, que no es real. Es preciso también convertir la infiltración y el
exceso de lluvia en velocidades de flujo sub- y superficiales para calcular los esfuerzos de
corte, así como estimar el esfuerzo de corte normal y los parámetros que regulan la
estabilidad de las paredes de las cárcavas.
Por ello estos resultados constituyen una aproximación primera al problema de las
cárcavas que habrá de refinarse en etapas posteriores.

5. Conclusiones
En zonas proclives a la erosión por cárcavas por su meteorología, topografía, y suelos, se
requieren sistemas de manejo agrícola que prevenga su desarrollo. Entre otros métodos la

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fotogrametría y la hidrología ofrecen herramientas que pueden ser de gran utilidad para
caracterizar los procesos erosivos y para asesorar medidas eficaces de conservación del
suelo y del agua.

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