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Animales
Las células animales son las eucariotas que constituyen a todas las especies
animales de la Tierra, incluidos nosotros. Su morfología es mucho má s
variable que la de las células vegetales, pues pueden ser tan distintas como
una célula muscular respecto a una célula nerviosa.
Sea como sea, las células animales comparten la característica de no poder
realizar la fotosíntesis, es decir, no son capaces de obtener energía a partir
de la luz. Por ello, al no poder generarse ellas mismas la materia orgá nica,
deben conseguirla del exterior. Las células animales “absorben” los
nutrientes del exterior a través de un proceso conocido como endocitosis,
que consiste en permitir la entrada de nutrientes a través de la membrana.
Esto explica que las células animales no tengan pared celular alrededor de
la membrana como sí ocurría con las vegetales, pues los nutrientes no
podrían entrar. Nuestras células nos exigen que comamos porque es la
ú nica manera que tienen de obtener la energía necesaria para sobrevivir.
Al no realizar la fotosíntesis, evidentemente no hay clorofila en su interior.
Ademá s, sí que disponen de vacuolas, pero son de un tamañ o mucho menor,
aunque má s abundantes
Fúngicas
Las células fú ngicas se encuentran a medio camino entre las vegetales y las
animales, aunque también está n en la “frontera” entre eucariota y
procariota. Las células fú ngicas, que conforman los hongos, tienen un
nú cleo bien definido, aunque en este caso hay especies tanto unicelulares
(como la levadura) como pluricelulares (como las setas).
Igual que las plantas, disponen de una pared celular alrededor de la
membrana, aunque su composició n es distinta y no realizan la fotosíntesis,
sino que se alimentan a través de una absorció n de nutrientes má s simple
que las animales.
Ademá s, su reproducció n es distinta a la de las animales y las vegetales,
pues si bien estos se reproducían por divisió n celular, los hongos lo hacen a
través de la producció n de esporas, las cuales “germinan” para dar lugar a
otro organismo.
Ademá s, a diferencia de las vegetales y las animales, que son incapaces de
serlo, hay células fú ngicas que han desarrollado la capacidad de infectar a
otros seres vivos, por lo que, juntamente con las bacterias, son los dos tipos
de células que pueden comportarse como pató genos por excelencia.