Está en la página 1de 4

ARTÍCULO 28 CDU.

CAUSALES DE EXCLUSIÓN DE LA RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA

7. “En situación de inimputabilidad. En tales eventos se dará inmediata aplicación, por el


competente, a los mecanismos administrativos que permitan el reconocimiento de las
inhabilidades sobrevinientes.

No habrá lugar al reconocimiento de inimputabilidad cuando el sujeto disciplinable hubiere


preordenado su comportamiento”.

A diferencia de lo que sucede en el derecho penal, la inimputabilidad en materia disciplinaria es


una causal de exclusión de responsabilidad. Ello por cuanto en materia penal:

● La inimputabilidad no se incluyó dentro de las causales de ausencia de responsabilidad (art. 32


del Código Penal) y porque, principalmente,

● Quien realiza una conducta típica y antijurídica, pero no culpable (en estado de inimputabilidad),
sí es objeto de la imposición de una medida de seguridad.

En derecho disciplinario, la responsabilidad está estructurada a partir de la infracción sustancial de


los deberes funcionales, para lo cual es necesario que la persona tenga unas condiciones mínimas
que le permitan entenderlos y comprenderlos, así como, las consecuencias que devendrían por su
incumplimiento, predicándose así la condición de sujeto disciplinable.

Así, la inimputabilidad se presenta como una situación extraordinaria y excepcional, que implica
una afectación de la capacidad del individuo, por lo que el sujeto pasible de la acción disciplinaria
en esas condiciones no puede ser merecedor de la imposición de una sanción disciplinaria. Por lo
cual, ante una situación de inimputabilidad el competente dará inmediata aplicación a los
mecanismos administrativos que permitan el reconocimiento de las inhabilidades sobrevinientes.

En concepto PAD., 4467 de 2005 de la PGN se precisó: “la inimputabilidad se traduce en la


imposibilidad de razonar y, concretamente, de diferenciar entre lo que es correcto y lo que no lo
es. Se ha calificado como la inmadurez sicológica o el trastorno mental que impide valorar los
patrones de conducta vigentes dentro del ordenamiento social y legal que determinan la forma de
actuar; son afecciones que limitan la capacidad para comprender la ilicitud o ilegalidad del
comportamiento que se asume”

Se resalta que, para una parte de la doctrina, dicha causa de exclusión de responsabilidad en
materia disciplinaria no afecta la culpabilidad, ya que, desde el análisis de la estructura de la falta
disciplinaria, la situación de inimputabilidad es un eximente de capacidad, por lo que no sería
dable sostener la configuración del ilícito disciplinario ni siquiera de la existencia de una conducta
disciplinariamente relevante (Gómez Pavajeau, Carlos Arturo).

“Por tanto, la culpabilidad es el juicio de reproche que se hace a un sujeto que pudiendo obrar de
una determinada manera opta por actuar en forma contraria, asumiendo una conducta típica y
antijurídica; en ese orden de ideas, la inimputabilidad se traduce en la imposibilidad de razonar y,
concretamente, de diferenciar entre lo que es correcto y lo que no lo es. Se ha calificado como la
inmadurez sicológica o el trastorno mental que impide valorar los patrones de conducta vigentes
dentro del ordenamiento social y legal que determinan la forma de actuar; son afecciones que
limitan la capacidad para comprender la ilicitud o ilegalidad del comportamiento que se asume
(Concepto de la Procuraduría General de la Nación, C-453/2005)”.

Con todo, la situación de inimputabilidad debe estar directamente relacionada con el deber
funcional que se estima incumplido, es decir, el que susceptible de merecer la imposición de una
sanción disciplinaria. Así por ejemplo, el servidor público no podría alegar que ostenta una
condición de cleptómano, cuando el deber funcional que se desconoció está relacionado con el
cumplimiento del horario laboral. Como se desprende de del numeral 7 del artículo bajo análisis,
tampoco habrá lugar para reconocer la inimputabilidad cuando el sujeto disciplinable hubiere
preordenado su comporta miento. verbi gracia, el militar que ingirió bebidas embriagantes
durante el servicio y le causó heridas o la muerte a uno de sus superiores o compañeros con su
arma de dotación oficial.

Según concepto C-453/2005 de la Procuraduría General de la Nación:

Es menester que tales condiciones sicológicas se encuentren demostradas dentro de la


investigación para que prosperen como causal de exoneración y para los mismos efectos, tal como
lo establece la norma, que las mismas se encuentren presentes al momento de la comisión de los
hechos. Al respecto, la Corte Suprema de Justicia, ha decantado las siguientes precisiones:

● En sentencia del 28 de octubre de 1986, indicó:

“...La calidad de inimputable no se deriva exclusivamente de la presencia de una inmadurez


sicológica o de un trastorno mental, requiérese, además que exista concomitancia temporal entre
ellos y la realización del hecho legalmente descrito y lo que es de suma importancia, que no debe
tratarse de cualquier clase de inmadurez o de trastorno, sino que ellos deben ser de tal entidad que
impidan un comportamiento adecuado, en cuanto anulen la capacidad de comprensión o de
correcta autodeterminación. En otras palabras, es indispensable que la situación de inmadurez o
de trastorno hayan dado lugar al comportamiento de que se trate....”

● En sentencia del 11 de diciembre de 2001, precisó:

“Abundante y antigua es la jurisprudencia de esta sala que ha sostenido, que el medio idóneo para
corroborar si el sujeto al momento de cometer el hecho se encontraba en capacidad de
comprender y autorregularse conforme a esa comprensión es el examen psiquiátrico, cuya práctica
resulta necesaria en los eventos en que de acuerdo con los elementos de juicio que ofrece la
actuación misma, se haga viable colegir que el acusado pudo estar afectado en sus esferas
cognoscitiva y volitiva cuando cometió el delito, sin que tal consideración implique que se esté
creando una específica tarifa legal en relación con ese elemento de convicción ni que deba
desconocer el conjunto probatorio allegado al expediente, ya que estando nuestro sistema
procesal regido en esta materia por la sana crítica, será el juez en últimas el que, luego de valorar
en su integridad las diferentes evidencias del proceso, concluya si es dable o no reconocer un
determinado estado psiquiátrico y de suyo, el estado de inimputabilidad ...”.
Para finalizar, una vez demostrada la causal de inimputabilidad, procede la cesación de todo
procedimiento en el estado en que se encuentre y la terminación del proceso, según lo indica el
artículo 73 del Código en mención, lo cual da lugar al archivo definitivo de la actuación al tenor de
lo dispuesto en el artículo 164, ídem estatuto.

en virtud de este artículo establecida la inimputabilidad se debe proceder a la aplicación de los


mecanismos administrativos para la declarar la inhabilidad sobreviniente, debe entenderse que
ello procede independientemente de las decisiones disciplinarias a que haya lugar y por la
autoridad administrativa competente, que no es la oficina de control interno disciplinario.

CASOS PRÁCTICOS (ANDREA)

PROCURADURÍA PRIMERA DELEGADA PARA LA VIGILANCIA ADMINISTRATIVA

Radicación N° : IUC-D-2012-98-490195

Trámite de apelación contra la Procuraduría Regional del Putumayo, siguiendo el trámite


establecido en el artículo 175 y siguientes de la Ley 734 de 2002, dicha procuraduría resolvió
sancionar con DESTITUCIÓN e INHABILIDAD GENERAL por el término de diez (10) años, al señor
FABIO ERAZO LASSO, identificado con la cédula de ciudadanía 1.121.506.194, en su condición de
concejal del municipio de Santiago-Putumayo. La presente actuación disciplinaria se originó en
queja formulada por la señora LUZ OFELIA ROJAS REVELO, manifestando que el señor FABIO
ERAZO LASSO, al parecer, se encontraba inhabilitado para ser elegido concejal del municipio de
Santiago-Putumayo por incursión en la causal prevista en el numeral 3º del artículo 40 de la Ley
617 de 2000, al haber celebrado contratos con el municipio de Santiago, dentro del año
inmediatamente anterior a su elección. NUMERAL 17 del artículo 48 de la Ley 734 de 2002.

La defensa argumenta que existe causal de exclusión de responsabilidad porque el señor Lasso se
encuentra en situación de inimputabilidad por su calidad de indígena, que no tenía conocimiento
de la ilicitud de la conducta puesto que no había recibido ningún tipo de asesoramiento.

El fallador considera que respecto a la alegada inimputabilidad derivada de la especial condición


de indígena del disciplinado, habrá de decirse, como se hizo por la primera instancia, que tal
condición, en modo alguno lo exonera de enfrentar juicio de reproche disciplinario, en tanto, <<la
situación de inimputabilidad en materia disciplinaria únicamente está relacionada en el trastorno
mental o estados similares, puse aquellos derivados por inmadurez psicológica o diversidad
sociocultural no tienen incidencia en el campo disciplinario; en la primera hipótesis, se supone que
quien ingresa al ámbito de lo público goza de la madurez suficiente para desempeñar el cargo o la
función, mientras que en la situación de diversidad sociocultural, los indígenas, de conformidad
con el inciso segundo del artículo 25 del C.D.U., son sujetos disciplinables<<

la sentencia de la Corte Constitucional, C-127 de 2003 «Siempre y cuando (…) el Estado capacite y
asesore a las autoridades indígenas, para que se produzca una comprensión de cada una de las
cláusulas del contrato, a través del cual administrarán recursos públicos, (sic) y las consecuencias
de su infracción». Se logró demostrar en el proceso que el disciplinado LASSO nunca acudió por
ayuda en asesoramiento a los canales previstos para ello, y que a las diversos conversatorios a los
que fue invitado, donde se tratarían estos temas tampoco tuvo la voluntad de asistir. Cumpliendo
la administración con el deber de proporcionarle los medios para su asesoramiento.

Por esta razón se decide CONFIRMAR la sentencia condenatoria.

PROCURADURÍA GENERAL DE LA NACIÓN

009-79534-02 del 7 de junio de 2004

La señora Rosalba Giraldo, durante el trámite de un crédito falsificó un documento para


presentarlo a la entidad bancaria, donde aseguraba que trabajaba como procuradora judicial y
ganaba 7 millones de pesos, fue ella quien lo digitó y falsifico la firma del Coordinador
administrativo, encargado de expedir dichos documentos. Por esta razón se le imputó el artículo
48# 1, por el delito de falsedad en documento público (Artículo 247 Código Penal), cuando supo
que se le haría esta imputación intentó suicidarse.

Al momento de aportar las pruebas, se allegó un dictamen pericial realizado por psiquiatra forense
de medicina legal donde se estimó que para el momento de la elaboración y firma del documento
venía con altas cargas de estrés de ansiedad, que según los análisis no tuvo la capacidad para
prever las consecuencias de su acto por un trastorno mental transitorio, cuenta de ello es que
intentó suicidarse apenas recibió la notificación de que se iniciaría un proceso disciplinario en su
contra. La disciplinada Necesitaba que le autorizaran el crédito inmediatamente porque iban a
rematar una casa que ella estaba comprando, se encontraba angustiada y desesperada, por la
presión que estaban ejerciendo los abogados para la compra y también sus familiares. Esto
analizado armónicamente con otras pruebas allegadas al proceso, como declaraciones de sus
compañeros de trabajo los días anteriores y posteriores al hecho daban cuenta del mal estado
mental en que se encontraba, su DIAGNOSTICO fue: que <<presenta signos y síntomas de un
trastorno depresivo de larga data y crisis de pánico>>

Por ello en este fallo de única instancia la procuraduría resuelve absolver a la señora Rosalba, por
existir una causal de exclusión de responsabilidad, notificar a las partes y posteriormente archivar
las diligencias.

También podría gustarte