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CURSO:BIOINGENIERIA
DOCENTE:ING. ZOILA GALVEZ MALPICA
ALUMNA:BECERRA BAZAN, XIMENA
CICLO: X
HISTORIA DE LOS MICROORGANISMOS EN LOS ALIMENTOS, EN LA INDUSTRIA ALIMENTARIA,
A TRAVÉS DEL TIEMPO
La mayoría de las bacterias son inofensivas e incluso útiles porque originan los sabores
y aromas de ciertos alimentos: queso, yogur, embutidos, etc. También forman parte de
algunos órganos, como la flora del intestino que, además de protegerlo, ayuda en sus
funciones.
Otras son perjudiciales, provocan alteraciones en los alimentos y los hacen
inadecuados para su consumo: causan la putrefacción de carnes y pescados o leche
agria. Son las denominadas alterantes, que estropean el alimento y limitan, con la
ayuda de reacciones físico-químicas, la vida útil del producto.
Las patógenas, con capacidad para provocar enfermedades, constituyen un pequeño
grupo. Estos microorganismos no ocasionan alteraciones ni transformaciones del
alimento (aspecto, color y sabor normales), por lo que su presencia es difícil de
detectar. Se desarrollan a temperaturas templadas (corporales) y, una vez dentro del
organismo, se reproducen y generan enfermedades alimentarias (ETAs), infecciones o
elaboran toxinas. Algunas participan en ambos procesos, de ahí que se hable de
toxiinfecciones alimentarias. Algunas de ellas son: la Salmonella, E. Coli, Listeria
monocytogenes, Vibrio Cholerae, Campylobacter jejuni, Staphylococcus auereus,
Shiguella, Yersinia enterocolítica.
En el s. XIX, gracias a la pionera labor del padre de la Microbiología, Louis Pasteur, se logra
demostrar la directa asociación entre los microorganismos y la producción y deterioro de los
alimentos, y entre los microorganismos y las enfermedades que sufría el hombre. Entre los 70
ó más años siguientes, los científicos logran determinar que una gran cantidad de
microorganismos producían enfermedades alimentarias. Ese sería el comienzo de la
Microbiología de los Alimentos, y el progreso de ella sería posible por la contribución aportada
por el Instituto Pasteur de Lille (Francia), por el CDC de Atlanta (EUA), el Centro de
Investigación Científico Industrial, en Australia, el Instituto de Investigaciones de Alimentos y
Carnes, de Gran Bretaña, y centenares de departamentos de Microbiología en Universidades
de todo el mundo.
El segundo hecho fue el gran incremento del comercio internacional de alimentos, los cuales
eran producidos en distintos continentes en grandes cantidades o lotes, provenientes, a veces,
de áreas endémicas de enfermedades entéricas, hecho que ponía en peligro la salud de la
población así como grandes pérdidas económicas.
Para cumplir con esta tarea, se creó una comisión científica independiente, que se tendría que
abocar prioritariamente a proponer métodos adecuados y límites aceptables, particularmente
para aquellos alimentos que se mueven en el comercio internacional. Esto sucede en 1962,
fecha de la creación de la Comisión Internacional de Especificaciones Microbiológicas de los
Alimentos (ICMSF), la cual todos ustedes conocen, y que está formada por expertos
microbiólogos de diversos países, cuya labor es ad honorem y que provienen de la industria de
alimentos, de las Universidades o de las agencias de control; pero que no representan ni a sus
países ni a sus instituciones.
A. LA FERMENTACIÓN
El proceso común que interviene en la fabricación del pan, el vino y los quesos (por
citar sólo algunos alimentos), es la fermentación que realizan los microorganismos
presentes en la materia prima. El término fermentación es entendido de forma
distinta en el contexto de la biología celular que en el contexto industrial.
En el sentido biológico la fermentación es un proceso de obtención de energía en
condiciones anaeróbicas (ausencia de oxígeno) que puede generar como producto
final ácido láctico (fermentación láctica, por las bacterias ácido-lácticas) o etanol
(fermentación alcohólica por levaduras).
BIBLIOGRAFIA: