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Incrementando
el Confort Gastrointestinal
Grupo Target
Bebés y niños que reciben su nutrición por medio de tubos de alimentación y que experimentan
disconfort debido a:
– náuseas
– reflejo de gag
– vómitos
– reflujo gastroesofágico
– retorcijones/cólicos abdominales
– arcadas, esfuerzos por vomitar
– vaciamiento gástrico rápido
– inadecuada percepción de lo indicios de hambre y saciedad
– presiones de los padres para que ingiera mayor cantidad de alimento
Los padres estos niños con frecuencia experimentan presiones internas y externas para darle al
niño un número determinado de calorías en cada comida con el fin de sustentar el crecimiento.
El apetito del niño y su confort gastrointestinal puede variar ampliamente durante estas comidas,
creando estrés adicional tanto para los padres como para el niño.
Fundamentos Neurofisiológicos
Tanto el reflujo como la presencia de arcadas puedenser vistos como resultado de causas
subyacentes tanto como disparadores que elicitan estos patrones gastrointestinales. El reflujo se
basa en una amplia variedad de aspectos médicos que resulta en la disminución de la competencia
del esfínter esofágico inferior. Cuando el sistema de un niño es vulnerable al reflujo, muchos
disparadores ambientales pueden elicitar el patrón gastrointestinal. Esto puede incluir tensión física
y emocional, desórdenes de la regulación y defensividad sensorial, pobre estabilidad postural y
reducida actividad muscular de la pared abdominal, reacciones alérgicas, congestión nasal y goteo
retronasal, y retraso del vaciado gástrico.
Los procedimientos quirúrgicos tales como Fundoplicación de Nissen o Piroloplastia pueden ser
hechos para incrementar mecánicamente el cierre del esfínter esofágico inferior y reducir la
cantidad de tiempo en que el alimento permanece en el estómago. Idealmente esto resulta en la
eliminación del reflujo y de los vómitos. Sin embargo, algunos niños que han tenido fundoplicación
responden con fuertes arcadas, flatulencias, náuseas, y malestar gastrointestinal generalizado.
Pierden interés en comer por boca y pueden volverse totalmente dependientes de una
alimentación lpor goteo lento y continuo a través de una bomba de alimentación.
Las causas subyacentes son especulativas y pueden diferir según cada niño. Cuando las causas y
disparadores para el reflujo no son anotadas antes de realizar la fundoplicación, estos mismos
disparadores pueden crear presión contra el esfínter esofágico inferior y contribuir a la presencia
de arcadas. En algunos niños es tan fuerte esta respuesta que la fundoplicación pierde y no puede
controlar más el reflujo y los vómitos. Sumado a esto, los efectos secundarios de la cirugía pueden
incluir daño al nervio Vago, reducción del tamaño del estómago, cambios en el tiempo de vaciado
gástrico, resultando en retraso del vaciado gástrico o Síndrome de evacuación gástrica rápida o de
vaciamiento rápido.
Generalmente cuando uno o más de estos componentes está presente, se les dice a los padres
que no se puede hacer nada sobre las arcadas (esfuerzos por vomitar) y sensación de naúseas, y
que hay que tener esperanzas de que el niño las superará eventualmente.
Los niños que experimentan dolor por esofagitis (por el reflujo), flatulencias o arcadas (por la
fundoplicación), frecuentemente responden con aumento de la tensión física. Ellos pueden empujar
fuertemente hacia atrás hacia la extensión o enroscarse en una fuerte flexión.
Las paredes abdominales se tensionan y resulta en un círculo vicioso de dolor, tensión e
incremento de dolor. El disconfort del sistema nervioso autónomo se intensifica y el niño no puede
detener las arcadas. El esfuerzo por vomitar puede comenzar a ser disparado por señales cada
vez más pequeñas del discomfort. La tensión en cintura pélvica y abdomen puede entorpecer el
paso de gases o los eructos, quedando encarcelados en el sistema gastrointestinal por la fuerte
tensión. Muchos niños con parálisis cerebral entran en un fuerte empuje extensor. Sin embargo, el
gas pasa más fácilmente con un cuerpo y pared abdominal relajados. Una ligera elevación de la
pelvis y flexionando las piernas del niño sobre su abdomen también facilita el manejo y liberación
de gases.
Estas estrategias son imposibles cuando la tensión acompaña el disconfort inicial.
El esfuerzo intermitente por vomitar puede convertirse en un refuerzo negativo intermitente que
perpetua la creencia del niño de que la alimentación estará asociada con disconfort. Como el
reflujo y arcadas han estado previamente asociadas con la distención abdominal durante las
comidas abundantes, ante cualquier intento de incrementar la cantidad de alimento el niño puede
responder con arcadas. Con cantidades más pequeñas, el estómago se vuelve funcionalmente
más pequeño, entonces cantidades aún más pequeñas disparan la sensación de expansión de las
paredes del estómago. Esta sensación (y la percepción del niño de que esto significa problemas)
pueden servir como disparador de tensión física y emocional, que entonces elicita naúseas y
arcadas.
Las formulas procesadas usualmente se convierten en la dieta principal o exclusiva. Esto resulta
en la reducción de la variedad dietaria. El cuerpo conoce solo una experiencia aislada relacionada
con el comer que causa discomfort. Generalmente existe una reducción de fibras y una reducción
del resto de los nutrientes que se encuentran en los alimentos naturales. Esto puede contribuir a la
aparición de reacciones alérgicas. Algunos alergistas observan que individuos pueden desarrollar
sensibilidad o una sistemática intolerancia para alimentos que son consumidos diariamente. Los
niños cuyos padres, abuelos o hermanos tienen alergia, pueden presenter alto riesgo de
desarrollar sensibilidades a componenetes de la fórmula que les es dada por períodos
prolongados. La mayoría de las fórmulas contiene lecha de vaca o soja como fuente de proteína, y
maíz como fuente de grasa o carbohidrato. Estos tres alimentos están presentes en el grupo de
alto riesgo para el desarrollo de reacciones alérgicas en los niños pequeños. Muchos niños pueden
manejar pequeñas e infrecuentes cantidades de alimentos a los cuales son sensibles o alérgicos.
Sin embargo, si el alimento es ofrecido en grandes cantidades todos los días, los problemas
pueden desarrollarse. Como los síntomas alérgicos pueden desarrollarse en cada parte del cuerpo,
esto también puede afectar el sistema gastrointestinal. Tanto los vómitos, reflujo, retching, como la
congestión mucosa, han sido observados como respuesta de sensibilidad alérgica ante alimentos.
Uso de Antibióticos
Un uso incrementado de antibióticos puede “debilitar” aún más el sistema gastrointestinal debido a
la destrucción de las bacterias saludables y la creación de un imbalance con incremento de
levadura Candida albicans (produce candidiasis). La digestion es menos eficiente. Pueden
producirse más gases. Puede producir se “intestino con fuga” debido a los rizomas en las paredes
del intestino embebidos con levadura, a medida que la levadura crece y cambia la forma. Esto
incrementa la incidencia de reacciones alérgicas extendidas, desafiando y debilitando al sistema
inmunológico. Una infección sistemática con levadura frecuentemente produce gases en el tracto
intestinal debido a la pobre digestión.
Muchos niños descubren que los adultos le prestan mucha atención cuando vomitan o hacen
arcadas. Aprenden a sentirse poderosos y con control sobre los otros por medio del disparo de
estas conductas. Como tienen mínimo control en otras áreas de sus vidas, ellos encuentran la
estimulación de una arcada/náusea como una herramienta muy poderosa.
Aprendiendo el Protocolo
Numerosos abordajes simples y efectivos pueden incluirse en el programa de un niño para
incrementar el confort gastrointestinal. Los siguientes componentes han sido efectivos con bebés y
niños. Seleccione aquellos que tengan relación con la situación y necesidades específicas del niño.
Derivar al Niño a un Gastroenterólogo Pediátrico
Bebés y niños deben ser derivados a un gastroenterólogo pediátrico cuando rechazan el comer o
limitan la cantidad de alimento que son capaces o están dispuestos a ingerir por comida. Este es
un importante primer paso para descartar desórdenes estructurales o funcionales del sistema
gastrointestinal. Si los problemas médicos son identificados, padres y terapéutas pueden explorar
el desarrollo acompañados con el médico. Aunque típicamente se prescribe el uso de
medicamentos y cirugías para tratar los aspectos médicos, no logran resolver todos los problemas
de la mayoría de los niños. Por ejemplo, la medicación puede reducir los niveles de acidez pero no
prevenir el reflujo o los vómitos. Muchas medicaciones tienen efectos secundarios que incluyen
náuseas, reducción del apetito y constipación.
La cirugía puede proteger los pulmones e incrementar la retención del alimento en el cuerpo,
debido a que crea una barrera para el reflujo y los vómitos, pero puede causar o contribuir a la
presenica de arcadas, vaciado gástrico rápido y otras dificultades gastrointestinales. Muchos
abordajes que manejan el reflujo a través de la dieta y el ambiente, pueden ser altamente efectivos
cuando se incorporan en programas implementados por nutricionistas y terapeutas dedicados a la
alimentación.
Con el fin de ayudar al niño a volverse más abierto para desarrollar una relación positiva con la
comida, es esencial guiar a los padres por caminos que favorezcan el confort de su hijo durante la
alimentación a través del tubo. El trabajo en equipo entre padres, médicos y terapéutas es
realzado cuando se comparte la información. Esto sustenta un abordaje integrado que contempla
tanto los aspectos físicos como de aprendizaje del disconfort del niño durante la comida.