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El DIÁLOGO VERBAL.

ESCUCHAR Y RELACIONAR
A menudo la respuesta clave aparece después de la pregunta clave, y
también puede
aparecer espontáneamente en el relato aparentemente sin importancia del
paciente, así como
en un gesto repetitivo, en el que se señala varias veces la misma zona. Por eso
es tan
importante ser y estar presente durante la entrevista.
Descripción de las molestias.
¿CÓMO son? dolor, molestia, incapacitante, sensación de nudo, tensión o
contracción,
picor, quemazón, ¿irradia?, etc.
¿DÓNDE lo siente?, ¿DESDE CUANDO?
¿Son únicas o reiteradas?
¿CON QUÉ LO RELACIONA? El/la paciente a veces relaciona los síntomas
con algo
que le ha sucedido, con una intervención quirúrgica, una gripe, con otro
síntoma lejano
o con cualquier experiencia que a menudo puede resultar poco relevante, hasta
absurdo,
desde el punto de vista de la medicina convencional. Estas relaciones, suelen
ser muy
importantes desde la perspectiva de la TN, pues son totalmente únicas,
características de
esa persona.
Hábitos: alimentarios, fisiológicos, fármacos, tóxicos. El foco irritativo que
buscamos
puede estar ahí.
Infecciones. Si se encuentran en expresión aguda pueden ser el motivo de
consulta y si son
antiguas o de repetición, pueden ser un foco irritativo incluso interferente. Son
muy
frecuentes las de la infancia (meningitis, etc.), y las esferas ORL, respiratoria,
digestiva y
genitourinaria.
Afecciones de la infancia. Enfermedades, experiencias que les marcaron,
heridas,
contusiones. ¿El parto fue traumático?
Intervenciones quirúrgicas.
Motivo de las mismas (fractura, neoplasia, infección, estética, etc.)
¿Le afectó mucho por algún motivo? ¿Se recuperó bien de la misma?
¿secuelas?
Cicatrices.
Intervenciones, quemaduras, heridas, accidentes, etc.
¿Afectan la sensibilidad? ¿cambio de color? ¿hay retracción, fibrosis o
adherencias?
¿Se infectaron?, ¿tardaron en cicatrizar?
Puede ser que la infección, la dificultad en la cicatrización o las secuelas de la
misma no sean sólo por algo que sucedió en ese momento, sino por algo
previo, es decir,
una disminución o alteración previa del tono neurovegetativo, facilitará esa
evolución.
Historia ginecológica:
Embarazos, abortos (¿provocados o espontáneos?) y partos.
Menstruaciones, menopausia.
Infecciones, flujos, sequedad, picores, dolores.
Historia odontológica.
Cordales: ¿han erupcionado bien?, ¿retenidos?, ¿hay agenesia?, ¿están
vestibulizados,
inclinados, rotados, etc.?
Endodoncias, implantes, puentes, coronas, pernos, etc.
Retracciones gingivales, irritaciones, infecciones.
¿Lleva o llevó ortodoncia? ¿retenedores?
Metales en la boca, especialmente si coinciden diferentes tipos. ¿Amalgamas?
¿Oclusión?, ¿precontactos?
A menudo una ORTOPANTOMOGRAFIA es imprescindible, sobretodo si
hay focos
irritativos que se nos escapan en la observación directa, como pueden ser un
granuloma,
un diente incluido, una reacción ósea, una infección, etc.
La OBSERVACIÓN. MIRAR Y VER
La piel es el órgano con mayor riqueza en fibras neurovegetativas, por lo que
podemos
verla como REFLEJO de vísceras, tejidos y emociones.
Observaremos:
Cicatrices, puede ser que el/la paciente no se acordase de alguna.
Irritaciones, inflamaciones, edemas.
Zonas con cambios de trofismo, color, hidratación, sensibilidad.
Pliegues exagerados, estasis venosos, arañas vasculares, cianosis, etc.
Pérdida de bello, verrugas, estado de las uñas, etc.
Cavidad oral (ya descrito en la historia odontológica).

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