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Fidcarde CURSO DE TEOLOGIA DOGMATICA JOSEPH RATZINGER por JOHANN AUER Tomo 1X ESCATOLOGIA ESCATOLOGIA La muerte y la vida eterna BARCELONA EDITORIAL HERDER BARCELONA, EDITORIAL HERDER 1992 ‘Versi eallns de Sevetana Tatantno Tovan, de schatlge = To und eviges Lan (8). RaT2INOP0, om ela obra Rene Rthliche Dnemetik EseaortonD Derosro usc: B. 187761992 oer SPA ee A mis alumnos de Ratisbona 1969-1977 Prilogo INDICE Abreviaturas Iniroduecién $1 La problematica 1. Situaciéa actual de la escatologia 2. Los presupuestos hist6ricos de la situaciém actus? Capitulo primera: El problema escatoldpico, cuestién exencial 82. sa EI aspecto. exepétion 1, Metedologia 2 Importancia del anuncio del reino de Dios por parte de Tests 3. La proximidad de la parusia Palabra y realidad en la perspectiva actual 1. Panorama de las soluciones 8) Karl Barth b) Rudolf Bulumann ©) Oscar Cullman 8) CH. Dodd ©) Teologia de la esperanza, Teofogia politica 2. Balance provisional Capitulo segundo: Muerte © inmortalidad. Dimensién individual de fo escatolégico s4 ‘Teologia de la muerte 1. Planteamiento del problema 2. Presupucttot istérico-lossficos de la cuestion a) La perspectiva dominante ) Intento de revision u 1s n 7 8 a 31 31 2 ” 46 sé 56 56 37 9 6 64 0 B a ” 1” Indice 3. Desarrollo de ta cuestion en el pensamiento, biblic 8) Antiguo ‘Testamento ') Explicaciin que ofrece el Nuevo Testamento sobre muerte y vida 4. Conclusiones finales para la vsién eristiana de la muerte 8) El si a la vida en su totalidad ) El sentido det sufrimiento iad del alma y resurroccion de los muertos L. Planteamiento. dol problema MLE] material biblico 1. La resurrvecién de tos mucrios 2. Ca asituacion intermedian entre muerte y rssurtee: ion a) Fl material judio primitive b) El Nuevo Testamento 3. Resultados y consceucncias MIL Los documentos del magisterio de la Iglesia TV. El desarrollo en la teologia 1. La hetencia de ta antg 2. EI muevo concepto de alma 3. El earicter dialogal de la inmortalidad 4. El hombre esti desinado 4 la inmortalidad por su misma condicién de criaears 5. Resumen: peculiaridades determinadas de lk fe crisiana en la vida eterna iad Capitulo tercero: La vida. furura $6. La resurreccién de los mucrios y el retormo de Cristo T. :Qué significa «eresurreccion de los mucttos»? 1. La problemitica 2 Material tradicional 8) Nucvo Testamento 1) Explicacion de li formula «resurreecion de ts carne» en los tes primeros siglos ©) La dispute sobre cl cuerps resueitady en la historia de la tcologia 3. Qué significa eresurreocion en el altimo diay? 4. Cuestion sobre la corporeidad de la. resurreccion Hf, Retorno de Cristo y juicio final 1. El material biblico 1) Los signos det retorno de Cristo b) El retorno de Cristo ©) EL juicio 2. Valoracion teolbgies 8 oS o von 102 102 i 10s a nz ne 9 7 10 a6 136 141 46 Mar 150 188 ss Iss 155 138 158 161 16s 170 178 12 We 1 res 191 95 indice 19. purzatorio, cielo LEI inficrno. MEL purgatoria IL Problemas que plantea el material biblico 2. Lo permanente de la doctrina sobre et purgatorio MIL EI cielo Indice de pasaes citados Indice de nombres Indice analitico 200 201 208 208 2 27 za 24 2 PROLOGO Este Curso de teologia dogmatic (CTD), hha sido concebido como un manual part aso de estudiantes de teologia. Quien tiene que afrontar a solas todos los cursos de teologia dogmatica sabe ‘que no €5 posible acometer en cada uno de los tratados los conoci- mientos de un volumen elaborado por varios colaboradores. Un Curso breve con sti seleccién y sistematizacion interna, brinda la posibilidad de aclarar muchos puntos que tal vez no Jogran expre- sin adecuada en una obra colectiva extensa, redactada por mu- chos colaboradores. Nos hemos decidido a publicar este pequeiio tratado porque ereemos que puede Henar un vacio todavia existente: oftecer un fundamento para el desarrollo y profundizacién de las materias que el profesor explicaré més tarde en sus lecciones; y, sobre todo, ofrecer una base para el didlogo teolégico que en el terreno de la teologia dogmética solo puede tenet sentido cuando pre pone cierto conocimiemto de la materia. La presente obra pretende prestar especi pectos importantes de la teologia dogmética: 12 Al fundamento biblico de las distintas doctrinas, por 10 cual se aducen muchas veces los textos de la Biblia en su tenor literal, Estos textos no s6lo transmiten las verdades doctrinales, sino también el espiritu que alienta en estas verdades. 2° A la historia de cada una de estas doctrinas, porque es en esa historia donde mejor aparece tanto fa complejidad del pro- blema como las miitiples respuestas que el hombre puede dar. atencion a tres as- " Prélogo 3A la sistematizacién interna de la doctrina, porque las afir- maciones dogméticas son siempre afirmaciones sobre la parte de tun todo, que, como tal, representa algo mas que la suma de sus artes, y porque en Ia exposicién de cada uno de esos aspectos debe mantenerse y hacer resaltar la visién del conjunto. La difi- cultad capital de Ta teologia dogmética esté precisamente en que, a través de Ia pluralidad de afirmaciones y @ lo largo por lo menos de seis semestres, tiene que desarrollar una realidad y una verdad que en el fondo constituyen un todo Gnico, y que sélo puede ma- nifestarse en toda su grandeza y profundidad cuando podemos abar- carla con una mirada panoramica Esperamos, por lo dems, que este Curso estimvle a quien Jo toma en sus manos, no s6lo como un compendio doctrinal, sino también como un florilegio de puntos bésicos para sus re. flexiones teolégicas y para sus meditaciones religiosas, a todo cuan- to exige un auténtico trabajo creador de teologia: apertura a la realidad Unica del objeto teolégico: sentido de los diversos mé- todos que aqui son necesarios y buena disposicién para. ponerlos fn préctica; una idea clara de que para saber es preciso creer y de que la existencia y conducta deben proceder de este conoci miento de fe; una actitud franca para aceptar que el esfuerzo teolégico individual tiene necesariamente que completarse con el trabajo de quienes ya lo han llevado a cabo para nosotros 0 Io hhacen todavia hoy a nuestro lado, y que debe insertarse en la gran historia de la teologia de la Iglesia y perderse en ella: y, final- mente, Ia conciencia de que toda teologia, en cuanto reflexion sobre «la doctrina de la Iglesia», participa de la historicidad, tanto de esa misma Iglesia como de cada uno de los teblogos. Por ello la teologia conserva siempre un lado creyente y otro critico, un lado personal y otro eclesial ‘Quiera Dios que este compendio que, siguiendo el consejo evan sélico ofrece nova et verera (Mt 13,52), pueda aportar alguna ayu- da a Ia teologia y a los teslogos en esta hora de bruscas y grandes transformaciones, Ratishona, fiesta de san Alberto Magno Johann Auer y Joseph Ratzinger 12 Prélogo Hace exactamente veinte afios que ensefié por primera vez la ‘scatologia en el ciclo de mis clases. Desde entonces he tenido que ‘ocuparme periédicamente de las cuestiones que plantea. La escato- logia es junto con la eclesiologia el tratado que mas veces he explicado y el primero que me atrevo a ofrecer al piblico como tal tratado. Con esta materia me ha ocurrido algo singular. Me atrevi a empezar con las tesis — raras todavia en aquel entonces — que han acabado imponiéndose hoy casi sin excepeién en el campo catélico. Es decir, lo que intenté fue elaborar una escatologia «des- platonizaday. Cuanto més me ocupaba de las cuestiones, cunnto ‘més penetraba en las fuentes, con tanta mas fuerzs se me desmo- ronaban las antitesis elaboradas y con tanta més claridad se veia Ja Iogica interna de Ia tradicion eclesiastica. Por consiguiente, el resultado que hoy presento, fruto de dos decenios de trabaii contrapone, pero al revés de entonces, a la opinién hoy corriente. Hoy estoy frente a la opinién general, pero en el sentido inverso ‘a como lo hice con mis primeros intentos. Y no es por espiritu de contradiccién, sino porque el fondo mismo del problema me ha evado a ello, No hace falta decir que también ahora precisamente es ef nuevo quehacer el que determina mi visién de conjunto, al aclararla profundizarla, purificarla EI marco de la expasicién estaba determinado por la naturaleza misma del Curso de teologia dogmatica. Esto quiere decit que he tenido que renunciar a alguna que otra discusién detallada, cosa ‘que en sf misma hubiera sido buena. Espero, con todo, que las Cuestiones esenciales se hayan tratado suficientemente, teniendo en cuenta Ja naturaleza de wn manual, El manuscrito se terminé en otofio de 1976, No he podido tener en cuenta la bibliografia que ha aparecido con posterioridad, ni tampoco, por desgracia, el volumi= nnoso tratado de Escatologia de Schitz-GroB-Schelkle-Breuning en Feiner-Lahrer, Mysterium salutis V (1976) $53-890. Por lo que he podido ver, tampoco esta obra me hubiera Mevado a cambiar mi modo de ver las cosas. Inclusive es mejor y mas til que aparez- can estas dos exposiciones del mismo tema verdaderamente inde Pendientes la una de la otra y sin influencia mutua. B Prétogo No quisiera que faltara una palabra de agradecimiento, Muchas gracias, ante todo, a mi secretaria, la sefiora Elisabeth Anthofer, por la paciencia y el esmero con que ha cuidado el manuscrito en todos los sentidos. Mi agradecimiento también al sefior Josef Zéh- rer, cuya ayuda me ha sido muy stil para Ia busqueda de la bi- bliografia y en la correccién de pruebas. A él se deben los in es, y a mis dos asistentes, los doctores Stephan Horn y Siegfried jenhofer. Finalmente muchas gracias por el trabajo editorial y en especial a Ja sefiora Monika Bock por el interés puesto en los mil y un detalles de la edicién, El libro entra en prensa coincidiendo con mi aceptacién de ser vir como obispo. Con ello acaba mi actividad docente, que me ha ‘ocupado hasta ahora. Dedico, pues, el libro con un recuerdo agra- decido a los alumnos de los affos que he trabajado en Ratisbona. Pentling. Ascension del Seftor 1977 Joseph Ratzinger 4 BGPHTAM, NE ca csEL. bs DThCath HKG kup LThK Morn PG ABREVIATURAS Beitrige zur Geschichte der Philosophie und Theologie de: Minelalters, edit. por L. Hod-W. Kiuxen, Newe F 188, Munich 1970s, Confessio Augustana, en: Die Bekenntnisschriften der evangelisch-lutherizchen Kirche, edit. por el Deutscher Evangelischer Kirchenausschul, Gotinga #1967. Corpus scriprorum ecclesiasticorum — latinorum, Viena 165s. H. Densinger, Enchiridion Symbolorum, Definitionum et Declarationum de rebus fide! et morum, Herder, Fribur- {0 de Brisgovia 1987 (ef. DS); trad, cast, EI magisterio de la Iglesia, Herdet, Barcelona 51967. H. Denzingcr-A, Sehénmetzer, Enchiridion Symboforum, Definitionum et Declarationum de rebus fidei et morum, riburgo de Brisgovia-Roma-Nueva York 1965 Barcelona (cf. D). Dictionnaire de Théolosie Catholique, divig. por A. Vax eantE, Mangenot, contin, por f, Amann, 15 vols, Paris 1903-50, Handbuch philosophischer Grundbegritfe, ditig. por ¥. Krings-H.M. Baumgariner-Ch. Wild, 3 vol, Munich 1973 % J. Auer, Ratzinger, Curso de teologia dogmética, 9 vo Barcelons 1975ss. ‘aKeryema und Dogma, Gotings 1955ss. Lexikon fiir Theologie und Kirche, 2* edici6n totalmente reelaborada, ditig. por J. Hofer-K. Rahner, 10 vol. y 1 de indices, Priburgo de Brisgovia 1957-1967, aMunchenet Theologische Zeitschrifts, Munich 1950ss. Parroloxia graeca, dirig. por JP. Migne, 161 vols, Pa- ris 1857-1866, rcimpresa varias veces 15 PL THWNT the. wa ZTHK Abreviaturas Patrotogia Lavina, ditig. por J-P, Migne, 217 vol y 4 de indices, Paris 1844-1855, reimpresa varias veces Theologisches Werterbuch sum Neuen Testament, diriy, por G, Kittel, contin, por G. Friedrich, Stuttgart 19%, «Theologivehe Zeitschrifts, Basilea 1945¢s M, Luther, Werke. Kriusche Gesamiausgabe («Weimarer Ausgabes). 188355, ‘cisehrift Tur Theologic und Kirche». Tubings 1891ss, 16 INTRODUCCION § L. La problematica Biblfografia general: P. Althaus, Die letzten Dinge. Lehrbuch der Es. charologie, Gutersloh #1956 (1.* edic, 1922); J. Alberione, The Last Things, Boston 1964; H.U. von Balthasar, Eschatologie im Umri®, en: id, Pneu- ma und Institution, Skizzen zur Theologie W, Einsiedeln 1974, 410-85; J. Brinktrine, Die Lehre vor den Letzten Dingen, Paderborn 1963; F. Buri IM, Lochmant-H.O1, Dogmatik im Dialog, t. 1: Die Kirche und die Lerzien Dinge, Gitersioh 1973; JM, Duport, 4 la rencontre du Christ Jésus, Pricis @Eschatologie chrétionne, Paris-Montreal 1974; A.C. Gigon, De novissimis, Friburgo #1949; W. Kreck, Die Zulunft des Gekommenen Grundprobleme der Eschatologie, Munich 1961; H. Lennerz, De novissimis, Roma "1980; G. Martelet, L'du-dela retrouvé, Christologie des fins der- nigres, Paris 1975; A. Piolanti (y ots), L'al di 1d, Turin 1987; C. Pozo, Teologia delfaldili, Roma 1970, K, Rahnet, Escatologia, en Sacramenturs mundi, (2, lerdet, Batcelona 21976, col. 65%; id., Fundamentos de la fe, Herder, Barcelona 1979; A. Rudoni, Escatologla, Turin 1972; TL. Ruiz de la Peia, La o1ra dimensién. Escatologia cristiana, Madrid 1975; KH. Schelkle, Teologia del Nuevo Testamento, 1. 1%, cap. 1: Consumacién, Herder, Barcelona 1978; M. Schmaus, Kath. Dogmaiik TV, 2, Munich $1959 (rad. cast, Teologia dogmatica, 1. VII, Rislp, Madrid 1963); id, El pro- Blema escatolégico, Herder, Barcelona 1964: D. Wiedetkeht, Perspektiven der Eschatologie, Finsiedein 1974; A. Winklhofer, Das Kommen seines Reichs. Von den letzten Dingen, Francfort del M. 1959: J. Zahn. Das Jenseits, Paderborn 1916. Sobre § 1: HLU. von Balthasar, Eschatolopie, en: J. Feiner. Tritsch- F. Bickle, Fragen der Theologie heute, Einsiedeln 1957, 403-21 (itado: Balthasar 0); F. J. Dolger, Sol saluis, Munster 21925; U. Hommes:J, Rat 1” Introduecién Zinger, Dar Heil det Menschen. Innerweltich-chrsilich, Munich 1975 H. J. Jaschke, Der Hellige Geist im Bekenninis der Kirche. Eine Studie Ir Pneumatologie det Irenaeus von Lyon im Ausgang vom alichristlichen Glaubensbekenninis, Manster 1976; E. Peterson, Die geschichiliche Bedeu- lung der jidischen Gebetsrichtung. on: id, Friihkirche, Judentum und Gnosis, Friburgo 1989, 1-14; id, Das Kreuz und das Geber nach Osten. 1k, 15-38; J, Ratzinger, Escharologie und Utopie, elnternat. kath. Zeitschr.» 6 (1977) 99-110; M, Werner, Die Enisiehung des chrislichen Dogmas, Bet- na-Tubinga 1941; D. Wiederkehr, Perspektiven der Eschatologie, insiedein 1974 1. Situacién actual de la escatologia La escatologia, como «doctrina sobre las postrimerias», ha ocu- pado el tltimo lugar de los tratados teolégicos. Durante siglos ha estado durmiendo el sueiio de los justos. Ultimamente y como con- secuencia de la crisis histérica de nuestra época ha pasado a ocu- par el centro del pensamiento teolégico. Hace unos 20 aflos que Mans Urs von Balthasar la calificé de «frente meteorolégico» en la teologia de nuestra época (Balthasar I 404). Hoy aparece como Ja ssefiora de todo el espectro teol6gico. No hay més que fijarse, por ejemplo, en el hecho de que el sinodo de las didcesis alemanas dio a su profesién de fe el titulo de «Nuestra esperanza», descri- biendo la fe desde la perspectiva de la esperanza. {Como se legs a este cambio de perspectiva? ;Cémo hay que considerarlo? Como dato exterior del cambio se pueden citar las obras de Joh. Weil (especialmente Die Predigt Jesus vom Reiche Gottes, 1892) y las primeras investigaciones exegéticas de Albert Schweitzer (Skizze des Lebens Jesu, 1901; Von Reimarus zu Wre- de, 1906). Basada ya en el pensamiento cientifico moderno, se vis- Jumbra agus una idea que antes en Ia ilustracién s6lo estuvo pre sente en gente un poco rara_y que los demas apenas si temaron cen serio: todo el mensaje de Jestis habta sido escatologico, su fuer- 7a arrolladora haba consistido en que Jestis anuncié con autoridad el préximo fin del mundo, la irrupcién del reino de Dios. En ef vigor de esta esperanza habria consistido lo explosivo. lo nuevo, Io grande de Jesis, debiendo interpretarse todas sus palabras a par- tir de este centro, Para Jesis el ser de cristiano se resumiria en 18 § 1. La problemética esta peticién central del padrenuestro: venga a nosotros tu reino, peticién que se fijaria en el hundiiniento del mundo y la irrupcién de lo que tnicamente Dios puede hacer. En esta perspectiva apa- rece toda la historia de la formacién de la Iglesia como historia de la des-escatologizacién, ,que es como de hecho intents presen tarla en todos sus detalles M. Werner. A lo largo de nuestras reflexiones tendremos que ocuparnos con detalle de las tesis mencionadas. No hay duda de que éstas afectan no s6lo al nicleo de la escatologia, sino al del mismo cris- tianismo, cuya verdadera esencia se pone asi a debate. Por ahora Jo que nos interesa no es sino ver el contexto ideoldgico en el que nos movemos al plantear la cuestion escatoldgica, En la exégesis hha hecho acto de presencia una nueva conciencia escatologica, que sitia cuanto la fe es y significa en la perspectiva de la esperanza. Esto no se puede explicar simplemente como resultado de métodos cientificos depurados. Cuando al cafrentarse con fuentes hist6ricas aparece un punto de arrangue totalmente nuevo, eso es siempre signo de una conciencia diferente que mira la realidad con otros ojos, recibiendo, por tanto, de esa misma realidad nuevas. res- puestas. Para nuestro caso no hay duda de que esta repentina atencién que se presta a los tonos y subtonos del nuevo testa- mento va unida a la creciente crisis de la civilizacién europea. La nueva postura se relaciona con Ia conciencia de hundimeento que cosa cada ¥ez mas a los espiritus desde finales de siglo como pu- diera hacerlo el presentimiento de un terremoto inminente de pro- porciones mundiales. Esta conciencia de hundimiento recibié una primera confirm: in trdgica con la primera guerra mundial y fue agotando y horadando poco a poco la teologia liberal que entonces dominaba, haciendo que se desmoronara su cristianismo cultural Teno de optimismo. Entonces la teologia se paso al existencialismo, filosofia de la disponibilidad, de la decision, presentindose, al mis- mo tiempo, como explicacién filoséfica de lo que, en definitiva, queria decir el mensaje de Jests sobre el final En(retanto ha alcanzado a la teologia una segunda corriente més fuerte y de un realismo mucho mayor: el marxismo, En su entrafia se encuentra algo de la fuerza primitiva del mesianismo 19 Introduecién velerotestamentario, por supuesto que orientado hacia Jo antiteista EI marxismo pide una fe incondicional en cuanto que el conjunto hha tomado la forma de la ciencia misma, de la explicacién exacta del pasado, presente y futuro del hombre. Ante esa explicacién cualquier objecién puede aparecer sinicamente como un quedarse rezagado en el curso implacable de la historia. No se pueden cerrar Jos ojos al apasionamiento y la fascinacién que despierta y que vienen de su raiz profética, que promete un mundo para cuyo ad- Venimiento no se ve racionalmente ningtin signo. Al lado de la guerra declarada a Dios y a las religiones historicas, y con todo ello, se da, pues, una pasiin seligiosa, qe es capaz de atraer hacia si con poder casi magnético las energias religiosas de muchos hom- bres, las cuales, en gran medida, se encuentran a la deriva y pri- vadas de un clima propicio. Es la misma pasién religiosa que muy fa las claras invade también a la teologia, que en ello descubre y presiente una posibilidad de dar al mensaje escatologico un con- tenido visible y realista. Es algo raro y comprensible a la vez. que, tras la radical separacién de Barth entre fe y religién, la teologia se muestre ahora dispuesta a elegir la religién en vez de Dios, una vez que se ve ante la alternativa de escoger entre la fe en Dios y la pasi6n religiosa cara al futuro. Hoy Ia escatologia se podria escribir enteramente como discu- sién (mostréndose de acuerdo o adoptando una postura critica) con la tcologia del futuro, de la esperanza, de la liberacién, como lo hha hecho D. Wiederkehr en sus Perspektiven der Eschatologie, en cuya visién no entra précticamente ninguno de los temas clisicos de la doctrina sobre las postrimerias: no se habla del cielo ni del infierno, del purgatorio ni del juicio, de la muerte ni de la inmor- talidad del alma. En la temética escatolégica entra, sin duda, la ccuestiOn del futuro y el presente y con ella todo lo referente a fa esperanza y su prictica. Pero un esbozo de teologia dogmética no puede aceptar tal desplazamiento de perspectivas. La razén de no poder hacerlo no es solamente que a un manual hay que exigirle in- formacion sobre los temas elisicos de una materia. El motivo pro- fundo para no hacerlo es que estas cuestiones incluyen lo especifico de la visin cristiana sobre lo futuro y su presente, siéndole al hom- 20 § 1. La problemética bre tan necesarias como Ie es necesario Io cristiano, por més que por ciertos motives pueda parecer algo pasado de moda en st. con- figuracién de fe 2. Los presupuestos histéricos de la situacién actual Como se ha legado a que este mensaje diga tan poco a los hombres de hoy con tanta frecuencia? A esta cuestién hay que res- ponder, si es que ello es posible, sélo de modo conereto y deta llado. Pero corre una respuesta muy extendida y sorprendentemente sencilla de la que tenemos que ocuparnos en la segunda parte de nnoestras reflexiones sobre la situaciin del problema. Se dice que en el cristianismo oficial e} mensaje escatolégico se ha corrompido profundamente, que la historia de la escatologia es una historia de apostasia. Se dice que el cambio que se hizo de una prictica de la esperanza hasta llegar a una doctrina de las postrimerias, significa luna mutacin trascendental de lo que al principio se pens6. Si esto es verdad, entonces es absolutamente ligica ta consecuencia que se saca en el sentido de que el mal tnicamente se puede curar volvien- do a los origenes. Una vuelta asf para restaurar la actualidad de 10 riginario, es lo que con frecuencia pretenden set las teologias de Ja Tiberacién. Parece que las pruebas de la tesis de Ja mencionada ‘apostasia se encuentran totalmente a la vista. Por ejemplo, hace ‘mucho que se llama la atencién sobre el contraste existente entre el maranatha de los comienzos cristianos y el Dies irae de la edad media. En aqué) aparece la alegre esperanza de que el Cristo lle- gard pronto, esperanza que aparece reforzada en esta peticién de a Didakhe (principios del s. 1): que venga la gracia y que pase el mundo (10,6). En el Dies irae domina el miedo del juicio, miedo que mira el final con la perspectiva del pavor y de la salvacién amenazada del alma. Un tercer apoyo para esas consideraciones usta buscarse en las misiones populares de los siglos xix y Xxx, ‘cuyo lema era: salva tu alma, Abi se quiere ver con claridad me- ridiana la individualizacién del cristianismo y, en consecuencia, la Pérdida de lo que habia constituido el nticleo de la escatologia y del a Introduccisn ‘mensaje cristiano como tal: fa esperanza confiada y comunitaria de la cercana salvacién del mundo, Las consideraciones historicas que se agatran a pocas formu: las siempre han sido problematicas, por més gue hay ocasiones en que pueden presentar indicios. Por ejemplo, no se sabe con certeza cudl es el sentido exacto de la exclamacién maranatha, Lo mismo puede tratarse de una peticién que de una afirmacién La traduccién puede ser: Ven, Sefior Jess, 0: El Sefior ha ve- rnido, No falta quien piense que pudo tratarse de una especie de maldicién en orden a proteger la santidad cle la eucaristia: «Con Ja misma seguridad con que nuestro Sefior ha venido...» (ef. K.G. Kuhn, ThWNT 4,470.75). Lo que con gran seguridad se puede decir es que el término hay que situarlo en el contexto de la eele- bracion eve ‘en el primitivo cristianismo, debiendo interpre- tarse a ta luz de su modo de rezar. Esta oracién es siempre, al mismo tiempo, de contenido presente y futuro, Se trata del anun cio alegre de que el Seiior estd ahi v también de la llamada al Sefior presente para que venga, porque en su misma condiciin de presente continda siendo el que ha de venir. Para explicar esto puede servirnos el recordar lo que FJ. Délger y E, Peterson nos han ensefiado sobre la caracteristica de la ora- ién del primitivo cristianismo, por cuanto que ellos investigaron Ja manifestacion sensible de esta oracién, En la Iglesia primitiva rezaban conjuntamente cuerpo y espiritu, Gracias al cuerpo, la oracién se inserta en el cosmos y su historia. Cuando el israeli rezaba, se volvia hacia el templo de Jerusalén, es decir, con ello inserta su oracién en la historia de salvacién de Dios con Israel, historia que encuentra su actualizacién global en el templo. Reza 4 Dios que quiere ser glorificado en el templo, con Io que introduce asimismo su oracién en la ley de fe de Istael, en el ordenamiento ‘que Dios mismo ha puesto, La oracién del primitivo cristianismo se dirige, por el contrario, hacia oriente, hacia el sol que sale. Este 8 el simbolo del Cristo resucitado, que de la noche de Ia muerte ha subido a la gloria del Padre, dominando sobre el universo. Pero el sot naciente es, al mismo tiempo, el signo del Cristo que vuelve, el cual sale definitivamente de su ocultamiento y establece el reino de Dios en el mundo, La fusién de ambos simbolismos en la ima- 2 § 1. La problemitica zen del sol que viene de oriente puede también dar una idea de lo intimamente unidas que se encuentran Ja fe en la resurreccién yy la esperanza en la parusia, puede dar una idea de lo enraizadas ue se encuentran en la figura del Sefior, que en cuanto resucitado ‘ya ha vuelto, continia viniendo siempre en la eucaristia, con 10 {que sigue siendo precisamente el que viene, la esperanza del mun- do. Este volverse hacia el oriente para orar, orientacion que hace del cosmos el signo de Cristo jentemente, el lugar de ora- . ese volverse hacia el oriente, digo, se subray6 haciendo una cruz en la pared oriental de los lugares de reunion de los cristianos, segtin lo ha probado Peterson, Esa cruz hay que entenderla como signo del Hijo del hombre que vuclve y también como amenaza escatolégica de juicio en el sentido de Zac 12,10 y Ap 1,7: «...l0 verin todos, incluso los que lo traspasaron, y por él se Jamentarén todas las tribus de la tierra», «...La cruz de los dbsides se debe a Ta costumbre litirtica de orar volviéndose hacia el oriente, donde se ponia una cruz, simbolo de la fe escatolégica» (Peterson 32) En esta cruz se ve, por asi decir, la marcha trivnfal del Cristo que vuelve a la comunidad creyente, Ia cual, volviéndose hacia oriente, manifiesta que el templo ha sido abolido y que es Cristo €l verdadero templo, como actualidad y futuro del mundo. {Qué se deduce de todo esto? Si la oracién, el volverse a Dios por Cristo, fue entonces y sigue siendo hoy el centro propiamente dicho de la existencia cristiana como tal, quiere decir que es el anilisis estructural de la oracién el que oftece la mejor posibilidad de conocer la estructura intima del primitivo cristianismo, Tras estas breves noticias no es que queramos Megara una conclusién final, pero si que podemos decir que en la oracion de la Iglesia que se va formando, en la oracién no dirigida ya hacia el templo sino hacia oriente, puede verse una fuerte tensin escatolégica. Pero inmediatamente hay que afladir que esta esperanza escatol6- siica tiene que ver con la tensiGn espiritual de la oracién y con el poder comunitario de la fe dentro de la unidad de la Iglesia. Esa esperanza esté unida también a la experiencia de la presen- cia de lo definitivo en la celebracién de la evcaristia. Esto quiere decir, al mismo tiempo. que no se puede hablar de la esperanza cristiana como de algo de mafiana o de pasado maffana, Podri 2

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