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Alvarez Valdes A - Que Sabemos de La Biblia Ii (1997) PDF
Alvarez Valdes A - Que Sabemos de La Biblia Ii (1997) PDF
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¿QUÉ SABEMOS DE LA BIBIJA ?
¿Qué sabemos
de la Biblia? II
Ediciones
Fray Juan de Zumárraga, A.R.
México, D.F.
Colección En torno a la Biblia
ISBN 950-724-353-4
©1997 by LUMEN
Hecho el depósito que previene la ley 11.723
Todos los derechos reservados
5
posarse. Luego soltó varias veces la paloma, hasta que és
ta no retomó porque las aguas se habían secado. Entonces
Noé pudo salir. Ahora bien, si la paloma no volvió jamás,
y había una sola pareja de cada especie animal en el arca,
¿con quién se reprodu jo después el palomo?
Me quedé asombrado de que a alguien le hubiera preo
cupado un detalle como éste, pero me di cuenta de que te
nía razón.
—Siempre tuve la sensación —continuó— de que con
la Biblia me estaban engañando, que se me obligaba a
creer en algo que no me convencía para nada. Ahora, mien
tras lo escuchaba a usted decir que el relato de Noé es di
dáctico, que sólo pretende dejarnos un mensaje pero que
nó es necesario creer que ocurriera realmente, me siento
nuevnríiente reconciliado con la Biblia.
Pensé muchas veces en esto que me sucedió. Y pensé
también cuánta gente habrá que, al escuchar ciertos pasa
jes de la Sagradas Escrituras, creen que están obligados a
aceptarlos tal como suenan, aun cuando parezcan absur
dos. A punto tal, que ciertas personas suponen que cuanto
más absurdo es lo que creen, más grande es su fe.
La nueva exégesis bíblica de la Iglesia católica, por el
contrario, ayuda a darse cuenta de que la razón y la fe no
se contradicen. Las dos vienen de Dios, y por lo tanto de
ben coincidir en lo que enseñan, aunque lo hagan desde
distintos ángulos. Las enseñanzas de Dios, si bien no pocas
veces superan nuestra capacidad de comprensión, son to
6
talmente lógicas y coherentes. El Dios que se revela en Je
sucristo es un Dios de orden, y quiere que los hombres cap
ten ese orden, ese plan, esa lógica de su Palabra.
Para reafirmar esto viene muy bien lo que decía el presi
dente norteamericano Bill Clinton, en una reciente entrevis
ta a la revista Catholic News. A pesar de pertenecer a la
iglesia protestante bautista, confesaba haber estudiado en la
universidad de los padres jesuítas. Y agregaba: “Una de las
cosas que saqué de mi educación católica es un verdadero
respeto por el deber de desarrollar nuestra mente. Es com
prender que las obligaciones religiosas implican más que
las meras emociones. Hay un rigor intelectual y, si tienes in
teligencia, tienes la obligación de desarrollarla, de aprender
a pensar y conocer las cosas, y luego actuar más poderosa
mente sobre ellas, porque sabes más y puedes pensar me
jor.”
Este segundo volumen de la serie “¿QUÉ SABEMOS
DE LA BIBLIA? recoge un nuevo grupo de diez artículos
aparecidos ya en distintos diarios y revistas del país. En
ellos se procura mostrar cómo la razón no es enemiga de la
fe. Al contrario, que debe servirle como herramienta ópti
ma para ayudar a profundizar mejor la Palabra de Dios, y
hacer sentir más cómodos a cuantos viajan a través de ella.
Al igual que los demás tomos precedentes, este libro no
enseña nada nuevo.
Sólo pretende exponer algunas cuestiones de los moder
nos estudios bíblicos católicos que otros autores vienen
7
proponiendo desde hace ya varios años pero que, por en
contrarse en volúmenes gruesos y poco accesibles, y ade
más en un lenguaje demasiado técnico y difícil, la mayoría
de las personas no tiene posibilidad de leer. Aquí, en cam
bio, se intenta exponerlas en forma sencilla, simple y com
prensible para los que no son especialistas, a fin de llenar
el vacío divulgativo que existe en nuestro medio sobre es
tos temas, y establecer un puente entre las investigaciones
de los exégetas y el Pueblo de Dios.
Debido a que estos libros han empezado a ser usados en
algunos colegios secundarios para discusión y debate entre
los alumnos, sobre estos temas, así como en reuniones pa
rroquiales, en grupos bíblicos y de oración, incluimos aho
ra al final de cada capítulo un cuestionario, a fin de que,
quienes lo deseen puedan emplearlo para reflexionar co
munitariamente y enriquecerse más aún a partir de los
aportes personales de los demás.
Si después de leído contribuyera en algo a despertar el
hambre de la lectura de la Biblia, se darían por satisfechas
las aspiraciones del autor.
El autor
8
¿QUIÉN PUSO CAPÍTULOS
A LA BIBLIA?
Un detalle no previsto
9
del Antiguo Testamento, que sería de tipo "litúrgica” pues
to que era empleada en las celebraciones cultuales.
El ensayo judío
10
r
El ensayo cristiano
Lo hizo un arzobispo
11
con mayor precisión. Ya no bastaban estas divisiones litúr
gicas, sino que hacía falta otra más precisa, basada en cri
terios más académicos, donde se pudiera seguir un esque
ma o descubrir alguna estructura en cada libro. Además se
imponía una división de todos los libros de la Biblia, y no
sólo los que eran leídos en las reuniones cultuales.
El mérito de haber emprendido esta división de toda la
Biblia en capítulos tal cual la tenemos actualmente corres
pondió a Esteban Langton, futuro arzobispo de Canterbury
(Inglaterra).
En 1220, antes de que fuera consagrado como tal, mien
tras se desempeñaba como profesor de la Sorbona, en Pa
rís, decidió crear una división en capítulos, más o menos
iguales. Su éxito fue tan resonante que la adoptaron todos
los doctores de la Universidad de París, con lo que quedó
consagrado su valor ante la Iglesia.
Se conserva el manuscrito
12
París ya habían divulgado su creación en una nueva ver
sión latina que acababan de editar, llamada "Biblia pari
siense", la primera Biblia con capítulos de la historia.
Fue tan grande la aceptación que tuvo la minuciosa obra
del futuro arzobispo, que la admitieron inclusive los mis
mos judíos para su Biblia hebrea. En efecto, en 1525 Jacob
ben Jayim publicó una Biblia rabínica en Venecia, que con
tenía los capítulos de Langton. Desde entonces el texto he
breo ha heredado esta misma clasificación.
Hasta el día de hoy se conserva en la Biblioteca Nacio
nal de París, con el número 14.417, la Biblia latina que em
pleara el arzobispo de Canterbury para su singular trabajo
y que, sin saberlo él, estaba destinado a extenderse por el
mundo.
,
Más cortas son mejores
13
Sin embargo no le correspondería a él la gloria de ser el
autor de nuestro actual sistema de clasificación de versícu
los, sino a Roberto Stefano, un editor protestante. Éste
aceptó, para los libros del Antiguo Testamento, la división
hecha por Santos Pagnino, y resolvió adoptarla con peque
ños retoques. Pero curiosamente el dominico no había
puesto versículos a los 7 libros deuterocanónicos (es decir,
a los libros de Tobías, Judit, 1 y 2 Macabeos, Sabiduría,
Eclesiástico y Baruc), por lo cual Stefano tuvo que com
pletar esta labor.
El trabajo definitivo
14
r
15
posterior! Y ambos forman parte de un mismo versículo.
También en Isaías 22 tenemos que la primera parte del ver
sículo 8 pertenece a un oráculo del profeta, mientras que la
segunda, de otro estilo y tenor, fue escrita doscientos años
más tarde.
Se ve, indudablemente, que su creador iba a caballo
cuando los compuso.
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contrado la frecuencia constante de determinadas palabras
a lo largo de los distintos libros, hecho misterioso ya que
quienes los escribían no sabían que iban a terminar for
mando parte de un volumen más grueso.
Ha sido sometida a cuantos estudios puedan hacerse.
Ahora sólo falta que nos decidamos a vivir lo que enseña,
y a creer lo que nos promete con el mismo ahínco.
Para reflexionar
17
¿EL MUNDO FUE CREADO
DOS VECES?
,
En el principio un problema
20
r
Y se contradicen
21
no, opera al hombre para extraer a la mujer (v.21). Como
un sastre, confecciona los primeros vestidos a la pareja
porque estaban desnudos (3,21).
Más divergencias
22
r
¡
s
El segundo es primero
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poner al alcance del pueblo en forma gráfica las más altas
ideas religiosas.
Con un estilo pintoresco e infantil, pero de una profun
da observación de la psicología humana, cuenta la forma
ción del mundo, del hombre y de la mujer como una pará
bola oriental llena de ingenuidad y frescura.
24
La gran decepción
25
Para salvar la fe
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durante el cautiverio babilónico, un grupo de sacerdotes,
también cautivo, comienza a tomar conciencia de este aba
timiento de la gente y reacciona. Es necesario volver a ca
tequizar al pueblo.
La religión babilónica que estaba deslumbrando a los
hebreos era dualista, es decir, admitía dos dioses en el ori
gen del mundo: uno bueno, encargado de engendrar todo lo
bello y positivo que el hombre observaba en la creación; y
otro malo, creador del mal y responsable de las imperfec
ciones y desgracias de este mundo y del hombre.
Además, allí en laMesopotamia pululaban las divinida
des menores a las que se le rendían culto: el sol, la luna, las
estrellas, el mar, la tierra.
Israel en el exilio empezó también a perder progresiva
mente sus prácticas religiosas, especialmente la observan
cia del reposo del sábado, su característico recuerdo de la
liberación de Yahvé de Egipto.
Nace un capítulo
27
Por eso, lo primero que llama la atención en este nuevo
relato es la minuciosa descripción de la creación de cada
ser del universo (plantas, animales, aguas, tierra, astros del
cielo) a fin de dejar en claro que ninguna de éstas eran dio
ses, sino simples creaturas, todas subordinadas al servicio
del hombre (v. 17-18).
Contra la idea de un dios bueno y otro malo en el cos
mos, los sacerdotes repiten constantemente, de un modo
casi obsesivo a medida que va apareciendo cada obra crea
da: "y vio Dios que era bueno", o sea, no existe ningún dios
malo creador en el universo. Y cuando crea al ser humano
dice que era "muy bueno" (v.31), para no dejar así ningún
espacio dentro del hombre que fuera jurisdicción de una
divinidad del mal.
Finalmente, el Dios que trabaja seis días y descansa el
séptimo sólo quería ser ejemplo para volver a proponer a
los hebreos la observancia del sábado.
Un Dios actualizado
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Big Bang y el de la formación evolutiva del hombre? Por
supuesto que no.
La misma Biblia, por esta yuxtaposición pacífica de di
ferentes modelos cosmogónicos, ha señalado su relativi
dad. Los detalles "científicos” no pertenecen al mensaje bí
blico. No son más que un medio sin el cual ese mensaje no
podría anunciarse.
El mundo no fue creado dos veces. Sólo una. Pero aún
cuando lo relatáramos en cien capítulos distintos no termi
naríamos de arrancar el misterio entrañable de esta obra
amorosa de Dios.
Para reflexionar
30
¿VIVIERON MUCHOS AÑOS LOS
PATRIARCAS DEL ANTIGUO
TESTAMENTO?
32
f
33
Según el Génesis Dios mismo, cansado de los pecados
de los primeros hombres, dio un decreto bajando todavía la
edad: "De ahora en adelante vivirán sólo 120 años” (6,3).
Para peor, en la actualidad constatamos que ha disminuido
aún más, ya que difícilmente la gente llega a los años fija
dos por Dios.
Pero la ciencia nos demuestra lo contrario. La paleonto
logía, por ejemplo, señala que mientras el hombre prehis
tórico tenía un promedio de vida de sólo 29 años, en tiem
pos de Jesucristo era ya de 50 años. A comienzos del siglo
X3X creció hasta los 55. A principios del siglo XX llegó a
los 60 años. Y actualmente, los habitantes de algunos paí
ses industrializados tienen una esperanza de vida de 75
años.
34
carácter biológico-histórico. Con él se justifica la descen
dencia real de una persona, y se explican sus característi
cas genéticas. Por lo tanto, no es válida la cadena de nom
bres si faltan eslabones.
Para la Biblia, en cambio, una lista genealógica es un
documento de carácter jurídico que sirve para legitimar de
terminados derechos. De ahí que en la lista de la humani
dad, las palabras "padre", "engendró", "hijo", designan no
tanto la idea de procreación inmediata cuanto la transmi
sión de un derecho. Por eso no hace falta que sean comple
tas.
Ahora bien, el autor bíblico necesitaba llenar el inmen
so espacio que había entre Adán, el primer hombre, y Abra-
ham, el primer personaje del Génesis de quien tenía noti
cias históricas. Los pueblos vecinos de Israel rellenaban
este espacio con noticias de personajes mitológicos y ante
pasados divinos: dioses, semidioses y héroes. Y aquí viene
la gran innovación de la Biblia: a fin de cerrar el paso a la
imaginación y evitar la tentación de caer en la idolatría de
divinidades antecesoras, el hagiógrafo elige como antepa
sados de Israel a personajes de carne y hueso.
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transcurrido un tiempo inmenso, elige para rellenarlo sólo
10 nombres, un número redondo muy empleado en la anti
güedad por razones mnemotécnicas: era más fácil recor
darlos con los 10 dedos de las manos. De ahí la "casuali
dad" de que tanto entre Adán y Noé (patriarcas prediluvia-
nos), como entre Noé y Abraham (patriarcas postdiluvia-
nos) haya habido exactamente 10 antepasados.
Los datos recogidos en el relato bíblico no pretenden,
pues, tener un sentido estrictamente histórico ni cronológi
co. Los 20 nombres son residuos de viejas tradiciones. Pe
ro quieren enseñar una verdad religiosa muy importante:
que la promesa de un redentor, hecha en Génesis 3,15 sólo
a Adán, llega hasta Abraham por una cadena ininterrumpi
da de herederos. Hay, pues, unidad y continuidad en la his
toria de la salvación.
Sólo por el inmenso valor religioso, estas vetustas ge
nealogías fueron inspiradas por Dios y terminaron forman
do parte de la Biblia.
36
r
Por ejemplo, ¿por qué Adán murió a los 930 años (5,5)?
Porque esta cifra es igual a 1.000 (el número de Dios, se
gún el Salmo 90,4) menos 70 (el número de la perfección).
Es decir que por su pecado, a Adán se le restó el número
de la perfección y no pudo alcanzar la cifra de Dios.
Quenán, el cuarto patriarca prediluviano (5,12), engen
dró a su hijo a los 70 años (número de la perfección). Y
luego vivió otros 840 años, cantidad que equivale a 3 (nú
mero de la trinidad) por 7 (número perfecto) por 40 (muy
usado en la Biblia y que representa a una generación).
Henoc, el séptimo de la lista, vivió 365 años, cifra cor
ta pero perfecta, pues corresponde a los días del año, que
eternamente se repite. Por eso es el único del que no se
menciona su muerte, y sólo se hace esta sorprendente afir-
37
marión: "Anduvo con Dios, y desapareció porque Dios se
lo llevó” (5,24). Por eso también ocupa el séptimo puesto,
el lugar perfecto.
Lámek, el noveno, fue padre a los 182 años, o sea 7 por
26 semanas (que son exactamente la mitad de un año so
lar). Vivió en total 777 años.
También la edad de Noé es simbólica. El diluvio sobre
vino cuando él tenía 600 años, o sea 10 x 60. Ahora bien,
60 representa la divisibilidad máxima (por 2, 3, 4, 5, 6), y
por lo tanto la síntesis del sistema sexagesimal y decimal.
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número primo 3. Mientras estos números 7, 5, 3, descien
den, los números multiplicados se repiten dos veces y au
mentan progresivamente: 5, 6, 7.
Abraham: 7 + 5 + 5 = 17
Isaac: 5 + 6 + 6 = 17
Jacob: 3 + 7 + 7 = 17
Es decir, todas las sumas dan 17, que además de ser nú
mero primo es la edad que José, hijo de Jacob y fallante en
la lista, había vivido con su padre cuando sus hermanos lo
vendieron a Egipto (Gn 37,2), y que más tarde vivió junto
a él en el país del Nilo (Gn 47,28).
Estos complicados juegos teman probablemente otro
sentido que nosotros ignoramos. Igualmente el significado
de las edades de la mayoría de los patriarcas pre y postdi-
luvianos se nos escapa, y hoy no sabemos la intención con
que los compusieron. De todos modos tales cifras preten
dían expresar un acto de fe: que en la vida de los patriarcas
nada hubo de casual, que sus vidas fueron agradables a
Dios hasta en los años que vivieron.
39
Receta para una larga vida
La receta mejor
40
f
aquella mentalidad, de premiar en el más allá al que había
sido bueno, se lo premiaba en la tierra.
Así, cuando se quería significar que una persona había
sido buena, se le atribuían muchos años. Al pecador en
cambio se lo suponía muerto prematuramente. Los muchos
años eran la bendición de Dios para el justo. Como el jus
to Job, de quien la Biblia dice que murió anciano y colma
do de días (42,17), dato muy poco importante, si no fuera
que encierra un mensaje religioso. Y como Abraham,
Isaac, Jacob, y todos los patriarcas que llenan el espacio
entre Adán y Abraham. Vivieron muchos años porque eran
todos justos, y Dios así los recompensó. La promesa, pues,
de bendiciones de Dios que cada uno transmitía a sus des
cendientes desde Adán, llegó sana y salva hasta nosotros a
través de buenas manos.
Será Cristo el que traerá la gran novedad, ya insinuada
poco antes de su venida, de que el hombre continúa vivien
do después de esta vida, es decir, que tiene vida eterna. Y
entonces ya no hará falta agrandar las edades de los perso
najes para decir que Dios los recompensa. Simplemente se
dirá que al morir fueron a gozar del premio eterno. De
Cristo en adelante lo que importa no es cuántos años se vi
ve, sino cómo se viven esos años. Ya no existen vidas cor
tas ni vidas largas, sino vidas con sentido o sin sentido.
41
Los 4,000 domingos de una vida
Para reflexionar
42
2)¿Cuándo se puede decir que la vida de alguien que
murió, tuvo sentido?
3)Antes se pensaba que sólo la cantidad de años vividos
eran un signo de bendición de Dios. Hoy ¿cuáles son
los signos que nos indican que la vida de una perso
na fue bendecida por Dios durante su vida?
4)¿En qué cosas siento que Dios me bendice en mi vida
de cada día?
¿SOMOS TODOS
DESCENDIENTES DE NOÉ?
Colón y la Biblia
45
Según éste, una vez desaparecidos todos los habitantes
de la tierra a causa del diluvio, solamente sobrevivieron los
tres hijos de Noé, es decir Sem, Cam y Jafet, con sus res
pectivas mujeres. A partir de ellos comenzó a repoblarse
nuevamente la tierra. Y a continuación se da la lista de to
das las naciones del mundo y su progresiva expansión.
Esta tabla etnográfica, documento único de la literatura
antigua ya que no encontramos ningún otro tan completo en
todas las demás literaturas, servía en la Biblia para mostrar
cómo la descendencia de Noé cumplió el mandato divino
de crecer, multiplicarse y llenar la tierra (Gn 1,28), con lo
que Noé pasó a ser el nuevo progenitor de la humanidad.
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Por una parte reunió a aquellas con las que Israel man
tenía relaciones amistosas, sea por razones históricas, co
merciales o étnicas, y las colocó como hijos de Sem. Un
segundo grupo lo formaban las naciones enemigas, y las
hizo descendientes de Caín, el hijo maldito de Noé (Gn
9,22-25). Finalmente, todas las razas que le eran indiferen
tes o neutrales fueron reunidas como hijas de Jafet.
De este modo se obtuvo una división tripartita del mun
do. Geográficamente, a los pueblos del norte y oeste de Is
rael, es decir, del Asia Menor y de las islas del Mediterrá
neo, se los llamó Jafet. Los que estaban al sur, o sea Egip
to, sus alrededores y zonas de influencia, fueron denomi
nados Cam. Y al grupo oriental, de la Mesopotamia y re
giones vecinas se lo designó Sem.
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descendientes de Europa fueron Inglaterra, Francia, Espa
ña... A España también le nacieron hijos: México, Alto Pe
rú, Río de la Plata.... Los descendientes de Río de la Plata
fueron: Buenos Aires, Potosí, Salta del Tucumán... Salta
del Tucumán fue padre de Santiago del Estero, Catamarca,
Tucumán..."
Los pueblos y naciones eran, pues, presentados como
personas, e inclusive a veces se le atribuían pequeñas his
torias para resumir características o acontecimientos im
portantes de ese pueblo.
A este mismo género literario lo podemos encontrar en
el capítulo 36 del Génesis, o en los capítulos 1 al 11 del pri
mer libro de las Crónicas.
49
Los eruditos y la Virgen
50
manos, y capaces de comprender la fe católica". Por lo tan
to "no pueden ser esclavizados, ni inducidos a abrazar la fe
cristiana por otros medios que no sean la exposición de la
Palabra divina y el ejemplo de una vida santa".
Este pronunciamiento condujo a los investigadores de
entonces a una única conclusión: los nativos del nuevo
mundo debían de haber llegado a América poco después
del diluvio. Ahora había que rastrearlos hasta algún hijo de
Noé a través de los grupos étnicos conocidos. Pero ésa ya
era otra historia. Lo cierto es que María de Guadalupe ha
bía logrado desplegar la "Tabla de las naciones" del Géne
sis hasta las playas de América.
51
Y la primera enseñanza que nos deja es la de la diversi
dad del fenómeno humano. Tres veces se repite en el texto
que la humanidad está constituida por una rica variedad de
"naciones, lenguas, territorios y linajes respectivos"
(vv.5.20.31) Por lo tanto, es evidente que para el autor la
diversidad de culturas y lenguas no es una consecuencia
del pecado ni de las desinteligencias humanas, sino una
bendición de Dios. Son un aspecto de la multiforme belle
za de la creación.
Por consiguiente, cualquier pretensión de una lengua o
una cultura que se creyera superior y quisiera imponer su
dominio sobre las demás, sería contraria al orden natural.
Según nuestro autor, el orden natural consiste en una co
munidad de distintos pueblos y un encuentro de culturas
diferentes.
,
Israel uno más
52
los hebreos, y a través de un nombre que es totalmente
neutro para la fe y la salvación: Arpaksad (v.24).
Mientras otras religiones consideraban a su gente como
el vértice del mundo gracias a la conexión con algún dios
que bajado del cielo les entregaba el dominio y el poder, y
los hacía más importantes que sus vecinos, Israel renunció
a cualquier mito que lo ayudara a imponerse a los demás.
La supuesta superioridad de la raza hebrea es ajena a la re
velación. La supremacía de Israel no es de orden natural si
no efecto de una elección totalmente gratuita. Pero como
pueblo, está inserto en medio de los otros como uno más.
53
das de velar por las justas relaciones entre los países del
mundo, tendrían aquí mucho en qué inspirarse.
Por no haber sabido comprender las viejas enseñanzas
de este escrito trimilenario sobre la unidad del género hu
mano en la fraternidad de una familia, nuestro siglo ha pre
senciado horrendos crímenes, odios raciales y genocidios
que para nada condicen con la fraternidad que habría ense
ñado Noé a sus hijos.
54
misioneros, es decir, la Iglesia toda que puesta en marcha,
sin discriminar al destinatario, prepare el día en que todas
las naciones del mundo conozcan y amen a su Señor.
Para reflexionar
57
Lo que la ley decía
58
absolutamente de imágenes. Varios pasajes bíblicos mues
tran que éstas eran toleradas y hasta permitidas en el Anti
guo Testamento. Más aún: en algunos casos Dios mismo
ordenó la construcción de imágenes sagradas.
Por ejemplo durante la travesía en el desierto, cuando
Yahvé mandó fabricar el arca de la alianza, cofre sagrado
donde se guardaban las tablas de la Ley, ordenó que a ca
da lado se pusiera la imagen de oro de un querubín, ser an
gélico con rasgos mitad animales y mitad humanos (Ex
25,18). Por su parte, el candelabro de siete brazos que se
colocó en el interior de la Tienda Sagrada tenía grabadas
flores de almendro (Ex 25,33).
Estas obras no eran ocurrencias humanas. Según la Bi
blia el propio Dios había llenado de su Espíritu al artista
Besalel concediéndole habilidad y pericia para idearlas (Ex
31,1-5).
También en otros episodios de la historia de Israel ve
mos a personajes piadosos emplear sin ningún recelo imá
genes y objetos representativos para el culto. Gedeón, por
ejemplo, uno de los jueces de Israel más importantes, fa
bricó con anillos y otros objetos de oro una figura de Yah
vé, a la que los israelitas le tributaban culto (Je 8,24-27). Y
Miká, un ferviente y piadoso yahvista, hizo una efigie de
plata de Yahvé y estableció un santuario para darle culto
(Je 18,31). Hasta el mismo rey David, amado y bendecido
de Dios, tenía en su casa sin escrúpulos imágenes divinas
(1 Sm 19,11-13).
59
Un templo sin prejuicios
60
VI a.C., el profeta Ezequiel tuvo una visión del templo fu
turo. Y de él describe los querubines y palmeras que lo iban
a adornar (Ez 41,18).
Era pues prodigiosa la cantidad de imágenes, pinturas,
estatuas y decorados que colmaban el grandioso Templo de
Yahvé en Jerusalén.
61
guna razón, y el pueblo de Israel nunca afirmó que cono
cía los motivos. Un solo texto, en el libro del Deuterono-
mio, intenta dar una explicación, y dice: "No vayan a ha
cerse ninguna escultura porque ustedes no vieron ninguna
figura el día en que Yahvé les habló en el monte Horeb
(otro nombre del monte Sinaí) de en medio del fuego"
(4,15). Es decir, cuando Dios les había hablado en el mon
te, ellos sólo oyeron su voz sin ver imagen alguna.
Pero ésta no es una verdadera explicación. Es sólo un
motivo histórico, que nos lleva a volver a preguntar: ¿Y
por qué no apareció aquel día ninguna imagen en el monte
Sinaí? Y quedamos sin respuesta.
La razón sospechada
62
epiclesis , es decir, un llamado a Dios para que viniera a ha
bitarla. Era una especie de "doble" de la divinidad simbo
lizada.
Por eso la Biblia cuenta que cuando Raquel, esposa de
Jacob, le roba los ídolos a su padre Labán, éste se queja de
que le han sustraído sus dioses, no las imágenes (Gn
31,30). Y en la historia del ya mencionado Miká, éste acu
só a la tribu de los danitas de que le robaron su dios cuan
do éstos se marchan sólo con la imagen (Je 18,24).
63
cienso que ofrecía el pueblo a las imágenes de divinidades
extranjeras, creyendo así poder obtener sus favores.
Isaías, un poco más tarde, ridiculizará despiadadamente
su culto mágico. Con la mitad de un árbol, dice, hacen fue
go para calentarse y un asado para saciarse, y con la otra
mitad hacen un dios, lo adoran, y le dicen: "sálvame, pues
tú eres mi dios." La sátira es sangrienta.
Jeremías y Ezequiel, en el siglo VII a.C., censurarán
hasta el símbolo más leve de la divinidad, como ser una
piedra o un pedazo de madera, para que no creyeran así po
der manejarla.
Aún no había llegado el tiempo en el cual el hombre po
día adorar a Dios en figura humana.
64
Entonces el propio Dios, que se había mantenido invisi
ble hasta ese momento, frente a una etapa más madura de
la humanidad quiso hacerse una imagen para que todos lo
pudieran contemplar. Y si en la Antigua Alianza se había
revelado al pueblo sin imagen, en la Nueva Alianza consi
deró imprescindible tener una y ser visto. Por eso en la no
che de Navidad los ángeles darán a los pastores esta señal
de la nueva revelación: "verán" a un niño envuelto en pa
ñales y recostado en un pesebre.
Dios mismo deseó ahora, cuando ya no había peligro,
acercarse a los hombres mediante una figura, la de Cristo,
para que lo vieran, oyeran, tocaran, sintieran.
No va más
65
tanto era temporal. Transcurridos los siglos y llegada la
madurez de los tiempos, al pasar el peligro pasó también el
mandamiento. Así lo entendieron los cristianos desde muy
antiguo. Por eso empezaron a hacer imágenes de Cristo y
representar escenas de su vida, ya que ayudaban al pueblo
a acercarse a Dios. Los cementerios, las iglesias y los tem
plos se poblaron con éstas por el valor psicológico que os
tentaban como soporte de la oración. Con el tiempo, se
convirtieron en Biblia de los niños y los iletrados.
Al mismo tiempo, cuando ellos enumeraban los manda
mientos, salteaban siempre el 2.°, a la par que desdoblaban
el último en dos para que siguieran siendo diez. Las listas
de mandamientos que nos llegaron escritas desde el siglo
IV ya no incluyen la prohibición de las imágenes. Por eso
llama la atención que las sectas modernas intenten conser
varlo.
66
túrgicas... y cosas semejantes, se deje a libre elección.
Quien no los quiere, los deje de lado. Aunque las imágenes
inspiradas en la Escritura o en historias edificantes, me pa
recen muy útiles.” Y en otro pasaje afirmaba que las imá
genes eran "el evangelio de los pobres".
Lutero intuyó muy bien lo que muchos protestantes no
quieren aún entender: que no se trata de adorar una imagen
sino de adorar a Dios mediante el estímulo que la imagen
puede ofrecer. Creer que cuando uno se arrodilla ante una
imagen está malgastando la adoración que debe darle sólo
a Dios, es tener aún mentalidad primitiva, seguir pensando
que dentro de éstas hay un flujo de otras divinidades, y no
haber evolucionado del Antiguo Testamento.
Si queremos hoy aplicar a ultranza ese 2.° mandamien
to, ni siquiera podríamos encender un televisor, porque así
estamos haciendo imágenes según las técnicas modernas.
La imagen obligatoria
67
empleo que de ellas hacemos, nunca podemos basamos en
la Biblia para prohibirlas, como erróneamente hacen algu
nas sectas e iglesias.
Pero sobrepasando esta cuestión, hay una imagen que
no podemos dejar de fabricar: la imagen de Cristo en no
sotros.
Pablo escribiendo a los romanos afirmaba que "Dios los
eligió primero y los destinó a reproducir la imagen de Cris
to en sus propias vidas" (8, 29). No labrarla sería malograr
nuestro destino.
Cada acción, cada obra que realizamos, cada contribu
ción a la justicia del mundo, al bien común, a la solidari
dad, va cincelando radiante, exacta, precisa, la imagen de
Jesucristo en nuestras vidas. Al final debe salimos casi per
fecta. Jesús mismo lo había pedido: "Sean perfectos, como
el Padre del Cielo es perfecto" (Mt 5, 48).
Para reflexionar
68
con respecto al uso de imágenes en el culto? ¿Qué
clase de desviaciones?.
4)¿Con qué actitudes trato de forjar en mi vida la autén
tica imagen de Jesús?
69
¿EL DIOS DE ISRAEL
ERA YAHVÉ O JEHOVÁ?
71
En Egipto, entre las decenas de dioses invocados en las
diversas regiones, sobresalían Amón, Nut, Hator, Osiris, e
Isis, según las distintas teologías.
El Dios de la zarza
72
contestó: "Yo soy el que soy". Y añadió enseguida: "Así di
rás a los israelitas: Yahvé me ha enviado. Este es mi nom
bre para siempre y por él seré invocado de generación en
generación" (3,14-15).
73
evasiva de Dios, para que no supieran su verdadero
nombre y no fuera utilizado en ritos mágicos como
hacían los otros pueblos.
6) El que es "actuante", es decir, el que actúa al lado
nuestro, el que camina con nosotros para acompañar
nos, el que está junto a su pueblo. Esta última inter
pretación es la que sigue la mayoría de los exegetas,
atendiendo a que unos versículos antes Dios le había
dicho a Moisés: "Yo estaré contigo" (Ex 3,12).
74
mente la dificultad del mandamiento. Los doctores de la
Ley y los guías del pueblo entablaron largos debates, y
concluyeron que "en vano" no se refería sólo a juramentos
falsos, sino a cualquier utilización impensada o uso inopor
tuno y superficial de esta denominación.
Y para garantizar el máximo respeto, decidieron no pro
nunciar nunca jamás el nombre sagrado de Yahvé. Cuando
éste apareciera en el texto de las Escrituras, el lector debe
ría reemplazarlo por “Adonai ” (“mi Señor”, en hebreo).
Se extendió así entre los judíos la costumbre de evitar el
sublime nombre de Dios, que por estar compuesto de cua
tro letras fue llamado "tetragrama" sagrado (del griego te-
?ra=cuatro, y gramm«=letra), y se escribía YHVH.
75
Para ello se apelaba a dos recursos: escribir todas las pa
labras juntas sin separación, y no escribir las vocales. El
que leía podía añadir por su cuenta las vocales correspon
dientes en cada palabra, ya que eran por todos conocidas.
Por esta razón la totalidad de los libros del Antiguo Testa
mento escritos en hebreo fueron redactados sin vocales.
76
da región, según la pausa que se hacía en la frase, o las vo
cales que con mejor o peor acierto añadía oralmente quien
leía, o los errores que esta lectura generaba en las sucesi
vas redacciones. Lo cual llevó a la aparición de textos di
versos de la Biblia.
77
ma, por ser consonante fuerte, no puede llevar la vocal "a"
que es débil, sino que debe cambiarla por "e" que es vocal
fuerte.
No obstante esta nueva vocalización, el nombre YHVH
seguía reemplazándose por "Adonai" en la lectura.
A partir del siglo XIV se comenzó a leer el nombre sa
grado YHVH con las vocales que los masoretas habían co
locado debajo, es decir, "e-o-a", lo cual dio como resulta
do YeHoVaH, nuestro actual Jehová, mezcla híbrida de las
consonantes de la palabra Yahveh con las vocales de Ado
nai, y que no significa absolutamente nada.
78
En primer lugar, porque todos los nombres bíblicos que
terminan en "ías" son una abreviación de Yahvé. Así Ab-
días, Abdi-Yah (siervo de Yahvé), Elias, Elí-Yah (mi Dios
es Yahvé), Jeremías, Jeremí-Yah (sostiene Yahvé), Isaías,
Isaí-Yah (salva Yahvé). Por lo tanto, la primera vocal no
puede ser la "e" sino la "a". Esta "a” es vocal fuerte en el
sistema masoreta, a diferencia de la "a" de Adonai.
A esto lo corrobora la conocida exclamación litúrgica
"Hallelú-Yah", que significa "alabad a Yahvé".
Pero la certeza del nombre completo lo tenemos en al
gunos escritores antiguos, como Clemente de Alejandría en
el siglo IV, que transcriben en griego este nombre como
"Iaué".
Inclusive se conserva un texto de un autor del siglo V
llamado Teodoreto de Ciro, que al comentar el libro del
Éxodo escribe el sagrado nombre como "Iabé".
¿Cómo llamarlo?
79
do son las más conservadoras, van aceptando las conclu
siones de los modernos estudios y superando el viejo error.
Incluso los nuevos comentarios así como las Biblias de
muchas de las Iglesias separadas ya traen la grafía "Yah
vé".
Al principio de este artículo sobre el nombre de Dios,
decíamos que era un problema pequeño. Es que en realidad
a Dios le importa poco que pronunciemos su nombre de un
modo o de otro, o que lo llamemos Altísimo, Todopodero
so, Eterno o Señor. Lo que más le interesa no es la palabra
que está en los labios, sino la fe y el amor que mostramos
en nuestras obras.
Si le preguntásemos cómo prefiere Dios que lo nombre
mos, seguramente nos diría con las palabras de Jesús: "Us
tedes, cuando oren, digan así: Padre nuestro, que estás en
el cielo...”
Para reflexionar
80
4) ¿Qué argumentos existen para probar las vocales que
tenía esa palabra?
5) Actualmente ¿qué actitudes nuestras nos indican que
hemos tomado en vano el nombre de Dios en la so
ciedad?
6) ¿Qué parte de culpa corresponde a los cristianos en la
falta de fe de los ateos?
81
SEGÚN LA BIBLIA,
¿EXISTE EL PURGATORIO?
83
el Purgatorio estaba tan cercano al infierno, que el fuego
que torturaba a los de aquí servía para purificar a los de
allá.
En Roma misma tiempo atrás solía haber un "Museo del
Purgatorio" en la Iglesia del Sagrado Corazón del Sufragio,
donde se mostraba a los visitantes una docena de huellas de
manos y marcas de fuego en maderas, tapices, almohado
nes, grabadas por almas del Purgatorio que se aparecieron
para prevenir a los fieles acerca de los sufrimientos de
aquel lugar.
¿Aparece en la Biblia?
85
/ Cómo iban a saberlo los Macábeosl
86
Los soldados ya habían muerto, y no podían ir al templo
para ofrecer el sacrificio por sus pecados. Entonces Judas
ordena que se los ofrezcan sus compañeros. Con esto co
mienza a anunciarse ya la solidaridad entre los vivos y los
muertos, es cierto. Pero el pecado de los soldados, según
Judas, quedaba perdonado con el Kippur, y no con el Pur
gatorio, del cual él no sabía absolutamente nada.
¿Ysan Pablo?
87
fiere al esfuerzo que deberán hacer los mediocres para sal
varse, pero no plantea el tema del Purgatorio, ni lo mencio
na nunca en ninguna de sus cartas.
88
Apocalipsis enseña que cuando al final de los tiempos apa
rezca la Jerusalén celestial "nada contaminado podrá entrar
en ella" (Ap 21-27).
La segunda idea bíblica, la más importante, es que Dios
"dará a cada uno según sus obras" en la otra vida (Rm 2,6).
Ahora bien, es evidente que la muerte sorprende a los hom
bres en distintos grados de perfección, según cómo hayan
usado su libertad y hayan servido al prójimo. Y los que no
hayan alcanzado la plenitud en el momento de morir, no
podrán tener un ingreso "inmediato" en la presencia de
Dios. En consecuencia, tendrán que pasar por una etapa de
purificación previa.
90
posibilidades no desarrolladas hasta entonces. Esa mirada
es el ''lugar" que llamamos Purgatorio.
De alguna manera, al hombre le resultará doloroso en
contrarse incompleto frente a Cristo. Será amargo para él
deshacer instantáneamente todo lo que fue retorciendo y
enredando durante su vida, con sus pecados. Con este do
lor de verse defectuoso, purgará angustiosamente sus fal
tas. Por eso en el Purgatorio hay dolor. Pero nada tiene que
ver con el supuesto "fuego en el que se quemarán las al
mas" de quienes allí vayan, como frecuentemente se ha tra
tado de explicar.
Conviene, pues, disipar el famoso error de su duración.
Debido a que después de la muerte no existe el tiempo, ni
transcurren las horas, el Purgatorio no puede "durar" me
ses ni años, como a veces se piensa. Es apenas un instante,
un momento puntual —por decirlo así— en el que Dios
concede la última gracia al hombre de superar su egoísmo
y las deficiencias de su vida. Como proceso del hombre,
puede ser más o menos profundo, de acuerdo con cada
uno; pero no puede durar un tiempo, porque ya se está en
la eternidad.
91
más precisión en qué consiste. En el siglo XI, a este proce
so purificador se le da por primera vez el nombre de "Pur
gatorio". El papa Inocencio IV, en 1254, será el primero en
tocar oficialmente el tema e incorporar la palabra al magis
terio eclesiástico. Poco después la palabra pasó a designar
un "lugar", una cárcel llena de tormentos.
Pero no era aún un dogma de fe. Esto llegaría con el
Concilio de Florencia, que afrontará por primera vez la
cuestión dogmáticamente. Esta asamblea fue inaugurada el
26 de febrero de 1439 con la participación de 115 obispos,
y después de largos debates en los que se analizaron las es
peculaciones y patrañas que sobre el tema se habían dicho,
se promulgó solemnemente el día 6 de julio de 1439 un de
creto llamado Laetentur caeli, en el que declaraba dogma
de fe para todos los católicos la existencia del Purgatorio.
Pero ¿qué es lo que realmente se debe creer sobre el
Purgatorio? Sólo tres cosas definió el Concilio: a) que el
Purgatorio existe; b) que no es un "lugar" sino un estado,
en el que los difuntos son purificados; c) que los vivos pue
den ayudar a los difuntos mediante sufragios. Estas tres co
sas, y sólo éstas, forman parte del dogma del Purgatorio.
92
ocurre en el segundo en que se pasa de este mundo al otro,
tiene algún valor rezar en el noveno día, y al mes, y en el
aniversario, como acostumbramos los católicos?
Por supuesto que tiene mucho valor. Nosotros, que es
tamos inmersos en el tiempo, consideramos como "difun
to" a alguien durante cierto tiempo más o menos largo, se
gún nosotros sigamos viviendo. Y en este tiempo rogamos
especialmente por él, para que Dios acelere el proceso de
maduración por el que debe pasar. Pero Dios, que está en
la eternidad, ve como actuales las oraciones futuras que
nosotros iremos haciendo. Y en consideración a todas
aquellas oraciones y misas que a lo largo de nuestra vida
ofreceremos por nuestro difunto, Dios ya ahora las aplica
instantáneamente al difunto. Si mientras ellos vivían eran
nuestros actos de amor los que podían ayudarlos a mejorar
como personas, ahora después de muertos, nuestras oracio
nes son los nuevos actos de amor que invertimos en favor
de ellos. Y por este aporte de amor nuestro, Dios los pleni-
fica a ellos, los completa en el amor que les faltaba.
Por eso la Iglesia ha mantenido siempre la antiquísima
costumbre de rezar por los difuntos. Y tanta importancia le
da, que en el momento central de la misa les reserva un lu
gar exclusivamente para ellos en el que se pide a Dios: "ad
mítelos a contemplar la luz de tu rostro".
93
La alegría de estar en el Purgatorio
94
r
Para reflexionar
95
¿EN QUE AÑO NACIÓ JESÚS?
97
Para hacer alusión a este calendario, se colocaba las ini
ciales U.C., que significan "Urbis Conditae" (de la funda
ción de la ciudad).
98
,
Exiguo que era gigante
99
lió a predicar, correspondía al 783 U.C. Ahora bien, restan
do los 30 años de vida de Jesús, obtuvo que había nacido
en el 753 U.C.
Para ubicar a Jesucristo en el comienzo de una nueva
era, el 754 U.C. tenía que pasar a ser el año 1, el 755 el año
2, y así sucesivamente. Después de cada número, Dionisio
añadió las siglas "d.C.", es decir, "después de Cristo". A los
años anteriores al nacimiento de Cristo, en cambio, los eti
quetó "a.C.", es decir, "antes de Cristo".
En este nuevo calendario la fundación de Roma ya no
figuraba más en el año 1, sino en el 753 a.C. Y Dionisio,
que se encontraba viviendo por entonces en el año 1287 del
calendario romano (U.C.), se dio con que vivía en el 533
de la nueva era cristiana. ¡Cuán grande habrá sido la emo
ción del monje al convertirse así en el primer hombre que
supo en qué año después de Cristo vivía!
La idea del nuevo calendario tuvo un éxito extraordina
rio, e inmediatamente comenzó a ser aplicada en Roma.
Poco después llegó a las Galias (la actual Francia) y a In
glaterra. Tardará un poco aún en ser aceptada en España:
en Cataluña se la adopta tan sólo a partir de 1180; en Ara
gón, desde la Navidad de 1350; en 1358 se lo admite en
Valencia; en Castilla desde 1383. Y llega a Portugal sólo en
1422.
Poco a poco, y no sin vencer grandes dificultades, se ge
neralizó en todas partes para fines de la Edad Media. La
gloria de Dionisio destelló en cada rincón del mundo anti
100
guo, y cuando falleció catorce años más tarde, se habría
podido anotar con orgullo en su obituario que había muer
to "en el año 540 de la era inventada por él".
El imprevisto
101
En cambio se sabe que el viejo monarca cuando sintió
que su salud se agravaba, atormentado por la enfermedad,
se hizo trasladar a Jericó, y luego a las termas de Callíroe
para aplicarse unos baños curativos. En vista de que no
mejoraba, se volvió a Jericó en donde murió poco después.
Este viaje ocurrió en noviembre del año 5, a comienzos del
invierno. Hay que hacer, pues, una segunda adición de me
dio año más, y remontarnos a mediados del 5 a.C. para el
nacimiento del Mesías.
La exactitud deseada
102
cido. El mismo evangelio de Mateo dice que en el momen
to de llegar los Magos hallaron al niño viviendo ya "en la
casa" (2,11) y no en la gruta del nacimiento, como solemos
representarlo.
Sumando ahora este nuevo margen de tiempo a nuestros
cálculos, estamos ya entre finales del año 7 y mediados del
año 6 a.C.
104
Pero sobre todo es una iniciativa sin sentido, porque así
como está el calendario, con la diferencia de 7 años, igual
mente cumple la intención de Dionisio: recordar perpetua
mente que con la venida de Cristo al mundo la historia ha
quedado partida en dos; que no es lo mismo el mundo an
tes de él que después de él; que él es el eje del tiempo en
torno al cual gira todo acontecimiento humano. Con seme
jante proyecto pedagógico, los años discordantes no afec
tan en absoluto su objetivo primigenio.
105
:
.i\
■j
106
acta, llenar un cheque, nos recuerda su venida a este mun
do.
Él es el centro de nuestra historia. Debemos, en conse
cuencia, vivir de tal manera que también en nuestro obrar
cotidiano sea él el centro de nuestra vida.
Para reflexionar
107
¿QUIÉN ERA EL DISCIPULO
AMADO DE JESÚS?
109
El innominado
110
cuando todos están desconcertados porque no encuentran
el cadáver de Jesús. El discípulo amado, pues, corre hasta
el sepulcro junto con Pedro, y es el primero en creer en la
resurrección del Señor cuando ningún otro podía todavía
imaginar siquiera semejante portento (20, 2-10).
Al final ya del Evangelio (21, 7), el discípulo al que Je
sús amaba se encuentra pescando en una barca junto con
Simón Pedro y los otros discípulos. Cuando aparece Jesús
resucitado de pie en la orilla, es el único que lo reconoce,
y se lo dice a Pedro.
Hay otro episodio, en el que vemos al discípulo amado
siguiendo de atrás y muy de cerca a Pedro y a Jesús, y so
bre él profetiza el Señor diciendo que es capaz de hacerlo
permanecer en este mundo hasta su segunda venida (21,
20-23).
El último dato que tenemos sobre su persona es que él
constituye la fuente de información de las cosas que han si
do narradas en el Evangelio (21, 24).
En total se cuentan seis apariciones de este extraño per
sonaje, de quien no se nos da absolutamente ninguna infor
mación, ni cómo fue llamado, ni su patria, ni su familia, ni
su profesión, ni su temperamento, sino únicamente que
contaba con el particular privilegio de ser especialmente
amado por Jesús.
111
Una propuesta con causa
112
Dificultades que pesan
Otros rechazados
113
Evangelio rechazó la invitación de seguir al Señor, prefirió
sus riquezas y se alejó de él. Peor aún, Jesús lo tomó como
antitestimonio y ejemplo de las nefastas consecuencias que
el apego a las riquezas pueden traer a un hombre. ¿Cómo
es que después sale amándolo más que a los otros, que lo
habían dejado todo por seguirlo a Él?
Un tercero que ha sido insinuado es Natanael, aquel dis
cípulo mencionado una sola vez por Juan, y a quien Jesús
cuando lo vio le dijo que era "un auténtico israelita en
quien no hay engaño" (Jn 1,47). Y él mismo proclamó a Je
sús como Hijo de Dios y Rey de Israel.
Aunque varios estudiosos lo han propuesto como el dis
cípulo amado, el principal obstáculo radica en que ningu
no de los otros tres evangelistas habla de él, y ni siquiera
saben que haya existido un discípulo llamado Natanael.
¿Cómo pudo haber estado tan cerca del corazón de Jesús,
y ser ignorado por los otros evangelistas y por todos los
otros libros del Nuevo Testamento?
115
discreta alusión anónima, propia del alma delicada de
Juan.
Por otra parte, nos consta por los demás Evangelios que
Juan pertenecía al pequeño grupo de tres apóstoles preferi
dos por el Señor, juntamente con Pedro y Santiago. En
efecto, solamente delante de ellos tres quiso Jesús transfi
gurarse (Me 9, 2), sólo a ellos les permitió que lo acompa
ñaran para resucitar a la hija de Jairo (Me 5, 37), sólo con
ellos agonizó la noche antes de la crucifixión (14, 33), só
lo a ellos les cambió el nombre y les dio uno nuevo (Me 3,
16-17), y a ellos solos, con Andrés, les contó los pormeno
res del fin del mundo (Me 13, 3).
No es extraño, pues, que de entre ellos Jesús hubiera
privilegiado a uno, en este caso a Juan, el único de los do
ce que según la tradición no era casado.
117
La mejor solución
118
Un retrato para todos
119
Para reflexionar
120
¿SE PUEDE PROBAR LA
RESURRECCIÓN DE JESÚS?
La nueva teoría
121
habría dejado posteriormente limpio de sangre el cadáver
suspendido en el madero. Cuando a las 5 de la tarde baja
ron el cuerpo así lavado, éste solamente tendría las man
chas de la sangre que brotó del costado abierto, ya que la
lanzada que le asestó un soldado romano (Jn 19, 31-36)
habría sido la única herida ocasionada después de la llu
via.
Luego, para enterrarlo según los ritos de los judíos, lo
habrían aseado completamente, incluso de la sangre mana
da de su costado.
122
De esta manera afirma haber descubierto las "pruebas
científicas" de la resurrección.
Toda esta retahila de aserciones carece absolutamente
de seriedad, ya que oscila entre la ciencia ficción y lo ab
surdo. En efecto, con poco que las analicemos, estas afir
maciones dejan traslucir graves errores teológicos, filosó
ficos, científicos e históricos.
Aclarando el "oscurecimiento"
123
fundador de Roma, y de ciertos rabinos famosos de los pri
meros siglos.
Que es simbólico este detalle se ve por la exageración
de Marcos cuando puntualiza que la oscuridad cayó "sobre
toda la tierra", fenómeno éste meteorológicamente imposi
ble, y que no quedó registrado en la memoria de ningún
pueblo.
124
taba que con la muerte de ese hombre colgado de la cruz
había llegado el final del mundo, o al menos el final de un
mundo y el comienzo de otro nuevo, enteramente distinto.
La sepultura a medias
125
Ni Pablo lo sabía
126
bolismo, ya que adonde ahora se dirigía en su nuevo esta
do no era ningún lugar más aquí de la atmósfera, sino na
da menos que a la eternidad de Dios.
A la fe lo que es de la fe
127
El esfuerzo que no se ahorra
128
Para reflexionar
132
El autor de estos libros no pretende decir cosas nue
vas. Sólo trata de cubrir el “vacío divuigativo” tan no
torio en nuestro medio, exponiendo con sencillez te
mas ya tratados en forma más técnica por especialistas
de reconocida competencia.
A. J. Levoratti, en Revista Bíblica , año 57, Nueva
época n.° 59, 1995.
133
ÍNDICE
Prólogo ........................................................................... 5
¿Quién puso capítulos a la biblia?
Un detalle no previsto............................. .....................9
El ensayo judío...........................................................10
El ensayo cristiano ..................................................... 11
Lo hizo un arzobispo.................................. ................ 11
Se conserva un manuscrito ................... ......................12
Más cortas, son mejores............................................. 13
El trabajo defintivo .................................................... 14
No salió del todo bien................................................ 15
Es mucho lo que se sabe.............................................16
Para reflexionar..........................................................17