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El aliento de vida que Dios le dio al hombre es lo que mantiene la vida humana hasta este momento,
aunque nacemos por medio de un proceso biológico y nos formamos en el vientre, el soplo de vida
que Dios le dio a Adán son la fuente de vida que toda la humanidad heredó,
el que cada día nos despertemos es motivo de gratitud a nuestro Dios por la oportunidad
de que su aliento de vida todavía esté con nosotros.
El libro ministerio médico dice “El organismo físico del hombre está bajo supervisión divina, pero no es
como un reloj que se pone en operación y debe funcionar por sí solo. El corazón palpita y un pulso
sucede al otro, la respiración es consecutiva… Es la inspiración de aquel que sopló en la nariz de
Adán el aliento de vida” (Ministerio Médico, 10:2).
Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos. (NVI)
No hay mejor medicina que tener pensamientos alegres. Cuando se pierde el ánimo,
todo el cuerpo se enferma. (Bib. Traducción en lenguaje actual)
El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos.
Hay mucho por hacer en este sentido. Desconectarnos de noticias negativas y procurar un
ambiente de alegría y calma en casa es vital.
FACTOR HEREDITARIO:
Aunque en este factor no podemos tener incidencia, hay que recordar que la influencia de lo
hereditario sobre el sistema inmunológico no es tan alta como se creía y tampoco es
necesariamente mala. Para la mayor parte de la población los antecedentes familiares son incluso
más favorables que desfavorables.
“y Jonatán y David se juraron eterna amistad, porque Jonatán quería a David como a sí mismo.
FACTOR FÍSICO:
3 JUAN 1:
2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como
prospera tu alma.
Alimentación balanceada
calidad de sueño
ejercicio regular
MALAQUIAS 4:2
2 Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y
saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.
El sol tiene muchos beneficios, fortalece los huesos y dientes mediante estímulo para producción
de vitamina D en nuestro cuerpo, ayuda a la piel, fortalece las defensas del cuerpo, tiene efectos
positivos en la presión arterial, el corazón, en el estado de ánimo... etc.
respirar profundamente:
1 TESALONICENSES 4.17
17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con
ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
El oxígeno: Para la buena función de nuestro cuerpo el oxígeno permite el intercambio de aire en
la purificación de los pulmones, ayuda a que haya un equilibrio en la sangre, también factor
importante en el proceso de curación de enfermedades.
JUAN 4:14
14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una
fuente de agua que salte para vida eterna.
El agua: Dado que nuestro cuerpo está compuesto en un 70% de agua en un adulto bien
hidratado, la función de ésta en nuestro cuerpo es esencial, ayuda a mantener la temperatura
corporal, elimina desechos corporales a través de la orina, el sudor, las evacuaciones
intestinales, lubrica las articulaciones y protege los tejidos, entre tantas otras funciones.
En los dos casos se descubrió el papel de los factores ya referidos, enseñados por las Escrituras,
en mantener fortalecido el sistema inmunológico para resistir pestilencias y enfermedades
de impacto general.
La fe en Dios, los buenos hábitos de vida y aprender a ser más felices son, en realidad, las
armas más eficaces contra el Covid-19.
Al estar enfermos muchas veces nos olvidamos de incluir a Dios en primer lugar y es solamente
durante una enfermedad grave o terminal que le buscamos para ser sanados. Debemos
cambiar nuestro estilo de vida, y tomar nuestra salud muy enserio, no sea que agotemos los
recursos que tenemos sin antes realizar los cambios sencillos que Dios nos pide.
En conclusión, haré mención a una cita de la Hna. White al referirse a los enfermos
“No podrán encontrar alivio mientras no acudan al médico del alma. La paz que Él
solamente puede dar, devolverá el vigor a la mente y la salud al cuerpo” (El Ministerio de
curación, 52).