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ci a
dica, en
cetas ds g,
cion de los eruditos y suscitar las reexiones de los filosofos. La
y equivoca que_§e‘_di§L_1_n<§a entre las clases po-
pulares bajo el nombreg magia era, como su propio nombre in-
y al mismo tiempo que las re-
y los procedimientos de los taumaturgos, tam-
bién enseaba confusamente algunas doctrinas teologicas (9).
De este modo, mucho antes de que los romanos usiesen pie en
Asia, algun-as institu<%‘é§"d'é?.IQ3jTpETsas,,ya..,ha,E1’a.n_T1?a11'aZ;1§i§1Te1
greco-o~ri‘€tal‘.fIiiitad0res y.adeptos.de.alguna&de_S11Su._Q!§§;,n-
riiT1'i'i'i:lo
(1 cias. Su accion fue indirecta, furtiva, y muchas veces es indiscerni-
‘ blé, pero cierta. Los mas activos agentes de esta difusion parecen
1 haberlo sido, tanto para el mazdeismo como para el judaismo, las
colonias de fieles que habian emigrado lejos de la madre patria.
Hubo una Didspora irania analoga a la de los israelitas. Las comu-
nidades deppmagosmesptalgan establecidas no solo en el est\é“deA_si_a
1 N1“e"1f6rl,d"sino también en Galaeia, Frjgia, Lidipazppe incluso en,E.gipto,’
ysfefipwreicontinuaronpenptodas partes vinculadas con unatenaz per-
sistencia a sus costumbres y creeneias ‘(1O)§
A
La accion del Iran se hizo mucho mas inmediata cuando Roma
1
extendio sus conquistas el Asia Menor y Mesopotamia. Contactoii;1-
I termitentes con las poblaciones mazdeas se habian produc1Eio’ya des-
-
d\"la's"g'ueTrras”i'contra
e
‘duraderosrnas que en el @,Era.
Mitridates, pero no se hicie;t‘QHifL€Cue_rrtese*y
Fue entonces/cuan-
do el Iinperio extendio gradualmente sus conquistas hasta el Eufra-
l tes, anexionandose de este modo toda la penillanura de Anatolia y
It la Commagene, al sur del Tauro. Las dinastias indigenas, que a pe-
sar de la relacion de vasallaje a que estaban sometidas, protegian
celosamente el secular aislamiento de estos lejanos parajes, desa-
1 parecieron una tras otra. Los Flavios construyeron una inmensa red
| viaria a través de estas regiones hasta entonces casi innacesibles, y
establecieron de este modo vias de penetracion tan importantes para
,
Roma como lo pueden ser para la Rusia actual los ferrocarriles del
, Turkestan 0 Siberia.’ Al mismo tiempo las legiones llegaron a acam-
par alas orillas del Eufrates y en las montaas de Armenia. De este
modo por una parte, todos los islotes de mazdeismo diseminados
‘ en Capadocia y el Ponto entraron forzosamente en relaciones cons-
tantes con el mundo latino, y por la otra la desaparicion de los es-
tados tampones de la frontera hizo en época de Trajano que el Im-
, perio Romano y el de los partos se convirtiesen en poderes
limitrofes. , China (12),
1
l-gpLQpagaQi6niI¢P§nIil1a,¢n Occidente dei-los-miste-i=ios.,per_sas
_ de Mitrapdatawde la yfechax <16 estaswanexionespyKg9nquistas“demAsia
Me'nDf,,yiUSi~ri,a. Porque si Bieniies cierto que una comunidadde sus
*
adeptos parece haber existido ya en Roma en la época de Pompe-
G yo, también lo es que su auténtica difusion no comenzo mas que a
(9) Ver infra, Cap. VII.
(10) M0" "W5! Mil/Ira, I pp 9 y SS y pp 231 y ss
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partir de los Flavios. Y se volvieron cada vez mas expansivos bajo
los Antoninos y los Severos, para continuar siendo hasta finales del,
sglgLLd&Lh_O
originarias
dd
diacion como las doctrinas
Fue gracias
del mazdeismo se difundie-
ron muy ampliamente en todas las provincias latinas, y de ellos sera
de los que tendremos que ocuparnos en primer lugar para poder
apreciar la influencia ejercida por el Iran sobre el paganismo
romano.
Pero, aclarémoslo, la creciente inuencia de Persia no se mani-
aitr-'1
festo unicamente en la esfera religiosa. Sobre todo a partir de que
I este pais hubiese retomado, bajo la dinastia de los Sasanidas (228
d. J. C.), la conciencia de su originalidad, y retomase sus tradi<':io-
nes nacionales, reorganizase la jerarquia de un clero estatal y ha-
llase esta cohesion polftica que le faltaba bajo los partos, y sintiese
K e hiciese asi sentir su superioridad sobre el imperio vecino, entou-
ces desgarrado por las distintas facciones, librado al azar de los pro-
nunciamientos y arruinado economica y moralmente. Los estudios ‘ 1
” que se llevan a cabo sobre la historia de este periodo tan mal co-
W
nocido nos muestran cada vez mas que Roma, debilitada, fue en-
s T ton ces la imitadgra de _l’,_ers'i_a., /’“Mlm"V A’
La corte de Diocleciano eon sus genuexiones ante el amo igua-
\ A
lado a la divinidad, con su complicada jerarquia de funcionarios y
con la masa de eunucos que la envilecian, es segun la opinion de
sus contemporaneos una imitacion de la de los Sasénidas. Galerio
dd declaraba sin ambages que el absolutismo persa debia ser introdu-
cido en su imperio (11), y el antiguo cesarismo, basado sobre la v0-
luntad popular, parecio estar a punto de convertirse en una especie
de califato.
Recientes descubrimientos han permitido entrever el desarro-
6 ‘ llo, tanto en el imperio parto como en el sasanida posteriormente
de una poderosa escuela artistica, que se desarrollo independiente-
mente de los centros griegos dc produccion. Y si bien es cierto que
tomo de la escultura 0 la arquitectura helénicas determinados mo-
delos, también lo es que los fundio con motivos orientales en una
decoracion de exuberante riqueza. Su campo de accion se extendio
mucho mas alla de Mesopotamia, llegando hasta el sur de Siria, don-
de nos ha dejado monumentos de un incomparable esplendor or-
namental; y la irradiacion de este brillante hogar ilumino sin duda
alguna a la vez a Bizancio, a los barbaros del Norte y a la
De este modo el Q[l§I§__iL5§-,ITLi_Ql}cl1}§3 Vi¢tQTlQ§?i,!1l§.nI?V_,5QbIeJas * ,1
instituciones politicas y sobre los gustoslparltifstiejcgs, del mismo modo »
que sobre‘1a‘s'Tdé'a“s" y lascreencias de los romanos. La propagacion
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(11) Lactancio: De mart. persec. 21, 2; ver Seeck: Gesch. des Untergangs deran-
Iiken Welt, ll, 7 ss.
‘. (12) Ver Strzygowsli: Mschatta (Jahrbuch Preusz. Kunst-sammlungen, XXV), Ber-
lin, 1904 pp 324 y ss y pp 371 y ss.
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