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Las fallas de Valencia

Qué son las fallas?

Las fallas de Valencia se convierten en un espejo que deforma y caricaturiza


nuestra propia existencia.
Las fallas son auténticos monumentos formados por una o dos figuras gigantescas
rodeadas por grupos de figuras más pequeñas, “ninots”. Las fallas principales llegan
a alcanzar los veinte metros de altura, que se convierten en el eje central del
monumento y representan el tema de la falla, el cual se explica en las escenas o
grupos de "ninots" que las rodean.

Alrededor de 375 fallas grandes y otras tantas infantiles se alzan en la


ciudad. Durante cuatro días y cuatro noches permanecen plantados en numerosas
calles y plazas inmensos monumentos de cartón, burla plástica y escandalosa,
proferida con tanto arte como desenfado.
Esta es la manera de recibir el comienzo de la primavera, con explosión y fuego 1. El
último día, el 19 de marzo, día de San José, los queman en impresionantes
hogueras, reminiscencia de un rito ancestral; la ciudad arde por sus cuatro
costados.

Tiene su origen en la costumbre de los artesanos que en el invierno


encendían al anochecer candiles suspendidos, similar a un largo candelabro
con varios brazos; al llegar el buen tiempo, la primavera, lo quemaban y los
carpinteros, que durante todo el año habían estado trabajando en sus
talleres, aprovechaban la llegada del buen tiempo para limpiar sus
carpinterías sacando los tablones, tablillas, viguetas y demás a la calle y
apilándolas les prendían fuego; con el tiempo, los vecinos comenzaron a
apilar muebles y otros elementos viejos que ya no les servían en la casa. Esto
se convirtió en una fiesta popular y lo que en un primer momento eran
muebles poco a poco se llegó a representar mediante "ninots" la sociedad en
la que vivían, lo que provocó el disgusto de la burguesía y del clero 2. Se
encuentra una cita sobre las fallas dedicadas a San Vicente 3: en 1596 fueron
pagados a Pedro Torralba 74 libras, un sueldo y seis dineros por las parrillas
donde se quemaban "las fallas en la memoria del glorióso San Vicent Ferrer".

1 que es lo que significa la palabra „falla”

2 generalmente ironizaban sobre ellos

3 la fogata primaveral
Su historia
Hacia mediados del siglo XVIII, las fallas eran un simple festejo incluido en el programa
de actos típicos de la fiesta de San José4. Al amanecer del día 18 en algunas vías
urbanas aparecían peleles colgados en medio de la calle de ventana a ventana, o
pequeños tablados colocados junto a la pared, sobre los cuales se exponían a la
vergüenza pública uno o dos muñecos (ninots) alusivos a algún suceso, conducta o
personaje censurables. Durante el día, los niños y adolescentes recogían material
combustible y preparaban pequeñas piras de trastos viejos que también recibían el
nombre de fallas. Unas y otras eran quemadas al anochecer de la víspera de San José
congregando en torno a la hoguera una amplia participación popular.
Al día siguiente era día de media fiesta y los carpinteros y los valencianos devotos
acudían a los templos parroquiales para festejar a su patrono. En muchos hogares se
celebraban fiestas onomásticas en las que se agasajaba a los Pepes con tortas,
buñuelos y anís. En suma, una fiesta popular y vecinal.
La primera documentación con la que contamos sobre las fallas, es un oficio del
13 de marzo de 1784 que está en las Cartas Misivas del Archivo Municipal de
Valencia , y que va dirigido al corregidor de la ciudad de Valencia para que prohibiera la
colocación de los monumentos5 en las calles estrechas y junto a las fachadas de las
casas. Como consecuencia de estas medidas de policía urbana (prevención de
incendios) se obligaba a los vecinos a plantar fallas en las calles anchas, en los cruces
de calles y en las plazas. Curiosamente, sin pretenderlo, una simple medida como ésta
provocaría, a la larga, una importante transformación. Aunque las fallas seguían
manteniendo una estructura horizontal y teatral en dos cuerpos (un tablado y una
escena sobre el mismo), al colocarlas en el centro de una calle o plaza era preciso
concebirlas de forma exenta, puesto que podían ser rodeadas. Para verlas en su
totalidad, había que darles la vuelta, y al liberarlas de su anexión a una pared, se
liberaron también nuevas potencialidades constructivas y la necesidad de inscribir
mensajes en todos sus lados.

Antorchas, hogueras, peleles y entablados durante mucho tiempo recibieron el


nombre de fallas, pero progresivamente se fue restringiendo el uso de esta
denominación para referirse a las piras satíricas, es decir a aquellas que sobre un

4 En el 19 de marzo

5 Especialmente los de tipo teatral. En 1858, los falleros de la plaza del Teatro pretendían levantar una falla de
movimiento con una alusión directa a las desigualdades sociales. Los versos eran de Josep María Bonilla. La falla fue
prohibida por la autoridad, pero los falleros repitieron el tema al año siguiente. Por otra parte, con el nombre de
falla erótica o tendencia anti-conyugal, la prensa de la época designaba un tipo de fallas, muy abundantes, que
eran prolíficas en alusiones picantes o escabrosas mediante un lenguaje plagado de equívocos y que reflejaba una
mentalidad hedonista.
tablado exponían a la vergüenza pública los vicios o prejuicios imperantes. Eran estas
fallas las que suscitaban expectación cada año y las que la población acudía a visitar
masivamente.

Consistían en una estructura prismática, generalmente cuadrangular, con


armazón de madera, recubierta ornamentalmente con bastidores pintados, con lienzos
o con paneles que ocultaban los materiales combustibles amontonados a su base. Los
ninots o figuras que aparecían en el escenario se vestían con telas o ropas viejas.
Estas fallas satíricas, al igual que els miracles de Sant Vicent, se acompañaban
siempre de unas hojas de versos que, colgadas como pasquines en las paredes
próximas o en los bastidores del pedestal, desarrollaban la rimada del tema que se
escenificaba en la falla. Lo que en un principio era obra popular fue complicándose
uniéndosele, a principios del XX, pintores y escultores alentados por los premios que
Lo Rat Penat estableció en 1895 y que a partir de 1901 asumiría el Ayuntamiento de
Valencia. Los artistas falleros formaron su Gremio y su arte se ha diversificado 6.

A Mediados del siglo XIX, al imprimir estos versos y editarlos en pequeños


pliegos, dieron origen al llibret y, en consecuencia, se amplió considerablemente la
posibilidad de desarrollar el argumento.
Se tiene noticias de las fallas en 1751, 1783, 1789, 1792, 1796 y 1820. Pero el espíritu
crítico contra autoridades y clero, provoca su prohibición en 1851, aunque desafiando a
la autoridad fueron plantadas7. En 1883 el Ayuntamiento estableció un impuesto de 30
pesetas por falla, solo se plantaron 4, el impuesto aumentó a 60 pesetas en 1885 y
únicamente se alzó una, la de la calle Cervantes; en 1886 la ciudad se quedó sin fallas.
Félix Pizcueta, encabezando un grupo de concejales, en 1887 fuerzan al Alcalde a que
derogue aquella disposición, rebajando la tasa a 10 pesetas. La reacción fue inmediata
y ese mismo año se plantaron 29 fallas, que han ido aumentando hasta hoy.

La primitiva estructura fue frontal, recordaban una escena de sainete; la


intención, el humor, dominaba sobre la realización y la estética; y próximas o apoyadas
en la fachada de las casas, se tenían que desplazar al centro de la vía cuando se les
iba a prender fuego.

6 decoradores y escenógrafos en multitud de películas de Hollywood como La caída del Imperio Romano, Lawrence
de Arabia, 55 días en Pekín, El Cid; carrozas de Carnaval; parques infantiles ciudades japonesas, alemanas o
norteamericanas o para el valenciano Terra Mítica; fachadas para lujosos casinos de Nueva Orleans.

7 La característica peculiar de las fallas es la figuración satírica de un hecho social censurable. Tienen un tema
concreto y responden a una intención crítica o burlesca. A diferencia de las simples hogueras y de las piras de
trastos viejos, en ellas se representan escenas que aluden a personas, sucesos o comportamientos colectivos que
los falleros consideran merecedores de corrección o dignos de irrisión. A mediados del siglo XIX dos temas ocuparon
preferentemente a los falleros: la falla erótica y la crítica social.
La realización de una falla es larga y compleja: primero hay que realizar un
boceto, después se realiza la maqueta a escala que visualiza en tres dimensiones el
desarrollo de la idea y por último, la construcción y el montaje (primero la carpintería,
luego el modelado y finalmente la pintura). Toda esta elaboración para presentar la
obra gigantesca en la calle, en ocasiones presupuestada hasta en más de ciento veinte
mil euros.

Durante todo el siglo XIX, el Ayuntamiento y en general también las instituciones


de autoridad, mantuvieron una actitud vigilante y censora ante las fallas. Esta política
represiva, justificada por la necesidad de modernizar y civilizar las costumbres de la
ciudad, pretendía erradicar los festejos populares (Carnaval y Fallas, entre otros), y se
intensificó durante los años setenta al establecer gravosos impuestos sobre el permiso
de plantar fallas o tocar música.

Esta presión generó, como reacción, un movimiento en defensa de las


tradiciones típicas y en 1884 la revista La Traca otorgó por primera vez premios a las
mejores fallas. La iniciativa sería continuada por la asociación renaixentista Lo Rat
Penat en 1885. Este apoyo explícito de la sociedad civil mediante premios, despertó un
espíritu competitivo entre comisiones de vecinos, estimuló el fervor fallero y produjo
una decantación esteticista, dando lugar a la falla artística. En ella no desaparecía
necesariamente la crítica (incluso podía experimentar una radicación política), pero
comenzaba a predominar la preocupación formal, constructiva y estética sobre el
conocimiento del monumento.

Aunque con titubeos y timidece, en 1901 el Ayuntamiento de Valencia, tomó el


relevo de Lo Rat Penat y otorgó los primeros premios municipales a las fallas. Eso sí,
una vez pasadas las fiestas. Se trataba de dos premios: uno de 100 y otro de 50
pesetas. El clima social para esta intervención municipal no sólo era favorable, sino
exigente y abarcaba todo un abanico amplio de organizaciones, que incluía tanto
asociaciones culturales y recreativas, como valencianistas y deportivas, políticas y
obreras, que potenciaron el desarrollo de las fallas durante la primera década del siglo.
En reciprocidad con este apoyo social las fallas se decantaron cada vez más hacia la
exaltación valencianista y se produjo una creciente fusión entre la fiesta fallera y la
entidad valenciana.

La concepción moderna
Desde principios del siglo XX, las fallas abandonan la estructura dual (tablado/escena)
y comienza a desarrollarse una nueva concepción de las mismas, en la cual los ninots
no son ya la figura más impactante. La falla se compone ahora de la superposición de
diversos elementos y niveles, fundamentalmente de tres: una base de escasa altura
compuesta de repiés para las diversas escenas, un cuerpo central que sirve de
sustentación del monumento y un remate. Este último suele consistir en una figura de
grandes dimensiones constituida por un motivo alegórico capaz de condensar el tema
que explayan y glosan las escenas inferiores.
El contenido de la falla no se halla ya inscrito solamente en una escena realzada por el
tablado, sino que está latente en todo el conjunto escultórico y debe ser descifrado
rodeando la falla y recorriéndola con la mirada de arriba abajo. La falla ahora debe ser
fastuosa, imponente, majestuosa y sugestiva, visible desde la lejanía. Bajo la presión
de los premios, las fallas adoptan como ideal modélico la monumentalidad, la
proporcionalidad y el barroquismo.

En 1927, la asociación para el fomento del turismo “Valencia Atracción” organizó


el primer Tren Fallero. El acto tuvo tal éxito que la sociedad valenciana se volcó todavía
más en las fallas, incrementando considerablemente el número de monumentos que se
erigían. El crecimiento de la fiesta obligó también a una mejor organización. Así
surgieron la Asociación General Fallera Valenciana y el Comité Central Fallero, que
representaban a las comisiones y organizaban la fiesta.

En 1929, el Ayuntamiento creó un concurso de carteles para hacer promoción de


las fallas y en 1932 se convirtió en la entidad organizadora y gestora de todo el
programa de actos, instaurando la Semana Fallera. La mayoría de los monumentos
eran obra de artesanos artistas especializados que durante varios meses vivían para la
construcción de los mismos en sus talleres y que se habían organizado en la
Asociación de Artistas Falleros. Fue en estos años cuando las fallas se convirtieron
realmente en la fiesta mayor de los valencianos.

• "Cómo se preparan las fallas" es un artículo publicado en 1935 y firmado


por Llopis Piquer que nos describe con bastante detalle cómo se confecciona
una falla:
Primero es la elaboración de la maqueta, sobre esta se establece una escala
para poder proyectar el monumento fallero. Lo siguiente que hace el artista es la
carpintería, realiza el esqueleto de la falla. En ellas son los más importantes
elementos: el cartón, el yeso y la cera, sin olvidar la madera de los bastidores ni
la tela metálica cubierta de arpillera para las grandes masas.

Con estos sencillos materiales, los artistas valencianos compiten con los
grandes y perdurables creaciones de la escultura, patentizando su valía con la
erección de grandiosos monumentos.
La tarea más difícil y entretenida estriba en la confección de los moldes para las
cabezas, moldes que saca el artista de un barro en el que plasma la efigie de
una mujer o de un hombre según los casos, y que, vaciados en yeso, servirán
para obtener una serie de cabezas en cera a las que bastará el aditamento de
unos bigotes o la desviación de un ojo, o el añadido de un rictus a los labios para
que dejen de ser humanas, yendo a constituir diversas personalidades dentro
del conjunto de la falla.
Más fácil es la construcción de los cuerpos, para la que el cartón sujeto a moldes
de yeso, a presión en mojado, da un margen admirable. Labor esta a la que se
dedican los aprendices de todo artista fallero que se precie.
Muy difícil es el pintado de la cera. Muy pocos aciertan a saber infiltrar con sus
colores el aspecto de vida que requieren los tipos de una falla; más, a fuerza de
estudio y de perseverancia, el milagro se efectúa.

• Hoy en día muchos artistas en vez de trabajar el barro utilizan otros elementos
más rápidos y cómodos, estos elementos son o bien, el porespán expandido o
hacen reproducciones en resina y fibra de vidrio. ¿Qué falta después de esto
realizado? Montar los cuerpos metiéndolos dentro de un alma, esta vez de
madera, para sujetar fuertemente materiales tan débiles como la paja, las telas,
el serrín y la cera, y una vez en marcha y compuestas las personas, el mismo
día de la plantá alinear junto a las paredes, mientras se clavan los bastidores y
molduras a los muñecos, que en la oscuridad de la noche se confunden con la
gente de verdad, llegando el observador a no saber distinguir entre lo real y lo
fantástico.
Finalmente como indica la tradición, solo queda encender la mecha y prender
fuego a la falla.

Actos falleros

1. LA CRIDA

Las Fallas, como no podía ser menos, tienen su pregón: se trata de la Crida (que
en valenciano significa llamada). Este acto es el inicio oficial de la fiesta, y el
primero que sirve de excusa para que los falleros lo pasen bien, aunque no hace
falta mucho para animarles.

El día de la Crida, miles de falleros de toda la ciudad llegan en autobús (los más
ricos) o andando (los más pobres o los que viven cerca) hasta el punto de reunión:
las Torres de Serranos. Allí se juntan todos, cada comisión con su estandarte, a la
espera del discurso del alcalde o alcaldesa y de la Fallera Mayor de Valencia.
Mientras llega la hora, los falleros, la mayoría con blusón (el traje de valenciano
informal) y algunos con el traje regional, montan la juerga cantando, bailando,
tocando instrumentos o incluso, los más valientes, formando torres humanas.
Cuando llega la hora del discurso, aparecen sobre un andamio montado en la cara
de las torres que mira hacia el cauce del río, las Cortes de Honor mayor e infantil,
las Falleras Mayores, el/la Alcalde/sa de Valencia y otras personalidades locales. Lo
primero que hacen es esperar que el público se calle, naturalmente, y luego la
Fallera Mayor y el/la Alcalde/sa realizan sendos discursos para animar a los
valencianos y a los de fuera a que participen en las próximas Fallas. Los falleros
presentes corean sus palabras, y cuando acaba el parlamento, suena el himno
regional, que cantan todos los presentes. Una vez acabado, se dispara un pequeño
castillo de fuegos artificiales desde el cauce del río Turia.

2. LA PLANTÁ
Uno de los momentos más esperados por todos los falleros es la plantá. En ella,
el artista fallero ayudado por la comisión fallera, terminan de montar el monumento
y lo adornan para que esté bonito y así convenza al jurado para que le den un
premio.

En teoría, la plantá es la noche del 15 al 16 de marzo a las 12,00 h después de


sopar8 en el Casal para las fallas grandes, y el 15 de marzo a las 8 de la mañana
para los infantiles. Sin embargo, si el monumento es muy grande, la plantá puede
empezar con una semana o más días de antelación. Y aun no siendo grande, en la
semana anterior a Fallas es fácil ver piezas de monumentos por las calles, aunque
sin montar, y camiones transportando ninots. La noche de la plantá es cuando se
dan los últimos retoques a las fallas: se arreglan los pequeños detalles como pintura
que haya saltado, se montan los ninots que quedan pendientes de colocar, se
colocan los carteles que explican las escenas, etc.

Para montar una falla, antes que nada hay que poner arena en el sitio donde se
plantará, para que el fuego no estropee el suelo 9. Según se va montando la falla, se
van colocando sacos de arena en la parte inferior para que quede bien fijada al
suelo. Una vez colocada la parte central y las bases laterales, se sitúan los ninots,
clavándolos con un palo de madera en su lugar. Mientras, se van colocando los
carteles en valenciano que explican las fallas.

8 cenar

9 de todas maneras, el asfalto se derrite


3. LA MASCLETÁ
¡La mascletá! Es una especialidad pirotécnica compuesta de una serie de petardos
con cierta potencia que se disparan continuamente con la finalidad básica de
producir mucho ruido. Las mascletás se disparan siempre de día, aunque
actualmente suelen poner colores para que hagan mas bonito. La mascletá
comienza cuando las Falleras mayores de Valencia acompañadas de sus
respectivas Cortes de Honor y Autoridades, desde el balcón del Ayuntamiento dan
la orden al Maestro pirotécnic diciendo "SR. PIROTÉCNIC, POT, ESCOMENÇAR
LA MASCLETÁ ". Acto seguido se lanzan truenos de aviso, que indican a todos los
asistentes el comienzo de la mascletá, el disparo empieza despacito y va
aumentando progresivamente, hasta llegar a lo que se conoce como "El terremoto",
que es la parte final, donde explotan a la vez montones de petardos provocando un
ruido ensordecedor. Después se disparan unas carcasas al aire, también muy
potentes, que finalizan la mascletá. Todo dura unos ocho minutos, pero ¡qué
minutos! A algunos, sobre todo los que no están acostumbrados, les saca los
sudores, y a los apasionados, hasta las lágrimas.

Una mascletá es muy, muy ruidosa. Pero a los Valencianos les encanta, y más les
gusta cuanto más ruido hace. ¿Estan locos? ¡Quién sabe!. El caso es que del 1 al
19 de marzo, la plaza del Ayuntamiento se llena de gente desde las 13.30 para ver
la mascletá de las dos. Y los fines de semana y en Fallas, no hay quien se pueda
mover en la plaza de la gente que hay. A las dos menos cinco algunos impacientes
empiezan a silbar porque desean que empiece cuanto antes (si se retrasa la
mascletá, el público empieza con el abucheo y silbidos).Y cuando acaba, la gente
aplaude a rabiar, si ha sido buena la mascletá 10, muchos van a buscar al pirotécnico
para subirlo a hombros, cosa que ocurre casi siempre. Todo eso ocurre en la plaza
del Ayuntamiento; en las mascletás de las comisiones falleras que se disparan en
toda la ciudad, no existe tal aglomeración, pero aunque son más pequeñas, tienen
la ventaja de que es más fácil verlas y acercarse a ella, y que cuando acaba una,
empieza la de la comisión vecina. Así, puedes ver las mascletás de las fallas
colindantes hasta más de las dos y media.

10 es decir, si ha tenido ritmo y ha sido fuerte


Recomendaciones para ver una mascletá:

- Si el ruido te parece muy fuerte, ¡no te tapes los oídos, que es peor! Mejor que abras
la boca un poco.
- Como te pongas demasiado cerca, aparte de oír más fuerte la mascletá, cuando
acabe estarás lleno de papelitos de colores provenientes de los petardos que explotan;
ponte a favor del la dirección del viento, para evitar así el humo y los papelitos.
- Respeta las medidas de seguridad por muy pequeño que sea el disparo, porque un
masclet que salte y explote a lado puede ocasionarte graves quemaduras.

4. LA OFRENDA DE FLORES
La tradicional Ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados es uno de los
actos más emotivos, especiales y esperados por todos los valencianos en las
fiestas falleras, miles de valencianos se unen para ofrecer flores a la "Cheperudeta",
nombre popular con el que se conoce a la Virgen de los Desamparados, homenaje
que todos los años realizan las Comisiones falleras, sin duda uno de los actos más
coloristas y emotivos de las fiestas Josefinas.

Dos días de flores y música

A la Ofrenda acuden alrededor de unas 250.000 personas, entre comisiones y


músicos, es uno de los actos más conocidos de las Fallas. Durante dos días, los
miles de falleros y falleras que existen en Valencia acuden a la plaza de la Virgen a
ofrecer sus flores a la patrona de Valencia. Desde las cuatro de la tarde y hasta bien
pasadas las doce de la noche, los días 17 y 18 de marzo todas las comisiones
falleras desfilan con trajes típicos y acompañadas cada una de su banda de música,
hacia una reproducción enorme de la Virgen de los Desamparados situada frente a
la Basílica. Este acto se celebra los días 17 y 18 de marzo desde las cuatro de la
tarde. Las falleras desfilan con un ramo de flores cada una que servirá para formar
el manto de la Virgen y cuando éste se haya completado, un tapiz que habrá junto a
la Basílica. El color del ramo lo determina Junta Central Fallera para que el diseño
floral sea perfecto. Muchas comisiones falleras, además, llevan consigo una cesta
enorme con flores que se ofrece también a la Virgen. Durante los días de ofrenda,
puede verse desfilar a las Comisiones Falleras por la calle de la Paz, la calle San
Vicente, la plaza de la Reina y finalmente, desembocan todos en la plaza de la
Virgen. A lo largo del recorrido hay mucha gente contemplando el magnífico
pasacalle. Este acto termina con la ofrenda de Flores de las Falleras Mayores de
Valencia a la Virgen, donde lucen con el máximo esplendor su riquísimo traje típico
de gala, el día 17 cierra el acto la Fallera Mayor Infantil de Valencia y el día 18 la
Fallera Mayor de Valencia . Este festejo fallero surgió en el año 1945, se celebraba
en el interior de la Real Basílica: Las falleras desfilaban y depositaban sus flores en
el Altar Mayor, a los pies de la Virgen. En 1947 es tanta la afluencia que la Basílica
es insuficiente y se decide que tenga lugar en la Plaza la de Virgen, construyendo
un entarimado que cubría los frontales de la Real Basílica en el que se depositaba
los ramos de flores. En la década de los 80 es tan masiva la asistencia de las
comisiones falleras, que la Junta Central Fallera encarga al escultor José Azpeitia la
realización de una gigantesca imagen de la Virgen de los Desamparados, con el fin
de que se depositen las flores formando el cuerpo y manto de la imagen,
efectuando el Escultor la cara de la Virgen, el Niño y las manos de la patrona, el
resto del cuerpo es un entarimado de madera, como se puede apreciar en la
imagen de arriba, donde los llamados „vestidores de la virgen” van colocando los
ramos artísticamente, efectuando un precioso manto diferente cada año.

5. LA CREMÁ
La cremá, como casi todo el mundo sabe, es el acto en el cual un monumento
fallero que ha costado millones de pesetas se prende fuego y se convierte en ceniza
negra. Es un gran momento en la fiesta de las Fallas, pero también muy triste, ya
que marca el final de la fiesta, aunque con cierta esperanza ya que es el inicio de un
nuevo año fallero. Para hacerlo, los falleros retiran del monumento las vallas que
tenía alrededor desde la plantá y después el pirotécnic la rodean de una traca
incendiaria, todo ello precedido por un castillo de fuegos artificiales que le da más
color al acto. Para que prenda bien, le hacen agujeros y la rocían de gasolina. Al
acabar esto, suele ser la fallera mayor quién enciende la mecha de la traca desde
lejos, y ésta prende a la falla11. El público se aparta un poco del monumento, no
para verlo mejor, sino porque pueden acabar chamuscados del calor que
desprende. Cuando el fuego ha consumido gran parte del monumento, el público
espera ver caer el remate, y cuando lo hace, aplauden.

Tras unos minutos, de la falla no quedan más que cenizas y una huella en el asfalto.
Los falleros celebran el fin de fiesta, y los más trabajadores recogen los trastos que
han quedado por la calle. Después toma el relevo un ejército de barrenderos, que
se encargan de recoger todas las cenizas para que al día 20 no haya ni rastro de lo
que habían sido unos magníficos monumentos de cartón-piedra o corcho
actualmente.
11 momento más triste para la fallera mayor

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