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Licenciatura en Dirección de Organizaciones de la Sociedad Civil  A Dis-

tancia – LIDOSC VIRTUAL –

La sociedad civil en su contexto histórico1

Esta clase tiene como propósito reconocer la trayectoria histórica del campo de las
organizaciones de la sociedad civil en la Argentina y enmarcar esa trayectoria con la en la
historia social, económica y política de nuestro país para poder brindar a los estudiantes
herramientas que les permitan analizar los orígenes y el recorrido de la organización
social con la cual trabajarán en la práctica institucional específica.

Introducción

El mundo de las organizaciones sociales tal como hoy lo conocemos, las formas de
participación social que en la actualidad movilizan a la sociedad, no han sido siempre
iguales. El panorama que presenta el universo asociativo es resultado de un proceso
histórico extenso, que se mezcla con la historia social, económica y política del país.

No podría ser de otro modo: los canales que construye la sociedad para participar en la
atención de los problemas públicos, están íntimamente ligados con la realidad social y
1
Material extractado del documento “Clase 1. Historia de la sociedad civil en Argentina” elaborado
por la Dra. Adriana Rofman para la Diplomatura en Organizaciones Sociales: Gestión y Políticas
Públicas (2019) – Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) en convenio con
Municipalidad de Zárate.

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económica de cada período, con los escenarios políticos, con la orientación de las
políticas públicas, con las preocupaciones e intereses que movilizan a los grupos sociales
en cada momento histórico.

El universo de organizaciones que cabe encontrar actualmente en este espacio de la


sociedad civil constituye un abanico de agrupaciones muy diversas, donde confluyen
formas de organización, objetivos y campos de acción, orientaciones ideológicas, etc.,
sumamente diferentes entre sí.

Buena parte de esa diversidad se explica por la historia del desarrollo de las
organizaciones: por las condiciones del momento en que surgieron y por los cambios que
han realizado durante su recorrido. Como resultado, en el territorio coexisten
organizaciones creadas en muy distintos períodos, algunas de las cuales pueden llegar
casi a un siglo de antigüedad, cada una con las marcas del contexto histórico en que
nacieron y se desarrollaron.

En esta clase nos centraremos, entonces, en revisar la trayectoria histórica del mundo de
las organizaciones sociales en nuestro país. Se trata de una historia sumamente rica, por
la cantidad de iniciativas asociativas que se han generado a lo largo del último siglo, y por
la heterogeneidad de este universo, como lo señalamos previamente. Por lo tanto, antes
que hacer una cronología detallada de eventos destacados proponemos pensar la
historia argentina del último siglo en términos de cuatro grandes etapas, que se
corresponden con los modelos de desarrollo predominantes en cada momento:

 El modelo agroexportador de fines del siglo XIX y comienzos del XX.


 El modelo de industrialización, iniciado en la década del 30, hasta la
dictadura militar de 1976.
 El modelo neoliberal y las crisis, que comenzó con el gobierno militar y
continuó hasta los primeros años del siglo actual.
 La etapa de recuperación del Estado e inclusión social, durante el gobierno
kirchnerista
 Retomando políticas neoliberales, desde el 2016

En los apartados siguientes se avanzará en la descripción de cada etapa, en sus compo-


nentes económicos, políticos y sociales; y se profundizará en el análisis del tipo de organi-
zaciones sociales que nacieron y se expandieron en cada etapa.

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Esquema

Modelos de desarrollo Sociedad civil

Período agroexportador • Asociaciones y mutuales de nacionalidades


• Primeros sindicatos, anarquistas y socialistas
• Asociaciones de filantropía

Industrialización 1. Sindicalización
2. Asociaciones de vecinos
3. Politización de la participación

Crisis y ajuste neoliberal  “nuevos” movimientos sociales


 territorialización de la participación
 asociaciones comunitarias de base territorial, movimientos
piqueteros y asambleas populares Incorporación de
organizaciones sociales en la gestión de las políticas
públicas

Recuperación del estado y • organizaciones de base territorial se consolidan y


la inclusión social diversifican su accionar, en intensa articulación con el
Estado
• Inmersión en actividades productivas asociativas, de
economía social
• Multiplicación de asociaciones de defensa de derechos
• Importancia del campo de la comunicación y la cultura

¿Nuevo periodo neoliberal? • Diversificación y fortalecimiento de la sociedad civil


• Consolidación de las asociaciones de base territorial en torno
a importantes movimientos de economía popular
• Emergencia y fuerte expansión del movimiento feminista

1. El mundo asociativo en el período agroexportador

La economía agroexportadora marcaba la vida social y política de la Argentina a fines del


siglo XIX. Hacía pocos años que se había establecido la Constitución y el consiguiente
orden político institucional, y estaba todavía en proceso la delimitación del territorio
nacional, con las campañas al desierto que eliminaban a la población autóctona para
incorporar más tierras a la producción agropecuaria.

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La producción de cereales y carne para la exportación constituía la actividad económica
principal, lo que se reflejaba en la estructura social y política del país. La clase
terrateniente de la pampa húmeda acumulaba la riqueza generada por la venta en el
mercado externo de los productos de la tierra, y a la vez detentaba el poder político en un
sistema electoral poco democrático, donde el voto no era universal y las elecciones eran
manipuladas por los caudillos políticos.

El desarrollo del Estado era aún incipiente, y las ideas liberales de la época, contribuían a
mantenerlo apartado de la atención de las necesidades sociales y la actividad económica.
Las políticas públicas de este período se correspondían al modelo de “Estado gendarme”,
que tenía como tarea principal imponer el respeto a las leyes, entre ellas la propiedad
privadas de las tierras fértiles.

En este contexto, de población predominantemente rural, va tomando fuerza la


inmigración externa, en especial de los países del sur de Europa, que llegan a nuestro
país para reemplazar la escasa mano de obra local. La mayoría de los inmigrantes se
instalan en las grandes ciudades, y tienden a nuclearse en función de su país o región de
origen, en asociaciones de nacionalidades, llamadas “Sociedades de socorros mutuos”.
Estas instituciones, además de facilitar la integración en la sociedad argentina, ofrecían
algunos servicios sociales básicos, como la atención de la salud, entre otros. Es así que,
en esos años, nacen los primeros hospitales comunitarios, como el Hospital Italiano; las
mutuales que prestaban servicios fúnebres, y otras similares.

El arribo masivo de inmigrantes externos en mundo del trabajo tuvo otro impacto relevante
en el espacio de la sociedad civil: nacieron los primeros sindicatos, en su mayoría de
orientación socialista y anarquista, que comenzaron a movilizar la vida política de los
trabajadores.

Lectura
• Para conocer más de la historia de los primeros sindicatos:
http://anarquismoenlaargentina.blogspot.com.ar/2012/12/historia-
del-movimiento-anarquista-en.html

• Para conocer más de la historia de las mutuales:


http://www.saludinvestiga.org.ar/rasp/articulos/volumen4/RASP4-
HP.pdf

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La política social de esa época consistía, casi exclusivamente, en la educación pública. La
proliferación de escuelas públicas en todo el país constituyó, sin duda, una herramienta
fundamental para la integración nacional de una sociedad tan heterogénea en cuanto a sus
orígenes. La atención de los problemas sociales y de las carencias de la población más
pobre, estaba en manos de entidades de filantropía, asociaciones conformadas por
miembros, mayoritariamente mujeres, de las clases más ricas, que brindaban asistencia a
algunos casos extremos, como los niños abandonados, por ejemplo. La Sociedad de
Beneficencia constituye la institución más conocida en este campo, pero otras
asociaciones base religiosa colaboraba también en la ayuda social.

2. La época de la industrialización

A partir de 1930 comienza una nueva etapa en la historia de nuestro país, con la puesta en
marcha de un modelo de desarrollo basado en la industrialización, es decir, en la creación
de industrias nacionales para producir los bienes manufacturados que, hasta ese
momento, se importaban de Europa. Por esta razón, se llama al modelo “industrialización
por sustitución de importaciones”.

El cambio en el patrón de desarrollo trae consigo fuertes transformaciones en la estructura


social, y también en la vida política. A diferencia de la gran producción agropecuaria para la
exportación, la actividad industrial requiere de gran cantidad de trabajadores mínimamente
calificados, que residan en las ciudades, y ganen un salario que estimule la expansión del
mercado interno, circuito en el que se comercializaban los productos industriales. Esto es,
la población trabajadora fue convirtiéndose en un sujeto social de importancia, tanto por su
aporte de fuerza de trabajo como por su papel como consumidores. Al mismo tiempo, se
acelera notablemente el proceso de urbanización, las migraciones, en este caso
principalmente internas, provenientes de las provincias más postergadas, hacen crecer a
las ciudades a un ritmo creciente.

El incremento de la actividad industrial por sobre la exportación agropecuaria, fue posible


gracias a la intervención estatal en la economía, que al establecer aranceles a la
importación estimulaba la producción nacional en el sector secundario y redistribuía
recursos públicos hacia el sector industrial. Al mismo tiempo, las políticas públicas
colaboraban en mejorar los ingresos de los trabajadores, ampliando la seguridad social,
mejorando el sistema de salud pública, etc., lo que conformó el modelo de Estado social o
de bienestar, en consonancia con las orientaciones de los países europeos.

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Estos procesos también impactaron en el plano de la vida social y política, particularmente
en el crecimiento de los sindicatos, que dejan atrás el formato de pequeños gremios de
extranjeros, para convertirse en instancias de organización de las nuevas masas de
trabajadores argentinos. La trama sindical que se formó al calor del proceso de
industrialización constituye la marca central de la vida asociativa del período, cuya fuerza
se expresa en el sostenimiento político del gobierno peronista, entre 1945 y 1955. La
estructura sindical que se conformó en ese momento sigue vigente en la actualidad, aún si
en estos últimos años ha declinado la importancia relativa de los sectores más ligados a la
actividad industrial – como la UOM, de los metalúrgicos-, y ha crecido el peso de los
sindicatos ligados a los servicios, entre los que se destacan los camioneros y los docentes,
entre otros.

En paralelo, la urbanización de las grandes ciudades argentinas se nutrió de la migración


de pobladores rurales provenientes de las provincias menos desarrolladas, en especial en
el norte del país, quienes se instalaban en tierras vacías de la periferia de los aglomerados
urbanos, en lotes sin servicios públicos y barrios sin infraestructura urbana. Las
asociaciones de vecinos o “sociedades de fomento” nacieron con el fin de hacer frente a
estas carencias, y generar las condiciones necesarias para vivir en la ciudad: electricidad,
agua, escuelas, etc. La mayoría de esas sociedades de fomento siguen hoy activas, en
parte trabajando todavía por mejorar las condiciones de habitabilidad, y en parte ofreciendo
servicios recreativos, culturales, deportivos, etc.

Folleto de “Unión de Familias Obreras, una sociedad de fomento del municipio de


San Miguel, Provincia de Buenos Aires, en su 50º aniversario.

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Otro aspecto destacado del período refiere a la ampliación de la participación política. La
llegada al poder del gobierno peronista fue una clara expresión de la integración de los
sectores populares a la vida política, y en el año 1943 se extendió el derecho al voto a las
mujeres, llegando así al sufragio universal. En las décadas siguientes se fue
profundizando el contenido político de la participación, lo que se expresaba en la
movilización de la juventud, fuertemente radicalizada; en la organización cooperativa de
los pequeños productores rurales en agrupaciones que, como las Ligas Agrarias,
luchaban contra la propiedad concentrada de la tierra; en el compromiso de los
Sacerdotes del Tercer Mundo y otros movimientos religiosos revolucionarios, entre otros.
También se crearon en la época muchas bibliotecas populares, orientadas también por el
objetivo de fortalecer la formación cultural – y en muchos casos también políticas- de la
población de origen popular.

Lectura
• Para conocer más:

Romero, Luis Alberto (2002) “El Estado y las corporaciones”. En


DI STEFANO et al De las cofradías a las organizaciones de la
sociedad civil. GADIS, Buenos Aires
http://www.unsam.edu.ar/escuelas/politica/centro_historia_politica/
material/HistdelasAsociaciones.pdf

3. El modelo neoliberal y las crisis

A mediados de la década del ´70 se fue haciendo evidente, en todo el mundo, los límites
del proyecto del modelo industrialista y el Estado de bienestar. En nuestro país, la
expansión globalizada del capital financiero junto con el creciente endeudamiento externo
al que se sometía la economía nacional llevó a reducir reduciendo la intervención estatal
en la economía y en la cuestión social y confluyeron en una dinámica de agudización de
las crisis económicas y políticas. Se trataba de acomodar el modelo de desarrollo a los
requerimientos del capitalismo global implicaba terminar con el proyecto de
industrialización y pleno empleo para sumarse a la lógica de la apertura al mercado
externo y la valorización financiera del capital.

En consecuencia, se achicó el aparato productivo nacional, cerraron fuentes de trabajo y


creció el desempleo y la pobreza, al tiempo que, siguiendo las propuestas del

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pensamiento neoliberal, la política social estatal se concentró en la asistencia focalizada a
la “pobreza extrema”. La estructura de la política social neoliberal consistió en un abanico
de programas asistencialistas focalizados, destinados a mitigar los efectos más duros del
ajuste social.

En consonancia con la orientación generalizada de “achicar el estado”, que se imponía en


la época, se promovió la intervención de organizaciones de la sociedad civil en la gestión
de los programas sociales, argumentando que el mundo asociativo cumpliría esta tarea
con mayor transparencia y compromiso que los organismos estatales. Quedó así
instalado hasta la actualidad un modelo de gestión de las políticas sociales que apela a la
participación de la sociedad civil.

Además, la reforma del Estado también impactó en la lógica territorial de las políticas
públicas y de la acción de la sociedad civil, puesto que, frente a la declinación de las
estructuras nacionales de articulación social, cobraron mayor importancia las instancias
locales, como los municipios, y se estableció una estructura territorializada de gestión de
las políticas sociales, como manera de llegar a los barrios populares. En consecuencia, se
multiplicaron los espacios asociativos y políticos de base territorial.

La instauración de las políticas de ajuste estatal de corte neoliberal se apoyó primero en


la clausura democrática de la dictadura militar, pero continuó en los gobiernos
democráticos siguientes. Si bien existieron algunos intentos, poco exitosos, de cambio de
rumbo al inicio del gobierno de Alfonsín, puede afirmarse que la matriz neoliberal
estructuró la dinámica económica y social de la Argentina en el último cuarto del siglo
pasado.

En el plano político la realidad fue más diversa. Superados los años oscuros del gobierno
militar, se inició una nueva etapa de vigencia de la democracia representativa, que
encontró una sociedad civil con rasgos diferentes a la que articulaba la participación social
en la etapa industrial.

Junto con la recuperación de la democracia, emergió en la escena pública un abanico de


movimientos sociales diferentes a las agrupaciones sindicales y políticas del período
anterior: llamados “nuevos movimientos sociales” instalaban en el ámbito público nuevas
problemáticas y derechos, como la cuestión de género, la ambiental y, muy
particularmente, los derechos humanos.

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Lectura
 Para conocer más de la historia del movimiento feminista
argentino:

BARRANCOS, Dora. (2014) Los caminos del feminismo en la


Argentina: historia y derivas. En: Voces en el Fénix Nº 32
Buenos Aires, marzo 2014.

http://www.vocesenelfenix.com/content/los-caminos-del-
feminismo- en-la-argentina-historia-y-derivas

Imagen

Una de las primeras agrupaciones feministas de la pos-dictadura:


ATEM 25 de noviembre, en 1983

Foto: Alicia D´Amico - Página12 8/1/2010

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Imagen

Primeras manifestaciones públicas de las Madres de Plaza de Mayo


Fuente:

A medida que la falta de trabajo y de ingresos se convertía en una realidad más extendida,
el compromiso de la sociedad civil se instalaba como principal punto de apoyo de los
sectores sociales empobrecidos, frente a la retirada de la intervención social estatal.
Especialmente en los momentos cruciales de las crisis – en 1989 y en el 2001-, se
multiplicaron las organizaciones sociales de base territorial, conformadas por los propios
afectados por la falta de trabajo, para construir colectivamente caminos alternativos de
respuesta a las necesidades básicas, en especial la alimentación. En su mayoría pequeñas
agrupaciones de vecinas, de composición predominantemente femenina, que combinaban
estrategias diversas: ayuda mutua – comedores populares, roperos comunitarios, guarderías
comunitarias; junto con protestas públicas y articulación en redes más amplias, para hacer
conocer su problemática.

Buena parte de estas iniciativas nacen de organizaciones de base preexistentes, que en su


momento se habían creado como sociedades de fomento, clubes, bibliotecas populares,
etc.; pero en medio de la crisis se vieron compelidas a priorizar actividades de atención a las
necesidades básicas. Ello pone en evidencia que el accionar de las organizaciones de la
sociedad civil está fuertemente influenciado por las condiciones del contexto.

En el mismo campo, aparecieron movimientos sociales de protesta que se enfocaban en la


cuestión laboral, pero con demandas y formas de acción colectiva muy diferentes de la vasta
tradición sindical que se había construido durante el período industrialista: se trataba de

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movimientos de desempleados que reclamaban por el acceso al trabajo y que se
manifestaban en los espacios públicos, principalmente cortando rutas y calles (de allí surgió
el apelativo de “piqueteros”). Estos movimientos aparecieron con fuerza en los años más
agudos de la retracción económica, y marcaron el inicio de una nueva forma de organización
de las demandas populares. A diferencia de la estructura sindical basada en los lugares de
trabajo, estas agrupaciones se constituyeron sobre relaciones de vecindad en los barrios
populares, dando origen a un nuevo tipo de identidad política, de base territorial.

Lectura
Para conocer más sobre el movimiento piquetero:

 Entrevista a Federico Schuster: “Los piqueteros son personas


que han perdido su trabajo y su mundo de sentido”

http://www.unr.edu.ar/noticia/1725/federico-schuster-los-piqueteros-
son- personas-que-han-perdido-su-trabajo-y-su-mundo-de-sentido

Confluyeron, en este movimiento, otras formas de participación que compartían el


cuestionamiento al sistema político que había llevado a la crisis: las asambleas populares,
que canalizaban las protestas de los sectores medios.

¡Importante!
Orientaciones principales de la sociedad civil en este período:

1. Emergencia y expansión de “nuevos” movimientos sociales

2. Multiplicación de asociaciones comunitarias de


base

territorial, movimientos piqueteros y asambleas populares


territorialización de la participación

3. Incorporación de organizaciones sociales en la gestión de


las políticas públicas

4. La década de recuperación del Estado e inclusión social

En el contexto de la crisis del modelo neoliberal, el gobierno de Néstor Kirchner, que asumió
luego de las elecciones de 2003, puso en marcha un ciclo diferente, de recuperación del
papel del Estado en la vida económica y social. Revirtiendo varias décadas de ajuste
neoliberal del Estado, este proyecto político buscaba extender la presencia estatal en la
regulación de la actividad económica y en la atención de las necesidades sociales.

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Para superar las décadas de crisis y empobrecimiento, se proponía impulsar una
reactivación económica que repercutiera positivamente en el aumento del empleo y los
ingresos de los sectores populares. El modelo económico propuesto por del nuevo gobierno
se basó en el fortalecimiento del mercado interno, complementado con el establecimiento de
medidas orientadas a fortalecer el ingreso de los sectores más desprotegidos mediante la
elevación del salario y de la jubilación mínimos. Junto con ello, la política social mantuvo
parcialmente la estructura de programas de asistencia y promoción social, en un diseño
institucional que mantenía el esquema de participación de organizaciones sociales de base
territorial en la gestión.

El abanico de intervenciones sociales impulsado por el gobierno kirchnerista jerarquizaba el


acceso al trabajo y a la protección social del Estado como resortes fundamentales de la
integración social. El núcleo de la política social a nivel nacional se fue orientando hacia
estrategias ampliamente superadoras del formato asistencialista: desde su inicio se
concentró en intervención en el campo del trabajo, tanto en el sector de la economía formal,
a través del fomento y mayor regulación del empleo, como en el sector no formalizado,
promoviendo intensamente iniciativas autogeneradas de trabajo y producción. Además, en
un segundo momento, se pusieron en marcha programas masivos de transferencia de
ingresos, que fueron extendiendo la cobertura y la importancia de las presentaciones, hasta
llegar al establecimiento de la Asignación Universal por Hijo, política que da cuenta de una
tendencia de re-universalización de la intervención social

La reorientación del modelo de desarrollo que, en esta última década, se propuso volver a
jerarquizar el lugar del Estado y las políticas públicas también impactó fuertemente en el
diseño de las políticas sociales, que tendieron progresivamente a incorporar la perspectiva
de derechos como fundamento de un sistema dirigido hacia la universalización de algunos
de sus instrumentos principales.

En forma complementaria, se sostienen y expanden los programas socio productivos, de


promoción de emprendimientos de economía social, o de desarrollo de cooperativas o
núcleos asociativos que trabajan en el mejoramiento de sus propios barrios. La política más
importante fue el Programa “Manos a la Obra”, donde confluían apoyos del Ministerio de
Desarrollo Social de la Nación, la gestión de los municipios, y la participación de los
destinatarios, en forma individual o colectiva. De este modo, puede afirmarse que estos
programas sostienen el esquema de interacción con la sociedad civil que se había
establecido en épocas anteriores, así como la impronta de la referencia territorial de las
intervenciones públicas.

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El desarrollo de la sociedad civil en este período resulta influenciado por este modelo de
acción estatal, que contribuye a expandir y consolidar procesos de cambio que habían
comenzado en décadas anteriores.

En primer lugar, la impronta territorial de la participación mantiene su importancia en esta


década, puesto que la mayoría de las organizaciones sociales de base surgidas en los años
de la crisis se incorpora a la dinámica de gestión territorializada de las políticas sociales.
Buena parte de las organizaciones comunitarias acepta la propuesta estatal de formar parte
del proceso de gestión de las políticas sociales en el espacio local o barrial, y sostienen
parte de su trabajo en el apoyo que le brindan los programas estatales. Es así que el
accionar del mundo asociativo acompaña la orientación de las políticas, y se multiplican los
proyectos socioproductivos –de producción y/o venta de algún producto o servicio; o de
gestión de microcréditos, etc.-; se fortalecen y mejoran los servicios de cuidado infantil; se
ofrecen actividades recreativas para niños, jóvenes y ancianos, como talleres, campeonatos,
viajes, etc.; entre otras actividades.

Video
“Participación, Estado y Territorio” disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=xlTlKnPxCFw

Ligado a este proceso, el movimiento cooperativo se ha extendido de manera destacada,


albergando bajo este formato organizativo a experiencias productivas asociativas muy
diversas, en buena medida de origen popular, diferentes de las históricas cooperativas que
articulaban la vida rural y la provisión de servicios públicos en las ciudades.

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En segundo lugar, la perspectiva de derechos que impregna la filosofía de la política pública
también estimula el desarrollo de agrupaciones de la sociedad civil que trabajan por la
defensa de los derechos de grupos vulnerados – como las víctimas de violencia familiar o
institucional, las minorías sexuales, los indígenas, entre muchos otros-. Se trata, en buena
medida de asociaciones que se apoyan en la trayectoria previa de los “nuevos movimientos
sociales”, pero con demandas más actuales y menos politizadas en épocas anteriores.

En tercer lugar, el mundo de la sociedad civil ha sido muy sensible a la expansión del campo
de la comunicación y la cultura, que, al impulso de las innovaciones tecnológicas,
constituyen hoy un espacio de acción social, a la vez que un canal de desarrollo de las
iniciativas asociativas. Es decir, por un lado, muchas organizaciones priorizan proyectos
culturales o comunicacionales como eje de su accionar– creando medios comunitarios,
trabajando sus problemáticas a través del arte, etc.-; y además la circulación de la
información a través de las tecnologías de la información y la comunicación –TICs-, abre
nuevas posibilidades de intercambio y difusión de ideas y actividades.

¡Importante!
El desarrollo de la sociedad civil en este período expande y consolida algunas
transformaciones que se habían iniciado en momento anteriores

 Territorialización de la participación: las organizaciones de base territorial se consolidan


y diversifican su accionar, en intensa articulación con el Estado.Inmersión en
actividades productivas asociativas, de economía social.

 Multiplicación de asociaciones de defensa de derechos.

 Importancia del campo de la comunicación y la cultura.

5. ¿Nuevo periodo neoliberal?

Las elecciones de finales del año 2015 representaron un cambio de rumbo muy significativo en la
orientación del Estado y de las políticas públicas del país. El nuevo gobierno de Cambiemos, que
asumió en la Nación y en la Provincia de Buenos Aires, se propuso desarmar el modelo de
intervención estatal neodesarrollista construido por el gobierno kirchnerista, y reinstalar un programa
neoliberal.

En el plano de la política económica, las transformaciones de la nueva gestión apuntaron,


explícitamente, a desarmar las regulaciones que resguardaban el desarrollo del mercado interno y
favorecer la inserción de la economía nacional en el mercado internacional. Las medidas de apertura
comercial y desregulación financiera tenían como principales beneficiarios al capital financiero global y
las actividades primarias extractivas, y se sustentaron en un acelerado endeudamiento externo,

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imponiendo así una reversión radical del desendeudamiento nacional y de las políticas de protección
del mercado interno del período anterior.

La retracción de la intervención estatal se evidenció también en un firme ajuste del gasto público,
que apuntó a la supresión o reducción de instancias de regulación económica y en la eliminación de
subsidios a la energía, transporte y actividades productivas establecidos en años previos, entre otras
medidas. El impacto de la aplicación de estas medidas en la actividad económica y en los ingresos de
la población se hizo manifiesto ya en el primer año de gobierno, y a partir de comienzos del 2018 tomó
un camino sostenido de achicamiento productivo y caída del poder adquisitivo de la población.

En el campo de las políticas socioproductivas, que constituían uno de los principales canales de
articulación con las organizaciones populares el gobierno nacional mantuvo la estructura previa de
oferta de instrumentos de apoyo al desarrollo de emprendimientos de economía popular. También
continuó vigente otro de los programas clave destinado a los sectores populares, el Programa de
Ingreso Social con Trabajo “Argentina Trabaja”, aunque cambiando su denominación por “Haciendo
Futuro”, y modificando su enfoque, ya que ahora privilegia los destinatarios individuales y las acciones
de formación, por sobre la orientación socioproductiva. Asimismo, se mantuvo vigente la estructura de
gestión local, apoyada en un sistema de Entes Ejecutores, en parte municipales y en parte a cargo de
organizaciones sociales de base popular, los mismos movimientos sociales que articulaban esta
política en el territorio en el gobierno anterior.

Sin embargo, más allá de la continuidad en la oferta, se aprecian cambios significativos en el enfoque
de las acciones, que van paulatinamente orientándose hacia un horizonte de emprendedorismo
individual y promercado, a costa del enfoque de economía social, de promoción de iniciativas
colectivas y cooperativas, que tenían mayor presencia en el universo de estas políticas en el gobierno
kirchnerista. En paralelo el gobierno de Cambiemos pone en marcha dos nuevas iniciativas de
significativa envergadura, orientadas a los sectores populares: la Ley de Emergencia Social y el
Registro Nacional de Barrios Populares. Ambas iniciativas surgen en el marco de una intensa, a la vez
que conflictiva, relación establecida entre las áreas sociales del gobierno – especialmente el Ministerio
de Desarrollo Social-, y las principales organizaciones populares de base territorial: la Corriente
Clasista y Combativa (CCC), la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y
Barrios de Pie, junto con Caritas –clásico interlocutor en esta área- y Techo - una ONG de apoyo en
el campo habitacional, de escala latinoamericana.

En síntesis, el escenario participativo construido por el gobierno de Cambiemos en sus primeros años
ha mantenido en agenda a los principales instrumentos de articulación con el mundo de la economía
popular. Podría afirmarse, entonces, que el núcleo de la agenda de las políticas sociales de
articulación con la trama asociativa popular no ha sufrido transformaciones radicales con el cambio de

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gobierno, y que el modelo básico de interacción que sostiene la relación entre el Estado y la sociedad
civil de base popular generado en el período kirchnerista continúa en vigencia. 2

Los actores sociales del escenario participativo que se crea en torno a estas políticas son
también agrupaciones formadas y consolidadas en años anteriores. Dentro del amplio el universo
de la sociedad civil de base popular, que se había expandido notablemente en la etapa anterior,
sobresalen algunos espacios de articulación, que nuclean a numerosas agrupaciones de base: Barrios
de Pie, Corriente Clasista y Combativa y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular.
Se trata de tres grandes espacios de articulación de organizaciones sociales de base territorial, que
comparten una trayectoria fuertemente engarzada en las movilizaciones “piqueteras”, aunque con
posicionamientos políticos y construcciones institucionales bastante diferentes.

La revisión de las manifestaciones públicas de demanda social en la primera etapa del gobierno de
Cambiemos pone en evidencia que el espacio conformado por estas tres organizaciones ha
constituido la principal representación de la sociedad civil popular frente al Estado. Una
representación fuertemente anclada en las acciones territoriales de índole asistencial, productivo,
formativo, político, etc., que desarrollan las organizaciones de base, y que se hacen visibles
públicamente en las múltiples y masivas manifestaciones que han protagonizado en estos años.

En este escenario participativo, los actores organizados del mundo popular ocupan un lugar
destacado, en parte por su potente capacidad de movilización pública y su fuerte organización interna,
y también por constituirse como representación de los sectores más afectados por las políticas de
ajuste y reestructuración económica. La continuidad de las políticas de apoyo a la economía popular,
en un marco de creciente ajuste del gasto social, y el papel que desempeñan estas agrupaciones en
su entramado de gestión, consolidados como interlocutores del Estado en el campo de las políticas de
asistencia y promoción socioproductiva, expresa el grado de fortaleza política que han construido a lo
largo del tiempo.

La trama de organizaciones sociales populares que ha encontrado el gobierno de Cambiemos asienta


su fuerza en varios puntos de apoyo. Por un lado, en la consolidación de las articulaciones
organizativas y la representatividad social y política del mundo popular, favorecidas por las políticas
sociales del gobierno anterior, y además consolidadas a lo largo de la historia reciente de la sociedad
civil. Por el otro, en su capacidad para instalar una agenda actualizada que se articula en torno a la
noción de economía popular y que supone una resignificación del lugar del trabajo y de los
trabajadores en el marco de las nuevas realidades globales de transformación del empleo, además de
un abanico flexible de cuestiones emergentes. Actores y agenda novedosos, pero a la vez resultado
de recorridos anteriores que, enraizados en la historia de la participación de los sectores populares,
constituyen el origen de su fortaleza actual.

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Cabe advertir que este análisis refiere a las continuidades y cambios en la agenda de la política social orientada al mundo
asociativo popular, sin profundizar en las trasformaciones negativas que probablemente hayan afectado la cobertura y
presupuesto de estas intervenciones ni otras medidas de reducción del gasto social.
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Imagen

En paralelo a esta movilización de base popular, en los últimos años ha emergido con creciente
potencia en nuestro país un movimiento que se apoya en una historia importante de presencia en el
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ámbito de la sociedad civil organizada, pero que ha crecido enormemente a partir del 2015: el
movimiento de mujeres.

Si bien la agenda feminista está presente en las movilizaciones públicas desde hace muchas décadas,
puede situarse el punto de partida del desarrollo actual en la década del ´80, cuando los Encuentros
Nacionales de Mujeres comenzaron a llevar, cada año, el tema del género a las diferentes provincias
argentinas. En paralelo, durante esa década y la siguiente, se fueron creando áreas de género en todo
tipo de organizaciones sociales, políticas, sindicales, etc.

Pero sin duda ha sido el problema de la violencia de género, y su manifestación más extrema, los
femicidios, lo que ha impulsado el involucramiento masivo de personas y agrupaciones en el
movimiento de mujeres. El lema “Ni Una Menos” ha logrado aglutinar esta preocupación, que estaba
difuminada en diferentes espacios sociales, y convocar a movilizaciones públicas que le otorgaron una
nueva e impactante visibilidad al problema de la violencia de género. Estas intervenciones públicas,
que colmaron las calles, inundaron los medios de comunicación y promovieron la creación de espacios
de acción sobre el tema en casi toda institución social o estatal; instalaron en el debate el sentido
público y político de la opresión de género, sacándolo así del ámbito de lo privado y de la familia.

Podría afirmarse que la envergadura del despliegue logrado por estas demandas favoreció la
incorporación del tema también en los movimientos populares, creándose así un punto de encuentro
entre el movimiento feminista y el mundo asociativo de base popular. El “feminismo popular”
constituye un fenómeno nuevo en nuestro país, que ha enriquecido al pensamiento antipatriarcal, a la
vez que la contribuido mucho a la expansión y fortalecimiento del movimiento en su conjunto.

Como continuidad – y profundización- de la protesta contra la violencia de género, en el último año ha


ganado mucha relevancia la demanda por la legalización del aborto, una cuestión que estaba también
en la agenda feminista desde hacía varias décadas, pero no había logrado hasta el momento el fuerte
apoyo social evidenciado en el momento del tratamiento de la ley en el Congreso Nacional.

Se trata de un movimiento en pleno desarrollo, que avanza en una dinámica de diversificación de


demandas diferentes, por lo que resulta difícil establecer ahora alguna conclusión acerca del impacto
de este en las políticas públicas. Si bien toda afirmación en este sentido corre el riesgo de quedar
pronto desactualizada, puede mencionarse que el ámbito estatal ha reaccionado frente a la fuerza de
la demanda social, a través de varias vías, y de manera algo ambigua. Por un lado, se han fortalecido
los organismos a cargo de la atención de la violencia de género, tanto en el nivel nacional, como
provincial y municipal,

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Imagen

http://observatorioconurbano.ungs.edu.ar/?p=9901

Por otro lado, parecería que las intervenciones del Estado en el periodo actual están deliberadamente
limitadas a dar respuesta a las situaciones de violencia, puesto que, en paralelo, se han reducido los
programas destinados a promover los derechos sexuales y reproductivos – como la Educación Sexual
Integral-, y la labor de los organismos de género, de todos los niveles estatales, se ocupa
preponderantemente de la problemática de la violencia.

Por último, junto con estas dos grandes vertientes de participación –las organizaciones populares de
base territorial y el movimiento de mujeres-, la sociedad civil argentina ha dado muestras de un
destacado nivel de articulación y movilización durante los años de gobierno de Cambiemos. Otras
múltiples y masivas formas participación política han ganado mucha visibilidad en estos tiempos. La
respuesta de la sociedad civil frente a las diferentes medidas económicas neoliberales, como el

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rechazo a la reforma previsional y laboral, a la eliminación de subsidios a las tarifas públicas, a la
reducción del gasto público y salarios, ha sido muy activa; apoyada en el fuerte soporte que ofrece
una estructura sindical todavía fuerte y con capacidad de movilización. En el mismo sentido, las
manifestaciones de defensa de derechos sociales y humanos, como las masivas protestas contra la
represión gubernamental o los actos recordatorios del Golpe Militar de 1976, se articulan en torno a un
movimiento de derechos humanos que también se mantiene fortalecido.

Se debería agregar, a esta sintética descripción, la referencia a la enorme trama de asociaciones que
trabajan cotidianamente por mejorar las condiciones de vida de sus asociados: los clubes de barrio,
las sociedades de fomento, las bibliotecas populares, etc. Este universo de entidades locales, que
resultaría imposible aglutinar en una enumeración, contribuyen de manera sustantiva a sostener la red
de espacios participativos que conforman la sociedad civil argentina. También en este caso se trata de
un movimiento de larga data, pero que sigue vigente en la actualidad, probablemente enfrentando con
mayores esfuerzos las restricciones que les impone el escenario económico.

En síntesis, se puede afirmar que la sociedad civil organizada amalgama tradiciones y huellas de
movimientos que nutrieron el universo asociativo en etapas previas de nuestra historia. Lo novedoso
radica justamente en la fusión de elementos de diferente origen, que en su articulación actual
contribuyen a ampliar y fortalecer la representatividad de las organizaciones, y con ello, su poder y
protagonismo en el escenario participativo construido entre el Estado y la sociedad civil popular en
tiempos de gobierno neoliberal.

¡Importante!
En el marco de un modelo de desarrollo orientado por el retorno de las
políticas neoliberales, la trama asociativa desarrollada en años previos se
fortalece y se diversifica, a la vez que ganan mayor presencia algunas
expresiones que venían creciendo en la etapa anterior, en especial:

• Los movimientos sociales de base popular, articulados en torno a la


cuestión de la economía popular

• El movimiento feminista

Pregunta

Una síntesis de este recorrido histórico, hasta el 2015:

 ROFMAN, Adriana y FOGLIA, Carolina (2015) “La participación ciudadana


local en la historia argentina reciente (de los 90 a la actualidad): asistencia,
movilización, institucionalización” (en colaboración con Carolina Foglia)
Revista Estado y Políticas Públicas Nº 5. Año 2015. Buenos Aires
http://revistaeypp.flacso.org.ar/files/revistas/1445969686_41-61.pdf

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