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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

FACULTAD DE FILOSOFÍA
Departamento de Filosofia de la Naturaleza

TESIS DOCTORAL

Azar y probabilidad

MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR


PRESENTADA POR

María Sol de Mora Charles

Madrid, 2015

© María Sol de Mora Charles, 1984


TP

Maria Sol de Mora Charles

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5 3 0 9 8 6 6 5 2 0 *
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE

X - S 3 - 2 2,23M2

AZAR Y PRODABILIDA»

D e p a r t a m e n to do Filosafia de la Naturelena

Faeultad de Filosofia y Cicncias de la Fdvir.ar.ion

Un i v e r s I d a d C om p lu tense de Ma dr id

IDO't

ÿ S m i M

Bret'OTHCA
Colecciôn Tesis Doctorales. NS

Maria Sol de Mora Charles


Edita e imprime la Editorial de la Universidad
Complutense de Madrid, Servicio de Reprograffa
Noviciado, 3 Madrid-8
Madrid, I984
Xerox 9200 XB 48O
Depôsito Legal: M-19195-1984
"AZAR Y PROBABILIDAD"

Tesis Doctoral presentada por


Sol de Mora Charles
Lda. en Filosofia y Letras por la
Universidad Complutense de Madrid

Bajo la direcciôn del Dr. Don Roberto Saumells Panadês,


CatedrStico de Filosofia de la Naturaleza de la Facultad
de Filosofia y Letras de la Universidad Complutense de
Madrid

Diciembre, 1982
INDICE

pSgina

I .- Introducciôn 2

II.- La "prehistoria" de la Probabilidad 36

III.- Los Primeros Câlculos 51

IV.- El probleraa de les "partis" 91

V.- La Providencia y los limitesde las

leyes mateméticas del azar: Pascal,

Wilkins, Arbuthnot 157

VI.- Los otros problemas que aparecen en

1660 212

VII.- Conclusiones 262

VIII,- Apéndice 296

IX.- Bibliografla " 323


Ilien we m'ei-t izuA que la ch o it In c tA ta ln t;

ObicuA, ffOAi ce qcU ei-t tovut t v ld t y it ;


Voubtt we ^ a li, ^OAi ew ch oit ctA ùU nt;

S c ltn c t t i t n i à ioudaln accident^

Je galgnt to u t tX dmcuAt ptAdtni;

fA a n ç o li V U lo n 11431- ?}

(Ballade du Concours de Blois, fragmente)


4

INTRODUCCION
INTRODUCCION

La senda de la opiniôn es inclerta y poco segu-

ra, es el reino de la probabilidad. No es facil expresario me-

jor que el propio PaAjve.iu.dt6 en su Poema:

V-K} V yo te. difii [pcAo guoAda ttîbien la palabra que olgoi] eudlei loi vlai

6olo6 que conceblA corno vlcu, de btUqueda ca.be:

una, la de que es y que no puede se/i que no sea,

Huta de ie y de iloA: pueJ> a la veAdad aeompana;

oiAa, la de que no es y que debe seA que no sea,


Ista, te aviso, es senda de toda le desviada:

pues ni podnds conoceA lo que ello no sea [que a eso jcmâs se alcanza) ni en elle

puedes pensoA.

Fa .411a .3 V-K) Pues es conceblAlo lo mismo que senlo.

Fa .5(Ia .6 V-K) Vebe el conceblA y el deelA seA cosa que sea: pues sea es dable que sea, '
j
mas no lo es no scA nada; en lo cual cavllaA te aconsejo,
si, que esa ena la via de bdsqueda de que pAlmeAo te desvil. PeAo luego !

de esta tamblln, que moAtales que nada sahen, segulAla eAAontes I


llngen, dlscabezudos: que lo Inposlble en sus pechos |
tAaza deAecha la Idea toAdda; y ellos se mueven
SoAdos y degos al paA, pasmados, tAopa sln juldo,
a qulenes seA y no seA se les antoja lo mlsmo y no lo mlsmo, y que slempAe
hay paAa ellos camlno de contAavuelta de todo.^

En el mundo aparecen asi dos categorîas: ser


y no-ser. El ser es estable y constante, el que sabe distin-
guir entre ser y no ser, posee la verdad, el que no sabe, se

encuentra en el estadio de la oniniôn. El nroblema epistemo-

lôgico de PoAmenldes es fundamentalmente el mismo que hoy en


dia: c6mo relacionar la fijeza del pensamiento con la fluidez

de las cosas. Cada êpoca lo ha formulado de modo diferente;

para los griegos era el problema del cambio, para los medie-
vales, el problema de los Universales, para la llustraciôn,

era el problema de la certeza, en nuestra énoca, se plantea

el problema de la inducciôn.
Los griegos, como nosotros, aceptaban que exis­

te orden en el universe, pero el universo de los griegos era

objetivo, real, y su orden era el orden de las partes en un


todo, un orden cualitativo, ontol6gico. El universo para no­

sotros es algo subjetivo, ideal, de pensamiento,y su orden,


cuantitativo, roatemâtico. A los griegos 1« preocupaba c6mo

podia haber desorden en el universo, a los modernos les preo-

cupa c6mo puede haber orden fuera del universo. Se ha reali-

zado una progresiva dominaciôn de las materoSticas sobre la


inestabilidad de la materia, y en ella el cSlculo de probabi-
lidades es una de las ramas de la matemâtica que mâs profun­
da influencia ha ejercido sobre el pensamiento.
En esta bûsqueda, Adstâtetes se plantea la tarea
de encontrar las causas que actuan sobre la Naturaleza. cSerS
el azar una causa? Lo seguro es que,conocer,es conocer por las
causas. AfUstôteZes . propone cuatro tipos de causas;
I. La causa material: se dice de aquello por lo
que una cosa llega a ser y que estâ présente como constituyen-

te de la misma en el resultado, por ejemplo, una estatua de


bronce.
II. La causa formai: se aplica a la forma o modè­

le, es decir, a la fôrmula segûn la cual la cosa en cuestiôn

es, como la fôrmula de la octava musical es la razôn 2:1.

III. La causa eficiente: aquello de lo que pro­


viens inmediatamente el origen del movimiento o reposo. Asî

el padre es causa del nino.


IV. La causa final: es la causa como fin u obje­

tivo. Asî la salud es la causa de que hagaroos déporté, etc.

Cualquier cosa puede tener una o varias de estas


causas. Las cosas pueden ademâs ser causa unas de otras. Para

khÀJstôtelsLS ninguna de esas cuatro causas es suficiente para


producir un suceso y en general son necesarias las cuatro.
Ahora bien, hay sucesos que forman excepciones
a las reglas habituales de la naturaleza, pues no suceden siem-
pre,ni siquiera en la mayor parte de los casos. Suceden per
accidens. Pero no todos los sucesos excepcionales o acciden-
tales son aleatorios o de fortuna , pues éstos son ademSs "por
un fin".
Las cosas que pueden llegar a ser causas para
un resultado aleatorio son bastante indeterrainadas. Pero al
mismo tiempo nada sucede por azar, e^ azar no es una causa
operatlva, sino s61o un nombre para un cierto tipo de conexiôn
entre sucesos.
kfiistôteles distingue èntre lo fortuito y la suer-

t e; esta Gltima no se puede aplicar a las cosas inanimadas,

a los animales inferiores ni a los ninos. Los monstruos, por

ejemplo, son fortuitos, pero no tienen nada que ver con la

suerte. La existencia de lo excepcional se explica por una ca-

pacidad de la materia de recibir mâs de una determinaciôn. Pe­

ro cuando actuan sobre la materia las mismas fuerzas, ésta re-


cibe la misma determinaciôn, su indeterminaciôn no implica la

contingencia. El azar séria por lo tanto simplemente un nombre


para el encuentro inesperado de dos cadenas de causas riguro-

sas-
En la interpretaciôn de hianslon, necesidad y azar
son obstâculos a la actividad de la Naturaleza, son dos for­
mas de oposiciôn a la realidad natural. Hay para este comenta-

dor très causas para la existencia y la producciôn de los se­


res: la naturaleza, el azar y el arte. El azar estaria en la

linea de las causas eficientes. La fortuna ) es una es-


pecie de azar drav) que se limita a la prâctica del
hombre, dirigida por la inteligencia. El azar estâ en oposi­
ciôn con la constancia de los fenômenos, con el orden de los
hechos naturales, siendo a la vez racional e inteligible, Pe­
ro no hay ciencia que dependa del azar ni de lo que es acci­
dentai .
Las causas que producen los efectos llamados
fortuitos lo hacen por la coincidencia de su actividad sobre
un lugar o punto dado, y en un momento preciso. Esas causas
pueden ser infinitas.
El azar queda asî definido como una causa Por

accidente-, cuyos efectos son hechos excepcionales que perte-

necen al orden de aquellos que se producen a la vista de un

fin, pero que por sî mismos no se han producido con vistas al

fin realizado. El azar en la naturaleza séria la realizaciôn

fortuita de un fin natural, alcanzado fuera de las vias norma­

les .

En la interpretaciôn de Léon Robin, en el mundo

sublunar la necesidad a veces se dégrada y ya es sôlo cues­

tiôn de frecuencia y de constancia aproxiroadas. Hay una even-

tualidad contingente inherente a la naturaleza. La naturaleza

comete errores porque a veces falla en la consecuciôn de sus

fines. Asî,todo desorden se podrîa considerar en tanto implica


un orden.

Estas indeterminaciones y errores de la natura­

leza provienen de la materia y no de la forma. Asî sucede con

la simple "frecuencia", puesto que se opone a lo que existe

"absolutamente" y a lo que tiene lugar "siempre".

Hay una doble necesidad: una que dériva del ac­


te eternamente real o de la forma absoluta, y otra que dériva
de la contingencia, esencial a la eterna indeterminaciôn de
la materia, lo que Robin llama el tercer modo de la causalidad:

La primera causalidad se basarîa en la "forma";

es una causalidad inmediata y absoluta, excluye la sucesiôn


y el devenir.

La segunda causalidad es como la primera, pero


considerada en el tiempo y dada la vuelta, de manera que el

fin parece ser el término del proceso, cuando en realidad es

lo que lo ha determinado: hay una falsa apariencia de causali­


dad temporal.

La tercera causalidad tiene una realidad que re­

side en su misma deficiencia, en la resistencia a la acciôn po**


fkrte.
de la forma,en lo que lo sensible tiene de refractario a ella.

El problema surge pues cuando aquello que debe-

ria suceder no sucede siempre. Kdstdtzlzs pone como ejemplo

de (buena) fortuna el caso de un horabre que, proponiéndose

plantar un Srbol, cava la tierra y por accidente encuentra un

tesoro. No era ese su propôsito. Pero esta denominaciôn es in-

aplicable a los seres desprovistos de actividad prâctica, que

no pueden elegir: los ninos y los animales. Con ellos no se


puede hablar de fortuna, sino de azar. Lo fortuito es lo que
por si mismo se produce en vano. Asî, en la naturaleza, cuando
se produce algo contrario a ella, una raonstruosidad, una ano-
malîa, no es porque se haya abolido la finalidad de la misma,

sino que su tendencia a lo normal se ha visto desviada por


causas internas que, no obstante, tienen sus limites (un olmo
no darâ nunca peras).. Pero esas causas internas tienen que ve­
nir de otra cosa que de la Naturaleza, deben depender de cau­
sas exteriores.

El azar para KhJüstôtdLes es el trastorno produci­


do en una serie causal normal determinadapor un fin de la in­
teligencia o del arte o por un fin de la Naturaleza, trastor-
no que résulta de la intervenciôn indeterminada e imprévisi­

ble de causas extranas a esa serie. El azar séria una causa

eficiente, séria una causalidad puramente mecânica. El tiempo

es un factor del azar, pues en el tiempo se da la sucesiôn de

las causas y de los efectos.

La libertad séria as! una imperfecciôn que nos

impulsa a desear el bien del que estamos desprovistos. La li­

bertad séria un signo de la miseria del hombre que, en lu­


gar de seguir su camino, se ve obligado a eleglrlo. Para la

Naturaleza, en efecto, todo lo que hay en ella de libertad no

puede ser mâs que su mal, porque es el principio mismo de sus

errores y debilidades.
Como veremos, también la Edad Media se ocupô de

los temas de azar y probabilidad. Incluso^parece algûn inten­

te rudimentario de calculer las probabilidades.En cualquier

caso, los comienzos de una teorla de la probabilidad no son


medievalmente imposables. E.F. Byfint ha estudiado el concepto

de probabilidad’que aparece en la obxa de Sto. Tomâs . Lo pri-


mero que hay que distinguir en el pensamiento medieval, dice,
es entre conocimiento y opiniôn. El conocimiento, en tanto es

creencia verdaderaroente justificada, no tiene el mismo obje-

to que la opiniôn. El uso del término probabilidad estâ estre-


chamente relacionado con el del término opiniôn; pero el tér-

mino opiniôn tiene profundas raices en el hecho de la ignoran-


cia humana.
PoÂa Sto. Tomds, pAobabttidad es un callllcatcvo de o-
plncôn, la oplniân ei el objzlo de ta oAgimetilaclôn dlalécti-

ea, la an.gumentaclân dlallctlca es el medlo que tiene el hom-

bne poAo. lAanseendeA su pAopia ignoAancia, y la tianscenden-

cia de la ignohancla se logAa sôlo en la visiôn beatClica de

la otAa vida. En otias palabAos, pafia Sto. Tornas, al aplicoA

el mltodo aAgumentativo a, las opiniones humanas, une estable-

ce 0 destAiiye su pAobabilidad, y asl se mueve lentamente mds

alld de lo meAame\ite pAobable hacla ese ultimo punto en el

que et hombae paAticUpa,de acueAdo con su capacidad^de la


2
omnisciencia divina.
En la epistemologla medieval, ciencia es conoci­

miento, porque el conocimiento lo es de verdades universales

que son verdades necesarias. La necesidad en este caso no es


idéntica a nuestro concepto de necesidad lôgica, concepto que

no nace hasta el siglo XVII. El conocimiento de las primeras

verdades estâ por encima de toda discusiôn, pues son simples

y fundamentales, pero para otros objetos se llega al conoci­

miento mediante la demostraciôn.


Santo Tomâs pensaba que el conocimiento real e in-
falible es un objetivo legîtimo y que a veces se alcanza. Es
distinto y preferible a la opiniôn. Ahora se responderia a
eso que todas nuestras creencias y teorizaciones pertenecen
al dominio de la opiniôn y que deberiamos esperar que cual­
quier teoria sea remplazada por otra en algûn momento.
La opinio de STo, Tomis se refiere a creencias
o doctrines a las que no se accede mediante demostraciôn. Tam-

bién se refiere a proposiclones que, al no ser universales.


I0

no pueden ser demostradas. Es la creencia que résulta de al-

guna reflexiôn, argumente o disputa. La creencia que résulta

de la sensaciôn se llama aestimatio. En la escoi^ica, pues,

la opiniôn es lo que puede tener probabilidad. El limite de

una probabilidad creciente de la opiniôn puede ser una creen­

cia cierta, pero no es conocimiento, porque en general los

objetos de opiniôn no son el tipo de proposicilnes que pueden

ser objeto de conocimiento.

Para Sto. Tomds, razôn y causa estSn estrechamente

relacionadas; comprender la razÔn para algo es comprender la

causa, entender por qué ese algo. Las causas a su vez se en-

contrarSn en las definiciones reales sobre las que descansa

la ciencia. Todas las razones son demostrativas, porque las

causas son causas necesarias.

La probabilidad pertenece a la opiniôn, donde

no hay un concepto claro de evidencia, por tanto la probabili­

dad indica aprobaciôn o aceptaciôn por parte de las personas


inteligentes. En la demostraciôn no basta con la probabilidad
de la proposiciôn. Para Byone, la atribuciôn de probabilidad
a la opiniôn tiene varias connotaciones:"En primer lugar, se

refiere a la autoridad de aquellos que aceptan la opiniôn da­


da y, desde este punto de vista,"probabilidad"sugiere anro-

baciôn de la proposiciôn aceptada y probidad de las autorida-

des que la aceptan. En segundo lugar,"la probabilidad'se re­

fiere a los argumentes que se han presentado a favor de la o-

piniôn en cuestiôn y desde ese punto de vista sugiere una sus-


11

ceptibilidad de ser probado, coinprobado Caunoue no necesarla­

mente demostrado). En tercer lugar, la probabilidad toma una

connotaciôn algo peyorativa, sehalando que la proposiôn en

cuestiôn es meramente probable, pues desde este punto de vis­

ta la proposiciôn séria algo ’’a probar" y no estrictamente

demostrado, como lo son las pronosiciones estrictamente cien-

tificas */

Estos très aspectos del contenido de la probabi­

lidad se han mantenido hasta nuestros dias, sôlamente el pri-

mero, la apelaciôn a una autoridad en la materia, en el caso

de los autores medievales, una autoridad religiosa, ha caido

en desuso. Pero la probabilidad como algo digno de aproba­


ciôn, es decir como probabilidad positiva, mayor nue 1/2, se
mantiene en el lenguaje de cada dià: "es probable que Ilueva

mahana" supone que nos inclinamos a ese resultado mâs bien

que al contrario. Y asimismo el sentido de algo necesitado


de prueba o experimento se conserva en la actualidad, aunque

en este caso, mâs en el aspecto cientîfico eue en el vulgar.


El lenquaie comûn tiene casi siempre el defecto
de ser incapaz de pœcisar, de ser demasiado vago. Los matices
que utilizamos para hablar de un suceso cuyo resultado es in-
cierto: posible, probable, no nos proporcionan una medida, to­

do lo mâs una escala ordinal de medida: podemos comparar su­

cesos mâs o menos probables, aunque ni siquiera eso es posi­


ble en todos los casos. Como dice Rdchcnbach:

Cuando &e consideAa con atcncién, linaZmentc sc hacc


12

évidente que no hay sentencias de absoluta ceAteza, si las

sentencias no designan Aelaciones lôgicas vacias, sino que

a^lAman la existencia de hechos espedlicos

No sôlamente no podemos ordenar los sucesos mâs

o menos probables, sino que ademâs no tenemos nunca una certe­

za absoluta, y la imposibilidad de un suceso, para ser efecti-

va, tendrîa que ser también una imposibilidad lôgica. Pero,

Loa lilâsolos se han dado poa satislechoS con constAuiA

la pAobabilidad como una coAenda de cehteza odginada en la

ImpeA^ecdén del conocimiento humano y conectoA el concepto

de pAobabiZidad con et de posibilidad; esto eAa viAtuaJbnen-

te todo lo que la ^itoso^la podXa descubAiA en tanto que li-

mitoAa sus estudios al concepto de pAobabitidad del lengua-


je de cada dia.^
Esta es al menos la Internretaciôn de Rdchenbachj

una interpretaciôn que da quizâ demasiada importancia a la for-

mulaciôn matemâtica o cientifica de la probabilidad.Para él,


tras el desarrollo cientîfico del concepto de probabilidad,

es decir, a partir de Pascal y feAmat, sôlo se mantiene un as­


pecto de su nivel anterior: la idea de que la ignorancia del

hombre estâ a la base del concepto de probabilidad. Las inter-


pretaciones a partir de ahl pueden dividirse en dos grandes
grupos, objetivistas y subjetivistas.

La teorla subjetiva de la probabilidad tiene u-


no de sus principales intérpretes en Augustus de HoAgan. Este 16-

gico y matemâtico sostenla que la probabilidad se refiere a


13

un estado de ânimo, el grado de certeza o incertidumbre eue

caracteriza a nuestras creencias. Una proposiciôn es verdade-

ra o falsa, pero nuestro saber es tan limitado que es imposi-

ble estar racionalmente seguro de su verdad o falsedad. Para

tener esa ''creencia racional" debemos estar en nosesiôn de


los conocimientos adecuados.
Cuando se trata de sucesos nue se pueden repe-

tir indefinidamente, podemos aproximarnos a la probabilidad

recurriendo a las leyes de los grandes nûmeros y mediante la

aplicaciôn de las frecuencias relatives, pero cuando se trata

de sucesos aislados o irrepetibles, el problema es mâs com-

plicado, PeOice hace una interpretaciôn nue évita esta difi-


cultad. Sostiene que la probabilidad no se refiere a los su­
cesos, sino a las pronosiciones. En lugar de hablar de un cier­

to suceso como "cara", la teoria de las frecuencias verdade-


ras discute proposiciones como esta:"esta moneda caerâ prime-
ro de cara". La probabilidad de la verdad de esta nroposiciôn
debe ser la misma que la frecuencia relativa con la que apare­

ce el suceso "cara" en una serie de lanzamientos de una mo­


neda. En resumen, no hay probabilidad objetiva mâs que si hay
una sucesiôn de pruebas renetidas indefinidamente, o al menos
indefinidamente repetibles, mientras nue no tiene dificultad
introducir una probabilidad subjetiva relativa a una prueba
aislada.

La teoria subjetiva de la probabilidad nue apa-


pu«s
rece con mâs frecuencia es la nue afirma que la nrobabilidad
14

pertenece a las proposxciones, pero no como una nroniedad in-


trînseca, pues sôlo es un grado de creencia lo nue aplicamos

sobre ellas. Pero el tërmino creencia tiene dos acepciones

muy distintas, una de ellas séria la nue se expresa del mismo


modo que el conocimiento: lo nue se da por sunuesto, y la o-

tra,aquella en que estamos dispuestos a admitir, al menos en


«jue c
principio, lo que creemos puede no ser cierto. Para Kneate

creencia estaria bastante cerca de opiniôn, aunque la opiniôn

no se aplica generalmente a los casos en que la probabilidad

se considéra muy alta. Pero, como declamos antes, la creencia

deberS ser"racional", para evitar que haya tantos valores de

probabilidad como individuos consideren un mismo suceso. Y el

grado de confianza que un hombre debe tener en aquello que

cree u opina es el grado justificado por la evidencia a su


disposiciôn.

La exposiciôn de ŸoppeA résulta muy clara a es­


te respecte. Entresacamos algunos pârrafos;
Et ^AtcaentE a&o de expAesiones que poseen cieAto matiz
psicotôgico - taies eomo "espenanza matemâtlea’*, "Ley noA-
mal de eAAoAes", poA ejemplo, etc. - sugieAe und InteApAeta-
clân subjetiva de la teoAla de la pAobabilidad, que en su
^oama oAlginal es mds bien psicQlogista: tAata el gAado de
pAobabilidad como si f.ueJie una medida de los sentimlentos

de ceAtldumbAe o InceAtcdumbAe, de cAeencla o de duda que


pueden suAglA en nosotAos ante elentas oseAclones o conje-
tuAos, Cuando lo que nos ocupa son cleAtos enunclados no nu-
15

mldcoA, la palabra pAobable puede tAaduclAse sa.tls^actofila-

mente de este modo; peao no me panece muy apAopiada una In-


teapAetaclôn de los enunclados pAohablZlstlcos numëAlcos que

se encamlne en esa dlAecdân.

Sln embaago existe una nueva vadante de la liiteApAe-


tadôn Subjetiva que mcAece que le dedlquemos mayoA atendôn.

Esta no InteapKeta los enunclados pAobablllstlcos pslcolôgl-

ca sino lâglcamente: como aseAdones aceAca de lo que puede


UamoASe la "pAcxlmldad lâglca" de los enundados... La teo­

Ala lâglco-subjetlva - cuyo pAlndpal exponente es Keynes -

consldeAa la AeladÔn pAobabltCstlca como un tipo espedal


de AeladÔn lôgica entAe dos enundados... Un tcAccA modo de
InteApAetoA la de^lnldôn mendomda [de Laplacel, la InteA-

pAetadôn objetiva, cottSldeAa que todo enunclado pAobabllls-


tlco numÔAlco enunda algo aceAca de la ^Aecuenda Aelatlva

con que acontece un evento de deAto tipo dentAo de una su­


cesiôn de dcontecùnlentos.^
PoppeA déclara formalmente a continuaciôn su fe
en la interpretaciôn objetiva.
Keijnes por el contrario se inclina por el concep­
to epistemolôgico. Para él la probabilidad asignada a una hipô-
tesis gracias a alguna evidencia es una relaciôn lôgica, como
ha explicado PoppeA:

Todas las pAoposldones son veAdadeAos o ^alsas, pcAo

el conocmlento que tenems de ellas depende de nues-


tAas dAcuiutandas; y aunque a menudo es convenlente ha-

* Por e l l o esta p o s t e r a se ha llamado Logicisme.


u

bhvi de pAoposlclones como dentas o pAobahZes, esto expAesa

estAlctamente la Aeladôn en la que estdn con un coApuS de co-


nocùnlentos, actual o (Upotétlco, y no con una coAadeAlstl-

ca de las pAoposldones en si mismas.^

El problema de la existencia de sucesos no repe-

tibles, de los que no se puede por tanto observar las frecuen­

cias, es el que empuja a los subjetivistas a intentar exten­

der el campo de aplicaciôn del câlculo de probabilidades al

mayor nûmero posible de sucesos. Definen asî la probabilidad

como el grado de creencia racional o coherente. Si un indivi-

duo es coherente en su comportamiento frente al azar, a lo


incierto, estarâ en condiciones de asignar probabilidad a los

diferentes acontecimientos posibles. Se podrîa asî reconstruir


en principio las probabilidades subjetivas que un individuo

determinado asigna a cada acontecimiento.


El problema es ahora définir esa coherencia ne-

cesaria para asignar probabilidades, y los subjetivistas como


Ramsey, F ln e ttl, Good o Savage se han esforzado en conseguirlo.

Savage habla de probabilidad personal, que fuê

introducida por Ramsey y F ln e ttl. Segûn ellos, la probabilidad

que asignamos a cada proposiciôn particular depende sôlo de


nuestro juicio personal, pero el conjunto de todas estas pro­

babilidades asignadas debe curaplir unas severas reglas inter­


nas de coherencia. Eéta postura se ha llamado personalismo.

Para Savage el individuo conoce todas las accio-


nes posibles y todos los estadios posibles de la naturaleza.
17

asî como las consecuencias de cada acto. La incertidumbre

por lo tanto serS debida a la ignorancia acerca de cuâl de los

estados de la naturaleza se va a producir. Savage enuncia su

teorîa en siete axiomas, cuyas consecuencias se nueden resu-


mir como sigue:

- Existe una probabilidad numêrica, asociada a los

estados de la naturaleza, y que satisface las reglas del cSl-

culo de probabilidades,
- Se puede asociar a cada consecuencia un valor

numêrico, que représenta su utilidad para el individuo.


- El orden de preferencia de los actos es el de

sus esperanzas matemâticas, calculadas a partir de las proba-

bilidades y de las utilidades a las que se alude mâs arriba.


Los axiomas de Savage ban de aceptarse como defi-

niciôn de coherencia y suponer que cualquier individuo que

no sel capaz de actuar asî no es coherente, no sigue las re­


glas del comportamiento racional. Por otra parte, sucede con

frecuencia que las probabilidades asignadas a varios sucesos


no curaplen los axiomas del cSlculo de probabilidadest uniÔn
o interseccidn de sucesos, etc.
En contraste con estas interpretaciones subjeti-
vas estS la familia de teorîas estadîsticas que se fija sobre
todo en la tendencia a la estabilidad de las frecuencias, cuan-
do el experimento que se realiza es susceptible de muchas
pruebas repetidas, en principio un nûmero indefinido de ellas.

CoAnap y CouAnot hacen una mezcla ponderada de


18

de anâlisis conceptual y distinciôn lingüîstica en su concep-

ciôn de la probabilidad, pues en realidad es bastante dificil

separar el aspecto epistemolôgico y el aleatorio en el concep-

to de probabilidad. El mismo BeAnouUZtCes para unos subjetivis-


ta y para otros frecuentista.

Observamos pues, en el concepto de probabilidad

que manejamos en la actualidad, pero tambiën en el contenido

conceptual de otras ëpocas, dos aspectos fundamentales: el e-

pistemolôgico y el aleatorio. Aunque estos dos aspectos apa-

recen como indisolubles en la mayoria de los casos; las varia-

ciones se apoyan en el ênfasis mayor o menor que se dé a cada

uno de esos aspectos. Pero la base episteniolôglca se encuen-

tra siempre en el trasfondo, unas veces como problema de defi-

niciôn, de conociraiento, otras como problema metafîsico o moral

(existencia de Dios, designio divino, conducts cotldiana, etc.)

Hemos visto râpidamente las diferentes concep- .

ciones de la probabilidad, desde el punto de vista filoséflco,


desde el punto de vista del lenguaje vulgar y por ûltimo des­
de el punto de vista de los teôricos de la teorîa de la pro­
babilidad que no se limitan al estudio puramente matemâtico

de sus propiedades, sino que se preguntan por los fundamentos


de su definiciôn misma y por la justlficaciôn de su apllcaciôn
a los hechos del mundo empîrico. Subjetivismo, psicologismo,
logicismo se suceden los unos a los otros sin encontrar una

soluciôn satisfactoria al problems epistemolôgico original.

Todos estos aspectos se pueden reducir, simpli-


19

ficando, a dos : el aspecto "objetivo", estadlstico y relacio-

nado con los procesos estocâsticos de las leyes del azar, y

el aspecto epistemolôgico, por el cue se aplica a asignar gra­


des razonables de credibilidad a prooosiciones en general des-

provistas de todo contexto estadistico.


Hacking, en su ensayo sobre la emergencia de la
probabilidad, observa el hecho curioso, ya senalado por Tod-

hunteA-, de que el concepto de probabilidad como algo susceptible

de ser medido o al menos comparado no aparece en Occidents

hasta P<ucdtr y, no satisf echo con ninguna de las explicaciones

de ese fenômeno propuestas por los diferentes autores, inten­


ta su propia investigaciôn:
PçAo paAa mZ, la biUqueda de pA^condicioms [poAa oJt

nacZr))Ze.nto de eiie conczptol e& gue un In-ttnto de e.xptL-


caclôn kiAtêAlaa. me ZncZlnc a pauaA qat la& pAzconcUcio-

n£J> poAa La emeAgewc/a de nu&itAO concepto de pfLobabZLidad

dtteAminoAon La ncutuAoLzza mC&ma de ia obj^o...zL zèpacZo

de poiZblzs tzoAloi de La p^obabLLZdad. Esta &LgyiZ^Zca qa&


dztzAmZnoAon en poAtz zL z&pacZo de La& Zi'vtzApAzLacx.onz^ po~
6lblzj, de La mzcdnZca cudnLica, de la Zn^zfLzncZa zAtadtàtC-
c.a, y dz La LdgZca InducLCva.
Asî pues, aunque para la leyenda la probabili­
dad naciô en 1654, cuando PaicaL y FzAmat resuelven el proble­

ma de los partis, las condiciones previas para eue ese mismo


problema se planteara y no otro, se estaban gestando desde an-
tiguo. La dualidad del concepto de probabilidad es hoy dîa a-
ceptada por la mayorîa de los autores. Incluso algunos de
20

ellos proponen diverses términos para denominar uno y otro as­

pecto a fin de evitar confusiones. Asî, para PoLSion y CouAnot

la distinciôn se hace gracias al empleo de las palabras fran-

cesas "chance" y "probabilité", donde "chance" se aplicarîa

a la probabilidad inductiva y "probabilité" a la probabilidad

estadîstica. CondoAczt sugiere "facilité" como concepto aleato­

rio y "motif de croire" como concepto epistemolôgico, y Rai,&ztt

utilizarS "credibilidad"para el concepto epistemolôgico.

En la Historia de las Matemâticas dirigida por

VZzudonnë. , encontramos la siguiente explicaciôns

"PAobabZtùta^" y "pAobabZJLCi’* jxLAzczn habzA &Zdo ioAja-


do& poA CZczAân y, haéZa zJt iZgto XVJll, ”pAobabtz" ha con-

iZAvado e£ imtCdo ZnicXjit dz "mzAzcz apAobacZôn” poA poAtz

deZ tzAtùnonZo dz ÙK> axitoAZdadzf,. La doztAim. dzt "pAobabZ-

LCimo" zn tzotogla iz zonvlAtid, zn manoA dz to& zaèiuAtcUi,

zn La po&ZhiLidad dz zZzzcLôn, zntAz Las opLuConzà ’’pAobabLzô"


zn zL ézntldo arttzAioA, dz aquzLLai qaz juitC^ZcoAan éa ac-
cZân. Pa&caZ atacâ con vzhzmzncLa zAta ZntzApAztacUân zn au

Azxta PAooLncJjaL {1656].. .Vzidz zutanczA conUznza zL con^Lcc-


to zntAz pAobabLLCdad zn zL AzntZdo dz goado dz cAzdibZJLLdad

y pAobahLLLdad zn zZ Azntido dz pAopoAciôn dz L oa chanczA.


Eéta dmJLCdad danA LugoA a aLoa dz LCnta, qaz AÂzgan ca&Â tc-
9
do6 Lo 6 obAaA AobAz CdLcvüLo dz PAobabLLcdadzA.
El término mismo de probabilidad ha sufrido al­

gunos avatares. La palabra es de origen latino, como vemos,pero


21

no se
utiliza para designer la probabilidad aleatoria o inedible has­

ta muy tardîamente; la primera vez aue aparece impresa con e-

se sentido es en la Lôgica de Port Royal, en 1662, aungue era

por sunuesto conocida y utilizada para la probabilidad eniste-

molôgica. Los términos de fortuna, azar (de origen Srabe),

chance, y sobre todo el término tambiën latino de suerte, son

utilizados con anterioridad para designer la probabilidad,en

los primeros intentos de câlculo y en los juegos de azar.

No obstante algunos autores defienden eue el

sentido priraario de esta palabra ya es evaluativo. Ul.KnzaZz

dice que en lenguaje comûn se habla de igual probabilidad de


varias alternativas, significando con ello que son igualmente
vSlidas como bases para la acciôn. Sin embargo la oalabra la-

tina probabilis significaba, entre otras cosas, digno de apro-


baciôn, y aûn no hace mucho que se hablaba en lengua inglesa

de un "probable doctor". VarUzZ Vz^oz la utiliza en este senti­


do en su Roxana, en 1724, y éste es tambiën el sentido al nue
hemos aludido al hablar de la probabilidad medieval y de la
apelaciôn a las autoridades en la materia correspondiente,que
aprobarian,en su caso,lo sometido a su "aprobaciôn".

Otros autores relacionan estrechamente nrobabi-


lidad con credibilidad. En 1748, Humz hizo un feroz atanue
a la credibilidad de los milagros basândose en su concepto de
probabilidad. Thomas ChuAah en un libro dentro de la misma con-

troversia considéra la cuestiôn de si puede ser creible un


hecho en sî mismo,independientemente de cualauier testimonio,
22

y concluye que no, pues todo lo que se puede decir es nue tal

cosa es posible o imposible, probable o improbable o, en dl-

timo caso, si sucede con mucha frecuencia o raramente.

E.F.Bijahz , como hemos visto, distinguia entre co-

nocimiento y cpiniôn, la distinciôn clâsica, y asociaba la

probabilidad medieval a la opiniôn. Para KnzaZz, la cpiniôn es

el conocimiento de que la evidencia disponible "probabiliza"

una proposiciôn en un cierto grado, pero eso no quiere decir

que la opiniôn sea un tipo de conocimiento. Un hombre que opi­

na racionalraente X, no conoce X, sino una relaciôn entre X y

algunos hechos que podemos llamar la evidencia disponible.

KnzaZz por lo tanto utiliza opiniôn en el sentido de creencia

distinta del conocimiento, aquella creencia que admite, al

menos en principle, que lo que cree puede no ser cierto.

Esta significaciôn de probabilidad como "apro-

babilidad" esté estrechamente relacionada con la casuistica

doctrina del probabilismo, que PoAcat ataca en sus Cartas

Provinciales. Se trata de un principio presentado por los je-


suitas en el siglo XVI y que tuvo éxito, aunque fuÔ derrotado

en el XVITI. El problema comenzô cuando se descubrieron cada


vez mSs textos sagrados y se inventaron cada vez mSs interpre­
taciones de los textos existentes. Para resolver el conflicto
habîa dos posibilidades; atenerse a las autoridades reconoci-

das y aceptar sôlo las Escrituras y la luz natural de la ra-

zôn, o bien considerar un amplio conjunto de autoridades pe­

ro, al decidir entre ellas,considerar los efectos sociales y


23

y morales de adoptar sus diversas doctrinas. Las diferentes

sectas protestantes, incluidos los jansenistas, adoptaron la

primera posiciôn, mientras que los casuistas tomaron la segun-

d a . El probabilismo dice que cuando las autoridades estSn en

conflicto, puede seguirse una u otra de las opiniones proba­

bles, e incluso una opiniôn menos probable. Aquî probable sig­

nifies apoyado por el testimonio de una autoridad, no por la

evidencia. Pero tampoco se trata de nermisividad, sino de ele-

gir lo mSs p^râctico si se encuentra alguna opiniôn que lo a-

poye, aunque las opiniones de mSs peso sostengan lo contra­


rio.

Los jansenistas tenlan su enclave en Port Royal,

en Francia, e incluîan entre sus miembros a AntoÂnz kAnaxjJid

(1612-1694), VlWiz Ulcotz (1625-1695) y Bùxlsz Pcucat (1623-1662)

todos los cuales se ocuparon, entre otras cosas, de nrobabili-


dad. kAnauZd fué denunciado por los jesuitas, aunnue los jan­
senistas permanecieron dentro de la Iglesia y la denuncia fué

retirada en 1669. PoAcat escribiô las Cartas Provinciales en


su defensa. kAnautd participé tambiën en la redacciôn de la
famosa Lôgica de Port Royal editada en 1662, aue contiene a
la vez argumentes contra el probabilismo y utiliza por pri­
mera vez la palabra probabilidad en el sentido moderno: sus­
ceptible de mediciôn, y que estudiaremos mâs adelante.
Gatltzo utiliza todavia la palabra probabilidad
en su antiguo sentido. Asî, para ël la opiniôn de Copdn.nX.co es

improbable en su tiempo, porque esté en relaciôn con la apro-


24

baciôn, y en cambio nara LzÂbttiz la hioôtesis de CopéAnico

era para su época incomnarablemente la mâs probable, nues pa­

ra él la probabilidad estâ determinada por la evidencia y la

raz6n. Y aunque en otros pasajes GaZiZzo se base realmente en

la evidencia y no en la autoridad, no hace ningûn intente de

medir los incrementos de probabilidad, sino que busca una de-

mostraciôn absolute, y asî lo hacen tambiën la mayoria de sus


contemporâneos.

Para Bacon la autoridad estâ algo modificada. Con-

cibe una probabilidad conferida por aquellos que consideran

la materia con proniedad y no yapor los sabios oficiales.

La opiniôn es pues el companero de la probabili­

dad en la epistemologîa medieval. Otro concepto muy ligado al


de probabilidad y que surge entre los primeros empiristas es

el de signo. En los textos médicos del Renacimiento se hace


una distinciôn caracterîstica entre causa y signo. Las causas

son principalmente causas eficientes, aouello que hace que

una persona enferme, y los signos son algo mediante lo cual

hacemos un pronôstico (signos de muerte, premoniciones). La


probabilidad surge de la frecuencia de lo que sucede "casi

siempre" o "a menudo". FAacoAtoAo (1483-1553) habla asî: "no


se deben considerar los signos como pronôsticos sino sôlo co­
mo signos de probabilidad", segûn la cita de HacÂùtg.

Para Hacking , una de las condiciones previas

de laprobabilidad fuë la formaciôn del concepto de evidencia;

la que algunos filôsofos han llamado evidencia inductiva,que


aparece por primera vez en Vanity of Dogmatizing, de Joizph
25

GaanvlLl , en 1661 y tambiën el los Elementae Logicae Probabi-

lium de KaJxZz, en 1735, aunque hasta unos ochenta anos después

del nacimiento de la probabilidad no aparece francamente el

problema de la inducciôn, porque no existîa un concepto ade-

cuado de evidencia. Las personas proporcionaban la evidencia

del testimonio y de la autoridad, pero faltaba la evidencia

proporcionada por las cosas, que no es la evidencia de los

sentidos, sino una inducciôn.

Nuestra forma de distinciôn entre esos dos ti-

pos de evidencia, la del testimonio y la de las cosas, es bas-

tante reciente. Se estableciô claramente en 1662 con la Lôgi­


ca de Port Royal. En ella la evidencia del testimonio se dice
externa o extrînseca, la evidencia de las cosas se dice interna

y es un concepto nuevo. Mo debe confundirse con la verosimili-

tud. La evidencia interna se obtiene por inferencia, la vero-

similitud se nreocuna de que una cosa sea o no lo que parece


o pretende ser. Este tipo de evidenciainductiva apunta mSs

allS de si misma, pero no es tamnoco deductiva en el sentido

de las demostraciones por reducciôn al absurdo, nor ejemplo.


El concepto de evidenciainterna es un legado
de las ciencias expérimentales, como la alouimia, la geologîa,
la astrologîa o la medicina que, al no poder utilizer demos­
traciones, tuvieron que recurrir a alguna otra forma de prue-
ba o comprobaciôn. Eran ciencias oue se movîan er^l campo de
la opiniôn.

Tambiën hay que distinguir entre evidencia y


26

experimento. Existen muy diverses tinos de expérimentes, como

la disecciôn, el test o comprobaciôn, etc., nero no todos pro-

porcionan evidencia inductiva, sino de diverses tinos. Sôlo

la diagnosis utiliza una cosa como evidencia para otra. La e-

videncia inductiva signifies ahora dos cosas: una evidencia

extraida de una observaciôn o experimento particular para una

generalizaciôn o ley y un paso o inducciôn de lo particular

a lo particular.

En la tradiciôn aristotêlica, la clencia proce-

dîa por la demostraciôn de los efectos a partir de las causas

primeras. En la nueva ciencia habîa que inferir las causas a

partir de los expérimentes, de las observaciones empîricas,

y se trataba de causas eficientes, no primeras.El viejo con­


cepto de signo se transforma pues en un nuevo concepto de evi­

dencia. Los primeros emplricos eran alouimistas, astrôlogos,

fîsicos. PoAaczlAO, por ejemplo, sostenîa una teorîa de la si-

milaridad, de la doctrina de las signatures. Cada cosa tiene

su signature y el fîsico debe reconocerla. Las signatures es-


tân derivadas en ûltimo término de las sentencias escritas en

las estrellas, pero que son legibles tambiën en la tierra.

Todo estâ escrito, los nombres de las estrellas son signos y


verdaderos nombres de las cosas. Los nombres son las cosas,
la naturaleza es de este modo la autoridad que da testimonio
de las cosas y ëstas son por ello probables. Por ser la Natu­

raleza la autoridad, el concepto de probabilidad que ahora a-

parece estarâ conectado con regularidades y frecuencias. Hay


27

un lenguaje divino que, al nombrar las cosas, las evoca, las

créa. De ahl que la magia y la alquimia estén convencidas del

poder de la evocaciôn. Los signos pues no mienten, y nos dan


una medida de la probabilidad de los sucesos inciertos. En

1640, HobbzA escribirâ:

...Puz^ loA AlgnoA Aon Aôto c.onjzXuAaZzA; y ézgtîn 6z

hayan zqaivocndo AoAomzntz o con lAzcacncla, a&Z iu izguAl-

dad ZÀ mayoK o mznoA; pzAo nunca ZA plana y zvidzntz- puz6

aunquz un hsjnbaz haya vl&to AlzmpAz zl dla y la nochz iucz-

dzAAZ zl uno al olAo, no puzdz eonchuA dz zllo quz Azgul-

Adn hacllndolo ail, o quz lo hayan hzcho ail zlzAnamznlz;

la zxpz’ilzncla no concluyz nada dz modo unlvzAiat. SI loi

ilgnoi acizAlan ozlnlz vzczi y ^allan una, un hombAz puzdz


apoitoA ozlntz a uno a ziz iuczio, pzAo no puede concluîA

quz iza clzAto.^^

Se puede decir que en este texto ya se dan to-


das las precondiciones para el concepto de probabilidad, sô­
lo falta darle ese nombre. Tenemos la evidencia interna y .la
constataciôn de la frecuencia del suceso e incluso un comien-
zo de câlculb de las probabilidades. Tenemos ahora présente
la situaciôn en que se desarrolla la teorîa de la probabili­
dad, el contexto filosôfico y epistemolôgico de la época. Ya

podemos observar el otro aspecto de la cuestiôn, el bagage


técnico y matemâtico con el que se comenzaba. Asî Galllzo pue­

de afirmar:

La ^lloio^la zitd ziCAlla zn zitz gAan llbAo, zl unlvzA-


28

io, quz pzAmanzcz cont<.nucunzntz ablzAto atUz nuzitAa vlita.

PzAo zl tibAc no iz puzdz zntzndzA a mznoi qaz imo npAznda

pAlmzAo a compAzndzA zl Zznguajz y a IzzA las IzlAai zn lai

quz zitd compuz&to. Bild z&cAito zn zl Iznguajz dz lai matz-

mdtlcAi.^^

Al estudiar la apariciôn del concepto de proba­

bilidad nos encontramos con un doble origen, por una parte

mâs bien frivolo e incluso condenado por la opiniôn en algunas

ocasiones: los juegos denominados de azar, y por otra parte

de meditaciôn y profundizaciôn filosôfica en problemas episte-

molôgicos fundamentales en los que se erobarcaron los majores

filôsofos del siglo: Izlbnlz, Paical, GaLClzo. Tambiën aparecen en

estrecha relaciôn con este concepto las ideas religiosas, y


los problemas metafisicos y morales de mayor alcance, como es

la demostraciôn de la existencia de Dios, una de las primeras


aplicaciones de la naciente teorîa de la decisiôn. El aspecto

subjetivo o epistemolôgico de la probabilidad se desarrolla

paralelamente al avance de la teorîa matemâtica,e incluso las


aplicaciones mâs técnicas, como las tablas de mortalidad o las

anualidades, aparecen tenidas de teologîa o de metafîsica.

No entra esta investigaciôn en las matizaciones


y derivaciones mâs sofisticadas de la estadîstica actual, pa­

ra centrarse sobre el concepto mismo de probabilidad que sos-


tiene todo el edificio de la Estadîstica y buena parte de la

Lôgica inductiva actuales, pese a sus paradojas évidentes, de-

bidas precisamente a su caracter mixto, aleatorio y epistemo­


lôgico, que nos lleva al extremo de no poder disponer siquie-
29

ra de una definiciôn vâlida de probabilidad. Un caso narecido

al de la Teorîa de Conjuntos, donde disponemos tambiën de una

axiomâtica, aunque esté cuajada de paradojas, pero no conta-

mos con una definiciôn de conjunto.

Contempiaremos pues los precedentes y los pri­

meros intentos de previsiôn o predicciôn de sucesos inciertos,

lo que es conocido como la "prehistoria de la probabilidad",

de los que derivan los primeros câlculos y que culminan en

Fz/mat y Paical, donde aparece ya el concepto formulado con ri­

gor. "Desde ese punto, los problemas que llevaban muchos anos

propuestos van resolviêndose con facilidad y elegancia y sur-

gen los primeros tratados puramente técnicos. Se desarrollan


los conceptos de esperanza matemâtica y de eouiprobabilidad

y, por lo tanto, la Teorîa de la Decisiôn se perfecciona y for-

maliza.
Con BzAnoailti podemos considerar totalmente cons-

truido el concepto de probabilidad. Lo que después vendrâ se-


râ una mayor formalizaciôn : la axiomatizaciôn de KoùnogoAov y

otros, la Teorîa de la Medida, las derivaciones lôgicas de

Kzijnzi, CaAnap, etc.


La teorîa aparece pues curiosamente "construida"

mientras que las controversies sobre la naturaleza de la pro­


babilidad continuan. En la mayorîa de los dominios de la mate-
mâtica se considéra eue, cuando se ha elaborado una axiomâti­
ca satisfactoria, el problema de los fundamentos estâ resuel-

to, pero, como hemos dicho, no ocurre asî en la Teorîa de la

Probabilidad.
30

Las alternativas que aparecen a la axiomâtica

del câlculo de probabilidades son escasas y en general se tra­

ta de condiciones "mâs débiles" que permitan aplicar la pro­

babilidad a un mayor nûmero de acontecimientos.

La misma naturaleza de los problemas que el es-

tadîstico intenta resolver es lo que impide considerar la pro­

babilidad en un piano exclusivamente formai y eludir de ese

modo las cuestiones epistemolôgicas.

El fondo de la cuestiôn es el siguiente: si la

probabilidad es el reflejo de una incertidumbre, si mide el

grado de certeza, surge la pregunta de si todo sentimiento de

incertidumbre se puede representar mediante una probabilidad

en el sentido matemâtico.

Se han intentado recientemente algunas innova-

ciones para lograr formalizar la incertidumbre. Entre ellas,


por ejemplo, reducir las probabilidades a su aspecto ordinal,

pero con este tipo de escala se llegaba a paradojas y ademâs

el sistema résultante era muy pobre. Tambiën se intentô aso­


ciar a cada acontecimiento un intervalo de probabilidad en lu-
gar de un valor puntual, pero con ello se llega de nuevo al

câlculo clâsico. Por ûltimo, se ha intentado sustituir la pro­

babilidad por el concepto de "sorpresa potencial": las proba­

bilidades asociada a diferentes sucesos son independientes

y con ello varios sucesos mutuamente excluyentes pueden pose-

er sorpresas potenciales nulas, lo cual no équivale a la cer­

teza. Pero, con este artificio, creado por Shaktz, el sistema

es muy pobre.
31

Tambiën Bz.hZA.anct RniiztC , en ^ Conocimiento Humano, hace

una division en dos clases de concepto de probabilidad, el

matemâtico y ese cierto"grado de creencia racional" :

Tanto en la ciencia como en el sentido comûn

sucede al rêvés que en lôgica deductiva o en matemâticas: cuan­

do las premisas son ciertas y el razonamiento es correcte, el

resultado es sôlo probable.

La probabilidad matemâtica surge siempre de una


combinaciôn de dos proposiciones, una de las cuales puede ser

conocida completamente, mientras la otra es completamente des-


conocida. Por ejemplo, podemos conocer la composiciôn de una

baraja, pero desconocer la carta que va a salir.


El problema surge porque hay varios conceptos

esencialmente diferentes que tienen el mismo derecho a ser de­


nominados probabilidad y que los diferentes autores tienden
a mezclar. La teorîa matemâtica de la probabilidad estâ for-
mada actualmente por un conjunto de axiomas y cualquier con­

cepto que satisfaga dichos axiomas puede ser llamado probabi­


lidad. Las dificultades en la elecciôn de ese concepto serîan

asî extra-matemâticas.

Nos encontramos pues con que el câlculo de pro­


babilidades es aceptado por todos, pero no sucede asî con el
concepto de probabilidad, que es motivo de grandes controver­
sies. Esta situaciôn no es especial en matemâticas, como ya
hemos dicho antes, ha sucedido con muchos otros temas:el câl­
culo infinitesimal, los nûmeros naturales, etc.
32

Por ûltimo, citaremos las dos tendencies fun­

damentales que estSn a la base de la Teorîa de la Probabili­

dad: aquella que supone que el azar no es mSs que la medida

de nuestra ignorancia, de nuestra carencia de dafos , pero

que vivimos en un universo regido por leyes coherentesen el

que no existe lo imprevisto, y aquella que sostiene que el

azar estâ presente en la naturaleza del universo y de nuestra

experiencia. KcunzA y Heuwan afirman:

PzAO Acibemoi muy pocai coicu dz la. mayoK paatz dz loi

^znâmznoi quz noi Aodzan. Wo conoczjnoA lo6 IzyzA a tai quz

obzdzzzn, nl ilqulzAa iabzmoi il obzdzczn a tzyzi... Podzmoi

pAzdzcOi zl movlxnlznto dz ptanztoi quz iz zncuzntAan a mCllo-

nzi dz kllômzlAoi dz noiotAoi zn zl zipazlo, pzAo nadlz puz­

dz pAzdzzlA lo quz iuczdzAd cuando iz lanza al alAz una mo-

nzda, 0 il iz lanzan an pah. dz dadoi iobhz zl tapztz. Apunta-

moi zn la cuznta dzl azah. loi iucesoi dz zita catzQonXa y mu-

choi othoi. Pzho azah no zi mdi quz un zu^zmiimo poha Igno-

hancla. VzzOi quz un iuczio zitd dzlzhmlnado poh zl azah, zi

dzclh quZ no iabzmoi lo quz Iz dztzhmlna.


Sin zmbahgo, Incluio zn zl hzlno dzl azah, izntlmoi una

clzhta hzgulohldad, una clzAXa ilmzlhla, un ohdzn zn zl In-


tzJvLoh dzl dziohdzn. Ail Incluio hzipzcto a loi iuczioi quz

athlbulmoi al azaa, tznzmoi oahloi ghadoi dz cAzzncla haclo-

nal. La tzohXa dz la phobablLCdad conclzhnz a lo quz iz Ua-


Î2
ma pohaddjlcamzntz loi "Izyzi dzl azah".

Por el contrario, el uso de un mêtodo probabi-


33

l i s t i c o para d e s c r i b i r a l g u n o s p r o b l e m a s de g en ê t i c a y de fî-
sica en el s i g l o pasado, p a l i d e c e c u a n d o a c o m i e n z o s de s i g l o
B ol iA , HzlicnbeAg, ScÀhddlnpzh e x p o n e n la m e c â n i c a n u c l e a r en una

linea p r o b a b i l î s t i c a . Con el n a c i m i e n t o de la fîsica cuântica,


el c â l c u l o de p r o b a b i l i d a d e s ya no t ra t a con juegos de azar,
sin o con la e s t r u c t u r a m i s m a del u n i v e r s o y aho ra la e x p e r i e n ­
cia y a q u e l l o que se experiments, es e s e n c i a l m e n t e p r o b a b i l î s -
tico. Por eso d i c e Eddlngton:
En zl oAlgzn, la apllcaclén dz la phobabltidad a la

^liica iz tùvltaba coil zxcluilvamzntz al thatamlznlo dz loi •

zAAohzi dz obiZAvaclân izipzclalmztvtz zn aithonomla, quz pa-

Azcz habzA pcizldo la dudoia dUitlndôn dz izA zl tzjrta quz

phopohclona mâi vaito campo dz aplCcaclôn a la Izohla dz loi

zAfiohZi] . Con zl dziOAKollo dz la tcfunodinâmlca, y zl anâll-


ili dz la matzhla zn un ghan nûmzho dz pahlCculoi Indzpzn-

dlznlzi quz iz muzi’zn alazoA, la phobabllldad ha znlhado mdi


Intljvamzntz en l a phoblema ^undamzntalzi dz la ^lilca. Hoy
(1935) zl ilmboto capital dz la mzcdiiica ondulatohia, zl mli-
tzhloic que el {ililco dz l a quanla pzhilguz dz zcuaclén
en zcuaclôn, zi ldznli.{lcado con la phobabllidad. En lai tzo-
ftCai mdi modzAnai dz la {^Xilca, la phobablUdad poAzcz habzA.

Azemplazado al z-tzh como "iujzto dzl vzabo ondulah".

Par a t er m i n e r est e c a p î t u l o i n t r o d u c t o r i o , d eb e
saber el lec to r que, en las t r a d u c c i o n e s que se p r o p o n e n
de los a u t o r e s c l â s i c o s e i né d i t e s en c a s t e ll an o, nos ha m o v i -
do mâs la f i d e l i d a d a la p r e c i s i o n t é c n i c a que la b e l l e z a li-
34

teraria de la versiôn castellana y que ademâs se ha renuncia-

do a efectuar ningûn tino de uniformizaciôn o modemizaciôn

del lenguaje de los diferentes autores, pues ello destruirla

precisamente lo que queremos estudiar: cômo el modo de expre-

siôn, en definitiva el método de un investigador,en su conjun­

to, influye poderosamente sobre los resultados que obtiene,

asî como sobre los errores que comete,y la gran importancia

que ello tiene para el desarrollo posterior de la ciencia.

En los capîtulos siguientes se estudia exhaustivamente el des­

arrollo de las investigaciones de GaJUJizo, Ca/idam, Paicat y PzHmat

etc. y se tratan de analizar las estructuras mentales o los

puntos de partida cientîficos que los diferentes autores apli-

can y que condicionan sus trabajos. Al final de este estudio

se recogen las conclusiones obtenidas


35

NOTAS A LA INTRODUCCION

1.- PARMENIDES: El Poema, versiôn de Agustîn Garcia Calvo.

2.- BYRNE, Edmund; Probabilityand Opinion, 1968, p.55.

3.- REICHENBACH, Hans: The Theory of Probability, 1971, p.3. |

4.- Ibid, p. 4.

5.- KNEALE, W . ; Probability and Induction, 1966, n.8.

6.- POPPER, Karl: ^ lôgica de la investigaciôn cientifica, j


cap. VIII, p. 138-9, 1967. |
7.- KEYNES: A Treatise of Probability, 1973, can. I, n.3-4.

8.- HACKING, Ian: The emergence of Probability, 1975, n.9.


9.- DIEUDONNE, Jean: Abrégé d 'Histoire des Mathématiques, 1978, ;

II, p.281.

10.- HOBBES: Humana Nature, 1651, IV, 10.


11.- GALILEO: Discoveries and Opinions of Galileo, 1957, Still- j
I
man Drake, p.237.
12.- KASNER & NEWMAN : Les Mathématiques et 1'Imagination, 1970,

13.- EDDINGTON, Sir Arthur: Nouveaux Sentiers de la Science, j

1936, p.141.
BIBLIOGRAFIA
C o n s u l t e r la b i b l i o g r a f i a g e n e r a l al f inal de e s t e trabajo.
De las obras de Aristôteles se ha utilizado en este capitule:
*Fisica, II, 3, 4-6.

*Metafîsica, A , 30
36

LA PREHISTORIA DE LA PROBABILIDAD

Si aueremos rastrear el origen de la teorîa ma- j

temâtica de la probabilidad, encontraremos grandes, si no In- |

superables, dificultades. Parece claro que el trânsito a lo j


cientîfico se produce en los juegos de azar, pero incluso en i

este punto aparece la dificultad.El origen de los juegos de |

azar es imposible de determiner.

Los astrâgalos o huesos de taba aparecen en las

excavaciones arqueolôgicas con mucha mayor frecuencia que cual­

quier otro hueso del cuerpo de los animales, pero no es évi­

dente que de ello podamos deducir que se utilizaran para jue­

gos de los llamados "de azar". Hay otras muchas razones para

su pervivencia; por ejemplo, su tamano y forma los hacen menos


frâgiles que los huesos largos. Las evidencias mâs antiguas
de utilizaciôn de las tabas para juegos de azar aparecen en­

tre los griegos y tembiën en Egipto en tiempos de la primera


Dinastîa. Alrededor de 1800 anos antes de JC.se jugaba al pre-
cioso juego denominado "Perros y Chacales", que consta de un
tablero en el que se éolocan unos punzones con cabezas de pe-

rro o de chacal segûn los resultados del lanzamiento de unas


tabas.
Herodoto escribe en el aho 500 a. de J.C. acerca
del modo en que resolviero en Libia una época de hambre que

tuvo lugar alrededor del 1500 a. de J.C. Jugaban durante todo

un dîa sin parar, de manera que no pudieran sentir el hambre.


37

P.

The b o a rd g a m e of "H o u n d s and J a c k a ls " ( r IROO n ,c .), f r o m th e


t o m b o f R e n y - S o u b e a t T h e b e s , U p p e r E g y p t ( o r p o g r 41

T h e w ooden stand is o v e rla id w ith it ory a n d ebony

f courjtfy' o f ih f A fu tru n i c f A n , N f t r VqrAi)


38

y al dîa siguiente comîan y no jugaban, y de este modo nasa-

ron 18 anos. Durante la guerra de Troya fueron inventados di­

verses juegos para sostener la moral de los soldados, y en ge­

neral aparece en muchos autores esta utilizaciôn tolerada de

los juegos en situaciones crîticas o dolorosas, con el fin de

distraer de las preocupaciones.

En cualquier caso, los griegos del primer mile-

nio a.de J.C. jugaban a las tabas, (mayores y pequenos). Pos-

terior_raente tambiën los romanos jugaron con gran pasiôn con

estos astrâgalos.

El astrâgalo tiene sôlo cuatro caras, nue son

todas ellas desiguales. El valor que se les asignaba no era,

sin embargo, proporcional a su facilidad o probabilidad. La


peor tirada, una de las caras pequenas, era el 1, al que 11a-
maban el perro. Pero la cara opuesta valîa 6, siendo casi i-

gualmente dificil.
La mejor tirada se llamaba Venus, y se realizaba

con cuatro tabas, cuando todas las caras salîan distintas.


Posteriormente los astrâgalos se fabricaron tam­
biën en piedra, con sîmbolos grabados en sus caras.

El dado cûbico mâs antiguo que se ha encontrado


data de 3000 anos antes de J.C., es de cerâmica y se encontrô
en Irak, La ordenaciôn de los puntos sobre las caras varia bas-

tante segûn los lugares y las ënocas, pero la ordenaciôn mâs


comûn es la siguiente:
39

» 4P o 9 C
9 « 0

» e 9 0 0

# #

4
^ e

Las o r d e n a c i o n e s fij as t e n l a n el s e n ti do de ser


r â p i d a m e n t e c o m p r o b a b l e s p a r a e v i t a r las t rampas. T a m b i ë n se
han e n c o n t r a d o dad os trucados, en los cue u n a t r a m p i l l a p ermi-
tla, al correrse, i n t r o d u c i r u n a b o l a de o l o m o o m a t e r i a l s e ­
me jante que daba al d a d o una t e n d e n c i a d et er m i n a d a .
El juego a l c a n z ô en Roma tal i m p o r t a n c i a que se
llegô a p r o h i b i r en d e t e r m i n a d a s o c a s i o n e s y ê p o ca s del ano.
Al c o n s t r u i r d ad o s a i m a ge n d e l c u b o c om o f i g u ­
ra g e o m e t r i c a regular, p a r e c e e x t r a n o c ue los g r i e g o s no vie-
ran ya la e c u i p r o b a b i l i d a d t e ô ri ca de t o d as las c a r a s d el d a ­
do. F.W. V a v ld e x p l i c a e st e e n i g m a por dos raz on es : la imnerfec-
cion de los d ad o s en su e j e c u c i o n m a t e r i a l y su u so en c e r e m o -
40

nias religiosas. La adivinaciôn mediante dados, astrâgalos y

otros materiales estaba muy extendida en la antigüedad.

En las primeras épocas del Cristianismo el juego

era reprobado y censurado, aunque se encuentran sorprendentes

excepciones de juegos de azar "piadosos". De hecho, la prohi-

biciôn no iba contra los juegos de azar en sî mismos, sino con­

tra los vicios y calamidades que les acompahaban. Asî en tiem-

por de Luis XI, en Francia en 1255, se prohiber "los juegos

de dados y el ajedrez, la fornicaciôn y la frecuentaciôn de

las tabernas'-, e incluso la fabricaciôn de dados.

La palabra "lot", lote y tambiën suerte, fortuna,

es de origen germânico y, en los pueblos primitivos era usual

el empleo del azar para sortear lotes. De esta palabra surge

posteriormente la loterîa.La adivinaciôn y los sortlleglos

fueron considerados naganos y prohibidos por la Iglesia Catô-

lica, aunque tambiën ella participaba en cierto modo de estos

juegos de azar. Antiguamente, las vacante importantes en la

jerarquîa sacerdotal se adjudicaben por sorteo, y se suponîa


aue la elecciôn divina se manifestaba de ese modo. Hay muchos
otros casos en que el azar era asLmilado a la voluntad de los

dioses que mostraban asî sus designios,o bien una verdad ocul-
ta.
En esta etapa, el problema de la eouiprobabilidad

de cada una de las posibilidades obviamente carecîa de impor­

tancia, pues el dios que mostraba su voluntad por medio del

azar no iba a verse estorbado por ningûn dado cargado. No obs-


41

tante, desde muy antiguo los hombre aprendieron a cargar los

dados, lo cual hace pensar al m'enos en una oscura intuiciôn


no formulada de la idea de eouiprobabilidad. Pero desde luego

todavia no se intenta en ningûn momento calculer esa nrobabi-

lidad. '

A los griegos se debe principalmente el desarro­

llo de la lôgica cientifica y a ellos se les ocurriô la idea

de enumerar las probabilidades o causas. VavZd cita la anecdo­

te del perro de caza utilizada por CnÂiipox

Un pzAAo que pzhilguz a iu phzia IZzga a un tugoA eu

quz zl camlno iz dlvldz zn thzi . Thota dz znccntAoA zZ Aoi-


tA.o zn doi dz zltoi tj ùizgo conlinua poh zl tzhczho iln zzhoA-

lo a iuzAlzi. Ail, il hay un numzho ^Ijc dz poilbllldadzi y

iz dzicahtan toda,i mznoi una, ta quz quzda dzbz izh ta buzna^.

Segûn M.G. Kzndatl, el obisno Wibold de Cambray in­

venté, en el ano 960, un juego de dados piadoso: se lanzaban


très dados, y cada uno de los resultados de sumar sus puntos
(56), se asignaba a una de las 56 virtudes enumeradas por
Wibold, de modo que quien habîa lanzado el dado debia concen-
trarse en esa virtud por un periodo determinado de tiempo. Se

observa que los casos posibles considerados en este juego


eran las particiones, y asî serS durante mucho tiempo antes
de que se consideren todos los casos realmente posibles, que
serian 6^ = 216. En el caso citado, el orden de caida de los

dados nose tiene en cuenta y asî parece que sucedia tambiën

en la tradiciôn pagana.
42

No obstante ese es el primer tratado conocido ;

en el que se enumeran los casos posibles. El nümero de parti- !

ciones posibles al lanzar tres dados se enumera también en j

versos latinos en el poema De Vetula (c.l200) de autor no iden-

tificado que aparece reproducido en la pâgina siguiente. !

Parece claro que desde la antigdedad hasta el

Renacimiento se juega sin Interrupciôn y que durante la Edad

Media todas las clases sociales jugaban a juegos de azar.

En cuanto a los tinos de juegos, los romanos pa­

rece que jugaban con cuatro astrâgalos o tabas (.tali) y con !


tres dados (tesserae). Posteriormente surgen gran cantidad de

variedades de juegos de dados: el quinquenove, el azar, el

primero, el juego de los tres dados, etc. Muchos de estos têr-

minos eran espanoles o italianos,como el Primero, el Juego del ,


j
Hombre, etc. Otros ârabes, como el Hazar. En cuanto a las re- I

glas de estos juegos, los manuales de la época las dan gene­

ra Imente por sabidas, con el resultado de que solamente de


aquellos juegos que ban seguido jugândose hasta la actualidad

pueden conocerse las réglas. j

Posteriormente, con la invenciôn de la imprenta, |


coraienzan a aparecer tratados sobre los diferentes juegos de 1
la época, aunque todavia en un estilo descriptive y sin tratar •

de calcular ninguno de los resultados posibles. Ejemplos de


estos tratados son el de L^onico (1456-1531), Sannutus, sive
de ludo talario, o el de CcvCcagirinC (1479-1541) , De^ talorum te-

sserarum ac calculorum ludis ex more veterum. Hasta CoAdajto no


43
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44

encontraraos un tratado que intente calcular las diferentes no-

sibilidades del lanzamiento de varies dados.

El câlculo de nrobabilidades tarda mucho en e-

merger, por lo que vemos. Las razones que se ofrecen como ex-

plicaciôn de esta circunstancia son muy variadas. La falta de

un âlgebra combinatoria, por ejemplo. Aunque ello no fuê un

obstSculo para GaZcCe.o ni para CaAdano.

Otra de las teorias que se sugieren para expli-

car la falta de desarrollo de los conceptos de aleatoriedad

y de estabilidad de los grandes nûmeros es que los mismos fi-

Icsofos, sobre todo Ptatôn y , esperaban encontrar regu-

laridad, orden y repeticiôn del movimiento en los cuerpos ce­

lestes, pero no esperaban tal cosa en los sucesos que les ro-

deaban, y por lo tanto, no lo buscaban. La tesis de VavZd es

que el paso no se diô porque el desarrollo filosôfico de la

época engendré un hâbito de la mente que hizo imposible la

construccién de hipétesis teéricas a través de los datos em-

piricos.
Hay otras muchas teorias para explicar por qué

las ideas de frecuencia, aleatoriedad y probabilidad sélo apa-

recen recientemente. Algunas de ellas son enumeradas por HacfUng:


La obsesién por el determinismo habria hecho im­
posible cualquier pensamiento de aleatoriedad; pero en Euro-
pa se comenzaron a comprender los conceptos de aleatoriedad,

azar, probabilidad, etc. precisamente en el memento en que

las opiniones teolégicas sobre la presciencia divina se veian


45

r e f o r z a d a s por el ê x i t o de los m o d e l o s m e c a n i c i s t a s , es decir,


en el m o m e n t o m e n o s f a v o r a b l e si esa infcerpretacion fuese la
correcta.
T a m b i é n h a y q u i e n s o s t i e n e que n re d e c i r el f u t u ­
re e s t a r l a p r o h i b i d o p o r r a z o n e s r el ig io sa s, y el pan el de
los d a d o s en la a d i v i n a c i ô n h ar î a i m p î o t r a ta r de c a l c u l a r lo
q u e los d i o s e s iban a d e c ir . N o obs ta nt e, h a b ia m u c h o s imnios
q u e j u g a b a n a los d a d o s sin ces ar y é s t o h u b i e r a sido més bien
un i n c e n t i v e p a r a e n c o n t r a r a l g u n a s r e g la s o leyes a r i t m é t i -
c as e l e m e n t a l e s a c e r c a de los dados. Sin c o n t a r c on que los
s a c e r d o t e s y a d i v i n o s s c l i a n h a c e r trarnpas en sus p r e d i c c i o -
n es y les h u b i e r a v e n i d o m u y b ie n p o d e r c a l c u l a r con p e r f e c -
c i 6 n y e x a c t i t u d e so s efe ct os .
O t r a t e o r i a s e n al a q u e p ar a c o n c e b i r las leyes
de la p r o b a b i l i d a d s e r î a n n e c e s a r i o s a l g u n o s e j e m p l o s e m p lr i-
cos fâciles: d a d o s p e r f e c t o s , por eje mp lo . Los p r i m e r o s e j e m ­
p l o s e m p l e a n s i e m p r e lo q u e Newman lla ma un C o n j u n t o F u n d a m e n ­
tal de P r o b a b i l i d a d , en el que t o d o s los c a s os ser îa n e q u i p r o -
bables. Por tanto, a n t e r i o r m e n t e a esto, no se h a b r î a n e n c on -
t r a do e j e m p l o s e m p i r i c o s de e q u i p r o b a b i l i d a d , s61o las tabas
y dad os i m p e r f e c t o s . N o o bs t a n t e , los d ad o s de m a r f i l y o tros
m a t e r i a l e s m u y u n i f o r m e s son m u y ant iq ue s, y HackZng afirma
h ab er c o m p r o b a d o c ue los d a d o s e g i p c i o s d el M u s e o del Cairo,
de a s p e c t o i rr eg ul ar , e s t a b a n tan b i e n e q u i 1 ibr ad os q u e suge-
rîan la p o s i b i l i d a d de h a b e r sido c o r r e g i d o s o l i m ad os para
c o n s e gu ir lo .
46

La teoria econémica, defendida por L.E. Ha^tAov

diria que la ciencia se desarrolla para responder a necesida-

des econômicas. Se podrîa afirmar que la ciencia se desarrolla


en respuesta a los problèmes que ella misma créa o bien en

respuesta a problèmes que le son impuestos desde el exterior.

Hasta muy recientemente lo que ha sucedido ha sido que el es-

timulo provenîa de otras disciplinas.En el siglo îtVII, los se-

guros y las anualidades que estaban en uso obligaron a calcu­

las las esperanzas de vida, etc. En el siglo XVIII fué nece-

saria una teorîa de la medida, sobre todo en astronomie. A fi­

nales del siglo XIX el anâlisis de los datos biolôgicos exi-

giô la creacién de la biométrica o psicometria. La mecSnica

estadistica requiers una profundizaciôn en el anâlisis del

concepto de probabilidad. Las necesidades de la agricultura

y los experimentos de la medicina han desarrollado la estadis­

tica en el siglo XX. Todas estas necesidades pafliîan analizar-

se como econômicas, pero sigue sin quedar explicado el origen


mismo de la probabilidad. Como dice Hac.lu.ng, es cierto que los

primeros câlculos de posibilidades fueron en Europa los de

PaccÂ-O^tC, en 1494, pero estas obras teôricas no eran capaces de

resolver los problèmes que planteaban. Nadie sabia resolver


esos problèmes antes de 1660 y, a partir de ese momento, to­

do el mundo sabia.
La génesis econômica de la probabilidad séria

una explicaciôn externa. También se podria dar una explica-

ciôn interna: las matemâticas no habrian dispuesto de una ri-


47

queza suficiente de ideas o de medios para generar el câlculo

de probabilidads. Desde luego es évidente que faltaba un sim-

bolismo adecuado que hiciera facil la adiciôn o cualquier o-

tra operaciôn aritmëtica, de hecho la probabilidad matemâtica

parece tener un origen ârabe y los primeros probabilistas fue­

ron italianos.

En cualquier caso, lo interesante no es tanto

saber c6mo y por qué llegaron los hombres a estudiar objetos

como el concepto de probabilidad (ese serfa un tema para los

historiadores}, sino c6mo naciô ese concepto. Las condiciones

previas para la probabilidad consistirian en algo que no es

probabilidad, pero que sufriô una transformaciôn y se convir-


ti6 en probabilidad. El doble caracter epistemolôgico y alea-
torio al que antes hemos aludido y que caracteriza a la proba­

bilidad que nace con Paient u FeAmat es una de las claves para
su nacimiento,

TodhantCA escribe en 1865 su libro sobre la His-


toria de la Teoria matemâtica de la Probabilidad desde el tiem-

po de Pascal al de Laplace, y en él dedica sôlo seis pâginas


de las 618 de la obra a los predecesores de Poicat. Esto, des­
de el punto de vista de la Teoria de la Probabilidad, es lo
correcte, como acabamos de comentar, pues antes de Pascal no
se resolvian los problemas fundamentales de la probabilidad,

punto que analizaremos detalladamente a continuaciôn, y poste­


riormente a Lnptacz, la teoria estaba ya construida.

La pervivencia de esos primeros juegos de azar


48

a los que hemos aludido como punto de partida del concepto

de probabilidad, se pone de relieve en la curiosa enumeraciôn

de juegos prohibidos que estaba vigente en Venecia en época

tan reciente como 1940.(Ver ISmina pagina siguientel.La fuer-

za y la fascinacién que ejerce el azar sobre el hombre es per­

durable y ha sido cientîficamente fructifera, como se verâ.


49
ÎL GÜE5TÜKE
DELLA R R OVI NC IA Dt VENEZI A

Vista la donianda prodoHù del S ig .___________________________________________________________


d l __________________________con la quele chlede II permesso dl tcnere giuochi lecitl nel suo esercizio
dl ____________ InComune d l __________ In v i a _______________________N._____
VIstI gll art. 86 e 1l0 del T U. delle Leggl dl P S. approvato con R.O. 18-6-1931 n. 773 e art. 194
e 195 del relative Regolamento 6-5-1940 n. 635;
P E R M E T T E
al suddetto S i g . dl praticare giuochi lecitî
nel suo esercizio soUo l ’osservanza delle Leggl e Regolamentl In vigore con la commlnatoria dl revoca
In caso dl trasgrcsslonl.

TABEU. LA DEI GIUOCHI PROIBITI


C A R T E
Basetta Goffo Ramino
Bestia Lanzlchenetto Rubbly
Berlina Lasquenet Stoppa
Burro Mazzetti (Erberte) Sette e mezzo
Biriblzzo Macao o gioco del 9 Spill
Cucù Maus Tombolone
Caratella Mercanté Toppa
Camuffo Mercante In fiera Trenta Ouaranta
Concincina PItocchetto Trentuno
Cricche Chiogglotte Primiera Turchinerto
Conchlno o Conchen Piartello (35 mediatore) Turchetto
Dodicl puntl Passa e manca died Undid e mezzo
Ecarté Ponsette Ventun • punto
Flussata Poker Zecchinerta
Fnraone Ponto
Fort bail star o tempo OuindicI

B I G L I A R D O
Battifondo Campanello Ponte
BIgliardo ioglese Giardinetto Rossa blanca
Bigllardo a trottola Macao con birilll Rossa nera
BIgliardino Nove o carretella Trucco inglese

A L T R I G I U O C H I
Albero Imperials Lorteria mercantile Cornet
Bianca o belle blanca ' Morra Jumbo
BIgliardino americano Morra muta Pit Ball
Bamaffo Mertimetto Rotor Mondial
Carosello Buldozer Super Jumbo
Cavalllnl Derby Luxus Tre carte
Dadl Gru Pesca Tre nocl
ApparecchI tlpo Flipper Rotor Tre portafogll
Astorla Slot-Machines Tornello (Pirla)
Ideal Pirla Treno lampo
Gru Megnetiche Passatella VIrotto
Rotary Pari e dispari Duplex
Roi a Top Pesca reale Gru Elettrîche
Fiera Biffa Rotamint
Glbellino Roulette RoyalLuxus
Indovinello Testa o crocs Unions Luxus
Lortirto Tombola

^ Sono vietati, altresi, le scommesse dl qualsiasi genere e tutti gll apparecchi da gluoco che
offrano le possibllità dl vlncere un qualsiasi premio. anche se questo sla costitulto de una consumazione
ow ero dalla semplice ripetizlone délia partita.
E' vietato. Infine, ai minorl degli anni 18 (dlciotto) dl partecipare a qualsiasi genere dl giuochi.
anche se lecitl.
Il divieto deve essera reso noto con apposite cartello affisso al pubblico a cura del titolare délia
présenté autorizzazione.
I contrewentorl saranno puniti a termine dagli artt. 650 - 718 e 723 del C.P., salva ognl altra
sanzione che In llnea amministratlva. potrà cssere applicata e car:co del titolare délia présente auto­
rizzazione.
Veneris. Il IL OUESTORE
50 I

NOTAS

1.- DAVID, F.N.: Games, Gods and Gambling, 1962, cap.Ill,

p. 23.

Lârainas extraidas de la obra anterior y de la Alcaldia de

Venecia.
57

LOS PRIMEROS CALCULOS

En el siglo XVI aparecen algunos tratados comer-

ciales en los que se intenta una "aritmética" de los fenôme-

nos aleatorios, aunque los casos de aleatoriedad son los me­


nos en esos Smbitos y sus autores no tenîan nociôn de que

trataban con un nuevo tema. Les interesaba sobre todo el re­

parte de las ganancias, y sus estudios son considerados como

el coraienzo del âlgebra en Europa.

Como hemos visto en el capîtulo anterior, las afir-


maciones interesantes sobre el tez% de la probabilidad apare-

cieron mucho antes que los câlculos mismos. Los câlculos aj-ro
proximados y los primeros intentes de generalizaciôn aparer
cen ya en autores como TnAta.gtLa. , PevtAonc CaAdano, y Gatitco

todos ellos previos a la matematizaciôn que realizarân PoicaZ,,


y Fermât, .ya en el siglo XVII.

En estos inicios del câlculo de probabilidades se


encuentran dos tipos diferentes de problemas: los problemas
de corabinatoria y los de juegos de azar repetidos, donde unà
de lasj^ificultades principales era la de la divisiôn de las ga­

nancias en un juego interrumpido antes de su conclusiôn.


Los problemas de combinatoria, por su parte^perma-
necen ligados a los signos y a la magia hasta que el signo
mismo se libera de ese entorno en el siglo XVII. PAximmdq^ Lu:- -v

Xco es considerado como el creador de la teorîa de combinacio-


52

nés. Esperaba représentât todos los eleirientos del mundo por

sus signos o sîmbolos verdaderos y despuês, por combinaciôn


de esos signos, producir signos verdaderos para todos los po­

sibles componentes del universe. Este mismo proyecto es el


que anima a LtXhtilz al escribir el A/U. Cotti6/ûtAtoÆÔtÿ que es pro-

bablemente uno de los proyectos de formalizaclôn mâs ambicio-

sos e interesantes. La enumeraciôn de las combinaciones es sln

embargo muy antigua, la primera que se conoce es la de los re­

sultados posibles de tres dados, descrita por Kmdàtt^ly es un


método para predecirel future (El poema latino manuscrit©

Pe VeXaÙL, probablemente del siglo XIII. Hasta PeucaZ no se liga


la combinatoria a los problemas de la divisiôn de las apuestas.

Los problemas de la divisiôn son téunblên muy anti­


ques. En el siglo XV, en Italia, éncontramos intentes de apli-
car el âlgebra reciôn aprendida a los problemas de juegos. Dos
o mâs juçadores corapiten por un premio que seJ-lograrâ cuando

alguno de ellos baya ganado n juegos. Si el juego se interrum-


pe de mutuo acuerdo antes de ese moment©, ^Cômo repartir o
"dividir" el premio?

Lucæ PacciotC se plantea este mismo problema con jue­


gos de pelota. La obra por la que es famoso, desde el punto
de vista de la probabilidad, es la StimmÆ etc. AAtXhmtitCca, Géâmtt^ua
e PAopoÀcxjonàtCta, irapresa en Venecia en 1494. En esta obra, Poc-
ecof/t 'hace una refundiciôn del LCBcA AbdcC de LtonoAdo eZ Ptiano,
por lo tanto no se trata de una obra muy original, ni tampoco

se puede decir que VacctotC fuera un gran matemâtico, no obs-


53

tante su inêrito estriba en que recoplla los conocimientos ma-

temâticos de la época. Une de sus ejemplos es el siguiente:


"A g 6 ei-tia jugandc un jutgo hornito (equitativo) de botta.

Se han pucôtc de acuzAdo en c-ontinaan. hoita que uno de zttoi


haya gatiado ieti jucgoi. Et juego 6e dettene no obitante cuan­

do A ha ganado ctnco juegoi y B, VieA. iC6mo deben cUvtdÂJUz


toi apaeiiai?”

Nosotros dirîamos que 7 a 1, pero Pacctoti conside- j


ra que 5a 3, y durante bastante tiempo nadie fué capaz de

encontrar la soluciôn correcta.

Coadono (1501-1576) en su obra LCbeA de Ludo Ateae,escri- i


ta alrededor de 1546, pero publicada después de su muerte, en '

1663, intenta también resolver este tipo de problemas. El ma­


nuscrite se va corrigiendo a si mismo sin volver hacia atrSs,

de forma que aparecen errores que después son eliminados. Aun­


que hay que decir que sus errores son pocos y provienen del
métodos empleado: CaAdano carecia todaVla de una simbologia ade-
cuada y ténia que recurrir constantemente a los ejemplos con­
cretes. En particular, no utilizaba, salvo inconscientemente
los teoremas de uniôn e interseccién de sucesos que llamamos
teoremas de la probabilidad total o compuesta y que veremos
mâs adelante. Utiliza dos métodos: el recuento directe de las
diferentes posibilidades y el razoneuniento a partir de là ga-
nancia media, cuando el recuento le résulta demasiado largo
o complicado. Este Gltimo medio le proporciona sélo una aproxi-

macién, que no le pasa inadvertida, pero es incapaz de dar ra-


z6n de las discrepancias. Como ilustracién proponemos aqui
54

una traducciôn de las partes de su obra, Inêdita en castella-

no, en las que se hace un eshudio bastante exhaustive de los

problemas de dados, omitiendo aquellos capitules anecdôticos


y los que tratan de juegos de cartas ya en desuso y descono-
cidos en nuestros dîas. El interés de este anâlisis radica a

nuestro juicio en el mêtodo que sigue el autor para obtener


sus conclusiones: la comparaciôn con la igualdad o probabili­

dad 0,5 que résulta muy original, aunque en ocasiones le 11e-

va a generalizaciones apresuradas y a errores. Comienza la o-

bra con unas consideraciones y consejos acerca de las condi­

ciones en las cuales se debe jugar: lugar apropiado, contrin-

cantes y dados honestos, es decir,no trucados, y en el capîtu­

lo noveno entra de lleno en el estudio del caso mâs sencilloî

un ûnico dado.

VeZ tanzamieMo de un dodo


Et oitAdgato time cimtAo coacu , y ail también cuatAo
pantoi (valores o nCaneros diferentes). Et veAdadeAO dodo,

éeii; ddndote ieii Aevotucicnei debe apaAeceA coda punto,


peAo ii atguno ée Aepite, e& nece&oAio que loi otAoi no a-
poAezcan; toi pantoi 6on AepAetentadoi éobae ptanoi, de ma-

neAa que he puede veA y poA tanto dihujoa (et ahtAâgaZo) c


apoyado hobAe cuatquieAa de toh tadoh; aunque no ehtd ahoAa
en 040 como tôt y toh. nCnoh juegan con ettoh hadindoloh gi~
AoA como una peonza y como hi no tuvieAon £ofuna de dodo. PoA

otAa poAte, ta iguatdad he enaientAa hiempAe en ta mitad de


toh nûmeAoh, y ahi un punto hote (en et dodo) en tAeh tOui-
55

doi, pues en i e i i he compléta, la Aevoluciân, o bien iaZdAâ.

ano de tACi puivtoi en toia tiAada, poA ejemplo, ie puede ob-

teneA 1, 3 o 5 de ig u a l maneAa que 2, 4 o 6.

La igualdad se produce cuando la probabilidad es 1/2.

En el caso de un solo dado, la probabilidad de cualquiera de

sus caras, supuesto el dado perfecto, es 1/6, luego la igual­

dad estarâ en tres tiradas; 3/6 = 1/2. Es cierto que uno de

tres puntos saldrS con igualdad en una tirada , por ejemplo,

p (nümero par) = p(2) 1/ p(4) 1/ p (6) = 1/6 + 1/6 + 1/6 = 3/6.

Pero para que punto determinado saïga en tres tiradas, sô­


lo tendrîa razôn Cardano si no fuera posible que ese punto sa-
liese doso tres veces en las tres tiradas, como si habiendo
salido una sola vez, desapareciera ya del dado y no pudiera

repetirse, volver a salir. Este séria el caso si estuviéramos

sacando bolas numeradas de una urna, con nûmeros del 1 al 6,


ninguno repetido, y cada vez que sacâsemos una bola de la ur­

na no la volviëramos a introducir en ella. Pero para eso ne-


cesitariamos un nûmero de bolas mucho mayor, tendiendo a infi-
nito, pues si no, las probabilidades no se mantendrian cons­
tantes en cada extracciôn. La fôrmula que debe aplicarse aqui
y que CaAdano desconocia, dado que no utilizaba ninguna fôrmu­
la, est
p(AUBUC) = p(A) + p(B) + p(C) - p(AAB) - p(AA C)
- p(BAC) - p(AA BAC) = 1/6 + 1/6 + 1/6
- 1/36 - 1/36 - 1/36 - 1/216 = 89/216.
y no 108/216. Para obtener 108 habria que hacer:
p (A lyB U C) = p(A) + p(B) + p(C), es decir, como si
56

las intersecclones fueran imposibles y su probabilidad, por

lo tanto, cero.

PoA tanto, ie paztaAÂ con htguAtdad de acaeado con

e&ta pAoptedad, it et dado es justo, y tanto mSs o menoh

cuanto mds dtlteAa de ta vwdadeAa iguatdad. Como dije,

ehto contAibuye vendadenamente poAa compAendeA mejoA, pe-

Ao apenas nada en la pASetica.

CaAdano se refiere aqui a que, al carecerse todavia?-

de una teoria contrastada, aûn en los casos en que tenlan "

la raz6n, los matemSticos se velan en dificultades para con-

vencer de ello a los jugadores, que llegaban a sus acuerdos

privados sin escucharles, e incluso los mismos matemSticos

no estaban muy seguros de sus câlculos.

Capituto Vétùno
PoA gué ^ué. condénàdô et jûegd poA MtStâtétes

PoA tanto, si descendmos a habtaA det juego, y det

mismo juego de azoA, det que hablaAemos mâs adelante, no


excusant a nadie, especiatmente a aquettos que, pana et

gAan peAjuicio det dnimo, apuestan dineAo, y dectaAo inca­


rne at juego de ozaA, pues et hombae se tucAa en It a cos­

ta de su amigo y contna la votuntad de éste. Pues lo ôp-

tixno es et tucAo de aquettos que to quienen y lo saben;


en segundo tugoA, de los que lo saben y no lo quienen. En

et pAineAo de estos géneAos estdn los juAistas y los médi-

cos, en et segundo, tos meAcadeAes. Et teAcea géneAo es

et de aquettos que saben peAo no quienen y ademds son ami-


57

gos, como sucedc en eZ juego de azoA. Et cuoAto es et de

toi que no to quieAen ni iaJben, como at hacen tAmpoi. Et


quinto ei et de toi que no quieAen y ioben peAo no ion a-

migoi, como en eJL Aobo.


[Aniitâtetei, Etica a. Uicômaco. 4. cap'i 1 in ^ine]

expone otAoi causai cuando dice'- "Los jugadoAei como toi


tadAones, como toi bandidoi, son vites, pues estdn iâAdi-

damente inctinadoi at tncAo; todo to que hacen to hacen


poA esta causa y poA etto incuAAen en AepAobaciân. Aunque

toi tadAones coAAen gAondes Aiesgos pAocaAdndose et dine­

Ao de tos demds, y en cambio tos jugadoAes se tucAon a


Costa de tos asnigoS, a tos que mds bien debeAian doA. PoA
tanto, los que se quieAen tucAoA donde no deben, estdn

SÔAdidamente inctinadoi al tacAo, y todos ettoi, al tte-


voA a cabo tat.es actes, son hombAes vUes*'; adexnds, un
jugadoA es,:pexjuAo y btas^emo y es at mismo tiempo pfiddi-
go y avoAo, y si no ^uexa asi poA natuAoteza, se votveAÂ
iAacundo; atimenta vanas espenanzas y es un coAAUptoA de
ta juventud, Los cAistianos hacian todo esto, y poA etto
ehan condenados poA tos antiguos, en cambio no admitCan
tos juAomentos, de modo que peAseguian loi pe,cados meno-
Aes. En cuanto a Jkn pAincipes, entAe tos que este mat to-
ma auge, ettoi quieAen peAmitiAseto todo, y de este modo,
como dije antes, et juego de azoA es una cosa pésima pana
ta Aepûhtica. No obstante, en tiempos de gnandes dej^gna-^
cias y tcmoA y cuando incluso tas mds gnandes mentes estdn
58

peAtixfibadas, et juego es mâs e^itaz contna tas pneocupa.-

clones que et ajedxez, pues estabteee una espexanza en la

^oAùina; y no imptCca at hombne entCAo como éste. Los jue­

gos conpofiates en esos momentos son tnsanos y pettgaosos.

Captùito Undécimo

Vet lanzamiento de dos dàdos

En et lanzamiento de dos dados, tos puntos iguates

dos a dos son 6, tos desiguates son IB, y dupticados son

30, poA to tanto todoS son 36.

Los puntos iguales dos a dos serSn (1,1), (2,2), (3,3)

(4,4), (5,5)/Y (6,6). Los desiguales son 15:

(1.2)., (1,3), (1,41, (1,5) (1,61

(2.3), (2,4), (2,51, (2,6)

(3.4), (3,51, (3,61

(4.5), (4,61
(5.6) Y duplicados, es decir, en la otra

permutaciôn, son otros 15:


(2.1), (3,11, (4,11, (5,11, .(6,11
(3.2), (4,21, (5,21, (6,21
(4.3), (5,31, (6,31
(5.4), (6,4),
(6.5) asi son las combinaciones de 6 ele-
mentos tornados dos a dos. En total serian las variaciones de

6 elementos tomadas dos a dos: Vg 6.5 = 30, y si incluimos

los repetidos, variaciones con repeticiôn de 6 elementos to­

rnados dos a dos: VR, _ = 6^ = 36.


t ri
59

y ta mitad de todos eso& puntos es IS. V' en

y en JS hay dos ciAcuitos de iguatdad con puntos distin-

tos, luego son 9 tixadas;


Por ejemplo, para cualquier par de puntos distintos (3,4)
existe también el (4,3) y la probabilidad de obtener uno de

los dos serâ 2/36. Para obtener la igualdad, es decir, 13 en

el numerador, habrS que multiplicar por 9, es decir, hacer 9

tiradas independientes. Pero ya hemos visto que eso sélo es


cierto enel caso de que no pudieran salir losresultados de-

seados mâs que una sola vez en las 9tiradas.

y et punto dobte (1,1) puede y no puede saJLOt iguatmente

en II combinaciones de dos puntos, y to mismo sucede con


et .2 dobte y et 3.

El (1,1)es el 1/18 de la igualdad, pues su probabilidad es


1/36,pero eso no quiere decir que si hacemos 18 tiradas ob-
tengamos la igualdad, es decir, que la probabilidad de que ;
saïga en una o varias de esas tiradas sea 1/2.
En cuanto at 1 y et 2, pueden satCx de dos maneaas, poa
tanto en 9 tixadas tienen ta iguatdad, y que satgan mds
^aecuentemente o mds fiafiamente es debido a ta ^oxtuna.
Aqui vuelve a cometer el mismo error, si se trata de que saï­
ga uno de los dos pares una sola vez y fuera imposible que sa-
lieran mâs de una, entonces el câlculo séria correcte.

Et punto 1 estd en II casos en et ciAcuito, poA to


tanto, en atgo menas que ta iguatdad, y en dos tiaadas ta

iguatdad send mds que 1/6 y menos que 1/4.


60

En efecto, los once casos son (1,1), (1,2), (2,1), (1,3), (3,1)

(1,4), (4,1), (1,5), (5,1), (1,6), (6,1). El câlculo es cier­

to si el 1 ha de salir en,cada una de lasdos tiradas. Sea A

= (que saïga 1 en la primera tirada),B = (que saïga 1 enla

segunda tirada), entonces p(AAB) = p(A).p(B) = (11/36) (11/36)


= 121/1296. La igualdad serâ 1296/2 = 648, y por lo tanto 121

= 648/5,3 y 1/5,3 es menos que 1/4 y mâs que 1/6.

En tues tihadas baja a ceAca. de un cÀActUto compteto;

Para que en tres tiradas saïga algân 1, se aplica la fôrmula

anterior, p ( A A B A C )
= p (A) •p (B) •p (C) = H l U l H = 1331/46656
363
y 46656/2 = 23328; luego 1331 = 23328/17,5 es decir, cas! 1/18

de la Igualdad.
peAo poAd que satga dos oeces, la. igualdad estâ. ceÆca de tx

duodécima poAte. La foazôn de etfü es que la sucesiôn es se-

gûn un oaden y que sin oAden, ^alZa. Vues una sucesiân Ae-
petida es tal que suAjan dos veees del ciAcuito lus puntos
iavoàabtes, sacados sucesioamente; es deciA, en 3600 tOia-
das, cuya igualdad es la mitad, a sabeA, 1S00 tiAodas, p..

pues en ellas puede igualmente sucedea y no sueedeA. V no


iallan todos los ciAcuitos, excepto en que en uno se pue­
den AepetiA dos y tA,es ueces. PeAo esto se conoce poA con-
jetuAos y apAoximadSn, y no hay en ello una Aazân exacta.

No obstante sucede que en mucAos ciAcuitos las cosas acon-


tecen de maneAa muy pAdxima a las conjetuAos.
Aqui CaAdano se da cuenta de las dificultades que surgen con

las posibilidades de repeticlôn del mismo suceso varias veces


61

en una serle de pruebas, aunque todavia no da con la fôrmula

exacta, pero ya sabe que sus métodos son sôlo aproxlmativos.

En efecto, en tres tiradas, la probabilidad de obtener dos

êxitos, es decir, dos veces un 1 al menos en uno de los dados,

séria, aplicando la fôrmula de las probabilidades binomiales,

mucho mayor de lo que calcula CaAdano :

(") " ( 2 ) (11/36)^ (25/36) = 9075/46656

y esta probabilidad es 1/2,6 de la igualdad.

Capitulo VaodécMno

Vel lanzajniento de tAes dados

Los tAes puntos iguales de tAes dados se basan, excepto


en un aspecto, en los pAecedentes, puesto que son 6. Los

puntos en que hay dos semejantes y et teAceAo dispoA son

30; y como cada uno de ellos apoAece de tAes maneAos, se-

Adn 90.
En efecto, 2 x Cg 2 “ 30 y 3 x 30 = 90, pues si tenemos

la combinaciôn (3,4) podemos hacer (3,3,4) o bien (3,4,4) y


ademSs cada una de ellas se puede permuter de tres maneras:

(3,3,4), (3,4,3), (4,3,3).


Lo4 puntos con tAes valoAes distintos ion 10, y como
vaAian de 6 maneAos cada una de las 10 tiAodas, el cixcui-
to de todos ellos seAâ. 116, y la igualdad estoAÂ en lOS.
Las Cg 2 = 20, y sus permutaciones serian 6 en cada caso

porejemplo, (1,3,5). (1,5,3), (3,1,5), (3,5,1), (5,l,3).y


(5,3,1), luego 20 x 6 = 120, o si se quiere Vg ^ = 120, por

lo tanto 120 +90 + 6 = 216, y 216/2 = 108:


62

Voy a estabteceA como ejmplos algunos casos senci-

llos con sus cUveAsos Acsultados. Entxe esos casos senci-

Uos hay sets con un dobtete cuyo tcAceA panto se puede e-

tegOi de 5 modos. Asi pues, al sea 6 tos puntos, habad 30

modalldades, o sea, 30 voAledades de tUiadas,

Los dobletes son sels: 11, 22, 33, 44, 55, 66, y cada uno

se puede combinat con los otros cinco puntos, por ejemplo, ..

(3.3.1), (3,3,2), (3,3,4), (3,3,5), (3,3,6). Ademâs, cada uno

de estos cinco se puede permuter de tres maneras, por ejemplo,

(3.3.1), (3,1,3), (1,3,3):

Se pueden coIocoa en tAes voAlarvtes, lo que hacen 90,

PeAo en los 20 que son todos puntos dl^eAentes; al voAtoA-

los de sets maneAos, seadn Î20.


Los puntos diferentes serân Vg ^ = 120, pues habrâ Cg ^ = 20 mane­

ras deelegirlos y cada una de ellas se puede permutar a su

vez de seis maneras, por ejemplo, 145, 154, 415, 514, 541. Los

puntos iguales o tripletes tienen una probabilidad de 1/216,


es decir, 1/108 de la igualdad. Es el caso de (1,1,1), (2,2,2)
etc.

Luego el caso de tAes puntos Iguales es la centdsl/no-

octava paAte de la Igualdad, los que tienen un doblete, al


seA tAes, son la poAte tAelntalseisava, como en el caso de
dos dados eAa la dicMnoctava. Asi ahoAa sucede en 1$ tlAa-

das, que son la sexta paste de IQt, lo que compoAodo con

lo onteAloA supone una ^Aecuencta tAlple. V decmos que


esa es la ley de los dobletes, que esa es la justa Aazdn
63

de tas opaestas.
Como las otras veces, no se puede multipllcaF^el nûmero

de tiradas para obtener la igualdad, eso equivaldria a obte­

ner una media, es decir, una aproximaciôn bastante errônea.

El error estâ siempre en la uniôn de sucesos que no son incom­

patibles y que por tanto se solapan.

En cuanto a dos pâhtos desiguates, como et 1 y et 2,


asi cUstinguiAemoSi si se tes anade un I se hoAd de 3 ma-

neAos, si un 2 to mismo, taego seaân 6.

(El (1,1,2), (1,2,1), (2,l,i), (1,2,2) (2,1,2) y (2,2,1))

Ademds apaxece de otnas cuatao manefias,

Que son (1,2,3), (1,2,4), (1,2,5), (1,2,6)


y cotocando en su tugoA tas 6 oaxiantes singutoJies di^eaen-

tes, sexân pues 24, y con tas 6 que quedaxon at pxincipio,

seA&n 30.
En efecto, cada uno de ellos, por ejemplo (1,2,4), se puede
permutar de seis maneras: (1,2,4), (1,4,2), (2,1,4), (4,1,2)

y (4,2,1), luego 6 x 4 = 24 y 24 + 6 = 30.


PeAo 35 a 36 tiene ta misma pxopoxciân de iguatdad compaxa-

da con 10S, pues en aetacidn con 12 es casi ta sexta paAte,

peso no exactamente.
Aqui se refiere al câculo errôneo anterior, en el que decîa
que para que saïga dos veces un punto en tres tiradas, la i-

gualdad estS cerca de la duodêcima parte.


Pues tos txes nwveAos desiguatei, como 1,2,4, tienen xes-
pecto at numexo de ta iguatdad, ta misma pAcpoAciân exacta­

mente que tos puntos semejantes en dos dados.


64

Esto es cierto, porque la probabilidad de obtener,

por ejemplo, p(l,2,4) = 6/216, y esto es lo mismo que p(2,2)


= 1/36.

?ues el nimeAo singciùm. pox si mismo, en un dado, tiene


la pAopoAcidn de un texcio, pox to tanto, si son txes da­

dos, ohtendxemos ta pxopoxciân de iguatdad, de ^oxma que

de 216 combinaciones se encontxaxâ et punto singutax en lût

y no se encontxaxâ. en otxos tantos casos, pues esta es exac­

tamente ta xazôn, como paxa un punto, con dos dadôs, xes-

pecto a todo el ciAcuito es en txes tixadàs, es decix, xes-

pecto a ta iguatdad en la mitad de eltàs.

Aqui Caxdano actua como si para él la probabilidad de n


tiradas fuese el producto de la probabilidad de una tirada p

por el nûmero de tijradas. Asi la probabilidad de obtener un 1

es 1/6 en una tirada, y séria 12/36 en dos tiradas, es decir,

2 X 6/36, y 108/216 en tres tiradas, o sea, 3 x 36/216, de ma-

nera que obtener un 1 en tres tiradas tiene probabilidad 1/2.


Los resultados correctos son 1/6, 11/36 y 91/216. En los dos

primeros no se equivoca porque le es facil escribir todos los


resultados posibles, pero al intentar hallar una régla gene^

ral se conforma aqui con una generalizaciôn demasiado apresu-


rada. Ya en el caso de dos tiradas el 11 le parecia una apro-
ximaciôn del 12 que deberia aparecer segûn sus câlculos. De
todos modos este resultado àbsurdo le extrada y lo rectifies
mâs adelante, ya que en seis tiradas tendriamos el caso segu-
ro, de probabilidad 1, y en mâs de seis tiradas lo sobrepasa-
65

rîamos. Se trata del mismo tipo de error que hemos comentado

antes: confonde la independencia de cada tirada, es decir, la

probabilidad de tener un valor determinado en cada tirada, con

la probabilidad de obtener ese valor al menos una vez en un

nûmero determinado de tiradast

Capitule VécimotexceAo
Ve los nûmeAoS compuestos, tanto hasta seis como sa-

pexioxes, tanto m dos dodos como en txes.


En dos dados, el doct y el once constan xespecti-

vomente de dos 6 y de 6 y S. El diez, de dos 5 y de 6 y 4,

pexo éste ultimo se puede vaxiax de dos manexas, pox lo


tOŸ\to en total sexd la duodécima paxte del cixcuito y ta

sexta de la igualdad. En el caso del nueve estdn el 5 y el

4 y el 6 y el 3, de ^oxma que sexdn ta novena paxte del

cixcuito y las dos nooenas paxtes de ta igualdad. El ocko


se ^oxma a paxtix de dos 4, de 3 y S y de 2 y 6. Estas cin­

co posibilidades ^oxmgn apxoximadomente ta séptima paxte


del cixcuito y las dàs séptimas paxtes de la iguatdad. El

siete se {,oxma con 6 y 1, 2 y 5, 4 y 3, el total de los


puntos es pox tanto seis, la texcexa paxte de la igualdad
y la sexta del cixcuito. El seis es como el ocko, el cinco
como el nueve, el cuatxo como el diez, el txes como el on­
ce y el dos como el doce.
El doce sôlo tiene una manera de formarse con dos da­
dos: (6,6)y lo mismo le sucede al dos: (1,1). El once puede

formarse de dos maneras: (6,5) y (5,6), asi como el tres:


66

(1,2) y (2,1). El diez se forma de tres modos: (5,5), (4,6)

y (6,4) y también el cuatro: (2,2), (1,3) y (3,1). El nueve

se puede formar de cuatro maneras; (5,4), (4,5), (3,6) y (6,3)

y lo mismo le sucede al cinco: (2,3), (3,2), (1,4), (4,1). El

ocho se forma de cinco modos: (2,6), (6,2), (3,5), (5,3),

(4,4) y el seis igualmente; (1,5), (5,1), (2,4), (4,2) y (3,3).

Y por Gltimo el siete se puede componer de seis maneras: (1,6)

(6,1), (2,5) (5,2), (3,4), (4,3).


Como el total del circuito, es deciri todos los ca­

sos posibles, son 36, la Igualdad serâ la mitad, o sea, 18.

Por lo tanto el doce y el uno tienen como probabilidad 1/36,

o sea 1/18 de la igualdad; el once y el tres tienen como pro­

babilidad2/36 = 1/18, y 1/9 de la igualdad; el diez y el cua­

tro tienen la probabilidad 3/36 = 1/12 y 1/6 de la igualdad;

el nueve y el cinco tendrân la probabilidad 4/36 = 1/9 y 2/9


de la igualdad; el ocho y el seis tendrSn la probabilidad
5/36 = 1/7,2, aproxiroadamente 2/7 de la Igualdad y por ûltimo

el siete tiene la probabilidad 6/36 = 1/6 y la tercera parte

de la igualdad.
PeAo en el jucgo del FxitCtto hay que anojdJjt once.

puntos, poxque se puede obtenex et valox con un solo dodo,


asi et dos se obttene de doce manexas, te que supone dos
texctos de ta Igualdad y un texcto del ctxeutto. El txes

pox le tanto se obttene de txece modos, et cuatxo de ca-

toxce, et ctnco de quince, la que supone diez doceavcs de


la iguatdad y cinco doceavos det cixcuito compléta y el
67

hzjüi 4e. obtimt rie dLzcJj,d.i6 modo6, to que eé-tri may pfiôxÂ-

ma rie Au ZguaZdc.d. '


Sae/utc4 â ob-teneA ctm do6 dado&t
J2 uno Î1 do6 10 tA££ ;

9 eucLÙ io (Unc.0 7 hnJU


s dCcciocho {Jgaaldi

(en e£ ffUtiJU-o) 1

SueAtea ^ ffujUJÜio& à obÙfizÆ ton tA zi dadoé {

S u e A te A E fU tW io ii

3 n uno 3 cÂtnt.o qutnce.


4 77 tAU 4 cCtnto veMittctnco
5 76 4 e -t4 5 ctoito veÂntù>tC&
6 75 {béez 6 (UtrUo tAtüntAjy._&,iÂJ)
7 14 q tté n c e 7 tAetnta y tAU
g 73 vttnttuno g tAttnta y izJji
9 72 veÂJtClcùico 9 tAdlvita y hlttt
70 77 v ttn tù ite X e . 70 tAtiyata y 4 e é 4
77 tAeXnta y otho
‘ 72 vQÂntC&ttf,
CcA(Utcto 216

IguxxJLdoud ÎOS
VeJt m-cmio modo que en AueAte fiai/ numeAOA como:
73 vzûvtCuno
14 qvUnct.
AriemÆ» ^ un panto tttnt 10S, doé puntoA tCvien 111.
En t>iti dadoA tene/no6 tfiti pantos. Et tAti éupeAa ta t-
gaatdad en e£ FAttttCo. En ta Autntt, tt tAU &t obtitnt
rie ana èota mo}tçAa, ei dtcÂA, ta cwtlitjr.octava poAtz rie
68

ta tguatjdad. Et cuatAo en tt EnttiZto tient 120, en ta SueA-

tt e& ta tAeûttcUieÂÀaoa pahte rie ta. iguatdad o 7/72 dtt

ciAcuito. Et cinco 6uAgt rie un 7 dobte o rie un 2 dcbtt, poA

tanto en £a SaeJvtt tad^-ciatoctava panit rie £æ ^giutCdud;

pcAo en eZ EAùtitto hay 126, eito u mdsrie éexta poAte

rie ^ igaatdad. Et 4e obtéene en ta SutAte con ritez

ieAno4: tAU 2, do& 1 y un 4,.y 3, 1, 1. En et EAitttto hay

tas mismoA postbitidadt& y uriemri4 aquettoA que to hacen

con dos dados, e4 dzciA, dos 3, 1 y S, 4 y 2; e4to4 son 75

y con tos otAos dizz 4on 25,rie manzAa que tenemo4 733. Et

sictt 4e obtient en Sue/ute rie 75 maneA04, en et Ehiti-

tto déjà de seA ta vnitad o rie tenet ta iguatdad; poA tanto,

séto hay estas posibttidades y tous que se pAoducen poA dos


dados, es deciA, 1 y 6, 2 y 5, 4 y 3, y poA to tanto son

H; ta suma es 33, menos rie ta teAcena paAte rie ta iguat­

dad. Et ocho en ta SaeAte time 21 posihitidades ; tos pun-

tos en et EAitttto 4on ta teAceAa poAte de ta iguatdad, a

sabeA, 36. Et punto nueue en ta SueAte time 25, en et Eac -


titto doce mds, es deciA, 37. Et diez en ta SaeAte time
27, en et EAititto tiene nueve mâs, esto es, 36. Los nûme-
Aos Aestantes coAAespondm poA otrien a tas SueAtes, como
se puerie vet. En et EAititto et once s6to time 33 y et
doce 26. Los nûmeAos que Aestan poA mcimariet doce son

iguates a tos rie tas SueAtes.

Càpttuto VecjjmocuàAto

Vé tos pùntos combinados


69

En et COSO de dos dadcs debmcs eivtfiaA en un AAzona-

mtento doX ilpo slguLente, que et punto 1 tiene once tOia-


das (<(avota6£e41 y et punto 2 tguatmente, y et 3, y eut to-

dos tos pantos stngutoAes,.peAo et panto 1 y et 2 no tte-

nen 12 cosos stno 20.

Las tiradas favorables son los casos poslbles favorables,

en este caso, los pares de valores en que aparece el 1 una o

dos veces. En cuanto al"punto 1 y el 2" se refiere a los ca­

sos en que aparece el 1, o el 2, o ambos, que son: once para

el 1: (1,1). (1,2), (2,1), (1,3), (3,1), (1,4), (4,1), (1,5),

(5,1), (1,6), (6,1); nueve para el dos: (2,2), (2,3), (3,2),

(2,4), (4,2), (2,5), (5,2), (2,6), (6,2)(. Y si fuera el caso


de obtener u ni, un 2 o un 3, o dos cualesquiera de ellos, ha-
brla que anadir ademSs siete casos: (3,3), (3,4), (4,3), (3,5),

(5,3), (3,6), (6,3).


Pues et 1 ttene once y et 2 nueve. V eut st se ano­
de et 3, no senAn veinttnueve nt tAetnta y uno, stno vetnti-
stete, y tos ndmeAos de tas tJjiadas que se obttenen de es­

te modo se pueden veA en ta tabla:


/11 para un punto
20 (=llt) 9 para dos puntos
27 (=20+) 7 para très puntos
Total de < 32 (=27+) 5 para cuatro puntos
casos
35 (=32+) 3 para cinco puntos
^ 36 (=35+) J para seis puntos (suceso segi

Ast, si se constdeAan todas tas tlAadas se obttenen 36,


70

pues con ctto et ciAcwito &e hacz peA^ecto, y es necescuUo

que todas tas tiAadas contengan atgdn punto, de modo que

se compteta et nmeAo del ctAcutto. Stn emboAgo, st atguten

dice, quteAo un I. o un 2 o un 3, td sabes que son 27 ttAa-

das ^avoAobles, y como en et ctAcutto 4on 36, las ttAadas

Aestantes en las que estas puntos no saten seAân 9, y ta

pAopoActân poA taiito seAd de 3 a 1. En cnatAo ttAadas con

ta mtsma ^oAtuna, los puntos 7, 2,0 3 satdAân tAes veces,

y sdto habAd una ttAoda en la que no esti ntnguno de ettos;

sin emboAgo, st apuesta tAes oses et que espeAa toS pantos

7 a 3, y et otAo apuesta uno, et pAtmeAo ganoAd tAes veces


y ganoAd tAes oses, et otAo una vez y ganoAd tAes oses,

pot tanto et ctAcutto de cuatAo ttAadas stetnpAe s end aqut-

tattvo. kst pues, este es et tazonomtento poAa jugaA en

condtctones tguates, pues st otAo apuesta mds, jugoAd en

condtctones tnjustas y con plndldas, y st apuesta menos,

con ventaja. îgualmente, st se inctuye et 4, seAtan 32 las

ttAadas y et ndmeAo de ttAojdas Aestantes seAta sôlo 4. Pot


lo tanto la apuesta seAd ocho veces mayoA que la det opo-
nente poAque la pAopoActdn de 32 a 4 es S a 1, y lo mtsmo

en los otAos casos; no es necesoAta aqut la compoAactôn ton

la medta. Del mtsmo modo podemos dectA en los casos Aestan­


tes: st queAemos dos 7 o dos 2 tenemos dos ttAadas ^avoAa-

bles, y qaedan 34, cuya pAopoActân es de 77 a 1, y ast, st


queAemos et 7 doble, la pAopoActdn seAd de 35 a 1, y todas

las Aeglas onteAtoAes deben AeductAse a esta Aegla, como


71

debe dticcAJuAse de ta tgiLotdad de to4 apuestas. Poa ejern-


pto, poAa que apoAezca an 1, como son once tiAndas ^auoAa-

btes, ta pAopoAcCân debe seK de 25 a 11, un pocc mâs de

2 a J.

Los nusmos Aazonamtentos se obsenvan en tAcs dados,


tanto en tos puntos simples como en los compuestos, y pAo-

ponmos como antenioAmente (Cap. XTV in f^ine], que las ti­


Aadas poAa un punto son lOS, poA lo tanto seAd necesoAio

estableceA 6 tOunùios de los cuales el mdxùno sea 10S y

los Aestantes guoAden distancia igual entAe si y Aespecto

a ojquel y taies que completen 216, como se ve en la tabla:

(para un punto) 97 30
(para dos puntos se anade)67 24
" très " 37 H
diferencias
" cuatro " 79 12
" cinco " 7 6
" seis " " " 7
216 (total de casos posibles)

PeAo ningûn punto obtiene la mltad de todo el ciAcui-


to, pues la pAopoAcidn es de 91 a 125, o muy ptOxtma, si

la inveAtimos, de 25 a 1S, mayoA poA lo tanto que de 4 a


3. Luego el que asZ apostase a que no salCa [el punto) ga-
noAd, en tanto que en siete tiAadas no haya salido, y si
apuesta cuatAo, ganoAd todavla tAes. Del nUsmo modo se con-
sideAa en los Aestantes casos, pues es évidente que con ;■
dos dodos los incAementos son iguales. PeAo pana tAes tene­
mos un exceso igual, como se muestAa en la tabla. No obs-
72

tante, quedan otAos consideAacccnes mds suXiZei, pues tam-

biùi tos rnatmdticos pueden enganoAse, aunque con otAos Aa-

zones. No quicAo que esto quede oscuAo, poAque muchos, no

compAendCendo a AAistôtetes, se han engafiado en su pAopio

detAimento. Pues hay una Aegla geneAat, esto es, constde-

AoA todo eZ ciAcuJjta, y et ndmeAo de tiAadas que AepAesen-


tan los modos en que puede daAse (el punto} y compoAOA ese

ndmeAo con et nomcto del Aesto del ciAcuito, y de acueAdo

con esa pAopoAciÔn deben estableceAse las apuestas pana ju-

goA en condiciones èquitativas.

PeAo si ^ueAan necesaÂlas dos tiAadas, los multi-

plicaAemos entAe si, y al Aesto coAAespondientea esos nd-

meAos entAe si, y si ^ueAon tAes o cixatAo haAiamos lo mis-

mo y en pAopoAciân a los nûmeAos asi obtenidos tendAiamos

que haceA la compaAociôn. Ksi si ^ueAa necesoAio que aie :

guien sacoAa un 1 dos veaes, en ese caso sabes que el nd­

meAo coAAespondiente es 91, y el Aesto es 725;


Vemos aquî aparecer el valor exacte 91, que proviene de
la fôrmula p (A U B t/C 1 = p(A) + p(B) + p(Cl - p(AAB) - p(AHC)
- pCBOCl + p C A A B O C l = 36/216 + 36/216 + 36/216 - 6/216 -

6/216 - 6/216 + 1/216 = 91/216, probabilidad de obtener un

punto determinado al tirar très dados (o un dado très veces)


con el primero de ellos, o con el segundo, o con el tercero,

o bien con dos o con los très dados. En el Capîtulo XII CoAda-

no habla establecido errôneamente que eran 108 los casos favo­

rables, pero ahora rectifica.


73

asi, si multipCicamoS cada uno dc esos nimeAoS poA si mis-

mo ij obtenemos S.2SI y 15.625, y ta pAopoAcién es apAoxi-

madamente de 2 a 1. Si apostase et dobte, contendeAia bajo


condiciones injustas, aunque en opiniân de aCgunos, ta con-

diciôn de que atguien o^Aezca dobte apuesta senia mcjot.

Vga lo tanto, en tAes tiAadas sucesivas, si se necesita un

1, la pAopoAciôn seAia de 753.571 a 1,953.125, pAopoAciân

que es pAâxima a 5 a 2, auncfue algo mayoA.

Si queremos que un suceso determinado se repita

y en su reneticiôn es independiente de los resultados anterio-


res y posteriores, la fôrmula adecuada es la que aplica imnlî-

citamente Cotriano: p(AA B 0 C) = p(A)p(B)p(C) = (91/216) (91/216)-


(91/216) = 753.571/2163.

CapitùZo VècmOgiUnto

Vel èfiAoA que se cômeté Aéspecto à este punto


PeAo este Aazonamiento poAece seA ^also, incluso en et.

caso de la igualdâd, como poA ejemplo, que obteneA una de


tAes coAas escogidas en una tiAoda con un dodo es igual a
obteneA una de las otAos tAes, pues de acueAdo con esto, el
Aazonamiento seAia justo igualmente poAa dos tiAadas que pa-
Aa tAes 0 cuatAo, lo cual es absuAdo. Pues si un jugadoA con
dos dados puede obteneA igualmetite numcAo poA o impoA, de
eso no se deduce que pueda obteneAlo igualmente en tAes ti­
Aadas sucesivas. PeAo cuando obtiene un ni'imeAo impoA en la
pAimeAa tiAada,
74

en la segunda y m la teAceAa, puede equivocoAse en el

cAlculo de ocho maneAos di^eAentes. Ÿo a tayvto en las com-

poAaciones en que hay Zgualdad, como en el caso de los nd-

meAos paAes e impoAes, del pAoducto del ndmeAo de tiAadas

poA si mlsmo AestaAemos uno, y la pAopoAclôn que el Aesto

tenga con la unldad seAd la pAopoAcCân de las apuestas que

hay que estableceA. ksi, en dos tlAodas sucesivas, multl^

plCcaAemos dos poA si nuSmo, lo que SeAd 4, AestaAemos uno,

el Aesto es tAes, poA lo tanto, un jugadoA apostand coAAec-

tamente 3 contAa 1; pues si estd compltlendo poA ImpoA y

saca poA, es declA, si despuds de un poA obtiene poA o Im-

poA, ha peAcUdo, o si después de un ImpaA obtiene poA. ksi

pleAde tAes veces y gana una.


Trata ahora CoAdano de generalizar el caso de un dado,
en el que efectiveunente la probabilidad de obtener un nûmero

impar es igual a la de obtener par, 1/2, al caso de dos dados

en el que obtener al menos un nûmero impar tiene una probabi­


lidad de 25/36, lo mismo que la probabilidad de obtener al me­
nos un nûmero par, pero diferente de 1/2. Asîmismo en el caso

de tiradas sucesivas difiere si se trata de obtener el mlsmo


suceso (obtener nûmero impari en todas ^ cada una de ellas o
sôlo aXmenos en una de ellas. En el caso que parece estudiar
aqui, el de todas y cada una de très tiradas con dos dados,

como son sucesos independlentes, la probabilidad de obtener


al menos un nûmero Impar en cada una de las très tiradas con
dos dados séria ( 2 5 / 3 6 ) En cuanto a las apuestas, el resul-
75

tado que da CoAdano en el pârrafo anterior es vâlido s61o en

el caso de un dado y en las dos primeras tiradas, en el res­


te el mêtodo no funcionat

primera tirada:

sequnda tirada:
3 a 1

tercera tirada;

7 a 1

Si se tratase de dos dados, ya en la primera tirada,

los resultados serian:

PP PI IP II
es decir, 3 a 1, y en la segunda tirada serian ya de 15 a 1.

y poAo tAzs tiAadas sucesivas muttipticoAemcs tAes


poA si mismo; eZ Aesuttado es 9; quitemos uno, el Aesto es
L S. La pAopoAciân de S a 1 es vâlida.. posa tAes tiAadas su­

cesivas y, paAa cuatAO tiAadas esta pAopoAciân es de ÎB a


1, y paAa cinco, de 24 a 1. Ksi en 725 tiAadas sôlo habAd

cinco seAies de tiAadas en sus lugaAes pAopios, es deciA,


ccM el mismo numeto de tiAadas poAes consecutivas, de ma-
nena que deben comenzoA con mi nûmeAo impoA en el pAimeAo,
0 en el sexto, o en el onceavo lugaA pues si no, habAla
mâs de cinco consecutivos del mismo ohden. Todo este Aazo­
namiento se puede demostAoA a paAtiA del nûmeAo de lugaAes
eu cada uno de les ciAcuitos mencionados, aunque en los
casos que implican multiplicaciôn poAece seA ^also. PoA
76

tj'ejnplo, si consideAmos et numeAo 20, tas apuestas son de

7.999 a 1. Sin mboAgo, apenas se puede cAeeA que en 7.999

tiAadas un jugadoA pueda saeoA nûmeAo paA peApetuamente

veinte veces. Pena eso to hemos demostAodo; poAque aunque

sôto to consiga una vez de 8.000, este Aazonamiento puede

equivocoAnos; incJtuso en un nûmeAo in^inito de jugadas es

necesaAio que suceda, pues la magnitud det ciAcuito es ta

tongitud de tiempo que pone de maniiiesto todas las ^omas.

Volvcanos ahoAa a los casos en que las compaAacio-

nes no son igualitoAias, poA e/emplo, en el caso antes men-

cionado en que queAemos un 1, un 2 o un 3 en cualquieAa de

los dodos, la pAopoAciôn es de 3 a 1. PaAa haceA el estudio

mâs ^acil, consideAemos sôlo un dodo. Tomemos poA tanto un

astAâgalo con cuatAo coAas, que tenga un nûmeAo poA en una

coAa y un nûmeAo impoA en las otAos tAes, e investiguemos

las apuestas pana las sucesivas apoAiclones de una coAa im-

poA. Vemos a las coAas impoAes los nombAes a, L ÿ c, y a


la coAa paA, d, y en las compoAociones de las secuencias

supongamos que hay cuatAo columnas como se ve en la icgu-


Aai

A B C V
a a a a
b b b b
c c c c
d d d d

La pnimeAa comienza en A, l a segunda en E y a s i se


77

combtua ta iegunda tUiada, hadendo dieciseis combinadones,

de las eualei nueve sejidn impanes ambas (tiAadas} y las o-


tAos siete paAc4 y asi, si son tAes coAas, kabAia cjuatAo
eombinadones impoAes y et Aesto seAian dneo poAes; y si
^ueAon dnco coaos y ciiatAo ^uesen impoAes, de 25 tiAadas

saldAian Î6 eombinadones impoAes y qaedanian 9 paAts. En


todos es tos easos se multipliea el numeAo total poA si mis­

mo, e igualmente el ndmeAo de coAos similoAes poA si mismo

y se compoAa ôste con el Aesto, y de ^oAma semejante si sô-


lo son tAes coAas, de las que dos nos son ^avoAobles, mul-

tiplicaAemos el nûmeAo total poA s i mismo y luego aquel


nûmeAo poA si mismo y esta poAte se compoAaAd con el Aesto;

y Si en un dado nos es ^avoAoble et 7 y el 2, multipZicoAe-


mo4 seis, el nûmeAo de caAos, poA si mismo, y seAân 36, y
dos poA si mismo son cuatAo, poA tanto la pAopoAdân seAÛ
de 4 a 32 0 inveASamente de 8 a 1. V si son necesoAias tAes
tiAadas, multipticoAemoS seis poA si mismo y luego ese pAo-
ducto otAa vez poA lo mismo, que hacen 216, y 2 multiplica-
do poA si mismo y otAa vez poA 2 da 8; Aestamos 8 de 216,
el Aesultado seAÂ la pAopoAdûn de 208 a 6 y de 26 a 1. S
si son necesoAias cuatAo tiAadas, hadendo el mismo Aazo­
namiento como se ve en la tabla, y Aestando uno de otAo '
queda la pAopoAdân de 80 a 1. V esta en el caso de un sâ-
lo dodo, peAo el mismo Aazonamiento se utiliza poAa dos o
tAes dodos, como en el ejemplo que pAoponemos'- Scan los ca­
sos ^avoAables el 1, el 2 o el 3, pcAo en tAes tiAadas su-
78

cesivas y, como dijc antes, el numeAo del ciAcuCto es 36

y tas tOiadas ^avoaabtes 27. Como se ha visto akoAa, mul-

tipticamos 36 poA si mismo tAes veccA y Aesultan 46.656.

NuJLtiptlcomos 17 pot si mt&mo ttc& veces y Aesulta 19.683,

la Aazôn es paes mayoA que 4 a 3 y menos que 3 a 2, esto

es, la. Aazôn del Aesto al menoA. Ve (Jotma semejante se ha

establecido que con tAes dodos, un valoA, cualquieAa que

sea, tiene a su ^avoA 12 casos de 216, que es todo el ciA-

cjuito, pot tanto si se AequieAe que ese puyvto saïga tAes

veces, multiplicoAemos todo el ciAcuito^ como hemos visto,

y el Aesultado es 9.324. 125 que, dividido pot el menoA,

esto es, 753.571, nos da la pAopoAciôn de las apuestas a

haceA, un poco mauyoA que 12 a 1, pot lo que queda patente

que cualquieA otAo Aazonamiento no es satis^actoAio, y que

este es geneAolmente cieAto.


En el pSrrafo anterior, el autor comienza utilizando

astrâgalos o huesos de taba como dados de cuatro caras, todas

ellas equiprobables, lo que estâ bastante lejos de la realif


dad, aunque el argumente de la equiposibilidad, condiciôn ne-

cesaria para que la propiedades de la definiclôn de probable

lidad se cumplan, no se habla planteado todavla expllclteunen-

te. Pero sabemos que CoAdano conocla la tendencia que podla

tener un dado, incluso un dado no trucado, a caer sobre una


de sus caras:

Todo dodo, aunque sea un dado peAmitido, tiene un

punto iavoAecido, ya sea pot su ^oAma o pot otAa causa, o


79

pot casuatldad y pot etto, si se ccmbia an nûmcAo gAande

pot uno pcqueito o viceveASa, se eompaende que ta di^cAen-


d a scaA gAande.

de manera que no deja de ser curioso que en el caso del astrS-


galo nl siquiera mencione esta propiedad. Pero suponiendo la

equiprobabilidad, la probabilidad ahora no es 1/2. para las

caras pares o impares, sino 3 a 1 por haber tres caras irapa-

res y una par. El razonamiento con un solo dado es correcto,

si se supone un dado perfecto o equilibrado. Si se trata en


general de un suceso cuya probabilidad es 2/6, que tiene que
realizarse dos veces seguidas, su probabilidad, suponiendo a

las repeticiones sucesos independientes, es 4/36, o sea de 8


a 1 como dice CoAdano. Tambiên en el caso de varios dados lle-

ga a la soluciôn correcta, aplicando el teorema: p(Ar| BAC)


= p(A)p(B)p(C), si los sucesos A,B,C son independientes. Re-
suelve pues el problema de las apuestas para que el juego sea
equitativo, aunque no asi el del reparto de ganancias, el fa-
moso problema "de la divisiôn" que tanto preocupô a matemâti-
cos y jugadores de la ûpoca y que Pevefione intenta también re­
solver sin êxito, pero estando a punto de lograrlo.

ToAtagtia (1499-1559) , el rival de CoAdano, en un


juego en el que se trata de ganar 6 partidas, interrumpido ï.
habiendo obtenido A, cinco y B, tres, propone como soluciôn
el reparto 2 a 1. Parece haber razonado como sigue, A estâ
dos juegos por delante de B. Esto es un tercio del nûmero to­
tal de juegos necesario para ganar. Por lo tanto A debe tomar
80

1/3 de la apuesta. El resto se divide por igual, obteniendo

asi A una ventaja sobre B en razôn de 2 a 1. El mismo ToAtagtia

no era optimiste respecto a su soluciôn porque;

La Acsotaciôn de ana cuestiôn &m e jante debe seA ju-

dieLat mds bien que matmâtiea poAque de cualquieA modo que

se haga ta divisiôn, senâ causa de litigio.^

PeveAone publica, en 1558, su obra Vue bAevi e jacili tAa-

ttati, Vuno d'oAithmetica, l'altAo di geometAia ne i quali Si contengono

alcune cose nuove piacevoti i utili, si a gentilhuomini corne a oAtegiani.

En esta obra emplea un argumento basado en el nûmero de jueq

gos que faltaban a cada.jugador para ganar y no en el de los

que cada uno habia ganado. En el capîtulo titulado té.'gjuocki.

De los juegos, dice:

JUganda ocuAAen los hechos mâs extAonos nunca oi-

dos. Como ejmplo, dos juegan a diez pantidas, es deélA, 'a

diez juegos. Y el pAimeAo ha ganado 7, el segundo 9, enton-

ces ocuAAe algdn inconveniente de modo que no se puede teA-


minoA. Se quiene sabeA cuânto debe AedhiA cada uno del
depâsito si es asi. Al que ha ganado siete de diez, le ial-

tan tAes, igualmente al que ha ganado nueve de diez le ^al-


ta uno, la pAogAesiân de 3 es 6 y la de 1 es I; poA lo tan­

to, dividiendo el depâsito en 7 poAtes, 6 tocan al segundo


y una poAte cl pAimeAo.

OtAo ejmplo

Uno dice, quieAo jugoA con este pacto, que tâ no

puedas venceA si no gams tAes juegos y yo, ganando uno.


83

qutc/io habeA vencido. Y pongamcs el caso de que aquel que


necesita ganoA tAes juegos ponga en juego I escudos; el

otAo estoAia obtigado a poneA 12 escudos; esta es ta Aazân,


que si jugasen a un juego bastaban 2 escudos, y con dos

juegos, 6 escudos, poAque uenciendo sSto dos juegos gana-

Aia 4 escudos, peAo ello es con el peligAo de peAdcA el


Segundo juego vencido el pAi/neAo; peAo debe ganoA 6 escu­

dos y, con tAes juegos, 12 escudos poAque se dobta la di-

{licjultad y el peligAo.

OtAo ejemplo

Vos estdn jugando, y uno ha apostado 4 contAa 5 y

el segundo 13 contAa 16, queAiendo sabeA quién ha hecho


mejoAes condiciones; esto se sabe poA la Aegla de tAes,
multiplicando 5 pot 13 son 65 y en cuatAo poAtes son 16
y 1/4 y eso es lo que debetiia poneA el segundo, es deciA,
13 contAa 16 y 1/4.
Como se ve, estâ a punto de llegar a la soluciôn co-
recta. Kendall apunta que si PeveAone se hubiera atenido a r
sus propias reglas, habrîa enconctrado la soluciôn exacta.
Efectivamente, si a B sôlo le queda un juego para ganar y se
apuestan dos escudos, entonces, si a A le quedase sôlo un jue­
go, su apuesta séria de dos, si le quedasen dos juegos, la a-
puesta seriç. de 2 + 4 = 6 escudos, y si le quedasen tres jue­
gos, serra de 2 + 4 + 8 = 14, es decir, 1 4 a 2 o bien 7 a 1,

porque el conjunto de sucesos posibles en este caso serian:


82

gana A gana B 2

8
14

PeveAone conocla las progresiones aritmêticas y,

si se hubiera atenido a su propia régla, hubiera obtenido la

soluciôn correcta un siglo antes que PeA/nat y Pascal, el ter-

cer têrmino de la progresiôn era 8 y no ,.6.


Como ya hemos mencionado, el libro de CoAdano sa-

liô a la luz después de su muerte, en 1663, pero es probable

que fuera conocido parcialmente por los matemâticos de la êpo-

ca. Parece seguro que sus câlculos fueron conocidos por Galileo

entre 1613 y 1623, cuando publica SopAA le sCopeAtt de l Vadl y


da una soluciôn compléta de este tipo de probleroas mediante

la correcta enumeraciôn de todas las posibilidades. El ejem-

plo deGalileo combina tres dados y êsta es la traducciôn que

proponemos de su opûsculo, que apareciô sin tltulo:

^SobAe las tlAadàs de dados


El hecho de que en el juego de dodos algunoS pun­
tos sean mds ventaj'osos que otAos tiene una AozSn doAomen-
te manl^iesta, la cual es que unos salen mâs ^acihnente y
con mâs ^Aecuencia que otAos, lo cual depende de. que se ^
pueden ^oAmoA con mâs nâmeAos di^eAentes. Asi el 3 y el J8
son puntos que Sôlo se pueden componeA con tAes nâmeAos,
a sabeA, el 6,6,6 y el 7,7,7, y no de otAo modo, poA la

cual Son mâs di^Xciles de obteneA que, poA ejemplo, el 6


83

0 et 7, que se pueden com ponet de mds maneAcs, esto es, el


6 con 7 ,2 ,3 y ecn 2 ,2 ,2 y con 7 ,7 ,4 , y el 7 con 7 ,7 ,5 ; 7,

2 ,4 ; 7 ,3 ,3 ; 2 ,2 ,3 . Wo obstajite, aanqae el 9 y el 12 se pae-


den componeA de tantas maneAas como el 10 y el 11, poA lo
que deJbeAlan seA consldeAados de la. mismo. utilidad, no évi­

ta. que la. loAga obseAvacldn haya hecho que los jugadoAes

esHmen mds ventajosos el 10 y el 11 que el 9 y el 12. V

que el 9 y el 10 [y lo que se dice de estos, entClndase


igualmente del 12 y el 11] se (,oman con igual divexsidad

de nâmeAos^ es mani^iesto, puesto que el nueve se compone


con 1,2,6; 7 ,3 ,5 ; 7 ,4 ,4 ; 2 ,2 ,5 ; 2 ;3 ,4 ; 3 ,3 ,3 ; que son seis

., y el diez con 1,3,6; 7 ,4 ,5 ; 2 ,2 ,6 ; 2 ,3 ,5 ; 2 ,4 ,4 ;

3 ,3 ,4 y no de otAo modo, lo que hacen seis eombinadones.


AhoAa yOf .poAa seAviA a quien me ha oAdenad.o que saque a
la luz aquello que se me ocuAAa sobae tal di^icultad, ex-
pondAd mi pensamiento, con la espeAqnza, no solamoite de
AesolveA estas dudas, sino tambidn obAiA el camino poAa po-
deA obteneA de maneAa exacta las Aazones pot las cuales to­
das las paAticulaAidades del juego han. sido oAdenadas y
ajustadas con gAincuidado y juido.
Y paAa conduciAme hacia mi objetivo con la
mayoA clahidad de que soy capaz, comienzo consideAondo c6-
mo teniendo m dodo seis c o ta i, puede d.et.en.cASe sobAe ca­
da una de ellas de maneAa indi/^cAcnte al seA lanzado, y sô­
lo pueden haceAse con Ôl seis tiAodos que sean di^eAentes
las unas de las otAos. PeAo si nosostAos ûAAojamos el se^
84

gundo dado, que también tiene otAas seis caAas, junto con

et pAimeAo, poritemoi hacea 36 tiAadas di^cAentes entAe si,

puesto que cada casa det pnimeA dado puede empoAejoAse con

cualquieAa del segundo, y en consecuencia pAoduciA seis ti­

Aadas di^eAentes; poA lo que es mani^iesto que taies combi-

nacianes seA/bi seis veces 6, es deciA, 36. V si anadimos

el teAceA dodo, como cada una de sus seis caAos se puede

empoAejaA con cualquieAa de las 36 tiAadas de los otAos d

dos dados, tendAemos que las tiAadas de tAes dados seAân

seis veces 36, es deciA, ZJ6, todas di^eAentes entAe si.

PeAo como los puntos de los lanzamientos de tAes dados no

son sino 16, esto es, 3,i4, S, etc. hasta 18, entAe los

cuales se tienen que AepoAtiA las dichas 216 tiAadas, es

necesoAio que a algunos de ellos les pentenezcan muchos i


itiAodas}; y si encontAdsemos cudntas tocan a cada uno ha-

bAiamos abieAto el camino poAa llegaA a conoceA lo que bus-

camos; y bastoAd con haceA tal investigaciân desde el 3


hasta el 10, ponque lo que convenga a uno de eStos nûmeAos

convendAâ también a I6s inmediatxmente supeAioAes.


PaAa la claha compAensiân de le que Aesta se

deben notoA tAes paAticulaAidades. La pAimeAa es que aque-


llos puntos con tAes dados cuya composiciûn Aesulta de tAes

nûmeAos semejantes, no se puede pAoduciA mrii que con una

Sola tiAada o lanzamientc de los dados: y asi el tAes no

se pucric ^oAmoA mds que con tAes caAas iguales; y el seis,

cuando se deba componeA con tAes 2, no se logAOAd mds que


con una sola tiAada. Segunda: el punto que se consigne con
85

taes nûmcAoi, dos de elles igaales y el tcAccAo distinto,

puede pAodaclAse con tAes tiAadns, como p o t ejemplo, el

cuatAo, que suAge del 2 y de los dos oses, puede haceAse


con tAes tÎACLdas dUstÂjvtas, es declA, cuando el pAùneA da­

do deseuhAe un 2 y el segundo y teAceAo descubAen un as;

cuando el segundo dado descubAe un 2 y el pAimeAo y el

teAceAo un as; y ^Inalmente cuando el teaceA dado descubAe

un 2 y el pAimeAo y el segundo oses. V asi pot ejemplo el

ocho, puesto que Aesulta de 3,3,2, puede pAoduelAse Igual­

mente de tAes modos; a sabeA, deScubAlendo el pnJmeA dado


un 2 y los otAos un 3 cada uno; o deScubAlendo el segundo

un 2 y el pAùneAo y el teAceAo un 3; o ^Inalmente descu-


bAlehdo el t e tc c to un 2 y el p-tôncto y el segundo un 3.

TeAceAa: que aquellos puntos que se componen de tAes nûme­

Aos dl^eAentes pueden pAoduclAse de sels maneAas. Como pot

ejemplo el ocho, si se compone con 1,3,4, se puede haceA


con sels tlAodas dl^eAentes: pAimeAa, cuando el pAlmeA da­

do es un 1, el segundo un 3 y el teAceAo un 4; segunda, .

cuando el pAlmeA dado es también un 1-, p c to el S egundo es


un 4 y el teAceAo un 3; teAceAa, cuando el segundo dado es
un 1, el pAlmeAo un 3 y el teAceAo un 4; cuoAta, haclendc

el segundo también un 1, el pAimeAo un4 y elteAceAo un


3; qulnta, cuando slendoet teAceA dodo un 1, el pAlmeAo
es 3 y el segundo 4; sexta, cuajtdo con el 1 del teAceA da­

do el pAlmeAo sea 4 y el segundo 3.


Pot tanto, hasta aqul hemosestablecido estos
86

tAes pAinctpi.06 ^undwventcLles : pAimeAo, que. tos tAlptetes,

es decÂA, tos puntos de tas ttAadas con tAes dados que se

componen de tAes nûmeAos tguates, no se pAoducen mds que

de un sôto modo; segundo, tos tAtos que nacen de dos nûme­

Aos tguates y et texcexo dt/seAente se pAoducen de tAes ma­

neAas; teAceAo, aquettos que nacen de tAes nûmeAos todos

dt^eAentes se pAoducen de sets maneAas. Ve estos ^undamen-

tos podemos deductA ^actimente de cudntos modos, o mejoA

dtcho en cudntas ttAadas dt{,eAentes se pueden ^oAmaA todos

tos nûmeAos de tAes dados, to cuat se compAende cômodamen-

te en la stgutente tabla: en la paAte supeAtoA de la mts­

ma estdn anotadas las ttAadas, desde el 10 hasta el tAes,

y debajo de éstas, los dt^eAentes tAtos de los cuales pue­

den AesultoA cada una de ellas; junto a ellos estdn colo-

cados los nûmeAos segûn los cuales se puede dcveASt^tcoA

cada tAto y bajo los que ^tnalmente se Aecoge la suma de

todos los modos postbles de pAoductA esos tOiadas:

10 9 8 7 6 4 3

1 6.3.1. 6 6.2.1. 6 é.J.J., 3- 5.1.1. 3 4.1.1. 2.1.1. 3 1.1.1.


3 6.2.2. 3 5.3.1. 6 5.2.1. 6 . 4.2.1. 6 3.2.1.
6 5.4.1. 6 5.2.2. 5 4.3.1. 6 3.3.1. 3 2.2.2,
10 5.3.2. 6 4.4.4 3 4.2.2. 3 3.2.2 3
15 4.4.2. 3 4.3.2. 6 3.3.2. 3
21 4.3.3. J_ 3.3.3. 1
25 27 2 1 15 10
;27
108
87

P o t ejem p to , c omo m la. pAimeAa casilla tenemos el


punto diez, y baJo ÔZ seis tAios de nûmeAos con tos cuates
se puede componeA igualmente, que son, 6,3,1, 6,2,2, 5,4,1,

5,3,2, 4,4,2, 4,3,3, y como et pAimeA tAio, 6,3,1, estd

compuesto pot tAes numeAOs di^eAentes, se puede (c o m o se

ha dicho mi& oAAiha] constAuiA con seis tiAadas de dados

di^eAentes; pot to tanto, junto a ese tAio, 6,3,1, se ano-

ta un 6; y estando el segundo, 6,2,2, compuesto de dos nû-


meAcs iguales y otJio distinto, no puede pAoduclAse mds que
en tAes tiAadas di^eAentes, pot tanto se anota a su tado

un 3; el teAceA tAio, 3,4,1, compuesto de tAes nûmeAos dis-

tintos, puede haceAse con seis tiAadas; pot tanto se anota


el nûmeAo 6; y asi todas las demds. V ^inalmente, at pie
de ta columna de nûmeAos de tas tiAadas se Aecoge ta suma

de todas; donde se ve câmo el punto diez se puede haceA :


c o n 27 tiAadas de, dados di/^eAentes; p cto el punto nueve so-
lamente con 25, el ocho con 21, el siete con 15, el seis
con 10; el ciiico con 6, el cuatAo con 3 y ^inalmente el
tAes con 1; todos los cuales, sumados j'untos, ascienden a
108; y habiendo otAos tantas tiAadas poAa los nûmeAos Su­
peAioAes, a sabeA,los puntos once, doce, tAece, catoAce,
quinte, dieciseis, diecisiete y dieciocho, se Aecoge la :
suma de todas las tùvadas posibles a haceA con tas caAas
de tAes dados, que son 216. V con esta tabla todo el mundo
que compAenda el juego podAÛ iA mi.diendo muy exactamente

todas las ventajas, pot minimas que sean, del zoAa, del
incontAi, 0 de cuaZquieA Aegla o IX m te poAticulaA que oi

ese juego se obscAve, etc.


El Zara era un juego con tres dados cuyas reglas,

en opiniôn de E.H. ThoAne, serian seme jantes a las del Hazard.

Hemos visto pues que, aunque hay el mismo nûmero

de particiones que sumen 9 y 10, sin embargo la probabilidad

de 9 es en la prâctica menor que la de 10 y ello porque no se

trata de eombinadones (en el sentido matemâtico) , sino de va-

riaciones con repeticiôn, es decir, que todos los casos (1-

gualmente) posibles no son las particiones como se habla pen-

sado durante mucho tiempo. Asi VRg ^ = 6^ = 216. G a lile o dice

que los jugadores, mediante largas observaciones, han llegado

a la conclusion de que el 10 y el 11 son mâs ventajosos que

el 9 y el 12; luego son las permutaciones y no las particio­


nes las equiprobables. Por supuesto ninguno de los autores

que hemos estudiado hasta aqul utiliza la palabra probabili­

dad ni probable, y mucho menos el concepto de equiprobable.

Hacking dice que hubiera sido mâs facil comprobar la propor-

ci6n relative del 4 y el 3, sin embargo en los juegos de


dados el 4 y el 3 eran "azares", es decir, puntos muy difî-

ciles de obtener y siri' embargo la fortuna de aquellos que


apostaban al 9 y al 12 era mejor conocida. Se dirîa pues que
fuê la observaciôn empîrica lo que resolviô en primer lugar

estos problèmes, y no los câlculos.

No obstante, G a lile o practicaba el câlculo de fre-

cuencias. En cuanto a la equiprobabilidad, aunque no estâ ex-


89

plîcita, se puede deducir irripllcitamente de la obra de CoAdoMC,

cuando habla del circuito complète de resultados y de los da­


dos honestos. Sin embargo, el libro de CoAdcuio cay6 en el ol-
vido y hasta 1660 no fuê publicado, lo que hace decir a Hacking

que el concepto de probabilidad tal como es entendido en la

actualidad no naciô hasta esa fecha, cuando Fcfmcut y Pascal

dieron a estos câlculos su desarrollo y perfecciôn formai.


90

Bibliografîa

- CARDANUS, Hieronymus.- Liber de Ludo Aleae, Lyon, 1663.

-- GALILEO GALILEI.- Sopra le scoperte de i Dadi (tltulo de la

ediciôn de Florencia, 1898, saliô sin tltulo en 1613-23)

- HACKING, Ian.- The emergence of Probability, Cambridge U.

Press, 1975.

- PEARSON, E.S. & KENDALL, Sir Maurice.- Studies in the His­

tory of Statistics and Probability, vol I, London, Griffin,

1970.

- PEVERONE, Giobattista.- Due brevi e facili trattati...,

Lione, 1558.

N ot a s
1.- TARTAGLIA, Nicolo: General Trattato di Numeri e Misure,

1556, I. fol.266 1.
80 A

EL PROBLEMA 'DE LOS "PARTIS"


91

EL PP.OBLEMA DE LOS "PARTIS"

H em os v i s t o h a s t a aqu î los e s f u e r z o s de C oA dano y


o t r o s a u t o r e s par a e s t a b l e c e r los c o n j u n t o s de c a s o s f a v o r a ­
b le s y de c a s o s p o s i b l e s de un s u c e s o a l e a t o r i c c o m o el lan-
z a m i e n t o de un dado, es d ecir, los p r i m e r o s c â l c u l o s c o m b i n a ­
torics, q u e se e n f r e n t a n s ob r e t od o con d i f i c u l t a d e s de e x p r e -
si6n y d e f o r m u la ci ôn . E s t as d i f i c u l t a d e s i m p id en la r e s o l u -
c i ô n de los p r o b l e m a s p l a n t e a d o s y, en m u c h o s casos, u n a f o r ­
m u l a c i ô n C l a r a b a s t a p ar a d i c h a r e s ol uc iô n.
El p a s o f u n d a m e n t a l en el d e s a r r o l l o de la T e o r î a
de la P r o b a b i l i d a d se da, n o en Italia, sin o en Fra nc ia . El
R e n a c i m i e n t o e n F r a n c i a fué a l g o m â s t a r d f o que en Italia.
Las p r i n c i p a l e s c o n t r i b u c i o n e s de los c i e n t î f i c o s f r a n c e s e s
del s i g l o XVII f u e r o n en el d o m i n i o de las m a t e m â t i c a s p ur a s
y a pl ic a d a s . La c o r r e s p o n d e n c i a e n t r e PaicaZ y FcAmoi, que pa-
s a r e m o s a c o m e n t a r a c o n t i n u a c i ô n , se o c u p a f u n d a m e n t a l m e n t e
d el l l a m a d o p r o b l e m a de la d i v i s i ô n , o de los lotes o " p a r t i s " :
si una p a r t i d a se t e r m i n a a n t e s de que n i n g u n o de los j ugado-
res h a y a a l c a n z a d o el n û m e r o d e p a r t i d a s por el que se apostô,
c ô m o d e b e r S r e p a r t i r s e e n t r e e l l o s la c a n t i d a d total a po stada.
En e st a c o r r e s p o n d e n c i a ya no se trata d e un r e t o
e n t r e m a t e m â t i c o s , al e s t i l o d e los i t a l i a n o s en los siglos
XVI y XVI I y de los misroos f r a n c e s e s en el XVIII, s in o de u-
na c o r r e s p o n d e n c i a e n t r e c o l e g a s o i n c l u s e e nt r e a m i g o s en la
q ue se p i d e i l u m i n a c i ô n sob re los p r o b l e m a s que a l g u n o de los
92

corresponsales no ha sido capaz de resolver. Es notable que

en esta época los descubrimientos matemâticos que se lleven

a cabo sean énormes en coraparaciôn con la parte de ellos que

se hace pdblica. El reconocimiento de sus iguales les parece


suficiente a los autores y no recurren con mucha frecuencia

a la publicaciôn. Comienzan también en este momento las socie-


dades cientîficas, como la que privadamente sostenîa MoAcn MeA-

Aenne (1588-1648) en Paris. Una vez por semana se reunîan en

su casa los matemâticos y cientîficos mâs proroinentes de la


época: G<u&mcLC, VtécoAtu, CaAcciv.i, PobeAvaZ, VeAOAguu, PcacaC.

Pronto nacerân las grandes sociedades oficiales:


la Royal Society of London, en 1660, y la Académie des Scien­

ces de Paris, en 1665.


Fué CoAcav-C quien puso a FeAmot en contacte con

el cîrculo de MeAAenne en 1636. P^eVie de Tçjmat (1601-1665) no


era un matemâtico o un geômetra, como se decîa en la época.
EstudiÔ leyes en la Universidad de Toulouse y era hombre de
gran cultura. Se le ha llegado a llamar el principe de los
amateurs, pero en cualquier caso, su capacidad para los câl-
culos era extraordinaria y superaba a la de PcLScaZ, como vere-
mos a continuaciôn. Al principio a Poicat le costarâ trabajo
comprender el método de feAmai y le pondrâ objecciones que van
siendo rebatidas por este ûltimo. En el diâlogo, Pa6c<xZ propo­
ne un método que él cree general e independiente de la combi-
natoria, pero que no es tal, y paulatinamente va llegando a
la soluciôn correcta.
93

El problema propuesto tiene una dificultad fun­

damental: no se trata de suponer los diverses casos posibles

(efectivamente posibles), sino de considerar las diverses po-

sibilidades sucesivas que dependen de las posibilidades de


partida. Son posibilidades abstractas y s61o eventualmente

reales. El procedimiento de FeAma^t consiste en hacer un esoue-

ma en el que se escriben sucesivamente todos los casos abs-

tractamente posibles a partir de una situaciôn dada.

El término posibilidad significa pues cosas muy

diferentes: casos, asociaciones de casos, situaciones reales,

situaciones abstractas, combinaciones de las mismas. El tér­

mino probabilidad at3n présenta mayores dificultades. De hecho


en la correspondencia entre Paécaf. y PeAmat no aparece todavîa;

en su lugar se utiliza el término "chance".


Veamos a continuaciôn esta correspondencia, cu-

ya importancia fundamental en el nacimiento de la moderna Teo-


ria de la Probabilidad justifica su inserciôn aquî, ya que no
existen versiones en lengua castellana de la misma. La corres­
pondencia aparece en las Oeuvres de Fermat, vol I, editadas
por P. TanneAy £ C. f/e.nAi/, en Gauthier-Villars et fils, Paris, 1894

y también en Oeuvres de Pascal, ediciôn de 1779. Seguiremos


aquî ambas referencias por ese orden. La que proponemos a con­
tinuaciôn como primera carta esté colocada por el editor de
PoAcal, BoiAiU, entre la LXXXIV y la LXXXV:

PÂ.ÇAAZ de. PeJmat (1601-1665} - BùuAe. Paubcat (1623-1662)

CoAAe.ipoacfenc.ût' de. 1654 a 1656


94

Alio 16S4

{CanXa LXI X / II/, p. 4 41- 442]

FERMAT A PASCAL

E st a c a r t a no tiene fecha y es r e s p u e s t a a una


c a r ta de PcacaJi que se ha perdldo.

S-c lntznX.0 haceA un panto Ideterminado) con un 60-


to dado, cn ocho tlAadaA; 6i conve.nCmo6, cuandc cZ dZneAo ya

utd m jue.go, guc yo no jogoKi la pfUmeAa t/Aada, H6 ncceia-

Aio 6egun mi pAcnciplo, qaz txVuiiga del juego 7/6 del total

paAa deAtnteAeAaAme (del mismo) en hazôn de dicha pAùveAa ti-


Aada.

Que 6i todavia dcipats de eéo convenijno6 en que yo no j'u-


goAi ta 6egunda tiAada, poAa mi indewtvidad debeAt AetiAOA u-

na le x X a poule del AeAto, que C6 5/36 del total.


V 6i de6puO> de e&o conuen/moA en que no jugoAé la teAce-
Aa tiAada, paAo mi indemnidad debeAé aqIàaoa ta texla poAte

del Ac6to, que es 25/216 del total.


V si deipuCs de es0 todavia convenimos en que no jugaAé
la cuaAta tiAoda, debeAé AeliAoA un sexto del Aesto, que es
125/ 1296 del total, y convengo con Vd. que ese es el valoA
de la cuanla tiAada, suponiendo que se hayon tAotado ya las

pAecedentes,
PeAo Vd. me pAopone en el dltimo ejeivplo de su coAta
{ulilizo sus pAopics tOuninos] que si intenta enconlAoA el
sels en ocho tiAadas y si ya he jugado tAes veces sin encon-
95

tkjoAtc, Si mi j'agadoA me pAopone que no juegue mi cuoAta. ti-

Aada y quieAe desinteAesaAme de eZlo poAque podAia obteneAlo


(el seis), me peAieneceAâ 125/1296 de ta suma totat de nues-

tAos apuestas.
■ Lo cuat sin emboAgo no es cieAto segûn mi pAincipio.

Pues en ese caso, at no habeA obtenido nada con tas tAes pAi-

meAos tiAadas et que tiene et dado en su podeA, y siguiendo

en juego ta suma total, el que tiene el dado y conviene en

no JugoA Su cuaAta tiAada, debe tomoA paAa su indemnidad 1/6

del total.

y si kubiese jugado cuatAo veces sin encontAoA el pun-

to buscado, y se convinieAa que no jugase la quinta, tendAta


iguaùnente poAa su indemnidad 1/6 del total. Pues al peAma-

neceA en juego la suma entena, no sôlo se deduce del pAinci­

pio, sino que incluso es de sentido comun que cada tinada

tiene que pAopoAcionaA una ventaja igual.

Le Auego pues que me haga sabeA si estâmes de acueAdo


con el pAincipio, como cAeo, o si di^eAimos sotamente. en la
aplicacMn.

Estoy, de todo coAazân, etc.

FERMAT

No aparece tampoco la respuesta a esta carta.

Puede suponerse que se trata de una de las primeras, pues en

ellas no aparece todavîa el problema con la claridad de for­


mulaciôn que aparecerâ a continuaciôn, Por ello rénunciamos
a comentarlo hasta ver la siguiente carta, respuesta de Pascal
96

a o t r a de Tefmat , t a m b i é n p erdida, en la que é s t e le expo-


nîa su m é t o d o p ar a r e s o l v e r el p r o b l e m a de la div is iô n.

PASCAL a FERMAT (LXX / l/a, p. 779-7(3)

MUficotes, 20 de juLio de 16B4

SehoA,
]. La impacieiicia me domina ianto como a Vd. y, aunqae

estoy todavia en el lecho, no puedo dejoa de deeiAle que he

Aecibido ayeA poA la noche, de ponte del seiioA de CoAcavi,

Au coAta aceAca de los lotes, que admiAo mds de lo que hoy


capaz de expAesoA. Ho puedo extendeAme, peAo, eit una palabAa, i

ha encotitAodo l/d. lo6 dos letes de los dodos y de las poAti-


das con peA^ecta justeza: estoy muy satis^echo de ello, pues i
ahoAa ya no dudo de estoA eji la veAdad, tAos la odmiAahle co- j
I
incidencia en que me encuentAo con 1/d.
AdmiAo mucho mds el mCtodo de las poAtidas que el de

los dodos: he visto a vanias peASonas encontAOA el de los da­


dos, como el caballeAc de MIa I, que es quien me ha pAopuesto '
estas cuestiones, y también el senoA de RobeAval; peAo el se-
noA de UéAé nunca kabia podido encontAOA el justo valoA de |
I
las poAtidas, ni un sistema paAa llegoA a él, de sueAte que
yo Aesultaba seA el ûnico en conoceA esa pAopoAciân.

2. El método de Vd. es muy seguAo y es el pAimeAo que


me vino a la mente en esta investigacidn; peAo, como el tAa-
bajo de las combinaciones es excesivo, he encontAodo un Aesu-
men de las mismas y pAopiamente otAo método mds coAto y cla-

Ao, que deseoAia podeAle exponeA aqui en pocas palabAos: pues


97

en lo sucesivo queAAta. abfuAle mi coAazân si es posible, tan-

to plcLceA siento de veA nuesiAo acueAdo. Veo bien que la veA­

dad es la misma en Toulouse que en PoAis.

Es asl mds 0 menos como hago paAa sabeA el vaZoA de ca­

da una de las poAtidas, cuando juegan dos ju^adoAes, poA e-

jempto, en taes poAtidas, y cada uno ha puesto en juego 32

pistolast

ConsideAe pues, AeitoA, que si et pAùneAo gana, le pea-

tenecen 64 (pistolas); si piesde, le pentenecen 32. Poa lo

ianto, si pAefieAen no oAAiesgoA esta poAtida y sepasanse sin

jugoAla, el pAimeAo debe deciA: "Estoy seguAo de teneA 32

pistolas, pues incluso la péAdijda me las da; peAo en cuanto

a las otAos 32, puede sca que las consiga yo, puede seA que

las consiga Vd., el azaA es el mismo. Vividamos pues estas


32 pistolas poA la mitad, y dime ademâs las 32 que tengo se-

guAas". Tendad poA lo tanto 48 pistolas, y el otAo Î6.


Supongamos ahoAa que el pfumeAo tengà dos poAtidas, y
el otAo, ninguna, y comienzan a jugoA una poAtida. La sueA­

te de esa paAtida es tal que, si el pAimeAo la gana, obtiene


todo el dincAo, 64 pistolas} si el otAo la gana, han vuelto

al caso pAecedente, en el que el pAimeAo tendAd dos poAtidas

y el otAo una.
AhoAa bien, hemos demostAado ya que en este caso pente-
necen al que tiene las dos poAtidas, 48 pistolas: luego si
no quicAen JugoA esa paAtida, debe AazonaA asl: "Si la gano,

ganoAi todo, es deoiA, 64} si la pieAdo, me peAteneceAân le-


98

gltùtiajventc 48; poA te tanto, dime tas 48 que tengo seguAas

tnctuso en et caso de que pteAda, y Aepantamos las otnas 16


poA la mltad, puesto que hay tanta pAobabttidad de que las

gone Vd. como yo". Asl il tendAd 48 y 8, que son 56 pistolas.

Supongamos poA ^In que el pAlmeAo no tenga mâs que una

paAtida y el otAo ninguna. Vd. veAd, sehoA, que si comienzan

una nueva paAtida, la sueAte es tal que , si el pAùneAo la

gana, tendAd dos poAtldas contAà nada, y de sallda, poA el

caso pAecedente, le peAtenecen 56; si la pleAde, estdn empa-

tados a una paAtida, poA la tanto le peAtenecen 32 pistolas.


Luego debe declA: "SI no quleae jugoAla, dime 32 pistolas

que tengo seguAos, y dlvldamas el Aesto de 56 poA la mltad.


Ve 56, Aeste 32, quedan 24; dlvlda pues las 24 poa la mltad,

Vd. toma 12 y yo 12 que, con las 32, hacen 44".


Luego poA este medlo, como Vd. ve, medlante simples sus-

tAacclones, posa la pAimesa poAtlda le peAtenecen, del dlne-


Ao del otAo, 12 ptstolas; poAa la segunda, otAas 12; y poAa
la ultima, 8.

Asl que, paAa no haceA mds misteAlo, como Vd. lo veAd

ya todo cloAo, y yo no lo hacla mds que poAa compAoboA que

no me equlvocaba, el valoA [entlendo el volaa sobAe el dlne-

Ao del otAo dnlcximentel de la ûltlxna paAtida de dos es doble

que el de la (üitima] poAtlda de tAes y cuddAuple que el de

la dltima paAtida de cuatAo, y âctuple que el de la dltima

paAtida dé dnco, etc.

3. PeAo la pAopoAcldn de las pAlmeAos poAtidas no es


99

tan ^acit de encontAoA: es ast, pues no qiUeAo ocuttoA ncuda,

iste es et pAoblema deZ que tanto me ocupaba, pcAque en e^ec-

to me gusta mucho:

Vado un ndmeAo cudZquieAa de pâAttxias, encontAoA et va-

toA dé ta p A m e A a .

Sea et numeAo dodo de poAtidas, poA ejempto, 8. Tômense

tos ocho pAimeAos ndmeAos poAes y tos ocho pAùneAos nûmeAos

impoAes, a sabeA:

2, 4, 6, 8, 10, n, 14, 16

y
1, 3, 5, 7, 9, 11, 13, 15.

MuùUptCquense tos nûmeAos paves de esta maneAa: et pAi­

meAo poA et segundo, et pAoducto poA et teAceAo, et pAodacto

poA et ciuxAto, et pAoducto poA et quinto, etc.; muttiptCquen-

se tos nûmeAos impaAes de ta misma maneAa: et pAimeAo poA et

segundo, et pAoducto poA et teAceAo, etc.

Et ultimo pAoducto de tos poAes es et denominadoA y et

ûltimo pAoducto de los impaves es et numeAodoA de la ^Aoc-

ciân que expAesa et vatoA de la pAimeAa paAtida de ocho; es

deciA, que si juega coda uno el nûmeno de pistolas expAesado

poA et pAochicto de los poAes, le peAteneceAÛ det dineAo del

otAo et nûmeAo expAesado poA et pAoducto de los impoAes.

Lo que se demuestAa, peAo con mucho tAobaJo, mediante

las combinaciones tal como Vd. las ha imaginado, y yo no he

podido demostAoAlo poA esta otAa via que acabo de deciAle,

sino dnicamente poA la de las combinaciones. V estas son las


100

pAcpoAidonu que iJtevan a. elZo, que ion pAopXxmente pAopo-

iicioneA oACtmiticai Aelacionadas con las comhinacionei, de


las que tengo aZgunas beLtas pAcptedadei’

4. St de an ndmeAo cuatquCeAa de let/uu, poA eje/npZo de

ocho:
A, 8, C, V, E, F, G, H,

toma. Vd. todas tas combtnactjonei poitbles de 4 tetAoi y lue­

go todai loi combinaciones poiibles de 5 letAos, y luego de

6, de 7 y de 8, etc. y tomoiido ail todos lus combinaciones

poiibles desde lu muttUud que es lu mitad det todo hasta el

todo, digo que si Aeuniese lu mitad de lus combinaciones de

4 con cada una de lus combinaciones supeAioAes, lu suma seM.

et ndmeAo coAAespondiente de lu pAogAesidn cuateAnuAia a co-

menzoA poA et binoKiu, que es la mitad del conjunto.


Poa ejemplo, se lo dis en latin, poAque et ^Aoncis no
siAve poAa esto:

*"Si d e anus le t A u s c u a te s q u ie n a , poA e je m p lo , (•*

A, B, C, V, E, F, G, H,

se suman todos las combinaciones de cuatAo, de cinco, de seis,


etc., hasta de ocho, digo que si se suman la mitad de lus
combinaciones de cuatAo, a sabeA 35 {la mitad de 70), con to-
das lus combinaciones de cinco, es deciA, 56, mds todos lus
combinaciones de seis, o sea 28, mds todos lus combinacio­

nes de siete, es deciA, 8, mds todas las combinaciones de o-


cho, es deciA, 1, se habAd ^oAmado el cuoAto nûmeAo de lu
pAogAesiôn de cuatAc cuyo oAigen es et dos; digo el cuanto

* En latin en el original, lo que esta entre comillas.


101

nûmeAo poAque 4 es ta mitad de i.

1.04 nûmeAos de ta pAOQAesiôn de cuatAo cuyo oACgen es


2, seAân pues:

2, 8, 32, 128, 512, etc.

de tos cjuates et pAùneAo esel 2, et segundo el 8, el 32 el

teAccAo y el 128 el cuanto, y este 128 coAAesponde a

+ 35,ta mitadde las combinaciones de 4 letnas

+ 56 combinaciones de 5letAas

+ 28 combinaciones de6 letAos

+ 8 combinaciones de7 letAos

+ J combinaciân de 8 letAos."
5. Hasta aqul ta pnimeAa pAoposiciûn que es puAomente
oAitmttica, ta otAa se Ae^ieAe a la doctAina de las poAtidas

y es asl:

Hay que deciA pAeviamente esta: si se tiene una paAtida


de cinco, poA ejemplo, y que poA lo tanto Rattan 4, el juego

estoAd decidido in^aliblemente en 8, que es el doble de 4.


El valoA de ta pAineAa paAtida de 5 sobAe el dineAo det
otAo es la iAocciân que tiene poA mmeAodoA ta mCtadde tas

combinaciones de 4 sobAe 8 (tomo 4 ponque es iguat al nûmeno


de tas poAtidas que ^altan y 8 poAque es et doble de 41 y

poA denominadoA ese mismo numenadoA mds todas las combinacio­

nes supeAioAes.
Asl, si tengo una paAtida de cinco, me peAtenecen, det
dineAo de mi odveASaAio, 35/J28; es deciA que si tl ha pues­
to J28 pistolas, yo tomo 35 y dejo et Aesto, 93.
102

AhoAa bien, esta. ^Aacciân 35/128 es la miôma que esta

ot/ia: 105/384, que estd liedia poa multiptCcaciÔn de les pa~

Aes paAa el denominadoA y poA multiplicaciân de los Xmpaxes

poAa el numeAadoA.

Sin duda veAd Vd. bien todo esto, si se .toma un poco de

tAabajo; poA eso cAeo que es inutil insistiA mds.

6. No obstante le envio una de mis viejas tablas; no

tengo posibilidad de eopioAla, asi que la AehoAé.

VeAd. en ella, como siempAe, que el valoA de la pAimeAa

poAtida es igual al de la segunda, lo que se compAueba /acil-

mente mediante las combinaciones.


VeAd iguaùnente que los numeAos de la pnimeAa linea au-

mentan SiempAe; los de la segunda igual; los de la teAceAa

igual.

PeAo a continuacidn los de la cuanta disminuyen, y los

de la quinta, etc. Lo cual es extAano.

Si cojda uno juega a 256 en

ecen, de las 6 5 4 3 2 1
de mi adveA- poAtidas poAtidas poAtidas poAtidas poAtidas pOAt
A
1^ paAtida 63 70 80 96 128 25

2® paAtida 63 70 80 96 128

3^ paAtida 56 60 64 64

4^ paAtida 42 40 32

5^ poAtida 24 76

6^ paAtida 8
103

SI cada ano juega a 2S6 en

Me peAtenecen, de Zas\ 6 5
256 de mi adveASoAio,
poA paAtidas paAtidas paAtidas paAtidas paAtidas poAti
la 1^paAtida 63 70 80 96 128 256
las 2 pnimeAas 126 140 160 192 256

las 3 pAimeAas 182 200 224 256

las 4 pAimeAas 224 240 256

las 5 pAimeAas 248 256

las 6 pAimeAas 256

7. No tengo ttempo de enviante ta demoitAaciân de una

dificultad que asombaaba mucho at SenoA (de M é r ê ) , puei ét

tiene muy buena intetigenda, pena no eb geâmetna* (e&o es,

como Vd. sabe, un gaan defecto) y no compaende siquieAa que

una tinea matemdtica sea infinitamente divisible y cAee corn-

pAendeA muy bien que estd compuesta de un nûmeAo finito de

puntos, y jamds he podido sacoAle de ahX. Si Vd. pudieAa ha-

ceAlo, le volveAiamos peAfecto.


Asi pues me decia que habia encontAodo falsedad en los

nûmeAos, poA la Aazûn siguiente:


Si se intenta. haceA un seis con un dado, hay una venta­

ja en intentoAto en cuatAo (tiradas) como de 67J a 625.


Si se intenta haceA sonnés** con dos dodos, hay desven­

taja en intentoAlo en 24.


V sin emboAgo 24 es a 36 (que es et nûmeno de coAas de
los dos dados) como 4 es a 6 (que es et nûmeAo de caAos de

un dodo).
* No es geômetra, esto es, no sabe m a t e m â t i c a s .

** Sonnez : el seis doble.


104

Esto pAovocaba su gAcui escAndalo, que te hacXa decÂA a

todo et mundo que las pAcpostciones no eAcui constantes y que


ta AActméttca se, desmentCa: peAo Vd. veAÛ ta nazân con imi-

dia facXJUxLad pcA tos pAtnctptos mtsmos que conoce.

PondAé en oAden todo lo que he hecho sobAe esto cuando

teAmtne los TAotados geométAtcos en los que tAobajo hace ya

algun ttempo.

S. También he hecho (tratados) oAitméticos, Aespecto a

los cuales le suplico me envie su opiniân aceAca de esta de­

mostAaciân.

PAopongo el lema que todo el mundo sabe: que la 4uma de

tantos nûmeAos como se quieAa de la pAogASsiân continua des-

de la unidad, como
], 1, 3, 4,
tomada dos veces, es igual al ûltimo, 4, tantos veces como

el pAÔximo mûs gAonde, 5;es deciA, que la suma de los nûme­


Aos contenidos eti A, tomada dos veces, es igual al pAoducto
A^ (A + J1.

AhoAa, llego a mi pAoposicién:


*"La cUfeAencia de dos cubos paâximos cualesquieAa, Aes-
tada la unidad, es el sexto de todos los mlmcAos contenidos

en la Aaiz del menoA.


Sean dos Aoices, P y S, difeaentes en una unidad, digo:
- J iguala ala suma de los nûmeAos contenidos

eji S multiplicada poA seis.


Si llamamos A a S, entonces R es

* En latin en el original lo encerrado entre comillas.


105

A + I.
Poa tanto, el cube de la aaiz R o A + Î, e&
A^ + 3A^ + 3A +
PeAo el cubo de S, o A, es

y la dlfeAencia de estas es

3A^ + 3A aç£j R^ - - J
PeAo dos veees la suma de tos nûmeAos contenidos en A

o en S, segûn el lema,

A ^ (A + II, esto es A^ + A:
poA lo tanto, seis veces la suma de los nûmeAos contenidos

en A iguala

3A^ + 3Â.

PeAo

3A^ + 3A R^ - - J;

poA lo tanto,

R^ “ - 1 es igual a seis veces la suma de los nûmeAos

contenidos en A o en S.

Como queAlamos demostAOA."


Nadie me ha puesto dificultades en esto, peAo se me ha

dicho que no me las ponXan poA la Aozôn de que todo el mon-

do estd hoy dCa acostumbAodo a este método; y yo pAetendo


que, sin hacenme gAocia, se debe admitiA esta demostAaciân
como de un géneAo excelente; no obstante espeao su opinidn
con toda sumisiôn.

Todo lo que he demostAado en AAitmética es de esta nota-


106

Aoleza.

9. He aqui otAos dos d ific u tta d e s todavia:

He dmostAado una paoposiciân plana siAviéndome det cu­

be de una linea compoAoda al cubo de otAa; pAetendo que es­

to es puAomejite geométAico con el mds estAicto AlgoA.

Tgualmente he Ae&uelto el pAoblema:

"Vados cuatAo cualesquieAa de cuatAo plxmos, cuatAo pun­


tos y cuatAo esfeAos, encontAoA una esfejia que, tocando a las

esfeAos dadas, pose poA los puntos dados y deje sobae los

pianos poAciones de esfena capaces de dngulos dados."


V este otAot

"Vados tAes cualesquieAa de tAes c CacuIo s , tAes puntos,


tAes lineas, encontAoA an ciAculo que, tocando los ciAculos

y los puntos, deje sobAe las lineas an oAco capaz de un dn-


gulo dado."
He Aesuelto estos pAoblemas ^ foAma plana, no emplean-
do en la constAuccidn mds que ciAculos y lineas Aectas; peAo

en la demostAacidn me siAvo de lugoAes sSlidos, de poAdbolas


0 hipéAboles; pAetendo no obstante que, puesto que la cons-
tAuccidn es plana, mi soluddn es plana y debe pasoA poA tal.
ImpoAtunoAl.e tanto tiempo es AeconoceA bien mol el ho-
noA que Vd. me hace sufAiziido estas disquisiaioneA [siempAe
pienso deciAle sdlo dos palabAos], s i no le dijeAa lo que
siejxto en el coAazdn, y que es lo siguiente, que cuanto mds
le conozco, mds le admiAo y le honAo y que, si vieAa Vd.
hasta qué punto es asi, concedeAia un lugaA en su amistad a
este que es, senoA, Su etc.

PASCAL
107

Como hemos dicho, no se conserva la carta de

feAmcU de la que es respuesta esta carta de Paècat del 20 de ju-

lio de 1654. En ella, segûn el mismo Poècat reconoce, PeArniX

le mostraba su soluciôn al problema de la divisiôn de las a-

puestas. Esta soluciôn era la correcta, pero Pa&caZ le encuen-


tra el defecto de ser algo larga y complicada a causa de ba-

sarse en las combinaciones, y cree haber obtenido un método

mâs corto y claro.

W.P. desconfia de esta soluciôn y afirma

que lo mâs probable es que Poèc/it no habla encontrado la res­

puesta al problema hasta que no recibiô la respuesta de feJunat

y ve la prueba de ello en que el primero en realidad no com-

prende perfectaroente el método del segundo. No lo comprenderâ


hasta bastante después.

Los câlculos del caso particular del pârrafo 2.

son correctos. PcucaZ calcula en funciôn de las partidas que

faltan a cada jugador para terminer el juego, es decir, para


ganar. No calcula sobre las "chances" o posibilidades de ga-
nar sino sobre la partida de ganancia segura. El método que

emplea consiste en empezar por el final y remontarse poco a


poco hasta la primera partida. Este ejemplo consiste en dos
jugadores que juegan a très partidas y apuestan cada uno 32
pistolas.
El esqueraa séria como sigue:

2 - 2 (1/ 2 )

(1 / 2 ) 1 - 1 - 0 (1/2 +(1/2)^+(1/2)2)= 7/8

(1/2 + 7/8 )/2 = 11/16


108

Las cantidades entre paréntesis son las propor-

ciones del dinero de las apuestas que el l^^jugador debe tomar.

Se llega a la cantidad correcta de 11/16. Los pSrrafos siguien-

tes son intentos de generalizaciôn del método.

El método de Fermâtes el contrario, y merece la


pena analizarlo, pues es la base de los ejemplos posteriores,

en las cartas del 24 y 29 de agosto, con très jugadores, fe/unat

calcula en funciôn de las partidas jugadas. El esquema de los

resultados posibles en cada una de las partidas resultarla


asl !

( 1- 0 )

(1 - 1 )

(3^0) ^ ^ ^ (2 -1 ) K 2 ~ T ) ^ '""^ ^ (1 -2)

1-'' ^ \ y \ y \
(4-0) (3-1) (3-1) (2-2) (3-1) (2-2) (2-2) (1-3)
f \ / \

(5-0)
J /i /\ /i /\ /\
(4-1) (4-1) (3-2) (4-1) (3-2) (3-2) (2-3) (4-1) (3-2) (3-2) (2-3) (3-2) (2-3) (2-3) (1-4)
/\

Los resultados subrayados corresponden a los ca­


sos en que el primer jugador gana el juego. Las lineasde pun­
tos indican que, tras haber ganado uno de los jugadores (el
primero), los resultados siguientes sôlo se darlan si la par­
tida no se interrumpiese. El resultado de 1/4 + 2/8 + 3/16 =
11/16 extraido directamente del esquema, parece indicar, se­
gûn la idea de Pujmat, que el numerador séria funciôn de un ob-
jetivo précise, sacar ... en ... jugadas, mientras queel de-
nominador séria funciôn de un conjunto sin objetivo.
109

Son necesarias cuatro partidas complétas para


ue aparezcan todas las posibilidades, es decir, para que en

la ûltima linea haya ganado en todos los casos uno de los dos

jugadores, no haya partidas sin terminât en ninguna de las ra­

mas. Pero con ello surge la dificultad, tenemos una fracciôn

forraada por las partidas favorables reales dividldas por las

partidas posibles abstractas. Esta dificultad se puede sosla-

yar aplicando otros métodos de célculo. En lenguaje moderno

de combinaciones, hay sôlo una manera de ganar todas las par­

tidas, o de perderlas todas, 1 , hay cuatro maneras de

ganar très (o unal, 3“ ^4 1“ ^' Y hay seis maneras de ganar


dos partidas, ^. De todas ellas, hay 11 que le dan al

primer jugador la victoria definitiva. La fracciôn séria pues:

il C

y C

Otro razonamiento es el que se basa en la nociôn


de equiprobabilidad. Con él no es necesario considerar mâs
que los casos realmente posibles, y el esquema quedaria asi:

(1- 0 )

(2-0 ^ (1-11

(3-01 (2- 1 ) 12- 1 ) (1- 2 )

(3-1) (2-2) (3-1) (2-2) (2-2) (1-3)


y
(3-2) (2-3) (3-2) (2-3) (3-2) (2-3)

El câlculo séria;
110

1/4 + (2/6)(3/4) + (3/6)(3/6)(3/4) = 11/16

1/4 : hay una posibilidad entre cuatro de ganar en la tercera


llnea, para el jugador A.

(2/6).(3/4) : hay dos posibilidades entre seis de ganar en la

cuarta linea, que a su vez provienen de très posibilidades de

las cuatro de la tercera linea.

(3/6) (3/6) (3/4) : hay très posibilidades entre seis de ganar

en la quinta linea que provienen de très posibilidades de

seis de la cuarta linea, que a su vez provienen de las très


posibilidades de cuatro de la tercera linea.

Este es el método moderno, que évita objeccio­

nes como las de PobeÆvaZ, que veremos mâs adelante.


En el punto 7. se trata la conocida anédota del

cabaZteAO de MéAé: la Aritmêtica es contradictoria, por la ra-


z6n siguiente, si intentâmes obtener un seis con un dado, hay

ventaja en hacerlo en cuatro tiradas, es decir, la probabili­


dad es mayor de 1/2. En efecto, la probabilidad de obtener un
seis con un dado es 1/6. La probabilidad de no obtener ningûn
sets es 5/6. La probabilidad de no obtener un seis en n tira­
das serâ de (5/6)^, y por lo tanto la probabilidad de obtener
al menos un seis en n tiradas serâ 1 - ( 5 / 6 ) Si n es igual
a cuatro tiradas, entonces
1 - (5/6)4 ^ 671/1296 = 0,5177.

En cambio, hay desventaja en obtener dos seises


con dos dados (sonnés) en 24 tiradas: la probabilidad de dos
seises es de 1/36. La probabilidad de no obtener dos 6 serâ
por lo tanto 35/36. La probabilidad de no obtenerlos en n ti-
Ill

radas serâ ( 3 5 / 3 6 ) La probabilidad de obtener dos 6 al me­

nos una vez en n tiradas serâ 1 - ( 3 5 / 3 6 ) Si n = 24, enton­

ces "
1 - (35/36)24 = 0,4914,

es decir, menor que 1/2. Para n = 25, la probabilidad es de

0,5055. Y a pesar de todo ello 24 es a 36 (casos posibles con

dos dados), como 4 es a 6 (casos posibles con un dado). En es­

to veîa el cabotfeAO de. MéAÔ la contradicciÔn, puesto que las

proporciones no serian constantes y la Aritmêtica se contradi-

ria. En cualquier caso, la capacidad de MéÆÔ como jugador no

era nada desdenable, puesto que era capaz de distinguir entre

una probabilidad de 0,4914 y otra de 0,5177.

En el punto 8. se trata de demostrar que la di-

ferencia de los cubos de dos nûraeros naturales consécutives

cualesquiera, restândole la unidad, es igual a seis veces la

suma de todos los nûmeros contenidos en el mâs pequeno:

(A + 1)^ - A^ - 1 = 3A^ + 3A = t 1) .
2

Pa&caZ anade todavia dos proposiciones geométri-

cas mâs. En cambio no demuestra el error de Môté alegando fai­


te de tiempo.

bibliotec /
112

{CoAXa L X K l / II/, p. 4 4 4 - 4 4 5 ]

FERMAT a CARCAl'I

Voncngo, 9 d^ ago&to d e 1654

SziioA,

1. Me b e &mtido mcantado de habeA tenldo ie.ntimlenXo6

con^oAmes a toi det itnoA Peucat, pues utùno tn^ttutamcnte.

iu gento y te. cazo may capaz de togfiaA todo to que ic pAopon-

ga. La amt&tad que. m e o ^ac c c m e es tan queAtda y dtgua de con-

itdeAactén que no caco deba Ac^AcnoAmc de haceA atgûn usa de

etta en ta tmpAcstôn de mis TAotados.

St etto nojyi choca, podAtati cmboi ieA pAocuAadoACi de

Zita zdtctôn, de ta que conitznto ieoti toi mazstAoi; po-

dAÙLti actoAoA 0 dzsoAAottoA to que poAzzca demaitado conci-

io y dzscoAgoAmz de un cutdado que mts ocupactonzs me tmpt-

dzn tznzA. Vzizo tjictuio que zita obAa apoAzzca itn mt nom-
baz, dzjandooi ta etzcctân de todas tas dzitgnactonzs que po-
dndn moAcoA et nombAz det autoA, at que cati^tcoAets como
vuzstAo amtgo.
2. Hz aqut et mttodo que be imaginado poAa ta Segunda
PaAtz, que cont.endAâ mis invencionzi aceAca de toi nûmzAos.
Este tAabajo todavia ex sâto una idea, y no podaXa poneAta
akoAa poA compteto iobAz et papzt; peAo znvioAÇ. iucintamzn-
tz at iznoA Pascat todos mis pAincipioi y mis pAimeAas demos-
tAaciones, y Azspondo poA adetantado de que iacoAâ de etto
cosas, no sâto nuzvas y desconocidas hasta aqut, Sino inctu-

60 ioApaendentes.
113

Si une uAtzd iu tAabajo con et iuyo, todo podAd iucedeA

y ccnctuiAAz eji poco tianpo, y entAc ta>vto iz podA/i iacoA a

ta tuz ta PAimeAa PaAtz quz tiene uitzd en iu podzA.

Si at iznoA Pascat te paAzcz bien mi pAoposiciân, quz

estd ^undada pAincipatmzntz sobAz ta gAon estima quz tengo

dz su genio, de su sabeA y de su intetigenda, comznzoAé en

pAùneA tugoA poA in^oAmoAtz dz mis invencionzi nwntAicas.

Adios.

Soy, sznoA, su muy humitAz y obzdientz SZAvidoA,

FERMÂT

Desgraciadcunente, estos proyectos de PzAmat nun­

ca se Ilegaron a realizar.
PizAAz dz CaAcavi fué, como PeAmat, Consejero en el

Parlamento de Toulouse, fué corresponsal de MzASennz y lle.^6


a sermiembro de la Academia. Era Intimo amigo de Pascat, in-

trodujo a PzAmat en el circule de UeAsennz en 1636, y Pascat le

escribiô a PzAmat por sugerencia suya.


114

[CoAXa LXXÎII I W, p.435-437]

FERMAT a PASCAL

Sâbado, 29 d e ago&to de 1654

SznoA,

J. N u z 6Xa o & e é p o d o i no dzjon d e cjwlzoasz y esXoy tan ad-

nUAjodo como ustcd de que nueitAos pejuamtzntos sc ajustcn tan

zxactamentc que poAcct que hayan tornado una misma AuXa y Ac-
coAAido eE mismo camino. Sus ûttimos TAotados sobAc et Taidn-

guJLo kAiXmitico £ S^ àpticacidn son una autôitica pAucba de

eZtoj y si mis cdJtcutoS no me engaJîan, su onccava conszcuen-

cia iba en ta posta de PaAis a Toutous e, mientAos que mi pAo-

posicidn SobAe tos nûmcAos ^iguAodos, que en efecto es ta

misma, iba de Toutous e a PaAis.

Mo me asusta caaoa mientAos haya encuentAos como estas,

y estoy peASuadido de que et vendadeAo media pana evitoA et


eAAoA es et de compeXiA con usted. PeAo si dijena mis, ta co-

conveAtinia en un cumptido y nosotAos hemos boAAodo este ene-


migo de tas conveAsaciones dutces y amabtes.

AhoAa me toca a mi entAegoAte atgunas de mis invenciones


numtAicas; peso et fin det PaAtamento aomenta mis ocupaciones
y me otAevc a espeAoA de su bondad q u e me ofAeceAi. un Aespi-

Ao justo y casi nec.esaAio.


2. Mo obstante AespondeAC a su cuestidn de tos tAes ju-
gadoAes que juegan dos paAtidas. Cuandc et pAimeAo tiene una
y tos otAos no tienen una, su pAimeAa sotudôn es ta veAdade-

Aa, y ta dUvisiôn det dineAo debe haceAse en 17, S y 5; ta


115

Aazôn de etto es maniftesta y se basa siempAe en et mismo

pAincipio, ZjoS' ccmbiivaciones muestAan en pAimeA tagoA que et

pAimeAo tiene a su favoA 17 azanes iguates, mientAos que ca­

da uno de tos otAoS (dosl no tiene mds que dnco.

3.Poa otAa ponte, no hay nada que en et poAveniA no te

comunique con toda faonqueza. Médité entAetanto, si to juzga

opoAtuno, esta pAoposidôn:

Los potencias cjuadAodos de dos, aumentadas en ta unidad,

son SiempAe ndmeAos pAimos.

Et cuadAado de 2, aumentado en ta unidad, hace 5, que

es nûmeAo pAimo.
Et cuadAado det cuadfiado hace 16, que, aumentado con ta

unidad, hace 17, numeAo pAimo.

Et cuadAado de 16 hace 256 que, aumentado con ta unidad,

hace 257, nûmeAo pAùno.


Et cuadAado de 256 es 65.536 que, aumentado en ta uni­

dad, es 65.537, nûmeAa pAimo.

y asi hasta et infinite.


Es una pAopiedad de cuya veAdad te Aespondo. La demostAa-

cidn es muy dificuttosa y te confieso que todavia no he podi­

do encontAoAta poA compteto; no te pAopondAia busconta si yo

to kubieAa conseguido.
Esta pAoposiciôn siAve pana ta invenciûn de nûmeAos que

estén en una Aazân dada con sus poAtes aticuotas, sobae to


cuat he hecho descubAimientos considenabtes. HabtoAemos de
etto en otAa ocasiân.

Soy, senoA, su, etc.


FERMAT
116

Entre esta carta y la anterior parecen haberse

cruzado algunas que no se conservan. Fcucat habria propuesto


ya la objecciôn de que cuando hay mâs de dos jugadores, el

mêtodo de FçjmaX. no sirve, Aquî FeAmat lo resuelve sumariamente


sin explicaciôn y su carta se cruza con la de Pcucat del 24 de
agosto. FeAJvat se verâ obligado posteriormente a volver sobre

el tema para explicarle a PdicaZ dônde estâ su error.

En cuanto al punto 1., la consecuencia onceava


del Tratado del TriSngulo aritmëtico se enunciaba asî;

"Cada célula de la dividente es doble de la que

le precede en su rango, paralelo o perpendicular".


Las células de l’a dividente son las que atravie-

sa labisectriz del ângulo recto que forman todas las células


en la figura:

1 1 1 1 1 1 1 1 1
N
1 2.^ 3 4 5 6 7 8 9

1 3 10 15 21 28 36
V
1 4 10 20.^ 35 56 84

1 5 15 35 '70s 126

1 6 21 56 126

1 7 28 84

1 8 36

1 9

1
117

En cuanto a la proposiciôn de feA inat de los numé­

ros figurados, es la de la Observaciôn XLVI sobre VXo^OKto. F&A-

maX no dice que ya habîa descubierto el triSngulo aritmêtico

ocho anos atrâs, en 1636. La demostraciôn de esta proposiclôn

la hizo F^Amat a peticiôn de McAAeJtae.

[C m Xjo. LXKIT / Va, p .J S 4 -1 S S l

PASCAL a FERMAT

Lunti, 24 d e ago&to d e 1654

Stfion,

1. No p u d e abfuAZe. todo nu. pzitsa/ncento en to Ae^enente

tt to6 totc de vcuUoé jugadofLZi en e£ ûZtvno conA^o, e tncta-

&o ètznto (U-CAta fLe.pugnancÂA de hacMto, poA. mtedo a que. eé-

ta adsruAabtz c o tn c X d e jic ta que. habta entAe no6otA06 y que me

eAa tan paectoéa, commence a desmenttAie, puei temo que iea^

mo& de op-ùUonei dC^eAentei éobae eite tem a. QtUeAo exponeate


toda& mc6 Aazone&, y a&ted me hoAâ. et ^avoa de eoKAegVme
me eqvUooco, o de con^tAmaJime ét he dodo con to ciento. Se to

ptdo de baena ^e y étnceaamente, pues sâto me tendAi poa segu-

ao cuando usted ejstt de nu, tado.


Cuando no hay mâs que dos jugadoaes, su mêtodo, que pAo-

cede poA combtnactones, es muy seguAo; peAo cuando hay tAes,


cAeo teneA ta demostAactôn de que no es justo, a no seA que

pAoceda usted de otna maneAo. que yo no he compAendido. PeAo

et m^todo que te he expuesto y que suscAtbo en todos tos ca~


SOS es comûn a todas tas condU.ct.ones tmagtnoAtas de todo ttpo

de paAttdas, mtentAas que et de tas combtnactones [det que


118

no me stAvo mds que en tos encuentAos poAttcjutaAes en tos que

es mâs coAto que et geneAot] no es baeno mds que en estas unt-


cas ocastones y no en tas demds.

Estoy seguAo de que me hoAd entendeA, peAo neeesttoAd at-

gun dtscuASo y usted atguna pactencta.

2. He aquX como pAocede usted aiando hay dos jugadoAes-

St dos jugadoAes, jugando vaAtas paAttdas, se encuentAon

en et punto de que Rattan dos paAttdas at pAtmeAo y tAes at

segundo, poAa eneontAoA et tote es neeesaAto, dice usted, veA

en cuântas paAttdas estaAd et juego absotutamente dectdtdo.

Es iactt suponeA que seAd en cuàtAo paAttdas, de to cuat


conctuye usted que hay que ueA de cuântas maneAas cuatAo paA­
ttdas se comblnan entAe dos JugadoAes y cuântas combtnactones
hay poAa haceA ganoA at pAlmeAo y cuântas pana et segundo y

AepoAttA et dtncAo segûn esa pAopoActân. A ml me hubteAa cos-

tado tAabajo entendeA ese dtscuASO si no to liublese sabldo


poA ml mtsmo pAevlamente; tamblùi usted to habla eScAtto con
ese pensamtento. Asl, paAa veA câmo se comblnan cuatAo paAtt­
das entAe dos jugadoAes, 'jiay que ImaglnaA que juegan con un

dado de dos coaos, [pueAto que no son mâs que dos jugadoAes]
como a coAa o cAuz, y que tanzan cuatAo de esos dodos (.poAque

juegan auitAo paAttdas U y ahoAa hay que veA cuântas Aesutta-


dos dt^eAentes pueden teneA esos dodos. Eso es laclt de catcu-
toA: puede habeA dttctsels, que es et segundo gAado de cuàtAo
es declA, et cuadAodo. Pues (tguA&nonos que una de tas coAas
estâ moAcada con a, ^avoAobte at pAtmeA jugadoA, y ta otAa con
119

^avoAabte at segundo; Zuego estos cjuatAo dados pueden asen-

toAse en una de estas dlects dis postctones:


a a a a a a a a b b b b b b b b
a a a a b b b b a a a a b b b b
a a b b a a b b a a b b a a b b
a b a b a b a b a b a b à b a b

1 1 1 1 1 1 1 2 1 1 1 2 1 2 2 2

y poAque le Rattan dos paAttdas at pAtmeA jugadoA, todas las


caAas que ttenen dos a le hacen ganoA: luego hay 11 a su ^avoA;

y como le Rattan tAes paAttdas at segundo, todas las coaos en

que hay tAes b pueden haceAte ganoA: luego hay ctnco de esas.

Ast pues, deJben AepanttA la 4uma como 11 a ctnco.

Este es su método cuando hay dos jugadoAes; sobAe to cuat

dtce usted que, st hubteAa mâs, no senta dt^tctt haceA tos to­

tes con et mtsmo mdtodo.


3. Tengo que dectAte at Aespecto, senoA, que estos totes

poAa dos jugadoAes, basados sobAe tas combtnactones, son muy

justos y muy buenos; peAo que, st hay mâs de dos jugadoAes,


no send st&npAe justo, y voy a dectAte ta Aazôn de esa dt^e-
Aencta.

Comuntqué Su mttodo a nuestAos amCgos, at cuat et senoA


de PobeAvat me htzo esta objecctân:

Es un eAAoA basons e pana haceA ta dtvtstôn sobAc ta su-


postctân de que se juega en cuatAo paAttdas, puesto que, cuan­

do Rattan dos panttdas at uno y tAes at otAo, no es necesanto


120

que se jueguen cucUao paxtCdas, pudimdo sucedeA que no se

jaegiLen m&s que dos o tAes, o qutzâ en Aeattdad cuatAo.

V asl no veta poA qui se pAetende haceA la dlvlslôn

justamente sobAe una condlclân ^Inglda de que se juganAn


cuatAo paAttdas, a ta vlsta de que ta condlclân natuAot det

juego es que no se se,gulAd jugando en cuanto uno de tos juga­

doAes haya ganado, y que si eso no ena ^atso, at menas no es-

taba demostAado, de manena que se tenXan cientas sospechas de

que hablamos hecho un panatoglsmo.


Yo te Aespondl que no me basaba tanto en ese mitodo de

las comblnaclones, que veAdadeAomente no estd en su tugoA en


esta ocaslân, como sobAe ml otAo mêtodo unlveAsat, at que na-
da escapa y que tteva conslgo su demostAaclân, que encuentAa

pAectsamente ta mlsma dtvlslân que et de las comblnaclones ;


y ademds te demostAi ta veAdad de la dtvlslân entAe dos juga­

doAes poA tas comblnaclones de esta mancAa:


àNo es cleAto que, si dos jugadoAes, encontAdndose en ta

sttuaclân htpotittca de que te fatten dos poAtldas a uno y


tAes at otAo convlenen ahoAa de buen gnado en que se jueguen
cuatAo paAttdas comptetas, es declA, que se tancen a la vez
tos cuatAo dados con dos coAas, no es veAdad, dlje, que si
han pactado jugaA tas cuatAo paAttdas, la dtvlslân debe seA,
tôt como hemos dtcho, segûn ta muttltud de Aesuttados ^avoAa-

btes a cada uno?


Et estuvo de acueAdo, y etto en eiecto es demostAottvo;

peAo negâ que ta mlsma cosa se mantuvleAa cuando no se ajus-


toAofi a jugoA las cuatAo poAtidas. Vo te dije paes ast:

iNo estd cJLo a o qae toi trUsmoi jugadoAzs, at no estoA o-


btigadoi a jugaA tos cuatAo paAttdas, peAo quzAeA abandonoA

et juego en cuanto uno de ettos hubtese atcanzado ese numeAo

pueden, sin peAjutcto nt ventaja, ateneAse a jugoA tas cuatAo

paAttdas enteAos y que esta convenctân no cambta de ntnguna

maneAa su condtctôn? Pues st et pAùneAo gana tas dos pAtmeAos

paAttdas de cuatAo y ast ha ganado, ise negaAÂ a jugoA toda-

vta dos paAttdas mâs, puesto que st tas gana no habAd ganado

mâs, y st tas pteAde no habAd ganado menos? Pues tas dos

que et otAo ha ganado no te bastan, poAque te hacen ^atta tAes,

y ast no hay bastante con cuatAo paAttdas poAa que puedan tte-

goA tos dos a consegutA et ydmeAo de ettas que tes Rattan.

CteAtamente es ^actt constdeAOA que at uno y at otAo tes

seAâ absotutamente tguat e tndt^eAente jugoA en tas condtcto-


nes natuAotes de Au juego, que es teAminoA en cuanto uno ten-
ga Su numeAo, o bten jugoA tas cuatAo paAttdas entenas; tuego,

puesto que esas dos condtctones son tguates e tndtf^eAentes,


tos totes deben seA poAectdos en ta una y en ta otAa. Pues es
justo cuando estd obttgados a jugoA cuatAo paAttdas, como to
he mostAado, esjjusto tambtdn en et otAo caso.
He aqut como to demostAi, y st usted to obseAva con cut-
dado, esta demostAactdn estd basada sobAe ta tguatdad de tas

dos condtctones, veAdadeAa y ^tngtda, Aespecto de dos jugado­

Aes, y que en ta una y en ta otAa uno mtsmo ganaAd stempAe y,


si uno gana o pleade en una, ganoAâ o peAdeAâ en ta otAa, y
122

nunca tos dos to conseguxAdn.

4. Stgmos et mismo oAgmeiito poAa tAes jugadoAes y au -

pongmos que te ^atta una paAtlda at pAxmeAO, que te Rattan

dos at segundo y dos at teAceAo. PoAa haceA ta divislân, sl-

gulendo et mismo mitodo de tas combinactonés, hay que buscoA

pAimeAo en cuântas paAttdas estoAd dectdtdo eZ juego, como

hemos hecho cuando habta dos jugadoAes: to estaAd en tAes,


pues no podAtan jugoA tAes paAttdas sin que haya ttegado ne-

cesoAtamente ta dectsiân.

Hay que veA ahoAa de cuântas maneAos se comblnan tAes

poAtldas entAe tAes jugadoAes y cuântas hay ^avoAabtes at u-


no, cuântas at otAo y audntas at dtttmo y, slgutendo esta

pAopoAclân, dlstAlbulA et dlneAo det mismo modo que se ha he­

cho en ta hlpâtesls de tos dos jugadoAes.


I
PaAa veA cuântas comblnaclones hay en totôt, es ^actt:
es ta teAceAa potencla de tAes, es dectA, su cubo, 27. Pues

si se tanzan tAes dados a ta vez (puesto que hay que jugoA


tAes paAttdas], que tengan cada uno tAes coaos (puesto que
hay tAes jugadoAes], una moAcada ^avoAabte at pAùneAo, otAa
jb poAa et segundo, ta otAa c posa et teAceAo, es évidente que
esos tAes dodos tanzados a ta vez pueden caeA en 11 poslclo-
nes dl^eAentes, a sabeA:
123

a a a a a a a a a c c c c c c c c c
a a a b b b c c c a a a b b b c c c a a a b b b c c c
a b c a b c a b c a b c a b c a b c a b c a b c a b c

1 I 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
2 2 2 2 2 2 2

3 3 3

AhoAoL bien, at pAmeAo no le ^atta mâs que una poAtida,


luego todas las poilclones en que hay una a te son ^avoaabtes:
de ettas hay 19.
At segundo te Rattan dos poAtldas, tuego todas tas posl-
ctones en que hay dos ^te son ^avoAabtes: de ettas hay 7.
At teAceAo te Rattan dos poAtldas, tuego todas tas posl-
clones en que hay dos c. te son ^avoAabtes: de ettas hay 7.
SI de aqut se conctuyeAa que hay que doA a cada uno se-
gdn ta pAopoAclân 19, 7, 7, se cometeAta un eAAoA denaslado
gAoseAo, y no cAeo que usted to hubleAa hecho ast, pues hay
atgunas coaos ^avoAobtes a la vez at pAlmeAo y at segundo,
como abb, pues et pAlmeAo encuentAa en etta una a que te
ta y et segundo tas dos ^ que neceslta; y to mismo es acc pa­
Aa et pAlmeAo y et teAceAo.
Luego no hay que contoA esas coaos que son comunes a dos
como si vatleAan la sumo enteAO posa cada uno, slno dnlcanen-
te la mltad. Pues, si apoAectese la poslclân acc, et pAlmeAo
y el teAceAo tendAtan et mismo deAecho a ta sumo at atcanzoA
ambos sus pantos, tuego AepoAtlAtan et dlneAo poA la mltad;
124

pcAo si apoAece £a poslclân dab, et pAùneAo gana soto. Haij

que haceA et cânqouto de ta stgulente maneAa:


Hay 13 poslclones que te dan todo at pAlmeAo y 6 que te

dan ta mltad y S que no te dan nada; tuego, s i ta Aiuna ente-


Aa es una plstota, hay 6 coaos que vaten cada una J/2 p-cA-to-

ta y S que no vaten nada.


Luego, en caso de d lv ls lô n , hay que muttlptlcoA:

J3 poA una plstota, que hacen . . . . 13

6 poA media, que hacen. . . . . . . . . . . . 3

S poA ccAo, que hacen........... 0

Suma 27 Suma 16

y dlvldlA ta suma de tos vatoAes, J6 poA ta suma de tas posl-


ctones, 27, que da ta ^Aacctôn 16/2.7 que es to que peAtenece
at. pAlmeAo en caso de dtvlslân, a sabeA, 16 plstotas de 27.
Et to te det segundo y det teAceA jugadoA se encontAonAn

de ta mlsma maneAa:
Hay 4 poslclones que te vaten 1 plstota; muttlptlcoA 4

Hay 3 poslclones que te vaten J/2 plstota; muttlptlcoA 1 j

Y 20 poslclones que no te vaten nada 0

Suma 27 Suma 5^

Luego at segundo jugadoA te peAtenecen 5 plstotas y 1/2


de 27, y otAo tanto at teAceAo, y esas tAes sumas, 5 j, 5^,
y 16 juntas, hacen tas 27.

5. He aqut de qui maneAa en ml oplnlân habAta que haceA


tos totes medlante tas comblnaclones, slgulendo su mitodo,
a no seA que tenga usted atguna otAa cosa sobAe este tema que
125

yo no pueda sabeA. PeAo si no me equlvoeo, esta dlvlslôn no


es justa.

La Aazôn de elto es que se supone una cosa ^atsa, que

se juega In^atlbtmente en tAes paAtldas, mlentAas que la con-

dlclôn natüAoZ de este juego es que se juegue hasta que uno

de los jugadoAes haya conseguldo el numeAo de paAtldas que

le kace ^alta, en cuyo caso et juego cesa.

No es que no pueda sucedeA que se jueguen tAes paAtl­

das, peAo puede sucedeA tamblén que no se jueguen mâs que una

0 dos y ^^iMliAlamente.

iPeAo de qui pAovlene, se podAta pAeguntoA, el que no

esti peAmltldo haceA en este encuentAo ta mlsma suposlclôn

(ilnglda que cuando habla dos jugadoAes? He aqut ta. Aazâm

En ta veAdadeAa condlclân de esos tAes jugadoAes no hay

mds que uno que pueda ganoA, paes ta condlclân es que, en

cuanto uno ha ganado, el juego cesa. PcAo en ta condlclân

^Inglda, dos pueden obteneA et nûmeAo de paAtldas necesoAlo,

a sabeA, si et pAùneAo gana una que te ^atta y uno de tos o-

tAos tas dos que te Rattan; pues adn ast no habAân jugado

mds que tAes paAtldas, mlentAas que, cuando no habta slno


dos jugadoAes, ta condlclân ^Inglda y ta veAjdadeAa colncl-
dtan pana tas ventajas de tos jugadoAes en conjunto; y eso
es to que hace ta extAema dl{,eAencla entAe ta condlclân ^In-

glda y ta veAdadeAa.
SI tos jugadoAes, encontAdndose en estado de hlpâtesls,

es declA, si te iatla una paAtlda at pnlmeAo y dos at segun-


126

do y dos (it tzAceAc, se ponen aJiofux de CLcuen.do y convlenen

en ta condlclân de qae se jugcuiân tAes paAtldas complétas,

y que aquettos que hayan obtenldo et numeAo que les ^alta to-
moAdn la suma entcAa, si son los dnlcos que ta han obtenldo,

0 si se da et caso de que ta hayan obtenldo dos, ta dlvldlAÂn


en poAtes Iguates, en ese caso ta dlvlslân debe haceAse como

acabo de declA, que et pAlmeAo tenga H, et Aegundo 5j, et


teAceAo Sj, de 27 plstotas, y suponlendo esta condlclân asl,

ta demostAaclân estd Imptlclta en to dlcho.

PeAo si juegan slmptemente a condlclân, no de que se jue­

guen necesoAlamente tAes paAtldas, slno sotamente hasta que

uno de ettos haya obtenldo Su ndmcAo de paAtldas, y que enton-


ces cese et juego sln doA opoAtunldad a otAo de obteneA tas

suyas, entonces at pAlmeAo te peAtenecen 17 plstotas, at se­

gundo S y al teAceAo 5, de 27.


y esto se encuentAa con ml mitodo genenat, que deteAml-

na tamblin que en ta condlclân pAecedente son necesaslas 16


poAa et pAlmeAo, Sj poAa et segundo y 5j posa et teAceAo,
sln seAvlAse de tas comblnaclones, pues se aptlca en todos

tos casas sln obstdcuto.


6. Estos son, senoA, mis pensamlentos sobAe este tema, en

et citât no tengo otAa ventaja sobAe usted que ta de habeAto

medltado mucho mds; peAo eso es poca cosa Ae^eAlda a usted,

puesto que sus pAlmcAos ojeadas son mds penetAantes que ta

tongltud de mis es^ueAzos.

No dejo de pA.esentaAte mis Aazones paAa espeAOA su jul-


127

d o iobAz etias. Ca z o habzAlz hzcho conoczA asl que et mito­

do dz las comblnadonzs zs bazno zntAz dos jugadoAzs poA ac-

ddejvtz, como tamblin to ts a vzces zntAz tAzs jugadoAzs, co­

mo cuando tz {,atta una poAtlda at uno, una at otAo y dos at

at otAo, poAquz zn zstz caso zt numzAo dz paAtldas zn tas quz

zt juzgo zstoAd tzAmlnado no basta posa haczA ganoA a dos;

pzAo no zs gznzAot y no zs buzno gznzAalmzntz mds quz zn et

caso zn que se a jus tan a jugoA un dz A t o numzAo dz poAtldas

exactamente.

Ve suzAte que, como usted no contaba con ml mitodo cuan­

do me pAopuso tos totes de voa I os jugadoAes, slno ânlcamente

con zt dz tas comblnadonzs, temo que tengamos ahoAa dlfe-

Azntzs oplnlones sobAz este tema.

Le suptlco me In^oAme de qui manena pAocede en ta biîs-


queda de esta dlvlslân. RedblAi su Azspuesta con Aespeto y

otegAla, aunque sus sentlmlentos me sean contAaAlos. Soy, etc.

PASCAL

Esta carta, que se cruza con la de PeAmat, no pa-


rece respuesta a ninguna de êste, o en cualquler caso, se ha-
brîa perdido. Eln el comienzo de la misma analiza de nuevo el
caso de dos jugadores y de la divisiôn de las apuestas como
introducciôn para la exposiciôn del caso de très jugadores al

que, segûn Pascat, no se puede aplicar el mismo método.


En el punto 3. aparece la conocida objecciôn de
Roberval, al que no le parece lôgico tener en cuenta situacio-
128

nés irreales en las que la partida ya ha sido ganada por uno


de los jugadores. Lo que les preocupa a todos ellos no es lo

heterogeneo de la fracciôn: partidas favorables reales sobre

partidas posibles abstractas, ni la paradoja que consiste en

contar como casos perdidos las ganancias superiores a très


partidas, como por ejemplo, en los casos 4-1, 5-0, sino, como

senala Vlwie Raymond,

" z i In t e A is y et n lz s g o d z c o n ta A s l ù i a c l o n z é lA A z a lz i zn zi

d e n o m ln a d o A " .

La respuesta de Pascai es muy interesante desde el punto de vista

de la historia del razonamiento. Puesto que una vez que ha ga­


nado el jugador A, el continuer jugando hasta compléter las
cuatro partidas no puede hacerle perder, es decir, no cambia
para nada el resultado final, no hay ninguna razôn vâlida pa­
ra que se oponga a hacerlo. Este no es el caso cuando hay très
jugadores, porque al continuer el juego, un tercero podrîa ga-
nar antes que el primero. El razonamiento es vâlido, aunque
a posteriori. El método basado en la nociôn de equiprobabili-
dad que hemos expuesto antes no requiere esta operaciôn y es
por lo tanto preferible. Pero, como dice PlzAAZ Raymond:
"La dl^lcuiXad quz zxpzAvnznta Pascal Azildz zxactamzntz zn
ia conczptuatjizaci.6n dz io quz z6 una tabla dz combtnacionzs :
no &z tJwXa dz InscnlblA éolamzntz todas las espzcA.es dz un
gineJio [como paia una ciasl^tcaclânl, ni tampoco todas las
poslbltldades de, un suceso; hay quz comblnaA zntAz zUas po-
slbltldades puMoitizntz absthactas, cuya zvzntualldad no estd
129

moAcada poA ninguna Azaildad".

Cita tajnbién como ejemplo el caso de VAiembzAl:

’VAlmbzAl tznla dl^lcuttades paxa consldtAOA cuatAo poslbl-

lldades poAjO. dos tlAodas dz una monzda, a ^In dz obtznzA una

vzz CAuz, cuando zt juzgo zstd tzAmlnado si la obtzngo a ta

pnlmzAa, zxctuijzndo asl Azatmzntz tas poslbltldadzs cauz-cauz

y cAuz-coAa. Et consldzAaba tAzs"poslbUUdades’': +, C -+ y

C -C, dz akl dos’chanczs’sobAz tAzs dz obtznzA una vzz cAuz

zn dos tlnadas. Laptacz, cAdXlcando a V’AtzmbzAt, consldz­

Aaba cuatAo"poslbltldadzs": +-+, + -C , C -+ , C -C (zs dzclA, a-

soclaclonzs vzAtlcaJizs y poAclatmzntz ^Ictlclas dz tos casos I,

dz akl satzn lAzs’chanczs'sobAz cuatAo. Los manuatzs Azclzn-


tz s consldzAon tas cosas zn dos ztapas: pAlmzAo + o C, dz

akl una pAobabltldad sobAz dos dz obtznzA +; tuzgo +' o C ,

a poAtlA dz C (ta poAllda sz dztlznz dzspuis dz +), dz akl

una pAobabltldad sobAZ doS dz obtznzA a paAtlA dz una pAo­

babltldad sobAz dos dz obtznzA C. En total poA to tanto tAzs

pAobabltldadzs sobAz cuatAo dz obtznzA +. Et Azsuttado, Idin-


tlco at dz Laptacz, zvltaAla consldzAoA poslbltldadzs lAAza-
tzs (.+-+', + - C 'l . En Azatldad ta {^Aacclôn //4 paAa +* s6to
sz obtlznz oAltmitlcamzntz,pzAo désigna una poslbltldad sobAz
cuatAo, tas otAos tAes compAzndzn tas dos slmztAlas {^Ictl-
clas +' y C quz dzpzndzn dz +; estas slmztAlas s6to son /,1c-

tlclas a poAtlA del momento zn quz sz /Ija como objztlvo el


obtznzA + al mznos una vzz zn dos tlAadas poslbtes, si no

t+ una vzz sobAz dos tlAadas Azales], esas comblnadonzs tie-


130

nm ç jt nuAmo d c A e .c fw q u e te a , o tA c a ,; de hecho l a {^ ^ a c c lS n d e

tcUs p A o b a b t Z id a d e A h a c e  n te A v e n  A a n num eA adoA (u n c X â n de

un ô b jé t iv ô p A e c u A o y u n d e n o tn c n a d o A ^ u n c ié n d e an c o n ju n lo

6 tn o b je tiv o ".

El esquema séria:

C 1/2

Cl/2) Cl/2)

p = 1/2 + Cl/2) Cl/2) = 3/4

En el punto 4. pasa a discutir el ejemplo de

très jugadores. Si estudiamos la tabla, obtenemos el resulta­

do; AAA, AAA, AAA, AAA, BBB, ABC, AAA, ABC, CCC, teniendo en

cuenta el orden de las jugadas y no considerando que se lan--


zan los très dados a la vez, como dice P o A c a t. De este resul­

tado se concluye que A;B:C como 17:5:5, pero Poiea£ dice que es
19:7:7, aunque dândose cuenta que no es correcte. Résulta fas­

cinante ver a un gran matemâtico luchar asl con una dificul-


tad sin poder resolverla pero intuyendo que los resultados
no son correctos. Calculando por los juegos que faltan para
ganar y por las combinaciones obtiene 16:5^,: 5j , pero tam-
bién intuye que es false, y afirma que elle se debe a jugar
sin detenerse cuando uno de los jugadores ya ha ganado, êl

que habla tan bien replicado a R o b e A u a t, contra esa misma ob­


jecciôn, ahora parece aceptar una excepciôn en este caso par­

ticular, En realidad estâ bastante confuso. Llega a decir que

si se detiene el juego cuando uno de ellos gana, entonces si


131

que la soluciôn es 17:5:5. S61o por casualidad es bueno el mé­

todo de FeJvnat, segûn P a s c a t, en alguno de los casos discutidos,

pero no tiene generalidad.

En su carta del 25 de septiembre,FCAmot respon-

de cumplidamente y explica con mâs detenimlento su método, co­

mo vamos a ver a continuacién.

I C o ^ LXXIl/ / II/, p.437-4411

FERMAT a PASCAL

l//gAne4, 25 de 6eptimbae de 1654

SenoA,

1. Mo tejna listed qae nuestAa cotnctdencta ie deAmtenta,

uAted mtAmo tu ha con^tAmado cuando pensaba deAtfwUAta, y me


poAece que AeAponcUendo eut AenoA de RobeAvat poA uAted, tam-

btén UAted ha AeApondtdo poA mt.

Tomo et. ejemplo de lo& tAeA JagadoAeA, al pAtmeAo de los

cuateA le ^alta una paAttda, y do& a cada ano de lob otAos

dos, que eA el coao que me pAopone uited.

Mo encuentAo mdA que 17 combtnactoneA poAa el pAtmeAo


y 5 poAa cada uno de lo& otAOi dos; pues cuando dice usted
que la combtnactân acc es buena pana el pAtmeAo y pana el teA­

ceAo, poAece no AecoAdoA que todo lo que se hace despuis de


que uno de los JugadoAes ha ganado, ya no slAve paAa nada.
Puesto que esta combtnactân ha heaho ganoA al pAtmeAo desde
la pAtmeAa poAttda, iqul tmpoAta que el teAceAo gone dos a
conttmiactSn ya que, aunque ganase tAetnta, todo eso sesXa
supeA{iluo?
132

E s to v te n e de que, como u s t e d h a n o t a d o m ay b t e n , esa

{ .tc c ld n de e x te n d e t e Z ju e g o a an c te x to ndmeAo d e p a A t t d a s

no s t A v e mds q u e p o A a ^ a c ltc to A la A e g la y {seg u n m t o p tn té n )

h aceA to d o s lo s azoA es tg u a le s , o b te n , mds t n t e l i g t b l e m e u t e ,

p a A a A e d u c tA t o d a s la s ^ A a c c to n e s a un com un d e n o m tn a d o A .

V p o A a q u e no d u d e u s t e d m d s , st e n lu g o A d e t A e s p a A tt­

das e x tte n d e u s te d , en e l caso p A o p u e s to , la ^ tc c td n h a s ta

c u a tA o , no h a b A d s d l o 27 c o m b tn a c to n e s , s tn o SI, y se te n d A d

q u e oeA c u d n ta s c o m b tn a c to n e s hoAdix g a n o A a l pAtxneAO una paA­

ttd a a n te s q u e do s a c a d a uno d e lo s o tA o s , y c u d n ta s hoAdn

gaixaA a c a d a uno d e lo s o tA o s do s p a A ttd a s a n te s que una a l

p A tm e A o . V eA d u s t e d que la s c o m b tn a c to n e s poAa que gane el

p A vneA o s e A d n 51 y la s d e c a d a uno d e lo s o tA o s doS 15, la

que s e A educe a l a m ts m a p A o p o A c td n .

Que st toma ctnco paAttdas o cualquteA numeAo que qute-

Aa, stempAe e^ncotxtAOAd tAes numeAos en la pAopoActôn 17,5,5.


y a s t te n g o deaecho a d e c tA que l a c o m b tn a c tâ n a c c no

es mds q u e p o s a e l pA tm eA o y no po A a e l t e A c e A o , y que cca

no es mds q u e p o A a e l te A c e A o y no p o A a e l p A tm e A o , y que m t

A e g la d e l a s c o m b tn a c to n e s es la m tsm a e n t A e s ju g a d o A e s que

en d o s , y g e n e A o l poAa to d o s lo s nu m eA os.

2. Ya ha podtdo usted veA poA mt coAta pAecedente que


yo no dudaba de la soluctân veAdadeAa de la cuestiân de los
tAes jugadoAes, Aespecto a la cual le envZaba los tAes nûme-
Aos dectstvos: 17, 5, 5. PeAo como el Sa . PobeAval estoAta
qutzd mds satts^echo vtendo una soluctân stn ntngdn oAtt^t-
133

cJjo, y dado que ésta puede a veees pAoducuA métodos abAevta-

doi paAa mudîos casos, héla aqut en et ejmpto pAopuesto:

Et pAtmeAo puede ganoA en una sola poAtida, o en dos,


0 en tAes.

St gana en una sola poAttda, es necesoAto que con un da­

do que tenga tAes coaos encuentAe la ^avoAable a la pAtmeAa

tlAada. Un solo dado pAoduce tAes azoAes: ese jugadoA ttene

poA lo tanto a su ^avoA J/3 de los azoAes cuando no juega

mds que una poAttda.

St juega dos, puede ganoA de dos maneAas, o cuando eZ

segundo jugadoA gana la pAjunena y it la segunda, o cuando el

teAceAo gana la pAtmeAa y il la segunda. AhoAa bten, dos da­

dos pAoducen 9 azoAes’


- ese jugadoA ttene poA lo tanto a su

^avoA ?/9 de los azoAes cuando se juegan dos paAttdas.

St se juegan tAes, no puede ganoA mds que de dos mane­

Aas, 0 cuando el segundo gana la pAtmeAa [paAttdaj, el teAce­


Ao la segunda y il la teAceAa, o cuando el teAceAo gana la
pAtmeAa, el segundo la segunda y il la teAceAa; pues st el

segundo o el teAceA jugadoa ganasen las dos pAtmeAas, gana-

Atan el juego en lugoA del pAtmeA jugadoA. PeAo tAes dados

son n azaAes, luego ese pAtmeA jugadoA ttene t/ll de los

azoAes cuando se juegan tAes paAttdas.


La suma de los azoAes qae hacen ganoA al pAtmeA jugadoA

es poA constgutente 1/3, 2/9 y 2/27, lo que hace en total

J7/27.

y la Aegla es buena y geneAol en todos los casos, de


134

modo que, stn AecuMtA al aAtt^tcto, las combtnactones vexda-

(/eAÆ: en cada nidneAo de paxtCdas pnopoactonan su soluciân y

hacen veA lo que he dtcho al comienzo, que la extenstôn a un

cteAto numeAo de paAttdas no es otaa cosa que la Aedacctôn


de dtveftsas ^Aacctones a un mismo denomtnadoA. Este es en

pocas palabAos todo et mtsteAto, que nos volveAâ a colocoA

stn duda en buena tnteligencia, puesto que el uno y el otAo


no buscamos stno la Aazôn y la veAdad.

3. EspeAo envtoAle poxa San HoAttn un Aesumen de todo

lo que he tnventado de constdeAactôn Aespecto a los nmeAos.


Ue peAmtttAd usted seA conctso y haceAme entendeA solamente

poA un hombAe que lo compAende todo con médias pal.abAas.


Lo mds t m p o A t a n t e q u e e n c o n tA O A d e n i l s e A e ^ te A e a l a

p A o p o s tc iô n d e qu e to d o nûmcAo e s t d c o m p u e s to de un o , dos,

0 tAes tAtdngulos; de uno, dos, tAes o cuatAo cuadAados; de

uno, dos, tAes, cuatAo o ctnco pentdgonos: de uno, dos, tAes,


cuatAo, ctnco o seis hexdgonos, y ast al tn/jtntto.
PaAa logAoAlo, hay que demostAOA que todo nûmeAo pAtmo
que sobAepase en la untdad a un mûlttplo de cuatAo, estd com­
puesto de dos cuadAados, como 5, J3, 17, 29, 37, etc.
Vado un nûmeAo pAimo de esta natuAoleza, como 53, encon-
.tAoA,poA la Aegla geneAol,los dos cuadAados que lo componen.
Todo nûmeAo pAtmo que sobAepase en la untdad a un mûl­
ttplo de 3, estd compuesto de un cuadAadc y del tAtple de o-
tn.o cuadxado, como 7, 13, 19, 31, 37, etc.
Todo nûmeAo p-ximo que sobAepase en uno o en 3 a un mûl-
135

ttpto de S, estd compuesto de un cacuPiado y del doble de otAo

cuadAado, coma 11, 17, 19, 41, 45, etc.

Mo hay ningdn tAtdnguZo en nûmeAos cuya âAea sea igual

a un nûmeAo cuadAado.

A esto le segutAd la tnuenctôn de muchas pAopostctonés

que Sachet con^tesa habeA tgnoAado, y que /faltan en el Vto-

^anto.

Estoy peASuadtdo que en cuanto se haya ^amtltoAtzado us­

ted con mt ^oAina de demostAoA. este ttpo de pAopostctones, le

poAeceAÂ beHa y le peAmtttAd haceA muchos nuevos descubAt-

mtentos; pues como usted sabe, es necesoAto que muZtt peAtAan-

seat ut dugéatuA sctentta.

St me queda ttempo, habloAemos a conttnuactén de los nû-

meAos mdgtcos, y AecoAdaAé mts vtejas tdeas sobAe este tema.

Soy, senoA, de todo coAazôn, vuestAo, etc.

FERMAT

Veseo la salud del Sa . de CoAcavt como la mta pAopta y

soy todo suyo. Le escAtbo a usted desde el campo, y ello pue­

de AetAosoA qutzd mts Aespuestas duAante estas vacactones.

iCoAta LXXV I II/, p. 4431

PASCAL a FERMAT

Mantes, 17 de octubAe de 1654


SenoA,

Su ûlttma coAta me ha satts^echo a la peA{^ecctôn. Admt-

Ao Au mitodo paAa los lotes, tanto mds poAque lo compAendo

bten; es entexamente suyo, no ttene nada en comûn con el mto


136

y tte g a . ^ a c tù n e itte a l m tsm o A e s a t t a d o , M u e s tA a c o m p A e n s tâ n

s e h a A e s ta b le c td o .

PeAo, sehoA , s t en e s to h e e o m p e ttd o con u s te d , debesA

buscoA e n o tA a p o A te q a t e n le s tg a en sus tn v e n c to n e s n iv n i-

A tc a s , cuyos e n u n c ta d o s me h a h e c h o u s te d e l h o noA d e e n o t a A -

m e. Le c o n ^ t e s o que e s to me s o b A e p a s a a /n p lt a m e n t e ; s â lo soy

capaz d e a d m tA o A la s y le s u p ltc o h u m ttd e m e n te q u e d e d tq u e s u

p A tm e A m o m en to I t b A e a c o n d u tA la s . Todos n u e s tA o s a m tg o s

la s v te A o n e l sâbado pasado y la s a p A e c to A o n d e t o d o coA azô n:

no es ia c tZ s o p o A to A l a es p e s a d e c o s a s ta n b e lla s y des c a ­

b le s , P te n s e pues en e J l lo , s t le p la c e y e s t i u s te d seguA o

de que S oy, e tc .

PASCAL

PoAts, 27 de octubAe de 1654.


C o n e s t o c o n c l u y e la c o r r e s p o n d e n c e a que se c o n ­
serva e n t r e Pascal y PeAm at a c e r c a del p r o b l e m s de los lotes.
El p r o b l e m s esta res ue lt o, y es el s e g u n d o q u i e n ha l l e ga do a
la s o l u c i ô n m â s e l e g a n t e y c l a r a y t a m b i ê n m â s general. P ascal

r e c o n o c e que es un m é t o d o nuevo, e n t e r a m e n t e d i f e r e n t e del suyo,


a u n q u e no d ic e q u e el s uy o l l e v a b a a e r r o r e s de bulto, ni que
a nt e s d e la û l t i m a c a r t a de su a m i g o no h a b î a l l e g a d o a com-
p r e n d e r d o n d e e s t a b a el q u i d de la c uestiôn.
A c o n t i n u a c i ô n y sob re e st e m i s m o tema, v e a mo s
uno s f r a g m e n t e s de c a r t a s c r u z a d a s e nt r e Huygens , C aA caut y
P eA m at d o n d e se c o m e n t a el m é t o d o de est e û l t i m o y se int en ta n
las a p l i c a c i o n e s d e l m i s m o a jue go s de dados, cartas, etc. La
s o l u c i ô n d e f i n i t i v e del p r o b l è m e c o m i e n z a a ser c o n o c i d a y com-
pre nd id a, y se c o n v e r t i r â e n s e g u i d a en a lg o de u s o general.
137

IC a x ta L X X i/II [ CoAJiesp. Huyg, n ^ 3 0 J l

FERMAT a CARCAI/Î

J u n to 1656

...1 . S t A y S Juegan con dos dados de s u e x te que, S t

A con stg ue 6 pan tos con sus dos dados a n te s de que B o b te n g a

1, e t jugadoA A gana, y s t B o b tte n e 7 a ntes de que A h aya

o b te n td o [6 \, e t JugadoA B habAâ ganado, y a d m â s e t JugadoA

A tie n e t a p A tm a cta , t a v e n t a ja de A sobAe B es como de 30

a 31.

2. S t e t jugadoA A ttene ta pAtmacta pana ta pAtmeAa vez

y a conttnuactôn ta ttene et jugadoA B pana ta segunda vez,

y ast atteAnattvamente ien cuyo caso A lanzoAd et dodo ta pAt-

meAa vez, y tuego B dos veces segutdas, y tuego A dos veces

segutdas, y ast hasta et ^tnatl, de este modo ta paAte det


jugadoA A es a ta det jugadoA B com o 10355 es a 12276.

3. S t et jugadoA A juega posa empezoA dos veces y tuego

el jugadoA B tAes veces, tuego el jugadoA A dos veces y a con­

ttnuactôn el jugadoA B tAes veces, y ast hasta et tnitnùto,

et jugadoA A que comtenza no juega nunca mâs que dos ttnadas


y et jugadoA B tAes {.supontendo stempAe que A intenta obte­

neA 6 y B, 7), ta poAte de A a B es como 71360 a 17451.

4. Las c u e s t t o n e s s e d t v e A S t ^ t c a n y e l m it o d o c a m b ia e n

et ju e g o d e c o A ta s . ?o a e je m p lo , yo pAopongo:

St tAes jugadoAes, A, B , C, apuestan con 52 coAtas [que

es el nûmeAo de un juego completo] que ganasA et que obtenga

mâs pAonto un coAazôn, supontendo que A toma la pAtmeAa coa-


13;

ta , B ta segunda y C ta te a c e A a , y que s e c o n s e fiv a e s t e m ts ­

mo o a d e n h a s t a q u e u n o d e e tto s haya ganado;

5. St dos JugadoAes Juegan at PAtmeAo con 40 caAtas, uno

intenta obteneA PAtmeAo en tas cuatAo pAtmeAos caAtas qae se

te hayan AepoAttdo y et otAo apuesta a que et antentoA no to

consegutAd, icuSt es su poAte?

6. Todas estas cuesttones ttenen mitodos y Aegtas dt-

^eAentes, St no se pueden encontAoA, se tas expttcaAi con

todas sus demostAactones; ta mâs suttt y ta mâs dt^tctt es


ta de ta poAte veAdadeAa de aquet que estâ en posestôn det

dado en et juego de ta sueAte contAa tos otAos.


7. Sea todavta otAa, st usted quteAe, dos jugadoAes que

juegan at piquet; et pAtmeAo intenta obteneA tAes oses en

sus doce pAMneAos caAtas; icuât es ta paste de iste contAa


et otAo que apuesta a que no consegutAâ tos tAes ases7

El texto precedente es un extracto dirigido por


CaAcavt a Huygens. En la carta que le acompanaba, el 22 de junio
de 1656, decla CaAcavt:
" E t senoA P eA m at me h a e n v ta d o h a c e y a a tg u n o s dXas ta

s o lu c tâ n de lo q u e u S te d h a b ta p A o p u e s to A e j^ e A e n te a l a d t­

v ts tô n de to s ju e g o s , y ven â u s te d poA e l e x tA a c to que t e

hago d e s u c o A ta , que posee t a d e m o s tA a c td n g e n e n a t d e e s te

ttp o de c u e s tto n e s , y c o n c lu tn â c te A ta m e n te con n o s o tn o s ,

no s o l a m e n t e poAa l a A e s o lu c tô n de e s t e p A o b te m a , s tn o ta m -

b tin pana una c a n ttd a d d e o th a s b e tta s e s p e c u la c to n e s qae te -

nemos de i t , ta n to en t o que s e A e ^ te n e a to s nûm eAos como


13

a la g e o m e tS A ji, qae es uno d e t o s mâs g n a n d e s g e n to s de nues-

tA o s tg to . Hace y a m ucho t l e m p o q u e t A o t o d e s a c o A d e i t to

q u e puedo poAa d â s e to a t p u b ttc o ..."

La cuestiôn propues ta por Huygens .. es la ûltima

de su Tratado ^ Ratloclnlis in ludo aleae, cuyo borrador aca-

baba de terminer y de enviar C®1 6 de mayo de 1656) a S chooten

para que acabase de traducirlo al latin. Dice lo siguiente:

"FROPOSITTO K I V . - S t ego e t a tt u s duabus te s s e A ts a t t e A -

n atù n Jactamus hac c o n d ttio n e u t ego vtncam s tm u t a tq u e s e p -

tenoAtum ja c ta m , t t t e veAo quam pAtmum senoAtum j a c t a t , t t a

vtdeJLCcet u t t p s t pAtinum ja c tu m concedam, tn v e rû A e Aottonem

meae ad tpstus soAtem ".

S t y o y o tA o yugadoA ta n z a m o s a tte A n a ttv a m e n te dos da­

dos con t a c o n d tc tâ n d e que yo go ne en c u a n to saque s te te

p u n to s y it to m tsm o e n c u a n t o s a q u e s e t s , m te n tA a s q u e yo

te d e jo ta n z o A to s dados e t p A tm e A o , e n c o n tA O A t a A azôn de

m t s u e A te a t a suya.

A continuaciôn veamos un extracto de la respues­

ta de Huygens , que fué comunicado a PeAmat y Pascat y donde co­


menta todo lo anterior, asl como la respuesta del propio CoAcavt

a Huygens , tambiên en extracto.

[CoAta L X X V Il b ts I CoAAesp. Huyg.

HUyGEMS a CARCÂl/I

J u e v e s , 6 de j u t t o de 1656

... 1. He v t s t o , po A t a s o ta c tô n q u e e t s e n o A de PeAmat

ha dxido de m t p A o b te m a , q u e t t e n e e t m it o d o u n t v e A s a t p o s a
140

hatloA todo to que pentenezca a esta matenta, y que yo ûntea-


mente deseaba conoeeA at pAoponeAto. La misma Aazôn de 30

a 31 estd en et tAotado que envti at sehoA Schooten hace dos


meses: en et mismo se encuentAa tambiin un TeoAema det que

me siAvo en todas estas cuesttones de tos totes det juego;


y to expondAé aqut, poAque de otAo modo no podAta haceAte
veA que he Aesuetto tos pAobtemas que et senoA de Venmat
ha pAopuesto, stendo et câtcuto de atgunos de ettos tan toA-
go que no -tengo pactencta su^tctente paAa buscoA su Aesut-
tado ûttimo; es poA eso que en estos casos, tAos habeAte ex-

pttcado et menctonado teoAema me contentoAi con exponeA et


mitodo poA et cuat se puede ttegoA a etto.
Z. E l TeoAema es e t s ig u ie n te '-

Si et numeAo de tos azaAes que hay a ^avoA de ^ es p,


y et nûmeAo de azoAeS que hay a ^avoA de c es q^, eso vote
tanto como si tuviiAamos
bp * cq
p ^q

PoA ejempto, si yo tuviexa dos azoAes a f,avoA de obteneA


1 /3 de to que se ha puesto en juego y5 azaAes a ^avoA de oh-
teneA 1 /1 de etto, muttiptico 1 /3 poA 1 y 1 /1 poA 5. Luego
sumo esospAoductos, que son 1 /3 y 5 /1 ; ta Auma es1 9 /6 , ta
cuat sedivide poA 5 * 1, es deciA,7; tuego tengo 1 9 /4 1 . V i­

go que me peAtenece 19/41 de to que hay puesto en juego.


141

3, La pfUrmaa de tca> cueJttcone^ deJt Aznoa de FcAmat eA

ta 6-igalen^^: A ij B juegan con doi dadc6. A gananA ob^ertteji*

do 6 pantoi. B ganoAd obtznXzndo 7 punto&. A tanzoAÂ eZ dodo

ta pfLvnzAa vez y tuego 8 doi uece* AegotdoA, y Zuego A doa

veceA AeguZdoi, y oaZ fioôta que uno u oZ'io haga ganado.

PoAa haceA toi totu ttamoAt d a to que eA-Cd pueAZo en

juego, [/ pond^é ^ poa ta poAt& que peAfenece aZ jugadoA A.

AhoAa bZen, eA euZdenZe que, cuando A haya z^tcùiado Au

pfUmzAa tUAada y B a u a doA tOiadoi ie.gvU.dai, y tuego A una

de AuA doA ttAodoi, itn que nZ eZ uno nZ eZ otAo haya obZenZ-

do AUA punZoA, enZonccA A tendAÂ de nuevo Za mZAma apoAUenda

de gana/L que ZenZa deAde cZ comZenzo, y que po/i canitgvUe.nte


te. coAAeipondeAd de nuevo Za mZAma paAte. de Zo que eAZd en

juego, eA dzclA, x.

De iatUda, cuando A acaba de haceA ta pAùneAa de. iai doi

tÂAodai izgvUdoi, tendAâ

cUnco azoAei a ^auoa de d

ÿ 32 azaAei a ^avoA de x,
pucA de 36 tùiadai dU^eAentei que p/ioducen doA dadoi, hay 5
de 6 puntoi, eA decZ/i, que Ze pAopoAcUonea d o Zo que kat/a

pueito en juego, y 3J que Ze feacen ^aZZaA Zoa 6 punZoA t/ aAZ


Ze p/iopo^cZonan x^ dcjéindotc en Za AZZuacZdn de podeA haceA

todavta una tùiada antei de que Ze ZZegue eZ Zu/uto a B. PeAo

5 aza^eA a (avo* de d

y 51 azaAei a ^avot de ^
vaZen, a cauia deZ te.oAvna p/iecedenZe, 5d + 31x . Eita ei
pueA Za paAZe de A cuando A feace Za pAtmeAa de

AUA doA tCAadoi AeguZdoA.


142

La iXAada antzdoA ei cuando B fieoLLza ta uttona de. iui

doi tùiadoi y gana obtcixZendo 7 puntoi, toi cuatei ie. cbtie-

nen de 6 modos cU^eAcntei y entoncei A pteAde, tuego en eite


c o io A tendAâ. ^

6 azaAei a (^aooA poAa obteneA 0 o nada

y 30 azaAei a ^avoA poAa obteneA 5d + 31 x,


36

puei entoncei te tocoAâ et tuAno de haceA doi ttAadoi ieguL-

dai; cuyoi azoAei, poA et teoAema pAecedente, vaten

I sod * 93ÛX.
1296

E ita e i pueA t a poAte de A cuando B hace t a u t t m a de

iu i d o i. ttA o d a i ie g u td a i.

Cuando B Aeattza ta pAtmeAa de iui doi txAodai, A tendAâ

6 azaAei a ^avoA poAa obteneA 0,

30 azaAei paAa JSOd + 930x


TW6
to que v o te 4S00d + 27900x
46656

V cuando A hace ta pAùneAa ttAada de todoi, A tendAâ


5 azaAei a f^avoA paAa obteneA d
31 azaAei poAa obteneA 4S00d + 2790ÛX

46656

t o que v o te 37 Z 7 t0 d + S64900x
1679616

E it o e i t g u a t a x , y ^ e i de i o t t d a t g u a t a 10355
22631

La poAte det jugadoA A ei puei 10355 de to que ie ha

pueito en j'uego, y et Aeito, 1 2 2 76 , gA ta paAte de B,

y la una ei a ta otAa como 10355 ei a 12276, que Aon


toi mlimoi nwneAOi det ienoA de EeAmat.
14 3

4. En t a ie g u n d a m e & tL ô n , en l a que iu p o n e que eJL j u -

gadoA Â ju e g a pAmeAameivte d o i v e e e i, y lu e g o - e t jugadoA 8

t a e i v e e e i y a corutCnaacXôn e t jugadoA A (d o i v e c e i y ù ie g o

e t jugadoA 8} t a e i v e c e i, e t m ttodo e i ie m e ja n te en to d o y

eneuentAo tam b té n t o i m iim o i nwneAoi que e t ie flo A de EeAjmit,

peAo i t t o i tà o ip o n e ; e i decûA, que t a p a a te de A e i a t a de

B como S745J a 72360, y no to que i t ha p u e it o , 71360 a 8 7 4 5 J.

5. La teAcena cueittân ei cuando taei jugadoaei. A, B

y C a p u e ita n con t o i 52 c o n ta i que q u te n c o n itg a a n t e i un c o -

nazôn gananâ., y i e iu p o n e que A toma t a pntmena c o n ta , 8 ta

ie g u n d a , C t a te n c e n a y a i t iu c e it v a m e n t e h a i t a que uno de

e t t o i haya ganado,

Hay 1 3 con azon ei e n tn e e i o i 52 c o n t a i, pon e i o , i t tte -

g a ie a iuceden. q u e i e to m a ie n t a i o tn a i 39 ie g d n d ic h o onden

itn que n a d te h u b te ie tognado un con azén, e n to n c e i t e t o c a -

j
n t a e t tun.no a t jugadon. A | d e tomoJi una c a n t a jy gananXa con

ie g u n td a d . Luego cuando C toma t a c o n ta 39 en e t c o io en que

h a i t a e n to n c e i n a d te h aya o b te n td o un conazôn, e i ie g u n o que

A tte n e 13 a z a n e i pana penden. y 1 azan pana obtenen. to d o t o

que hey p u e ito en Juego, que t ta m a n i d como a n t e i . Luego t e n -

dnd

13 a z a n e i a ^avon de obtenen. 0

y 1 azan pana o b te n e n ^

CAO v o te 1^ ie g u n n u e itn o teonem a; de a h t conctuyo que cuan­

do B Zoffia t a c o n ta t n t g ii t m o - o c t a v a , A tendnÂ
144

13 a z a n e i a ^avon pana obtenen 0

y d o i a z a n e i pana o btenen 1d/14

( e i cuando 8 no c o n itg u e o btenen un conazân, pues e n to n c e i

le conneiponde a C toman l a tn tg é itm o -n o v e n a ) ; t a Z e i a z a n e i

v a le n Id /lO S .

Cuando A tome l a t n t g i i t m o - i i p t i m a , A tendnÂ

13 a z a n e i a f^aoon de obtenen d

y t n e i a z a n e i pana o btenen 1d / 1 05

l o que v a le 136 S >


1680
A i t n etn o ced ten d o ite m p n e de c a n ta en c o n ta , i e ia b n d

a l {,tn a t c u â l e i l a p a k te de A cuando toma l a pntmena de t o -

dai l a i c o n ta i y de ù i m iim a manena i e encontnanS. l a p o n te

de B y e t nés to ienâ. l a que conneiponda a C.

7. La q u t n t a y â t t t m a c u e i t t â n e i cuando d o i ju g a d o n e i

ju e g a n a t p tquet. y et. pntmeno t n t e n t a o btenen t n e i a ie s en

l a i d oce pntm enai c o n ta i y e t otno a p u e ita a que no t o c o m e -

g u tn d . Pana n e io tv e n e i t o iu p o n d n i que toma i u i doce c o n ta i

una a una, p uei e io no t t e n e tm p o n ta n c ta . S t iu c e d e , p u e i,

que e t que t o t n t e n t a habtendo tornado 11 c o n t a i, >>a ha encon-

tn a d o d o i a s e i, en tn e t a s o tn a i 25 cantas que quedan habnd

t o d a v t a d o i a ie s , y ten d n de i a t t d a en e s te c a io dos a z a n e i

a iu {jovon pana ganan, o sea, pana o b te te n e n d , y 23 a z a n e i

pana obtenen 0, es d e c tn , pana penden, t o que v o te 2 d j2 5 .

S t ha encontnado d o i a ie s cuando ha tornado 10 c o n t a i,

te n d n â puei
145

î a z a n e i a ^avon pana ohtenn en d

y 24 a z a n e i pana o btenen 2 d !2 5 ,

e i d e e in , pana o btenen d o i a ie s en i â l o 11 c a n t o i; e ito i aza­

n e i v a te n 4 9 d /3 2 5 .

Peno cuando ha tornade 10 c o n t a i, i l to d a v ta ié t o tte n e

un a i , habnd e n tn e t a i 26 n e i t a n t e i t n e i a s e i; pon e io e n to n ­

c e i tendnÂ

3 a z a n e i a f^avon pana te n e n 2 d !2 5 , e i d e c tn ,

pana te n e n d o i a ie s en 11 c o n ta i

y 23 a z a n e i pana o btenen 0 , e i d e c tn , pana te n e n

un a i en 11 c o n t a i,

puei a i t no p o d n ta ganan; t a t e i a z a n e i v a te n 3 d !3 2 5 .

Cuando ha tornado 9 c o n t a i, i l obtuvo d o i a i e i , ten d nÂ

d o i a z a n e i a ^avon pana o btenen d

y 25 a z a n e i pana o btenen 4 9 d /3 2 5 , e i d e c tn , pa­

na o b te n e n d o i a s e i en i â t o 10 c o n ta i

t a t e i a z a n e i v a te n 1S75 ^

8775
Peno i l hablendo tornado 9 c o n ta i no c o m lg u t â mdi que

un a i , tendnÂ

3 a z a n e i a ^avon pana o btenen 4 9 d /3 2 5 , e i de­

c tn , d o i a i e i en 10 c o n ta i

y 24 a z a n e i pana te n e n 3 d /3 2 5 , o i e a , un a i

en 10 c o n t a i,

to que v o te 219 ^
8775
y pon ^ In , i l e n tn e e i o i 9 c o n ta i no hay t o d a v t a nlngûn

a i, tendnÂ
14 f

4 a z a n e i a {^avon. p a n a o b te n e A 5 d /3 2 S , o i e a , an

a en JO c o n t a i

y 23 a z a n e i pana obtenen 0 , o i e a , itingdn a i en

JO c o n t a i,

p u e i e n to n c e i no p od nta ganan; t a t e i a z a n e i v a te n 12 ^
«775

A i t con e i t e m tto d o , n etn o ced ten d o coda vez en una can­

ta , co n o cen t pon ^ tn t a p a n te d e t jugadon A cuando to d a v ta

no ha tornado ntngut-ia c a n ta y pon c o m lg u te y ite no t t e n e adn

ntngdn a i ; ite n d o e i t a p a n te d, e t n e it o ie n d t o p a n te d e t

jug ado n 8 . Que ena t o que h a b ta que encontnan.

B. S t e it u v t e n a b te n tn^onmado d e t e ita d o de t a c u e it t â n

en e t ju e g o de azan que e t ie h o n de Fenniat d ic e sen e t mdi

d t^ tc tt, t n t e i it a n t a n e io tv e n to ta m b tin . E n a xanto a t o i que

acabo de t n a t a n , t e nuego, ie n o n , que me haga e t ^avon de

com un tcan to i a t ie n o n lU t o n y que me haga ia b e n i t t o que

han h a tta d o t o i ie h o n e i de Fenmat y Pas c a t e i t d de acuendo

con t o que yo e x p ttc o . V e ie o tam b té n tn te m a m e n -te ia b e n i t

i e i t n v e n d e t mtimo teonema que y o . . .

[Conta IX X V IU / C onneip. Huyg. n °33 6 }

CAPCAUI a HUYGENS

J u e v ti, 28 de ie p tte m b n e de 1656

Senon,

1. Hace ya mucho t t m p o que m o it n i a t o i ie n o n e i de Fen­

m at y P a ic a t t o que u it e d i e tomâ t a m o t e it t a de e n v ta n a t

ie n o n Myto n y a mt n e^ e n en te a t a i t o t e i , peno n o h e podtdo


147

nespondenle ponqm l a c a n no ha depencLidc a b io tu ta m e n te de

me ij tn.6 p o iih iL L d a d c i de e i o i ie h o n e i no han c o in c td c d o it e m ­

pne con e l d e ie o que yo t e n t a de i a t i i ^ a c e n le .

E l ie n o n P a ic a l i e it A v e d e l mtimo p n tn c tp to que u it e d

y lo enunc-La d e l it g n t e n t e modo:

SZ hay un mlmeno de a z a n e i c u a le s q u te n a , como pon ejem -

pCOfJO que pnopcnctonan coda uno 3 p t i t o l o i , y d o i que pno-

poncJ.onnn cada uno 4 p t i t o l a i , y t n e i que hacen penden cada

im o tn e i p tito la i, hay que iuman to d a i t a i c a n Z Z r i a d c A y to ­

d oi t o i a z a n e i y d t v t d t n t o u n o pon to o tn o . E t c o c te n te e i

t o que i e b u ic a , t o c o a t v te n e a i e n e l mtimo enunct.ado que

e t de U it e d .

2. Peno [ P a ic a t l no ve c6mo i e puede a p t lc a n e i t a n e g ta

a t e je jiip lo i t g u t e n t e :

St ie ju e g a a i e t i p a n t t d a i, pen ejem pto de p tq u e t , una

c te n ta a u m y uno de. t o i ju g a d o n e i t t e n e d o i, t n e i o cuatno

p a n t td a i y i e qiU ene abandonan e t ju e g o , qué t o t e i hay que

hacen cuando a uno t e queda una p a n ttd a , o d o i, o tn e i, e tc .

0 b te ji cuando uno t t e n e d o i p a n t td a i y e t otno una, e tc .

y e t menctonado ie n o n P a ic a t no ha encontnado l a n e g ln

mdi que cuando a uno de t o i ju g a d o n e i t e quedan d o i p a n t td a i

[ it ie ju e g a a v a n ta i p a n t t d a i} , peno no t t e n e l a n e g ta g e n e -

n o t. E ite e i iu e n u n c ta d o :*

A q u te n t t e n e t a pntmena p a n ttd a de l o que i e q u te n a ,

pon e je jn p to , de i e t i , t e p en ten e c e d e l dtneno d e l pende.don

Este enunciado no es correcte, y estâ en desacuerdo con el ejemplo.


148

e Z pnoducto de t a n t o i de t o i pnùneAoi nûmenoi p an ei como pan-

tC d a i i e jueg uen , excepto una, cUvtcUdo pon e t pnoducto de

o in o i t a n t o i de t o i pnim enoi nûmenoi tm p a n e i. E t pnimen pno~

d ucto ie n â t a a p u e ita d e t pendedon, e t iegundo pnoducto i e -

nd t a p a n te que pentenece a t ganadon..

Pon. e je m p lo , i t i e ju e g a a cuatno p a n t t d a i, tôm erne t o i

t n e i pntmenoi nûmenoi p a n e i: 2, 4 , 6 ; m u t ttp ttq u e n ie unoi

pon. o t n o i, n e i u t t a 4 S; tôm erne t o i t n e i pntmenoi nûmenoi tm -

p a n e i: 1, 3, 5, e l pnoducto e i 15, que pentenecendn a t g a n a ­

d o n d e t dtneno d e t pendedon, i t cada uno a p o ita b a 4 S p t i -

to ta i.

E i t a n e g ta it n v e pana t a pntmena y t a ie g u n d a p a n ttd a i

cuando e t que t t e n e d o i t t e n e e t d o b te d e t que t t e n e una. E t

ie ilo n P a ic a t p o ie e t a d e m o itn a c tô n , peno t a cnee muy d t ^ .i c t t .

3. He a q u t o tn a p n o p o itc tô n q u e ha hecho a t ie h o n de

Fenm at, y que ju z g a i t n companactân mdi d t ^ t c t l que to d a i t a i

demâi :

V o i ju g a d o n e i ju e g a n con t a c o n d tc tâ n que t a ^ontuna d e t

pntmeno i e a 11 y l a d e t iegundo 14; un ten ceno ta n z a t o i t n e i

d ad o i pon e t t o i y , cuando i o t e un 11, e t pntmeno manca un -

p untc y , cuando i o t e un 14, e t iegundo manca un punto pon i u

p a n te . Juegan a doce p u n to i, peno a c o n d tc tâ n de que, i t et

que t a n z a e t dodo o b tte n e 11 y a i t e t pntmeno manca un p un to ,

it iu c e d e que e t dado m u e itn e un 14 en t a t tn a d a i t g u t e n t e ,

e t iegu nd o no manca p un to , i t n o que q u t ta uno a t pntmeno, y

a i t nectpnocam etxte, de iu e n t e que i t e t dodo m u e itn a i e t i ve~


149

ceA 11 y e t pnimcAo mcuica a c Za p u n to i, i t deipuds e t dado

m u e itn a un 14 t n e i v e c e i i e g u t d o i , e t iegundo no mancanâ n a­

d a, i t n o que n e it a n d t n e i p u n to i a t pntmeno. Adem âi, i t iu c e ­

de que e t dado anno j e d e ip u is i e t i v e c e i ie g u t d o i an 14, no

quedand nada a t pntmeno y e l iegu nd o ten d n d t n e i p u n to i, y

it t o d a v ta o b tte n e ocho v e c e i ie g u t d o i un 14 i t n que a p a n e z-

ca un 11 e n tn e e t t o i , e t i egundo te n d n d once p u n to i y e t p n t ­

meno nada, y i t ia c a c tn c o v e c e i ie g u td o i un 14, habnd g ana­

do.

La c u e i t t â n p a n e c tâ t a n d t ^ t c t t a t ie n o n P a ic a t que d a -

dâ d e que e t ie h o n de Fenmat t a n e io t v t e n a , peno i t me en-

v t â a t momento e i t a i o t u c t â n :

" E t que t t e n e t a ^oatun a con 11 puede a p o ita n co n tn a e t

que t t e n e t a ^ontuna con 14 a 1156 c o n tn a 1, peno no 1157

c o n tn a I " .

y a i t t a vendadena n azâ n de e i t o i t o t e i e it a b a e n tn e t o i d o i

{n d m e n o il; a n te t o c u a t e t ie h o n P a ic a t compnendtâ que e t i e ­

hon Fenmat h a b to n e iu e t t o muy b te n t o que t e h a b ta p n o p u ei-

to , y me d tâ t o i numenoi vend aden oi pana que i e t o i e n v ta n a

y t e t e it t m o n t a n a que pon au p a n te no t e h a b ta p n o p u e ito una

c o ia que é Z mtimo no h u b te n a n e iu e t t o a n t e i . Son e i t o i :

150 094 635 296 999 121

129 746 337 S90 625.

Peno t o que encontnand u it e d mdi dtgno de c o m td e n a c tâ n

e i que d tc k o ie h o n de Fenmat t t e n e t a d e m o itn a c tô n , como a i t -

mtimo pon i u p a n te e t ie h o n P a ic a t , aanque a t panecen i e han


150

icAvtdo de un mitodo cU^enente.

... 4. He envtado i u L ib n o aJL ie n o n de F e A m a Z * , pon e t

que t e da t a i mâi h w n itd e i g n a c to i pon habea te n td o t a bondad

de habùuneto e n tn eg a d o . . .

* Se trata de los primeros opûsculos de Huygeni ,dirigidos

por él a C taad e Myton para C ancaot y fe ju m t. El resto de la car­

ta de C aneavt se refiere a asuntos ajenos a su relaciôn con


Fenmat. y P a ic a t .

Las cartas que reproducimos a continuaciôn son


las ûltiinas que se cruzaron entre Paicat y Fenmat , pues el pri-

mero muriô en 1662 y el segundo en 1665. El rechazo de Paicat


a la propuesta de Fenmat no es todo lo cortês y afectuoso que
se podrîa esperar tras una relaciôn como la de ëunbos, y ello

ha motivado Interpretaciones desfavorables para Poicat por

parte de muchos autores. Vavtd, por ejemplo, achaca esta acti-


tud a la humillaciôn que Paicat habrîa sufrldo ante el genio
de Fenmat. Siempre fué tras él en los descubrimientos referen-

tes al cSlculo de probabilidades y tardé mucho mâs en compren-


der los problemas que el propio Fenmat. Se insinua incluso la
influencia que su fracaso como çeôraetra pudo tener en su deci­
sion de abandonar las matemâticas y convertirse por segunda
vez. La personalidad de P aicat no aparece bajo una luz favora­
ble a travês de sus cartas y de sus otras obras, mientras que
Fe'imat en cambio, parece haber sido un hombre que incluso des-

puês de trescientos anos atrae a todos los que lo leeen, dice


VavÂd.
151

En c u a lq u ie r c aso , P a ic a t y FeAmat nunca se encon-

tra ro n . Si b ie n puede d e c irs e que FeAmat e r a rn a te m S tic a m e n te

su p e rio r a P a ic a t , a e s te C ltim o se debe una de la s m âs b r il la n ­

te s y fam osas a p lic a c io n e s de la te o rîa de la p ro b a b llid a d ,

una de la s m âs a tre v id a s , ta m b ié n , la a p u e sta a ce rc a de la

e x is te n c ia de D io s, que v erem o s a c o n tin u a c iô n .

(C onta C l/ri / IU , p . 4451

FERMAT a PASCAL

VonUngo, 25 de j u t i o de 1660

SenoA,

E n cuan to he ia b td o que e ita m o i mdi ceAca e t uno d e t o -

tAo de t o que e itd b a m o i a n t e i , no he podtdo A e itit O im e a un

p noyecto a m t ito io d e t que he Aogado a t ie n o n Cancavt que ^ue-

na mediadon: en una p a ta b n a , pnetendo a b n a za n te y con vem an

a tg u n o i d t o i c o n u it e d ; peno como mt i a t u d no e i mdi ^uente

que t a iu y a , me a tn e v o a e ip e n a n que en c o m td e n a c tô n a e t t o

me hand g n a c ta de t a m tta d d e t cam tno, y me ^avonecend u it e d

tn d tc a n d o un tu g a n e n tn e Ctenm ont y T o u to u ie , a t que no de-

j a n i de a c u d tn h a c ta ^ t n a t e i de ie p tte m b n e o a com tenzoi de

o ctu b n e.

S t n o toma u it e d e i e p a n tid o , conne e t n te ig o de encon-

tnoAme en i u c o ia y te n e n en e t t a d o i en^enmoi a t mtimo tte m -

po. Eipeno i u i n o t t c t a i con tm p a c te n c ta y i o y , de to d o cona-

z6n,

Todo iu y o ,

FERMAT

E n T o u to u ie , e t 25 de j u t t o de 1660
152

( C o A ta cnn / TV, p . 4 4 6 -4 4 8 )

PASCAL a VEPMAT

U a A te i, 10 de cigo ito de 1660

Sehon,

E6 U ite d e t kom bne m di g a t a n t e d e t m undo ij i o i j i e g u A a -

m e n te uno d e t o i q u e m e jo n i a b e neconoceA e ie tip o de c u a tt-

dadei y a d m in o A t a i t n ^ t n t t a m e n t e , io b n e to d o cuando e itd n u-

n id a i a to i ta te n to i que i e e n c u e n tn a n en u i t e d de ^onm a i t n -

g u to A . Todo e tto me o b t t g a a te ittm o n to A te d e nU. p u ilo y te -

tA a m t a g A a d e c tm te n to pon t a o m e n ta q u e me h a c e , a p e ia A det

tn a b a jo q u e me c u e i t a e ic A tb tA y t e e n p o n m t m t im o ; p e n o e t

honon q u e u i t e d me h a c e me e i ta n q u e n td o que n u n c a te n e i-

p o n d e n t a d e m a it a d o p n o n to .

Le d t n i p u e i, ie n o n , que i t yo tu v te n a io t u d , hubtena

votado a T o u to u ie y no h u b te n a to te n a d o que un hombne como

u it e d hub ten a dado un p a io pon un hombne como yo. Le d t n i

ta m b tin que aunque i e a u it e d a q u e t que ten g o pon e t mayon

geômetna de to d a Eunopa, no i e n t a e ia c u a ttd a d t a que me h a-

b n ta a tn a td o , i t n o que me tm agtno t a n t o e i p t n i t u y h o n e i t t -

dad en i u c o n v e m a c tâ n que pon e t t o t e hub ten a b u ic a d o .

P u e i, pon h a b ta n te ^nancamente de t a C eam etnta, encuen-

tn o que e i et. mâi e tevad o e /e n c t c t o d e t e i p t n t t u ; peno a t

mtimo ttem po t a tengo pon t a n t n u t t t que hago poca d t^ e n e jt-

c ta e n tn e u n hombne que i é t o e i geâm etna y u n h a b t t o A te ia n o .

Tam btin t o ttojvo e t mâi b e t t o o{^tcto d e t mundo, peno a t ^ tn

no e i mdi que un o ^ tc to , y a menudo he dtcho que e i bue.no


153

pana e m a y a n , peno no pana m p te a n n ue â tn a ^uenza.

Ve iu e n te que no. danJia. d o i p a i o i pon. l a geo m etnta y e i -

t o y iegu no de que u it e d e i de nu. o p tn tâ n . Peno ademdi ahona

e i t o y d ed icado a e i t u d i o i ta n a t e ja d o i de e ie tem a que apen oi

me. acuQAdo de i u e x tite n c  a . Me h a b ta d ed icado a e t t o hace

un ano o d o i pon n azo n e i b ie n i i n g u ù m e i , y h a b iin d o t o i i a -

t iiie c h o , e i p o i i b t e que no v u e tv a a penioA en e t t o .

Pon o tn a p a n te m i ia t u d no e i t o d a v ta iu ^ tc te n te m e n te

buena, p u e i e i t o y t a n d é b it que no puedo andoA i t n b a it â n n t

mantenenme a c a b a tto , y no puedo hacen mdi que t n e i o caatno

te g u o i como mâxtmo en cannoza. A i t he ventdo d e id e P a n ti a q u t

en v e t n t t d ô i d t o i . Loi m édtcoi me ondenan t a i agu oi de Boun-

bon pana e t mei de ie p tte m b n e , y e i t o y compnomettdo t a n t o co­

mo e i p o i t b t e , d e id e hace d o i m e ie i, a t n d e id e a t t t a P o ito u

pon e t agua h a i t a Saumun, pana quedanme h a it a N avtd ad con e t

ie n o n duque de Poannez, gobennadon de P o ito u , que t t e n e pana

mt i e n t t m t e n t o i que no m c A e z c o . Peno como p o ia n t pon O nteam

yendc a Saumun pon e t n to , i t mt i a t u d no me p en m tte hacen

o tn a c o ia , tn d de a h t a P a n ti.

Ei.te ei, ienon, et eitado de mt vida pneiente, det que


eitoy obttgado a dante a uited auenta pana oiegunante de ta

tmpoitbtttdad en que me encuentno de nectbtn et honon que ie


dtgna uited o^necenme y que deieo poden neconocen un dta, o
en Uited o en iui ienonei htjoi, a toi que apnecto mucho,

puei tengo una panttcutan venenactôn pon aquettoi que ttevan

et nombne det pntmen hombne det mundo.


154

Soy, e tc .

PASCAL

V e id e B t e n o M t i, e t 10 de a g o ito de 1660.

{C onta C IX / Conneip. de Hayg. 824]

FERMAT a HUVGESIS

V tctem bne de 1660

Senon,

Me he entenado con aJtegnta, peno no i t n una c t e n t a en-

v t d t a , que m ii omZgoA de P a n ti t te n e n e t honon de p o ie e n te

d e id e hace a tg ü n tte m p o . Le a ie g u n o , ie n o n , que i t mt ia t u d

e it u v t e n a iu ^ tc te n te m e n te f^uente pana t a v ta je i, t n t a con

gnan p ta c e n a toman p a n te en i u d tc h a . Mo e i de hoy, nt. itm \-

p tem en te pon t a n eta c t.6 n d e t ie h o n de C a n c a v t, mt p e m u a t â n

de que i u i c u a ttd a d e i io n e x t n a o n d t n a n t a . Ena iu y o a n t e i de

que e it u v t e n a a t e d en F n a n c ta , y cuando i e me p negunté mt

o p tn tâ n io b n e i u Satun.no, n espondt con a tn e v tm te u to y i t n ha-

b en to v t i t o it q u t e n a que, p u e ito que i a t t a de i u mano, no po-

d ta b a t t a n t e nada pana t a p en ^ ecctôn . S o i o tn a i o b n a que he

conoctdo y admtnado me han o b ttg a d o a h a b ta n de e i t e modo y

te n g o mâi n azo n e i pana h ac e n ta a t que a q u e t

"Q ut nunquam v t i a e ^ ta g n a b a t amone p u e t ta e " *

Su gnande y j a t a n e p u ta c tô n e i t a d n tc a y vendadena ga-

n a n t ta de to d o i i a ttb n o i. Se me hace ta n d e v e n t a y con-

^tnman pon i u te c tu n a e t j u t c t o que me he hecho de eJttoi pon

a d e ta n ta d o y t a p a t S n que i a o tn o i e i c n t t o i me han despen-


155

ta d o , de à 2A to d a m t v td a con gnan n es p e to i u muy humtZde y

o b e d te n te ic n v td o n ,

FERMAT

* Juvenal , Sat. IV, 113.


156

Bibliografîa

DAVID, F.N.- Gambling, gods and games, London, Ch. Griffin,


1962

----- "Dicing and gaming", Biometrica, 42, 1955, p.


1-15.

-FERMAT, Pierre de.- Oeuvres, Paris, ed.por P. Tannery y C.

Henry, 4 vol. 1891-1922. (Correspondencia, vol II, p .288-

331) .

HACKING, Ian.- The emergence of probability, London, Cam­

bridge U. Press, 1975


PASCAL, Blaise.- Oeuvres, ed. L. Lafuma, Paris, 1951/ ed.

Jacques Chevalier, Paris, La Pleiade, Gallimard, 1954.


RAYMOND, Pierre.- De la combinatoire aux probabilités, Pa­

ris, 1975.
157

LA PROVIDENCIA Y LOS LIMITES DE LAS LEYES MATEMATICAS DEL

AZAR: PASCAL, ARBUTHNOT, WILKINS

En el siglo XVII comienza una corriente matemâtico-

teolôgica que intenta conectar la estadlstica y las leyes de

la probabllidad con la divinidad. El designio divine inter-

vendrîa segûn estos autores en las leyes de la naturaleza, mo-

dificândolas y haciéndolas acordes con las necesidades natura-

les de supervivencia- y equilibrio^y no con las leyes de la pro-

babilidad. Esta corriente continua durante el siglo XVIII.


Los autores mâs significativos son los lôglcos de

Port Royal, Voicat con su famoso pari, el obispo John Wttktni,

BeAnand Hiexwoentyt, bltJLticm Vvthom, John A n b u th n o t, Johann P tten. SlLiim ctch

Y por ûltimo, podemos considerar el tandem formado por Thomas

Bayes y P ichand P n tce que comb inan matemâticas y teologîa. Entre

todos estos hay algunos mâs interesantes y de ellos hablaremos


mâs extensamente. Comenzaremos por la apuesta acerca de la

existencia de Dios, como tema un poco apartado del designio

divino y su influencia sobre los seres vivos. En este caso es


el hombre el que ha de tomar una decisiôn, pero una decisiÔn

sobre la divinidad y para ello puede servirse de la teorîa de

la probabllidad. Esta es la gran novedad.


El texto del tan conocido y comentado pari de Paicat
forma parte de los papeles que se encontraron sin publicar a

la muerte del autor. Se trata como hemos dicho de dos hojas


158

manuscrites por ambas caras, con notas al margen, correccio-

nes y tachaduras; su extensiôn es por lo tanto minima, pero


la sola ordenacién de los diferentes pârrafos y notas al mar­
gen plantea innumerables dificultades. Su interês es enorme,

tanto desde él punto de vista de la Metafisica o de la Reli-


giÔn, como desde el punto de vista de la Teorîa de la Probabi-

lidad. De hecho se trata de una de las primeras tentatives de


aplicar las teorîas en formaciôn,a partir de los problemas

planteados por los juegos de azar, a situaciones o problemas


extramatemâticos y menos frîvolos que el del juego. El arte

de conjeturar se transforma aquî en la mâs moderna Teorîa de


la Decisiôn, o al menos esa es la interpretaciôn que, siguien-
do a autores como Hacking, vamos a dar a continuaciôn, aplican-
do el mâxirao rigor posible a los razonamientos. Veremos que

el método es totalmente adecuado a la marcha del diâlogo y a


sus conclusiones.
Como decimos mâs arriba, se han discutido mucho
las diferentes ordenaciones posibles del manuscrite de Paicat.

Es dificil insertar las notas al margen en el lugar exacto


proyectado por el autor. Incluso hay dudas en cuanto a la su-
cesiôn de las diferentes caras de las dos hojas manuscritas.
Uno de los autores que han tratado el tema ûltimamente. Pen
Lénning il980y ^ critica duramente la interpretaciôn de Bnunet,

cuyo texto seguimos aquî, y en menor medida, la ordenaciôn


propuesta por éste ûltimo.
Paicat contrapone en este texto el infinite y la
159

nada, siguiendo su inclinaciôn por las antitesis de gran efec-

to, y ello en relaciôn con la extensiôn: nuestra alma encuen-

tra en el cuerpo nûmero, tiempo, dimensiones, Alma y cuerpo

tienen un encuentro accidental, son dos sustancias heterogé-

neas que no pueden derivar la una de la otra, que han efectua-

do una sîntesis sin la reflexiôn y sin la cooperaciôn del hom­

bre.

No hay una desproporciôn tan grands entre nues­

tra justicia y la de Dios como entre la unidad y el infinite,

dice Paicat. Esta aparente paradoja se explica porque, asî co­

mo lo finito es pura nada en presencia de lo infinlto, el hom­

bre por el contrario es algo ante Dios, no porque ello se de­


rive de un câlculo racional, sino porque hay un milagro, con-

sistente en la elecciôn por parte^ de Dios, en la soberania


de Su misericordia.

Pero, cDios existe o no existe? La razôn no pue­

de dilucidarlo. En el extreme de una distancia infinite se

juega a cara o cruz y nosotros nos vemos obligados a aposter


a ciegas t?). Veremos que no es totalmente a ciegas, pues te-
nemos recursos para calculer qué es lo que mâs nos conviene

apostar. Paicat justifica en otros textes la posibilidad de u-


na apuesta como esta segûn las reglas del câlculo de probabi­

lidades que él mismo habia establecido junto con FeAmatî el

problema de los lotes, de los "partis", o de la divisiôn;

"Pana compnenden tai negtai de toi 'pantii', ta pntme-

na coia que hay que comtdenan ei que et dtneno que toi ju-
160

gadoncA han pueito en Juego ya no Zei pentenece, puei han


ahandonado iu pioptedad; peno han nectbtdo a combio el dene-

cho a eipenan lo que et azan puede danlei, iegun loi concU-

clonei que han conventdo de antemano." ^

y también en otro lugar, en las Pensées :


"Si no hubiena que hacen nada, excepta pon aqueZZo que

ei ieguno, no ie debenia hacen nada pon Za neJZigiôn, puei no

ei algo ieguno. Peno cudntai coioi ie hacen pon algo incien-

to, loi viajei pon man, loi batallai. Ail puei digo que no

habnia que hacen nada en abioluto, puei nada ei ieguno..."


"Ahona bien, cuando ie tnabaja pana manana y pana lo in-

ciento, ie actua con nazân, puei ie debe tnabajan pon Zo in-


ciento iegiln la negla de loi 'pantii', que eitd demoitnada.
San Aguitin ha viito que ie tnabaja paAa lo inciento...

peno no ha viito la negla de loi 'pantii' que demueitna que

ie debe hacen..." ^
En el Pari aparece otra frase que puede résul­
ter paradôjica: Paical aconseja a su interlocutor que, para
creer, hay que comenzar a hacer como si ya se tuviera la fe,
hacer decir misas, seguir una vida piadosa, etc. "Incluso eso
os harS creer de manera natural y os harS perder la razôn".
La expresiôn original,"vous abàtira", se traduce literalmente
como: os harâcomo los animales, os bestializarS. Pero en es­

te caso, para Paical, s 'abêtir significa para el hombre consi­


derar con realismo su naturaleza animal, para veneer las se-
161

ducciones de la misma y césar de pretender que estâ conducido

por la razôn allî donde evidentemente es presa de sus incli-


naciones no racionales.

Es notable observar que, en el Pari, P a ic a l no

menciona apenas el infierno, parece como si para él la posibi­

lidad de no ganar esa beatitud, esa vida eternamente feliz,

fuera ya el mismo infierno, considerado como cero absoluto.

No aparece un infinite negative que pudierà ser comparable

matemâticamente al infinite positive de la beatitud.

Los textes de P oical estân plagados de bellas

iraâgenes matemâtico-poéticas, como su alusiôn a "una esfera

infinita, cuyo centre estarîa en todas partes y su circunfe-

rencia en ninguna" y que propone como imagen del universe. O,

en el mismo Pari, "en el extreme de una distancia infinita

se juega un juego, cuyo resultado serâ cara o cruz." Hasta la

famosa frase, "el corazôn tiene sus razones que la razôn no

conoce."
La argumentaciôn utilizada por P aicat en el Pari
es, no obstante, una argumentaciôn matemâtica que pertenece

a lo que modernamente se lleimarla Teorîa de la Decisiôn. Si

esquematizamos el razonamiento y aceptamos las premisas bâsi-


cas que P aicat establece y que veremos a continuaciôn, nos en-
contramos con una argumentaciôn perfectamente correcte basa-
da en très de los criterios de decisiôn fundamentales: el cri-

terio de dominancia, el criterio de esperanza matemâtica o ex-

pectaciôn y el criterio de esperanza dominante.


162

La Teorîa de la Decisiôn se ha convertido poste-


riormente en una rama de la Estadîstica. Bâsicamente, resuel-

ve el problema de tomar una decisiôn sobre la acciôn mâs con-


veniente a adoptar cuando es incierto lo que va a suceder.

Hay que establecer una lista exhaustiva de las posibles hipô-

tesis en el universo o estado de la cuestiôn que estemos estu-

diando, las observaciones o datos expérimentales que sean re­

levantes para esas hipôtesis y un inventario de las posibles

decisiones y de la posible utilidad de tomar cada una de ellas

en los diverses estados del universo y, una vez que contemos

con todo ello, se trata de establecer la decisiôn ôptima.

Un caso particular de este problema general es


aquel enque no es posible efectuar ningûn experimento. Este
es el caso del Pari, pues el interlocutor de Paicat es alguien

imparcial y no puede aceptar como evidencia milagros o testi-


monios ajenos, que ya supondrîan la fe.
Criterio de dominancia.- el caso particular mâs
sencillo que puede presentarse en este criterio es el que se

da cuando un curso de acciôn es preferible en todos los casos,


sea cual sea e l 'universo',es decir, las condiciones dadas del
problema. Supongamos que tenemos un conjunto exhaustive de
los posibles estados del problema: E^, E^,... y supongamos
que en alguno de estos estados, la utilidad U^j^ de efectuar
la acciôn es mayor que la utilidad U^^ de efectuar cual­

quier otra acciôn A ^ . En ningûn otro estado del problema, la


utilidad de A^^ es menor que la de A^. Entonces, en ninguna
circunstancia (para cualquier j) A^ tendrâ mejores consecuen-
163

cias que y, en algunas circunstancias, A^ serâ major que

A j . Cuando todo esto sucede, se dice que A^^ domina sobre A^ .

Si una acciôn domina a todas las demâs, la soluciôn a nuestro

problema de decisiôn es emprender la acciôn dominante.

La argumentaciôn de PaicaZ estâ dirigida al tipo

de persona que, no estando convencida de las pruebas ofreci-

das por la religiôn y tampoco de los argumentes de los ateos,

permanece en suspense entre un estado de fe y otro de descrei-

miento. Alguien totalmente neutral. No se inclina hacia ningu-

no de esos estados. La argumentaciôn comienza pues establecien-

do que no es necesario conocer lo que algo e^ para conocer su

existencia; ese algo existe o no existe. Se ha partido de la


premisa de que, o no hay Dios, o hay un Dios con las caracte-

rîsticas enumeradas por la Iglesia Catôlica. El Dios de los

musulmanes o de los budistas, por ejemplo, no es admitido co­

mo posibilidad. En cuanto a la lista de posibles acciones, PoA-

cal considéra que, o actuamos con compléta indiferencia hacia

Dios, o bien actuamos de tal manera como si creyêsemos en su


existencia y en sus mandates. Llevamos una vida mundana o bien

una vida piadosa, y PoicaJt considéra las dos acciones posibles

independientemente de la fe. Es cierto que la fe no puede de-


cidirse, pero Paical acepta como inherente a la naturaleza hu-
mana el que la fe es contagiosa: si uno se une a gente piado­
sa, abandona los .malos hâbitos, vive como si creyera, entonces

se convertirâ en un creyente. Paicat habla para un hombre que


no sabe si seguir este camino o bien vivir indiferente a la
164

moralidad preconizada por la Iglesia. Las dos acciones posi­

bles no son pues creer en Dios o no creer, sino actuar o no


de manera que uno llegue con mucha probabilidad a creer en

Dios. Esto es para Paicat apostar a que Dios existe.

El problema estâ en este caso constituido por


dos posibles estados del mundo: Dios existe o no existe; y dos

posibles cursos de acciôn; vivir de forma mundana o piadosa.

Veamos ahora las utilidades. Si Dios no existe, las consecuen-


cias de ambos cursos de acciôn son parecidas. Uno puede vivir

del modo que quiera y no sufrir ningûn efecto perjudicial pro-

viniente de una intervenciôn sobrenatural. Pero si Dios exis­


te, entonces apostar a que no existe y llevar una vida en con-

sonancia supone perder "una eternidad de vida y de felicidad",

una vida "infinitamente feliz". Se pierde "todo" a cambio de


"nada". Por tanto, la acciôn de apostar a que Dios existe do­

mina sobre la de apostar a que no existe en todos los casos.

El problema se resuelve por el criterio de dominancia.


La argumentaciôn como se ve es vâlida. Las pre­
misas en cambio son dudosas. Pocos no creyentes aceptarîan
que la particiôn de Paicat agota todas la posibilidades.

Hasta aquî hemos supuesto que, si Dios no exis­


te, entonces cualquier acciôn tiene parecida utilidad, pero
el libertino nos dirâ que en ese caso la vida mundana es pre­
ferible a la piadosa. El interlocutor de Paicat sugiere; Je

gage peut-être trop. En este caso, "Dios existedomi­


nante, pues hay una circunstancia, cuando Dios no existe, en
165

que aceptar el llevar una vida piadosa es menos util que ha­
cer la apuesta contraria. Es decir, que hay una acciôn que es

preferible en un determinado estado del problema, E^, a la ac­


ciôn que propugnâbamos antes, .PoAcoZ propone entonces el

criterio siguiente'.

Criterio de la esperanza matemâtica.o de la

media.- El argumente de la dominancia no tiene en cuenta la

verosimilitud de los diverses estados del problema posibles.

Aunque A^ sea dominante sôlo en un estado muy improbable del

problema, entonces, como A^ no puede ser nunca peer que nin­

guna otra acciôn, sigue mereciendo la pena efectuar A^^. Pero

supongamos que ninguna acciôn domina, aunque creemos saber


qué estados del problema son mâs probables que otros e inclu­

so podemos adjudicar una probabllidad a cada estado. Entonces,

si asignamos una probabilidad p^ a cada E^ posible, sea


la utilidad de efectuar A^ si el estado es E^. El valor espe-

rado o esperanza matemâtica de A^ es el valor medio de empren­

der la acciôn A^, es decir, ^2 conclusiôn es que


hay que emprender la acciôn con esperanza matemâtica mâs ele-
vada.

Ahora se requiere por lo tanto el argumento de


la esperanza matemâtica; en la situaciôn existencial del ag-

nôstico, la ganancia ôptima si Dios no existe es la salvaciôn,


una vida infinitamente feliz, de valor incoraparablemente ma­

yor. Por tanto, si hay la misma posibilidad de la existencia

que de la no existencia de Dios, la esperanza que proporcio-


166

na el escoger una vida piadosa sobrepasa a la de escoger una

vida jmundana, de ahl se concluye que lo major es actuar de ma-

nera piadosa y que ademâs esta elecciôn tiene una ventaja adi-

cional: actuando como si se creyera en Dios, se llega a creer

efectivamente.
Esta argumentaciôn de la esperanza se basa en

una preraisa dificil de aceptar, la equiprobabilidad de los

dos estados posibles del problema. Para que ello fuese correc­

te necesitarîamos contar con alguien que esté exactamente i-

gual de dudoso de la existencia que de la no existencia de

Dios. Pero si no hubiese esa equiprobabilidad, acudirîamos a

un tercer criterio, el de la esperanza dominante.


Criterio de esperanza dominante.- Puede suceder

que no conozcamos o no podamos ponernos de acuerdo sobre las


probabilidades de los diferentes estados posibles del proble­
ma. En el mejor de los casos poderaos estar de acuerdo sobre
un conjunto de posibles asignaciones de probabilidad a esos

estados E^. Por ejemplo, si aceptaroos que una moneda tiene


tendencia a caer de cara, pero no podemos fijar lo grande que
es esa tendencia.

Si en alguna asignaciôn de probabilidad admisi-


ble la esperanza de excede a la de cualquier otra acciôn
y en ninguna otra asignaciôn admisible la esperanza de es
menor que la de cualquier otra, se dice que A^ tiene esperan­

za dominante. Por lo tanto se ha de emprender la acciôn con

esperanza dominante.
167

Invocamos pues otra premisa: la salvaciôn es in-

finitamente preferable a las alegrîas de la vida mundana, que

son finitas. Ademâs, aunque no conozcamos la probabilidad que

hay deque Dios exista, no es cero, de otro modo, no habrîa

problema. Existe una probabilidad finita de que Dios exista.

Por pequena que êsta sea, la esperanza de la estrategla piado­

sa excederS a la de la mundana, luego debe seguirse la estra-

tegia piadosa porque es la que posee una esperanza dominante:

... H ai/ u n a o X o A n ld a d de uida y de ^ e L C c id a d . Y iZ e J t -

do 06 X , aunque. fiu b Z e A a u n a Z n ^ Z n Z d a d de a z o A e s de Zo6 c u a Z e ^

uno i o t o e A tu v Z e A a a v u e ô tA o ^avoA, t o d a v l a te n d x L o u U A azôn

en o  /U e ig a /i u n a [u Z d a l po A a o b te n e A d o s , y a c ^ iu v t ta li, con

poco s e n tc d o , e s ta n d o o b tc g a d o a J u g o A , A e h u A a n d o ju g o A u n a

vida coni^a t A e i e n u n ju e g o e n eZ q u e , d e u n a ^ n ^ Z n X d a d d e

azaAes, h a y u n o a v u e s tA o ^aooA , sX. hu b X e A a u n a X n^X ivC d ad de

vida X n ^ X n X ù u n e n te ie L L z a g a n a A , un azon de g a n a n c X a c o n tA a

un ntlmeio ^ X n X to d e azonei de p O u U d a , y t o q u e a s ju g a X s es

({inito: e&o q u X ta t o d a poéX bX JU xiad de to m o A pa A X X d o .

La jugada pues, es obligada. Jacques CkevatCeA , en su ediciôn

de las Pensées, pone la siguiente nota a este pasaje:^


"56 deciA, d e a p o & to A v u e & tA a vida a c Z u a t c o n tA a u n a

e t e A n id a d de vida y de ^eiicidad. E n e ( , e c t o , un t n f i t n X t o d e

6 egundo o A d e n ic o m o es u n a in(Jinidad de vida y d e (jeücidad),

m u ttC p tC c a d o poA t a unXdad [una p o iX b t t X d a d } , e q u X v a td A ta a t

p A o d u c to de un injjinüo de pA ùn eA o A d e n (como es u n a in^Jini-

d a d d e a z o A e s l, po A o tA o t n ^ X n C to d e pA ùneA o A d e n [como 6 e-

nX a u n a in^inidad de vida! y s o b A e p a s a , como s u c e d e en e t c a -


168

60 consXdeAado, a£ pAoducXo de un Xn^XnCto de pAùne^ ofiden

{Xn^Xnidad de azaAes] poA an m'meAo {^InXXo (ioi bXenes (,XKi-


toi de QJSta vXda), pAodaeX.o que AepA^senta ta ventaja wâxXma

del jugadoA que se incütta pcA la vXda p>iesenXe y aptie6ia

eontAa VXos."

Los tres argumentes son perfectamente vâlidos,

aunque ninguno sea convincente, porque descansan sobre premi­

ses discutibles. Pero la utilidad de la Teorîa de la Decisiôn

para cualquier tipo de problema quedaba demostrada.

Pascal no utiliza todavîa el têrmino probabilidad,

ni habla de una roedida cuantitativa del grado de creencia,


pero su posiciôn epistemolôgica es la misma que la del que ti­

ra una moneda al aire sin conocer sus propiedades aleatorias.

Las Pensées no fueron publicadas por los edito-

res de Port Royal hasta 1670, ocho anos después de la muerte

de Pascal , pero las pâginas finales de la Lôgica de Port Ro­


yal (1662) contenîan un breve resumen de estas ideas. LelbnXz

y Loche se hacen eco de ellas, aunque Leibniz prefiere los ar­


gumentes metafîsicos de PtaXôn y Sto. Tomds a los morales de
Pascal. Para VoltalAe la utilizacién de la teorîa de juegos en
este caso no es apropiada dada la gravedad del tema. Han sido
muchos los autores que se han ocupado del Pari desde el pun-
to de vista de la religiôn.

A continuaciôn proponemos una traducciôn del


texto del Pari ateniéndonos al establecido por GeoAges BAiLnet^
en 1956 y que cuenta con la aprobaciôn de Jean MeSnaAd , el mâs
autorizado editor de Pascal . Los paréntesis son de SAunet, pero
169

su contenido es de Pascat. Los pârrafos entre corchetes son


anotaciones al margen.

Bl a Xs e PASCAL U 6 2 3 - ) 662 \

La Apuesta: INPINTTO-NAVA

- fJ u e s tA a a im a es a A A o ja d a en e t c a e s ip o , d o n d e e n c u e n t /i a

nü m e A o , tie m p o , dùnensXones. R azo na s o b a e e s ta , y lo lla m a

n a t u A a le z a , n e e e s ld a d , y no p u e d e c A e e A o t J ia e o s a .

- La unidad anadlda a l In^lnCto no le aumenta en nada,

como tampoco un p ie (aumenta) a una medlda I n i l n l t a . Lo ^ In l-

to se anonada en pAesencla de lo In ^ ln lto y se convleAte en

puAa nada.

'I ^ A s l n u e s tA o e s p ln ù ta d e la n te d e V lo s , a s l n u e s to a ju s -

tlc la a n te la ju s tlc la d lv ln a j

-j^Wo hay despAopoAclôn tan gfuxyude entsie nuestna ju s t lc la

y la de Vlos como entAe l a unidad y e l In ^ ln lto ^

-[la ju s t lc la d e V lo s ha de seA en o A m e, como s u m l s e A l -

c o A d la . Mas l a ju s t lc la poAa con lo s A ip A o b o s es m en os enoA-

m e y d e b e c h o c a A m enos que la m ls e A l c o A d l a paA a con lo s e le -

g ld o s ,J
- S ab e m o s que hay un In ^ ln lto e IgnoAoumos 6u n a tu A a le z a .

Como s a b e m o s que es ^ a ls o qu e lo s num eAos s e a n ^ In lto s , asl

pues es c le A to que h ay un I n i l n l t o e n n u m eA o, peA o no s a b e ­

mos l o que e s . Es ^ a ls o que sea poA, es ^ a ls o q u e s e a X m poA ,

pues a n a d l^ n d o le l a u n id a d no c a m b ia d e n a t u A o l e z a . Sin em baA -

go es u n nûm eA o, y to d o nûmeAo ej> poA o Im p a A . Es veA dad qu e

e llo se e n t le n d e de to d o numeAo ^ In lto .


170

b ie n s e puede te n e A c .o n o c lm le n lo d e que hay tut


V lo s s ln saheA lo que C6J
- C o n o ce m o s pues la e x is te n c ia y la n a tu A a le z a de lo f i­

n ite p o A q u e som os ^ litlto s y e x te n s o s como 66.


- C o n o ce m o s la e x is te n c ia de lo In ^ ln lto , e Ig n o A o m o s

s u n a tu A a le z a , poaque t ie n e e x te n s lô n , como n o s o t A o s , pcA o

no l i m i t e s como n o S o tA o s .

PeAo no conocem os n i la e x is te n c ia n i la n a tu A a le z a de

V lo s , p o A q u e no t i e n e e x te n s lô n n i lim ite r .

-jP e A o poA l a i$e c o n o ce m o s su e ju s te n c la , poA l a g lo -

A la conocem os su n a tu A a le z a ^

[À h o A a b ie n , y a h e m o s tA a d o q u e s e p u e d e c o n o c e A l a e x is ­

te n c ia de una cosa sln conoceA s u n a tu A a le z a ^

-jjM o habad pues una vead ad s u s ta n c la l, c u a n d o vem os

ta n ta s cosas vcA dadeA as que no 6on l a v e A d a d tn ls m a fj

- H a b le m o s ahoAa segun la s lu c e s n a tu A o le s .

S I h a y un V lo s , es I n f ^ l n l t a m e n t e I n c o m p A e h a i s l b l e , poA-

que a l no t e n e A n l p o A te S n l lim it e s , no t i e n e n in g u n a A e l a -

c ld n c o n noA 7 t A o s . Somos pues In c a p a c e s de sabeA n l lo que

es, n l s i es. S le n d o a s l, iq u ld n se o tA e v e A d a I n t e n t o A A e-

s o lv e A e s ta c u e s tlô n l No s e s e m o s n o s o tA o s , q u e no te n e m o s

n in g u n a A e la c c ô n con é l.

-jjQ u ld n cen su A aA d pues a lo s c A ls tla n o s poA no p o d e A

daA A a z d n d e s u c A e e n c la , e llo s que pA o^esan una A e llg lô n de

la que no p u e d e n d a A A a z ô n ? V e c la A a n e x p o n lé n d o lo a l muiicfo
q u e es una to n tc A la , s tu ltltla m , y os q u e j a l s d e q u e no l a
171

demuestAen. Si la dmoétAoAan, no mantendAlan sa paZabAa: es

al coAeeeA de pAuebas cuando no coAecen de sentldo.- Si, pe-

Ao aunque eso excuse a aquellos que la o^Aecen como ial, y

les évité la censuAa de exhlbiAla sin Aazôn, eso no excusa

a los que la acogen.- Examinemos pues ese punto, y digamos^

- Vios es 0 no es, peAo, îde quô lado nos incHnaAemos

nosotAos? La Aazôn no puede deteAnUnoA nada en este Cj o s o . Hay

un caos infinite que nos sepaAa. En el extAemo de eSa distan-

cia iw(5inüa se j'uega un juego, cuyo Aesultado seAâ caAa o

cAuz. îQuô. apostoAeis? PoA la Aazdn no podeis haceA ni lo u-

no ni lo otAo. PoA la Aazôn no podeis deshaceA ninguno de los

dos.

No acuseis pues de ^alsedad a aquellos que han hecho u-

na elecçiôn, pues no sabeis nada del asunto.

- No, peAo les censunoAXa poA habeA hecho, no esa elec-

ciân, sino una elecciôn, pues aunque aquel que elija cAuz y
el otAo estén en ^alta del mismo modo, los dos estdn en ^al-

ta. Lo justo es no apostoA.


- Si, peAo hay que apostoA. Eso no es voluntoAlo, es­
tais emboAcado. iCuâl (décision) iomoAeié entonces? Veamos,

puesto que hay que elegiA, veamos lo que os ittteAesa menoS.

Teneis dos cosas que pcAdeA.


- lo veAdadeAo y el bien, y dos cosas a aAAiesgoA, vues-
tAa Aazôn y vuestAa voluntad, vuestAo conocimiento y vuestAa
beatitud.

-jy vuestAa natuAaleza tiene dos cosas de las que huiA,


172

et CAAOA y ta nu.6c.Aia.

- l'ucsiAa fiazôn ne Acsutta. môs hcAida

[puciio que. hay que. ele^giA necesaAiœneni^

escogie.ndo lo uno o to otAo.

[E6ie punto estâ conctuido^

iPcAo y vuestAa beatitud? [yeamos, si eiegis cauz: que

Vios existe, y pcAdeJs, qui es to que pcAdeis). Pesemos ta

ganancia y ta pÔAdida etigiendo cAuz, que Vios es. Estùnemos

estos dos casos: si ganais lo ganais todo, si peadeis no peA-

deis nada. Apostad pues que existe sin dudaa.(Al

- Estâmes muy obtigados con aquettos que advicAten de


los de^ectos, poAque moAtiiican. Enseiian que se ha estado

equivocado
IJ io X n p id e n que s e esté (eq u i v o c a d o ) en e l p o a v e n iA , p u es

te n e m o s m uchos o tA o s d e ^ e c to s poAa e s to A lo ^

paepaAan e l e je A c ic i-o de l a c o A A e c c iC n y ta e x e n c iô n d e un

d e ^ e c to .

- (A) Eso es admiAable. Si, hay que apostaa, peAo quizd

aanieSgo demasiado.
- V e jim o s . P u e s to r(ne hay e l m ism o a z o A d e g a n a n c i a y de

p Ô A d id a , s i no tu v ic A a is a g a u a A mâs qu e dos v id a s po A u n a ,

t o d a v ia p o d A ia is a p o s ta A (p e A o s i h u b ie A a t A e s a ganoA, ha-

b n ia q u e ju g o A , p u e s to que e s ta is en l a n e c e s id a d d e ju g o A }

y s c A ia is im p A u d e n t e s i , e s ta n d o ^oA zado a ju g o A , no o A A ie s -

g a s e is v u e s tA a v id a p a ta ganaA très en u n ju e g o en e l que

h a y azoA es s e n } C ja n te s d e p Ô A d id a y d e g a n a n c i a . PeAo h a y u n a
173

eteAnidad de vida y de {^elicidad. V siendo asi, aunque hubie­

Aa una in^inldad de azaAes de los cuales uno solo estuvieAa

a vuestAo ^avoA, todavia tendAiais Aazôn en aAAiesgoA una pa­

Aa obteneA dos, y aciuoAiais con poco sentido, estando obli-

gado a jugoA, AeJiusando jugoA una vida contAa tAes en un jue­

go en el que, de una in^inidad de azaAes, hay uno a vuestAo

(JauoA, si hubieAa una ini^inidarf de vida in^initamente ^eliz

a ganoA. PeAo aqui hay una in^inidad de vida in^initamente

(tCliz a ganoA, un azoA de ganancia contAa.un nûmeAo ^inito de

azoAes de pÔAdida, y lo que os jugais es ^inito: eso quita

toda posibilidad de tomoA poAtido. En cualquieA sitio en que

se encuentAe el infinite y en el que no haya una inf,inidad


de azoAes de pÔAdida contAa el de ganancia, no hay nada que

sopesaA, hay que daxlo todo. V cuando se estd ^oAzado a jugoA,

hay que AenunciaA asl a la Aazôn paAa [elegirl conseAvoA la


la vida, en lugoA de oAAiesgaAla poA una ganancia infinite

tan pAôxima a llegaA como la pôAdida de la nada.

Pues no siAve de nada deciA que es incieAto si se gana-


Aâ. y que es ciento que se oAAiesga, y que la in^inita distan-

cia que hay entAe la ceAteza de que uno se estd exponiendo

y la inceAtidumbAe de lo que se ganoAd, iguala el bien ^ini-


to que se estd aAAiesgando de maneAa cieAta al in^inito que
es incieAto. No es asi. Todo jugadoA oAAiesga con ceAteza,
paAa ganoA con inceAtidumbAe, y sin emboAgo oAAiesga de mane­

Aa cieAta lo ^inito poAa ganaA de maneAa incieAta lo finito.


[sin pecaA contAa la AazônJ
174

Wo hay in ^ in id a d de c U s ta n c ia e iit A e e s ta e e A t.e z a d e l o que

uno expone y l a in c e A t id u m b A e de l a g a n a n c ia : eso es fr a is a .

H ay, en A e . a l i d a d , in ^ iit C t u d e n tA e l a c e A iid u m b A e d e g a n o A y

la c e t t i d iü t ib A e d e peA deA. Peno t a in c e A t id u m b A e d e g a n a x es

p A o p o A c io n a t a l a c e A iid u m b A e d e t o q u e s e O A A ie s g a , segân

la p A o p o A c iâ n de lo s azaxes d e g a n a n c ia y d e p O id id a . V de

a f ii v ie n e que s i hay ta n to s azaA es de un la d c como d e t o tA o ,

h a y que JagaA l a p a A tid a de ig a a l a ig u a l. V e n to n c e s la ceA -

tid m b A e de lo que uno exp o n e es i g u a l a l a in c e A t id u m b A e de

la g a n a n c ia , poA m&6 que eU L a e s t d in ^ in tta m e n ie d is ta n te ,

y a s i n u e s tA a p A o p o A c iâ n tie n e una ^ucA za i n ^ i n i i a , cuando

hay lo ^ in iio p a A a a A A ie s g a A e n un ju e g o c o n a zoA .es s e m e ja n -

te js d e g a n a n c ia y d e p Ô A d id a y con e l in ^ in ito a ganaA . E s to

es d e m o s tA a tiv o , y s i lo s hom bAes son capaces de a lg u n a veA ­

dad, is ta lo es. (Bî


[fin de este discuAsoTj
iP e A o q u ê m a l os p u e d e a c a e c e A to m a n d o e s te p o A tC d o ? S e -

A e is fiie l, h o n e A to , h u m il.d e , a g A a d e c id o , b ie n h e c h o A , a m .ig o ,

s in c e A o , v e A a z .. . Es c ie A to q u e no os e n c o n tA O A .e is en lo s p la -

ccA es c o A A o m p id o s , en l a g lo A ia , en l a m o lic ie . îP e A o no t e n -

d A e is o tA o s ?

Os d i g o que con e llo g à n o A e is en e s ta v id a , y que a ca-

da paso q u e d e is en e s e c a m in o , v e A e is ta n ta c e A t id w n b A e d e

g a n a n c ia , y ta n ta nada en l o qu e a A A ie s g a is , q u e com pA ende-

A e is a l ^ in que h a b e iS a p o s ta d o poA u n a c o s a c i.e .A t a , in ^ in i-

ta , poA l a c u a l no h a b e iS dado nada.


175

- (8) Lo c o n ^ ie s o , t o Aeconozco, pcAo aun a s l , 2no hay

ncngan m e d i o de vex e l AevcASo d e t juego?

- S i , t a EscAùtuxa y t o den:âs>, e tc .

- S I, pexo ten g o t a s manos ata d a s y t a boca muda. S e me

^uefLza a a p o s ta x y no e s to y en t l b e x t a d , no s e me d e ja tlb x e .

I^y yo e s to y hecho de t a t modo que no puedo c x e e x , iq u ô

quexecs que haga entonces?[^

-J[es vexdad [no p od eis c x e e x j, pexo sabed a t menos que

v u e s tx a tm p o te n c la paxa cxeex, p uesto que t a xazôn os condu­

ce a e t t o y que no o b s ta n te no p o d e is , v le n e de v u e s tx as pa-

s lo n e s . T x a b a ja d pues, no paxa convencexos pox t a axgum enta-

cidn de ta s pxuebas de V lo s , s ln o paxa t a dC sm lnuclân de vues­

t x a s p a s lo n e s . Q uexeis I x h a c ia t a ^e y n o j s a b e i i e t cam ino,

q u e x e ls cuAoAos de t a In ^ l d e t l d a d y pecUs to s xemedlos paxa

e t t o . Apxended de a q u e tt o s . . J

- [ E6 vexdad, p ex o ) apxended de a q u e tto s que han e s ta d o

a tad o s como vos y que ahoxa a p u e s ta n to d o t o que poseen.

jjiO n g en tes que conocen ese camino que vos q u e x la ls s e -

g u ix , y cuxados de u n m at d e t que q u exels s a n a x . S e g u ld J

t a manexa pox t a que e tt o s han comenzado, es d e c lx , h aclen do

como s i cxeyexan , tomando agua b e n d lta , h ac le n d o d e c lx m is a s ,

e tc . In c lu s 0 eso os haziÆ cxeex de manexa n a t u x a l y os haxA

pexdex l a xazô n .

- Pexo eso es to que yo tem o.

- lY pox q u i? iQ u t te n e ts que pexdex?

[P e x o paxa mostxaxos que a s l s e I t e g a a e l l o y que eso


17 6

d lsm im g e la s paslones, que son vuestAos gxandes o b std a u lo s,

eXc.J

- Oh, ese dlscuAsc me ix a n s p o x ta , me e n c a n ta , e tc .

- S I e s te dtscuAso os g u s ta y os paxece c o n v in c e n te , sa­

bed que l o p x o n u n c i a an homhxe que se ha p uesto de x o d H la s

a n te s y despaôs, paxa xogax a ese sex t n ^ ln c t o y s in paxtes

a l que i l som ete tod o to suyo, que tome t /v v b lin l o vuestxo

paxa v u e s tx o pxoplo b ie n y paxa. su g lo x la , y que a s l l a ^uex-

za se aune con e s ta b a je z a .

- La costuivbxe es n u e s tx a n a tu x a le z a . Q iilen se acostw n-

bxa a l a ^e, t a cxee, y no puede d e ja x de tem ex e l Jn^lexno

p j no c x e e o tx a c o s a .J

Q u le n s e a c o s tu m b x a a cAecA que e l R e y es t e x x l b l e , e tc .

iQ u lin d u d a pues q u e n u e s t x a a lm a , e s ta n d o a c o S tu m b x a d a a v e x

n itm e x o , e s p a c lo , m o v lm le n t o , cxea en e s o y n a d a mds q u e en

eso?

- [Una Imagen de Vlos en su In m e n s ld ad I n d i v i s i b l e }

- iC x e e ls que sea Im p o s lb le que Vlos s e a I n ^ l n l t o , s ln

p a x te s ?

- SI

- Qulexo entonces hacexos vex una cosa I n ^ l n l t a e I n d i ­

v is ib le . Es un punto que s e mueve pox to d a s p axtes con una

v e lo c ld a d ln { ^ ln lt a . Pues es uno en tod as p ax te s y e s td e n te -

xo eji cada tu g a x .

Que e s te e^ ecto de l a n a tu x a le z a , que os p a x e c la Im p o s i-

b le antexloX m e.nte, os haga compxendex que puede habex otxos


177

que no conocels t o d a v ia . No saqaeÂA de v uestxo apxen dU zaje

t a c o n s e e u e n d a de que no a queda nada que s ab ex, s ln o que

os quedan In ^ ln ld a d de cosas que s ab ex.

- 56 ^ atso que seamos d ig nes de que to s otxos nos amen.

Es I n j u s t e que t o pxetendamos. S I naclésemos x a zon abtes e I n -

d l^ e x e n te s y c on oclin do no s a nosotxos mismos y a to s demds,

no daxlojnos e s ta I n c t l n a c lô n a n u e s tx a v o tn n ta d . V s ln em-

baxgo nacejncs con e t t a , tuego nacemos I n j u s t e s . Vues to d o

t le n d e a s i mismo. E tto va c o n tx a to d o oxden. Hay que te n d e x

a t o ge.nexat, y t a p e n d le n te h a c la uno mismo es e t comlenzo

de to d o desoxden, en t a guexxa, en t a p o t X t lc a , en t a econo-

m la , e n e t cuexpo p a x X lc u ta x d e t hombxe.

L a voZuntad pox t o t a n t o e s td depxavada. S I to s mlembxos

de ta s comunldades n a tu x a te s y c i v i l e s t le n d e n a l b ie n d e l

cuexpo, la s comunldades pox su p a x te deben te n d e x a o tx o cuex­

po mds g e n e x a t d e t que e l l a s son mlembxos. Se debe pox to

t a iit o te n d e x a l o g e n e x a t. Luego nacemos I n ju s tos y depxa-

va d o s .

[[u in g u n a x e t l g l ô n a p a x te de t a n u e s tx a ha ensenado que

e l hombxe nace en p ecad o[j

[ ^ M i n g u n a s e c ta de ^ Ité s o ^ o s l o ha d lc h o , n in g u n a ha d l -

cho t a v g A d a d J

[N in g u n a s e c ta n l x e t l g l ô n ha estado slem pxe sobxe t a t l e -

x x a mds que t a x e t lg l ô n c x l s t lo ji a . [cî]

- Es e l coxazôn e l que s le n t e a V los y no l a xazô n . Eso

es l a (Je: V los s e n s ib le a l coxazôn, no a t a xazô n .


178

- E t coxazôn t l c n c sus xozones

[q u e t a xazôn no conocc en absotiUoT^

s c compxueba en n u l cosas. V lg o que e t coxazôn ama n a tu x a l-

m ente a l s ex u n .iv e x s a l y a s i m i ô m o , segân que se entxegue

0 se enduxezca c o n tx a e t uno o c o n txa e l o txo a su e le c c iô n .

H abeis xcchazada l o uno y consexvado l o o tx o . lEs pox

xazôn pox l o que an]als?

- S ô lo l a x e t lg lô n c x l s t l a n a hace a l homhxe. am able y

^ e llz a l a v e z . Con hones tCdad [hay que s ex odl.oso o desgxa-

c la d o } no s e puede s ex a im b le y i e l l z a la v e z.

( CI La â n lc a c le n c la que va c o n txa e l s e n tld o comun y

t a n a ù ix a le z a de lo s hombxes es l a â n lc a que ha s u b s is tld o

slem pxe e n tx e e t t o s .

En 1662 se publica la llamada Lôgica de Port-


Royal , cuyo titulo completo era: Lôgica o el^ Arte de Pensar,
que contiene, ademâs de las reglas comunes, varias observacio-

nes nuevas, propias para formar el juicio." El libro tiene dos

autores, A n to in e Axnojitd y P le x x e N ic o le .

Esta es, segûn todas las apariencias la primera


vez que se utiliza la palabra probabilidad (probabilité) para
denotar algo medible, y ello sucede en 1662, en las ûltimas
pâginas de esta Lôgica. De esta obra se hicieron posteriormen-
te cinco ediciones sucesivas, la ûltima y definitive en 1683,
pero ninguna alteraba la parte IV, que se titula Del Método.

El arte de pensar consistirS,pues, en sopesar

las diversas posibilidades, las probabilidades de las distin­


179

tas alternativas y compararlas antes de decidir, moviéndonos


al menos en una escala ordinal, es decir, de mayor o menor
probabilidad, aunque todavîa no se les adjudique un valor nu-

mérico. Hasta que surge la probabilidad en su sentido medible,

no nace la probabilidad en su sentido epistemolôgico como con-

cepto significativo para la lôgica.


Parece ser que, de los dos autores de la Lôgica,

es AxnauCd quien escribe la ûltima parte, el Libro IV, donde

se habla de probabilidad. Axnautd sostuvo ademSs una correspon-

dencia con L e ib n iz sobre el Discurso de Hetafîsica leibnicia-

no y escribiô la Gramâtica de Port-Royal.

Los tres primeros libros de la Lôgica versan so­


bre la Concepciôn, el Juicio y el Razonamiento, el cuarto ha­

bla del Método, que se basa en el razonamiento deductivo no


silogîstico, muy empleado en matemSticas. Los cuatro ûltimos

capîtulos son los que versan propiamente sobre probabilidad


e inician el estudio de un nuevo tipo de inferencia no deduc-
tiva.

Hay que distinguir entre dos tipos de razonamien­


to no deductivo: la inferencia y la decisiôn que no cuenta con

la certeza, por un lado, y la teorizaciôn por otro. Esta ûlti­


ma es la creaciôn especulativa de una teorîa abstracts para
explicar los fenômenos, junto con una comprobaciôn de la mis­
ma. Lo especîficamente probabilîstico serîan la inferencia y
la decisiôn. Como dice H a c k in g , "la rama de la Filosofîa de la
Ciencia que ahora se llama 'Probabilidad e Inducciôn' comien-
za con la Lôgica de Port-Royal."
180

En los s u c e s o s q u e d e p c n d e n de la fe Humana, la
L ô g i c a nos da u na s r e g la s de d e c i s i ô n en las que e st S n ya i m ­
p l i c i t e s las p r o b a b i l i d a d e s c o m p a r a b l e s e n t re si en una e sc a -
la ord in al :
...P a x a ju z g a x de l a v e x d a d d e a n s u c e .6 0 , u d e t.e x n U n a im e

a c x e e x lo o a no c x e e .x lo , ito h a y qu e c o n s ld e x a x lo dexnudo y

en i l m lim o , como s e h a x la c o n u n a p x o p c ilc  ô n de G e o m e t ia ;

iln o que hay que te n e x en c u e n ta a to d a s la s c lx c u n s ta n c ta i

que lo acom panan, ta n to In te x lo x e i como e x tC it.o X e i. L la m o

d x c u n ita n d a s ù v te x lo x e i a la s q u e p e x te n e c e ji a l h ech o m is ­

m o, y e x te x t-o x e s a la s que se x e ^ le x e n a la s pexsonas pox cu­

yo te s tlm o n c o nos s e n tln o i In c lln a d o s a c x e e x lo . H a c lin d o lo

a s l, s i to d a s esas c lx c u n s ta n c la s son t a ie s q u e no s u c e d e

n u n c a o m uy x a x a m e n t e q u e c l x c u i u t a n c l a s s e m e ja n t e s e s tin a-

com panadas de ^ a ls e d a d , n u e s tA o e s p lx ttu s e In c lin a n a tu x a l-

m e n te a cxeex que e to es c ie x to , y tie n e xazôn en h a c e x l o ,

s o b x e to d o en l a conducclôn de la v id a ,q u e no e x ig e una c ex -

tld u jT ib x e m a y o x q u e e s ta c e x tld u u ]b x e m o x a l, y q u e ln c l . u s o de­

be c o n te n ta x s e en d lv e x s a s o c a s lo n e s con l a p x o b a . b U ld a d m a-

6
yox.

En el c as o de los m i l a g r o s t a m b i é n se han d e se-


g u i r las r e g l a s de d ec i s i ô n , y no se ha de k a c e r , ni c o m o los
l i b e r t i n e s q u e "no q u i e r e n c r e e r m â s q u e lo que e s t é en p ro -
p o r c i ô n a su razôn", ni c o m o los c r é d u l o s q u e h a c e n un c a s o
d e c o n c i e n c i a de d u d a r de n i n g û n m i l a g r o b a s â n d o s e p a r a e l l o
s obre la p o t e n c i a y la b o n d a d d e D i o s . " T o d o e s o es m u y b u e n o
181

en sî, pero muy debil para persuadirnos de un milagro en par­

ticular, puesto que Dios no hace todo lo que puede Hacer; y


no es un argumente el que haya sucedido un milagro para que

hayan sucedido otros semejantes en otras ocasiones."^


Encontramos también un uso de la palabra proba­

ble en el sentido de "con probabilidad favorable" al juzgar

de los hechos futures:

Pues a s l c o mo s e debe cAeex pxobabtem ente que u n hecho

ha Sucedido cuando ta s clx cu Ÿ is ta n c tas clenX as que s e conocen

6 o n ta te s q u e o x d ln a x la m e n te v le n e n s egu ldas de t a l e ^ e c to ,

a s l s e debe cxeex tam b ié n p xobablem ente que sucedexd, cuando

la s c lx c u n s ta n c la s pxesentes son t a t e s que son segu ldas o x d l-


g
n axlam en te de un e ^ ec to t a t .

Y a continuaciôn encontramos ya una aplicaciôn

matemâtica, a. los juegos, de esta teorîa, donde se aplica el

concepto de probabilidad en el sentido que todos conocemos:


Hay / u e g o 6 en to s que d i e t pexsonas ponen cada una un

escudo y s 6t o hay u n a q u e t o gana to d o y todas ta s demds p le x -

den; a s l cada uno s 6 to a x x le s g a pexdex un escudo y puede g a­

nax nueve. S I Sôto se c o n s ld e x a l a g a n a n c ia y t a p éx d ld a en

s i , , p a x e c e x la que todos t le n e n v e n t a ja en e t t o , pexo ademds

hay que c o n s ld e x a x q u e s i todos pueden g a m x nueve escudos

y s ô to s e debe a t a za x pexdex uno, tam b ié n es nueve veces

mds pxü bab te paxa cada uno que pexdexd su escudo y no ganaxd

to s nueve. A s l cada uno t i e n e nueve escudos a espexax, un e s ­

cudo a pexdex, nueve gxados de p x o b a b ltld a d de pexdex un e s -


18 :

cado y ano s o lo de ganax lo s nueue escudos; l o que d e ja l a

cosa e n ana p e x fe c ta .('gualdad.

Todos lo s juegos que son de e s te -tip o son e q u t t a t lv o s ,

ta n to como pueden s e x to lo s ju e g o s , y lo s que estdn ^uexa de

e s ta p-Xoposlciôn son m a n iâ te s tatv e n te t n j u s t o s . V pox e l l o se

puede hace.x vex que hay yna I n j u s t l c l a e a ld e w te e,n e s ta s es-

p ee ie s de juegos que se,H o m a n L o t e H a s , poxque e l dueno de

la L o te x la toma de o x d ln o x lo sobxe e l t o t a l im a d lc ln :a p ax­

t e como m ejoxa paxa I t ; tod o e l cuexpo de jugadoxes es enga-

nado de l a m l s m a manexa que s i an hombxe ju g a s e a un ju e g o

Ig u a l, es d e c lx , donde hay t a n t a a p a x c e n c la de g a n a n c ia co­

mo de f d d ld a , a d le z p ls t o la s c o n tx a nueve. Ahoxa b ie n , s i

e s to es d es v e n ta jo s o paxa todo e l cuexpo, tcunblén l o es paxa

cada uno de lo s que lo componen, puesto que v le n e de a h l e l

que l a p x o b a b tlld a d de l a p é x d ld a sobxepase a l a p x o b a b tt l-

dad de l a g a n a n c ia , que l a v e ix ta ja que s e espexa no sobxepa­

se a l a d es v e .n ta ja a l a que se expone, que es pexdex l o que

se ha a p o s ta d o .^

C o n t i n u a el autor u t i l i z a n d o las f r e c u e n c i a s p a ­
ra m e d i r la p r o b a b i l i d a d de s u c es os nat ur al es , c om o la m u e r t e
a c ausa de los rayos. Per o ade mS s se da c u e n t a de que un p r o ­
b le ma de d e c i s i ô n r e q u i e r e el c â l c u l o de la e s p e r a n z a m a t e m â -
tica, lo que i n v o l u c r a no sôlo a la p r o b a b i l i d a d de que el su-
c es o acaezca, sin o a su u tilidad. Hay un sôlo c a s o en que la
p r o b a b i l i d a d no deb e t e n e r s e en cuenta, c u a n d o la u t i l i d a d o
g a n a n c i a es infinite, com o ya h e m o s v i s t o que d e c î a P a s c a l.
183

A veces hay tan poca apoAlencla de ix lt o en alguna cosa

que, pox ventaj osa que sea y pox pequena que sea l a que se

axA-cesga paxa obtenexla, es u t i l no axxtesgaxla. A sl, sexXa

una tonteAla jugax vetnte soles contxa dlez mlllones de I I -

bxas, 0 contxa un xelno, a condtctôn de que no se pudlexa

ganax mds que en e l caso de que un nino, oxdenando a l azax

las letxas de una Impxenta, composlexa de golpe los vetnte

pxtnexos vexsos de l a Enetda de V ix g illo . Asl cuando se plen-

sa en e llo , no hay momento de l a vlda en que uno no la esté

axxlesgando mds que un pxlnclpe que axxlesgaxa su xelno ju -

gdndolo con esta condlclân.

Estas x e ^ le x lo n e s paxecen pequenas, y l o son en e^ecto

s i s e queda uno a h l; pexo s e la s puede hacex s e x v lx paxa co­

sas mds Im p o A ta n te s ; y e l p x ln c lp a l uso que s e debe e x tx a e x

de e l l a s es hacexnos mâs x a zo n a b le x en nuestxas espexanzas

y en nuestxos tem oxes. Hay pox e je m p lo , muchos pexsonas que

s e espantan e x ceslvam en te cuando oyen tx o n a x . S I e l txueno

le s hace pensax en V lo s y en l a m uexte, s e a en buena hoxa,

nunca s e plensa en e l l o dem asiado; pexo s i es s ô lo e l p e U -

gxo de moxlx pox e l xayo lo que le s causa e s ta a p x e n slô n e x -

txaoxdlnaxla, es {,a c H h a c e x le s vex que no es x a z o n a b le . Pues

de dos m illo n e s de p exsonas, es mucho s i hay una que mue^ia

de e s ta manexa; e In c lu s o se puede d e c lx que no hay muexte

v i o l e n t a que s e a menos comdn. A s l pues, puesto que e l temox

de un m al debe s ex pxopoxclonado no s ô lo a l a Im p o x ta n c la

d e l m a l, s ln o tam b ié n a l a p x o b a b illd a d d e l suc e s o , covto no


184

h a ij g é n e x o de. m u exX e mds x a x o que. m o x ù i p o x e l x a y o , a s l ta m ­

p o c o h a tj o t x o que de.ha c a u s a x n o s meoios t m o x , v is to que a d e ­

mds e s e te m o x »o s .ix v e d e n a d a p a x a h a c e x n o s lo e v lta x .

Pox to d o e C lo no s o la m e n t e h a y ' q u e d e s e n g a iîa x a esas pex­

sonas q u e tc m a n p x e .c a u c io n e s e x tA a o x d in a x ia s e tn o p o A tu n a s

p a x a c o n s e .x v a x s u v i d a y su s a ù id , m o s t x d n d o le s que esas pxe-

c a u c to n e s s o n u n m a t mds g x a n d e d e l o q u e puede s e x lo e l pe-

Itg x o ta n le ja n o d e l a c c id e n te q u e te m e n ; s ln o t a ju b ié n hay

q u e d e t e n g a f ïa x a t a n t a s pexsonas q u e no x a z o n o jt e n s u s em pxe-

sas d e o tx o modo q u e d e e s t e ’- h a y p e t i g x o en e s te n e g o c lo ,

lu e g o es m a lo ; hay v e n ta ja en a q u e l, lu e g o es bu en o -, p u e s to

q u e no es n i pox e l p e ltg x o n i pox la s v e n t a ja s , s in o pox l a

p x o p o x c id n que hay e n tx e e llo s pox lo q u e h a y qu e ju z g a x .

... S ô lo la s cosas in ^ tn ita s , como l a e te A n id a d y la s a l­

v a c iô n no p u e d e n s e x i g u a l a d a s po X n i n g u n a v e n t a j a te m p o x a l;

y a s l no s e l a s d e le ponex nunca ea l a b a la n z a con n in g u n a

de la s coSas d e l m undo. Pox e s o e l m en o x g x a d o de { ,a c ilid a d

paxa s a lv a x s e v a le mds q u e t o d o s lo s b ie n e s d e l m undo ju n t o s

y e l p e lig x o m enoX d e p e x d e x s e es mds c o n s i. d e x a b le q u e to d o s

lo s m o le s te m p o X fll.e s c o u s id e x a d o s s o la m e n t e como m o le s .

La probabilidad se vuelve posible sôlo cuando


los signos se convierten en evidencia interna. En la Lôgica
aparece una nueva y explicita distinciôn entre evidencia in­
terna y externa. El mundo ya no es evidencia externa disenada
o escrita por Dios, sino evidencia interna que sôlo puede ser

explicada por la existencia de un Dios. Hasta aqui habîa dos


IBS

tipos de evidencia ûnicamente: por demostraciôn o por testimo-


nio. Ahora aparece la experiencia, como algo mixto entre las

dos. 1,0 que en la Lôgica de Port-Royal se llama evidencia in­

terna es pues algo nuevo, se trata de un lazo de uniôn entre

los objetos de conocimiento y los objetos de opiniôn que has­

ta ese momento se hàbîan considerado irréconciliables.

J o h n W ltliC n s (1614-1672), o b i s p o de C hester, fué


el p r i m e r sec re ta ri o, j un t o con OtdenbuAg, de la R o y a l S o c i e t y
de Londres. Una de sus p r i m e r a s sed es f u e ro n p r e c i s a m e n t e las
h a b i t a c i o n e s de W llfu M en el W a d h a m C o l le ge . Su o br a e s t é cons-
t i t u i d a por c u a t r o l ibros m u y h e t e r o g ê n e o s , p u b l i c a d o s unos
h a c i a 1640 y los o t r o s h a c i a 1670. Dos son los tem as p r i n c i p a ­
les de los mis mo s: el u n o es el l enguaje, el o t r o el a rg u m e n -
to pro ba bl e. La idea de " c a r a c t e r î s t i c a real o u n i v e r s a l " que
u t i l i z ô p o s t e r i o r m e n t e Leibniz, y el t ê r m i n o mismo, son de W Ü -
h im e n t r e otros. La p r i m e r a de sus o b r a s s obre el lenguaje,
"M e r c u r y , or the S e c r e t and S w i f t m e s s e n g e r , s h o w i n g h o w a man
m a y w i t h p r i v a c y a nd spe ed c o m m u n i c a t e his t h o u g h t s to a friend
at a d is ta nc e" , p u b l i c a d a en 1641, es un c ô d i g o s e c r e t o en rea-
lidad, y no t i e n e g r a n i m p o r t a n c i a . En 1668, en cambio, p u b l i ­
ca s u " E s s a y T o w a r d s A Rea l C h a r a c t e r a n d a P h i l o s o p h i c a l L a n ­
g u a g e " . La tesis de e s t as dos o b r a s s er r a que t od o l en g u a j e
es c o n v e n c i o n a l , y asi, jun to al a s p e c t o c o n v e n c i o n a l de los
s ig no s era n e c e s a r i a una t eorîa d e su a s p e c t o natural, que es
la e v i d e n c i a i n t e r n a y la p r o b a b i l i d a d .
"The D i s c o v e r y of a W o r l d in the Moone, or a D i s c o u r -
186

se t e n d i n g to pro ve that 'tis p r o b a b l e there m a y be a n o t h e r


h a b i t a b l e w o r l d in that planet", e s c r i t o en 1640, es un ensa-
y o sobre el u s o de la e v i d e n c i a pro ba bl e. Se apela con f r e cu en -
c ia a la a u t o r i d a d c om o cri te ri o, a u n q u e la obr a estâ exp ue s-
ta en forma d e m o s t r a t i v a - En 1672, d e s p u é s de la m u e r t e del
autor, se p u b l i c a "Of^ the P r i n c i p l e s and D u t i e s of N a t u r a l
R e l i g i o n ". En esta obr a se e x p o n e la teorîa del d e s i g n i o div i-
no. El m u n d o es una e v i d e n c i a interna, que sôl o pue de ser e x ­
p l i c a d a p o r la e x i s t e n c i a de un Dios. El autor p r o p o n e tres
c a t e g o r l a s de evi de nc ia ; d e m o s t r a c i ô n , t e s t i m o n i o y e x p e r i e n ­
cia. Est a û l t i m a es mixta, y d e p e n d e a la vez de los sen ti do s
y d el e n t e n d i m i e n to, de n u e s t r a p r o p i a o b s e r v a c i ô n y de las
p r u e b a s r e p e t i d a s que r e a l i c e m o s de los s u c es os o acciones.
Hem o s v i s t o c ô m o Pascal se a t r e v î a a h ac e r de
Dio s un o b j è t o de d e c i s i ô n y n o de creencia. W ilk in s se atre-
ve a h a c e r de Dio s un o b j e t o de o p i n i ô n pro ba bl e, del m i s m o
o r d e n q u e la c r e e n c i a en que el sol s a l d r â t a m b i é n manana.
El d e s i g n i o d i v i n o a p a r e c e e x p l i c i t a m e nt e jus-
t i f i c a d o en W H lijo m Vcxham (1657-1735), q u e e s t a b l e c e una rel a-
ciô n e n t r e los c o m i e n z o s de la E s t a d l s t i c a en a u t o r e s com o
G x a u n t, P e tty y fCing y las c o n c e p c i o n e s f i l o s ô f i c o - t e o l ô g i c a s
de N e jc tc n , e j e r c i e n d o gran i n f l u e n c i a sob re los a u t o r e s e u r o^
peos. F u é m i e m b r o de la R o y al S o c i e t y de L o n d r e s y p u b l i c ô
f r e c u e n t e m e n t e en las P h i l o s o p h i c a l T r a n s a c t i o n s .
D u r a n t e cas i dos s i g lo s la m a y o r p a r t e de E u r o ­
pe habîa e s t a d o e m p e n a d a en c o n t r o v e r s i e s t eolôgicas, la gen^c
137

e s t ab a c a n s a d a de ell as y se v o l v î a ya hac ia los n u e v o s r e s ul -


tados de la c i e n c i a de la n at ur al ez a, p r e g u n t S n d o s e si se po-
drîa e n c o n t r a r la j u s t i f i c a c i ô n de los p r i n c i p i o s r e l i g i o s o s
g é n é r a l e s en esos m i s t e r i o s o s f e n ô m e n o s y no en los t e x te s que
cada l ector p o d i a i n t e r p r e t e r de m a n e r a dis ti nt a. S e g ûn la in-
t e r p r e t a c i ô n de Feaxson^ \ N m to n consideraba a Dios como o m n i ­
présente, v i g i l a n d o o s u p e r v i s a n d o c o n t i n u a m e n t e el f u n c i o n a -
iniento de sus p r o p i a s leyes. L e c b ir iz le a c u s a b a por e l l o de he-
rejîa, a f i r m a n d o que D io s hab ia h e c h o un m u n d o p e r f e c t o y que
no sôlo s éria i nn ec es ar io , sin o la n e g a c i ô n de su p e r f e c c i ô n ,
el s u p o n e r q u e Dio s s u p e r v i s a b a sus o p e r a ci on es . Asi pues, la
tarea d e V exh am serîa p o n e r en claro, p o s i b l e m e n t e por p r i m e r a
vez, el a r g u m e n t e a p a r t i r del d e s i g n i o . En el s i g l o X VIII se
c o n s i d e r a b a q u e los a r t i c u l e s de la fe r e l i g i o s a d e b i a n ded u-
c i r se de las leyes de la n a t u r a l e z a de una m a n e r a s i m p l e y fa-
cil - El int er és de VçAhcim par a n o s o t r o s e s t r i b a en q u e no ] imi-
taba su a t e n c i ô n a la a r m o n i a y a la p e r f e c c i ô n d e l u n i v e r s o
m o s t r a d a en las leyes f i s ic as y en los o r g a n i s m e s animales,
sino que a m p l i a b a la n o c i ô n de l eyes f i s ic as a s t a b l e s a la de
r a t i o s e s t a d i s t i c a s a st ables, y h a l l a b a en las r e l a c i o n e s es-
t a d î s t i c a s ,e n t r e el h o m b r e y los a n i m a l e s de su e n t o r no ,e vi -
d e n c i a s de la p e r f e c c i ô n de las o r d e n a n z a s d ivinas.
Las p r i n c i p a l e s o b r a s de e st e a u t o r f u e r o n la
P h y s i c o - T h e o l o g y de 1713 y la A s t r o - T h e o l o g y de 1715. La p r i ­
m e r a de ell as sobre tod o r é s u l t a int er es an te . No h a y nad a en el
m u n d o o r g â n i c o ni i n o r g S n i c o q u e no haya sido d i r e c t a m e n t e crea-
d o por la d i v i n i d a d par a un p r o p ô s i t o util, g e n e r a l m e n t e para
188

e l hom bre. E sta es la te s is p rin c ip a l d e Vexham . V e a m o s algunas

c ita s de su F îs ic o - T e o lo g îa :

S i todos to s a n im ales d e l g lo bo s e h u b iexan ^oxmado poX

azax ic J ia n c e l, o h u b iexan s id o coloeados a l a z a x , o s in t a V iv in a

P x o v id e n c ia , sus âxganos podxlatx habex s id o d i^ e x e n te s de como son

y Su lu g a x y x e s id e n c ia con^undidos y m e zd a d o s . Sus âxganos [pox

e je m p lo ] de x e s p ix a c iâ n , de v is iô n y de m o v im ie n to , hubiexan s id o

apxopiados paxa c u a lq u ie x medio o no hubiexan n e c e s ita d o ninguno;

sus estâmagos h ub iexan s e x v id o paxa c u a lq u ie x a lim e n to y su San-

gxe y l a cob extu xa de sus cuexpos e s ta x ia hecha paxa c u a lq u ie x c l i -

ma 0 paxa un d n ic o c lim a . Pox c o n s ig u ie n te tod o e l m u n d o a n im a l

h u b ie x a estad o en una m ezco lan za con^usa, in c o n v e n ie n te y desoxde-

nada. A un a n im a l l e h u b ie x a ^ a lta d o com ida, a l o tx o h a b ita c iâ n ,

y a l a m ayoxla de e llo s s e g u x id a d . Se h ub iexan congxegado todos en

uno 0 en pocos lu g a x e s , h ub iexan tornado descanso S ô lo en la s zo­

nas te m p la d a s ; y h u b iexan c o d ic ia d o un s â lo a lim e n to , e l mds ( a c i l

de a lc a n z a x , e l mds especioso a l a v i s t a ; y a s t% a b x la n envenenado,

h a b x ia n muexto o s e habxXan incomodado enoxmemente lo s unos a lo s

o tx o s . Pexo t a l como la s cosas es td n d is p u e s ta s , e l globo e s td cu-

b ie x t c pox i g u a l , de manexa que ningûn lu g a x caxece de sus h a b i­

t a n te s pxopios y ninguna c x ia tu x a e s td d esp ojad a de su lu g a x pxo-

p c o y de to d a s la s cosas n ecesaxias paxa su v id a , su s a lu d y su


1 2
placex...
E sta argum entaciôn supone la te s i s de que todos

los seres fueron cread os de golpe, a la vez. Pero s i no h u b ie-

ran sid o cread o s sim u ltan eam en te, s i se h u b ieran sucedido g ra -


] 89

dualinente los unos a lo s o tro s , ad aptândose len tam en te a sus

e n to rn o s, como Iba a poner de m a n ifie s to la te o rîa e v o lu c io -

n is ta , sô lo podemos c o n sid e ra r en la d iv in id a d una p re s c ie n -

c ia de lo que ib a a d e v e n ir a tra v é s de m illo n e s de anos la

c re a c iô n de in d iv id u o s mucho mSs sim p le s.

Como t a m a te x ia z s td acbTiiAa.btemente b ie n oxdenada, y

considexando e l c A e c im ie n to d e t mundo, no h a b x ia s u ^ ic ie n t e

lu g a x , comida y o txas c o io s n e c e s a x ia s paxa to d a s ta s c x i a t u -

xas v iv ie n t e s s i n o tx o gxan a c to de l a d iv in a s a b id u x ia y de

l a p x o v id e n c ia , que es e t e q u itib x a x e t numexo de in d iv id u o s

de cada e s p e c ie de c x ia tu x a s en e t tu g a x a t que e s td n a s ig -

nados. .
P ara Vexham e l e x ac to e q u ilib r io d e l nûroero de

in d iv id u o s de cada e sp e c ie es n e c e s a rio p a ra la e s ta b ilid a d

de la c re a c iô n . E sta e s ta b ilid a d num érica es un a c to de la sa -

b id u rîa d iv in a . La e s ta b ilid a d de la s r a t i o s e s ta d îs tic a s es

una ordenanza d iv in a p ara m antener a l mundo creado en su con-

d ic iô n . E sta s id e a s sobre e l increm ento de p o b la c iô n fueron

exp resadas en 1711, y p o s te rio rm e n te d e s a rro lla d a s p o r H atth us

y Chaxtes V a x w in . H asta que fué a ce p ta d a la te o r îa de la evo-

lu c iô n , e s ta s id e a s fueron la s d o m inantes.

Vexham n o lle g a muy le jo s en e l d e s a rr o llo de la

te o r îa de la e s ta b ilid a d de la s r a tio s e s ta d îs tic a s , pero fué

e l o r ig in a l c re a d o r de la m ism a. Sus ta b la s no son muy con-

p le ta s y sus re s u lta d o s no siem pre c i e n t î f i c o s . Por ejem plo,

asig n a una c o rre la c iô n n e g a tiv e e n tre la lo n g itu d de la vida

y la f e r tt lid a d t o t a l , nieg a la p o lig a m ia p u esto que hay un


190

hom bre por cada m ujer, in d ic â n d o se con e llo e l deseo de la d i ­

v in id a d ; e l exceso de hom bres es de u tilid a d por causa de lo s

p e lig ro s a lo s que e stS n e x p u esto s, la s g u e rra s , e tc . E ste t i ­

po de argum ente lo en co n trarem o s tam bién en Axbuthnot.

En o p in iô n de H a c k in g , la h is to r ia de la em ergen-

c ia de la p ro b a b ilid a d term in a con la p u b lic a c iô n , en 1711,

d e l A rs C o n je cta n d i de B e a n o u ittL , y en e fe c to con e s ta obra -

quedan ya p la n te a d o s to d o s lo problèm es que p ré s e n ta e l in te n ­

te de d é f in ir un co n cep to como e l de p ro b a b ilid a d . E n tre esos

v a rio s problèm es filo s Ô fic o s se e n cu e n tra e l de la chance o

aza r en un u n iv e rs o d e te rra ln is ta .

Uno de lo s a u to re s que c re la n en e l d e sig n io d i ­

vino y que aflrm ab an que la m ayorîa de n u e s tra s a sig n a c io n e s

de p ro b a b ilid a d eran a p o s t e r i o r i , es John A x b u th n o t (1667-1735).

Axbathnot fué m édico y tam bién hom bre de le tr a s y hum ori s t a .

G enio en una época de g e n io s, am igo y c o leg a de S vüi^t, Pope, y

A d d iio n . S w i^ t e s c r i b i ô de é l : "El d o c to r tie n e mâs. in g e n io

que to d o s n o s o tro s y su hum anidad es ig u a l a su in g e n io ". La

prim era de sus p u b lic a c io n e s c ie n t î f i c a s fué en 1692, una t r a ­

ducciôn a l in g lé s de la o b ra de Huijgens D e R a t i o c i n i i s in Ludo

A le a e . Hace m uchas a d ic io n e s p ro p ia s a l tra b a jo de Huygens. E l

p re fa c io y aproxim adam ente la m itad d e l te x to son de Anhuthnot:

Es en e l p re fa c io donde a p arecen muchas de sus id e a s so b re su

in te r p r e ta c iô n de la p ro b a b ilid a d . Veamos a c o n tin u a c iô n a lg u -

nos e x tra c to s s ig n if ic a tiv e s ;

Una gxan paxte. de este ViscuASo es una. tnojducciôn det


191

trcUado rfe Mon.4. H»ygenA, Pe Ro;t^'ocôux>4 >c)t Ludo Alme, aZ-

gtUen que &n <su cuZtZvo de. la ^Aj.aio{,Xa i>6to lÀtnt un Aupe-

AlofL y pocoA 0 nlngun Igual. Toda e.Ala loAea la he. empAendc-

do poAM. mi pAopla dlveAAldn y poAa AotiA^acciôn de alganoA

amigo A que han andado dLc&patando de vez en auando AobAe loA

pAopoAcloneA de loA azaneA, en algunoA coaoa que aqul Ae de-

ciden. Todo la que Ae fiequeala efian unoA pocxu koaoA pana ;

pendeA y nada mdA que algo de lAabajo pana gZ ceAebAo; mi in-

lenciân al publicoAJlo eAa haaeA au utilldad mdA geneAol y

qulzd peAAuadiA con It a algun hacendado blAono poAo. que man-

tenga Au dlneAo dentAo del bolAiZlo; y Al con eZlo pAovocoAe

loA clamoACA de loA tahuAeA, no me impoAtoAla mucho, pueAto

que no eA obligacldn del mundo abaAteceAloA.

EnconlAoAelA aqul un m(Ltodo muy cIoao y laclt del cdlcn-

lo de loA azoAQA del ju e g o , que un kombAe puede entendeA Ain


conoceA la cuadAotuAxi de Ima cuAuoa, o la. doctAlna de laA Ae-
AleA 0 loA leyeA centAl^ugoA de Ioa cueApoA, o Ioa peAlodoA
de loA AaXlllteA de JdplteA; Al, Ain llegoA a Ioa ElementoA
de EuclldeA. No Ae AequleAe paAa compAendeA todo eAto mdA
que Aentldo comiln y oAXtmdtlca pAdctlca-, exceptuando algunoA

toqueA de AlgehAa, como en Ioa Iaca pAlmeAOA pAopoAlcloneA,


donde el lectoA, Ain aca AoApechoAo de papiAmo, puede apti-

caA una ^ueAte ^e Impllclta; aunque debo con^eAOA que ella


no me ha aconAejado mucho en eAtoA meneAteAeA; pAe^eAlAla -
pueA que el lectoA mlAmo InveAtlgoAa y cAeo que no encontAa-
Ad deAogAodable la eApeculacldn.
192

El ùuXjO de cualquleA hombAe en cualquceA negocio e&

pAopoAclonal a au conducta y foAûina. EoAtuna [en el Aeutldo

de la mayoHXa de la gente] Algyu.{)lca un AuceAo que depende

del azoA ÿ colncJ.de con ml deAeo; y mala ^oAJuna Algnl^lca

un AuceAo contAoAlo a ml deAeo. Un Auceso que depende del a-

zaA {chancel eA aquel cuyoA couaoa InmedùUaA no conozco y

poA la lanlo no pueda ni pAedeclAlo ni pAoduclAlo [pueA no

hay heAejla en cJieeA que la PAovldencla peAmlte que Ioa ma-

teAloA oAdlnaAjoA clAculen poA el cauce de laA Couaoa Segun-

dosi. AhoAa bien, Aupongo que todo lo que un kombAe Intell-

gente puede haceA en un caAo como eAtoA es apoyoAAe, en aua l

negocJoA, AobAe Ioa AuceAoA que tlenen la mayonJa o Ioa mâA

podeAOAOA cauAoA AegundoA, y eAto eA cJeAto tanto pana Ioa \


gnandeA AuceAoA del mundo como pana Ioa juegoA oAdlnanloA.

Ea ImpoAlble que un dado, con una detenmlnada iueAza y dlAec- |


clôn, no calga AobAe una cana detenmlnada, Aolo que yo no co­

nozco la ^ueAza y la dlAecclôn que lehace caeJi AobAe una ca- j


Aa detenmlnada y poA tanto le llamo a eAo azoA, aunque no eA I

Alno ^alta de oAte Cconoclmlentojj lo unlco que puedo haceA


CA apoAtoA donde hay el mayoA numeno de poAlblUdadeA y poA
conAlgulente la mayoA pAobabllldad de ganan; y todo el ante
del juego en que haya algo de azoA debe AeduclAAe en ultimo
tlnmlno a eAto, a cal.culan. en loA coaoa dudoAoA qui cana tle-

ne mdA poAlbllldadeA, y aunque eAto no Ae puede hacen en me­


dia del juego pAeclAornente pana una unldad (jugadai, no obA-

tante un hombAe que conoce Ioa pnJnclploA puede haceA una con-
1" 1

j'eùiÂjCL que acaSl una (iOtectJtiz su^lcJente pana UL y, aunque

e& poilble que pleada, Al. exJ^e algana poAlbUldad conlna

IZ, Ain emboAgo at eAccgeA e£ Zado mâA AeguAo, podAd en lai

CO60 Ae^oAAe mdA contenlo de Au dlneAo...


El lecloA cbseAvoAd aqul la ^ueAza de Ioa numeAOA que

Ae puede apUcoA con dxlto IncluAo a aquelloA coaoa que uno

ImaglnoAla no eAldn AujetoA a AegtoA. Nuy pocoA coaoa conocg-

moA que no puedan aca AeducldoA a un Aazonamlenlo mcutemâtlco

y, cuando no pueden acaIo , cao eA un Algno de que nucAlAo co-

noclmlenlo de elloA eA muy pequeno y con^uAo; y donde Ae pue­

de haceA un Aazonamlenlo matemdllco eA una gnan locuAa uUll-

zaA cualquleA otAo, como palpoA una coAa en ta oAcuAldad cuan­

do lenemoA una vela al lado. CAeo que el cdlculo de la Conte-

dad de PAobabllldad debe a en conAldeAado como una eApecula-


cl6n may util y entAetenlda y apticado a gAon numeAo de Au-

cc&oa que Aon accldentaleA, ademdA de a loA juegoA; AÔlo que

eAtoA COAOA AeAÂn In^lnltamente mdA confuAOA, poAque depen^


den de poAlbllldadeA que ta mayoA parte de Ioa hombACA Igno-
Aan; y como ya he apuntado anteA, todoA Ioa potltlcoA del
mundo no Aon mdA que un tlpo de andllAlA de la cantldad de

pAobabllldad de AuceAOA coAualeA, y un buen politico no ca


mdA que algaien dleAtAo en taleA cdlculoA; Aolo que loA pAln-
clploA que Ae utUlzan en la Aoluclân de taleA pAoblemoA no
pueden eAtudlaAAe en un lugoA. ceAAado, Alno que deben adqul-

AlAAe medlante la obAeAvaclôn de la humanldad.


La segunda de sus obras que tiene relaciôn con
194

la probabilidad es"Un argumente a favor de la Divlna Providen-

cia, tornade de la constante regularidad observada en los naci-

mientos de ambos sexes", que fué publicada en las Philosophi­

cal Transactions de la Royal Society de Londres en 1710. Estu-

dia un. periodo de 82 anos, de 1629 a 1710. En esta obra emplea

dos tipos de razonamiento, de los cuales uno s61o es vâlido,

y pretende inferir la acciôn de la Divina Providencia a partir

de la estadtstica.

Ajibuthnot sostiene que es muy improbable que si

el mere azar gobierna los resultados de lanzar un gran ndmero

de monedas, no nos resuite a veces una gran preponderancia de

caras Co de crucesî,. La conclu s i6n falsa Çpara la estadîstica)


que saca de ello es que la estabilidad estadîstica constante

no puede ser debida al azar. Segûn él los nacimientos no son

debidos al a,zar, porque entonces la probabil idad serîa (1/2 +

1/2L^^, y es imposible que en 82 ocasiones se haya dado el ”

rolsmo suceso, a saber, han nacido roSs hombres que mujeres, por
lo tanto la providencia ha influido en la ley maternâtica. No

se le ocurriô que teunbiên una distribuciôn binomial del tipo


(p t ql.®^ donde p y q no son 1/2, serîa una distribuciôn alea-

toria, debida al azar. La persistencia en la superioridad de


los varones en los nacimientos muestra que es el arte y no el
azar el que gobierna.

Utiliza las tablas basadas en bautizados y no

en nacidos, y como John Gfiaunt, es un defensor de la monogamia.


Por su interês particular y por la utilizaciôn de parecidas
argumentaciones por parte de otros autores, vale la pena re­

producer aqul su J^emoria compléta y seguir sus correctes ra-

zonamientos, cuya traducciôn proponemos asl:

PHTiOSCPHICAL TRANSACTIONS
PaAa toi meieA de octubAe, novlmbAe y dlcJembAe de 1710

II., pag. 1S6-190

Un AAgumento en ^avoA de là Vlvlna PAOvldencJa, tornado

de la. COnitante AegalàAtdàd obieAvadà en toi nacJmtentoi de

amboi iexoi. Poa et Va . John AAbuthnott, Ftitco OAcUnoAlo de


Su Najeitad, y mtembAo del Cotegto de Mddicoi y de ta Payai

Society.
EntAe lai numcAoiai hueltai de la Vtvlna pAovldenda que

ie encuentAan en lai obAoi de la ÙatuAaleza, hay ana may no­

table a obieAvoA en el exacte eqaXlibnto que ie mantiene en­

tre el numéro de hombrei y el de mujeAei; puei par eite media


ie coniigue que la eipecie nunca decatga ni perezca, pueito
que cada macho puede tener iu hembra, y de una edad propor-

cionada. Eito. igaaldad de voAonei y hembrai e^ecto del a-

zoA (c/iÆiicel, iino de la Vivina Providencia, trabajando para


OH buen ^in, como aqul ie demueitra:

Supongamoi an dado con doi carai, N y E [.que, UamoAemoi


CoAa y Cau z I, para haUar todai lai pAobabilidadei de un nil-
mero determinado cualquieAa de talei dadoi, iea el blnomio
M + F elevado a la potencta cuyo exponente ei el njîmeAo dado
de dadoi; loi coef,iclentei de loi tOimlnoi noi proporciona-

Adn todoi lai pAobabilidadei deieadoi. Por ejemplo, en dos


196

da do i de d o i eoAai M + F, ù u p A o b a b ilid a d e i [e h a n c e i] 4on

M
1
+ 2 MF +
g
F , e i t o e i , una p A o h a b ilid a d p a ra M d o b le , una

p a ra F d o b le y d o i p a ra M d n ic o y F uiiéco; en cuatAo de t a l e i

da do i l a i p A o b a h ili.d a d e i io n + 4 M^F + 6 M^ F^ + 4 MF^ +

de e iA , una p A o b a b ilid a d p a ra M cuddA uple, una p a ra F cud-

d A u ple, cuatA o p a ra M t r i p l e y una F, e u a tro p a ra una M y F

tr ip le , y ie ii p a ra M d o b le y F d o b le ; y en g e n e ra l, i i el

ndmero de d a d o i e i t o d a i aoô p A o b a b ilid a d e i e ita r d n e xp re -

io d a i en e i t a i e r i e

m" . ,a t etc.

Se ve c la ra m e n te que cuando e l ndmero de d ad oi e i p a r ,

hay t a n t o i M como F en e l td rm in o medio de e i t a i e r i e , y en

to d o i l o i o t r o i td r m in o i hay mayorCa de M o m a y o rla de F.

?oA l o t a n t o , i i un kombre i n t e n t a , con un ndmero p a r

de d a d o i, o b te n e r t a n t o i M como F , t i e n e t o d o i l o i M m in o i

e x c ep to e l t ir m in o c e n t r a l c o n tr a i l ; y i u l o t e e i a l a ium a

de to d a i l a i p A o b a b ilid a d e i como e l co é v i d e n t e d e l t ir m in o

c e n t r a l e i a l a p o te n c ta de 1 e le v a d a a un expo nen te i g u a l

a l numéro de d a d o i' a i l en d o i d ad oi i u l o t e e i 2 /4 o 1 /2 ,

en t r e i * d ad oi 6 /1 6 o 3 / 1 , en i e i i d ad o i 2 0 /6 4 o 5 /1 6 , en

ocho 7 0 /2 5 6 o 35/11% , e t c .

P a ra e n c o n tra r e i t e t é r m t w c e n t r a l en c u a lq u ie r p o te n -

c ia 0 ndmero de d a d o i, i e c o n tù m a l a i e r i e e,(c.

h a i t a que e l ndmero de t O im in o i i e a i g u a l a y n. Por e je m p lo ,

*
Pa r e c e u n error, el lote m e n c i o n a d o es para euatro dados, no para

très.
197

e l e o e ^ id e n te d d t ir m in o c . e d r a l de l a d ld m a p o t e n d a a

‘ ^52, d é d m a p o t e n d a de 2 e i 1024, p or

lo t a jito , i i A i d e n t a o b te n e r en uyia t i r a d a con d ie z dadoi

un numéro i g u a l de M y F, tc e n e 252 o p o rta n id a d e i [c h a n c e i]

de 1024 a i u ^ a v c r, e& d e d j i que i u l o t e e i 2 5 2 /1 0 2 4 o b ie n

6 3 /2 5 6 , que e i menai que 1 /4 .

Con ayuda d e l o i lo g a r it m o i ie r X a ^ a d l e x te n d e r e i t e

c d lc u lo a un numéro muy g ra n d e , p ero no ei eie mi o b je t iv o

p r e ie n t e . Se puede v e r p o r l o que i e ha d ic h o que con un

n m e ro de d ad oi muy g ra n d e , e l l o t e de A i e h a r i a muy peque­

no; y p o r c o n iig u ie n t e [iu p o n ie n d o que M d én o ta a l macho y

F a l a hembra} que en e l v o it o numéro de l o i m o r t a le i h a b r la

iâ lo una pequena p a r t e de t o d o i l o i c a io i p o i i b l e i en l o i '

que iu c e d i e r a , en c u a lq u ie r tiem p o d ete rm in a d o , que n a d e r a n

un numéro i g u a l de machoi y h em b rai.

R ealm en te hay que c o n ^ e ia r que e i t a ig u a ld a d de machoi

y hem brai no ei matemdtica iino ^iiica, lo cual a l t e r a mucho

e l c d lc u lo p re c e d e n te ; p u e i en e i t e c o io e l td rm in o c e n t r a l

no d a rd e x a c ù m e n te l a i p o i i b i l i d a d e i [c h a n c e i} de A, i i n o

que i u i p o i i b i l i d a d e i i e quedardn en a lgu no de l o i té r m in o i

ju n to a l c e n t r a l y i e i n c l i n a r d n a un la d o o a o t r o . Pero

e i muy im p ro b a b le [ i i g o b ie r n a e l mero a z a r } que a lc a n c e n

nunca l o i e x tr e m o i, p u e i e i t e iu c e io e i ia b ia m e n te e v ita d o

p o r l a p ru d e n te Economia de l a N a tu r a le z a ; y p a ra ju z g a r de

l a i a b i d u r i a d e l m ecaniim o debemoi c b ie r v a r que l o i a c d d e n -

te i e x t e m o i a l o i que e it d n i u j e t o i l o i machoi [que deben


198

b u ic a r i u cuUjnento con p e ù ig r o j hacc g ra n d e i c i t r a g o i e n t r e

e X lo i, y que c i t a i p i r d t d a i exceden con mucho a l o i d e l o tr o

ie x o , o c o ito n a d a i p o r l o i en/,erm edadei que t n c id e n en i l , co­

mo l a e x p e rie n c c a n oi e m e h a .P a ra r e p a r a r a t a i p ir d td o i, la

p r e v i i o r a N a t u r a le z a , p o r d L iip o itc iô n de i u ia b t o C rea d o r,

p ro p o rd o n a mdi machoi que h em b ra i, y e llo en p ro p o rd d n c a -

il c o m ta n te . E it o a p a re c e en l a i t a b l a i a n e jo i, que c o n t te -

nen o b ie r v a d o n e i de l o i n a d m le n to i en L o n d rei p a ra 82 a n o i.

A i l p u e i, p a ra r e d u d r to d o e i t o a c d lc u lo , propongo lo i i -

g u le n te .

Problem g: A a p u e ita c o n t r a 8 que cadkano nacerdn mdi ma­

choi que h em b ra i. H o l la r e l l o t e de A o e l v a lo r de i u e ip e -

ra n z a .

Ei e v ld e n te p o r l o que i e ha d lc h o que e l l o t e de A pa­

r a cada aho e i menor que 1 /2 ; C p t Ao que e l argum enta puede

i e r mdi ( u e r t e l i e a i u l o t e I g u a l a 1 /2 p a r a un ano. S I I n ­

t e n t a h a c e r l o nuimo 82 v e c e i i e g u t d o i , i u l o t e i e r d [ 1 /2 ] ^ ^ ,

lo c u a l i e c a lc u la ^ a d lm e n te m e d ta n te l a t a b l a de l o g a r i t ­

moi que i e r l a 1 /4 8 3 6 0 0 0 0 0 00 0 0 0 0 0 00 0 0 0 0 0 00 . Pero i t A a p u e ita

con 8 no i d l o que e l numéro de machoi iu p e r a r d a l de hem brai

to d o i l o i a n o i, i t n o que e i t e e x c e io t e n d r d lu g a r en una p ro -

p o rd d n c o m ta n te , y l a d C ^ e r e n d a e i t a r d d e n tro de IX m lt e i

^ Ijo i; y e ito no i d l o p a ra 82 a n o i, i l j t o p a ra l o i i t g l o i de

lo i it g lo i, y no i d l o en L o n d re i, i i n o en to d o e l mundo; [ lo

c u a l e i de hecho a lta m e n te p ro b a b le y p re v é que cada macho

pueda t e n e r una hembra d e l mlimo p a t i y de edad a p ro p la d a }


199

c itto n c e i h i p o i i b i l i d a d e i de A i e aceAcardn a ana c a n tld a d

In ^ ln llc jv e iit e pequena, a l m e n a menor que c u a lq u ie r ^ ra c c lâ n

/Ija d a . Ve a k l i e i l g u e que lo que g o b ie rn a e i e l A r te y no

e l A za\ (C h a n c e l.

En F l i l c a no p a re c e h a b e r una c a u ia mdi p ro b a b le que

a t r l b u l r a e i t a Ig u a ld a d en l a n a c m le n t o i que h de que l a

g e n e ra c lâ n de n u e i t r a p r im e r a p a d re i e itu v o a l p r l n c l p lo

^ormada p o r un numéro I g u a l de a m b a i e x o i .

E i c o l l o . Ve a h l i e deduce que l a p o llg a m la e i c o n t r a r i a

a l a l e y de h N a tu r a le z a y a h ju itlc la , y a la p ro p a g a c lô n

de l a r a z a humana; p u e i donde machoi y hem brai e it d n en I g u a l

ndmero, i l un hombre toma v e l n t e e i p o i o i , d le c ln u e v a hom brei

deberdn v l v l r en c e l l b a t o , l o que ré p u g n a a l d e ilg n lo de l a

N a t iir a le z a ; y no e i p ro b a b le que v e ln t e m u je r e i ie a n ^ecunda-

d o i Ig u a lm e n te p o r un hombre que por v e l n t e .

BAUTIZAVOS BAUTIZAVOS

Ano Machoi Hembrai Ano Machoi Hembrai

1629. 5 .2 1 8 4 .6 8 3 1641 5.470 5 .2 0 0


J630 4 .8 5 8 4 .4 5 7 1642 5.460 4 .9 1 0
J631 4 .4 2 2 . 4 .1 0 2 1643 4.793 4 .6 1 7
1632 4 .9 9 4 4 .5 9 0 1644 4.107 3 .9 9 7

J633 5 .1 5 8 4 .8 3 9 1645 4.047 3 .9 1 9


J634 5 .0 3 5 4 .8 2 0 1646 3.768 3 .3 9 5
1635 5 .1 0 6 4 .9 2 8 1647 3.796 3 .5 3 6
1636 4 .9 1 7 4 .6 0 5 1648 3.363 3 .1 8 1
1637 4 .7 0 3 4 .4 5 7 1649 3.079 2 .7 4 6
1638 5 .3 5 9 4 .9 5 2 1650 2.890 2 .7 2 2
J 639 5 .3 6 6 4 .7 8 4 1651 3 .2 3 1 2 .8 4 0
1640 5 .5 1 8 5 .3 3 2 1652 3 .2 2 0 2 .9 0 8
200

BAUTIZAVOS BAUTIZAVOS

Ano Machoi H m b rai Ano Machoi H m b rai

16S3 3 .1 9 6 2 .9 5 9 1682 6 .9 0 9 6 .7 4 4
1654 3.4 41 3 .1 7 9 1683 7 .5 7 7 7 .1 5 8
3655 3 .6 5 5 3 .3 4 9 1684 7 .5 7 5 7 .1 2 7
3656 3 .6 6 8 3 .3 8 2 1685 7 .4 8 4 7 .2 4 6
3657 3 .3 9 6 3 .2 8 9 1686 7 .5 7 5 7 .1 1 9
1658 3 .1 5 7 3 .0 1 3 1687 7 .7 3 7 7 .2 1 4
3659 3 .2 0 9 2 .7 81 1688 7 .4 8 7 7 .1 01
3660 3 .7 2 4 3 .2 4 7 1689 7 .6 0 4 7 .1 6 7
3663 4 .7 4 8 4 .1 0 7 1690 7 .9 0 9 7 .3 0 2
1662 5 .2 1 6 4 .8 0 3 1691 7 .6 6 2 7 .3 9 2
1663 5 .4 1 1 4 .8 8 1 1692 7 .6 0 2 7 .3 1 6
3664 6 .0 4 1 5 .6 81 1693 7 .6 7 6 7 .4 8 3
1665 5 .1 1 4 4 .8 5 8 1694 6 .9 8 5 6 .6 4 7
3666 4 .6 7 8 4 .3 1 9 1695 7 .2 6 3 6 .7 1 3
1667 5 .6 1 6 5 .3 2 2 1696 7 .6 3 2 7 .2 2 9
1668 6 .0 7 3 5 .5 6 0 1697 8 .0 6 2 7 .7 6 7
1669 6 .5 0 6 5 .8 2 9 1698 8 .4 2 6 7 .6 2 6
1670 6 .2 7 8 5 .7 1 9 1699 7 .9 1 1 7 .4 5 2
1671 6 .4 4 9 6 .0 6 1 1700 7 .5 7 8 7 .0 61
1672 6 .4 4 3 6 .1 2 0 1701 8 .1 0 2 7 .5 1 4
3673 6 .0 7 3 5 .8 2 2 1702 8 .0 3 1 7 .6 5 6
1674 6 .1 1 3 5 .7 3 8 1703 7 .7 6 5 7 .6 8 3
1675 6 .0 5 8 5 .7 1 7 1704 6 .1 1 3 5 .7 3 8
1676 6 .5 5 2 5 .8 4 7 1705 8 .3 6 6 7 .7 7 9
1677 6 .4 2 3 6 .2 0 3 1706 7 .9 5 2 7 .4 1 7
1678 6 .5 6 8 6 .0 3 3 1707 8 .3 7 9 7 .6 8 7
1679 6 .2 4 7 6 .0 4 1 1708 8 .2 3 9 7 .6 2 3
1680 6 .5 4 8 6 .2 9 9 1709 7 .8 4 0 7 .3 8 0
1681 6 .8 2 2 6 .5 3 3 1710 7 .6 4 0 7 .2 8 8
201

Otro autor que utiliza parecldos argumentos re-

ligiosos respecte a la poligamia y al designio divino es Bcahoac L

Nlemcentijt (1654-1718), holandês. Sus primeras obras estân es-

critas en latin y tratan del câlculo diferencial e infinitesi­

mal, pero su obra principal se titula Het regt gebruik der We-

reldbesch-ouwingen,"El recto uso de la contemplaciôn de la Na-

turaleza", publicado en Amsterdam, en 1715, en el que sigue

la argumentaciôn de Arbuthnot en cuanto a la desigualdad de los


nacimientos de varones y hembras, apoyando la demostraciôn de

éste, aunque no parece comprender el fallo de atribuir 1/2 a

p y a q; y para él la causa de esa desigualdad es debida al

designio divino y no al azar, en el sentido que ya hemos vis-

to en repetidos casos. Su obra sin embargo se inclina mâs del


lado del hombre que de los animales, es un anatomista; se ocu-

pa de las partes del cuerpo humano y de sus Interrelaciones


y coordinaciôn que tantos servicios prestan al hombre, en lu­

gar del equilibrio ecolôgico entre las diferentes especies

que tanto interesaba a Verham.


MatemSticas y teologîa siguen combinândose tam-
biên en pleno siglo XVIII. Como exponentes significativos de

esta tendencia veremos el caso de Tkomai Bayei (1702-1761) y


Plchard Price (1723-1791). La teologîa era un tema de vital im-
portancia para los hombres del siglo XVIII; asl como sus abue-
los habian reaccionado contra el dogmatisme de Roma, ellos
reaccionaban contra el dogmatisme de los Reformadores. Ademâs,
el nacimiento de la Filosofia de la Naturaleza hacia pensar
202

que el caracter de la divinidad se revelaria en el estudio

cientlflco de sus obras. K'cioton (1642-1727), no habia encontra-

do en la explicaciôn mecSnica del Universe ninguna razôn pa­

ra que persistieran en el future las secuencias pasadas, y

supuso que esa persistencia provenia de una persistencia en

la voliciôn de la divinidad. Por otra parte, dudaba de la di­

vinidad de Cristo, aunque creia que era un mediador entre los

hombres y Dies. Estas ideas religiosas de N&vton influyeron

a los matemâticos del siglo XVIII. Como senala K a r l Peanon,

en las Cuatro Disertaciones de P ric e , en 1768, hay una sobre

los Milagros, en la que intenta refutar a Vavld Hume utilizan-

do el Teorema de Bayei y otra sobre la Providencia, en la que

expone la doctrine newtoniana de una divinidad activadora. La

divinidad actua de acuerdo con los principios générales que

llamamos leyes de la naturaleza y que de hecho no son mâs que


modos de las operaciones divines. La uniformidad en las leyes

de la naturaleza se explica por la rectitud de la divinidad

gu.e da al hombre la oportunidad de formar planes de conducta


coherentes. Se trata pues de una visiôn antropocéntrica, de
una vuelta a las ideas ptolomeicas donde el hombre era el cen­
tre de la tierra y la tierra el centro del universe.
Bayes fuê elegido miembro de la Royal Society en

1742. Sin embargo la obra por la que la posteridad le conoce

no apareciô hasta despuês de su rauerte. Dos anos despuês de

ésta. Price comunicô a la Royal Society en una carta de 10 de

novierabre de 1763, el articulo titulado ^ Essay towards sol­

ving a Problem in the Doctrine of Chances. Fuê leido el 23 de


203

diciembre de 1763 y publicado en las Philosophical Transac­


tions, 1763, p. 370-418.

Price dice en su presentaciôn de Baya que êste,


en una introducciôn anterior a su ensayo^ decia que su propôsi-

to era encontrar un método para juzgar respecto de la probabi-

lidad de que un suceso tenga lugar en unas circunstancias da­

das,suponiendo que no sabemos nada sobre él excepto que ha

tenido un cierto ndmero de éxitos y de fracasos bajo las rais-

mas circunstancias. Se trata pues de aplicar al future, a

priori, un cierto método basado en el conocimiento de lo que

ha sucedido en el pasado. Sigue diciendo:

(B a y a ) anade que p ro n to i e d iâ c u e n ta de que wo ie r C a

muy d l { , l c iZ h a c e r a o , i l m p r e que i e p u d le r a e n c o n tr a r aCgu-

na r é g l a de ac u e rd o c o n l a c u a l p u d ii r m o i a t i m a r l a chance

de que l a p r o b a b llid a d de que te n g a lu g a r un i u c a o p e r ^ e c ta -

m ente d a c o n o c td o i e e n c u e n tre e n t r e d o i g ra d o i de p ro b a b t-

l i d a d d e te rm tn a d o i c u a l a q u t e r a , p re v la m e n te a c u a lq u ie r e x -

p e rim e n to hecho a c e rc a de i l ; y que l e p a r e c la que l a r é g l a

deberC a i e r iu p o n e r que h a b la l a mtim a chance de que i e en-

c o n tra /ia e n t r e d o i grxidoi e q u l d l^ e r e n t a c u a la q u ie r a ; la

c u a l, i l i e a c e p ta b a , todo e l r a t o p o d la c a l c u l a n e { , a c i l -

m ente con e l modo comûn de p ro c é d e r en l a d o c t r in a de l a p ro -

b a h lt id a d , Ve acuerdo con e i t o , e n c u e n tro e n t r e i u i p a p e le i

una i o l u c iô n muy t n g e n t o ia a e i t e problem a en e i t e i e n t i d o .

Pero d e i p u i i c o m td e r â que e l p o itu la d o i o b r e e l c u a l h a b la

argum entado p o d la q u iz d no i e r c o m ld e ra d o r a z o n a b le p o r t o -
204

do&; y por tanto decided establecer la propoitcidn en otra

^orma en ta cual pemaba que atd contenlda la iolucidn del

problma, y con un escolto para expltcar lai razones por lo6

que lo peniaba, en lugar de tntroducir en iu fiazoncunlento

matmdttco atgana coia que pudiera admltir diiputa. Eite, co­

mo obiervardn, a el método que ha iegutdo en eite emayo.

Toda penona iemata ie dard cuetvta de que el problema

mencconado no ei en abioluto una mera eipeculacidn curtoia

en la doctrina de la probabiJttdad, iino que ei neceiaria iu

reiolucidn para una baie iegura para todoi nueitroi razona-

mientoi re^erentei a loi hechoi pasadoi, y lo que ei proba­

ble que iuceda a partir de akora. El ientido comun ei iu^i-

ciente en realidad para moitramoi que, a partir de la ob-

iervacidn de lo que en caioi anteriorei ha iido comecuencia


de una cierta coma o accidn, uno puede emitir un juicio que

ei veroiimil iea comecuencia de ella de nuevo, y que cuanto

mayor iea el numéro de experimentoi que tenemoi para apoyar

una concluiidn, mdi razôn tendremoi para darlo por ieguro.


Pero ei cierto que no podemoi deteAminar, al menai no con to­

da precCiiôn, en qué grado loi experimejitoi repetidoi con^ir-


man una concluiiôn, iin la dXicuiiôn particular del problema

antei mencionado; que por tanto ei neceiario iea comiderado


por cualquiera que quiera dar una clora cuenta de la (yierza

del razonàmiénto andlâgico o inductivo; del que haita ahora


no parecemoi iaber mucho mdi que de hecho unai vecei noi con-

vence y otrai no; y que ait como ei el medio para informarnoi


205

de muchai v e r d a d e i, de h i que de o t r c modo h u b iéro m o i perm a-

necid o ig it C L a n t c i, a i t con to d a p ro b a b .ttid a d e i Queute de mu-

ch o i e r r o r e i , que quizâ. podrCan h a b e r i i d o e v it a d o i en c i e r ­

t a m edida, i i ta ^ u e rza de e i t e t i p o de ra zo n a m ie n to h u b ie r a

iid o e n te n d id a p o r n o i o t r o i c o n m d i c la r id a d y d i i t i n c i â n .

E i t o i o b ie r v a d o n e i pru eb an que e t pro blem a que i e i n -

v e i t i g a en e i t e e m a y o no e i m e n a im p o r ta n te que c u r i o i o .

Creo que i e puede anad O i que e i t a m b iù i an p ro b lem a que nun­

ca a n t e i ha i i d o r e i u e l t o . E l S r. de M o iv re , e l g ra n e i t u d i o -

io de e i t a p a r t e de l a m a t e m d t ic a , en i a L ey e i d e l A z a r

{C h an ce}, iig u ie n d o a B e r n o u i l l i , y con u n a l t o g rado de e x a c-

tits x d , ha dado r é g l a p a ra h o lla r l a p r o b a b ilid a d , e ito e i,

que i i i e hacen an g ra n numéro de p r u e b a p a ra cada i u c e i o ,

la p r o p o r d d n d e l ndmero de v e c e i en que é i t e a p a re c e r a p e c -

t o a l ndmero de v e c e i en que ^ r a c a ia en e i a p ru e b a , d i^ e r i-

r d en menoi de u no i l i m c t e i p r e ^ i ja d o i de t a p r o p o r d â n e n t r e

l a p r o b a b ilid a d de i u ix ito y de i u ^ ra c a o en una i o l a p ru e ­

ba. Pero no c o n o z c o a n a d ie que haya m o itra d o como d e d u c ir

l a io l u c i ô n d e l pro blem a i n v e r i o , e i d e c ir , *'^ ^n d m ero de v e ­

c e i e n que u n i u c e i o d e ic o n o c id o ha iu c e d id o y ^ r a c a a d o , h a-

U a r la chance de que l a p r o b a b ilid a d de que iu c e d a e i t é en­

t r e d o i g ra d o i de p r o b a b ilid a d c u a le iq u ie r a p r e /^ ija d o i* '. Lo

que e l S r . de M o iv re ha r e a liz a d o no puede p o r l o t a n t o con-

i i d e r a r i e i u ^ i c i e n t e p a ra h a c e r in n e c e io r i a l a c o m id e r a c iô n

de e i t e p u n to ; e ip e c ia lm e n te p u e i t o que l a i r é g l a i que é l ha

dado no p re te n d e n i e r rig w io ia m e n te e x a c t o i, ex c ep to en e l

iu p u e it o de que e l numéro de p ru e b a i r e a l i z a d a i i e a i n ^ i n i t o ;
206

de t o m a t no e i o b v lo m & t debe i e r e t numéro de p ru e b a i en

ta p r d c t ie a p a ra o b te n e r una e x a c t t tu d iu (,tv C e } ite .

E t S r . de M o tv re d ic e que e t p ro blem a que ha r e iu e Z t o

ei e l mdi d i ^ l c / l que i e puede p ^ o p o n e A io b r e e l tem a d e l

a z a r C c k o n c e ) . Ha a p lic a d o i u i o l u c iô n a un p r o p ô ilt o muy

Im p o r ta n te , y con e l l o ha m o itra d o que e it d n muy e q u lv o c a d o i

a q u e l l o i que han Im lm u id o que l a D o c t r in a d e l A z a r e i d e con-

ie c u e n c la t r i v i a l en m a te m d tlc a s , y no puede t e n e r un lu g a r

en n in g u n a I n v e i t l g a c l ô n i e r l a , . E l p r o p ô ilt o a l que me r e l i e ­

r a e i m o it r a r qué ra z ô n ten em o i p a ra c r e e r que hay en l a com -

t ù t u c lô n de l a i coi a i le y e i ^ I j o i d e acuerdo c o n l a i c u a le i

tle n e n lu g a r l o i iu c e io i, y que p o r t a n t o , l a tra m a d e l mun­

do d ebe i e r e ^ e c to de t a i a b i d u r i a y e l p o d er d e una c a u ia

In te llg e n te ; y a i l c o n ^ lrm a r e l argum enta tornado a p a r t i r de

la i c a u ia i ^ I n a l e i p a ra t a e x l i t e n c l a d e t a D iv in id a d . S e rd

^ a c l l v e r que e l p roblem a I n v e n o r e i u e l t o en e i t e e m a y o e i

a p t l c a b t e mdi d lr e c ta m e n te a e i t e p r o p ô il t o ; p u e i n o i mues-

t r a , c o n c l a r l d a d y p r e c l ilÔ n , en to d o c o io de c u a ljq u le r oa*-

den p a r t i c u l a r de r e c u r r e n c la de i u c e i o i , qué ra z ô n h ay p a ra

p e m a r que t ô t r e c u r r e n c la u o rd en e i d e rlv a d o de c a u io i e i -

ta b te i 0 r e g u la c lo n e i In n a to i, y no de c u a lq u ie r a d e l a i I r r e -

g u la r ld a d e i d e l a z a r .

L a i d o i û lt l m a i r é g l a i de e s te e m a y o a p a re ce n i l n dedu­

c ir . He d e c ld ld o h a c e r est» porque e i a i d e d u c c lo n e i ocupan mu­

cho e ip a c lo y a la r g a r la n mucho e s te e m a y o ; y tam bléi'i porqu e

d lc h a i r é g l a i , aunque io n de c o n s id é r a b le u t i l l d a d , no re s p o n -
207

d m a t p r o p ô ilt o p a ra e l que i e han enunclado con t a p e r /e c -

c lâ n que i c A l a de d a e a r .. No o h it a n t e , i l ie c o iu ld e r o ie a d e -

cuada u n a c o m u n l c a c l ô n de t a i m lim o i, e itd n a d l i p o i l c l ô n .

En a tg u n o i t u g a r e i he p u e ito n o t a i c o r t o i , y en e o n ju n to he

ana d ld o u n a a p t lc a c lô n de t a i r e g t a i d e l e n ia y o m a tg u n o i

c o io i p a r t l c u l a r e i , p a ra p r o p o r c la n a r ana Id e a mdi c l a r a de

l a n a t u r a le z a d e l probtem a y m o it r a r l o l e j o i que i e puede

t l e g a r en l a i o t u e l â n d e l m lim o.

Comprendo que i u tiem p o e i t d t a n ocupo.do q u e n o puedo

e ip e ra'L ra zo n a b te m e n te que exam ine m ln u c to io m e n te cada p a r te

de l o que a h o ra l e e n v lo , A tg u n o i de t o i c d l c u l o i , p a r tlc u -

ta r m e n te en e l A p én d lc e , no i e pueden h a c e r i l n mucho t r a b a -

jo . Lo he t r a t a d o con t a n t o culdado que creo q ue no hay n ln -

gdn e r r o r m a t e r i a l m e tto i; pero i l k a b le r a t a l e i e rro r e i,

yo i o y l a d n lc a p e r io n a que d eb e i e r c o m ld e r a d a r e ip o m a b t e

por e llo .

E l S r. B ayei c o m ld e r ô adecuado comenzar i u t r a b a j o con

una b re v e d e m o itra c lâ n de l o i l e y e i g m e r a t e i d e l a z a r . La

ra z ô n p a ra h a c e r e i t o , como d ic e m i u In t r o d u c c iô n , no e ra

i ô t o que e l l e c t o r no t u v l e r a que to m a n e e l t r a b a j o de b u i-

c a r en o t r a p a r t e l o i p r l n c l p l o i i o b r e t o i que i e argum enta,

i i n o p orqu e no i a b l a dônde r e m l t l r l e p a ra una c l a r a dem oi-

t r a c l ô n d e t o i m lim o i. Tamblén. p ld e d lic u lp a s p o r t a p e c u lia r

d e ^ ln lc lô n que d a d e t a p a la b r a chance 0 p r o b a b ilid a d . Su I n -

t m c l ô n e r a c o r t a r to d a d l i p u t a io b r e e t i lg n l ^ lc a d o de t a

p a la b r a que m t m g u a j e comtxn e i u t l l l z a d a con d l^ e r e n t e i 6 e n -


208

t l d o i p o r p e M o n o i He d if e r e n t e s o p in lo n e s , y segun s e a p t i -

qixen a hechos pas ados o f u t u r e s . Pero e u aJiesq u iera que p ue-

dan s e r io s d if e r e n t e s s e n t id o s , todos eJLtos ( o b ^ e A v a ) p e rm i-

t l r d n una e s p e ra n za que depende de t a v e rd a d de c u a lq u ie r h e ­

cho pasado, 0 del a c a e c e r de c u a lq u ie r suceso fu t u r o y debe

s e r es tù n a d a t a n t o mâs v d t id a c uan to e l hecho es mâs p t a u s i-

b le que s e a c i e r t o o e l suceso mâs p o s ib te que s u c e d a, Po r

lo ta n to , en t u g a r d e l i e n t i d o p ro p io de t a p a la b r a p r o b a b i-

tid a d , ha dado e l que t o d o i p e r m itirâ n . que i e a su p r o p ia me­

d id a en cada c a io en que t a p a la b r a s e a u s a d a .. .

En efecto, la deflniciôn de Bayes dice asl:

The p r o b a b i l i t y o f a n y e v e n t i s th e r a t io betw een t h e

v a lu e a t tvhich an e x p e c ta tio n depending on t h e happening o f

t h e e v e n t o u g h t t o be computed, and t h e v a lu e o f t h e t h in g

e x p e c te d upon i t ' s h ap p en in g . By chance I mean t h e same a i

p r o b a b ility .

ùJIemos vis to, pues, a través de la carta d e P r ic e ,

el sentido y las intenciones del articulo de Bayes. El articu­

lo mismo es de caracter mucho mâs têcnico. Pero encon_-tramos

el argumente de que la regularidad de los sucesos muestra la


existencia de una divinidad que mantiene las leyes de la natu­
raleza. El problema con que comienza el escrito parece basar-
se en el llamdo "principio de distribuciôn uniforme de la ig-
norancia"; sôlo conocemos de un suceso el ndmero de veces que

ha tenido lugar en un ndmero determinado de pruebas, y quere-


mos determiner la probabilidad de que su probabilidad de suce-
209

der esté entre dos grados o valores cualesquiera. Pero si es-

cuchamos a una autoridad como K a r t PeaAôon, debemos aceptar que

B ayei no estaba contento con la distribuciôn uniforme de la

probabilidad como postulado del cual partir. PeoÂion dice» tras

analizar las diferencias entre lo que se llama ahora Teorema

de Bayes generalizado y el texto original, que el asunto tie-

na una gran oscuridad, debido a las multiples interpretaciones


posibles respecto al caso que Bayes consideraba, pero que su

opiniôn es que B ayei no llega a conseguir obtener el Teorema

de Bayes.

Aunque esta relaciôn de la teorla de la probabi­

lidad con la religiôn se prolonge hasta el siglo XVXTI, la con-


firmaciôn de la misma como teorla cientlfica, maternâtica, se

produce ya a partir de 1660, y culmina con la obra de Bernouilli .

La teorla se diversifica y estudia diferentes âreas de problè­


mes que veremos a continuéeiôn.
210

Notas

1.- L0NNING, Per: Cet effrayant pari, Paris, 1980

2.- PASCAL, Biaise: Oeuvres, éd. L. Lafuma, 1963, p.57.

3.- PASCAL, Biaise: Pensées, ediciones Brunet,p.234/ Lafuma, 577.

1951, 1963,

4.- PASCAL, Biaise; Oeuvres, ed. Jacques Chevalier, La Pléia­

de, 1954,p. 1509.

5.- BRUNET, Georges: Le pari de Pascal, prefacio de Jean Mes-

nard, 1956.
6.- ARNAULD & NICOLE; W Logique ou l'Art de Penser, Flammarion

1970, p. 414-415. '


.1
7.- Ibid, p.418-419.

8.- Ibid, p. 425.

9.- Ibid, p. 428-429.

10.- Ibid, p. 429-430.


11.- PEARSON, Karl: Lectures on The History of Statistics in

the 17th & 18th Centuries, 1921-33.


12.- DERHAM; William.- Physico-Theology, 1713, p.253-5

13.- Ibid, p.256.


J4.- ARBUTHNOT, John: Prefacio a su traducciôn De Eatiociniis
in Ludo Aleae, de Huygens, citado por Pearson (y. nota 11)

Bibliografla
ARBUTHNOT, John.- 0£ the Laws of Chance, or a Method of Calcu­

lation of the Hazards of Game, London, 1692


________ .- "An Argument for divine providence taken from the
constant regularity observed in the births of both

sexes", Phil Trans., 27, 1710, p.186-190.


211

ARNAULD, Antoine & NICOLE, Pierre.- W logique ou 1'art de

penser, Paris, 1662

BAYES, Thomas.- "An essay towards solving a Problem in the

Doctrine of Chances", Phil. Trans., 53, 1763, p.370-418

BRUNET, Georges.- Le pari de Pascal, Paris, 1956. Prefacio

de Jean Mesnard.

DERHAM, William.- Physico-Theology, 1713

HACKING, Ian.- The emergence of probability, Cambridge U. P.

1975.

L0NNING, Per.- Cet effrayant pari, Paris, 1980 ^

NIEUWENTYT, Bernard.- Het regt gebruik der Werelbeschouwingen


Amsterdam, 1715, Ed. inglesa: The Religious Philosopher,

or the Right use of contemplating the Works of the Crea­

tor. , 1719.
PASCAL, Blaise.- Oeuvres, ed. Jean Mesnard

PRICE, Richard.- Prôlogo al Teorema de Bayes, 1763

SUSSMILCH, Johan Peter.- Die GCttllche Ordnung, 1761.


WILKINS, John.- The mathematical and phJLlosophÿcal works,

London, 1708. ..
'12

LOS OTROS PROBLEMAS QUE APARECEN EN 1660

Una vez resuelto el problema de los lotes o de


la reparticiôn de las ganancias, las aplicaciones de la Teorla

de la Probabilidad comienzan a ser évidentes. Hemos visto co­

mo PaicaZ inicia la Teorla de la Decisiôn, la Lôgica de Port

Royal descubre la necesidad de las medidas numéricas, las a-

nualidades reciben un nuevo impulso con John Hade y J. de W it t ,

John G ra u n t ha iniciado la inferencia estadîstica, acabamos de

ver las aplicaciones a la demostraciôn del designio divino, y

a continuaciôn veremos como L e ib n iz comienza sus estudios sobre

probabilidad con una aplicaciôn a los casos légales dudosos.


Tcunbiën aparecen ahora los grandes temas, como

el de la esperanza matemStica, la equiprobabilidad, y por Ul­

timo el arte de conjeturar y el primer teorema del limite, o-


bra de BeAnouHti.

Los juegos de azar, de los que se llegô a deducir la

teorla de la probabilidad, no son los instrumentos imprescin-

dibles para llegar a medir las probabilidades epistemolôgicas.

Prueba de ello es que L e ib n iz lo hizo partiendo de otro punto:


los casos légales dudosos.

Cuando tenla entre 18 y 20 anos, en 1665, publi-

c6 Un escrito en el que utilizaba nûmeros para representar lo

que êl llamaba grados de probabilidad. Este escrito se llama-

ba De cond it ionibu s . En aquel la época L e ib n iz no sabla adn rauchas

matemSticas ni conocla las corrientes de pensamiento en Euro­

pe, Su mejor profesor sobre este tema habla sido E rh a rd W e ig e t


213

en Jena, en 1663. Weiget sostenia que todo conocimiento podria


axioraatizarse sobre un piano euclideo, y ademâs ténia una gran

fe en la aritmêtica, pero no dominaba la geometria cartesiana

ni conocla la doctrina de las probabilidades. Por otra parte


sabla mucho sobre jurisprudencia y tenla varios proyectos pa­

ra hacer de la ley una ciencia deductiva. Leibniz por su par­

te tenla en su propia familia varios especialistas en leyes,

asl pues gozaba de una fuerte formaciôn legal. Su tesis docto­

ral en Nuremberg versaba precisamente sobre los casos dudosos

en la ley, aunque no le fuê aceptada, quizâ por su excesiva


juventud.

Parece évidente que la probabilidad no es extra-

na a la ley. La evidencia es primordialmente una nociôn legal.


Ei jurista debe distinguir entre el testimonio y la clrcunstan-
cia. Asl, la ley romana tenla unas ciertas escalas de eviden­

cia. Leibniz, en el escrito sin tltulo conocido como los Preceptos

para hacer avanzar las ciencias, alude ya a estos jurisconsul­

tes romanos;
No séria tan dificit como uno se imagina escribir geo-
métricamente, pues es facii evitar ta forma tôgica, y tas
equivocjadones cesan por et medio de definidones nominates

inteiigibtes; y como es dificit demostrario todo, se puede


suponer to que parece mâs ctaro, siempre que tas suposicio-
nés no .sean en un ndmero demasiado grande ni tan dificites
como tas conctusiones. Hay que saber ademâs que no fattan

demostracionés en ta moral y en tas materias que parecen mâs


214

in c ie A ta s e in c lu s o e n te ra m e n te f o r t u i ù u . Ve l o c u a l s e p ae-

de juzgoA p o r la s d m o s tra c io n e s V é A lé a de lo s senores Pas­

c a l, Huygens y o lr o s y p o r ta s de Mons. e l P e n s io n is ta de W it,

r e f e r e n te s a ta s r e n ia s v i t a l i c i a s . . . Se puede in c lu s e a v a n -

zoA audazm ente una p a ra d o ja d i v e r t i d a , p ero c i e r t a , que no

hay a u to re s cuya manera de es c r i b i r s e p a re zc a mâs a l e s t i l o

^ de lo s geâm etras que e l de lo s a n tig u o s j u r i s c o n s u lta s rom a­

nos, cuyos fragm entas s e e n c u e n tra n en ta s P an dectas. ^

Leibniz comprend16 el papel que desemperaba la


teorla de la probabilidad y le llamô "jurisprudencia natural"

en muchas ocasiones, por ejemplo, en una de sus cartas a Tho­


mas Sumett:

Hace f a l t a una ju r is p r u d e n c ia n a t u r a l , po r t a c u a l se

aprend e d e m o s tra tiv a m e n te t a m anera de e s tim a r lo s grados de

t a s pru eb ds. Pues v a r io s argum entos p ro b a b le s unidos p ro d u -

cen a veces una c e r t e z a m o ra l y o tr a s veces no.

La matemâtica es el modelo del razonamiento so­


bres verdades necesarias, pero la jurisprudencia debe ser nues-

tro modelo cuando délibérâmes sobre contingencias. De hecho,


. . . to d a form a de lo s p ro c e d im ie n to s en j u s t i c i a no es o t r a cosa

en e fe c to mds que una e s p e c ie de t â g i c a a p t ic a d a a t a s cues-

tio n e s de d e re c k o . . . Los m atem dticos de n u e s tro tiem p o han

comenzado a e s tim a r e t a z a r con o c a s iâ n de to s ju e g o s . . . Et

fundamento s o b re e l c u a l s e ha c o n s tr u id o v ie n e a s e r to m ar

una m edia a r i t m ê t i c a e n t r e v a r ia s s u p o s ic io n e s ig u a lm e n te a d -

m is ib t e s . . . Mâs de una vez h e d ic h o que h a r i a f a l t a una nue-

va e s p e c ie d e t â g i c a , que t r a t a r i a d e to s grados de p ro b a b i-
215

tid a d .^

Locke, en su Ensayo sobre el entendimiento huma­

no , dice que la probabilidad es "likeness to be true". La mis­

ma connotaciôn de la palabra implica una proposiciôn para la

cual existirlan argumentos o pruebas que la hacen pasar o ser


recibida como cierta, Cuando la experiencia y el testimonio

coinciden, la probabilidad deja tan poca libertad a creer o


no creer como la demostraciôn. Desgraciadamente, con frecuen-

cia los testimonios no coinciden y hay lo que Port Royal lla­

maba desacuerdo entre la evidencia externa y la interna. En

este caso es imposible reducir a reglas los diverses grados


en los que los hombres dan su asentimlento a algo. L e ib n iz no

se siente tan pesimista y senala que los juristes ya tienen

toda una familia de reglas para los grados de acuerdo o al

raenos de demostraciôn. Hacking analiza como sigue el De^ Condi-

tionibus t
E u g e n e r a l, s i consideram os la s p ro p o s ic io n e s de l a f o r ­

ma " s i q entonces r " donde q eS una d is y u n c iô n de a l i e r n a t i -

vas muiuamente e x c lu y e n te s , y tenemos un c o n ju n to de co n d i-

cion es cada una de la s c u a le s es s u f i c i e n t e p a ra r , entonces

pueden d a rs e t r è s casos. C u a lq u ie r d is y u n c iô n de q e x c lu y e

a cada una de esas c o n d ic io n e s . En ese caso, L e ib n iz d i t e que

la c o n d ic iô n p a ra r es im p o s ib le , y tenemos ju s n u llu m , n in -

gdn d erecko en a b s o lu to . S i to d o elem ento de q a s e g u ra a lg u -

na c o n d ic iô n s u f i c i e n t e p a ra r , entonces t a c o n d ic iô n s e l l a ­

ma n e c e s a ria , y tenemos ju s pùAum. S in embargo, s i a tg u n a


216

dCiiyuncA.ân oAeguAa una concUcUân poAa fi, nUentAru cl AC6lo

pAopoAclona una condCclSn poAa no-A, cntoncc6 tcnmoi iélo

un dcAtcho condlcional. y ta c.on<icciân AC dCcc inclvtta {In-

céAXa Cil ta vcAAtân de. H65\ o contÂjngcntc (cotttcngenA en

/67?1. Cuando en q tas c.ondU.cÂonc& pana A Son tncÂcAtoA, poA-

te. de. q ^avoAe.ce. a a y otAa poÂJtz ^avoAc.ce. a &u ofxicsto. Te-

nemoA ait una eépec-ce de. tmpttcacXân poAcUat: poAte. de. q tm-

pttca A. Cuando ta tnpttcacZân ci comptcta, Lctbntz ta déno­

ta poA ta (U^Aa 1, cuando ta concUclân a tmpoitbtc, m a ta

cc^Aa 0; cuando ta concUctân a ÂncicAta ta XmptCcadên dc-

bc dcnotoAic poA una ^Aacctôn. Ademâi, eioi ^AaccUonei deno-

tan to que ic ttama en dcAccho *’Ijo6 gAadoi de pAucba" o iu

"gAado de pAobabtttdad". Lctbntz no tntentâ evatuoA c606 gAa­

doi ^AacctonoAcoi de pAobabXZXjdad.^

En la época en que leMintz ernpezaba a pensar en

su nuevo tipo de lôgica, basado sobre les grades de probabi-

lidad, estaba trabajando en su Axte Combinatorla, aunque no


h±zo la conexiôn entre probabilidad y combinatorla hasta des-

pu&s de su larga estancla en Paris en 1672-76, cuando conoclô


a fondo la obra de Toicat, Huygcni y otros.

Como se ha vlsto hasta aqui, LcÂhnÂJ. tomô la pro-


babilldad numérlca como una noclôn eplstemolôglca prlmarla.
Los grades de probabilidad son les grades de certeza.

Desde el comlenzo pens6 la teorla de la probabi­

lidad como la lôglca de les sucesos contingentes. Veamos dos

de las consecuenclas de conslderar la lôgica Inductlva como


217

jurisprudencia natural. En primer lugar, el concepto de proba­


bilidad condicionada, que se desarrollô muy lentamente en su

aspecto matemâtico y carecîa hasta hace muy poco tiempo de u-


na notaciôn adecuada;p(A/B}. La carencia de este concepto pue-

de hacer dificultoso el razonamiento y conducir a error. Algu-

nos filôsofos opinan que la probabilidad en general es condi-

cional. Cuando se piensa en términos de juegos de azar no se

llega de modo natural a esa conclusiôn, bay que partir de un

punto de vlsta epistemolôgico. En los procesos légales, por

el contrario, toda inferencia es relative o condicionada a la

evldencla vâllda para la corte; de ese modo Leibniz dl6 por su-
puesto, con la ley por modelo, "que la probabilidad estS en
proporclôn a lo que conocemos". O, como escrlbiô con frecuen-

cia, toda conclusiôn probabillstlca lo es ex datls, relatlva


y derivada de los datos dados. Podemos, en el mejor de los
casos, medir la extensiôn en la cual los datos garantizan o

respaldan nuestras Inferenclas:


JncZa&o cjuando no it thata. mdi que de pAobabiZixiadti,

it patdt itmpAt dtttnmimui to que ti mdi vtAoiimiZ ex datti..


ti ue/idod que z&ta paAJtt de ta. tôgica dtit no it tncutnùux
todavta tn ningdn ittio, ptAo icAta. de una ma/iavittoia atCtC-
dad tn ta pfiActiaa, cuando it toata de pAeiunctonzi, indi-
tioi y tonjttuAOi, poAa conoccA toi gAadoi de pAobabiZidad

cüojido hay carvtldad de Aazonti apoAtntti de una y otAa panXt


tn atguna dtJUbtAacÀân impoAXantt. Ait,cuando no it XCtntn
iu^icitntti condictonti dadoi paAa dmoitAoA ta ctAXtza, poA-
218

que la. mateAÂa t& iolcmmtt pAobablt, iiempAt it putdtn daA

at mtnoi- dmoitAadjonei At^tAtniti a ta pAobabtttdad mcima.

Wo fiabto aqut dt tita pAobabttidad de toi caiutitai, que it

funda tn et nûmtAo y ta Atpatactôn de toi VocXoAti, itno de

aqaetta que it ejcUtat de ta natuAottza de toi toiai en pAo-

poActân a to que it conoct de ettoi y que it putdt ttamoji

vtAoiimitCtujd. ^

La evidericia del testimonio ha sido pues reem-

plazada por una evldencla Interna, que LeÂhntz llama aquî ve-

roslmllltud.

La otra Influencla de la ley sobre la probabili­


dadse reflere a la evldencla mlxta. El mlto de que todo pro­

blems de probabilidad puede reduclrse a un conjunto de casos

favorables o desfavorables perslstlô durante slglos. Si s61o

tenemos un d e Æ h o condlclonal a algo, entonces exlsten algunas

dlsyutlvas de condlclones cada una de las cuales, al cumplir-

se, es suflclente para el jus purum. Y existe otro conjunto

con el slgnlfIcado opuesto. AsI el prlnclplo de anâlisls ba­

sado en casos favorables y desfavorables es un prlnclplo segu-


ro para el derecho. Ltibntz ^a.1 tomar la ley como modelo para
la probabilidad, toma tamblân este anâlisls en casos (los ro-
raanos utilizaban la palabra casu para sucesos que tlenen lugar
Involuntarlamente 1. BeAnoutttt conttnnô en esta llnea. Cuando
todas las alternatlvas apuntan en una sola dlrecciôn,tenemos
la sltuaclôn pura; cuando hay confllcto, tenemos una sltua-

cl6n ralxta. Mucbos juegos de azar admlten este anâlisls en


219

casos, de ahl la popularidad del mêtodo.

Desde el punto de vlsta aleatorio, la esperanza

matemâtlca o espectaciôn es la ganancla media en una serle de

jugadas simllares. Podemos traduclr el total de gananclas o


pêrdidas de una jugada repetida en ganancla media y observar

la esperanza con mSs facilidad que la probabilidad. Sln embar­

go el concepto de valor medio es nuevo, y antes de 1650 no se

calculaban valores medios.

Es en la correspondencla entre FeAtnat y Poécat

donde se encuentra el câlculo de la esperanza tal como ahora

se entlende. El cientîflco que estableclô por primera vez de


manera slstemâtlca las nuevas proposlclones que surgleron de

los problèmes planteados y resueltos por FaicaC y FeAmat, el

que defin16 de manera definitive la esperanza roatemâtlca,fué


CAtitian Huygtni C1629-1695] .
La obra en la que expone estos conceptos es el
primer texto Impreso sobre probedbllldad; De^ Ratloclnlls in

Ludo Aleae, publlcado en 1657, en bolandês y latin.


En Holanda era entonces muy conoclda la Geome-

trla de VeicjoAtti, no s61o por los estudlosos, slno tamblân


por los hombres de negoclos, como John Hudt o John dt (iJttC. Ade-
mâS/en sus viajes a Paris, Huygtni tuvo notlcia de la corres­
pondencla entre FeAmcut y FaicaJi y conoc 16 a RobtAvaZ y otros.
En 1656 envia a Paris, preclsamente a RobtAvaJi,

un manuscrite sobre juegos de azar, con la esperanza de que


220

FtAmat o PmcaZ lo viesen y aprobasen sus soluciones. Al cabo

de cuatro meses lleg6 la confirmaciôn de que el trabajo era

correcto por intermedio de CaAcavt. Entretanto Huygttu habia

resuelto irunediatamente los problemas que Ft/unat le propuso

y que incluirla al final de su tratado. En las pSginas 137

a 150 de esta Tesis se encuentran fragmentes de las cartas

cruzadas entre FeAmaut, CoAcavi. y Haygeni.

Haygtm, introduce la gran novedad de la cuantifi-

caciôn de la nociôn de "chance". Sigue a Poicat en sus razo­

namiento s, pero donde PaicaZ hablaba de derechos sobre la su-

ma apostada, êl habla de "chance" de ganancla, da un valor pa­

ra la poslbilldad. Y define: "La chance que se tlene de ganar

en un juego tlene un valor tal que, si se posee ese valor,


puede uno procurarse esa mlsma chance medlante un juego equl-

tatlvo". Aqul chance aparece como probabilidad numérlca.

En cuanto al método empleado, sigue los pasos

de PdicaZ reduclendo cualquier problema de partis al caso sim­

ple, paso a paso. El progreso de Huygens consiste en la ex-

plicitaciôn de la nociôn de chance y en la composIciÔn de un

verdadero tratado pedagôglco, pero se limita a los juegos de


azar y hay una ausencla de comblnatorla^as! como se encuentra

a faltar la apllcaclôn de otros métodos maternétlcos ya conocl-

dos a este câlculo de probabllldades.


Huygens comenzaba todos sus tratados con un con-

junto de reglas o axlomas pecullares de la clencla que estu-

viera desarrollando. Por eso su texto sobre probabilidad tie-


221

ne las mismas aspiraciones de rigor que un tratado moderno.

En dicho texto se intenta conocer el valor de cach jugada en

particular, es decir, si se invita a alguien a jugar con una

lista dada de preraios que dependen de los diverses resultados,

se preguntarS el precio exacto o equitativo de hacer la juga­

da. La respuesta tlpica ya conocida es que una jugada vale la

esperanza matemâtica de la misma. Ahora esta respuesta es évi­


dente y generalmente aceptada, pero en tiempos de HuygeM ha-

bîa que justificarla. En prlncipio se puede establecer que


la esperanza es el precio equitativo porque, si jugamos repe-

tidajnente en los mismos ttfmlnos, la esperanza es la ganancla

media. Si pageuoos mâs que la esperanza tendremos tendencla a

perder y si pagaroos menos, tendremos tendencla a ganar. Pero


el juego résulta equitativo si jugamos muchas veces. El pro­
blema se présenta si jugamos una sola vez. La probabilidad
del suceso aislado parece contradecir siempre las reglas.

En De Ludo Aleae se utiliza la palabra expecta-

tio en una tentatlva de traducclôn del original bolandês rea-


lizada por el propio Huygens y a ê.1 le debmos el t^mlno que
es el empleado en Inglês (expectation} en lugar de esperanza

ChopeI, utilizada en francês y en espanol.


Huygens considéra que existe una sltuaclôn bâsl-
ca en la que conocemos el precio del juego; la loterla. En
una loterla sin trampas es claro que cualquier apostador debe
pagar el mismo precio por cualquier blllete. Ademâs, si el .
precio es X, entonces cada uno de los n billetes debe costar
X/n. Si cuestan mSs, el dueno de la loterla sacarâ provecho
222

sin riesgo, si cuestan menos, los apostadores podrîan formar

un club para ganar sin riesgo. As! cada jugador paga X y en

ese caso el premio debe ser nX.


Se da por supuesto que los billetes no son mSs

baratos si se compra una doceha, por ejemplo. Ademâs, se pue-

den combiner las loterlas, de forma que el premio de una lo~

terla sea un blllete para la otra. Como dice Hacking , si a es

es el precio equitativo del blllete 1 en la loterla A y b es

el precio equitativo del blllete 2 en la loterla B, cuyo pre­

mio es la cantIdad a, entonces b es tamblên el precio para

una loterla como B,cuyo premio es el blllete 1 para la lote­

rla A. Huygens Inventa el concepto de jugadas équivalentes.Por

ejemplo, para establecer el precio de un blllete T, buscare-


roos una loterla equltatlva tal que al apostador le sea Indl-

ferente tener un blllete de ella o tener T, entonces el pre­

cio de T debe ser el mlsmo que el de dlcba loterla. Las pro-

babilldades deslguales se representan por la poseslôn de mâs


de un blllete de clerta loterla equltatlva.

Spinoza teunblên raenclona la esperanza matemâtica


y su justifIcaclôn en una carta de 1666, donde se llama igual-
mente esperanza (kansL a la equlprobabilldad. Es la carta a
Jean oan defi MeeA, escrlta orlglnalmente en bolandês, y traducl-

da al latin pôstumamente; en ella utiliza los dos trfmlnos,

sorte = poslbilldad, azar, y expectatlo = esperanza matemâti­


ca, que en inglês es expectation y en bolandês kans, el mis-
223

mo têrmino que utilizaba Huygens. Hay que hacer notar que la

traducciôn francesa de Robert Misrabi emplea erroneamente chan­

ce para traducir expectatio e incluso intenta una justifica-

ciôn para discrepar en esto de la traducciôn de Appuhn, que

proponia attente. La carta citada dice:


Un jugadoA es teat cuando sus posibÂJLidoudes de peAdeA

0 ganoA. o sus espeAonzas son tas trUsmas que tas de su adoeA-

saAio... Si un jugadoA pAopone dos numeAos paAa adivinoA uno

de ettos y et otAo jugadoA debe ganoA,si acieAta, ta nUsma

suma que pendeAd si no acienta, entonces tas dos espeAonzas

son iguates: ta det que adivina y ta det que pAopone adivi-

noA. Tguaùnente si et jugadoA debe adivinoA un nunieAo de

tAes y garuVL, si acieAta, una Auma dobte de ta que pendeAd

si no acieAta; et azoA y ta espeAanza son tos fnismos pana

tos dos... y asi sucesivamente... Se deduce de etto que aquet

que pAopone et Juego estd en ta misma situadôn que e£ que


intenta adivinoA, tantas veces como quieAe, un nûmeAo entAe
voAios nûmeAos dodos y oAAiesga en cada.conjetuAa una suma
que es et numeAo de ensayos dividido poA ta cantidad de nûme-
Aos dados.^
El tratado de Huygens fuê muy bien recibido por

los matemâticos de la êpoca y, durante medio siglo, fuê la û-


nica introduceiôn a la teorla de la probabilidad, hasta 11e-

gar a la êpoca de grandes Investlgaciones: 1690-1710 en que


se publican las obras de MontmoAt, BeAnouitti, t^oivAe, etc.

Uno de los problemas que plantea HuygenS, su pro-


224

posiciôn XIV, fué resuelto o planteado por muchos autores, en­

tre ellos, Spinoza, Pascal, PeAtnai, HonùnoAi, BeAnouitti, etc. Dice


lo siguiente;

Sx. o iA o ju g a d o A y y o ta n z a m o s s u c e s i v m e n t c do s d o d o s

to n t a c o n d ic iâ n de. q u e yo h a b A é g a n a d o c u a n d o h a y a s a c a d o

7 p u n ie s y i l cuandohaya saca do 6, m ie n iA o s q u e yo t e d e jo

haceA t a p A im e A a t i A o d a , e n c o n iA O A t a a e ta c ié n e n tA e m i e s p e -

AAnzag ta suya. ®
La soluciôn que propone Huygens es la correcte,

31:30, pues la probabilidad que tlene el otro de obtener un

6 es 5/36 y por tanto perderâ su turno con una probabilidad

de 31/36, mlentras que el propio autor tlene una probabilidad

de 6/36 de obtener un 7 con dos dados y 30/36 de que le corra


el turno, luego:

* probabilidad de que el otro no obtenga el 6 y

por lo tanto yo juegue y obtenga el 7 :


(31/361(6/36) = 31/216,

* probabilidad de que obtenga el 6 el oponente:


5/36 = 30/216
luego la razôn es de 31:30 a favor de Huygens.

La proposiclôn por la que empieza el tratado es


preclsamente la que Introduce la nociôn de esperanza (kans):
TeneA t a m is m a e s p e A a n z a d e o b te n e A a o b me v a t e .

Otro aspecto de la esperanza matemâtica que sur-

giô por aquellos dlas es el concepto de "esperanza de vida".


En 1662 John Goaunt estableciô, partlendo de las tablas de mor-
225

talidad que se recogîan en Londres, la primera tasa de morta-

lidad. En 1669, un hermano de HuygenS, Ladwig, le pide que cal­

cule la esperanza de vida de un nine en el memento de la con-

cepciôn, aunque aûn no se planteaba en estos términos. De he-

cho, el caso esté planteado con bastante ambigfledad y los da­

tos sobre todo no son muy fiables. Dada la gran mortalidad in-

fantil de la época le sale una esperanza de 18,22 anos y la

media de edad de la poblaciôn era de 11 anos. En nuestros dîas

la mortalidad infantil ha bajado mucho y la media de edad se

acerca mucho a la esperanza de vida.

El primer uso que se le da a estas estadisticas

son las llamadas anualidades de vida, un contrato por el cual


el comprador paga una suma establecida a carabio de una anua-

lidad. Las ciudades holandesas vendfan regularmente anualida­

des para hacerse con capital, de forma que estos contratos


eran familiares para Huygens.

El origen de la palabra Estadistica data del


siglo XVI y se aplicaba en un principio a lo "concerniente al

Estado", consideraciones pollticas en un principio, y mâs tar­


de econômicas, hasta que confluye con la llamada Aritmética
Politics y ésta es rebautizada como Estadistica. Comienza la

Estadistica propiamente dicha como el estudio sistemâtico de


datos cuantitativos acerca del Estado. El padre de la Estadis­
tica es John GAcuint, que publica en 1662 sus Natural and Poli­
tical Observations on the London Bills of Mortality. Gnaunt y

WHLcam P e t t y estudiaron sobre todo las tablas de mortalidad y


trataron de hallar la esperanza de vida. Sobre este tema se
226

extiende K a i t PeoA son en las l e c c i o n e s que e x p l i c ô en el U n i v e r ­


s it y C o l l e g e d e L o n d r e s a c e rc a de la H i s t o r i a d e la E s t a d i s t i ­
ca en los s iglos XVI I y XVIII, lib ro de r e f e r e n d a , p e r o q ue
nos a l e j a de n u e s t r o tema.
Algo semejante sucede con el tema de la anuali­

dades, que se desarrolla en esta época, y que aqui nos limita-


remos a esbozar. Dos partes, A y B, pueden acordar que A pa-

gue a B un tanto alzado(suma total) mlentras que B lo devuel-


ve a A en plazos anuales. Si B necesita el dinero y A desea

la renta, eso se llama un préstamo con interés. Cuando A quie-

re un ingreso seguro en un periodo fijado, esos plazos se 11a-

man anualidades. Las anualidades, al contrario que los présta-

mos, eran una forma tipica de agenciar el dinero para el era-

rio pûblico, en parte porque un gobierno podia firmar una o-

bligaciôn a cambio de una suma al contado, y en cambio la usu-

ra era sospechosa y no un negoclo propio de un estado.

Las anualidades,no obstante,son muy antiguas.


Utpi/ino , el jurista romano del siglo III, ya dejô una tabla de

anualidades. En cuanto al precio de las mismas, se han hecho


a lo largo de la historia muchos câlculos diferentes, mâs o
menos caprichosos y casi todos falsos. La régla del interés
compuesto tiene sus dificultades de câlculo. El primer inten­
te de fljar precios sensatos para las anualidades fué el de
John de Witt en 1671, en Holanda, respecte a las anualidades
llamadas de vida, o perpétuas.
227

Uno de los problemas mâs graves de las primeras


definiciones de probabilidad es el de que deben partir del su­

puesto de la equiposibilidad de todos los casos posibles. Es­

to crea grandes dificultades de aplicaciôn en cuanto salimos

de la ôrbita de los modèles matemâticos e incluso se ha acusa-


do a esta definiciôn de ser circular, pues en la equiposibi­

lidad hay ya supuesta y escondida una probabilidad, una equi-

probabilidad.

Ya L e ib n iz , en 1678, definiô la probabilidad con

la definiciôn atribuida comunmente a Lapfn.ce'(finales del XVIII)

nûmero de casos favorables dividido por el nûmero total de

casos igualmente posibles. Fuê pues el inventor de la equipo­

sibilidad. Lo inadecuado de esta definiciôn parece évidente

y hasido senalado repetidas veces. FoincoAé , en su Filosofia

de laCiencia dice a este respecte*.


Uo& vejvos oblicados a de^iniA to pAobabte poA to pAoba-
bte. iCâmo sabAemoS que dos casos posibtes son iguaimente
pAobabtes? iSeAd poA una convenciân? Si cotocamos at comien-
20 de cada pAobtema una convenciân explicita, todo iAÂ bien;

no tendAemos mâs que apticoAte tas Aegtas de ta oAiùnitica


y ttegoAemos kasta et (^inat det cdtcuto sin que nuestAo Ae-
suttado pueda deJoA tugoA a dudas; peAo cuando queAAomos ha­
ceA ta menoA apticaciôn seAâ necescAio demosthoA que nuestAa
convenciân esa tegitima y nos votveAemos a encontAoA en pAe-

sencia de ta misma di^icattad que habiamos cAeido eJbxdiA.^


228

KasneA y hJeioman proponen una definiciôn aproxi-


mativa de equiprobabilidad:

Vo6 sucuoi contingentes seAdn constdeA/idos como equt-

pAobabtes St en ausencta de toda phueba o desputs de habeA

exmtnoAo todas las phuehas apAoptadas no puede espeAOAse

uno de los sucesos mds que el otAo.^^

tCÔmo podemos decir que dos sucesos son equipro-

bables sin saber nada de ellos? Se Invoca aqui el principio

de razôn insuficiente, enunciado por primera vez por BeAnouttli

y que dice asi: "Si ignoramos completamente la forma en que

puede acontecer un suceso y no tenemos ninguna base razonable

para predecirlo, puede suceder con tanta verosimilitud de una

forma como de otra". Como el principio reposa sobre la igno-

rancia, dicen KaSneA y Newman, parece que el câlculo de proba­

bil idades sejrla mâs eficaz cuando los que lo empleasen tuvie-

ran"una ignorancia bien equilibrada".


MauAtce Boudot concrete mâs la critica y corrige
a PotncoAt:

Se ha pAotestado contAa este mltodo con el pAetexto de


que ta deAtvactdn det concepto de equtpAobablttdad constitu-

ye un cXacu Z o vtctoso. Ese no es et pAobtema, pues es ^actt

AespondeA que toda magnitud ^tstca estd de^tntda tndicando


tos pAocesos opeAactonates que peAmiten doA. un sentcdo a tas

ideas de iguatdad y de Suma de dos magnitudes. Lo que es dis-

cutibte en ta pAdctica de Laplace es que nos Aemite a situa-

ciones donde es posibte deteAminoA sucesos equipAobabtes.


229

Y para ello hay que utilizar el principio de ra­

zôn insuficiente, o principio de indiferencia:

Se supone que existen sucesos tales que no haij ntnguna

Aazôn paAa que se pAoduzca el uno mds bien que et otAo, to

cual es negoA et pAtnctpto de Aazân. PeAo poAa anadiA que e-

sos sucesos deben seA consideAados como equtpAobabtes, pues-

to que ntnguna Aazôn podAta doA cuenta de ta dt^eAencta de

sus pAobabittdades; to que nos conduce a suponcA que nada

coAece de aazân.^^
La critica de Hans Retchenbach. se concrets sobre

este principio de indiferencia que es el fundamento de toda

determinaciôn a priori de la probabilidad: no tenemos ninguna

razôn para favorecer ninguna de las caras del dado, por lo

tanto son equiprobables.


Atgunos autoaes pAesentan et oAgmento con un dts^Aaz

pAopoActonado poA et concepto de equtpostbtttdad: tos casos

que satts^acen et pAtnctpto de "no Aazôn paAa to contAoAto"


se dtc.en equtpostbtes y, poA to tanto, equtpAobabtes. Esta

adtctân cteAtamente no mejoAa et oAgumento, aunque haya te-


ntdo 6u oAtgen en un matemdttco tan emtnente como Laptace,
puesto que obvtamente AepAesenta un ctAcuto vtctoso. Equi­

pestJbte es equivatente a equipAobabte.


Adanâs la infei^cia es falaz, pues la ausencia

de razôn para lo contrario no puede garantizar la igual pro­


babilidad .
La ausencia de Aazôn paAa lo contAoAio es una condiciân
230

de nueitAo eonocÂmiento; ta equipAobabitidad es una condi-

elân que se eumpte poAa objetos ^tsicos. iPoA qui un suceso

(tsico habAla de seguiA la dÙAeccCôn de la tgnoAancia Huma­

na? Qulzd no tengamos Aazôn poAa pAe^eAlA una coAa del dado

a la otAa; peAo entonces tampoco tenemos Aazôn poAa suponeA

que las coAas son igualmente pAobables. TAans^oAmaA la ausen­

cia de Aazôn en una Aazôn positiva AepAesenta una pAoeza del

OAte oAotoAio digna de una abogado de^ensoA, peAo no es tole-


12
Aable en la coAte tôgica.
La razôn del êxito perdurable de la definiciôn

de Laptace estarla en el caracter doble de la probabilidad.

Las probabllldades aleatorias tlenen que ver con el estado

fîsico de las monedas o de los seres humanos. Las probabilida-


des eplstemolôgicas conciernen a nuestro conocimiento.

Hacking, al anallzar el têrmino poslbilldad, dis­

tingue entre dos construcciones gramàticales: posible que y

posible para. "Posible que" se refiere a nuestro estado de co­

noc imien to , es algo de caracter epistemolôgico. "Posible pa­

ra" dice que algo es fIsicamente posible e independlente de

nuestro conocimiento de ello. Pero tambiên en otras lenguas,

como el aleraân, sucede algo semejante. Hacking cita a von Mises:

El lenguaje oAdinoAio Aeconoce di^eAentes gAodos de po-


sibilidad 0 Aealizabilidad. Un suceso se puede llamoA posi­
bte 0 imposibte, peAo tambiôn se te puede deciA muy o poco

posibte [schweA odeA teicht mdgtickl, segân ta cantidad de

es^ueAzo que debe haceAse paAa ItevoAlo a cabo. Es sôlo poco


231

posibte escnibiA a mano 40 palabfuis poA mùmto; es imposibte

escAibiA 120. No obstoJite es maij posibte haceAlo asando una

mdquina de escAibiA... En este sentidcjdecijnos que dos Auce-

sos son iguatmente posibtes si AequieAen et mismo es^ueAzo


poAo pAoduciA cada uno de ettos. Esto es to que Jacques BeA­
nouitti, un pAecuAsoA de Laptace, ttamS quod poAi (^acitttate

mihi obtingeAi possit... PeAo esto no es to que quieAe deciA


ta definiciôn de Laptace. Podemos deciA que un suceso es "mâs

posibte" [ehcA mdgtich] que otAo cuando deseamos expAesaA

nuestAa conjetuAa sobAe cuatquieA cosa que se pueda espeAoA


que suceda. No puede habeA duda de que ta equiposibilidad,

tat como se utiliza en ta deftiniciôn ctâsica de pAobabilidad,

debe entendeASe en este sentido, en tanto dénota conJetuAas

iguatmente goAantizadas. ^^
En lo que respecta a la probabilidad aleatoria

se han utilizado diferentes términos para senalar la equipro-

babilidad. CoAdano utilizaba el têrmino aristotêlico de poten-


tia, o poder de un suceso para acontecer. Galileo hablaba de
los sucesos que se daban con igual facilidad, utilizando la
palabra latina facile. Otro de los términos utilizados era
proclividad. HuygenS utiliza los dos, facile y proclivl. BeA-

nouilti utilizaba facilidad, proclividad y posibilidad como


casi sinênimos. Este autor toma el têrmino equiposibilidad de
Leibniz, que lo habia asociado con probabilidad. En su memo-

ria ^ incerti aestimatione, de 1676, Leibniz afirma que la pro­

babilidad es el grado de posibilidad. Esta séria la fuente


232

ûltima de la definiciôn laplaciana de probabilidad. Leibniz

intenta en este escrito justificar la soluciôn del problema

de la dlvisiôn que en esa fecha ya estaba resuelto. Justifi-

carla asi el uso de la esperanza matemâtica para calcular las

cantidades equitativas a repartir a cada jugador cuando el

juego se interrompe.

Para Leibniz el problema de la divisiôn es una

parte de la jurisprudencia, al determiner los derechos de los

diversos litigantes. Huygeni no se preguntaba quê es lo que ha­

ce que una loteria sea equitativa, Leibniz si, y profundizaba

mâs en los fundamentos. Su conqlusiôn, dice, puede alcanzarse

por dos camlnosî en su primera, argumentaciôn emplea una ver-

5iôn del principio de indiferencia (têrmino acuhado por Keynes

en su tratado sobre probabilidad, 1921), cuya versiôn mâs an­

tigua era, como heroos dicho, un principio negativo de razôn

suficiente (o de razôn insuf iciente, como dice von KAies en su

libro de 1871) . Leibniz establece el principio o criterio ge­

neral de indiferencia, que parece ser un criterio epistemolô­

gico, pues utiliza los términos aestimatione y opinio. Por o-

tra parte, afirma que "la probabilidad es un grado de posibi­


lidad" y da una indicaciôn de lo que entlende por posibilidad
hablando de varios sucesos aeque faciles seu aeque possibiles,

esto es, "igualmente fâciles, es decir, igualmente posibles.

Mâs tarde matizarâ esta "facilidad" interpretando facil como

factible (faisable, en francês), pues son palabras con la mis­


ma raiz latina, faciendo. En otro lugar dice que facile es lo
muy posible, es decir, que requiere poco para ser conducido
233

a la existencia.

Esos grades de posibilidad a que Leibniz alude

deben ser tarabién objeto de conocimiento, deben ser conocidos

con grades variables de precisiôn. Leibniz se incliné a veces

por decir que debîamos determinar esos grades a priori, pero

BeAnouitti le convenciô de que hay ocasiones en que sôlo podre-

mos informarnos de ello a posteriori. En esos casos,

Toduvia. se estùnan tas veAcsimitHudes (vAoisembtances}

a posteAioAi, poA ta expeAiencia, y se debe AecjuAAiA. a ettos


a latXa de fiazones a phiohi. PoA ejempto, es iguatmente po­

sibte (vAaisembtabte} que un nino nazca vaAÔn o hembAa, poA-

que et nûmeAo de voAones y kembAos es casi iguat en todo et

mundo. Se puede deciA que to que sucede mds a menudo es mds

0 menos ^actibte ({,aisabte] en et pAesente estado de cosas,


Aeuniendo todas tas consideAaciones que deben concuAAiA en

ta pAoduccién de un hecho.^^
Aqui encontramos ya el inicio de la idea de fre-
cuencia relativa con la que se dan los diferentes resultados
de un experimento y también la tendencla o propensiôn determi-

nada por el "présente estado de cosas".


Leibniz alude a veces a una nociôn epistemolôgl-

ca y otras veces a una nociôn aleatoria, y las relaciones en­


tre ellas diciendo: quod ^acite est in Ae, id pAobabiiie est in mente! ^
La probabilidad es pues un grado de certeza, no fisica, sino

epis temolôgica.
234

LagAange, en 1770, utiliza esos términos de mane­

ra muy clara. En su libro sobre errores, facilité dénota la

propensiôn o tendencla fisica a dar errores de magnitud varia­

ble y le interesa inferir, de una ley conocida de esa facili­

dad de error y de un conjunto dado de observaciones, la pro­

babilidad de que una cantidad desconocida se encuentre en un

intervalo dado.

Por fin, en su Ensayo filosôfico sobre las pro-

babilidades/ publicado en 1814, poco después de su Teoria ana-

litica de las probabllldades, Laptace nos proporciona ladefi­

niciôn que se ha hecho clâsica. El propôsito del Ensayoes

exponeA, sin dt apoyo det anâtisis, tos pAincipios y Aesuttados geneAotes

de esta teoAia; apticândotos a tas cuestiones mds impoAtantes de ta vida,

que no son en e^ecto, en su mayoA paxte, sino pAobtemas de pAobabitidad.^^

La ignorancia estaria a la base del azar:

Todos tos sucesos, inctuso aquettos que poA su pequenez

no poAecen obedeceA tas gAondes teyes de ta natuAoteza, son

■ una consecuencia de ettas y tan necesoAia como tas Aevotucio-


nes det sot. En ta ignoAoncia de tos tazos que tos unen at
sistema enteAo det univenso, se tes ha hecho dependcA de tas

causas ^inates o det azoA, segun que aconteciesen y se suce-


diesen con AegutaAidad o sin oAden apoAente; peAo estas cau­

sas imaginoÂias han ido AetAocediendo sucesivamente con tos


ttmites de nuestAo conocùniento y desapoAecen poA enteAo an­

te ta sana ^itoso^ia que no ve en ettas mâs que ta expAesiân

de ta ignoAancia en que estamos de tas veAdadeAos causas.


235

Por tanto, ante los sucesos sin orden aparente,


llamamos azar a un cierto grado de nuestra ignorancia. Y de

ahî surge el concepto de probabilidad;

La pAobabitidad es AeZcutCva m poAte a esta ignoAanda


17
y en poAte a nuestAos conocimientos.

Algo podemos conocer, y es cuSndo ninguno, entre

varios sucesos, tiene prioridad para realizarse; es decir que

podemos identificar y clasificar los sucesos del mismo génè­


re. La definiciôn de Laptace es exactamente como sigue:

La teoAla de toS azoAes [hasaAds] consiste en AeduciA

todos tos sucesos deJt mismo gtneAo a u.n cteAto ndmeAo de ca­

sos iguatmente posibtes, es deciA, tales que nos encontAemos

igualmente indécisos sobAe su existencia; y en deteAminoA el


numcAo de casos ^avoAabtes al suceso cuya pAobabilidad se

busca. La Aazôn de este numcAo al de todos tos casos posibtes


es ta medida de esta pAobabilidad, que no es poA tanto sino

una ^Aacciôn cuyo vumeAadoA es et numeAo de casos ^avoAabtes


y cuyo denominadoA es et numeAo de todos toS casos posibtes?-^
Laplace establece también el limite superior ba-
jo el cual se situan los valores de esa fracciôn:
Cuando todos tos casos son ^avoAabtes a un suceso, su
pAobabilidad se tAons^oAma en ceAteza y su expAesiôn se ha­
ce igual a la unidad. Vesde este punto de uista, ceAteza y
pAobabilidad son compoAabtes, si bien hay una di^eAencia e-
sencial entAe tos dos estados de dnimo cuando una veAdad le
ha sido AiguAosamente demostAada o cuando peAcibe una peque-
na fuente de eAAoA?'^
236

En los casos intermedlos, es decir, en las co­

sas que no son mâs que probables (vraisemblables), la diferen-

cia en los datos que cada hombre tiene de ellas es una de las

causas principales de la diversidad de opiniones que,segân se

ve,relna entre los mismos objetos. Este es el problema que se

le présenta a la probabilidad siempre que se considéra episte-

molôgicamente.

L a p ta c e enumera a continuaciôn los principles

fundamentales de su Câlculo de Probabllldades, distinguiendo

los sucesos independientes y dependientes, la probabilidad con­

dicionada, y también estudia los casos en que se trata de co­

nocer la probabilidad de sucesos futures en funciôn de la pro­

babilidadde cada una de sus causas y se plantea la sltuaclôn

que diôorigen al teorema de Bayes , en 1763, la predicciôn de

la composiciôn de una urna de la que se han extraido ya algu­

nas bolas.

Mâs adelante, L a p ta c e introduce la nociôn de es­

peranza matemâtica, de la siguiente manera:


La pAobabitidad de tos sucesos siAve poAa detefuncnoA ta

espeAanza o et tmoA de tas peASonas inteAesadas en ta exÂs-


tencia de aqueltos. La patabAa espeAanza tiene diveAsas acep-
ciones: expAesa geneAxttmente ta ventaja de aquet que espeAa

un bien cuaJtquieAa mediante suposiciones que no son mds que


pAobabtes. Esta ventaja, en ta teoAia det azaA, es et pAoduc-
to de ta suma espeAada poA ta pAobabilidad de obteneAla: es

ta suma poAciat que debe AecupeAaAse cuando no se quieAen


237

coAACA tos Aiesgos det suceso, suponiendo que et AepoAto se

haga pAopoAcionatmente a tai pAobabitidades . Este AepoAto es

et uucco equitativo, cuando se hace abstAacciân de todas tas


ciAcunstancias extAanas; poAque con un gAado iguat de pAo-

babitidad se tiene un deAecho iguat sobAe ta suma espeAada.

LtamoAemos a esta ventaja espeAanza matemâtica.^^

Posteriormente, Laptace hace un estudio de las

aplicaciones del Câlculo de Probabllldades, comenzando por los

juegos, que fueron también su origen, como ya hemos menciona-

do repetidas veces, continuando con las leyes de la probabili­

dad que resultan de la multiplicaciôn indefinida de los suce­

sos, la investigaciôn de los fenômenos y de sus causas, los

términos medios que hay que elegir entre los resultados de un

gran nûmero de observaciones, las tablas de mortalidad, la du-

raciôn media de la vida, los matrimonies y asociaciones cua-


lesquiera, los bénéficies y las pérdidas que dependen de la
probabilidad de los sucesos de las elecciones y de las décisio­
ns s de las asambleas, de las ilusiones en la estimacién de la

probabilidad y los diversos medios de aproximarse a la certe­


za. La obra de Laptace termina con un resumen de la historia
del câlculo de probabilidades hasta su tiempo. En ella insis­

te en la idea de que su comienzo tiene lugar con PaScat y FeAmat.


En resumen, este autor sostiene que, estando el
mundo determinado como lo estâ, no puede haber probabilidad

en las cosas; las fracciones de probabilidad surgen de la mez-

cla entre nuestro conocimiento y nuestra ignorancia. Se trata


238

de casos que son para nosotros igualmente posibles. Su probabi­

lidad séria pues un concepto puramente epistemolôgico,

Pero,cuando habla de la probabilidad de las cau­

sas, estS infiriendo, de los datos observados, una distribuciôn

de probabilidad desconocida; se trata de una distribuciôn de

causas y se quiere descubrir la verdadera distribuciôn. L ap tac e

dice que cuantos mâs datos expérimentales se recogen,mejor co­

nocida es la verdadera probabilidad. Es decir, que se trata

de descubrir un grado de probabilidad desconocido.Y por lo tan­

to, los casos igualmente posibles ^ dieto son aquellos que

sabemos son iguales porque sabemos que son igualmente posibles

en re , es decir, en sus caracteristicas fisicas. El mismo La­

p ta c e es equîvoco y subraya unas veces el aspecto epistemolôgi­


co y otras el aleatorio u objetivo de la probabilidad.

La idea de equiposibilidad es una creaciôn de

L e ib n iz , y ella le permitiô concebir la probabilidad como una

parte intégrante de su metafisica y su epistemologla. De ese


modo se iniciô lo que mâs tarde se llamarîa Lôgica Inductiva,

con autores como Keynes, Je^^A ey*o Cofutap.

Como ya hemos senalado, L e ib n iz pensaba que la


ciencia de la probabilidad era "un nuevo tipo de lôgica", pe­

ro esta idea quedô sin recoger hasta 1920. Mâs tarde, en 1940,
Cai>tap estableciô su programs, considerado como clâsico para

la Lôgica Inductiva y que desarrolla asi:

I.- Todo razOTiamiento inductivo, en el sentido de no


239

deductive o no demostrativo, es un razonamiento en térmi­

nos de probabilidad.

II.- Por tanto la lôgica inductiva, la teorla


de los principios del razonamiento inductivo, es lo mis­

mo que la lôgica de la probabilidad.

III.- El concepto de probabilidad sobre el que

debe basarse la lôgica inductiva es una relaciôn lôgica


entre dos proposiciones; es el grado de confirmaciôn de

una hipôtesis (o conclusiôn) sobre las bases de alguna

evidencia (o premises) dadas.


IV.- El llamado concepto de frecuencia de proba­

bilidad, tal como se usa en las investlgaciones estadis­


ticas, es un importante concepto cientlfico por derecho

propio, pero no es adecuado para el concepto bâsico de

la lôgica inductiva.
V.- Todos los principios y teorlas de la lôgica

inductiva son anallticos.


VI.- Por lo tanto, la validez del razonamiento
inductivo no depende de ningûn supuesto sintético, como
el debatido principio de uniforraidad del mundo.
Ray dos conceptos fundamentales de probabilidad
y ambos son importantes para la ciencia. Ambos son objetivos
para este autor.
I.- La probabilidad es el grado de confirmaciôn
de una hipôtesis _h_ con respecto a una proposiciôn éviden­
te e, por ejemplo, un informe de una observaciôn. Este
240

es un concepto lôgico, semântico. Una sentencla sobre es­

te concepto se basa, no sobre la observaciôn de los he-

chos, sino sobre el anSlisis lôgico; si es verdadero, es

L-verdadero (analltico).

II.- La probabilidad es la frecuencia relativa

de una propiedad de los sucesos o de las cosas con res­

pecto a otra. Una sentencia sobre este concepto es fâc-

tica, emplrica.

También distingue CoAnap el concepto clâsico

de probabilidad, definido por L a p ta c e y B e A n o a itZ i. La definiciôn

I séria la sostenida por Keynes y J e if^ a e y , una relaciôn lôgica

objetiva entre proposiciones. La definiciôn II es la frecuen­

cia relativa de uoa M is e s , R e ic k en b a c fi, etc.

C aA nap formalize estas definiciones al modo mo­

derno, como funciones de dos argumentos, cuyos valores son

nûmeros reales del intervalo (0,1). Pero ya L e ib n iz decia que

siempre podemos estimar qué sucesos, bajo unas circunstancias

dadas, pueden esperarse con mayor probabilidad;


Nam e iia m p A o b a b iZ ita te s c a tc u to a c demons t A o t i o n i sub-

jiciuntuA, cum aestimoAi sejnpeA possit, qodnam ex datis ciA-


22
cumstaiitiis pAobabiJtiuS sit ^atuAum.
Esta relaciôn general es ademâs formai: sôlo de­
pende de la forma y no del contenido de las sentencias en
cuestiôn. Ese era preclsamente el sueno de L e ib n iz ,lla g a r a

simbolizar cualquier sentencia mediante signos, de manera que


en caso de discrepancia entre diverses teorias, o de discusiôn
241

sobre determinada proposiciôn, la soluciôn séria, segûn su fa-


mosa frase, calculemos:

QiLO lacXo, quando ofUzntiifi conJyioveAAlae., non mag-64 cUi-

piUatcom opo4 e.fuX ^ivùm. duo& pkcCoiophoA, quam -cnteA duo-6

c o m p u tù > t£ i6 . S u ^ ^ -c cieX en îm ccüLamo6 i n manuA iwnoAe. 4edeA&que


ad abacoA, A i b i m itu o {accC to A i p ta c e X am ico) d ic 2A z:
23
ccLtaitmaA.
Un aspecto de la lôgica inductiva sobre el que

Je.{^fL^yA y otros han insistido vehementemente es que las proba-

bilidades inductivas son relatives a la evidencia. No podemos

hablar de la probabilidad de p, s61o podemos referlrnos a la

probabilidad de p en relaciÔn con r. Leibniz, con la jurispru-

dencia por modelo, pensaba ya la probabilidad como relacional


y objetiva.

Supongamos que nuestro universo del discurso


puede ser representado mediante cierto conjunto de alternati­

ves disjuntas, dice backing. Si podemos asignar probabilidades

a priori al conjunto de alternativas sobre la base de algün


dato t (como una evidencia tautolôgica) entonces podemos cal­
culer la probabilidad a posteriori de cualquier suceso relati­

ve a cualquier dato en el universo del discurso. Este fuê el


objetivo de CoAnap y Je.^^AcyA , desarrollar esas distribuciones
e^riori para distintos universos. En el caso de probabilida­

des a priori relatives a evidencias tautolôgicas, a un conjun­


to de posibilidades con la misma estructura formai se le asig-

narS la misma probabilidad a priori:


242

y nuSyitAoA cmpciinoA A<l han écAvido de. eJUio hace macho

timpo Aiguiendo au matm&iica naiiüuxt. Poa ejemplo, cuando

haïf que. uendeA atguna heJiencla. o tieAfia, eJitoA ^oman tAeA

bandai de eAtùnadoAeA; eAtaA bandai ie ttaman ScfmAzen en ba-

jo Aajân, y cada banda hace una eitÂjnaciôn deZ bien en cueA-

tl6n. SupueAto que una eitiina et vaJtoA en 1000 eicudoA, ta

otAa en 1400, ta teAceAa en 1500, Ae toma ta iuma de toi

tAei eAtimacioneA, que ei 3900, y como habia tAei bandai Ae

ioma et teAcio que ei 1300 como vatoA medio; o bien to que

ei to miimo, Ae toma ta Aima de toi teAceAOA poAtei de cada

eitcmaciân. Ea et axioma aequaJUbuA aequatia, poAa AupoAicio-

neA iguatei tiene que habeA conAideAacionei iguatei.

Desgraciadamente no es facil saber cuando son

iguales los supuestos, es decir, cuSles son los casos igualmen-

te probables en el caso de la lôgica inductiva. Ya vimos que

en el caso de los datos empîricos pasaba lo mismo. Los elec-

trones obedecen las leyes de Fermi-Dirac, los fotones las de

Bose-Eistein y los dados las d% Maxwell-Boltzmann, CoAnap, pa­

ra los casos mâs simples, es partidario de una funciÔn de pro­


babilidad c*, basada sobre las estadisticas de Bose-Einstein,

que asignan igual probabilidafi a cada particiôn u ordenaciôn,


y establece tcunbién un continue de probabilidades a priori del
que excluye sôlo las probabilidades de Maxwell-Boltzmann,

porque no permiten el aprendizaje a partir de la experiencia.


No obstante, no hay un buen método para elegir las probabili­

dades a priori.
243

Actualmente se piensa que la propensiôn (aleato-

ria o fîsica) a existir de alguna posibilidad, sôlo se da pa­

ra un pequeno ndmero de sucesos, pero la opinlôn de Leibniz es

que toda posibilidad tiene propensiôn a existir. Segûn êl to-

do mundo posible tiene alguna tendencia a existir y nuestro

mundo, el realmente existante, es aquel con la mayor propen­

siôn, el mejor de los mundos posibles.

Posible, para Leibniz, signifies internamente co­

hérente. Fué el primer pensador moderno que comprendiô que la

demostraciôn es una cuestiôn formai, ligada a la forma de las

sentencias y no a su contenido. Algo es necesariamente verda-


dero si es demostrable mediante identidades en un ndmero fini­

te de pasos. En la creaciôn o "radical originaciôn de las co-

sas", los objetos posibles luchan o compiten por la existen-


cia: lo posible reclama la existencia por su misma naturaleza

en proporciôn a su posibilidad, es decir, a su grado de esen-

cia.
La metafîsica de Leihviz y su teorîa de la proba­

bilidad se corresponden isomôrficamente. Lo que es facil jji


re se corresponde con lo que es probable mente. En la meta­
fîsica, Dios no estâ eligiendo entre descripciones internamen­
te no contradictories aquella que describe un mundo mâs perfec-
to, el papel de Dios es concebir las posibilidades, y el gra­
do de posibilidad es precisamente la probabilidad, luego aque-
llas cosas cuyo grado de posibilidad sea mayor en la mente de
Dios serân las que accederân a la existencia. De forma seme-
244

jante, en nuestro mundo, las propensiones o tendencias objeti-


vas a suceder de los diferentes resultados son el fundamento
de nuestras expectativas mentales, las probabilidades.
Leibitcz combina los dos aspectos de la probabili­
dad, por un lado la probabilidad como relaciôn entre hipôtesis
y evidencia, y por el otro, como expresiôn de propensiones
fisicas.
La Caracterlstica Universal, que estâ basada so­
bre ideas simples, nos permitirta establecer un conjunto de
alternativas que formarian "un conjunto fundamental de proba­
bilidad", al que podemos aplicar una distribuciôn uniforme de
probabilidades a priori. Sabemos por la metafîsica que todo
elemento tiene una propensiôn a existir; como nuestro conoci-
miento es finito, sôlo podemos asignar a cada elemento la mis­
ma probabilidad a priori, pero lentamente iremos corrigiendo
esa distribuciôn uniforme y, a medida que sepamos mâs, nues­
tras asignaciones de probabilidad tenderân asintôticamente a
un mâximo para el mundo real, es decir, para las posibilida­
des con mayor propensiôn. Ast pues Leibniz no crefa que la
Caracterlstica estuviera fijada a priori, sino que habrîa que
irla modificando continuamente, ajustândola a medida que nues­
tro conocimiento aumentase.
En resumen, para Leibniz existe una distribuciôn
objetivamente correcta de las probabilidades a priori para un
conjunto de posibilidades dado. Esa distribuciôn es la que co-
responde a la propensiôn a existir de cada posibilidad. Esa
245

posibilidad o, mejor dicho, la facilidad que tiene una posibi­

lidad para accéder a la existencia es lo que Leibniz llama Arte


de Conjeturar:

Et oAie de eonjeiUAoA. eitâ. f^andcido AobAe to que ei mdi

o mena ^acit, o bien mâi o mena {aciibte, puei et tatin

jacitii deAivado a {jaciendo quieAe deciA ^actibte i^aiiabte)

tiieAatmenie'- poA ejenipto, con da dada, ei iguatmente (Jac-

tibte obieneA doce punioi que obteneA once, puei to uno y to

otAo iâto puede haceae de una maneAa; peAo ei tAei u^cei

mdi ^actibte obteneA iiete, poAque etto ie puede haceA obte-

niendo 6 y 1, S y 2, 4 y 3 y a q u i una com bin aciân e i tan (Jac-

tibte como ta otAa... E t iefioA beAnouitti ha cuttivado eita

mateAia iiguiendo mii exhoAtacionei. Todavia ie eitiman toi

veAoiimititudei a poiteAioAi, poA ta expeAienda, y ie deJbe


AecuAAiA a etta a ^atta de Aazonei a pAioAj: poA ejempto,

ei iguatmente vcAoitmit que et nino que debe naceA iea voAÔn


0 hembAa, poAque et nûmeAo de nina y nihoi viene a ieA coii

iguat en eite mundo. Se puede deciA que to que ie hace mdi


0 menoi ei tambiin to mdi o mena ^actibte en et pAeiente ei-
tado de coioi, poniendo juntai todoi t a comideAacionei que
deben concuAAiA en ta pAoduccidn de un hecho. 25

Jacquei BeAnouitti escribiÔ su Ars Conjectandi du­


rante veinte anos, y nunca lo publicô. Después de su muerte,
en 1705, su sobrino Nicholas lo editô en Basilea, en 1713. El
librocontiene las innovaciones conceptuales mâs decisivas en
la primera historia de la probabilidad.
246

Aunque BeJinoiUtJtC es conocido como el padre de


la concepciôn subjetiva de la probabilidad, casi todas las es-

cuelas lo reclcunan para si. Su Ars Con jectandi tiene cuatro

partes, la primera es una versiôn perfeccionada del libro de

Huygejti sobre juegos de azar. BoAnovuLtli tenia el don de las ex-

plicaciones claras y los ejemplos intuitives. El fué quien dé­

terminé la ley de la adiciôn de las probabilidades, aclarando

que sôlo es vâlida para sucesos disjuntos y para ello propone

el siguiente ejemplo:

Si a do& peuoKoé ientenciadai a maeAte ie iei oAdena

tanzoA toi dadoi con ta condiciân de que quien saque et me-

noA numeAo de puntoi seAd ejecuiado, mientAoi et que saque

et nûmeAo mayoA senA peAdonado, y ambos ieAdn peAdonadoi si


et nûmeAo de puntoi es et miimo, hattamoi que ta espeAanza

de uno de ettoi es 7/J2 [21/361... de etto no se deduce que

et otAO tenga una espeAanza de 5/12, pues es évidente que am-

boi tienen ta misma chance, ait pues et segundo hombAe tiene

una espeAanza de 7/12, to que doAia paAa amboi una eipeAan-


za de 7/6, es deciA, mâi de una vida compteta, La Aazûn es

que no existe un suceso en et que no se satve at menos uno


de toi dos, mientAoi que hay vaAios en tos que ambos son peA~

donadoi.
En la segunda parte del libro se plantea un es-

tudio general sobre teorla de combinaciones, En la tercera par­


te propone y resuelve algunos problèmes de juegos de azar, con

gran elegancia y generalidad. Pero la cuarta parte es la mâs


247

importante, en ella se formula por primera vez una concepciôn

subjetiva de la probabilidad y se demuestra el primer teorema

del limite, la famosa ley de los grandes nümeros.


En esta parte IV se intenta mostrar la aplicaciôn

de la probabilidad matemâtica a cuestiones sociales: temas de

economia, moral y politica. Se trataria pues de una continua-

ciôn de la Lôgica de Port Royal y de su Ars Cogitandi. Tras

el arte de pensar comenzarla el arte de conjeturar.


Las investigaciones matemâticas no progresan sô­

lo por relaciôn con las doctrines anteriores, sino que se ha-

cen a partir de ellas, se las apropian, las integran transfor-


mândolas. Asi sucede con Huygens visto por BeAnoaittc y también

sucede con el Teorema de Bernouilli que hoy en dia es citado


con una formulaciôn y una demostraciôn que no son en absolute
las del autor. BeAnouitti transforma las demostraciones de buy-

gens haciéndolas mâs râpidas y sencillas y con frecuencia ge­


neral izândolas .
Es una ventaja para el desarrollo de una teorîa
matemâtica el variar los enunciados de una misma situaciôn,
de un mismo problema, de una misma soluciôn. Ademâs BeAnouitti
efectua relaciones intra-matemâticas: entre las estructuras
probabilistica y aritmêtica, hace un empleo frecuente de los
coeficientes del binomio, de las soluciones grâficas, de los
logaritmos, etc.

El concepto de Probabilidad lo define asi:"La


probabilidad es el grado de certeza y difiere de la certeza

absolute como la parte difiere del todo". Esta nociôn de gra-


248

do de certeza se encuentra ya en Leibniz (De aestimatione, 1678)

que, como hemos dicho, estuvo en relaciôn- con Jacques y con

su hermano John. La originalidad de BeAncuitti consiste en ver

lo que la nociôn de certeza implica para la probabilidad. Con­

sidéra que la certeza es de dos tipos: objetiva y subjetiva.

Cualquier cosa que va a ocurrir es ya objetivamente cierta.

La omnisciencia y omnipotencia del Creador garantiza la certe­

za objetiva absolute que se dériva de las causas primeras.

Nuestros juicios individuales sobre la certeza

contrastan con la certeza objetiva. Un suceso es cierto en re­

laciôn con un conjunto dado de informaciôn^ si es imposible

que la informaciôn sea correcta y a la vez el suceso no se

produzca. La probabilidad es el grado de este tipo de certe­

za. Una certeza compléta de esta clase se puede obtener a tra-

vês de la demostraciôn o de la observaciôn directe. A veces

casi podemos lograr una certeza subjetiva compléta. Entonces


tenemos certeza moral. Ya Leibniz habla hablado de lo que es

infinitamente probable o moralmente cierto. BeAnouitti habla


ademâs de la certeza inf initamente pequeha, que séria lo mismo

que imposibilidad moral,


El subjetivismo de BeAnouitti es menos el del
punto de vis ta personalista que el de los fisicos. HeiienbeAg
dice: "la funciôn de probabilidad contiene el elemento objeti­

vo de la tendencia y el elemento subjetivo del conocimiento

incomplete", cuando escribe acerca de un aspecto esencial de

la teoria cuântica. Las afirmaciones de probabilidad acerca


249

de un sistema en un compuesto dependen de las "afirmaciones

acerca de nuestro conocimiento del sistema, que por supuesto


son subjetivas". Subjetivas sï, pero no mero objeto de opi-
niôn, pues esas llamadas probabilidades subjetivas pueden to­

davia ser comprobadas repitiendo el experimento muchas veces.


Ve Tinette se refiere a algo distinto, considéra

las probabilidades subjetivas como un indicador de grados de


creencia puramentq personales. Las probabilidades son desco-

nocidas en tanto yo puedo no conocer mi propia mente.

Una teorîa intermedia es la probabilidad lôgica

o inductiva, segûn la cual cualquier cuerpo de evidencia E de-


termina unîvoccimente una probabilidad para una hipôtesis _h_.

Esto se représenta como una funciôn c Ch.,El que signif ica el

grado en el que X. confirma h.


BeAnouitti estaba interesado en estimar las pro­
babilidades aleatorias desconocidas. También deseaba saber lo
seguro que se podîa estar de cualquier proposiciôn acerca de
probabilidades aleatorias-, aunque no llegô a plantear el tema
de la probabilidad CepistemolôgicaI de la probabilidad alea-
toria.
El problema bâsico de esta parte cuarta del li­
bro es cômo combiner evidencias de diferentes tipos, En los
modelos simplificados de juegos de azar existe un conjunto
fundcunentai de probabilidad de casos igualmente probables. En
la vida real tenemos una variedad de evidencias, unas a favor
de una opiniôn dada y otras en contra. Incluso hoy no hay una
250

buena mariera de combiner diferentes tipos de evidencia en una

sola proposiciôn sobre probabilidad. El problema real de la

probabilidad epistemolôgica es precisamente ëste de combiner

tipos de evidencia, pero BeAnoiuJtJiL no lo consiguiô. Adopta un

modelo y lo explica utilizando la terminologîa de sucesos con­

tingentes y necesarios: una proposiciôn se 1lama necesaria en

relaciôn con nuestro conocimiento cuando su contraria es in­

compatible con lo que sabemos. Es contingente si no hay con-

tradicciôn con lo que sabemos.

Exceptuando algunas situaciones muy particula-

res, BeAnouitti dice que las probabilidades pueden aplicarse

aproximadamente a la realidad cuando la infinitud de una sé­


rié de elementos tiende a borrar las diferencias interindivi-

duales.

Utiliza también los conceptos de suceso puro o

simple y suceso raixto o compuesto, que se entrelazan con los


de contingente y necesario. Êl ve claramente que las probabi­

lidades derivadas de la evidencia compuesta omixta son aditi-

vas. Las frecuencias también sonaditivas, esto es, la frecuen­

cia relative de dos sucesos mutuamente excluyentes dentro de


una clase de referenda es la suma de sus frecuencias indivi­
duales .
Las probabilidades no son grados de creencia,

sino grados de certeza. Asi, incluso si tenemos sucesos A y B,


disjuntos, la probabilidad de A o B no tiene por quê ser la

suma de las probabilidades de A y de B. Aûn es mâs sorprendente


251

que la probabilidad de A y de su contrario puedan ambas excé­

der de 1/2;

Si ademdi de los oAgumenios que cuentan a ^avoA de una

cosa, se pAesentan otAos oAgumentos puAos que indican to o-

puesio de ta cosa, tos oAgumenios de ambos tipos deben sea

sopesados sepaAadamente de acueAdo con tas Aegtas pAeceden-

tes, de ^oAma que se pueda obteneA una Aazân entAe ta pAoba-

bitidad de ta cosa y ta pAobabitidad det opuesto de ta nUsma.

Aqui se debe notoA que si tos oAgumentoS de cada todo son

su^icientemente ^ueAtes, puede sucedeA que ta pAobabitidad


absotuta de cada tado exceda notahtemente a ta mtùxd de ta

ceAteza. Ast, cada una de tas att.eAnativas es pAobabte, aun­

que habtando Aetativamente una pueda seAto menos que ta otAa.


Ve modo que puede sucedeA que una cosa posea 2/3 de ceAteza

y su opuesta posea 3/4 de ceAteza. De esta maneAa cada una

de tas otteAnativas seAd pAobabte, peAo no obstante ta cosa


seA& menos pAobabte que su opuesta, en Aazôn de 2/3 a 3/4
27
0 de S a 9.
Vemos que, aunque no desarrollado, el problema
planteado por BeAnouitti es important!simo. También plantea
los problèmes que resultan de los teoremas de adiciôn y pro-

ducto de probabilidades, es decir de sucesos compatibles e


independientes.
252

La parte IV del Ars Conjectandi:"Usum & Applica-

tionem Praecedent.ts Doctrinae in Civilibus, Moralibus & Oeco-

nomicis, ademâs de las aplicaciones a las que alude el tîtulo,

demuestra el primer teorema del limite. Su importancia es énor­

me en la Teorla de la Probabilidad. La interpretaciôn de este

resultado es todavia materia de controversia, pero su base ma­

temâtica, lo que BeAnoutta demostrô efectivamente, no se discu­

te. Parte de una situaciôn de probabilidad en la que se efec-

tuan pruebas repetidas. Es necesario pues que la repeticiôn

del experimento sea posible. Hay una probabilidad p, constan­


te y desconocida de êxito.S en cualquier prueba dada.Cuando

se han efectuado n pruebas, se observa una proporciôn de éxi-

tos S^. BçAnovUtLC parte por lo tanto de la variable aleato-


ria S^/n, frecuencia del suceso A, de probabilidad p, en n

pruebas independientes, que puede tomar los valores

r/n para r = 0, 1, ... n


con probabilidades

Pr - ( î ) p' q"-'
segûn la ley binomial, también debida a BeAnoiutti.

Résulta entonces que, dados £ , «x" positivos


y arbitrerlamente pequenos, se puede fijar

de modo que

Pr jS^/n - p I< ^ j ^ l-°<

Es decir, que hay una probabilidad tan prôxima


253

a 1 como queramos de que, tomando n suficlentemente grande pe­

ro fljo, sea

I s^/n - p| ^ e

Si convenimos en considérai como un suceso "prâcticamente se­

guro" al suceso de probabilidad 1 - o< , podremos decir que,

como consecuencia del Teorema, el suceso

I S^/n - p I< f
en que es el nûmero de veces que se realize A en una serie

de n pruebas, es prâcticamente seguro para

Esto viene a dar una cierta precisiôn a la ley de la estabili-

dad de las frecuencias o ley de los grandes nûmeros.


Ademâs, para cualquier error dado 8 , demuestra

cômo computer un nûmero n tal que la probabilidad de obtener

en el intervalo p - £ , p + â ^ es mayor que cualquier

probabilidad dada 1 - . E n particular, cuando 1 - "V es


0,999, tenemos una certeza moral de que caerâ en el inter­
valo fijado.
Se trata ahora de aplicar esta teorîa matemâti­
ca a las realidades sociales. Nuestra apreciaciôn de un suce­
so depende de nuestros conocimientos; si éstos fueran suficien­
tes, podrîamos déterminai por complète el future. El margen

de incertidumbre disminuye progresivaumente cuando el nûmero


de experiencias aumenta o bien tiende hacia un limite. Esto

es lo que BeAnowüULi trata de déterminai, pues en la prâctica


254

hace mucho que se sabe que las proporciones de casos observa-


dos en grandes nûmeros estân mâs prôximas a la exactitud que

los observados en pequenas cantidades.


La demostraciôn de BeAnouitti es larga y comple-

ja y es un buen ejemplo de la distinciôn entre el razonamiento

y la demostraciôn matemâtica. El razonamiento dice que al au-

mentar el nûmero de pruebas se tiende hacia una certeza moral.

La diferencia entre la frecuencia real y la probabilidad mate­

mâtica tiende a cero cuando el nûmero de experiencias tiende

a infinite.

La demostraciôn de BeAnouitti es sobre todo una

consecuencia de sus anteriores investigaciones sobre combina-

toria, pues procédé sumando los têrminos medios en el desarro­

llo binomial. Es el inventor de la llamada distribuciôn Bino­

mial o Pruebas de Bernouilli. En este trabajo se muestra que

para p dada, la proporciôn observada de ôxitos, es decir S^,

tenderâ a p cuando crece n. Supongamos que no conocemos p.


BeAnouitti introduce su teorema precisaunente para aquellos ca­

sos en que no tenemos un conocimiento a priori de p. En la

vida real encontramos regularidades estadîsticas, pero no un


conjunto fundamental de probabilidad o sistema complete de su­
cesos. Necesitamos pues un método para determinar el nûmero
de casos cuando la mera reflexiôn no basta. "Lo que no pode­

mos deducir a priori podemos al menos deducirlo a posteriori"


dice el autor. "Este método empirico de determinar el nûmero

de casos mediante pruebas no es nuevo ni poco usual, pues el


255

celebrado autor del Ars Cogitandi prescribe un método similar

en la ûltima parte de su obra".


A pesar de que este método empîrico de razona­

miento sea familiar, aûn quedan très cosas que hacer. En pri­

mer lugar, debe probarse que el método es vâlido "a partir de

los primeros principios", en segundo lugar, debemos descubrir

si hay un limite superior para la certeza que se puede lograr

de esta manera o si, cuando el nûmero de pruebas aumenta, nos

acercamos a una certeza moral. En tercer lugar debemos inves-

tigar el nûmero efectivo de pruebas requerido para llegar a

un nivel dado de certeza. Nuestras estimaciones ademâs se en-


contrarân en un intervalo entre dos limites. '

BeAnouXttL quiere estimar un parâmetro desconoci-


do p. Un estimador es una funciôn F de los datos para los po­

sibles valores del parâmetro, en este caso, los valores posi­

bles de p. BoAnoLuttC usa un estimador de intervalo, que apli-


ca datos dados sobre un conjunto de valores posibles de p que
se encuentra entre dos limites.
El resultado de n pruebas, S^, es una variable
aleatoria. Para cualquier estimador F el valor estimado F(S^)

es por tanto una variable aleatoria. Cuando F es un estimador


de intervalo, los valores de F(S^) son intervalos que se es-
pera contendrân la probabilidad desconocida p.Si F debe ser
un estimador informativo, util, debemos esperar que los inter­
valos F(S^1 sean bastante pequenos. BeAnouitti considéra esti-
madores que estiman la p desconocida en algûn intervalo pe-
256

queno del observado.

No podemos conseguir un estimador informativo

que sea correcto con certeza. No obstante parece natural pe-

dir que F dé usualmente la respuesta correcta. Por tanto, muy

frecuentemente las n pruebas sobre nuestro espacio de proba­

bilidades darân resultados tales que F(S^) incluye el pa­

râmetro desconocido verdadero.

También parece natural pedir que, para cualquier

resultado particular r, si observaunos r y no conocemos nada

mâs acerca del espacio (y por lo tanto estimamos p mediante

F(r)) entonces, a la luz de este resultado r , podamos estar

muy seguros de que p estâ en F(r).

Pero estos dos desideratum no son équivalentes

necesariamente. Parece razonable pedir que un estimador sea

usualmente exacto, también parece razonable requérir que nues­

tro estimador sea digno de crédite en cada ocasiôn que se uti-

lice. Un estimador puede ser usualmente exacto pero no ser

creible en todas las ocasiones.


El mismo BeAnouitti es ambiguo, segûn el anâlisis

de Hacking. Quiere conocer el nûmero n tal que podamos estar

moralmente seguros de que nuestro valor estimado de p es casi


exacto. Pero si comparamos estas dos proposiciones: a) si efec-
tuo n pruebas estoy moralmente seguro de que mi estimador da-
râ la respuesta correcta, b) habiendo hecho n pruebas y obser­

vado estoy moralmente seguro de que mi valor estimado F(S^)

es correcto; el primer caso se refiere a las virtudes de un


257

estimador antes de las pruebas y el segundo se refiere a la

evaluaclôn después de la prueba. En el primer caso, el crite-

rio de ser usualmente correcto puede ser suficiente, pero pa­

ra la evaluaciôn despuês de la prueba necesitaremos un estima­


dor que sea fiable en cada ocasiôn en que se utilice. Parece
que BeAnouitti estuvo interesado sôlo en la evaluaciôn previa

a los expérimentes.

En resumen, BeAnouitii es capaz de calculer, para

cualquier valor dado de p desconocido, la probabilidad de ob­

tener un tal que F(S^) incluye ese valor de p. Esta séria

una probabilidad de estar en lo cierto o de tener razôn. El

lo expresa asi: "Sin tener en cuenta al valor verdadero de p,

la probabilidad de que un valor estimado F(S^) incluya el va­

lor verdadero es al menos 1 - ^ .


Cuando £ es suficientemente grande para que o/
sea pequeno, se puede concluir que el estimador F es usualmen­

te exacto y por lo tanto bueno para la estimaciôn previa al


experimento.
BeAnouitti muestra que, cuando la proporciôn ob­
servada de caras en n lanzamientos de una moneda es S^, debe
haber una gran probabilidad de obtener si la verdadera pro­

babilidad desconocida de obtener cara es cercana a S^. Pero


hay infinitas hipôtesis arbitrarias sobre las que séria i-
gualmente probable. Esta es una dificultad tradicional que
surge regularmente. La respuesta de BeAnouitti es que, en caso

de duda, se escoja la hipôtesis mâs sencilla.


El propio BeAnocULti era consciente de la impor­

tancia de este teorema, al que llamaba su teorema aûreo:

E s te es p u e s e t p A o b le m a q u e a Iw A a d e s e o p u b tc c o A a q u i ,

h a b td n d o to e o n s id e A u d o p A o (^u n d a m e n te d u A a n te v e i n t e anos, y

es un pAobtema cuya novedad, ast como s u gA a n u t l t i d a d , ju n ­

to con s u gA ave d i^ t c u t t a d , exceden en p e s o y v a to A a to d o s

2S
to s A e s ta n te s c a p tiu to s de m i d o c tA in a .

El argumente se desarrolla en llneas générales

asi: Si r/t se considéra como la probabilidad de un suceso en

una sola prueba o ensayo y s/t es su complementario, la suma

de los 2n+l têrminos centrales serâ proporcional a la proba­

bilidad de que en nt pruebas el nûmero de veces que el suceso

se cumple estarS ente nr-n y nr+n- Por tanto, la razôn de los

limites de ese suceso para el nûmero total de pruebas serS

(r-l)/t y (r+l)/t; ahora se elige n convenientemente. Por

ejemplo, para r = 30, s = 20, r+s = t = 50; y para una proba­

bilidad de 999/1000 de que la razôn del nûmero de veces que

el suceso aparece respecto al nûmero total de sucesos estâ en­

tre 31/50 y 29/50, es suficiente con hacer 25.500 pruebas.


Hasta aqui se trata de una probabilidad directa, pero ahora

intenta darle la vuelta al argumento: supongamos una urna con


bolas negras y blancas en la proporciôn de 3 blancas para 2

negras. Si el muestreo es con reemplazamiento y hacemos 25.500


pruebas de extraer una ûnica bola, devolviendo la bola des­
puês de cada prueba, sôlo hay una probabilidad de 1/10^ de

que la proporciôn de bolas blancas observada se encuentre fue-


259

ra de los limites 29/50 y 31/50. Supongamos ahora que no se

conoce la composiciôn de colores dentro de la urna. Se hace

como antes un gran nûmero de pruebas sin reemplazamiento, con


el resultado de que se extrae bola blanca R veces y bola negra

S veces. Se infiere entonces que la proporciôn de bolas blan­

cas es R/(R+S). Esta inferencia era justificada por BeAnouitti

con una apelaciôn al destino:

St ie p u d ie A a n A z p e i i A a s i t o s s u c e s o s poA t o d a t a e ie A -

n id a d , tte g a n d o poA e s e m e d io d e t a p a o b a b itid a d a t a c e A te ­

za, nos e n c o n tA o A ia m o s c o n q u e to d a s t a s cosas en e t m undo

s u c e d e n poA c a u s a s d e te A m in a d a s y d e a c u e A d o c o n A e g ta s de-

te A m in a d a s y q u e nos v e A ia m o s ^o A z a d o s a a c e p ta A u n a c i e A t a

n e c e s id a d e n tA e t a s c o s a s mâs a p o A e n te m e n te ^ o A t u i t a s , o poA

a s i d e c iA , una ^ a ta tid a d . Vo no s â s i Ÿ t a t ô n e.n s u t e o A i a

S obA e t a c iA c u ta c ié n de ta s c o s a s q u e A ia a t u d i A a e s to cuan­

do p A e d e c ia q u e en e t cuaso d e in n u m e A a b te s s ig to s to d o A e-

29
v i e A t e a S u o A i g i n a t es t a d o .
260

Notas

1.- LEIBNIZ, W.: Preceptes pour avancer les sciences. Philo-

sophischen Schriften, Band 7, IX, p.167 (ed Gerhardt).

2.- LEIBNIZ, W . : Carta a Thomas Burnett. Philosophischen Sch­

riften,Band 3, VII, p.194 (ed. Gerhardt).

3.- LEIBNIZ, W.f Nouveaux Essais sur 1'Entendement par l'Au­

teur du Système de 1'Harmonie Preestablie. Livre IV, Chap.


XVI, 9, p.447 (ed. Gerhardt).

4.- HACKING>1.: The Emergence of Probability, cap. 10. p. 88

5.- (v. nota 1)

6.- HACKING, I.: The emergence of Probability, p. 96.

7.- SPINOZA: Oeuvres Complètes. Lettre XXXVIII, au très hono­

ré Jean Van der Meer, Voorburg, 1^^ Octobre 1666, (p. 1196
ed. Gallimard 1954).

8.- HUYGENS: Van Rekeningh in Spelen van Geluck, ed. holandés-


francés de F. van Schooten, Amsterdam, vol XIV de las Oeu­

vres Complètes, p.86-87.


9-- POINCARE: W science et 1'hipothèse, cap. XI, ed Flammarion
1902.

10.- KASNER & NEWMANt Les mathématiques et 1'imagination, ed.

francesa F. Le Lionnais, 1970, p. 164.


11.- BOUDOT, M . : Logique Inductive et probabilité, chap. V,
II® partie, p. 115.

12.- REICHENBACH, H.: The Theory of Probability, ed. ingl. E.


Hutten y M. Reichenbach, 1971, cap.9, p. 353.

13.- VON MISES, R.: Probability, Statistics and Truth, trad.


261

ingl. H. Gei si ng er , 1951, p. 78.


14.- L EI BNIZ; C a r t a a B o u r g u e t de 22 de m a r z o de 1714 (Die
p h i l o s o p h i s c h e n S c h r i f t e n , B a n d 3, p. 570.)
15.- L EI BNIZ: S â m t l i c h e S c h r i f t e n u n d B r i e f e n , IV, II, p . 492
e d , P r e u s s i s c h e n A k a d e m i e d e r W. B erlin.
16.- LAPLACE: Ess ai p h i l o s o p h i q u e sur les p r o b a b i l i t é s , 1814,
p. 1 -
17.- Ibid p. 2.
18.- Ibid p. 4.
19.- Ibid, p . 5.
20.- Ibid, p. 19.
2 2 ' “ L E I B N I Z .- Sin tîtulo, sob re la C a r a c t e r l s t i c a U n i v e r s a l i s .
Die P h i l o s o p h i s c h e n Sch ri ft en , 7, XI, p . 188.
21.- CARNAP: L o g i c a l F o u n d a t i o n s of P r o b a b i l i t y , 1950, p . 15.
23.- LEIBNIZ; Ibid, XIV, p. 200.
24.- LEIBNIZ: N o u v e a u x E s s a i s , IV, XVI, 9. Die p h i l o s o p h i s c h e n
S c h r i f t e n , 5, p. 447.
25.- LEIBNIZ: C a r t a a B o u r g u e t de 22 de m a r z o 1714, Die p h i l o ­
s o p h i s c h e n S c h r i f t e n , 3, p. 569-70,
26.- B E R N O UI LL I: Ars C o n j e c t a n d i , e d . B a s e l 1975, Werke, tomo
III, P a r t e I, P r o p o s i t i o IV, A n n o t â t , p . 114.
27.- B ER N O U I L L I : Ibid, P a r t e IV, cap. Ill, 7., p. 246.
28.- B E R NO UI LL I: Ibid, P ar t e IV, cap. IV, p. 250.
29.- B E R N O U I L L I ; Ibid, P a r t e IV, f in a l d e la obra, p . 259.
C O N C L Ü S I O N E S
262

CONCLÜSIONES

En La I n t r o d u c c i ô n , y en el c a n î t u l o a c e r c a de
la P r e h i s t o r i a de la P r o b a b i l i d a d se p l a n t e a b a ya el n r o b l e m a
del o r i g e n del c o n c e p t o de p r o b a b i l i d a d en su f o r m u l a c i ô n a c ­
tual, es decir, en su d o b l e c a r a c t e r a l e a t o r i o y e p i s t e m o l ô -
gico, y se e x p o n î a n las d i v e r s e s r a z o n e s o u e u n o s . y o t r o s au-
tores p r o n o n e n par a su e m e r g e n c i a t a r d î a , e ue n u e d e a d e m â s lo-
c a l i z a r s e en una fecha con cr et a, la de 1660, por ser ese el mo-
m e n t o en que se puhlica- la p r i m e r a a l u s i ô n e x p l i c i t a a una
p r o b a b i l i d a d m e d ib le . No q u i e r e e ll o d e c i r oue el c o n c e p t o de
p r o b a b i l i d a d t en g a un n a c i m i e n t o c o n cr et e, p u n t u a l . D u r a n t e
largo t i e m p o se h a b l a n ido g e s t a n d o las c o n d i c i o n e s p re vias,
el a mb iente, las ideas f i l o s ô f i c a s y los a d e l a n t o s m a t e m â t i -
cos t e ô r i c o s y de n o t a c i ô n que c o n f l u y e r o n en el mismo.
"La n o c i ô n de p r o b a b i l i d a d d e s e m p e n ô un nap el
p r i m o r d i a l en el p e n s a m i e n t o h u m a n o sôlo c u a n d o se le n u d o
dar una e x p r e s i ô n m a t e m â t i c a y esa e x p r e s i ô n m a t e m â t i c a a su
vez se a b r i ô c a m i n o h a s t a el m i s m o c o r a z ô n de las c i e n c i a s em-
pîr i c a s " . Esta fra se de Bt/iiie. r e s u m e en n u e s t r a o p i n i ô n la m e ­
jor p o s t u r e p a r a c o m p r e n d e r el n a c i m i e n t o y d e s a r r o l l o de la
T e o r i a de la P r o b a b i l i d a d . En c u a n t o al p o r oué de ese i n h e ­
res de los h o m b r e s por el tema del azar, no n a r e c e n e c e s a r i o
e x p l i c a r la f a s c i n a c i ô n que s i e m p r e e j e r c e sob re los h u m a n o s
lo d e s c o n o c i d o , lo i mp ré v i s i b l e . Los n in o s g r i e g o s oue reci-
b l a n un p r e m i o e s c o l a r c o n s i s t e n t e en un d e t e r m i n a d o n û m e r o
de a s t r â g a l o s ya lo sablan. L as a u t o r i d a d e s oue n r o h i b î a n el
263

juego debido a los juramentos y blasfemias nue los jugadores

dejaban escapar en el calor de la pasiôn también lo comnren-

dlan asi.

A los primeros intentos de exposiciôn del pro­


blema durante la Edad Media sucede, a finales del siglo XV,

el nuevo impulso de difusiôn que proporciona la imprenta.Gra­

cias a esa difusiôn se conoce en ese momento la tradiciÔn arit-


mética griega.

T o d a s las c i v i l i z a c i o n e s han p r o d u c i d o t e ô r i c o s !
d e l n ûmero, p ue s est e es u n tem a que ha f a s c i n a d o a la h u m a n i -
dad. El d o c u m e n t o m â s a n t i g u o q u e se c o n s e r v a s o b r e el tema |
es b a b i l o n i o , y d a t a de a l r e d e d o r del 1900 a. de J.C. El d e s ­
a r r o l l o de la t e o r i a de los n û m e r o s se ha n r o d u c i d o en Eu-
ropa a p a r t i r de la t r a d i c i Ô n g r i eg a. A l r e d e d o r d e l s i g l o IV !
s u r ge la f i g ur a de Vio^Anto : de A l e x a n d r i a , cuy a Aritmética |
ha s id o el t e x t o f u n d a m e n t a l d u r a n t e m â s de c a t o r c e siglos.
Los p r o b l e m a s m â s c o m p l i c a d o s e s t a b a n p l a n t e a d o s en e s t a obra
y r e s u e l t o s con m u c h a s a g a c i d a d y h a b i l i d a d . P er o la c i e n c i a
a v a n z ô m u y l e n t a m e n t e d e s d e e n t o n c e s , h a s t a l l e ga r a V ie ta y
a EacheX . Citando a Legendàe p o d e m o s v e r en lin ea s g é n é r a l e s
c uâ l fué el d e s a r r o l l o p o s t e r i o r : |
Vieta, anadimdo ruievos ghados de pefif,ecci6n aZ dtgebfia,

Aesotviâ vafUoi pAobtemas di/^icites iobAe tos nûmeAos. Ba-

chet, m su obAa tCtutada VAobtmas enVietenidos y deteitosos

Aesotviô ta eeuaddn indetvAminada de pAimeA gAado poA un

método geneAot y bastante tngenioso. A este mismo sabio se

debe un excetente comentaAio sobAe Vio^anto, que iÇuô después

enAiquecido con notas maAginates de Temat.


264

Fc/*u)iot, u n o d e l o s g e â w e tA a s c lm o s tfia b a jo s m&s c o n ù U -

b u ijp A o n a a c e te A o A e l d c s c u b A itv ie .n to d e l o s nuevos c d lc u lo s ,

abAÂ â A utA S nuevos. Tenem os d e i l a n gAan numeAo d e te o A e m a s

i n t e A e s a n t e s , peAo l o s h a d e ja d o c a s t to d o s s in d e m o s tA a d ô n .

E l e S p X A ttu d e l a ip o e a e r a p A o p c n e A s e p A o b le m n s unos a otAos.

Con ^ A e c a e n c la s e o c u lt n b a e l m iX o d o p A o p to , c o n e l i, t n d e

A eseA vanse to s n u e v o s tA iu n /^ o s ta n to poAa s i m ism o como p a ­

Aa t a p A o p ta n a c iâ n ; p u e s h a b la s o b A e t o d o A i v a t i d a d e n tA e

to s g e ô m e tA o s ^A anceses e tn g te s e s . Ve a h l v ie n e que t a m a-

ijo A p o A te d e t a s d e jw s tA a c io n .e s d e E eA m at s e h a ija n p e A d id o ,

y ta s pocas q u e no s q u e d a n nos h a c e n la m e n to A mâs a û n t a p iA -

d id a de ta s q u e R a tta n .

V e F e A m at a E u te A , t o s g e .é m e tA o s , o c u p a d o s e n te A o m e n te

en e t d e s c a b A im ie n to y a p lic a c iû n de to s nuevos c â tc u to s , no

se ocupaAon de ta teoAia. de tos numeAos. E u te A l [ u i e t p A im e -

Ao q u e l o lïiz o ... Sus i n v e s t i g a c i o n e s te c o n d u je A o n a d e m o s-

tA O A do s d e t o s te o A e m a s d e F e A m a t, a sabeA , q u e s i a es

un nûmeAo p A im o , y x u n nûmeAo c u a lq u ie A a no d i v i s i b l e po A

a, ta ^ û A m u ta x ^ ^- î es s ie m p A e d i v i s i b l e po A a ; 2^ q u e t o ­

do nûmeAo p.Aimo d e l a foA m a 4 n 1 es t a sum a de do s cuadAa-

dos.

E u te A h a s i d o d u r a n t e .to A g o tie m p o e t û n ic o g e â m e tA a q u e

s e ha ocu pado d è ^ t e o A ia de to s n im e A o s . Poa . ^ i n La g A o n g e

e n tA ô ta m b ié n en t a m ism a coA A eA a y s u s p n im e A o s pasos han

es t a d o s e n a ta d o s poA é x i t o s ig u a le s a to s o u e é t y a h a b la o b -

te n id o en i n v e s t i g a c i o n e s d e u n g é n e A o mâs s u b li m e . ^
265

V e m o s p ue s q u e la t e o rî a de los n û m e r o s ha a v a n -
zad o h i s t ô r i c a m e n t e con i m p u l s e s i r r e g u l a r e s . De V X .o fia n to en la
a n t l g u e d a d clésica, d e b e m o s sal ta r h a s t a f f ia n ç c ti U-tètc,(1540-
1603) , q ue t r a n s f o r m ô el â l g e b r a s i r v i ê n d o s e de l etras p a r a
r e p r e s e n t a r las c a n t i d a d e s y p r e c i s a n d o sus r e l a c i o n e s con la
g eo m e t r î a . De los d e s c u b r i m i e n t o s de T ç ju n a t ya h e m o s t e n i d o
a t i s b o s en a l g u n o s f r a g m e n t e s d e sus c a r t a s a P c u c a t, pero des-
puê s h e m o s de e s p e r a r h a s t a el s u i z o LzonoA d (1707-1783) ,
para un n u e v o d e s a r r o l l o , c o n t i n u a d o d e s p u é s p o r Lag/iangc. (1736-
1813). N o o b s t a n t e las p r o p i e d a d e s a p a r e n t e m e n t e m â g i c a s de
los n û m e r o s f a s c i n a n a los m a t e m â t i c o s y a los q u e lo son
menos, y en p a r t i c u l a r a los g e ô m e t r a s q u e i n v e n t a r o n la t e o ­
rîa de la p r o b a b i l i d a d . V e r e m o s c o m o e s t a o r e o c u p a c l ô n les
d e s v î a a v e c e s de su c a m i n o y les i n d u c e a errores.
H e m o s v i s t o que ya a p r i n c i p l e s del s i g lo XVI
el p r o b l e m a f u n d a m e n t a l de p r o b a b i l i d a d , el de la d i v i s i ô n de
las a p u e s t a s e n un juego, e s t a b a p l a n t e a d o . Era un p r o b l e m a
a cu ci an te , i n t r o d u c i d o en el â m b i t o m a t e m â t i c o por una n e c e s i -
dad prâ ct ic a: se jug ab a m u c ho , se j u g a b a d e s e s p e r a d a m e n t e , en
todas las c l a s e s s o c ia le s. PeuCAone. p r o p o n e su s o l u c i ô n (errô-
neal en 1494. CaA.da.no e s c r i b e su L i b e r de L u d o A l e a e en 1546,
a u n q u e no fuë p u b l i c a d o h a s t a 1663, fec ha c l a v e p a r a la p r o b a ­
bilidad, c o m o ya h e m o s m e n c i o n a d o a n t e r i o r m e n t e . Es de s u p o n e r
que, a p e s a r de las d i f i c u l t a d e s de d if u s i ô n , la obr a d e CoAdano

era c o n o c i d a por b a s t a n t e s per so na s. En el m é t o d o de e s t e au-


tor e n c o n t r a m o s m u c h o s p u n t o s de i nt erés, en e s e n c i a los si-
guientes:
266

El m a n u s c r i t o de C an d n n o t iene la p a r t i e u l a r i d a d
de irse c o r r i g i e n d o a sî m i s m o sin v o l v e r atrSs, qui zS p o r
ser un e s c r i t o pôsturao que fué t ratado con el d e b i d o r e s p e t o
por los editores. C a r e c î a n aûn los g e ô m e t r a s de u n a s i m b o l o -
gîa adecuada, m o t i v o por el cual d eb î a r e c u r r i r c o n s t a n t e m e n -
te a e j e m p l o s con cr et os . U t i l i z a en lineas g é n é r a l e s dos m ê -
t o d o s : el r e c u e n t o d i r e c t o de las d i f e r e n t e s p o s i b i l i d a d e s , lo
que él llama el " ci r c u i t o completo", y el r a z o n a m i e n t o a p a r ­
tir de la media, c u a n d o la e n u m e r a c i ô n de los c a s os le p ar e -
ce d e m a s i a d o com pl ic ad a. Este û l t i m o m é t o d o sabe nue no es
exacto, que es una b u r d a a p r o x i m a c i ô n , p e r o t o d o el o u e b a y a
v i s t o a l g un a vez los c â l c u l o s por los q ue se h a l l a la s o l u ­
ciôn de una e c u a c i ô n de s e g u n d o g r a d o ,p u d o i m a g i n a r las h o r a s
de i n t e r m i n a b l e s c â l c u l o s que l le va ro n a sus a u t o r e s h a s t a la
fôrmula, el a t a j o p o r el cual, m e d i a n t e u n a h a b i l art im an a,
un truco, se p ue d e e n c o n t r a r las s o l u c i o n e s con f acilidad. Asi
era n o r ma l eue, ant e la p e r s p e c t i v a de c â l c u l o s i n t e r mi na bl es ,
los m a t e m â t i c o s i n t e n t a r a n e n c o n t r a r el c o r r e s p o n d i e n t e atajo,
a vec es con d e m a s i a d a prisa, pue s t r a t a n t o el c a s o con m â s pa-
ci e n c i a y e n t r a n d o de lleno en la d i f i c u l t a d h u b i e r a n l l e g a d o
m u c h o ant es a la s ol u c i ô n y sin tan to e s f u e r z o c om o p a r e c i a n
creer.
A d o l e c e n t a m bi ên est os p r i m e r o s c â l c u l o s d e fal-
ta de p r e c i s i o n en la d e s c r i p c i ô n de los p r o bl em as . Los suce-
sos d e s c r i b e s son m u c h a s v e c e s eouîvocos, p u e de n ser i n t e r p r e -
tados de d i v e r s a s maneras, cada una de las c u a le s c o m p o r t a una
s ol uc iô n d if erente. Esta falta de c l a r i d a d en la c o n c e n c i ô n
267

p r o v o c a c o m o es n a t u r a l n u c h a s d i f i c u l t a d e s en la soluciôn.
C aA d m ic i n t r o d u c e el c o n c e p t o de "igualdad" par a
la p r o b a b i l i d a d 1/2, p o r a u e e l l o s i m b o l i z a el juego e g u i t a t i -
v o o justo, en el nue n i n g u n o de los j ug a d o r e s tiene ventaja.
H a b la de " ci rcuitos de igu al da d" p a r a d e s i g n a r el c o n jun to de
s u c e s o s cuya u niôn tiene p r o b a b i l i d a d 1/2. Para c o m p r e n d e r me-
jor las d i f i c u l t a d e s de e st e c o n c e p t o d e b e m o s r e p as ar b r e v e m e n -
te los c o n c e p t o s de s u c e s o s c o m p a t i b l e s e inc om pa ti bl es , d e n en -
dientes e independientes.
Los s u c es os c o m p a t i b l e s son a g u e l l o s que p u e d e n
d a r s e a la vez, por ejemplo, al tir ar un dado, o b t e n e r 2 y ob-
ten er n d m e r o par. Los s u c e s o s i n c o m p a t i b l e s son m u t u a m e n t e ex-
c lu ye nt es , no p u e d e n d a r s e a la vez. Este es el c a s o de los
e j e m p l o s de C cUidano, que c o m p a r a g e n e r a l m e n t e t iradas suc es i-
vas e n t r e si q u e , p o r ser s uc esivas, son n a t u r a l m e n t e s u c e ­
sos incom pa ti bl es , p e r t e n e c e n a c o n jun to s d i s j untos de p o s i ­
b il id ad es . El e rror a p a r e c e c u a n d o no se da c u e n t a de q u e los
s u c e s o s no son en ese c a s o i n c o m p a t i b l e s .
Los s u c e s o s i n d e p e n d i e n t e s son a q u e l l o s cuy os
resultados no se i n f l u y e n ent re si, por ejemplo, las s u c e s i v a s
t i r a d a s de un dado: el h a b e r o b t e n i d o très v e c e s un seis no
h a c e m âs d i f i c i l q u e a nt e s la o b t e n c i ô n de un c u a r t o seis, c a ­
da v ez que se tira el d a d o h ay la m i s m a p r o b a b i l i d a d de o b t e-
n e r l o ( 1 / 6 ) .Los suc es os i n d e p e n d i e n t e s son los m â s c o m u n e s en
el c a s o de los dados, por e ll o C ahdano encuentra menos difi­
c u l t a d e s al s u p o n e r l o s i n d e p e n d i e n t e s , pue s sôl o p o d e m o s con-
268

sid er ar s u c e s o s d e p e n d i e n t e s , con los dados, d e n t r o de la m i s ­


ma tirada, V e r e m o s e s t o con m â s c l a r i d a d en los c â l c u l o s m is -
mos.
Es c u r i o s o c o m p r o b a r q u e los m i s m o s j u g a d o r e s
que r e c l a m a b a n un c â l c u l o e x a c t o de las p r o b a b i l i d a de s no con-
fiaban m u c h o en los r e s u l t a d o s que les o f r e c i a n los g e ô m e t r a s
e i n c l u s o el p r o p i o C aA dano, q ue era a la vez j u g a d o r y g e ô m e -
tra, c o n f i a b a p o c o en la u t i l i d a d n r â c t i c a de sus c â l c u l o s
teôricos, a p e s a r de c o n s i d e r a r l o s c o m o c or re ct es , tal vez en
parte p o r q u e le era m u y d i f i c i l c o n v e n c e r a su c o n t r i n c a n t e
de la j u s te za de su r e p a r t o de las apu es ta s.
Los c â l c u l o s de los c a s o s n o s i b l e s c o n dos d a d o s
son a b s o l u t a m e n t e c o r r e c t e s y no p r e s e n t a n ya n i n g u n a d i f i c u l ­
tad par a el autor. A qu î se c o n s i d e r a n ya s u c e s o s c o m p u e s t o s
de la i n t e r s e c c i ô n de d o s s u c e s o s s im ples, por e je m p l o , el
r e s u l t a d o (1,1) al t ir a r los dos d a d o s m e n c i o n a d o s . Aqu î hay
que a p l i c a r los c o n c e p t o s de c a s o s d e o e n d i e n t e s o i n d e p e n d i e n ­
tes, p u e s la fôr mu la q u e se a p l i c a a la i n t e r s e c c i ô n de dos
suc es os es la sig ui en te : p ( A A B) = p(A/B) p(B) y s ô l o c u a n d o
la p r o b a b i l i d a d de A c o n d i c i o n a d a a B no tie ne s e n t i d o y es
s i m p l e m e n t e la p r o b a b i l i d a d de A, p o r q u e A y B son i n d e p e n d i e n ­
tes, e n f o n c e s es p ( A A B) = p(A) p(B), f ô r mu la q u e a p l i c a im-
plîcitamente CoA dano. No o b s t a n t e , en este c a s o no se e q u i v o -
ca, pue s las t i r a d a s de d i v e r s e s d a d o s son s i e m p r e i n d e p e n d i e n ­
tes u na s de otras. Las d i f i c u l t a d e s a n a r e c e n c u a n d o tiene oue
269

c o n s i d e r a r d i v e r s a s a l t e r n a t i v e s , es d e c i r c u a n d o p u e d e n suce-
d e r una o v a r i a s de las p o s i b i l i d a d e s a la vez. F.sto i m p l i c a
una u n i 6 n de suc es os , c uy a f ô r m u l a es p (A U B) = p(A) + p{B) -
p(A O B) , que s ô l o c u a n d o A y B son i n c o m p a t i b l e s h a c e nue
p (A A B)= 0 y p o r lo t a n t o la f ô r m u l a o u e d e p ( A U B) = p(A) +
p(B). No o b s ta nt e, C ahdano se da c u e n t a d e la d i f i c u l t a d y ,
a u n q u e t o d a v i a no da con la s ol u c i ô n , s e n a l a n u e est a es sôlo
una a p r o x i m a c i ô n , una c o n j e t u r a (pag. 60).
Asi le s u c e d e q u e en el c a s o de très d ados, en
que el p r o b l e m a se c o m p l i e s a ü n mâs, se d e c i d e por m u l t i p l i c a r
u n a p r o b a b i l i d a d por el n O m e r o de t i r a d a s nar a o b t e n e r la m en -
c i o n a d a " i g u a l d a d " o p r o b a b i l i d a d 1/2, o b t e n i e n d o asi de he-
c h o una m e d i a a r i t m ê t i c a . P o d e m o s ver u n e j e m p l o t i p i c o de e s ­
te r a z o n a m i e n t o en la p a g . 64.
CoA dano, por su p a r t e no h a b l a de p r o b a b i l i d a d ,
s in o de p o s i b i l i d a d e s y de " t o t a l d e l c i r c u i t o " , aqui ya estâ
i m p l i c i t a la idea de e q u i p o s i b i l i d a d de t o d o s los c a s o s posi-
bles, ide a que i n t r o d u c e g r a n d e s d i f i c u l t a d e s en la d e f i n i c i ô n
de p r o b a b i l i d a d y q u e ha s i d o t r a t a d a p o r c as i t od o s los a u t o ­
res. Otr a de las i d e a s de CoAdano es la d e t i r a d a s fav or ab le s,
que est â en la b a s e de la d e f i n i c i ô n a t r i b u i d a a L a p ^ a c e .. Aqu i
la r égla g e n e r a l e s t â p e r f e e t a m e n t e e n t e n d i d a y p or f i n , e n la
p â g i n a 72, bie n a p l i c a d a . En c u a n t o a la d e f i n i c i ô n , q u e d a es-
t a b l e c i d a asi:
PueA h a y una A tg Z a g ^ n e A a Z , sa to &6, c o n it d ç A o A t o d o zZ
210

ccAcLLÙto, y z t ndmzAo dz tîAadcu, quz AzpAe.&zntan to& modoi

en quz puzdp. daAsz e£ punto y compn.AnA Z6Z murtzAo con zZ nd-

mzxo dzJL dzZ cÂAcuito, y dz acuzAdo con çAa pAopoAziôn

dzbzn zi-tabizczAAZ ù u apuz6tni pzAa ju g o A zn concUctonzA z~

quÀtattuas.

T o d o el c i r c u i t o son t odos los c a s o s n os i b l e s ,


los m o d o s en que p u e d e d a r s e el p u n t o son los c a s o s f av o r a b l e s ,
segün la t e r m i n o l o g i e clâ si ca . El h e c h o de c o m p a r e r e s o s n u m é ­
ros y no d i v i d i r l o s se d e b e a que lo que i n t e r e s a es la p r o p o r -
ciô n en que d e b e n e s t a r las a p u e s t a s y no el v a l o r t e ô r i c o de
la p r o b a b i l i d a d de ese s u c e s o o r e s u l t a d o de los d a d o s en c o n ­
crete .
El r a z o n a m i e n t o sin p r e j u i c i o s ni c o n o c i m i e n t o s
s u p e r f l u e s mal a pl ic ad os , s e g u r o y justo, le c o n d u c e al r e s u l ­
tado e xacto, i n c l u s o sin c o n o c e r f ô r m u l a a lguna, i n c l u s o sin
h ab e r d e f i n i d o s i q u i e r a m u c h o s de los c o n c e p t o s que l u e g o se
c o n s i d e r a r o n n e c e s a r i o s p ar a ello.
En c a m b i o v e m o s en la p â g i n a 7 4 c 6 m o d e c i d e a-
p l i c a r p r o p i e d a d e s a r i t m ê t i c a s i n t e n t a n d o g e n e r a l i z a r el c as o
de un d a d o al de dos d a d o s o al de v a r i a s t i r a d a s s uc e s i v a s .
E st as " ch a p u z a s " a r i t m ê t i c a s de r e s t a r uno, etc. no e s t â n jus-
t i f i c a d a s l ô g i c a m e n t e p o r el p r o p i o C oA dano , aparecen como
una e s p e c i e d e "idea f e l i z " y en c a m b i o c o n f u n d e el c a s o de o b ­
tener un d e t e r m i n a d o s u c e s o en t od a s y cad a una de v a r i a s t i ­
rad as con el de o b t e n e r l o al m e n o s en una de ellas. La s o l u ­
ciôn s ô l o es c o r r e c t s par a el c a s o m â s s i m p l e y la g e n e r a l i z e -
271

c i 6 n n o es vâl id a.
En c o n c l u s ] 6 n , C andanc resuelve perfeetamente,
tra s a l g u n a s ten ta ti va s, el p r o b l e m a de la apuestas, p e r o no
c o n s i g n e llegar a r e s o l v e r el de la d i v i s i ô n , es d e c i r el r e ­
p a r t o de las g a n a n c i a s c u a n d o el j ue g o se i n t e r r u m p e a n t es
de su c o n c l u s i ô n . El e n f o q u e de est e a u t o r no se va a r e p e t i r
en los a u t o r e s p o s t e r i o r e s , q u e c o n s i d e r a n s u p e r a d o p o c o a
p o c o el tema de los jue go s e q u i t a t i v o s . Ya es c o n o c i d o g e n e ­
r a l m e n t e c u â n d o un jue go es j us t o y c u â n d o no, en c a m b i o el
p r o b l e m a de la d i v i s i ô n p e r s i s t e . T a A ta g tù i i n s i s t e en el tema
de la d e s c o n f i a n z a de los j u g a d o r e s r e s n e c t o a las s o l u c i o ­
nes de los " geômetras", p o r q u e c u a l n u i e r a o u e sea el m o d o en
q u e se haga la d iv is i ô n , s e r â c a u s a de litigio, dice.
P zvzA o nz, en 1558, toma el p r o b l e m a al rêvés, y
c o n s i d é r a los j u e go s que le q u e d a n p or g b n a r a cad a j u g a d o r
y no los que ya ha g a n a d o c a d a uno. E n u n c i a una rég la c o r r e c t a
pero, c u r i o s a m e n t e , no la s a b e emp le ar , ni s i q u i e r a lo intenta,
y d e c i d e sin m âs i n v e s t i g a c i ô n que en el t e r c e r j u e go "se do-
b la la d i f i c u l t a d y el p e l i g r o " y m u l t i p l i e s n o r dos el r e s u l ­
t a d o ant er io r, (pag. 81). El m é t o d o de e s t e a u t o r es s e g u i d o
posteriormente por Tzhm at y se p u e d e d e c i r o ue es el p u n t o de
v i s t a c o r r e c t o d e s d e el c ua l c o n t e m p l e r el p r o bl em a, p e r o to-
p a m o s una vez m â s con una d e c i s i ô n a p r e s u r a d a que é v i t é c â l c u ­
los f ar ra go so s, c â l c u l o s q u e en r e a l i d a d no lo e ra n tanto.
G aZX Zzo a b o r d a m â s d i r e c t a m e n t e q u e los a n t e r i o -
res el p r o b l e m a de la e q u i p r o b a b i l i d a d . Ya C aA dano h a b l a b a de
a s t r â g a l o s y d a d o s h on e s t o s , no t r u c a d o s y se e n c o n t r a b a en
272

su Concepcion de circuito completo una idea de la equiposibi­

lidad de cada elemento de ese circuito. GatiZzo habla de un

dado perfecto, que puede detenerse indiferentemente sobre

cualnuiera de sus caras. (pag.83). Este es uno de los puntos

importantes nue quedan pendientes todavia en nuestros dias.

El modelo matemâtico de la probabilidad renuiere, para la apli-


caciôn de la definiciôn, la equiprobabilidad de todos los ca­

sos posibles; pero este modelo es escasamente aplicable a los

sucesos o experimentos empiricos.


El p r o b l e m a d e la d i v i s i ô n de las a p u e s t a s en
el cas o de un juego que se i n t e r r u m p e a nt e s de su t ê r m i n o ha
q u e d a d o aislado, c o n cr et ad o, en el m o m e n t o en nue los c i e n t i -
ficos f r a nc es es tom an el r e l e v o de los i t a l i a n o s y en el s i ­
glo XVII P«6cat y TzA m at e n t r a n en contacto. En esa éno ca na-
cen t a m b i ê n las p r i m e r a s s o c i e d a d e s c i e n t i f i c a s y sus n u b l i -
c a c i o n e s p e r iô di ca s: la Roy al S o c ie ty de Londres, en 1660 y
la A c a d é m i e des S c i e n c i e s de P a r i s en 1665.
La s o l u c i ô n de PzA m at c o m p o r t a u n a i m p o r t a n t e in-
n o v a c i ô n m e t o d o l ô g i c a , c o n s i s t e n t e en la c o n s i d e r a c i ô n de t o ­
dos los c as o s a b s t r a c t a m e n t e p o s i b l e s , i n c l u i d o s a q u e l l o s que
p a r e c e n s u p e r f l u e s por ser n o s t e r i o r e s a la t e r m i n a c i ô n del
juego, por hab er g a n a d o ya a l g u n o de los c o n t r i n c a n t e s . Se da
por p r i m e r a vez el s a l to de la p râ c t i c a del jue go a un c o n c e p ­
to v e r d a d e r a m e n t e general.
El primer planteamiento de TzAmat consiste en
considerar lo que el jugador que acepta no jugar una tirada
debe retirer de las apuestas hechas como conpensaciôn por la
273

v e n t a ja que c o n c e d e (nag. 94 y 95).


PoA coi por su parte, huy e del m é t o d o b a s a d o en
las c o m b i n a c i o n e s . E s t a d e c i s i ô n se h ac e c o m p r e n s i b l e si p e n ­
s â m es en las h o r as de c â l c u l o s i n t e r m i n a b l e s que d e b i ô pas ar
en c a l c u l e r d i v e r s e s p r o b l e m a s n u m é r i c o s de los eue inv es ti -
gaba, y q u e le h a b î a n d e s a n i m a d o de i n t e n t e r c a l c u l e r v a r i a c i o -
nes en e j e m p l o s de m â s de très e le m e n t o s . B u s ca por lo t an t o
c a m i n o s m âs c ortos, u na s v e c e s c o n m a y o r for tu ne q ue otras.
Asi, p o r eje mp lo , en los c â l c u l o s de las nag .9 7
y 98, r a z on a c on a d m i r a b l e cla ri da d:
C uando ju z g a n doA ju g a d o A Z A , poA z j m p t o , en Za z a p o A ti-

d o i, if crtc(<itmo h a p a & s to en j'u z g o 32 p Z s t o C a A . . . i l oJL p n À -

m zAo g a n a , tz pzA Zznzczn 64 p lA to Z o A ; A i p iz A d z , Iz p z A tz n z -

cen 32. PoA l o ta n to . A i p A z ^ iz A z n no o A A iz A g a A z A t a p o A tid a

y A zp o A o A A z A i n ju g o A la , z l p A im z A o debe d z z iA :'E A to y A zgu-

Ao de tz n z A 32 p iA to lo A , p u zA in c liiA o l a p tA d id a me la A da;
pzA o zn c u a n to a lo A o tA o A 32, puede aza quz I oa c o n A ig a yc,

puede A zA q u z I oa c o n A ig a Pd. z l azoA ZA c l m iA m o . V iv id a w o A

p u zA c A to A 32 p i A t o l o A poA l a n ita d , y dôme odemÆt I oa 32

qu z tz n g o A z g u A O A '. T z n d A d poA t o f v t o 4 S p iA to lo A y z l o tA o

16...

Y c o n t i n u a asi a n a l i z a n d o c a d a una de las t i r a ­


das, q u e eran très, sin c o m e t e r n i n g d n error, pue s no se ha
p u e s t o a i nt e n t a r a p l i c a r c â l c u l o s g e n e r a l i z a d o s . La d i f i c u l ­
tad de la g e n e r a l i z a c i ô n de un p r o c e d i n i e n t o se p r é s e n t a aquî
de m a n e r a é vi dente, m â s a d e l a n t e en el m i s m o r a z o n a m i e n t o se
ve i n c l u s o o b l i g a d o a p a s a r al latin, p o r a u e no es c a p a z de
274

c o n t i n u a r en francés.
El p l a n t e a m i e n t o del p ro b l e m a es aouî t odavia
"Dado un n u m é r o c u a l q u i e r a de p a r t i d a s , e n c o n t r a r el v a l o r de
la primera", (pag.99). La s ol uc iô n que p r o p o n e es m u y a mbicio-
sa en su c on ce pc iô n, p e r o al i ntentar apl ic ar un m é t o d o g e n e ­
ral cae de n u e v o en la m a g i a de los n û m e r o s y p r o n o n e un m é t o ­
do b a s a d o en lo p r i m e r o s n û m er os p a r e s e i m p a r e s y en d i v e r ­
sas c o m b i n a c i o n e s de los mismos.
Los m é t o d o s de r e s o l u c i ô n de VoA caZ y EzA m at di-
fieren en p r i me r lugar por lo sig ui en te : el p r i m e r o c a l cu la
en f unciôn de las p a r t i d a s que fal ta n a cad a j u g a d o r para t e r ­
m i n e r el juego, es decir, par a ganar. N o c a l c u l a s o b re las p o ­
s i b i l id ad es de g a n a r sino s obre la p a r t i d a de g a n a n c i a segu-
ra. E m p i e z a por el final y se va r e m o n t a n d o p o c o a p o c o hasta
la p r i me ra p a r t i d a (pag. 107). En c a m b i o VzA m ot c o m i e n z a por
el p r i n c i p i o y va a v a n z a n d o de p a r t i d a en n ar tida, p e r o con-
s i d e r a n d o todas la p o s i b i l i d a d e s de o b t e n e r el v al o r g a n a d o r
en un n û m e r o d e t e r m i n a d o de tiradas, i nc l u i d a s a q u e l l a s que
son m e r a m e n t e a b s t r a c t a s (pag. 108). LLega h a s t a el m o m e n t o
en que en todos los c asos haya g a n a d o uno de los dos jugado­
res en la tirada de que se trate. T e n d r i a m o s pues, p a r a c a l c u ­
ler la p r o b a b i l i d a d de un res ul ta do , una f r a c c i ô n en la nue
h a b rî a en el n u m e r a d o r las p a r t i d a s f a v o r a b l e s r e a l e s y en el
d e n o m i n a d o r las p a r t i d a s p o s i b l e s a bs tr actas.
P o A c a l., en su r e s p u e s t a d e l 24 de a g o s t o 1654,
e xp on e la f amosa o b j e c c i ô n de P o b zA v a J t a este m é t o d o de résolu-
275

ciôn (pag. 119). En el c a s o de dos jugadores, c u a n d o le f altan


p a r a g a n a r dos p a r t i d a s al uno y très al otro,
E-6 a n CAAOA boACLUz pa A a h a c z A l a d i v i A i â n io b A Z l a A u -

p o A ic iâ n d z q a z A z ja z g a z n c u a tA o p a A lx d o A , p u z A to q u z , cuan­

do I z fa lta n doA p a A ttd o A a l u n o y tA ZA a l o tA o , no zA n z c z -

AaAÂo q u z AZ j u z g u z n c u a tA o p a t t i d a A , p u d lz n d o A u c z d z A q u z

no AZ j u z g u z n mâA que doA o tA Z A , o q u iz d z n A z a t id a d I oa

c u à tA o ■

y a A i no v z i a poA q u i A z p A z tz n d z h a c z A la ( U v i A i ô n ju A -

t a m z n t z A o b A z u n a c o n d ic A .â n ^ i n g i d a d z q u z AZ ju g a A d n c u a tA o

p a A t id a A , a la v iA ta dz quz la c o n d ic iâ n n a t u A a l dr.j ju z g o zA

q u z no AZ A zgu A d ju g a n d o z n c u a n to u n o d z I oa ju g a d o A Z A ha­

ya g a n a d o y q u z A i zAo no zA a i a l A o , a l mznoA no Z A ta n a d z -

m o A tA a d o .

En las p â g i n a s 1 2 0 - 1 2 2 e n c o n t r a m o s la r e s p u e s t a
de P aA cal : si u n o de los dos ya ha ganado, le serâ i n d i f e r e n -
te s e g u i r j u g a n d o h a s t a c o m p l e t a r las c u a t r o par ti da s, p u e s t o
q u e e s o en nad a a l t e r a r â el r e s u l t a d o del juego. P o d e m o s v e r
el e s q u e m a c o r r e s p o n d i e n t e en la p â g i n a 108 de est e trabajo.
Pero a continuaciôn, al aplicar el mismo método

al caso de très jugadores, se ve c6mo P aA cal no lo ha coropren-

dido enteramente, no es capaz de aplicarlo y vuelve sobre sus

afirmaciones anteriores, le parece ahora que el juego deberia

detenerse y asegura que si no se ha pactado terminar el nûmero

de partidas en cualquier caso, incluso cuando ya ha ganado al­

guno de los très, el método no vale, los resultados son dif e ­

rentes en uno y otro caso, asi pues concluye:


276

Ca z c h a b z A lz hacho ccu w ccA ( lA l quz z l m é to d o d z t o 6 com -

b ln a c io n z A Z6 bu znc z n tA Z d a jiig n d o A Z A po A a c c  d z n t z , como

t / v v b ié n Co ZA a vzczA z n t A z tA Z A ju g a d o A z A , como c u a n d o I z

(^aC ta a n a p a A t d a a t u n o , una a t o tA o u dcA a t o tA o , poAquz

zn z A tz coA o zt m o v zao d z p o A t id a A z n to A quz zt ju z .g o z A ta -

Ad tZ A m in a d o no b o A ta p a r a h aczA ganaA a doA; p zA o no ZA g z -

n z A a t y no zA b u z n o g z n z A a C m z n t z mdA q u z zn z l coA o zn q u z

AZ a j u A t a n a ju g a A u n niovzAo d z t z A m t n a d o d z p o A tC d o A z x a c ta -

m z n tz .

El m é t o d o n o es g en eral, en su opiniôn, sôl o es


v â l i d o en a l g u n o s c a s os p o r a cc id en te , por c a s u a li da d. Est e
es un m o m e n t o f u n d a m e n t a l p a r a c o m p r o b a r has ta gué p u n t o es
Fzvm t y no PaAcal n u i en est â en d i s p o s i c i ô n de r e s o l v e r este
p roblema, de h e c ho g u i e n lo ha r e s u e l t o ya en esa época,
como se o b s e r v a por la carta s ig ui en te , de 25 de septiembre,
en la que F z A m a t, c o r r i g i e n d o c o n g ra n d e l i c a d e z a el e r r o r de
su c o r r e s p o n s a l (pag. 131-132) , al m i s m o t i e m p o a p r u e b a com-
p l e t a m e n t e la r e s p u e s t a de P oA cal a R obzA val y p r o p o n e aûn otr a
explicaciôn:
PzA o como z l A zn o A d z P o b z A v a l zA to A X a . q u iz d . mdA A c c tiA -

(c c h o v tz n d o u n a A o lu c td n aIa n i.p u n a A t t ^ t c i o , y dadc quz

é A ta puzdz a veczA p A o d u c u A m é to d o A a b A z v ta d o A p o A a muchoA

caA oA , h é la a q u i zn z l z jz m p lo p A o p u z A to (pag.133)__ Vla

A z g la ZA b a z n a y gzn zA o l zn to d o A Io a coaoa, d z modo q u z , A in

A z c u A A iA a l o A t l { , l c l o , lo A c o m b ln a c lo n z A vzA dadzA aA zn cada

nûmzAo d z p o A t ld a A p A o p o A c lo n a n a u A o l u c l â n y haczn vzA. l o


in

q a z liz (U c h o a l c o m lz n z o , quz la z x tz its ld n a an c lz A t o nw vz-

Ao d z p a A t id a b no ZA o tA a c c A a q u z l a A z .d u c z l6 n d z d lvzA A O A

^ A a c z lo n z A a un mlAmo d z n o m ln o A o A . E i t z ZA z n p o c a b p a la b A a A

to d o z l m lA t Z A lo , q u z noé v o lv z A d a z o lo z o A A i n d u d a z n b u z -

»ia I n t z l l g z n z l a , p u z A to q u z z l u n o a z l o tA o no buAzamoA A l -

no l a A azdn u l a vzA dad.

La dificil facilidad de E z’m a t es asornbrosa. La

soluciôn le parece lo mâs sencillo del mundo, una reducciôn

de fracciones a cotndn denominador. Y asi es, naturalmente, pe­

ro solamente una mente tan clara y lûcida como la suya podia

ver la generalizaciôn donde otros se perdian en farragosas con-

sideraciones. Su seguridad es absolute, no pone en duda ni un

instante que estâ en lo cierto, es P o A z a l quien tiene el proble­

ma de aceptar aprender sin ofenderse, si es que realmente bu s ­

ca la razôn y la verdad y no otra cosa. E zA m at en sus cartas

no esconde nunca su método, no se guarda ningûn triunfo, no

extravia a su corresponsal con falsas pistas. En casi todas

sus cartas incluye también enunciados aritméticos, problemas

numéricos, pero nunca se deja influir por ellos en el senti­

do de perderse intentando acortar el desarrollo lôgico con

ninguna propiedad mâgica de los nûmeros nriraos o de los cua-

drados perfectos.

Y por fin P o A c a l se rinde, admite humildemente

su derrota. El problema de los partis estâ resuelto de m a n e ­

ra definitive, pero ello marca tambiên el fin de la relaciôn

entre los dos hombres. Nunca llegarân a conocerse personalmen-


278

te, y solo c r u z a r S n dos c a r t a s m â s , ( p â g i n a s 151-154) d o n d e


PaAcal se n e g a r â al e nc ue nt ro . Sus r a z on es no son s uf i c i e n t e -
m en t e c o n v i n c e n t e s , la h u m i l l a c i ô n habia sido d e m a s i a d o g r a n ­
de. Le llama el m e j o r g e ô m e t r a de Europa, sin dud a con razôn,
p er o ana de que la G e o m e t r î a es inûtil, es b ue n a p ar a ensayar,
p er o no par a e m p l e a r n u e s t r a fuerza. No o bs tante, si b i e n c o ­
mo matemâtico Paàcai no tenîa el a t r e v i m i e n t o y la o s a d î a del
genio, en o t r os c a m p o s es i n d u d a b l e su cap ac id ad . Asî en las
a p l i c a c i o n e s de esa m i s m a teorîa que e n t r e êl y fz A m a t habîan
creado, llega tan lejos c o m o e r a p o s i b l e imaginar: la apu es ta
a c e rc a de la e x i s t e n c i a de Dios, nue cornentaremos m â s a d e l a n ­
te.
La s o l uc iô n de F c A c ra t c o m i e n z a a ser c o n o c i d a por
los m a t e m â t i c o s de la e p o c a . En 1656, C aA cavl le c o m e n t a b a ya
a H u u g en é que P zA m at tenîa la s ol u c i ô n g e n e r a l (pag. 133).
En el siglo XVII aparece el designio divino co­

mo algo que interviene en las leyes de la naturaleza y las mo­

difies. La apuesta de PaA cal es la primera tentative de apli­

car una de las primeras derivaciones de la teorîa de la oro-

babilidad a los problemas de la filosofîa o de la vida coti-

diana. En este caso se trata de decidir la norma de acciôn y

el comportamiento que se ha de observar en esta vida con el

fin de asegurarse el mejor resultado posible ante una situa-

ciôn aleatoria como es la indemostrabilidad de la existencia

de Dios por otras vias que las teolôgicas, que ya presuponen

la fe, es decir, ante la imposibilidad de una demostraciôn


279

cientî fi c a .
I n d e p e n d i e n t e m e n t e de su e nf oa ue , que es n u e v o
y o r i g i n a l a d e m â s de a mb ic i o s o , se p u e d e n o b s e r v a r en c u a n t o
al m é t o d o e m p l e a d o dos p u n t o s s i g n i f i c a t i v e s : la a p l i c a c i ô n
r i g u r o s a de u n a n a c i e n t e T e o r î a de la D e c i s i ô n nue p r o v i e n e
d el A r t e de P e n s a r (Lôgica de P o r t- Ro ya l) y n u e e n l a z a r â con
el Ars C o n j e c t a n d i de BzA.nouUÂJLL , p u b l i c a d o en 1713, y la n a t u ­
r a l e z a m i s m a del t ex t o d e P a A c a l, que es un t ex t o i n ê d i t o en
v i d a d el autor, p o r lo t a n t o no fué c o r r e g i d o por él, y o fr e -
ce c u r i o s a s p a r t i c u l a r i d a d e s : a l g u n o s p u n t o s a p a r e c e n sin d e s -
a r r ol la r, s i m p l e m e n t e se e n c u e n t r a un etc. en lugar d e la ar-
g u m e n t a c i ô n c om p l é t a . A p a r e c e n t a m b i é n n o t a s al m a r g e n que
son p s o t e r i o r e s a la p r i m e r a r e d a c c i ô n y q u e se i n s e r t a n con
d i f i c u l t a d en la c o n t i n u i d a d del r a z o n a m i e n t o .
El t î t u l o de la A p u e s t a es en r e a l i d a d I n f i n i -
R ie n , una c o n t r a p o s i c i ô n e n t r e el i n f i n i t e y la nada. A p a r e c e
la i n f i n i t u d d i v i n a p e r o t a m b i é n el i n f i n i t e m a t e m â t i c o , i n ­
c l u s o d i v e r s e s tip os d e i n f i n i t e m a t e m â t i c o . q u e se c o n t r a p o -
nen a n u e s t r a nada, a la f i n it ud de p l a c e r n u e se o b t i e n e en
una v i d a m un da na , v i v i d a de e s p a l d a s a Dios.
En u n a s i t u a c i ô n en la que la c i e n c i a n o p u e d e
h a c e r n ad a p or n o s o t r o s , p ue s la i n c e r t i d u m b r e no es la v i a
de la c i e nc ia , a p o s t a r p u e d e p a r e c e r una l o c u r a i r r e s p o n s a b l e
a l g o p o c o d i g n e de c o n s i d e r a c i ô n o estima, si no f uera por la
e s p e r a n z a : el j u g a d o r a p u e s t a p o r q u e e s p e r a ganar, p e r o t a m ­
b i é n se h a c e n con una e s p e r a n z a los v i a j e s por mar, las b a t a-
1 1 a s . . . ( p a g . 160).
28 0

Es est e un texto que ha t e n id o qra n i n f l u e n c i a


a la vez sobre t e ô lo qo s f il ôsofos y m a t e m â t i c o s .Se ha c o m en -
tado d e s de todos los p u n t o s de vista y ha t e n id o e n s a l z a d o -
res y criticos, como el p r o p i o M o tta lA Z . D es d e el p u n t o de v i s ­
ta m at e m â t i c o , es n o t a b l e o b s e r v a r lo bie n nue se a j u s t a a la
T e o rî a de la D e c i s i ô n tal como se aplica en la a ct ua li da d, con
todo el b a g a j e m a t e m â t i c o s i m b ô l i c o moderno. En las o â g i n a s
162 a 166 se e x p o n e e st a t eorîa e s q u e m â t i c a m e n t e . Se o b s e r v a
pues el c a r a c t e r de s o l u c i ô n d e f i n i t i v a que tiene la teo rî a
i n v en ta da por P o A c a l, sus s u c es iv os p e r f e c c i o n a m i e n t o s m e t o d o -
lôg ic os sôlo se han a p l i c a d o a la s i m b o l i z a c i ô n y e x p r e s i ô n
m o d er na s, y a g e n e r a l ! zac io ne s de m e n or i m n o r t a n c i a .
En esta m i s m a d i r e c c i ô n a n u n t a n los û l t i m o s ca-
p î t u l o s de la L ô g i c a de P ort-Royal, que c o n s t i t u y e n una s r e ­
glas para la c o n d u c t a de cada dîa. El art e de o e n s a r en sus
u l t i m a s pâginas, la p ar t e IV nue se t i t ul a Del Método, e n s e n a
côm o se deb e c o n d u c i r el h o m b r e ante las d i v e r s a s a l t e r n a t i ­
ves que le o f r e c e en m u n d o en a qu e l l a s o c a s i o n e s de i n c e r t i ­
d u m b r e en las que deb e tomar una decisiôn: la c r e e n c i a en los
suc es os e x c e p c i o n a l e s o m i l a g ro so s, los suc es os futuros, etc.
Lo mâs n o t a b l e de esta car te IV es nue a p a r e c e
por p r i m e r a vez en ella la p a l a b r a p r o b a b i l i d a d en el s e n t i d o
actual, c om o alg o m e d i b l e y a la vez e p i s t e m o l ô g i c o . En est e
m o m e n t o se e f e c t u a explîcitaraerrte la u n i ôn (1662) . En las pag.
1 81-184 se e n c u e n t r a n d i v e r s e s e je m p l o s de a p l i c a c i ô n d e est e
"nuevo" concepto.
281

La inferencia y la decisiôn aparecen ahora como

un nuevo tipo de razonamiento no deductivo, que se desarrolla

ayudado por un nuevo tipo de evidencia: la evidencia interna.

Esta evidencia ya no depende del testimonio de la autoridad.

Los signos se convierten ahora en evidencia interna y por fin

la probabilidad se vuelve posible. El mundo ya no es eviden­

cia externa, el libro escrito por Dios, sino evidencia inter­

na que sôlo se explica por la existencia de ese Dips.

La decisiôn se aplica en funciôn de la utilidad


de cada acciôn y de su probabilidad de llegar a la existencia.

En la pâgina 183 encontramos ejemplos famosos de sucesos de

probabilidad muy pequena que, aunque se aplique a ganancias

énormes no nos producen acciones recomendables, como es el ca­


so de componer al azar, mezclando letras, la Eneida de Virgi-

lio, aunque con ello ganâsemos un reino.

PoA todo zZZo, no Aolœmntz hay quz dzAznganoA a zaoa

pzAAonai quz toman pazcauctonzi zx.tA.aoAdlna'u.ai z tnopoatu-

nai poAa coiiAZAva.'i au vida y au AaZud, moAtAdndolzA quz zAaA

pAzcauctonzA Aon un mal mâA gnandz dz lo ouz puzdz Aznlo zl

pcJLCgAo tan Zzjano dzl accÂdzntz quz tzman; Atno tajnbÂ.én hay

quz dzAznganoJi a tantoA pzAAonaA quz no aazonan zn aua zmpaz-

AaA dz otAo modo nuz dz éAtz- hay bzlÂgAo zn zAtz négocie,

luzgo ZA maCo; hay vzntaja zn aquzl, luzgo C4 buzno; puzAto

quz no ZA ni poA zl pzligao ni poA laA vzntajaA, Aino poA

la pAopoAcÂ.ân qaz hay znXxz zIZoA, poa lo qaz hay quz juzgaA.

...Sôlo loA COAOA InfiinitoA, como la ztzAnidad y la Aol-

vaciôn no puzdcn AZA igualadoA poa ninguna vzntaja tzaipoAoZ;


2^2

u ail no Ac ZûA dzbz ponzA nunca en la balanzn con ninguna

de. ZaA coAaA dzt mundo.

En la obra de John h'iJJzinA aparece también esta

idea de la evidencia interna, o evidencia probables. El mundo

es considerado como evidencia interna que sôlo se explica por

la existencia de un Dios. Ahora Dios es también objeto de opi­

niôn probable. La evidencia propuesta por W ilk in A es triple:

demostraciôn, testimonio y experiencia; pero la experiencia

depende a la vez de los sentidos y del entendimiento y es la

evidencia que corresponde a la probabilidad.

En esta época las ciencias de la Naturaleza fas­

cinan y se busca en ellas la justificaciôn de los principios

religiosos. Todos los filôsofos y cientificos del momento se


ocupan de los problemas de la intevenciôn de la divinidad en

las leyes del universe, como Mewton o L e ib n iz . VzAhcm, cuya obra

entra ya en el siglo XVIIT, se ocupa todavia de ello, aplican-

do sus investigaciones a las relaciones estadisticas entre el


hombre y los animales, lo que ahora llamariamos el equilibrio

ecolôgico. Para este autor, los seres vivos fueron creados por
Dios en un perfecto equilibrio en cuanto a su nûmero, habitat
y vecindad de unos y otros. Las proporciones estadisticas se

mantienen desde entonces. La teorîa evolucionista aûn no ha-


bîa visto la luz. En cualquier caso, las correlaciones esta­
disticas nacen con VeAha/n,

En esta lînea del designio divino encontramos

a otro autor de gran talla, Aabcothnot, traductor de la obra de


HuijgcnA al inglés. Su concepto de probabilidad es muy moderno.
283

hay un orden de la naturaleza y la matenatizaciôn es siempre

posible, aunque la ignorancia humana a veces la dificulte:

E t Iz.ctofi obAZAvand aoul ta fiUZfiza dz loi ndincAoi ,quz

AZ puzdz aptica/i con éxiXa inctuAo a aquzZùiA coaoa quz uno

imaglnaala no zAtân AujztaA a hz.gtaA. Muy pocoô coaca cono-

czwoA quz no puzdan Aza fizducidoA a un Kazonainlznto matzjnd-

tico y, cuando no puzdzn Azato, ZAo za un -i/gno dz quz nuzA-

tao conocÂmiznto dz zZtaA zA muy pzquzno y con^uAo: y dondz

AZ puzdz hacza un aazoncmUziito matzjndtico ZA unn g/uui ôocu-'ia

utitizaa cuatquiza otao, como patpaa uno. co-ja en la oAcuaidad

cuando tznzmoA una vzta al tado. Cazo quz z.Z cdlculo dz la

Cantidad dz Paobabitidad dzbz AZà conAidzaado como una zApz-

culacÂdn muy util y zntaztznida y aplicado a gfian ndmzAo dz

AuczAoA quz Aon accidzntalzA, adzmdA dz a IcA juzgoA: Aolo

quz zAtoA COAOA Azadn in^initamzntz mdA conf,uAoA, poaquz dz-

pzndzn dz poAibilidadzA quz la mayoa pantz dz loA hombazA ig-

nofian; y como ya hz apuntado antzA, todaA Ioa politicaA dzl

mundo no Aon mdA quz un tipo dz cndliAiA dz la cantidad dz

paobabilidad dz Auczaoa coAualzA, y un huzn politico no ZA

mdA quz un dizAtAo zn talzA cdlculoA} Aclo quz loA pninci-

pioA QUZ AZ utilizan en la Aoluciin dz talzA paoblzmoA no

puzdzn ZAtudioAAz en un lugaa czhAado, Aino quz dzbzn adqui-

AiAAz mzdiant.z la obAzAvacidn dz la humanidad.

En su interesant.e ensayo acerca de la probabili­


dad de los nacimientos de hombres y mujeres y de la interven-

ciôn del designio divino respecte a la proporciôn constante


284

que se observa entre ambos sexos (seqûn los datos por él re-
cogidos), utiliza la distribuciôn binomial, cuyo fundamento

se puede encontrar en el Apéndice al final de estas Conclusio-

nes. Los razonamientos de A-rbatlmot son correctes, aunque su-

pone que la probabilidad de nacer hombre o mujer es a priori

1/2 y por lo tanto el que haya mâs hombre que mujeres es de­

bido a una intervencién exterior, de la divinidad. Por otra

parte, no reconoce como ley de la estabilidad de las frecuen-

cias el que, en los ochenta y dos anos que considéra, la pro­

porciôn entre hombre y mujeres se haya mantenido y lo considé­

ra mâs bien como una jugada de dados, cuya reneticiôn ochenta

y dos veces parece extrana.

También aprovecha la argumentaciôn para defender


la monogamia, aunque desde el punto de vista exclusivamente
masculine, pues "si un hombre toma veinte esposas, diecinueve
hombres deberîan vivir en celibato, lo que répugna al desig­

nio de la Naturaleza". No se le ocurre el ejemplo contrario,


en el que una mujer tomase veinte esposos, tal vez porque esa
eventualidad repugnaba mâs a la moral de la época que la otra,

que al menos resultaba bastante pensable.


También Nizuwzntyt es partidario de la teorîa

del designio divino, aunque su campo de aplicaciôn preferido


es el mismo cuerpo del hombre: las interrelaciones de los di­
ferentes ôrganos y la coordinaciôn de los mismos para la uti-
lizaciôn por parte del hombre.

Todavîa en el siglo XVIII encontramos rastros


285

de estas aplicaciones morales de la Teorîa de la Probabilidad.


BauzA y Paîcz. apelan también al designio divino. Los hombres

del XVIII reaccionan contra un nuevo dogmatisme, el de los re-

formadores. Las leyes de la Naturaleza no son mâs que modoe

de las operaciones divinas, la doctrina newtoniana triunfa,

(pag. 202).

BaijzA introduce las probabilldades a oriori, ba-

sadas en el conocimiento de las frecuencias de un suceso en

el pasado. Partiendo del conocimiento del pasado se trata de

calcular el future. El suceso por lo tanto ha de ser repeti-

ble a voluntad. Pero en cambio con este método podemos desco-

nocer por completo de qué suceso se trata, podemos no saber

nada de él excepte sus frecuencias pasadas. La propuesta de

BayçA es en cierto modo inversa a la de HoivAz: no requieie un


nûmero infinite de pruebas ni parte de la probabilidad para

ver como la frecuencia se aproxima a ella, sino que parte de

un nûmero dado de frecuencias para llegar a la probabilidad.

Esto en lines générales, auqnue hay que matizar. Paicz. lo ex-

ponîa asî:

Et AznoA dz HoivAz, zt gaan ZAtudXoAO dz zAta pahXz dz

InA mcutmdticab, zn AuA LzyzA det. Azoï, Ai.gvU.zndo a BzAitoui-


tCi, y con an att.o goado dz zxacXitud, ha dado AzgtaA paaa
halta.n. ta pAobabitidad, zAto ZA, quz Ai Az haczn un gaan nu-
mzAo dz pAuzboA pafia cada AuczAo, ta paopoaciân dzl nwvzAo

dz VZCZA zn quz zAtc apaAzcz AzApzcto al nwnzAo dz vzczA zn


quz (fiacoAa en zAaA pAuzboA, cU^zAiAd zn mznoA dz unoA tiivi-
lib

tzb pAcJfijadoA dz ta pAopoficldn zntAz la pAobab.UXdad dz iu

éxi.tc (j dz Au ^aacaAo zn una Aola pauzba. PzAo no conozco a

nacUz quz haija moAtAado c6mo dzducia ta AotucUdn dzZ pAoblz-

ma invzAAo, ZA dzciA, "dado zJL nwnzAo dz vzczA z.n quz un au -

czAo dzAzonocA.do ha Auzzdido y ^AacaAado, hattaA la chancz

dz quz la probabilidad dz quz Auczda zAti zntr.z doA gradoA


dz phcbabiKdad pAz^ijadoA cualziqiuzAa'’.(pag. 205).

También aqui, en todo caso de cualouier orden

particular de recurrencia de sucesos, hay razones para pensar

que esa recurrencia es derivada de causas estables e innatas

y no de cualquiera de las irregularidades del azar. La trama

del mundo tiene leyes fijas. El designio divino actua.

Otra idea interesante que se ha adjudicado a

Bayes es el principio de distribuciôn uniforme de la igno­


rancia . Bajo este nombre ingenioso se esconde el ya tratado

concepto de equiprobabilidad de los casos posibles. Segûn al­

gunos autores, SaijzA supondrîa este principio, pero una autori­


dad de la talla de Karl PzaMAon afirma que el primero no estaba
satisfecho con partir de ese principio, aunque lo aceptase co­
mo hipôtesis de trabajo. Hay que tener en cuenta que el texto
de BayzA es (de nuevo) un texto pôstumo, es decir, no entera­
mente concluido por el autor y que los problemas son a veces
equîvocos, se prestan a diversas interpretaciones. En el apên-

dice se puede encontrar la expresiôn moderna del Teorema de


Bayes.
287

Tras la resoluciôn definitiva de los principales

problemas planteados por la Teorîa de la Probabilidad, comien-

7,an rSpidamente las diversas aplicaciones a desarrollarse. Ya


hemos visto muchas de las aplicaciones de la misma, algunas

de las cuales surjen casi contemporaneamente a la teorîa mis­

ma. En la pâgina 212 se encuentra un resumen de las mismas.

Una de las aplicaciones mâs originales se debe a Leibniz, que


introduce la idea de jurisprudencia natural y que reclama la

apariciôn de una nueva lôgica que tratarîa de los grados de

probabilidad. La certeza moral es uno de los conceptos fonda­

mentales de este autor. Los grados de probabilidad serîan en

realidad los grados de certeza.


Pero es en la jurisprudencia natural donde apa­

recen las probabilldades condicionadas o relatives a los da­


tos por las que tanto se interesô Baya. Para varios autores

toda probabilidad es condicional, estâ en proporciôn a lo que


conocemos. En este caso también la ausencia de notaciôn ade­
cuada impedîa el câlculo de esas probabilldades. Ya vimos que
ello producîa los errores de CoAdano e impedîa el desarrollo

de estas ideas de Leibniz. Para llegar a este conceoto, ademâs,


no se puede partir de los juegos de azar, hay nue partir de un
punto de vista epistemolôgico.
La evidencia interna es considerada por Leibniz

bajo el nombre de verosimilitud. También a él le debemos el

termine caso favorable o desfavorable, meramente oosible. Los


roraanos utilizaban ya la palabra casu para sucesos que tienen

lugar involuntariamente, pero es Leibniz quien la introduce a


288

travês de la jurisprudencia.

La media aritmêtica ya era conocida y empleada

en tiempos de Coidanc, pero después se le da un nuevo y mâs

interesante contenido, rebautizândola como esperanza matemâti-

ca, Es HuKgeju quien lo hace, designando con ese término la es­

peranza de ganancia media en una serie de jugadas similares.

Asî la chance o probabilidad es ahora de ganancia y no se tra­

ta de derechos sobre la suma apostada. Por otra parte, la

chance aparece ya como probabilidad numêrica.

Este autor es el primero que compone un tratado

pedagogic© sobre probabilidad, una exposiciôn sistemâtica y

ordenada. Le interesa el precio exacto o equitativo de cada


jugada, es decir, la esperanza matemâtica de la misma. Para
esperanza utiliza el término latino expectatio, que da lugar

después al inglés expectation. Introduce asimisroo el concep­


to de jugadas équivalentes, cuyo precio puede ser una canti­
dad determinada de dinero o bien un billete para otro juego

o loteria équivalente en cuanto a sus posibilidades de ganan­


cia. (pâgina 2221.

De 1690 a 1710 comienzan las grandes investiga­


ciones; la teorîa de la probabilidad comienza a desgajarse en

sus diferentes ramas posteriores, Asî se calculan las primeras


esperanzas de vida, la demografîa y los estudios de poblaciôn
nacen. Las anualidades, que eran muy antiguas se desarrollan
y sobre todo, se calculan correctamente por primera vez. La
estadîstica comienza su andadura.
289

El problema de la equiprobabilidad sin embargo

continûa sin resolver. El inventor del concepto fuê el propio

Leibniz, que habla de casos favorables y de casos igualmente

posibles. En favor de esta equiposibilidad, o para hacerla

posible teôricamente, Be.Anot.UCLc enuncia el principio de razôn

insuficiente: "si ignorâmes completamente la forma en que pue­

de acontecer un suceso y no tenemos ninguna base razonable pa­

ra predecirlo, puede suceder con tanta verosimilitud de una

forma como de otra". R eichenbach rechazarâ posteriormente este

principio algo dudoso:

La auAzncia dz Aazôn paAa lo ccniAaAco eA unn condlciân

dz nuzAtAo conocijiUznto; la zqui.pAcbabilidad zA una concU-

ciôn qaz Az zumpCz paAa objeioA ^Ia I c o a . î Po a qué a»i a u c z a o


IIaIco liabrla de. AzguÂA la diAzeeiôn de. la ignoAancia liuma-

na? (pag. 230}.

Algunos otros intentes de justificaciôn de este

principle se han traducido en otros tantos términos aproxima-


tivos. Igual probabilidad se ha transformado en iqual facili­

dad, igual potencia, proclividad o inclinaciôn. Leibniz identi­

fies facil con factible. (pâginas 232-233).


En el siglo XIX Laplace escribe sus dos famosos

tratados. Las ideas no han cambiado mucho; la ignorancia es


lo que estâ a la base del azar. Las cuestiones mâs importan­

tes de la vida son en su mayor parte problemas de probabilidad.


El enunciado de su definiciôn de probabilidad es el mismo que

el de Lz^cbiUz pero matizado, por esa razôn quizâ le es atri-


290

buido al primero con nreferencia a su inventor:


la -teo^tia da io^ aza'iç^i co>i6d-i-ta an fic d a c lx todc^ l a

daZ mismf aôiafiû a un cXa^Zo nt'wie^io de c a o 6 X g u a l-

meitte p o ^ l b l e i , e i d ecO t, .taleA qae n a enconXAefiioi Igualmen-

■te XndecÂAOi iob\e 4u exù>tencJ.a; (/ en deXeAmlnoA eZ nmefio

de c<uoi {^avo-iable^ aZ Auceiu a ty a pxobablZZdad i.e b iiic a . La

KazCn de e ^ te numc^o aZ de todof> l a co&oa p a X b Z e j, eA la me-

dZda de eAta pAcbabZlXdad, que no ex po-'t t a n t o 6Zna una ^Aac-

eZén cuyo numcAadoft eA e l nmeAo de eoAoi ^ a vo A a b le i y cuyo

denomXnado^L eA e l nwneAo de todo6 loA caAOi poAZbleA. Ipag.

235].

Laplace expone per fin los conceptos de sucesos

dependientes e independlentes y la probabilidad condicionada,

planteando la situaciôn que diô origen al teoreroa de Bayes.

Para él el mundo estâ determinado, la probabilidad surge de

la mezcla entre nuestro conocimiento y nuestra ignorancia.


El siglo XX introduce con fuerza el aspecto 16-
gico de la probabilidad, ya preconizado por LeZbnlz. Surge la
lôgica inductiva. CoAnap ofrece nuevas definiciones de probabi­
lidad, las de logicistas y frecuentistas:
I.- La probabilidad es el grado de confirmaciôn
de una hipôtesis h con respecte a una proposiciôn évidente e,
por ejemplo, un informe de una observaciôn. Este es un concep-
to lôgico, semântico. Una sentencia sobre este concepto se ba­
sa, no sobre la observaciôn de los hechos, sino'sobre el anS-

lisis lôgico; si es verdadero, es L-verdadero (analîtico).


291

II,- La probabilidad es la frecuencia relative

de una propiedad de los sucesos o de las cosas con respecto

a otra. Una sentencia sobre este concepto es fâctica, empîri-


ca . (pagina 242). .

En cuanto a los casos igualmente posibles, se

descubre también que el modelo matemôtico considerado como

(inico posible hasta entonces, no lo era. Otros modelos se a-

daptan mejor a ciertos fenômenos fîsicos. Asî surgen las le-

yes de Fermi-Dirac. Bose-Einstein y Maxwel1-Boltzmann (pag.

242) .

La tendencia de las dos definiciones antes enun-

ciadas es claramente objetiva, pero tambiên el subjetivismo

se ha désarroilado. El padre de la concepciôn subjetiva de la

probabilidad es BefinoaiZZX, con su arte de cohjeturar. Entre

sus innovaciones encontramos el concepto de sucesos incompa­


tibles y la ley de adiciôn de probabilidades. Mejora las de-

mostraciones de HaygenA utilizando otros métodos matemâticos

que no se habîan aplicado antes a esta rama de la ciencia, co­


mo son las soluciones grâficas, los logaritmos, el desarrollo
del binomio que da lugar a la ley binomial o de pruebas de
Bernouilli. La probabilidad para ël es el grado de certeza,
y una certeza infinitamente pequena séria lo mismo que la im-
posibilidad moral. Se trataria pues de un subjetivismo no per-

sonalista, sino fîsico, pues se basa en observaciones que se

pueden volver a comprobar.

Distingue asimismo entre sucesos contingentes


292

y necesarios, una proposiciôn se dice necesaria en relaciôn

con nuestro conocimiento cuando su contraria es incompatible

con lo que sabemos. Es contingente si no hay contradicciôn


con lo que sabemos.

Uno de los principales mérites de E e fin c u X Z L C es

el llamado primer Teorema del Limite {pag.252} que da preci-

siôn maternâtica a la ley de estabilidad de las frecuencias o

ley de los grandes nûmeros, ya conocida desde antes. Este teo­

rema sin embargo tiene el problema de que el suceso considera­


do debe poder repetirse a voluntad. No sirve para sucesos ôni-

cos, pues solo cuando el nûmero de pruebas aumenta, nos acer-


camos a la certeza moral.

B e A n o u X J IX cree en la fatalidad. Todas las cosas

en el mundo suceden por causas determinadas y de acuerdo con

reglas determinadas. Lo fortuite es sôlo una apariencia.


Esta ciencia de la probabilidad, como tantas o-

tras ciencias empiricas, comenzô pues en la experiencia, en


la comprobaciôn empirica, pero la idea de azar habia nacido
antes. Se podria decir que la idea de azar es metafisica, en
todo caso filosôfica y después es cuando pasa a la ciencia,
pero, una vez la ciencia construida, axiomatixada, el azar

vuelve de nuevo a la metafisica: asi PaAcal, A^ibathnot, Bayeé.

El entrelazamiento de las dos caras de la probabi­


lidad es tan indisoluble que nunca podrâ hacerse una teoria
de la probabilidad puramente maternâtica o puramente filosôfi­
ca o lôgica. Ahora todos son conscientes de este hecho, aunque
293

es dificil afirmar que antes de 1660 la probabilidad, aun no

formëulada con ese nombre, todavîa sin nombre propio, no fue-

se considerada dual. Este caracter ha estimulado siempre la

créatividad, hasta el punto de que una de las Oltimas aplica-

ciones mâs técnicas y especializadas de la teoria, el caso

de la fisica, llega a la conclusiôn^de énormes consecuencias

filosôficas,de que estâmes en un universo probabjilista. No

hay leyes inmutables,la materia se conduce de acuerdo (o en

desacuerdo) con el azar. Pero ésta es sôlo una etapa mâs de

la historié del concepto de probabilidad. Lo que tiene verda-

dera iraportancia es que, como hemos visto, al recorrer los

conceptos claves de la teoria nos encontramos siempre con un


trasfondo filosôflco que nos obliga a preguntarnos por el fun-

damento de ese concepto, por las relaciones que tiene con el

mundo empirico, Recordemos por ejemplo, las"posibilidades

irreales" que PciAcaZ y Pehmat se ven obligados a considerar.

Asi BehnouJJXX se darâ cuenta que el ûnico obje-

to verdadero del sistema de los posibles es el infinite, pues

sôlo al nivel del infinite la diferencia entre lo posible y

lo real tiende a cero.

Séria repetitive repasar ahora los diferentes

argumentes a favor de la relaciôn entre matemâticas y filoso-


fia, pero no podemos resistirnos a terminar citando una fra­

se de WhXtdtead en su obra ^ ciencia el mundo moderno;

Wo iJ L e g c u ii a de c A q u e h a c e A t a h J x to n X a d e t p e a a m ê e n t o

iX n e A ù ic U a A deXenXdam eyLte to A td e o A m a te m d tic o A d e Zoa a u -


29 ^

ipocoA equévaZe a AaphJjniA tt peAAonaje rfe Hmtet en

la obfia del mâmo tCtulc. QviizA AenXa excalvc. PeAo eA cjieJi-

tarieiite lo mlAmo que AupAùnlA e l papel de 0{^ella. V eAla com-

paAaclân ex ilngulanaiente exacta. Puei O^ella eA eAenelal en

la obAa, eA encantadoAa y un poeo loea. VlulamoA qae l a In-


veitigaclôn matemdtcca eA una locuAa devina del eAplnlMi hu­

mane, un àe^uglo conüia la uAgencla de loA aconteclmlentoA

contingenleA.
295

Notas

1.- LEGENDRE, A.M.: Théorie des Nombres, 1798.

2.- ARBUTHNOT, John: Prefacio a su traducciôn ^ Ratiociniis

in Ludo Aleae, de Huygens, citado por Pearson.

El reste de las notas conducen a las pSginas de esta mis-

ma tesis, donde aparecen todas las citas debidamente documen-

tadas.
APENDICE
296

APENDICE

PAobabéLcdadeA : V e ^ é n é c é â n .- Axlom oi g teoAm oA ^undm etvtaZeA. ■

AndLîAlf) combênatoAlo^ vaAlcLCÂoneA, p e m a ta c lo n e A y com blnacloneA .

V lA tA lb u c lo n e A de p A o b a b é lid a d : l a d C A tA ib a c iô n B in o m ia l.

Aunque en general se dice que una muestra es un

subconjunto de una poblaciôn, tornado al azar o por otros méto-

dos de selecciôn, y que la poblaciôn es el conjunto total o

universo, al hablar de probabilidades se suele denominar espa-

cio muestral al conjunto total de los sucesos o resultados po­

sibles de un experimento aleàtorio. Por ejemplo, si lanzamos

un dado y observâmes el nûmero que aparece en la cara supe­

rior del mismo, el espacio muestral del experimento que con­

siste en hacer una sola tirada séria:

S = [ 1,2,3,4,5,6}
puesto que el dado tiene seis caras con esos nûmeros. Cada
uno de elles séria un suceso elemental, es decir, el suceso
mâs simple que se puede considerar en este experimento con-
creto.
Cualquier subconjunto de ese espacio muestral

S séria un suceso. Todos los sucesos posibles vienen dados

por el conjunto de "partes de S". Puede haber por lo tanto

sucesos con un sôlo valor, con dos, con très, etc. hasta con
seis valores, lo que constituiria el suceso seguro. Por ejem­
plo, el suceso
297

A = { 2,4,6]
consistirîa en obtener 2, 4 o 6, es decir, obtener nûmero par

o mûltiplo de dos al tirar el dado una sola vez.

El suceso

B = { 1,3]

consistirîa en obtener un 1 o un 3 al tirar el dado una vez.

Se puede representar el espacio muestral median-

te diagrmas de Venn, que son los utllizados en Teorîa de Con-

juntos, dad la aplicabilidad de esta teorîa a la probabilidad.

Veremos que hay una gran analogia que nos permite considerar

a los sucesos como conjuntos o subconjuntos del espacio mues­

tral, considerado a su vez como espacio total y que se pueden


efectuar las operaciones de uniôn e intersecciôn de conjuntos

conservando sus propiedades. En nuestro ejemplo del dado, el

diagrcima de Venn serîa;

Los sucesos A y B son subconjuntos de S.


El espacio muestral S es evidentemente el

so seguro, luego p(S) = 1, ya que S se puede considerar como


uniôn de los seis sucesos:
S = { l}'-'l2}u[3ju[43u(5}üf 6}
y para que se cumpla S, basta con que aparezca uno de los
seis resultados, cosa que es segura si tiramos un dado que
298

tenga nûmeros en todas sus caras. En cambio, es imposible que

el resultado de tirar un dado normal sea, por ejemplo, 27 y

la probabilidad de ese suceso imposible séria p(27) = 0.

Mediante los diagramas de Venn ya podemos cal­


culer la probabilidad de cualquier suceso A, pues, a la vista

del grâficoî ^-rrr~---------— -,___ S

basta con divldlr el nûmero de puntos de A por el nûmeroto­

tal de puntos dèl espacio muestral. En este caso:

p(A) = 2/6 = 1/3

Pero existen definiciones rigurosas del concep­

to de probabilidad. Se puede définir a priori la probabilidad

de un suceso mediante la régla establecida por Laplace. La

probabilidad a priori es mensurable cuando se conocen el nû­

mero de resultados igualmente posibles de un experimento y el

nûmero de ellos que es favorable a nuestro suceso.

Una definiciôn mâs têcnica de probabilidadsé­


ria la siguiente: "A todo suceso A de un espacio muestral S
se le puede asociar un nûmero mediante una funciôn pCA) tal

que p(AJ 0, que se llama probabilidad ^ A y que cumple las

siguientes propiedades:
* La probabilidad del espacio muestral es p(S), = 1

* Si A y B son mutuamente excluyentes, entonces

p(A V B) = p(A) + p(B) ."

De esta definiciôn y axiomas bâsicos se pueden


299

deducir todas las demâs propiedades de la funciôn de probabi­


lidad. Para no complicar demasiado nuestra aproximaciôn a la

idea de probabilidad, vamos a considerar una definiciôn senci-

11a y los dos teoremas fundamentales que resumen lo mâs esen-


cial de la teoria. Vearaos en primer lugar la definiciôn de La-

place:

Probabilidad simple de un suceso cualquiera A, es

p(A) = n° de casos favorables


n*^ de casos posibles
Por ejemplo, si lanzamos al aire una moneda, cu-

yos casos posibles son sôlo dos, cara o cruz, la probabilidad

del suceso A = [ caca} , serâ 1/2, pues sôlo hay un caso favo­
rable a que saïga cara. En el ejemplo anterior con el dado,
los casos posibles son 6 y los casos favorables a que saïga

nûmero par (suceso'A) son très: 2, 4 y 6, luego la p(A)= 3/6.

Como dijimos antes, esta fôrmula implica que conocemos o pode­

mos calculer facilmente el nûmero de casos posibles y el de


casos favorables, lo cual no siempre es cierto.
Teorema de la probabilidad total.
Si considérâmes la uniôn de dos sucesos cuales-
quiera, podemos définir su probabilidad como:

p(A U B) = p(A) + p(B) - p(A A Bi


La probabilidad de la uniôn, p(A U B] es la probabilidad de

que tenga lugar el suceso A o el B o arabos, es por lo tanto

un nuevo suceso.
La probabilidad de la intersecciôn, p(A A B) es la probabili-
300

dad de que tengan lugar el suceso A y el B, ambos a la vez.

Es decir, A A B es un suceso que se cumple cuando se cumplen

a la vez A y B.

Si estudiamos el teorema mediante un diagrams

de Venn,comprobamos que, si los conjuntos A y B no son dis-

juntos, es decir, si los sucesos A y B son compatibles, al

calculer la probabilidad de A y la de B se pasa dos veces por

la Intersecciôn de A y B, por lo tanto habrîa eue restar una

vez la probabilidad de la intersecciôn, para no "repetir" los

valores, del mismo modo que al calcular la uniôn de conjuntos

se toman los elementos del uno y del otro paro sin escribir

dos veces aquellos que se encuentran en aunbos conjuntos.

En este caso A y B no son dis juntos,

A A B / ^ es decir, los sucesos A


y B son compatibles.

*Caso particular del Teorema; Si los conjuntos A

y B son disjuntos, es decir, no tienen ningûn punto comûn,

A A B = ^ o lo que es lo mismo, los sucesos A y B son incom­

patibles , entonces la p(A A B) = 0, porque la probabilidad


del conjunto vacîo es cero, séria la probabilidad de que al
hacer un experimento o prueba no saliera ningûn resultado. Por
ejemplo, en el caso del dado, séria el suceso de nue el dado
quedase reposando sobre una arista en lugar de sobre una cara,

posibilidad que se descarta.


Por tanto, si sustituimos este valor en la fôr­
mula general del teorema, tendremos para el caso en nue los
301

sucesos son incompatibles o mutuamente excluyentes:

p(A ^ B) = p(A) + p(B) - 0 = p(A) + p(B)

En el ejemplo particular de lanzar un dado una


sola vez, cada suceso elemental es incompatible con los demâs,

pues al tirar el dado una ^ )

vez, sôlo se puede obtener i

un valor, es decir, una cara del dado y ninguna otra. Luego

los sucesos no elementales pueden considerarse en este ejem­

plo como uniôn de sucesos elementales incompatibles.

Generalizando, podemos decir gue la uniôn de

cualquier nûmero de sucesos U U ... ^ define co­


mo el suceso B que consiste en la ocurrencia de al menos uno

de los A^. Si la uniôn de los A^ es un suceso seguro o cier­

to S, y los A^ son incompatibles entre si, se dice que tenemos

un sistema complète de sucesos y,en este caso

p(Aj^U Aj U ... U A^ U ••.) = p(A^) + ptAg) +... = p(S) = 1


Comohemos visto, se define la uniôn de los sucesos A y B co­
mo el suceso C que se verifies siempre que se verifique A o B.
Escribimos C = A U B. Por ejemplo, si
A = [ 1 ,2 ,3 } B = ] 2,4 ,5 ] entonces
A U B = ( 1,2, 3,4,6 ] .
Se puede comprobar que la uniôn de sucesos cum­
ple las siguientes propiedades;
a) conmutativa : A 1/ B = B U A

b) asociativa: A U (B U C) = (A U B) U C.
y también es évidente que, si S es el suceso seguro,

A US = S y A Ü A = A.
302

Si definimos el suceso contrario de A, que se

verifica cuando no se verifies A, y lo denotamos por Â, enton-

A U Â = S

Por ejemplo, en el caso del dado, si A = 1,3,5,6

A=f2,4j y S = [ 1,2,3,4,5,6] = A U Â.

Teorema de la probabilidad commuesta

Ya sabemos qué clase de suceso es el A A B, aho­


ra enunciamos el teorema siguiente;

P ( A A B) = p(A) p(B/A) = p(B) p(A/B)

donde p(A/B) es la probabilidad del suceso A condicionada a

que se haya producido el suceso B, y podemos despejarla de

la ecuaciôn anterior, de forma que la probabilidad condiciona­

da se define;

p(B/A) = -P ^ y anâlogamente
p(A)

PIA/B, = -HIAJLBI
PCB)

Este teorema se llama también teorema de la mul-

tiplicaciôn. Veamos un ejemplo tornado del libro Mêtodos esta-

disticos del profesor Sixto Rios:


"Consideremos families de dos hijos. Si designamos
con V varôn y con h hembra, el espacio muestral esté formado

por cuatro puntos; [vv, vh, hv, hh ].

Asociemos una probabilidad 1/4 a cada uno de

ellos. Preguntamos: tCuâl es la probabilidad de que una fami-


303

lia tenga dos varones (suceso A) y cuâl es la probabilidad

de que tenga dos varones una familia que ya tiene uno?

p(A) = 1/4, pues A es uno de los puntos del es­

pacio muestral considerado, A = { vv 3 ,


La probabilidad de que una fcunilia tenga al me­

nos un varon es p (B) = 3/4, porque B = [ w , vh, hv}.

Luego la probabilidad de que tenga dos varones una familia oue

tiene uno es pa/g, , p lA A B! ^ ,J/4 . . 1/3 .


p(B) 3/4

A primera vista parece que la respuesta deberîa ser 1/2.

Supongamos que la pregunta es la probabilidad

de que una familia tenga dos varones (A), suponiendo que el


primer hijo es varôn (suceso C = [vv, vh} ). Entonces
p(A/c) = P A Ç) ^ y ± ^ 1/2."
p(C) 2/4

Si los sucesos A y B son independientes entre


si, la probabilidad condicionada p(A/B) = p(A) y también p(B/A)

= p(B). En este caso, el teorema se convierte en


p(A A B) = p(A) p(B) .
Un ejemplo de independencia de sucesos nos lo
da, en el caso del dado, "la probabilidad de sacar un 6 en la

segunda tirada condicionada a haber sacado un 5 en la primera


tirada". p(B/A} = p(B), pues cada tirada es independiente de
las anteriores y de las posteriores; cada vez que tiramos un
dado tenemos la misma probabilidad de que saïga cualquiera de
los valores, aunque nos pueda parecer que algunos nûmeros se
resisten a salir, o que si ya han salido très 6 seguidos es
304

menos probable que saïga otro que al empezar a tirar.

La intersecciôn de sucesos, que hemos definido

como el suceso D = A A B , que se verifica siempre que se ve-

rifiquen A y B, cumple las siguientes propiedades;

a) conmutativa: A A B = B A A

b) asociativa; A A (B A C) = (A A B) A C.
Como ya hemos visto, los sucesos A y B se dicen

incompatibles cuando si se verifica el uno no puede verificar-

se el otro.En ese caso es évidente que A A B no se verifica


nunca. Se dice entonces que es el suceso imposible, y se de-

nota ^ . De lo anterior se deduce facilmente

A A S = A A f) ^ ^ A A Â = ^ .
Tambiên se comprueba que cada una de las dos -

operaciones uniôn e intersecciôn es distributiva respecto de

la otra;

A U (B A C) = (A V B) A (A U C)

A A (B U C) = (A A B) U (A A C)
TEOREMA DE BAYES

Si tenemos un sistema exhaustive de n sucesos


mutuamente excluyentes A^ U A2 U ... V A^ = S, y otro suceso
B para el que son conocidas las probabilidades condicionadas
p(B/A^) para todo i = 1,2,...,n, que se llaraan tambiên verosi-

milltudes, y si conocemos aderoSs las p(A^), tendremos


p(B) = pCB A S) = p(B A ( U A.) ) = .è. p(B A A. ) =

= 2 p(A^) p(B/A^)

El teorema dice que


305

pCA^/B) = n B)
o (B)

y como ya conocemos el valor de p(B) y la p ( A ^ A B) =

= p(A^)p(B/A^), sustituyendo estos valores en la ecuaciôn an­


terior ,
p(A.) p(B/A.)
p(A^/B) =
2 p(A^)p(B/A^)

Las probabilidades p(A^) se suelen llamar pro­

babilidades a priori, de las causas o de las hipôtesis, y las

p(A^/B) se llaman probabilidades a posteriori. Esta fôrmula

de Bayes sôlo se puede emplear si se conocen y tienen sentido

tanto las probabilidades a priori como los demâs elementos

que entran en ella.

Ley de los grandes nûmeros

Si tenemos una boisa en la que hay cuatro bolas

blancas y una roja y hacemos un nûmero elevado de ensayos,


por ejemplo, 10.000, consistentes en extraer una bola de la
boisa al azar y anotar la frecuencia observada de la bola ro­

ja, es decir, el nûmero de veces que hemos sacado la bola ro­


ja, comprobaremos que esa frecuencia se acerca a medida que

aumenta el nûmero de ensayos a la probabilidad definida por


Laplace :

p(roja) = 1/5, pues hay 5 casos posibles y uno fa­

vorable .
Esta relaciôn que se comprueba entre los sucesos

observados y la teoria maternâtica, nos proporciona una eviden-


306

cia experimental a la que se suele llamar ley de los grandes

nûmeros; cuando el nûmero de experiencias tiende a infinite,

la frecuencia observada tiende a la probabilidad teôrica.

Ley multiplicativa de las probabilidades

Es una aplicaciôn del teorema de la probabili­

dad compuesta. Sea un suceso A cuya probabilidad p(A) es cono­

cida, si la multiplicamos por si misma n veces:

p(A p(A) .pCA) = ^ C A ) J " .

Permutaciones, Variaclones, Combinaclones

El anâlisis combinatoric forma el fundamento te6-

rico de una parte importante de los mêtodos estadisticos, Las


permutaciones, variaciones y combinaciones son los nroblemas
clâsicos del anâlisis combinatoric.

Una permutaciôn es una ordenaciôn de un conjunto


de objetos; diferentes ordenaciones dan lugar a permutaciones

diferentes. Se trata de encontrar una fôrmula nue nos propor-


cione el nûmero de permutaciones posibles de los elementos de
un conjunto dado.

Si tenemos un conjunto con pocos elementos, po-

dremos calcular sus permutaciones escribiendo todas las posi­


bles ordenaciones distintas. Por ejemplo, si S = [a, b, cj ,
las permutaciones de S se calculas fijando primero uno de los

elementos, el a, y cambiando de sitio los otros dos de todas


las maneras posibles: abc, acb. Luego fijaremos el b y haremos
lo mismo: bac, bca, y por ûltimo el c : cab, cba. De este modo
hemos ob tenido las seis permutaciones;
307

abc acb

bac bca

cab cba

Lo que hemos hecho es colocar cada una de las

tres letras en primer lugar, quedSndonos dos para el segundo

lugar y una para el tercero: 3 x 2 x 1 = 6 .

Si fuesen cuatro los elementos, el método serîa


mâs largo, pero esencialmente el mismo, y obtendrîamos los si­
guientes pasos:

abed

abdc

acbd
a
acdb

— c adbc

-b adcb

bacd

bade

bead
bed a

bdae

bdca
308

cabd

cadb

cbad
c
cbda

cdab

cdba

dabc

dacb

dbac
d
dbca

dcab

dcba

Como se puede observar, el nûmero de permutacio­

nes crece muy rSpidamente, de ahl el interês de emplear una


fôrmula maternâtica que nos évité la tarea de escribir todas
y cada una de las posibilidades.

Generalizando el proceso, si tenemos n objetos


diferentes, sus permutaciones serîan:

n (n-1) (n-2)... 2*1


y esta fôrmula general se simboliza: ni y se denomina facto­

rial de n. De manera que las permutaciones de n elementos se-


rân :

P = ni

Para cualquier caso particular, por ejemplo, las


309

distintas maneras en que seis corredores pueden llegar a la

meta, no hay mâs que aplicar la fôrmula anterior*.

Pç = 6*5*4*'3*2*1 = 720.

Variaciones

En el caso de las permutaciones hemos considera­

do siempre todos los elementos del conjunto S, pero si sôlo

tomamos los subconjuntos con r elementos de S y aueremos sa­

ber de cuantas maneras se pueden elegir y ordenar, tendremos

par el primer elemento, como antes, n posibilidades, para el

segundo n-1 , y asî sucesivamente hasta el objeto r, que tendrâ

n-r+1 posibilidades.

Luego las ^ variaciones de n elementos torna­


dos de r en r, serân:

, ^ = n(n-1) (n-2) ... (n-r+1) .

Sean por ejemplo las letras a,b,c,d,e,f = S,


queremos saber de cuântas maneras distintas se pueden escoger
y ordenar de tres en tres,

Vf T = 6*5*... (6-3+1) = 6*5-4 = 120


D ,J
y si tomamos dos de ellas,

^6,2 = ^'5 = 30

Régla prâctica.- el primer nûmero (n) nos da el


valor con el que empezamos a multiplicar y el segundo (r) nos

da el nûmero de factores que emplearemos. Asî Vg ^ “ 6*5.

Si escribimos las variaciones de las seis le­


tras tomadas de dos en dos, serân:
310

ab ba bc cb cd de de ed ef fe

ac ca bd db ce ec df fd

ad da be eb cf fc

ae ea bf fb

af fa

Combinaciones

Hasta aquî hemos tenido en cuenta el orden en

que se disponîan los elementos, pero si lo ûnico nue nos in-


teresa es de cuântas maneras distintas se pueden elegir los

subconjuntos de S con r elementos, de forma que se diferen-

cien unos de otros ûnicamente en los elementos que contienen


y no en el orden en que estân colocados, entonces estamos cal-

culando las combinaciones de n elementos tornados de r en r.

Un ejemplo de combinaciones serîa el de los alum-

nos de una Universidad que deben elegir dos asignaturas entre

cinco optativas. Sôlo se consideran elecciones distintas aque-

llas que tengan al menos una asignatura distinta, independien-

temente del orden en que se enuncien.


Si dividimos las variaciones antes calculadas

por el nûmero de permutaciones, r.', que se pueden hacer en ca­


da subconjunto distinto con r elementos, tendremos:
n(.n-l) (.n-2) .. , (n-r+1) _ _ /n ^
------------------ Cn.r- (r)

donde ( " J se enuncia “n sobre r ” y es el ndmero combinato-


rio o nûmero de combinaciones de n elementos tomados de r en r.

Otra forma de escribir ^ ^ es


311

C -
^ r : Cn-r) I

puesto que ni == n Cn-1) (n-2) ... (n-r+1) Cn-r) (n-r-1) ... 2*1

y (n-r)I = (n-r)(n-r-1) ... 2*1, por tanto si sustituimos

estos valores en la ecuaciôn anterior, queda;

nÇn-ll... Çn-r+1) (n-r) (n-r-1) .. . 2*1


rI (n-r) (n-r-1)... 2*1

y simp1ifle ando los factores que se repiten en numerador y

denominador queda;

nCn-ll...(n-r-H) antes,
ri
Hasta aquî hemos estudiado las distintas maner

ras de ordenar un grupo de elementos distintos entre si, mer

diante la combinatoria: permutaciones, variaciones y combina­

ciones; pero se nos présenta ahora el problema de ordenar de


todas las maneras posibles un grupo de elementos en el cual
varies de ellos son indistinguibles, o si se quiere, estân re-
petidos. Por ejemplo, un conjunto formado por una bola roja,
una negra y tres blancas, sin numerar.
Un caso tlpico es el de conocer los distintos
nûmeros que se pueden former con varias cifras dadas. Si no
repetimos ninguna de ellas, no cabe duda de que no estaunos for-
mando todos los nûmeros posibles. Veamos el ejemplo de los nû­
meros de tres cifras que se pueden formar con el 2, 3 y 4.

Serîan;
312

344 434 443 433 343 334 244 424 442

233 323 332 224 242 422 223 232 322

234 324 243 342 423 432 333 222 444

es decir, 27 nûmeros distintos. Para calcular estp se utili-

zan las variaciones con repeticlôn, cuya fôrmula es

^^r,n =

que se lecî variaciones con repeticiôn de r elementos tomados

de n en n (y en las que pueden aparecer repetidos los r elemen­

tos de todas las maneras posibles). n puede ser mayor, igual

o menor que r. En nuestro ejemplo,

VR3 3 . 3" - 27.

Otro ejemplo clâsico de variaciones con repeti­


ciôn es el de las Qüinielas, donde tres resultados posibles,

1, X, 2, deben ordenarse en una serie de 14 cifras o resul­

tados. Los casos posibles son mucfiîsimos:

VR3.14 '
Puede darse el caso de que no queramos conocer

todos los casos posibles, sino ûnicamente aquellos en que un


determinado elemento (o varios) se repite dos o mâs veces. En
este caso se utilizan las permutaciones con repeticiôn, cuya

fôrmula es

PR" s t = --------

donde r + s + t + . . . = n
y se lee: permutaciones con repeticiôn de n elementos, de los
cuales hay r iguales, s iguales, t iguales,...
313

Por ejemplo, si queremos saber en cuântas de las

qüinielas posibles aparece once veces el 1, dos veces la X y

una vez el 2, se calcularlan:

PrJ5 _ . = ---- — = 14 X 13 X 6 = 1092.


11: 21 lî

Si queremos saber cuântos nûmeros distintos de

tres cifras se pueden formar con el 1 y el 2, en los que se

repita dos veces el 2, se calculariai


3 3'
PR_ . = ---- :----- =3, es decir, los casos
21 i:
122, 212, 221; y si tomeunos todos los casos: VR^ ^ = 2^= 8

serian: 122 212 221 222

211 121 112 111

de forma que _ $ pp3


2.3- A f'3-r

es decir, _
P*0,3 + P*l,2 + P%2.1 + ' 1 + 3 + 3 t 1 - 8

y en general, ^

V*2,n - r? 0 f"r,n-r
Es decir que las permutaciones con repeticiôn son siempre un
subconjunto de las variaciones con repeticiôn.

DISTRIBUCION BINOMIAL 0 PRUEBAS DE BERNOUILLI

Como vimos en el tema anterior, dado un suceso A,


podemos définir Â, el suceso contrario de A, de tal manera que
A se cumple siempre que no se cumple A. Por lo tanto podenos
decir que A y A son sucesos independientes y mutuaunente exclu-
314

yentes.

A f\ A = ^ A \J A == S Y Dor lo tanto,
p(AAÂI=pt^)=0 p(AUÂ)=p(S)=l

Como pCA U A) = p CA) + p(A) = 1, entonces

p(A) = 1 - p(A).
En el caso de que hagamos varias pruebas sucesi-

vas del experlmento aleatorio que estemos estudiando, podemos

considerar el suceso Intersecciôn A A Â como el suceso que

se cumple cuando en la primera prueba se cumple A y en la se-

gunda prueba se cumple Â. En este caso la intersecciôn no tle-

ne por qué ser vacta y , dado que los sucesos siguen siendo In-

dependientes se tendrâ
p {A n Â) = p (A) p (Â) .

Supongamos ahora que consideramos un experimento

aleatorio en el que el suceso A significa éxito del experimen­

to y el suceso A significa fracaso del mismo.

Sea la p(A] = p y la p (Â) = q = 1 - p


Si adjudicamos a A el valor 1 y a  el valor 0, tendremos la
dlstribuciôn de probabilidades, para una sola prueba:
Si se efectuan très pruebas x^
sucesivas, independientes entre si y bajo g
las mismas condiciones, los resultados po- ^
sibles [espacio muestral) forman el conjun­

to de los sucesos siguientes:


AAA AAÂ AÂA ÂAA ÂÂA ÂAÂ AÂA AAA
315

es decir, son las VR^ ^ = 2 =8.

Como A y  son sucesos independientes, sus pro­


babilidades serâni

P (AAAl = pCA A A n A) = p (Alp (Al p (Al = ppp =

y asi sucesivamente en los otros casos:

PPP p pq pqp qpp qqp qpq p qq qqq

son las probabilidades respectivas.

S i ah o ra d e fin im o s una v a ria b le a le a to r ia x =

nû raero de é x ito s en una de e sa s p ru eb as c o m p u e sta s, s é r ia :

p (x = 3 L = p (A A A l = p^

p(x=2L = p [(AAÂl U (AÂAl U (ÂAA)] = p(AAÂ) +p (AÂA) +


p(ÂAA) = 3p^q
p(x=ll = p (AÂÂ) U (ÂAÂ). U (ÂÂA)] = p(AÂÂ) + p (ÂAÂ) +

p (ÂÂA). = 3pq^

p(x=OJ_ = p(ÂÂÂ). = q^

De esta manera ya hemos

definido la distrihuciôn binomial pa­


ra el caso particular en que n = 3 3pq

pruebas consecutivas. Ein el caso ge­ 3p q

neral de n pruebas, el espacio raues-


t r a l e s ta r la form ado por

VRj ^ = 2” c aso s.

Y su ceso con r é x ito s te n d râ n -r fra c a so s,

p u esto que n es e l n ü m ero to ta l de p ru e b a s, por lo ta n to si

p ro b a b ilid a d s e râ p^q^
316

Si queremos saber cuântos de estos sucesos ha-

brâ, tendremos que calculer las permutaciones con repeticlôn

de n sucesos en los que se repite r veces A por un lado y n-r

veces  por el otro, es decir,

PR^ = ---— --- que coincide con el valor


rl (n-rlî (:)
luego la probabilidad de que se produzca alguno de esos suce­

sos con r éxitos y n-r fracasos serâ

p(x-rl = ---- ^ ----- p V " = C ' I pV ' '


rl Lh-tll \r /
A esto se le llama frecuencia de la variable bi­

nomial X, discrete, de parâmetros n y p. Esa variable toma los

valores entreos r = 0,1,2,...,n, y la distribuciôn se dénota

B(n,pl
La media o esperanza matemâtica es np, y la

desviaciôn tîpica es ^npq .


Veamos ahora un ejemplo de distribuciôn Bino­

mial, extraido de la "Introducciôn a la Inferencia Estadls-

tica" de W.C., Guenter:


* Si un dado corriente (con 6 caras)se tira 4 veces,
ccuâl es la probabilidad de que se présente un 6 exactamente

2 veces?
Soluciôn
El resultado del experimento aleatorio se consi­
déra éxito si sale el 6, A, y fracaso si sale otro nûmero, A.
- Para cada tirada la probabilidad permanece cons­

tante y es p = 1/6, por lo tanto q = 5/6, pues p (1,2,3,4,5)

= 5/6.
317

- Las tiradas sucesivas son independientes unas

de otras.

- El dado se tira n = 4 veces.

Por tanto, el modelo binomial parece el apropia-

do para esta situaciôn, con n = 4 y r = 2 , es decir, B(n,p) =

BC4? 1/6) .

Aplicando la fôrmula de la funciôn de probabi­

lidad :

p(.x=2). = ( 2 ) P^tl-Pl^"^ = (2) (5/6)^ = 150/1296

= 25/216 = 0,115.
* cCuSl serâ la probabilidad de obtener dos o me-

nos veces un 6?

Soluciôn
Obtener dos o raenos veces un 6 significa obte­

ner lo cero, una o dos veces (es la probabilidad de la uniôn "

de esos sucesos)., luego

p(ningôn 6). = p(x = 0) = (j) a/6)° (5/6)^ = 625/1296 = 0,48

p(un 61 = p(x = 11 = [ D Cl/61^ (5/61^ = 500/1296 = 0,385


pCdos 61 = p(x = 21 = (2 ) (1/61^ (5/61^ = 150/1296 = 0,115

Como los très sucesos son mutuaunente excluyen-

tes, la probabilidad de la uniôn es la suma de las probabili­


dades r
p(x ^ 21 = 0,48 + 0,385 + 0,115 = 0,98.

Ajuste de unadistribuciôn de frecuencias obser-

vada mediante una d istribuciôn Binomial.


Si tenemos que estudiar la distribuciôn de una
318

iTiuestra cualquiera y queremos saber si la poblaciôn total se

distrtbuye segûn el modelo binomial, deberemos ajustar a una

distribuciôn binomial la distribuciôn de frecuencias que te­

nemos .

Para ello, calcularemos en primer lugar la me­

dia F de la distribuciôn de frecuencias observada;

_ , z *i *^ i

N 0

y después igualaremos ese valor a la 1 "2


media o esperanza matemâtica de la dis­ • ••
tribuciôn Binomial, «H n

o( = X N

es decir, np = x , y como conocemos n, podemos despejar

p = x/h y tendremos ya los dos parâmetros de la distribuciôn

binomial B (n, pl..

A continuaciôn calcularemos las frecuencias re­

latives y absolûtes teôricas, es decir, las probabilidades que

como vimos antes vienen dadas por la funciôn:

p(x =

Dispondremos la tabla de câlculos asi: (ver pâgina siguiente)

Ya calculadas las probabilidades p^ que hacen

oficio de frecuencias relativas teôricas, si las multiplicamos

por n, obtendremos las frecuencias absolutas teôricas n.^.^ ,


que podemos comparer con las n^ para comprobar si difieren

raucho. Sus sumas respectivas deben ser las mismas.


319

n n _r n-r
r P q =Pi nti=npi
^i r "i
n
0 1 q"
0 Po "to "o
n
1 P
1 Pi "tl "l

• • > ... • « • • * • • • • • • • • ••
n
n p" 1 "tn
n Pn "n

1 N
"ti

La v a ria b le es e l nûm ero de é x ito s r d e l ex-

p e riro e n to , y por lo ta n to to m a lo s v a lo re s e n te ro s 0 , l , 2 , . . . , n

P ara sa b e r s i la p o b la c iô n se d is trib u y e e f e c ti-

v a m e n te segûn una d is trib u c iô n B ib o m ia l, h ab râ que h a ce r la

p ru eb a de "c o n tra s ta r la bondad d e l a ju s te " .

La ta b la de la d is trib u c iô n b in o m ia l que in c lu i-

m os a c o n .tin u a c iô n nos da ya c a lc u la d o s lo s v a lo re s de p (x = r)

con lo q u e 'n o s é v ita e l tra b a jo de e fe c tu a r lo s c â lc u lo s a n te -

r i o r e s .

C o n d ic io n e s de v a lid e z , d e la le y B in o m ia l

S i la m u e stra es re la tiv a m e n te pequena con re -

la c iô n . a la p o b la c iô n (en la p râ c tic a m enos d e l 10% ) , se p u e-

de a p lic a r la le y B in o m ia l. S i la m u e stra es m ayor, h a b rla que

u t i l i z e r la le y h ip e rg e o m ê tric a .,

Un e je m p lo de le y B in o m ia l se e n c u e n tra en lo s

sondeos de una p o b la c iô n en la que lo s in d iv id u o s se c la s if i-

can en dos c a te g o rie s re s p e c to a e se sondeo: e l nûm ero de in ­

d iv id u o s r que p e rte n é c e n a una de e sa s c a te g o rlà s sig u e la


320

le y B in o m ia l cuyos p a râ m e tro s son la e x te n siô n de la m u e stra ,

n, y la p ro p o rc lô n de in d iv id u o s, r , que p e rte n e c e n a la an ­

te r io r c a té g o rie .

La d is trib u c iô n e m p lric a u ob serv ad a se sép a ra

sie m p re m âs o m enos de la le y te ô ric a a cau sa de la s flu c tu a -

c io n e s d e b id a s a l a z a r, pues la le y te ô ric a nos da p ro b a b ili­

dades con la s que so lo a l cabo de un n û m ero in f in ito de ex -

p e rie n c ia s c o in c id irâ n la s fre c u e n c ia s o b serv ad a s. Por o tra

p a rte , la e le c c iô n de la m u estra p ro v o ca e rro re s , a l no poder

se r un r e f le jo a b so lu tam e n te e x a c to de la p o b la c iô n a la que

re p ré s e n ta . De to d a s la s d is trib u c io n e s b in o m ia le s p o s ib le s ,

se puede d e ro o stra r m a te m â tic a m e n te que la m âs c ercan a a n u es-

tr a d is trib u c iô n ob serv ad a es la que tie n e la m ism a m e d ia que

e l l a .
321

T A B L A D B rB O B A B IW O A D B » B IK O IO A L M

V«loraN de

1 I fi*(1 — p)'-*, m — I.%.. ..10 p — 0,01; 0,00; ... I0,00

I
.01 .04 10 14 .10 14 .30 .38 .40 44 .43 .40
- ’’
7

0 .0001 0014 .8100 .711* 3400 *314 4300 .4444 .413* 3800 3038 •*2 î 3400
.D IM .0040 .1300 1840 .3100 .3740 .4300 4444 4*40 .4 *0 0 *3 W *338 .3000
s .0001 .0014 .0100 .0114 .0400 0314 0*00 un .lit* .1*00 .1038 .8401

, 0 .0703 .0474 .7130 .3141 81M» 411# .3 4 *0 .1*33 .3743 *130 .1 3 *4 7M 0


.1344 .8430 .3141 .3340 .4113 .4410 4444 .4433 .4880 .4834 37*0
*841 3 3 *!
.0003 .0071 .0170 .0674 .0340 .1403 18*0 .3331 .1383 .1880 *374
3 0000 .0001 .0010 .0034 0080 .0 1 4 * .0170 .0870 .3483 .0*40 .0311
g .3441 .8110 .4038 3184 .8401 .1*73 .1783 .183* ■83j3
.0000 .3144 03" SSS
.8086 .4038 411* *113 .33*1 .38*4 343* HS 3300 3300
.1433 810* .1 * 4 * 3*38 3103 34M 3873! #747 2 *0

4 OQOO .0000
0434
.0038
.0001
.0374
.0114
.0008
.0148
.0010
043*
.0 0 1 *
.0743
0031
0*08
0138
.1114
.0140 .084*
300*
.0413
.*400
.0 * 7 * sss
{ g OtlQ .7718 4404 .4417 .8177 1373 .1381 1317 .1180 .0773 034* 03"
.1030 .3180 .3314 4033 .3844 3001 #33# .311* .1431 30*0 7337 7303
0114 .07*3 .1341 .1048 8337 .3087 8333 .3*34 *4 8 * #183
.1311 .M 0 4
•#747
H îî ÎÎH
.0011 .0081 .0144 .0311 .0873 1313 1343 •ÎÎS
.0008 .0004 oeil .0034 01*3 .0184 .0411 .0*88 .073* 7133 .1*70 î iw
3 ioooo .0000 .0000 .0001 0003 .0010 .0084 .0041 .0033 .0103 .0 1 8 * 0*8# .0811

g 041» 7341 .4314 .8771 .1011 .1730 .1173 .0873 0744 04*7 .0377 .017* .0148
! o 371 1*11 .8441 3333 3*11 8430 3014 1 *3 * .3*37 .1 * 3 * 73*3 .1014 0330
0014 0304 .0344 .1731 .1443 13*3 .3141 .8183 .3830 .3110 3738 .1*37 3344
0000 .0011 .0143 .0414 0 31* .1813 .1341 1134 .8338 .1 7 *4 308# .3131 "33
.0001 .0011 .0048 .0144 03*0 .043* .0333 .0341 1831
.o n t W 03 .0 *0 3 H îî
.0000 .0001 .0004 0014 00*4 .0101 0 1*4 *3 4
0 ioooo .0000 .0000 .0000 .0001 .0001 .0007 .0014 .0013 .00*1 0088

1 g .0311 .3033 .4783 .8803 .30*7 .1834 .0*14 .o o i* .0 4 *0 *0 * .0133 0003 .0078
.0000 .1473 .3710 8330 .3370 .8114 .8471 .8043 .1 3 *8 130* .0873 00% 0347
.0030 .0400 .1840 .8037 1743 .3114 .1177 .3073 83*4 3313 .8 1 *0 .1740
.0000 .0030 .0130 .0317 .1147 .1 7 *0 1333 .14*1 #373 .1*0# 3 *7 * 2 *3 t» 4
.0000 .0001 .0013 .0108 0887 .0377 0*71 .1880 1441 133* 3388 3373
.0000 .0000 .0001 .0011 0043 0114 03*0 .0384 .0 * 3 * 077* 7178 7443 7347
0 .oiwn .0000 .0000 .0001 .0004 0013 0033 0034 0084 .0178 «880 0*34
7 .0000 .0000 .0000 .0000 .0000 .0001 0003 .000* .0003 .001* .0037 S t*

0 .0137 .3334 .4804 .1714 .1378 .1001 .017* .0830 .0313 .01*3 0004 0030
.1378 .033* •H îî
.0740 .1703 831# .8347 .8348 .8370 .1377 .1*31 •ÎSÜ
0010 .0414 .1433 .3373 .1 *3 8 3114 .1*34 .1711 .3387 .8030 7W * ÎS m
iiH
■3*71
.0044 .0331 0333 .1448 .8073 .3341 .1731 3733 *7 *7 3488
.0000 .0004 0044 .0184 .044* 0334 .1331 .1707 .1874 #831 .3*37 '*7 8 4
0000 0000 .0004 0018 00*1 .0881 .34*7 .0*83 0308 .1383 .1713 3033 3730
0000 .0000 .0000 .0001 .0311 .00*3 .0100 .0171 .0317 .0418 .0708 70% 70*4
0000 .0000 0000 .0000 .0001 0004 0011 0014 0033 .007* .0134 037*
0000 .0000 0000 0000 .0000 0003 .0001 .00*3 .0003 .0007 .0017

.0130 .3301 .88*4 .131* .1*41 .07*1 0404 0330 .0307 0 i? j 00*4 00*0
.1*43 .1171 .1004 .030* .0 * 3 * ■ ÏÏ5
.0808
0030 .1333 .3374 .3373 .3080 18*#
.0034 .0313 .1711 .1437 .8080 .3003 8383 .8*41 3133 .1*11 .1110 .0773
.0001 .0077 .0444 .1033 .1781 .8333 .1*38 .3731 .3713 3403 .3118 .1783 7347
.0000 0000 .0074 0103 .0331 .1133 1714 .104* .31*4 .3308 *8 0 * 3*00 3481
6 .0000 .0000 0008 .0080 .0138 .0383 .0734 .1034 .1131 .1378 .tin 3403 *437
0 .0000 .0000 .0001 .0003 .0083 .0087 .0110 .0341 0434 .0743 77* 7443 7M7
7 0000 .0000 0000 .0000 .0003 .0011 003* .007* .0033 .0313 0407 0333 •070*
• 0000 .0000 .0000 .0030 .0000 .0001 0004 008* .001# .0084 0003 07%
.0000 .0000 .0000 0000 .0000 .0001 .0001 .000# ,0008 .0080
0 .0000 0000

0 .0044 .4387 .8437 .1333 .1074 .0333 .0181 .0171 0134 .0080 ow * .0018 .0010
1 .0014 .1141 .3*74 3474 .8304 .1877 .1311 .0337 .0 7 *4 040# M 07 .0 1 1 * 0000
> .0041 .0744 .1387 .8783 .3030 .1818 .1334 1341 .17*7 .1303 .0703 0403 0***
.0001 .0104 .0874 .1133 .8014 8303 3333 .1301 3483 .3140 M #3 78*7 777*
4 .0000 .0010 .0111 .0401 .0081 .1430 .3001 .1374 .3377 3803 3 *4
M4# ÎIH ’î H î
6 .0000 .0001 .0018 0008 03*4 .0*34 .101* .1333 .1 * 3 * #007 343
0000 .0001 .0011 .0034 .0131 03*8 .0 *8 * .0 * 3 * .1114 148* 733* •303J
.0000 .0000 .0001 0008 .00*1 .0030 .0131 .0311 0334 .074* 7030
.0000 .0000 .0000 .0000 .0001 .0004 .0014 .0030 .0043 .810* 0388 •0% J
.0000 0000 .0000 0000 0000 .0001 .0001 .000* .0 0 1 * •W 41 .0 0 % 00*8
10 .0000 .0000 .0000 .0000 .0000 0000 0000 .0000 0000 .0001 .0001
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