Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Seguir
“Estos feminismos traman el
deseo de un pachakuti
feminista como horizonte
político de expectativas hacia
donde debe dirigirse la lucha
antipatriarcal y anticolonial.
Y ese pachakuti feminista
requiere de nuevos tratos
sociales para sostener la
reproducción de la vida y el
trabajo del cuidado. Las
feministas tenemos el deber
político de pensar en la
maternidad (…)”. Carol
Arcos Herrera
by L U I S A F U E N T E S G U A Z A
Entonces, hablar de trabajo materno significa, por una parte, actualizar el debate
sobre el nudo producción/reproducción, o capital/vida, ya presente en el
feminismo de la década del 70, pero, por otra, cuestionar también sus propias
premisas clasistas, racistas y neocoloniales. No solo pienso en los feminismos
norte-norte, sino también en nuestros feminismos latinoamericanos hasta los 90,
cuando no atendían a las dinámicas de colonialismo interno, por ejemplo.
Debemos pensar en cómo hacer, ¿no? Ya estamos haciendo algunas cosas, como
reorganizar el trabajo doméstico y del cuidado con nuestras parejas, familias, pero
nos queda mucho por hacer en esos contextos y aún más en el mundo asalariado,
en las relaciones laborales. Y, cómo no, entre nosotras las feministas.
Creo que me alejo de tu pregunta, pero ahora vuelvo. Te decía que pensaba en la
idea de goce en un doble sentido. Entonces, en el primer sentido quiero enfatizar,
por si no ha quedado claro, que analizo el problema de la maternidad desde un
enfoque psicoanalítico. En segundo término, pero ligado a lo anterior, considero
que debemos comprender la maternidad o las maternidades no solo bajo la
economía sufriente del goce. Pienso en diversos argumentos, desde los más
cotidianos discursos del narcisismo neoliberal yo soy para mí, lxs hijxs son un
estorbo. Con esto no digo que es abosolutamente imprescindible que las mujeres
tengamos una vida con nosotras mismas, nuestro cuarto propio o intimidad, pero
lo que promueven los discursos a los que me refiero no es la emancipación, sino
que, por el contrario, lo que movilizan es la producción de consumidoras y
hedonistas mujeres para el capital. Ahora bien, también pienso en discursos
intelectuales más acabados y con los que a momentos coincido, pero con los que
al final del día no estoy de acuerdo. Por ejemplo, el libro Contra los hijos de Lina
Meruane, una de las autoras chilenas que más me gusta por lo demás. Es
interesante el argumento de su premisa general, pues el libro es una diatriba
contra los hijos tiranos, contra la infancia en su articulación contemporánea y
neoliberal, razonamiento con el que concuerdo, pero también va tejiendo una
postura muy contraria al trabajo materno: “la máquina de hacer hijos es nuestra
condena” (15), una condena para las mujeres. Evidentemente, como señalé antes,
el ejercicio de la maternidad debe ser una elección libre, la que nunca es del todo
consciente por supuesto, pero es muy distintido comprender la maternidad como
un interdicto que como una condena. Cuidar de otros también nos hace libres y
podemos hacerlo, de hecho, feministamente. Meruane arguye: “Estarán a punto
de gritarme: ¡maldita tú! ¡feminista de tomo y lomo!”, y yo diría no tenemos nada
de gritarle, somos feministas pensando en la experiencia más desgarrante para la
subjetividad de una mujer, pero también debemos hacerlo para construir
maternidades feministas y, por lo tanto, en la senda también abierta hacia la
experiencia LGTBI. Sin embargo, creo que no debemos olvidar el cuerpo-gestante-
sostenedor. De lo contrario, se hacen válidos las demandas del mundo gay por
conseguir vientres de alquiler o el tráfico de mujeres desde el sur global hacia el
norte, que satisfagan ya no solo la industria de la prostitución, sino también de la
gestación.
Carol- Pucha! (como decimos en Chile), claro que sí. Lo estamos haciendo desde
nuestros propios lugares. Creo que conocerte a ti y las redes activistas que estás
formando ayudarán enormemente en una tarea que con estos ritmos nuestros
recién comienza.
Comparte:
Twitter Facebook
Me gusta
"Creo que una de las grandes trampas del sistema Maternidad-cuerpo, ¿estamos legitimadxs para
es que te presenta encrucijadas que no son tales. plantear un feminismo bio-integrativo
Te hace creer que es por ejemplo incompatible postidentitario no-esencialista no-racializado?
criar con estudiar o trabajar. Una elección del todo En "Sin categoría"
o nada. Pero eso es falso, es compatible (...). Es la
sociedad la que lo hace incompatible,
expulsándote de forma directa o indirecta. El
problema es que luego naturalizan esa expulsión".
Marta Busquets
En "Bio-procesos y bio-necesidades"
5 abril, 2019 – Bio-procesos y bio-necesidades / Carol Arcos Herrera / economía feminista / Feminismo
antirracista y anticolonial / Jane Flax / Jessica Benjamín / Julia Kristeva / Juliet Mitchell / Luce Irigaray /
maternidad-cuerpo / maternidad-psique / maternidad-trabajo / Nancy Chodorow / pachakuti feminista /
Silvia Tubert
Comentarios
Pingback: “Estos feminismos traman el deseo de un pachakuti feminista como horizonte político de
expectativas hacia donde debe dirigirse la lucha antipatriarcal y anticolonial” – Información Alternativa
Responder