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Arciem HorseK.
Pasos abstractos. - 1a ed. - Escobar : el autor, 2010.
140 p. ; 21x15 cm.

ISBN 978-987-05-8210-6
1. Poesia Argentina.
CDD A861

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Pasos abstractos

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Contacto con el compilador:
rcmk24@yahoo.com.ar
rcmk24@hotmail.com

Impreso en el mes de Marzo de 2010,


en Bibliográfika S.R.L.,
Bucarelli 1160, Buenos Aires,
Argentina.

Hecho el depósito que marca la ley 11.723


ISBN 978-987-05-8210-6

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... a mi primera causa.

A.HK.
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Proemio

En un cuarto que había sido recientemente abandonado, encontré


la obra que he “copilado” en esta edición. Manuscrito desprolijo,
pero legible, fechado y ordenado según se fue escribiendo. Nuestro
encuentro fue sorpresivo, en una tarde casi primaveral del treinta y
uno de agosto de dos mil nueve, en un cajón que apenas colgaba de
una guía de un veterano y despintado escritorio beige. ¿Quién podría
pensar que en aquel barrio tan humilde habría de hallar este escrito,
más todavía, en esa casa tan precaria, húmeda y olorosa? Quizá me
haga esta pregunta porque todavía no puedo quitarme, como a
muchos nos sucede, todos esos prejuicios, los que, socráticamente,
atribuyen el menor de los grados de calidad literaria (como si tal
juicio fuera válido y aplicable) a aquellos poemas producidos no
sólo por poetas neófitos (todos lo fueron alguna vez), sino por
individuos que carecen de innumerables “recursos intelectuales”
para la elaboración poética. Poemas de terceras personas que, por
más que tengan nombre y apellido, las menospreciamos (inclusive
antes de una primera y única lectura) al dejarlas perecer bajo la
sombra de muchos de los Nombres y Apellidos que, en ocasiones,
se nos han “impuesto”. Si expreso esta salvedad, no es sólo para
resguardar, de estos prejuicios, el valor de realizar, aunque sea, una
primera y única lectura de estas terceras personas, sino para
salvaguardar la dignidad creativa de sus reflexiones abstractas,
sumado el tiempo entregado a las palabras. Tal criterio —primera
lectura sin prejuicios— es el que propongo sólo para el primero de
los abordajes que realice el lector. Bajo esta perspectiva, había
comenzado y terminado de leer este manuscrito esa última tarde de
agosto. Y fue, sin duda, el mantener este criterio, lo que en aquel
ocaso me arrojó a la reflexión, lo que en aquel ocaso me volcó a un
respetuoso e inevitable juego dialéctico entre aquella producción
literaria y mi primera persona.
Como hasta hoy, no había podido emitir juicio alguno en aquellas

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horas; como hasta hoy, la razón no me había otorgado la autoridad
para juzgar ni al creador ni a su criatura. Es que al tratarse de un
escribiente casi-anónimo, no resulta legítimo decir de este más que
aquello que puede interpretarse en cada uno de los fragmentos que
aquí se “copilan”. Fragmentos y notas que sitúan al escrito en
circunstancias y lugares precisos, ante personas y escritores reales.
Anónimas, las voces parecieran abstraer y objetivar —en forma
literaria— pensamientos que se volverían los trazos de un mismo
cuadro, el cual terminaría por plasmarse como la escenificación
más pura de su hacedor. Cada episodio, habría de revelar la
devastación total de su sí mismo y de lo real-circundante, seguido,
de su inmediata reedificación. Tales procesos, habrían de darse en
lo que parecería ser una autobiografía poética, basada en el intento
de justificar cada paso en el obligatorio, interminable y efímero viaje
del existir. Viaje, en el que el motor de los pasos habría de ser el
sentir, el cual debía de ser pensado y escrito. Viaje, en que la dirección
de los pasos quedaría fijada en los vertiginosos, angustiantes e
inevitables caminos trazados por la libertad subjetiva.
Sentir a cada paso, pensar ese sentir y describirlo, podría ser tomado,
entonces, como el movimiento que entrelazaría las fracciones que
conforman la unidad orgánica de esta obra. Y el encargado de poner
los pies sobre este poético suelo, de cargar con el sentir, los
pensamientos y las palabras del que escribe, sería aquel que se
coloca el ropaje de “viajero”. Ropaje que podría ser considerado la
máscara principal, la que debería de interactuar con los trozos de un
universo vuelto infinitas metáforas. Pero al toparse ante un espacio
que juzgo concebiría inabarcable, Arciem HorseK., habría de
encontrarse ante la necesidad de generar nuevas máscaras que
ocupen sus dimensiones y encubran su propia multiplicidad; así como
voces que la expresen y diversos personajes que la corporeicen.
De esta manera, todos los elementos poetizados habrían de jugar a
ser él, hasta los conceptos, los que personificados habrían de
vivificarse a sí mismos, resistiéndose a caer en la impersonalidad,
arrancándose, inclusive, de las vísceras de su creador. Bajo esta di-

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námica, al alcanzar los puntos más altos de la abstracción, habría de
elevarse, con ello, la densidad de los significantes. Y cada uno de
estos puntos, podría ser considerado el lugar donde el pensamiento
habría de adoptar su carácter más especulativo, puntos en los que
habría de creerse lograda la concepción musical, lingüística, histórica,
moral, ética, filosófica, psicológica, poética, antropológica, política,
sociológica entre otras tantas concepciones que habrían de constituir
la cultura mundana. La misma, nunca dejaría de incidir sobre cada
“viviente” en su inacabable formación; casi todas habrían de hacerse
manifiestas a la vez, desarrollándose, combinándose de manera
distinta en cada fragmento, colisionando desde dentro de todos
aquellos que son el escritor, “convirtiendo su mundo en estruendosas
implosiones melancólicas”. Implosiones que no sólo habrían de
desmoronar la configuración entera del autor en sí, sino que habrían
de demoler la posibilidad de mantener un estilo de escritura constante
(al menos hasta antes de circular por la estructura de sus últimos
poemas). Todo lo creado, se gestaría y subsistiría en tensión, en una
tensión que se trasladaría al texto, a su estilo, el cual, con violencia,
no podría dejar de transmutar en cada paso de su conformación.
Bajo un mismo título, el autor pretendería reunir, tal vez, las piezas
de un único cosmos literario, espacio que contendría, en distintas
fases, expresiones heterogéneas: diálogos y monólogos devendrían
así, en prosas y en versos, a tal punto que hasta las palabras habrían
de justificar ante el lenguaje el porque de sus disposiciones. Lo mismo
sucedería con cada contemplación descriptiva, con cada voz que
intentaría comunicar, asimétricamente, lo que se abstrae; ante
semejante tensión, prosa y verso parecen confundirse, perdiendo o
adquiriendo el sentido que Arciem HorseK. habría pretendido
quitarles o concederles. Pretensión que pareciera imprimirse ya en
los movimientos que manifestaría su Preludio*, donde podría estar
_____________________

* Primero de los tres episodios en que se divide el conjunto de poemas; los otros
son el Pasaje y el Postludio.

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deseando que hallemos el motor —que es también movido— de su
construcción poética, pudiendo ser, el Pasaje de la misma, un rejunte
categórico que habría de permitirle, finalmente, construir, o más bien
justificar la construcción de una figura que no habría de aparecer,
sino, hasta el Postludio. Al carecer de un rostro fijo, al adoptar,
desde el principio, la multiplicidad de máscaras como sus propias
caras (siendo la careta del viajero su principal persona): Arciem
HorseK., pareciera estar anunciando, con el mismo acto de escribir,
el abordaje a una responsabilidad que ya no puede ser eludida. De
esta manera, el conjunto de caretas que habría de formar la primera
imagen del escritor, estaría haciendo las veces de preámbulo, estaría
constituyendo la figura que antecedería a aquella otra que, sólo en
su último poema, se atrevería a arrogarse: la del poeta. Es que para
Arciem HorseK., y esto sí me aventuro a afirmar, no se es poeta
sólo porque se escribe de una determinada manera, sino porque el
que lo hace sabe padecer y adueñarse del momento en que decanta
aquello que sólo puede emerger de él, no dando, con este hecho,
muerte a lo efímero del momento, sino nutriendo lo que este tiene
de efímero, para que en lo posible, jamás perezca. Es poeta aquel
que al sincerarse consigo mismo se convierte, es decir, el que asume
la responsabilidad de sentir, pensar y escribir cada paso, el que se
dedica a padecer, nutrir y expresar, a través del lenguaje, lo efímero
de cada huella, fosilizándola.
Esta somera descripción introductoria, es a grandes rasgos un
residuo reflexivo de lo que en aquella tarde me había dejado esa
primera lectura, la que sin prejuicios, me había llevado a conocer el
fragmento de vida de alguien que quizá ya no exista, de alguien que,
de seguro, se atrevió a sublimar en letras cada pedazo de su carne.

Roberto Mattos (copilador)

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Preludio

“ Pierdo la razón si hablo,


pierdo los años si callo”
(Pizarnik Alejandra)

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Disformes fluyen las nubes en el cielo semi-nocturno… sin destino
se ven todas agolpadas, arrastradas con violencia por el pampero;
no sin adjetivos puede describirlo aquel que vive su perecedero y
helado pasar... viajeros enfrentados en un instante lacónico, en lo
que en escasos segundos se vuelve algo difuso, en aquello que tras
una coma se vuelve un recuerdo… otro viajante.

¿Qué queda para el que camina sin remembrar?... presentes,


eternas y accidentales causalidades consecuentes… como las que
padece el vendaval al seguir su propio sinsentido, el del inane capricho
de sujetar lo que de manera fina e incontable se escurre por sus
espectrales falanges…en contrasentido al sinsentido de aquel que
somete a lo segundo que da vida, marcha pacífico, lento y tibio, el
que lleva en sí mismo lo que no puede dejar de ser en sus propias
Nubes.

Arciem HorseK.
Al primer ocaso sentido, pensado y escrito… apenas partido el camino del
absurdo.
Iniciado fuera de lo que queda de unas ruinas ferroviarias…10/2007.
San Martín, Buenos Aires.

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Ruido d e n i n g ú n c o l o r
Ruido de ningún color
Ruido de ningún color
Ruido de viento de precipicio.
Ruido de locuciones inquietas.
Ruido de pisadas de rebaños.
Ruido de pensamientos benévolos.
Ruido de miedo.
Ruido de materia.
Ruido… ruido.

No hay lugar para el silencio,


para una voz de ojos ciegos, celestes.
Ruidosa tarde marchita
de árboles petrificados
de pastizales aturdidos
de aguas verde oscuras
de piedras sordas.
Ruido… ruido…

(el avistador)
- Un peregrino se abre paso entre
siete versos montañosos
siete notas llanas
siete armonías líquidas
siete máscaras desiertas
siete días —montañosos, llanos, líquidos y desiertos—
Pasado al octavo de todo,
cae en el ruido —verosímil trampa invisible—.

(voz de ojos ciegos, celestes)


- Odiosa repetición
no deja oír mi voz, la del sueño del que viaja.
No te alejés.

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Estoy en el octavo día,
en la octava nota,
en el espacio del ruido…
donde no habitan versos.
Te vas… Te vas…
Y yo hablo mientras atento contra el cosmos,
contra la estética histórica de una prosa.
Opongo mis ojos claros al ruido
para que me veas…
pero ya diste vuelta tu Nube emigrante,
ahora el cierzo te ensordece.
¿Hacia dónde vas?

(el avistador)
- Un peregrino se aleja,
su semblante parece caerse tras sus trancos, sedientos,
sus ojos beben sus exhalaciones, fatigado,
su cuerpo vive el tiempo de su regreso
¿hacia dónde?,
¿quién sería capaz de preguntárselo?...
sólo veo su sombra que, tambaleante,
se marcha por el camino del ruido,
mientras una voz de ojos ciegos, celestes
solloza enmudecida su renuncia.

Arciem HorseK.
11/2007
Terminado en un cuarto sin muebles, sin luces… rodeado de voces cotidianas.
Escobar, Buenos Aires.

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Caminante mudo… nadie le pregunta dónde va, por qué viaja...

(el que escribe) - No se donde va, pero lo veo cansado.


(voz de ojos ciegos, celestes) - ¿Lo habrá agotado mi canto?
(el que escribe) - De seguro han sido mis palabras.

Ruidos, máscaras, personas, conceptos,


verdades, silencios, voces… se aproximan.
Todo lo real y eidético llama en conjunción desesperada
a la puerta del que camina…
en visceral conjunción convierten su mundo
en estruendosas implosiones melancólicas.

Atragantado de vocablos y pensamientos,


hastiado de lo necesario,
libre y no-libre —aún sin puerta—,
es odiado por el polvo que acompaña sus pasos,
es deformado por el vidrio azogado que muestra la claridad
quebrada
por su prismático cuerpo.

(voces conjuntas) - Es verdad, se siente exangüe.

Arciem HorseK.
12/2007
Escobar, Buenos Aires.

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Pasaje

“Y nada será tuyo, salvo ir hacia donde no hay dónde”


(Pizarnik Alejandra)

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una pared…

La costumbre vuelve ingenuo al que siempre camina con pasos


inmaduros —torpes pisadas efímero existenciales, situadas en su
primera, única y última época—.

(el que escribe profiere una pregunta frente a una caverna pincelada
en los esqueléticos muros que hacen a una ciudad).

- ¿Su torpeza se debe a un tipo de ceguera o a su involuntaria


somnolencia?

(las últimas sílabas de su eco exhalan una respuesta).

- … lencia.

(el que escribe)


- ¡Lo sabía… ser extemporáneo!

Pasos se despiertan ante una pared blanda, bellamente deformada,


brillante… distinta e igual mientras los nudos históricos se desatan,
en tanto los pasos sordos no saben contemplarla callada.

Hoy, un viajante de doloroso y torcido andar se ha detenido frente


a ella, ha visto como un infinito e innominado tercer hombre ha
puesto en movimiento un nuevo ciclo causal: en su inverosímil
actualidad ha potencializado aquel cavernoso y parlante tatuaje; sus
sonoros reflejos —atrapados— no hacen menos que golpear con
estériles deflagraciones armónicas el gélido blindaje protector que
viste de gris la misma sustancia.

(a espaldas del inválido andante el enmudecido escribiente pregunta


a sordos transeúntes).

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- ¿Dónde ha quedado la imagen de mi voz... mi espejo?

(un tercer hombre le responde mientras se sacude las manos


manchadas de sombra y fonemas).

- En el mismo lugar…

Agotado, como su tiempo, se marcha el errabundo de pasos ahora


menos torcidos —pero más dolorosos—, tropezando con los
fragmentos de un cadáver duro —hediente cálcico—, deformado,
opaco… distinto e igual.

Arciem HorseK.
A la fraterna amistad de un biólogo-antropólogo mejicano:
MIRSHA QUINTO SÁNCHEZ.
Iniciado en 01/2008 (Córdoba) - finalizado en 02/2009 (Buenos Aires).

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Eterno Retorno

Tres luces
Ocho días…
Los mismos pasos dormidos.

Arciem HorseK.
Río Ceballos, Córdoba… enero de 2008.

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Palabras enfermas

Contra sí mismo escribe


el que escribe escribiendo por escribir
—nauseabunda redundancia—…
enfermedad que detiene la silueta del que deambula por tierra…
triste hogar del ensueño de los pasos sordos y convulsos.

(es palabra del espíritu austero)

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II

(un meridión, dentro del cuarto de algunos especialistas, un paciente


—supuesto escritor— se sometió a unos estudios, atendiendo,
atentamente, a varios consejos y partes médicos.)

Consejos médicos para detectar el síndrome del escribir por escribir:

(Nutricionista - master en novelistas) - … el hecho de que dos


términos lleven al tedio a quien escribe es uno de los síntomas…
gula lingüística.

(Otorrinolaringólogo) - … la interposición forzada —simétrica o no—


de sonidos, produce un elevado nivel de contaminación acústica en
quien lo escucha —convengamos que es por propia voluntad del
oyente— y, lo que es aún peor, laringitis a quién los emite;
patogénicos versos suelen fijarse a la pared de la garganta.

(Oftalmólogo, especialista en adjetivación) - El excesivo e innecesario


engalanamiento de sustantivos suele convertirse en borrosas e
incomprensibles combinaciones simbólicas —llámense prosas,
sonetos, poesías, etc…—, que desgastan, de manera progresiva, la
visión abstracta de sus creadores.

(hubo más consejeros aquel día, opinamos que con lo que estos nos
mencionan es ya suficiente para nuestros fines)

Partes médicos del paciente atendido:


(por razones de privacidad, omitiremos lo dicho por el afiliado a esta
clínica literaria)

(Psicólogo moralista retirado) - Veamos…mmm…genera un


desorden innecesario, se impone mentiras… mmm…se inventa falsos
dolores y fuerza su sentir…hhhmm… no advierte que esto lo daña
únicamente a usted.

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Mantiene una actitud maniática…
también soberbia…
posee un comportamiento extremadamente pedante (dice que una
vez le reprochó al dueño de una cafetería escobarense el no poder
continuar elaborando “su arte” en aquel local por que le molestaba
el sonido de la cafetera).
Después de cargar con todos los síntomas del síndrome del escribir
por escribir (la peor enfermedad de la literatura), sumado a la
patología que vengo descubriendo:
¡usted todavía tiene el ímpetu de afirmar que puede enseñar a otros
a escribir! (dice que a menudo le indica a las víctimas que reúne,
digo, a sus discípulos, cuales son las dicciones que les conviene
colocar en sus manuscritos, persuadiéndolos con su seudo-
erudición…).
Les miente, se miente y les pide remuneración…
Por lo visto usted no se da cuenta de que estafa a la gente y, lo que
es todavía más infame, atenta contra la poca dignidad que le queda
a la literatura de hoy.
Esto requiere medicación…
¡Urgente!, vaya a la siguiente prosa, aquí tiene la inter-consulta y la
derivación, no se olvide de abonar el coseguro, pedir la autorización,
presentar el carnet de afiliado, los bonos, el documento, el recetario,
el último recibo de sueldo… si por evadir impuestos no tiene el
suyo, pídaselo a su mujer, quien trabaja para cuidar a sus semejantes,
no para engañarlos.

(Psiquiatra para escritores) - … en cuanto a los perjuicios que se


ocasiona para sí, sólo puedo decirle que en el peor de los casos
usted se entregará a un compulsivo consumo de un falso sí mismo:
síndrome falsi hominis…desde ya, no es recomendable que el
paciente con esta patología continúe escribiendo con una máscara
de piel sintética —a menudo carece de las propias, o por que las ha
extraviado o nunca las ha tenido—. Lo que se receta en estos casos
es un potente antifálsico —tres dosis por día—, luego puede tomarse

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una medida de antifórsicos combinados —de por vida—… los
efectos colaterales que puedan producirle estas drogas son
irreversibles. Lo bueno de estos efectos, es que quizá le devuelvan,
al menos, una parte de su dignidad, si es que la tuvo alguna vez.

(no resulta demasiado conveniente seguir exponiendo lo que sucedió


después de este último parte médico)

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III

(fuera del cuarto de los especialistas)

Un falso errante se desvanece,


se rompe como un terrón de arena…
se convierte en tiempo y espacio para quien lo ocupa…
lo seca, lo desquebraja,
lo esparce, lo expande…
se vuelve pasto amargo para el rebaño.

Vocablos como gotas de tinta seca,


como arena,
como caretas sintéticas,
como ruidos…
todo en la misma cápsula de vacío,
escrito sobre un albino trozo dérmico.

Dentro y fuera de la cápsula no coexisten:


Avistador
Voz de ojos ciegos, celestes
Espíritu austero
Hombre de época
El que escribe
Otros que vendrán…
por sobre todos: el que viaja.

Un falso errante se desvanece,


se rompe como un terrón de arena…
se convierte en tiempo y espacio para quien lo ocupa.

Arciem HorseK.
Tarde lluviosa de enero en una inmensa casona sobre las sierras, Córdoba-2008.
A la mala praxis del cuerpo escritural, a uno de sus tantos ejecutores:
RULFI JORGE.

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El sentir de un avistador

(el que escribe) - Me pregunto si todo puede sentirse, si todo puede


pensarse… narrarse.
Una tarde de clima perfecto ignora a un ocioso avistador seducido
por cierta ternura.

(un peatón) - ¿De dónde viene?


(otro) - De cierta actitud oculta detrás de un vidrio.

El avistador siente y observa


desde unas piedras embebidas en cemento,
parece hundirse en alguien que no es él.
No conoce el timbre de su hablar.
No conoce su piel.
Cree conocer su actitud…
el avistador siente a través de aquella actitud.
El sentir lo inmoviliza; espía y trata de mentirse, de distraerse…
Es inevitable,
los dueños de su semblante lo repatrían al mismo lugar.
Regresa y se siente a sí mismo.
Regresa y cree compartirlo.

Así es como intenta vencer el tedio de unos ojos


que imagina oscuros
… la invita a abandonarse; desde la otra vereda
llama silencioso a su vigilia
… de pronto, acude callada y por unos segundos desatiende
su apacible aburrimiento.

—Sabe que todos derraman la visión en lo que la hace más


perecedera—

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—Pero no sabe que el avistador contempla, resguarda y alimenta
en su ojo el instante, soplo que es el cúlmine viraje de lo tierno en
toda carne volátil—

Por ella vuelve sus horas a una prosa cálida… prosa en la que
trata de entender el momento en que su sentir ha quedado atrapado
por una actitud que ha dejado de hundirse en un poco profundo lago
de cavilaciones.

Arciem HorseK.
Manuscrito dejado en la puerta de un comercio de Río Ceballos, el 26/01/2008.

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Amanecer simétrico

El viento se agita a sí mismo.


Acaricia el verde oscurecido.
Las luces nocturnas se pierden,
haciéndose las del alba.
El viajero se despierta
con su piel helada
con sus ojos siempre cálidos.
No encuentra al sol.

Las luces siguen perdiéndose…

Ramas blandas resuenan como violines,


el céfiro las sopla, las convierte en flautas.
El peregrino —recostado— escucha su soledad
sin tibieza
sin ropa…
Piensa y repiensa su camino,
en tal complejidad la prosa pierde una línea.

Las luces siguen perdiéndose…

El cielo y el caminante se pierden,


lo mismo sucede con las huellas
con los caminos
con la oscuridad
con las nubes
con otra línea de la misma prosa.

Las luces siguen perdiéndose…

La prosa se resiste a ceder.


El paseante no lo hace.

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El verde cambia.
El concierto natural continúa.
Lastimada por la simetría, la prosa pierde otra línea.

Las luces siguen perdiéndose…

y la sinonimia
y la intensidad del aquilón
y los términos
sin todo, la prosa pierde otra línea.

Las luces siguen perdiéndose…

El rojo vuelve al día antes de volverse amarillo.


El andante descansa y la prosa se agota.
Exhausta, pierde otra línea.

Las luces siguen perdiéndose…

El tiempo se alinea con la simetría,


empuja a la prosa, y esta, pierde otra línea.

Las luces siguen perdiéndose…

¿Podrá perderse la prosa?

Las luces ya lo han hecho.

Arciem HorseK.
Salida del sol sobre la ciudad de Córdoba, vista a cincuenta kilómetros de
distancia, a ochocientos metros de altura sobre la misma, enero de 2008.

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Plaza lejana

Gotas de agua mojan una hoja,


algunas palabras las beben,
se humedecen…
otras no lo hacen,
se fosilizan.
Palabras, garganta del viajante.
Palabras, pendientes silenciosas,
vistas por una luna opaca.
Silencio
—entre ruidos—
parador del que camina…
ruidos sin caminos rectos, con caminos oblicuos
ruidos sin tiempo exacto, con tiempo discontinuo
ruidos sin sol hiriente, con sol eclipsado
—por nubes—
ruidos con agua esmaltada, abundante…
desparramada calma el ardor de las pisadas del que va
en un pueblo tácito.

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II

El que va los escucha y avizora,


los siente en su tercera persona
los sujeta a bendecidos muros avejentados
los hace aire…
Camina y los ve en la altura…
se le escapan por entre las puntas oxidadas
mientras todo se cierra:
pesados portales de hierro
postigos macizos, de tallados anónimos…
hasta las rejas —mantas negras perfectas—
parecen apretarse, sacudirse,
como los ladrillos —sobria trampa de palomas blancas—.

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III

Todo en un lugar semidistinto.


Todo junto al mismo cuerpo exangüe.
Todo entre lo igual del cuerpo y lo distinto del lugar.
Un paso y una piedra blanca,
otro paso —igual— y una piedra gris que se torna blanca…
al lado de esta, otra, de color gris que se vuelve negra…
Más adelante otra, de colores no presentes.
Cromatismo y acromatismo
convivencia indeterminada
envenenada de justicia.

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IV

Ausencia y presencia de tiempo.


Derrumbes ilógicos, sistemáticos.
Locuciones audibles y silenciosas.
Pensamientos inexpresables y escritos.
Mundo semiheraclíteo,
sin río, pero con agua
sin contrarios, pero con elementos diferentes
—en colisión—
sin círculos, pero con ovoides
de lógos idiota —en antiguo sentido griego—,
pero con carácter divino —también en sentido griego—.

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V

Una prosa anacrónica intenta relatar la convivencia tempo-espacial


de la materia transformada.

Arranca baldosas
descubre ventanales
—camina profiriendo verbos y sustantivos—
dobla hierros
profana cerrojos
—se abstiene de adjetivar, de puntear—
escudriña palomas
abraza ramas
esculpe pilares
disfruta la llegada de ruidos —sin adjetivos—.

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VI

Espectros visibles: Formas.


Espectros invisibles: Ruidos.
Formas y Ruidos: Lugares.
Ruidos y/o Formas: Pensamientos.
Lugares y Pensamientos: Pasos.

Pasos: escritos del sentir pensado


Pasos: escritos del pensar sentido.

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VII

Plaza lejana
juego lógico, válido e inverso
de un pensar
de un lugar
de un errabundo y su paso
de una línea prosaica
de una palabra lastimada
de una letra atrozmente silenciada
… lo femenino y su inevitable adjetivación
en un estado hermafrodita, el agua…
preludio de andares Presentes
postludio de andares Eternos.

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VIII

Gotas anacrónicas
brotan del sollozo de una desconocida en una plaza lejana…
lágrimas sentidas —efímero-nostálgicas—
que jamás sabrán ser bebidas por los verbos de un Eclesiastés.
Gotas,
hoy se entregan a la absorción de una hoja,
a la garganta de un ermitaño sin sombras,
sin máscaras.

Arciem HorseK.
Escrito en ciertos ermitorios de la ciudad de Córdoba.
Enero de 2008.

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Colusiones

Momento sin tibieza,


acto desacostumbrado.
Sala de caras pétreas,
almacén de víveres putrefactos,
de apologías pestilentes.

Sale un espectro visible,


emite uno invisible —falso—.
Entra un espectro visible,
emite otro invisible —por costumbre—.

La época necesita de espectros,


los espectros al almacén.
El viajante… los necesita a todos.

Arciem HorseK.
Pasado un almuerzo entre sindicalistas.
Córdoba, enero de 2008.

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44
Ruido de llantos de cascadas encerradas entre paredes.
Atisbo de cuadros.
Sentir de muchedumbres acostumbradas.
Vibración de una mano que siente
que se confunde
que alterna su caligrafía
que vive la carne del que va…
que lo consagra.

Los vocablos se vuelven una mano derecha,


forman un cuerpo,
reviven espectros,
se desgarran tras el momento sombreado por un iris negro.
Todo dentro de una soledad construida entre infinitas formas.

Un paseante fuerza al recuerdo…


su recuerdo.
El camino por el que va se quiebra,
también así su vergüenza.
Una hoja en blanco se tira delante de este,
lo invita a pisotearla.
Él la mira, titubea…
ahora mira hacia delante,
delante de sí un cuadro
con tres rosas
en forma de semblantes dispersos
—iguales—
de tonos que consuman oscura la fronda …
ve hacia al frente y su figura no retorna,
toca el absurdo de la indeterminación …
supone haber dejado de sentirse.

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Una falsa sensación de nostalgia
lo obliga a ver hacia donde está su espalda…
él, decide cuidar la salud de sus dicciones.

La mano, diestra desvergonzada, se detiene.

Arciem HorseK.
Primer escrito en público.
Paseo del buen pastor (ex cárcel de mujeres), ciudad de Córdoba…
enero de 2008.

46
Durmiendo al lado de un ángel no cristiano.

Durmiendo al lado de un ángel no cristiano.


Saboreando la imprecisión.
Sintiéndose en otra carne.
Viéndose detrás de las pupilas —de la misma carne ajena—
viaja el que adviene por el mismo camino.

Su egoísmo le arrebata el instante en que se siente.


Su egoísmo lo obliga a sentir una colisión,
lo protege,
lo vacía,
le quita las hojas de sus embestidas,
le muestra el error,
manifiesta la presencia de la costumbre.
El peregrino, cuasi-eidético, lo entiende
pero no puede dejar de sentir.

(el que escribe) -¿qué siente?

El regresante parece abrir plácidamente sus ojos al escuchar la


pregunta, pero pronto, al padecer la material caricia de la tela de su
anexa butaca, vuelve a dormirse frente al mismo rostro luciferino.

La lluvia bautiza sus cuerpos tibios,


moja por separado sus labios…
Silentes, comparten formas y ruidos.
Mientras uno permanece inconciente,
el otro lo acompaña con la mirada y su egoísmo.

Arciem HorseK.
A la encarnación de esta acompañante: COSTANTE ROMINA.
En dos viajes de regreso a Buenos Aires. Iniciado en enero de 2008.

47
48
Crónicas del absurdo

Una prosa acompaña al que va incómodo,


lo siente,
lo piensa.
Él se sume a una imposibilidad…
tropieza y cae ante lo venidero
—convertido en miedo—
no hay brazos que lo levanten
—¿acaso los quiere?—
queda fijado a un suelo liso…
posee fuerza para erguirse otra vez,
su voluntad no la tiene ni para mirar.

(se aproxima el espíritu austero)

- No hay tiempo para conceder a tu voluntad su capricho, te


recomiendo que la dejes ahí… las luces nunca van a esperarte.

(un conjunto de sonidos acompaña el momento pasado, el de un


inicio tomado con violencia)

El viajero no siente —no camina—.

Un trozo de cielo astillado se desprende a lo lejos,


estruja al absurdo convertido en despertares.
Debajo de esa parte del cielo, el que escribe.

(el que escribe) - ¿El que anda ya no posee argumentos para seguir?
(voz de la indeterminación) - Los tiene en sus pasos… como la
(voz de la indeterminación) - vida de la prosa que los escolta.
(el que escribe) - ¿Te referís a la vida de todos nosotros?
(voz de la indeterminación) - Los que existen hasta hoy y los que
(voz de la indeterminación) - tal vez sobrevendrán mañana…

49
II

El tálamo de extensiones infinitas


se vuelve un agujero para la voluntad del vagante…
ella ha caído junto a la prosa celeste:
el cuerpo ha quedado vacante,
la voluntad, desnuda.

(en la profundidad)

(voz de ojos ciegos, celestes) - No me canso de preguntarte:


(voz de ojos ciegos, celestes) - hacia dónde vas…

Femenina —la voluntad—, sin sentidos se acurruca contra un


rincón azotado por una luz; se descompone en variadas formas
iguales, como si hubiese sido arrojada contra un falso prisma.
Ahora todas se acurrucan… avivan un sentir vaciado por más de
dos décadas.

(el avistador) - Todas menos aquella, la que no deja de imitar los


pasos del ahuecado emigrante.

(voz de ojos ciegos, celestes) - ¿Hacia dónde vas?

50
III

La voluntad se aleja,
avaricia no compartirse con el resto…
¿equivocada?
¿confundida?
se arranca los brazos.

(el que escribe) - ¿Dónde está?


(el avistador) - Frente al tropel de ojos.

51
IV

(voz de la indeterminación) - La voluntad no tiene sentidos…


(voz de la indeterminación) - pero siente.
(el que escribe) - ¿Qué siente?
(voz de la indeterminación) - El no-sentir de su dueño,
(voz de la indeterminación) - el siempre mañana de su dueño.
Todo expuesto al ser de los ojos, al ruido de los ojos…
hasta su pisar muestra la misma actitud que la de su señor…
ves como se quiebra.

(la prosa se mantiene presente)

Parada ante a una disímil multitud de espejos ovulares, cambia de


forma: una para cada uno de ellos, no deja de conformarlos…
estancada en el escenario comienza a agotarse, a equivocarse…
su actitud se construye como el sentir del caminante;
siempre fiel espera el mañana de quien reposa en un lecho firme.

Cubierta de negro parece dormirse.


Un hombre de época y los hijos de Erís la llevan a la rastra,
hasta el cuerpo vacuo que está en la superficie.

La primera luz los invitará en la madrugada a levantarse.

Arciem HorseK.
02/2008

52
Retrato de un compartir

“...para ser dos hay que ser distintos.”


(Pizarnik Alejandra)

Prosa de conocidos pasos,


pasaje desgastado por los talones del mismo viajante.

53
I

El cielo vespertino
se eclipsa tras el desasimiento de una columna vertical de nubes
… dormidas, pierden sus jirones en tormentoso rocío.
La naturaleza no permite que los cristales húmedos
se conviertan en prismas,
que el soplido del este
acaricie lo oscuro y lo claro,
tampoco deja que se religuen,
menos aún que se separen
… hostil, aquieta hasta la fauna más excelsa y antigua.
Censura y se censura a sí misma
al no poder reconocerse
bajo tres luces omnipresentes
—propias de una razón impropia—
desde la altura
no concibe una realidad que la consume,
una realidad
que va siempre por el camino de ojos
in/voluntaria y necesariamente ensangrentados …
nada debe/puede descomponerse en este pasaje.

54
II

El andante desarrolla su paso,


confía en su paso
—aunque no lo comprende—
Bien conoce los tramos que hacen recta la necedad,
también así, a aquellas peligrosas curvas del imaginario,
los complejos sentidos del consuelo,
el único sentido de la tergiversación….
Transita por calles despintadas
—caminos perpendiculares—
por veredas angostas
—caminos paralelos—.

El tiempo se adultera en las posadas del ambulante


el relato de la prosa se deforma

el que va
está siendo seguido por alguien que lo espera
al pensarlo, se haya con
su primer Acompañante
su primer Cedente
su primer Desvío del único camino aparente
su primer Desarraigo
su primer De-construcción
su primer valoración del Tiempo
su primer necesidad de Pensar
necesidad de encontrar Palabras
su primer necesidad de Justificar/se
su primer necesidad de Re-construir…

su primer tranco hacia un compartir que fue y no podrá ser.

55
III

Caminar hoy para él, no es más que

andar sobre su propia mano


—piel de infinitas huellas, hecha presente y pasado—

personificar el recuerdo de una actitud


—entender el uso de su única vara—

rehacer en los hombres las piezas de un juego


—primer momento, no principio—

atiborrar el absurdo con la más rica y miserable nostalgia


—sublime nutriente valorizadora del histórico espíritu del Arte—

dejar que las horas


se encarguen de agotar el discurso de quien aguarda.

56
IV

Dos en una fotografía.


Dos en dos llaveros equinados
—de cuero rasgado, de metal deformado—
Dos escuchando el apagarse de una voz de ojos ciegos, celestes.
Dos, presentes después de un pasado concreto.
Dos en mundos eidéticos
—heterogéneos, disímiles—
Dos en una tarde,
en el cuerpo de un diálogo tensionado
por sus miradas inocentes,
por sus encerradas en las contrarias caras de un mismo cuadro.

Uno, otea sintiendo


—viviendo—
la gran costumbre humano-occidental.
El otro... vaciándola en sí mismo.
En uno, la dialéctica pasada se vuelve retórica.
En el otro, sólo permanece la nostalgia de su génesis
entre azulejados cuartos resonando.

57
V

Los postulantes no ansían


—no pueden—
Los postulantes no ansían quebrarse
sólo se manifiestan
—se observan absurdos—.

El “diálogo” se carga de elementos


que se tornan diferentes
—no contrarios—
Lo desnaturalizado por el Verbo no deja hablar al aire
ni a las piedras
ni a los árboles.

Una costumbre impera sobre una actitud


la trastorna
la moldea a su gusto…
muere, en esta última, el presente compartir.

Una actitud encarna una costumbre


Una actitud se convierte a una vida
—la une, des-une y lleva—
Una actitud enmascara un tipo de egoísmo con otro
Una actitud pulveriza una cosmología desordenada
modernamente primitiva
violenta.
Salva su carne de otra costumbre
—la natural—
Salva su mente de un sí mismo desacostumbrado.

58
VI

El cuerpo del diálogo


—“formado” por los hablantes—
El cuerpo del diálogose descarna
como el mismo camino
como los símiles talones al pisar la nostalgia,
la que los entifica
la que les otorga el yo en su tacidad literaria.

59
VII

Los espectros invisibles caen de los oídos de ambos…


ninguno localiza ya una dirección menos absurda.
El callar inhuma los cuerpos de los caídos.
El “diálogo” se asfixia,
las ondas lo golpean en un cuarto pequeño
—a media luz —
…tras una acostumbrada repetición retórica
hastiados
—respetuosos—
los ruidos logran filtrarse por un límpido agujero celeste,
los ruidosconsagrando así
el principio y el fin de la senda y la tarde
el principio y el fin de lo pensado y lo divino.

Arciem HorseK.
Pilar, Buenos Aires… Abril de 2008.
al compartir personificado.
a un diálogo entre azulejados cuartos.

60
De tardes abstractas

Pasos se descargan sobre una superficie llana y translúcida.


Formas definidas son ocultadas por el dueño de las pisadas.
El ruido —estéril— deja oírse
sin molestia
sin disfrute.

61
II

Los términos mantienen una relación unilateral,


proporcionalmente inversa al pensamiento.
Los mismos elementos son dispersos en cada nube prosaica,
buscan un orden…
de pronto las colisiones se ablandan,
el transcurrir temporal los entierra en materia cárnica.

62
III

La sed y la capacidad de avistar


se acrecientan levemente en el que las contiene
… todo muda de ruido y forma por debajo del suelo,
… todo muda de ruido y forma por encima
lo mismo en cada trayectoria
aunque la costumbre
no deja apreciar sus mociones.

63
IV

El resplandor no es semejante para ambos mundos,


la longitud de onda
en el camino de arriba
opaca algunos elementos incorpóreos.
No sucede lo mismo debajo.

64
V

El ajetreo tempo-espacial
limita el avistamiento de la multiplicidad lumínica
—subsistencia de la prosa—.

El semi-sedente se sienta solo


—no sintiéndose—

ve girar una masa esférica


que atraviesa los orbes
—sin pensar—

trata de amordazarse
entre eufonías,
entre formas espejadas
—celestes—
de un ejido seco, letrado… boscoso.

Arciem HorseK.
Otoño de 2008 en campestres caminos escobarenses.

65
66
Desvaríos y teorías

Senda hacia el vaciamiento


¿des-configuración ilusoria?
¿apagamiento del absurdo?
¿obstaculización total de caminos?

Un sí mismo acorta su visión,


se des-nutre al engullir sus minutos
—contados en horas—
Un Principio se vislumbra,
se convierte en sentir
—se quema—
asciende y se enceniza.

Nada regresa
lo pensado precipita entre vocablos
ninguno se basta,
ambos se hunden en un cuadrilátero albo.

Alguien se imita en otro


—se extravía—
Siente, Piensa, Escribe
—se silencia—
él mismo no se basta.

Tácito, contempla en su ausencia


las locuciones que no pueden describirlo.

Arciem HorseK.
05/2008

67
68
Testimonio ecdótico de las prosas conversas

(Primera evidencia)

Unas teclas son golpeadas a la par en seca sinfonía… un visor


devuelve a cuartas la imagen tácita de un autor, a medias el significado
de una retórica artístico-inservible, por completo la misma
indefinición, por partida doble el derroche de dicciones. Apenas
conciente, el que viaja nostálgico; conciente de cierto despertar de
una migración entre épocas…agustinianamente esperanzado imagina
el devenir; a veces, desde un mundo que no puede pisar, otras, desde
el propio suelo imperfecto… agustinianamente, también culpable se
siente, de haber descubierto la imposibilidad de librarse de la libertad.
Detrás de la configuración del lenguaje —siempre cambiante para
el creador del que va— se escucha el sonar hueco de los pasos
—cada vez más lentos— de aquella figura, la que sin tocar el suelo
antieidético, lo siente desde su alteridad… cada vez que se rebusca
encuentra viéndose desde el exterior, vertiendo su rostro en
ordenadas máscaras —génesis de nuevas actitudes— .

69
II

El sonido parece no ocupar espacio mientras danza junto al presente,


desapareciendo, exprimiendo los cuerpos que no ocupa… endurece
la expresión de todas las máscaras, helando hasta la propia
intencionalidad; es que en su vacua conformidad se vuelven
insuficientes los tartamudos pasos… insuficiencia que vuelve
impotente al inmigrante: quien abate sus ánimos al enfrentar una
realidad apenas escogida, quien embriaga su turbia sensatez en la
excitación de su clara ignorancia. Suenan las teclas, las que golpean
las hojas blancas que hacen de suelo y cielo… el único personaje
sin historia ya no sabe donde pisar… ruidos secos salen desde su
garganta.

70
(Segunda evidencia)

Unas teclas son golpeadas a la par en seca sinfonía…


un visor devuelve a cuartas la imagen tácita de un autor,
a medias el significado de una retórica artístico-inservible,
por completo la misma indefinición,
por partida doble el derroche de dicciones.

Apenas conciente, el que viaja nostálgico; conciente


de cierto despertar de una migración entre épocas
… agustinianamente esperanzado imagina el devenir; a veces,
desde un mundo que no puede pisar, otras,
desde el propio suelo imperfecto…
agustinianamente, también culpable se siente,
de haber descubierto la imposibilidad de librarse de la libertad.

Detrás de la configuración del lenguaje


—siempre cambiante para el creador del que va—
se escucha el sonar hueco de los pasos —cada vez más lentos—
de aquella figura, la que sin tocar el piso antieidético
lo siente desde su alteridad…
cada vez que se rebusca
encuentra viéndose desde el exterior,
vertiendo su rostro en ordenadas máscaras
—génesis de nuevas actitudes— .

71
II

El sonido parece no ocupar espacio


mientras danza junto al presente,
desapareciendo, exprimiendo los cuerpos que no ocupa…
endurece la expresión de todas las máscaras,
helando hasta la propia intencionalidad; es que
en su vacua conformidad
se vuelven insuficientes los tartamudos pasos…
insuficiencia que vuelve impotente al inmigrante:
quien abate sus ánimos al enfrentar una realidad apenas escogida,
quien embriaga su turbia sensatez en la excitación
de su clara ignorancia.

Suenan las teclas,


las que golpean las hojas blancas que hacen de suelo y cielo…
el único personaje sin historia ya no sabe donde pisar
… ruidos secos salen desde su garganta.

72
(Tercera evidencia)

Unas teclas son golpeadas


a la par
en seca sinfonía…
un visor devuelve a cuartas
la imagen tácita de un autor,
a medias
el significado de una retórica artístico-inservible,
por completo
la misma indefinición,
por partida doble
el derroche de dicciones.

Apenas conciente,
el que viaja nostálgico; conciente
de cierto despertar de una migración entre épocas
… agustinianamente esperanzado
imagina el devenir; a veces,
desde un mundo que no puede pisar,
otras,
desde el propio suelo imperfecto…
agustinianamente,
también culpable se siente,
de haber descubierto la imposibilidad
de librarse de la libertad.

Detrás de la configuración del lenguaje


—siempre cambiante para el creador del que va—
se escucha el sonar hueco de los pasos
—cada vez más lentos—
de aquella figura,

73
la que sin tocar el piso antieidético
lo siente desde su alteridad…
cada vez que se rebusca
encuentra viéndose desde el exterior,
vertiendo su rostro
en ordenadas máscaras
—génesis de nuevas actitudes— .

74
II

El sonido
parece no ocupar espacio
mientras danza junto al presente,
desapareciendo,
exprimiendo los cuerpos que no ocupa…
endurece la expresión de todas las máscaras,
helando
hasta la propia intencionalidad; es que
en su vacua conformidad
se vuelven insuficientes los tartamudos pasos…
insuficiencia
que vuelve impotente al inmigrante
quien abate sus ánimos
al enfrentar una realidad apenas escogida,
quien embriaga su turbia sensatez
en la excitación de su clara ignorancia.

Suenan las teclas,


las que golpean las hojas blancas que hacen de suelo y cielo…
el único personaje sin historia
ya no sabe donde pisar
… ruidos secos salen desde su garganta.

75
(Cuarta evidencia)

Unas teclas son golpeadas


a la par
en seca sinfonía

un visor devuelve a cuartas


la imagen tácita de un autor
un visor devuelve a medias
el significado de una retórica artístico-inservible
un visor devuelve por completo
la misma indefinición
un visor devuelve por partida doble
el derroche de dicciones.

Apenas conciente
el que viaja nostálgico
Apenas conciente
de cierto despertar de una migración entre épocas

agustinianamente esperanzado
imagina el devenir
a veces
imagina el devenir desde un mundo que no puede pisar
otras
imagina el devenir desde el propio suelo imperfecto

agustinianamente
también culpable se siente
de haber descubierto la imposibilidad
de librarse de la libertad.

76
Detrás de la configuración del lenguaje
—siempre cambiante para el creador del que va—
se escucha el sonar hueco de los pasos
—cada vez más lentos—
de aquella figura
la que sin tocar el piso antieidético
la que sin tocar el piso lo siente desde su alteridad

cada vez que se rebusca


encuentra viéndose desde el exterior
encuentra vertiendo su rostro
en ordenadas máscaras
—génesis de nuevas actitudes—.

77
II

El sonido
parece no ocupar espacio
mientras danza junto al presente
mientras danza desapareciendo
mientras danza exprimiendo los cuerpos que no ocupa

mientras endurece la expresión de todas las máscaras


mientras endurece helando
hasta la propia intencionalidad
es que
en su vacua conformidad
se vuelven insuficientes los tartamudos pasos

insuficiencia
que vuelve impotente al inmigrante
quien abate sus ánimos
al enfrentar una realidad apenas escogida
quien embriaga su turbia sensatez
en la excitación de su clara ignorancia.

Suenan las teclas


las que golpean las hojas blancas que hacen de suelo y cielo

el único personaje sin historia


ya no sabe donde pisar

ruidos secos salen desde su garganta.

Arciem HorseK.
Terminado de escribir en un segundo hogar… octubre de 2008.

78
Bandera de mármol

Una jugosa brisa traslada un seudo frío de verano....


El mármol que fulgura mojado,
se pinta de blanco y celeste aunque su palidez lo asemeje
a la del río que lo refleja,
a la del cielo que les llora por encima:
torpe juego dialéctico de sonidos inestables,
de espejos opacos que a todos muestran su convencional identidad.

Arciem HorseK.
Postludio de un mediodía rosarino, bajo la lluvia torrencial, en el primer día
de 2009.

79
80
Epístola de un confesor

Un sentir diurno se refleja en un charco estival... atraviesa las


ruidosas paredes de una herencia que le es ajena... se sujeta a un
suelo sujeto a una columna; espera el arribo del absurdo. La voluntad
lo contempla todo a la distancia; la extenuación del quebrantado
sentir ha aplacado las fuerzas que le quedaban. Poco sostiene la
fragilidad de una existencia irreparable; el tañido de un violín invisible
talla en árboles de bronce los ecos de míseras nostalgias futuras, el
mismo charco opalescente espeja el fémino talante de una actitud
manifiesta en materia in-manifiestamente existente. Cierto sentir
diurno dirige una mano que retorica otra actitud, la literaria; lejos
está de sólo padecer el lenguaje que se le traduce en
representaciones y barahúndas... y de todo se apropia, odiando por
esencia la necesaria reproducción contingente que narra su barbarie.
Su biografía se acrecienta en la medida que nuevos hijos —efímeros
engendros— se arrancan de las entrañas del antro hermafrodita en
que se gestan; la voluntad se dobla al arrastrarlos. Murmullos
acompañan al sentir, atraviesan los oídos de una cabeza que guía
sus ojos por entre otros sentires que lo perciben a la vez que lo
desconocen. Tales sentires, lo llevan a una soledad provocada en
una cárcel de cúbicos barrotes marmolados, donde con asombro
celebran el viso del fuego que brota de una ciclópea olla cúpricamente
oxidada.

Arciem HorseK.
Rosario.
Génesis de una tarde lluviosa del primero de enero de 2009.

81
82
caelo albente

Un planeta se asoma a una ventana antes que la estrella que le


sirve de madre.
Unos pasos siguen al crepúsculo, al remozar del mismo existir:
interminable búsqueda de categorías,
de justificaciones innecesarias.
Hoy, lo indefinido parece acurrucarse entre los más antiguos y
poéticos dedos rosados.
Hoy, las huellas se corroen en un río de trazas mercúricas, de betas
que brillan como su hermano, el que por su sangre bautizaron en
plata.
Una falsa vigilia se pierde en la impaciencia, como la pierde el verde
que empapa sus piernas en líquidas esperanzas.
Alguien aprecia cada movimiento:
el de una broza naturalmente inquieta,
el de las persianas de unos edificios que se despiertan,
el de unas calles que se templan con el roce del caucho,
el de la sencillez que lejos y cerca se desviste
de su ropaje nocturno.

¡Hambrientos!, esperan absortos que los dedos teñidos en rosa se


cierren.

Lo que es se retoma:
la esperanza hidrófila, la cual añora la flora oscurecida, se vuelve
como el cuero de las falanges de la bóveda celeste;
cuna de la madre
que se asoma en un trazo,
que se eleva revelándose en un semicírculo tibio,
en una esfera naranja que se esparce por los rincones que la
aguardan.
Gustosa baña su desabrido infierno en los saporíferos brazos del
Paraná...

83
el alimento llega al verde,
al interior de la posada de una fantasmal conciencia
que ve desvanecer su opacidad.

Arciem HorseK.
Rivera rosarina del cuarto despertar lumínico de 2009.

84
Terceras personas

Belleza envuelta en tela oscura


intrínseca y extrínsecamente inuniversalizable
piel clara que se siente en sueño empírico
que se muestra suave y desenvuelta

piel en trazos libres oculta una debilidad


piel en dialéctico juego ejecuta
—con extrema dulzura—
su contrario

con vigor
sobrevive una justa existencia
que como un conjunto de fonemas
se presenta a cada segundo en renovada recreación
tal vez
temiendo sincera el quedar atrapada en eterna afonía.

85
II

Tales movimientos
son los que estima de lejos una tercera persona
la que
en un espejo
persigue las efigies de su perfil inverso
efigies
que se visten de la más sensible y deseable femineidad
que se visten de una actitud que se edifica
desde un fúnebre y desabrigado precipicio natural
que se visten de una sonrisa que se ahoga
en ecuánimes lágrimas de justicia.

86
III

En el cruce
del espejo y el insomnio de quien lo contempla
el fin empuja a la intencionalidad
la que
—sin ánimos —
se deja caer en el hogar de donde proviene la actitud
que hace de voz en otra noche absurda

noche insípida
quebradiza
en la que la intención
ha quedado minusválida.

87
IV

Desde aquella nocturnidad


germina inconciente un saber
que hoy
yergue un inacabado cuerpo eidético.

88
V

Y los actos se concentran en los labios


los que devuelven tersos el hálito necesitado

en su ensoñada degustación
el que emigra
siente y admira la vivacidad de una actitud
la que se esgrime contra su devastadora herencia
la que desgasta los trozos de su vientre

¡ya!
por más vida los transmuta
al escurrir su fértil sangre
sobre una lejana masa grisáceo-polvorienta

con sus lágrimas de leche


sacia inocentes estómagos olvidados
—embriagados de risa—
los que
con mendigas pupilas
imploran el húmedo beso de una tormenta.

89
VI

Demasiado
reconstruye la infatigable imagen del espejo
poco
el que la honra en su femineidad
menos aún
el que pretende acariciar su actitud con tan exiguas dicciones.

Arciem HorseK.
a una actitud vestida de mujer... a ROXANA RUIZ DIAZ.
Varios meses de recuerdo entre 2008 y 2009.

90
Caricias australes

Análogas dicciones nombran pasos que particularizan frías


percepciones eidéticas.
La australidad se publica en la dialéctica locomoción de una luna
que gravea sobre un salobre azur empujado en dirección contraria
a un atardecer... impelido envuelve una tierra de arena siniestra,
de arena que se eleva tanto como la convención temporal cae
ante los primeros inmigrantes que la alcanzaron, que la
convirtieron en su refugio... En la tensión que mide este ascenso
descendente sólo queda el tiempo que se resbala en cada soplo,
que se pasea en ondulaciones desgranadas...
En oscura representación escapa del azul el amarillo —en
medianos picos—;
amarillo que juega a hacerse piedra,
amarillo que juega a hacerse las luces que sustentan un corto,
escaso y desvaído verde...
todos juegan a tocarse,
todos se elevan en un paso que los encamina.
Y el último chorro de luz astral se refracta sobre un blando y
azulenco espejo de sal disuelta; la luminaria del hombre actual
enciende el pasado y se aloja al poniente.
Lo que es se presenta disímil:
la que era bonita lo sigue siendo —ahora sin las roncerías
lumínicas—,
lo que era afable se vuelve hostil al viviente,
aquel que en su animalidad siente la más tenue caricia austral.

Arciem HorseK.
Despejado ocaso del 31 de enero de 2009 en Puerto Madryn, Chubut.

91
92
Ópera cerúlea

El bramido del mar erosiona unos oídos rocosos


anuncia el vívido arribo de verdes vestigios fenecidos

fétido ecosistema pisoteado


grabado por dos simples huellas.

93
II

El viento acompaña una narración interminable


la narración de un abismo azul, atronador y moviente

prehistoria austral
bosquejada en una pieza
por naturaleza encastrable
por naturaleza separada.

94
III

Bramido que es escuchado por el mismo de siempre

disolución homogénea
que trae a las costas de la mente
una degustación recordada
la de los besos literales de Cimódoca
la de los besos los que salados
supieron dar sabor a un joven paladar sin lengua.

Arciem HorseK.
01/02/2009
Puerto Pirámides, Península Valdez , Puerto Madryn, Chubut.

95
96
Un caminante es tragado junto al siroco por una garganta de paredes
fósiles.... al entrar, el sosiego se deja interpretar en estrechos canales
espinosos: blandos y duros.
Los azores de este garguero amordazan al mar que geometriza su
figura inmóvil, gris, siempre iluminada. En un extremo su frágil
sombra elevada, en el otro su salida, la que integra borrascas,
rompientes y acantilados.

¡Cuan geometral se hace a sí mismo el inengendrado y perecedero


paisaje de lo que se cree y llama naturaleza!

Otras siluetas forman parte del mismo sigilo elíptico, del mismo
carnoso segmento que va contemplando los asimétricos trazos de lo
subsistente.

Arciem HorseK.
Escrito a escasos metros de donde se está dando la única función de la Ópera
cerúlea.

97
98
Noctívago, el oeste se enluta a la izquierda de un pasajero
tiñendo el aura en penumbras
tornando lóbregas las mesetas
lúgubres los amarillos

¿Qué predicar de esa tercera persona que se refleja en una


ventanilla sombría?
—transparente portal del inevitable advenimiento de la noche—

¿Qué decir de las categorías que homogenizan al que se mira y su


reflejante?

Sintiendo el momento ambos se piensan en el otro

el del cristal
con la sólida frialdad del silicio

el de la carne
con la líquida calidez de su sangre.

Arciem HorseK.
Noche del 02/02/2009 – Algún lugar de Santa Cruz.

99
100
Escrito desde, por y para el sentir
Escrito desde, por y para el pensar
escrito, nutriente de lo efímero
justa preservación del momento

¿quién lo demanda más que el que carga su biografía sobre un


pavimento que cambia tras una línea convencional?

línea convencional
conversor del tono de limítrofe costumbre fonética
en el que las sílabas
son cortadas por afiladas sombras de carne
filo que proviene de su desesperante simpleza.

Todo se seca en la quietud


en la discreción
en la prudencia de una calles
en el surco que
—adornado con barandas—
atraviesa un grupo de animosas miradas

el mismo alcanza al mar que no conoce amaneceres


el que hocica los fragmentos acuosos
aquellos que dejan sustraerse por patagónicas brisas diarias.

Arciem HorseK.
04/02/2009
Primer véspero fuera de los convencionales límites de un origen y un destino
accidental: Punta Arenas, Chile.

101
102
Galería sartreana

Prosas que son como los amaneceres de los días que comportan
la unidad de un viaje hacia la australidad: oscuras, de azulados
negros; intensas, de finos trazos de un naranja pálido; límpidas,
dispuestas en fracciones que se acelestan y enflaquecen.
Pronto un avistador da cuenta de la incoloreidad en la que las
alturas se diluyen; sin saber como describirlas —reflexionándolas—
se ha dispuesto a la alquímica instauración de palabras
indoctas....¡ya!, lo que está dejando de ser negro está siendo
devorado por lo que es como el color del atlántico en medio día... el
momento busca la conversión de los tonos que restan: acto que
implica ilustrar la estrella que ultime el cuadro; testarudo —y no
necio— esbozar de los pies de una conciencia pacífica, la que se
acobija en un manto de piel ajena.
En la narración todos siguen esparciéndose en vocablos perpetuos,
en calmos soplidos que buscan retratarse... todo redunda en el álgido
hastío de observar la revuelta de pigmentos etéreos; conmensurable
contemplación impasible.
La contingencia entierra en el océano el crepuscular cadáver que
hace a un amanecer entre dos fronteras, entre dos momentos que,
cultunaturales, dejan ver dos banderas: entre los cielos y las aguas
se asoma la estrella que de guerra viste a una de ellas... la otra,
como la primera, yace sin flamear esperando a ser iluminada por la
convención que, tras hacerla blanca, de cinco puntas torna la
corporeidad de los astros.

Arciem HorseK.
Amanecer del 05/02/2009 en un mirador… Punta Arenas, Chile.

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Pasos lentos retrospectivizan lo que ha quedado a sus espaldas
debajo de sus talones

el aire que corta las sienes


la roca que desgarra la epidermis
el sentir que quiebra al lenguaje
el agua que se rompe en su oleaje
la mano que despedaza una hoja

todo se centripeta en el movimiento hiriente


todo se conforma en él,
en la agonía que particulariza lo bello, lo caprichoso.

Arciem HorseK.
07/02/2009
Redactado tras escalar parte del glaciar Martial, Ushuaia, Tierra del Fuego.

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Cuarto Austral

Dormitorio cosmopolita
de paredes herbáceas
de cristales azogados

foráneos dosifican su tibieza


con el fin de ablandar sus diatérmanos sentires entumecidos

viéndose como espejos se llaman ignorándose en francés


inglés
viéndose
portugués
se auscultan en la traducción de un canto inaudible.

La contradicción
—masticada por la lasitud —
azota a los noctámbulos de una luna meridional
acaricia a los viajeros que han disipado el crepúsculo.

Arciem HorseK.
09/02/2009
Noche en un hostal frente al canal Beagle, Ushuaia, Tierra del Fuego.

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caelo vesperascente

Uno que despega del austro


señala un desvencijado abalorio carmesí

triste imitador del astro diurno


que en el apogeo de una lujuriosa tarde canicular
distante raya en frígido albor.

Arciem HorseK.
9 de un vespertino febrero del 2009… en una autopista porteña.

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Labores et vesperae

Luz vestida de verde es merendada en los pestañeos de un petrífico


ojo
polimerizado

candela que es blanca


candela que es amarilla
candela que se vuelve naranja en el irrepetible travestir tintóreo

nada es igual en todo momento


sobre cada múltiple instancia
en que inmóvil
nada se nos escapa.

Arciem HorseK.
Campos escobarenses en un domingo de junio del 2009.

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begrebet angest

“¡Si él no hubiera mirado hacia abajo!


Así es la angustia el vértigo de la libertad…”
(Søren Kierkegaard)

Nuevo digerirse entre las invernales vísceras de lo real

Nuevo construirse ante el existir


ante un sosegado peligro
visible e invisible
injusto

Nuevo despeñarse en la angustia de una vertiginosa disyunción


que travesea con lo que está llegando
… ya está en frente

¿Sí o No?

El decidir atesta de temor a un individuo tácito


¿Sí o No?

El decidir lo desespera, le produce un temblor


¿Sí o No?

El límite de los pasos está trazado, partido en dos exordios


¿Sí o No?

No hay más que dos y, antes de suceder, lo que permanece no


deja más que estas vías
¿Sí o No?

113
Posibilidad
espejo partido
grieta del universal

sempiterno empuje del tiempo hacia el mismo barranco abismal

EL PRESENTE.

Arciem HorseK.
Obertura invernal de 2009.
...a aquel individuo.

114
Cantata abstemia

Vicio en las noches de aversión

copa de tinta
negra
siempre bebida por la angustia

por la angustia de un abstemio asqueado


harto
de su insolubilidad con los miércoles
del quebrantamiento de lo convencional e inconvencionalmente
“justo”.

- ¿Cuánto sentir sobra?


¿Cuántos pensamientos?

- ¿Cuántas copas quedan?


¿Cuántas hojas?

- ¿Cuántos pasos faltan?


¿Cuántos parajes?

Cuestionario de un abstemio espita

tinta amarga desborda sus labios


tinta transita las cutáneas huellas
de los dedos inestables
los que aprietan el diáfano mineral fundido que
—vaciado entre singultos —
es arrojado contra el devenir

horizontal impacta lo recto


sin rajarse

115
otro deber ha sido roto en su lugar.

Arciem HorseK.
Minutos antes de rescindir la jornada del 08/07/2009.

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tristitia

Cinco aves violáceas se difunden en una bóveda ozónida


detrás de unos raíles
detrás de un vidrio ronco

delante uno que se repiensa y resiente


delante uno que graniza su ánimo
que lo abate
que lo contrita.

Nada comparte con alguno


nada de algo que sea sincero

otra vez
unas líneas lo limitan
lo enfrentan contra los sí mismos que lo rodean.

Noche en un redondel inacabado


Noche en un redondel iluminado de tristeza

noche en que las máscaras lo encuentran desnudo


noche en que las copulando con símbolos que se caen
con espectros a los que rehúye.

Arciem HorseK.
En uno de dos semicírculos de San Martín, Buenos Aires,
en la noche del 05/08/09.

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Cárnica Necrópolis

Tarde nítida
Tarde nítida partida en dolores

Verdes mojados de fríos grises


materia reseca
materia reseca de necesidad

Mes de un peregrino recluido


Mes de prosas mutiladas por liras y violines

por versos.

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II

Sentir que se desacostumbra


que sujeta lo contingente, lo fugitivo

Sentir que hace gotear una sustancia que solubiliza la carne.

Sentir que sacude una mano


la que apalea la nostalgia de escritos muertos
en mesas babélicas
la que apalea la nostalgia de escritos en escritorios polvorientos.

Sí, apalea la nostalgia


Sí, apalea la nostalgia de un juvenco sacrificado
Sí, apalea la nostalgia de un juv por —y en—
Sí, apalea la nostalgia de un juv por el tiempo.

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III

Alguien pretende llorar sobre su dérmica elocución


pero el sentir
—anacrónico—
pero el sentir se desbanda en una noche de cuatro ciclos de caucho
pero el sentir se retira a un monumento de mármol
pero el sentir en un domingo y un papel

ahora por una alborada en el fin del mundo


ora en dos ciudades portuarias
una lapislazúlica
la otra de plata

ahora en otra
la de
ahoraffffhgg en una “plaza lejana”
ogtra

y va por cerros
y va por cerros de pastizales desiertos
y va por cerros de pastizales desiertos patagónicos
cuyanos

y sorbe pacífico el atlántico

y se guarda en tres barrios


ys
sin ciencias
sin letras
sin artes
sin políticas
e guarda en tres barrios sin…

¡triste víctima de su carencia y sus residuos!

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IV

Yerra y se posa
Yerra y se posa ante el escrito féretro paternal
de una dilatada biografía inexistente

Yerra y se posa al final del nombre de un autor


Yerra y se posa en la consonante oclusiva, velar y sorda
que es el mirar límpido del pétalo otoñal en un ocaso ámbar

elevación de la mano que es la voz de los ojos del tierno tacto


que se despide
para volverse metalenguaje.

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V

Y el sentir vuelve
y se fuga de abrazos
y se fuga de abrazos cuasi-sensibles
hermanantes
y se fuga ante pasos que cruzan la sonrisa segura
de lo claro-oscuro, borroso, vidrioso, el verso.

ahora
se suspende ante la deshabitada morada de su primera causa

a donde sea que vaya se sublima


carnificándose a mayúsculas distancias

ya es imposible avistarlo por el mismo celaje.

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VI

Un traidor se oculta en lo de Adonis


el sentir confunde el olfato del delatado

Viciosos pubescentes silban a la nívea mueca cotidiana


el sentir cierra sus ojos espejados en sollozos

La lujuria toca a la puerta y al que la abre


el sentir apaga su cazadora caricia

Las causalidades inmolan sus Cristos


el sentir amarga hasta sus degustaciones mefistofélicas

Sinfonías eutérpicas celan la tarde, lo frágil


el sentir lacera el sagrario de sus voces.

Arciem HorseK.
Tarde triste del 16/08/2009.

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Postludio

“Porque si las cosas que destruí,


las mismas vuelvo a edificar,
transgresor me hago”
(Gálatas 2:18)

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El luto de las prosas

Poemas advienen opacos


las máscaras del escribiente muerden sus falanges
las máscaras desdentadas, inútiles

rasgadas por las llagas de la cara que las conlleva.

Hijos se descaminan
—en el rapto de un padre hermafrodita—
rasgueando acordes en su epidermis
tornándose a un luto nihilista

el luto de las prosas


marcha de espectros contingentes
de alaridos impotentes que en la literalidad universal
se vuelven predicables
de la tarde
del escritor que negó el querer
al tragarse sus lágrimas.

Arciem HorseK.
16/08/2009

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Conversiones en la prisión de invierno

“…enderezar la razón produce sufrimiento.”


(Eurípides)

Antiocásica gana la tarde una vejez temprana


desmayándose en las palmas ásperas del histrión
que en efluvios sabáticos
ha montado su trampa.

Prisión invernal
de ambientes álgidos, húmedos y olorosos

en sus paredes rayan máscaras los predicados de una conversión.

Un viajante persigue unas aberturas acristaladas


por ellas nota los hechos
que ulceran su estómago
que refrenarán su marcha.

Sus voces caminan en él,


guardan las caretas
—fusiladas—
que hoy se rehúsa a revezar.

Sus lágrimas disuelven la carne


la tercera persona

sus pasos.

El que está llegando


es embebido en un reformado cuerpo categórico.

El luto prosaico continúa

135
lo efímero
—presa simbionte—
muerde al momento postrero
al postrimer paso sentido, pensado y escrito.

Lo que ya no queda del viajero ha aceptado un paraje

una única identidad para sus voces.

Arciem HorseK.
16/08/2009
Narración final de una conversión, en un tercer barrio escobarense.

136
Exordio de una identidad refleja

El converso sin seudo-tapujos y su espejo


reflejo que es su identidad
la de los baladros de un rostro sin rasgos

sustancia de quien es dueño en esos ojos claros.

El verbo espejado lo concita al desvarío


trata de predicar lo que es sujeto
trata de sublimar a versos
lo que subyace en el cárnico temor y temblor
de un interrumpido ensueño de determinaciones metafísicas.

Un rocío fúnebre arropa al de carne


viste al neófito consumada su reclusión.

Partidas las frases


cae la nostalgia

El sentir
El sentir frío
El sentir frío en el poeta del espejo
en las hojas que lo buscan.

Arciem HorseK.
16/08/2009
Escrito apenas terminada la tarde, apenas arribado el camino del absurdo.
Último de tres barrios escobarenses.

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Índice
Proemio 7

PRELUDIO

Disformes fluyen las nubes… 13


Ruido de ningún color 15
Caminante mudo… 17

PASAJE

una pared… 21
Eterno Retorno 23
Palabras enfermas 25
El sentir de un avistador 31
Amanecer simétrico 33
Plaza lejana 35
Colusiones 43
Ruido de llantos de cascadas… 45
Durmiendo al lado de… 47
Crónicas del absurdo 49
Retrato de un compartir 53
De tardes abstractas 61
Desvaríos y teorías 67
Testimonio ecdótico de las prosas conversas 69
Bandera de mármol 79
Epístola de un confesor 81
caelo albente 83
Terceras personas 85
Caricias australes 91
Ópera cerúlea 93
Un caminante es tragado… 97
Noctívago, el oeste... 99
Escrito desde, por y para… 101
Galería sartreana 103
Pasos lentos retrospectivizan… 105

139
Cuarto Austral 107
caelo vesperascente 109
labores et vesperae 111
begrebet angest 113
Cantata abstemia 115
tristitia 117
Cárnica Necrópolis tr 119

POSTLUDIO

El luto de las prosas 133


Conversiones en la prisión de invierno 135
Exordio de una identidad refleja 137

140

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