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Los comentarios dicen que la relación entre el Che y Debray es un tema que no se ha tocado suficientemente
en la historiografía contemporánea sobre la guerrilla guevarista, ¿este hecho le motivó a escribir este libro?
El tema de fondo que me impulsó a escribir esta investigación es que hallé un vacío en la historiografía tanto
guevarista como a nivel nacional sobre los trasfondos políticos del juicio militar al intelectual francés, Regis
Debray. Como sabemos en la Bolivia contemporánea hay dos juicios con una gran resonancia política, la de
Luis García Mesa y la de Debray. Este último juicio ha cobrado una resonancia internacional e inclusive muchos
periodistas internacionales se atiborraron en Camiri, sede del juicio militar, que se explica porque el mismo
estaba articulado con la guerrilla de Ernesto Che Guevara. En tal sentido, la idea fue adentrarme en los
pormenores de este juicio militar y la resonancia internacional que habría inclusive tensionado las relaciones
entre el gobierno francés de Charles de Gaulle con el gobierno boliviano de René Barrientos. Ahora bien, la
hipótesis que luego confirmé por varias fuentes es que este juicio militar a Debray, por los efectos mediáticos
producidos a nivel internacional, fue un factor decisivo para que se decidiera la muerte del Che Guevara, ya
que la cúpula militar boliviana preveía que con el intelectual francés habían tenido tantos inconvenientes, que
estos se incrementarían sustancialmente al tratarse de la figura del Che Guevara. Por estas consideraciones la
presente investigación no pretende ser apologista ni en contra o favor de la presencia del Che en Bolivia ya
que como dice Oscar Wilde "El único deber que tenemos con la historia es reescribirle".
¿Qué rasgos tuvo el juicio militar a Debray, y cuál fue su impacto para la guerrilla y/o a nivel internacional?
El destacado filósofo francés Juan Paul Sartre, con relación al juicio militar que era sometido su discípulo
Debray, decía en 1967 que "el proceso judicial a Regis Debray fue grotesco". Esta afirmación da cuenta de que
este proceso contra el intelectual francés era determinante ya que el mismo dijo "a través de este juicio a mi
persona se estaba simbólicamente juzgando a la guerrilla del Che". Estas afirmaciones develan no solamente
los vericuetos kafkianos de este juicio, sino también la manera instrumentalizada políticamente por el
gobierno de Barrientos que da cuenta de la significación política con un eco internacional insoslayable de este
juicio ya que estaba poniendo en vilo al propio gobierno presidido por Barrientos. Inclusive existe la hipótesis
de que la presencia del Che en Bolivia, confirmada por los testimonios de Debray, desató la matanza conocida
como la "masacre de San Juan" en el centro minero de Siglo XX.
El libro titula ¿Regis Debray, Judas del Che?, ¿Fue el intelectual francés realmente un antihéroe?, ¿en qué
medida?
Desde la cultura judeo-cristiana la noción bipolar en la construcción del héroe subsistió ya que todo héroe
tiene su antihéroe, su traidor; el antimodelo y su bufón, es decir, Cristo tiene su Judas. Este maniqueísmo
operó en la construcción de la imagen de Debray. El escritor argentino, Tomás Eloy Martínez escribió: “Todos
los mitos se construyen alrededor de dos figuras antípodas: la del que crea y la del que destruye. Si alguien
descubre el fuego, otro debe robarlo; si alguien elige sacrificarse para salvar a la humanidad, otro lo tiene que
traicionar. Esa ley remota alcanzó también al Che Guevara, cuya imagen mitológica es ahora la del héroe
obstinado que triunfa contra toda flaqueza, contra toda adversidad, y que elige la muerte antes de que la
muerte lo elija a él. Si el Che encarna la pasión, ¿quién encarna entonces la traición, la codicia, la otra cara del
mito?”. Hasta aquí parece reproducirse aquella mitología griega en torno a Teseo que por antonomasia fue el
héroe venerado, el guerrero invencible, el amado de Atenas. El otro, Asterión, un monstruo inaudito, un
engendro aborrecible y cruel. La disputa no se aparta del clásico enfrentamiento de opuesto. El bien y el mal.
Civilización y barbarie. El hombre y la bestia. Al parecer, en algunos sectores de la izquierda, los “papanatas de
la revolución”, como les calificó Debray, aquella pulsación convulsiva de buscar un chivo expiatorio o un anti-
héroe que encarnaría todas las miserias con el propósito de robustecer el mito heroico del Che. Para Martínez,
el pintor argentino, Ciro Bustos cumplió el papel de Asterión. Sin embargo, el que pasó con más fuerza a la
historia como el “seudorevolucionario” y el “Judas traidor” fue Regis Debray. Ahora bien, en la necesidad de
hallar culpables a la derrota de la guerrilla guevarista en Bolivia abundaron estudios, muchas veces, con poco
rigor historiográfico y con un sesgo ideológico evidente que solo contribuyó a tejer historias poco creíbles para
sentenciar a Debray y a Bustos (e inclusive al propio periodista anglo-chileno, George Roth) como los
antihéroes del Che. En todo caso, la mayoría de estos estudios carecieron de la contextualización necesaria
para entender los juegos políticos que rodearon la delación de Debray de que el Che estaba en Bolivia y
tampoco no se adentraron a una mirada más humana de los protagonistas ya que su mirada (o su locus de
enunciación) de ellos estaba signada por ese ascetismo de la “ética revolucionaria” de ese entonces.
Posiblemente, por esta razón es que fueron presas fáciles de la carnada del gobierno de Barrientos para
condenar, por los siglos de los siglos, a Debray (y también a Bustos) como los principales delatores del Che. Lo
cierto que Debray, de ser un “criminal y bandolero”, casi un “monstruo comunista” que robó y asesinó, para la
derecha, se transformó en un “traidor y un cobarde” que delató al Che, para la izquierda latinoamericana.