Haz que encuentren en Ti la fuerza de comenzar cada día, con entusiasmo renovado por la labor, que nuestro descuido y abandono hace a veces tan ardua.
Que tu amor fortalezca la bondad,
que a veces nuestra malicia está a punto de arruinar, concédeles la luz, que guie nuestros ímpetus generosos y nuestras secretas aspiraciones; para que junto a ellos aprendamos cómo debemos amarte y como se edifica, en el trabajo cotidiano, la eterna catedral de Dios.