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POPORT, Amos. 1959. eee Howse Form and Culture. Milwaukee: University of Wisconsin (Traduccién al espaiiol) 1972 Vivienda y cultura 3. Los factores socioculturales y la forma de la casa Cue yr i Las dlferenis formas adopiatas por la vivenda son un complejo fencmeno’ pare a foe a0 bated ae ena tien Todas lv explcaiones bes nebo nte ae tose de i alo temat poche te dkone eae ee Ides responden a trios amblenss seas Pete ep ‘arian den slio-a ote debito fe eeabieg eee Sis en et juego de fos factors souls ea yes Slee sconémicasy fale. Estos flores epee Siar tambiea gradiainente en un mismo fogs ar ees Serpe: sin embargo, in susenca de cantina ersntenn Ge la forma son catcrisien oe Beenie Printing y semicaae Ta caltno cr fan sélo una exnicira, iap-wa Insieién creadn pare ta compico grape @s face, Seas asus sida de win eas cs ul tenons eral eh Stoica ets Huy iniaae poral salen: Coed See Pertenece Desde hace muche Yenpo, ieee 2 eect Bre primiuo, ago mds que un teto yal dee a ee Flo, le sfinlone em mucho mis qu'une ee Stlianie. Bl ceremonial religiose ha presson ee aoae fast siempre su cimentadon cesaéa y cee ne Siem pai de Ta casa ex le provide de Oe ee Sig tivo ee la erecta de un cotrmo tae sae pn eat Vida en uebl; ea tra, ples, cee ae meee = Ya ha sido tratado el limitado valor de Ja clasificacién de Jas formas o del andlisis de 1a economia, Ia localizaciéa, el clima y los materiales y la tecnologia, Hay que considerar am ‘bos aspectos fisicos y socioculturales, pero estos witimos nece. sitan un énfasis especial j Una ver comprendides el cardster y Ja identidad de una! cultura, y obtenidas ciertas ideas de sus valores, se aclaran mu, chas de las elecciones entre las respuestas posibles a ambat I z 6s oe ‘logia més limitada, el hombre ha construido de maneras tan diversas que s6lo pueden atribuirse a Ia eleccién, que compren- de unos valores culturales. Dentro de las restricciones econé- micas y geogréficas, de] todo biolégico, fisico y psicologico del hombre y de las leyes de los conocimientos fisicos y es- tructurales, hay siempre rumerosas elecciones disponibles, en. articular porque el hombre tiene una gran «propensién a_ simbolizar todo lo qué Je ocurre y @ reaccionar ante los ‘sim- jo tanto, Tas Fuerzas socioculturales tienen una gran impor- tancia al relacionar el modo de vida del hombre con el am- biente. Al tratar de los fundamentos de ld forma de Ia vivienda y de los asentamientos, puede ser util penser en ella como en Ja encarnacién fisica de un ambiente ideal. Lo sugiere Is larga higToria de Ta Gludad ideal y el hecho de que los Iroqueses, por ejemplo, utilizaban su larga casa como un simbolo, Hamandose fa sf mismos e] pueblo de la casa larga’ La casa puede ser también considerada como un mecanismo fisico que refleja y ayuda a crear la visién del mundo, el ethos, etc., de un pueblo, equiparables a las distintas instituciones (0 mecanismos) que hhacen lo mismo. Por ejemplo, se puede considerar que Ia edu- caci6n refleja las actitudes culturales y ayuda a moldear al hombre ideal que la failia es un ingeafo para transmitir y guardar ¢] ethos y para formar el carécter nacional a través el hombre ideal y que la religién define el ethos. De igual “i ay & ctu ssc ce Sp En esta interpretacién, Ja casa iO €s meramente algo fisico. inet or aes oesnan oe came eett s fuerte en las culturas tradicionales, no puede aplicarse ya con aes tees ler occa a be urate cet | formalizados ¢ institucionalizados de hoy. Bajo tales condicio- \nes, la unién entre la cultura y la forma se debilita y ya no puede destruir una cultura destruyendo su marco fisico! Cham ons wile ue deieekes mas nine ee ees cee pare bere epe re prepped apap roped peed ecto) pan acts a amt giewbent Cy La creacién del ambiente ideal se expresa a través de la organizacién especiica del espacio, que es més fundamental que la forma arquitecténica y esté més estrechamente relacio- ‘nada con el concepto de) «Ethnic Domains.’ Este puede defi i ; bésicamente tiene in comienzo no fisico y se le da una forma manifiesta a tra- vvés de los edificios, Un ejemplo es el modo de construcciéa de los poblados para proteger Ja habitacién sagrada del cen- ‘70, que refleja el modo de plantar el maiz? Los furdamentos de gran mimero de tipos de viviendas, que no se comprenden fécilmente en el contexto de los relativamente pocos tipos clit miéticos, de un mimero limitado de materiales © de otros fac- ‘ores fisicos, ¢e vuelven mucho més claros si son considerados como expresionss de unos ambientes ideales que seflejan vis pe ieendos aide deedieenes Ea Taflvencas algunas veces sul, de estas fueraas ex 1o que afecta a} modo de comportarnos y a cémo deseamos compar. tarmes, 1a ropa que levamos, los libros que leemos, los mue- Dles que ysamos y como los utilicames, los alimentos que co ‘mernos y ¢émo los. preparamos y comemos y, en consecuencia, Jas casas y asentamientos en que vivimos ¥ cémo los utiliza mos. Estas influencias son las que permiten identificer una ‘case. o una ciudad como perteneciente a una cultura 0 sub cultura dada, Las fuerzas sociocutturales y 1a forma Al negar Ia maturaleca determinante de la religién, queria dejar bien claro que no es una caracteristica universal o inevita- bie, sino una de las opciones culturales posibles. Como la reli- giGn es una parte esencial de la mayoria de les culturas primiti- vas y preindustriales, constituye un adecuado punto de partida de esta discusién de les fuerzas que Hevan a la naturaleza sim- Délica de los edificios. Esta discusion puede empezar con nues- tra consideracién del impacto de la imagen césmica en la for- ma en general. EI Cosmos puede estar reflejado en un microcosmos @ dis- tintas escalas, desde un pafs entero hasta una ciudad, un pue- blo, una casa, el espacio de una casa y los muebles que hay en 41, Cada uno por separado, o todos, pueden reflejar la forma fen que se visualiza el mundo.” A gran escala, puede verse la influencia penetrante de la imagen eésmica en Africa, donde, en general, es muy impor- tante lo sagrado, no se ponen en dada los valores tradicionales, es muy grande la carga sitmbdlica de los ‘utensilios, de los edificios y de la tierra en conjunto, y estén estrechamente rela- ionados el orden de ta sociedad, el del pensamiento y el del Universo." Entre los Dogon y los Bambara de Mali, todo ob- jeto y acontecimiento social tiene una funcién simbélica ade- ms de la utilitaria, Las casas, los objetos de la vivienda y las sillas tienen esta cualidad simbélica y la civilizacién Dogon, relativamente pobre, tiene cientos de elementos simbélicos. Los terrenos de las granjes y todo el palsaje de los Dogon reflejan este orden césmico, Los pueblos se construyen de dos en dos, de manera que representan el cielo y la tierra, y los campos se limpian en espiral porque el mundo ha sido creado de esa manera. Los. pueblos se disponen del modo en que Se hallan relacionadas Jas partes del cuerpo entré si y la casa del Dogon, 0. jefe principal, es un modelo del universo 2 pe- quefia_escala. Las casas de varios pisos son prerrogativa de Jos jefes politicos y religiosos y son simbolos de poder: se uth izaa represeataciones de ellas con muchos fines; por ejemplo, como méscaras para ahuyentar Jas almes de los muertos" A escala de la ciudad, el esquema de la ciudad india, segin ] Manasara Silpa Sastras, se basa en la «cruz oésmica>, cuyos Puntos cardinales son los éngulos del universo; la ciudad y sa templo son simbolos de Ja ciudad celestial. La vision simbdlica afecta no sélo a la forma de las ciudades, sino tambien a sa fundacién y se aplica, por ejemplo, en China, en el Peni de los Incas y en Africa (por ejemplo, Ghana y Egipto)* Encontramos una actitud muy parecida reejada en los po- Dlados. Ta situacién de los poblados Pawnee entre si era siem- pre una réplica de las estrellas del cielo, mientras que, para Jos Hotentotes la forma perfecta es el cireulo, que trac bend? clones del ciclo. Las chozas son redondas y estén dispuestas en tomo al iecinto circular del ganado. La casa del jefe esié siempre en el punto de la salida del sol de un modo tan pre- iso que, partiendo de su situacién, se puede decir en qué €poca del aiio se establecié el campamento. Las demés vivien- __<_ en das estén dispuestas en un orden jerérquico en la direccién de) movimiento solar En las culturas campesinas eiiropeas se encuentra una for- ma similar: los Solskifts, 0 pueblos solares de los paises bal- tico también reproducen la trayectoria diaria del sol. La calle Principal esté orientada a NorteSur, con casas a ambos lados dispuestas en un ordea que empieza en el lado Oeste. Los ni- ‘meros van de Sura Norte en el lado Oeste y de Norte a Sur en el lado Este, como el movimiento del sol. El mejor punto es el mimero 1, que es para Ia casa més distinguida. Las fa- chadas dan siempre a la calle y obtienen sol naciente 0 po- niente, Se aplicé un sistema similar al campo y, aunque no funcioné debido a su excesiva rigidez, se encuentra todavia en Suecia, Finlandia, Dinamarca y Yorkshire (evade por los in- ‘vasores daneses) Esté claro que Ja forma de la vivienda se veré muy afecta- da, aunque s6lo sea por la orientacién, en un poblado como, éste, La orientacién ritual de las casas, que se encuentra en! muchas culturas, es una funcién de las actitudes religiosas y ‘culturas antes que de los Factores materiales. Aun cuando coin- iden ambos, como en ¢! sistema Feng Shuei que a veces esta Telacionado con ¢] confort, éste tendré que ceder si esté refido con Jos aspectos religiosos. Este sistema se relaciona fntima- mente con toda la cultura y rige, mediante las reglas de la geomancia, la direccién de las carreteras y Jas conducciones de agua, las alturas, formas y situacién de ias casas y el estable- cimiento de poblados y tumbas, en el ambiente mistico, entre Jas formas afornmadas de Arboles y colinas. Los valores cén- tricos del pueblo se relacionan con estas creencias cosmolé- gicas. Se cree que el éxito, tan importanté para los campesinos Can- toneses, se relaciona con las fuetzas subrenaturales y es een cial 12 orientacién de los asentamientos y casas hacia ciertos aspectos de) ambiente, puesto que hay que obtener estas fuer- zas sobrenaturales para tener buena suerte. Se puede resumir esta compleja teoria diciendo que estas fuerzas naturales fu- yen como el agua de las montafias y que aumenta el poder del lan si se armoniza con ellas. Los bosques actiian como filsros ¥ son los primeros en ser plantados; puede que la construc- ‘ion espere hasta que los arboles sean Jo suficientemente altos. n enn eee Se hace que las fuerzas desemboquen en el hall ancestral y Jos expertos del proceso completo sor los responsables. La for- ma de las cubiertas, en las distintas partes del poblado, depende de la relacién del cdifcio con las fuerzas, También es afectado el esquema de las habitaciones interiores y hasta la colocacién de los muebles dentro de ellas. La relacién del movimiento de los espiritus malignos con las Iineas recias Ueva a que las carreteras, puentes y entradas a las casas no sean recias, y los accesos no dan nunca a direcciones de mala suerte En Japén fue utilizado un sistema similar egado de China, Debido a él, pueden ignorarse vistas espléndidas, a las que da uun lavabo, porque una entrada, cocina 0 cuarto de bafio nunca debe estar colocado en un eje Norte-Este 0 SurOeste. Las casas de 1930, planeadas por adivinos, utilizaben estes reglas, codif- cadas en diagramas especiales con 24 puntos cardinales que dan direcciones buenas o malas, separadas tan sélo en siete w ocho grades." En las culturas primitivas y preindustriales le casa era un ‘microcosmos, como la ciudad era una simago mundis. Por ejemplo, la choza de los Pawnee es considerada ‘como tipica de Ja morada del hombre en le tierra, en la que el suelo es la Uanura, la pared el lejano horizonte, la cdpula el cielo arques- do, y Is abertura central el cenit, la vivienda del poder invi sible» Una indicacién de la naturaleza simbélica de la casa est fen el hecho de que muchos inmigramtes traen consigo su ar quitectura e insisten en sa uso, aungue, frecuentemente, no sea adecuada a Is nueva érea en que viven. Sin embargo, el cardcier simbélico es muy importante para ellos; es un pedazo del hogar y es, por lo tanto, familiar en términos simbélicos.» En las Marquesas, como en casi toda Oceania, el clima es benign y, a menudo, todo lo que se necesita es un simple techo. Sin embargo, la prictica tradicional consistia en que ‘cinco © seis familias poseyesen tres edificios sobre una plata: forma, caya construccién Uevaba més tiempo que la de las casas. La casa trasera era un dormitorio para todos, mientras, gue las otras, dos eran una para las comidas (tabi para las toujeres) y un cocina (fg. 3.1). En este caso, el tabi deter- minaba la necesidad dé la diferenciacién del espacio. La casa de Samoa muestra la minima necesidad de techo PRUE FE aM a Tues Be Les cates “Gu: Se Bis Sle See { . dp cou I EY Luna, SE a tn Aeoxinaphais Te Fig. 34. Plana esquemético de la vivienda de las isles Marquesas. que el clima sugiere y Ja influencia religiosa es menos domi- ante. La casa es redonda, probablemente por razones simbé- Ticas, y consiste en un circulo de columnas y una cubieria c&- nica. El suelo se cistingue del exterior por estar cubierto de un material diferente: coral machacado humedecido con agua Se consigue la proteccién de los mosquitos mediante unas mosquiteras, colgadas de unas cuerdas, que atraviesan Ia casa (Sg. 32). Em-ella, que es una mera diferenciacién espacial del campo exterior,? ur lugar donde almacenar cosas y una sombra para Ja siesta, viven varias familias. Las Marquesas (y Borneo) iden climéticamente una casa de este tipo, pero Jas estructu: as son mucho més elaboradas y complejas, diferencia que se debe a factores religiosos y culturales. En Polinesia es muy fuerte e] efecto de Je religion a tra vvés de los conceptos de «mang» y «tabiis. Se come fuera o en porches especiales a fin de no contaminar la casa con el Fig. 32. Vivienda de Samoa, plano esquemdtico y perspective. B a smand>, y por el mismo motive puede cocinarse en homos especiales para los jefes y otras personas singulares. En ge- neral, los jefes tienen un gran significado religioso y sus casas ‘son muy grandes y bellas, con una longitud de 45 a 90 metros y una anchura de 23 a 43, construidas sobre plataformas de Piedra. La mayoria de la gente vive en pequefias chozas rec- tangulares. Ya he mencionado que las casas de los jefes son -construidas por especialistas, mientras que las demas son cons- truidas por sus ocupantes. ‘Aun en el nivel mds avanzado de las sociedades campesinas, el ceremonial sigue teniendo una gran importancia y todas las relaciones sociales son algo més que utilitarias y siempre es- tn rodeadas de simbolismos, El ceremonial tiene que pagarse con trabajo, géneros o dinero y este «fondo ceremonial» puede ser muy grande comparado con otros aspectos de le economi E] énfasis en el ceremonial varia segin las culturas. Su impor- ‘ancia esté relacionada con su funcién de subrayar y ejempli- ficar la solaridad de la comunidad; también presenta un mo- delo ideal del mecanismo social. Esto se refleja en Ja actitud hhacia ‘las posesiones, que munca son consideradas solamente fen su contexto econémico. Por ejemplo, una parcela y una asa estin cargadas de valor simbélico y no son inicamente factores de producciéa® Dentro ée Ia vivienda, las actitudes simbélicas explican el predominio de la distribucién simbdlica del espacio en la casa, patio © tienda; parece que no hay una base fisica. Este punto Puede aclararse con unos pocos ejemplos, todos Jos cuales son €l resultado de las jerarquias en el uso y asignacién del es- acio. Respecto a las comidas, el patrén medieval, que incluye una Posici6n jerérquica alrededor de la mesa, se conserva en los colegios de Oxford y Cambridge y todavia se puede encontrar en las casas rurales de Suiza (fig. 3.3) y en otros lugares. Este sistema implica un orden muy estricio para sentarse® ~ La existencia de esquinas o lados sagrados y privilegiados es ‘casi universal. En las Fiji, la pared este es para los jefes™ En China, aungue toda la casa es sagrada, la esquina noroeste es la mis sagrada* El Yurt mongol esté dividido en cuatro par- tes: a la derecha de la puerta, el marido y la mujer; frente 2 ellos, el invitado de honor y, a la izquierda, los demés hués- " sauna Sey cure- operas Reusesce esos 3eL cure sevens: BENE MOM, Ny reecion Deora Se ue coon oh pee SOE HERRGL TS MEEL) Fig 33. Esta disposicion es casi invariable en el este y centro ‘de Europa La esquina del culto e¢ la parte més importante de ta ease, lo que puede explicar la colocacién al sentarse. (Adaptado de Weis, Hauser und Landschaften der Schweiz, pp. 151-152), pedes en orden decreciente de importancie. El altar se encuen- ia siempre a la igquierda de la cama segtin se entra® En la tienda érabe hay también una distribucién ritual del espacio que difiere segin las tribus; como ejemplo, la entrada a la ienda Touareg siempre esté al sur, Jos honibres en el lado este y las mujeres en el oeste* Esta distribucién ritual del ‘espacio se encuentra en las casas de la India y Leponia y en- te 10s Indios del norveste, La més compleja es la ya mencio- nada casa de Madagascar. La division interior de esta casa se hace conforme a las es tells, com doce divisiones que corresponden a los doce meses Iunares. Cada division tiene un uso diferente, como el almace- namiento de arroz 0 de jerras de agua, de acuerdo con Ias prescripciones, religiosas, que también afectan a la colocacion de los muebles; la cama, por ejemplo, esté siempre al este con la cabecera hacia el Norte. La fachada principal con la puerta y las ventanas da a! Oeste, porque ésta es la principal diveccién ‘se.llaman as{ mismos los que miran hacia el oeste— y la asa esté muy relacionada con el esquema religioso del uni- verso E} norte es la entrada para los visitantes, la esquina nordeste es la més sagrada y la pared norte es el lugar del culto 15 Ee eee eer ee Pere ere rer eere 8 los antepasedos. Si hay que honrar a alguien, se Je invitaré 2 ocupar e} lugar norte El esquema radial de los esquimales, €] rasgo mAs caracte. ristico de su vivienda, esté muy relacionado con los aspectos. ceremoniales y jerdrquicos de la danza, Las habitaciones priva das dan a la sala de baile, tanto en el igloo como en la cesa (ig. 34). Fig. 34 Ala escala de los mucbles, se puede demostrar que algu- nas piezas tienen un significado religioso y césmico en dife- rentes sociedades™ | Examinaré ahora ia influencia en la forma de la casa de jotras fuerzas socioculturales especificas, principalmente Ia es ‘prucrura de la familia, el parentesco y la casta "Con relaciéa a la estructura familiar, se podrén utilizar mu ‘ghos ejemplos para demostrar su impacto en la forma de la casa: Oceanfa, con las viviendas de Jos hombres y las peque- fies chozas de las mujeres, en las que los homibres no se sienten 9 gusto, la Zadrugn cslava o la casa de la Kabylia, Ahora, no obstante, examinaré algunos ejemplos africanos en los que la .gstructura de la familia, asf como otras fuerzas sociales, afec- ‘tan a Ja forma con mucha claridad. Ep la vivienda tradicional africana, en las situaciones poliga- ‘mas, el hombre no tiene una verdadera casa y visita a sus mu jeres, cada una de las cuales tiene la suya propia. El impacto ‘de este arreglo en Ja forma de Ja vivienda se aclara cuando 6 comparamos dos casas de Ja misma area, una perteneciente a ‘una familia poligama y otra a una monégama (fig. 35). Aun- “que encontramos los mismos rasgos —separacién del hombre y 1a mujer, a la que visita, una sola entrada controlada, el com: plejo amurallado, otorgacién de proteccion a los graneros— las distribuciones espaciales son muy distintas. En alganas reas, como en Ghana, se pueden ver los cambios en las vie viendas de una tribu en cuanto algunos de sus miembros adop- tan el cristianismo y, con I, la monogamia. A fin de no simplificar demasiado, hay que sefialar que, al mismo tiempo, actiian otras fuerzas que conducen a diferentes formas en los pueblos polfgamos. Por ejemplo, en el caso de Fig. 35. Comparacion de las casas del Camenin, dibujadas a la misma escala. (Adeprado de Beguin, Kali et al, L’habitat Cameroun, pp. 19, 32). Jos Foul, en el Camerin, ls poscién del hombre es or su gat, en el ent 3 rodeado de sus moses Ce nee Aqui Je sitscion se puede volver tastante compicia ea Tas subérest ou tienen entradas separadans duties recs de privacidad, trea pars hutspedes, ete, gue puotes aoe una cual bastance berate Fig, 36. Granja Foulbe - Cameran, 4 (Aaptedo de Urata oi Camerata, p 6), ebmoe Finalmente, se pusde comparar a los Moundang con los Max sai. Les Moundang valoran altamenie los graneros, que estin colocados en el centro, del complejo. Para los Masi, el ganado Teal imilice sélo riqueza, sino que tiene una importancia mis. fata giligios y ceremonial que supera su valor econémico y forma la base de la cultura Masai. E] complejo esté centrads, 8 pe econ Fig, 37. Complejo Masai (40 m. de didmetro eprosimadamente nes. Su organizacién social era muy interesante, pero lo sig- rificative es que no tenien vallas de espinos y las variaciones en su forma fisica reflejeban diferencias sociales especificas En Cochin, al sur de la India, se puede ver Is influencia del arentesco §"de Ja casta como principales influencias sociales Y, como resultado, el pueblo tiene una escasa unidad social. En estos pueblos, las distinciones de castas son resultado de tun bajo espirima comunitario, La disposicién indica tambien 12 importancia de las justificaciones religiosas y un desprecio por el trabajo manual que no podria existir en las culturas primiti- vas, con su falta de especializacién, v que es raro en las cultu- ras campesinas. Solo los dioses y los terratenientes ricos tie- nen casas importantes. Los granjeros menos ricos viven en casas de ladrilio mas sencillas, mientras que los obreros, los arteanos y la mayer parte de la poblacién viven en chozas, de tuna o dos habitaciones, hechas con barro, bambi y hojas de palma 0 paja. En un asentamniento tipico, las casas de los Brabmanes ¥ Jos Nayars se levantan aparte, cada una en su propio com- plejo, agrupadas libremente en torno a los templos y bafios ceremoniales. Las chozas de Jos artesanos de clase baja for- man una o més aldeas separadas, mientras que las de Jos aj caltores estén esparcidas en los arrozales. ‘Las casas de los Brahmanes y los Nayars son proyectadas 2D segiin las reglas, religiosamente aprobadas, de esta casta. El com- plejo esté dividido en cuatro secciones mediante Iineas Norte Sur y Este-Oeste. La casa ocupa el cuadrante nordeste 0 el sudoeste, menos propicio; los cementerios y Jos establos de las vacas estén en el cuadrante sudeste y el baiio y los cobertizos en el noroeste, La casa est4 compuesta de cuatro bloques en tomo a un patio abierto, con una galeria en todos sus lados. ‘También hay en ella unas reglas estrictas: el bloque oeste es para los dormitorios y las provisiones y el norte para las co- cinas y comedores. Los bloques este y sur dan al patio y s6lo allf se recibe a los huéspedes y visitantes. Situacién critica y eleccin La sugerencia de que los Factores sociales y culturales tie- nen més influencia en 1a creacién de Ja forma de la casa que Jas fuerzas fisicas es una raz6n importante para volver a la construccién primitive y verndcula y dar un yistazo a sus formes. Cuanto més poderosas son las represiones fisicas y mas li mitadas Ia tecnologia y la disponibilidad de medios, los aspec ‘tos inmateriales son menos capaces de actuar, Sin embargo, nunca dejan de operar. Esta relacién sugiere un conjunto de escalas con las que examinar los edificios. Podemos proponer una escala climética, que va de Jos climas muy crados a los smuy benignos; una econémica, de la subsistencia a Ia cbundan. cia; uma teonolégica, de las capacidades y experiencias més lanas a las méximas; y una escala de materiales, que va desde Ja presencia de un solo material local a Ia existencia de una ‘gama sin mite. Si podemos demostrar que, aun cuando operen Tas més fuertes coacciones climaticas, econémicas, tecnolégi- cas y de materiales, encontramos todavia grandes variaciones, opciones, ausencia de determinismo y una clara acciéa de los factores calrurales, podremos conchiur que estos ultimos son lo principal donde hay un mayor grado de libertad. Podremos sfecir que ta forma de la vivienda es el resultado de una elec. tid entre las posibilidades existentes —cuanio mayor es el numero de posibilidades, mds amplia es la eleccién— pero que sta mea es inevitable porque ef hombre puede vivir en mi. chos tipos de estructuras, Se puede decir que, mientras las coacciones de} pasado eran el clima, la limitacion de la tecnologia y los materiales, las fuerzas de la tradicion y Ia falta de excedentes econémicos, Jas de hoy son diferentes, pero no menos fuertes. Las coaccio. nes normales son las impuestas por la densidad y las cifras de Poblacion y por la institucionalizacién de controles mediante eédigos, reglamentaciones, zonificaciones, exigencias de los ban ‘cos y autoridades hipotecarias, compaiiias de seguros y ofc. nas de plancamiento: hoy, la libertad del disefiador, como com formador, es bastante limitada. No obstante, las posibilidades de eleccién del constructor de los Estados Unidos son muy dife- Tentes de las que dispone un esquimal o un peruano, El hecho es que existe un grado de libertad y de eleccién, todavia bajo condiciones més rigidas, como. hemos visto repetidamente. Las posibilidades de este grado de eleccién y de libertad Fespecto a la vivienda, aun bajo el miximo grado de coaccién, Se comprenden més provechosamente 2 través del concepts de Ja esituacién criticas (criticality). Las formas de las casas ‘no Son determinadas por las fuerzas fisicas y, por consiguiente, Pueden Mestrar una gran variedad debido a Ia relativamente Pobre sitacién critica de los edificios. Este es el argumento crucial: al ser baje la situacién critica de les elementos fisicos pueden operar Jos factores socioculturales; como éstos pueden actuar, las fuerzas puramente fisicas no pueden determinar la forma* Se puede ilustrar mejor el concepto de situacién critica con algunos ejemplos comparativos. En los problemas cel vuelo, lum cobete tiene una situacién critica mds alta que un avién Porque est4 més rigidamente coaccionado por las exigencias ‘técnicasi® los aviones de poca velocidad tienen més grados de Hbertad, es decir, una situacién critica menor que los répidos (compérese la variedad de formas en los afios 20 con las rela iva uniformidad de Jos jets actuales). Un camino peatonal tie ze una libertad de disefio mucho mayor que una autopista, que esté coaccionada por Ja distancia de paso y visin, por los ra- ios, las curvas, el tamafo con relacién a la situacién y muchas otras consideraciones técnicas, No obstante, hasta en este caso hay-un grado de eleccién que depende del sistema de valores ¥, mds fundamentalmente, de la decisién inicial de si debe construirse. En este sentido, la situacién eritica fisica de Jos a a ee enna fal edlficios es baja y se puede angumentar que este bajo nivel Jotorga més importancia a los factores culturales, sociales y Pslcalgicos Al negar el determinismo fisico, no deseo substituirlo por |}uma forma de determinismo cultural Estoy tratando dela pr | macia, no de la accién exclusive, de las fuerzas sociocalturales. | Conforme aumenta la situacién critica a lo largo de lat deren tes escalas —climatica, econémice, tecnolégica y de materia. Jes— persiste, aunque disminuldo, el grado de libertad y se expreia bajo cualquier condicién con le mayor amplitad post ble Siempre hay muchas fuerzas que operen en combinacia, ET hombre puede construir para controlar u ambiente, pero Jo que controla es tanto el ambiente interior, social y religioso como el fisico:. ‘i aceptamos la proteceién como tina necesidad bésica (que puede también ponerse en duda) y que Ia idea de la vivienda, a diferencia de la proteccién, eparece muy pronto, como 1o indian los recientes descubrimientos, entonces la forma que adopta'la viviends depende de cémo define el grupo Ia «pr0- teceiéns, la wvivienda» y la enecesidads, Esta definieién estard refleada en las distinias interpretaciones dadas a conceptos » [tales como «hogar, privacidad y territorialidad. Tgualmente, si aceptamos la proteccién contra el viento y los enemigos hv- manos y animales como necesidades bésicas, ei modo de lograr esta proteccién esté abierto a una amplia clecciéa, aunque siempre tenga unos limites fisicos, psicolégicos y culturales. ‘Lo caracteristico y significative de una cultura es esta elec- cidn, Ja solucion especifica a clertas necesidades que, aunque dependen de la interpretacién, tienden a ser muy generales: la cexpresién de la fe y la Slosofia de la vida, la comunicacion y Ja proteccién del clima y los enemigos. { Si la situacién critica fisica de las viviendas es baja y se adapta a exigenciss fisicas no muy eriticas —demostrado por Ja manera en que la gente utiliza edificios y ciudades antiguas ‘con cambios poco importantes— entonces podemos preguntar- zn0s sobre el concepto de las nevesidades bésicas. Se podria ha- iblar de ellas en términos de la necesidad de respirar, comer, bbeber, sentarse y amar, pero esto no nos dice nada; lo impor: ltante respecto a Js forma edificada es el modo definido cult Tralmente de manejar estas necesidades. Lo importante no es si 83 admiraban la dureza (resistencia) y despreciaban el confort » (\babré o no una puerta o una ventana, sino su forma, emplaza HImiento y orientacién. | Algunos de los aspectos mds importantes del «genre de vie> que afectan a la forma eéificada son los siguientes: 1. Nevesidaties basicas. 2. La familie, 3. Situaciéa de las mujeres. 4@. Privacidad. 5. Comunicacién social. Se necesita especificarlos porque cada uno de ellos propor- ciona muchas elecciones de definici6n, una importancia rela- tiva y unas formas utilizadas para satisfacerlos, que dependen de los objetivos y valores de ia cultura o subcultura. 1. Algunas necesidades bésicas.—Como el observatlas en érminos generales no nos dicen nada, puede ser interesarie hhacerlo en términos especifices. Si consideramos algo tan bé- sico como respirar en términos especificos, nos damos cuenta de su complejo efecto en la forma edificada. Por ejemplo, res- ecto al aire fresco 0 los olores, los esquimales aceptan altas concentraciones de olores dentro del igloo y, en Ja casa tradi- sional japoness™ se ecepta el olor del cuarto de bafio. También hhay culturas en las que el humo es sagrado y se fomenta en Ja casa® Hay diferencias entre las actitudes hacia Jas ventanas abiertas en Estados Unidos e Inglaterra y el miedo al «aire de Ja noche» en algunas cultures, todas las cuales afectan a la forma de la vivienda. Diferencias parecidas se aplican a la os- curidad; algunas culturas, como la Bamileke, desean que la casa esté a oscuras por razones de culto™ Los niveles de Iuz deseados varian enormemente de una culture 2 otra y basta de Inglaterra'a Estados Unidos, aunque se podria pensar que Jos trabajos visuales conducirian a unos niveles de luz cons- tantes. Hay diferencias similares entre estas dos culturas en i nivel de la calefaccién y ya hemes visto las actitudes dife- Tentes de China y Japén y el efecto en la casa, Este ultimo punto sugiere que hasta un concepto como el ‘confort, que lo damos por sentado, es menos obvio de lo que se piensa no sdlo en cuanto 2 lo que se considera confortable, sino hasta en la necesidad de confort. Por ejemplo, los Incas u i | | lo igualaban al agotamiento—, mientras que los «pueblos» tenfan una actitud muy diferente” ‘Ya hemos visto cémo las prescripciones religiosas pueden afectar a los hébitos de comer y cocinar; hay muchos otros ejemplos de exigencias especificas de la comida que afectan @ Ja forma de Ia casa en sumo grado, En la casa Azteca, la co- cina era un edificio separado, los Incas cocinaban en el patio y Jos Touareg tenjan una hoguera en Ja tienda para calentarse, pero cocinaban fuera." Las reglas de casta de la India influ- yen los habitos de la comida y las exigencias arquitecténicas, mientras que, en otras culturas, el factor dominante puede ser otro tabii alimenticio” y las necesidades de limpieza, tales como el suministro de] agua ritual para lavarse las manos antes de co- mer; entre Jos indios americanos, se trataba de reglas de hospitalidad, de la costumbre de tener una sola comida diaria y de que los hombres comieran antes que las mujeres y los, nifios. La costumbre china de comer toda Je femilia junta y Ja japonesa de que Jos hombres coman primero y las mujeres y nifios d&3pués, también afectan a la forma de ls vivienda. Ast, vemos que la necesidad basica de comer no dice mucho sobre la forms; necesitamos conocer Ja manera especifica de eémo y dénde se cocina y se come. La manera especifica de obtener el sustento es un aspecto importante de la forma de la vivienda y el concepto de la po- breza varia segin las culturas. Ya me he referido a la tardia Megads de Ja economia y se ha sefialado que la pobreza tenia un sentido diferente del nuestro en el Japén tradicional. Los Japoneses no tenjan una palabra para ella en el sentido de com- pasion” Es interesante especular hasta qué punto est esto relacionado con la sencillez, casi pobreza, de Ja estética japo- esa y, por consiguiente, con Ja «casa vaciay, la falta de pose- siones y el diferente uso del espacio de la casa japonesa. Si comparamos una habitacién tradicional japonesa con una vi toriana o una de la América contempordnea, :podemos llegar realmente a Ia conclusién de que las necesidades basicas han cambiado tanto? Sentarse es una necesidad bésica, pero algunas culturas descansan en cuclillas, como es normal en Asia, otras perma- necen sobre un pie, como los aborigenes australianos y ab 85 unos africanos, y se podria demostrar que la manera de sex. tarse afecta a la forma de Ja casa y cambia las costumbres Consideremos, por ejemplo, el impacto de la introduccién de Ja silla, que revolucionaria las costumbres y tendria importan- tes consecuencias sociales: desapareceria la necesidad de qui tarse Jos zapatos, impuesta por el uso de Ja estera, y también el espacio cubjerto —porche 0 galeria—- donde se guitaban y dejaban; desapareceria la necesidad de unos zapatos que se Pudieran quitar con facilidad y la necesidad de suelos espe clales. La diferencia de posturas afectarfa el porte, los vesti. dos, el cardcter y forma de los muebles y el uso de armarios. “espejos, lamparas y cuadros.* La silla afectarfa también a la [ altura de sentarse, cambiando, en consecuencia, Ia colocacién ¥ tipo de ventanas y el tipo de jardin.’ De la misma manera, Fespecto al dormir, lo. significativo no es el hecho de hacerlo, sino los muebles, arreglos y espacios utilizados que afectan la vivienda, 2. La famitia.— Aunque 12 familia es bisica, hay grandes diferencias en I estructura familiar* que son importantes con relacién a las formas de la vivienda, las cuales varian otro tanto. Aun cuando hemos descrito el tipo bdsico de estruc. ‘ura familiar, puede haber varias formas como, por ejemplo, 1 numeroso grapo familiar que puede conducir al agrupamien, to de Ja Kabylia, a Ia casa larga de Jos Troqueses y al agrupa. PUEBLO Se case (vei) PUEELD De UOKTAK Crime) Fig, 38 Agrupamiento de tos indios Southwest Pomo, en Californie. 86 miento de Ios Southwest Pomo de California, cuya disposiciéa no esté clara en el plano y sdlo puede verse cuzndo se cono- cen Jos nombres de las familias (fg. 38). En Ja Kabylia, cada casa alberga a una familia conyugal; €l grupo de casas alrededor de su patio comin alberga a la familia (clan) y es la unidad del pueblo, Quiz haya sido afec- tado por el modelo islamico donde la ciudad esta descompues- '@ en una serie de barrios separados a Jo largo de lineas étni- eas, dentro de los cuales estén los agrupamientos de clanes separados, cada uno con su propio territorio. La casa lerga de los Iroqueses es una de las muchas formas de casas comunales. Su forma especifica puede ser comparada con'la del spucblo» o ta de la emarcas Inca (fig. 3.9) ‘Ya hemos visto cémo difiere la forma de la casa en las éreas ‘con poligamia o monogamia. Entre los Manjas de Ubangi pue. cal er Taos, RES Sate “Ca Euee Figura 39. Iequierda: Case terga de troqueses- Onondaga, (Adaprado de Morgan, Houses and house life of the american aborigenes, p. 129) Derecha: Marea Inca (véase la fig. 2 para el plano diagramitico ). Quedan rauchas de este tipo en los Altiplanos de Pera 9 Bolivia. de verse que Ja forma cambia dentro de una misma tibu gonforme sus miembros se wuelven cristianos. Antes, como fetichistas, cada esposa tenia su propia casa y el hombre visi taba cada dia a una mujer distinta, mientras que los nifies tenfan sus propias casas después de la circuncisién. Entre los musulmanes Homboris, de Timbuctoo, cada mujer legitima, todas las concubinas y los nifios mayores de siete aiios ticnen su casa propia y la de un hombre rico se convierte en un gran een ncnnnccccccc en, a conglomerado que es diferente de un harén érabe del mismo tamafio# Entre los totémicos, la exogamia separa a los hom- bres y las mujeres aun después del matrimonio y los Dobu del archipi¢lago Entrecasteaux tienen viviendas separadas des- puts de casados: cada pueblo contiene cinco grupos ancestra- Jes y cada pareja tiene dos casas, una «patriarcals y otra ema iiarcal» en las que viven en rotacién Entre los Moyombo, hombres, mujeres y nifios tienen casas separadas y la com pleje organizacién familiar Hleva a una extrema divisién de la casa Entre los campesinos, la forma de la familia también afecta en sumo grado la forma de la casa, como en el caso de las Zadrugas de los pafses eslavos, pero se ba dicho ya lo su- ficiente como para demostrar que la necesidad bésica de Ja «familias, sin ser definida mucho més especificamente, no ofre- ce una buena comprensién de la forma de la casa 3. Situacién de las mujeres.— Aunque es un aspecto del sistema familiar, es lo suficientemente importante como para merecer unas palabras y demuestra el grado de especificacién ‘que se necesita al discutir estos factores, El érea mediterranea contiene dos tipos de viviendas. Hay: una casa de piedra, de dos pisos y con una escalera en el exterior, que se encuentra en las costas e islas desde Siria a Catalufia y los Balcanes, yen Ja misma drea esté también Ja casa con patio Su apart ign en la misma érea y el hecho de que la casa con patio es muy parecida en Grecia, en el norte de Africa y en América Latina, sugieren que se relaciona con algin factor social, que puede ser la extrema necesidad de privacidad para las muje- res, que son enclaustradas. Las ventanas y tejados de estas ca- sas se disefiin de manera que impiden el que alguien se entro- meta en la intimidad de la casa. Por el mismo motivo, las Puertas de Ias casas de lados opuestos de la calle pueden no estar una frente a otra En el otro tipo de casa, la escalers exterior también esté relacionada con Ja situacién de la mujer, ‘per Jo menos la de Mykonos. En Mykonos, la dote tiene una ‘gran importancia y debe inciuir una casa; la escalera exterior permite que la casa esté ocupada por mds de una familia sin conflictos. La supremacia de las mujeres en a casa puede asumir for- mas diferentes, desde la costumbre africana de que el hombre Visite Jas de las mujeres y no tenga una casa propia, a la ‘sutil distincién entre el dominio del hombre y el de la mujer en Inglaterra y América La situacién de las mujeres puede afecter también a Ja casa tradicional japonesa, en la gue la cocina es uno de Jos pocos sitios que es del dominio de la mu: jer y es fisicamenie diferente del resto de la casa. En Egip. to, ios hombres y las mujeres estén siempre separados; los rricos tienen habitaciones separadas y los pobres utilizan esqui- nas diferentes de las suyas. Este procedimiento también se sigue en Ia tienda némada. Las viviendas de Jos Uluf de Se- negal estén replegadas en su cercamiento de manera que las casas no se pueden ver desde Ia entrada y las esposas estén rotegidas de las miradas" La cultura islimica efecta general- ‘mente Ja forma de Jas casas y de los asentamientos 2 través , de las exigencias de} purdah,del harén, etc,, pero, en cada ' caso, hay que considerar lo especifico de la solucién. 4. La necesidad de privacidad.— Como la privacidad es afectada; al_menos parcialmente, por Ja situacién de las mu jJeres, podeiMs esperar unas yariaciones considerables en Ia efinicién de Ja privacidad, en cémo se logra yen cudles son las consideraciones importantes. Hay culturas, como los Sherpas del Nepal, que no parecen considerar. Ja privacidad como algo esencial® debide a sus actitudes hacia el sexo, y el Japén tradicional, antes de la in- fluencia de Occidente, tenia una idea muy diferente del pudor Y, por consiguiente, de la privacidad. Durante el verano, la ‘gente aparecia desmada en piiblico y utilizaba bafios comunes; durante esta misma estacién, se podian ver las granjas por Gentro* Los Yagua del Amazonas viven en una gran casa abierta y obtienen la «privacidad» mediante un convenciona- lismo social que permite que alguien se «ausentes y, en efecto, se vuelva invisible, alejéndose de} centro de la casa” Ademas de las actitudes hacia el sexo y el pudor, es posible que Ia riqueza personal, la territorialidad y el puesto del individuo afecten en las actitudes hacia la privacidad. Estos wltimos fac- tores pueden decidir si una casa comunal permanece abierta y sin subdividir (como la casa Yagua o la de los indios Piaroa de Venezuela) 0 bien se divide y se hacen pequefios cerca- mientos dentro de ella (los Dyaks y los Kwakutl), 89 Neen es El deseo de privacidad también puede adoptar formas re- lacionadas con la separacién de dominios, Esto se puede ver en la India, Irin y Latinoamérica, donde los edificios miran al interior (muy diferentemente de la casa angloamericana que a al exterior) y parecen independientes de la zona climitica, tanto en los pueblos como en las ciudades, En la India, cada casa esté rodeada de una pared baja o bien Jos elementos de la casa estén dispuestos en tormo a un Patio central con una pared que da a la calle (fig. 3.10). Es a Fig. 310. Casa del norte de la India. interesante‘ que, en el sur de la India, donde Jas influencias mousulmanas Son thenos comunes, el patio se utiliza com monos frecuencia y las casas son mds abiertas. Este modelo, que +0. las tiendas, 0 de definir los agrupamientos étnicos y de casta, No obstante, en los asentamientos tradicionales, las ca- Jes estrechas y sombrias se vuelven Henas de vida cuando sitven algunas funciones sociales. Por ejemplo, las calles del Punjab enlazan los tres elementos del pueblo: casa, templo © mezquita y bazar. Los ensanchamientos de las calles propor cionan un sitio para un 4rbol o una fuente, alrededor de los cuales se sentaré el narrador o se instalaré tn pequebo mer. cado, que colaboraran a que Ia calle sirva para una funcién social (fg. 3.11). En este caso, tiene mucha importancia Ia transicién de 1a calle al dominio privado de la casa” UL, Plano esquemético de! pueblo Punjab. La actitud. japonesa es algo parecida a la india, pero esté Fesuelta de un modo diferente. La casa también tiene una fa chada, bien de muros o de vallas altas, que da al exterior y solamente se abe a la calle si tiene una tienda, oficina 0 taller: todos ellos usos no residenciales. Deatro ‘no se da im. Portancia’a Ia privacidad ni a que se oigan unos a otros o se pueda ver el’ interior de la casa. Si la gente se queda por la Roche, todos duermen juntos con una mezcla de sexos, propios y extrafios. La privacidad depende del dominio (fig. 3.12). En- contramos nuevamente un interés por la transicion: Jas entra das no son directas, sino que bloquean la visién y aceatian Ja separacién de los dominios piblico y privado. Este enfoque de definir la privacidad en términos de una clara separacién de dominios también estd muy extendido en Africa, Tenemos como ejemplo a los Yoruba del Oeste, que viven en casas de paja con paredes de barro en amplios gru. on reecmap er. = see Bee A ES a Se eres ee Fig. 312. Dominios privados. Izquierde: vivienda’ japonesa. Derecha: vivienda occidental. (anglo-dmericana). pot familiares. Normalmente, as viviendas se construyen en rupos continuos de cuatro o ins para englobar un complejo Guadado, al que se Uega através de-una sola entrada, parece a Ia Kabylia © a las casas de Ia Tia, El exterior es una pared de barro con la entrada como nica abertara, mientras gue en ot interior, cara al complejo, hay una falera continua. Lax complejos est agrupados de an modo compacto yforman- pur \ bos © cludades con muros alrededor de ellos. Los especios 1 entre los complejos forman las calles y hay uno entre ellos y Jor muros principales” Lo. primero que coustruven los Hause es el muro en torno al complejo. fhungde en nuestra cultura los argltectos se reGeren con: timuamente a la privacidad como une necesidad bisiea, es un fenémeno complejo y variade, 5. Comunicacién social. — La reunién de la gente es tam; bién una necesidad bésica, ya que el hombre ha sido definidol | ‘como un animal social. Lo que nos interesa es dénde se retnen| bien en Ja casa, el café, el bafio o Is calle. Esto afecta a la ' ‘Yorma de la casa, no al hecho de reunirse. La facilidad con que la gente puede orientarse en la ciu- dad ¢s importante para fomentar su sociabilidad, sin embargo | el sistema japonés es dificil hasta para los mismos japoneses. : En Japén, el espacio est organizado en una serie de éreas de 92 tamafo decreciemte. En la menor, las casas estén numeradas + en el orden en que fueron constraidas, en Iuger de estarlo en cl orden de la tradicién occidental. Fue importado de China otvo sistema de orientacién urbana basado en los cruces de las calles. No fue aceptado, como tampoco lo fue el intento ‘americano de dar nombres @ las calles de Tokio. ‘Despiiés de haber encontrado el camino, lo importante‘son Jos especificos cémo y dénde de la reunién, En el pueblo chino, Ja gente se resine en la parte més ancha de‘la calle principal; ene} norte de Africa puede ser la fuente, para las mujeres, y €l café para los hombres; en el pueblo Banti es el espacio entre el corral y los muros del complejo. En Chan Kom, Yur ‘katén, el lugar de reunién es las escaleras del pequefio almacén del pueblo, mientras que en Tarquia y Malaya es el café. En Francia solia ser el café y el ebistro» y munca se invitaba a casa a los huéspedes. Ahora esté cambiando este procedimiento y Ja casa se utili més, lo que afecta a la forma de Ja vivienda de la ciudad, En Italia es la piazza, Ja galeria y el café; en Inglaterra, el pub y Ia casa. Algunas areas, como San Louis, GustemalsDragoe, Dinamarca y muchas zonas de Grecia, tie- nen reuniones 0 pastos periédicos durante los cuales el érea social se amplia a una mayor que la normalmente utilizada. Esia es una solucién mds temporal que espacial, aunque com- prende las dos, y se convierte en un aspecto importante. ¥ complejo del entorno urbano. La relacion de la vivienda y ef asentamiento La discusion cue trata de Ja separacién de dominios y de la comunicacién social sugiere que no se puede ver Ja vivienda aislada de su asentamiento, sino que ha de ser considerada ‘como una parte de todo el sistema social y espacial que rela- ciona Ia casa, el modo de vida, el asentamlento y hasta el pak \saje. EI hombre vive en el asentamiento, del qué la vivienda es solamente una parte, y el modo de utilizarlo afecta a la for. ma de ésta como, por ejemplo, en las dreas en las que el luger de reunién es Ia casa y las otras en las que lo es una parte del asentamiento, como Ia calle 0 la plaza. La geografia y la arqui- tectura han separado, habitualmente, el estudio de la vivienda del del asentamiento; sin embargo, la necesidad de examinarla ‘como una parte de un sistema més amplio confirma que la vi- vienda tiene poco sentido fuera de su entorno y de su con. texto, Como el modelo de vida se extiende mas alld de la vik viends, la forma de ésta es afectada por el grado en que se vive en ella y por la gama de actividades que eo ella tienen lugar. Por ejemplo, el hecho de que muchos campesinos de Latinoamérica, y de otros pafses en desarrollo, ulilicen la vi- vienda sélo como un lugar donde dormir y guardar cosas y animales y el que la mayor parte de Ja vida tenga lugar fuera, iene implicaciones de mucha trascendencia para la forma de 4s vivienda. Aunque esta discusién nos acerca al disefio urba- ho, que esté fuera de la esfera de este libro, tenemos que taternos en 1 para comprender hasta qué punto el modelo de asentamiento afecta a la forma de la vivienda. Se han propuesto muchos tipos de clasificaciones para asen- tamientos y muchos escritores han comentado la difcultad de las definiciones y el hecho de que suchas formas no son pu- as, sino mixtas. La clasifcacion comtin eu asentamientos dis- ersos y concentrados afectard sin duda a la forma de la.vi \Vienda, ‘porque las actividades que tienen lugar en la vivienda 41 caso disperso podrian ocurrir dentro del asentamiento en el caso concentrado. Pero incluso en el caso de) asentamiento concentrado hay que hacer una distincién que es de una gran importancia para la comprensién de la relacién del asenta micnto y la vivienda y su efecto en la forma de la vivienda En general, ha habido dos tadiciones de_asentamientos soncentrados. En una, el asentamiento completo ha sido con siderado como el marco de la vida y la vivienda como una parte més privada, cercada y protegida. En la otra, la vivienda hha sido considerads esencicimente como 1 marco total de la yida y el asentamiento —pueblo o ciudad— como un tejido conjuntivo, un espacio casi «instil» a atravesar y de natursleze, secundaria. Aqui se expresa esta distincién en una forma ex: trema y enormemente simplifcada. Entre los dos tipos des. tritos hay una gama con distintos grados de uso del espacio exterior, pero es vélida la dlstincion general™ (los dos mode. Jos pueden ‘ser representados diegramdticamente como en Ia figura 3.13). En Ja cultura occidental, podemos considerar e1 pueblo o Ja ciudad latina y mediterranea como tipica del primer caso y Fig, 413. Los dos sistemas de vivienda- asemtamiento Ja ciudad angloamericana como tipica del segundo, siendo Los Angeles un ejemplo extremo en el gue sélo se utiliza realmente el campo privado, la casa y el jardin trasero (sin considerar el uso de parques y playas como uso de la ciudad), En el con texto de una cultura dada, podemos considerar la tadicién vernécula como tipica del primer caso y la gran tradicién del isefo como tipica del segundo. Esta distincidn entre tipos puede ser debida parcialmente - a leyes escritas 0 no escritas que limitan los modelos de com- Portamiento en los distintos campos, piblico o privado, prohi- diendo unos y permitiendo otros. Ello es una expresién de Ja isin del mundo y de otras actitudes y es un modo de estar 95 enlazada una cultura con la manera de utilizar el espacio? También puede ser debida al efecto de la religién en las acti- tudes sociales y familiares y, por consiguiente, en la separacién de campos, Esta distincion es fundamental y se refere tanto a ejem- plos no europeos, prehistéricos y primitives, como a nuestra propia cultura. Respecto a la Edad de Hierro, podemos com- parar las granjas unifamiliares y dispersas de Inglaterra, como en Little Woodbury, Wiltshire, con los asentamientos altamente organizados del continente, 0 los asentamientos de Escocia e Irlanda en los que el asentamiento es la casa. Entre los primitives, podemos encontrar casi todos los ti pos posibles de la escala, desde los Lodi, del oeste de Africa, {que no tienen una vida comunitaria y cuyas casas se yerguen por sf solas y forman el entorno total para la vida, hasta los Ca- yapa de Ecuador, que utilizan sus pueblos tan solo para los Testivales y cuya casa es el asentamiento, y los Aymara de la meseta andina, cuyo marco de vida es el asentamiento y s6lo utilizan la casa por la noche. El patrén Aymara es casi «africano» porque, generalmente, es entre los pueblos primitives de Africa donde la creacién de un «sitio» més amplio para vivir es muy comiin, aunque ‘no universal. En la Kabylia, la casa es solamente una pequeia parte de un reino més amplio y representa su porcién privada, y Jo mismo se aplica a Nueva Guinea, donde el terreno de las ‘danzas y Ja casa ceremonial de los hombres tiene mucha més importancia que la vivienda. Podria decirse que la manera de utilizar el asentamiento de- pende del clima y es obvio que el clima desempefiara un pa- pel, pero.esto no es todo. Los Aymara del Altiplano viven en un clima frio y muy riguroso, En Paris se utiliza la ciudad entera durante el invierno, aunque esta cambiando la situacién conforme los cafés se vuelven menos populares. Australia y California, que tienen una mentalidad muy de aire libre en su uso de playas, parques y facilidades deportivas, casi munca “utilizan el asentamiento o ciudad. Es interesante que esté cam- biando Ia situacién en Australia bajo el impacto de los inmi- ‘grantes europeos y que haya una gran resistencia por parte del anglosajén. ‘Mi argumento es que la distincién entre Jos usos del asen- tamiento, en el mundo occidental, esté enlazada culturalmense de estas dos maneras: 3. Culturas latinas y mediaterraneas contra culturas angloarme. Ficanas (cjemplo contemporéneo). 2. La tradicion vernacala contrd Ia alta tradicién del diseho una ‘cultura dada Existe un comentario perceptivo de Karel Capek respecto @ Inglaterra: «La poesia del hogar inglés existe a expensas de la calle inglesa, que esta desprovista de poesia, y la calle ha sido descrita como «la calle vacia, la calle solitarias.* Esto no €s totalmente adecuado en cuanto a las calles de la clase obrera —el entorno més verndculo— donde se utiliza la calle pero bastante menos que en los paises latinos. Se descubse una distinci6n similar en el modo en que la clase obrera ame. ricana’ utilize la calle mucho més que la clase media." Esta dicotomia es demasiado simple y hay una gama de modos de utilizar Ja ciudad tan amplia, que un francés puede comparar el uso de la calle francés y el brasilefio, y leger a la conclu. si6n de qiie sus compatriotas no Ja utilizan realmente Esté claro que la forma del asentamiento afecta al modo ée vida y a la vivienda. Los Zapotec de Oaxaca presentan tres modelos diferentes de asentamientos: la ciudad compacta, la semicompacia y le semivacia, en las cuales se utiliza el centro ara Jas ceremonias y la mayor parte de la gente vive ep ran. chos® Cada asentamiento tiene costumbres y comportamientos diferentes, actitudes distintas hacia muchas cosas y las rela. siones hombremajer son diferentes. Estas variaciones se refle Jan en las casas, en sus formas y en las asignaciones de espacio dentro de ellas, aun cuando no se puedan trazar unas rela. clones causales directas, El miodelo de asentamiento puede también afectar a las actitudes hacia las innovaciones, como en los casos de los Navajos y los Zufi. Cuando volvieron los veteranos de la Se. gunda Guerra Mundial, los Navajos, que tenian un modelo dis. Perso, aceptaron las innovaciones porque éstas afectaban tai camente a cada hogar y no desorganizaban la comunidad. Ene Jos Zuni, cuyo modelo es compacto, cualquier innovacion fx biera afectado a la comunidad y se le opuso resistencia Las viviendas, asentamientos y paisajes son productos def 7 6 mismo sistema cultural y de la visién de) mundo y son, por Jo tanto, partes de un solo sistema. En el Japén tradicional, por ejemplo, la separacién de dominios conduce a que cada ‘casa esté aislada y cada hogar haga lo que desee; siempfe que se compartan unos valores comunes, las variaciones ea Ja forma de la casa, dentro de un orden, producen buenos resultados. Una vez que desaparecen o se debilitan los valores ‘compartidos, las mismas actitudes producen el caos visual de Ja chudad japonesa actual. No hay quien asuma la response idad del rea piblica porque ésta es poco utilizada como parie del campo total de la vida. El vocablo japonés para dominante’y ot hombre es fenos que ia patursleza 2. Simbiérica. El hombre y la naturaless estén en vn ecisdo de equllibno, ef hombre se considera responsable ante Dioe de ln ataihens y'1s tnra como su capes 9 guardian” 3. Esplotadors. E1 hombre completa y modifica la natursez, despues creas, nalmente, destruye el entorne. En Jas dos primeras formas, la naturaleza y el paisaje son el Tu, la relacién es personal, hay que trabajar con la natu. raleza, mientras que en la tercera la naturaleza es el Ello, que ha de trabajarse, explotarse y utilizarse. Esta forma indica un cambio bésico, dejando de lado cuando ocurre: Ia cronclo- gia no afecta al argument basico.” Como he sefislado, los efectos del hombre primitivo en el paisaje son minimos, en particular por lo que se refiere ‘al individuo. Para el hombre primitive y, en menor grado, para ‘el campesino, ia relacién del hombre con la naturaleza y, por consiguiente, con el paisaje y la localizacién es personal; no hay una distinci6n marcada entre hombre y naturaleza™ Lo principal es la armonfa con la nafuraleza, no el conflicto o la conquista; en las sociedades primitivas, el concepto de hom: bre/no hombre es, por encima de todo, de mutualidad: el hombre esta en la naturaleza y no se puede hablar de hombre > naturaleza.” Esta'visién y'la relaci6n consecuente del hom bre y los animales conduce a las actitudes hacia la diferencia ign y especializacién que ya he tratado en relacién con el trabajo y el espacio y que afectan 2 Ja situacién en las culturas primitivas y preindustriales, Esta actitud tiene efectos tanto en la forma del asentamien- to como en Ja de la vivienda. Por ejemplo, se ha sugerido que los «pueblos» son afectados en grado sumo por Ja Jocalizar cién:y que sus habitaciones, que son cuevas, actin tinidas de manera. que sean una especie de «mesa. El «pueblo» se pa- rece a la forma del terreno porgue la estrecha relacién de la forma y el paisaje refleja la armonia del hombre y le natura- leza. El paisaje es sagrado, como la casa, y todo el entorno ejerce una influencia en Ia vide del «pueblo» De hecho, estos indios piden perdén cada vez que derriban un érbol a matan una liebre. Para ellos, el cultivo de los cereales es un acto religioso y una parte esencial de toda su vida espiritual. Es 301 —_ es en fe esta actitud to que afecta a la viviends, su forma, situacién y relacién con la tierra y explica por qué estos edificios real- van el paisaje en lugar de deteriorarlo. Los Maya rezan cuando talan un bosque y los maizales son sagrados; los Pigmeos experimentan la sensacién de que si des- componen el equilibrio de la naturaleza tienen que restable- cerlo y efectiian ceremonias cuando matan un animal o derri- ban un Arbol, como los epueblo» y por un motivo similar. Entre algunos pueblos primitivos, al que deja su region nativa se Je trata como muerto y recibe ritos funerarios; el exilio es equivalente a una sentencia de muerte. Esto se debe a la iden- tificacién de la tierra con el grupo social a través de sus ante- asados, identificacién muy bien expresada en el rito africano, Por el cual un nativo que devuelve una mujer de otra regién, Je Neva un poco de tierra de su frea, eTiene que comer un poco de este polvo cada dia... para acostumbrarse a este cam: dio de residencia.»* Esta actitud general de respeto y reverencia hacia el sitio significa que no lo humillan ni lo violan, sino questrabajan con 41. Los edificios encajan en el paisaje y expresan esta actitud mediante la elecciGn del sitio, ios materiales y las formas. Es. tas formas no satisfacen solamente las exigencias culturales, simbélicas y utiliterias, sino que, a menudo, son una parte tan de Ja lovalizacién que ésta no puede imaginarse sin la vivienda, pueblo o ciudad. Estas cualidades también reflejan In presencia de unos valores y objetivos compartidos, un fin claro y acordado, una estructura jerérquica aceptada de la viviends, el asentamiento y el paisaje asf como una respuesta directa. al clima y a la tecnologia. Las formas son también una imagen de las necesidades que Ilevan al sentido de la rec- titud, directa intuitivamente claro, descrito més arriba, En- comtramos una descripcién de cémo puede afectar esto a un observador sensible en los primeros parrafos de Architecture, Ge Adolf Loos. Describe Jas orillas de un lago clogiando la ho- mogencidad de todas las casas, incluso las de Jos campesinos. Todo parece «motelado por Ia mano de Dios» y, de pronto: -zaué es eso? Una nota falsa, un chillido fuera de lugar. Entre las casas de los campesinos, que ‘no han sido hechas por ellos sino por Dios, se levanta una villa, ¢Es Ia obra de un buen arquitecto © de uno malo? No #6. Sélo sé que ha sido estropeada la ‘paz 5 1a 102 belleza del paisaje... ‘eapaciales del individuc. El hombre esté més capacitado para watar estos problemas que, por ejemplo, las ratas, puesto ‘que.sus defensas son més cfectivas. Los mecanismos de de- fensa del hombre son més constantes que sus mecanismos ff- sioos y sus dispositivos epecifico, que son mds variables y estén @efinidos culturalmente. De hecho, 1a capacidad de tratar el Problema varia con Ja cultura y podemos considerar que la casa y el asentamiento son dispositivos mAs © menos logrados ‘para abordatlo™ La posada japonese, y podria decirse lo mis- mo de la vivienda, sirve como dispositive para mitigar Ia ten- + sién. Esto explicaria Ja resistencia japonesa ante las paredes communes, el uso de entradas similares a las de Ispahan y otras ‘dreas musulmanas y ¢l jardin y Ia casa de 16 Puede decirse ‘que estos dispositivos se marcan ms cuando se consideran Jas viviendas a una escals de superpoblacién creciente; tam- bién pueden variar las actitudes hacia el ruido y la privacidad, Puesto que son mecanismos~defensivos. ‘Las casas con patio, y en general la separacién de dominios, se utilizan ex culturas que son jerdrquicas y superpobladas y el prediominio- de“éstas viviendas en todas sus’ manifestaciones, desde la simple casa de Jerio6, pasando por las’ dé’ Grecia, constancia, porque las soluciones propuestas como nuevas son, frecuentemente, idénticas a las utilizadas durante milentos en las culturas tradicionales* En resumen. Se podria. decir que los determinantes de Ia tA rt | ei + [4 ae + ee cet eaten our Festa suas ease y la relacién de la vivienda con el asentamiento— ayuds 2 ‘comprender la forma edificada. El valor de Ins soluciones del pasado es otro ejemplo de forma de la vivienda pueden ser divididos en constantes y mu tables y que todo el problema de la constancia y el cambio Puede estar reiacionado con la forma edificada por un ntimere de variables. Ya me he referido a la gran estabilidad de las formas y al hecho de que podemos seguir utilizando formas antiguas con un éxito considerable. Un indio «pueblor podia Vivir en un edificio de 600 afios" y yo mismo he vivido en estas casas antiguas de un modo mis confortable que en las Jodernas. De hecho, yo dirfa que cualquier persona podria vi. ‘Wit en una antigua casa griege, por ejemplo, necesitando tan ‘sélo reajustes en los espacios tecnolégicos. Si bien he sugerido que el determinism climitico no con sigue explicar 1a gama y diversidad de formas de la casa, el lima es, 20 obstante, un aspecte importante de las fuerzss ‘que yeneran formas y tiene grandes efectos eu las formas que el hombre puede desear crear para si mismo. Esto ha de cs perarse én condiciones de usa tecnologia débil y de unos sis temas limitadas de contzol armbiental, en los que el hombre, no padiendo dominar la nsturaleva, ha de a¢aptarse a elle, El impacto del factor elimético depesdert de su violencia y Mgurosidad y. en corsecuencis, del grado de Hibertad que FPermita; be sugeride Ja urilidad de la escala climndtica. Tratere este concepto con meyor -exteasisn, aunque es obvio que Us hhabitante de ios Mares del Sur tiene més opciones que un e- quimai, si bien este wime tiene tambien alguna posibilidad de elecci6n, El principal especto a examinar es la asombrosa destrera de los constructores. primitives y campesinos al tratar los problemas climaticos y su babilidad al usar unos recursos 7i- nimos para obtener tin méximo de confort. (En este capitule seriin omitidas las soluciones no climaticas a las que ya m= he referido.) Me ama la atenciéa repetidamente los. conoc mientos y la discriminacién de estos constructores al selec. ionar las localizaciones y los materiales adecuados al micro. lima especifico local y, en el caso de los constructores cam pesinos, al adaptar el modelo tradicional a estas condiciones, Las exigencias.tradicionales en cuanto a localizacién y a for ‘ma, que algunas veces pueden tener un fundamento climatico, son demasiado rigidas con frecuencia, imposibilitando los ajus tes. del modelo a les exigencias especificas locales, hasta en las cculturas campesinas. E. B, White escribio: : imista respesto a la rasa humana porque es demasiado smudigente, Nucets aprotic ae sauumnice Soph se Y someteria. Tendriamos mejores posiblidades de supcrvivencia ¢

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