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En noviembre de 2016 Flora Mazanel y Rafael Cortez fueron citados a una reunión por

las autoridades del colegio privado "Enseñanza Modelo" al que concurría su hijo, Tomás
Enrique. En esa oportunidad les explicaron que habían decidido no acceder a
rematricular a Tomás (15 años) para un nuevo ciclo lectivo debido. a los trastornos de
conducta que había presentado durante ese año.
Los progenitores del joven se mostraron muy sorprendidos con la decisión porque los
directivos del establecimiento estaban al tanto de que el hijo de ambos padecía del
síndrome de Asperger y se habían mostrado contemplativos con su situación. Incluso,
para tranquilidad del colegio, los padres le habían presentado a su gabinete
psicopedagógico un informe elaborado por el psiquiatra que atendía a Tomás donde
explicaba que el trastorno que presentaba no lo hacía un enfermo mental (sic), sino
que era una forma de ser que presenta las siguientes características: dificultad en la
interacción social, patrones repetitivos de intereses y actividades etc.
Las autoridades reconocieron que sabían de los problemas de salud del joven pero
manifestaron que la situación era insostenible para ellos y para los compañeros del
adolescente a quienes él les había manifestado su deseo de suicidarse e incluso lo
había intentado, colocándose delante de un colectivo a punto de arrancar de donde lo
habían retirado sus compañeros.
El colegio explicó que su decisión no era discriminatoria, segregativa o abusiva pues
habían existido motivos serios que justificaban esa actitud, tales como que al
momento de la inscripción los padres habían ocultado el trastorno que padecía Tornas
y que luego no habían colaborado para tratar de superar el síndrome que presentaba.
Agregaron que el estado de salud mental del joven se agravó al vivir una experiencia
nueva corno fue el enamorarse de una compañera de curso a la que, además, acosó
reiteradamente.
Por último las autoridades afirmaron que la comunicación en forma verbal del intento
de suicidio de Tornas y el poema de su autoría "Desamigo", que en esa oportunidad les
exhibieron, mostraban con crudeza un estado emocional no equilibrado que incidió en
la vida de sus compañeros. Notificados de la negativa del establecimiento a re
matricular a Tomás, sus padres intimaron fehacientemente a la institución a cumplir
con la prestación a su cargo, a lo que ésta se negó invocando el derecho de admisión.

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