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1.

Siéntate en un lugar cómodo y frota tus manos limpias hasta que


sientas calor en las palmas. Cierra los ojos y cúbrelos con las palmas
de las manos, sin presionar. Cubre tus ojos con las palmas de las
manos de forma que quede la nariz libre para respirar, pero que no
entre luz entre los dedos. Imagina una oscuridad profunda y enfoca
esa oscuridad. Respira lenta y profundamente. Mantente enfocado en
esa oscuridad durante unos 3 minutos.
2. Cierra tus ojos fuertemente durante 3 o 5 segundos. Abrelos bien
durante otros 3 o 5 segundos. Repite el ejercicio 7 veces.
3. Cierra los ojos y dales un masaje muy suave con las yemas de los
dedos durante 2 o 3 segundos. Presiona muy suavemente con tres
dedos de cada mano sobre los párpados superiores. Repite 5 veces.
4. Siéntate relajadamente. Mueve circularmente tus ojos en el sentido de
las agujas del reloj 21 veces. Luego en sentido anti-horario otras 21
veces. Parpadea unas cuantas veces entre uno y otro ejercicio.
5. Agarra un lápiz u otro objeto con la mano y el brazo totalmente
estirado. Mueve tu mano lentamente acercándola a la nariz y sigue el
lápiz o el objeto con tus ojos de forma que lo mantengas siempre
enfocado. Repite entre 7 y 21 veces.
6. Mira a una pared enfrente de ti y simula que estás escribiendo con tus
ojos, sin mover la cabeza. Cuanto más grandes hagas las letras
mejor.
7. Enfoca un objeto distante durante algunos segundos y luego,
lentamente, reenfoca tu vista a un objeto cercano (menos de 30
centímetros) que esté aproximadamente en la misma línea o
dirección. Mantén el enfoque en el objeto cercano unos cuantos
segundos y vuelve a enfocar el objeto lejano. Repite hasta 21 veces.

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