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"Los coflades de la estleya", Villancico - Negritos a la Navidad de JUAN DE ARAUJO (1648-1712).

Juan de
Araujo
(Villafranca, España 1646 — Sucre, Bolivia, 1712) fue un músico y compositor del Barroco americano, período
también conocido como música virreinal americana. Araujo llegó a Lima a temprana edad con su padre,
funcionario del Conde de Lemos, Virrey del Perú (1667-1672). Por estos años, Robert Stevenson sugiere que
debe haber estudiado música y composición en Lima, con Tomás de Torrejón y Velasco, debido a cierta
relación estilística existente en las obras de ambos compositores. Hacia 1670 fue nombrado maestro de capilla
de la Catedral de Lima. Fue sucedido en ese cargo por Torrejón y Velasco, el 1º de julio de 1676. De Lima
viajó a Panamá y probablemente a Guatemala —donde dio a conocer la obra de su maestro y sucesor limeño
— para regresar luego al Perú. Allí fue contratado como maestro de capilla de la Catedral de Cuzco y,
finalmente en 1680, de la Catedral de La Plata (hoy Sucre) donde permaneció hasta su muerte en 1712. En el
archivo de la Catedral de Sucre se conserva la mayoría de sus obras, religiosas y profanas, todas ellas de
gran calidad, que reflejan el intenso trabajo que desarrolló en esa ciudad durante los 32 años que se
desempeñó como maestro de capilla. Los archivos de Cusco difieren radicalmente de los demás archivos
coloniales. La catedral no tenía ningún interés en mantener a un amplio conjunto profesional de músicos, sino
que recurría a menudo a los servicios de los estudiantes del seminario como cantantes. Así es que se podían
ejecutar composiciones más amplias que en Sucre o incluso Lima: el repertorio del Cusco colonial se
caracteriza por su abundancia de grandes piezas policorales, a 12, 14, 16 voces incluso. La presencia de
jóvenes cantantes relativamente numerosos parece haber influido en la composición del repertorio. Los
archivos de Cusco se caracterizan por la abundancia de música dramática, sea como acompañamiento de
obras teatrales, sea como villancicos humorísticos con personajes, que llegaban a aparentarse a óperas más o
menos desarrolladas. Todas estas piezas convenían bien a un colegio poblado de adolescentes ya que el
entretenimiento musical era casi una obligación para preservar el orden de la vida diaria. Sólo conocemos a
cuatro maestros capaces de escribir obras musicales para el servicio divino diario: Gutierre Fernández Hidalgo
(c. 1547-1621), Pedro Bermúdez (c. 1558-1605?), Cristóbal de Bersayaga (c. 1575-1634?) y Esteban Ponce
de León (c. 1692- c. 1755). Así pues, las partituras conservadas en los archivos de Cusco por lo general no
fueron compuestas in situ. Llegaban por la posta, a través de músicos ambulantes inclusive. Cusco, situado en
la carretera de Lima a Potosí y La Plata, se hallaba en medio de una red comercial que facilitaba la circulación
de manuscritos musicales. Y la capital andina incluso podía beneficiarse de su privilegiada situación con
respecto a las demás ciudades. Obra extraída del ábum: Convidando está la noche, Navidad Musical en la
América Colonial Intepretan: GCC-Grupo de Canto Coral. Dirige: Néstor Andrenacci GCC Voces/ Ediciones
GCC. Música Virreinal, Música Colonial.

Juan de Araujo. En el archivo de la Catedral de Sucre (Bolivia) se conserva junto a esta pieza, la mayoría
de sus obras, religiosas y profanas, todas ellas de gran calidad, que reflejan el intenso trabajo que desarrolló
en esa ciudad durante los 32 años que se desempeñó como maestro de capilla. En ese importante archivo se
han catalogado 151 obras de Araujo, lo que representa el 34,2% del total de las obras allí existentes que se
han catalogado hasta la fecha, porcentaje muy elevado en comparación con la obra de un solo compositor
en cualquier otro archivo americano.

Tomas de torrejón y Velazco:


Tomás Torrejón y Velasco o Tomás Torrejón de Velasco (Villarrobledo, Albacete, España, 21 de diciembre
de 1644 – Lima, Perú, 23 de abril de 1728) fue un compositor y organista español del período barroco activo
en el virreinato del Perú.

En España
Tomás de Torrejón y Velasco fue bautizado el 23 de diciembre en su localidad natal pero pasó sus primeros
años en Fuencarral (mucho antes de ser distrito de la villa de Madrid). De allí era su padre, Miguel de Torrejón,
jefe de cazadores de Felipe IV. Su madre se llamaba María Sánchez Salvador. En 1656, todavía en España,
ingresa como paje en la casa del Conde de Lemos, quien sería designado posteriormente virrey del Perú.
Probablemente en esa época estudió con Juan Hidalgo y también debió visitar Nápoles.
En América
El 6 de febrero de 1667, se embarcó en Cádiz rumbo al Perú. Con él fue su primera esposa, María Manuela
Bermúdez. Al Nuevo Mundo marchó de la mano del Virrey Pedro Antonio Fernández de Castro Andrade y
Portugal (X Conde de Lemos), como gentilhombre de cámara. En el mismo barco viajaba otro gran
músico, Lucas Ruiz de Ribayaz. Llegaron a Lima en noviembre y durante los 6 años posteriores, Torrejón y
Velasco desempeñó diversos cometidos administrativos y militares al servicio del Virrey (muerto en diciembre
de 1672) en distintos lugares del territorio. En 1676 Torrejón fue nombrado maestro de capilla en la catedral de
Lima, con un sueldo de 600 pesos, sucediendo a Juan de Araujo (1646-1712). Se ha especulado con la
posibilidad de que el propio Torrejón fuera su profesor. La Ciudad de los Reyes fue epicentro de la actividad
artística e intelectual del extenso y rico virreinato del Perú. La capilla de música de la catedral se amplió en
1679, gracias al trabajo de Torrejón.
Enormemente reconocido por sus dotes musicales, fue el primer maestro que no poseía órdenes sacerdotales.
Aun así, era un hombre de profundas convicciones religiosas e impregnó su vida y su obra de una fe
inquebrantable y abogó por el cumplimiento firme de las obligaciones religiosas. Tomás, su hijo mayor, fue
predicador jesuita. De su segundo matrimonio con Juana Fernández de Mendía, tuvo otros cinco hijos más, de
los cuales cuatro siguieron los devotos pasos del hermanastro mayor. Su fama se extendió por todo el
continente, hasta Panamá y Guatemala. Murió en Lima en 1728 después de ochenta y tres años de una vida
larga y laboriosa.
Obra : Torrejón y Velasco logró elevar a la cúspide expresiva el villancico barroco español en la América
colonial. Se encargó de poner música a todos los grandes eventos acaecidos en el virreinato, como las
celebraciones en honor al beato Toribio de Mogrovejo (se conservan los textos de 7 villancicos compuestos en
1680 para tal fin) o la aclamación a Luis I. Su legado musical se halla en Cuzco (Perú) y Sucre (Bolivia).
Además, una quincena de sus manuscritos originales se conservan en el archivo histórico de la catedral de
Guatemala. Gozó de una gran popularidad su canción de cuna “rorro” que se siguió cantando en Cuzco mucho
después de su muerte.
La púrpura de la rosa

Libreto original de La Púrpura de la Rosa.

Artículo principal: La Púrpura de la Rosa

Hoy es recordado como el compositor de la primera ópera compuesta y ejecutada en América de la que se
tiene constancia. Melchor Portocarrero y Lasso de la Vega, III conde de Monclova y XVII virrey del Perú,
encargó a Torrejón y Velasco componer una pieza de música dramática para la celebración, en el virreinato,
del décimo octavo cumpleaños del rey Borbón Felipe V y primer aniversario de su ascenso al trono español.
Fruto del encargo surgiría La Púrpura de la Rosa.
El texto es obra de Pedro Calderón de la Barca. Aunque se hicieron ligeras modificaciones, fue concebido para
ser íntegramente musicalizado. Una primera versión se representó en 1659 en el Real Coliseo del Buen
Retiro de Madrid con música de Juan Hidalgo (1614 – 1685), incluido en los festejos de la boda de María
Teresa, hija de Felipe IV, con Luis XIV de Francia. La versión de Torrejón se estrenó el 19 de diciembre de
1701, en el Palacio del Virrey del Perú de Lima y éste es el único manuscrito de la obra que se conserva en
la Biblioteca Nacional del Perú. La Púrpura de la Rosa es una ópera en un acto que cuenta el mito del amor de
Venus y Adonis, el cual provoca los celos de Marte y su deseo de venganza. La partitura (reconstruida por
Bernardo Illari) está llena de referentes musicales hispanos como coplas o tonadillas, y goza de un entramado
lleno de estribillos redundantes que le otorgan un aire agradable y fácil de recordar. En el repertorio
instrumental de La púrpura de la rosa destaca el empleo de guitarras, arpas, clavecín, chirimías, trompetas,
bombo, castañuelas, panderos, bajón y sacabuches.
La ópera va precedida por una loa alegórica a Felipe V, enfatizando su bondad y justicia. Dice así: La Púrpura
de la Rosa, representación música, fiesta con que celebró el año décimo octavo, y primero de su reynado del
Rey Nuestro Señor Don Phelipe Quinto. El Excelentísimo Señor Conde de la Monclova, Virrey, Gobernador y
Capitán General de los Reinos de el Perú, Tierra Firme y Chile, etc. Compuesta en música por Don Thomas
Torrejón de Velasco, Maestro de Capilla de la Santa Iglesia Metropolitana de la Ciudad de los Reyes, año de
1701.
En la práctica, pasó a ser la última ópera escrita en estilo español en el mundo hispano puesto que el mismo
Borbón Felipe V divulgó el gusto por la música barroca italiana. El primer virrey del Perú en ser nombrado fue
el marqués de Castelldosríus, quien llevó en 1707, no a un español, sino al compositor milanés Roque Ceruti
como máximo responsable musical del Palacio de Gobierno. El italiano sucedió a Torrejón como maestro de
capilla en la catedral de Lima. Desde entonces, los villancicos polifónicos adquirieron las características de
una pequeña cantata napolitana. Como ejemplo, la segunda ópera compuesta en América, La
Partenope (1711) fue concebida en estilo e idioma italiano por el mexicano Manuel de Zumaya, con libreto
de Silvio Stampiglia (Georg Friedrich Händel lo utilizaría para su propia ópera de igual nombre estrenada en
1730).

Juan Gutierrez de Padilla:


Nace en Málaga, España en 1590. Fue colegial de los primeros que fundaron el Colegio de San
Sebastián de la ciudad de Málaga y allí sirvió con su voz en el dicho colegio seis años con aplauso y
tres o cuatro de maestro de capilla en la Iglesia de la ciudad de Ronda y llevó por oposición el oficio
de maestro de capilla de la Iglesia Colegial de Jerez de la Frontera, que sirvió tres años y se opuso
al magisterio de la Catedral de Málaga y en la oposición fue nombrado segundo lugar.

Además de los datos anteriores, se sabe que Padilla opositó al magisterio de capilla de Antequera
en agosto de 1608, proceso en el que resultó ganador Juan de Riscos, aunque se le otorgaron al
malagueño “doce ducados como ayuda de costa”. El maestrazgo de Jerez de la Frontera lo obtuvo
el 13 de agosto de 1612, en sustitución de Bartolomé Méndez de la Carrera.

También concursó, sin éxito, por el maestrazgo de la catedral de Málaga, cuando en 1613 se otorgó
a Estevão de Brito dicha posición.

Ya en Puebla, fue aceptado como cantor de la catedral en septiembre de 1622. Desde ese momento
fungió como maestro asistente de Gaspar Fernández, a quien sustituyó a su muerte, acaecida
en 1629. Estableció un taller de instrumentos, los mismos que vendía no sólo en México, sino
también en Guatemala.

Muerte
Muere en Nueva España, 8 de abril de 1664.

Legado
La producción de Gutiérrez de Padilla abarca los géneros consabidos de la práctica religiosa en la
que estuvo inmerso: misas, motetes, himnos, responsorios, una pasión, letanías, salmos y más de
medio centenar de villancicos, algunos de los cuales se conservan en juegos completos,
particularmente, los escritos para navidad. Aunque se localizan obras suyas en Guatemala o en la
Colección Sánchez Garza, la inmensa mayoría de su obra se resguarda en Puebla. Ha de señalarse
que toda esta música fue creada en un entorno particularmente propicio.

La propia bonanza de la ciudad, punto medio y obligada etapa del tránsito y comercio entre la
península y las colonias orientales, así como el fuerte impulso que el obispo Juan de Palafox dio a la
construcción de la catedral de Puebla y a la ciudad misma, resultaron definitivos para que a
mediados del siglo XVII. En tal sentido Gutiérrez de Padilla pudo disponer de una amplia capilla que
podía interpretar el más amplio repertorio. Sobreviven varios cuadernos de villancicos de su autoría
que reflejan la diversidad cultural de Puebla.

En las obras para un solo coro de Gutiérrez de Padilla se puede aquilatar un dominio absoluto de los
parámetros del ars perfecta: el texto es claramente acomodado y el contrapunto reserva sus
momentos de mayor tensión interválica para intensificar conceptos importantes del texto.

Sería prolijo dar cuenta de las innumerables sutilezas que distinguen a la escritura de Gutiérrez de
Padilla. Su inusual sentido de las tensiones armónicas, el vibrante contraste de texturas que
caracteriza a su música policoral, el fino sentido de la hypotiposis y una escritura de líneas
contrapuntísticas de trazo impecable, son apenas algunos de los elementos que explican la fuerza
estética y la emoción que caracterizan a la producción de este músico, quizá el más importante
compositor del siglo XVII en el Nuevo Mundo.

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