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UNIVERSIDAD NACIONAL

PEDRO RUIZ GALLO


“FACULTAD DE INGENIERÍA CIVIL,
SISTEMAS Y
ARQUITECTURA”
ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA DE SISTEMAS

“IMPACTO DEL COVID-19 EN LA


ECONOMÍA PERUANA”

Alumnos:
 Cabanillas Castro Jherson Imanol.

Curso:
 Costos y Presupuestos.

Docente:

Lambayeque, agosto 2020.


La economía en Perú está fuertemente impactada por la propagación de la COVID-19 y,

a su vez, por la caída del precio de materias primas, como el cobre. El mayor impacto

proviene de esta pandemia provocando un escenario económico de incertidumbre que

impacta también en las economías de los hogares peruanos.

Aunque el Perú comenzó el 2020 con perspectivas de menor crecimiento, a esto se

sumaron 2 choques de naturaleza independiente, pero con vínculos económicos

importantes:

a) La propagación de la COVID-19, que está adquiriendo características más

permanentes que transitorias. Su alcance dependerá de su extensión en el

territorio nacional, los sectores que sean afectados, y el carácter y duración de

las políticas para contenerlo.

b) El desplome de los precios de materias primas, respecto a lo cual el país goza de

una relativa ventaja comparativa. La caída del precio del cobre en un 20%, se

contrarresta con el alza del oro (segundo mineral en volumen de exportaciones

nacionales, 18% de las exportaciones totales) y la caída del petróleo, pues el

país es importador neto de combustibles.

El impacto de esta parada súbita de la actividad económica, que afecta principalmente al

turismo, servicios y comercio, se sentirá primero en los hogares de las zonas urbanas

donde se concentra el 79% de trabajadores del país. Este impacto dependerá tanto de la

duración de la cuarentena como de la cantidad de fuentes de ingreso por hogar: a menor

cantidad de fuentes de ingreso mayor será su vulnerabilidad ante la crisis.

Para comprender esta correlación y su impacto, resulta necesario hacer hincapié en la

distribución de la fuerza laboral que genera dichos ingresos.

 Sobre las fuentes de ingreso monetario regular:


La mayoría de los ingresos de los hogares peruanos vienen del trabajo, siendo el 20%

formal y el 50% informal; en tanto el resto se compone de rentas y transferencias tanto

públicas como privadas.

 Sobre la distribución de la fuerza laboral según su tipo de inserción en el

mercado laboral:

Tanto en las estadísticas nacionales como en las urbanas, el 4% de los trabajadores son

empleadores y sus ingresos medios duplican a los del resto de la población trabajadora.

El resto de trabajadores comprende a asalariados (alrededor de la mitad de trabajadores

no empleadores), independientes (alrededor de 40% de trabajadores no empleadores),

trabajadores familiares no remunerados y trabajadoras del hogar (entre 2% y 3% de los

trabajadores no empleadores). Los trabajadores familiares no remunerados (TFNR)

representan el 10% a nivel nacional, pero en zonas urbanas son solo 5%. Esto significa

que esta forma de trabajo es mucho más prevalente en áreas rurales, áreas donde no se

espera que el impacto del coronavirus sea tan fuerte como en las ciudades.

 Sobre las características de los hogares en función del número de fuentes

de ingresos:

El hogar modal en el país tiene dos fuentes de ingresos (40%) seguido por aquellos que

dependen de una sola fuente de ingresos (30%), de tres a cuatro (26,5%) y de cinco a

más (3,3%).

El 19% de los hogares con dos fuentes de ingresos tienen a ambos trabajadores con

empleos formales en sus ocupaciones principales, el 32% tiene a un trabajador con

empleo formal y el otro informal y el restante 49% tiene a ambas fuentes de ingresos

con empleo informal.


Así, resalta la relativamente baja dependencia al trabajo asalariado formal frente a la

importancia del trabajo independiente (autoempleo), el grueso del cual es informal, de

esta forma, se evidencia la vulnerabilidad en la que se encuentran miles de peruanos

frente al contexto actual.

Las medidas económicas que se tomen a futuro deberán responder tanto a la cuarentena

total como al levantamiento gradual de las restricciones, enfocándose particularmente

en los hogares y las empresas. Así, en la primera será esencial facilitar ingresos a los

hogares y evitar el quiebre de las empresas que concentran el 64% del empleo formal

del país. En tanto en la segunda, acelerar la generación de empleo formal y ampliar la

cobertura de programas de protección social a zonas urbanas.

Por un lado, las medidas apuntarían a atender a los hogares urbanos, que serán los

afectados más inmediatos por esta emergencia. Por otro, a brindar las facilidades a las

micro, pequeñas, medianas empresas e inclusive a las grandes empresas para evitar su

quiebra y que puedan continuar reteniendo a sus trabajadores. Si bien esto último es un

debate aún abierto entre los analistas, hay que considerar que las grandes empresas

concentran el grueso de los trabajos formales (64% de la PEA formal), por lo cual

deberían incluirse en las políticas planteadas.

Es importante resaltar que, a diferencia de otros países de la región, Perú cuenta con el

espacio fiscal necesario para llevar a cabo estas medidas, debido a años de mantener una

política macroeconómica prudente.

Aunque bien intencionadas, algunas medidas económicas deberían evitarse en lo

posible, sobre todo aquellas que incentiven el emprendimiento (de subsistencia) y la


informalidad a largo plazo, aquellas que excluyan a las grandes empresas y las que

promuevan la creación de nuevos programas de protección social.

En esa línea, las medidas que debieran evitarse serían:

 Aquellas que promuevan el apoyo a emprendimientos y trabajadores

informales a largo plazo no serán beneficiosas, ya que perpetúan la

informalidad y no aportan a la mejora de la productividad agregada.

 Aquellas que apunten a elevar aún más el salario mínimo, ya que, si bien no es

deseable su ajuste hacia abajo, elevarlo podría justificar la inviabilidad de

nuevos empleos formales.

 Aquellas que excluyan a las grandes empresas (de 51 a más trabajadores), las

cuales sostienen el grueso del empleo formal del país (64% de la PEA formal).

 Aquellas que impulsen la creación de nuevos programas sociales, debido a los

tiempos que demanda su diseño y construcción de capacidad instalada.

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