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Angie Cruz Vanegas

El banco central tiene como objetivo principal para cualquier país mantener una tasa de
inflación baja y estable, al mismo tiempo cumplir con índices satisfactorios de empleo. Si
se llegase a cumplir esto aseguraría mantener el poder adquisitivo de la moneda local y
contribuir al bienestar general de la población y su calidad de vida. La política monetaria
cuenta con herramientas como el encaje bancario que es el porcentaje de reserva
bancaria y se acumula con los recursos que los bancos tienen como obligación de no
comprometer en operaciones de crédito. Además de ser un control monetario, respalda
los retiros normales contra los depósitos bancarios.

Por otra parte, la compra de bonos hace parte de la política monetaria expansiva la cual
consiste en la compra de bonos del estado u otro tipo de activos financieros para la
inyección de dinero en el país.

Así mismo, encontramos la tasa de intervención de la política monetaria, la cual es la tasa


de interés mínima que el banco central cobra a las entidades financieras por préstamos
que les hace mediante las operaciones de mercado abierto y se utiliza efectivamente por
el Banco central para controlar la cantidad de dinero que circula en la economía y en fin a
la inflación.

Para un ejemplo exacto, cuando la inflación está por encima del rango presupuestado la
política monetaria del banco central debe actuar, y generalmente empezaría a aumentar
las tasas de intervención, es decir, aumentan las tasas de interés del mercado, generando
disminución en la demanda y el crecimiento, generando una disminución en los precios y
los costos que terminaría en la disminución de la inflación.

Para controlar la inflación de un país, es válido afirmar que se puede interponer una
política monetaria restrictiva, que es un tipo de política monetaria que persigue la
reducción de la oferta monetaria de un país, esto se realiza para reducir la cantidad de
dinero en circulación, por eso mismo se define como política monetaria restrictiva o
contractiva, por su objetivo de controlar la inflación.

Una inflación controlada y estable genera un bienestar general en la población, un bueno


uso de los recursos productivos, disminuye la incertidumbre, genera confianza, seguridad
y certeza sobre los rendimientos de la inversión. Una inversión baja incentiva al país a
generar inversión y decisiones a largo plazo, así mismo el crecimiento económico.

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