Una vez más puedo disfrutar de realizar la introducción a un trabajo desarrollado
desde el Área de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo con la inestimable colaboración de un gran número de investigadores del CIBER de salud mental. Esta nueva edición del Banco de Instrumentos persigue como objetivo el ayudar al clínico a conseguir la homogeneización y la excelencia de su praxis profesional. Cada vez más los clínicos estamos obligados a trabajar sobre hechos clínicos que terminan conformando una base de evidencias que permiten construir las vías clínicas básicas que siguen siendo tan necesarias para la práctica de la psiquiatría clínica. En esta 7ª ocasión el Banco de instrumentos se ha enriquecido con nuevos instrumentos que pretenden adaptarse mejor a las nuevas concepciones y modelos incorporados en las nuevas clasificaciones DSM-5 y CIE-11. En particular, la mayor parte de las innovaciones han ido a engrosar la instrumentación psicométrica que ayuda al investigador y al clínico a una mejor identificación y calificación de los trastornos mentales más graves (trastornos esquizofrénicos y trastornos bipolares) y/o de los trastornos mentales más prevalentes, como son las adicciones y los trastornos depresivos. Con el desarrollo progresivo y la notable penetración de las historias electrónicas en nuestro país, cada vez más, resulta imprescindible incorporar la información cualitativa y estandarizada al conocimiento del paciente y por tanto a su evolución y pronóstico clínico. Por tanto, los instrumentos psicométricos que proponemos para la práctica clínica resultan muy útiles dado que aportan visión sumaria de los resultados de las terapéuticas y de la evolución clínica de las personas afectas de trastorno mental y/o del comportamiento. En este momento del desarrollo asistencial de la psiquiatría, en el cual ha sido aprobada la nueva especialización de Psiquiatría del Niño y del Adolescente, guarda especial interés el incremento de instrumentos dirigidos a las enfermedades de inicio en la infancia y en la adolescencia, por lo cual se ha desarrollado un gran esfuerzo en detectar y diseminar las escalas o cuestionarios que los clínicos de infanto-juvenil precisen para su quehacer diario. Los editores de esta obra cada vez recibimos más refuerzo de los psiquiatras y psicólogos clínicos españoles por el nivel de desarrollo alcanzado, lo cual nos obliga a persistir en esta colección obligadamente inacabada. Por otra parte, no es menos relevante la ayuda que se facilita a los clínicos de salud mental de los países latinoamericanos que también nos refuerzan sustancialmente. Por último me gustaría reconocer, que si bien los editores continuamos siendo los mismos, el grupo de autores ha ido incrementándose progresivamente incorporando nuevos clínicos expertos en el campo de la psiquiatría, de la psicología clínica y/o de la investigación en neurociencia. Esperamos que esta séptima edición reciba al menos la misma acogida favorable que las anteriores y continúe contribuyendo a la extensión, diseminación y uso de los instrumentos psicométricos de evaluación clínica, y por consiguiente facilite la implantación de los nuevos modelos de gestión de las enfermedades mentales crónicas.
Oviedo, diciembre 2014 Julio Bobes García
Catedrático y Jefe de Servicio de Psiquiatría Universidad de Oviedo – Área Sanitaria de Oviedo CIBERSAM