Está en la página 1de 14

Apuntes para un enfoque

integral

Funcionamiento de los Tribunales de


Tratamiento de Drogas en Chile, Salas
Especializadas en Menores Infractores e
Imputados de la Ley de Responsabilidad Penal
Adolescente

Exposición ante la Cámara de Diputados, en el marco del Foro


“Reflexionando en torno a los Tribunales de Tratamiento de Drogas en
Chile y el Mundo”, realizado el 11 de enero de 2011 en el Congreso
Nacional

Roberto Contreras Olivares


Ministro
Corte de Apelaciones de San
Miguel

Agradecimientos.

Agradezco a la Sra. Presidenta de la H. Cámara de Diputados y en


especial al Diputado Sr. Enrique Accorsi, la invitación que nos hiciera
para participar en este foro sobre el Funcionamiento de los Tribunales
de Tratamiento de Drogas.
Este es un tema en que el Poder Judicial, en conjunto con las
instituciones que nos han precedido en el uso de la palabra, ha
trabajado desde fines del año 2004, no obstante privilegiarse
seguramente el mayor aspecto sanitario y relativo al diagnóstico y
tratamiento para el consumo de drogas, en vez de la estrictamente
jurisdiccional.
Nuestro propósito es hacer un enfoque que entregue elementos
útiles para el análisis del presente y futuro de los Tribunales de
Tratamiento de Drogas y, desde ya, nos ponemos a disposición para
seguir intercambiando visiones y aún discutir y evaluar el diseño del
modelo óptimo de Tribunal y de los requerimientos necesarios para ello.

La exposición se dividirá en dos partes:


La segunda, a cargo del Juez del Segundo Juzgado de Garantía de
Santiago, don Alberto Amiot Rodríguez, quién ha prestado labores en el
Plan Piloto de Tribunal de Tratamiento de Drogas que se instala en ese
Juzgado desde el año 2006, y que abordará el funcionamiento práctico y
marco teórico del Tribunal, y su experiencia al respecto.
La primera parte estará a mi cargo, donde referiré mi visión que
se construye desde el año 2007 en que participé en una mesa
interinstitucional sobre la implementación del TTD en adolescentes, y en
que fuera invitado el Poder Judicial, y mi intervención en diversas
actividades relacionadas con la implementación orgánica de convenios
celebrados para su ejecución en la zona sur del área metropolitana y
concretamente de jurisdicción de la Corte de Apelaciones de San Miguel,
donde trabajo como Ministro.

Me referiré a tres aspectos o puntos que me parecen de la máxima


importancia
Primero: El Rol del Juez en el Tribunal de Tratamiento de Drogas
Segundo: Ámbito normativo, funcional y orgánico de los
Tribunales de Tratamiento de Drogas
Tercero: Enfoque prospectivo del diseño metodológico del
sistema

Veamos.

Primera Parte:
El Rol del Juez en el Tribunal de Tratamiento de Drogas

Ciertamente referirse al rol del Juez en el TTD, significa


necesariamente abordarlo con una perspectiva mucho más amplia: El
Rol del Juez Contemporáneo.
La tarea o función judicial que delimita nuestra Constitución
Política de la República en el artículo 76, como “La facultad de conocer
de las causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo
juzgado, que pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por
la ley”, reafirmada en primer artículo del C.O.T, pareciera comprender
únicamente el conocimiento de los asuntos que la ley establece bajo los
procedimiento reglados; la decisión de aquellos asuntos por medio del
pronunciamiento de resoluciones o sentencias, y el cumplimiento
efectivo de lo así decidido en el ámbito compulsivo formal.

La visión tradicional del rol del juez está dada por esa descripción
de la función judicial que hacen los textos normativos. Pero se requiere
una nueva visión del rol del Juez en la sociedad actual y
complementaria de la anterior, esto es una mirada integral y moderna.
La dinámica social de estos días supone la existencia de un
concepto de la función judicial amplio y comprensivo de lo que se ha
llamado “tutela judicial efectiva”. Debe ser aquella en que la
administración de justicia se ejercite de manera eficiente (con uso
adecuado de los recursos disponibles), sea eficaz (cumpla su objetivo
de brindar un amparo judicial real, oportuno y que genere la paz social);
pero también que sea transparente (visible), íntegra (no corrupta) y
validada (esto es que la cuenta de su gestión pueda ser evaluada y
aprobada por la comunidad)1.

De allí, la misión tradicional del Poder Judicial, es excedida en las


múltiples actividades que desarrolla o debe realizar este Poder y que se
mide –en un aspecto fundamental- en relación a la necesaria procura de
eficacia, esto es que no sólo se otorgue la declaración, constitución o
ejecución formal del derecho violado o controvertido, sino que se
realicen los esfuerzos necesarios para una concreta materialización del
derecho y los fines del proceso, a través de la restauración efectiva del
orden jurídico y la obtención de la tan ansiada paz social.

Este nuevo concepto del rol del juez, supone también un cambio
en la definición de quién es usuario del sistema de justicia, que
comprende no sólo a aquellos usuarios directos que concurren ante
un juez y demandan la satisfacción o no de una pretensión jurídica
(demandante y demandado, ministerio público, víctima, querellante,
imputado) y recibirán el servicio de administración de justicia, sino
también los usuarios o destinatarios indirectos.
En primer lugar, aparecen como usuarios indirectos, los que
sin llevar adelante una pretensión son partícipes del proceso y
coadyuvan o colaboran en una determinada gestión: los abogados, los
peritos, los testigos, los organismos que intervienen en el juicio, como el
Servicio Nacional de Menores, la policía, etc.
En segundo lugar, de forma más indirecta, serán usuarios del
Poder Judicial quienes, sin ser parte del juicio ni intervenir en él, se
benefician de la información producida por el sector justicia, por ejemplo
empresas que tengan intención de invertir en determinado rubro,

1
Este fue el enfoque que se dio a la “función judicial” en el trabajo o “Plan de Acción”
que el Poder Judicial chileno presentó en el Seminario Internacional organizado por el
Banco Interamericano de Desarrollo sobre Transparencia, Integridad y Rendición de
Cuentas de los Poderes Judiciales, realizado en Brasilia en el mes de agosto de 2010.
organismos del Estado, Centros de Estudios, Universidades, grupos de
opinión, etc., y en general para quienes resulte actualmente relevante el
quehacer judicial.
En tercer lugar, también debe considerarse como usuarios
indirectos del Poder Judicial, a quienes no se encuentran actualmente
litigando o intervienen ante tribunales, ni tampoco tienen un interés
actual y concreto en la información producida, pero que como
ciudadanos del Estado tienen derecho a recibir y acceder a los
antecedentes que la actividad de los tribunales genera, tanto en el plano
jurisdiccional como administrativo, sin más restricciones que aquellas
establecidas en la ley, para así poder conocer y evaluar de manera
informada cómo actúan los tribunales: La prensa, las juntas de vecinos,
los estudiantes, la sociedad toda.
Este enfoque omnicomprensivo, naturalmente surge de lo que
prescribe el primer artículo de nuestra Carta Política, en el sentido de
que Estado y sus órganos “están al servicio de la persona humana, con
la finalidad de promover el bien común” y que se ha denominado
principio de servicialidad de los órganos estatales2.

A nadie escapa que el Rol del Juez en los TTD excede con mucho la
función básica de administrar justicia, en su concepción tradicional.
En esta clase de Tribunales o Programa los jueces no sólo deben
conocer, resolver, y ejecutar lo juzgado en el marco de los mecanismos
procesales penales contenidos en la ley: En la Justicia Penal Adulta, a
través del mecanismo de suspensión condicional del procedimiento. O la
Justicia Penal Adolescente, también en la suspensión condicional del
procedimiento, o en la aplicación de sanciones con programas de
reinserción social, y su seguimiento, evaluación, revocación, remisión o
sustitución. O la Justicia de Familia, con las medidas de protección por
vulneración de derechos, para los menores infractores de ley y
consumidores de drogas. Sino que se pide a los magistrados hacer
realidad algo que va más allá de su misión central: esto es concretar la
llamada “Justicia Terapeútica o Restaurativa”.
El rol del juez es aquí más intenso. Es quién decreta el
sometimiento al programa, establece las condiciones, su duración y
vigila su cumplimiento. Impone o modifica las condiciones de ejecución
en función del comportamiento y los resultados obtenidos por el
participante en el proceso de rehabilitación. Interviene en el curso de los
objetivos terapéuticos que posibiliten la posterior reinserción
sociolaboral del participante. En suma, acompaña y orienta al
“imputado”, una de las partes del eventual proceso penal, para que
obtenga un cumplido egreso del programa de rehabilitación.
Según el Convenio Marco “Protocolo de Colaboración entre
el Poder Judicial, Ministerio del Interior, Ministerio de Justicia,
Ministerio Público, Defensoría Penal Pública, Fundación Paz
Ciudadana y Conace”, adscrito al Programa Piloto “Tribunales de
Tratamiento de Drogas para Infractores bajo supervisión
judicial”, y que se celebró en diciembre de 2007, los TTD
requieren una “intensa supervisión judicial a través de audiencias
periódicas, equipo estable y altamente coordinado, liderazgo asertivo
por parte del juez, reuniones de coordinación entre el equipo jurídico

2
Puede consultarse el trabajo “El principio de servicialidad del Estado” del profesor de
la Universidad Pedro de Valdivia, Facultad de Derecho, sede Apoquindo, Santiago,
Cristián Davis.
y socio sanitario, esquema de incentivos para fomentar la adherencia
del participante y estrategias comunicacionales de audiencias”.

El juez se mueve en el margen casi de los intereses de seguridad


pública, del debido proceso, imparcialidad y resguardo de las garantías
fundamentales del individuo. Circula en un espacio no completamente
normado y difuso, por así decirlo, en que constantemente se pone a
prueba actividad.
A modo de ejemplo, podemos agregar que resultó especialmente
ardua la implementación del sistema de intervención de la dupla
psicosocial para la evaluación clínica de los imputados adolescentes en
la zona de seguridad y tránsito del Centro Justicia de Santiago, con
motivo del Convenio de Colaboración Financiera entre CONACE
(Ministerio del Interior) y la Fiscalía Regional Metropolitana Sur de 11 de
febrero de 2010. Fui designado por la Corte de Apelaciones de San
Miguel como coordinador del Convenio y de la mesa de trabajo que logró
recién en junio de 2010 se suscribiera un “Proyecto de Acuerdos
entre la Fiscalía Regional Metropolitana Sur y la Defensoría
Regional Metropolitana Sur/ Proyecto de Evaluación Clínica
Diagnóstica para Adolescentes Imputados”. Allí se contiene un
protocolo para la colaboración mutua entre las referidas instituciones
tendiente a lograr de modo más efectivo los fines del programa,
concretamente la rehabilitación de los adolescentes imputados, que
comprende acuerdos de la máxima importancia para el éxito de los
diagnósticos necesarios y, lo que fue muy discutido, un lineamiento
ético acerca de la

imposibilidad de utilización en juicio de la información obtenida por la


dupla psicosocial del imputado3.
El resultado entonces del TTD dependerá del real compromiso del
juez con el programa y del aplicado seguimiento de éste al proceso
psicoterapéutico del imputado.
¿Dónde está reglada integralmente la función del juez en todos
los aspectos que comprende la intervención en los TTD?. En ninguna
parte. Se trata normalmente de jueces voluntarios que dedican gran
parte de sus horas de descanso al seguimiento y éxito de estos
tribunales especiales en tratamiento del consumo problemático de
drogas y alcohol.
Jueces voluntarios, lo recalco, porque la mantención de estos
tribunales en el tiempo con muchas dificultades y falta de recursos, ha
dependido de la fuerza, dedicación y entrega de los magistrados, más
que del rol estricto que le impone la Constitución y la ley.

3
Se analizó en conjunto por el Ministerio Público y la Defensoría el listado y contenido
de las preguntas que podía realizar al imputado la dupla psicosocial en la zona de
seguridad y tránsito, previo a comparecer ante el Juez en el control de su detención.
Zona en que el imputado está amparado por su derecho a guardar silencio y en que,
para los efectos del Programa, el Defensor y la dupla debían explicar al imputado los
alcances de sus respuestas.
Sería conveniente entonces dar consistencia normativa al TTD y,
herramientas procesales eficientes, recursos humanos y tecnológicos
(de presupuesto) al Poder Judicial, y también a las instituciones
intervinientes en este proceso de justicia terapéutica; para consolidar su
existencia y propiciar un constante desarrollo y avance que logre
producir aquel fenómeno que observamos en otras latitudes, como en
USA que en el año 2008 ya tenía 1.800 TTD. En Chile, son actualmente
un número inferior a dos decenas.
Ha de consignarse que en Estados Unidos se oficializa la
intervención del juez a través de un Programa de Justicia Criminal con
“Tribunales orientados a la solución de conflictos” (Problem
Solving Court), cuya misión es contribuir a la solución del conflicto
subyacente al delito y restaurar el bienestar de la comunidad. Se
potencian las salidas alternativas para resocializar y disminuir la
reincidencia. Estos tribunales nacen en el país del norte por la baja
adherencia en el cumplimiento de las medidas alternativas en
sancionados y condenados y las dificultades del monitoreo de las
mismas, junto al aumento de la población carcelaria y hacinamiento,
además de las altas tasas de reincidencia, victimización y denuncias.
Descongestionar, entonces, el sistema.
También puede utilizarse el mecanismo procesal del
“Probation”, una herramienta amplia y dúctil que permite no sólo el
trabajo terapéutico, sino una amplia gama de salidas alternativas a la
pena, preventivas, y correctivas.
El “probation” no tiene límites según la clase de delitos ni
gravedad de las penas que ellos llevan consigo.
Por ahora, quizás podríamos optar por fortalecer los mecanismos
existentes, en el ámbito del tratamiento del consumo problemático de
drogas y alcohol asociados a la comisión de delitos, suspensión
condicional del procedimiento, aplicación de medidas de seguridad, o
sanciones con programas de reinserción social para adolescentes; pero
concebidos y regulados específicamente en esta dirección, dotando al
juez de facultades legales apropiadas, y permitiendo que el Poder
judicial opere un sistema de seguimiento en el tratamiento realmente
efectivo. Lo ideal, no obstante, es posibilitar también la presencia de un
mecanismo tan amplio como para utilizar la intervención terapéutica en
aquellos casos no cubiertos por los métodos anteriores.

Segunda Parte:
Ámbito normativo funcional y orgánico de los Tribunales de
Tratamiento de Drogas

Me referiré aquí a la proliferación de reglamentación sobre la


materia, de manera poco armónica y asistemática.

Debemos considerar que si bien desde el año 2004 funcionaron


los programas pilotos denominados “Suspensión Condicional del
Procedimiento por Tratamiento del Consumo Problemático de
Drogas”, en Valparaíso (2004), Santiago Sur (2005) y Santiago Centro
(2006) con la asesoría técnica de la Fundación Paz Ciudadana y el aporte
en la pesquisa, evaluación clínica y tratamiento de CONACE, dichos
programas inicialmente no contaron con un respaldo reglamentario, ni
menos a través de acuerdos formales entre las instituciones que
intervenían.

Recién en diciembre de 2007 se suscribió el Convenio Marco


que se llamó “Protocolo de Colaboración entre el Poder Judicial,
Ministerio del Interior, Ministerio de Justicia, Ministerio Público,
Defensoría Penal Pública, Fundación Paz Ciudadana y Conace”,
adscrito al Programa Piloto “Tribunales de Tratamiento de Drogas
para Infractores bajo supervisión judicial”.
El protocolo consta de sólo tres artículos.
Se acordó por las instituciones mencionadas “realizar todas las
acciones y actividades que sean necesarias, desde sus respectivas
competencias y coordinación intersectorial para la adecuada
implementación del proyecto piloto” ya mencionado. (artículo primero)
También se dijo que se trata de una metodología que se inserta
en la agenda ordinaria de los Juzgados de Garantía y según los
“arreglos organizacionales”, que no precisó.
Se hizo incapié en una “intensa supervisión judicial a través de
audiencias periódicas, equipo estable y altamente coordinado,
liderazgo asertivo por parte del juez, reuniones de coordinación entre
el equipo jurídico y socio sanitario, esquema de incentivos para
fomentar la adherencia del participante y estrategias comunicacionales
de audiencias”.
Se enfatizó que el proyecto “no implica la creación de nuevos
tribunales, la asignación de nuevos jueces, ni la dedicación exclusiva
de los operadores, sino más bien una exhaustiva capacitación en los
elementos críticos del modelo” (artículo segundo).
Se describió a los destinarios, como “consumidores
problemáticos, dependientes o abusadores de drogas, cuyos delitos se
relacionen con dicha circunstancia”, a constatarse por una evaluación
clínica diagnóstica.
El programa, a su vez, supone como requisito esencial “la
voluntad del imputado… que debe otorgar su consentimiento de
manera libre e informada para incorporarse al programa de
reahabilitación” (artículo tercero).

En septiembre de 2007, ya había funcionado una “Mesa


Técnica Interinstitucional” organizada por el Ministerio de
Justicia, en el marco del proceso de implementación de la Ley de
Responsabilidad Adolescente y en relación a la aplicación de
tratamientos de drogas y alcohol por consumo problemático.
Se creó una Comisión cuya finalidad era realizar un proceso de
trabajo experimental y obtener un Manual de Procedimiento que
contuviera los lineamientos del Modelo de Tribunal de
Tratamiento de Drogas para los Adolescentes, similar al que se
diseñó ya para los adultos, según documento publicado por La
Fundación Paz Ciudadana en junio de 2006.

Este proyecto, se realizaría en el territorio que corresponde a la


Fiscalía Regional Metropolitana Zona Centro Norte del Ministerio
Público y suponía implementar un conjunto estrategias que permitieran
la adherencia y el éxito del tratamiento contra las drogas del menor en
el marco de la suspensión condicional del procedimiento.
En enero de 2010 se celebró un Convenio de Colaboración
Financiera entre el Ministerio del Interior, con la asesoría
técnica de CONACE, y el Ministerio Público, para la implementación
del Proyecto “Tribunales de Tratamiento de Drogas para Infractores bajo
Supervisión Judicial”.
Al amparo de dicho Convenio, en febrero de 2010 CONACE
(Ministerio del Interior) y la Fiscalía Regional Metropolitana Sur,
materializaron un acuerdo de colaboración financiera. Para su
implementación en junio de 2010 se suscribió un “Proyecto de
Acuerdos entre la Fiscalía Regional Metropolitana Sur y la
Defensoría Regional Metropolitana Sur/ Proyecto de Evaluación
Clínica Diagnóstica para Adolescentes Imputados”, donde se
contiene un protocolo para la colaboración mutua entre las
referidas instituciones tendiente a lograr de modo más efectivo los
fines del programa, concretamente la rehabilitación de los adolescentes
imputados, que comprende definiciones de la máxima importancia para
el éxito de los diagnósticos necesarios, interviniendo una dupla
psicosocial para la evaluación clínica de los imputados adolescentes en
la zona de seguridad y tránsito del Centro Justicia de Santiago y,
además, un lineamiento ético acerca de la imposibilidad de utilización
en juicio de la información obtenida por la dupla psicosocial del
imputado.

Otros Convenios Marcos Relacionados:


En junio de 2009 se concretó un Convenio de Acuerdo entre
la Fiscalía Nacional del Ministerio Público y la Corporación de
Asistencia Judicial cuyo objetivo fue “promover la conciencia de
responsabilidad del adolescente infractor de ley por el ilícito cometido,
así como incrementar el grado de satisfacción de la víctima de un delito
protagonizado por un adolescente”.
Se pretende el avance en una serie de dimensiones que se
precisan a continuación:
- el principio responsabilizador de la ley que guarda estrecha
relación con los principios de la mediación penal;
- el impacto reparatorio que la mediación tiene en la víctima;
- la mediación impulsa un trabajo coordinado interinstitucional
(Ministerio
Público, Defensoría Penal Pública, Ministerio de Justicia) que amplía el
impacto de la misma;
- la mediación posibilita que la comunidad observe a los
imputados adolescentes en su completa realidad de persona; y
- la mediación promueve la restauración y/o reparación, lo cual
favorece avances
sociales y ciudadanos, en el sentido de promover la madurez cívica y la
cohesión social.
Como no existe mención explícita de la Mediación en el texto
de la LRPA, se instalará la Mediación como un mecanismo para lograr
salidas alternativas de mejor calidad, específicamente, a través del
acuerdo reparatorio y de la suspensión condicional del
procedimiento y, en la medida de lo posible, propiciar la
aplicación de la sanción de reparación del daño.
Se considera como mecanismo idóneo “la mediación entre víctima
e imputado, desarrollada como solución jurídica de los conflictos
penales”. La metodología será la implementación de un Plan Piloto de
Mediación Penal Adolescente” (Piloto MPA).
Tanto la Corporación de Asistencia Judicial, como el Ministerio
Público capacitarían a los profesionales necesarios, y la Corporación
aportaría los mediadores, creando el MP una unidad especializada en
responsabilidad penal adolescente.
El protocolo de funcionamiento del Piloto de MPA, para todas las
Fiscalías de la Región Metropolitana establece las vías de
homologación de los acuerdos, por medio de: 1) Salidas
Alternativas, como acuerdos reparatorios y suspensión
condicional del procedimiento, y 2) Reparación del Daño
Causado.
El inicio del Piloto se programó para septiembre de 2009, con una
evaluación sucesiva, la primera mitad del año 2010 y al término de
2010.

Desde septiembre de 2010 se produjo un proceso de


mediación penal en el contexto escolar, suscribiéndose al efecto
un Convenio de Colaboración entre la Fiscalía Regional
Metropolitana Sur del Ministerio Público y la Corporación
“OPCIÓN”, con el fin de permitir que “un tercero imparcial a la víctima
e imputado adolescente enfrentados a un conflicto penal, dentro de un
contexto escolar, puedan llegar a la solución de éste”.
El convenio entre la Fiscalía Regional Sur y la Corporación Opción
tiene por marco la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente.
El flujo de ingresos se hace por vía control de detención, en las
medidas cautelares (artículo 155 letra b del CPP), o como condición de
una suspensión condicional del procedimiento, o acuerdos reparatorios.
Otra vía es que la causa esté ya en tramitación, siendo derivado por el
Fiscal a cargo de la investigación, o por la Defensoría Penal.
El Juez interviene en el monitoreo y supervisión del cumplimiento
de la salida alternativa, o sustitución de la medida cautelar, y en la
revocación de la suspensión condicional, o en el sobreseimiento
definitivo, según sea el éxito o no de la medida.

En fin, una amplia gama de acuerdos en materias relacionados con


el conflicto penal y sus causas, en adultos y adolescentes, pero que no
están coordinados entre sí. Ello hace evidentemente necesario su
sistematización, primero, y luego diferenciar la necesidad de
intervención terapéutica por medio de los Programas de los TTD.

Tercera Parte:
Enfoque prospectivo para un diseño metodológico del
sistema

Con motivo del “Balance del Primer Año de Funcionamiento de la


Ley 20.084” confeccionado por el Ministerio de Justicia y el Sename, que
se dio a conocer los primeros días de junio de 2008, y que
comprendía el período de vigencia de la Ley 20.084 desde junio de
2007 a mayo de 2008, se consignó que las causas referidas a la Ley de
Responsabilidad Penal Adolescente significaban un porcentaje del 12 %
en relación al total de audiencias en materia penal realizadas a nivel
nacional.
Las medidas cautelares privativas de libertad representaban el
32% (934 jóvenes) respecto de las no privativas de libertad. Y la
relación porcentual Internación Provisoria (934 casos) versus
Sanción en Régimen Cerrado (254 casos) era de 78,6% a 21,4%. El
promedio de duración de la medida de Internación Provisoria era
de 80 días. La capacidad total a nivel nacional en Centros de Régimen
Cerrado ascendía a 1.396 plazas, y estaban ocupadas 1.192 vacantes.
La situación de “Tiempo Joven” ubicado en San Bernardo, el
principal y casi único Centro de Reclusión de la Región Metropolitana
administrado por Sename y

sujeto a la jurisdicción del Juzgado de Garantía de San Bernardo, era sin


embargo, más problemática. Debía tenerse en cuenta que la
construcción de nuevos Centros de Internación se iniciaría en los años
2008 y 2009, para estar en funcionamiento recién el año 2011, lo que
todavía a enero de 2011 no ocurre.
Existían a esa data 171 jóvenes en calidad de imputados (en IP) y
condenados en el C.I.P. San Bernardo.

Preocupada por la situación de los jóvenes internados en San


Bernardo, la Corte de Apelaciones de San Miguel propició que entrara en
funcionamiento en el Juzgado de Garantía de San Bernardo una
Sala Especializada para el conocimiento de las materias comprendidas
en la Ley 20.084, conformada con un Juez, un Fiscal, un Defensor y un
Coordinador de Sename, de carácter exclusivos. Se estableció,
asimismo, la necesidad de ejecutar una reunión mensual de evaluación
y seguimiento del trabajo. Se propendía así a la existencia de una
Justicia Especial Penal Adolescente, a diferencia de lo señalado en la
Ley 20.084 que exigía únicamente la “especialización” de los operadores
del sistema, esto es la capacitación y adiestramiento en la materia y no
la designación de jueces e intervinientes avocados sólo a conocer de la
problemática penal juvenil.
La idea era reunir información estadística sobre el ingreso
de jóvenes al sistema penal, la aplicación de medidas cautelares y
en especial de la internación provisoria, el tiempo de su duración y la
aplicación de sanciones y el seguimiento y resultado de la supervisión
de la ejecución de las medidas, al menos en esa área Sur de la región
metropolitana.
La Sala Especializada del Juzgado de Garantía de San
Bernardo continua operando desde julio de 2008, y los resultados
pueden resumirse en que: A. Fue aumentando el porcentaje de
imputados adolescentes y las audiencias realizadas respecto de ellos,
hasta un 19% aproximadamente del total de audiencias del Tribunal. B.
Los períodos en que los jóvenes permanecieron en Internación
Provisoria, presentaron una ostensible disminución, habida cuenta de la
agilidad del sistema en otorgar la información necesaria para resolver
las medidas cautelares. C. Se asignaron profesionales en la recopilación
de información, y un abogado coordinador de Sename exclusivamente
para operar en el Juzgado. De tal modo que se creó un equipo de trabajo
homogéneo y con experticia común.
Aprovechando la metodología aplicada se implementó también
una Sala Especial de LRPA en el Juzgado de Garantía de Puente
Alto a fines del año 2008, que presentó los mismos avances que su
similar de San Bernardo.

Del análisis de la problemática que generaba la comisión de delitos


por los adolescentes, surgió la inquietud para abordar con una mirada
más integral la dinámica delictual de los jóvenes.
Se hacía necesario contar con un sistema de seguimiento y
recopilación de información de los menores infractores de ley con
edad inferior a los 14 años para complementarla con la existente
en los imputados desde esa edad hasta cumplir los 18 años.
La experiencia indicaba y así lo manifestaron los magistrados y
funcionarios de distintos organismos, que la mayoría de los menores que
se presentaban como infractores de ley ante los Tribunales de Familia,
eran quienes posteriormente ingresaban al sistema de de
responsabilidad penal juvenil ante los Juzgados de Garantía. No
obstante, dada la diversidad de jueces, fiscales, defensores, o consejeros
técnicos, no era posible efectuar una intervención sistemática y efectiva
a estas personas, de modo de propiciar los esfuerzos necesarios para
romper el círculo o espiral delictivo, lograr la rehabilitación o
resocialización de los menores, y prevenir la ocurrencia de nuevos
delitos.

Por lo demás, se estableció que por defectos de procedimiento y


apoyo al tratamiento de los menores, resultaba que se ingresan procesos
de “infracción de ley” como de “protección”, de modo de contar con
alguna oferta programática mayor que
permitiera asistir las precariedades de los niños. Ello ciertamente
dificulta el análisis de la estadística en esta clase de tribunales, tendiente
a determinar los procesos referidos a los menores infractores de ley.
En definitiva, la Corte de Apelaciones de San Miguel efectuó varias
reuniones en julio de 2008, concordándose en el inicio de un Plan Piloto
con funcionamiento de Salas en cada Tribunal de Familia de San
Bernardo y Puente Alto, a partir del 4 de agosto de 2008.
Se designó un juez a dicha Sala y un consejero técnico, de manera
permanente, primero en horarios reducidos, para ir ampliando su
dedicación.4

Las Salas Especializadas en cada uno de los Juzgados de Familia y


Garantía de San Bernardo y Puente Alto, han estado funcionando desde
el año 2008 hasta hoy con algunas dificultades, pero de varias reuniones
y discusiones entre una gama interdisciplinaria de partícipes llevadas a
efecto en el Juzgado de Garantía de San Bernardo5, junto con las
experiencias obtenidas en las Salas Especializadas en esos Tribunales,

4
Tanto del desempeño de las Salas Especializadas en materia de Ley de
Responsabilidad Penal Adolescente, como de menores Infractores de Ley, que
funcionaron en los Juzgados de Garantía y de Familia de San Bernardo y Puente Alto, se
efectuó un Informe en febrero de 2009 por el autor de este trabajo que incluyó lo
realizado hasta diciembre de 2008.
5
Se integró por un Ministro de Corte, Jueces, Fiscales, Defensores, Administradores de
Tribunales, abogados de Sename, funcionarios de la Unidad de Informática de la
Corporación Administrativa del Poder Judicial.
es posible entregar las siguientes observaciones que aparecen como un
problema declarado por los actores6:
• La ausencia de cruces de información confiable entre los sistemas
informáticos
de los Juzgados de Garantía y Familia.
• La necesidad de determinar claramente el porcentaje de niños
infractores de
ley que posteriormente ingresan al sistema penal adolescente, una vez
cumplida la edad mínima para ser responsables penalmente.
• La necesidad de detectar las falencias de las medidas aplicadas
por la
judicatura de la Familia o de Garantía.
• Adicionalmente, se hace evidente de parte de los convocados a la
mesa de
coordinación que existe un problema de poca efectividad y precariedad
de la oferta programática de centros e instituciones para atender a niños
infractores de ley penal en los Juzgados de Familia, a diferencia de lo
que ocurre en materia de imputados adolescentes sujetos a la LRPA.
Asimismo, los Jueces de Familia de San Bernardo y Puente Alto
asignados al conocimiento especializado en materias relativas a
menores infracción de ley, han constatado y hecho presente la nula
efectividad del procedimiento contravencional contenido en la Ley
19.968, artículos 102 letra A y siguientes. El marco sancionatorio
previsto en el artículo 102 letra J es muy limitado y restrictivo, sin que
contemple ni sea posible aplicar medidas tendientes a rehabilitar en el
consumo problemático de drogas o alcohol. Se hace urgente una
modificación legal que permita soluciones en esa dirección.
La alternativa actual que da el sistema consiste en reingresar a
los infractores como menores vulnerados en sus derechos, lo que
permite por “vía de la protección” contar con una oferta programática
más amplia que incluye programas de rehabilitación por consumo de
drogas. No obstante, esta opción contribuye a crear una cifra negra en

el tratamiento de los menores afectados por dicho consumo, que se


oculta en el resultado global de la “protección” y sus variables7.

Para solucionar estas deficiencias se ha propuesto un proyecto de


trabajo interinstitucional con los siguientes objetivos:
Objetivo General
“Desarrollar la capacidad de integrar información que permita
mejorar la aplicación de normas para contribuir a reducir la posibilidad
de reincidencia de menores en delitos, por medio de su resocialización o
integración social”
Objetivos Específicos
a) Desarrollar procesos de interconexión de plataformas de
información vinculadas a instituciones relacionadas a la aplicación de la
6
En un principio fue también partícipe del Proyecto un consultor de Unicef, Ignacio de
Ferari, quién posteriormente lo abandonó.
7
Actualmente los Juzgados de Familia de San Bernardo y Puente Alto funcionan con
salas concentradas que conocen de los asuntos relativos a menores infractores de ley,
junto con aquellos de violencia intrafamiliar y protección, rotando semanal o
mensualmente los jueces en aquellas salas. El porcentaje del total de ingresos en esos
tribunales por infracción de ley o contravencional, es de aproximadamente un 8% a un
10 % de las causas, habida consideración de la fenomenología que ocurre con aquellas
causas de protección que se inician respecto de infractores para contar con medidas
adecuadas al tratamiento de su adicción.
legislación de familia (infractores menores de 14 años) y la ley penal
adolescente, con el objeto de evaluar la eficacia de las medidas que la
ley contempla para sancionar delitos de menores de 18 años y promover
aquellas que logran mayores niveles de eficacia en las decisiones del
Poder Judicial.
b) Desarrollar análisis sistemático que permita integrar
información de la historia de cada infractor, con el fin de mejorar las
decisiones directas adoptadas por las autoridades pertinentes, con
cautela plena de los derechos del menor consagrados en acuerdos
internacionales, con el objeto de mejorar la eficacia de los resultados en
cada individuo.

Frente a cada objetivo específico se han diseñado un conjunto de


acciones que tendrán como desenlace uno o más productos o
resultados, los que aún siendo parciales en cada etapa, se constituyen
en productos que en su agregado tienden a resolver los aspectos
principales declarados por los miembros de la mesa de coordinación
sobre Familia y LRPA.

Consecuencialmente, y si de verdad se quiere abordar


terapéuticamente el consumo problemático de drogas y alcohol,
asociado a la criminalidad en adultos y adolescentes, teniendo a
la vista el trabajo que se viene realizando desde el año 2008 en la
jurisdicción de los Juzgados de Familia y Garantía de San
Bernardo y Puente Alto, y las experiencias obtenidas en la
detección de las fortalezas y debilidades del sistema aplicado en
general a los menores infractores en Familia e imputados sujetos a la
LRPA en Garantía, es posible concluir que:

Primero: El enfoque de la problemática asociada a la


infracción de ley y comisión de delitos, en niños y adolescentes,
debe ser integral. Es decir, debe definirse el total de la fenomenología
asociada a la actividad de este grupo de individuos, y la incidencia
que en ella tiene el consumo problemático de drogas y alcohol.
Luego, asignar los recursos necesarios para un amplio espectro de
programas de intervención en Familia y Garantía.

Segundo: El análisis debe ser enfocado en el sentido


inverso al que se ha efectuado hasta ahora. No desde el adulto al
adolescente (todavía no se integra a los niños menores de 14 años). Si
no partiendo de los menores de 14 años de edad, que son infractores en
el sistema de los Juzgados de Familia, para continuar en los

imputados sujetos a la LRPA en los Juzgados de Garantía y, por fin, con


los imputados adultos o mayores de 18 años en el sistema penal común.

Tercero: Se hace necesario crear un adecuado sistema de


tratamiento de la información:
A) El levantamiento de toda la información, análisis,
estudios y datos
que se confeccionan o extraen por las diversas instituciones, junto con
el trabajo de las Salas Especializadas en Menores Infractores en los
Juzgados de Familia, y de imputados por Ley de Responsabilidad Penal
Adolescente en los Juzgados de Garantía8.
B) El sometimiento de la información recogida a un
compendio
común, en un solo lenguaje operativo informático.
C) Una evaluación etarea progresiva. Esto es, enfrentar
el análisis
comparado de esos sub sistemas (Familia y Garantía) y de las variables
que confluyen en la progresión de la criminalidad desde niños a
adolescentes y adultos. Esto es, levantar y estudiar estadística acerca
de los menores infractores de ley, en forma genérica y respetando la
confidencialidad (Familia); los casos que pasan al sistema de la LRPA
(Garantía), sea por insuficiencia de las medidas adoptadas o por otras
causas y, por fin, cuántos de estos últimos ingresan al sistema de
adultos para diferenciar sus causas.
De allí, separar y evaluar los imputados que presentan consumo
problemático de drogas y alcohol.
D) Generar una plataforma informática con plena
conectividad futura.
Que permita unir en el tiempo los datos recogidos desde cada una de las
instituciones que operan en el sistema, esto es la interconexión, para
propiciar un mecanismo de análisis y medición más racional y eficiente,
considerando del universo de casos, aquellos que se escogerán para la
intervención y, más adelante, definir la estrategia de tratamiento
presente y futuro, sobre la base de información empírica del
comportamiento del sistema, la historia y resultados satisfactorios o no
de las medidas aplicadas en cada etapa.

8
Cada institución lleva su propia información y base de datos, bajo sistemas operativos
diferentes. Ello ocurre con el Poder Judicial, el Ministerio Público, la Defensoría Penal,
Sename y Conace, entre otros.

También podría gustarte