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MANUAL
Deshidratación en niños
Por Michael F. Cellucci, MD, Assistant Professor of Pediatrics,
Sidney Kimmel Medical College at Thomas Jefferson University;
Attending Physician, Diagnostic Referral Division/Solid Organ
Transplantation, Nemours/Alfred I. duPont Hospital for Children
Etiología
La deshidratación es el resultado de
Ambos
Fisiopatología
Todos los tipos de líquido perdido contienen electrolitos en diversas concentraciones, de manera
que también estos se pierden en cierto grado. La cantidad exacta y el tipo de pérdida de
electrolitos varían dependiendo de la causa (p. ej., cantidades importantes de HCO3- se pueden
perder con la diarrea, pero no con vómitos). Sin embargo, el líquido perdido siempre contiene
una menor concentración de Na que el plasma. Por lo tanto, en ausencia de cualquier reposición
de líquidos, se eleva el Na en suero (hipernatremia). La hipernatremia hace que el agua pase del
espacio intracelular e intersticial al espacio intravascular, ayudando, al menos temporalmente, a
mantener el volumen vascular. Con la reposición de líquido hipotónico (p. ej., con agua
corriente), el Na en suero puede normalizarse, pero también puede disminuir (hiponatremia). La
hiponatremia conduce al desplazamiento de algo de líquido hacia afuera del espacio
intravascular hacia el intersticio a expensas del volumen vascular.
Signos y síntomas
Los síntomas y signos varían según el grado de déficit (ver Correlatos clínicos de la
deshidratación) y por el nivel de Na en suero. Debido al desplazamiento de líquido hacia fuera
del intersticio en el espacio vascular, los niños con hipernatremia aparecen más enfermos (p. ej.,
con las membranas mucosas muy secas, una apariencia pastosa de la piel) para un determinado
grado de pérdida de agua que los niños con hiponatremia. Sin embargo, los niños con
hipernatremia tienen mejor hemodinámica (p. ej., menos taquicardia y una mejor producción de
orina) que los niños con hiponatremia, en los que el líquido se ha desplazado fuera del espacio
vascular. Los niños deshidratados con hiponatremia pueden aparecer sólo ligeramente
deshidratados hasta que están más cerca de colapso cardiovascular y la hipotensión.
Correlatos clínicos de la deshidratación
Lactantes Adolescentes
*No se han establecido estimaciones estándares para niños entre la lactancia y la adolescencia. En estos rangos etarios,
los médicos deben estimar los valores entre aquellos de los lactantes y los de los adolescentes basándose en su criterio
clínico.
†Estos
resultados son para los pacientes con un nivel de Na sérico en el rango normal; las manifestaciones clínicas
pueden diferir con hipernatremia e hiponatremia.
Diagnóstico
Evaluación clínica
Leve: no hay cambios hemodinámicos (alrededor del 5% de peso corporal en los lactantes y
el 3% en los adolescentes)
Moderada: taquicardia (alrededor del 10% de peso corporal en los lactantes y el 6% en los
adolescentes)
Sin embargo, el uso de una combinación de síntomas y signos para evaluar la deshidratación es
un método más preciso que el uso de una sola señal. Otra forma de evaluar el grado de
deshidratación en niños con deshidratación aguda es el cambio de peso corporal; se presume
que toda pérdida de peso a corto plazo > 1%/día representa un déficit de líquidos. Sin embargo,
este método depende de conocer un peso preciso, reciente, previo a la enfermedad. Por lo
general, las estimaciones parentales son inadecuadas; un error de 1 kg en un niño de 10 kg
determina un error del 10% en el porcentaje de deshidratación calculado, la diferencia entre
deshidratación leve y grave.
Las pruebas de laboratorio suelen reservarse para los niños con cuadros moderados o graves, en
quienes las alteraciones electrolíticas (p. ej., hipernatremia, hipopotasemia, acidosis o alcalosis
metabólica) son más frecuentes y para los niños que necesitan fluidoterapia IV. Otras
alteraciones de laboratorio en la deshidratación son la policitemia relativa resultado de
hemoconcentración, el aumento del nitrógeno ureico en sangre y el incremento de la densidad
urinaria.
Tratamiento
Reposición de líquidos (por vía oral si es posible)
Reposición
Los pacientes con signos de hipoperfusión deben recibir restitución hídrica con bolos de líquido
isotónico (solución salina al 0,9% o solución de Ringer lactato). El objetivo es reponer una volemia
adecuada para restablecer la tensión arterial y la perfusión. La fase de reposición debe reducir la
deshidratación moderada o grave a un déficit de alrededor del 8% del peso croporal. Si la
deshidratación es moderada, se administran 20 mL/kg (2% del peso corporal) por vía IV en 20-30
minutos, lo que reduce un déficit del 10 al 8%. Si la deshidratación es grave, es probable que se
necesiten a veces 3 bolos de 20 mL/kg. El criterio de valoración de la fase o punto final de la
reanimación con líquidos se alcanza cuando la perfusión periférica y la tensión arterial se han
restablecido y la frecuencia cardíaca ha retornado a la normalidad (en el niño afebril).
La deshidratación en los neonatos con hipernatremia importante (p. ej., Na sérico > 160 mEq/L) o
hiponatremia (p. ej., Na sérico < 120 mEq/L) exige consideración especial para evitar
complicaciones (ver Hipernatremia neonatal y ver Hiponatremia neonatal).
Pérdidas concurrentes
El volumen de las pérdidas concurrentes (p. ej., mediciones del débito de la SNG, catéteres,
deposiciones) debe medirse directamente o estimarse (p. ej., 10 mL/kg por deposición diarreica).
La reposición debe ser mililitro por mililitro en intervalos apropiados según la rapidez y magnitud
de la pérdida. Las pérdidas concurrentes de electrolitos pueden calcularse según la fuente o la
causa (ver Déficit estimado de electrolitos según la causa). Las pérdidas de electrolitos por orina
varían con la ingesta y el proceso patológico, pero es posible medir si los déficits no responden al
tratamiento de reemplazo.
Requerimientos de mantenimiento
También deben tenerse en cuenta las necesidades hidroelectrolíticas por metabolismo basal. Los
requerimientos de mantenimiento se relacionan con el metabolismo y son afectados por la
temperatura corporal. Las pérdidas insensibles (pérdida de agua libre por evaporación de la piel
y la vía respiratoria) representan alrededor de un tercio del agua total de mantenimiento
(ligeramente más en lactantes y menos en adolescentes y adultos).
Rara vez debe determinarse con exactitud el volumen, pero en general debe intentar aportar un
volumen de agua que no exija que el riñón concentre o diluya significativamente la orina. La
estimación más habitual es la fórmula de Holliday-Segar, que usa el peso del paciente para
calcular el gasto metabólico en kcal/24 h, que se aproxima a las necesidades de líquidos en
mL/24 h (ver Fórmula de Holliday-Segar para calcular los requerimientos de líquidos de
mantenimiento según el peso). La fórmula de Holliday-Segar utiliza 3 clases de peso debido a
que los cambios del gasto metabólico se basan en el peso. Rara vez se requieren cálculos más
complejos (p. ej., aquellos que utilizan el área de superficie corporal). Estos volúmenes de líquido
de mantenimiento pueden administrarse en una infusión simultánea separada, de modo de
poder regular la velocidad de infusión para reponer los déficits y las pérdidas concurrentes y
ajustar de manera independiente la velocidad de la infusión de mantenimiento.
Las estimaciones basales también son afectadas por la fiebre (cada grado > 37,8°C implica un
aumento del 12%), la hipotermia y la actividad (p. ej., aumento con el hipertiroidismo o el estado
epiléptico, disminución en el coma).
La composición difiere de la de las soluciones empleadas para reponer los déficits y las pérdidas
concurrentes. Según la fórmula de Holliday-Segar, los pacientes requieren Na 3 mEq/100 kcal
cada 24 h (3 mEq/100 mL cada 24 h) y K 2 mEq/100 kcal cada 24 h (2 mEq/100 mL cada 24 h).
(Nota: 2 a 3 mEq/100 mL/24 h es equivalente a una solución que es de 20 a 30 mEq/L). Esta
necesidad se satisface usando solución salina al 0,2-0,3% con 20 mEq/L de K en una solución de
dextrosa al 5%. Sin embargo, la literatura reciente sugiere que los niños deshidratados
hospitalizados que reciben solución salina al 0,2% para líquidos de mantenimiento a veces
desarrollan hiponatremia, tal vez porque se liberan grandes cantidades de la hormona
antidiurética debido a estímulos como el estrés, vómitos, deshidratación e hipoglucemia, lo que
produce una mayor retención de agua libre. Debido a esta posibilidad de hiponatremia
iatrogénica, muchos centros están utilizando un fluido más isotónico tales como solución salina
al 0,45% o 0,9% para el mantenimiento en niños deshidratados y reservan la solución salina al
0,2% para el mantenimiento de rutina en niños no deshidratados, p. ej., aquellos que requieren
fluidos IV, pero no pueden recibir nada por boca antes de un examen o procedimiento. La
hiponatremia yatrógena puede ser un problema mayor para los niños más gravemente
enfermos y los que están hospitalizados después de la cirugía. Aunque el líquido apropiado sigue
siendo controvertido, todos los médicos están de acuerdo en el punto importante es controlar
de cerca a los pacientes deshidratados que reciben líquidos intravenosos. No se añaden de
rutina otros electrolitos (p. ej., Mg, Ca). No es apropiado reponer los déficits y las pérdidas
concurrentes sólo aumentando el volumen o la velocidad de aporte de los líquidos de
mantenimiento.
Diarrea — —
Deshidratación isotónica 80 80
Deshidratación hipertónica 20 10
Cetoacidosis diabética 80 50
Agua
mL/día mL/h
11–20 kg 1.000 + 50/kg por cada kg >10 40 + 2/kg por cada kg > 10 Na 30, K 20
> 20 kg 1.500 + 20/kg por cada kg > 20 60 + 1/kg por cada kg > 20 Na 30, K 20
EJEMPLO PRÁCTICO
Un bebé de 7 meses de edad presenta diarrea de 3 días de evolución con una pérdida de peso
de 10 a 9 kg. En la actualidad, tiene 1 deposición diarreica cada 3 horas y se niega a beber. Los
hallazgos clínicos de mucosas secas, escasa turgencia de la piel, oliguria marcada y taquicardia
con tensión arterial y relleno capilar normales sugieren un déficit de líquidos del 10%. La
temperatura rectal es de 37°C; Na sérico, 136 mEq/L; K, 4 mEq/L; Cl, 104 mEq/L; y HCO3, 20
mEq/L.
Se estima el volumen de líquidos según los déficits, las pérdidas concurrentes y los
requerimientos de mantenimiento.
Se miden las pérdidas concurrentes por diarrea pesando el pañal del lactante antes de colocarlo
y después de la deposición diarreica.
Se administra un bolo inicial de 200 mL de solución de Ringer lactato (20 mL/kg × 10 kg) en 30
minutos. Este volumen repone 26 mEq del déficit estimado de 80 mEq de Na.
Déficits
Pérdidas concurrentes
También se utiliza dextrosa al 5%/solución salina al 0,45% para reponer las pérdidas
concurrentes; el volumen y la velocidad de aporte dependen de la intensidad de la diarrea.
Líquido de mantenimiento
Déficit de líquidos en
mL/kg (porcentaje de
peso corporal)*
Gravedad Signos†
Lactantes Adolescentes
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