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18/9/2020 elDial.

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Poder Judicial de la Nación

Juz.25 - Sec.49 GJV


012027/2011
ROSARIOS SERGIO GUSTAVO S/ QUIEBRA

Buenos Aires, 18 de septiembre de 2012.-


Y VISTOS:
1.) Apeló el fallido la decisión de fs. 411/415 que rechazó la defensa de incompetencia y el planteo de reposición del auto de
quiebra que interpusiera.-
Para decidir del modo en que lo hizo, el a quo sostuvo que conforme lo dispuesto por el art. 2 LCQ, es suficiente que el deudor
posea bienes en el país para que se le pueda decretar la quiebra. Agregó que, en el caso, el fallido ccontaba con una
declaratoria de herederos a su favor en los autos " Rosarios Egón Germán s. Sucesión Testamentaria", encontrándose
pendiente la inscripción de acciones societarias así como la determinación de hijuelas de bienes muebles. Expuso, en ese orden
de ideas, que sin adentrarse en una indagación adicional y más exhaustiva acerca del patrimonio falencial, lo antedicho
resultaría suficiente para tener por acreditados los extremos requeridos por la citada normativa concursal para someter al
fallido al presente procedimiento concursal.-
En lo referente al rechazo del planteo de reposición del auto de quiebra, si bien el juzgador admitió que se hallaba cuestionada
la deuda causal del pedido falencial y se habría esgrimido una supuesta irregularidad al correrse el traslado del art. 84 LCQ, no
se desvirtuó en definitiva el estado de cesación de pagos, cuando del propio informe individual presentado por el síndico
surgía la existencia de otras deudas pendientes de cumplimiento, extremo que determinaría la incapacidad patrimonial del
quejoso para hacer frente a su pasivo.-
Los fundamentos de la apelación obran desarrollados a fs. 466/475, los cuales fueron contestados por el peticionante de la
quiebra a fs. 477/481 y por la sindicatura a fs.483/486.-
La Sra. Fiscal General actuante ante esta Cámara se expidió a fs. 494/495, propiciando la confirmación del fallo apelado.-
2.) En sus agravios, la recurrente indicó, que no estaba acreditada su calidad de comerciante, por lo que de acuerdo con lo
previsto por el art. 3 inc. 1LCQ, debía estarse a su domicilio real, sito en la Ciudad de Guayaquil, República del Ecuador.
Señaló también, para el hipotético caso de que se considerase aplicable el art. 2 LCQ, que no poseía bienes muebles e
inmuebles en el país y que, respecto de los derechos hereditarios, se encontraba pendiente la partición y adjudicación, por lo
que, conforme los arts. 3.281 y 3.283 del Código Civil, no se podían considerar a esos bienes como existentes sino como
derechos en expectativa, toda vez que solo pasarán a sus herederos una vez que el patrimonio del causante alcance para cubrir
sus deudas.-
Por otra parte, alegó que la cédula de la citación del art. 84 LCQ había sido dirigida a un domicilio que no pertenecía al
destinatario y que por eso mismo no podía ser tenida por válida. Peticionó como consecuencia de ello que en esta instancia se
dispusiera la apertura a prueba respecto de la probanza cuya producción fuera denegada de hecho en la instancia de grado.-
3.) Planteo de incompetencia.-
Comenzando por esta defensa, cuadra recordar que a fs. 113/117 se presentó el fallido -por medio de apoderado-, deduciendo
incidente de incompetencia sobre la base de que se domiciliaba en la ciudad de Guayaquil, República del Ecuador.-
No se halla en discusión que la cuestión debe ser analizada desde la perspectiva del art. 2, inc.2°, LCQ, que señala que pueden
ser sujetos de concursamiento los deudores domiciliados en el extranjero respecto de los bienes existentes en el país. Dicha
regla de concursabilidad responde a principios de soberanía estatal, de modo que el proceso concursal se efectúa bajo la
autoridad pública local de cada Estado donde el deudor tenga una parte de su activo, protegiéndose así al crédito nacional.-
En ese sentido, la normativa apuntada sustenta un foro patrimonial local, debiéndose interpretarse que el legislador, con su
redacción, solo ratificó la jurisdicción argentina para conocer en un proceso concursal cuando hay bienes en el país, del modo
semejante a como se lo hace en muchos otros países (Francia, Brasil o USA, solo a modo de ejemplo), con dos consecuencias
dentro de nuestro sistema concursal actual: a) establecer una pauta de eficacia asegurada a la jurisdicción propia, tanto para
casos de concurso preventivos, como para casos de reestructuraciones (APE´s) y quiebras, b) excluir la posibilidad del
conocimiento de parte de tribunales extranjeros en procesos sobre los bienes del deudor situados en el propio territorio,
consecuencia del enfoque territorialista adoptado.-
Sentado ello, cabe detenerse ahora, en cuál es el significado de la expresión "bienes existentes en el país". Es claro que basta la
radicación de cualquier objeto material o inmaterial susceptible de ser calificado (definido) y subsumido dentro del concepto
de bien (arg. art. 2312 C.Civ) y que sea susceptible de ser localizado materialmente o jurídicamente en el país. Dentro de ese
concepto se hallan comprendidos los inmuebles ( rei sitae: arg. art. 10 C.Civ. en cuanto a la definición como tales), los bienes
muebles registrables en la medida en que estén incorporados a un registro en el país -semovientes, automotores, aeronaves,
buques, maquinarias, etc-, los bienes muebles no registrables que se encuentren en el país y puedan ser incautados en él. En
este último punto, también se ha planteado en doctrina que tal calificación podía atribuirse a los bienes muebles a los que le es
aplicable la ley argentina, atendiendo a la ley que le es aplicable o que les puede resultar aplicable en los términos del art. 11
C.Civ. -la ley del domicilio del dueño, en los bienes muebles "móviles" o "in transitu" o la lex situs en los bienes muebles de
situación permanente-. Sin embargo, se coincide con que debe interpretarse que la norma se satisface cabalmente en el caso,
con la situación física de tales bienes, incluso dinero, susceptibles de aprehensión material o jurídica, en el país. También son
bienes en el país, la propiedad inmaterial, los derechos de autor, la propiedad intelectual, industrial, marcas, patentes
invenciones, deseños, etc. registrados en la Argentina; los derechos creditorios de toda índole, susceptibles de ser ejecutados o
con medidas cautelares en la República (certificados a plazo fijo, títulos, contratos, etc), así como la existencia en la cartera del

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deudor de participaciones, cuotas parte, tenencias accionarias o de capital en sociedades constituidas en la Argentina -vg. la
participación accionaria de una matriz en su filial en la Argentina- (cfr. arg. María Elsa Uzal, Procesos de Insolvencia en el
Derecho Internacional Privado, pág. 526 y ss).-
Efectuada la precisión del concepto de "bienes existentes en el país" y, aún cuando de acuerdo a lo informado por el Registro
de la Propiedad Inmueble el fallido no posee bienes inmuebles (ver fs. 64), sin embargo, cuenta con "objetos inmateriales
susceptibles de tener valor", tales como los derechos a su favor generados en una declaratoria de herederos en los autos "
Rosarios Egon Germán s. Sucesión Testamentaria", y que aunque todavía no se haya procedido a la partición y adjudicación
de las hijuelas a los herederos, ello no es óbice, como bien lo afirma el Ministerio Público en su dictamen, para solicitar su
quiebra conforme lo normado por el art. 2, inc.2 LCQ, toda vez que el art. 3.452 del Código Civil establece que los herederos,
sus acreedores y todos lo que tengan un interés legítimo, pueden pedir en cualquier tiempo la partición.-
Ergo, no puede desconocerse la competencia del juez concursal argentino en la materia, por lo que no cabe otra decisión que
rechazar el agravio ensayado en la cuestión de que aquí se trata.-
4.) Pedido de reposición (art. 94 LCQ).-
Con respecto a este planteo, cabe puntualizar que el art. 94 LCQ establece que el fallido puede interponer recurso de
reposición cuando la quiebra sea declarada como consecuencia del pedido de acreedor.-
La única causa para la viabilidad de la oposición contra el decreto falencial está dada en la inexistencia de alguno de los
presupuestos esenciales para la apertura concursal. Dichos presupuestos se encuentran configurados por las siguientes
circunstancias: que la quiebra sea solicitada por un acreedor, que el deudor sea un sujeto susceptible de ser declarado en
quiebra y que su patrimonio se encuentre en cesación de pagos. En realidad, las tres causales están estrechamente ligadas por
cuando no es posible concebir que exista cesación de pagos sin la concurrencia de un acreedor y un deudor (Quintana
Ferreyra, Francisco, Concursos, T° II, Astrea, 1.986, p. 180).-
Sentado ello, el recurso interpuesto en los términos del art. 95 de la LCQ respecto del decreto de quiebra debe basarse en la
apertura indebida del proceso, por no estar satisfechas las condiciones objetivas -estado de cesación de pagos- o subjetivas -
que el deudor no encuadre en el art. 2° LCQ.-
Por otra parte, corresponde señalar, además, que doctrinariamente se admite que la cesación de pagos es la situación en que se
encuentra un patrimonio que se revela impotente para hacer frente, por medios normales, a las obligaciones que lo gravan
(Fernández R. "Fundamentos de la quiebra" nº 2119 y siguientes; Yadarola N. "El concepto técnico jurídico de la cesación de
pagos", J.A. 63-81 Sec. Doc. Navarrini: "Tratado de Derecho Comercial", T° VI, nº 2139; Williams R: "El concurso
preventivo", pág. 14).-
La impotencia de un patrimonio para dar cumplimiento a sus obligaciones se revela a través de hechos, cuya prueba ha de
sustentarse, generalmente, sobre la base de elementos indiciarios, ya que no es indispensable y, de hecho, será excepcional la
prueba directa, siempre que se den como fundamento presunciones, aunque sean simples, que si son graves, precisas y
concordantes, sirven para formar convicción sobre el extremo requerido.-
La dificultad temporal para cumplir regularmente las obligaciones y la cesación de pagos representan, por lo general, dos
diversos grados de un mismo fenómeno patológico cuyo contenido radica en la imposibilidad de cumplir en que se encuentra
la cesante, precisamente, por carecer de los necesarios medios financieros.-
Cabe recordar que "la demostración de la cesación de pagos no es un hecho (incumplimiento) sino un estado del patrimonio y
que puede existir sin negativas de pago o no existir aunque medien una o varias" (Fernandez R.: "Fundamentos de la quiebra"
nº 477). De otro lado, "debe hacerse distingo entre estado de cesación de pagos e incumplimientos". Es por eso que los hechos
reveladores de aquél, deben tender a acreditar que el deudor se halla, económicamente, en la imposibilidad de hacer frente a
sus obligaciones en una forma general de manera de no permitirle afrontar los compromisos contraídos", ya que "cualquier
deudor, por sólida que sea su situación económica, puede encontrarse en determinado momento sin recursos necesarios para
afrontar sus vencimientos", e incluso, voluntariamente, no pagar cierto tipo de deudas (cfr. Fernandez R.: ob. cit. nº 169).-
La cesación de pagos alude pues, "a una manifestación durable y definitiva del estado patrimonial de quien tiene agotados sus
medios de recursos" (cfr. Fernandez: ob. cit. pág. 315 a 321 -en especial nota nº 42).-
4.1. Teniendo en cuenta todo lo anterior, ha de puntualizarse que el fallido invocó la nulidad de la notificación del art. 84 LCQ,
toda vez que al momento de cursarse el emplazamiento residía fuera del país; sin embargo, pese a ello, no intentó demostrar en
forma suficiente la inexistencia de los presupuestos sustanciales para la formación del concurso.-
En la especie, cabe poner de relieve, que, a tenor de las constancias objetivas que se dispone en estos autos, resulta que en el
marco del art. 32 LCQ se presentaron a verificar ante la sindicatura cuatro (4) acreedores, aconsejando la admisión de tres (3)
acreencias por una suma total de $ 4.043.966,35 ($ 4.011.109,39 como quirografario y $ 32.856,96 con privilegio general). El
Juzgado, siguiendo la opinión vertida por la sindicatura en el informe individual -art. 35, LCQ-, verificó las acreencias
insinuadas según el detalle que surge de la resolución dictada en fs. 428.-
Con base en ello y toda vez que el recurso de reposición no ha logrado rebatir la concurrencia del presupuesto que justificó el
decreto falencial, o sea, la existencia del estado de cesación de pagos atribuido al deudor, el cuestionamiento del quejoso
resulta inconducente a los efectos de satisfacer el presupuesto de admisibilidad del recurso intentado. En efecto, y más allá de
la queja sustentada en el emplazamiento del art. 84 LCQ, no debe soslayarse que el sustento del pedido de quiebra reposa, tal
como fue antes explicitado, sobre el estado de cesación de pagos como presupuesto de viabilidad del presente proceso y que,
en el sub lite, las acreencias verificadas en la instancia del art. 36 LCQ y cuya legitimidad no fue observada por el deudor en
los términos del art. 34 LCQ, configuran la justificación del decreto de quiebra, sobre todo, ante la falta de demostración de la
existencia de bienes líquidos suficientes para solventar su pasivo aún al tiempo de deducir la reposición.-
Todas estas circunstancias, se reitera, convencen a la Sala de que corresponde decidir este caso ponderando, a todo evento, la
existencia de obligaciones que han sido insinuadas y verificadas, acreencias que ponen de manifiesto un estado de impotencia
para satisfacer regularmente las deudas exigibles que gravaban el patrimonio del fallido. Este criterio se sustenta en la idea de
que más allá de la suerte o de la idoneidad de los títulos individuales, el estado de quiebra presupone la existencia de un estado
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general de cesación de pagos, extremo que debe ser desvirtuado por quien fue declarado en quiebra a efectos de obtener la
revocación de marras (esta CNCom., esta Sala A, 20.03.07, "Servimaq SA s. quiebra"; íd., 25.09.7"Ekhoson SA s. quiebra s.
inc. de apelación art. 250 CPCC"; íd., Sala B, 12.03.01, "Goñi Casaux Mario s. quiebra s. inc. de apelación"; íd., Sala E,
08.08.03, "Incusa Internacional de Cuero SA s. quiebra"; íd., Sala C, 11.11.03, "Grincom SA s. quiebra").-
En suma, el quejoso no ha desvirtuado la concurrencia, en el sub examine, de los presupuestos sustanciales para la
continuación del proceso falencial.-
5.) Por todo ello, y de conformidad con lo dictaminado por la Sra. Fiscal General, esta Sala RESUELVE:
a.) Desestimar el recurso de apelación interpuesto y, por ende, confirmar la resolución apelada en lo que fue materia de
agravio;
b.) Imponer las costas de Alzada al recurrente, por haber resultado vencido en esta instancia (CPCC:68).-
Notifíquese a la Sra. Fiscal General en su despacho. Cumplido, devuélvase a primera instancia encomendándose al Sr. Juez a
quo disponer las notificaciones del caso con copia de la presente. La Señora Juez de Cámara Dra. Isabel Míguez no interviene
en la presente resolución por encontrarse en uso de licencia (art. 109 del Reglamento para la Justicia Nacional). Alfredo Arturo
Kölliker Frers, María Elsa Uzal. Ante mí: Jorge Ariel Cardama. Es copia del original que corre a fs. 497/500 de los autos de la
materia.-

Jorge Ariel Cardama


Prosecretario de Cámara

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