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CASOS DE INTRODUCCIÓN DE DERECHO PROCESAL


LECCIÓN 1. EL FUNDAMENTO DE LA JURISDICCIÓN: 1, 2 , 3 , 4 , 5 ,6, 7, 8, 9, 10

LECCIÓN 2: 11, 12, 13

LECCIÓN 3: 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20

LECCIÓN 4: 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31

LECCIÓN 5: 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38

LECCIÓN 6: 39, 40, 41, 42, 43, 44 , 45

LECCIÓN 7: 46, 47, 48, 49,

LECCIÓN 8: 50, 51, 52, 53, 54

LECCIÓN 9: 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 64

LECCIÓN 10: 65, 66, 67, 68

LECCIÓN 11: 69, 70, 72, 71, 73, 74

LECCIÓN 12: 75, 76, 77, 78, 79, 80, 81, 82

LECCIÓN 13: 83, 84, 85, 86, 87, 88, 89, 90

LECCIÓN 14: 91, 92, 93

LECCIÓN 15: 94, 95, 96, 97, 98

LECCIÓN 16: 99, 100, 101, 102, 103, 104, 105, 106, 107

LECCIÓN 17: 108, 109, 110, 111, 112, 113

LECCIÓN 18: 114, 115, 116, 117

LECCIÓN 19: 118, 119, 120, 121, 122, 123, 124, 125, 126, 127, 128, 129, 130

LECCIÓN 20: 131, 132, 133, 134, 135, 136, 137

LECCIÓN 21: 138, 139, 140, 141, 142, 143, 144, 145, 146, 147

LECCIÓN 22: 148, 149, 150, 151

LECCIÓN 23: 152, 153, 154, 155, 156, 157, 158, 159, 160, 161, 162, 163, 164

LECCIÓN 24: 165

Excluidos por largos o

Falta de derecho aplicable

Alta probabilidad de caer

Sección Primera
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EL FUNDAMENTO Y CONCEPTO
DE LA JURISDICCIÓN

LECCIÓN 1. EL FUNDAMENTO DE LA JURISDICCIÓN

1. El presupuesto material: el conflicto y sus medios de solución

1.1. Autotutela
1.1.1 Calo I (§ 1)

1.1.2. Caso II (§ 2)

1.2. Autocomposición

1.2.1. Caso I (§ 3)

1.2.2. Caso II (§ 4)

1.2.3. Caso III (§ 5)

1.2.4. Caso IV (§ 6)

1.3. Heterocomposición (§ 7)

2. La Jurisdicción como poder y su legitimación histórica

2.1. La justicia popular (§ 8)

3. La legitimación de la Jurisdicción en nuestro sistema democrático

3.1. La responsabilidad de los Jueces y Magistrados (§ 9)

3.2. La sumisión a la Ley (§ 10)

LECCIÓN 1: EL FUNDAMENTO DE LA JURISDICCIÓN

1. PRESUPUESTO MATERIAL; EL CONFLICTO Y SUS MÉTODOS DE SOLUCIÓN

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1.1. AUTOTUTELA

1.1.1. CASO I (Caso 1)

1.1.1.1. SUPUESTO DE HECHO:


La semana pasada, Manuel y Pablo tuvieron una discusión por temas de dinero. Ambos se agredieron y acabaron en el
Hospital con diversas lesiones (rotura de piezas dentales, heridas que requirieron de intervención médica –puntos de
sutura-, etc).
Un amigo común pretende poner fin al conflicto surgido entre Manuel y Pablo y les ofrece el siguiente acuerdo de
mediación:
1º Que Pablo abone a Manuel los 500 euros que le adeuda.
2º Que Manuel Abone a Pablo los gastos hospitalarios, puesto que fue Manuel quien comenzó la pelea y Pablo se
limitó a defenderse
3º Manuel asumirá sus gastos hospitalarios por las razones indicadas en el número anterior.

1.1.1.2. CUESTIONES
A)¿Cabe solucionar ese tipo de conflicto a través de la mediación? NO.
En primer lugar porque la MEDIACIÓN es una fórmula autocompositiva de solución de conflictos intersubjetivos, con
participación de un Tercero, cuya principal característica es que la solución no se impone por la fuerza sino que se
alcanza mediante un acuerdo entre las partes, o bien porque alguna de ellas sacrifica parte o todas sus
pretensiones. (Renuncia o reconocimiento de la deuda, desistimiento etc)
Sin embargo, en el presente caso estamos ante un claro ejemplo de AUTOTUTELA, en el que una de las partes,
como medio de defensa, trata de imponer la solución del conflicto y, además, lo hace por la fuerza, de forma que
opta por una solución ilícita del conflicto. Al existir lesiones no existe posibilidad de mediación civil y se trataría, en
todo caso, de un supuesto de mediación penal expresamente excluido del ámbito de aplicación de la Ley 5/2012
[Art. 2.2.a) Ley 5/2012]
Con independencia de la razonabilidad de su pretensión (querer cobrar lo que es suyo y se le debe) Manuel se toma
la justicia por su mano e incurre en una fórmula prohibida por el ordenamiento jurídico [Art. 455 CP] que,
expresamente, establece penas de multa (6-12 meses) para quien utilice la fuerza para defender o realizar un
derecho propio, como el que nos ocupa, y en el que además puede concurrir el delito de lesiones tipificado en el Art.
147 CP, por haber menoscabado la integridad corporal de Pablo y que ésta haya precisado asistencia facultativa,
dependiendo la pena del grado de lesiones producido.

B) Si ese acuerdo de mediación se elevó a escritura pública, ¿cabría su ejecución forzosa, en caso de incumplimiento
voluntario del mismo?
Por las razones expuestas no es posible elevar a público ningún acuerdo puesto que éste no se ha producido, sino
que se ha tratado de imponer por la fuerza.
No obstante en el caso de que, alcanzado un acuerdo, éste se hubiera elevado a escritura pública sólo sería posible
si, cumplidos los requisitos legales previstos al efecto, el acuerdo se hubiera producido en el seno de un proceso de
mediación con avenencia de las partes.
Aún así, no cabría la ejecución forzosa porque la escritura otorgada ante notario es título ejecutivo que permite la
apertura del proceso de ejecución, pero que, en verdad, corresponde a la fase sumarial del proceso -actuaciones
que sirven para preparar el juicio y determinan las condiciones del mismo- y no al proceso de ejecución propiamente
dicho que es cuando se puede imponer forzosamente la ejecución del acuerdo resultado de la mediación. 

C) ¿Cuál sería la forma penalmente atípica de solventar el conflicto existente entre Manuel y Pablo?
La forma atípica de solucionar el conflicto sería mediante la fórmula de la conciliación, que tiene valor de transacción
judicial y está regulada en el Art 415 LEC.
Las partes comparecerían ante el Tribunal que comprobaría si subsiste o no el conflicto. Si por la intervención del
Tercero –el amigo común- hubieran alcanzado algún acuerdo las partes podrían desistir del proceso o, en su caso,
pedirle al Tribunal que otorgue validez a lo acordado, en cuyo caso se inician los trámites para proceder a su
ejecución, por ser la resolución judicial que aprueba la transacción, título ejecutivo para ello. También podrían
comunicar al tribunal su deseo de recurrir a la mediación en cuyo caso, el tribunal ha de comprobar que se cumplen
los requisitos legales preceptivos para ello.
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1.1.1.3. DERECHO APLICABLE: Arts. 1 y ss de la Ley 5/2012 de 6 de julio de mediación en asuntos civiles y mercantiles

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1.1.2. CASO 2 (Caso 2)

1.1.2.1. SUPUESTO DE HECHO


Ángel es el propietario de un rebaño de 1.000 ovejas. Al día siguiente de una gran tormenta eléctrica nocturna, observa
con preocupación que le faltan 100 cabezas de ganado. Después de buscarlas por la finca de su propiedad, las
encuentra pastando en la finca de su vecino.

1.1.2.2. CUESTIONES.

A) ¿Puede entrar D. Ángel en la finca de su vecino sin contar con la autorización de éste?
La entrada sin autorización en una finca colindante sólo está permitida bajo determinadas condiciones muy
concretas, entre otras que la finca no esté vallada. Sin embargo el Art. 612 CC no contempla tal posibilidad en
relación con los animales amansados, como es el caso que nos ocupa, ya que, expresamente, indica que el
propietario de los animales podrá reclamarlos -no recuperarlos directamente- en el plazo de 20 días, es decir, no
puede entrar sin consentimiento del vecino, tras una reclamación y solicitud de autorización previa.

B) Si el vecino se niega a autorizarle, ¿Puede D. Ángel entrar a los solos efectos de recuperar el ganado de su
propiedad?
No. El dueño de los animales en modo alguno puede contravenir el ordenamiento jurídico y hacer uso de la fuerza,
como es la invasión de una propiedad ajena, aunque sea para defender o realizar un derecho propio. Estaríamos
ante un caso de vulneración del Art. 455 CP, teniendo como consecuencia la obligación de reparar el daño causado.

C) ¿Qué debería hacer D. Ángel para resolver conforme a derecho su problema?


Para recuperarlos el dueño de los animales puede promover diferentes soluciones entre partes o recurrir a la
Jurisdicción en caso de que éstas no prosperen. Tratándose de un conflicto intersubjetivo puede recurrir a
cualquiera de las fórmulas autocompositivas de solución de conflictos (transacción, mediación, conciliación) o
heterocompositivas (arbitraje, proceso) como métodos para alcanzar un acuerdo por ellos mismos o con
participación de un Tercero que, con capacidad para ello, favorezca la solución del conflicto (mediante pacto o
acuerdo) o la imponga.

1.1.2.3. Derecho aplicable: Arts. 612 y 1902 CC y 455 CP.

Realizados por: Ramón Iglesias

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1.2. AUTOCOMPOSICIÓN

1.2.1. CASO I (3)

1.2.1.1. Supuesto de hecho: Ángel adeuda a Benito 1000 euros, Benito, a su vez, debe otros tantos a Carlos.

1.2.1.2. Cuestiones

A) Podrá Benito condonarle la deuda a Ángel o su derecho de crédito es de los irrenunciables?

Nos encontramos ante una relación jurídica intersubjetiva entre Benito, que ostenta un derecho de crédito, y Ángel,
como parte deudora. Debido a su naturaleza disponible del objeto en litigio y, atendiendo al art. 19.1 LEC, el acreedor
podría condonarle la deuda al deudor y renunciar a su derecho a favor de Ángel al señalar que, los litigantes pueden
disponer del objeto del proceso excepto cuando la ley lo prohíba o establezca limitaciones por razón de interés general
o en beneficio de terceros. Estaríamos, por tanto, ante uno de los métodos autocompositivos de solucionar los
conflictos intersubjetivos como es la renuncia del actor a su derecho. La deuda contraída no es un derecho de crédito
irrenunciable por lo que, dicha condonación, podrá realizarse tácita o expresamente, al tenor de lo dispuesto por el
artículo 1187 del Código Civil, si bien, en este último supuesto, deberá ajustarse a los mismos requisitos formales
exigidos para la donación fijadas en los artículos 632 y ss CC no siendo necesaria la aceptación del deudor (Ángel)
para dar por extinguida dicha deuda.

B) ¿Podría Benito renunciar a su derecho de crédito respecto de Ángel y decidir, ello no obstante, no pagar a Carlos?

El planteamiento de esta cuestión no hace presumir de antemano relación alguna entre ambas deudas, estando ante
dos relaciones jurídicas independientes. Por un lado, Benito ostenta un derecho de crédito respecto a Ángel y, a su vez,
es deudor del derecho de crédito de Carlos. Si existiera relación y la renuncia al cobro de la deuda contraída por Benito
perjudicara al cobro de la deuda con Carlos, éste tendrá una acción como perjudicado ante los Tribunales al amparo de
lo dispuesto en el artículo 1111 CC del Código Civil si la condonación se realizara en fraude de su derecho de crédito.

Si Benito decide no pagar la deuda contraída con Carlos sin causa justa, dicho incumplimiento no se ajustaría a
Derecho y legitimaría a éste último para el ejercicio de acciones ante la jurisdicción civil tendentes a la extinción de la
deuda de la que Benito respondería, en caso de mantenerse en situación de impago, con todos sus bienes, presentes y
futuros, conforme a lo dispuesto en el artículo 1911 CC.

C) Si Benito no reclama su deuda a Ángel y sigue sin pagar a Carlos ¿qué podría hacer Carlos para recuperar su
dinero? Ante el incumplimiento de Benito, Carlos podría optar, con carácter previo a la interposición de la demanda, a la
utilización de fórmulas autocompositivas tendentes a la solución del conflicto como la mediación o la conciliación a
través de la interposición de una demanda de conciliación ante el

Secretario judicial del Juzgado de Primera Instancia o ante el Juez de Paz competente (Artículo 460 LEC) o bien,
directamente, optar por soluciones de naturaleza heterocompositiva como el arbitraje o el proceso, interponiendo un
procedimiento monitorio ante el Juzgado en el que, de persistir el impago, se atacarían a los bienes presentes o futuros
de su deudor hasta la extinción total de la deuda, entre los que se encontraría el derecho de crédito de Benito (art. 1911
CC).

1.2.1.3. Derecho aplicable: Arts. 19.1 y 20.1 LEC, 1111 y 1911 CC.

Realizado por: Road Rider y María Teresa Alvarez Palomo

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Ojo el mismo caso realizado por otra compañera

1.2.2. CASO I (3)

1.2.1.1. Supuesto de hecho: Ángel adeuda a Benito 1000 euros, Benito, a su vez, debe otros tantos a Carlos..

Cuestiones:

A ) Podría Benito condonarle la deuda a Angel o su derecho de crédito es de los irrenunciables


En este caso no podría condonarle la deuda, Aunque las partes son las que ponen fin al conflicto intersubjetivo, no se
impone por la fuerza, sino a través del acuerdo de voluntades o del voluntario sacrificio o resignación de una de ellas el
Art. 19.1 LEC. En el párrafo tercero dice que Los litigantes están facultados para disponer del objeto del juicio y podrán
renunciar, desistir del juicio, allanarse, someterse a mediación o a arbitraje y transigir sobre lo que sea objeto del
mismo, excepto cuando la ley lo prohíba o establezca limitaciones por razones de interés general o en beneficio de
tercero. En este caso la ley protege al beneficio del tercero (Carlos)

B ) Podría Benito renunciar a su derecho de crédito respecto de Angel y decidir, ello no obstante , no pagar a Carlos?
Benito puede renunciar a su derecho de crédito respecto de Angel.
Pero en este caso, la renuncia sería inadmisible, y se dictaría auto mandando seguir el proceso adelante. Art. 20.1 LEC
1. Cuando el actor manifieste su renuncia a la acción ejercitada o al derecho en que funde su pretensión, el tribunal
dictará sentencia absolviendo al demandado, salvo que la renuncia fuese legalmente inadmisible. En este caso, se
dictará auto mandando seguir el proceso adelante.

C ) Si Benito no reclama su deuda a Angel y sigue sin pagar a Carlos Que podría hacer Carlos para recuperar su
dinero?
Carlos podría recurrir a la mediación dado que es con carácter voluntario y comienza con una solicitud efectuada por
una de las partes o por ambas. Podría finalizar sin avenencia (por renuncia de una o ambas partes, por transcurso del
plazo fijado o porque el mediador estime irreconciliables sus pretensiones.
Si existiera avenencia el acuerdo de mediación determinará las obligaciones a cuyo cumplimiento se comprometen las
partes . Se presentaría en el tribunal del lugar en el que se hubiera firmado el acuerdo de mediación. Carlos podría
ejercitar su demanda, conforme al artículo 1111CC,
Los acreedores, después de haber perseguido los bienes de que esté en posesión el deudor para realizar cuanto se les
debe, pueden ejercitar todos los derechos y acciones de éste con el mismo fin, exceptuando los que sean inherentes a
su persona; pueden también impugnar los actos que el deudor haya realizado en fraude de su derecho.
Asimismo, según el Artículo 20.3 “ Emplazado el demandado, del escrito de desistimiento se le dará traslado por plazo
de diez días.
Si el demandado prestare su conformidad al desistimiento o no se opusiere a él dentro del plazo expresado en el
párrafo anterior, por el Secretario judicial se dictará decreto acordando el sobreseimiento y el actor podrá promover
nuevo juicio sobre el mismo objeto. Si el demandado se opusiera al desistimiento, el Juez resolverá lo que estime
oportuno.” Se aplicaría el articulo Artículo 1911 CC
Del cumplimiento de las obligaciones responde el deudor con todos sus bienes, presentes y futuros.

Realizado por: Nuria Castillo

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Caso II (Caso 4)

1.2.2.1. Supuesto de hecho: Ángel adeuda a Benito 1.000 euros. Benito, sin requerirle previamente el pago a Ángel, y
pese a saber que Benito debe, a su vez, 800 euros a Ángel, decide demandarle directamente el total de 1.000 euros.

1.2.2.2. Cuestiones
A) Una vez que Ángel recibe la notificación de la demanda interpuesta en su contra por Benito, ¿qué puede hacer Ángel
para resolver su problema de la forma más rápida y económica posible?

La forma más rápida de solucionar este conflicto intersubjetivo de naturaleza disponible a través de la fórmula
entablada -heterocompositiva- sería "allanarse" antes de contestar a la demanda; de esta forma no habría expresa
imposición de costas a la parte demandada, pues no ha sido requerida previamente de pago a través de ningún medio
acreditativo, ni tampoco a través del acto de conciliación. Pero aún así, si el Tribunal aprecia temeridad o mala fe en el
demandado y aunque no hubiese sido requerido de pago, se las impondrá.

B) Si Ángel decide no hacer nada y, por tanto, no se persona en el juicio iniciado por Benito, ¿podría interpretarse su
silencio como un allanamiento tácito?

No, pues la no comparecencia no equivale al allanamiento (art. 21 LEC) ni tampoco a la admisión de hechos, sino a la
rebeldía (art.496.1 LEC). Es decir, LA REBELDIA NO IMPLICA RECONOCIMIENTO DE LOS HECHOS. La declaración
de rebeldía no será considerada como allanamiento ni como admisión de los hechos de la demanda, salvo los casos en
que la ley expresamente lo disponga.

Por tanto, el actor deberá probar los hechos alegados en defensa de su pretensión como si el demandado se hubiese
personado. Si bien el precepto prevé excepciones: “…salvo los casos en que la ley expresamente disponga lo
contrario”, lo cual ocurre por ejemplo en el juicio de desahucio (art. 440.3 LEC: “También se apercibirá al demandado
que, de no comparecer a la vista, se declarará el desahucio sin más trámites”. Es decir, en el caso de éste
procedimiento si el demandado no comparece en la vista del Juicio Verbal – en la que debe proceder a contestar a la
demanda –, y por lo tanto permanece en situación de rebeldía se entiende que se está allanando a la pretensión de
desahucio.

D) ¿La compensación de deudas es una forma autocompositiva de resolución de controversias?


En la fórmula autocompositiva son las partes las que ponen fin al conflicto intersubjetivo. Ahora bien, no es que la
compensación sea una fórmula autocompositiva, sino que el método autocompositivo se refiere al acuerdo por el cual
se lleva a cabo la compensación, en éste caso una transacción, que bien puede ser homologada por el Tribunal. La
compensación es una de las formas de extinción de la obligación (art. 1156 CC).

1.2.3. Derecho Aplicable: Arts. 21 y 496 LEC y 1156 CC.

Caso realizado por un Profesor

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1.2.4. Caso III (Caso 5)

1.2.3.1. Supuesto de hecho


Pablo, antes de demandar a Manuel por impago de una determinada cantidad de dinero, ha acudido a la mediación civil
para intentar así evitar el pleito.Manuel no ha acudido siquiera a la primera sesión informativa, sin dar razón alguna de
su inasistencia, razón por la cual Pablo ha tenido que demandar a Manuel ante los órganos de justicia. Tan pronto
como el Secretario Judicial ha admitido a trámite la demanda, emplazando a Manuel para que la conteste, éste ha
presentado un escrito de allanamiento a la demanda pero sin que se le condene al pago de las costa

1.2.3.2. Cuestiones

A) ¿Pueden las partes provocar la terminación anticipada del proceso civil?

Según el art. 19.4 LEC las partes podrán solicitar la suspensión del proceso acordada por el Secretario judicial siempre
que no perjudique al interés general o a tercero y que el plazo de la suspensión no supere los 60 días. Es decir, las
partes gozan de poder para la terminación anticipada del proceso.

B) ¿Si el demandado se allana, quién paga las costas en las que ha incurrido el demandante?
El juez no puede negarse a la solicitud de las partes puesto que el proceso civil no finaliza hasta que la sentencia esté
firmada (art. 248.3 LOPJ, art. 204.1 LEC)

 Art 248.3 LOPJ “ Las sentencias se formularán expresando, tras un encabezamiento, en párrafos separados y
numerados, los antecedentes de hecho, hechos probados, en su caso, los fundamentos de derecho y, por
último, el fallo. Serán firmadas por el Juez, Magistrado o Magistrados que las dicten.”

 Art. 204.1 LEC Firma de las resoluciones. 1. Las resoluciones judiciales serán firmadas por el juez... dentro del
plazo establecido para dictarlas.
Volvemos a la obligatoriedad de firma en los procesos civiles

C) ¿Si el demandado se allana, quién paga las costas en las que ha incurrido el demandante?
A esta cuestión nos da la respuesta el art. 395.1 LEC cuyo literal establece: Si el demandado se allanare a la demanda
antes de contestarla, no procederá la imposición de costas salvo que el tribunal, razonándolo debidamente, aprecie
mala fe en el demandado.

1.2.3.3. Derecho aplicable: Arts. 19, 21 y 395.1 LEC, art. 17 de la Ley 5/2012, de 6 de julio, de mediación en asuntos
civiles y mercantiles

Caso realizado por Virginia Reñones y Lna Rodríguez

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1.2.4. Caso IV (Caso 6)

1.2.4.1. Supuesto de hecho

El artículo 1 de la Ley de Mediación en asuntos civiles y mercantiles de 6 de julio de 2012 define la mediación
como “aquel medio de solución de controversias cualquier que sea su denominación, en que dos o más partes intentan
voluntariamente alcanzar por sí mismas un acuerdo con la intervención de un mediador ”.

Dicha Ley también contiene la reforma parcial de diversos artículos de la Ley de Enjuiciamiento Civil; entre
otros del artículo 443.3, que queda redactado como sigue: “ En atención al objeto del proceso, el tribunal podrá invitar a
las partes a que intenten un acuerdo que ponga fin al proceso, en su caso, a través de un procedimiento de mediación,
instándolas a que asistan a una sesión informativa (…) ”

1.2.4.2. Cuestiones

A) Podría el Juez obligar a las partes a acudir a una mediación?

La mediación se basa en la voluntariedad y libre decisión de las partes, por lo que el juez no puede obligar a acudir a la
misma (si puede promover o invitar a las partes para que resuelvan su conflicto a través de la mediación).
Sin embargo, si podrá obligar el juez cuando exista un pacto por escrito que exprese el compromiso de someter a
mediación las controversias surgidas o que puedan surgir y el procedimiento no se inicie por voluntad de cualquiera de
las partes.
B) En su opinión, ¿cuáles son las ventajas que ofrece la mediación frente al proceso?

Ventajas:
- Es un procedimiento voluntario y confidencial.
- No es necesario llegar a un acuerdo ni mantenerse en el procedimiento, aunque el fin a alcanzar sea llegar a un
acuerdo y finalizar el procedimiento.
- Las partes resuelven directamente el conflicto sin imposiciones y con plena igualdad de oportunidades.
- Ahorro de tiempo y dinero frente al proceso judicial.
- Previene conflictos futuros

1.2.4.3. Derecho aplicable: Ley 5/2012, de 6 de julio, de mediación en asuntos civiles y mercantiles; art. 24.1. CE.

Realizado por Virginia

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1.3. Heterocomposición (Caso 7)

1.3.1. Supuesto de hecho: Pablo (arrendador) y Manuel (inquilino o arrendatario) han firmado un contrato (titulado de
"arrendamiento de local comercial") que contiene la siguiente cláusula:

"Las partes acuerdan que toda controversia que pueda surgir de la interpretación y aplicación del presente contrato de
compraventa de mercaderías será sometida a un arbitraje en derecho presidido por un árbitro, que será Abogado en
ejercicio con más de diez años de experiencia.
Las partes acuerdan acatar la decisión final del árbitro, con renuncia expresa a la acción de impugnación del Laudo".

1.3.2. Cuestiones

A) ¿Pueden las partes renunciar al proceso a favor del arbitraje o, por el contrario, el derecho fundamental a la tutela
judicial efectiva es irrenunciable?
Las partes si que pueden renunciar al proceso siempre y cuando se pongan de acuerdo en resolver la controversia
mediante el arbitraje ya que el arbitraje es una formula heterocompositiva, es decir, es una fórmula para poder resolver
los conflictos entre las partes acudiendo previamente a un tercero (ya sea individual o colegiado), este tercero es el
encargado en virtud de un contrato de poner fin al conflicto mediante la resolución definitiva, el tercero actúa supra
partes además esta alternativa a la jurisdicción es mucho más rápida.
Bajo mi punto de vista recurrir al arbitraje no significa que se renuncie al proceso ya que el arbitraje es un equivalente
jurisdiccional del proceso y los Laudos arbitrales gozan de los mismos efectos que las sentencias, por lo que en ningún
momento se renuncia al derecho fundamental que nos cita el Art.24.1 de la CE ya que mediante el arbitraje no se
produce la indefensión paraninguna de las partes.

B) ¿En su opinión, esa cláusula de sumisión a arbitraje que, por error, se refiere a otro contrato diferente del de
arrendamiento, es válida o, por el contrario, es nula al referirse a un contrato diferente de suscrito entre las partes?
En mi opinión si es que es válida la sumisión a arbitraje ya que el arbitraje es de carácter voluntario y son ambas partes
las que se declaran sumisas a él.

C) ¿Que sucedería si las partes no se ponen de acuerdo a la hora de elegir al árbitro?


Según el art. 15 de la Ley de arbitraje,nos dice que si no resultare posible designar árbitro a través del procedimiento
acordado por las partes, cualquiera de ellas podrá solicitar al tribunal competente el nombramiento de los árbitros (Sala
de lo Civil y de lo Penal del TSJ de la CCAA). Art.8.1.

D) ¿Es constitucionalmente válida la cláusula de renuncia a la acción de impugnación del Laudo?


(Este apartado lo coteje con la opinión del tutor, me dijo que se pueden defender las dos posturas es decir que si y no
depende de cómo se argumente pero dada la pregunta y destacar que el tutor ni siquiera leyó el caso voy a exponer
nuestra contestación) No, ya que según el art.6, la renuncia tácita a las facultades de impugnación. Si una parte,
conociendo la infracción de alguna norma dispositiva de esta ley o de algún requisito del convenio arbitral, no la
denunciare dentro del plazo previsto para ello, o en su defecto, tan pronto como le sea posible, se considerará que
renuncia a las facultades de impugnación previstas en la ley. La falta de denuncia de una infracción cometida durante el
procedimiento impide a la parte perjudicada hacerla valer en el recurso o en el proceso de anulación contra un laudo
(salvo que, claro es, la infracción se cometiera en el propio laudo).
Según el art. 8. De la Ley de arbitraje, para conocer la acción de anulación del laudo será competente la Sala de lo Civil
y de lo Penal del Tribunal Superior de la CCAA donde aquel se hubiere dictado. Además cabe destacar que estaríamos
renunciando al art. 24 de la CE artículo considerado como derecho fundamental.

Realizado por: IR ROAD

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La jurisdicción como poder y su legitimación histórica

1.3. La justicia popular (Caso 8)

2.2.1. Supuesto de hecho: Aunque el ingreso en la carrera judicial es por oposición libre, la Ley Orgánica del Poder
Judicial española establece que determinadas plazas de Magistrados del Tribunal Supremo serán cubiertas por
"Abogados y juristas de prestigio que, cumpliendo los requisitos establecidos para ello, reúnan méritos suficientes a juicio
del Consejo General del Poder Judicial y hayan desempeñado su actividad profesional por tiempo superior a quince años".

2.2.2. Cuestiones:

A) Si, como reza el artículo 117 de la Constitución, "la justicia emana del pueblo", ¿cuál de los diferentes sistemas de acceso
al Poder Judicial como Poder del Estado es más democrático, el de acceso por oposición o por elección del Consejo General
del Poder Judicial?
El acceso más democrático es el acceso por oposición, porque sitúa a todos los candidatos en igualdad de
oportunidades y serán seleccionados a los más aptos en base a sus conocimientos sobre las materias requeridas y
cumple con lo dispuesto en el artículo 9.2 de la Constitución española en cuanto a fomentar en igualdad de
condiciones la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social, y con lo
preceptuado en el artículo 117, por el cual la justicia emana del pueblo, siendo el sistema de oposición libre el acceso
idóneo para que el pueblo, en igualdad de condiciones pueda acceder a impartir la justicia con los requisitos
establecidos en las convocatorias, por encima de la elección del CGPJ, que aunque hayan de concurrir en los
candidatos a TS los requisitos de ser abogado y jurista de prestigio y con méritos suficientes, no deja de ser al fin y al
cabo un sistema similar al de la antigua designación ministerial, por el que los candidatos acababan debiendo alguna
suerte de subordinación con las personas que los habían elegido

B) ¿Cuál de ellos garantiza mejor la independencia de los Jueces y Magistrados?


La independencia la garantiza mejor igualmente el sistema de oposición libre, puesto que el candidato electo por
designación de los magistrados pudiera acabar siendo coaccionado de alguna manera por los magistrados a quien
debiera su puesto, y de la misma manera, los magistrados encargados de designar candidato para una vacante,
pudieran, concurriendo todos los candidatos a priori con los requisitos requeridos, tomar partido por el candidato no
más idóneo, a causa de que el criterio de elección es finalmente valorativo y totalmente subjetivo. No así concurre en
el sistema de oposición libre (art 103.3 CE), pues el que se alce con un puesto por este sistema deberá su puesto
únicamente a sus conocimientos, o méritos y capacidad en igualdad de oportunidades con el resto de candidatos, y
siendo el proceso por oposición un auténtico sistema democrático, garantizando además la independencia del elegido,
pues no lo fue por un sistema que tomara valoraciones subjetivas.

C) Lea con atención la Sentencia del Pleno de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, de 17 de mayo
de 2011, RJ 2011/4427, y comente brevemente la razón por la cual el Pleno alcanza esa conclusión estimatoria de la
demanda.
El Pleno justifica y cito literalmente: “No parece necesario tener que razonar que el procedimiento de nombramiento de
un magistrado del Tribunal Supremo ha de sujetarse a ciertas “reglas” “principios”, “criterios” o “bases” que presiden su
designación, lo cuales el Consejo General del Poder Judicial ha de establecer con carácter discrecional y en uso de
sus potestades que a él solo corresponden para que rijan el mencionado procedimiento. De este modo la
“discrecionalidad” radica, precisamente en la fijación del “perfil”, “criterios”, “principios” o “reglas” y “bases” que han de
regir el procedimiento, no en la elección del candidato, que deviene en fatal si se han establecido previamente tales
presupuestos”.

Es decir, lo que el CGPJ alega en el sucinto caso, es que no eligen al candidato, sino que discrecionalmente fijan el
perfil, criterios, principios, reglas y bases idóneos para el puesto. De esta manera deniegan la pretensión de Carlos
Lasarte en detrimento del magistrado elegido, en base a no cumplir los requisitos de ser jurista de reconocido prestigio
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y de llevar 15 años como abogado o jurista, pues el candidato pertenecía a la carrera judicial y había solicitado la
excedencia para poder presentar su candidatura. Pretensión desestimada precisamente por la justificación de la no
elección personal y sí la estimación de los criterios valorativos de elección aún no concurriendo los requisitos en él
candidato estipulado en el art. 345 de la LOPJ.

Es a nuestro criterio por lo tanto un tipo este de elección de magistrados, que garantiza menos independencia que la
oposición libre, pues siempre podrá haber criterios valorativos subjetivos en la elección de uno u otro candidato.

Realizado por José y Camelia

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3. La legitimación de la Jurisdicción en nuestro sistema democrático

3.1.- LA RESPONSABILIDAD DE LOS JUECES Y MAGISTRADOS (CASO 9)

3.1.1. Supuesto de hecho: El Artículo 4, apartados 2º y 3º, de la Ley Orgánica del tribunal Constitucional dispone lo
siguiente:

2. Las resoluciones del Tribunal Constitucional no podrán ser enjuiciadas por ningún órgano jurisdiccional
del Estado.

3. Cuando el Tribunal Constitucional anule un acto o resolución que contravenga lo dispuesto en los dos
apartados anteriores lo ha de hacer motivadamente y previa audiencia al Ministerio Fiscal y al órgano autor
del acto o resolución.”

3.1.2 Cuestiones

A. TRAS LA LECTURA DEL CITADO ARTÍCULO 4 DE ESA LEY ORGÁNICA ¿SON RESPONSABLES LOS MAGISTRADOS DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL?
Sí. La naturaleza y legitimación de la jurisdicción así lo precisa y exige: para que resulte legítima su actuación ésta
debe ser independiente pero también, inexcusablemente, ha de ser responsable y sometida a la Ley.
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 117.1 de la Constitución Española la Justicia es administrada
exclusivamente por Jueces y Magistrados que, entre otros extremos y facultades, determina que éstos son
“responsables y sometidos únicamente al Imperio de la Ley ”, obligación de responsabilidad que, en tanto que
órgano independiente, se extiende también a los Magistrados del Tribunal Constitucional, aún cuando la específica
naturaleza de este Tribunal lo prefigure como un órgano no integrado dentro de la estructura del Poder Judicial. El
Tribunal Constitucional es, a todos los efectos, un Tribunal de carácter especial cuyo funcionamiento se rige por una
normativa propia -LEY ORGÁNICA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL- sólo situada jerárquicamente por debajo de la
Constitución y al mismo nivel que la LEY ORGÁNICA DEL PODER JUDICIAL.
Cuestión distinta son las resoluciones dictadas por esos Magistrados que, conforme lo regulado por el referido
Artículo 4.2 de la LOTC, no podrán ser enjuiciadas por ningún órgano jurisdiccional que no sea el Tribunal
Constitucional toda vez que la materia/conflicto resuelto es competencia exclusiva de dicho Tribunal y, en
consecuencia, no entran dentro de la esfera de actuación de otros órganos jurisdiccionales.

B. SI SU RESPUESTA FUE POSITIVA, ¿ANTE QUÉ TRIBUNAL RESPONDEN DE SUS ACTOS?


Tal como recoge el artículo 22 de la LOTC –en relación con el Art. 159.5 de la Constitución Española-: “Los
Magistrados del Tribunal Constitucional ejercerán su función de acuerdo con los principios de imparcialidad y
dignidad inherentes a la misma; no podrán ser perseguidos por las opiniones expresadas en el ejercicio de sus
funciones; serán inamovibles y no podrán ser destituidos ni suspendidos sino por alguna de las causas que esta Ley
establece.”

Así, en todo lo referente a la actividad y ejercicio específico de su competencia, los Magistrados del Tribunal
Constitucional deberán responder ante el propio Tribunal Constitucional, quien a través del Presidente o del Pleno –
según fuera el supuesto- podrá determinar y resolver su destitución o suspensión en caso de concurrencia de una, o
algunas, de las causas recogidas en el artículo 23.1 de la mencionada LOTC y, en concreto, las señaladas con los
números 3 a 7: “Uno. Los Magistrados del Tribunal Constitucional cesan por alguna de las causas siguientes: […]
tercero, por incurrir en alguna causa de incapacidad de las previstas para los miembros del Poder Judicial; cuarto,
por incompatibilidad sobrevenida; quinto, por dejar de atender con diligencia los deberes de su cargo; sexto, por
violar la reserva propia de su función; séptimo, por haber sido declarado responsable civilmente por dolo o
condenado por delito doloso o por culpa grave.)

En lo referente a otros ámbitos, la suspensión de sus funciones y cargo corresponde también al propio Tribunal
Constitucional quien, en el artículo 24 de la citada Ley, contempla tal posibilidad en los supuestos de procesamiento:
“Los Magistrados del Tribunal Constitucional podrán ser suspendidos por el Tribunal, como medida previa, en caso
de procesamiento […]”.
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En tales casos, el procesamiento, del que trajera causa la suspensión, correspondería al órgano jurisdiccional
competente, a la sazón, las S ALAS DE LO CIVIL, DE LO PENAL y DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DEL TRIBUNAL
SUPREMO, según se trate, respectivamente, de demandas de responsabilidad civil, de la instrucción y enjuiciamiento
de causas penales o de Recursos Contencioso-Administrativos interpuestos contra los actos y disposiciones de los
órganos competentes del Tribunal Constitucional (Arts. 56 a 57 de la LEY ORGÁNICA 6/1985, DE 1 DE JULIO, DEL
PODER JUDICIAL)

C. SI SU RESPUESTA FUE NEGATIVA, ¿ES CONFORME CON UN ESTADO DEMOCRÁTICO DE DERECHO LA EXISTENCIA DE JUECES
IRRESPONSABLES DE SUS ACTOS FRENTE A LA SOCIEDAD?
Evidentemente, a la vista de lo expuesto con anterioridad, carece de sentido la respuesta pero cabría ahondar en la
reflexión para indicar que, por su propia naturaleza, un Estado de Derecho no puede admitir la sola idea de la
existencia de Jueces que no estuvieran sometidos a la Ley y que no fueran responsables ante ella.
Lo contrario supondría la pérdida inmediata de legitimidad y comportaría el quebranto de los principios contenidos
en la Constitución, principios que prometieron guardar y hacer guardar fielmente al asumir sus deberes como
Magistrados constitucionales ( Art. 21 de la LOTC)

Realizado por: Carmen Andú y Ramón Iglesias

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3.2. La sumisión a la Ley (Caso 10)

3.2.1. Supuesto de hecho

Don Ángel, titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción núm. ..., con funciones de Registro Civil, mediante escrito
dirigido al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma valenciana, invocando su derecho fundamental a la
objeción de conciencia, solicitó que:

"(...) se me permita su ejercicio absteniéndome de mi participación en los expedientes matrimoniales entre personas del mismo
sexo que se tramiten en el Registro Civil del que soy Encargado, nombrándose para el mismo, bien a mi sustituto ordinario o a un
Juez Sustituto cuyas conciencias no se vean afectadas por este tipo de celebraciones, ya que no supone ningún perjuicio para
los interesados, ni para el buen funcionamiento de la Administración de Justicia".

Se hace imprescindible mencionar que este supuesto de hecho es un extracto de la Sentencia del Tribunal Supremo,
Sala de lo Contencioso-Administrativo, Sección 8, de 11 de Mayo de 2009, en el que el fallo fue desestimar el recurso
interpuesto por el Juez.

3.2.2. Cuestiones

A) ¿Pueden los Jueces y Magistrados negarse a aplicar una determinada Ley invocando el derecho fundamental a la objeción
de conciencia?
La objeción de conciencia es un derecho de los ciudadanos, tal y como figura en el artículo 30 de la CE. Sin embargo,
en el caso de Jueces y Magistrados, no se les está permitido la no aplicación de una Ley invocando al derecho a la
objeción de conciencia, porque tal y como se menciona en el artículo 117.1 de la CE, los Jueces y Magistrados están
sometidos únicamente al imperio de la Ley, debiendo ser a su vez independientes, inamovibles y responsables, por lo
que no tiene cabida el derecho a la objeción de conciencia.

B) ¿Si un Juez duda sobre la constitucionalidad de una Ley a la hora de resolver un proceso qué debe hacer? ¿Puede
declarar la inconstitucionalidad de esa Ley? ¿Puede abstenerse de resolver so pretexto de la oscuridad de dicha Ley?
*Si un Juez duda sobre la constitucionalidad de una Ley, el Juez podrá podrá plantear la cuestión de
inconstitucionalidad al Tribunal Constitucional con sujeción a lo dispuesto en la Ley (Art.35 LOTC y art 5 LOPJ)
* El Juez por sí mismo no puede declarar la inconstitucionalidad de una Ley, pero sí puede plantear la cuestión e iniciar
así el procedimiento.
*El Juez puede negarse a resolver amparándose en el artículo 448 CP, por el cual sólo en caso de pretexto de
oscuridad, causa legal, insuficiencia o silencio de la Ley, le está permitido al Juez negarse a juzgar (en cualquier otro
caso conllevaría una pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público de 6 meses a 4 años, tal y como se
menciona en dicho artículo 448.

3.2.3. Derecho aplicable: Arts. 30, 24, 53.2, 117, 163 CE; art. 448 CP; Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo
Contencioso-Administrativo, Sección 81, de 11 de mayo de 2009, RJ 2009/4279.

Realizado por: Irene Sanchez Corcoles

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LECCIÓN 2. LA JURISDICCIÓN: CONCEPTO Y FUNCIONES

1. Concepto y Notas

1.1. Caso I (§ 11)


1.2. Caso II (§ 12)

2. Funciones específicas de la Jurisdicción (§ 13)

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Lección 2
LA JURISDICCIÓN: CONCEPTO Y FUNCIONES

1. CONCEPTO Y NOTAS 1.1. Caso I (§ 11)

1.1.1. Supuesto de hecho

El artículo 117.1 de la Constitución establece que "el ejercicio de la potestad jurisdiccional en todo tipo de procesos, juzgando y
haciendo juzgar lo juzgado, corresponde exclusivamente a los Juzgados y Tribunales determinados por las leyes, según las
normas de competencia y procedimiento que las mismas establezcan".
La Ley 13/2009, de 3 de noviembre, para la implantación de la Nueva Oficina Judicial, ha modificado numerosos artículos de la Ley
de Enjuiciamiento Civil, entre otros, el artículo 404.

En su redacción original, ese artículo disponía lo siguiente: "El tribunal, una vez examinada de oficio su jurisdicción y
competencia objetiva y, cuando proceda la territorial, dictará auto admitiendo la demanda...".

Tras su parcial modificación por la referida Ley 13/2009, ese precepto establece lo siguiente: "El Secretario judicial,
examinada la demanda, dictará decreto admitiendo la misma...".

1.1.2. Cuestiones

A) Si, como reza el artículo 117 de la Constitución, la potestad jurisdiccional es "juzgar" ¿la decisión que ha de adoptar ahora el
Secretario Judicial al decidir admitir a trámite la demanda es "juzgar"?

B) Si su respuesta es afirmativa, ¿cabe la posibilidad de que el Secretario Judicial "juzgue" sin vulnerar la Constitución
C) Si su respuesta es negativa, ¿cuál es la razón entonces de que sea el Juez, y no el Secretario, el competente para dictar el Auto de
admisión a trámite de la demanda ejecutiva ex artículo 551 de la Ley de Enjuiciamiento Civil?

Respuesta:

 Mi respuesta es negativa, porque el Secretario Judicial, al admitir a trámite la demanda no significa que juzgue.
Esto es posible de acuerdo al artículo 117.3 de la constitución española, que dice que el ejercicio jurisdiccional
corresponde a los juzgados y tribunales determinados por las leyes, “según las normas de competencia y
procedimiento que las mismas establezcan”

 Según el art 404 de la Ley de Enjuiciamiento Civil,el secretario examina la demanda, dicta decreto, admitiéndola y la
traslada al demandado y dará cuenta al tribunal en casos especiales para poder admitirla.

 Tomando como base el art 245 LOPJ, la demanda ejecutiva es el documento público y solemne en que se
consigna una sentencia firme. El juez quien es competente para admitir la demanda ejecutiva, el único que puede
hacer ejecutar lo juzgado, ya que el secretario nunca juzga, solo admite a trámite la demanda cuando esta cumple
las características para ello.

Realizado por: Laura C.

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1.2. Caso 11(§ 12)

1.2.1. Supuesto de hecho

El artículo 82.2.1" de la Ley Orgánica del Poder Judicial dispone lo siguiente: "Las Audiencias Provinciales conocerán en el orden
civil: de los recursos que establezca la ley contra resoluciones dictadas en primera instancia por los Juzgados de Primera
Instancia de la provincia. Para el conocimiento de los recursos contra resoluciones de los Juzgados de Primera Instancia que se sigan
por los trámites del juicio verbal por razón de la cuantía, la Audiencia se constituirá con un solo Magistrado, mediante un turno de
reparto".

Esa norma significa que todos los recursos de apelación contra Sentencias dictadas en primera instancia en juicios verbales tramitados
por razón de la cuantía (no superior a 6.000 euros) serán resueltos por una Audiencia Provincial formada por un solo Magistrado,
mientras que las apelaciones de los juicios ordinarios o verbales tramitados por razón de la materia (ver artículo 250.1 LEC) serán
resueltos por una Audiencia Provincial compuesta de tres Magistrados.

1.2.2. Cuestiones

A) Lea con atención la STC 254/1994, de 21 de septiembre, que estimó inconstitucional el art. 737 de la antigua Ley de
Enjuiciamiento Civil. ¿Cuál es la razón principal por la que se declarara inconstitucional ese artículo?
En la redacción que da al art. 737 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, la realidad es que si la Audiencia Provincial ejerce
su potestad jurisdiccional en materia civil confiándola a «un solo magistrado», con ello se afecta decisivamente al tipo
abstracto orgánico-funcional de la Audiencia Provincial que ha configurado la Ley Orgánica del Poder Judicial, lo que
sólo puede llevarse a cabo mediante una modificación de ésta, sin que quepa considerar que la mencionada
modificación suponga un supuesto de colaboración entre Ley Orgánica y Ley ordinaria, y, por tanto, que resulte
constitucionalmente lícita, ya que, ciertamente, no estamos ante un caso en que la Ley Orgánica llama a la ordinaria a
integrar en algunos extremos sus disposiciones de desarrollo, pues ninguna remisión a la segunda se contiene en el
citado precepto de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Por lo que cabe estimar, en definitiva, que dicho precepto ha
vulnerado la reserva que establece el art. 122.1 C.E.

B) ¿En su opinión, el art. 82.2.12 de la LOPJ es inconstitucional?


Si, porque la Reclamación de rentas: siempre por el trámite del  juicio verbal, con independencia de la cuantía. La
cuantía del procedimiento es la de la cantidad reclamada, mientras  que en el desahucio por falta de pago o por
expiración del plazo es una anualidad de renta; en caso de que se acumulen ambas acciones, la cuantía es la de la
acción de mayor valor

C) ¿En su opinión, se respeta el principio de igualdad consagrado en el artículo 14 CE?


No, ya que considero que el art, 82.2.1º de la Ley Orgánica del Poder Judicial no se ciñe a los preceptos
constitucionales, por lo tanto no respeta el principio de igualdad del que habla el artículo 14 de la CE.

1.2.3. Derecho aplicable: Arts. 14 y 24 CE; y 208 LEC. STC del Pleno 254/1994, de 21 de septiembre.

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2. FUNCIONES ESPECÍFICAS DE LA JURISDICCIÓN (13)

2.1. Supuesto de hecho

El Juzgado de Instrucción núm. 5 de Vigo, en el juicio de faltas núm. 797/98, y tras haber dictado Sentencia absolutoria respecto de la
falta que se imputaba a la denunciante en relación con el fallecimiento de un motorista en un accidente de tráfico, expidió Auto
ejecutivo de 11 de mayo de 1999, estableciendo la cantidad máxima reclamable por la esposa e hijo del fallecido.
El hijo del fallecido, con fundamento en dicho Auto ejecutivo, interpuso demanda ejecutiva contra la compañía aseguradora del vehículo
implicado en el accidente, que fue tramitada con el núm. 666199 por el Juzgado de Primera Instancia núm. 10 de Vigo, que dictó
Sentencia de remate de 6 de julio de 2000. Interpuesto recurso de apelación por la demandante de amparo fue estimado por Sentencia de la
Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra de 3 de diciembre de 2001, dictada en el rollo 454-2000, acogiéndose la
excepción de culpa exclusiva de la víctima y desestimando, por tanto, la demanda ejecutiva. Así, en el fundamento jurídico segundo
se argumenta que, a pesar de considerarse acreditado tanto que la conductora del vehículo admitía que circulaba a 60 o 70 km/h,
como que en la vía, para ambos sentidos de circulación, existía señal de velocidad máxima aconsejada de 50 km/h sin que existiera
limitación específica de velocidad, no cabía apreciar corresponsabilidad alguna de la conductora del vehículo en la causación del accidente,
"por cuanto circulaba dentro del límite de velocidad legalmente exigible (hay que advertir que la velocidad de la vía no tenía una limitación
específica existiendo exclusivamente una señalización de velocidad máxima aconsejable) y advirtiendo la invasión del carril de su marcha
por la motocicleta y la colisión de ésta contra el vehículo que le precedía, frena bruscamente y realiza una maniobra evasiva a la derecha,
arrimándose totalmente a la derecha aunque no se haya acreditado su detención total, hechos que demuestran su completa atención a
las circunstancias del tráfico y son muestra del empleo de toda la diligencia que a ella era exigible, por más que no pudiera evitar que en su
arrastre el conductor de la motocicleta se metiera debajo de su vehículo y colisionara contra él más cuando la propia sentencia
impugnada reconoce que la colisión fue poco relevante ya que ni fue el accidentado rechazado por el mismo ni éste le pasó por encima".
La esposa del fallecido, con fundamento en el mismo Auto ejecutivo, también interpuso demanda ejecutiva contra la misma compañía
aseguradora, que fue tramitada con el núm. 383-2000 por el Juzgado de Primera Instancia núm. 6 de Vigo, que dictó Sentencia de remate de
26 de marzo de 2001. Interpuesto recurso de apelación por la aseguradora fue desestimado por Sentencia de la Sección Quinta de la
Audiencia Provincial de Pontevedra de 11 de junio de 2003, dictada en el rollo 185-2001, rechazando la excepción de culpa exclusiva
de la víctima. A esos efectos, se hace expreso en el fundamento jurídico primero que no había quedado probada la culpa exclusiva de
la víctima porque "Ella circulación del vehículo asegurado por la recurrente a una velocidad de 65 km/h apreciada en la sentencia que se
recurre, resulta no solo de las conclusiones del informe del perito nombrado en autos sobre mecánica del accidente, sino también de
las propias manifestaciones de la conductora de aquél obrantes en el atestado levantado tras el accidente en las que reconoce que
circulaba a una velocidad de '60 o 70 km/h'. Tal exceso de velocidad, pues la aconsejada para el tramo de vía era de 50 km/h, no
puede dejar de valorarse como factor con incidencia en el accidente, pues, si se observa el croquis del mismo unido al atestado,
se observa que el vehículo de la asegurada por la hoy recurrente siguió primero una trayectoria hacia la derecha, hacia el arcén, para
volver de nuevo al carril por el que circulaba lugar éste donde el cuerpo del motorista se introdujo debajo del mismo (con una velocidad
menor, adecuada a la permitida para la vía se habría logrado, de manera notoria, la detención del vehículo en un espacio más corto lo
que pudiera haber evitado la maniobra de retorno al carril)", concluyendo que "el exceso de velocidad del vehículo asegurado por la
recurrente contribuyó causalmente a la producción del resultado lesivo".

2.2. Cuestiones

A) ¿Cabe la posibilidad en nuestro ordenamiento jurídico de que dos Tribunales de Justicia dicten sentencias contradictorias
entre sí respecto de los mismos hechos?

No es posible cuando, como en este caso, no se motiva y justifica el cambio de criterio aplicado para la nueva
sentencia. La segunda sentencia tendría que expresar los motivos del abandono de la doctrina legal hasta el momento
sustentada y de explicar en dicha sentencia los nuevos criterios interpretativos, susceptibles de generar la nueva
doctrina legal
B) Si la respuesta es negativa, ¿qué derecho fundamental vulneraría la segunda Sentencia dictada por la Audiencia Provincial?
Se vulnera el derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE) ya que un mismo órgano judicial dicta resolución
contrapuesta cuando existe identidad de supuesto y sin expresar las razones que justifiquen el cambio de decisión
(debiéndose tener por arbitrario el resultado).

C) Si fuera posible recurrir esas Sentencias ¿qué debería hacer el Tribunal que conociera de esos recursos?

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Retrotraer las actuaciones judiciales al momento anterior al de dictarse Sentencia, para que se dicte una nueva. Esto
no significa que tenga que ser igual a la primera, si no que, si se separa del criterio empleado deberá justificar las
razones y motivos para ello.

2.3. Derecho aplicable: Arts. 14 y 24.1 CE. Sentencia del Tribunal Constitucional 326/2006, de 20 de noviembre.

Realizado por: Ana Nieves.

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Sección Segunda
PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES DE LA JURISDICCIÓN

LECCIÓN 3. LA INDEPENDENCIA DEL PODER JUDICIAL

1. El Poder Judicial: Evolución histórica. La supremacía del Poder Judicial frente a la Administración (§ 14)

2. La independencia del Poder Judicial (§ 15)

3. El autogobierno del Poder Judicial (§ 16)

4. El Consejo General del Poder Judicial


4.1. Nombramiento y cese del Presidente del Consejo General del Poder Judicial (§ 17)

4.2. Nombramiento de los Vocales procedentes de la carrera judicial (§ 18)

5. La inspección de los Tribunales

5.1. Caso I (§ 19)

5.2. Caso II (§ 20)

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SECCIÓNSEGUNDA

PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES DE LA JURISDICCIÓN


Lección 3

LA INDEPENDENCIA DEL PODER JUDICIAL

1. EL PODER JUDICIAL: EVOLUCIÓN HISTÓRICA. LA SUPREMACÍA DEL PODER JUDICIAL FRENTE A LA


ADMINISTRACIÓN (§14)

1.1. Supuesto de hecho

a) En la STC 166/1998, de 15 de julio, el Pleno del Tribunal Constitucional resolvió la cuestión de inconstitucionalidad planteada
sobre el art. 154.3 de la Ley de Haciendas Locales, según el cual «Los Tribunales, Jueces y autoridades administrativas no podrán
despachar mandamientos de ejecución ni dictar providencias de embargo contra los derechos, fondos, valores y bienes en general
de la Hacienda local ni exigir fianzas, depósitos y cauciones a las Entidades locales, excepto cuando se trate de la ejecución de
hipotecas sobre bienes patrimoniales inmuebles no afectados directamente a la prestación de servicios público», en el sentido de
que, "no cabe entender, que el privilegio de autotutela ejecutiva del art. 154.3 LHL, por sí solo, excluya o límite el ejercicio de la
potestad jurisdiccional de «hacer ejecutar lo juzgado» que en exclusiva corresponde a los Juzgados y Tribunales", debiéndose
distinguir entre los bienes de dominio público y los afectos a un uso o servicio público, de los patrimoniales (o sometidos al Derecho
Privado), los cuales, por su naturaleza, son susceptibles de embargo y venta en pública subasta para la realización del
derecho subjetivo a la ejecución de las Sentencias firmes. El fallo de dicha Sentencia consistió en "declarar la
inconstitucionalidad y nulidad del inciso «y bienes en general» del art. 154.2 de la Ley 3911988, de 28 de diciembre, reguladora
de las Haciendas Locales, en la medida en que no excluye de la inembargabilidad los bienes patrimoniales no afectados a un uso
o servicio público".

b) El 29 de diciembre de 1993, la mercantil ..., S.A. interpuso en tiempo y forma demanda de amparo contra el Auto del Tribunal
Superior de Justicia de A..., Sala de lo Contencioso-Administrativo, de 25 de noviembre de 1993 que resolvió, desestimándolo el
recurso de súplica contra la providencia de la propia Sala, de 8 de noviembre, recaída en el trámite de ejecución de Sentencia en
autos del recurso contencioso-administrativo núm. 5237/1989 seguido contra el Ayuntamiento de U..., y declaró en su parte
dispositiva que «no ha lugar a decretar el embargo ni la retención de los fondos que solicitó la demandante».

c) Los hechos, de los que trajo causa la demanda de amparo, relevantes para la resolución del caso son, en síntesis, los
siguientes:

a') La compañía recurrente interpuso recurso contencioso-administrativo contra el Ayuntamiento de U..., por presunta denegación
por silencio administrativo de la petición de pago hecha al Ayuntamiento citado de la suma de 5.721.780 pesetas por los
suministros de energía eléctrica facturados a su nombre por el período enero de 1986 a febrero de 1989. La Sala de
referencia dictó Sentencia el 13 de mayo de 1992, teniendo por allanado y condenando al Ayuntamiento al pago de la
cantidad reclamada más los oportunos intereses legales que se devengasen hasta que el pago fuere efectivamente
realizado.
b') Firme la sentencia y transcurrido el plazo de dos meses establecido en el art. 105 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso-
Administrativa (RCL 1956\1890 y NDL 18435), la actora solicitó la ejecución de la sentencia evaluando la cantidad que importaban
los intereses adeudados. Por escrito de 27 de octubre de 1992, se dirigió a la Sala para que, ante el impago de los intereses
que ascendían a 2.263.032 pesetas, procediese al embargo de bienes patrimoniales o de los caudales públicos de dicho
municipio por haberse ya satisfecho la deuda principal. Por providencia de 12 de marzo de 1993, el órgano jurisdiccional
requirió al Alcalde del citado Ayuntamiento para que cumpliese la sentencia en todos sus extremos, incluido el pago de intereses,
o que, en su caso, diese cumplimiento a lo dispuesto en el art. 108.2 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, así
como apercibiéndole de la responsabilidad penal en que pudiera incurrir, de conformidad con el art. 109 LJCA.
c') Transcurridos dos meses desde el indicado requerimiento judicial sin obtener la parte respuesta alguna de la Administración
Local, presentó nuevo escrito interesando de la Sala que procediese al embargo de bienes solicitado por ella en su escrito
anterior. La Sala, por providencia de 19 de octubre de 1993, reitera su proveído y requiere telegráficamente al Juzgado de
Paz de la localidad para que explique el incumplimiento de lo por ella anteriormente ordenado.
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d’ ) Contra dicha providencia interpuso la actora recurso de súplica con invocación expresa del art. 24 CE (RCL 1978\2836 y ApNDL
2875), solicitando que, accediendo a la súplica, se procediese al referido embargo de bienes para el cobro de los intereses
adeudados. El 8 de noviembre de 1993, se dicta nueva providencia uniendo el exhorto enviado al Juzgado de Paz y teniendo por
cumplimentado lo solicitado por la actora
e') Nuevamente contra esta última providencia interpuso la actora recurso de súplica, interesando el embargo solicitado de bienes
municipales como medio para hacer efectivo el pago de las cantidades debidas. Finalmente, por Auto de 25 de noviembre de
1993, la Sala se pronuncia de modo explícito sobre la pretensión de la recurrente, declarando que "no ha lugar al embargo ni a
la retención de fondos solicitados por el demandante". A tal efecto señala que el embargo interesado no puede ser decretado
por así impedírselo el art. 44.1 de la Ley General Presupuestaria (RCL 1988\1966 y 2287), y los arts. 182.1 y 154.3 de la Ley
39/1988, de 28 de diciembre (RCL 1988\2607 y RCL 1989\1851), de Haciendas Locales, que declaran con carácter general la
inembargabilidad de los bienes públicos.

d) El Tribunal Constitucional, en su STC 228/1998, de 1 de diciembre, mediante la aplicación de su doctrina establecida por la citada
STC 166/1998, estimó el recurso de amparo y, 12) previa declaración de la vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva, en su
manifestación del derecho a la ejecución de las Sentencias fn-mes, dispuso: "2.2) Restablecerle en su derecho, para lo cual se declara
la nulidad del Auto del Tribunal Superior de Justicia de A..., Sala de lo Contencioso-Administrativo, de 25 de noviembre de 1993 en
cuanto rechaza con carácter general, para la ejecución forzosa de su Sentencia de 13 de mayo de 1992, el embargo de bienes
del Ayuntamiento de U..., y 3.2 Retrotraer las actuaciones al momento inmediatamente anterior al de dictarse el Auto anulado
para que la Sala proceda al embargo de aquellos bienes del Ayuntamiento de U... que, en su caso, sean susceptibles de ello" .

1.2. Cuestiones

A) ¿Por qué el Tribunal Constitucional se vio obligado a revisar, en su STC 166/1998, el privilegio administrativo de inmebargabilidad de
los bienes públicos?
El artículo no garantizaba por si sólo que el ayuntamiento cumpla con el mandato judicial, pudiendo aplazar la
ejecución de la sentencia y quedando sin resolver el derecho de crédito del particular acreedor,por lo que en la
medida que se extiende a los bienes en general de la Hacienda Local y comprende los bienes patrimoniales no
afectados materialmente a un uso o servicio público, no puede considerarse razonable desde la perspectiva del
derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales firmes que el art 24.1 CE reconoce y garantiza.
Porque a partir de la promulgación de la vigente Ley de la Jurisdicción Contencioso –administrativa (LJCA- 1998)
que aplica el principio de exclusividad jurisdiccional y también en todo lo relativo al proceso de ejecución, unida a la
STC 166/1998 de 15 de julio, produjo una revisión del privilegio de la inembargabilidad de los bienes del erario
público. Sustentada por la actual Ley 47/2003, en el sentido de permitir el embargo de los bienes patrimoniales de
la Administración y con ello se restablece el principio de exclusividad jurisdiccional en el proceso contencioso-
administrativo.

B) A la hora de ejecutar la 228/1998, de 1 de diciembre ¿podría la sociedad acreedora pedirle a la Sala de lo Contencioso-
administrativo que embargara la Casa de la Cultura, la Biblioteca Municipal, un parque público o la Piscina de la titularidad del
Ayuntamiento de U...?
No, porque según se establece en el art 344 del Código civil son bienes de uso publico en las provincias y los
pueblos, los caminos, las plazas calles, fuentes y aguas públicas, los paseos y las obras públicas de servicio
general, costeadas por los mismos pueblos y provincias.
Debido a esto debemos ir al art 173 de la Ley de hacienda locales donde se recoge que: Los tribunales, jueces y
autoridades administrativas no podrán despachar mandamientos de ejecución ni dictar providencias de embargo
contra los derechos, fondos, valores y bienes de la hacienda local ni exigir fianzas, depósitos y cauciones a las
entidades locales, excepto cuando se trate de bienes patrimoniales no afectados a un uso o servicio público.

C) ¿Y los fondos o saldos de las cuentas comentes de la titularidad municipal?


No, ya que, El art 173 establece que de la Ley de Hacienda locales no se podrán dictar providencias de embargo
contra los derechos, fondos y bienes de la hacienda local.

D) ¿Y un inmueble adquirido por el Ayuntamiento mediante contrato privado de compraventa?


El inmueble adquirido por el Ayuntamiento será destinado a fin público, por eso motivo no podría embargarse, pero
si es un inmueble adquirido para uso privado si podría embargarse para el pago, ya que dicho articulo de la
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presente Ley de Haciendas Locales recoge que si se podrá embargar cuando se trate de bienes patrimoniales no
afectados a un uso o servicio público.

Derecho aplicable: Arts. 117.3 y 132.1 CE, 18 de la Ley del Patrimonio del Estado de 1964, 44.1 de la Ley General
Presupuestaria (RCL 1988\1966 y 2287), 2.1, 182.1 y 154.3 de la Ley 39/1988, de 28 de diciembre (RCL 1988\2607 y RCL
1989\1851), 338 y ss. del CC. SSTC 166/1998, de 15 de julio, 228/1998, de 1 de diciembre y 228/1998, de 1 de diciembre.

Realizado por Noelia Vega y Nuria Castillo

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2. LA INDEPENDENCIA DEL PODER JUDICIAL (§ 15)

2.1. Supuesto de hecho

a) El día 21-12-00 se publicó en el BOE el Real Decreto 2392/2000, de 1 de diciembre, del tenor literal siguiente: "Visto eI
expediente de indulto de D. ...., con los informes del Ministerio Fiscal y del Tribunal sentenciador, condenado por la Sala
Segunda de lo Penal del Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 15 de octubre de 1999, como autor de un delito continuado
de prevaricación, a la pena de multa de dieciocho meses, a razón de 1.000 pesetas diarias, e inhabilitación especial para
empleo o cargo público por el tiempo de quince años, por hechos cometidos en el año 1997, a propuesta del Ministro de Justicia
y previa deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del día 1 de diciembre de 2000.
Vengo en indultar a D, la pena de inhabilitación especial, con todas sus consecuencias, lo que supone el reintegro a la
Carrera Judicial, ... ".

b) AUTO del Tribunal Supremo (Sala de lo Penal) de 18 de enero de 2001.


Con fecha 13-12-2000 se recibió en el Registro General de este Tribunal Supremo telegrama del Exmo. Sr. Ministro de Justicia,
comunicando el acuerdo del Consejo de Ministros de fecha uno del mismo mes y año, el indulto concedido al señor acordándose por
providencia, acusar recibo y estar a la publicación en el BOE del Real Decreto.

El día 21-12-00 se publicó en el BOE el Real Decreto 2392/2000 de 1 de diciembre.

Fundamentos de derecho:
"El derecho de gracia, supone una potestad extraordinaria de intervención de un Poder estatal en el ámbito de competencia de otro,
el Judicial, único al que corresponde, por Constitución y por ley, "juzgar y hacer ejecutar lo juzgado" (art. 117 CE y 2.1 LOPJ).
... "los órganos competentes para otorgar el indulto y para aplicarlo son distintos, evitándose de esta manera la incontrolada disposición de esta
facultad por parte del Poder Ejecutivo. Nadie discute que el Gobierno tiene un papel relevante, decisorio y exclusivo en el otorgamiento de la
gracia de indulto, pero condicionado por la legalidad y controlado por el Poder Judicial a través del órgano sentenciador"
... "El mismo texto constitucional sujeta a la ley, el ejercicio del derecho de gracia que corresponde al Rey, añadiendo que no se podrán autorizar
indultos generales (art. 62.i CE).
La sumisión general del derecho de gracia a la ley, se contempla asimismo en el articulo 1 de la Ley de Indulto, cuando dispone que los reos de
toda clase de delitos podrán ser indultados «con arreglo a las disposiciones de esta Ley», de todo o parte de la pena en que por aquéllos
hubiesen incurrido".
... "esta Sala por Auto de 24 de noviembre de 1999 dispuso, una vez recibidos los informes del Consejo General del Poder Judicial comunicando
la separación definitiva del cargo, «tener por ejecutada la pena de inhabilitación en lo concerniente a la privación definitiva del cargo y la
consiguiente pérdida por el condenado de su condición de Magistrado».
... "el Real Decreto de Indulto, como es obvio, no puede modificar una resolución firme sobre el cumplimiento de penas impuestas en una
sentencia judicial".
... "Ello no quiere decir que en este caso no exista una pena indultable, ya que las consecuencias beneficiosas de la aplicación del derecho de
gracia se concentran sobre la duración de los efectos complementarios de la pena de inhabilitación especial".
... "Algunos de los objetivos que pretende obtener el Real Decreto de concesión del indulto sólo podrían haber sido alcanzados a través del
mecanismo de la amnistía. Tal sucede con la orden de reingreso a la Carrera Judicial, aunque, en todo caso, su efectividad necesitaría el
concurso del Consejo General del Poder Judicial, que es el único organismo que podría reingresar a un Juez, al que ha dado previamente de baja
en el escalafón".
"Aclarado que es competencia del Tribunal sentenciador el control de la legalidad, en lo concerniente a los elementos reglados del acto de indulto,
resulta evidente que el ejercicio de las facultades que la Constitución y la Ley otorgan a esta Sala no puede generar ningún conflicto
jurisdiccional".
... "Por otra parte, el art. 7 de la citada Ley de Conflictos Jurisdiccionales determina que, tales controversias, no pueden ser planteadas «a los
juzgados o tribunales en los asuntos resueltos por autos o sentencias firmes (...), salvo cuando el conflicto nazca con motivo de la ejecución de
aquéllos (autos o sentencias) o afecte a facultades de la Administración que hayan de ejercitarse en el trámite de la ejecución» (de dichos autos o
sentencias). Es evidente que el auto que da cumplimiento al RD de Indulto ni debe ser ejecutado por el Ejecutivo, ni éste tiene ninguna facultad
que pudiera ser ejercitada en el trámite de ejecución de dicho auto".
... "Por último, ni el Ejecutivo ha negado al Tribunal sentenciador la facultad de aplicar el indulto, como lo demuestra la remisión
del Real Decreto a esta Sala, ni esta Sala niega al Ejecutivo, como ya hemos dicho, la facultad de indultar"
c) El Ministerio de Justicia, con fecha 7 de febrero de 2001, dirigió oficio a la Sala Segunda del Tribunal Supremo, al amparo de la
LO 2/87, de 18 de mayo, relativa a Conflictos Jurisdiccionales, en defensa de la esfera de competencias que corresponden al
Gobierno. En su parte dispositiva requería de inhibición a dicho organismo judicial para que, previa declaración de nulidad del
auto de 18 de enero de 2001,... procediese a aplicar íntegramente y en sus propios términos el RD de indulto.

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2.2. Cuestiones

A) ¿Puede decirse que el Real Decreto de indulto a que se refiere el auto reseñado de la Sala 21 del TS plantea un conflicto
jurisdiccional?

La polémica que suscita la aplicación del indulto viene determinada porque se materializa mediante un acto del Gobierno que
preside el Ejecutivo, adoptado en el seno del Consejo de Ministros, y se ordena por Real Decreto, con el refrendo del Ministro de
Justicia, derogando la exclusividad de la jurisdicción del art. 117 de nuestra Constitución, que la atribuye a jueces y magistrados,
no solo juzgando, sino haciendo ejecutar lo juzgado. Su ejecución corresponde al tribunal sentenciador es decir, en el caso la
Sala Segunda de lo Penal del TS. Pero es que este indulto pretende inmiscuirse aun más en la labor del poder judicial, al señalar
el reintegro en la carrera judicial, por lo que pareciera que surge un conflicto de competencias. Es el CGPJ quien deberá en su
caso reintegrarlo, nunca el Gobierno. El Gobierno con el indulto lo que hace es redimirle de su pena de inhabilitación, pero el
reintegro es únicamente potestad del CGPJ, no habrá conflicto de competencias sin embargo, las competencias están bien
delimitadas en nuestra legislación, porque como señala el TS, el auto que da cumplimiento al RD de Indulto, ni debe ser
ejecutado por el ejecutivo ni éste tiene ninguna facultad que pudiera ser ejercitada en el trámite de ejecución de dicho auto.
B) ¿En qué argumentos se apoya el TS para mantener que no puede indultarse la pena de inhabilitación especial?
El indulto es una situación diferente a la amnistía, que supone el perdón del delito, ya que por el indulto la persona sigue siendo
culpable, pero se le ha perdonado el cumplimiento de la pena. Por eso el TS señala que algunos de los objetivos que pretende
obtener el RD de concesión de indulto, como el reingreso a la Carrera Judicial, sólo podrían haber sido alcanzados a través de la
amnistía, siendo en cualquier caso necesario para su efectividad el concurso del CGPJ
C) ¿A qué organismo se dirigió el TS?
El TS como aplicador de la gracia, se dirige en este Auto al Gobierno (Ministerio de Justicia). Recordemos que un auto judicial es
una resolución judicial por la cual un tribunal se pronuncia sobre peticiones de las partes resolviendo las incidencias que pudieran
surgir a lo largo de un proceso judicial sobre las diversas cuestiones que afectan al asunto principal del litigio. En este caso las
partes serán el Gobierno y el propio TS
D) ¿Corresponde al Poder Ejecutivo acordar el reingreso de un Juez en la carrera judicial o al CGPJ?

Según el art.316 de la LOPJ los jueces serán nombrados, mediante Orden por el COPJ. Es también el pleno del CGPJ el que
puede acordar el reingreso de un juez en la carrera judicial, pese a haber sido condenado y expulsado de la judicatura, incluso sin
esperar los años a que se cancelen sus antecentes penales que el indulto gubernamental no pudo suprimir. Véase el caso de
Javier Gómez de Liaño

E) El Tribunal de Conflictos de Jurisdicción, cuya composición regula la LOCJ, y se recoge en el último inciso de la Lección 3,
¿está integrado en el Poder Judicial?

El Tribunal de Conflictos de Jurisdicción es una sala especial del TS, por tanto está integrado en el poder judicial. Conocerá (art.
38 LOPJ): Los conflictos de jurisdicción entre los Juzgados o Tribunales y la Administración serán resueltos por un órgano
colegiado constituido por el Presidente del Tribunal Supremo, que lo presidirá, y por cinco vocales, de los que dos serán
Magistrados de la Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo, designados por el Pleno del Consejo General del
Poder Judicial , y los otros tres serán Consejeros Permanentes de Estado, actuando como Secretario el de Gobierno del Tribunal

2.3. Derecho aplicable: Arts. 62.i), 117 CE, 7 de la Ley de Conflictos Jurisdiccionales, de 18 de mayo 1987, 1 de la Ley de Indulto,
de 18 de junio de 1.870 y 2.1 LOPJ.

Realizado por Loli Fernández

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3. EL AUTOGOBIERNO DEL PODER JUDICIAL (§ 16)

3.1. Supuesto de hecho


La razón del estudio conjunto de esos tres primeros motivos es que en todos ellos se viene a plantear desde
perspectivas diferentes la misma cuestión: que en los nombramientos aquí litigiosos el Consejo General del Poder
Judicial no indagó ni ponderó correctamente los méritos y la capacidad profesional del recurrente, dispensándole por ello
un trato discriminatorio y no justificando suficientemente la preferencia que otorgó a las personas sobre quienes recayeron
dichos nombramientos.
Es decir, lo que esos tres motivos vienen a combatir es que los actos que son objeto de impugnación en este proceso no fueron
debidamente motivados desde el parámetro que significan los principios de igualdad, mérito y capacidad, por lo que el tema primero y
central del actual litigio es decidir cuál es el nivel de motivación que debe exigirse en los nombramientos de Magistrados del Tribunal
Supremo.

Esta Sala ya ha sentado la doctrina sobre la motivación que con carácter general deberá realizar el Consejo General en los
nombramientos judiciales no absolutamente reglados, que ha sido reiterada en posterior sentencia del mismo Pleno.

Las ideas básicas de esa doctrina que es de interés destacar aquí son éstas tres: (1) la libertad de apreciación que
corresponde al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), en cuanto órgano constitucional con un claro espacio de actuación
reconocido; (2) la existencia de unos límites que necesariamente condicionan esa libertad, especialmente el límite que representan
esos principios de mérito y capacidad; y (3) la significación que ha de reconocerse al requisito de motivación.

Sobre la amplia libertad de apreciación de que goza el Consejo General del Poder Judicial para los nombramientos judiciales,
se afirmó expresamente su plena legitimidad constitucional, invocando para ello la doctrina del Tribunal Constitucional que lo
configuró como órgano de garantía de la independencia judicial.

Pero inmediatamente se subrayó que hay un dato que ya marca un elemento de limitación de los poderes del Consejo, que es
el sistema de carrera que para jueces y magistrados recoge el artículo 122.1 de la Constitución Española y sobre el que se dice:

"(...) entendido como un "cursum honorum" en el que se desarrolla una progresión profesional (...) que está igualmente vinculada
a los principios de mérito y capacidad, que resultan proyectables sin reservas sobre los cargos judiciales, como ha declarado eI
Tribunal Constitucional, donde, por cierto, se pone en relación el derecho fundamental ex art. 23.2. CE con el art. 122.1, donde dice el
TC "la Carrera Judicial se concibe como un Cuerpo único de Jueces y Magistrados profesionales".

Sobre lo que en ese sistema de carrera significa la categoría de Magistrado del Tribunal Supremo se hizo esta específica
declaración:

"A la vez, dentro del que hemos llamado:cursum honorum, se alzan unos hitos más estrictamente ligados a su sustancialidad,
cuales son, primero, los de pertenencia y ascenso a cada una de sus categorías, siendo de especial ísima relevancia el
alcanzar la de Magistrado del Tribunal Supremo, cuyos méritos de referencia en el acto discrecional del Consejo habrán de ser
en términos casi absolutos los de solvencia y excelencia en el ejercicio de la estricta función jurisdiccional”.
Sobre el alcance que tienen los límites que el Consejo habrá de respetar, merece transcribirse esta importante declaración de la sentencia:

"Y de estas notas fluye con evidencia la consecuencia de que el margen de libertad de apreciación de que dispone el CGPJ,
no reconducible a parámetros objetivados y determinados, no puede implicar en modo alguno que la decisión sobre la cobertura de
una plaza vacante devenga fruto de un voluntarismo inmotivado y carente de cualquier posibilidad de control".

Luego, la enumeración de cuáles son esos límites se realiza así:

"(...) precisamente porque el margen es amplísimo pero no ilimitado, se puede decir que, en todo caso, serán límites a los poderes
del Consejo, susceptibles de ser controlados jurisdiccionalmente, la recta observancia de los trámites procedimentales que preceden a
la decisión, el respeto a los elementos objetivos y reglados, la eventual existencia de una desviación de poder (...), la interdicción de los actos
arbitrarios (...) y los que incidan en una argumentación ajena a los criterios de mérito y capacidad, entendido el primero en el sentido de

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valores acontecidos y acreditados en el curriculum del candidato y el segundo en el de aptitudes específicas de desempeño eficaz
del destino pretendido".

Recurso Contencioso-Administrativo que con el número 4.../208 ante la misma pende de resolución, interpuesto por el Ilmo. Sr. Don ...
frente a los Reales Decretos 1.../2008 y 1.42008, ambos del 27 de octubre de 2006, por los que fueron promovidos a la categoría de
Magistrados del Tribunal Supremo el Excmo. Sr. Don ... y la Excma. Sra. Doña ...

3.2. Cuestiones

A) La posibilidad de revisión de actos como el descrito por la Sala de lo Contencioso administrativo del Tribunal Supremo, supone
una limitación de las facultades del poder Judicial?

No, supone una limitación para el CGPJ porque es un órgano de gobierno que gestiona el poder judicial, pero no ejerce la
potestad jurisdiccional.

B) Afecta al autogobierno del Poder judicial que sus nombramientos discrecionales puedan ser anulados, como en este caso, por
un órgano judicial?

No

Porque dentro de la Estructura y competencias del CGPJ, se encuentra el Pleno y será competencia de este El ejercicio de la
potestad reglamentaria en los términos previstos la LOPJ y la resolución de os recursos de alzada interpuestos contra los
acuerdos sancionadores de la Comisión disciplinaria.

Art. 143.2 LOPJ.

Los actos, resoluciones y disposiciones emanados del pleno serán recurribles en vía contencioso-administrativa ante la Sala
correspondiente del Tribunal Supremo.

Asimismo, La comisión disciplinaria, integrante en el consejo , y le corresponde resolver los expedientes disciplinarios.

C ) Podría el CGPJ no seguir las exigencias de la subsanación del Tribunal supremo o plantear conflicto de jurisdicción?

Si porque en última instancia las resoluciones del Tribunal Supremo, de la Audiencia Nacional y de los Tribunales Superiores de
Justicia, son revisables por el Consejo.

El párrafo segundo del art. 122 declara que el Consejo General del Poder Judicial es el órgano de gobierno del mismo, y aunque
es el máximo órgano de autogobierno de nuestra magistratura, y le corresponde realizar la totalidad de actos administrativos
referentes al ingreso, formación, promoción o ascenso y régimen disciplinario.

3.3. Derecho aplicable: Arts. 58.1, 342 y ss. y 107 LOPJ.

Realizado por: NURIA CASTILLO Y NOELIA VEGA

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4. EL CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL

4.1. Nombramiento y cese del Presidente del Consejo General del Poder Judicial (Caso 17)

4.1.1. Supuesto de hecho: Redacción / Agencias. Carlos Dívar, ha comunicado su dimisión como presidente del Consejo
General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, durante la reunión del pleno de la institución judicial. De esta forma, se
convierte en el primer presidente de la institución que se ve obligado a presentar su renuncia en democracia. Dívar, ha llegado este
jueves a las 9.20 de la mañana a la sede del órgano de gobierno de los jueces para encarar el pleno extraordinario del CGPJ, un
pleno que ha comenzado a las 11.00 horas y que era el tercero que se celebraba en este último mes para tratar la polémica
suscitada a raíz de conocerse que cargó a los presupuestos de este órgano parte del coste de una treintena de viajes que realizó
en fines de semana por valor cercano a los 28.000 euros. Como todos esperaban, Dívar comunicó su decisión a los 20 vocales
nada más comenzar el Pleno, y de ese modo hacía pública la contundente decisión que había anunciado en un Pleno anterior. Será
sustituido en el cargo de Presidente por el Vicepresidente del Consejo y en el de Presidente del Tribunal Supremo por el
Presidente de la Sala de lo Civil de dicho Tribunal.

4.1.2. Cuestiones:

¿Cómo se nombra al Presidente del Consejo General del Poder Judicial?

Según el artículo 107.1. L.O.P.J., el presidente del CGPJ, es elegido por mayoría de tres quintos, y, según el artículo 123.3.
L.O.P.J., es nombrado por el Rey mediante Real Decreto refrendado por el Presidente del Gobierno.
Artículo 107.1.: Propuesta por mayoría de tres quintos para el nombramiento del Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo
General del Poder Judicial.
Artículo 123.3.: El nombramiento del Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial se llevará a cabo
en Real Decreto refrendado por el Presidente del Gobierno

¿Podían obligarle a dimitir los Vocales de dicho Consejo?

En virtud del artículo 126.1., el Presidente puede cesar, por incumplimiento grave de los deberes del cargo, apreciada por tres
quintos de sus miembros.
Artículo 126.1.: El Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial cesará:
a) Por haber expirado el término de su mandato, que se entenderá agotado en la misma fecha en que concluya el del
Consejo General por el que hubiere sido propuesto.
b) Por renuncia.
c) A propuesta del Pleno del Consejo, por causa de notoria incapacidad, o incumplimiento grave de los deberes del
cargo, apreciada por tres quintos de sus miembros.

¿Por qué le sustituyen dos personas diferentes, una en el Consejo y otra en la presidencia del Tribunal Supremo?

Artículo 123. 5. El Presidente del Consejo General del Poder Judicial será sustituido por el Vicepresidente en los supuestos de
vacante, ausencia, enfermedad u otro motivo legítimo.
En base al art. que precede, el sustituto del Presidente del CGPJ (el vicepresidente) no tiene competencias en el Tribunal
Supremo, y en dicho alto Tribunal se procederá por vacante del Presidente del CGPJ a lo reglamentariamente establecido.

Si hubiera cometido delito ¿qué órgano sería competente para su enjuiciamiento?

Conforme el art. 119.1 LOPJ, la responsabilidad civil y penal de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, en este
caso del Presidente del Consejo General del Poder Judicial, se exigirá por los trámites establecidos para la de los Magistrados del
Tribunal Supremo.

4.1.3. Derecho aplicable: Arts. 105, 107, 119.1, 123 y126 LOPJ.

Realizado por: Mar Arrufat

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4.2. Nombramiento de los Vocales procedentes de la carrera judicial (§ 18)

4.2.1. Supuesto de hecho

A) El artículo 122, apartado tercero, de la Constitución Española (CE, en adelante), establece que el Consejo General del Poder
Judicial (CGPJ) se integra por el Presidente del Tribunal Supremo (TS), que lo preside, y por veinte Vocales; de éstos, doce son
nombrados "entre Jueces y Magistrados de todas las categorías judiciales, en los términos que establezca la ley orgánica".
Esta Ley Orgánica es la del Poder Judicial 6/1985, de 1 de julio (en adelante LOPJ), cuyo artículo 112, apartado tercero, en su
redacción original de 1985, dispuso que los doce Vocales procedentes del Poder Judicial fueran propuestos y elegidos por cada una de
las Cámaras, por mayoría de tres quintos de sus respectivos miembros, "entre Jueces y Magistrados de todas las categorías
judiciales que se hallen en servicio activo".
B) Este modelo de designación de los Vocales procedentes de la carrera judicial, plasmado en el citado art. 112.3 LOPJ, fue
objeto de un recurso de inconstitucionalidad por vulnerar el art. 122.3 CE, pues de la interpretación de este precepto se desprendía
que la designación de los Jueces y Magistrados por las Cámaras debía realizarse a propuesta de los miembros del Poder Judicial
y no directamente por aquéllas. El recurso fue, en este sentido, resuelto por la Sentencia del Tribunal Constitucional (STC) 108/1986,
de 29 de julio, en su fundamento decimotercero, que por su relevancia transcribimos a continuación:
«Tampoco los antecedentes de la elaboración del texto arrojan luz suficiente para resolver el problema de manera que no deje
lugar a dudas. Como ha dicho este Tribunal, los debates parlamentarios "son un importante elemento de interpretación aunque
no la determinen" (Sentencia núm. 511981, de 13 de febrero). No es necesario, sin embargo, extenderse aquí en el problema
de cuál es el valor de los antecedentes parlamentarios en la interpretación de un texto constitucional, porque en el presente
caso, el análisis de esos antecedentes no conduce forzosamente a la conclusión a que llegan los recurrentes. En efecto, el
Anteproyecto de Constitución decía de modo explícito que "doce de los miembros del Consejo serán nombrados a propuesta y en
representación de las distintas categorías de las carreras judiciales" . La ponencia, por mayoría de los representantes de los
Grupos de Unión de Centro Democrático y Alianza Popular y sobre la base del texto conte nido en un voto particular de la
Unión del Centro Democrático y de otras enmiendas, dio una nueva redacción al texto estableciendo que, de quince vocales
que entonces se preveían para el Consejo, diez serían propuestos "entre jueces y magistrados en los términos que
establezca la Ley Orgánica" , y los otros cinco por el Congreso de los Diputados. En el debate en la Comisión se formuló por el
representante del Grupo Parlamentario socialista una enmienda in voce, en la que se proponía aumentar a veinte el número de
vocales, doce entre jueces o magistrados de todas las categorías y ocho por el parlamento, enmienda que fue acepta da.
Ciertamente, el representante del Grupo Socialista dijo en su intervención que con su enmienda iba a "abrirse el Colegio
Electoral, ésta es al menos la interpretación de los socialistas, a todos los miembros, jueces y magistrados" ; pero en el debate que
siguió a la propuesta, a la que se adhirieron Otros Grupos Parlamentarios, no consta que el consentimiento de la Comisión
recayese sobre la "interpretación" dada por el portavoz del Grupo Socialista al nuevo texto, sino sobre la ampliación del número de
vocales a veinte y su extensión a todas las categorías judiciales. Tanto es así, que, en el Senado, el texto aprobado por la Comisión
(y sin debate por el Pleno del Congreso)fue objeto de una enmienda (la núm. 71 de progresistas y socialistas independientes) en que
se proponía la atribución expresa de la propuesta de los doce vocales a los jueces y magistrados "mediante elección de todos los
miembros de la carrera judicial" , enmienda que no fue acogida. Verdad es que del tono de los debates constitucionales e incluso de los
que tuvieron lugar con motivo de otros proyectos de Ley y de la insistencia en tales debates en que los jueces y magistrados
elegibles lo sean "de todas las categorías de la Carrera Judicial" , según el Texto finalmente aceptado, parece deducirse la existencia
de un consenso implícito sobre la necesidad de que los doce vocales procedentes de la Carrera Judicial expresasen no sólo
diferentes niveles de experiencia por su función y su edad, sino las distintas corrientes de pensamiento existentes en aquélla, pero ese
consenso no parece extenderse hasta la determinación del procedimiento adecuado para alcanzar tal resultado, de forma que no se
constitucionalizó una fórmula concreta, sino que los constituyentes se limitaron a remitirla a una futura ley orgánica
Un resultado en cierto modo análogo es el que se alcanza al intentar la interpretación de la norma contenida en el art. 122.3 CE según
su espíritu y finalidad. El fin perseguido es, de una parte, el de asegurar la presencia en el Consejo de las principales actitudes y
corrientes de opinión existentes en el conjunto de jueces y magistrados en cuanto tales, es decir, con independencia de cuáles sean
sus preferencias políticas como ciudadanos y, de la otra, equilibrar esta presencia con la de otros juristas que, a juicio de ambas
Cámaras, puedan expresar la proyección en el mundo del Derecho de otras corrientes de pensamiento existentes en la sociedad. La
finalidad de la norma sería así, cabría afirmar de manera resumida, la de asegurar que la composición del Consejo refleje el
pluralismo existente en el seno de la sociedad y, muy en especial, en el seno del Poder Judicial. Que esta finalidad se alcanza más
fácilmente atribuyendo a los propios jueces y magistrados la facultad de elegir a doce de los miembros del CGPJ es cosa que ofrece
poca duda; pero ni cabe ignorar el riesgo, también expresado por algunos miembros de las Cortes que aprobaron la Constitución, de
que el procedimiento electoral traspase al seno de la Carrera Judicial las divisiones ideológicas existentes en la sociedad (con lo
que el efecto conseguido sería distinto del perseguido) ni, sobre todo, puede afirmarse que tal finalidad se vea absolutamente
negada al adoptarse otro procedimiento y, en especial, el de atribuir también a las Cortes la facultad de propuesta de los miembros
del Consejo procedentes del Cuerpo de Jueces y Magistrados, máxime cuando la Ley adopta ciertas cautelas, como es la de exigir
una mayoría cualificada de tres quintos en cada Cámara (art. 112.3 LOPJ.). Ciertamente, se corre el riesgo de frustrar la finalidad
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señalada de la norma constitucional si las Cámaras, a la hora de efectuar sus propuestas, olvidan el objetivo perseguido y, actuando
con criterios admisibles en otros terrenos, pero no en éste, atiendan sólo a la división de fuerzas existente en su propio seno y distribuyen los
puestos a cubrir entre los distintos partidos, en proporción a la fuerza parlamentaria de éstos. La lógica del Estado de partidos empuja a actua-
ciones de este género, pero esa misma lógica obliga a mantener al margen de la lucha de partidos ciertos ámbitos de poder y entre ellos, y
señaladamente, el Poder Judicial
La existencia y aun la probabilidad de ese riesgo, creado por un precepto que hace posible, aunque no necesaria, una actuación contraria al
espíritu de la norma constitucional, parece aconsejar su sustitución, pero no es fundamento bastante para declarar su invalidez, ya que es
doctrina constante de este Tribunal que la validez de la ley ha de ser preservada cuando su texto no impide una interpretación adecuada a la
Constitución_ Ocurriendo así en el presente caso, pues el precepto impugnado es susceptible de una interpretación conforme a la
Constitución y no impone necesariamente actuaciones contrarias a ella, procede declarar que ese precepto no es contrario a la
Constitución».

4.2.2. Cuestiones

Teniendo en consideración los preceptos antes citados y la presente sentencia del TC,

A) ¿ Considera Vd. (siempre en relación con el sistema de designación de los Vocales del CGPJ procedentes de la judicatura
que el Art. 112.3 LOPJ respeta el Art.122.3 CE?.

Antes de entrar a responder a la cuestión debemos señalar que en la actualidad las competencias atribuidas al CGPJ se
encuentran desarrolladas por los arts. 558-561 y 595-602 del nuevo Libro VIII de la LOPJ (introducido por la LO 4/2013 de 28 de
junio, de reforma del Consejo General del Poder Judicial). La nueva LO mantiene el sistema de designación parlamentaria aunque
modifica sustancialmente dicho régimen.

Con relación a la cuestión planteada, establece el Art. 122.3 de la CE:

El Consejo General del Poder Judicial estará integrado por el Presidente del Tribunal Supremo, que lo presidirá, y por
veinte miembros nombrados por el Rey por un período de cinco años. De éstos, doce entre Jueces y Magistrados de
todas las categorías judiciales, en los términos que establezca la ley orgánica; cuatro a propuesta del Congreso de los
Diputados, y cuatro a propuesta del Senado, elegidos en ambos casos por mayoría de tres quintos de sus miembros,
entre abogados y otros juristas, todos ellos de reconocida competencia y con más de 15 años de ejercicio en su
profesión.

La actual redacción de los artículos. 566 y 567.1 del la LO 4/2013 dicen:

Art.566.- El Consejo General del Poder Judicial estará integrado por el Presidente del Tribunal Supremo que lo presidirá,
y por veinte Vocales, de los cuales doce serán Jueces o Magistrados en servicio activo en la carrera judicial y ocho
juristas de reconocida competencia.

Art. 567.1.- Los veinte Vocales del Consejo General del Poder Judicial serán designados por las Cortes Generales del
modo establecido en la Constitución y en la presente Ley Orgánica.

La Sentencia del Tribunal Constitucional STC108/1986 estableció que el art. 112 de la LOPJ confirmó la constitucionalidad de la
norma, al entender que respetaba el sistema instaurado, puesto que la finalidad del art. 122.3 CE es fundamentalmente asegurar
que la composición del Consejo refleje el pluralismo existente en el seno de la sociedad, y muy en especial en el del Poder
Judicial.

B) ¿Este sistema garantiza la necesaria “independencia” de la que ha de gozar el Poder Judicial (Art. 117.1 CE) o por el contrario,
la politiza?

Art.117.1.- La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del
poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley.

Cabe pensar que la propuesta de los miembros del Consejo procedentes del Cuerpo de Jueces y Magistrados por parte de las
Cámaras podría atender sólo a la división de fuerzas existente en su propio seno de manera que la distribución de los puestos a
cubrir entre los distintos partidos se hiciese en proporción a la fuerza parlamentaria de estos, pero para evitar esta posible

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desviación en la finalidad de la norma constitucional, la LO exige una mayoría cualificada de tres quintos en cada Cámara (Art.
566.2).

C) El Poder Judicial ha de ser independiente, ¿pero este Poder no pertenece acaso a un Estado “democrático” (Art. 1 CE), en el
cual el Poder reside en el pueblo español, del que emana la Justicia?

La LOPJ salvaguarda la independencia del Poder Judicial al establecer que “el Consejo General del Poder Judicial es el órgano de
gobierno del mismo”. La constitucionalidad del sistema de elección de los Vocales del Consejo ya ha sido puesta de manifiesto en
la cuestión B) y si bien en cierto que la Constitución en el Art.1 manifiesta que el Poder reside en el pueblo español, del que
emana la Justicia, lo es también que tal como señala el Art. 66. CE:

1. Las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el
Senado.
2. Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo.

Siendo así que Las Cortes Generales representan al pueblo español, las Cámaras en el proceso de elección de vocales del CGPJ
son la expresión de Poder del pueblo eligiendo al órgano de gobierno de Jueces y Magistrados que garantizará la independecia
del mismo.

Realizado por: Irene Losada

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5.LA INSPECCIÓN DE LOS TRIBUNALES


5.1. Caso I (# 19)

5.1.1. Supuesto de hecho.

En ese escrito se relataban, en primer lugar, las circunstancias de un préstamo hipotecario que el actor había solicitado y formalizado, a través
de la correspondiente escritura pública, con una entidad denominada F...; y se hacía constar, entre otras cosas, que dicha entidad no había
entregado ninguna cantidad, a pesar de lo expresado en dicha escritura, así como que tampoco había levantado una hipoteca anterior,
convenida con el Banco Hipotecario, a pesar, también, de que con esa finalidad se había hecho constar una retención del capital prestado.
Más adelante se daba cuenta de una querella presentada ante el Juzgado de Instrucción núm. 2 de Alicante en relación a los hechos
anteriores, y de que dicho Juzgado no había practicado las diligencias interesadas, ni las medidas solicitadas, y había acordado el
sobreseimiento en el procedimiento penal que fue iniciado, y también se consignaba que el sobreseimiento había sido confirmado pos-
teriormente por la Audiencia Provincial de Alicante.
También se emitían juicios críticos sobre esas actuaciones jurisdiccionales, y se terminaba haciendo constar lo siguiente: «(...) en el fondo
de mi ser en lo más profundo abrigo la esperanza de que algún día, alguien con la suficiente entidad personal, una rígida y a la vez clara visión
de la justicia, coja del archivo de los sobreseimientos, el llamado caso 1300/1994, y administre de forma digna e imparcial, esa justicia, con
mayúsculas y subrayado en la que siempre he tenido una fe inquebrantable, a pesar de haberme sido tan esquiva».
El Acuerdo de 3 de febrero de 1998 de la Comisión Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), acordó el archivo del anterior
escrito, e invocó en apoyo de su decisión los artículos 12.3, 176.2 y 423.2 de la LO del Poder Judicial, en relación con los artículos 70 y
119 del Reglamento del Consejo.
Y asimismo hizo constar que del contenido del escrito no se derivaban motivos ni circunstancias que pudieran dar lugar a
responsabilidades disciplinarias, al ser la cuestión planteada de índole jurisdiccional y, por lo tanto, de la exclusiva competencia de los
correspondientes Juzgados y Tribunales, cuyas resoluciones sólo pueden ser impugnadas mediante la interposición de los oportunos recur-
sos previstos en las leyes.
5.1.2. Cuestiones

A) ¿Puede el Consejo General del Poder Judicial revisar las actuaciones judiciales de los Jueces?

El CGPJ no puede revisar las actuaciones judiciales de los jueces según el artículo 176.2 de la LOPJ; (“La
interpretación y aplicación de las leyes hechas por jueces o tribunales, cuando administran justicia, no podrá ser objeto
de aprobación, censura o corrección, con ocasión o a consecuencia de actos de inspección.”) Las actuaciones
judiciales, cuando administran justicia, solo se pueden corregir en virtud de los recursos que las leyes establezcan. (Art.
12.2)

B) ¿Que ámbito tiene la responsabilidad disciplinaria de los jueces?

Según el art. 414 de la LOPJ “los jueces estarán sujetos a responsabilidad disciplinaria en los casos y con las
garantías establecidas en esta ley”. De una parte pueden incurrir en expediente disciplinario y por otro lado en un
procedimiento penal, aunque se pueden dar ambas según el art. 415 LOPJ. Sólo podrá recaer sanción penal y
disciplinaria sobre los mismos hechos cuando no hubiere identidad de fundamento jurídico y de bien jurídico protegido

C) ¿El denunciante puede comparecer y exigir sus derechos ante el Consejo General del Poder Judicial?

No, deberá interponer la correspondiente denuncia para iniciar un procedimiento disciplinario que según el art.
423.2 “será objeto, en el plazo de un mes, de informe del Jefe del Servicio de Inspección del Consejo General del
Poder Judicial, en el que se podrá proponer el archivo de plano, la apertura de diligencias informativas o la incoación
directa de expediente disciplinario”.

5.1.3. Derecho aplicable. Arts. 171, 172, 414, 415, 423.2 de la LOPJ

Caso Realizado por Juan Toledo

5.2. Caso II (§ 20)

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5.2.1 Supuesto de hecho

Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-Administrativo). Sentencia de 05/09/2011.


La legitimación activa del recurrente debe ser examinada con carácter prioritario por constituir un necesario presupuesto procesal
para que pueda ser enjuiciada la pretensión que en su demanda plantea el recurrente.
En relación con dicha cuestión, ha de comenzarse recordando que una consolidada jurisprudencia de esta Sala (por todas, la
sentencia de 25 de marzo de 2003 y las que en ella se citan) ha afirmado la falta de legitimación del denunciante para intervenir en los
procesos contencioso administrativos seguidos contra las decisiones del Consejo General del Poder Judicial que ordenan el archivo de los
procedimientos disciplinarios.
Y merece también ser subrayado que el núcleo argurnental de esta jurisprudencia parte del dato de que la imposición o no de una
sanción al Juez denunciado no produce efecto positivo alguno en la esfera jurídica del denunciante, ni elimina carga o gravamen alguno
de esa esfera.
Tras lo anterior, conviene asimismo hacer referencia a las ideas con las que ha sido desarrollado ese básico núcleo argumenta'. Son
las siguientes:
1. La existencia de la legitimación viene ligada a la de un interés legítimo de la parte a cuya satisfacción sirva el proceso.
Y la amplitud con la que la jurisprudencia viene interpretando el artículo 28.1.a) de la Ley, por exigencias del artículo 24.1 CE, y la
sustitución del concepto de interés directo por el de interés legítimo, no llegan hasta el extremo de que no se condicione en todo caso la
legitimación a la existencia de un interés real.
Como ha dicho el Tribunal Constitucional (STC 143/87), el interés legítimo al que se refiere el artículo 24.1 CE, y también el artículo 19
de la nueva Ley jurisdiccional 6/1998, equivale a una titularidad potencial de una posición de ventaja o de una utilidad jurídica por parte de
quien ejercita la pretensión, y que se materializaría de prosperar ésta.
La clave de si existe o no interés legítimo en el proceso de impugnación de una resolución del CGPJ, dictada en expediente abierto en
virtud de denuncia de un particular por una hipotética responsabilidad de un juez, debe situarse en el dato de si la imposición o no de una
sanción al Juez denunciado puede producir un efecto positivo en la esfera jurídica del denunciante, o eliminar una carga gravamen en
esa esfera.
3. La clave de si existe o no interés legítimo en le proceso de impugnación de una resolución del CGPJ, dictada en
expediente abierto en virtud de denuncia en el dato de si la imposición o no de una sanción al Juez denunciado puede producir un
efecto positivo en la esfera jurídica del denunciante, o eliminar una carga o gravamen en esa esfera.
4. El problema de la legitimación tiene un carácter casuística, lo que no permite una respuesta indiferenciada para todos los
casos, y hace que en cada uno de ellos deba realizarse la búsqueda del concreto interés legítimo que pueda servir de soporte a la
legitimación, incumbiendo su alegación y prueba a quien se lo arrogue.
5. El haber sido parte en un determinado proceso judicial, no supone necesariamente poseer la específica legitimación que aquí
se está analizando.
El procedimiento disciplinario no puede interferir un proceso judicial en curso, por lo que los intereses legitimadores de quien es
litigante en dicho proceso, por sí solos, no pueden servir como base de su legitimación para reclamar la imposición de una
determinada sanción al juez que, a criterio de dicho litigante, no satisfizo aquel interés del proceso.
6. Tampoco el propósito de ejercitar la pretensión de responsabilidad del Estado, prevista en el artículo 121 CE, puede servir
de base a una legitimación para reclamar la imposición de sanción a un Juez.
Ni en ese concreto precepto, ni en la ley en general, hay elementos que permitan sostener que la proclamación de una
anormalidad del funcionamiento de la Administración de Justicia haya de derivar de una previa corrección disciplinaria impuesta al titular
del órgano jurisdiccional al que se imputa aquélla.
Esta Sala también ha declarado, en esa jurisprudencia a la que acaba de hacerse referencia, que la modificación de los artículos
423 y 425 de la LOPJ no supone que se haya atribuido expresamente a los denunciantes legitimación para interponer el recurso
contencioso-administrativo, confiriéndoles la que no se deriva de la genérica aplicación del artículo 28.1.a) de la Ley Jurisdiccional
de 1956 (y actualmente del artículo 19 de la nueva Ley Jurisdiccional de 1998).
Ha dicho que la normativa contenida en la LOPJ no tiene virtualidad para modificar el régimen procesal procedente en cuanto a la
legitimación de los denunciantes, y que lo único que hace es salvar la legitimación —o remitir a ella— que pudiera derivar de la Ley
Jurisdiccional.
El planteamiento de la demanda, cuya esencia ha sido expuesto en el fundamento primero, revela que lo pretendido no es
imponer al Consejo que desarrolle o complete una actividad investigadora que no haya sido realizada, pues no se consigna ningún
hecho que sea distinto de los que aparecen reconocidos en los Informes del Servicio de Inspección que sirvieron de fundamento a
los acuerdos del Consejo que en este proceso son objeto de impugnación.
Lo perseguido en realidad es otra cosa: que el Consejo altere la calificación de ausencia de significación disciplinaria que
atribuyó a los hechos que constató en la actividad investigadora que fue desarrollada como consecuencia de la denuncia y,
consiguientemente, aplique a esos mismos hechos la calificación jurídica distinta de ser constitutivos de algún tipo disciplinario
Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-Administrativo).

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La legitimación activa del recurrente debe ser examinada con carácter prioritario por constituir un necesario
presupuesto procesal para que pueda ser enjuiciada la pretensión que en su demanda plantea el recurrente.
En relación con dicha cuestión, ha de comenzarse recordando que una consolidada jurisprudencia de esta Sala (por
todas, la sentencia de 25 de marzo de 2003 y las que en ella se citan) ha afirmado la falta de legitimación del
denunciante para intervenir en los procesos contencioso administrativos seguidos contra las decisiones del Consejo
General del Poder Judicial que ordenan el archivo de los procedimientos disciplinarios.
Y merece también ser subrayado que el núcleo argumental de esta jurisprudencia parte del dato de que la imposición o
no de una sanción al Juez denunciado no produce efecto positivo alguno en la esfera jurídica del denunciante, ni
elimina carga o gravamen alguno de esa esfera.

5.2.2. Cuestiones

A) ¿Por qué conoce de la demanda la jurisdicción contencioso-administrativa?


El denunciante conoce de la demanda de lo contencioso-administrativo porque tal y como muestra en la STC
05/09/2011 es competencia propia del Tribunal Supremo la Inspección de los Juzgados y Tribunales y ejercita la
potestad disciplinaria sobre Jueces y Magistrados. Todos los conflictos relacionados en materia de vulneración de
derechos fundamentales se resuelven en dicha sala por el Tribunal Supremo que es competente para resolver dichos
asuntos que incumben magistrados.

B) ¿Qué pretendía el demandante?


Lo que pretende el demandante no es imponer al Consejo que desarrolle o complete una actividad investigadora que
no haya sido realizada ,sino lo que en realidad se pretende es que el Consejo altere la calificación de ausencia de
significación disciplinaria que atribuyo a los hechos que constato en la actividad investigadora que fue desarrollada
como consecuencia de la denuncia y consiguientemente aplique a esos mismos hechos la calificación jurídica distinta
de ser constitutivos de algún tipo disciplinario. Y según el art.121 de la CE los daños causados por error judicial, así
como los que sean consecuencia del funcionamiento anormal de la Administración de Justicia, darán derecho a una
indemnización a cargo del Estado y es lo que pretendía él demandante.

C) ¿Por qué la sentencia se niega tener interés?


Existe una falta de legitimación del denunciante para intervenir en los procesos contencioso- administrativos, ni
ejercitando la pretensión de responsabilidad del Estado prevista en el art.121 CE puede servir de base a una
legitimación para reclamar la imposición de sanciona a un Juez. La modificación de los artículos 423-425 de la LOPJ no
supone que haya atribuido expresamente a los denunciantes legitimación para interponer el recurso contencioso-
administrativo. El procedimiento disciplinario no puede interferir un proceso judicial en curso, por lo que los intereses
legitimadores de quien es litigante en dicho proceso, por sí solos, no pueden servir como base de su legitimación para
reclamar la imposición de una determinada sanción al juez que, a criterio de dicho litigante, no satisfizo aquel interés
del proceso.

D) Pueden solicitar al Consejo General del Poder Judicial los ciudadanos que sancione a un Juez?
Sí porque es competencia exclusiva de este mediante su potestad disciplinaria sobre estos. Artículo 423 de la LOPJ: El
procedimiento disciplinario se impulsará de oficio en todos sus trámites, y se iniciará, por acuerdo de la Sala de
Gobierno o Presidente que corresponda o, en su caso, de la Comisión Disciplinaria o del Pleno del Consejo General del
Poder Judicial, bien por propia iniciativa, como consecuencia de orden o petición razonada de distinto órgano, o de
denuncia.
Toda denuncia sobre el funcionamiento de la Administración de Justicia se podrá presentar en el plazo de un mes,
durante el que se podrá proponer el archivo de plano, la apertura de diligencias informativas o la incoación directa del
expediente disciplinario.

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5.2.3. Derecho aplicable: Arts. 426 y 425 LOPJ; 121 CE; 19 Ley Jurisdiccional 6/1998.

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LECCIÓN 4. LA EXCLUSIVIDAD DE LA JURISDICCIÓN

1. El principio de unidad jurisdiccional (§ 21)

2. La Jurisdicción Militar como Jurisdicción especial

2.1. Caso I (§ 22)

2.2. Caso II (§ 23)

2.3. Caso III (§ 24)

2.4. Caso IV (§ 25)

3. El monopolio estatal de la jurisdicción (§ 26)

4. La atribución de la potestad jurisdiccional a Juzgados y Tribunales

4.1. La exclusividad en sentido positivo (§ 27)

4.2. La autotutela ejecutiva de la Administración y la potestad sancionadora

4.2.1. Caso I (§ 28)

4.2.2. Caso II (§ 29)

5. Las funciones exclusivas de los Juzgados y Tribunales: el Registro Civil


5.1. Caso I (§ 30)
5.2. Caso II (§ 31)

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Lección 4

LA EXCLUSIVIDAD DE LA JURISDICCIÓN

1. EL PRINCIPIO DE UNIDAD JURISDICCIONAL (§ 21)

1.1. Supuesto de hecho

A) En los años 1991 y 1995 determinados órganos jurisdiccionales plantearon cuestión de


inconstitucionalidad contra el art. 38.2 de la Ley 16/1987 de Ordenación de los Transportes Terrestres (LOTT, en
adelante), conforme al cual:
«Siempre que la cuantía de la controversia no exceda de 500.000 pesetas, las partes, someterán al arbitraje de las
Juntas cualquier conflicto que surja en relación con el cumplimiento del contrato, salvo pacto expreso en contrario».

A) La LOTT configuraba las Juntas Arbitrales, órganos de la Administración, como instrumento de protección y defensa de las
partes intervinientes en el transporte (art. 37), que tenían como función principal la de decidir, con los efectos previstos en la legislación
general de arbitraje, las controversias surgidas en relación con el cumplimiento de los contratos de transporte terrestre y de las
actividades auxiliares y complementarias del transporte por carretera que fueran sometidas a su conocimiento (art. 38.1)1.

C) En opinión de los órganos proponentes de la cuestión de inconstitucionalidad, el antiguo art. 38.2 LOTT (pudiéndose
considerar hoy en día correspondiente con el actual art. 38.1.3 2 LOTT) contravenía, entre otros, los arts. 24.1 y 117.3 de la
CE, por cuanto condicionaba el derecho a la tutela o libre acceso de los ciudadanos a los Tribunales, a la vez que impedía el
ejercicio de la potestad jurisdiccional que el art. 117.3 CE otorga en exclusiva a Juzgados y Tribunales.

D) El precepto de la LOTT, cuya constitucionalidad se cuestionaba, venía a establecer, pues, un arbitraje obligatorio, con el
correspondiente efecto de excluir fa vía judicial, salvo que ambas partes contratantes hicieran explícita su voluntad en
contrario. Si no existía pacto en contrario, el convenio arbitral nacía ex lege, y podía invocarse, llegado el caso, como
excepción, tal y como prevén expresamente el art. 11 de la Ley de Arbitraje, y el art. 533 de la, en la actualidad, dero gada
LEC de 1.881 (hoy arts. 39, 59, 64, 65.2.11), al que, precisamente, la Ley de Arbitraje añadió como nueva excepción la de la
sumisión de la cuestión litigiosa a arbitraje (apartado 8).

E) Mediante Sentencia 174/1995, de 23 de noviembre, el Tribunal Constitucional estimó esta cuestión de


inconstitucionalidad por vulneración de los arts. 24.1 y 117.3 CE y declaró la nulidad del art. 38.2, párrafo primero de la Ley 16/1987
de Ordenación de los Transportes Terrestres.

1.2. Cuestiones

A) El art. 38.2 LOTT (correspondiente al actual 38.1.3° LOTT), al establecer la sumisión obligatoria de las partes, salvo
pacto en contrario (es decir, mediante acuerdo de ambas, siendo suficiente la voluntad discrepante de una de ellas, para tener
que acudir obligatoriamente al arbitraje), al arbitraje de las Juntas Arbitrales del Transporte Terrestre ¿por qué infringía el
derecho fundamental a la tutela judicial efectiva?
Artículo 24 CE Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio
de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse indefensión . STC 174/1995 Del
1
En la actualidad dicho art. 38.2 queda modificado, al igual que el apdo. 1, tercer párrafo, del art. 38, por la Ley 29/2003, de 8 de octubre, sobre
mejora de las condiciones de competencia y seguridad en el mercado de transporte por carretera. Con la nueva redacción, la cuantía de la con-
troversia varia en el sentido de que debemos de tener en cuenta si sobrepasa o no los 6.000 euros (art. 38.1.3° LOTT), la LOTT establece un
sistema de presunción del sometimiento de la controversia al arbitraje de las Juntas Arbitrales. Así, si la cuantía no excede de la cantidad indicada,
y ninguna de las partes intervinientes en el contrato hubiera manifestado expresamente a la otra su voluntad en contra antes del momento en que
se inicie o debiera haberse iniciado la realización del servicio o actividad contratado, se presumirá que existe el referido acuerdo de sometimiento
al arbitraje de las Juntas (art. 38.1.3° LOTT). Si, por el contrario, la cuantía excede de dicha cantidad, dispone el citado precepto, que no se
presumirá que las partes someten a arbitraje el conflicto, «salvo pacto expreso en contrario» (actual art. 38.1.1° LOTT). La diferencia del régimen
jurídico establecido a partir de la cuantía de la controversia era y sigue siendo notoria: mientras que en el segundo caso las partes podían someter
al arbitraje de las Juntas la controversia surgida en relación con el cumplimiento de los contratos de transporte terrestre y de las actividades auxiliares y
complementarias de éste; en el primer caso, no era que podían, sino que tenían que someter dicha controversia al arbitraje de las Juntas, exigiendo la
Ley para evitar este efecto el pacto expreso en contrario, puesto que de lo contrario operará la presunción (párrafo 3 en relación con el primero ambos
del art. 38.1 LOTT). Es decir, la Ley, en este tipo de controversias de menor cuantía, sustituía y sustituye el convenio arbitral por una regla imperativa
que sólo podía y puede descartarse mediante pacto expreso en contrarío
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precepto cuestionado no puede decirse, ciertamente, que imponga un obstáculo arbitrario o caprichoso para acceder a
la tutela judicial efectiva, pues responde a la plausible finalidad de fomentar el arbitraje como medio idóneo para,
descargando a los órganos judiciales del trabajo que sobre ellos pesa, obtener una mayor agilidad a la solución de las
controversias de menor cuantía; pero al hacerlo de forma que no pueda eludirse más que a través de un convenio
entre todos los interesados, establece un impedimento para el acceso a la tutela judicial contrario al derecho de todas
las personas «a obtener la tutela efectiva de los Jueces .
Es evidente que un sistema como el que se acaba de describir, que es el que consagra el art. 38.2, párrafo primero, de
la L.O.T.T., resulta contrario al derecho a la tutela judicial efectiva que tienen todas las personas para obtener de los
Jueces y Tribunales la protección de sus derechos e intereses.
La primera nota del derecho a la tutela consiste en la libre facultad que tiene el demandante para iniciar el proceso y
someter al demandado a los efectos del mismo. Quebranta, por tanto, la esencia misma de la tutela judicial tener que
contar con el consentimiento de la parte contraria para ejercer ante un órgano judicial una pretensión frente a ella. Esto
es exactamente lo que hace el art. 38.2 L.O.T.T., que, al exigir un pacto expreso para evitar el arbitraje y acceder a la
vía judicial, está supeditando el ejercicio del derecho a la tutela judicial efectiva de una de las partes al consentimiento
de la otra, lo que, por las razones que han quedado expuestas, resulta contrario al art. 24.1 CE, que otorga el derecho
a acceder a los Juzgados y Tribunales.
La L.O.T.T. configura las Juntas Arbitrales como órgano de toma de decisión, excluyendo así la vía judicial en materia
de Transportes Terrestres y como primer recurso para obtener resolución.
B) De lo que se trataba era de "someter al arbitraje de las Juntas" los litigios inferiores a 500.000 pesetas (3.005 euros) (con
la modificación efectuada, 6.000 euros), luego tales Juntas habían de emitir un "laudo"; desde el punto de vista del acceso a los
Tribunales, ¿qué diferencia existe entre un laudo y un acto administrativo? ¿Hubiera sido constitucional el precepto, si, en vez de someter
el conflicto al arbitraje de tales Juntas, hubiera establecido la obligatoriedad de acudir a tales Juntas para solucionar el conflicto, como
requisito previo para acceder al proceso civil?
Diferencia laudo y acto administrativo:
Laudo es la denominación de la resolución que dicta un árbitro y que sirve para dirimir (resolver) un conflicto entre dos
o más partes.
El equivalente al laudo en el orden jurisdiccional es la sentencia, que es la que dicta un juez. La diferencia estriba en
que, mientras que la jurisdicción del juez viene marcada por la ley, la jurisdicción del árbitro viene dictada por la
autonomía de la voluntad. Por lo tanto, el arbitraje debe ser aceptado por ambas partes (ya sea de forma previa, a
través de un contrato, o de posteriormente, cuando ya ha surgido el conflicto) como forma de resolver el litigio
El acto administrativo, es el medio a través del cual la Administración pública cumple su objetivo de satisfacer los
intereses colectivos o interés público .
Es la formalización de la voluntad administrativa, y debe ser dictado de conformidad con el principio de legalidad.
No es constitucional retirar el derecho de un ciudadano a acudir a los Tribunales, si bien puede crearse otro proceso
(administrativo) para solucionar el conflicto, sin eliminar la vía judicial.
Artículo 9 Ley 60/2003, de 23 de Diciembre, de Arbitraje: Forma y contenido del convenio arbitral 1. El convenio arbitral,
que podrá adoptar la forma de cláusula incorporada a un contrato o de acuerdo independiente, deberá expresar la
voluntad de las partes de someter a arbitraje todas o algunas de las controversias que hayan surgido o puedan surgir
respecto de una determinada relación jurídica, contractual o no contractual.

C) Al otorgar el legislador a estos órganos administrativos (carentes, por tanto de independencia judicial) la facultad de dictar laudos
arbitrales institucionales, cuya fuerza de "cosa juzgada" equivale, como es sabido, a una sentencia, ¿en qué convirtió, desde el punto de
vista jurisdiccional, el legislador a las Juntas de Transporte Terrestre? Con independencia de la vulneración del art. 117.3 CE, ¿vulneraba
también la norma el art. 117.5 CE?; razone la respuesta.
-Los convirtió en equivalentes jurisdiccionales como así se ha calificado al arbitraje.
Artículo 14 Ley 60/2003, de 23 de Diciembre, de Arbitraje. Arbitraje institucional:
1. Las partes podrán encomendar la administración del arbitraje y la designación de árbitros a:
a) Corporaciones de Derecho público y Entidades públicas que puedan desempeñar funciones arbitrales, según sus
normas reguladoras.
b) Asociaciones y entidades sin ánimo de lucro en cuyos estatutos se prevean funciones arbitrales.
2. Las instituciones arbitrales ejercerán sus funciones conforme a sus propios reglamentos.
3. Las instituciones arbitrales velarán por el cumplimiento de las condiciones de capacidad de los árbitros y por la
transparencia en su designación, así como su independencia.
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Vulnera el 117.3 CE que trata el ejercicio de la potestad jurisdiccional como exclusivo de los Juzgados y Tribunales.
-No tiene relación con el 117.5 CE puesto que se refiere a la justicia castrense

D) Si, no obstante el tenor de la norma y con anterioridad a su declaración de inconstitucionalidad, alguna de las partes hubiera
interpuesto una demanda con una pretensión de las contenidas en el art. 38.2 de la LOTT, ¿qué excepción y a través de qué cauce
procesal podía interponer la contraria?
Por el mismo cauce procesal, ya sea administrativo o judicial

1.3. Derecho aplicable: Arts. 24.1 y 117.3 y 5 CE; STC 174/1995; arts. 1, 9, 14, 11 y 43 Ley 60/2003, de 23 de diciembre de 2003, de
Arbitraje; 39, 59, 64, 65.2.11 LEC (ver también lección relativa al derecho a la tutela judicial efectiva).

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2. LA JURISDICCIÓN MILITAR COMO JURISDICCIÓN ESPECIAL

2.1. Caso I (§ 22)

2.1.1. Supuesto de hecho

Tribunal Supremo (Sala de Conflictos de Jurisdicción). Sentencia de 12/04/2011.


El presente conflicto positivo de jurisdicción se suscita entre el Juzgado Togado Militar núm. 42 de Valladolid, que instruye el Sumario .../08/2010,
relativo a las lesiones padecidas por el Cabo S..., y el Juzgado de instrucción núm. 2 de León, que tramita las Diligencias Previas núm. .../2010 en
averiguación de los mismos hechos.

A los solos efectos de resolver el conflicto y sin que ello implique una anticipada delimitación del objeto del proceso, los hechos habrían tenido lugar
el día 20 de mayo de 2010, en el Bar situado en las proximidades de la Base Militar Conde
Gazola, en El Ferrol, León. En él se encontraba un número no determinado de militares uniformados que celebraban el final del
Concurso Nacional de Tiro de Patrullas. En un momento dado, ya sea porque el Cabo S... profirió alguna expresión que
desagradó al Sargento D... ("Viva Carrillo"), ya porque aquél molestó con expresiones de desprecio a los integrantes de una
de las patrullas, el citado Sargento propinó al Cabo un puñetazo en la cara, a consecuencia del cual el cabo agredido sufrió
lesiones que consistieron en contusión con hematoma periorbicular izquierdo, con una herida incisa en el párpado inferior
izquierdo, pérdida de un incisivo y pérdida de la corona de otros dos dientes. El agredido hubo de ser trasladado a la Clínica San
Francisco para ser atendido
El lesionado denunció los hechos a la Policía, que elaboró el correspondiente atestado, siendo éste remitido al Juzgado de instrucción
núm. 2 de León. El Juzgado togado Militar núm. 42 de Valladolid, con fundamento en el dictamen de competencia suscrito por el Fiscal
Jurídico Militar, acordó mediante auto de fecha 8 de octubre de 2010, afirmar su propia competencia y requerir de inhibición al Juzgado
de instrucción núm. 2 de León. El rechazo de la inhibición por este último Juzgado, mediante auto de 8 de noviembre de 2010, manteniendo
su competencia y planteando conflicto de jurisdicción, ha dado lugar al presente expediente.

Lo primero que ha de examinarse es si los hechos de autos pueden encajar o no en alguna de las normas tipificadoras de
infracción criminal que recoge el Código Penal Militar, puesto que, según proclama la sentencia de esta misma Sala de Conflictos,
3/2010, 15 de octubre, con cita de las sentencias 4 de diciembre de 1992, 11 de julio de 1994 y de 18 de octubre de 2002, "lo que
determina la competencia de la Jurisdicción Militar es, de acuerdo con el artículo 12.1 de la Ley Orgánica 4187, que el posible
delito esté incluido en el Código Penal Militar, es decir, que los hechos puedan ser constitutivos de un delito militar en el estricto
sentido que se desprende del artículo 20 del mencionado Código, según el cual, son delitos militares las acciones y omisiones
dolosas o culposas penadas en este Código".

A lo que debe añadirse, como bien cuidan de especificar las precitadas sentencias de esta Sala Especial de Conflictos de 11 de
marzo de 1991 y de 18 de octubre de 2002, que el conocimiento del hecho en cuestión vendría atribuido a tal especial Jurisdicción
Militar "aunque también lo esté con el Código Penal común, incluso aunque este último sancione con pena más grave, según la
modificación introducida en el artículo 12.1 por la Disposición Adicional 6`-' de la Ley Orgánica 2189, de 13 de abril, Procesal
Militar, todo ello en aplicación del criterio que concede preferencia a la Ley Especial (Código Penal Militar) sobre la Ley General
(Código Penal Ordinario)".

La Sala coincide con el criterio del Ministerio Fiscal y estima que los hechos que están siendo objeto de investigación —con
toda la provisionalidad con la que éstos han de ser ponderados a la hora de resolver un conflicto competencial de esta naturaleza—,
son algo más que un delito de lesiones del art. 147 del CP y, por tanto, enjuiciable por la jurisdicción común. El puñetazo que el
sargento propinó al cabo no puede ser contemplado con independencia de la relación de disciplina que mediaba entre ambos.
La relación superior-inferior, como se razona infra, estaba
presente en el momento en el que el primero propinó al segundo el golpe que le produjo la contusión con hematoma en el
ojo izquierdo, la herida incisa en el párpado y la simultánea pérdida de un incisivo y de la corona de otros dos dientes.
Agresor y agredido están uniformados, conocen sus respectivas graduaciones y ese principio de jerarquía no se diluye,
ni por razón del móvil con el que se pretende justificar la agresión ni, por supuesto, por razones locativas, referidas a
que el incidente se produjo fuera de un recinto militar

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Aun cuando no resulte definitivo, pero sí con una clara incidencia en la calificación jurídica de los hechos, conviene
tener presente que la propia dinámica del suceso, tal y como ha sido descrito por los numerosos testigos a los que ya
se ha recibido declaración, no describe una pelea con intercambio de golpes, sino un único golpe, dirigido por el
sargento a su subordinado y que éste acepta, sin réplica ni reacción defensiva, como expresión de un acto de
corrección impuesto por quien ostenta mayor graduación que él. La constancia en autos de un parte disciplinario
formulado por el sargento contra la persona a la que acababa de agredir (folio 12, tomo 1) es la mejor muestra de la
presencia de esa relación jerárquica que tanta influencia ha de desplegar en el juicio de tipicidad.

Por su similitud con el caso ahora enjuiciado, resulta de obligada cita la sentencia de esta misma Sala núm. 2/1999,
30 de marzo, en la cual se razona en los siguientes términos: "...la cuestión fundamental en el presente conflicto de
jurisdicción entre la militar y la penal ordinaria exige dilucidar si la relación interpersonal entre el cabo y el soldado
involucrados en los hechos era una relación completamente ajena a su carácter militar o, por el contrario, en ella eran
relevantes sus respectivas condiciones de adscripción al ejército. Y.. a este respecto hay que señalar que reiterada
jurisprudencia de la Sala Quinta de este Tribunal Supremo, reflejada también de resoluciones dictadas por la Sala
Especial de Conflictos Jurisprudenciales, ha declarado el carácter permanente de relación jerárquica en el marco
castrense, que no desaparece cuando los hechos entre personal militar se producen en ocasión no relacionada con el
servicio que cumplen constituyendo esa relación una situación objetiva jerárquica que no se desvirtúa en cualquiera de
las relaciones que entre ellos mantengan y en particular en caso de una disputa de carácter privado (sentencias de la
Sala Quinta del Tribunal Supremo de 11 de junio de 1993,23 de marzo, y 20 de septiembre de 1994 y 4 de noviembre de
1998, y sentencias de la Sala Especial de Conflictos Jurisdiccionales de 6 de marzo de 1991 y 28 de marzo de 1994).

2.1.2. Cuestiones

A) ¿CÓMO SE FORMA UNA SALA DE CONFLICTOS DE JURISDICCIÓN?

Entendemos por conflicto jurisdiccional “latu sensu”, el surgido entre dos órganos del Estado como consecuencia
de que ambos, deciden o rehúsan simultáneamente conocer una determinada materia. Por lo que un órgano superior,
mediante una decisión declarativa, debe afirmar a cuál de ellos le corresponde su conocimiento. Los conflictos pueden
ser:
 Positivos: Cuando reclaman el conocimiento.
 Negativos: Cuando rehúsan el conocimiento.

Si el conflicto transcurriera entre un órgano del Poder Judicial y otro de la Jurisdicción castrense, oídos el MF
ordinario y el militar, elevaran las actuaciones al Tribunal de conflictos.

La Sala de Conflictos de jurisdicción esta compuesta por el Presidente del Tribunal Supremo, que la presidirá, dos
Magistrados de la Sala del Tribunal Supremo del orden jurisdiccional Penal y dos Magistrados de la Sala de lo Militar,
todos ellos designados por el Pleno del Consejo General del Poder Judicial. Actuará como Secretario de esta Sala el de
Gobierno del Tribunal Supremo. El Presidente tendrá siempre voto de calidad en caso de empate.

B) ¿POR QUÉ INTERVIENE EL FISCAL?

Para establecer a quien corresponde conocer la materia debe ser oído tanto el Fiscal como su homólogo de la
jurisdicción militar. La función del Fiscal en este caso era argumentar porque el delito debía ser conocido por la
jurisdicción penal y no la militar.

C) ¿CUÁLES SON LAS RAZONES PARA DECIDIR EL CONFLICTO A FAVOR DE LA JURISDICCIÓN MILITAR?

La jurisdicción militar, debe limitar su actuación al ámbito estrictamente castrense, también llamado ámbito o fuero
militar, que requiere la concurrencia simultánea de estos tres criterios:
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 Por razón de la materia, la jurisdicción castrense ha de ceñirse a los delitos que atenten a la disciplina
castrense
 Por razón de lugar, a los cometidos dentro de los cuarteles y en actos de servicio
 Por razón de las personas tan sólo a los militares y nunca a los civiles.

En el caso que nos ocupa se daba la razón de materia (como prueba se alega que el cabo no intentó defenderse,
al ser el sargento un superior y además el sargento ya ha interpuesto un expediente disciplinario en contra del cabo, lo
que demuestra la relación jerárquica también) y de personas (ambos implicados eran militares y estaban uniformados,
mostrando claramente su rango). El hecho de que la agresión no se produjera en un cuartel o acto de servicio no es
contemplado en la sentencia. En este caso en concreto solo se daban dos de los criterios castrenses. Desde mi punto
de vista, al no cumplirse el tercero, no debería tratarse como Jurisdicción Militar, pero la sentencia ha obviado este
criterio.

D) ¿PUEDEN INTERVENIR EN EL CONFLICTO LAS PARTES, EN EL CASO AGRESOR Y AGREDIDO?


En el caso de la discrepancia planteada ante la Sala de Conflictos las partes enfrentadas serían los fiscales, tanto
el penal como el militar, pues el conflicto se inicia al intentar establecer a quien corresponde la jurisdicción de este
caso. Por este motivo no podrían el agresor y el agredido intervenir como partes, en todo caso como testigos.

Si se tratara de resolver la situación creada durante la pelea, en ese caso las partes serían el agresor o Sargento y
el agredido o Cabo, por lo que podrían intervenir en la resolución del conflicto.

Realizado por Juan Francisco Trigo y Sonia Rodríguez

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2.2. Caso II (§ 23)

2.2.1. Supuesto de hecho

Tribunal Supremo (Sala de Conflictos de Jurisdicción). Sentencia de 23/12/2011.

PRIMERO. La cuestión que origina este conflicto de jurisdicción, entre la militar y la ordinaria penal, trae causa de la denuncia que
formula el soldado ..., y que se presenta ante el Juzgado Togado Militar número 21 de Sevilla, en donde se expone que, en agosto
de 2008, comenzó una relación sentimental con ...; dichas relaciones se deterioraron con el paso del tiempo, siendo hija del
Subteniente superior del denunciante en su misma base aérea en Morón (Sevilla).

Se nana igualmente que el soldado fue denunciado por su novia ante el Juzgado de Violencia contra la Mujer, número 4 de
Sevilla, quien dictó determinadas medidas cautelares frente a aquél. Fruto de tal enfrentamiento, el Subteniente ha
perseguido a tal soldado, para "hacerle la vida imposible, por el enfrentamiento sentimental entre su hija y él", y concreta tal
hostigamiento en que el Subteniente "ha estado yendo continuamente a la dependencia donde se tramitan los expedientes
administrativos y a la sección de personal" para conseguir que fuera suspendido de sus funciones, a causa de las diligencias
judiciales abiertas contra él, lo que finalmente ha conseguido. También que el expresado subteniente "iba diciendo de modo
calumnioso que el denunciante roba en la Base de Morón", y que acosaba a una soldado del taller de la Base. Tras la ampliación
de la denuncia (17-3-2010), el Juzgado Togado Militar dicta Auto, previa audiencia del Ministerio Fiscal, por el que se acuerda la
inhibición para el conocimiento de tales actuaciones al Juzgado Decano de Sevilla, analizando el juez militar que la conducta
denunciada no es incardinable en ninguno de los tipos que contempla el Código Penal Militar. A partir de ahí, el Juzgado de
Instrucción 20 de Sevilla, a quien se repartieron las diligencias, lo envió al Decano de Morón de la Frontera, correspondiéndole al num.
2, y éste al Decano de Marchena, cuyo Juzgado de Instrucción número 2 remitió de nuevo las actuaciones al Juzgado Togado
Militar de procedencia, y éste planteó el conflicto negativo de jurisdicción, que origina estas actuaciones.

SEGUNDO. Del estudio de la denuncia y de su ampliación, los hechos no pueden corresponder a la jurisdicción civil,
en tanto que los aspectos denunciados suponen una especie de abuso de superioridad, a que se refiere el art. 106 del
Código Penal Militar, o de abuso de las facultades de mando (art 103), o un posible exceso arbitrario en las facultades del
superior (art. 138), y tales hechos se han producido en una relación estrictamente militar y dentro del acuartelamiento, es decir,
los hechos denunciados se circunscriben al ámbito estrictamente castrense, y pueden encontrar acomodo en la tipificación de
ilícitos recogidos en el expresado Código, en cuyo caso la jurisdicción militar tendrá atribuido el conocimiento de los mismos,
por imperativo del art. 12.1 de la Ley Orgánica 4/1987, de 15 de julio, de Competencia y Organización de la Jurisdicción Militar,
en aplicación del criterio de la especialidad. En suma, el trato degradante del art. 106 CPM supone un plus de desvalor
respecto al análogo "trato degradante" tipificado en el art. 173 CPC. Por si ello fuera poco, la conducta denominada moobing,
o acoso laboral en el ámbito del Código Penal común, ha sido incorporada al art. 173.1 párrafo r por la LO 5/2010, de 22 de
junio, que entró en vigor el día 23.12.2010, y los hechos denunciados lo fueron con fecha 18 de febrero de 2010; es decir, taI
precepto no estaba aún en vigor
Por otro lado, que la causa de la conducta que se denuncia pudiera tener un origen ajeno a la relación estrictamente
castrense, si los actos denunciados se enmarcan en tal relación militar, no por ello convierten al delito en civil "por el origen de la
disputa"; y en suma, como informa el Ministerio Fiscal en estas actuaciones, lo relativo al Subteniente ..., nada tiene que ver
con relaciones extramilitares. Es decir, desde cualquier punto de vista, la competencia para su decisión pertenece a la
jurisdicción militar, sede igualmente en donde se formuló la denuncia. Desde esta perspectiva, la cuestión ha de deferirse al
Juzgado Togado Militar número 21 de Sevilla, como ya lo declarase así en un caso de semejante identidad fáctica, la Sentencia
del Tribunal Supremo núm. 3/2010 (Sala de Conflictos de Jurisdicción), de 15 octubre, en donde se afirma que "no sólo en el
tipo penal común al que se hace mención en el reseñado Auto de requerimiento de inhibición (el delito común de "trato
degradante" del artículo 173 del Código Penal, en su modalidad, dentro de los "delitos contra la integridad moral", del conocido como
mobbing o acoso moral en el ámbito laboral que, según reiterada jurisprudencia, incluye conductas como la de hacer
señalamientos negativos de forma continuada sobre una persona o criticarla constantemente, aislar a una persona dejándola sin
contactos sociales, negar o difundir falsas informaciones o ridiculizarla constantemente, que pone en peligro su posición o
deteriora el ambiente de trabajo y que es susceptible de dañar la personalidad, la dignidad o la integridad física o psíquica de

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un trabajador en el desempeño de sus funciones), sino también en la infracción penal militar tipificada en el artículo 106 del
Código Penal Militar, esto es, el "trato degradante" que, como modalidad dentro de los "delitos de abuso de autoridad", contempla
los supuestos en que la conducta penalmente reprochada se produce entre militares en relación jerárquica de subordinación (...)
esa subsumibilidad penal militar de los hechos imputados otorga la competencia a la Jurisdicción Militar conforme a la regla del
art. 12.1 de la Ley Orgánica 4/1987, de 15 de julio, de Competencia y Organización de la Jurisdicción Militar (LOCOJM). La
citada norma es aplicable cuando se aprecia la existencia de un mero conflicto externo de leyes o normas penales (comunes y
militares) que tipifiquen delitos que, hallándose en relación de alternatividad (o uno u otro se castiga), no se hallan en relación
de "conexidad". Por ello se dice que en estos casos se trata, tan sólo, de un concurso de delitos impropio o "aparente".
Esta Sala Especial de Conflictos, a través de numerosas Sentencias, ha tenido oportunidad de poner de relieve la trascendencia de
lo que parece determinado en el artículo 12.1 de la LOCOJM a los efectos competenciales, y, entre otras muchas que cabría citar, la
Sentencia de 11 de marzo de 1991, que declara que lo primero que ha de examinarse es "si los hechos de autos pueden encajar o
no en alguna de las normas tipificadoras de infracción criminal que recoge el Código Penal Militar", puesto que, según
proclaman las Sentencias de 4 de diciembre de 1992, de 11 de julio de 1994 o de 18 de octubre de 2002, "lo que determina la
competencia de la Jurisdicción Militar es, de acuerdo con el artículo 12.1 de la Ley Orgánica 4/87, que el posible delito esté
incluido en el Código Penal Militar, es decir, que los hechos puedan ser constitutivos de un delito militar en el estricto sentido que se
desprende del artículo 20 del mencionado Código, según el cual, son delitos militares las acciones y omisiones dolosas o culposas
penadas en este Código".

2.2.2. Cuestiones:

A) ¿Que naturaleza tienen los Juzgados de Violencia de Género?


Los juzgados de Violencia de Género fueron creados por la LO 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la
Violencia sobre la Mujer, como órganos especializados dentro del orden jurisdiccional penal. Estos Juzgados
conocerán de la instrucción, y en su caso, del fallo de las causas penales en materia de violencia sobre la mujer, así
como de determinadas causas civiles relacionadas (arts. 87 bis y 87 ter LOPJ).

B) ¿Pueden considerarse órganos especializados?


Sí, estos juzgados se configuran como órganos especializados dentro del orden jurisdiccional penal tal y como se
expone en la LO 1/2004 de 28 de diciembre sobre Medidas de Protección Integral con la Violencia de Género.

C) Si se califica como moobing, acoso laboral, ¿por qué entiende el Tribunal que es delito militar?
Porque se ha producido en el ámbito militar y también, está descrito en el Código penal militar en el Capitulo III
sobre Abuso de la Autoridad (LO 13/1985 Código Penal Militar)
D) ¿Por qué se opta por la jurisdicción militar?
Lo que determina la competencia de Jurisdicción Militar, es el acuerdo con el articulo 12.1 de la Ley Orgánica
4/87, que expone que el posible delito está incluido en el Código Penal Militar, es decir, que lo hechos puedan ser
constitutivos de un delito militar en el estricto sentido que se desprende del articulo 20 del Código Penal Militar, según
el cual son delito las acciones y omisiones dolosas o culposas penadas en dicho Código.

 Este caso lo hicieron compañeros del curso pasado.

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2.3. Caso III (§ 24)

2.3.1. Supuesto de hecho

A) Siendo las 4 horas de la madrugada del día ..., D. A., D. B. y D. C., que habían pasado la noche juntos tomando
copas, se dirigían a pie en estado de embriaguez a "tomar la penúltima", en el "pub X", que se encontraba en las inme-
diaciones de la Casa Cuartel de la Guardia Civil de la ciudad de...
B) Al pasar por la puerta de dicho Cuartel, y como quiera que los citados Señores no cesaban de cantar en alta voz, el miembro
de la Benemérita, con núm. de identificación ...., que en aquél momento prestaba funciones de centinela, si bien, y por razones
de seguridad antiterrorista, vestía de paisano, les requirió para que cesaran de cantar; requerimiento que no fue atendido, por lo
que dicho funcionario de la Guardia Civil, exhibiendo su arma reglamentaria, les conminó a que le mostraran sus respectivos
documentos nacionales de identidad, lo que así hicieron. Una vez tomados tales datos por el citado agente de la Autoridad, les per-
mitió deambular
B) El día ..., los citados D. A., D. B. y D. C. recibieron en su domicilio citación del Juez Togado Militar de la demarcación de... para que
comparecieran a las ... horas del día ..., con los apercibimientos legales, ante dicho Juez para prestar declaración por la presunta
comisión de un delito de "desobediencia a centinela", tipificado en el art. 85 del Código Penal militar.

2.3.2. Cuestiones

A) ¿Por qué la Jurisdicción Militar es, en principio, competente para conocer de los delitos de "desobediencia a centinela" que se
puedan cometer contra un agente de la Guardia Civil?
Teniendo en cuenta la LO código penal militar que dice, cito textualmente: art.1 “Sólo serán castigadas como delitos
militares las acciones y omisiones previstas como tales en este Código.”, y a su vez el art. art. 85;” El que
desobedeciere o se resistiere a obedecer órdenes de centinela será castigado con la pena de tres meses y un día a
dos años de prisión”, se deduce a priori que si es competente para conocer de este delito.
Según el Artículo 117.5 de la Constitución Española, la Ley regulará el ejercicio de la jurisdicción militar en el ámbito
estrictamente castrense y en los supuestos del estado de sitio, de acuerdo con los principios de la Constitución.
Cuando nos referimos al ámbito estrictamente castrense, debe existir de forma simultánea estos tres criterios:
1.- Por razón de materia: delitos que atenten contra la disciplina castrense
2.- Por razón de lugar: los cometidos dentro de los cuarteles y en actos de servicio
3.- Por razón de las personas: tan sólo a los militares y nunca a los civiles
Partiendo de esa base, la Jurisdicción Militar NO ES COMPETENTE, ya que el posible delito ni fue cometido dentro de
la Casa Cuartel de la Guardia Civil, sino en las inmediaciones, ni fue cometido por personal militar, sino por civiles
De todas formas, basta con que el delito fuera de naturaleza militar, aunque fuera cometido por un civil, para que la
jurisdicción militar reclame el conocimiento del asunto. No obstante, numerosas sentencias del Tribunal Constitucional
intenta ceñir la jurisdicción militar a su propio ámbito. Aunque también has sentencias del Tribunal Constitucional que
dicen lo contrario, por ejemplo la 75/1982 que estipula que la jurisdicción militar es extensible a “cualquier persona, sea
militar o paisano”, siempre y cuando se lesionen bienes jurídicos que “puedan afectar a la defensa nacional
encomendada a las Fuerzas Armadas”
En este sentido la desobediencia a centinela está estipulada como delito militar, pudiendo ser castigado con la pena de
tres meses y un día a dos años de prisión, incluso aunque quien cometa el delito no sea considerado militar. Los actos
delictivos cometidos por civiles en tiempo de paz, por los cuales pueden ser juzgadas personas ajenas al ámbito
castrense por los tribunales militares son, según la LO 13/198 del Código Penal Militar: allanamiento de una base,
acuartelamiento o establecimiento militar, el vulnerar las medidas de seguridad establecidas para la protección de los
mismos, la comisión de dichos delitos por imprudencia, la desobediencia o resistencia a obedecer órdenes de un
centinela, el maltrato a un centinela, la apología de los delitos anteriores…

B) Si dicho centinela, aunque portara armas, no vestía de uniforme ¿es competente la jurisdicción militar para el
conocimiento de este supuesto delito? ¿Qué defensa habrán de alegar D.A., D.B, Y D.C ante el juez Togado? Si dicho
juez militar no sobreseyera el asunto ¿Qué habrá de promover el abogado de D.A., D.B, y D.C.?

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1º) Al no llevar uniforme no será competente la jurisdicción militar, según el art.10 de la LO de código penal militar en su
articulo, cito textualmente: “ A los efectos de este Código se entenderá que constituyen Fuerza Armada los militares
que, portando armas y vistiendo el uniforme, presten servicios legalmente encomendados a las Fuerzas Armadas,
reglamentariamente ordenados, así como, en las mismas circunstancias, los miembros de la Guardia Civil, cuando
prestando servicio propio de su Instituto, así lo disponga la Ley a la que se refiere el artículo 104.2 de la Constitución”.
2º) La defensa que habrán de alegar ante el Juez Togado: el agente no vestía uniforme, no se identificó como Guardia
Civil, no les mostró su identificación, por lo tanto no estaban desobedeciendo a un centinela, sino a un civil armado
3º) Si el Juez Militar no sobresee el asunto se podría interpretar que se trata de un conflicto de jurisdicción entre
juzgados y tribunales ordinarios y los órganos de la jurisdicción militar, que serán resueltos por la sala de conflictos de
jurisdicción. El abogado deberá realizar actuaciones ante dicha sala. Recibidas las actuaciones, la Sala de Conflictos
de Jurisdicción dará vista de las mismas al Ministerio Fiscal y al Fiscal Jurídico Militar, por plazo de quince días,
dictando sentencia dentro de los diez días siguientes.
También se podría interponer un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, por el Artículo 24 de la
Constitución ya que todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la Ley.

C) Si el centinela, que portaba armas, además hubiera vestido su uniforme, ¿sería competente la jurisdicción militar
para conocer de este delito, cometido fuera de los cuarteles militares y por ciudadanos? En tal supuesto, y si fueren
condenados D.A., D.B. y D.C., por el referido delito de “desobediencia a centinela” ¿Qué recurso podrá interponer su
abogado para obtener la nulidad de su condena?¿cual seria su fundamentación jurídica?
1º) ¿Si el centinela hubiera vestido su uniforme, sería adecuada la jurisdicción militar?
Sería controvertido, por un lado sería el delito tipificado como desobediencia a centinela, por otro lado no se trata del
ámbito castrense al ser un delito cometido fuera del cuartel y por civiles.
2º) Si hay condena se podría interponer un recurso de nulidad por vulneración del Art. 24 de la Constitución Española,
al no ser juzgados por el juez predeterminado por la Ley
3º) El Juzgado Togado Militar no es competente para conocer la causa, ya que los demandados son civiles, los hechos
se produjeron fueran del recinto del Cuartel, no suponían un peligro para la seguridad nacional, el agente no se
identificó como Guardia Civil ni mediante documentación ni llevando el uniforme
Si lo seria, bajo el citado articulo anterior 10. Además son funciones de los Juzgados Togados Militares Territoriales: La
instrucción de los procedimientos penales militares por hechos ocurridos en la demarcación de su competencia y cuyo
conocimiento corresponda al respectivo Tribunal Militar Territorial.
El juez togado competente, tan pronto tenga noticia de los hechos o reciba el atestado, incoará el procedimiento penal
correspondiente, ratificando o dejando sin efecto, en su caso, la detención acordada, elevándola a prisión si hubiere
meritos para ello.
Contra las resoluciones dictadas por los Jueces y Tribunales Militares durante la tramitación del sumario podrán
interponerse, por razón de su forma o contenido, en los casos que disponga esta Ley, los recursos de apelación, queja
y súplica.
El recurso de apelación contra resoluciones dictadas en el sumario únicamente podrá interponerse, en los casos y con
los efectos contemplados en esta Ley, en el plazo de cinco días, contados desde el siguiente al de la notificación, ante
el Juez que hubiere dictado la resolución que se recurre, expresando los fundamentos de la impugnación y
acompañando los documentos que se estimen conveniente.

2.2.3. Derecho aplicable: Art. 39 LOPJ; Ley de Conflictos Jurisdiccionales; art. 173 CP; arts. 103, 106, 138 Código Penal Militar;
LO de Competencia y Organización de la Jurisdicción Militar, de 15 de julio de 1987.

Realizado por Sonia Rodriguez

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2.4. Caso IV (§ 25)

2.4.1. Supuesto de hecho


A) El día 18 de septiembre de 1997, el Cabo de la Guardia Civil, D. A., denunció ante el Juzgado de Instrucción nana. 33 de M., en
funciones de guardia, a un Teniente de su misma Unidad, por vejaciones e insultos. El día 25 de septiembre interpuso nuevo
escrito de denuncia interesando que se investigase si los hechos puestos en conocimiento del Juzgado pudieran ser constitutivos de
los delitos tipificados en los arts. 171, 172, 390, 404, 405 y 464 del Código Penal, e imputando esta vez la comisión de los
mismos, no sólo al Teniente, sino también al Capitán y al Comandante de la Unidad.
B) Dicha denuncia correspondió por turno de reparto al Juzgado de Instrucción nüm. 18 que, el día 10 de octubre de 1997, dictó
Auto incoando las diligencias previas núm. .... Mediante escrito de 15 de octubre de 1997, el denunciante, en su calidad de
perjudicado, interesó que se le tuviese por personado en la causa, a lo que accedió el Juzgado mediante proveído de 6 de
noviembre de 1997. Mediante escrito de 15 de octubre de 1997 solicitó la práctica de determinadas diligencias tendentes a la
averiguación y esclarecimiento de los hechos puestos en conocimiento del Juzgado.
C) El día 1 de diciembre de 1997 el Juzgado de Instrucción ntim. 18 dictó Auto de inhibición a favor del Juzgado Togado Militar de
M., por considerar que «Los hechos denunciados pudieran ser constitutivos de uno o varios delitos descritos en el Código de
Justicia Militar».
D) Por Auto de 14 de enero de 1998 el Juzgado Togado Militar Territorial aceptó el conocimiento de las diligencias previas
núm. ... que Ie eran remitidas y acordó su acumulación con las diligencias previas..., que se tramitaban ante aquel Juzgado
en virtud de solicitud de incoación realizada por el Fiscal Jurídico Militar del Tribunal Militar Territorial, a la vista de los hechos
investigados en el expediente disciplinario núm. ... que se seguía contra el demandante de amparo, Sr. D. A.
E) Mediante Auto de 30 de enero de 1998, el Juez Togado Militar modificó, de oficio, su resolución anterior, acordando «a la vista
de que las actuaciones recibidas en inhibición presentan una mayor complejidad que la inicialmente apreciada y con unas
circunstancias de tiempo, lugar y personas distintas de aquellas por las que se siguen las presentes diligencias previas ...»
(Fundamento de Derecho primero), su continuación independiente.
En ese mismo Auto se declaró que la personación de D. A. sólo se admitía para las diligencias previas núm. en las que
aparecía como inculpado, con apoyo en el siguiente razonamiento contenido en el fundamento de Derecho segundo: «El
artículo 127 de la Ley Procesal Militar establece que salvo el supuesto del artículo 168 de la Ley Orgánica de la Competencia y
Organización de la Jurisdicción Militar, podrá mostrarse parte en el procedimiento como acusador particular o como actor civil toda
persona que resulte lesionada en sus bienes o derechos por la comisión de un delito o falta de la competencia de la jurisdicción
militar, excepto cuando ofendido e inculpado sean militares y exista entre ellos relación jerárquica de subordinació22.En el
presente caso, y una vez desglosadas las actuaciones ..., la personación de la referida Procuradora, ha de entenderse circunscrita
únicamente a las anteriores diligencias previas núm. ... en las que su representado, el cabo de la Guardia Civil D. A., aparece en
calidad de inculpado, y no extensiva a las nuevas diligencias que se abren, toda vez que en las mismas la actuación del referido
cabo es la de perjudicado y no la de acusador particular, al impedirlo el artículo transcrito. Ello es así sin necesidad de esfuerzo
interpretativo alguno si apreciamos, como por otro lado resulta evidente, la condición de militares y la existencia de relación
jerárquica de subordinación entre el perjudicado y los superiores denunciados».
F) El referido Auto fue recurrido en queja ante el Tribunal Militar Territorial Primero que, por Auto de 27 de noviembre de 1998,
desestimó el recurso con apoyo en la siguiente fundamentación:
«El principio constitucional que permite el ejercicio de la acción penal, en razón del general derecho que ampara eI artículo 24 de la
Constitución Española puede, sin embargo, sufrir excepción en los supuestos en que así lo impidan o bien la naturaleza de la materia
regulada o lo veden intereses constitucionalmente relevantes igualmente protegidos de condición preponderante como es la propia natu-
raleza de la profesión castrense y el carácter de un Cuerpo como el de la Guardia Civil que para el específico cometido de sus
funciones se organiza en un sistema jerárquico que se manifiesta en una situación de sujeción enmarcada en la unidad y la
disciplina como factor de cohesión que obliga a todos por igual (Reales Ordenanzas en sus artículos 1, 10, 11, 25, 28, 32, 42, 47,
177 y 203), como significan el Auto núm. 121/1984, de 29 de febrero y la Sentencia 97/1985 de 29 de julio del Tribunal Constitucional,
por lo que en suma es perfectamente ajustado a la Constitución lo que los preceptos que combate eI recurrente disponen, y por ello,
no cabe atender la petición que formula y todo esto sin perjuicio de significar que la condición de superior e inferior es una situación de
carácter permanente que no requiere que ambos se encuentren destinados en la misma Unidad como se infiere del artículo 12 del
Código Penal Militar. No es pertinente en razón de lo dicho plantear cuestión alguna de inconstitucionalidad ante eI Tribunal
Constitucional» (Fundamento jurídico único).
F) Contra dicho auto, D. A. interpuso recurso de amparo, que fue estimado por el Tribunal Constitucional mediante STC 115/2001,
de 10 de Mayo, en la que el intérprete supremo de la Constitución, no sólo, como se ha dicho, estimó el amparo, sino que

2
La frase resaltada en cursiva fue declarada inconstitucional por STC 179/2004, de 21 de octubre de 2004. BOE 279. Suplemento
de 19 de noviembre de 2004.
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también (y con cuatro votos particulares) planteó la "autocuestión de inconstitucionalidad" de los arts. 108, párrafo 23 de la Ley
Orgánica 4/1987, de la Competencia y Organización de la Jurisdicción Militar, y 127, párrafo 14 de la Ley Orgánica 2/1989, de 13
de abril, Procesal Militar, por su contradicción con los arts. 14 y 24.1 CE, en relación con el inciso final del art. 117.5 de la
Constitución

2.4.2. Cuestiones

A) La prohibición de comparecencia, en el proceso penal militar, como partes acusadoras de los militares inferiores para acusar a
sus superiores, que contienen las citadas normas, sobre las que el propio Tribunal Constitucional se autoplanteó la cuestión de
inconstitucionalidad ¿violan los arts. 14 y 24 CE? ¿Por qué?
En cuanto al artículo 14: “Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna
por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”,
se violaría ya que el militar inferior en este caso no sería igual ante la ley por razón de su posición en la escala
jerárquica por no poder acceder a la justicia igual que el resto de españoles.
En cuanto al artículo 24: “1. Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y
tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda producirse
indefensión. 2. Asimismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la Ley, a la defensa y a la
asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un proceso público sin dilaciones
indebidas y con todas las garantías, a utilizar los medios de prueba pertinentes para su defensa, a no declarar
contra sí mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia”, también se violaría ya que el militar
inferior no podría obtener la tutela de sus derechos e intereses por parte de un Juez ordinario.

B) ¿Existe algún valor castrense que justifique la prohibición de que un militar inferior pueda comparecer como parte acusadora
y actora civil en un procedimiento penal militar en punto a deducir una pretensión penal y civil acumulada contra un superior?
¿¿Este derecho se prohibía en la LO 4/87 de Organización de la jurisdicción militar que fue modificada por el
TC.??

C) ¿Debe la Jurisdicción Militar respetar el ejercicio de los derechos fundamentales y, entre ellos, el derecho a la tutela judicial
efectiva?.
En mi opinión la Jurisdicción Militar debe respetar los derechos fundamentales y el derecho a la tutela judicial
efectiva ya que sino los militares como ciudadanos no tendrían los mismo derechos que el resto y se les causaría
indefensión.

2.4.3. Derecho aplicable: Arts. 14, 24.1 y 117.5 CE; STC 115/2001; 270 y s.s. y 108-109 LECrim.; 108, párrafo 25 de la Ley Orgánica
4/1987, de la Competencia y Organización de la Jurisdicción Militar, y 127, párrafo 16, de la Ley Orgánica 2/1989, de 13 de abril,
Procesal Militar.

Realizado por Compañeros del curso pasado

3
Redacción según STC 179/2004 de 21 de octubre de 2004, al declarar el segundo párrafo de este artículo inconstitucional y
consiguientemente nulo. BOE 279. Suplemento de 19 de noviembre de 2004.
4
Declarado inconstitucional por STC 179/2004, de 21 de octubre de 2004. BOE 279. Suplemento de 19 de noviembre de 2004
5
Redacción según STC 179/2004 de 21 de octubre de 2004, al declarar el segundo párrafo de este artículo inconstitucional y
consiguientemente nulo. BOE 279. Suplemento de 19 de noviembre de 2004.
6
Declarado inconstitucional por STC 179/2004, de 21 de octubre de 2004. BOE 279. Suplemento de 19 de noviembre de 2004
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3. EL MONOPOLIO ESTATAL DE LA JURISDICCIÓN (§ 26)

3.1. Supuesto de hecho:

Diversos medios de comunicación se hacían eco del acuerdo del Pleno del Senado de 19 de febrero de 2002 con la siguiente
información: "El pleno del Senado respaldó ayer por unanimidad instar al Gobierno a presentar, a la mayor brevedad posible, un proyecto de
ley que otorgue al Ayuntamiento de Barcelona las capacidades y competencias que se recogen en [...1 la Carta Municipal de
Barcelona". La Carta de Barcelona fue aprobada por unanimidad por el Ayuntamiento de esa ciudad en 1997 y por el Parlament
de Catalunya al año siguiente.
La decisión unánime del Senado pone punto final a una polémica surgida hace una semana, cuando el grupo Entesa Catalana de Progrés ("el
Olivo catalán", que integraba en el Senado al PSC, Iniciativa y ERC) interpeló al Ministro de Administraciones Públicas sobre la
voluntad del Gobierno de elaborar una ley que transfiriera a Barcelona las competencias recogidas en la Carta Municipal, que ahora
son competencia del Estado.
El Ministro defendió en su respuesta el proyecto de dotar a las grandes ciudades de una ley especial que, como pide la Carta de Barcelona,
les transfiera determinadas competencias, como el tráfico o los juicios rápidos o algunas cuestiones de seguridad ciudadana. El Ministro
incluyó ese día una frase para la polémica: "Nos pareció que una ley sólo para Barcelona o Madrid sería de dudosa constitucionalidad y,
además, no resolvería el problema de las grandes ciudades. Por ello, hemos creído más oportuno dirigirnos hacia las grandes
ciudades".
La Carta de Barcelona contenía un Título III, Justicia de Paz en Barcelona, no incluido en la ley del Parlament de Catalunya, con el siguiente
contenido:
Art. 42. La Justicia de Paz en Barcelona tiene como finalidad resolver de conformidad a Derecho y con criterios de mediación, conciliación,
inmediación, equidad, rapidez y proximidad los conflictos, de pequeña entidad, derivados de la convivencia ciudadana, de acuerdo con lo
que las leyes disponen.
Art. 43. El servicio de la Justicia de Paz en Barcelona se ejercerá por los órganos jurisdiccionales que determine la Ley Orgánica del
Poder Judicial y, en su desarrollo, por el que disponen las leyes generales de aplicación y el que dispone la presente ley.
Art. 46. La demarcación territorial de la Justicia de Paz en Barcelona son los Distritos municipales.
Art. 48. 1. Los Juzgados de Paz conocerán en el orden civil, de la sustanciación, decisión y ejecución de los procesos que la ley
determine
2. En el orden penal conocerá, en todo caso, de los juicios de las faltas cometidas en el territorio de su jurisdicción
3. En el orden contencioso-administrativo conocerá de los recursos contra sanciones impuestas por el Ayuntamiento en materia de
circulación y seguridad vial y las demás que la ley determine.
Art. 49. Los Jueces de Paz habrán de ser licenciados en derecho y serán nombrados por la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de
Justicia de Cataluña, a propuesta del Ayuntamiento de Barcelona, que habrá de ser adoptada por acuerdo de su Consejo Municipal, con el
quorum de las tres quintas partes del número legal de miembros de la Corporación.
Art. 51. Se podrá constituir en Consejo de Justicia de Paz de Barcelona que, copresidido por el Presidente del Tribunal Superior de Justicia
de Cataluña y el Alcalde de Barcelona, estuviera integrado por representantes de las administraciones estatal, autonómica y local, del
Consejo General del Poder Judicial, del Ministerio Fiscal y por representantes de las entidades profesionales, organizaciones
socioeconómicas y entidades ciudadanas que se determinen reglamentariamente.
La redacción que antecede, a los solos efectos de este Manual, permite plantear las siguientes

3.2. Cuestiones

A) ¿Esa regulación propuesta, ¿respetaría la unidad jurisdiccional?

El principio de unidad jurisdiccional, contemplado en el art. 117.5 CE exige que la potestad de resolución de los conflictos sea
encomendada a un “único” cuerpo de jueces y magistrados, a su vez se complementa con el principio de “monopolio estatal de la
jurisdicción” que la CE recoge también en el articulo 117.3 “ el ejercicio de la potestad jurisdiccional en todo tipo de procesos,
juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado, corresponde exclusivamente a los juzgados y Tribunales determinados por las leyes,
según las normas de competencia y procedimiento que los mismos establezcan”.

Lo que viene a significar que resulta imprescindible que esa potestad jurisdiccional sea otorgada con exclusividad a los juzgados y
tribunales que integran dicho Poder del Estado, quedando excluidos expresamente ningún otro orden de funcionarios que puedan
ostentar la potestad de decidir con efectos de “cosa juzgada” de una manera definitiva e irrevocable los conflictos intersubjetivos o
sociales.

A tenor de lo expuesto se puede afirmar que la regulación propuesta no respetaría la unidad jurisdiccional.

B) ¿Es posible la elección municipal de jueces?


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Dice el artículo 101.1 de la LOPJ que los Jueces de Paz y sus sustitutos serán nombrados por la Sala de Gobierno de Tribunal de
Justicia Superior correspondiente y que el nombramiento recaerá en las personas elegidas por el respectivo Ayuntamiento.

Así mismo el nº 2 del mismo artículo, establece que los Jueces de Paz y sus sustitutos serán elegidos por el pleno del
Ayuntamiento, con el voto favorable de la mayoría absoluta de sus miembros.

Por tanto si es posible la elección municipal de Jueces, pero en el caso de la Justicia de Paz de Barcelona la regulación propuesta
no cumpliría con los requisitos establecidos en la LOPJ puesto que establece en el art. 49 que los Jueces de Paz habrán de ser
licenciados en derecho, lo que contraviene el art. 102 de la LOPJ que establece que podrán ser nombrados Jueces de Paz
quienes no siendo licenciados en derecho reúnan los requisitos establecidos en la propia ley para el ingreso en la Carrera Judicial.

Además se exigirá para la propuesta del Ayuntamiento una mayoría del pleno de tres quintos, mayoría cualificada, superior a la
exigida por el art. 101.2 LOPJ que exige mayoría absoluta del pleno.

C) ¿Se integrarían en el Poder Judicial?

En aplicación “stricto sensu” del art. 26 LOPJ si, “El ejercicio de la potestad jurisdiccional se atribuye a los siguientes juzgados y
Tribunales: Juzgados de Paz

Pero a mi criterio, el artículo 46 entra en contradicción con otros artículos de la LOPJ que lo situaría fuera del Poder Judicial.

Art. 46 “La demarcación territorial de la Justicia de Paz de Barcelona son los Distritos municipales.”

Art. 32 LOPJ “El municipio se corresponde con la demarcación administrativa del mismo nombre”

Art. 99 LOPJ “En cada municipio dónde no exista Juzgado de Primera Instancia e Instrucción, y con jurisdicción en el término
correspondiente, habrá un Juzgado de Paz”

D) ¿Les seria aplicable la LOPJ?

Establece el art.43 de la Carta de Barcelona “El servicio de la Justicia de Paz de Barcelona se ejercerá por los órganos
jurisdiccionales que determine la Ley Organica del Poder Judicial y, en su desarrollo por que el que disponen las leyes generales
de aplicación y el que dispone la presente ley”-

Pero como hemos señalado en la cuestión anterior, el posterior art.46 entra en contradicción con el contenido de los arts. 31 y 99
de la LOPJ y lo mismo el art. 48.3 de la Carta de Barcelona “En el orden contencioso-administrativo conocerá de los recursos
contra sanciones impuestas por el ayuntamiento en materia de circulación y seguridad vial y las demás que la ley determine”.
Este artículo entra en colisión con el artículo 100 de la LOPJ que establece que los Juzgados de Paz conocerán únicamente en
los ordenes civil y penal.

Y con mayor fundamento tal como señala el artículo 3.1 LOPJ. “La jurisdicción es única y se ejerce por los juzgados y Tribunales
previstos en esta Ley , sin perjuicio de las potestades jurisdiccionales reconocidas por la Constitución a otros órganos”

No siendo este el caso de la Justicia de Paz de Barcelona, no le sería de aplicación la LOPJ.

Por el contenido normativo de la Carta de Barcelona y como conclusión común para las cuestiones C y D, se constituirían así un
orden distinto de funcionarios con funciones juzgadoras que conformarían un supuesto de “jurisdicción especial” puesto que estos
Jueces de Paz una de las notas esenciales que caracterizan a las jurisdicciones especiales: desde el punto de vista formal no se
rigen por las disposiciones de la LOPJ, ni forman parte del Poder Judicial.

E) ¿Serían inamovibles

El Art. 117.2 de la CE señala que los Jueces no podrán ser separados, suspendidos, trasladados ni jubilados, sino por alguna de
las causas y con las garantías previstas en la ley, este mismo contenido normativo se reproduce literal en el art. 15 de la LOPJ.

Pero a tenor de lo expuesto en el Art. 101.1 LOPJ “Los Jueces de Paz y sus sustitutos serán nombrados para un período de
cuatro años por la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia correspondiente.”, entiendo que en el caso de los Jueces de
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Paz, su continuidad como miembros del Poder Judicial se encuentra limitado al período para el cual han sido designado, como
indica el Art.103.2 “Los Jueces de Paz y los sustitutos, en su caso, cesarán por el transcurso de su mandato y por las mismas
causas que los Jueces de carrera en cuanto les sean de aplicación.

F) ¿Gozarían de independencia?

Por el contenido del Art.51 ““Se podrán constituir en Consejo de Justicia de Paz de Barcelona que, copresidido por el Presidente
del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y el Alcalde de Barcelona, estuviera integrado por representantes de las
administraciones estatal, autonómica y local, del Consejo General del Poder Judicial, del Ministerio Fiscal y por representantes de
las entidades profesionales, organizaciones socioeconómicas y entidades ciudadanas que se determinen reglamentariamente”,
entiendo que estos Jueces de Paz no se ajustarían al contenido de del Art. 117.1 CE que establece que la justicia se administra
por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al
imperio de la ley.

La constitución de este Consejo por miembros no pertenecientes al Poder Judicial no garantiza a mi juicio los criterios de
independencia y de sometimiento único al impero de la ley.

G) Ese Consejo de Justicia de Paz de Barcelona ¿dependería del CGPJ?

Por la constitución de este Consejo y puesto que ya hemos establecido que estos Jueces de Paz, no formarían parte del Poder
Judicial y no les sería de aplicación la LOPJ y a tenor de lo que establece el Art. 122 CE que una Ley Orgánica del Poder Judicial
determinará la constitución, funcionamiento y gobierno de los Juzgados y Tribunales (…), que formarán un Cuerpo único, y del
personal al servicio de la Administración de Justicia y en su nº 2. El Consejo General del Poder Judicial es el órgano de gobierno
del mismo. Entiendo que este Consejo no dependería del CGPJ

3.3. Derecho aplicable: Arts. 117, 122 CE, 3, 26, 31, 34, 84, 89, 99-103 LOPJ

. Realizado por Irene Losada

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4. LA ATRIBUCIÓN DE LA POTESTAD JURISDICCIONAL A JUZGADOS Y TRIBUNALES

4.1. La Exclusividad en sentido positivo (§ 27)

4.1.1. Supuesto de hecho: Sentencia Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-Administrativo).

"... Es objeto de impugnación en el presente recurso contencioso-administrativo, el Real Decreto 1557/1988, de 16 noviembre
(publicado en el «Boletín Oficial del Estado» de 28 diciembre siguiente), por el que «se rehabilita, sin perjuicio de tercero de
mejor derecho, el título de Marqués de la ..., a favor de don ...», así como la Resolución adoptada por el Consejo de Señores
Ministros el día 1-9-1989 y notificada el 13 octubre de igual año, declarando inadmisible, por extemporáneo el recurso de
reposición interpuesto el día 3 abril del mismo año 1989, impetrándo se literalmente, en el suplico de la demanda rectora del
proceso, que, previos los trámites oportunos, se dictara sentencia: «a) declarando la improcedencia de la rehabilitación
efectuada... y por tanto la nulidad del Decreto rehabilitador, así como el derecho de la recurrente, por haber acreditado con
sobras su genealogía y mejor derecho, a la dignidad nobiliaria discutida»...
...fue matizado en el escrito de conclusiones, modificando la última parte del mismo, al consignar... «por haber acreditado
con sobras su genealogía y derecho a ser propuesta a SM El Rey por parte de la Administración actuante para la rehabilitación
cuestionado».
"... hemos de resaltar que en el proceso se impugna el Real Decreto ..., por el que «se rehabilita, sin perjuicio de tercero de
mejor derecho, el título de Marqués de la ...» en favor de persona distinta de la demandante y, en consecuencia, no puede
dejar de ponderarse que estamos en presencia de una concreta manifestación del ejercicio de la potestad graciable que, en
materia de honores, corresponde en exclusiva a SM El Rey —art. 62.f) de la Constitución— cual se desprende además de la
específica normativa que disciplina la materia y en particular de los artículos primero y segundo del Real Decreto de 8-7-1922
(NDL 29127), a cuyo tenor «corresponde al Rey acordar la rehabilitación de Grandezas de España y Títulos del Reino» y «la
alegación y probanza (de las condiciones exigidas) no tendrá otra eficacia que la de colocar al interesado en situación de aptitud
para que la rehabilitación sea decretada en favor suyo, pero sin que por ello deje de ser plenamente potestativa para la Corona
la concesión o denegación de la merced solicitada», y consecuentemente, la impugnación de los Reales Decretos de
rehabilitación de títulos nobiliarios —debiendo siempre entenderse concedida aquélla sin perjuicio de tercero de mejor derecho
genealógico (art. 30 del mismo Real Decreto antes citado)—, no puede ser residenciada en la Jurisdicción Contencioso-
Administrativa, por cuanto si, de un lado, no se cuestiona la conformidad a derecho de un acto administrativo, sobre cuyo
tema volveremos después, es de observar, de otro, que las pretensiones que correspondan a los terceros que se consideren
con mejor derecho genealógico han de ejercitarse, según señala el propio y último precepto que hemos citado, «en juicio civil
ordinario de mayor cuantía ...» y, por ende, ante la Jurisdicción Civil
La inexistencia, que dejamos establecida, de un verdadero derecho subjetivo a la rehabilitación y constituyendo ésta el
desarrollo concreto de una potestad graciable de la Corona, frente a cuya determinación sólo cabe, según señalábamos, la
reclamación en vía civil en los términos y condiciones señalados en el párrafo anterior, resulta evidente la procedencia de
decretar la inadmisión del recurso que decidimos en su integridad, por faltar el primero y principal presupuesto procesal, sin
limitarla a la pretensión de fondo, pues, sin olvidar que la inadmisibilidad ha de referirse en bloque al recurso y no a
pretensiones aisladas, es de tener en cuenta cómo esta Jurisdicción conoce (artículo primero de su Ley reguladora) de las pre-
tensiones que se deduzcan en relación con los actos de la Administración Pública sujetos al derecho administrativo y
ciertamente no cabe calificar de actos de tal naturaleza los Decretos de rehabilitación, ya que ni emanan de la
Administración ni están regidos por aquella parcela del ordenamiento jurídico.

4.1.2. Cuestiones

A) ¿Por qué entiende la Sala de lo contencioso-administrativo del TS que carece de jurisdicción?


Porque según el Art. 62.f de la CE reconoce al rey “expedir los decretos acordados en el Consejo de Ministros, conferir
los empleos civiles y militares y conceder honores y distinciones con arreglo a las leyes” por lo que no le
correspondería jurisdiccionalmente a Tribunal Supremo
B) ¿A qué orden jurisdiccional considera competente para el fondo de la cuestión? Jurisdicción Civil
C) ¿En qué consiste esa cuestión de fondo? La cuestión de fondo es la inexistencia de un verdadero derecho subjetivo a
la rehabilitación y constituyendo esta el desarrollo concreto de una potestad graciable de la Corona, frente a cuya
determinación sólo cabe la reclamación por vía civil;

4.1.3. DERECHO APLICABLE: Arts. 62.F CE y 22,24,55,85 LOPJ

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4.2. La autotutela ejecutiva de la Administración y la potestad sancionadora

4.2.1. Caso I (§ 28)

4.2.1.1. Supuesto de hecho

Sentencia Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-Administrativo).

La impugnada resolución de I O de junio de 2006 del Ministro de Justicia, como ya se ha adelantado, acogió la propuesta que
fue formulada por la Dirección General de los Registros y del Notariado
La actuación del notario sin observar las formas y reglas de la presencia física ha sido tipificada como infracción muy grave
Consecuentemente, se acuerda proponer al Excmo. Sr. Ministro de Justicia, por ser de su exclusiva competencia, conforme al an. 43.
Dos, 5, párrafo 4°, de la Ley 14/2000, de 29 de diciembre, la sanción de separación del servicio. Como consecuencia de lo anterior, el
notario separado del servicio causará baja en el escalafón y perderá todos sus derechos, excepto los derivados de la previsión
notarial en los casos en que correspondan, conforme Indica el art. 43, Dos, 4 último párrafo.
La resolución de 10 de junio de 2006 del Ministro de Justicia le impuso dos sanciones de separación del servicio por considerarlo autor de las
infracciones muy graves tipificadas, la primera de ellas en la letra d) del artículo 43, Dos, A) de la Ley 14/2000, de 29 de diciembre, de
Medidas Fiscales Administrativas y del Orden Social, y la segunda en la letra c) del mismo precepto legal.
La sentencia de la Sala de lo contencioso-administrativo de la Audiencia Nacional estableció:
"En definitiva, la valoración conjunta y por vía presuntiva del cúmulo de circunstancias y de hechos probados que hemos consignado
anteriormente llevan a la Sala a considerar que existe prueba de cargo suficiente para destruir la presunción de inocencia invocada por la
parte actora en relación con esta primera infracción muy grave que estamos analizando, debiendo llegarse a la conclusión de que el
recurrente en su carácter de funcionario autorizaba instrumentos públicos sin observar las formas y reglas de la presencia física, y que
actuaba de tal forma no ocasionalmente, sino haciendo de ello su hábito".
El Tribunal Supremo dice:
"No puede aceptarse que la decisión de la sentencia recurrida produzca el efecto de restringir la libre competencia y vulnere por esta razón el
artículo 1 de la Ley 16/1989, de 17 de julio. Lo que dicha sentencia confirma es la falta disciplinaria derivada de haber llevado a cabo un
comportamiento notarial contrario a la normativa legal y reglamentaria que regula ese ejercicio profesional, y no puede sostenerse
seriamente que dicha normativa pueda ser obviada con el fin de favorecer la libre competencia.
En cuanto a la vulneración de la presunción de inocencia que se denuncia en el motivo duodécimo, tanto la prueba directa como la de
presunciones a que se ha venido haciendo referencia imponen descartar este reproche".

4.2.1.2 Cuestiones.

A) ¿Por qué resuelve un expediente contra un Notario el Ministerio de Justicia?


En primer lugar porque como puede observarse en el Decreto de 2 de junio de 1944, en su Título V, Capítulo I, art. 307,
los notarios, en su relación jerárquica, dependen del Ministerio de Justicia. En segundo lugar, en el Título VI de la
misma, art. 353 de las correcciones disciplinarias, el cese del servicio sólo podrá ser impuesta por el Ministerio de
Justicia.

B) ¿Qué relación tiene la presunción de inocencia con la responsabilidad disciplinaria?


Los procedimientos disciplinarios deben respetar la presunción de no existencia de responsabilidad mientras no se
demuestre lo contrario.  Se practicarán de oficio o se admitirán a propuesta del presunto responsable cuantas pruebas
sean adecuadas para la determinación de hechos y posibles responsabilidades.

C) ¿Por qué no sanciona a los Notarios su Colegio profesional?


La Dirección General de los Registros y del Notariado será el órgano competente para imponer las sanciones no
reservadas a las Juntas Directivas excepto la separación del servicio.

4.2.1.3 Derecho aplicable: Arts. 66 y 58 LOPJ, Ley de 29 de diciembre de 2.000: art 43.2

Realizado por José Iván Ugena y Piedad Rodríguez

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4.2.2. Caso 11 (§ 29)

4.2.2.1. Supuesto de hecho

Sentencia Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-Administrativo).


"Lo que sucedió en el campo de fútbol del «... Sport Club» el día en que se celebró el partido entre el equipo de aquel Club y el del «...
CF» a que se refieren estas actuaciones aparece fielmente expuesto en el acta levantada por el árbitro del encuentro, que reproducimos
textualmente: «En Tos minutos 23 y 63 del encuentro tuve que detenerlo por lanzamiento de objetos del público de una de las porterías. En
el minuto 74 del encuentro fue alcanzado un jugador del ... CF por una botella, haciéndole una herida, teniendo que ser retirado del terreno
de juego. Se acompaña justificante médico». Ninguna de las partes interesadas ha impugnado el contenido de este acta.
Por tanto, durante aquel encuentro hubo tres incidentes. Los dos primeros protagonizados por indeterminadas personas del público asistente,
amparadas en el anonimato y determinantes de la suspensión del mismo en los concretos minutos que especifica el acta; el tercero
realizado por una persona que fue identificada por la policía y contra la que el Juzgado de Instrucción competente incoó unas diligencias
penales, cuyo resultado final no consta en los autos, aunque está indubitadamente acreditado que la imputación se dirigió contra el autor del
lanzamiento de la botella que produjo al referido jugador lesiones que tardaron en curar once días, como se desprende del certificado
médico obrante en la pieza de prueba de los autos seguidos en la instancia.
La sentencia apelada, tomando como fundamento el informe emitido por el Inspector Jefe Accidental de la Comisaría de ..., llega a la
conclusión de que sólo hubo un incidente a lo largo del encuentro, el provocado por una persona perfectamente identificada. Entendiendo el
Tribunal de instancia que esta acción es única y exclusivamente imputable a su autor, considera que no cabe apreciar culpabilidad
alguna —ni «in eligendo», ni «in vigilando»— en el club en cuyo campo tuvo lugar el encuentro, razón por la cual estima el recurso y
deja sin efecto la sanción de multa y de dos partidos de clausura del terreno de juego que, al estimar en parte el recurso interpuesto por el
«... Sport Club», estableció como procedentes el Comité Nacional de Apelación y que luego confirmó el Consejo Superior de Disciplina
Deportiva.

Esta Sala no puede compartir la apreciación de la prueba que el Tribunal de instancia ha recogido en su sentencia. Por el
contrario entiende que los hechos son los que, en los términos antes transcritos, recoge el acta, documento redactado
cumpliendo rigurosamente lo dispuesto en los artículos 60 y 61 del referido Reglamento. Este Tribunal resalta el detalle con
que el acta narra los hechos, la inmediación respecto de la fecha en que aquéllos tuvieron lugar —el acta se extendió el mismo
día de la celebración del encuentro—, la precisión en cuanto a la determinación del lugar de donde procedieron las acciones que
obligaron a suspender dos veces el encuentro y la hora y minuto en que las suspensiones se produjeron
No existe entre el contenido del acta arbitral y el informe policial una insalvable contradicción que obligue a optar entre el contenido de una u
otro. El informe policial está redactado, en su parte final, que es la que el Tribunal de instancia ha tenido decisivamente en cuenta, desde la
perspectiva del orden público puesto bajo la protección de las fuerzas de seguridad del Estado. El inspector informante únicamente destaca
como relevante —desde esa estricta perspectiva— un incidente, pero ello no quiere decir que no se produjeran otros que obligaron al juez del
encuentro —el árbitro— a suspender la celebración del partido. Que, aparte la agresión por lanzamiento de botella, hubo otros incidentes
protagonizados por indeterminadas personas del público —de las cuales nadie ha podido afirmar y menos aún identificar indubitadamente que
fueran seguidores del club visitante— lo prueba que quien tenía autoridad para apreciar la gravedad de las circunstancias y para decidir en tal
sentido se vio en la obligación de acordar su suspensión, al menos en dos ocasiones, antes de la agresión sufrida por un jugador del club
visitante. Si a esta doble suspensión no hace referencia el informe policial es porque concentró su contenido en los aspectos propios de su
competencia, aquellos más inmediatamente relacionados con la agresión física causante de lesiones, sin entrar en aquellos otros cuya adver-
tencia está reglamentariamente atribuida al árbitro del encuentro, de acuerdo con el artículo 61 del Reglamento citado, en cuyo apartado f) se
establece que el acta, documento necesario para el examen, calificación y sanción, en su caso, de los hechos e incidentes habidos con
ocasión de un partido, deberá contener, entre otros extremos, constancia de los «incidentes ocurridos antes, durante y después del encuentro,
en el terreno de juego o en cualquier otro lugar del recinto deportivo o fuera de él, en los que hubieran intervenido directivos, empleados,
jugadores, entrenadores, auxiliares de cualquiera de los equipos, personas afectas a la organización deportiva o los aficionados». Por ello,
consideramos que acta e informe no son documentos contradictorios sino complementarios. Y desde tal complementariedad hemos de dar por
ciertos los hechos que el acta arbitral recoge, en cumplimiento del mandato reglamentario establecido en el artículo 60.2, b) y 3, b) de tan repetido
Reglamento, según el cual corresponde a los árbitros, en el transcurso del partido, tomar nota de las incidencias de toda índole que puedan
producirse y, después del partido, redactar de forma fiel, concisa, clara, objetiva y completa, el acta del encuentro, requisitos todos ellos que
concurren en el supuesto enjuiciado.

4.2.2.2. Cuestiones

A) ¿El Comité Nacional de Apelación de fútbol, o de cualquier deporte, al revisar las sanciones ejerce jurisdicción?

No. La potestad jurisdiccional está encomendada exclusivamente a los Jueces y Magistrados, integrantes del Poder
Judicial, estándoles expresamente vedado a cualesquiera otros órdenes de funcionarios el ejercicio de dicha potestad
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B) En su caso, ¿qué tipo de jurisdicción?

La Administración Pública no ejerce potestad jurisdiccional, aunque para obtener el logro de sus fines ostenta las
prerrogativas de autotutela administrativa y la potestad sancionadora.

Si el administrado estima que el acto administrativo no resulta acorde a derecho, siempre tiene, a través del recurso
Contencioso-Administrativo, el camino abierto a los Tribunales para obtener su revisión jurisdiccional.

C) ¿De qué órgano emanaba la resolución recurrida ante el TS?

Se recurre ante el TS la resolución del Tribunal de Instancia de lo contencioso-administrativo.

D) ¿La sanción deportiva impuesta imposibilita al jugador agredido, según el relato, para denunciar tal agresión?

No. Son órdenes jurisdiccionales distintos. La sanción deportiva impuesta por el Consejo Superior de Disciplina
Deportiva es revisable, en su caso por la jurisdicción Contencioso-Administrativa, mientras que la agresión sufrida por
el jugador debe decidirse en la jurisdicción penal.

E) En su caso, ¿la jurisdicción penal tendría que pasar por lo declarado en esta sentencia del TS?

No. Las diligencias penales serán independientes. La sentencia del Tribunal Supremo (Sala de lo Contencioso-
Administrativo) establece que entre el acta arbitral de los incidentes ocurridos y el informe policial respecto de la
agresión, no existe contradicción. Dicho informe policial sería entonces documento de prueba para la jurisdicción penal,
que juzgaría y condenaría si procede al denunciado por la agresión al jugador.

F) La responsabilidad civil, si se ejerciera, ¿vendría vinculada por la resolución deportiva respecto al Club local?

No. La jurisdicción civil determinará la responsabilidad correspondiente en base a las pruebas y hechos alegados. No
vinculando a un juzgado la resolución de un órgano administrativo.

4.2.2.3. Derecho aplicable: Arts. 24, 55, 58 LOPJ

Realizado por Ana Nieves

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5. LAS FUNCIONES EXCLUSIVAS DE LOS JUZGADOS Y TRIBUNALES: EL REGISTRO CIVIL


5.1. Caso I (§ 30)

5.1.1 Supuesto de hecho

El recurrente en amparo solicitó que la inscripción de nacimiento de su hijo se verificase en catalán, intercalando entre los
dos apellidos «i» sin perjuicio de incluir la versión castellana correspondiente. Contra sucesivas Resoluciones
desestimatorias del Juez encargado del Registro y de la Dirección General de los Registros y del Notariado interpuso recurso
contencioso-administrativo que fue estimado parcialmente por la Audiencia Territorial de Barcelona. Esta Resolución consideró
que la conjunción copulativa «i» utilizada en lengua catalana no es únicamente una fórmula de separación en el ámbito registral
de uno y otro apellido como ocurre en castellano, sino parte de la misma denominación del nombre. En cambio, en cuanto a la
pretensión de que se transcriba el asiento registral de nacimiento en lengua catalana, estima que se trata de una cuestión de
ordenación interna del Registro, y no accede en este aspecto a la pretensión formulada.
Interpuesto recurso de apelación contra la mencionada Sentencia fue desestimado por la Sala Tercera del Tribunal
Supremo en Sentencia de 26 de enero de 1993, contra la que se interpone el presente recurso de amparo.

5.1.2. Cuestiones

A) ¿La función judicial de encargados del Registro Civil es función jurisdiccional?


El art. 2.2 LOPJ establece que los juzgados y tribunales no ejercerán más funciones que la relativa a la
potestad jurisdiccional, las de registro civil y las demás que expresamente les sean atribuidas por la Ley. En base a
esta definición se puede establecer que el Registro Civil no entra dentro de la potestad jurisdiccional.
El Registro Civil se rige todavía por la ley, de 8 de junio de 1957 (LRC) y, según dispone su art. 6.1, tiene como
función inscribir los hechos relativos al estado civil de las personas (nacimientos, filiaciones, estado civil, incapacidades
de obra, etc.).
Los Registros Civiles están todavía a cargo de los juzgados de primera instancia y, por delegación de éstos, de los
de Paz. Esto cambiará en Julio-2014, cuando entre en vigor la LO 8/2011.

B) ¿Podrían desarrollarla funcionarios de la Administración?


Con la legislación vigente la función de encargado de Registro Civil corresponde a los Jueces de primera instancia
y a los Jueces de Paz.
A partir de Julio del 2014, cuando entre en vigor la LO 8/2011, según la disposición adicional segunda de dicha ley
se establece la categoría de Encargados de la Oficina del Registro Civil, que se adjudicarán entre funcionarios de
carrera del Subgrupo A1 que tengan la Licenciatura en Derecho o la titulación universitaria que la sustituya y entre
secretarios judiciales. La convocatoria y la resolución de los concursos para proveer las plazas de Encargado de las
Oficinas Generales del Registro Civil corresponderán, en sus respectivos ámbitos territoriales, al Ministerio de Justicia y
a las Comunidades Autónomas con competencias ejecutivas en la materia. El Encargado del Registro Civil recibirá la
formación específica que determine el Ministerio de Justicia. El régimen jurídico aplicable a los Encargados del Registro
Civil será en todo caso el previsto en el Estatuto Básico del Empleado Público y en sus normas de desarrollo.

C) Las decisiones de los jueces, como encargados del Registro Civil ¿pueden ser recurridas ante órganos judiciales?
Todas las decisiones judiciales pueden ser recurridas ante órganos judiciales. En este caso concreto, la decisión
del juez encargado del Registro Civil puede ser recurrida ante la Dirección General de los Registros y del Notariado. La
decisión de la Dirección General puede ser recurrida ante el Juzgado de lo Contencioso-administrativo, este Juzgado
puede ser recurrido ante la Audiencia Provincial y esta ante la Sala Tercera del Tribunal Supremo (en casación)

D) ¿POR QUÉ INTERVIENEN EN VÍA DE RECURSO LA SALA DE LO ADMINISTRATIVO?


Como se trata de acto administrativo de procedimiento común, son competentes los juzgados de lo contencioso
administrativo, para entender de los recursos interpuestos.

5.1.3. Derecho aplicable: Arts. 14, 3.2, 53.2 CE; 50.1 LOTC; 231 LOPJ.

Realizado por Sonia Rodriguez y J.C Tortosa

5.2. Caso II (§ 31)

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5.2.1. Supuesto de hecho

El Juez encargado del Registro Civil de ..., en expediente matrimonial entre personas del mismo sexo, ambos extranjeros y residentes
legales en España, dictó Auto por el que denegó dicha celebración, fundamentándola, en que la Ley nacional de los contrayentes no
admite el matrimonio entre personas del mismo sexo, y por lo tanto, en aplicación de lo dispuesto en el art. 9.1 del Código Civil, no
puede autorizarse el matrimonio. Dicho Auto se dictó, pese a que la Dirección General de Registros y Notariado (DGRN), en dos
Resoluciones anteriores a dicho Auto, resolvió, con carácter general, que dichos matrimonios pueden ser validamente celebrados en
España.

6.2.2. Cuestiones:

A) ¿ES POSIBLE RECURRIR DICHO AUTO?


Si, ya que según el art. 247 de Reglamento del Registro Civil, contra el auto de aprobación o
anulación de la celebración del matrimonio cabe recurso en vía gubernativa, según las reglas
establecidas para los expedientes en general.

B) HABIDA CUENTA DE LA NATURALEZA DE DICHO EXPEDIENTE, ¿ANTE QUIEN SE PODRÍA


INTERPONER Y QUÉ TIPO DE RECURSO?
Según el art 355 del Reglamento del Registro Civil, las resoluciones del encargado no admitiendo el
escrito inicial o poniendo término al expediente son recurribles ante la Dirección General durante 15
días, a partir de la notificación. No cabiendo otro recurso ante otro órgano.
La notificación de las resoluciones expresará si son definitivas o el recurso que proceda, órgano ante
quien haya de interponerse y plazo para entablarlo.

C) ¿LAS RESOLUCIONES DE LA DGRN VINCULAN A LOS JUECES ENCARGADOS DEL


REGISTRO CIVIL?
Las resoluciones de la Dirección General de Registros y Notariado son vinculantes ante el
encargado del Registro Civil como tal y en sus propias funciones de encargado del mismo. Siempre y
cuando no sean anuladas por los Tribunales.

Realizado por: Mar Mar y Juan Carlos Tortosa

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LECCIÓN 5. LA INDEPENDENCIA DE LOS JUECES Y MAGISTRADOS


1. Independencia respecto de las partes procesales y del objeto litigioso
1.1. Caso I (§ 32)
1.2. Caso II (§ 33)
1.3. Caso III (§ 34)
1.4. Caso IV (§ 35)
1.5. Caso V (§ 36)

2. La responsabilidad del Juez: la responsabilidad disciplinaria


2.1. Caso I (§ 37)
2.2. Caso II (§ 38)

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Lección 5
LA INDEPENDENCIA DE LOS JUECES
Y MAGISTRADOS
1. INDEPENDENCIA RESPECTO DE LAS PARTES PROCESALES Y DEL OBJETO LITIGIOSO

1.1. Caso I (§ 32)

1.1.1 Supuesto de hecho

Tribunal Supremo. Sala de lo Penal. Auto de 19/01/2012.


Plantea el recusarte la parcialidad del magistrado integrante de la Sala de enjuiciamiento de la presente causa, D. por considerar
que tiene un interés directo o indirecto en la causa (art. 219.10 LOPJ). Basa su pretensión en "el apoyo mostrado al acusado
mediante el artículo publicado, dentro de la sección Apuntes, de la que es responsable (o lo era al tiempo de la publicación del
artículo)". "La publicación del artículo de opinión ..., le coloca en una posición dentro de la Sala que ciertamente causa temor a esta
parte sobre la correcta visión que haya de tener eI Magistrado a la hora de valorar los hechos objeto del procedimiento. En el artícu-
lo se toma partido claramente por e! acusado y se tilda a la acusación popular de "plataforma de la ultraderecha".
Transcribimos los anteriores apartados del escrito de recusación para poder argumentar, desde esa literalidad, sobre las
inexactitudes en las que incurre quien plantea la recusación, lo que nos llevará a su rechazo liminar.
La sintética expresión del presupuesto de la recusación en cuya virtud —se afirma— el recusado tiene un interés, directo o indirecto,
en la causa, no se ajusta, por entero, a la realidad.
En primer lugar es inexacto porque el magistrado no es autor, ya que, como resulta de la fotocopia de la revista que se aporta con
el escrito de recusación, el magistrado recusado era, al tiempo de la publicación de la revista, julio de 2009, encargado junto a
otras cuatro personas, de una Sección denominada "Apuntes", destinada a recoger hechos noticiosos acaecidos durante los
espacios temporales de publicación de la revista. Por lo tanto, no hay constancia alguna de que fuera autor de la reseña,
ni siquiera de que estuviera enterado de su contenido al tiempo de su publicación.
En segundo lugar, no se trata de un artículo que refiera un hecho con una argumentación. Se trata de una relación de noticias
breves acaecidas en el mundo judicial en el periodo temporal entre que media entre los números de la revista. Idea de
esa brevedad es que en una página y media se abordan diversos temas, como la corrupción, la justicia universal, una
amenaza de excomunión a diputados católicos etc.; expuesto con brevedad y síntesis y en un tono irónico y superficial.
En tercer lugar, en la reseña del hecho que se tiene por noticioso se limita a referir que eI magistrado que instruye una
causa contra el franquismo era objeto de una investigación judicial iniciada por una plataforma de la ultraderecha. Esa
expresión no supone, en sí misma, una descalificación a quien hoy ejerce la acusación popular, sino una referencia a una
plataforma de acusaciones a la que identifica, de manera genérica como de una ideología de derecha extrema. Esa refe-
rencia no es para quien ahora ejercita la acción popular, sino a los que en aquel momento, iniciaron la denuncia de los
hechos, esto es, la acusación popular per-sonada, que hoy aglutina a dos acusaciones populares y, además, a otra que fue
apartada de la causa, Falange española, y a otras que intentaron su personación como acusación particular. No hay una
valoración de quien hoy ejerce la acusación popular sino una genérica referencia a las acusaciones. Es cierto que años
después, un periódico digital recoge la noticia y refiere que la calificación de "plataforma de la ultraderecha" es una
referencia clara a la actual acusación popular, pero eso no deja de ser una apreciación subjetiva del periódico que
reproduce la noticia, completamente desconectada de la primera expresión contenida en la Sección "Apuntes" de una
revista de una asociación judicial.

Por lo tanto, el magistrado recusado, ni consta sea autor, ni lo es de un artículo, ni en la misma se descalifica a quien
hoy ejerce la acusación popular. Obviamente la superficialidad de la comunicación no supone una toma de partido o una
opción a favor de la acusación o de la defensa.

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1.1.2. Cuestiones

a)¿Puede ser causa de recusación la ideología de un juez?

La figura de la recusación sirve para salvaguardar la independencia del juez frente a las partes del litigio. Las causas de
recusación y abstención son las mismas, y figuran en el artículo 219 de forma extremadamente detalladas. En el apartado 10º de
dicho artículo figura “tener interés directo o indirecto en el pleito o causa”. Siendo estrictos, las ideologías personales podrían
suponer causa de interés directo o indirecto y por lo tanto, causa de recusación o abstención.
No obstante, si se aceptara este motivo y teniendo en cuenta que la ideología es una parte inherente al ser humano y además un
derecho constitucional, todos los integrantes de la carrera judicial podrían ser recusados por uno u otro motivo. La mera
circunstancia de que un juez tenga ideologías no puede ser motivo de recusación, pues en ese caso se estaría prohibiendo a los
jueces tenerlas, lo que además de absurdo es contrario a la Constitución. No es lo mismo ideología que adscripción a una causa,
la cual si podría ser motivo de recusación (por ejemplo pertenencia a un partido político)

b)¿Afecta a la imparcialidad?

Los jueces deben ser imparciales y aplicar la ley de forma objetiva, en el caso de que su ideología afecte a su imparcialidad y al
resultado del juicio deberán proceder a la abstención.
No obstante, numerosas sentencias del Tribunal Constitucional, indican que la ideología no es causa de recusación ni de
abstención. Los jueces independientes han de estar sometidos únicamente al imperio de la Ley.
Si esta pregunta se refiere a si la recusación afecta a la imparcialidad la respuesta debe ser NO, porque en caso contrario, en el
momento que se interponga un recurso de recusación a un juez o magistrado este dejará de ser imparcial y no podrá juzgar el
tema en cuestión

c)¿Pueden las partes de un proceso elegir a los miembros del Tribunal?

NO. La elección de los miembros de un Tribunal debe ser imparcial y se realiza en función de las competencias territoriales y de
materias, jurisdicción ordinaria y especial

d)¿Quién aprecia si procede la abstención o recusación de un miembro de un Tribunal?


Por norma general, la competencia para decidir los incidentes de recusación de magistrados correponde a la sección o sala de la
que formen parte. Cuando el recusado sea Juez, decidirá el superior jerárquico, salvo que el recusado sea Juez de Paz, en cuyo
caso resolverá el mismo Juez instructor del incidente de recusación.

1.1.3. Derecho aplicable: Arts. 24.1 CE; 219.10 LOPJ; 54 LECrim.

Realizado por: Sonia Rodríguez

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1.2. Caso II (§ 33)

1.2.1. Supuesto de hecho


Tribunal Supremo. Sala de lo Penal. AUTO causa especial: 04/10/2011.
Por el Excmo. Sr. Magistrado D. ... se formula abstención en su condición de miembro de la Sala de enjuiciamiento en el
proceso penal seguido contra el magistrado B.G., acusado de prevaricación a raíz de la querella formulada por la repre-
sentación legal de ..., hechos que son objeto de la causa especial núm. 20176/2009, seguida ante la Sala Segunda del
Tribunal Supremo.
En todo incidente de abstención, por su propia naturaleza, convergen valores de muy distinto signo. De una parte, el
encomiable afán del Magistrado que insta su apartamiento del órgano decisorio con el fin de asegurar su imparcialidad obje-
tiva. De otra, la necesidad de evitar que un entendimiento excesivamente riguroso y formal de las causas de abstención
conduzca al menoscabo del derecho al Juez predeterminado por la ley, introduciendo un elemento de incertidumbre en la com-
posición de las Salas de enjuiciamiento que llegue a ser socialmente interpretado como una puerta abierta para la
interesada selección de sus integrantes.
A esa idea responde nuestro sistema orgánico, que no asocia la pérdida de imparcialidad a la percepción subjetiva del
Magistrado que reivindica su separación del órgano decisorio. Así se desprende con claridad del art. 221 de la LOPJ, que
atribuye a la Sala de la que forme parte el Magistrado que formula su abstención la competencia para decidir sobre el carácter
justificado o injustificado de la abstención.
Si bien se mira, la imparcialidad, entendida ésta como la ausencia de toda prevención o designio que pueda ponerse al
servicio de alguna de las partes o del propio Juez, tiene siempre un marcado carácter subjetivo. La concurrencia de cual-
quiera de esos designios, esto es, su parcialidad, afecta al ánimo del Juez, que filtra lo que debiera ser el legítimo ejercicio
de la función jurisdiccional con una motivación que le aparta de su verdadero estatuto constitucional. Esa genuina dimen-
sión subjetiva de la imparcialidad y las dificultades para indagar su concurrencia, explican que el ordenamiento jurídico, con el
fin de prevenir cualquier riesgo de menoscabo, objetive una serie de causas que obligan al Juez a apartarse del conocimiento
del asunto, con independencia de que aquél se sienta o no íntimamente afectado en su imparcialidad. El legislador asume
que la preexistencia de una relación del Juez con cualquiera de las partes o con el objeto del proceso, lleva a la sociedad a
desconfiar del efecto que esos vínculos puedan proyectar sobre la labor de enjuiciamiento. El Juez ha de apartarse
inmediatamente del conocimiento del asunto y si no lo hace puede ser recusado.
Sin embargo, la causa de abstención invocada en el presente expediente, referida a la participación en la admisión a trámite
de la querella (art. 219.11 LOPJ), nada tiene que ver con una relación preexistente, con hechos o situaciones que son ajenos al
proceso mismo. De lo que ahora se trata es de abordar el obstáculo que podría representar para la vigencia del derecho a un
proceso con todas las garantías, el contacto mantenido por el Juez con actos procesales en los que ha intervenido durante la
fase de instrucción. Así perfilada, la abstención promovida encontraría su verdadero significado, no tanto en la idea de
imparcialidad cuanto en la de incompatibilidad funcional. En efecto, forma parte de la esencia misma de nuestro sistema de
enjuiciamiento que el Juez que ha asumido funciones instructoras no pueda luego participar en el acto de enjuiciamiento. La
escisión funcional entre la actividad jurisdiccional de investigación y la de enjuiciamiento constituye un presupuesto
inderogable para la vigencia del derecho a un proceso justo (art. 24.2 CE) e impone que el juez que instruye no pueda
fallar.
Nuestro análisis ha de centrarse, por tanto, en el significado procesal del acto de admisión a trámite de la querella y en su
capacidad para erigir un obstáculo que desdibuje la obligada separación entre las dos fases esenciales del proceso penal.
Sin necesidad de recurrir a una prolija enumeración de las resoluciones dictadas sobre la materia, la jurisprudencia
constitucional ha excluido cualquier riesgo de menoscabo para la obligada escisión funcional en los supuestos referidos a la
admisión a trámite de una denuncia o querella, "...en tanto que es un acto jurisdiccional que no expresa ni exterioriza toma
de posición anímica y está configurado legalmente como un juicio claramente distinto del razonamiento fáctico y
jurídico que permite afirmar, más allá de toda duda razonable, que unos hechos previstos en la Ley como delito han sido
cometidos por un acusado" (cfr. SSTC 39/2004, 29 de marzo —cuya doctrina reiteran las SSTC 45/2006, de 13 de febrero y
143/2006, 8 de mayo— y 162/1999, de 27 de diciembre, F. 6).
Las afirmaciones del auto de admisión a trámite de la querella, fechado el día 2 de febrero de 2010 y que, a juicio del
Magistrado promovente, mermarían su condición de tercero imparcial, no pueden ser descontextualizadas. Esas asevera-
ciones se hallan insertas en una resolución que, por su propia naturaleza, se mueve en terrero del razonamiento puramente
hipotético, no ya de lo probable, sino de lo meramente posible.
La distancia mantenida por la Sala para preservar su compatibilidad funcional con el eventual acto de enjuiciamiento, se

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desprende con nitidez de la línea de razonamiento sobre la que se sustenta la admisión a trámite de la querella.
Entre esos extremos, se recuerda la existencia de una interpretación constitucional y de la propia Sala Segunda sobre el art.
51.2 de la Ley General Penitenciaria, precepto sobre el que el Magistrado imputado había fundado las órdenes de
interceptación. Se alude también al dato constatado en la querella de que los hechos delictivos que estaban siendo
investigados en la causa principal estaban relacionados con los delitos de blanqueo de capitales, falsedades, cohechos, defrau-
dación fiscal, asociación ilícita y tráfico de influencias. Por último, se destaca el hecho de que la decisión de intervención de las
comunicaciones estuvo referida a la totalidad indiscriminada de los Letrados que intervenían o en el futuro pudieran intervenir
ejercitando el derecho de defensa.
Nada de lo que ahí se dice convierte un acto jurisdiccional que se mueve en el ámbito que es propio del razonamiento conjetural o
hipotético en un acto genuino de instrucción, que conlleve el riesgo de una intromisión funcional anticipada por parte de la Sala
llamada al enjuiciamiento.
En definitiva, ni las exigencias asociadas a la denominada imparcialidad objetiva se debilitan por el hecho de que el proceso sea
conocido en (Mica instancia por el órgano judicial que culmina todos los órdenes jurisdiccionales, ni concurren razones que
permitan afirmar que el Excmo. Sr. Magistrado que formula su abstención, ha podido incurrir en la incompatibilidad funcional
predicable de las tareas de investigación y enjuiciamiento.
1.2.2. Cuestiones

A) ¿Por qué razón pretendía no intervenir en el enjuiciamiento el Magistrado solicitante?


El Magistrado solicitante invoca como causa de abstención, la participación en la admisión a trámite de la querella.
Art. 219 LOPJ que recoge las causas de abstención , y en su caso de recusación,
11ª.- “Haber participado en la instrucción de la causa penal o a haber resuelto el pleito o causa en anterior
instancia”

B) ¿Puede abstenerse de juzgar cualquier magistrado por su voluntad?


La abstención es una obligación de todo juez o magistrado, la infracción de esta obligación constituye una falta muy
grave, Art. 417.8 LOPJ
Dicha abstención se realiza mediante un acto procesal declarativo y de voluntad, para preservar la imparcialidad del
órgano judicial al que pertenece.

C) ¿Por qué se considera que el juez que instruye no debe fallar?


La separación funcional entre la actividad jurisdiccional de investigación y la de enjuiciamiento constituye un
presupuesto inderogable para la vigencia del derecho a un proceso justo, como establece la Constitución Española en
su artículo 24.2, “Así mismo, todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por ley, a la defensa y la asistencia
de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un proceso público sin dilaciones indebidas y con
todas las garantias (…)”

D) ¿Los jueces deberían ser juzgados por un tribunal del jurado?


Señala el Art.1 de la LO 5/1995 del Tribunal del Jurado en su nº1, que este tribunal tendrá competencia para el
enjuiciamiento de los delitos atribuidos a su conocimiento y fallo respecto de, “b) Delitos cometidos por los funcionarios
públicos en el ejercicio de sus cargos”
Pero si nos atenemos al contenido de la LOPJ, la responsabilidad penal de los jueces se enjuiciará por el órgano
jurisdiccional ante el que este “aforado” determinado en la misma LOPJ y que suele coincidir con el tribunal superior.
Pero a tenor de lo expresado por el Art.5.2 de la LO 5/1995, “(…) No obstante lo anterior, y sin perjuicio de lo previsto
en el artículo 1 de la presente ley, en ningún caso podrá enjuiciarse por conexión al delito de prevaricación,(…)”.
Se entiende que no podrán ser los jueces juzgados por un tribunal del jurado.

1.2.3. Derecho aplicable: Arts. 221, 219.11 LOPJ; 54 y ss. LECrím.; 5 LO Tribunal del Jurado.

Realizado por: Irene Losada

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1.3. Caso IIl (§ 34)

1.3.1 Supuesto de hecho


Tribunal Supremo. Sala especial del art. 61 de la LO del Poder Judicial. Auto de 13/12/2011.
En el primero de los escritos de recusación formulados por la representación procesal de Don ... contra los Magistrados de la
Sala Segunda del Tribunal Supremo plantea tres causas de recusación.
La primera de las causas es la prevista en el artículo 219.1P de la Ley Orgánica del Poder Judicial, "haber participado en la
instrucción de la causa penal o haber resuelto el pleito o causa en anterior instancia". Se denuncia la falta de imparcialidad
objetiva para el enjuiciamiento de los Magistrados recusados.
La segunda de las causas plantea la falta de imparcialidad subjetiva de los Magistrados antes citados, al amparo de la
causa 10' del artículo 219 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, dada la concurrencia, a juicio del querellado, de un "interés
directo" por parte de los mismos.
Se sostiene, en síntesis que, a través de las resoluciones sobre admisión de la querella, resolución de los distintos recursos de
súplica y apelación habidos en la tramitación de la causa especial, los Magistrados han adquirido una convicción anticipada
sobre la naturaleza típica de los hechos y la directa participación del acusado en los mismos. Se pone de manifiesto que
tanto, a través del Auto de admisión a trámite de la querella, como de posteriores decisiones adoptadas en sede apelatoria y
relativas a cuestiones esenciales surgidas en la instrucción, así como en relación con las diligencias probatorias que el
querellado interesó en su día se produce una "contaminación de parcialidad del Juez" derivada de su conocimiento previo
de la causa.
En primer lugar no resulta ni mucho menos diáfano para quienes se hallan sometidos a un proceso penal de las
características del aquí producido quiénes van a ser los componentes concretos de la Sala que va a celebrar el juicio oral en
la misma, sobre todo si se parte de la base de que a pesar de las especificaciones que se contienen en el Acuerdo de la Sala
de Gobierno que se publicó en el BOE de 16 de enero de 2009, siempre queda la duda acerca de si serán aquéllos que allí se
indican como criterio general o serán otros, en tanto en cuanto que por una parte ya se dice en ellas que el tribunal que habrá
de resolver sobre la admisión a trámite de la causa será el mismo que la enjuiciará "en su caso", lo que deja en pie una duda
referida a en qué casos; sobre todo teniendo en cuenta que en una investigación para el enjuiciamiento de un hecho que,
en principio aparezca como delictivo, puede tener con el tiempo derivaciones múltiples que obliguen a modificar esa previsión
inicial. Y la prueba evidente de que la parte recusante no tenía por qué conocer la composición exacta de la Sala la da el
hecho de que la propia Sala que comenzó con cinco Magistrados decidió por Auto de 26 de octubre de 2011 constituirse con
siete, comunicándolo así al interesado.
La Ley Orgánica del Poder Judicial recoge en su artículo 219 un total de dieciséis causas por las que los Jueces y
Magistrados deben abstenerse o pueden ser recusados por las partes, todas ellas movidas por la necesidad de mantener la
exigencia de independencia e imparcialidad que requiere el ejercicio de la función de juzgar, no solo para que se haga realidad
las previsiones que sobre la materia se contienen en los artículos 117 y siguientes de la Constitución cuando proclama
estas exigencias sino para que se convierta en auténtica realidad el derecho de todo ciudadano a una tutela judicial efectiva
que proclama el artículo 24.2 de la Constitución, pues sólo un Juez independiente de influencias ajenas al pleito que debe
resolver puede actuar con la imparcialidad que es garantía de un juicio justo.
Así lo ha entendido de forma reiterada nuestro Tribunal Constitucional cuando ha señalado cómo la figura prevista en el
artículo 24.2, al reconocer a todos el derecho a "un juicio público... con todas las garantías" incluye, aunque no se cite de forma
expresa, el derecho a un Juez imparcial, a cuya consecución se orientan precisamente las causas de recusación y abstención que
figuran en las leyes —así en STC 145/1988, de 12 de julio, y muchas otras posteriores—, hasta el punto de haber llegado a decir de
que "sin juez imparcial no hay propiamente proceso jurisdiccional" —SSTC 151/2000, de 12 de junio y 156/2007, de 2 de julio, entre
otras—.
De la lectura del artículo 219 LOPJ se desprende la existencia de dos tipos de causas de recusación, unas de carácter subjetivo
que atienden a la relación de los jueces y magistrados con las partes o a su interés personal directo o indirecto en el resultado
del pleito, y otras que se consideran de naturaleza objetiva en cuanto que tienen que ver con la relación que el juzgador haya
podido tener con el objeto propio del procedimiento. Entre las de carácter subjetivo se halla la señalada con el núm. 10 en la
LOPJ —"tener interés directo o indirecto en el pleito o causa"—, y entre las de naturaleza objetiva se encuentra la prevista con el
núm 11 del precepto indicado —"haber participado en la instrucción de la causa penal ..."—, ambas alegadas por la defensa del
acusado para sostener la recusación instada.
La causa de recusación objetiva que más cuestiones ha planteado a nuestros tribunales es la que se relaciona con el hecho de
"haber participado en la instrucción de la causa penal", lo que, como su propia denominación indica sólo afecta al orden
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jurisdiccional penal. Con ella lo que se intenta evitar es que el Juez que instruye un proceso penal y que por ello tiene conocimiento
directo de los hechos por los que se va a enjuiciar a una persona, sea a la vez quien juzgue después en el juicio oral posterior.
La representación procesal de Don .._ sostiene que los Magistrados recusados participaron en la instrucción del caso cuando durante
la tramitación de la misma tomaron decisiones tan trascendentales corno las siguientes: a) el Auto de 24 de febrero de 2010 por el
que se admitió a trámitela querella pese a la oposición por parte del Ministerio Fiscal; b) el Auto de 13 de abril de 2010, por el que,
tras rechazar por innecesarias las diligencias a las que se refiere el artículo 410 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, se desestima
el recurso de súplica interpuesto por el Ministerio Público, y al que se adhirió la representación procesal del Sr. contra el Auto
de admisión a trámite de la querella; y c) el Auto de 7 de julio de 2011 por el que se desestiman los recursos de apelación
interpuestos contra los Autos dictados por el Magistrado instructor de la Causa Especial en fechas 16 y 17 de marzo, 1 de abril y 3
de junio de 2011, desestimatorios de los correspondientes recursos de reforma contra la denegación de declaración de nulidad del Auto
del instructor que ordenaba la sustanciación de la causa por los trámites de Procedimiento Abreviado, pese a la solicitud de
sobreseimiento libre la causa y subsiguiente archivo formulada por el imputado, contra la denegación de la práctica de diversas
pruebas interesadas por la defensa y por el Ministerio Fiscal, así como contra el expurgo de determinados fragmentos de las
grabaciones realizadas en el centro penitenciario, bajo la consideración de que carecían de interés para la causa y afectaban a la intimidad
del querellante.
Esta resolución, en la que la Sala se declara competente para la instrucción y enjuiciamiento de la causa, admite a trámite la
querella por los presuntos delitos de prevaricación y contra las garantías de la intimidad y designa instructor de la causa, pese a
lo indicado en ella acerca de limitado alcance del juicio de adruisibilidad sobre la querella que aborda, constreñido a determinar si
la calificación jurídico penal de los hechos en ella relatados "no aparece como completamente rechazable", es decir, no resulta
absurda y carente de sentido, tanto desde la perspectiva de la verosimilitud fáctica de la denuncia como desde la razonabilidad de
su subsunción en un concreto tipo penal, ha sobrepasado tan primigenio y provisional juicio procesal de verosimilitud de la
querella para adentrarse en el terreno propio de la calificación jurídica de los hechos atribuidos al querellado, dimanantes de las
actuaciones penales de investigación de que trae causa la querella, desembocando en un juicio material sobre la tipicidad de los
hechos objeto de la misma. Dicho juicio se conforma sobre una serie de consideraciones que, sin duda, la Sala llevó a cabo tan sólo
con la pretensión de dotar de mayor fundamento a su decisión de admisibilidad, pero que implican valoraciones jurídicas que se
proyectan sobre la posible concurrencia de los elementos que integran los tipos delictivos comprendidos en la querella. Así, en
dicho Auto se realiza la descripción, aunque breve, de las resoluciones judiciales dictadas por el querellado donde se acordó la
intervención de comunicaciones de los presos con sus letrados, la indicación del precepto legal que habilitaba tal proceder, según el
parecer del querellado, la exposición de su correcta exégesis a la luz de jurisprudencia de esa misma Sala, contraria a ofrecer
cobertura legal a tales resoluciones judiciales de instrucción y, finalmente, una somera exposición del "único fundamento fáctico
para tan genérica e importante decisión" limitativa de derechos fundamentales. Dichas consideraciones, realizadas en el mencionado Auto
suponen un juicio de tipicidad que muestra, de alguna manera, la posición de la Sala en ese incipiente estadio del proceso penal
acerca de la calificación jurídico penal de los hechos imputados al querellado.
Más concretamente, las consideraciones realizadas en el Auto sobre la jurisprudencia de esa misma Sala acerca de la correcta
interpretación del artículo 51.2 de la Ley General Penitenciaria, en coincidencia con la doctrina del Tribunal Constitucional, que
limita su ámbito de aplicación a las causas seguidas por delitos de terrorismo, así como las valoraciones que comprende la
referencia al fundamento fáctico esgrimido por el querellado para justificar la decisión de intervenir las comunicaciones entre
presos y sus letrados, consistente en "la hipótesis de que los letrados pudieran hacer de enlace entre los presos y la organización
delictiva, referida a la totalidad indiscriminada de ellos, tanto los que en la actualidad como los que en el futuro pudieran asistir
profesionalmente a los presos, de los que sólo en el primero de los dos Autos se concreta la identidad de uno de ellos que
posteriormente resultó imputado en la causa", reputándolas de "genéricas" pese a su indudable trascendencia, conlleva la
aparente realización de apreciaciones jurídicas relevantes a los efectos de integrar los elementos conforman los tipos penales
cuya autoría se atribuye por el juez instructor al querellado, en sentido claramente desfavorable a este, por lo que suponen de
aproximación a la eventual gravedad de la irregularidad o ilicitud de las decisiones judiciales adoptadas por el querellado. Se llevan así
a cabó consideraciones más propias de la fase enjuiciamiento o de la sentencia propiamente dicha que de una decisión sobre
la mera admisibilidad de una querella, generándose la sensación desde una perspectiva meramente externa de que se ha incurrido en un
prejuicio acerca de la tipicidad de los hechos objeto de querella, contraria a los intereses del querellado.
En definitiva, las decisiones procesales adoptadas por la Sala, integrada por los Magistrados recusados antes mencionados, suponen un juicio
material de tipicidad en fase de instrucción, sustentado en la calificación jurídica de los hechos investigados y atribuidos al querellado, aunque sólo
sea con el limitado alcance indiciario propio de la fase instructora de la causa, que determina la contaminación objetiva de los mismos.

1.3.2. Cuestiones

A) ¿Por qué interviene la sala del art. 61 del TS en un incidente de recusación?


Porque en este caso conoce de los incidentes de recusación de más de dos Magistrados de una Sala. Según el art. 61,
en este caso, los afectados directamente por la recusación serán sustituidos por quienes corresponda.

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B) ¿Qué es la imparcialidad objetiva?


La imparcialidad objetiva hace referencia a que un eventual contacto anterior del juez con el caso sometido a su
consideración, desde un punto de vista funcional y orgánico, excluya cualquier duda razonable sobre su imparcialidad.
En esta medida la imparcialidad objetiva se refiere al objeto del proceso, y asegura que el encargado de aplicar la ley
no haya tenido un contacto previo con el tema a decidir y que por lo tanto se acerque al objeto del mismo sin
prevenciones de ánimo.

C) ¿Por qué un juez que instruye no debe fallar?


Porque se quiere evitar que el juez que instruye un proceso penal y que por ello tiene conocimiento directo de los
hechos por los que se va a enjuiciar a una persona sea a la vez quien juzgue en el juicio oral posterior.

D) El aforamiento ante la Sala de lo Penal del TS ¿impide diferenciar ambas funciones?


No, ya que las funciones se deben encontrar plenamente diferenciadas.

1.3.3. Derecho aplicable: Arts. 61, 219 y 410 LOPJ; 24 CE. 1.4.

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Caso IV (§ 35)

1.4.1. Supuesto de hecho


En el primero de los motivos denuncia el quebrantamiento de forma del art. 851.6 de la Ley procesal "al haberse admitido la
recusación" de dos de los Magistrados integrantes de la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia del País
Vasco. El recurrente es consciente de que su queja no tiene el amparo legal que la ley prevé en el art. 851.6 de la Ley procesal,
a cuyo tenor, podrá interponerse recurso de casación cuando hayan concurrido a dictar sentencia algún Magistrado cuya
recusación intentada en tiempo y forma y fundada en causa legal, se hubiera rechazado. Resulta patente que ninguno de los
dos Magistrados a los que se refiere la impugnación concurrieron a dictar sentencia, pues su recusación había sido acordada con
anterioridad. Por ello intenta que prospere el motivo desde una interpretación analógica del art. 851.6 de la Ley procesal penal. El
motivo se desestima. La naturaleza extraordinaria del recurso de casación impide que pueda extenderse la recurribilidad de
la sentencia a supuestos no expresamente previstos en la Ley procesal penal. Ese tratamiento de la previsión del recurso
es acorde con las reglas de la lógica, pues la imparcialidad debe adornar a los Magistrados que integran el órgano de
enjuiciar, es decir, a los llamados a ejercer la jurisdicción en el caso objeto del enjuiciamiento. Los requisitos de
imparcialidad están previstos en la ley y aparecen objetivados en la ley procesal de manera que el Juez imparcial es aquel
llamado a la resolución del conflicto planteado en quien no concurren las circunstancias de abstención y de recusación
previstas. Por tal motivo la Ley procesal permite la recurribilidad para las resoluciones de recusación intentadas y rechazadas
y no para las acordadas, pues respecto a los Magistrados recusados ya no forman parte del órgano de enjuiciar y respecto
de ellos no existe la causa de recurrir porque no han participado en el fallo que se recurre.

1.4.2. Cuestiones

A)¿Qué pretendía la parte recurrente del Tribunal Supremo en este recurso de casación?
La parte recurrente interpone recurso de casación para dilatar el tiempo en la resolución del procedimiento
principal; ya que una vez dictada resolución sobre el recurso de recusación, en virtud del artículo 228.3, no cabria
interponer recurso alguno; se interpondría recurso de casación solo en el caso de que uno de los dos Magistrados
recusados participara en la elaboración del fallo, ahí si, se podría interponer recurso de casación como aparece
recogido en el artículo 851.6 de LECrim.

B)¿Qué mecanismos prevén las leyes procesales para garantizar la imparciabilidad de Juzgados y Tribunales?
Las leyes procesales prevén como mecanismos para garantizar la imparcialidad de Juzgados y Tribunales: la
abstención y la recusación.
Las causas de la utilización de estos dos mecanismos aparecen recogidos en el artículo 219 de la LOPJ.

C)¿Qué organismo es el encargado de resolverlo?


En virtud del artículo 244.2 de la LOPJ, el encargado de resolver el recurso de recusación interpuesto frente a
los Magistrados integrantes de la Sala de lo Civil y Penal del TSJ ha de ser en virtud de un turno establecido por orden
de antigüedad

D)¿Quién puede alegar la existencia de una casusa de recusación?


Quien puede alegar la existencia de una causa de recusación aparece recogido en el artículo 218 de la LOPJ:
“Únicamente podrán recusar:
1º En los asuntos civiles, sociales y contencioso-administrativos, las partes; también podrá hacerlo el Ministerio
Fiscal siempre que se trate de un proceso en el que, por naturaleza de los derechos en conflicto, pueda o deba
intervenir.
2º En los asuntos penales, el Ministerio Fiscal, el acusador popular, particular o privado, al actor civil, el
procesado o inculpado, el querellado o denunciado y el tercer responsable civil”.
En el caso concreto del enunciado haríamos referencia a este mismo artículo, pero solo en el punto 2, ya que el
asunto el penal y no civil.

1.4.3. Derecho aplicable: Art. 219 LOPJ; 54, 851.6 LECrim.

Realizado por Patri Nebril Balseiro y Francisco J. Márquez González


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1.5. Caso V (§ 36)

1.5.1. Supuesto de hecho

Aduce el motivo que en el caso que nos ocupa se ha quebrado esa imparcialidad objetiva respecto del Ilmo. Sr. A..., que fue
el ponente de la sentencia y participó, al menos en cuatro ocasiones, en las resoluciones sobre la situación per sonal de
doña J... (las dos últimas en los autos de 9 de agosto de 2007 —rollo 2.../...— y 16 de diciembre de 2.008 —rollo 3.../...--) que
suponen su contaminación objetiva al haber tenido que entrar para adoptarlas en contacto con la causa y hacer juicios de valor
sobre el material probatorio. Añade que al decir que las alegaciones de la acusada para postular su libertad no logran
desvirtuar las consideraciones que determinaron su prisión —datos objetivos resultantes de la instrucción —sic— nacionalidad
de origen y situación de rebeldía de su esposo—, se está aludiendo directamente al material probatorio acumulado durante la
instrucción, tenido por lo tanto dicho magistrado, formado en su subconsciente, un estado de opinión próximo al de la
culpabilidad que luego expresó en la sentencia condenatoria y en la concreta pena impuesta, por lo que debería de
haberse abstenido de este caso concreto sin necesidad de ser recusado por la parte.

1.5.2. Cuestiones

A) ¿En qué basaba el recurrente el interés del Magistrado en la resolución de la causa?


El recurrente basaba el interés del magistrado en que había participado en más de cuatro ocasiones en la resolución de
en al menos cuatro ocasiones de su situación personal. Con lo que se aduce que tenía una idea preconcebida de la
demandante, lo cual vulneraría el derecho a un Juez imparcial.

A) ¿Puede un juez que ha efectuado la instrucción de una causa penal intervenir en el enjuiciamiento posterior, formando parte
del Tribunal de enjuiciamiento?
No, puesto que al regirse el proceso penal por el principio acusatorio, una de cuyas características es qué el que
instruye no juzga, la persona encargada de recabar la información del hecho delictivo y de identificar a su autor, no
puede llegar a juzgar la causa de dicha persona porque se vulneraria el juez imparcial que es uno de las características
del Juez Legal consagrado, como todos sabemos, en el Art. 24.2 de la carta magna.
B) ¿Qué remedios tienen las partes para pretender que un Magistrado que tenga un prejuicio establecido se aparte del
enjuiciamiento de una causa?
El remedio es la recusación, según el art 218.2 de LOPJ, que expone que únicamente podrán recusar en los asuntos
penales, el ministerio fiscal, el acusador popular, particular o privado, el actor civil, el procesado o inculpado, el
querellado o denunciado y el tercero responsable civil.
Además de que el art 219 de la LOPJ expone algunas causas de recusación que pueden englobarse dentro del caso.
219.11ª Haber participado en la instrucción de la causa penal o haber resuelto el pleito o causa en anterior instancia.
219.16ª Haber ocupado el juez o magistrado cargo público o administrativo con ocasión del cual haya podido tener
conocimiento del objeto del litigio y formar criterio en detrimento de la debida imparcialidad. Yo personalmente me
decanto por éste.

C) ¿Qué se entiende por contaminación en dicho ámbito?


Se entiende el haber conocido por otras vías distintas del sumario de instrucción de la causa sobre el procesado, con lo
que estaría posiblemente viciado la decisión del juez, que haría que se vulnerase el derecho al juez imparcial inherente al
derecho al juez legal predeterminado por la ley del art. 24.2, lo cual abriría el paso al recurso de casación del art 851.6º de
la LECRIM.

1.5.3. Derecho aplicable: Arts. 217, 218 y 219 LOPJ; 54 y 851.6 LECrim.
Realizado por: M. Alcaide

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2. LA RESPONSABILIDAD DEL JUEZ: LA RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA

2.1. Caso I (§ 37)

2.1.1. Supuesto de hecho

El Juez encargado del Registro Civil de ..., afirmó en escrito remitido a otra Autoridad, entre otras cosas, que las Resoluciones
de la DGRN por las que se interpreta la Ley 13/2005 en materia de matrimonio, en el sentido de autorizar matrimonios entre
extranjeros del mismo sexo, son resoluciones que contienen una "interpretación ilegal", y que la misma responde a
criterios "políticos y propagandísticos", remitiendo dicho escrito a los medios de comunicación en los que fueron publicados.
A) Mediante tales declaraciones ¿ha podido incurrir dicho Juez en alguna contravención a su estatuto disciplinario? Describa, en su
caso, en qué tipo de infracción ha podido incurrir y cuál sería el órgano encargado de dilucidar su responsabilidad.
B) ¿Puede la libertad religiosa, ideológica o de expresión amparar este comunicado? Aduciendo el ejercicio de estas libertades
públicas, ¿puede un Juez alegar objeción de conciencia y oponerse a aplicar la reforma operada por la Ley 13/2005 en el
sentido de negarse a contraer matrimonio a personas del mismo sexo?
2.L2. Cuestiones

A)Mediante tales declaraciones ¿Ha podido incurrir dicho Juez en alguna contravención a su estatuto disciplinario?
Describa, en su caso, en qué tipo de infracción ha podido incurrir y cuál sería el órgano encargado de dilucidar su
responsabilidad.
Si, con las anteriores declaraciones hechas por el Juez del Registro Civil ha incurrido en responsabilidad disciplinaria al
faltar lo citado en el art. 418.1 de la LOPJ considerada como grave por faltar el respeto a los superiores en el orden
jerárquico, en su presencia, en escrito que se les dirija o con publicidad.
La autoridad competente para tal efecto es la Comisión Disciplinaria del CGPJ que podrá sancionar al Juez con hasta
6.000 euros de multa.

B)¿Puede la libertad religiosa, ideológica o de expresión amparar este comunicado? Aduciendo el ejercicio de estas
libertades públicas, ¿Puede un Juez alagar objeción de conciencia y oponerse a aplicar la reforma operada por la Ley
13/2005 en el sentido de negarse a contraer matrimonio a personas del mismo sexo?
La libertad religiosa, ideológica o de expresión recogida en los arts. 16 y 20 de la CE, referentes a los derechos
fundamentales de las personas, no puede amparar este comunicado; ya que una de las características esenciales del
juez legal, es su sometimiento a la Ley y al Derecho, tal y como aparece recogido en el art. 117.1 de la CE, “La justicia
emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial,
independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente a la Ley".
El Juez no puede hacer uso de la objeción de conciencia por diversos motivos. El acceso al cuerpo es libre, nadie le ha
obligado a ello y dicho acceso implica acatar las leyes y lo que en ellas se disponga. Por ello se puede atender al art.
118 de la CE en el que para TODOS es obligado cumplir las sentencias y demás resoluciones firmes de los Jueces y
Tribunales, así como prestar la colaboración requerida por éstos en el curso del proceso y en la ejecución de lo
resuelto; y el art. 17.2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial que sostiene que las Administraciones Públicas, las
Autoridades y funcionarios, las corporaciones y todas las entidades públicas y privadas, y los particulares, respetaran, y
en su caso, cumplirán las sentencias y las demás resoluciones judiciales que hayan ganado firmeza o sean ejecutables
de acuerdo con las leyes.

2.1.3. Derecho aplicable: Arts 16, 20, 117.1 C.E. y 418 LOPJ.

Realizado por: Piedad y Patricia

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2.2. Caso II (§ 38)


2.2.1. Supuesto de hecho
Recurso contra el Acuerdo del Consejo General del Poder Judicial resolviendo con la sanción de separación del servicio de un
Magistrado en virtud de expediente disciplinario, iniciado por deducción de testimonio de un proceso penal,
Resulta claro, según la doctrina constitucional referida, que debe ser para nosotros la pauta legal obligada según lo dispuesto en el
art. 5.1 de la LOPJ, que, no siendo D... la persona respecto a la que en el proceso penal se había acordado la intervención de sus
comunicaciones telefónicas, sus conversaciones con la persona intervenida estarían a cubierto del derecho fundamental al
secreto de las comunicaciones y no podrían ser utilizadas como medio de prueba en su contra en un procedimiento disciplinario.
De este modo la razón genérica que veda la utilización como prueba en el procedimiento disciplinario, cuya instrucción coincida
con la de una instrucción penal, de conversaciones telefónicas intervenidas en el proceso penal, se refuerza en este caso por la
otra veda específica respecto a las conversaciones de don ..
Conclusión de todo lo expuesto es la de que, si la prueba que el instructor del Expediente disciplinario pretendía extraer del proceso
penal en fase de instrucción entraba en colisión con el derecho fundamental al secreto de las comunicaciones del expedientado,
tal prueba resultaba ilícita e inconstitucional, y por tanto la dificultad para su obtención en modo alguno podía considerarse corno
razón excepcional para la prolongación del plazo de caducidad, de la prevista en el art. 425.6 LOPJ, siendo así jurídicamente
inaceptable la prolongación que la Comisión Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial autorizó en su acuerdo de 10 de
mayo de 2006.
Producida la caducidad del procedimiento disciplinario el 15 de agosto de 2006, razonada en los Fundamentos precedentes, se
debió ordenar el archivo del expediente, conforme a lo dispuesto en el art. 442 de la Ley 30/1992; por lo que todas las actuaciones
del procedimiento disciplinario producidas después de la caducidad carecen ya de cobertura legal, incurriendo por ello la final
resolución sancionadora, el Acuerdo del Pleno del Consejo General del Poder Judicial de 22 de abril de 2010, recurrido en este
proceso, en el motivo de nulidad del art. 63.1 de la Ley 30/1992,debiendo por tanto estimar el recurso interpuesto contra él,
anulándolo.

2.2.2. Cuestiones
A) ¿Puede el CGPJ separar de la carrera judicial a un juez o magistrado? ¿En qué casos?
Si. El CGPJ podrá imponer la separación como sanción cuando la falta cometida por el Juez o Magistrado tenga la
consideración de muy grave.
Tienen la consideración de faltas muy graves las descritas en el art. 417 de la LOPJ.
Los Jueces y Magistrados no podrán ser separados, suspendidos, traslados ni jubilados, sino por alguna las causas
legalmente establecidas.
B) ¿Atacaría tal decisión la independencia judicial?
No. La independencia judicial está referida a la potestad jurisdiccional donde los Jueces y Magistrados son independientes
respecto a todos los órganos judiciales y de gobierno del Poder Judicial.
Los Jueces y Magistrados, órganos de Gobierno o el CGPJ no podrán dictar instrucciones, de carácter general o particular,
dirigidas a sus inferiores, sobre la aplicación o interpretación del ordenamiento jurídico que lleve a cabo en el ejercicio de
su función jurisdiccional.
No implica ello que los Jueces y Magistrados no sean responsables de las faltas cometidas en el ejercicio de sus cargos.
Pero las sanciones por responsabilidad disciplinaria, solo las podrá imponer la autoridad competente y siguiendo el
procedimiento establecido en la ley. (Art 415 LOPJ)
C) ¿Le parece adecuado que la Sala de lo Contencioso-Administrativo pueda anular los acuerdos del CGPJ? ¿Debería ser otro
Tribunal?
Si, porque la resolución de los expedientes disciplinarios que se deriven de una falta muy grave corresponden al Pleno del
CGPJ a propuesta de la Comisión Disciplinaria, y en caso de que no se esté de acuerdo con dicha resolución podrá ser
impugnada en vía contencioso-administrativa.
No, porque los actos, resoluciones y disposiciones emanadas del Pleno serán recurribles en vía Contencioso-
Administrativa ante la Sala correspondiente del Tribunal Supremo según el artículo 1.3.b. y 12.1.b. de la ley 29/1998
reguladora de la Jurisdicción Contencioso-administrativa

2.2.3 Derecho aplicable Arts. 414 y ss. LOPJ. Realizado por: Juan Toledo

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LECCIÓN 6. EL DERECHO AL JUEZ LEGAL

1. Juez legal y reserva de Ley Orgánica

1.1. Caso (§ 39)


1.2. Caso II (§ 40)
1.3. Caso III (§ 41)
1.4. Caso 1V (§ 42)
1.5. Caso V (§ 43)

2. Juez legal e independencia


2.1. Caso I (§ 44)
2.2. Caso II (§ 45)

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Lección 6

EL DERECHO AL JUEZ LEGAL


1. JUEZ LEGAL Y RESERVA DE LEY ORGÁNICA 1.1. Caso I (§ 39)
1.1.1. Supuesto de hecho
Tribunal Supremo. Sala de lo Penal. Auto.
En la Villa de Madrid, a veintiuno de junio de dos mil doce.
PRIMERO. En el Rollo de Sala de la Audiencia Nacional, el Ministerio Fiscal promovió cuestión de competencia, en ella se investigó por el
Juzgado Central un presunto delito de falsificación de moneda al haber remitido la Brigada de Investigación del Banco de España diversos
billetes de dólares espurios, enviados por la sucursal del de España en Tenerife, sin que conste el sujeto o sujetos que los introdujeron
en el tráfico fiduciario, con apoyo en la disposición final tercera de la LO 5/2010, que modifica el apartado 1 letra b) del art. 65 que atribuye a
la Audiencia Nacional tales delitos, siempre que sean cometidos por organizaciones o grupos criminales, así dicta auto de inhibición de
2/2/11 a favor de la Audiencia Provincial de Madrid; la Sección Séptima a la que correspondió dictó auto de 26/4/11 rechazando la inhibición,
planteándose así esta cuestión de competencia negativa.
SEGUNDO. El problema estriba en determinar si las normas que modifican las competencias se proyectan a hechos anteriores y/o a
procesos anteriores, cuando guardan silencio sobre tal punto y no contienen una norma transitoria específica. El tema es discutible, pero en
cualquier caso se entiende que una vez abierta la fase de juicio oral la competencia ya fijada no es susceptible de ser variada y permanece
inmune incluso a una norma legislativa, salvo cuando ésta disponga expresamente otra cosa. Deberá estarse, como régimen supletorio
(artículo 4 de la Ley de Enjuiciamiento Civil) al artículo 44 de la Ley Procesal Civil que viene a establecer de un modo claro y terminante la
predeterminación legal de la competencia: "Para que los tribunales civiles tengan competencia en cada caso se requiere que el
conocimiento del pleito les esté atribuido por normas con rango de ley yanteriores a la incoación de las actuaciones de que se trate" .
Puede entenderse que la fase de instrucción no tiene ese carácter de "proceso estricto sensu" , es preparatoria del auténtico proceso que se
inicia con la apertura del juicio oral, pero estando ya en esa fase no cabe la variación competencia] salvo previsión expresa del legislador. Si
no, quedará vacío de contenido el prefijo "pre" que precede a la determinación legal del juez.
El examen de las originales y muy poco conocidas disposiciones transitorias de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y el hecho de que ése haya
sido el criterio expresado en diversas reformas legales que comportaban de manera directa un cambio competencia! (recordemos las últimas
modificaciones de los criterios penológicos del art. 14 de la citada Ley de Enjuiciamiento o la Disposición Transitoria 5 de la Ley Orgánica
7/1988, de 28 de diciembre) abonan esa tesis. Asimismo ése ha sido un criterio tradicional (ver autos de 30/10/1979 ó 19/2/1980 entre otros).
El pase a la fase de juicio oral se erige en un momento clave para disciplinar un régimen distinto de las nuevas normas competenciales.
"Cuando el procedimiento ha superado la fase de instrucción y ya se ha procedido a al apertura del juicio oral no puede modificarse la
competencia, en esa etapa o fase del procedimiento, hay que acudir como hemos declarado en sentencia 413108, de 30 de junio, a la
"perpetuatio jurisclictionis", en cuanto ello supone el mantenimiento de una competencia declarada una vez abierto el juicio oral, incluso en
casos en los que la acusación desistiera de la calificación más grave que dio lugar a la atribución de la competencia".
En el caso que nos ocupa la Audiencia Nacional se ha inhibido en eI trámite de instrucción del período intermedio del juicio oral, en
consecuencia corresponde a la Audiencia Provincial, mas consta en las actuaciones que el lugar donde sucedieron los hechos fue
Tenerife, así consta en el dictamen del Ministerio Fiscal, fechado el 24/1/11: "En la presente causa la BIBE remitió diversos dólares espurios,
remitidos por la sucursal del Banco de España en Tenerife, sin que conste el sujeto o sujetos que los introdujeron en el Tráfico fiduciario" por
ello procede declarar mal planteada la cuestión de competencia negativa, pues en Madrid no sucedió hecho delictivo alguno y en
consecuencia atribuir la competencia a la Audiencia Nacional.

1.1.2. Cuestiones

A) ¿Puede el Fiscal plantear cuestiones de competencias??

La Cuestión de Competencia se configura como una conflicto que puede surgir sobre la competencia enter órganos
jurisdiccionales pertenecientes a un mismo orden jurisdiccional , su regulación básica viene definida en el artículo 51 de
la LOPJ si bien su sustanciación ha de acomodarse , por remisión del citado precepto , a las normas establecidas en
las leyes procesales de la jurisdicción en cuestión .

En este sentido el caso alude a una cuestión que se dirime en el orden penal ,a saber el delito de falsificación de
moneda, por lo que hemos de acudir a la Ley de Enjuiciameinto Criminal que en su artículo 19 determina al Ministerio
Fiscal como uno de los actores que podrán , en un procedimiento penal , promover y sostener competencia en
cualquier estado de la causa . Se plasma igualmente en el artículo 23 de la norma procesal penal que atribuye
expresamente al Ministerio Fiscal la facultad , si considera que el Juez no tiene competencia para actuar en la causa
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para reclamar ante el Tribunal Superior, y el 26 establece los cauces posibles para promover la cuestión de
competencia , bien de declinatoria o como en en el supuesto planteado por el caso a través de inhibitoria.

A mayor abundamiento el artículo 3 apartado 8 del Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal aprobado por Ley 50/1981,
30 diciembre dispone de forma expresa entre las funciones que vienen atribuidas a dicho Ministerio la de “Mantener la
integridad de la jurisdicción y competencia de los jueces y tribunales, promoviendo los conflictos de jurisdicción y, en su
caso, las cuestiones de competencia que resulten procedentes, e intervenir en las promovidas por otros ”.

A la vista de dichas consideraciones cabe responder afirmativamente a la cuestión planteada.

B) ¿La Audiencia Nacional es superior de las Audiencias Provinciales??

En relación a la respuesta de la cuestión anterior hemos de acudir en primer término a las normas procesales penales
para abordar la planteada en este apartado dado que las cuestiones de competencia han de acomodarse a estas
normas en el orden jurisdiccional correspondiente al tenor del precitado artículo 51 de la LOPJ .

En este sentido hemos de acudir a la formulación que al respecto de la jerarquía jurisdiccional define en el orden penal
el artículo 20 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal , precepto que en relación a la resolución de las cuestiones de
competencia dispone de forma expresa la determinación jerárquica de los órganos jurisdiccionales. El punto 3º
establece que de las Audiencias de lo criminal del mismo territorio será la Audiencia Territorial en pleno el órgano
superior jerárquico.

No cabe configurar a la Audiencia Nacional como órgano jurisdiccional jerárquicamente superior de las Audiencias
Provinciales y por ende la cuestión ha de resolverse negativamente dado que la Audiencia Nacional no es
jerárquicamente superior a las audiencias provinciales.

C) ¿Dónde están las disposiciones transitorias de la LECrim?


La redacción original de la Ley de Enjuiciamiento Criminal no contiene disposiciones transitorias. Ha sido la Ley
Orgánica 7/1988, de 28 de diciembre , de los Juzgados de lo penal y por la que se modifican diversos preceptos de las
leyes orgánica del poder judicial y de enjuiciamiento criminal ( boe 313/1988, de 30 de diciembre) donde se contienen
lo que en el caso el Tribunal Supremo denomina las desonocidas disposiciones transitorias de la LECr.
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Primera. En tanto subsistan los Juzgados de Distrito conocerán éstos de los juicios por faltas no atribuidos a los
Juzgados de Paz y los Juzgados de Instrucción de los recursos de apelación contra las resoluciones de dichos
Juzgados de Distrito.
Segunda. En tanto no se proceda a actualizar el libro III del Código Penal, los Juzgados de Paz conservarán la
competencia para conocer en primera instancia de los juicios de faltas que tienen en la actualidad.
Tercera. En tanto no entren en funcionamiento los Juzgados de lo Penal, las funciones que les corresponden conforme
a las modificaciones introducidas por la presente Ley serán ejercidas por los Juzgados de Instrucción de la
demarcación correspondiente o por la Audiencia, con arreglo a las competencias para enjuiciamiento y fallo que tienen
respectivamente reconocidas en la actualidad. Cuando proceda la abstención de los Jueces de Instrucción por la causa
décima del artículo 219 de la Ley Orgánica del Poder Judicial en los procesos en que les corresponda la instrucción y
el fallo, se limitarán aquéllos a remitir las actuaciones al órgano competente para el fallo, de acuerdo con las reglas
sobre prórroga de jurisdicción, sustitución o reparto establecidas.
Cuarta. Las competencias que esta Ley, en su artículo 31. apartado 6, atribuye a las Salas de Gobierno de los
Tribunales Superiores de Justicia, serán asumidas por las respectivas Salas de Gobierno de las Audiencias
Territoriales, en tanto aquéllos no se constituyan.
Quinta. Los procedimientos en curso a la entrada en vigor de la presente Ley se acomodarán a lo dispuesto en los
artículos 779 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, modificados conforme a lo establecido en esta Ley,
salvo cuando ya se hubiera formulado por la acusación la calificación provisional.

En realidad sería la quinta la que cabría denominar en strictu sensu como transitoria de la LEECr. Dado que las cuarto
primeras vienen a regular situaciones transitorias descritas y reguladas por la Ley Orgánica del Poder Judicial.
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Encontramos asimismo una disposición transitoria en la nueva regulación de varios preceptos de la LECr en la Ley Ley
37/2011, de 10 de octubre, de medidas de agilización procesal a fin de prevenir el periodo transitorio de aplicación de
dichas modificaciones en relación a la regulación anterior:

Disposición transitoria única Procesos en trámite. Los procesos que estuvieren en trámite en cualquiera de sus
instancias a la entrada en vigor de la presente Ley, continuarán sustanciándose hasta que recaiga sentencia en dicha
instancia conforme a la legislación procesal anterior.

D) ¿Qué es una disposición transitoria?


Son disposiciones que se pueden contener en las normas . Su vigencia es siempre temporal y abordan o regulan
situaciones de afección por la norma que las contiene a otras normas o situaciones reguladas por las mismas.

E) ¿Cuál es su finalidad?
Las disposiciones transitorias vienen a establecer la vigencia temporal de una norma modificada o bien regulan con
carácter igualmente temporal una determinada situación que viene afectada por la norma que contiene la disposición
en tanto dicha norma o la regulación concreta de esa situación no adquiere vigencia.

1.1.3. Derecho aplicable: Arts. 65.1 b) LOPJ; 13 y 14, 666 LECrim.; Disposiciones transitorias LECrim.

Caso resuelto por Valentina y el capitán Tán.

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1.2. Caso II (40)


1.2.1. Supuesto de hecho
La parte recurrente sostiene la falta de competencia objetiva de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de ..., alegando
que la causa se inició por Diligencias Previas por asesinato, a las que luego se acumularon otras dos diligencias por agresión
sexual. Y que la defensa mantuvo reiteradamente que si no se dividía la continencia de la causa por el enjuiciamiento
separado, debería conocer de los delitos de agresión sexual el Juzgado de lo Penal, y del de asesinato el Tribunal del Jurado.
Si se dividía la continencia de la causa, sería el Tribunal del Jurado el competente para conocer de todos ellos, como
consecuencia de la aplicación de los arts. 5.2 y 1 9 de la LOTJ. Y que todo ello fue desestimado implícitamente por el auto de
conclusión del sumario. La reclamación con tal criterio fue reiterada formulando artículo de previo y especial pronunciamiento,
desestimado, a su vez, por auto de la Sección primera de la Audiencia
Y, entiende el recurrente, que habiéndose retirado la acusación respecto del primer delito imputado de agresión sexual y del
relato de hechos, el móvil de agredir sexualmente a la víctima en el de asesinato, que había sido el motivo central para
mantener la conexidad que obligase al enjuiciamiento conjunto, quedó demostrado que la conexidad no existía ni existió nunca, y
que la acumulación no había sido sino un mero instrumento para huir del procedimiento de la LOTJ.

1.2.2. Cuestiones

A)¿El enjuiciamiento por Tribunal del Jurado o por la Audiencia Provincial puede afectar al derecho al juez predeterminado?
No, en ningún caso. El artículo 23 de la Constitución consagra el derecho de los ciudadanos a participar en los asuntos
públicos directamente o por medio de representantes. De la misma manera en el artículo 24.2 se estipula el derecho al
Juez ordinario predeterminado por la Ley.
Nuestro sistema jurídico configura el principio de jurisdicción única, la jurisdicción ordinaria, al que pertenecen los
jueces y magistrados del poder judicial, quedando además prohibido por el mismo principio ninguna otra suerte de
jurisdicciones, salvo excepción hecha de la militar, consagrada en la Constitución, como también ningún otro tribunal, a
excepción de los consuetudinarios y tradicionales, no estando el Tribunal del Jurado comprendido en ninguno de los
prohibidos, y debiendo las mismas notas del juez objetiva, funcional y territorialmente competente.
Está igualmente consagrado el Tribunal del Jurado constitucionalmente en el artículo 125, y desarrollado por Ley
Orgánica sus competencias, por lo tanto además cumple con el requisito de independencia, al tener que ser obligado,
al igual que en la LOPJ que afecta a jueces y magistrados, el desarrollo de su estatuto, funciones, competencias,
incompatibilidades y demás, por el principio de reserva legal.
Se vulneraría el principio al juez predeterminado por la Ley, en el caso de manipular las normas de la competencia
funcional, tales como el reparto de asuntos, o la intención de que un concreto litigio pase al conocimiento de un
determinado órgano judicial por la razón de intuir o esperar una resolución del caso favorable a sus intereses, como se
hace patente en el intento de una de las partes en detrimento de la otra, a la que se le vulneraría este derecho al juez
predeterminado, en evitar la sentencia emitida por un Tribunal del Jurado.
B)¿La composición concreta de un Tribunal o de un Jurado se integra en el contenido de ese derecho?
Si, ambos pertenecen a la jurisdicción del derecho procesal orgánico, que se refiere a los órganos que componen la
administración de justicia, su relación entre si y con los órganos de gobierno, mediante Ley Orgánica, contemplada en
el artículo 122.1 de la Constitución Española: “La Ley orgánica determinará la constitución, funcionamiento y gobierno
de los juzgados y Tribunales, así como el estatuto jurídico de los Jueces y Magistrados de carrera, que formarán un
Cuerpo único, y del personal al servicio de la Administración de Justicia”.
Se define aquí el derecho fundamental que asiste a los sujetos de Derecho a plantear sus pretensiones o ser juzgados
por auténticos órganos jurisdiccionales, creados mediante Ley Orgánica, pertenecientes al poder judicial, respetuosos
con los principios constitucionales de igualdad, independencia y sumisión a la Ley, y constituidos con arreglo a las
normas comunes de competencia preestablecidas.

C) ¿Existe un derecho a ser juzgado por un Tribunal técnico o por un Jurado?


Existe el derecho a ser juzgado por el juez ordinario predeterminado por la Ley, la defensa y asistencia de letrado, y en
definitiva el derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses
legítimos sin que pueda producirse en ningún caso indefensión, como proclama el artículo 24.1 y 24.2 de la
Constitución española.

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Por otra parte, las competencias del Tribunal técnico a la hora de conocer de los casos se estipulan los artículos 14.3 y
14.4 de la LECrim y respectivamente las del Tribunal del Jurado en los artículos 1 y 5 de la Ley Orgánica 5/1995, de 22
de mayo, del Tribunal del Jurado.
Conocerán y fallarán los Jueces y Tribunales según el artículo 14.3 de la LECrim, de causas por delitos a los que la
Ley señale penas privativas de libertad no mayores de cinco años o pena de multa cualquiera que sea la cuantía o
cualesquiera otras de distinta naturaleza siempre que no sobrepasen los diez años de duración. También de las faltas
imputables a los autores de aquellos delitos o a otras personas cuando la comisión de la falta y su prueba estuvieren
relacionados con aquellos.
En el artículo 14.4 LECrim dice que será la Audiencia Provincial de la circunscripción donde el delito se haya cometido
el delito o en la AP de circunscripción correspondiente en el Juzgado de Violencia sobre la mujer o la sala de lo Penal
de la Audiencia Nacional la que conocerá y fallará el resto de los casos no comprendidos en el artículo anterior.
En los delitos competencia de la Audiencia Provincial, si fuera de los atribuidos al Tribunal del Jurado, será competente
este para conocer y fallar el caso (art 1º3 LOTJ).
Por su parte el artículo 1 de la LO del Tribunal del Jurado determina los delitos atribuidos a su competencia, como los
delitos contra las personas, cometidos por funcionarios públicos en el ejercicio de sus cargos, contra el honor, contra la
libertad y la seguridad y los delitos de incendios. En su punto 2, estipula en relación con los primeros, la competencia
de delitos concretos, como el de homicio, amenazas, cohecho, allanamiento, fraudes y exacciones ilegales, etc.
El artículo 5 de la misma LO determina la competencia del Tribunal del Jurado atendiendo a cualquiera que sea la
participación o el grado de ejecución atribuido al acusado, excepto en el delito de homicidio que conocerá y fallará el
caso sólo si este ha sido consumado.
Se extenderá su competencia además a los delitos conexos, siempre que la conexión cumpla unos supuestos
determinados.
D) ¿Qué determina la competencia de uno u otro?
En el artículo 14.3 LECrim se atribuye el conocimiento y fallo al Tribunal del Jurado que sepa de la existencia de los
hechos,