Está en la página 1de 3

DESCUBRE TU IDENTIDAD, VIVE TU BAUTISMO

Jóvenes “no se dejen vencer por la mediocridad, no se acostumbren a los deseos mundanos, no
quieran vivir solo a medias, con aspiraciones reducidas o atrofiadas. ¡Jóvenes! No se dejen vivir,
sino tomen en sus manos sus vidas, y decidan hacer de ellas una auténtica y personal obra
maestra”. “Es derecho suyo, mejor deber suyo, tener altas miras. Sus aspiraciones deben ser
excelsas, sus ideales deben ser altos”. Juan Pablo II

Si piensas un poco, descubrirás que hay dentro de ti mismo algunas preguntas que te interpelan
más o menos explícitamente: ¿quién soy yo?, ¿qué estoy llamado a ser? Se tratan de preguntas
que te solicitan para que busques una respuesta conveniente. Se refiere a una íntima exigencia,
presente en ti como una flecha, que marca el rumbo…

Debes descubrir esa identidad válida y auténtica para poder vivir como quien realmente eres. Para
descubrir la auténtica identidad es necesario mirarse interiormente y encontrarse verdaderamente
así mismo. Como ayuda a este camino de reflexión te proponemos esta “Parábola del águila”:

Érase una vez un hombre que caminaba por el bosque, encontró un aguilucho, se lo llevó a su casa y
lo puso en su corral, donde pronto aprendió a comer la misma comida que los pollos y a conducirse
como estos.

Un día un naturalista que pasaba por allí, le preguntó al propietario porque razón un águila, el rey
de las aves y los pájaros, tenía que permanecer encerrado en el corral con los pollos.

Como le he dado la misma comida que a los pollos, y le he enseñado a ser como un pollo, nunca ha
aprendido a volar, respondió el propietario; se conduce como los pollos y por tanto no es un águila.

Sin embargo, insistió el naturalista, tiene corazón de águila, y con toda seguridad se le puede
enseñar a volar.

Después de discutir un poco más, los dos hombres convinieron en averiguar si era posible que el
águila volara. El naturalista le cogió en sus brazos, suavemente y le dijo “TU PERTENECES AL CIELO
NO A LA TIERRA, ABRE LAS ALAS Y VUELA”. El águila sin embargo estaba confuso: no sabía qué era
y, al ver a los pollos comiendo, saltó y se reunió con ellos de nuevo.

Sin desanimarse, al día siguiente, el naturalista llevó el águila al tejado de la casa y la animó
diciéndole: “ERES UNA ÁGUILA ABRE LAS ALAS Y VUELA “; pero el águila tenía miedo de su yo y del
mundo desconocido y saltó otra vez en busca de la comida de los pollos.

El naturalista se levantó temprano al tercer día, saco el águila del corral y lo llevó a una montaña.
Una vez allí, alzó al rey de las aves y lo animó diciéndole “ERES UNA ÁGUILA Y PERTENECES AL
CIELO, AHORA ABRE LAS AVES Y VUELA “.

El águila miró alrededor, hacia el corral y hacia arriba, al cielo. Pero siguió sin volar. Entonces el
naturalista lo levantó directamente hacía el sol; el águila empezó a temblar y abrió lentamente las
alas y finalmente con un grito triunfante voló alejándose hacia el cielo.
Es posible que el águila recuerde todavía a los pollos con nostalgia; hasta es posible que de cuando
en cuando vuelva a visitar el corral. Pero nunca vivió más vida de pollo. Siempre fue un águila,
pese a que fue mantenida y domesticada como un pollo.

Al igual que el águila, la persona que ha aprendido a pensar de sí misma algo que no es, puede
volver a decidirse a favor de sus verdaderas posibilidades. A los cristianos nos pasa algo parecido
al aguilucho. Nos olvidamos quienes somos y nos alienamos, por eso por medio de la catequesis
queremos recordarte y ayudarte a descubrir lo que realmente eres:

Eres criatura de Dios, hecha a su imagen y semejanza.- Todos al mirarte deberían decir: ¡Te
pareces a Dios! Y estás llamado a parecerte cada día más a Él.

Eres hijo de Dios. ¡Sí!, como suena: HIJO DE DIOS. Dios es amor y te ha creado para que tu vida sea
amor. Y el amor tiene un rostro, el del Hijo: Jesús. Él es el amor hecho carne.

La realidad no puede ser más grande. Eres otro Cristo desde el DIA DE TU BAUTISMO.
Descubrirte como hijo de Dios te ayudará a comportarte como lo que eres en verdad.

POR TU BAUTISMO ESTAS LLAMADO A SER SANTO Y APÓSTOL.

La santidad es para todo cristiano. Sí, tú estás llamado a ser santo y eso es posible; más aún, es
necesario y obligatorio. Todo cristiano debe ser un verdadero cristiano, un perfecto cristiano. Y
¿cómo se llama la vida perfecta de un cristiano? Se llama “santidad”. Por ello todo cristiano debe
ser santo”.

¿Por qué te extraña? ¿No es normal que el cuerpo de un niño se desarrolle hasta adquirir fuerza y
estatura de un hombre? Y eso a nadie extraña. Ni extraña que, pasado el tiempo, aquel niño sea
capaz de engendrar y comunicar a otros su vida y su ideal…

Pues mira. Si tu vida divina, recibida en germen en el BAUTISMO, se desarrolla con normalidad
hasta dar frutos de vida buena, entonces vivirás como una persona santa. La santidad es la
madurez de la vida cristiana. Y serás capaz y sentirás deseos de ser apóstol, para dar a otros lo que
a ti te hace feliz.

Y esto es para ti. Como para Santa Teresa, Santa Marta o San Pablo, San José, etc. Ten en cuenta el
plan de Dios sobre tu vida, lo que Él ha soñado para ti con amor delicado he infinito. Y verás qué
fácil y gozoso te resulta vivir de acuerdo a tanta grandeza.

EL CIELO

“No has nacido para el suelo que es morada de dolor, tú has nacido para el cielo, tú has nacido
para Dios” Tu meta es la posesión de Dios, el gozo de Dios para siempre eso es el cielo. Levanta la
cabeza y mira esa meta. ¡Qué pequeñas te irán pareciendo “las cosas de abajo”! ¡Qué claridad tan
grande se proyectará sobre tu vida! Y ¡Cómo gozarás eligiendo el esfuerzo y la lucha! Y te
levantarás de una caída…y seguirás caminando

¡PERO… SOY MUY DÉBIL!


Más de lo que te parece. Y, a pesar de todo, te digo que tu confianza ha de ser sin medida. Tienes
la fuerza de Dios. Si luchas sinceramente, Jesús combate a tu lado. Su gracia es arrolladora. El
Espíritu Santo vive en tu interior. Te fortalece. Te confirma en la fe.

Preguntas a comentar:

1. ¿Qué semejanzas encuentras entre el águila protagonista de la historia y los jóvenes de hoy?

2. ¿Por qué el águila se comportaba como pollo? ¿Hubiera sido capaz el águila de descubrir su
identidad sin ayuda? ¿Por qué?

3. ¿El ambiente en el que vives te ayuda a descubrir quién eres realmente? ¿Cómo te hace
comportarte?

4. En la Catequesis tienes la oportunidad de empezar a vivir como hijo de Dios, como cristiano,
cuyo destino es el cielo ¿Te atreves a vivir a tope esta misión que Dios te está encomendando?
Seguramente al inicio te costará porque estás acostumbrado a vivir de otro modo pero ¿estás
dispuesto?

También podría gustarte