[...] 7. En los últimos días surgirá una gran alianza de organizaciones al servicio de Satanás, la cual
llevará nombres diferentes: la "bestia" del mar (Apocalipsis 13:1), que representa a los reinos de la tierra
(véase Bruce R. McConkie, Doctrinal New Testament Commentary 3:520); "la gran ramera"; "madre ...
de abominaciones" (Apocalipsis 17:1, 5).
El élder George Q. Morris del Quórum de los Doce declaró que una parte importante de la alianza
maligna en los últimos días sería el comunismo moderno:
"Otra señal de gran importancia sería el surgimiento de un poder maligno, al cual el hermano [Ezra Taft
Benson]en forma muy elocuente le ha dado el nombre de comunismo ...
"Ese es el punto que considero muy significativo. El Salvador reconoció el dominio de Satanás sobre el
mundo y lo llamó príncipe del mundo, pero en una forma especial -en la forma a la que el hermano
Benson ha hecho referencia-se ha metido en la política del mundo entre las naciones y ya ha subyugado
a casi mil millones de personas y, mediante medidas siniestras y sanguinarias y basándose en una
filosofía mortífera, ha llevado a la muerte a millones y acarreado esclavitud a casi mil millones de
personas." (En Conference Report, abril de 1960, pág. 100.)
"Tenían todas las cosas en común." La frase, tomada de Hechos 4:32 (véase también Hechos 2:44; 3
Nefi 26:19; 4 N.efi 1:3), se refiere a los que vivían la ley de consagración en los tiempos antiguos.
Algunas personas que han reflexionado respecto al vocablo común piensan que se trata de un tipo de
organización social en forma comunal o un "comunismo cristiano". Esta interpretación es errónea. El
profeta José Smith enseñó claramente la verdadera naruraleza de tener todas las cosas en común:
"Prediqué durante casi una hora sobre el capítulo dos de Hechos, tratando de demostrar lo disparatado de
tener los bienes en común (propiedades en común). En Nauvoo cada persona es mayordomo de sus
pertenencias (bienes)" (History of the Church, 6:37-38).
Cada mayordomía se considera propiedad privada (véase sección L-4), y el resto y excedente,
consagrado para el almacén, es lo que se convierte en "bienes comunes de toda la iglesia" (véase D. y C.
82:18). Se menciona como "bienes comunes" porque todos los miembros de la orden tienen acceso a
ellos, de acuerdo con sus justos "menesteres" y "necesidades", incluyendo la necesidad de mejorar su
mayordomía (véase D. y C. 82:17-18).
(L-6) La organización del Señor, diferente de la organización del mundo (Manual de Instituto, Doctrina
y Convenios)
Algunas personas han dicho que la práctica de la ley de consagración y el sistema de la orden unida son
sólo una clase de socialismo o comunismo religioso. Otros afirman que surgió de las filosofías
económicas que existían en la época de José Smith, o de experimentos comunales de la nueva religión.
Tales suposiciones son erróneas. El profeta José Smith, después de asistir a una presentación sobre el
socialismo, en septiembre de 1843, en Nauvoo, declaró que "no creía en la doctrina". (History of the
Church, 6:33.) En nuestro día, el élder Marion G. Romney explica las diferencias entre los programas
del sistema revelado de la orden unida, y los socialistas de la siguiente manera:
"La base fundamental de la orden unida es creer en Dios y aceptarlo como el Señor de la tierra y el autor
de la orden unida.
"La orden unida se pone en práctica voluntariamente. Los miembros consagran sus bienes a la Iglesia de
Dios.
"El socialismo es un sistema político de gobierno donde no siempre sus miembros actúan por su propia
voluntad.
" ... La orden unida se basa en el principio de propiedad particular y administración por el individuo.
"Por consiguiente, tanto en la práctica como en la pertenencia y manejo de la propiedad, la orden unida
conserva para los hombres su libre albedrío, que es un don de Dios, mientras el socialismo se lo priva.
"El socialismo es un sistema político, tanto en la teoría como en la práctica, así que está expuesto a, y
empapado de, la corrupción que infesta y al fin destruye todo gobierno político que intenta reducir el
libre albedrío del hombre.
"Ser un pueblo justo es uno de los requisitos para integrar la orden unida.
"Según dicen los socialistas, ese sistema eliminará los males de la motivación de las ganancias.
"La orden unida hace que el pobre se sienta elevado y el rico sienta humildad.
En el proceso los dos se santifican. El pobre se libra de las tristes ataduras de la pobreza, lo cual le
permite sin tantos problemas alcanzar su máximo potencial, tanto temporal como espiritual. El rico, por
consagración y por compartir sus bienes con los menos favorecidos, no por fuerza sino de su propia
voluntad, pone de manifiesto la caridad por los semejantes caracterizada por Mormón, como 'el amor
puro de Cristo'. (Moroni 7:47.)" (En Conference Report, abril de 1966, pág. 97.)
El presidente J. Reuben Clark, hijo, con igual claridad aclara la posición de la Iglesia sobre estos dos
sistemas diferentes: "Generalmente la gente no comprende la orden unida, la cual no es un sistema
comunal. La orden unida y el comunismo no son sinónimos. El comunismo es el polo opuesto de la
orden unida. No hay ninguna duda al respecto, y las personas que afirmen lo contrario no saben lo que
dicen, no la comprenden o la malinterpretan completamente". (En Conference Report, octubre de 1943,
pág. 11.)
El presidente Marion G. Romney nos advirtió sobre las continuas imitaciones del adversario: "En este
mundo moderno plagado de falsificaciones del plan del Señor, no debemos engañarnos que podemos
dejar a un lado nuestras obligaciones con los pobres y los necesitados descansando nuestra
responsabilidad en los programas del gobierno u otras instituciones públicas de ayuda. Solamente dando
voluntariamente amor sin reservas a nuestro prójimo podemos adquirir la caridad descrita por Mormón
como 'el amor puro de Cristo'. (Moroni 7:47.)" (En Conference Report, octubre de 1972, pág. 115; o
Ensign, enero de 1973, pág. 98.)
Someterse a tales imitaciones puede traer serias repercusiones para el libre albedrío y la independencia
de la persona y del sistema administrativo. El presidente Romney explicó el tema a los santos de la
siguiente manera:
"La gran diferencia que hay entre lo que se da voluntariamente a la Iglesia, por amor a Dios y a nuestros
semejantes, y la contribución obligatoria que tenemos que hacer en cumplimiento de leyes
gubernamentales, es la misma que hay entre la libertad y la esclavitud.
"Cuando amamos al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, mente y ser, amaremos a nuestros
hermanos como a nosotros mismos y voluntariamente, ejerciendo nuestro libre albedrío, daremos de lo
que tenemos para ayudar en su mantenimiento." (En Conference Report, abril de 1976, págs. 164-165; o
Ensign, mayo de 1976, págs. 120--121.)
El presidente Romney nos habla luego de las sabias instrucciones dadas por el presidente J. Reuben
Clark, hijo, quien nos aconseja sobre los sustitutos del mundo:
"La sociedad no tiene por qué mantener a nadie en una vida de ociosidad, tenga la edad que tenga.
Nunca leí ni una sola frase en las Sagradas Escrituras, en donde se fomente o siquiera se permita algo
así. En el pasado ninguna sociedad libre pudo mantener grandes grupos de personas viviendo sin hacer
nada, y mantenerse libre." (En Conference Report, abril de 1938, págs. 106-107.)
El presidente Marion G. Romney puso en su verdadera perspectiva el destino de estos dos sistemas:
"Tanto la historia como la profecía, y quisiera agregar, el sentido común, testifican del hecho de que
ninguna civilización puede sobrevivir si sigue cursos trazados por tergiversadores, cursos que ahora se
implantan como programas gubernamentales de 'beneficencia pública' en todo el mundo.
"Babilonia será destruida y grande será su caída (véase D. y C. 1:16), pero no decaiga nuestro ánimo,
pues Sión no caerá con ella, porque será edificada sobre los principios del amor a Dios y a los
semejantes, y del trabajo diligente, tal como Dios lo ha mandado.
"Al prepararnos para la edificación de Sión, no debemos apartarnos de los principios básicos sobre los
cuales se basan los servicios de bienestar de nuestra Iglesia: el amor a Dios y a los semejantes, así como
al trabajo." ("Los servicios de bienestar comienzan en nosotros", Liahona, agosto de 1978, pág. 139.)
Básicamente, el comunismo es una forma de falsa religión; es una de las mayores divisiones de la iglesia
del diablo. Niega a Dios y a Cristo; desdeña la cristiandad; reniega de las normas morales y éticas de la
religión y la decencia; niega el libre albedrío al hombre; le arrebata sus derechos inalienables; y traga al
individuo y su bienestar en una masa adecuada al estado. El comunismo es también un movimiento
político patriota que promueve y fomenta la revolución mundial y tiene como objetivo principal la
subyugación de todos los pueblos y naciones libres. Es por lo tanto una dictadura del tipo más severo y
rudo existentes. La posición de la Iglesia con respecto al comunismo está expresada en la siguiente
declaración de la Primera Presidencia:
"Lamentamos saber, por fuentes veraces del gobierno y otros, que unos pocos miembros de la Iglesia se
están uniendo, directa o indirectamente al comunismo y están tomando parte en sus actividades.
"La Iglesia no interfiere, y no tiene la intención de interferir, con el libre ejercicio político de sus
miembros, garantizado por nuestra Constitución que el Señor declaró:
"He establecido por manos de hombres sabios que levanté para este propósito mismo." (D.& C. 101:80)
y según principios establecidos para siempre, según lo declaró el Profeta en la oración dedicatoria del
Templo de Kirtland.
"A nuestros miembros de la Iglesia decimos: El comunismo no es la Orden Unida, y tiene con ella
solamente una semejanza superficial; el comunismo está basado en la intolerancia y fuerza; la Orden
Unida sobre el amor y la libertad de acción y conciencia; el comunismo involucra despojo forzado y
confiscación; la Orden Unida, consagración voluntaria y sacrificio. El comunismo no puede establecer la
Orden Unida, ni podrá desarrollarla. La Orden Unida será establecida por el Señor en su propio tiempo y
de acuerdo con el orden acostumbrado de la Iglesia.
"Aún más, se denuncia en informes universales, que no han podido ser negadas o desmentidas con éxito,
que el comunismo controla, cuando no prohibe, la vida religiosa de las personas dentro de su
jurisdicción, y que su mano llega aún a la santidad misma del círculo familiar, destruyendo la relación
normal entre padre e hijo, de una manera desconocida para los que vivimos bajo la protección de una
Constitución que la garantiza, tal como vivimos en América. Esta interferencia es contraria a los
preceptos fundamentales del evangelio y a las enseñanzas de la Iglesia.
"El comunismo es entonces enemigo del ciudadano americano leal e incompatible con la afiliación a la
verdadera Iglesia, por lo tanto, ningún ciudadano americano ni un fiel miembro de la Iglesia, pueden ser
comunistas.
"Pedimos a todos los miembros de la Iglesia que eviten el comunismo completamente. La seguridad de
nuestra Constitución divinamente inspirada, y el bienestar de nuestra Iglesia requieren que el comunismo
no tenga sitio en América." (Improvement Era, vol. 39, pág. 488.)
18Moisés Rivas Palma y 17 personas más
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