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Revista de la Asociación de Hispanismo Filosófico

Nº 14 Año 2009
revista de

Hispanismo
Número 14
Año 2009
10 euros

f ilosófico

Revista de Hispanismo Filosófico


Mª del Carmen Rovira Gaspar
• Filosofía y humanismo. La obra de los jesuitas criollos mexicanos

Antonio Bordoy Fernández


• Ramón Llull y la crítica al aristotelismo parisino de finales del siglo XIII: en torno a la
cuestión de la pluralidad

Alberto Gomis Blanco y Jaume Josa Llorca


• Los primeros traductores de Darwin en España: Vizcarrondo, Bartrina y Godínez

Antonio Bermejo Santos


• Rafael Montoro y la Condición Humana

Antolín Sánchez Cuervo


• El exilio del 39 y su contribución a la reflexión sobre la filosofía en lengua española

David Sobrevilla
• Ortega en el Perú

José Luis Mora García


• In memoriam: Antonio Jiménez
revista de Hispanismo Filosófico
Publicada anualmente por la Asociación de Hispanismo Filosó¿co
(http://www.ahf-¿loso¿a.es)
Núm. 14 - septiembre, 2009 - 10 euros

S U M A R I O
ARTÍCULOS
Mª DEL CARMEN ROVIRA GASPAR
Filosofía y humanismo. La obra de los jesuitas criollos mexicanos 7
ANTONIO BORDOY FERNÁNDEZ
Ramón Llull y la crítica al aristotelismo parisino de finales del siglo XIII: en torno a la cuestión
de la pluralidad 25
ALBERTO GOMIS BLANCO y JAUME JOSA LLORCA
Los primeros traductores de Darwin en España: Vizcarrondo, Bartrina y Godínez 43
ANTONIO BERMEJO SANTOS
Rafael Montoro y la Condición Humana 61
FRANCISCO LEÓN FLORIDO y VALENTÍN FERNÁNDEZ POLANCO
La filosofía de Juan Blanco en el contexto de la tradición socrática española 83
VALENTÍN GALVÁN
La recepción académica de Michel Foucault en España: la pregunta por el saber (1967-1986) 101
NOTAS
ANTOLÍN SÁNCHEZ CUERVO
El exilio del 39 y su contribución a la reflexión sobre la filosofía en lengua española 129
RAFAEL CHABRÁN
Miguel de Unamuno y su biblioteca danesa 141
DAVID SOBREVILLA
Ortega en el Perú 155
VANESSA ALCAÍNO PIZANI
El Wittgenstein de Juan Nuño 171
HORACIO CERUTTI GULDBERG
El aporte de Arturo A. Roig al filosofar contemporáneo 179
JOSÉ LUIS MORA GARCÍA:
In memoriam: Antonio Jiménez 189
PEDRO RAMIS SERRA y RAFAEL RAMIS BARCELÓ
In memoriam: Sebastián Trías Mercant 199
RESEÑAS 203
INFORMACIÓN SOBRE INVESTIGACIÓN Y ACTIVIDADES 345
Revista de Hispanismo Filosófico ISSN: 11368071
2009, 14
Consejo de Redacción:

Director: José Luis Mora García (UAM, España)


Secretario: Antolín Sánchez Cuervo (Instituto de Filosofía-CCHS, CSIC, España)
Secretarios Técnicos: Alfonso Berrocal Betés (UAM, España); Margarita García Alemany (UAM,
España); Francisco J. Chaguaceda Alonso (USAL, España); Luis Pacheco (ITESO, México).
Vocales: Ángel Casado Marcos de León, Fernando Hermida de Blás y Pedro Ribas Ribas, por la
Universidad Autónoma de Madrid (España); Ramón Emilio Mandado, Amable Fernández Sanz y Alfonso
Maestre Sánchez por la Universidad Complutense de Madrid (España); Roberto Albares Albares,
Antonio Heredia Soriano y Ricardo Piñero Moral, por la Universidad de Salamanca (España).

Consejo Asesor:

Walther L. Bernecker (Universidad de Erlangen, Alemania), Mauricio Beuchot (UNAM, México),


Giuseppe Cacciatore (UNINA, Italia), Rafael Chabrán (Whittier College, Estados Unidos), Pio Colonello
(UNIBA, Italia), Manuel Domínguez (Ponti¿cia Universidad Javeriana, Colombia), José Esteves
Pereira (UNL, Portugal), Eugeniusz Górski (UW, Polonia), Pablo Guadarrama (UCLV, Cuba), Manuel
Maceiras Fa¿án (UCM, España), Hans-Jörg Neuschäfer (Universidad de Saarbrücken, Alemania),
Javier Ordóñez (UAM, España), Arturo A. Roig (Universidad de Cuyo, Argentina), Adolfo Sánchez
Vázquez (UNAM, México), Gabriel Vargas Lozano (UAM, Iztapalapa, México), Harald Wentzlaff-
Eggebert (Universidad de Jena, Alemania).

Comité Cientí¿co:

José Luis Abellán (Universidad Complutense de Madrid, España), Shinjiro Ando (Universidad de
Ryukoku, Japón), Jorge Ayala (UNIZAR, España), Hugo Biagini (UNLP, Argentina), Gerardo Bolado
Ochoa (IES Peñacastillo, España), Pedro Calafate (UL, Portugal), Elena Cantarino Suñer (UV,
España), Horacio Cerutti Guldberg (UNAM, México), Dezso Csejtei (Universidad de Szeged, Hungría),
Gloria da-Cunha Giabbai (Morehouse College, Estados Unidos), Elías Díaz García (UAM, España),
Raúl Fornet Betancourt (Universidad de Aachen, Alemania), Juan Francisco García Casanova (UGR,
España), José Luis Gómez-Martínez (UGA, Estado Unidos), Celina Lértora de Mendoza (CONICET,
Argentina), Luis de Llera (UNIVAQ, Italia), Francisco José Martín (Universidad de Turín, Italia), Ciriaco
Morón Arroyo (CU, Estados Unidos), Jorge Novella Suárez (Universidad de Murcia), Diego Núñez
Ruiz (UAM), Sabine Schmitz (Universidad de Padernborn, Alemania), Ricardo Tejada (UM, Francia),
Sebastiá Trías Mercant (IEB, España), Benedicte Vauthier (Universidad François Rabelais, Francia),
Luis Vega Reñón (UNED, España).

Han sido Directores de la revista: Diego Núñez Ruiz (1996-1998), Antonio Jiménez García (1998-
2002) y Pedro Ribas Ribas (2002-2004).

Correctores de pruebas: Marta Nogueroles Savé y Gemma Gordo Piñar.

La revista circula en las siguienes bases de datos, directorios e índices de impacto: CARHUS, Catálogo
Latindex, Dialnet, DICE, ERCE, ISOC, MIAR, Philosopher’’s Index, Philosophy Lists (Philosophy
Journals) y Arts & Humanities Citation Index.

© 2009 Asociación de Hispanismo Filosó¿co


De cada artículo su autor/autores
De la edición, Asociación de Hispanismo Filosó¿co

Depósito Legal: M-33083-1996


ISSN: 11368071
Fotocomposición: COMPOBELL, S.L.
Colaboran en este número

Mª del Carmen Rovira Gaspar


(UNAM, México)

Antonio Bordoy Fernández


(Centre Jean Pépin – UPR 76, CNRS, Francia)

Alberto Gomis Blanco


(Universidad de Alcalá, España)

Jaime Josa LLorca


(Instituto Milá y Fontanals CSIC. Universidad de Barcelona, España)

Antonio Bermejo Santos


(Universidad Central Marta Abreu de las Villas, Cuba)

Valentín Galván
(Universidad de Cádiz, España)

Francisco León Florido


(Universidad Complutense de Madrid, España)

Valentín Fernández Polanco


(Universidad Complutense de Madrid, España)

Antolín Sánchez Cuervo


(Instituto de Filosofía-CCHS, CSIC, España)

Rafael Chabrán
(Whittier Collage, USA)

David Sobrevilla
(Universidad de San Marcos, Perú)

Vanessa Alcaíno Pizani


(Universidad Central de Caracas, Venezuela)

Horacio Cerutti Guldberg


(UNAM, México)

José Luis Mora


(Universidad Autónoma de Madrid, España)

Pedro Ramis Serra


(Schola Lullistica, España)

Rafael Ramis Barceló


(Universidad Pompeu Fabra, España)

Revista de Hispanismo Filosófico ISSN: 11368071


2009, 14
Este número se edita con la ayuda
de la Universidad Autónoma de Madrid,
de la Universidad Complutense de Madrid
y de la Universidad de Salamanca

Sede oficial de la Asociación de Hispanismo Filosófico


CSIC - Centro de Ciencias Humanas y Sociales
c/ Albasanz, 26-28 - Planta Baja
28037 Madrid
Presentación
Tres efemérides de muy distinta naturaleza coinciden en 2009 y, en buena medida,
las tres forman parte de las señas de identidad de la Revista de Hispanismo Filosófico:
el segundo centenario del nacimiento de Darwin (al tiempo que los ciento sesenta años
de la publicación de El origen de las especies); el septuagésimo aniversario del exilio
español de 1939 y el recuerdo de los veinticinco años desde que María Zambrano
regresó a España (1984-2009). El primero nos remite al diálogo de la ciencia con
la filosofía que practicaron, desde temprano, miembros fundadores de la AHF; el
segundo hace lo propio con la sensibilidad mantenida hacia el mundo del exilio cuya
recepción ha entrado, casi con seguridad, en una fase de normalización desde hace una
década aunque su recepción recibió atención pionera desde hace ya bastantes años.
Por su parte, la figura de María Zambrano está representando en los últimos años la
vigencia del diálogo con la otra frontera de la filosofía bien demarcada por la literatura
y, quizá, más concretamente por la poética, como forma privilegiada.
Estas conmemoraciones sitúan nuestro pensamiento en tres coordenadas bien
claras: las relaciones con el pensamiento europeo y su recepción en España a lo
largo de los dos últimos siglos en los que no faltaron contribuciones de reciprocidad;
la proyección latinoamericana impulsada por las relaciones que se establecieron a
partir del “descubrimiento”, ahora sí y en esta ocasión decididamente recíproco, entre
España y las naciones americanas, a través del exilio que tejió unos lazos que están
siendo básicos en las nuevas relaciones que se vienen desarrollando en las últimas
décadas. Y, por último, nos referimos a la España democrática que facilitó el regreso
de Zambrano y con su presencia el reconocimiento de su testimonio vital e intelectual
durante los últimos años de su vida.
La Revista de Hispanismo Filosófico llega a su número 14 y lo hace con nuestra
voluntad de ser fieles a los referentes que constituyen este pasado cercano y como
reconocimiento a lo que han significado en la construcción de nuestra actual convivencia.
Nace con el apoyo económico y académico de los socios de la AHF, de la Universidad
Complutense de Madrid, la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de
Salamanca y con la garantía editorial que aporta Fondo de Cultura Económica. Pero
llega hasta aquí, si se permite expresarlo así, por la generosidad de quienes nos envían
sus trabajos de investigación en forma de artículos o de notas; de quienes cumplen el
generoso ejercicio de reseñar una buena parte de lo que se publica en nuestro campo
de conocimiento y de quienes nos envían información de las actividades académicas
de la vida filosófica vinculada al pensamiento iberoamericano.
Tiene así el lector acceso a investigaciones de garantía como las que se incluyen en
el presente número hasta constituir un muestrario sólido del interés que, cada vez más,
está adquiriendo este campo de la filosofía. Están firmadas por investigadores muy
reconocidos o por otros más jóvenes que han realizado más recientemente sus tesis

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doctorales. Hay una especial atención a los trabajos de recepción (Foucault en España;
Ortega en Perú; Unamuno y sus interlocutores daneses) y no menor hacia los estudios
del pensamiento americano como el que abre la revista cuya autora, Carmen Rovira,
discípula que fue de José Gaos, viene realizando una labor ingente durante largos
años en la investigación del pensamiento mexicano. Se incluyen, asimismo, trabajos
sobre la recuperación de autores menos conocidos como Juan Nuño quien compartiera
con García Bacca labores en la Universidad de Caracas. Mostramos con ello nuestra
vocación decidida de contribuir con rigor al estudio y difusión de la historia de los
pensamientos iberoamericanos incluidos los de lengua portuguesa.
Será difícil, casi imposible, alcanzar el espíritu de la tradición de la crítica literaria
española nacida en el XIX que era, antes que otra cosa, auténtica filosofía de la cultura
y un diálogo con los libros que se comentaban. Algunas de las reseñas, incluidas en el
número que el lector tiene en sus manos, aspiran a participar con creces del propósito
que guiaba la escritura de nuestros antepasados para contribuir, así, a situar los libros
comentados en el lugar adecuado.
La información de las tesis leídas y de las actividades académicas dan fe del intenso
cultivo que la filosofía está teniendo en los países de lengua española y portuguesa.
Este apartado confiamos en poderlo mejorar aún más en la medida en que aumente
nuestra red de colaboradores en cada uno de los países americanos y, también, en los
europeos.
En la asamblea de la AHF celebrada en diciembre de 2008 se incorporaron a la
Junta Directiva los profesores Pedro Calafate de la Universidad de Lisboa y Aureliano
Ortega de la Universidad mexicana de Guanajuato. Con su trabajo e iniciativas
queremos que la AHF atienda a dimensiones que estaban ya en el espíritu fundacional
y que hoy se ven con más claridad a medida que vamos conociendo mejor la historia
del pensamiento español. La Revista de Hispanismo Filosófico aspira cada vez más a
ser referente de quienes trabajan en el campo de la historia del pensamiento español
y latinoamericano de lengua española y portuguesa. Creemos que de esta manera, y
como dejó dicho María Zambrano en su artículo “El problema de la filosofía española”
(Las Españas, 1948), “la Filosofía española prosigue en su empeño de rescatar, de dar
libertad al espíritu encerrado en el laberinto de nuestra vida.”
No puede olvidar el Consejo de Redacción el hueco que han dejado entre sus
amigos y estudiosos del Pensamiento Español los profesores Antonio Jiménez y
Sebastià Trías Mercant. Nos corresponde responder al estímulo que, como herencia,
nos han legado.

CONSEJO DE REDACCIÓN

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2009, 14
ARTÍCULOS

Filosofía y humanismo. La obra de


los jesuitas criollos mexicanos
Philosophy and humanism. The work of the Mexican
creole jesuits
MARÍA DEL CARMEN ROVIRA GASPAR
Universidad Nacional Autónoma de México
govira@servidor.unam.mx

Resumen: El presente artículo traza una aproximación a la obra filosófica de los jesuitas
criollos mexicanos, en la que se advierte: a) una crítica al método tradicional empleado en la
enseñanza; b) una inquietud en torno a la filosofía y ciencia moderna y en cierto modo una
apertura a ellas; c) una defensa de la mexicanidad ante las críticas de algunos intelectuales
europeos, lo cual conduce a respuestas inteligentes y eruditas d) un sentimiento de nacionalidad
en el que predomina, como expresión del mismo, un lirismo religioso y poético; e) una
importante posición humanista.
Palabras clave: jesuitas criollos, México, humanismo, ciencia moderna, nacionalidad.

Abstract: This article outlines an approach to the work of the Mexican creole jesuits, which
gives an account of: a) a criticism of the traditional method used in teaching, b) a concern about
the modern science and philosophy and somewhat an opening to them, c) a defense of the
Mexican to the criticism by some European intellectuals, that leads to intelligent and erudite
answers d) a sense of nationality in wich prevails, as an expression of it, a religious and poetic
lyricism, e) an important humanist position.
Key words: creole jesuits, Mexico, humanism, modern science, nacionality.

V ienen a conformar este artículo algunas páginas en las que realicé un intento
de síntesis de una investigación ya comenzada, pero todavía no concluida
sobre el pensamiento filosófico-político-teológico de los jesuitas mexicanos
del siglo XVIII, insisto, jesuitas criollos mexicanos, entre los que pueden citarse
a José Rafael Campoy, Raimundo Cerdan, Francisco Javier Clavijero, Francisco
Javier Alegre, Andres Cavo, Andrés de Guevara y Basoazabal, Juan Luis Maneiro,
Manuel Fabri, Pedro Márquez … Sin embargo aun cuando me referiré, en general,
al pensamiento filosófico de algunos de ellos, mi estudio tiene como objetivo
principal las propuestas humanístico-político-teológicas de Alegre y las filosófico-
antropológicas de Márquez que dan lugar a un “humanismo” entendido no como
“studia humanitatis”, sino como un sentimiento y una conducta de respeto a la
esencialidad de lo humano en el “otro”.

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8 MARÍA DEL CARMEN ROVIRA GASPAR

Pero antes de pasar a tratar esta problemática juzgo necesario referir algunos
sucesos que tuvieron lugar en México a propósito de la expulsión de la Compañía de
Jesús en todo su territorio. Estos sucesos y hechos pueden aclararnos en cierto modo
la relación de los jesuitas, principalmente mexicanos, con el pueblo.1
En relación con dicha expulsión hemos consultado algunos documentos
significativos y de acuerdo con lo narrado en ellos tenemos noticia de que ocurrieron
varias revueltas del pueblo en protesta por la Orden de expulsión; dichas protestas
tuvieron lugar en varias ciudades y pueblos de la colonia y fueron realizadas,
principalmente, por indígenas y gentes humildes. Transcribimos la narración de
algunos de los sucesos que ocurrieron en Guanajuato, San Luis Potosí, San Luis de
la Paz y Pátzcuaro, ya que su contenido es un importante auxiliar en el conocimiento
de la situación.
Don Carlos Francisco de Croix, Marqués de Croix, Caballero de la Orden de
Calatrava... Gobernador y Capitán General del Reyno de Nueva España, Presidente de
la Real Audiencia, fue el encargado de comunicar

“(...) a todos los habitantes de éste Imperio que el Rey nuestro Señor por resultas de las
ocurrencias pasadas, y para cumplir la primitiva obligación con que Dios le concedió la
Corona de conservar ilesos los Soberanos respetos de ella, y de mantener sus leales y
amados Pueblos en subordinación, tranquilidad y Justicia, además de otras gravísimas
causas que reserva en su Real animo; se ha dignado mandar a Consulta de su Real Consejo y
por Decreto expedido el veinte y siete de febrero último se extrañen de todos sus Dominios
de España, e Indias, Islas y Philipinas y demás adyacentes a los Religiosos de la Compañía,
así Sacerdotes, como Coadjutores, o Legos, que hayan hecho la primera Profesión, y todos
los Novicios que quieran seguirles; y que se ocupen todas las temporalidades de la Compañía
en sus Dominios (...) asigné el día de hoy para la intimación de la Suprema Sentencia a los
Expulsos en sus Colegios y Casas de Residencia de esta Nueva España y también para
anunciar a los Pueblos de ella, con la prevención de que, estando estrechamente obligados
todos los Vasallos de cualquier dignidad clase, y condición que sean, a respetar y obedecer
las siempre justas sanciones de su Soberano, deben venerar, auxiliar y cumplir ésta con la
mayor exactitud y fidelidad porque S. M. declara incursos en su Real indignación a todos
los inovedientes, o remisos en coadyuvar a su cumplimiento, y me veré precisado a usar
del último rigor, y de exección Militar contra los que en público o secreto hicieren, con este
motivo conversaciones, juntas, asambleas, corrillos o discursos de palabra, o por escrito;
pues de una vez para lo venidero deben saber los Súbditos de el gran Monarca que ocupa el
trono de España, que nacieron para callar y obedecer, y no para discurrir, ni opinar en
los altos assumptos del Gobierno. México veinticinco de Junio de mil setecientos sesenta
y siete. El Marqués de Croix”2

El lector podrá advertir que en el texto transcrito se encuentran ideas sumamente


interesantes. En primer lugar, hay cierto temor a cómo sería recibido el “Bando de

1
Recordemos que dicha expulsión tuvo lugar en España en el año 1767 y concretamente en México
la noche del 25 de junio de 1767.
2
Documentos históricos. La expulsión de los jesuitas, Boletín de la Biblioteca Nacional de México,
nº. 55 y 56, enero 31 y febrero 28 de 1908, p. 606. Se ha conservado la ortografía del original. El subrayado
es nuestro.

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Filosofía y humanismo. La obra de los jesuitas criollos mexicanos 9

la expulsión”; en segundo lugar se insiste en la necesidad “de mantener sus leales y


amados Pueblos en subordinación y tranquilidad y Justicia”, y hay referencia a “otras
gravísimas causas que reserva en su Real animo”. ¿Se temía acaso en la injerencia
de los jesuitas, sobre todo de los jesuitas criollos, en asuntos políticos a través de sus
ideas sobre “la soberanía de los pueblos” planteadas un siglo antes por el también
jesuita Francisco Suárez?; en tercer lugar se nos presenta una visión angustiante de la
situación política y social de los americanos al recordarles “que nacieron para callar
y obedecer, y no para discurrir y opinar”, pues aun cuando el texto que analizamos
se refiere a los súbditos en general, la advertencia iba directamente al grupo criollo
americano, así como al mestizo.
Por otra parte, las protestas del pueblo en contra de la expulsión de los jesuitas no
se hicieron esperar y surgieron con toda violencia. Se habla “del alboroto y griterío
de la gente”, ocurrido en Guanajuato: “así de plebe como de Minas (...) corrían por
las calles como brutos desenfrenados en tumulto grande (...) cargando con hondas y
armas de fuego (...) que urgidos y estrechados [los soldados] se vieron precisados a
descargar sobre la multitud de chusma que desde abajo y mejorados en las azoteas y
terrados nublaban el aire de piedras, saliendo heridos en la primera refriega el Alcalde
Mayor y otros oficiales.”
Se afirma que hubo varios muertos y heridos y que el alboroto duró desde las
tres de la tarde hasta la media noche. También se dice en este documento “que al
ver esta protesta del pueblo de Guanajuato salieron los padres jesuitas, los recoletos
y algunos eclesiásticos a tratar de calmar los ánimos”, resultando (...) que muchos
se retiraron con algunos jesuitas a las Minas donde se mantienen hasta ahora como
rehenes, “advirtiendo que se les ha hecho saber por escrito que no había ninguna
intención de perjudicarlos ni menos a los Padres; así mismo se señala en el documento
que los hombres antiguos (al parecer se refiere a antiguos residentes españoles) de
aquí de común sentido afirman que jamás se ha verificado tanta insolencia, y que
según prudente cálculo pasarían de ocho mil los que hacían cuerpo de tumulto hasta
ahora y aún faltan los de otras Minas.”3
Son varios los documentos publicados en el Boletín de la Biblioteca Nacional de
México sobre la expulsión de los padres jesuitas; en ellos se habla de las protestas de
la gente del pueblo, como ya hemos señalado, en San Luis Potosí, San Luis de la Paz
y Pátzcuaro: “La chusma e ínfima plebe de los reales de minas de San Luis Potosí
ha sido lo propio que la de Guanajuato propensa siempre a sediciones, tumultos y
otros excesos (...) así lo mismo fue publicar el bando para la expulsión de los padres
que haber hecho oposición formal con ánimo constante de resistirse con la mayor
temeridad.”
Del contenido de los documentos puede concluirse que las protestas de los
trabajadores de las minas fueron, quizá, las más violentas, y que habiendo salido
los padres jesuitas camino a Jalapa y Veracruz para allí embarcarse hacía Europa, el
pueblo los regresó a su convento.

3
Op. cit. Documento fechado el 2 de julio de 1767 en Guanajuato. Se ha conservado la ortografía del
original.

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10 MARÍA DEL CARMEN ROVIRA GASPAR

“(...) y roto el freno de la obediencia cometieron los mayores insultos y llevaron la osadía
hasta el punto de saquear las tiendas de los mercaderes, las oficinas de Rentas y de acometer
a los Jueces; y al honrado vecindario en el Sagrado de los Templos (...) haciendo que los
Religiosos expulsados volvieran a ejercer sus funciones en el Altar, los Confesionarios
y el Púlpito de sus mismos Colegios, donde tenían cercado al Alcalde mayor y algunos
Particulares que le acompañaban (...) el número de los que habían entrado en el motín
pasaba ya de catorce a quince mil capitaneados por los Reos de delitos capitales que sacaron
de la prisión de la ciudad.”4

Nos ha sido posible consultar otro documento del 25 de julio de 1767, cuyo
contenido, por su carácter significativo, nos permitimos transcribir:

“Señor Exmo. Ya no están estos reynos con aquella crasa ignorancia en que se hallaban
cuando los conquistó Cortés. No son los pocos indios que hay a quienes hemos de contener
y sujetar sino a los mestizos, a los de dos colores y al infinito pueblo vago que proviene
de Europa, estos son los que en todos los tiempos pueden dar cuidado, sino hay tropa para
tenerlos a raya. Suplico a V. E. que se lo diga así de mi parte a S. M. humillando a sus pies
mi veneración.”

El indio, acabado por la miseria, no representaba ya ningún peligro, pero sí “los


mestizos, los de dos colores y los que provienen de Europa”; ¿cuál era ese “pueblo
vago que provenía de Europa”? Estos grupos descontentos con la política colonial,
importadores de teorías filosófico-políticas modernas, eran indudablemente un
peligro que iba socavando cada vez más el poder absoluto de España en América.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el documento no se refiere, precisamente, a
gentes cultas, sino a grupos sociales peligrosos por su sentido crítico y su violencia,
grupos muy difíciles de controlar y por lo mismo peligrosos para la estabilidad social
que pretendía mantener el absolutismo español en sus colonias. Por otra parte, el
calificativo de pueblo vago que se da a algunos de los que vienen de Europa merece
un estudio de carácter social y antropológico.
La realidad americana se impone una vez más y los problemas sociales, religiosos
y económico-políticos adquieren, por lo mismo, características propias distintas a los
de la metrópoli; un claro ejemplo son los testimonios que he presentado en relación
con la expulsión de la Orden Jesuita y la reacción del pueblo. Si bien los padres
jesuitas mantenían también en la colonia relaciones con los grupos económicamente
pudientes, su tarea misional les acercó, tanto a los que llegaban de España como a los
jesuitas criollos, sobre todo a estos últimos, a las clases más humildes y necesitadas.
La tarea social de los jesuitas en la colonia fue muy importante, baste recordar lo que
narra el jesuita Francisco Javier Alegre en relación a un grupo de esclavos negros
que en el siglo XVII se había refugiado en los montes de Orizaba. Uno de dichos
esclavos, hecho prisionero por las tropas del virrey, afirmó que solamente un padre
jesuita podría calmar los ánimos de sus compañeros, pues todos ellos recordaban
“como llegados al puerto [de Veracruz] desnudos, hambrientos y maltratados los

4
Op. cit., nº 53 y 54, noviembre 30 y diciembre 31, pp. 571 y ss.

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Filosofía y humanismo. La obra de los jesuitas criollos mexicanos 11

jesuitas eran los que sin interés alguno solicitaban se les proveyese de vestidos (...)
los que procuraban que las personas ricas les socorriesen en aquellos primeros días.”5
En conclusión, los hechos que tuvieron lugar al interior del contexto socio-
histórico-político-religioso en relación con la Orden de expulsión de los jesuitas en
España y sus colonias de América, se caracterizan, como puede advertirse, por una
polaridad, por una relación de oposición. La reacción ante el destierro de la Orden fue
muy distinta en uno y otro país precisamente por sus condiciones sociopolíticas.
La posición de los jesuitas mexicanos ante la filosofía y la ciencia moderna fue, la
mayoría de las veces, sumamente cuidadosa, llegando a veces a la ambigüedad.
Es necesario distinguir en el contexto socio-cultural del siglo XVIII de por sí
sumamente complejo, grupos de intelectuales que presentan posiciones distintas
frente al pensamiento filosófico y científico moderno. En general puede afirmarse que
en España la mayoría de los miembros de la Compañía no aceptaron abiertamente
la filosofía, ciencia y pedagogía de los modernos; dominados por un temor ante
las innovaciones juzgándolas, no sin razón, como peligrosas para la vigencia del
tradicionalismo escolástico, se dieron circunstancias y momentos difíciles en México,
entre las autoridades de dicha Orden, la mayoría españoles que se oponían en general
a cualquier tipo de innovación y al grupo de los jesuitas mexicanos criollos, que
en cierto modo se abrían y aceptaban algunas ideas y teorías de la modernidad. No
olvidemos que el criollo culto en esa sociedad del XVIII, es un elemento inquieto y
difícil que busca su identidad y que la mayoría de las veces se siente humillado por el
español y el europeo.
Exponer las características principales del pensamiento filosófico de este grupo de
jesuitas mexicanos, realizando una referencia concreta a sus obras, ya publicadas en
México, ya en el destierro así como señalar, aunque brevemente, la importancia de
su pensamiento en relación con el surgimiento de una conciencia de identidad de lo
mexicano y la existencia en algunos de ellos de un auténtico sentimiento humanista,
(entendido, como ya se ha advertido el término humanismo), es lo que me propongo
realizar en esta páginas. Podemos adelantar las siguientes aseveraciones. En sus obras
se advierte: a) una crítica al método tradicional empleado en la enseñanza; b) una
inquietud en torno a la filosofía y ciencia moderna y en cierto modo una apertura
a ellas; c) una defensa de la mexicanidad ante las críticas de algunos intelectuales
europeos, lo que conduce a respuestas inteligentes y eruditas d) un sentimiento de
nacionalidad en el que predomina, como expresión del mismo, un lirismo religioso y
poético; e) una importante posición humanista.
Al parecer fue Campoy el más criticado por sus superiores a causa de las innovaciones
que intentaba introducir, “su nombre era proscrito por no pocos como introductor
de muy peligrosas novedades, como partidario de vanas fantasías científicas y como
estudioso de infantiles naderías (...)” Sin embargo, Maneiro, su biógrafo, afirma que
Campoy fue “digno de toda admiración por su excelso talento que lo hacía aparecer
como nacido para llevar a cabo el progreso de las ciencias; pero fue aún más admirable

5
MÉNDEZ PLANCARTE, G., Humanistas del siglo XVIII. Antología. Introd. y Selec. de Méndez Plancarte,
México, UNAM, 1941, p. 70.

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12 MARÍA DEL CARMEN ROVIRA GASPAR

por la extraordinaria constancia con que valerosamente se opuso al torrente de


agitaciones levantadas contra él para hacerlo que siguiese el acostumbrado método de
enseñanza.” El provincial de los jesuitas se opuso a que Campoy impartiera la cátedra
de literatura en el convento de Tepotzotlán, afirmando que “debía ser rechazado por
todos conceptos no fuera a introducir entre los jesuitas jóvenes el nuevo método
de enseñanza o un gusto no aprobado por sus mayores.”6
Con las palabras “un gusto no aprobado”, se refería a la inclinación que mostraban
nuestros jesuitas por el Arte poética de Boileau, y por Bouhours, jesuita francés que
escribió Conversaciones de Eugenio y Aristo sobre el bello espíritu. “El bello espíritu”
era precisamente el buen gusto, consecuencia de la buena razón aplicada a los temas
de la literatura, esto es, sencillez, naturalidad y conformidad con la razón.7
El gran mérito de Campoy fue proclamarse contra los innumerables vicios que
se presentaban en una educación de base especulativa, alejada de la experiencia,
de la ciencia moderna y de la buena razón. Por otra parte, la lectura del también
jesuita español del siglo XVII, Francisco Suárez, y del salmanticense Melchor Cano,
lo acercaron al movimiento renovador al interior de la escolástica.8 A su vez, según
informa Fabri, Alegre y Clavijero fueron innovadores en relación con el método
tradicional empleado en la enseñanza de la teología, señalando la necesidad de acudir
a las Sagradas Escrituras, los testimonios de los Santos Padres y los Concilios.9
Clavijero, en su obra Física particular,10 con suma prudencia se abre a la
modernidad; su postura es explicable dado el contexto en el que vivían nuestros
jesuitas mexicanos. Su pensamiento filosófico se caracteriza por un cierto

6
Cfr. NAVARRO, B., La introducción de la filosofía moderna en México, México, 1948, pp. 65 y ss.
Navarro advierte que la fuente de estas citas es la obra de MANEIRO, J.A.M.V., De Vitis Aliquot Mexicanorum
Aliorumque, Bononia, Ex Typographia Laelii a Vulpe, 1791-1792.
7
Puede consultarse al respecto mi libro Eclécticos portugueses del siglo XVIII y algunas de sus
influencias en América, México, UNAM, 1979, cap. III, “La literatura, retórica, oratoria sagrada,
poesía”.
8
Es necesario advertir que Rafael Campoy mantuvo una relación epistolar con el jesuita español José
de Isla. Recordemos que este jesuita español en su novela Fray Gerundio de Campazas, de carácter crítico
e irónico, reconocía ciertos males y abusos arraigados en el ambiente español, tales como la ostentación y
el barroquismo dominantes en la mayoría de los predicadores españoles de la época. Aún cuando el P. Isla
atacó en su célebre novela a Luis Antonio Verney, el célebre Barbadiño, introductor de la filosofía moderna
en Portugal, sin embargo en algunos momentos aceptó ciertas críticas de Verney sobre las “cuestiones
inútiles” que a veces se presentaban en los tratados de teología escolástica. En general el P. Isla fue un
crítico de su contexto.
9
Según nuestro parecer esto les pudo acercar a la teología positiva, de corte nominalista; sin embargo,
es necesario estudiar más a fondo la opinión de Fabri y, sobre todo, realizar un cuidadoso estudio de los
textos de ambos jesuitas.
10
CLAVIJERO, F.J., Física particular, trad. de BERNABÉ NAVARRO. Volumen preparado por el Centro de
Estudios sobre la Cultura Nacional. Editado por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo,
Morelia, Mich. 1995. Esta obra, al parecer, reúne los apuntes de las clases impartidas por Clavijero en
Guadalajara en 1765, aun cuando también en los años de 1762 a 1765 impartió clases en Valladolid; bien
puede esta obra reunir todos los apuntes de Clavijero sobre el tema.

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Filosofía y humanismo. La obra de los jesuitas criollos mexicanos 13

eclecticismo,11 esto es, intenta a veces conciliar las innovaciones de la filosofía


y ciencia moderna con el tradicionalismo de la filosofía escolástica. Clavijero
acepta ciertas teorías de los modernos, planteándolas como hipótesis, cayendo a
veces en inquietantes contradicciones. Por lo mismo preferimos hablar de un cierto
eclecticismo, de posturas prudentes y cautelosas, distintas a las de Campoy.
En el capítulo V, titulado Sobre el sistema del mundo, se refiere a las teorías de
Tolomeo, Tycho Brahe y Copérnico. No acepta el sistema tolemaico, y en relación a él
concluye: “El sistema tolemaico no concuerda con los fenómenos de la astronomía.12
Asimismo, afirma también que el sistema de Tycho Brahe no concuerda con la física,
por lo cual no debe ser defendido.”13
Pasa a exponer el sistema copernicano, y en este punto es necesario analizar con
cuidado el lenguaje que emplea al referirse a dicho sistema. Preferimos transcribir sus
propias palabras:

“Nicolás Copérnico, canónigo turonense de Polonia como advirtiese que el sistema


tolemaico no podía en manera alguna sostenerse junto con los fenómenos observados
de la física y de la astronomía, concibió una nueva, o más bien antiquísima hipótesis,
adormecida desde hacía tiempo y la perfeccionó con un trabajo de 30 años, a saber, desde el
principio del siglo XVI hasta su año trigésimo. Pues bien esta hipótesis que florece mucho
entre los modernos es de esta manera (...)”14

Se explica brevemente dicho sistema. Ahora bien, como hemos visto, al tratar
las opiniones de Tolomeo, concluye que sus afirmaciones “no concuerdan con los
fenómenos de la astronomía”, y en relación con lo dicho por Tycho Brahe afirma
que no concuerda con la Física, por lo cual no debe ser defendido. Para llegar a
estas conclusiones, Clavijero debía, forzosamente, tener un modelo, un paradigma
científico aceptado, y éste era el copernicanismo, ya que al referirse a él no plantea
ninguna duda; esto nos parece sumamente importante pues, con toda prudencia, lo ha
dado a conocer a sus alumnos destacando el error del tolemaico y del tychonico.

Por otra parte, respecto al término hipótesis manejado por algunos modernos en
relación con la teoría copernicana, Clavijero, apoyándose en santo Tomás afirma:

“1o. deben advertirse dos cosas; primero, que en la hipótesis no se requiere la verdad, o
sea, que el mundo sea así, como en ella se supone que sea, sino solo que se admiten cosas
verosímiles o que no repugnen de las cuales puedan seguirse las cosas verdaderas, como
aconseja prudentemente santo Tomás, diciendo que las suposiciones de los astrólogos,

11
Es necesario advertir que juzgamos al eclecticismo que se da en el siglo XVIII en los países de
lengua española y portuguesa como un movimiento filosófico necesario, dadas las tensiones existentes.
El eclecticismo intenta una conciliación entre la modernidad y la tradición. Por lo mismo, en cierto modo
presenta una originalidad en el tratamiento y enfoque de ciertos problemas; por ello mismo, si no fue
creador fue vivificador, remozador frente a un tradicionalismo religioso y filosófico intransigente y por
momentos fanático.
12
Física particular, p. 69. El subrayado es nuestro.
13
Op. cit., p. 76. El subrayado es nuestro.
14
Op. cit., p. 71. El subrayado es nuestro.

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14 MARÍA DEL CARMEN ROVIRA GASPAR

que éstos inventaron para explicar los movimientos de los astros no es necesario que sean
verdaderas; 2o. que debe tenerse como mejor, mas favorable y más exacta que todas las
demás, aquella hipótesis en la que, por una parte, no se suponga nada inverosímil, absurdo
e incompatible y, por otra, se expliquen todos los fenómenos mas propicia y exactamente,
porque, si la hipótesis no concuerda incluso con un solo fenómeno, al punto debe ser
rechazada por todos.”15

Luego, por la hipótesis, el estudioso puede acercarse a la verdad, si en ella no se


supone nada inverosímil, y éste, aun cuando no lo dice expresamente, da a entender
que podía ser el caso del copernicanismo.
Sin embargo, después de estas opiniones por lo demás prudentes pero que también
muestran una cierta aceptación, Clavijero siente la necesidad de protegerse ante sus
superiores y ello le conduce no sólo a ciertas contradicciones, sino también a admitir
el argumento de autoridad. En un afán, por lo demás explicable, dada su propia
circunstancia, Clavijero no quiere tener problemas y termina su exposición con el
siguiente texto:

“1a. Conclusión: El sistema copernicano no puede ser defendido como tesis. 1o. porque la
opinión acerca de la quietud del Sol y del movimiento de la Tierra parece oponerse a las
Sagradas Letras.
2o. Porque los Jueces Romanos de la Fe juzgaron que era absurda y herética la opinión que
afirmara que el Sol permanece inmóvil en el centro del mundo; y que la tierra en cambio,
se mueve alrededor de él y a causa de ello no solo prohibieron primeramente el libro de
Copérnico (...) sino que a Galileo que apoyaba aquella opinión lo metieron a la cárcel... 2a.
Conclusión. El sistema copernicano no puede admitirse ni siquiera como hipótesis.”16

Y en sus siguientes comentarios parece inclinarse a lo dicho por Tycho Brahe. De


lo expuesto hasta aquí pueden advertirse en Clavijero ciertas contradicciones, pero
¿hasta qué grado dichas contradicciones respondían a su propio pensamiento o a un
temor a comprometerse? Quizá nunca lo sabremos; sin embargo, las palabras con las
que concluye este capítulo V, dirigidas a sus alumnos y en general al lector, abren un
camino a la investigación, camino alejado de prejuicios y fanatismos: “De lo dicho
hasta aquí comprenderás, que ninguna de estas hipótesis es aprobada por nosotros, sin
embargo, si de aquí en adelante se aprueba alguna procuraremos explicarla y fundarla
nítidamente.”17
Debemos también pasar a comentar la posición que guardó el grupo de los jesuitas
mexicanos ante el problema en el que se discutía la existencia y naturaleza de las
formas sustanciales y accidentales en relación con los compuestos, problemas que
daba como resultado el enfrentamiento entre la escolástica tradicional y los modernos
cartesianos y gasendistas. Este problema y su solución guarda, como sabemos, una

CLAVIJERO, F.J., op. cit., p. 67.


15

Hemos subrayado la palabra “parece” por ser sumamente significativa, esto es, no se afirma que se
16

oponga sino simplemente se deja en duda la oposición.


17
CLAVIJERO, F.J., op. cit., p. 78.

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Filosofía y humanismo. La obra de los jesuitas criollos mexicanos 15

estrecha relación con el misterio de la Sagrada Eucaristía, por lo mismo su enfoque


era inquietante y peligroso.
La filosofía escolástica defendía que la forma ya sustancial, ya accidental eran
entidades metafísicas distintas e independientes de la materia; mientras que los
modernos habían plateado que las formas no eran entidades distintas del compuesto,
(aclarando que salvo la forma del compuesto humano, el alma), no tenían en sí ser
ni sustancia y que eran únicamente transformaciones de la sustancia. Las llamadas
formas eran únicamente el modo como la materia estaba o aparecía ordenada en el
compuesto. De esta afirmación podía concluirse que los accidentes de pan y vino en
la Eucaristía no podían permanecer sin el sujeto de pan o vino, lo cual era contrario
a la fe.18
Los filósofos modernos habían identificado la sustancia y los accidentes, esto es,
oponiéndose a los escolásticos indicaban que el accidente no tenía en sí verdadero
ser independiente de la sustancia en la que se presentaba. Esta afirmación guardaba
una relación de oposición con el dogma católico de la transustanciación en la Sagrada
Eucaristía. Si los accidentes, como pensaban los modernos, no eran realidades distintas
de la sustancia, sino simples transformaciones de ella, ¿cómo se explicaba el milagro
de la Eucaristía por el sistema moderno?, más precisamente, ¿cómo permanecían en
la Eucaristía las apariencias de pan y vino sin existir en ella el pan y el vino sino, por
el contrario, real y verdaderamente el Cuerpo y Sangre de Cristo?
La querella surgió al definir lo que fuese la forma del compuesto. Según los
escolásticos, la forma era una entidad que en sí tenía ser verdadero y sustancial
realmente distinto de la materia. Los modernos, por el contrario, planteaban que la
forma (excepto la del compuesto humano, que es el alma) no era algo que tuviera
en sí ser ni sustancia, ni era una entidad distinta de la materia sino que la llamada
forma era solamente el modo con que la materia estaba o aparecía ordenada en el
compuesto. Así, la escolástica defendía que la forma, ya sustancial, ya accidental, era
una entidad metafísica distinta de la materia; oponiéndose a esto los modernos, para
los que la forma no era una entidad distinta del compuesto, afirmaban que dicha forma
era simplemente una modificación de la materia del compuesto.
Al afirmar los modernos que los accidentes no eran entidades realmente distintas de
la materia, sino que en verdad consistía en ciertas disposiciones o modos de ella, podía
concluirse que los accidentes de pan y vino, en la Eucaristía no podían permanecer sin
el sujeto de pan o vino, lo cual era contrario a la fe.

18
Es oportuno recordar las objeciones que el teólogo Arnauld hizo a lo afirmado por Descartes en
relación a este problema: “Es un artículo de fe que la sustancia del pan salga del pan de la eucaristía y
que solamente permanezcan sus accidentes (…) extensión figura, olor, color, sabor y demás cualidades
sensibles. Pero el señor Descartes no reconoce cualidades sensibles, sino solamente ciertos movimientos
de los cuerpos diminutos que nos rodean por medio de los cuales percibimos las diferentes impresiones a
las que después damos los nombres de color, sabor, etc. Quedan pues, la figura, la extensión y la movilidad.
Pero el señor Descartes niega que esos poderes puedan ser comprehendidos aparte de la sustancia en la
que inhieren, y, por lo tanto que puedan existir aparte de ésta.” Cfr. COPLESTON, F., Historia de la Filosofía,
Barcelona, Ariel, 1984, Vol. IV. p. 124-125.

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16 MARÍA DEL CARMEN ROVIRA GASPAR

Nos inclinamos a pensar que esto fue una de las causas principales por las cuales la
mayoría de los jesuitas mexicanos no aceptaron plenamente las propuestas cartesianas
y gasendistas. El jesuita Raymundo Cerdán afirmaba al respecto:
“La existencia de la forma sustancial en los compuestos naturales distinta de la materia
y colocada en una determinada especie mas bien era supuesta por los Aristotélicos que
discutida hasta que en el siglo anterior los Cartesianos y los Gassendistas perturbaron de tal
manera la tranquilidad de los peripatéticos en este punto así como en muchisimos otros, que
fuera del alma en el hombre (que sería herético no admitir) negaban absolutamente todas
las formas sustanciales en los demás cuerpos (...) admiten en lugar de las formas ciertos
modos por los cuales las partes de la materia, dispuestas de esta manera o de aquella otra,
como dicen lo Cartesianos, o los átomos unidos en esta o aquella forma, como expresan los
Gassendistas constituyen el nuevo compuesto, pero de tal manera que con esos modos no
se implique nada entitativamente distinto de la materia misma.”19

Por otra parte al jesuita Abad no le pareció oportuna la discusión entre escolásticos
y modernos: “No es mi ánimo discutir con los filósofos modernos que han tratado de
quitar del medio y eliminar las formas materiales peripatéticas tanto las sustanciales,
como las accidentales, pues sería una discusión mas extensa que lo que permite la
razón y manera de educar a la juventud. Por tanto, no disputamos, sino suponemos,
que se dan las formas sustanciales peripatéticas.”20 Estas palabras de Abad son además
de claras significativas de su posición moderna en relación con la educación de la
juventud. En primer lugar le parece superflua la discusión, ya no era oportuno ni
tenían lugar discusiones de este caríz, profundamente metafísico, en la educación de
los jóvenes; en segundo lugar las da por supuestas, es decir, no afirma su existencia.
Asimismo, el jesuita Guevara y Basoazabal en su obra Instituciones elementales
de Filosofía alababa a Descartes y a Francisco Bacon no precisamente en el tema de
las formas sustanciales, sino como introductores de la crítica y la filosofía moderna.
Para darnos una idea de la compleja situación que en relación con la aceptación o
rechazo de la filosofía y ciencia moderna se daba en México es oportuno recordar la
postura del P. oratoriano Juan Benito Díaz de Gamarra y Dávalos, contemporáneo de
los jesuitas citados aunque más joven que la mayoría de ellos.
Gamarra, ecléctico, fue el auténtico introductor de la filosofía moderna en México.21
En su obra Elementos de filosofía moderna, que incluye conjuntamente la física tanto
general como particular, Vol. II, Cap. X , p. 125 y ss, afirma que:
“las formas sustanciales de los cuerpos desprovistos de vida (…) en nada pueden ser
favorables para explicar las causas de las cosas naturales (…)”

La forma es inherente al sujeto y en una frase sumamente interesante que por si


misma nos muestra el compromiso de los que aceptaban la filosofía moderna y a su
19
Cfr. NAVARRO, B., op. cit., p. 138.
20
Cfr. Ibid., p. 165.
21
Puede consultarse al respecto mi artículo “Juan Benito Díaz de Gamarra y Dávalos. La introducción
de la filosofía moderna en México”, VELASCO, A. (COORD.), Significación política y cultural del humanismo
iberoamericano en la época colonial, México, UNAM, 2008. Y mi libro Eclécticos portugueses XVIII y
algunas de sus influencias en América, op.cit.

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Filosofía y humanismo. La obra de los jesuitas criollos mexicanos 17

vez el interés por defenderse ante cualquier ataque de la escolástica decadente, ataque
que por lo demás se daba de continuo, afirma:

“nosotros instruidos por la fe ortodoxa negamos que allí (en el sacramento de la eucaristía)
las sustancia de pan y vino estén debajo después de la consagración, en pero, instruidos por
la filosofía negaremos que los verdaderos accidentes sean aquellos que aparecen”

y, concluye que “la transustanciación es única y no puede ser comprendida por la


razón humana.”22
Y en los Elementos de filosofía moderna Vol. I. p. 106, había ya afirmado: “Los
accidentes o modos internos están unidos tan intrínsecamente a la sustancia, que no
pueden ni ser ni entenderse que existan separados de ella (…) los modos internos
realmente no son otra cosa que la sustancia, la cual se da de éste o de aquel modo: por
eso no pueden separarse de ella.”23 Gamarra emplea la palabra “modo” siguiendo en
esta cuestión a Descartes.
Pasando al tema de la respuesta de nuestros jesuitas a las opiniones que algunos
intelectuales europeos se habían permitido dar sobre el continente americano y
sus habitantes y animales, puede advertirse que este tema al que podíamos darle el
calificativo genérico de Respuesta, aparece unido con el sentimiento de nacionalidad
e identidad. Por lo mismo lo trataremos conjuntamente.
Clavijero, en su obra Historia Antigua de México escrita en su destierro en Italia
en 1779 y publicada en Cesena en 1781, presenta al final nueve Disertaciones, cuyo
contenido es sumamente interesante por los temas que en ellas plantea y por su relación
con datos verídicos de la realidad mexicana desconocida por muchos europeos, así
como por su rigor, seriedad y elegancia. Sería muy extenso exponer y analizar en estas
páginas el contenido de cada una de las Disertaciones; por lo mismo me limitaré a dar
sus títulos, comentando brevemente algunas de las respuestas que con toda dignidad y
conocimiento de la realidad mexicana da a los europeos.24
Antes de comenzar las Disertaciones, Clavijero dedica unas páginas Al lector;
en ellas da a conocer el problema o más bien los problemas que pretende enfocar y
las falsedades sobre América que refuta con energía. Principalmente, aclara que su
intención es responder a dos autores europeos, Paw y Buffon, en lo afirmado por ellos
sobre América y los americanos.25 Señala que Paw intenta demostrar que la naturaleza de
los animales y del hombre en América se presenta como algo totalmente “degenerado”,

22
DÍAZ DE GAMARRA Y DÁVALOS, J.B., Elementos de filosofía moderna…, Vol. II, Compiladoras: Mª.
del Carmen Rovira Gaspar, Carolina Ponce. Trad. de Tania Alarcón y Juan Gualberto López, México,
DGAPA-UNAM, FFyL,-CICSyH, UAEM, 1998.
23
El subrayado es nuestro.
24
Los títulos de las Disertaciones son los siguientes: 1ª. Población de América y particularmente de
México; 2ª. Principales épocas de la historia de México; 3ª. Tierras del reino de México; 4ª. Animales del
reino de México; 5ª. Constitución física y moral de los mexicanos; 6ª. La cultura de los mexicanos; 7ª.
Confines y población de los reinos del anahuac; 8ª. Religión de los mexicanos; 9ª. Origen del mal francés.
25
Clavijero, en su rigurosa tarea, advierte: “En las citas de la Historia de los cuadrúpedos, de Buffon,
me he valido de la edición de París, en la imprenta real, en treinta y seis tomitos (1749-1788). De las
Investigaciones de Paw he usado la edición de Londres (1771) en tres tomos, con la impugnación de
Pernety y la respuesta de Paw”.

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18 MARÍA DEL CARMEN ROVIRA GASPAR

el aire es “malsano” y las plantas llevadas allí pierden su fuerza. Concluye con estas
palabras dedicadas al lector: “En el cotejo que hago de un continente con otro no
pretendo hacer aparecer que la América es superior al Mundo Antiguo (Europa) sino
solamente demostrar las consecuencias que pueden naturalmente deducirse de los
principios de los autores que impugno. Semejantes paralelos son odiosos, y el alabar
apasionadamente el propio país sobre los demás parece más bien de niños que se
pelean que de hombres que discuten.”
Más adelante responde a lo dicho por Paw y Buffon por ejemplo. En la V
Disertación afirma que no pretende demostrar que los americanos son más fuertes
que los europeos, sino simplemente que pueden ser menos fuertes pero ello no afecta a
su naturaleza humana ni por ello han degenerado, como afirma Paw. Protesta también
contra los “despropósitos” planteados en relación con el alma de los americanos.
Respondió a Paw y a toda Europa

“que las almas de los mexicanos en nada son inferiores a las de los europeos; que son
capaces de todas las ciencias aún las más abstractas y que sí seriamente se cuidara de su
educación (...) se vería entre los americanos filósofos, matemáticos y teólogos que pudieran
competir con los más famosos de Europa”, y añade: “Pero es muy difícil por no decir
imposible hacer progresos en las ciencias en medio de una vida miserable y servil y de
continuas incomodidades.”26

Obviamente Clavijero se refiere a la vida bajo el régimen colonial, y esto viene a


confirmar las disimuladas críticas, pero no por ello menos certeras, que se encuentran en
el pensamiento de este grupo de jesuitas mexicanos. En relación con el contexto colonial,
continúa: “Finalmente, toda la historia antigua de los mexicanos y peruleros [se refiere
a los habitantes del Perú] da a conocer que saben pensar y ordenar sus ideas, que son
sensibles a las pasiones de la humanidad y que los europeos no han tenido otra ventaja
sobre ellos que la de ser mejor instruidos.” Es necesario insistir en que para Clavijero la
base de la identidad del mexicano se encuentra en la cultura antigua mexicana y no en la
hispanidad, ello puede advertirse en las páginas de su obra. Clavijero ofrece, en relación
con este importante tema, una gran riqueza de contenido sobre el que todavía no se ha
trabajado lo suficiente. Concluye con una afirmación respecto de una postura social
que todavía se da actualmente: “otros muchos europeos y lo que es más de admirar
muchos de sus hijos o descendientes que han nacido en la misma América piensan
como Paw unos por ignorancia, otros por falta de reflexión o prevención hereditaria”.
Por otra parte, Márquez en su obra Dos antiguos monumentos de arquitectura
mexicana27 afirma: “En la presente obrita ofrecemos un ensayo acerca de esta materia
(el arte en un pueblo) con el fin de que los lectores desprejuiciados e imparciales y
dotados de sana filosofía, puedan proporcionar un juicio sobre ella (sobre la cultura de
los mexicanos).”
Advierte que va a ofrecer testimonios “que confirman el no ínfimo grado de
civilización y de cultura que habían alcanzado estos pueblos mucho antes de que

26
El subrayado es nuestro.
27
Due antichi monumenti di architettura messicana … Roma 1804.

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Filosofía y humanismo. La obra de los jesuitas criollos mexicanos 19

fueren visitados por ningún europeo”, y después de recordar y afirmar la sabiduría


de los mexicanos en astronomía pasa a describir magistralmente la pirámide de
Tajín, de la que presenta interesantes dibujos; habla del arte mexicano en general
refiriéndose al Templo Mayor de México y concluye: “Después de éstas reflexiones
dejo a los eruditos el que elaboren otras según su ingenio y según sus luces (…) con
imparcialidad…Los mexicanos de hoy están destinados a hacer en la gran comedia del
mundo la representación de la plebe; pero sus antepasados estaban educados de otra
manera; tenían maestros y libros; tenían otros gobiernos y en suma eran los amos.” En
las palabras de Márquez, como el lector cuidadoso podrá apreciar, hay una fina pero
resuelta crítica al colonialismo español, ¿qué había logrado dicho colonialismo sino
sumir al mexicano en la miseria e intentar destruir su arte y tradiciones?
En conclusión me inclino a afirmar que en las obras citadas de Clavijero y Márquez
se encuentra el planteamiento más serio en relación con el sentimiento de identidad,
como mexicanos, realizado en el siglo XVIII e incluso en el XIX en México. Ellos
no se sentían españoles americanos, se sentían mexicanos y americanos. El proceso
de identidad y su importante proyección cultural, social, y política surge, como puede
advertirse en el siglo XVIII entre los jesuitas mexicanos en su destierro. Muestran
en sus textos a la realidad mexicana como ningún intelectual de la época lo había
hecho; esta tarea la lleva a cabo con gran rigor, veracidad y elegancia en un interesante
discurso filosófico-político-antropológico.28
Por otra parte, como hemos indicado, el recuerdo de México aparece en todos los
jesuitas mexicanos exiliados en Italia. Recordemos las poesías de José Luis Maneiro,
las que en su sencillez reúnen el recuerdo de la patria lejana:

“Tiene la patria no sé que dulzura


que siempre gira el corazón por ella,
sin hallar otro bien en su amargura
ni en sus viajes ideales otra estrella.”

Y dirigiéndose a Carlos III:

“Sepultura señor, en patrio suelo


pedimos a tu trono soberano
quisiéramos morir bajo aquel cielo.”

Y en otro momento, dirigiéndose a su hermana, quien se lamentaba de tener que


vivir en Tacuba, le responde:

“Yo cedo por Tacuba, pueblo inmundo,


Roma, famosa capital del mundo”.29

28
En relación con la defensa de la cultura mexicana es necesario recordar al teólogo, filósofo y
bibliógrafo mexicano Juan José Eguiara y Eguren, 1696-1763, quien en respuesta a las críticas a la cultura
mexicana realizadas por el deán de la catedral de Alicante, Manuel Martí, humanista español, respondió
formando la llamada Biblioteca Mexicana en la que reunió la mayor parte de la producción cultural
mexicana desde la época prehispánica hasta sus días.
29
Cfr. MÉNDEZ PLANCARTE, G., Antología, op. cit., pp. XI y ss.

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20 MARÍA DEL CARMEN ROVIRA GASPAR

El amor a la virgen de Guadalupe está presente en muchos de sus escritos,


baste recordar, entre otros, los de Clavijero, Alegre, Abad y Maneiro. La Virgen de
Guadalupe es para ellos un símbolo patrio. Mucho más podría añadirse sobre este
tema, pero por lo interesante de él y por su relación con la idea y sentimiento de
nacionalidad merece un lugar propio; por otra parte sería muy extenso dedicarle, en
estas páginas un cuidadoso análisis.
A continuación, pasamos a exponer, aunque brevemente, el tema que juzgo más
importante en esta exposición del pensamiento filosófico de los jesuitas mexicanos del
siglo XVIII: el Humanismo.
En primer lugar es necesario precisar qué connotación y contenido le concedo
al término Humanismo al interior del discurso filosófico de este grupo de jesuitas
mexicanos. El humanismo mexicano al que paso a referirme tiene una estructura y un
significado propio; está muy lejano de concepciones apriorísticas de lo humano o de
señalamientos más o menos concretos de lo que debe ser el hombre. El humanismo
al interior de la tradición filosófica mexicana, ya desde el siglo XVIII, se caracteriza
primordialmente por la dignificación de la naturaleza humana y por el respeto a la
esencialidad del otro, lo que supone comprender al otro en su mismidad, sin intentar
ni suponer una violenta imposición de valores, esto es, respetando y reconociendo su
identidad. Abrir el camino para un diálogo que conduzca a un discurso en el que se
reconozca al otro como tal y por lo mismo se le respete. Este humanismo no guarda
ninguna relación con la interpretación que se dio en el Renacimiento a los términos
Studia humanitates que como sabemos se refería a un programa de estudios.
Me refiero en esta páginas, concretamente a aquel pensamiento mexicano que
se caracteriza por una marcada inclinación y una inquietud por la reflexión sobre el
hombre en relación con las injusticias sociales que había padecido y seguía padeciendo,
por su naturaleza espiritual y lo que es mas importante, como ya se ha indicado, por la
dignificación del humano sea cual fuere su color, religión y país de origen.
El humanismo europeo fue una respuesta, sobre el tema del hombre, a la
escolástica decadente; por el contrario, el humanismo mexicano se debe a escolásticos
que dignifican la naturaleza humana y se abren a la modernidad. Es consecuencia de
un proceso de racionalidad que responde a una situación concreta de colonialismo y
que implica una protesta contra ello. El humanismo mexicano está en relación con
lo social concreto. Es un humanismo que enfoca críticamente la problemática del
hombre americano y en general la problemática de todo hombre sojuzgado. Es un
discurso antipoder, conformado desde una realidad colonial, discurso en el que no
funciona lo imaginativo siendo su contenido ontológico en el mas amplio sentido de
la palabra, el hombre; por lo mismo es un humanismo que abraza a todos los hombres
sin distinción, como hemos dicho, de raza, cultura o credo. Vayamos a Francisco
Javier Alegre quien en su Instituciones Teológicas comenta “qué debe decirse de la
multitud innumerable de esclavos etíopes que durante estos años han sido llevados a
las colonias españolas (…) y que todavía siguen siendo llevados (…) estos etíopes ni
son esclavos ni por su nacimiento ni por sí mismos (…) síguese que esta esclavitud es
del todo injusta e inícua.” Admite Alegre que entre los hombres “a pesar de la absoluta
igualdad de naturaleza existe la desigualdad de ingenios y —agrega basándose en
esto— piensan algunos que los de mayor ingenio deben mandar sobre los que tienen

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Filosofía y humanismo. La obra de los jesuitas criollos mexicanos 21

menor (…)”. Entre estos cita, refutándolo, a Ginés de Sepúlveda, y pasa alabar a
Bartolomé de las Casas y a Domingo de Soto, oponiéndose a Aristóteles, Politica libro
I cap. I, del cual afirma que ha sido mal interpretado:

“Porque Aristóteles no habla de un domino en acto (…) sino de la idoneidad para el


dominio, como interpretan Santo Tomás, Heinisio (sic), Groccio, Pufendorf y todos los
buenos estimadores de las cosas (…). Ahora bien para que los hombres sufran alguna
disminución de la natural libertad que todos por igual gozan menester es que intervenga su
consentimiento, expreso, tácito o interpretativo, o algún hecho de donde otros adquieran
el derecho de quitársela aún contra su voluntad. La desigualdad por tanto, de ingenios no
puede por si sola dar derecho a mandar.”30

Asimismo afirma que tampoco la superioridad física o fisiológica da derecho a


mandar sobre otros, y citando a Hobbes concluye: “debe absolutamente rechazarse tal
sentencia digna de hombres feroces y tiranos”31.
Andrés Cavo, otro de nuestros jesuitas, afirma: “Menor mal es que ningún habitante
del Nuevo Mundo se convierta a nuestra Santa Religión y que el señorío del Rey
se pierda para siempre el obligar a aquellos pueblos a lo uno y a lo otro como la
esclavitud.”32
Pedro Márquez reafirma su discurso humanista planteando la hermandad entre los
hombres en base a la conciencia filosófica:

“El verdadero filósofo es cosmopolita (o sea ciudadano del mundo) tiene por compatriotas
a todos los hombres y sabe que cualquier lengua por exótica que parezca puede en virtud
de la cultura ser tan sabia como la griega. Con respecto a la cultura la verdadera filosofía
no reconoce incapacidad en hombre alguno, o porque haya nacido blanco o negro o porque
haya sido educado en los polos o en la zona tórrida.”

Como puede advertirse, es sumamente interesante la tarea que le concede a la


filosofía y a la proyección social y cultural de la misma; plantea una idea de filosofía,
por cierto, muy distinta a la tradicional de la escolástica; ofrece de ella una visión
original que ni los ilustrados franceses, ingleses ni españoles tuvieron en cuenta en sus
reflexiones sobre el hombre y la conciencia filosófica.
Por otra parte, en el pensamiento humanista mexicano no aparece la deificación del
hombre al estilo de un Picco de la Mirandola quien, como sabemos afirma:

“Al fin me parece que he llegado a comprender la razón de que el hombre sea la más
afortunada de las criaturas y merecedor, en consecuencia, de toda admiración. Precisamente
es el rango que le ha cabido en suerte (…) pues incluso las estrellas y los espíritus, que
están por encima de este mundo lo envidian, y aguijoneados (los hombres) por el amor
inefable, raptados a nosotros mismos cual ardiente Serafín, plenos del divino poder, ya no
somos nosotros mismos, llegaremos a ser Aquel mismo que nos hizo.”

30
MÉNDEZ PLANCARTE, op cit. p. 44.
31
ALEGRE, F.J., Instituciones Teológicas, Vol. IV, Lib. VIII, Prop. IX.
32
Es necesario tener presente que estos textos los escribieron durante su destierro en Italia.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 7-23
22 MARÍA DEL CARMEN ROVIRA GASPAR

O bien la idea sobre el hombre que encontramos en el humanista español Fernán


Pérez de Oliva, quien en su Diálogo de la dignidad del hombre afirma refiriéndose al
hombre, “tengo delante de mis ojos la mas admirable obra de cuantas Dios ha hecho”.
Pérez de Oliva ve en el hombre “como en un espejo claro el mismo ser de Dios”.
Por su parte Luis Vives afirmaba: “En cuanto el hombre se elevó sobre los cielos
hasta el mismo Dios; por eso es divino su origen.”
Pero ¿Cuáles fueron las bases teológicas y filosóficas de este humanismo jesuita del
siglo XVIII? Esta inquietante pregunta nos condujo a la lectura y estudio de la obra de
Francisco Javier Alegre, Instituciones Teológicas. En ella y principalmente en el libro
VII, Prop. III y IV, cuyos títulos son respectivamente, “El hombre en ningún estado
tiene necesidad de auxilio sobre natural para conocer cualquiera verdades naturales y
El hombre ha podido y puede querer y obrar el bien moral sin el auxilio de la gracia
sobre natural”, se encuentran las bases de su humanismo. Ya desde el Prefacio, puede
advertirse la inquietud y el interés de Alegre por las controversias teológicas, cuando
afirma: “En verdad, hay otras cuestiones que no parió la sola cavilación de los herejes
sino que las engendró la oscuridad misma de los asuntos (…). Los teólogos cristianos
avanzan con opiniones diversas, sin embargo la fe queda a salvo y se puede errar sin
crimen de herejía.” Pude advertirse que Alegre se protege de la crítica que algunos
podían hacer a sus proposiciones.
En las proposiciones citadas, Alegre enaltece la naturaleza humana, tanto la del
cristiano como la del infiel. En la Proposición III concede una gran importancia a la
razón del hombre; recuerda lo que ocurre entre los paganos que conducidos por su propia
razón natural realizan actos que caen dentro del espacio de la ley, y, cita a propósito de
ello algunas conductas de los antiguos mexicanos. En la Proposición IV afirma:

“la verdadera doctrina de la Iglesia sostiene que el hombre aún en estado de pecado puede
hacer alguna buena obra moral y aún que no todas las obras del pecador son pecado. Que
esta es la doctrina de la Iglesia no delirio de los escolásticos como quiso Lutero (…) donde
muchos sin fe y sin evangelio de Cristo hacen sabiamente algunas cosas o santa mente
como agradar a los padres, como dar la mano al pobre (…)”

Esta referencia al mundo pagano viene a confirmar su humanismo universalista y


su interés por el reconocimiento y respeto a lo humano en cuanto tal.
En relación con los títulos de las Proposiciones citadas es necesario advertir que en
su enunciado no afirma ni niega, simplemente plantea la cuestión, pasando a citar las
distintas soluciones que, en relación con lo propuesto, se habían dado, citando a veces a
santo Tomas como modelo a seguir. Esta posición dual no debe sorprendernos; Alegre
se cuida ante el contexto, por demás difícil y comprometido en el que vivían, escribían
y publicaban sus obras. Por lo mismo la lectura del citado libro de Alegre es, en cierto
modo, difícil por los matices que introduce en sus afirmaciones, pero no por ello deja de
ser significativa y sobre todo reveladora de su inquietud por dignificar al hombre.33
33
En el siglo XVI y al interior de la tradición católica, el problema de la naturaleza humana y la
conducta del hombre (actos remisos y actos intensivos) se presenta sumamente compleja y en algunos
de sus contenidos puede apreciarse cierta influencia nominalista. Al respecto puede consultarse mi libro
Francisco de Vitoria. España y América. El poder y el hombre, México, Miguel Ángel Porrúa, 2004.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 7-23
Filosofía y humanismo. La obra de los jesuitas criollos mexicanos 23

Por otra parte Alegre, aun cuando al tratar este problema menciona la tradición
apostólica, se refiere principalmente a lo plateado por Lutero a propósito de la relación
que se da en el hombre entre gracia y libertad. Asimismo es necesario señalar que aun
cuando en las Proposiciones citadas no menciona al también jesuita Luis de Molina
(siglo XVII) ni a su obra Concordia del libre arbitrio con la gracia el contenido de
este texto estaba muy presente en su pensamiento.
El gran mérito de Alegre fue retomar el problema y, como ya hemos indicado con
suma prudencia intentar solucionarlo recurriendo, a veces, tentativamente con el fin
de no levantar sospechas a santo Tomás de Aquino.

Recibido: 23 de noviembre de 2008


Aceptado: 13 de febrero de 2009

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 7-23
Ramón Llull y la crítica al
aristotelismo parisino de finales
del siglo XIII: en torno a la
cuestión de la pluralidad 1

Ramón LLull and the criticism of the Parisian


aristotelism of late thirteenth century: on the
question of plurality
ANTONIO BORDOY FERNÁNDEZ
Centre Jean Pépin - UPR 76, CNRS

Resumen: El presente artículo tiene como objeto el análisis de la crítica de Ramón Llull
al aristotelismo parisino de finales del siglo XIII en torno a uno de los puntos clave para la
justificación de la doctrina cristiana: el problema de la pluralidad. Se pretende, con ello, analizar
la importancia que las tesis de Llull tuvieron en relación a su contexto intelectual, como punto
de partida para superar el aristotelismo. El artículo se desarrolla en tres partes: a) el estudio de
la función de la teoría de la pluralidad y sus consecuencias para la teología; b) el análisis de los
principios que Llull utiliza en su argumentación contra los averroístas latinos; y c) la definición
de la teoría luliana general de la pluralidad y de su significado en el contexto de la época.
Palabras clave: Ramón Llull; lulismo; averroísmo; aristotelismo; pluralidad; composición;
adición; diferencia.

Abstract: The aim of this article is to analyze the Lull’s critique to the 13th century Parisian
Aristotelism, focusing the attention on one of the main points of the justification process of
the Christian doctrine: the question about the plurality. With this analysis, we try to study the
importance that Lull’s doctrine had in his intellectual context as attempt of overcoming of the
Aristotelism. The article is developed in three parts: a) the study of Lull’s theory on plurality
and its consequences for the theology; b) the analysis of the principles that Lull uses in his
argumentation against the Latin Averroists; and c) the definition of Lull’s theory on plurality
and its meaning in the 13th century intellectual context.
Key words: Raymond Lull; Lullism; Averroism; Aristotelism; Plurality; Composition;
Addition; Difference.

1
El presente estudio ha sido realizado en el marco de una beca postdoctoral del Programa de Becas
Postdoctorales, ref. núm. -2007-0917, durante una estancia de investigación en el Centre Jean Pépin (UPR
76) del CNRS.

Revista de Hispanismo Filosófico 25 ISSN: 11368071


n.º 14 (2009): 25-41
26 ANTONIO BORDOY FERNÁNDEZ

L a nueva absorción de las obras de Aristóteles que tiene lugar a finales del siglo
y principios del siglo marca un punto de inflexión en el pensamiento
latino, por cuanto implica el estudio de textos que no han seguido el mismo
proceso de adaptación que los contenidos en el Organon. Este proceso suscitó
importantes discusiones en las universidades europeas entre quienes defendían su
uso y quienes se oponían a éste2. Entre las múltiples derivaciones del proceso de
defensa del aristotelismo, una causó especial revuelo entre los intelectuales de la
época: la defensa, por parte de algunos maestros de artes de la universidad de París,
de un modelo filosófico autónomo con respecto de la teología3. Un nuevo modelo
que trajo consigo la recuperación de cuestiones que habían sido ya superadas por
la filosofía occidental, de entre las cuales destacó una de las más importantes del
siglo : la posibilidad de conjugar, desde la perspectiva filosófica, las relaciones
entre la simplicidad y la multiplicidad de la Causa primera. Las reacciones no se
hicieron esperar y determinados sectores de la Iglesia impulsaron en varias ocasiones
la prohibición de la lectio del Aristóteles integral. Este proceso culminó el 7 de marzo
de 1277 cuando Esteban Tempier, arzobispo de París, hizo publica la condena de 219
tesis filosóficas, una de las más importantes en la historia del pensamiento europeo.
Sin embargo, de la misma forma que había sucedido con las acciones anteriores, esta
condena no tuvo los efectos esperados y el aristotelismo siguió enseñándose en las
universidades.
Aunque su entrada en el debate fue relativamente tardía4, Ramón Llull se erigió
como uno de los más importantes defensores del antiaristotelismo de Tempier y
sus seguidores, componiendo diversas obras dedicadas a combatir el “averroísmo
parisimo” y, sobre todo, la “teoría de la doble verdad”5. No obstante, y al contrario
que otros autores, este filósofo hispano no sólo se dedicó a pedir a las autoridades la
erradicación del aristotelismo más extremo, sino que también lo combatió creando
un sistema capaz de desacreditarlo mediante el uso de sus propias armas, es decir,

2
PICHÉ, D., La condamnation parisienne de 1277, París, J. Vrin, 1999. Utiliza la expresión “crónica de
una condena anunciada” para referirse al proceso que se inicia a principios del siglo XIII y que culmina con
la condena del año 1277. En efecto, ya desde comienzos de siglo se suscitan dudas sobre la viabilidad del
aristotelismo, dando lugar a tres posicionamientos: (a) quienes defienden, incluso cuando está prohibida,
la lectura de los nuevos textos; (b) quienes se oponen a dicha lectura e impulsan su prohibición; y (c)
quienes, en posición intermedia, defienden que se lectura es posible previa revisión y corrección de sus
contenidos.
3
PICHÉ, D., op. cit., p. 165. Identifica como una de las causas más importantes que motivaron la
aparición de diversas condenas “la emergencia de un saber pagano global, opuesto en muchos puntos a los
dogmas cristianos y, por este motivo, prohibido en la docencia hasta la segunda mitad del siglo XIII, vértice
de denuncias y de condenas de parte de los teólogos y, después, de los hombres de Iglesia (…)”.
4
El primer viaje de Llull a París tuvo lugar en 1288, once años después de la publicación de la
condena. Es en 1298 cuando, siendo profesor de la universidad de París, compone Declaratio Raimundi
per modum dialogi edita, obra destinada a combatir los errores de algunos filósofos y a defender la acción
emprendida, veintiún años antes, por Estaban Tempier.
5
Según la tesis de PICHÉ, D., op. cit., pp. 208 ss., la denominada “teoría de la doble verdad”, de la que
Llull toma cuenta al explicar cómo los averroístas consideran por medio de la razón que una cosa es falsa
pero admiten creer en su verdad, es en realidad una invención hermenéutica del obispo Esteban Tempier.
Para una primera comparativa entre el sistema luliano y sus coetáneos, cfr. PASCUAL, A. R., “Comparación
de la metafísica luliana con la aristotélica y la de otros”, en EL 3, 1904-5, pp. 23-26.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 25-41
Ramón Llull y la crítica al aristotelismo parisino de finales del siglo XIII… 27

desarrollando un sistema demostrativo que, desde la filosofía misma y sin necesidad


del recurso a la teología, fuera capaz de mostrar la incoherencia de los postulados
averroístas. El presente estudio tiene como objetivo analizar cómo, a lo largo de las dos
últimas etapas de su pensamiento6, Llull aborda uno de los elementos fundamentales
de la metafísica medieval: la teoría de la pluralidad y sus relaciones con la diferencia,
la composición y la adición. Este análisis se desarrolla en tres fases: a) el estudio de
la función de la teoría de la pluralidad y sus consecuencias en el ámbito doctrinal; b)
el análisis de los principios que Ramón Llull utiliza en su argumentación contra los
averroístas latinos; y c) la definición de una teoría general de la pluralidad y de su
significado en el contexto de la época. Mediante este análisis se pretende llegar a la
conclusión de que las modificaciones introducidas en la teoría de la pluralidad tienen
como objeto introducir una nueva forma de considerarla en el marco del pensamiento
escolástico, basada en su definición como diferencia y la necesidad de tener en cuenta,
en su aplicación, el estrato ontológico al que se refiere.

1. En el origen de la discusión: el problema de la pluralidad

Al abordar el comentario de los artículos condenados en 1277 por Esteban Tempier,


Llull entra en contacto con la cuestión de la pluralidad, aplicada en esta ocasión a uno
de los principios fundamentales de la doctrina cristiana, la Trinidad divina: “Dios no
es trino y uno, pues la trinidad no es compatible con la simplicidad absoluta. En efecto,
en donde existe una pluralidad real, existen también la adición y la composición, como
sucede por ejemplo con un montón de piedras.”7 En Declaratio Raimundi Llull sitúa en
boca de un imaginario Sócrates que representa la modernización de la filosofía antigua
la explicación de esta tesis, afirmando que “en toda esencia, en la cual existe una
pluralidad, es necesario que haya composición. Y, porque la esencia divina es infinita en
la simplicidad, por este motivo dista infinitamente de la composición. Entonces, Dios
no puede ser uno y trino, para que Éste sea simple y no compuesto”8. La pluralidad se
definiría, entonces, como una multiplicidad de elementos que constituyen la esencia y,
por tanto, es correlativa a la existencia de una composición, basada ésta en la adición

6
Tomando como punto de partida el Arte, el pensamiento de Llull se tiende a dividir en cuatro etapas:
a) anterior al Arte (1271-1274), y que se corresponde con el periodo posterior a su formación y anterior al
descubrimiento de su método; b) del Arte cuaternaria (1274-1289), basada en la analogía de los elementos
y dividida en dos ciclos, b.1) el del Ars compendiosa inveniendi veritatem y b.2) el del Ars demonstrativa
(1283); c) del Arte ternaria (1289-1308), en la que Llull confecciona la última versión de este sistema; y d)
posterior al Arte (1308-1316), dedicada a la expansión de sus doctrinas y lucha contra quienes considera
se oponen al cristianismo. Cfr. BONNER, A., Obres selectes de Ramón Llull, Palma de Mallorca, Editorial
Moll, 1989. Aunque en general el pensamiento de Llull se divide en estas etapas, la realidad es que no se
trata de compartimentos estancos y, sobre todo en lo que se refiere a la lucha contra el averroísmo latino,
no pueden separarse las dos últimas.
7
Declaratio Raimundi, ROL XVII, cap. 1, p. 261, l. 2-4: “Quod Deus non est trinus et unus, quoniam
trinitas non stat cum summa simplicitate. Vbi enin est pluralitas reales, ibi est additio et compositio.
Exemplum de aceruo et lapidum.”
8
Declaratio Raimundi, ROL XVII, cap. 1, p. 261, l. 5-9: “In omni essentia, in qua est pluralitas, necesario
oportet esse compositionem. Et quia diuina essentia est infinita in simplicitate, ideo est infinite distans a
compositione. Ergo Deus non potest esse unus et trinus, ut ipse simpplex et non compositus.”

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 25-41
28 ANTONIO BORDOY FERNÁNDEZ

de las partes constituyentes de un todo. En términos generales, el artículo que Llull


comenta se construye sobre la idea de que para ser causa primera Dios no puede ser
una entidad compuesta pues, en tal caso, le precedería otro ente que fuera simple9. La
cuestión reside, por tanto, en la supuesta incoherencia que surge en la razón humana,
incapaz de concebir por el principio aristotélico de no contradicción que una y la
misma entidad tenga en sí misma dos características contrarias, la simplicidad y la
pluralidad.

1.1. Primera respuesta de Llull: significados de la composición y la adición

La posición adoptada por los averroístas parisinos es para Llull correcta, aunque
sólo en cierta medida. En efecto, al utilizar un razonamiento que parte de la naturaleza y
que se aplica a Dios, se cae en un error de naturalización que deja de toda consideración
los múltiples sentidos de los términos que se utilizan10. Es por este motivo que el
filósofo hispano responde a su interlocutor afirmando que “en toda pluralidad que
proviene de la forma y la materia, es necesario que existan la composición y la
adición. No obstante, si la pluralidad reside en una esencia carente de materia, no
se sigue de ello que en esta esencia se den la composición y la adición”11. La idea
que Llull tiene en mente reposa sobre el concepto común de composición y adición
que, durante el siglo , tiende a concebirse en base a tres significados distintos:12
a) el lógico, en donde la composición equivale a la presencia de una o más ideas
dentro de un concepto o sustancia, es decir, a la posibilidad de distinguir por medio
de la razón más de una parte dentro de un todo; b) el físico, relativo al resultado de
la combinación de diversos elementos materiales que se unen para formar un sujeto;
y c) el metafísico, en donde la composición se concibe como la existencia dentro de
una sustancia de un determinante y un determinado, como puedan ser la forma y la
materia. La adición refiere también a una suma de diferentes partes que constituyen
un todo, pero, a diferencia de la composición, se produce entre elementos que no son
iguales, como por ejemplo cuando en el hombre se unen alma y cuerpo13.
En función de estas diferencias de significado, sería posible identificar el argumento
que Llull opone al artículo primero de la condena con una supresión de los dos últimos
sentidos del término “composición”, manteniendo su referencia lógica. De hecho, así
lo indica él mismo cuando, al responder a la defensa del artículo condenado, escribe:

9
La misma cuestión aparece en otros artículos del texto de la condena y en otros capítulos de la obra
de Llull, aunque en un sentido inverso. Así, por ejemplo, el capítulo 5 (p. 268, l. 2) recoge la idea según la
cual “quod omnia separada coaeterna sunt a primo principio”.
10
Esta posición de Llull recoge el espíritu propio de la condena de 1277, en la cual Boecio de Dacia
aparece bajo la acusación de “absolutizar el orden natural” (art. 90), considerando que pueden aplicarse
los términos propios del mundo físico al conocimiento de Dios. Cfr. PICHÉ, D., op. cit., p. 210.
11
Declaratio Raimundi, ROL XVII, cap. 1, p. 262, l. 10-13: “In ovni pluralitate, quae est de forma
et materia, oportet esse compositionem et additionem. Sed si pluralitas sit in essentia sine materia, no
sequitur, quod in illa essentia sit compositio.”
12
Cf. MAGNAVACCA, S., Léxico filosófico de filosofía medievail, Buenos Aires, Miño y Dávila, 2005, p.
145.
13
Cf. MAGNAVACCA, ibidem, p. 51.

Revista de Hispanismo Filosófico


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Ramón Llull y la crítica al aristotelismo parisino de finales del siglo XIII… 29

“Sin embargo, Sócrates, tienes imaginaciones erróneas, en tanto que consideras la


pluralidad de las personas divinas en función de la pluralidad que, en el efecto de
Dios, se produce por forma y materia. Estando la forma y la materia unidas la una a
la otra en una sola sustancia y siendo las partes de ésta, es necesario que la sustancia
sea compuesta, puesto que ellas difieren por esencia y por naturaleza.”14 Exenta de
materia, la pluralidad que existe en Dios no puede ser en ningún caso del segundo
tipo; y, al no existir en ella la dicotomía entre determinante y determinado, tampoco
genera una composición del tercer tipo. En base a esto, la idea de Llull parecería
consistir en una división lógica que daría lugar a la existencia de múltiples conceptos
dentro de la noción de Dios, bien que en realidad se trataría de una única sustancia que
no admite más división que la que pueda producirse mediante el intelecto.
Esta lectura del argumento luliano resulta correcta, aunque sólo en cierto sentido.
En efecto, si se toman en consideración el resto de obras que Llull compone contra
los averroístas parisinos, pronto puede observase que la pluralidad de Dios no puede
entenderse como un concepto, sino que debe tratarse de algo real, y así lo describe
al abordar el tema en el Liber de diuina unitate et pluralitate: “Llegamos entonces
a la conclusión de la pluralidad de las personas divinas, sin la cual se perdería el
medio real y natural en el intelecto, y el amar en la voluntad, e intrínsecamente el
intelecto permanecería ocioso y sin naturaleza, e igual [sucede con] la voluntad.”15
Una afirmación bajo la cual se encuentran dos elementos: el primero, la tradición
anselmiana en la que la existencia es siempre superior a la simple presencia conceptual;
de otro, el realismo metafísico propio de Llull16, por el que incluso los conceptos
están dotados de existencia. En este sentido, la pluralidad debe ser real, ya que en
caso contrario se trataría de una simple creación del intelecto y, por tanto, el dogma
cristiano no tendría mayor justificación que la de una metáfora. Por este motivo, la
definición de la pluralidad como una característica lógica aplicada a la solución del
argumento averroísta queda descartada, siendo para ello necesario construir un nuevo
concepto, capaz de explicar tanto la multiplicidad que se da en Dios como la que
caracteriza la creación.

1.2. Segunda respuesta de Llull: desigualdad en los eslabones de la cadena del ser

El argumento que Llull construye para demostrar el error del artículo condenado
por Esteban Tempier, parte en realidad no de una reducción al modo lógico de los
conceptos, sino de la constatación de que el interlocutor cae en una equivocación,

14
Declaratio Raimundi, ROL XVII, cap. 1, p. 262, l. 24-30: “Sed tu, Socrates, falsam habes imaginationem,
in quantum pluralitatem diuinarum personarum consideras secundum pluralitatem, quae est per formam et
materiam in effectu Dei. Quae quidem forma et materia diuersae sunt essentiae. Et quia forma et materia
ad inuicem in una substantia coniunguntur et sunt partes ipsius, oportet, quod substantia ex ipsis sit
composita, cum sin diferentes per essentiam et naturam.”
15
Liber de divina unitate et pluralitate, ROL VII, dist. II, p. 225, l. 496-499: “Concluditur ergo diuina
pluralitas personarum, sine quae perderetur médium reale et naturale in intellectu, et amare in uoluntate,
et esset intellectus otiosus et sine natura intrinsece, et sic de uoluntate.”
16
Sobre el realismo metafísico luliano, vid. ANTÓN, E., “Plenitud metafísica de la filosofía luliana”, en
EL 7, 1963, pp. 131-151.

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30 ANTONIO BORDOY FERNÁNDEZ

basada ésta en las diferentes formas de conocimiento. En efecto, el hombre dispone


de dos principios que lo componen, uno espiritual y otro sensible, dotado cada uno de
ellos con sus propias facultades cognoscitivas: la parte material dispone de los sentidos
y la imaginación, que permiten obtener representaciones e impresiones de los objetos
materiales; en oposición, la parte espiritual se compone del alma racional humana,
en la que Llull introduce las tres potencias que forman la tripartición agustiniana,
es decir, la memoria, el intelecto y la voluntad. Al nacer el hombre tamquam tabula
rasa, el conocimiento se iniciará siempre a partir de las impresiones sensoriales y la
imaginación17. El intelecto puede, por tanto, oscilar hacia el conocimiento de lo superior,
respecto al cual comparte su materia, u orientarse hacia la parte inferior, que es la que
con más fuerza se le aparece. La equivocación consiste, afirma el autor hispano, en
pretender aplicar las potencias orientadas hacia los objetos sensibles al conocimiento
de lo espiritual: “Puesto que tú, Averroísta, no extiendes tu conocimiento más allá de
los sentidos y la imaginación, que son potencias finitas, no puedes realmente objetivar
los objetos infinitos, ni en consecuencia el ente que existe y opera de modo absoluto
por sí mismo.”18 De hecho, afirmará Llull en otras obras, el error del averroísmo latino
consiste en haber tomado a Aristóteles como punto de partida19, un filósofo de aquellos
que, como explica en Declaratio Raimundi, no tuvieron conocimiento de la causa más
allá de lo que pudieron observar a través del universo20 y, en consecuencia, tienden a
la errónea naturalización de la realidad espiritual.
Para que esta concepción sea válida, no obstante, es necesario que se sustente sobre
un principio metafísico que, en el pensamiento de Llull, determina su cosmovisión
de principio a fin: pese a que puede hablarse de una cadena del ser, la realidad está
dividida en dos planos, el del Creador y el de la creación, que no se rigen por las
mismas normas, dadas las diferencias de existencia y propiedades de ambos. En efecto,
al igual que la mayoría de autores platónicos medievales, Llull concibe la creación
como una imagen degradada del Creador quien, pese a ser su origen, se mantiene de
un modo trascendente a él. Entre ambos planos, las relaciones se establecen a modo de
semejanza o reflejo, principios que permiten fundamentar la analogía que estructura
el Arte21. La creación es, por tanto, un símbolo de Dios, en el que pueden observarse,

17
Cfr. AOS, C., “La imaginación en el sistema de Ramón Llull”, en EL 23, 1979, pp. 155-83, para un
estudio sobre el lugar que las diferentes facultades superiores ocupan dentro del esquema antropológico
luliano.
18
Disputatio Raimundi et Averroistae, ROL XXII, q. 3, p. 13, l. 151-154: “Quoniam tu, Auerroista, non
extendis tuam scientiam extra sensum et imaginationem, quae sunt potentiae finitae, obiectare non posses
obiecta infinita realiter, nec per consequens ens per se simpliciter existens et agens.”
19
De ente quod simpliciter est per se et propter se agens, ROL VIII, dist. VI (4. De solutione rationun
Auerrois), p. 221, l. 1068-1072: “Et ideo, quia Aristoteles fuit sensibilis et imaginabilis, Averroes
commentator eius negauit resurrectionem, quae non est obiectum sensus nec imaginationis, sed tantum
intellectus.”
20
Declaratio Raimundi, ROL XVII, cap. 13, p. 279, l. 15-21: “Antiqui philosophi cognitionem de
operatione siue productione, quam prima causa habet intra se, non haberunt; quoniam si habuissent, multo
magis cognouissent operationem, quam habet in effecto suo.”
21
CARRERAS, T., “Ética de Ramon Llull y el lulismo”, EL 1, 1957, pp. 6-7.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 25-41
Ramón Llull y la crítica al aristotelismo parisino de finales del siglo XIII… 31

a modo de espejo deformante, las perfecciones que irradian de su ser. El mundo es


el lugar en donde reposan las sombras, huellas o vestigios de la acción divina22, idea
que ha conducido a algunos estudios modernos a considerar que la metafísica de Llull
es el resultado de la mezcla de tres principios23: el ejemplarismo, mediante el cual
se concibe la creación como el resultado a modo de copia de los arquetipos divinos;
el simbolismo universal, en el que cada elemento que existe recuerda a Dios; y el
misticismo, con el se impregna gran parte de la descripción del cosmos y que permite
el retorno de lo creado hacia el creador. Esta imagen, además, se completa con la idea
según la cual la creación es el resultado de un movimiento y, en consecuencia, debe
concebirse como una realidad dinámica24.
Dos son los conceptos clave que permiten entender la distinción entre los dos
ámbitos de la realidad por cuanto a la concepción del ser plural se refiere: a) la diferencia
entre el ser necesario y el ser posible, cuya formulación los autores medievales tienden
a atribuir al filósofo árabe Alfarabi; y b) la presencia de la nada, que caracteriza el ser
posible y que no tiene lugar en el ser necesario, al introducir en ella una dicotomía
entre el ser y el no-ser que es imposible en Dios. Así lo describirá años más tarde Llull
en el Liber de possibili et impossibili: “Dios es el ente necesario, que existe absoluta
e infinitamente por sí mismo; a partir de ello se sigue que sea acto puro. En una tal
entidad, no pueden entrar el posible y el imposible.”25 Esta distinción procede, según
algunos estudios, de los tipos de actividad que se asocian al ser de Dios26: la intrínseca
(o ad intra), que tiene como objeto una acción sobre sí mismo; y la extrínseca (o ad
extra), que, siendo completamente voluntaria, se proyecta sobre la nada y da lugar a la
creación. Una posición que, como se verá más adelante, conduce a concebir el mundo
como una imagen de la Trinidad divina27, en el sentido de que son los propios términos
de la acción –agente, complemento y actividad– los que le son transferidos junto a sus
cualidades, la imagen de las dignidades divinas. Esta imagen se fundamenta, a su vez,
sobre la posibilidad de ser o de no ser, lo que determina la diferencia entre el Creador
y la creación.

22
Cfr. BORDOY, A., Ramón Llull y la filosofía del siglo XIII, Madrid, Proyecto E-Excellence, Liceus,
2006, para una comparación entre la imagen de Llull y la de Buenaventura.
23
CARRERAS, T., op. cit., p. 6.
24
LOHR, Ch., “Ramon Lull and Thirteenth-Century Religious Dialogue”, en VVAA, Diálogo filosófico-
religioso entre cristianismo, judaísmo e islamismo durante la Edad Media en la península ibérica,
Turnhout, Brepols, 1994, pp. 119-121
25
Liber de possibili et impossibili, ROL VI, I, 1, p. 385, l. 47-49: “Deus est ens necessarium, per se
existens simpliciter et infinite; ex quo necessarie sequitur, quod sit actus purus. In tali ente possibile et
impossibile intrare non possunt.”
26
Ch. Lohr defiende en diferentes estudios, como “Ramon Llull: actividad divina y hominización
del mundo”, Nuevo mundo 7, 2006, pp. 77-86, la idea de que, para comprender la filosofía de Llull,
es imprescindible tener en cuenta los dos tipos de movimiento que realiza la Divinidad. Cabe destacar,
asimismo, que Ch. Lohr extrae esta teoría a partir, precisamente, de sus trabajos sobre la Lógica de
Algatzel comentada por Llull, lo que permite mostrar la proximidad de la concepción de este autor con el
pensamiento árabe.
27
Cfr. PRING-MILL, R. D. F., El microcosmos lul·lià, Palma de Mallorca, Editorial Moll, 2006 (reedición
corregida de las versiones de 1961 y 1962). En este libro, editado póstumamente a modo de revisión y
reedición, R. Pring-Mill explica lo que es una de sus más importantes teorías: que Llull concibe la creación
como un reflejo de la Trinidad divina.

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32 ANTONIO BORDOY FERNÁNDEZ

En este sentido, la pluralidad debe representarse desde dos perspectivas diferentes,


al aplicarse sobre dos ámbitos distintos, cuya comparación o identidad es imposible.
En el caso de Dios, es necesario tener en cuenta que se trata de un ser perfecto, eterno
e infinito, forma pura –o, como lo define Llull, “forma formadísima”–, en donde no
hay lugar para el no-ser y la potencialidad, pues en Él nada es pasivo ni existe la
materia. En cambio, en lo que se refiere a la creación, debe considerarse que se trata
de un ser posible que en sí mismo dispone de una primera pasividad, la cual Llull
identifica con el origen de la materia primera a partir del caos y los principios28, siendo
el principio de todo lo que es potencial e introduciendo la dicotomía hilemórfica. Los
averroístas parisinos caerían entonces en un error que ya Calcidio detectó al hablar de
la percepción humana con respecto de las formas que proceden del arquetipo divino:
“Aquellas [sc. las Formas primeras] proceden de la eternidad y no tienen principio
alguno, mientras que las segundas son temporales y disponen de inicio en el tiempo;
estas últimas son, desde nuestro punto de vista, primarias, pero en su naturaleza son
secundarias; de nuevo, las cosas inteligibles son en verdad primarias en cuanto a
su naturaleza, pero para nosotros son secundarias.”29 En efecto, según Llull, al no
disponer el ser humano de ideas innatas, corre el peligro de interpretar la realidad
divina como si de algo natural se tratara, cayendo en la equivocación de comparar
ambos planos de la realidad30.

2. Aplicación de la pluralidad según el ámbito ontológico

Llull concibe la pluralidad en términos más generales que los propuestos, según
él, por los averroístas parisinos, situándola no sólo en la composición y adición de
elementos que constituyen una entidad, sino en lo más profundo de las sustancias, en
su propia determinación como individuos. En efecto, ya en Ars breuis la pluralidad
se describe diciendo de ella que se trata de “una forma agregada a partir de muchas
cosas diversas cosas diferentes en número”31. En tal sentido, este concepto aparece
como un principio indisoluble de la división en partes esenciales que caracteriza todas
las sustancias –a excepción de Dios–, y es por tanto sobre éstas que se sustenta la
argumentación de Llull. La sustancia es, según este filósofo hispano, aquello que
“existe por sí mismo”32, a saber, “como el hombre, las maderas y el resto de entidades
que existen por ellas mismas”. No obstante, dicha afirmación no constituye más que

28
Arbor scientiae, ROL XIV-XVI, arb. el., (II), de trunco, p. 29, l. 2-5: “Truncus iste est illud, quod
dicitur siue uocatur hyle uel chaos, et est corpus primum existens principium omnium generabilium et
corruptibilium, et est corpus de prima forma et prima materia compositum.”
29
Chal. Comm. 302, p. 304, l. 10-13 (ed. Waszink): “Illa quidem ex aeternitate nec ullum initium
habentia, haec temporaria et ex aliquo initio temporis, a regione nostra primaria, ad naturam versus uero
secunda, rursum intellegibilia e regione quidem naturae priora, iuxta nos uero secunda sunt.”
30
En los Sermones contra errores Averroes, ROL XXII, prol. p. 246, l. 10-12, Llull extrae de ello el
desconocimiento de la filosofía por parte de los averroístas: “Ratione cuius Auerroistae amittunt
deuotionem, et de philosophiae, quae consistit superius, ignorantiam habent”
31
Ars breuis, ROL XII, de centum formis (4), p. 232, l. 44-45: “Pluralitas est forma, aggregata ex
pluribus, numero differentibus.”
32
Ars breuis, ROL XII, de centum formis (14), p. 232, l. 59: “Substantia est ens, per se existens.”

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Ramón Llull y la crítica al aristotelismo parisino de finales del siglo XIII… 33

la referencia a su sustrato, dado que en realidad no todo lo que es tiene su causa en sí


mismo, pues tal atributo corresponde tan sólo a Dios. Siguiendo la teoría aristotélica
de los tres modos de considerar la forma y la materia como principio de entidad,
Llull concibe las sustancias dotadas, además de forma y materia, de los accidentes,
a quienes atribuye ser el principio de potencialidad causado por la inserción de la
materia. Es así que, en los Principia philosophiae, completará diciendo que “si la
forma es el primer motor y la materia el primer móvil, ningún ente se mueve fuera de
la forma y de la materia”33.
Este juego de conceptos resulta importante para entender la teoría de Llull, puesto
que constituye el núcleo de la diferencia entre ambos ámbitos. En efecto, la distinción
entre el Creador y la creación puede ser explicada a partir de la forma y la materia:
“Respecto a esto dijo la Forma: Yo soy semejanza de Dios, y la materia es aquello
que no es semejante, puesto que Dios sea forma y no materia.”34 La pluralidad es, en
consecuencia, aplicable a Dios en tanto que, como sostiene Llull en el Ars breuis, ésta
reside en la parte formal de las cosas. Al mismo tiempo, el hecho de que sea la forma
la que contiene dicha pluralidad, implica que puede ser también aplicada a los entes
creados, aunque siempre tomando en consideración la diferencia que se deriva de que
el primero es sólo forma mientras que el segundo incluye la materia.
No obstante, cuando esta teoría se aplica al argumento que Llull opone al
interlocutor de Declaratio Raimundi, aparece un nuevo problema que afecta a su
concepción de la metafísica: en tal esquema, la pluralidad depende de la forma y no
de los accidentes, de modo que se encuentra en la parte esencial de las sustancias. Es
por este motivo que dicha multiplicidad se produce de un modo que, en principio,
afecta única y exclusivamente a una de las dos partes que componen la sustancia y, en
consecuencia, desaparece de los predicamentos. En efecto, para formar parte de éstos,
la pluralidad debería incluirse en las categorías de Aristóteles que, según Llull, son
los nueve accidentes que como hojas se adhieren a la sustancia para dar lugar a los
individuos. Pluralidad y cantidad aparecen entonces como dos términos diferentes no
relacionados entre sí, algo que contradice la teoría del propio Llull quien, en el Arbor
scientiae, afirma del segundo de estos conceptos que es el principio de la composición
y de la multiplicidad en los seres naturales35. Si, por tanto, la pluralidad se sitúa a nivel
de la forma y no en la sustancia individual que se genera en la unión con la materia,
ésta se convierte en un elemento independiente con respecto de la cantidad y queda
fuera de los predicamentos.
La metafísica de Llull incorpora un elemento innovador que le permite superar esta
dificultad e impedir que la pluralidad numérica no tenga también un origen basado
en la cantidad. Según este autor, no existe un único tipo de forma, sino cuatro36: a)
las formas que carecen de sustancia, en las que se incluyen los conceptos abstractos

33
Cfr. Principia philosophiae, ROL XIX, II 1.7, p. 186, l. 60-61: “Si forma est primum motiuum et
materia est primum mobile, extra formam et materiam nullum ens mouetur.”
34
Liber de lamentationis philosophiae, ROL VII, I, pp. 90-91, l. 148-149: “Rursus dixit Forma: Ego sum
similitudo Dei, et materia est sua dissimilitudo, cum Deus sit forma et non materia.”
35
Cfr.. Arbor scientiae, ROL XIV-XVI, arb. el., (V) de foliis, p. 44, l. 29 ss.
36
Cfr.. Ars generalis ultima, ROL XIV, X.12 (de forma), p. 330, l. 206-223.

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34 ANTONIO BORDOY FERNÁNDEZ

procedentes de las ciencias, tales como la matemática, y de las cuales su existencia


es puramente inteligible; b) las formas dotadas de sustancia, cuya característica
definitoria consiste en estar en disposición de una realidad completa, en la que la
materia, espiritual o sensible, se une a la forma de un modo casi perfecto; c) las formas
dotadas de sustancia y accidentes, que se corresponden a los entes materiales, y en la
que la unión de ambos términos es la causa del nacimiento de las potencias; y d) las
formas que disponen de accidentes pero que carecen de sustancia, es decir, las formas
propias de los accidentes. Esta distinción entre los tipos de formas permite a Llull
utilizar una nueva forma de concebir la pluralidad, ya que no se trata de establecer una
diferencia entre los dos ámbitos de la realidad, sino más bien de aplicar un concepto
diferente de lo que es la estructura de la sustancia. Si la pluralidad se encuentra en
la forma, es posible hablar de ésta en Dios, pero al no ser un compuesto hilemórfico,
no puede decirse de él que esté sujeto a la composición física o por determinación,
delimitándose de este modo la aplicación de tal concepto a cada uno de los ámbitos
de la realidad.

2.1. La diferencia como principio para entender la pluralidad

En el Arbor philosophiae desiderata, compuesto en 1294, época en la que Llull


se encuentra en plena etapa de promoción de su Arte y de lucha contra el averroísmo,
aparece una nueva definición de la pluralidad que permite establecer un nuevo criterio
para su consideración: “La pluralidad es aquel ente en el cual la diferencia aparece
con más fuerza que ninguna de las otras cosas.”37 La descripción introducida por el
filósofo hispano elimina cualquier referencia ya al aspecto físico de la composición,
e incluso permite distinguirla de la multiplicidad, un concepto nuevo que Llull había
introducido al abordar el tema en el Arbor scientiae38. En efecto, la existencia de una
pluralidad en los entes, sean cuales sean, no reside ya sólo en el hecho de que su forma
induzca a tal composición o que estén formados por partes, sino que es suficiente con
que en ellos exista algún tipo de diferencia. De hecho, la existencia de la diferencia es
imprescindible, pues en caso contrario ningún tipo de definición sería posible y, por
extensión, toda la realidad formaría un uno difuso:

“La diferencia es un principio, nacido a partir de los principios innatos, como por ejemplo la
bondad, la grandeza, etcétera; esto, porque la bondad no es la grandeza, ni a la inversa. Tal
diferencia es un ente real y en ente en cuanto noción; porque si no fuera un ente real, en las
cosas naturales la bondad sería la grandeza, y la grandeza la bondad, y de igual modo en Dios;
y la natura se vaciaría de los géneros y de las especies, y también de los individuos. Por tanto,
queda claro que la diferencia es un ente real, y en consecuencia una noción por el alma.”39
37
Arbor philosophia desiderata, MOG VI, v. 8, p. 248: “Pluralitas est illud ens in quo fortius apparet
differentia quam in aliquo aliorum entium.”
38
Cfr. Arbor scientiae, ROL XIV-XVI, arb. el., de centum formis, 4, p. 59, l. 35-42.
39
De ente reali, ROL XVI, II, p. 50, l. 88-95: “Differentia est principium, ortum a principiis innatis, ut
puta a bonitate, magnitudine etc., eo quia bonitas non est magnitudo, neque e conuerso. Talis differentia
est ens reale et ens rationis; quia si non esset ens reale, bonitas esset magnitudo, et magnitudo bonitas in
naturalibus, sicut in Deo; et natura esset uacuata ex generibus et speciebus et etiam indiuiduis; quod est
impossibile. Ostensum est ergo, quod differentia est ens reale et per consequens rationis per animam.”

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Ramón Llull y la crítica al aristotelismo parisino de finales del siglo XIII… 35

Esta concepción de la diferencia como una entidad real y no sólo como un principio
lógico o de tipo intencional, se asienta sobre una nueva forma de comprender la
definición de las sustancias, propia de Llull y distinta de la comúnmente aceptada por
los autores medievales.40 En efecto, el punto de partida utilizado por Aristóteles para
estructurar la definición no parte de la sustancia, sino de los accidentes, pues son éstos
los que determinan la individualidad dentro de los universales, siendo inseparables
de los entes. Para Llull, en cambio, este tipo de definición conduce a un camino sin
salida, ya que no permite situar la pluralidad más que en aquellas sustancias que
disponen de accidentes, de tal forma que, o bien se trata a Dios como si se tratara
de una sustancia natural o creada –solución que, precisamente, es la aplicada por los
averroístas–, o bien se afirma que en él es imposible definición alguna. A partir del
Arte inuentiva ueritatis, Llull lleva a cabo un proceso sistemático de aplicación de
las definiciones, añadiendo a sus obras partes dedicadas íntegramente a ellas41, y en
la que se desarrollan dos nuevas formas que tienen como objeto completar el modelo
aristotélico: la definición per agentiam y la definición mediante la regla C del Arte
(quid).
La definición per agentiam está íntimamente relacionada con el cambio que sufre
el Arte en la etapa ternaria y con el aumento en la importancia de la teoría de los
correlativos, pues parte de la idea de que el ser es igual a la acción. Llull concibe,
siguiendo en cierto modo a Aristóteles, que toda sustancia tiende a la realización de
las propiedades que en ella se encuentran en potencia. No se trata, sin embargo, de que
todo compuesto hilemórfico tienda a realizarse, sino más bien de que en el propio ser
se encuentran insertos ya los principios de acción, identificables a los correlativos. Es
por este motivo que cualquier cosa, en tanto que es, puede ser definida per agentiam,
es decir, por la acción que lleva a cabo por el simple hecho de ser sí misma. La
definición quid, en cambio, tiene como objeto representar aquello que es algo, siendo
una alternativa a las cuatro causas aristotélicas. Es por ello que Llull distingue en la
definición por la Regla C cuatro tipos de especies: a) qué es una entidad; b) cuáles
son sus partes esenciales; c) qué es en otra cosa (principio de relación); y d) qué hay
de una cosa en otra. Gracias a estas dos nuevas formas de la definición, la diferencia
puede aplicarse en aquellos casos en los que no existen accidentes, de tal forma que la
pluralidad deja de requerir la existencia de la materia.

40
Cfr. BONNER, A., et RIPOLL, M. I., Diccionari de definicions lul·lianes, Barcelona/Palma de
Mallorca, UB/UIB, 2002, pp. 16-18. Llull se enmarca en lo que se conoce como la tradición realista de la
metafísica, en la que cualquier concepto o elemento, sea del tipo que sea, está dotado de una existencia
que proviene del hecho que el ser es común a todo. En este sentido, el filósofo hispano se posiciona contra
el nominalismo defendido por algunos autores medievales del siglo XIII, otorgando a los universales una
realidad concreta.
41
Obras como la Nueva lógica, el Árbol de las ciencias, el Arte general última o la Tabla general,
por poner algunos ejemplos, incorporan largas secciones dedicadas a las “cien formas”, en las que Llull
ofrece la forma de diferentes conceptos para explicar al lector los contenidos de cada uno de ellos. Esta
tendencia se relaciona con el intento de Llull de hacer más comprensible el Arte, pero, sobre todo, tiene
como finalidad evitar el problema de la referencia terminológica que, según él, está en el origen de muchas
de las discusiones de la época.

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36 ANTONIO BORDOY FERNÁNDEZ

2.2. Elementos subyacentes a la pluralidad basada en la diferencia

Esta nueva concepción de la pluralidad como diferencia tiene como objeto


modificar el sentido de la multiplicidad, tanto de las partes como de las causas, para
crear un concepto filosófico aplicable tanto al Ente increado como al creado, y de este
modo evitar el problema derivado del uso de las técnicas aristotélico-averroístas. No
obstante, este modelo carecería de justificación sólida dentro de la metafísica –pues,
se trata de un principio semejante al utilizado por Porfirio en su Isagoge42– de no
ser por dos elementos complementarios que son inherentes al modelo ternario del
Arte: a) las dignidades divinas, transformadas en su imagen de la creación en los
principios generales del Arte; y b) la teoría de los correlativos, a partir de la cual
se construyen las diferencias que constituyen la definición per agentiam. Estos dos
elementos subyacen a todo cuanto existe, siendo los principios que dotan de contenido
al ser y no lo reducen a una existencia vacía. Es gracias a ellos que la diferencia puede
introducirse en este ser difuso, siendo inseparable de él, por lo que son también parte
necesaria de la definición. Se trata, por ello, de un cambio profundo: en el mismo
ser, en lo más fundamental de la realidad, existe ya un principio de diferencia, de
pluralidad, que es el que conduce a la separación de los individuos.
Desde la revelación del Arte durante su época de aislamiento en Randa, Llull
atribuye a Dios un conjunto de características que, según él considera, son el mínimo
común denominador de las tres grandes religiones monoteístas43. Tales atribuciones
reciben el nombre de “razones” o “dignidades” divinas, y en la etapa de lucha contra
el averroísmo constituyen el núcleo central de su argumentación44. Mediante ellas se
representan las propiedades de la esencia, la sustancia, la forma y la entidad divina45:
bondad, grandeza, eternidad, potestad, intelecto, voluntad, virtud, verdad, gloria y
perfección. Cada una de estas dignidades es igual en extensión y perfección, de modo
que, aduciendo a la teoría de los predicados, Llull afirma que son convertibles entre

42
Cfr. BONNER, A., “The structure of the Arbor scientiae”, en DOMÍNGUEZ, F. et alt. (eds.) Arbor
Scientiae: der Baum des Wissens von Ramon Lull. Akten des Internationalen Kongresses aus Anlass des
40-jährigen Jubiläums des Raimundus-Lullus-Instituts der Universität Freiburg i. Br., Turnhout, Brepols,
2002, pp. 21-34, para una comparación entre el árbol de los elementos y el árbol de Porfirio.
43
TRIAS, S., Història del pensament a Mallorca, Palma de Mallorca, Ed. Moll, 1985, pp. 18-20.
Afirma, al hablar de la “Mallorca de las tres religiones”, que el pensamiento de Llull se construye sobre
los principios comunes de la época, divisibles en tres: a) religiosos y antropológicos; b) doctrinales (que
incluyen: jerarquía espiritual; naturaleza espiritual de la realidad; retorno del alma hacia Dios; y fe en la
bondad y la plenitud del ser); y c) socio-políticos. Estos principios serían compartidos por las tres grandes
religiones monoteístas, y sería a partir de ellos que Llull construiría su Arte.
44
Para una contextualización de la teoría de las dignidades en el marco de la lucha contra el averroísmo
cristiano, cfr. Declaratio Raimundi, ROL XVII, pos. I, pp. 257-259.
45
Las dignidades mencionadas se corresponden con la fórmula aplicada al Arte ternario, que es el que
Llull opone a los averroístas latinos. En el Arte cuaternario, basado en el modelo de los elementos, éstas
forman un total de dieciséis: bondad, grandeza, eternidad, potestad, sabiduría, voluntad, virtud, verdad,
gloria, perfección, justicia, generosidad, misericordia, humildad, señorío y paciencia. La enumeración que
se ha tomado aquí es la más común en esta etapa del Arte, si bien en algunos casos Llull, como Quae lex
six magis bona, vers. lat. II, l. 59, substituye intelecto por la sabiduría y la perfección por el complemento.
Asimismo, se produce una modificación general en cuanto a la representación gráfica que aparece en la
figura A, representativa de Dios, en la cual se tiende a eliminar la última de las dignidades.

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Ramón Llull y la crítica al aristotelismo parisino de finales del siglo XIII… 37

sí, aunque no por ello exentas del principio de diferencia. Al ser las propiedades de la
entidad más perfecta, infinita y eterna que nunca pueda llegar a concebirse o que pueda
existir, ocupan un mismo espacio absoluto y representan el ser de ésta, pero cada una
de ellas es distinta del resto, con su propio cualitativo y con sus correspondientes
correlativos. Cuando Dios lleva a cabo el proceso de creación ex nihilo, fruto una
actividad hacia el exterior, sobre la nada, de todas estas dignidades en su conjunto, el
receptáculo sobre el cual se proyecta es incapaz de recibir todo lo que la acción divina
puede darle. La consecuencia se concreta en que, si bien la proyección representa
aquello que existe en Dios, en realidad se trata de una imagen distorsionada de
éste46, imperfecta, en la que la materia es el término distintivo. Las dignidades se
transforman entonces en los “principios generales”47, que son idénticos a ellas en
cuanto a su nombre, bien que deben añadírseles lo que Llull denomina “principios
relativos”48. Estos nuevos principios no se encuentran en Dios pero son necesarios
tanto para comprender las relaciones entre Creador y creación como para explicar la
estructura de este último: diferencia, concordancia y contrariedad; principio, medio y
fin; mayoridad, minoridad e igualdad.
En esta línea, si se observa la propuesta de Llull puede verse cómo ésta consiste
en introducir la pluralidad en el origen mismo del ser, extendiéndose tanto a Dios
como a la creación, aunque no a modo de una multiplicidad de individuos, sino
como una diferencia presente en este sustrato. En cuanto a la creación, en el caos
original, resultado de la acción divina en el que todos los principios se encuentran en
un estado de confusión, es la diferencia inherente a los correlativos, al ser entendido
como actividad, la que permite el desarrollo hacia la forma y la materia primeras,
después de las cuales se producen dos contracciones49. En la primera de éstas, los
principios generales dan origen a los seres que componen el mundo celestial, siendo
éstos individuos que comparten un mismo género. En ellos, la diferencia persiste
tanto en relación a sus partes y facultades como a modo de principio de individuación
de múltiples individuos dentro de una misma especie. En la segunda contracción,

46
Basándose en diversos estudios de J. Gayà, HUGHES, R. D., “Speculum, Similitude, and Signification:
the Incarnation as Exemplary and Proportionate Sign in the Arts of Ramon Llull”, SL 45-46, 2005-6, pp.
3-37, define los diferentes términos que Llull utiliza para describir la concepción de un universo creado a
imagen imperfecta del creador. La misma imagen había sido ya establecida en las páginas 104-108, con
algunas diferencias, por PRING-MILL, R. D. F., “Ramon Llull y las tres potencias del alma”, EL 12, 1968,
pp. 101-130.
47
Llull distingue entre los principios generales, creados como reflejo de la primera acción de Dios, y
los particulares y universales. Estos dos últimos se corresponden, por este orden, a las contracciones que
dan lugar a los seres celestiales y al universo.
48
Para Llull existe una diferencia entre los principios que son en sentido pleno y los principios
relativos. Estos últimos son aquellos que, pese a no encontrarse en la Divinidad como dignidades, son
necesarios para la comprensión del mundo. En efecto, bien que en el ser necesario, el de Dios, no puede
darse la contrariedad, en la creación ésta existe a causa de las múltiples tensiones que se generan a causa
de la materia.
49
Para una imagen completa de los diferentes niveles del caos y de su desarrollo, cfr. LOHR, CH.,
“Arbor scientiae: The tree of the elements”, en DOMÍNGUEZ, F. et al. (eds.), Arbor Scientiae: der Baum des
Wissens von Ramon Lull. Akten des Internationalen Kongresses aus Anlass des 40-jährigen Jubiläums des
Raimundus-Lullus-Instituts der Universität Freiburg i. Br., Turnhout: Brepols, 2002, pp. 79-84.

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38 ANTONIO BORDOY FERNÁNDEZ

nacen las cuatro esencias cuyas cualidades son las que darán lugar a las cuatro masas
elementales, a partir de las que nacerá después la materia sensible que compone todo
cuanto en el universo existe. Es en éste último estrato en donde toman importancia los
conceptos de composición y adición, pues la pluralidad que en ellos existe procede de
la suma de partes, de las diferentes formas y esencias de las que están compuestos, o
de la multiplicidad de causas. No obstante, pretender trasladar esta idea a lo que está
más allá de la materia equivale al error cometido por el averroísmo, naturalizando
aquello que trasciende a la naturaleza.
Aunque en principio esta solución de Llull permite transformar el concepto
de pluralidad al aplicarlo a Dios, no por ello está exento de problemas. En efecto,
es él mismo quien, al hablar de la demostración de los artículos de la fe cristiana,
afirma que en Él “su unidad y voluntad, y así de sus otras dignidades, son iguales en
número”50, volviendo con ello a introducir la cuestión de las partes numéricas en Dios.
Es en este punto en donde adquiere de nuevo importancia la definición per agentiam,
pues es mediante la teoría de los correlativos que se salva este obstáculo. Según
Llull, la identidad del ser y la acción se expresa por medio de la idea de que en toda
entidad se encuentran tres principios: el agente, que es quien lleva a cabo la acción;
el complemento, término que recibe la actividad del agente; y la acción en sí misma,
especificada por el verbo en infinitivo que se genera entre el agente y su complemento.
En este sentido, la pluralidad de Dios no reside tan sólo en sus dignidades, sino en
la capacidad de movimiento innata a su esencia: “En Dios existe la diferencia de los
correlativos, sin los cuales estos correlativos no podrían en ningún caso existir; ni a
partir de ellos Dios podría tener una acción intrínseca infinita y eterna; al contrario,
sin ellos todas sus razones serían ociosas; lo cual es sumamente imposible.”51 Por ello,
a pesar de que la diferencia no es, como sucede con la creación, uno de los nueve
principios, en Dios sigue existiendo gracias a la presencia de estos correlativos que,
mediante la expresión del movimiento, la introducen en su sustancia.
La diferencia entre los tres términos correlativos conduce, por tanto, a una necesaria
pluralidad dentro de Dios, aunque ésta queda exenta de cualquier tipo de composición:
“Es necesario que exista la pluralidad en Dios, de tal modo que él posea un acto
infinito a partir de sí mismo y en sí mismo y por sí mismo y no a partir de otro, puesto
que si en sí mismo, es decir intrínsecamente, no poseyera un acto infinito, su acto no
podría ser infinito por medio de la infinitud de la bondad, la grandeza, la eternidad,
el poder, la sabiduría, la voluntad, la virtud, la verdad, la gloria y la perfección. Y sus
razones permanecerían, de este modo, infinitamente ociosas.”52 La pluralidad de Dios

50
Compendiosus tractatus de articulis fidei catholicae, ROL XIX, cap. 3, p. 483, l. 43: “In deo sua unitas
et voluntas, et sic de aliis dignitatibus, sunt idem in numero”.
51
Ars breuis, ROL XII, IX, p. 224, l. 62-65: “(…) in Deo est differentia correlatiuorum, sine qua ipsi
correlatiui neaquaquam esse possunt; nec Deus absque ipsis posset habere actionem intrinsecam infinitam
et aeternam; immo sine ipsis omnes suae rationes essent otiosae; quod est ualde impossibilis.”
52
Declaratio Raimundi, ROL XVII, cap. 1, p. 262, l. 32-37: “[…] in Deo oportet esse pluralitatem
de necesítate, ut de se ipso et in se ipso et per se ipsum et non de alio actum habeat infinitum; quod si
actum infinitum in sec, scilicet intrinsece, non haberet, suus actus non posset esse infinitus per infinitam
bonitatem, magnitudinem, aeternitatem, potestatem, sapientiam, uoluntatem, uirtutem, ueritatem, gloriam
et perfectionem. Et suae rationes esset infinite otiosae.”

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Ramón Llull y la crítica al aristotelismo parisino de finales del siglo XIII… 39

se explica, a partir de esta nueva definición, mediante el hecho de que al ser necesario
un agente, un complemento y una actividad, las tres personas deben existir, pues en
caso contrario la Causa primera no podría ser considerada perfecta. No obstante, y
en tanto que todas las dignidades son idénticas en número y la acción correlativa,
al no poseer materia alguna, es del todo perfecta, la generación de las personas no
se produce del mismo modo que la natural, sino que el Hijo es engendrado con todo
aquello que forma el Padre, y el Espíritu nace de la perfección del acto de aspiración.
En este sentido, la pluralidad de Dios no admite composición alguna, pues no hay en
ella cantidad o accidentes, tratándose más bien de una diferencia intrínseca necesaria
para el movimiento, fruto de la acción y no de la adición o como si de un compuesto
se tratara.

2.3. Composición y adición como propiedades de la cantidad

Los conceptos de composición y adición, en los términos que son utilizados en la


defensa del artículo primero de la condena de 1277, son correctos siempre y cuando
su referencia sea a las sustancias que están compuestas de materia. En el esquema de
Llull, esta materia afecta a todo aquello que se encuentra en la creación, ya que es
sinónimo de pasividad y principio de lo que es generado53. Es por este motivo que, a
pesar de estar contenidas como principio en la forma de las sustancias, se incluye en
los diez predicamentos y, por tanto, en la cantidad. Es en ésta, que Llull asocia con un
accidente por cuanto tiene su origen en la materia54, donde tiene lugar la composición
numérica, fruto de la adhesión de sustancias independientes que constituyen una
misma entidad. No obstante, este tipo de constitución debe, según el filósofo hispano,
atender a dos modos posibles asociados a las dos formas mediante las cuales puede
concebirse la cantidad: la continua y la discontinua55. En el primer caso, se trata de
la cantidad que se da en aquellas sustancias formadas por partes pero en las que la
división implicaría la destrucción del sujeto, de tal modo que constituye la extensión
misma de una entidad, siendo connatural a ella. En cambio, la cantidad discontinua
de un ente permite la división en partes independientes, sin que ello signifique la
disolución de la sustancia, pues se trataría de una pérdida de carácter únicamente
cuantitativo.
Son estos dos tipos de cantidad los que permiten a Llull explicar cómo se producen
los procesos de adición y composición, pues ambos parten de la idea según la cual el
sujeto, pese a tener una esencia, está compuesto por partes más o menos independientes.

53
Para una explicación más extensa de la materia, cfr.. BORDOY, A., “Variacions entorn del concepte
lul·lià de ‘matèria’”, en RIPOLL, M. I. (ed.): Actes de les Jornades Internacionals Lul·lianes. Barcelona/
Palma de Mallorca: UB/UIB, 2005, pp. 235-258.
54
Arbor scientiae, ROL XIV-XVI, arb. el., (V), de foliis, p. 43, l. 1-8: “Per folia accidentia naturalia
intelligimus, quoniam, sicut folia se ponunt ad uentum ex quacumque parte ueniat, sic accidentia se
uertunt et se habent ad condiciones substantiarum naturalium; et sicut foilia sunt ad conseruandum flores
et fructus contra mágnum calorem et magnam frigiditatem, et adhuc contra mágnum uentum, sic accidentia
sunt ad conseruandum substantias, in quibus sustentatur.”
55
Cfr. Arbor scientiae, ROL XIV-XVI, arb. el., (V), de foliis, pp. 44 ss.

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40 ANTONIO BORDOY FERNÁNDEZ

Es por este motivo que en el Árbol de las ciencias la composición aparecerá definida
como “el ajuste de diferentes simples, estando los unos con los otros, de los cuales
surge un tercer número común a todos”56 o, en términos de forma y esencia, será “la
forma agregada de múltiples esencias”57. En este sentido, la composición es siempre
relativa a la cantidad y se basa en la adhesión de múltiples elementos que tienen una
existencia por sí mismos y que constituyen las partes del sujeto, de modo que no se
trata, como sucede con la pluralidad de Dios, de una diferencia interna a la sustancia,
sino de una mezcla de esencias independientes. La composición en base a la cantidad
no significa, asimismo y a pesar de lo que pueda parecer en un primer momento,
una reducción de la pluralidad natural al sentido físico. Llull concibe esta mezcla o
agregación en las sustancias como un proceso que puede tener muchas referencias
distintas: causas diferentes que se unen para formar un mismo sujeto; partes corporales
que forman un todo; o, como sucede con el ser humano, una mezcla de dos principios
completamente distintos, el espiritual y el sensible.

3. A modo de conclusión: la teoría luliana de la pluralidad en su contexto

La teoría de la pluralidad defendida por Llull se inscribe en un contexto filosófico


concreto: no es posible, como pretenderían según él los averroístas parisinos,
establecer una autonomía de los ámbitos filosófico y teológico, pues ésta conduce a
una naturalización de la metafísica cuya consecuencia son los errores condenados por
Esteban Tempier. En efecto, en la jerarquía del ser la naturaleza no es más que un efecto
de la causa primera y, aunque resulta posible conocer a Dios mediante la observación
del mundo –principio de la analogía–, trasladar el esquema de los elementos a la
metafísica trascendental58 es un error. De hecho, los averroístas caen en la misma
equivocación que los filósofos antiguos, es decir, no tienen en cuenta el conocimiento
de la Causa primera que aporta la teología y, en consecuencia, son incapaces de
comprender el mundo, bien que con una absurdidad todavía mayor: los griegos no
conocieron el cristianismo, por lo que su error es en cierto modo excusable; pero los
latinos sí, y se obstinan en olvidar todo aquello que ofrece para el conocimiento del
universo. Llull pretende, con ello, responder a las cuestiones planteadas por autores
como Sigero de Brabantia –contra quien dirige Declaratio Raimundi– o Boecio de
Dacia, así como los maestros de artes que les seguían.

56
Arbor scientiae, ROL XIV-XVI, arb. el., de centum formis, 4, p. 59, l. 35-42: “Compositio est conjunctio
plurium simplicium, quibusdam in aliis existentibus, de quibus sequitur tertius numerus ómnibus
communis.”
57
Ars generalis ultima, ROL XIV, de centum formis (11), p. 329, l. 188: “Compositio est forma aggregata
ex pluribus essentiis.”
58
Llull distingue entre la metafísica trascendental, o filosofía orientada al conocimiento de la causa
primera, y la filosofía natural, procediendo ambas hacia un objeto distinto. Esta idea, que se encuentra ya
en los accesos de los filósofos a las artes compuestos en París, es la que rompe YATES, F., “Ramon Lull and
John Scotus Erigena”, Journal of the Warburg and Courtauld Institutes 23, 1960, pp. 1-44, al concebir
los elementos como algo transportable directamente a Dios, y que PRING-MILL, R. D. F., “Ramón Llull y
la De divisione naturae: una nota sobre la segunda monografía de Miss Yates”, EL 7, 1963, pp. 167-180
criticará.

Revista de Hispanismo Filosófico


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Ramón Llull y la crítica al aristotelismo parisino de finales del siglo XIII… 41

Con esta intención, Llull compone una teoría de la pluralidad que tiene como objeto
ser aplicable tanto a Dios como al mundo, mostrando así la necesaria dependencia
de la creación con respecto del Hacedor. En el fondo, el concepto que él utiliza es
el mismo que el del interlocutor al que se opone, bien que presenta una importante
innovación: la pluralidad es algo abstracto, no aplicable sólo a la naturaleza, y las
diferencias entre Dios y el mundo no proceden de éste, sino más bien del sustrato
metafísico sobre el cual se aplican. Llull atribuye a la pluralidad, en efecto, múltiples
significados que están siempre en función del objeto, creando un concepto muy general
que incluye la adhesión y la composición, pero también el movimiento y la diferencia.
Se trata, en este sentido, de una teoría que parece haber sido diseñada para superar
los inconvenientes a los que conduce el aristotelismo: la mejora en los sistemas de
definición, el establecimiento de una diferencia en base al objeto, la necesidad de
tener en cuenta todos los significados del concepto o la creación de una teoría que
es capaz de explicar no sólo la naturaleza, sino también lo que está más allá de ella,
son ejemplos de esta superación del aristotelismo, dirigida a mostrar a los averroístas
latinos que, si tienen en cuenta tan sólo lo que dijeron los antiguos y no utilizan la
teología, caen en los mismos errores que ellos y, por tanto, dan un paso atrás en la
evolución del conocimiento.

Recibido: 23 de noviembre de 2008


Aceptado: 13 de febrero de 2009

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 25-41
Los primeros traductores de
Darwin en España:
Vizcarrondo, Bartrina y Godínez
The first translators of Darwin in Spain:
Vizcarrondo, Bartrina y Godínez
A Diego Núñez Ruiz,
con afecto y reconocimiento

ALBERTO GOMIS BLANCO


Universidad de Alcalá
JAUME JOSA LLORCA
Institución Milá y Fontanals CSIC. Universidad de Barcelona

Resumen: En este artículo se profundiza en la vida y obra de los tres primeros traductores,
cuyo nombre conocemos, de las obras de Charles R. Darwin en España: el brigadier de la
Armada Juan Nepomuceno de Vizcarrondo (1791-1861); el escritor Joaquín María Bartrina
(1850-1880); y el periodista Enrique Godínez y Esteban (1845-1894). Lo que hasta estos
momentos se sabía de Vizcarrondo y de Godínez era muy poco.
Palabras clave: Darwin, darwinismo, Vizcarrondo, Bartrina, Godínez, España.

Abstract: In this article it is deepened in the life and work of the first three translators
in Spain, as far we have found, of the works of Charles R. Darwin in Spain: the brigadier of
the Navy Juan Nepomuceno de Vizcarrondo (1791-1861); the writer Joaquín Maria Bartrina
(1850-1880); and the journalist Enrique Godínez y Esteban (1845-1894). So far little was
known about Vizacarrondo and Godínez.
Key words: Darwin, darwinism, Vizcarrondo, Bartrina, Godínez, Spain.

1. Introducción

El presente trabajo tiene por objeto profundizar en el conocimiento de la vida


y obra de los tres primeros traductores, cuyos nombres conocemos, de las obras de
Charles R. Darwin en España. Por distintas razones, lo que hasta este momento se
sabía de ellos era bastante poco, por no decir nada para los casos de Juan Nepomuceno
de Vizcarrondo y Enrique Godínez. En cambio, Joaquín María Bartrina, que cuenta
con importante predicamento dentro de la literatura catalana y española, ya mereció

Revista de Hispanismo Filosófico 43 ISSN: 11368071


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44 ALBERTO GOMIS BLANCO Y JAUME JOSA LLORCA

la atención como traductor de Darwin por parte de José Antonio Zabalbeascoa


que, además de realizar su tesis doctoral sobre la vida y las obras de Joaquín María
Bartrina1, le hizo protagonista del trabajo que tituló: “El primer traductor de Charles
R. Darwin en España”2.
Para la realización del mismo, partimos de nuestra Bibliografía crítica ilustrada de
las obras de Darwin en España (1857-2005)3 (BGJ) que, entre otras novedades, alertó
sobre una “Geología” de Darwin que formando parte del Manual de Investigaciones
Científicas, publicado en Cádiz en 18574, había pasado desapercibido para los estudiosos
de Darwin en España, hasta ese momento, y que comentamos a continuación. Las
investigaciones realizadas desde entonces nos han aportado muchos datos novedosos,
gran parte de los cuales damos a conocer en el presente trabajo.

2. La primera obra con un texto de Darwin publicada en España

Fue dentro del Manual de Investigaciones Científicas; dispuesto para el uso de


los Oficiales de la Armada y viajeros en general, que en la edición gaditana de 1857
decía: “Redactado por Sir. F. W. John Herschel, Baronet” donde apareció el primer
texto de Darwin dentro de una obra publicada en España. La autoría de la obra,
atribuida en exclusiva a Herschel, era incorrecta, pues en las ediciones inglesas del
Manual aparecía Sir John F. W. Herschel sólo como editor, lo que resulta de todo punto
más lógico, pues cada una de las quince secciones, de las que constaba la obra, fue
redactada por un especialista, encargándose a Charles Darwin la redacción de la sección
VI “Geología”5.
La edición publicada en Cádiz, en la Imprenta y Librería de la Revista Médica
(Plaza de la Constitución, número 11) en 1857, consta de 5 hojas, 510 páginas y
dos láminas prolongadas sin numerar, una que ilustra la delineación hidrográfica
(corresponde a la sección III. Hidrografía) y otra que trata “De los límites aproximados

1
La tesis doctoral de José Antonio Zabalbeascoa Bilbao La vida y las obras de Joaquín María
Bartrina, dirigida por José Manuel Blécua, fue defendida en la Universidad de Barcelona en 1968. En
dicha Universidad se conservan dos ejemplares de la misma, que hemos consultado para este trabajo.
2
ZABALBEASCOA, J. A., “El primer traductor de Charles R. Darwin en España”, Filología Moderna,
VIII, 1968, pp.269-275.
3
GOMIS, A. Y JOSA, J., Bibliografía crítica ilustrada de las obras de Darwin en España (1857-2005),
Madrid, CSIC (Estudios sobre la Ciencia, 42), 2007.
4
HERSCHEL, SIR. F. W. J., Manual de Investigaciones Científicas; dispuesto para el uso de los Oficiales
de la Armada y viajeros en general: Redactado por …, Baronet, y publicado de orden del Almirantazgo.
Segunda edición. Traducido del inglés por Juan N. de Vizcarrondo, Cádiz, Imprenta y Librería de la
Revista Médica, 1857 (BGJ 0).
5
Los otros catorce reputados autores que redactaron una sección del Manual fueron: G. B. AIRY
“Astronomía”; EDWARD SABINE “Magnetismo terrestre”; J. W. BEECHEY, “Hidrografía”; REV. DR. WHEWELL,
“De las mareas”; W. J. HAMILTON, “Geografía”; R. MALLET, “Observaciones sobre los temblores de tierra”;
SIR HENRY DE LA BECHE, “Mineralogía”; SIR J, F. W. HERSCHEL, “Meteorología”; WILLIAM RADCLIFF BIRT,
“De las undulaciones atmosféricas y curvas barométricas”; RICHARD OWEN, “Zoología”; SIR WILLIAM
HOOKER, “Botánica”; J. C. PRICHARD, “Etnología”; ALEXANDER BRYSON, “Medicina y estadística médica” y
G.R. PORTER, “Estadística”.

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Los primeros traductores de Darwin en España: Vizcarrondo, Bartrina y Godínez 45

de las grandes corrientes y sus direcciones en el océano”, compilado por el capitán F.


Beechey (corresponde a la sección IV. De las mareas).
El traductor del Manual fue el Brigadier de la Armada Juan Nepomuceno de
Vizcarrondo, cuya biografía presentamos en el apartado siguiente. La traducción la
efectuó a partir de la segunda edición del A manual of scientific enquiry; prepared
for the use of Her Majesty’s Navy: and adapted for travellers in general, publicada en
Londres, por John Murray en 1851, dos años después de la edición príncipe, también
publicada por el reputado editor londinense, al que cabe el honor de haber publicado,
además, la primera edición de On the origin of species6. El texto de Darwin ocupaba
desde la página 169 a la 209. Tras el título de la sección “Geología” se señalaba: “Por el
caballero Carlos Darwin. Miembro de las Sociedades Real y Geológica”7.
El contenido del texto de “Geología” escrito por Darwin resulta todo él estimulante,
especialmente para el principiante en los estudios geológicos, al que anima (“ninguna
ciencia requiere menos estudios preparativos que la geología”), orienta y plantea la
posibilidad de participar en un trabajo común (“Varios problemas sublimes de geología
esperan para resolverse las observaciones hechas en regiones diferentes”)8.

3. Vida y obra de Juan Nepomuceno de Vizcarrondo

Juan Nepomuceno de Vizcarrondo, traductor del Manual de Investigaciones


Científicas y por ende de la sección “Geología” de Darwin, nació en la localidad
gaditana de San Fernando el día 2 de enero de 17919. De sus padres, Pedro Vizcarrondo,
Capitán de Fragata, y Ramona Gianetini, recibieron él y su hermano Pedro la
vocación marinera. Su nombre, incluso le fue impuesto en homenaje al San Juan de
Nepomuceno, navío de 74 cañones de la Armada Española que operaba desde 1766.
Con estos antecedentes, no puede sorprender que muy joven iniciara la carrera naval.
Concluidos los estudios elementales, embarcó como Guardia Marina10 en el navío
Príncipe el 28 de febrero de 1803. Cinco años más tarde, el 1 de julio de 1808, pasó al
navío San Justo con el que, a finales de agosto, partió para Veracruz y La Habana. El
23 de ese mes, el Rey Fernando VII, y en su nombre la Suprema Junta de Gobierno de
Sevilla, “atendiendo á lo bien que me ha servido, y á que lo continuará con el mismo
zelo” tuvo a bien nombrarle Alférez de Fragata11. Este primer viaje transoceánico

6
DARWIN, C., On the origin of species by means of natural selection, Londres, John Murray, 1859.
7
HERSCHEL, SIR F.W.J., op.cit., p. 169.
8
DARWIN, C “Geología”, HERSCHEL, SIR F.W.J., op.cit., pp.169-209. Cfr. p. 171.
9
La mayoría de los datos biográficos están tomados del expediente personal de Juan Nepomuceno
Vizcarrondo que se conserva en el Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués,
Ciudad Real) Legajo nº 620/1288.
10
Con fecha 28 febrero de1803 recibió el nombramiento de Guardia Marina.
11
El nombramiento de Alférez de Fragata de la Real Armada para Dn. Juan Vizcarrondo, refrendado
por el Secretario de Marina, Francisco de Saavedra, el 23 de agosto de 1808 se conserva entre la
documentación que figura en el expediente personal de Vizcarrondo en el Archivo General de la Marina.
Sin embargo, en su Hoja de Servicios figura como fecha de la Real Orden que dispuso el ascenso la del 21
de septiembre de dicho año.

Revista de Hispanismo Filosófico


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46 ALBERTO GOMIS BLANCO Y JAUME JOSA LLORCA

duraría algo más de cinco meses, pues no regresó a Cádiz, en el citado navío, hasta el
1 de febrero del año siguiente.
El 1 de marzo de 1809 fue transbordado a la fragata Cornelia. Durante los casi
tres años que permaneció embarcado en ella participó en diferentes misiones que le
llevaron, además de a diferentes puertos peninsulares, en una ocasión a Nueva York
y en otra a Puerto Rico. Al salir de este último enclave a finales de 1810, para cruzar
a Costa Firme, hubo de batirse con la lancha armada de la Cornelia a un grupo de
rebeldes. Por R.O. de 24 de mayo de 1811 fue ascendido a Alférez de Navío.
Restituido a La Habana fue transbordado, en enero de 1812, a la goleta Veloz,
destinada a cruzar y proteger el comercio de cabotaje de las costas de Veracruz y
Campeche. Cuatro meses más tarde transbordó a la goleta Ramona, con la que hizo
viaje a Santa Marta y, en la noche del 6 de septiembre de 1812 en que había que
abandonar aquella plaza, recibió el encargo de elevar los cañones del fuerte de Santa
Bárbara, echar al agua todos los pertrechos y embarcar la guarnición, lo cual verificó,
desmontando dos cañones de campaña y salvando la mayor parte de los fusiles y
sables que estaban en el cuarto del Castillo. Después se trasladó a Puerto Velo, donde
le fue confiado por Manuel Funes, Comandante de Marina de aquel puerto, el mando
de la goleta Príncipe.
Al mando de la goleta Príncipe participó, junto a otros buques, en varios convoyes.
El 9 de junio de 1813, en que navegaba sólo, se encontró con tres Corsarios insurgentes
que le infringieron descalabros de consideración, hasta el punto que embarrancó en
costa enemiga y fue hecho prisionero luego de alcanzar a nado la costa. Permaneció
retenido casi dos años, en los que incluso fue sorteado para ser pasado por las armas.
Una vez que recobró la libertad y que llegó a La Habana fue juzgado en Consejo de
Guerra de Oficiales por la pérdida de la goleta, proceso del que resultó en completa
libertad.
En enero de 1816 fue embarcado en el bergantín Vengador, con el que entró en
Cádiz el 10 de marzo. El 26 de julio pasó a la corbeta Descubierta, con la que escoltó
un comboy hasta Canarias y cruzó el Cabo San Vicente. Luego del ascenso a Teniente
de Fragata, que tuvo lugar por R.O. de 15 de octubre de 1816, tuvo a su mando la
goleta Tránsito, en dos ocasiones, y la goleta Mariana, hasta que en noviembre de
1820 fue desembarcado para disfrutar un descanso.
El 29 de marzo de 1822 embarcó en la corbeta Diamante, de cuyo mando se
posesionó interinamente el 15 de junio. Por R.O. de 17 de julio se le comisionó
la conducción desde La Coruña a La Habana del Capitán General de la Isla y del
Intendente de la misma, lo que verificó ya entrado el año siguiente. De aquella
travesía, y de su regreso, se conservan en el Archivo del Museo Naval una abundante
documentación con las observaciones de Vizcarrondo de las direcciones y velocidad
de las corrientes, desde el mismo momento que la corbeta parte de Cádiz hacia Ferrol,
el día 10 de enero de 182312.

12
Agradecemos a Mª Luisa Martín-Merás Verdejo, Directora Técnica del Museo Naval, y a Lola
Higueras, que nos permitieran consultar esta documentación que se conserva en el Archivo del Museo
Naval: Carpeta m. 176 (doc. 4).

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Los primeros traductores de Darwin en España: Vizcarrondo, Bartrina y Godínez 47

En 1824, durante algo más de un mes13, desempeñó la Sargentía de los Tercios


Navales. Poco después14 embarcaba en el navío Guerrero, con objeto de atender a su
armamento. En febrero del año siguiente salieron para Santiago de Cuba, Jamaica y
La Habana, si bien como el 26 de agosto un furioso temporal había desarbolado el
navío, en La Habana fue transbordado interinamente a la fragata Casilda, hasta que
pudo volver a su navío destino.
El 11 de diciembre de 1827 fue ascendido a Teniente de Navío efectivo y
el 25 de septiembre de 1828 fue trasladado a un buque anglo-americano para ir a
Tampico y recoger los restos de la Expedición de Barreda. En los años siguientes, y
fundamentalmente por aguas del caribe, participó en diferentes comisiones a bordo de
varias embarcaciones, como la fragata Casilda, con la que llevó a cabo una diplomática
a Puerto Príncipe, y la corbeta Liberal.
Por fin, en abril de 1832, regresa a Cádiz y es nombrado Ayudante de Armamento
de La Carraca, cargo que desempeñó durante poco más de quince meses, pues en julio
de 1833 le fue conferido el mando de la goleta Ligera. Como ésta se encontraba en La
Habana, partió hacia allí en un bergantín mercante, no tomando el mando de aquella
hasta el 10 de septiembre. Tuvo la goleta a su mando hasta el 29 de febrero de 1836,
en que hubo de cesar, en el mismo, por haber sido ascendido a Capitán de Fragata el
21 de diciembre anterior.
Con objeto de restablecer su salud pasó buena parte de 1837, todo el 1838 y los
comienzos de 1839 en el Pontón Teresa. En marzo de este último año se ordenaba su
regreso a la Península15. Así lo efectuó Vizcarrondo, si bien una vez en ésta solicitó,
y le fue concedida, licencia para atender en la Corte diligencias propias. Mientras
que disfrutaba esta licencia, para la que obtuvo varias prórrogas, fue promocionado a
Capitán de Navío16.
Agotada la licencia, Vizcarrondo abandonó Madrid y se presentó en Cádiz el 27
de junio de 1840. Tras el verano, por acuerdo de la Junta Superior de Gobierno de la
Provincia, se le encargó la Capitanía del Puerto de Cádiz17, que desempeñó durante
poco más de dos años. Entretanto, por R.O. del 10 de mayo de 1841 le fue concedida
la Cruz de Comendador en la Real Orden Americana de Isabel La Católica. Según
el expediente de concesión, que se conserva en el Archivo Histórico Nacional18, la
propuesta iba firmada por el Secretario de Despacho de Marina, Joaquín de Frías,
para premiar los servicios militares que Vizcarrondo había tenido mandando la
corbeta Liberal sobre las costas de Cuba. La concesión fue firmada en Palacio, el día
9 de mayo, por el Duque de la Victoria, o sea por el general Baldomero Espartero,
Regente del Reino por la minoría de edad de Isabel II19, que notificaba –en ese día– a
13
Del 23 de septiembre al 3 de noviembre de 1824.
14
el 25 de noviembre
15
R.O. de 20 de marzo de 1839
16
R.O. de 21 de septiembre
17
el 10 de octubre Dicho nombramiento se confirmó por R.O. de 23 de enero de 1841.
18
Nombramiento de Comendador de la Orden de Isabel la Católica a Juan Nepomuceno Vizcarrondo,
Capitán de Navío de la Armada Nacional. Archivo Histórico Nacional, Estado 6326, Expediente 101.
19
El título de Duque de la Victoria le fue concedido al general Joaquín Baldomero Fernández Espartero
Álvarez de Toro por Isabel II en 1839. El general Espartero desempeño la Regencia del Reino desde el 17
de octubre de 1840 al 23 de julio de 1843.

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48 ALBERTO GOMIS BLANCO Y JAUME JOSA LLORCA

Joaquín María de Ferrer, en esos momentos Presidente del Consejo de Ministros, lo


siguiente:

“Teniendo en consideración los méritos y buenos servicios del Capitán de Navío de la


Armada Nacional Don Juan Nepomuceno Vizcarrondo, ha tenido a bien la Regencia
Provisional del Reino, en nombre y durante la menor edad de Su Majestad la Reina Doña
Isabel Segunda, concederle Cruz de Comendador de la Real Orden Americana de Isabel La
Católica, tendreislo entendido y lo comunicaréis a quien corresponda.”

La situación económica de Vizcarrondo en esos momentos debía ser delicada, ya


que, ante la concesión de la condecoración, dirigió un escrito al Regente20 en el que,
luego de exponer que como para obtener el diploma correspondiente era preceptivo
satisfacer 3.000 rs. al tesorero de la Orden, 1.500 a la Caja de Amortización y 1.000 al
Hospicio de la Corte, y que él no podía afrontar estos pagos por carecer de medios para
ello, por el gran atraso de pagos que sufría la Marina, suplicaba se dignase relevarle
del pago de las cantidades expresadas, mandando que le fuera expedido el Diploma
de comendador de la Real Orden Americana de Isabel La Católica sin abonar ninguna
cantidad, lo que finalmente consiguió.
Permaneció Vizcarrondo dos años al frente de la Capitanía del Puerto de Cádiz, ya
que poco después de ser nombrado, por R.O. del 26 de octubre de 1842, comandante
de la fragata Cortés, entregó la Capitanía al Capitán de Fragata D. Carlos de Oribe.
Con dicha fragata llevó a cabo algunas campañas por el mediterráneo, pero no por
mucho tiempo, pues por R.O. de 2 de junio de 1843 se le concedió la Capitanía del
Puerto de Santiago de Cuba por dos años, en atención a que no desempeñó la de Cádiz
todo el tiempo señalado. Cinco meses después, el 9 de noviembre, tomaba posesión de
la Capitanía de dicho puerto.
Durante los algo más de dos años que desempeñó la Capitanía del Puerto de Santiago
de Cuba hubo de ocuparse en algunos momentos, interinamente, de la Comandancia
de Marina de la Provincia y del mando de los buques de aquella estación. Su cese, en
la Capitanía, tuvo lugar el 16 de marzo de 1846.
Regresó al Departamento de Cádiz21, no encargándosele el mando de la fragata
Esperanza hasta junio de 184722. Hay que dejar constancia que en este intervalo
de tiempo tradujo el Tratado de la descripción y manejo de varios instrumentos de
astronomía y navegación del inglés Frederick Walter Simms, obra, que como muchas
de sus traducciones posteriores, publicó la gaditana Imprenta de la Revista Médica23.
Al año siguiente fue nombrado Comendador de número de la Real y distinguida Orden
de Carlos III24 y en 1849, por R.O. del 2 de febrero, fue ascendido a Brigadier.

20
El escrito autógrafo de Vizcarrondo, fechado el 16 de octubre de 1841, también se conserva. Archivo
Histórico Nacional, Estado 6326, Expediente 101.
21
El 19 de junio de 1846 se presentó Vizcarrondo en el Departamento de Cádiz.
22
Se le encargó por R.O. de 4 de junio de 1847, tomando posesión el día 15.
23
SIMMS, F.W., Tratado de la descripción y manejo de varios instrumentos de astronomía y navegación,
escrito en inglés por… y traducido por D.J.N. de Vizcarrondo, Cádiz, Imp. De la Lib. Y Lit. de la Revista
Médica, 1846.
24
Por Real Decreto de 31 de enero de 1848 se dignó S.M. conceder tal nombramiento.

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Los primeros traductores de Darwin en España: Vizcarrondo, Bartrina y Godínez 49

Como Brigadier se le confió el mando del navío Soberano, si bien desempeñó durante
poco tiempo este cargo25, y durante poco tiempo también fue Brigadier en efectivo, ya
que por R.O. de 18 de junio de 1850 fue declarado exento de todo servicio.
Fue a partir de quedar exento de todo servicio cuando emprendió una formidable
actividad como traductor de obras inglesas que se interesaban por diferentes aspectos de
la vida en el mar. Su bagaje era docto. Dejando a un lado el Manual de Investigaciones
Científicas dispuesto para el uso de los Oficiales de la Armada al que, por ser el
que contiene el texto de Darwin, ya hemos dedicado capítulo aparte, entre estas
traducciones tenemos las siguientes: Investigaciones acerca de la naturaleza y curso
de los vientos tempestuosos en el océano Indico al sur del Ecuador, de Alexander
Thom, en 185226; Nuevo tratado de la ley de las tormentas y vientos variables: para
el uso práctico de la navegación, del teniente coronel William Reid, en 185327; Tablas
para facilitar la práctica de la navegación por el círculo máximo y para determinar
los Azimudes, por John Thomas Towson, en 185528; y la Geografía física del mar, de
Matthew Fontaine Maury, en 186029.
Juan Nepomuceno de Vizcarrondo falleció a finales de julio de 1861. A las seis de
la tarde del día 31 de julio sus restos fueron conducidos al Cementerio de San José
de Cádiz. Precedían la caja mortuoria cuatro hermandades, gran número de pobres
del hospicio con hachas encendidas y la cruz parroquial castrense. Las cintas de la
caja las llevaban varios marinos de alta graduación, entre ellos los Sres. Manterota y
Grandallana. Detrás de la caja, que iba conducida por marineros, marchaban individuos
de la Sociedad filantrópica de veteranos de la Milicia Nacional y gran número de Jefes
y Oficiales de todas las armas. Cerraba el cortejo fúnebre un batallón de infantería, al
que seguía gran número de coches de alquiler y particulares.30
En Puerta de Tierra, al irse a dar sepultura al cadáver, hizo el batallón que le
acompañaba las descargas de ordenanza. Fue inhumado en dicho Cementerio de
San José, en el nicho 82, fila 3ª, patio 5º, Línea Norte. No sabemos el tiempo que
permanecieron allí los restos de Vizcarrondo, pues a mediados del siglo siguiente
–en 1949 y posteriores— se hicieron nuevos enterramientos es esa unidad que,
entonces, compra a perpetuidad D. Eduardo Ayllón Franco. Con posterioridad, a

25
Por R.O. de 23 de marzo de 1849 se le confió el mando del navío Soberano, del que tomo posesión
el 9 de mayo, y del que fue relevado por R.O. del 6 de agosto del mismo año.
26
THOM, A., Investigaciones acerca de la naturaleza y curso de los vientos tempestuosos en el océano
Índico al sur del Ecuador: con el objeto... de que los buques puedan averiguar la proximidad... de los
huracanes y de establecer reglas sobre el modo de evitarlos, traducido por... don Juan Nep. De Vizcarrondo.
Cádiz, Imp. De la Revista Médica, 1852
27
REID, W., Nuevo tratado de la ley de las tormentas y vientos variables: para el uso práctico de la
navegación, escrito por el teniente coronel ... y traducido por ... D. Juan Nepomuceno de Vizcarrondo.
Cádiz, Imp. de la Revista Médica, 1853.
28
TOWSON, J. T., Tablas para facilitar la práctica de la navegación por el círculo máximo y para
determinar los azimudes, por... Publicadas por orden del Almirantazgo Inglés. Traducidas por el Brigadier
de la Armada D. Juan N. de Vizcarrondo. Cádiz, Imp. de la Revista Médica, 1855..
29
MAURY, M. F., Geografía física del mar, por ... Traducido de la quinta edición por ... Don Juan
Nepomuceno de Vizcarrondo. Madrid, Imp. y Litografía militar del Atlas, 1860.
30
Cfr. Gaceta de Madrid nº 216, del 4 de agosto de 1861, pág. 4, que reproduce la noticia de El
Comercio.

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n.º 14 (2009): 43-60
50 ALBERTO GOMIS BLANCO Y JAUME JOSA LLORCA

petición de esta familia, la unidad fue exhumada, trasladándose los restos que allí
se encontraban al Cementerio Mancomunado de Chiclana31.

4. El primer título de Darwin publicado en España

En 1876 se publicó en Barcelona, en la Imprenta de La Renaixensa, la que


debemos considerar primera versión española de una obra de Darwin. Su título El
origen del Hombre. La selección natural y la sexual32. La Renaixensa, que fue revista
y periódico después, propició y canalizó, durante más de treinta años, las inquietudes
culturales y políticas del catalanismo, de la mano de Pere Aldavert y Angel Guimerà.
Afortunadamente se dispone de la monografía pormenorizada de Carola Duran, sobre
La Renaixensa realizada a partir de su Tesis doctoral dirigida por Joaquim Molas33.Esta
obra analiza en detalle los precedentes y la formación de La Renaixensa y nos muestra
a un Bartrina participando en reuniones y tertulias, como activo protagonista. Fue en
La Renaixensa donde Bartrina publicó su primera edición de Algo34, recopilación de
poemas que fue muy celebrada y de la que se hicieron numerosas ediciones.
Aunque no se menciona traductor de esta edición, está comprobado que lo fue
Joaquín M. Bartrina, pues así consta en la selección que preparó J. Sardá, de sus Obras
en prosa y verso, escogidas y seleccionadas y en su obra Del cap i del cor, donde
en el apartado “El Darwinisme” se hace una llamada que dice: “Treball escrit per a
prefaci d´una traducció compendiada de la famosa obra de Darwin”35. Además, en la
ficha del ejemplar que se conserva en el Museu Geològic del Seminari de Barcelona
hay el siguiente texto manuscrito: “pròleg anonim, da J. M. Bartrina”. La letra del
manuscrito corresponde a Mossén Lluis Via36.
El texto de Darwin que se traduce corresponde, tan sólo, al prefacio y a los siete
capítulos de la primera parte de la obra. En la página 279 comienza el Apéndice I
“Teoría darwiniana de la Selección Sexual” que está tomado, aumentado y con
variaciones, del autor francés Édmond Perrier. En la página 311 el Apéndice II “La
espresión (sic) de las emociones en el hombre y los animales” corresponde al análisis
hecho por el psicólogo francés Leon Dumont de la obra de Darwin de ese título.
Además de los trabajos de José Antonio Zabalbeascoa ya citados en la introducción,
están a nuestra disposición numerosas publicaciones meritorias sobre Joaquín Mª Bar-

31
Agradecemos a D. Salvador García Palau, Director General del Cementerio Mancomunado Bahía
de Cádiz, el que nos haya facilitado esta precisa información que figura en el Libro de Registros del
Cementerio San José de Cádiz.
32
DARWIN, C., El origen del Hombre. La selección natural y la sexual. (Primera versión española).
Barcelona, Imprenta de la Renaixensa (La ciencia moderna, 2), 1876 (BGJ 122).
33
DURAN I TORT, C., “La Renaixensa” primera empresa editorial catalana. Barcelona, Publicacions
de l’Abadia de Montserrat, 2001.
34
BARTRINA, J. M., Algo. Barcelona, 1876. Uno de los poemas lleva por título “Contra Darwin” y, en
él, narra como un viejo babuino salva a otro, de no más de cinco meses, del ataque de los perros.
35
BARTRINA, J. M., Del cap i del cor (Idees i pensaments d´un gran escèptic). Barcelona, Antoni
López, Libreter, 1931. El apartado “El Darwinisme” va de la página 53 a la 62. La cita en la página 53.
36
Comunicación verbal de Sebastián Calzada, Museo Geológico del seminario de Barcelona.

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n.º 14 (2009): 43-60
Los primeros traductores de Darwin en España: Vizcarrondo, Bartrina y Godínez 51

trina, las cuales nos han permitido trazar el perfil biográfico que figura a continuación.
Entre el conjunto de trabajos utilizados, hay que destacar las notas necrológicas redac-
tas por Rossend Arús y Valentí Almirall, dos personalidades muy ligadas a Bartrina,
fuentes de primacía, pues, para comprender los avatares de la vida y la obra realizada
por Bartrina. Notas que, pese a ser escritas en las desgraciadas circunstancias del falle-
cimiento en plena juventud, no faltan al rigor.
Hemos consultado, además, un tercer protagonista del entorno de Bartrina,
Pompeyo Gener, gran personaje de la Barcelona del siglo XIX, con una larga obra
escrita y un anecdotario sin fin.

5. Vida y obra de Joaquín María Bartrina

Joaquín María Bartrina y de Aixemús nació en Reus, en el número 46 del Raval de


Santa Ana, el 26 de abril de 1850. Aprendió las primeras letras en su ciudad natal, con
un maestro que se llamaba Benet Bofarull. Más tarde, pasó a estudiar el bachillerato
a las Escuelas Pías, si bien no completa en ellas éstos estudios, lo que sí hace en el
Instituto de Tarragona tras la libertad de enseñanza de 186837. En aquellos años, ayuda
a su padre, comerciante de harinas, en algunos negocios y era asiduo a los primeros
locales del Centre de Lectura de Reus, institución ejemplar, fundada en 1859. Debemos
recordar que Reus ha sido considerada “segunda ciudad de Cataluña”, por el fuste de
su actividad comercial reconocida, eficaz y productora, no reñida con la actividad
cultural de sus gentes.
El triunfo de la Revolución de Septiembre de 1868 provoca en Bartrina tal
entusiasmo que, al año siguiente, publica ¡Guerra a Dios!38, un folleto en apoyo del
médico y político Francisco Suñer y Capdevila (1828-1898), quien había expuesto su
pensamiento materialista y ateo, tanto en las Cortes, en la sesión del 26 de abril de
186939, como en el folleto Dios40.
Aunque se acostumbra a calificar de autodidacta a Bartrina, en realidad siguió
estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona, pues así
consta en su expediente que se conserva en dicha Universidad. En el curso 1871-72
estuvo matriculado en las asignaturas “Principios generales de Literatura y Literatura
Española”, “Lengua Griega”, “Historia Universal” y “Literatura clásica latina”41. El
investigador Manuel Jorba cita que fue discípulo del erudito y filólogo Manuel Milá
y Fontanals42.

37
SARDÁ I FERRÁN, J., Noves biográfiques del poeta Joaquín Mª Bartrina i de Ayxemús. Reus, Tip.
Rabassa, 1925. Cfr.. pp.. 13-15.
38
BARTRINA, J. M., ¡Guerra a Dios! Folleto en apoyo del de Suñer y Capdevila. Barcelona, Imprenta
Popular, 1869.
39
El discurso llevaba por título: Guerra a Dios.
40
SUÑER Y CAPDEVILA, F., Dios. Barcelona, 1869.
41
Archivo histórico de la Universidad de Barcelona. Referencia 01507. J. M. Bartrina firma la solicitud
de matricula con fecha 28 de septiembre de 1871.
42
JORBA, M., L’obra crítica i erudita de Manuel Milà i Fontanals. Barcelona, Curial; Publicacions de
l’Abadia de Montserrat, 1989. Cfr. p. 128.

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52 ALBERTO GOMIS BLANCO Y JAUME JOSA LLORCA

En Barcelona, Bartrina se dedicó con gran entusiasmo a la literatura en catalán y


castellano, cosechando un rápido y extraordinario éxito. Escribe, además, el popular
libreto de la zarzuela La Dama de las Camelias, adaptación de La Traviata de Verdi,
la ópera que más le gustaba. Murió en Barcelona el 4 de agosto de 1880, poco después
de cumplir los treinta años de edad, a causa de los estragos del bacilo de Koch, que
encontró, en un cuerpo débil, su mejor caldo de cultivo, ayudado por la actividad
frenética que caracterizaba a Bartrina.
En el número 65 de La Llumanera de Nova York: revista catalana de novas y
gresca43, correspondiente a septiembre de 1880, figura la nota necrológica de Rossend
Arús, la cual da testimonio del gran impacto ciudadano que causó el fallecimiento de
Bartrina, así como de la nutrida representación que acudió a las exequias44. Señala
como, tras el coche mortuorio tirado por cuatro caballos, seguía un numeroso sequito,
en el que la prensa catalana tenía una digna representación.
Arús no obvia los conflictos creados al salir el féretro de la casa mortuoria, con
grandes coronas de La Renaixensa, del Centre de Lectura de Reus y otra de los
catalanistas. Algunas coronas no fueron depositadas entonces para evitar mayores
incidentes, si bien fueron depositadas a lo largo del trayecto. A señalar las colocadas
al pasar delante de la conocida librería de Inocenci López Bernagossi.
Otras ofrendas significativas fueron las de La Gaceta, La Campana de Gracia,
La Esquella de la Tarratxa y, especialmente, la del Diari Català. Su director, Valentí
Almirall puso especial empeño en su presencia. No faltaba la de El Diluvio ni la
del Ateneo Libre, del que formaba parte Bartrina. Arús encontró a faltar la presencia
institucional del otro Ateneo, el Barcelonés, si bien asistieron socios, de éste, a nivel
particular. El duelo fue grande, muestra de la personalidad de Bartrina.
Personaje fundamental en el entorno de Bartrina fue el ya citado Valentí Almirall
(1841-1904), partícipe activo, de primera hora, en la Revolución de Septiembre de
Barcelona (1868). Concejal del Ayuntamiento de Barcelona, a sus ideas políticas
dedicó saberes, esfuerzos y caudales. Es considerado el artífice del catalanismo
político, comprometido con el catalanfederalismo. En su haber consta la fundación
del Centre Català y los periódicos El Estado Catalán y el Diari Català (1879-1881),
el primer periódico escrito en catalán. Fue Bartrina, precisamente, quien presentó la
primera solicitud, aunque resultó fallida, para obtener el permiso para publicar dicho
periódico.
En clara influencia positivista, Almirall incluía en su periódico temas científicos,
que abarcaban la ciencia natural, la medicina, la ingeniería, etc. Fue su deseo publicar
una “Biblioteca del Diari Català”, en donde vemos la influencia de Bartrina, ya que
la primera obra científica publicada fue la obra de Darwin Viatje d’un naturalista al
rededor del mon en traducción de Leandro Pons Dalmau. En el propio Diari Català,

43
La Llumanera de Nova York: revista catalana de novas y gresca. 1874-1881. El primer número se
publicó en noviembre de 1874.
44
ARÚS Y ARDERIU, R., “L´enterro d’En Bartrina” La Llumanera de Nova York, 65, septiembre 1880,
p. 3.

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Los primeros traductores de Darwin en España: Vizcarrondo, Bartrina y Godínez 53

Almirall nos dejó una semblanza de Bartrina45, a nuestro entender genial, por lo que
dice y por lo que no dice. No es cita baladí la que inicia el texto, la de Leopardi46, el
poeta admirado por Bartrina:

“Al gener nostro il fato


Non donò che il morire!”

Este texto de Almirall se reproduce en la introducción a la obra de Bartrina


Perpetuínes, publicada en la Biblioteca popular de L’Avenç en 190747. No nos
podemos extender aquí sobre los pormenores biográficos de Bartrina, a quien al decir
de Almirall “sólo le faltaba un cuerpo de atleta”. Sus facultades no tenían músculos
apropiados para su actividad.
En este somero peregrinar biográfico sobre Bartrina queremos citar a Pompeyo
Gener, que en su obra Amigos y Maestros48, preludio de las Memorias de Gener (Mis
antepasados y yo), lo considera el poeta pensador y destaca su obra Algo, así como
sus trabajos recogidos por J. Sardá, en un volumen en octavo49. Le sabe a poco, a
Gener, el comentario de Manuel de la Revilla en la Revista Contemporánea pues –en
su opinión– no valora suficientemente a “uno de los primeros poetas de la España
Contemporánea”. Gener describe a Bartrina en su paisaje brossaniano: “Escribía en
cualquier parte, y sobre pedazos de papel, sobres de cartas, orla de periódico, etc.” …
“En su cuarto reinaba el desorden”… “Se olvidaba de comer y hasta de dormir, por
leer”50.
Habla de Bartrina como el poeta realista y un filósofo pesimista y misántropo. Cita
el ejemplo: “La cara es sólo una máscara que encumbre lo que pensamos”. “Darwin
se engañó al afirmar que el hombre es superior al mono”. La nostalgia de la vida, es
la melancolía.
Hasta aquí el perfil y parte del entorno que propició que Bartrina fuera el primer
traductor al castellano de la obra de Darwin El origen del hombre. El positivismo fue el
resto, y la base que propició el proyecto en que se enmarcaba la trayectoria intelectual de
Bartrina51. El positivismo en España ha sido ampliamente estudiado por Diego Núñez
en su tesis doctoral, leída en 1973, y en sus obras La mentalidad positiva en España52
y El darwinismo en España. En las primeras páginas de esta última, señalaba: “Los

45
ALMIRALL, V., “En Joaquín Mª Bartrina” Diari Català, 5 de agosto de 1880.
46
LEOPARDI, G., (Recanati, 1798-Napoli, 1837).
47
BARTRINA, J., Perpetuínes. Pròleg de Valenti Almirall: 5-10. Librería L¨Avenç, 1907.
48
GENER, POMPEYO, Amigos y maestros. Contribución al estudio del espíritu humano a fines del siglo
XIX. Barcelona, Casa Editorial Maucci, 1915.
49
BARTRINA, J.M., Obras en prosa y verso, escogidas y seleccionadas por J. Sardá (con un retrato de
autor). Barcelona – Madrid, Teixidó y Perera, 1881.
50
GENER, POMPEYO, 1915. Cfr. p. 297.
51
RIERA I TUÈBOLS, S., “El positivisme cientific i la difusió del darwinisme. Les ciències naturals i
mèdiques a la Renaixença”, Història de la Cultura Catalana. Vol. V, Naturalismo, Positivismo, catalanisme,
pp. 115-138. Barcelona, Edicions 62, 1994.
52
NÚÑEZ, D., La mentalidad positiva en España: desarrollo y crisis, Madrid, Túcar ediciones, 1975.

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54 ALBERTO GOMIS BLANCO Y JAUME JOSA LLORCA

datos que Darwin ordena en un modelo realmente inédito y que permiten elaborar tal
visión global de la realidad contaban ya con una larga preparación. El pensamiento
de fines del siglo XVIII y primera mitad del XIX (Condorcet, Hercher, Hegel, Comte,
etc.) habían puesto en primer plano la idea de historicidad y progreso. La misma
historia natural (Buffon, Lamarck, E. Darwin. Lyell, etc.) había incorporado la noción
transformista a las tesis fijistas”53.
Bartrina se movía a favor de la identificación que en Cataluña había entre
intelectualidad republicana y Positivismo. En esta línea participó en la revista El
Porvenir dirigida por Isidor Doménech, junto a Valentí Almirall, Francesc Sunyer,
Pi i Margall y Pompeyo Gener, que ya había traducido la teoría darviniana de
Büchner en La Humanidad, periódico semanal, eco de la Asociación librepensadora
de Barcelona, publicación en la que participó Bartrina y en la que concurrían, en
actividad creativa y de transformación, que la conformaban artículos de carácter
científico sobre el cerebro, manifiestos de carácter humanitario y moral, propuestas
de enseñanza general y obligatoria para los menores de catorce años, versos, crónicas
y lecturas recomendadas como La razón natural o las ideas naturales opuestas a las
sobrenaturales y Las ruinas de Palmira o meditación sobre las revoluciones de los
imperios54.
Esta temática, influencias y desarrollo ha sido tratada por diferentes autores.
Recientemente por Xavier Ferré55, Rosa Cabré y Josep M. Domingo56, muestra del
interés renovado por los ambientes, disciplinas y corrientes que conformaban el
entorno de Bartrina, cuando éste hizo la traducción de la obra de Darwin El origen del
hombre. Siempre hay que tener presente el centro de operaciones, de primera hora,
frecuentado y animado por Bartrina: El Centre de Lectura de Reus57.
Acabaremos este apartado señalando como dos de las fuentes que hemos utilizado
para esta semblanza provienen de Rossend Arús y Valentí Almirall, unidos ambos
por una colaboración y amistad que cuajó en la Biblioteca Pública Arús, institución
ejemplar que, pese a los avatares difíciles de algunas épocas, perdura en la actualidad
y con el sentir para el que fue fundada. Por testamento de confianza, Rossend Arús
dejó, para instalación de la misma, su domicilio particular.

6. La primera edición completa de El Origen de las Especies en España

Aunque en 1872, mediante entregas, y dentro de la “Biblioteca Social, Histórica y


Filosófica” comenzó a publicarse la primera traducción en España de la celebérrima

53
NÚÑEZ, D., El darwinismo en España, Madrid, Ediciones Castalia, 1977. P. 8.
54
La Humanidad, 19. Barcelona, 13 de mayo de 1871.
55
FERRÉ TRILL, X., Pensament positivista a Catalunya, Tarragona, Cossetània Edicions, 2007.
56
CABRÉ, R., I DOMINGO, J.M.,. Estudis sobre el positivisme a Catalunya, Barcelona, Eumo Editorial,
2007.
57
ANGUERA, P., El Centre de Lectura de Reus. Una institució catalana, Barcelona, Edicions 62,
1977.

Revista de Hispanismo Filosófico


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Los primeros traductores de Darwin en España: Vizcarrondo, Bartrina y Godínez 55

obra de Darwin58, la edición que se hacía a partir de la versión francesa de Clémence


Royer y de la que desconocemos el traductor, quedó suspendida muy pronto, pues
no pasa de la “Noticia histórica” previa al primer capítulo de la obra. En la página X
de esta edición aparece una curiosa nota del traductor al castellano, donde comenta
la posición de la traductora al francés: “Como verán los lectores, la autora de este
prólogo y traductora de la obra de M. Darwin no tiene nada de católica, ni siquiera de
cristiana. Para ella la naturaleza lo constituye todo. Conviene que esto se tenga presente
para poder sacar doble fruto de la enseñanza de este libro y leer con prevención sus
temerosas afirmaciones”59.
Fue en 1877, y por la Biblioteca Perojo, cuando se publicó la edición completa
de Orígen [sic] de las especies por medio de la selección natural ó la conservación
de las razas favorecidas en la lucha por la existencia. La traducción, que se llevó
a cabo a partir de la sexta y última edición inglesa por Enrique Godínez, contaba
con autorización del autor60. En la cubierta del ejemplar, encuadernado a la inglesa
podía leerse “Obras de Darwin”, como si fuera intención de la editorial publicar otras
obras de Darwin. Y en la página VIII se transcriben, en inglés y castellano, dos cartas
enviadas por Darwin a Godínez, fechadas en Down el 28 de abril de 1876 y el 21 de
marzo de 1877, que se reproducen más adelante
El propio Godínez hizo una segunda edición castellana del Origen de las especies,
en este caso para los editores Lucuix y Compañía61, introduciendo muy ligeros cambios,
que afectaban a la narración que aquí se presenta en forma impersonal, cuando en la
anterior era de forma personal. Ambas traducciones han tenido gran predicamento, si
bien la primera se ha reeditado en numerosas ocasiones.

7. Vida y obra de Enrique Godínez y Esteban

Enrique Godínez y Esteban, hijo Francisco Godínez y Zea (natural de Málaga, que
entre otros cometidos fue cónsul en Bombay) y Dª Rosario Esteban (natural de la Isla
de Sn Fernando), nació a las 6 de la mañana del 2 de octubre de 1845 en el domicilio
paterno, sito en la madrileña calle del León. Tres días más tarde, el día 5, era bautizado
en la parroquia de San Sebastián, de Madrid con los nombres de Enrique, Saturnino,
Franco, Antº de la Santísima Trinidad62.

58
DARWIN, C., Origen de las especies por selección natural, ó resumen de las leyes de trasformación
de los seres organizados, con dos prefacios de Mad. Clemencia Royer, Madrid, Imprenta a cargo de Jacobo
María Luengo, 1872 (BGJ 33).
59
DARWIN, C., 1872. Cfr. p. X.
60
DARWIN, C., 0rígen [sic] de las especies por medio de la selección natural ó la conservación de
las razas favorecidas en la lucha por la existencia, Madrid, Biblioteca Perojo [Revista Contemporánea]
(Tipograf.-Esterotipia Perojo), 1877 (BGJ 34).
61
DARWIN, C., Origen de las especies por medio de la selección natural ó Conservación de las razas
en su lucha por la existencia, Madrid, Editores Lucuix y Compañía, s.a., pero c. 1880 (BGJ 35).
62
Cfr. Libro de Bautismos nº 75 de la Parroquia San Sebastián, folio 312, donde se encuentra la
partida de bautismo de Enrique Godínez y Esteban.

Revista de Hispanismo Filosófico


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56 ALBERTO GOMIS BLANCO Y JAUME JOSA LLORCA

Con quince años, el 18 de enero de 1861, ingresó como aspirante en el Colegio


Naval Militar y, una vez concluidos los estudios básicos, sentó plaza de Guardia Marina
de 2ª clase el 19 de diciembre de ese mismo año, embarcando al día siguiente en la
fragata Esperanza63. Dos años después llevó a cabo su primer viaje transoceánico. El
18 de octubre de 1863 salió para La Habana, a donde llegó, luego de tocar Santa Cruz
de Tenerife, el 29 de noviembre.
El 31 de diciembre de 1863 fue aprobado en el examen de dos años, saliendo el
25 de enero siguiente para las Costas de Santo Domingo. Regresó a La Habana el 15
de junio, luego de fondear en varios puntos de estas islas y de las de Cuba. En los
años siguientes lleva a cabo distintas travesías entre Cuba y la Península, hasta que,
en enero de 1867, prestara examen para optar al empleo de alférez, del que resultó
aprobado.
Como alférez tuvo la responsabilidad de algunas brigadas en diversos buques,
hasta que en 1871 abandonó la Marina. Pasó, entonces, a los Estados Unidos, donde
inició su carrera en el periodismo. Fue redactor de El Cronista de New York, donde
al lado del director de la publicación, Ferrer de Couto, hizo campañas en defensa de
España y contra los separatistas cubanos.
A mediados de la década de los setenta ya está en Madrid, colaborando en la
Revista Contemporánea, en La Opinión y en La Regencia. Precisamente a comienzos
de 1876, en la Revista Contemporánea, publica un artículo con el título de “El mágico
prodigioso”64, el mismo que tenía el famoso drama de Pedro Calderón de la Barca,
en donde “depura la verdad” de ciertas analogías que algunos autores han creído
encontrar, en dicha obra, especialmente con el Fausto de Goethe. Es en ese mismo
año cuando comienza la traducción de El origen de las especies, y cuando se dirige
epistolarmente a Charles Darwin para indicarle el propósito de traducir la obra. Desde
su casa en Down, el naturalista inglés le contesta:

“Dear Sir: I am much obliged for your elter of April 21th and for the present of your work
and the Review. I shall be pleased and honoured to have my book translated in Spanish, by
which means in may be Known in the large kingdom of Spain, and in the widest extended
regions where spanish in is spoken. I directed my publisher to send a copy of the Origin by
post to you yesterday. No fasther authorisation in required than this note. I have nothing to

63
La mayoría de los datos de su carrera militar están tomados del expediente personal de Enrique
Godínez y Esteban que se conserva en el Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán (El Viso del
Marqués, Ciudad Real). Legajo nº 620/485. Agradecemos a Juan Carlos González, los datos que nos facilitó
de su página web de “linajes malagueños”. También nos ha sido de especial utilidad las conversaciones
que tuvimos con D. Enrique Godínez Calonje, quien nos habló de su tío Rodolfo Godínez de la Cámara
y de que uno de sus primos Erasun Godínez, con la información que venía de su madre, Pilar Godínez, la
introdujeron en la web: http://www.sanchez-gomez.es. Agradecimiento a todos los Godínez.
64
GODÍNEZ, E., “El mágico prodigioso” Revista Contemporánea, Año II, número 4, tomo I, cuaderno
IV, páginas 471-479 (Madrid, 30 de enero de 1876).

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 43-60
Los primeros traductores de Darwin en España: Vizcarrondo, Bartrina y Godínez 57

add to the Spanish edition, and will only add my sincere hopes that it may be sucersful. I
have the honour to remain, dear Sir, yours faithfully”65.

Al año siguiente, cuando ya estaban impresos algunos pliegos de la edición


española, Godínez se los envío a Darwin, que rápidamente se los agradece, al tiempo
que se disculpa de no poder leer con detención los pliegos. La carta de Darwin, fechada
el 2 de marzo, dice:

“Dear Sir: I received only this morning the sheets of the spanish translation of my Origin
of Species, and like much the appearance of the type etc., and am glad to see what progress
has been made. With reference to your obliging note of the 14th I am extremely sony to
say that on account of my weak health and being much overworked. I cannot undestake to
read over the sheets. The labour would be considerable, as from waut of practice. I have
forgolten much of what I formedy knew of your fine language. The few pages which I have
read seem to me very cleacy expressed whith cordial wishes for the success of the work I
remain, dear Sir, yours faithfully”66.

Por fin, en el número correspondiente al 15 de julio de 1877 de la Revista


Contemporánea, se anuncia la publicación por parte de “uno de nuestros compañeros
de redacción” de la versión española del Origen de las especies. En dicha Revista
publicó Godínez numerosas trabajos originales y traducciones, generalmente de
literatura, pero no faltaron algunos en los que se ocupaba de cómo debía ser el
periodismo moderno67. Incluso tal vez fuera suya la traducción del trabajo de Darwin
“Bosquejo biográfico de un niño” que publicó, ese mismo año de 1877, la Revista
Contemporánea68, aunque sin indicar el traductor.

65
La carta de Darwin a Godínez fechada el 28 de abril de 1876, se reproduce en la edición de El
origen de las especies de 1877 (BGJ 34), así como la siguiente traducción de la misma: “Dear Sir: Le
agradezco mucho su carta del 21 de Abril y el regalo de su libro y de la Revista. Me place y honra que
se traduzca mi libro al español, pues de este modo será leído en el dilatado reino de España y en las
extendidísimas regiones donde se habla el castellano. He dado á mi editor la órden de que enviara a V. por
correo ayer un ejemplar del Origen. No hace falta más autorización que esta carta. Nada tengo que añadir
para la edición española, á no ser mis esperanzas sinceras de que obtenga un buen éxito. Tengo el honor
de quedar, querido señor, fielmente vuestro.”
66
Igualmente, la carta de Darwin a Godínez fechada el 21 de marzo de 1877 y su traducción , se
reproduce en la edición de El origen de las especies de 1877 (BGJ 34): “Dear Sir: Hasta esta mañana no he
recibido los pliegos de la traducción española de mi Origen de las especies, y me gusta mucho el aspecto
del tipo, etc., y me causa alegría ver cuán adelantada va la obra. Con respecto a la carta de V. del 14, que
es de agradecer, siento en extremo decir que por mi mala salud y exceso de trabajo no puedo emprender la
tarea de leer con detención los pliegos. Sería un trabajo considerable, pues he olvidado mucho de lo que
antes sabía de vuestro hermoso idioma, por falta de práctica. Las pocas páginas que he leído parécenme
clarísimamente expresadas. Con deseos cordiales por el éxito de la obra, quedo, querido señor, fielmente
vuestro.”
67
GODÍNEZ, E., “Lo que emprende el periódico moderno” Revista Contemporánea, IV, 1876, pp. 347-
373.
68
DARWIN, C., “Bosquejo biográfico de un niño”, Revista Contemporánea, III, XI, 1877, pp. 279-
290.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 43-60
58 ALBERTO GOMIS BLANCO Y JAUME JOSA LLORCA

En 1880, contrajo matrimonio con María Pilar Díez de Corral, natural de Santander69
y dos años más tarde, el 28 de agosto de 1882, nace en Bilbao su hijo Rodolfo Godínez
y Díez.
Poco después pasó a Mexico, donde fundó una línea de vapores –la Compañía
Mexicana Transatlántica– y donde debió reunir una buena fortuna, que desapareció
después en varias empresas desdichadas. De esta etapa nos interesa destacar su labor
como editor, redactor y auténtico promotor de la Semana Mercantil de México. Órgano
de los intereses industriales y mercantiles, cuyo primer número salió de los talleres
editoriales con fecha 26 de mayo de 1884, figurando como editores responsables
Francisco G. Cósmes y Enrique Godínez. Pero a partir del número 4, del 23 de junio, ya
sólo figuró Godínez como editor responsable. Una segunda época, de esta publicación,
comienza el 30 de marzo de 1885, figurando Enrique Godínez como director70.
Sin embargo, debió abandonar pronto esta empresa, ya que por motivos de salud
decidió regresar a España. El día 31 de julio de 1885 partió, desde el puerto de
Veracruz, en el vapor Tamaulipas hacia el viejo continente.
Ya en Madrid, donde sufrió muchas molestias por la enfermedad de estómago que
padecía, siguió colaborando con empresas periodísticas e hizo algunos textos para
teatro. En su haber también figura la primera traducción al castellano de la obra de
Wilkie Collins El aparecido, publicada por El Cosmos editorial71. Es relevante que
así fuera y ha sido agradable sorpresa el ver que hay una cita de Wilkie Collins al
principio de la obra de Janet Browne Charles Darwin. Voyaging:

“Never mind about his genius, Mr. Pesca. We don`t want genius ih this country, unless it is
accompanied by respectability”72.

A comienzos del año 1893 se integra en la que, a la postre, iba a ser su última
aventura editorial, la puesta en marcha del periódico El Tiempo, diario político de
orientación liberal conservadora, tras el cual estaba Francisco Silvela. Fue en el día
9 de enero, a las diez de la noche, cuando se reunieron en la redacción de El Tiempo
(cuarto bajo, número 18 de la calle de El Turco), bajo la dirección de Guillermo
Rancés, los redactores fundacionales, entre los que se encontraba Godínez73.

69
María Pilar Díez de Corral nació en Santander, aproximadamente en 1848, y falleció en 1916 en
Santa Cruz de Tenerife.
70
Los autores del presente trabajo han tenido oportunidad de consultar los números de La Semana
Mercantil de México, de la época en que dependió de Godínez, en la Hemeroteca Nacional de México.
71
COLLINS, W., El aparecido, Madrid, El Cosmos editorial, 1889. Se conserva un ejemplar en la
Biblioteca Pública Arús que perteneció a la colección particular de Rossend Arús. Posteriormente, Valentí
Almirall compró otras obras del mismo autor para esta misma Biblioteca (Comunicación verbal de David
Doménech).
72
BROWNE, J., Charles Darwin. Voyaging. New Jersey, Princenton University Press, 1995. Cfr. p.v. En
la edición española (Universitat de Valencia, 2008) se traduce así: “No importa su genialidad, señor Pesca.
En este país no queremos genialidad, si no va acompañada de respetabilidad.”
73
Un exredactor. El Tiempo. Historia íntima de la fundación, vida y muerte de este periódico, Madrid,
Imprenta de Pedro Núñez. Cfr. pp. 41-43.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 43-60
Los primeros traductores de Darwin en España: Vizcarrondo, Bartrina y Godínez 59

La aparición del primer número de El Tiempo tuvo lugar, por tanto, el día 10 de
enero de 1893, produciendo un grato efecto en el país. “Enrique Godínez, primer
redactor de El Tiempo, fué a éste un gran elemento de cultura, por su instrucción,
juicio clarísimo, dominio de idiomas y estilo razonador y vigoroso”74.
Algo menos de dos años pudo prestar Enrique Godínez su valiosa cooperación al
periódico, ya que falleció en su domicilio, de la calle Villalar, número ocho, cuarto
cuatro, a las 11.15 de la noche del día 7 de diciembre de 1894. “La muerte que le
acechaba hacía tiempo, le hirió casi de improviso”75. A la mañana siguiente, en el
Juzgado de Buenavista76, se procedió a la inscripción del fallecimiento por parte
de José Ignacio Alonso y De Pablos, jornalero, quien lo hacía autorizado por Don
Francisco Godínez77, hermano del finado. En el ejemplar de El Tiempo, de ese día,
bajo su esquela, se daba una sentida noticia biográfica, en la que, entre otros datos, se
apuntaba a una pulmonía fulminante, como causa de la muerte78.
El día 9 de diciembre, a las 11 de la mañana partió el entierro, de la casa del finado,
hacia la Sacramental de San Justo. Presidieron el entierro D. Francisco Silvela, el padre
Arias, capellán del Asilo de Nuestra Señora de las Mercedes, D. Francisco Godínez
y D. Guillermo Rancés, que ya hemos señalado que era el director de El Tiempo. Sus
restos fueron inhumados en el patio de San Millán, en donde en una galería sombría,
en un nicho bajo, el 2378, hoy en día permanecen79.
Hasta aquí las biografías de estos tres importantes protagonistas del darwinismo
en España.

8. A modo de epílogo

Para todos los que hemos faenado sobre Darwin y el darwinismo en España,
siempre ha sido celebrado —y resultado útil— el conocimiento del artículo de J. A.
Zabalbeascoa: “El primer traductor de Charles R. Darwin en España”. Sin embargo,
durante las investigaciones llevadas a cabo para la redacción de la Bibliografía crítica
ilustrada de las obras de Darwin en España (1857-2005) pudimos comprobar que,

74
Ibídem,. Cfr. p. 49.
75
Ibídem,.Cfr. p. 50.
76
Sección 3ª del tomo 82-3 número 1433.
77
Francisco Godínez y Esteban, nacido en Madrid el 8 de septiembre de 1844, durante algún tiempo
fue Gobernador del Banco Español de la Isla de Cuba, el Banco que bajo el nombre de Banco Español de
La Habana había operado desde 1856 a 1881, siendo la más antigua Francisco Godínez y Esteban, nacido
en Madrid el 8 de septiembre de 1844, durante algún tiempo fue Gobernador del Banco de la Isla de Cuba,
el Banco que bajo el nombre de Banco Español de La Habana había operado desde 1856 a 1881, siendo la
institución crediticia de Cuba. Este Banco fue de gran interés económico y político en la etapa colonial en
Cuba, como ha señalado, en su estudio exhaustivo, Inés Roldán en La Banca de emisión en Cuba (1856-
1898). Estudios de Historia económica, nº 44. Madrid, Banco de España. Servicio de estudios, 2004.
78
Carlos Dorado Fernández, Director de la Hemeroteca Municipal de Madrid, nos facilitó la
localización de la colección de El Tiempo y nos proporcionó las copias que necesitamos. Quede aquí,
nuestro público agradecimiento.
79
Agradecemos a Juan Antonio Pino, Gerente de la Sacramental, el que nos ayudara en la localización
del nicho de Enrique Godínez.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 43-60
60 ALBERTO GOMIS BLANCO Y JAUME JOSA LLORCA

hasta la fecha, corresponde a Juan N. de Vizacarrondo la primacía de la primera


traducción de un texto de Darwin en España, aunque fuera en la obra colectiva Manual
de investigaciones científicas, editada por John F. Herschel.
Dos de los tres primeros traductores de Darwin en España fueron marinos
(Vizcarrondo y Godínez); no debe ser una casualidad. Reunían los requisitos
necesarios que daba su formación: conocían idiomas, tenían curiosidad científica, y
podían apreciar el valor de las obras que tradujeron.
A Bartrina, por su parte, siempre se le ha considerado autodidacta, Sin embargo,
hemos comprobado que estuvo matriculado en la Universidad de Barcelona en el curso
1870-71. Bartrina constituye un buen ejemplo de los modos de actuación que propició
la Revolución de Septiembre de 1868 con la puesta en práctica de las libertades de
pensamiento, de prensa, de culto, de sufragio universal y la igualdad ante la ley.
Las ediciones de estas traducciones de las obras de Darwin se enmarcaban en
proyectos editoriales de alto nivel. Así, el Manual de Investigaciones Científicas en
el de la Revista Médica, pues en sus talleres editoriales se publicaron muchas obras
científicas en la segunda mitad de siglo XIX, contando entonces con el decidido
empuje de Abelardo de Carlos, quien poco más tarde fundaría La Ilustración Española
y Americana. Por su parte, El origen del hombre en La Renaixensa, empresa que
propició y canalizó las inquietudes del catalanismo durante más de treinta años. Por
último, El origen de las especies formó parte de la Biblioteca Perojo, en lo que debió
diseñarse como un proyecto más amplio de edición de las “Obras de Darwin” al
modo del que el sello editorial parisino C. Reinwald et Cie, estaba llevando a cabo en
Francia, por esos mismos años.
Las tres traducciones de las obras de Darwin, analizadas en este trabajo, se
realizaron correctamente, aunque fuera incompleta la de Bartrina. De las tres, la que
llevó a cabo Godínez ha sido la que se ha empleado con mayor profusión, hasta el
punto de que hasta hace pocos años se han hecho nuevas ediciones de la misma. En
ocasiones los textos de Bartrina y Godínez han sido seguidos, casi al pie de la letra,
por otros supuestos traductores.
Para nosotros ha sido muy laborioso, pero extraordinariamente gratificante, poder
dar a conocer estos datos biográficos y bibliográficos de Vizcarrondo, Bartrina y
Godínez en el bicentenario del nacimiento de Darwin. Es nuestro homenaje a todos
ellos.

Recibido: 23 de noviembre de 2008


Aceptado: 13 de febrero de 2009

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 43-60
Rafael Montoro y la Condición
Humana
Rafael Montoro and the human condition
ANTONIO BERMEJO SANTOS
Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas

Resumen: El artículo aborda las distintas vertientes de la reflexión de Montoro que tributan
a sus concepciones acerca de la condición humana. En este sentido recibe tratamiento su noción
de la libertad imbricada al liberalismo político y económico, así como su optimismo histórico
revelado en la confianza, en el porvenir y el progreso. Asimismo recibe atención su enfoque de
la historia, las ciencias y la filosofía, entre otras zonas de la meditación. Desde una perspectiva
desacralizadora el estudio demuestra la contribución del pensador a la herencia cultural y
política de la nación cubana, la que a su vez enriquece la tendencia humanista y desalienadora
que tipifica la historia del pensamiento latinoamericano.
Palabras claves: humanismo, libertad, progreso, ciencias, historia, filosofía, autonomismo,
política, eticidad.

Abstract: This article deals with the different aspects of Montoro´s reflections on the
human condition. It deals mainly with his notion of liberty as related to political and economic
liberalism, as well as his historical optimism as revealed in his confidence in the future and
in progress. Also highlighted are his approach to history , the sciences, philosophy and other
subjects. From an uncompromising position the study demonstrates the author´s contribution
to the political and cultural heritage of the Cuban nation, which in itself enriches the humanist
and anti-alienation tendencies of Latin American thought.
Keywords: humanism, liberty, progress, sciences, history, philosofy, autonomism, politics,
ethics.

1. Enfoque de interpretación de un itinerario

Rafael Calixto Montoro y Valdés nace en la Habana el 24 de octubre de 1852 en


el seno de una familia acomodada, su padre poseía cuantiosos bienes en su región
natal de Camaguey1. Sin embargo, todo parece indicar que el padre, si bien era un
propietario, no estaba imbricado directamente en los mecanismos de dominación del
poder peninsular y oligárquico pues fue acusado de conspirador en 1868, encarcelado,
confinado en Isla de Pinos y se vio la familia forzada a marchar al exilio. Cabe entonces

1
Cfr. SÁNCHEZ DE BUSTAMANTE Y MONTORO, A., La Filosofía Clásica Alemana en Cuba 1841-1898, La
Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1984, pp. 91-95.

Revista de Hispanismo Filosófico 61 ISSN: 11368071


n.º 14 (2009): 61-81
62 ANTONIO BERMEJO SANTOS

señalar el hecho de que el ambiente familiar donde se desarrolla el niño y luego el


joven Rafael Calixto, no se caracteriza por la legitimación sin más del orden colonial
en la Isla; más bien prevalecen opiniones disidentes.
Montoro viaja en 1867 a Nueva York y París. Desde finales de ese año hasta enero
de 1878 (un periodo de diez años) permanecerá en España. Esta larga estancia resulta
sumamente importante a la hora de estudiar el proceso de formación cultural así como
las filiaciones y posiciones intelectuales del joven Montoro. En Madrid estudia el
latín y la filosofía, llega a ser tribuno destacado en el Ateneo científico y literario
de dicha ciudad, sin duda una de las instituciones culturales más prestigiosas de la
época, llegando a desempeñar la vicepresidencia de la sección de ciencias morales y
políticas.
En España junto a José del Perojo2 funda la Revista Contemporánea, colabora
en la Revista Europea, asume la Secretaría de la Asociación de Artistas y Escritores
Españoles, estudia leyes y desarrolla una praxis política dentro del Partido Nacional
Español en defensa de bases programáticas de carácter democrático moderado. Lo
anterior corrobora la imbricación temprana que se produce en el joven Montoro entre
la intensa actividad intelectual de esos años y las nacientes inquietudes y ocupaciones
políticas.
En estos diez años de estancia en tierras cervantinas afloran coordenadas de
perceptible alcance orientador para el ejercicio de sistematización del legado teórico-
político del pensador cubano. En este sentido, podemos enfatizar, entre otras, las
cuestiones siguientes: marcada preocupación intelectual por la filosofía y su historia,
(apreciable influjo de las ideas hegelianas), despliegue de la crítica filosófica a través
de la polémica (debates en el Ateneo, contrapunteo como publicista), se perfilan
los basamentos histórico-culturales de su oratoria culta y metódica, adquiere un
bien ganado prestigio intelectual por sus conocimientos y elocuencia, y empieza a
configurarse su vocación política.
Regresa a Cuba en 1878, cuando tenía veintiseis años. El 29 de noviembre de
1884 se graduó en la Universidad de la Habana como Licenciado en Derecho Civil y
Canónico. A partir de 1886 es diputado a las cortes españolas donde desarrolla a través

2
Cfr. MONTORO, R., “Perojo”, Obras, Trabajos Históricos, Jurídicos y Económicos, La Habana,
Cultural S.A, 1930, t. 3, p. 257, José del Perojo nació en la ciudad de Santiago de Cuba en 1852 y falleció
en Madrid en 1908. Vivió en Cuba casi toda la contienda de la Guerra de los Diez Años y luego marcha a
Alemania para estudiar filosofía en Heidelberg con Kuno Fischer, quien le incentivó a traducir al español la
Crítica de la Razón Pura de Kant. De Alemania pasó a Madrid en 1875, en donde funda junto a Revilla la
Revista Contemporánea y publica su libro Ensayos sobre el movimiento Intelectual en Alemania, Madrid,
Medino y Navarro, 1875. Con dicho libro contribuyó notablemente a la difusión de las nuevas tendencias
filosóficas y políticas. Creó una imprenta y en ella publicó obras de Descartes, Spinoza y Darwin. En
1883 publicó la traducción de la Crítica de la Razón Pura. En 1885 publicó su libro Ensayos de Política
Colonial. En 1891 su filiación era autonomista. Humberto Piñera Llera puntualizó en torno a Perojo: “Sin
embargo a pesar de sus dilatadas ausencias del suelo de origen, Perojo fue un hombre constantemente
preocupado por la situación de Cuba hasta el punto de proclamar en las cortes españolas que el pueblo
cubano es eminentemente culto, que se halla en un estado de civilización igual si no superior al pueblo de
la península. Además fue un persistente defensor de la independencia de las colonias”. Cfr. PIÑERA LLERA,
H., Montoro y el Hegelianismo, http: // www.filosofia.org/aut/001/1960hph.htm .

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 61-81
Rafael Montoro y la Condición Humana 63

de magistrales piezas oratorias el ideario autonomista. En 1898 asume la Secretaría


de Hacienda como parte del llamado gobierno autonómico hasta el cese del dominio
español en la Isla. En estos años, lo más sobresaliente en el itinerario de Montoro
es lo que concierne a la elaboración y la difusión en Cuba y en las Cortes españolas
de la concepción política del Autonomismo, y a su vez el esfuerzo desplegado en
función de consolidar la forma institucionalizada del movimiento político: El Partido
Autonomista (1881).
Participa de forma activa en la vida política de la República neocolonial burguesa y
dependiente que se instaura en la Isla el 20 de mayo de 1902. En el periodo comprendido
entre 1902 y 1906 cumple funciones de embajador de Cuba en Inglaterra y Alemania.
En 1908 fue candidato a la Vicepresidencia de la República por el Partido Conservador
que lideraba el General Mario García Menocal. Entre 1913 y 1921 se desempeña
como secretario de la presidencia de los dos mandatos del General Menocal –en el
primero de ellos, el cargo de Vicepresidente fue ocupado por el destacado intelectual
Enrique José Varona–. En el primer gobierno de Alfredo Zayas (1921-1925) asume la
Secretaría de Estado.
La presencia activa en el ejercicio de la política en las primeras décadas de la
etapa republicana en modo alguno empañó su prestigio intelectual y moral, alcanzado
en un largo y fecundo itinerario como pensador y cultivador a la vez del oficio de la
política práctica. Una muestra de ello es el homenaje que se le rinde a su estatura
intelectual entre 1929-1930, periodo en que se publican las obras escogidas en cuatro
tomos que recoge una parte importante de su legado. El 8 de enero de 1929 se crea el
Comité de dicho homenaje integrado, entre otras importantes personalidades, por el
Dr. Antonio Sánchez de Bustamante y Montoro, Dr. Juan Marinello, Dr. José María
Chacón y Calvo, Dr. Ramiro Guerra y el Sr. Juan Gualberto Goméz. Asimismo se
adhirieron al citado homenaje el Dr. Fernando Ortiz, Domingo Mendez Capote, José
A. Presno, Coronel Julio Sanguily, Coronel Aurelio Hevia, General Pedro Betancourt,
entre otros.
Dos años después del homenaje, el 12 de agosto de 1933, fallecía Rafael Montoro
en la Habana a la edad de 81 años. Su obra, aunque conocida en reducidos círculos
intelectuales de Cuba, España y Estados Unidos fundamentalmente, no ha sido
suficientemente sistematizada a propósito de calibrar su valor histórico a través del
impacto de la propuesta discursiva en el contexto político-social de su tiempo y la
impronta humanístico-cultural de la misma en el devenir de la conciencia intelectual
cubana y latinoamericana.

2. Pertinencia de una aproximación crítico-desacralizadora

La comunidad de investigadores del pensamiento cubano tiene una deuda con


Rafael Montoro. Su obra enciclopédica, que recoge más de 350 artículos publicados
en diferentes medios escritos, tanto de Cuba como de España y los Estados Unidos,
así como sus discursos parlamentarios en las Cortes españolas y en el Congreso de la
República, y los discursos políticos y conferencias impartidas sobre los más disímiles
temas, conforman un impresionante legado político y cultural, estudiado hasta hoy

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 61-81
64 ANTONIO BERMEJO SANTOS

de forma parcial y sucinta (a través de artículos y ensayos); y en ocasiones, bajo la


égida de posturas teóricas esquemáticas y simplificadoras que estrechan el campo de
estudio a la cuestión del autonomismo y sus implicaciones ideopolíticas. Es decir,
privilegiando un tipo de valoración del personaje cargada de códigos ideológicos
preconcebidos que conducen a una visión ahistórica donde Montoro aparece tratado
desde el prisma de la complicidad con el movimiento político que lideró, obviando
así otras zonas significativas de su propuesta discursiva, de perceptible trascendencia
teórico-política, humanista y cultural.
No se precisa de la construcción de premisas metodológicas específicas en la
aproximación crítica al legado político-cultural de Montoro. Basta tan solo potenciar a
propósito de dicho empeño las pautas o directrices emanadas de un discurso reflexivo
que en el itinerario de la elaboración prestó atención al lugar y papel de las distintas
personalidades en el proceso de formación y desarrollo de la cultura cubana. Tal
es el caso de José María Chacón y Calvo y Carlos Rafael Rodríguez. Aunque en
tiempos históricos diferentes y bajo la égida de filiaciones político-filosóficas también
diferentes, ambos coinciden en el tono abierto, desprejuiciado, antisectario y crítico-
desacralizador en el abordaje del complejo decurso del pensamiento cubano.
Para José María Chacón y Calvo:

“El proceso de nuestros orígenes nacionales tiene diversas etapas y es la obra de varias
generaciones. No lo es nunca la formación de la auténtica conciencia nacional de un pueblo,
labor de una generación sola, ni de una sola dirección ideológica, ni de un solo credo
político o de orientación determinada de la cultura: fue una labor secular de muchos, fue la
lenta y heroica labor de hombres que en el cerco de la colonia pudieron superar a su medio
y pugnaron por incorporar a la patria en el núcleo de la cultura universal y perenne”3.

La asunción de dicha pauta metodológica presupone la indagación serena


orientada a desentrañar los contenidos del discurso y praxis del complejo entramado
de generaciones de pensadores y de configuraciones ideológicas y políticas diversas
que revelan trazos que afirman y a su vez enriquecen la génesis y desarrollo de los
contornos identitarios del ser cultural nacional. En el caso particular de Montoro, este
derrotero válido permite calibrar en qué medida su credo ideológico (cosmovisión
liberal, enciclopedista, positivista sui generis) y político (reformista) no resulta un
impedimento para el despliegue de una meditación en torno a la condición humana
esencialmente desalienadora y libertaria con aportaciones significativas al devenir
cultural-nacional.
Carlos Rafael Rodríguez por su parte sostiene:

“Sin embargo, al estimar las grandes figuras cubanas no basta formular la lista de nuestras
discrepancias. Lo decisivo, para encuadrarlas acertadamente, es indagar si su actividad y
su ideario pueden formar parte de la herencia cultural y política nuestra. Recordemos una
vez más, como Lenin advertía que en toda historia nacional hay dos tradiciones, una liberal,

3
CHACÓN Y CALVO, J.M., “Prólogo” a Ideario Autonomista, La Habana, Publicaciones de la Secretaría
de Educación, Dirección de Cultura, 1938, pp. 5-6.

Revista de Hispanismo Filosófico


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Rafael Montoro y la Condición Humana 65

progresista, otra reaccionaria, hostil al futuro, solo la primera interesa a los que luchamos
por el socialismo y en cada personaje o corriente de la historia cubana hemos de descubrir
en cuál de ambas tradiciones está enclavado”4.

Enfocar el legado de Montoro desde el ángulo visual de sus limitaciones políticas


derivadas mecánicamente del contrapunteo con la opción radical y no atender al
contexto histórico-político y su impacto en los imaginarios colectivos de la época,
es simple y sencillamente quebrantar el método de la historización y sacralizar un
conjunto de etiquetas o calificativos sin reales basamentos epistemológicos e históricos.
Sus reflexiones acerca de la naturaleza humana en sus diversas determinaciones lo
sitúa dentro del desenvolvimiento cultural y político que tributa a la tradición liberal y
progresista en el contexto del proceso histórico-cultural de formación y consolidación
de la nación cubana.

3. Pilares básicos de sus concepciones sobre la condición humana

El humanismo constituye unos de los pilares fundamentales del quehacer intelectual


y político de Rafael Montoro. Las principales zonas de la reflexión enciclopédica
(política, oratoria, historiográfica, económica, periodística, filosófica, ética y estética)
están impregnadas de una creencia fervorosa en la cultura humana universal, en
la viabilidad del mejoramiento humano, en una concepción liberal de la libertad y
la confianza en el porvenir. En este sentido resultan atinadas las aseveraciones de
Enrique José Varona y Manuel Sanguily5 cuando advierten la presencia en el pensador
(acepción de José Gaos) de una especie de armónica simbiosis del modelo humanista
del renacimiento y del hombre de letras del siglo XVIII perfectamente estructurado
en un polígrafo de su tiempo.
Para él, la libertad es condición indispensable del desenvolvimiento mismo de la
vida social: “todo debemos esperarlo de la libertad nada será posible sin ella”6. En este
sentido establece un nexo entre el despliegue de los espacios de libertad y el desarrollo
de las “virtudes austeras”, “los cívicos deberes” y “la educación social”7, esto es, sin
dichos espacios no resultaba posible el desarrollo de los valores morales.
Asimismo, su concepción de libertad está impregnada de los basamentos políticos,
económicos y filosóficos del liberalismo, asumidos fundamentalmente del complejo
de ideas que fundamentaban la existencia y desarrollo de la democracia representativa
en América del Norte y de la monarquía parlamentaria en el Reino Unido de la Gran

4
RODRÍGUEZ, C.R., “Varona: Balance de un Centenario”, Letra con Filo, Ciudad de la Habana,
Ediciones Unión, 1987, t. 3, p. 139.
5
Cfr. VARONA, E.J., “Rafael Montoro”, MONTORO, R., Obras, La Habana, Edición del Homenaje,
Cultural S.A, 1930, t. 1, p. LXI VIII; SANGUILY, M., “Un gran orador cubano”, MONTORO, R., op.cit., p.
LXIII.
6
MONTORO, R., “Discurso pronunciado en Cienfuegos el 22 de septiembre de 1878”, Ideario
Autonomista, op.cit., p. 112.
7
Ibidem.

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66 ANTONIO BERMEJO SANTOS

Bretaña8. Su visión evolucionista fijada en el paradigma de democracia liberal y


progresiva se presenta en el itinerario de la exposición discursiva como la antítesis
del “radicalismo revolucionario”, representado por el “terror jacobino” en Francia y
el bolchevismo en Rusia. A su modo de ver, estos procesos políticos no tienen una
verdadera naturaleza democrática pues se trata de “una minoría intolerante y opresora
que se adueña del poder publico (…) erigiéndose en árbitros y señores de vidas,
haciendas y honras”9.
Tal postura está bajo el influjo de una noción de libertad restringida a las formas
de expresión de la democracia liberal concretada en el plano político-práctico, en un
conjunto de reivindicaciones (derechos ampliamente garantizados e igualdad ante la
ley, gobierno representativo, sufragio amplio y libre, responsabilidad del gobernante,
descentralización, libertad del trabajo, instrucción gratuita, autonomía colonial,
derecho de asociación y de reunión, y libertad de pensamiento), bajo la égida de un
método político que privilegia las reformas pacificas en el contexto de una legalidad
establecida.
Amén de que una lectura crítica del complicado devenir de la revolución burguesa
en Francia arroje el hecho cierto que significó la aguda lucha de clases planteada
entonces y un continuo reacomodo de intereses hacia el interior mismo de la burguesía,
lo cual condujo a un escenario de extrema violencia física institucionalizada, no se
puede en modo alguno negar que en el contexto de la praxis política del democratismo
radical jacobino fructificaron nuevos espacios de participación ciudadana y de
democratización de la cultura y la enseñanza, unido a una mayor pluralidad en cuanto
a los poderes, expresión palpable de la concepción político-jurídica de la ilustración.
Tampoco puede ser desconocido el hecho de que las manifestaciones tempranas del
estalinismo coinciden en tiempo histórico con la etapa final de la vida de Montoro,
aunque no se ha podido constatar un impacto de este suceso en sus consideraciones
al respecto.
Sin embargo, las razones de tal actitud frente al radicalismo revolucionario deben
buscarse en su oposición raigal a la violencia como opción viable para el cambio social.
Potenciando la nomenclatura y el método marxistas puede afirmarse que el pensador
cubano no reconoce el lugar y papel de la lucha de clases en la Historia, en particular,
lo que concierne a la dimensión emancipatoria de la violencia revolucionaria. Ahora
bien, sería un chato maniqueísmo simplificador pretender explicar dicha oposición tan
solo desde el interés de clase (pequeña burguesía liberal) visto en sus determinaciones
económicas, pues en este caso la cuestión clave tiene un carácter ético-político y
cosmovisivo.
Montoro cree profundamente que la alternativa idónea para trascender un orden
social determinado está en activar a través de acciones políticas y culturales la

8
Cfr. MONTORO, R., “Deberes de la democracia”, Trabajos históricos, jurídicos y económicos,
op.cit., pp 497-501. Influyeron notablemente en Montoro las ideas de James Bryce en su libro Modern
Democracies. Asume de dicho autor las tesis acerca de la democracia como régimen de todo el pueblo así
como lo referido a los rasgos diversos de las formas democráticas, atendiendo al carácter y costumbres de
los pueblos y los rasgos semejantes en las distintas partes del mundo.
9
Ibidem, p. 498

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evolución progresiva de las sociedades humanas, lo que traducido al lenguaje político


se da en llamar reformismo pacífico. La libertad y el derecho como pilares del ideal
de democracia liberal son, a su modo de ver, incompatibles con el ambiente social
de confrontación violenta generado por las opciones radicales. A su vez no reconoce
que de los procesos revolucionarios puedan brotar verdaderos espacios para el
ejercicio de la democracia y la libertad. Lo anterior es consustancial con una lógica
del pensar regida por una ética emancipatoria que privilegia la lucha legal y gradual
como vía efectiva de modificación social, lo que se corresponde con una cosmovisión
marcadamente evolucionista del devenir socio-histórico.
Su concepción sobre la libertad y el derecho está impregnada de un contenido
filantrópico que alcanza ribetes interesantes en la misma medida que el hombre
como sujeto de creación y de actitudes conscientes deviene piedra angular de
la reflexión. Del enfoque acerca del derecho de reunión en el orden político se
deriva el basamento antropológico referido al hombre como ser sociable que
desarrolla las facultades de la creación desde el mismo momento que es capaz de
desenvolverse y ejercitarse en la comunicación y en el recíproco concurso que son
propios del devenir social. Para él, mientras más elevada sea la cultura individual
en mayor capacidad estará el hombre de sostener con sus semejantes, de forma
más intima, las estrechas y múltiples relaciones con el contexto donde desarrolla
su experiencia vital.
No indaga Montoro en la naturaleza económica y en las relaciones de dominación
que se establecen en la acción recíproca entre los individuos articulados en clases
sociales históricamente determinadas. Sin embargo, el planteo tendiente a justipreciar
el rol del conocimiento y la actitud culta en una mayor fluidez de las relaciones sociales,
no deja de tener el mérito de enfatizar en la dimensión desalienadora de los factores
culturales puestos en tensión en el acontecer praxeológico de los conglomerados
humanos.
Por otra parte, la lógica reflexiva en torno al derecho de sufragio y su práctica libre,
si bien expresa una especie de liberalismo político “químicamente puro” (enfoque
especulativo al margen de los intereses de clases) desde el ángulo visual de la proyección
humanista del pensador, representa un llamado de atención dirigido a desterrar formas
nocivas de condicionamientos políticos externos que actúan sobre el individuo y le
impiden el ejercicio libre de dicho derecho. En este sentido lo más significativo es la
visión del voto como derecho ciudadano que presupone la responsabilidad, esto es,
acto de conciencia; en esta dirección se pronuncia lo mismo contra el abstencionismo
que contra el voto obligatorio.
Tal postura referida a la práctica del sufragio queda explicitada en la aseveración
siguiente:

“Pero donde el ciudadano se abstiene de votar o vota solo por ceder a compromisos o
influencias personales, desestimando el precioso derecho de que está investido, no hay
ni puede haber una democracia digna de este nombre. Fluctuando entre la anarquía y la
dictadura será siempre el pueblo donde eso sucede, víctima de facciones más o menos
opresoras que tremolaran con esfuerzo peregrino como el vizcaíno del Quijote sus

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respectivos estandartes, pero sin derecho a la representación de la voluntad popular que


temerariamente usurpan”10.

Asimismo su concepción de la libertad no pasa por alto la asunción de una posición


en torno a la libertad de pensamiento, sin duda uno de los referentes básicos del arsenal
ideológico de la cosmovisión liberal. Sin embargo, el pensador cubano no queda
atrapado en una especulación estéril sobre el particular, ya que sostiene de forma
categórica que el pensamiento puramente individual sin conexión con la realidad es
una mera abstracción. En este sentido fija el tono de la meditación en el orden político
y dentro de él, en la necesidad del comercio de ideas entre los ciudadanos, en la
opinión pública, en el derecho de reunión y asociación y en el papel de la prensa.
En síntesis, se pronuncia por una libertad de pensamiento devenida fuerza política al
servicio del país.
El humanismo de Montoro pasa necesariamente por el abordaje de la cuestión
social. Considera que la misma es gravísima en la sociedad cubana de finales del siglo
XIX, donde prevalecen las diferencias sociales y una “razón” oprime bajo diversas
formas a las demás. En esta dirección se critica abierta y claramente el fenómeno de
la esclavitud, “esa institución aborrecible de la esclavitud, con todo su séquito natural
de conflictos y degradación incomparables”11.
Es precisamente en el tratamiento de la cuestión social donde el pensador cubano
trasciende (en el sentido de transferencia a otra zona de la reflexión, y atendiendo
también a algunos elementos de ruptura con respecto al paradigma clásico del
liberalismo), algunos ejes temáticos habituales del modo de expresión ideológico de
la filantropología liberal. Denuncia la opresión colonial y sus disímiles consecuencias
sociales, entre ellas, la existencia de marcados antagonismos que engendran los
conflictos presentes en el tejido social colonial, asimismo se coloca en las posiciones
ético-políticas de avanzada de finales del siglo XIX cuando se pronuncia contra la
esclavitud, principal problemática social de dicho siglo en la Isla. En esta oportunidad
sus concepciones liberales quedan ancladas a las exigencias histórico-concretas de
una sociedad colonial de perfiles conflictivos diversos condicionados por factores
políticos y sociales.
Sin embargo, desde una perspectiva de análisis más global no reconoce Montoro
el peso significativo que ya en el contexto social mundial de su tiempo histórico tiene
la relación entre el capital y el trabajo12. Negar el carácter universal de dicha relación

10
Ibidem, pp.498s.
11
MONTORO, R., “Discurso pronunciado en la junta magna del Partido Liberal de Cuba, celebrada el
1º de abril de 1882”, Obras. La Habana, Edición del Homenaje, Cultural S.A, 1930, t. 2, vol. 1, pp 156-
157.
12
Ibidem. Niega Montoro que la cuestión social pueda enfocarse en virtud de la relación capital-
trabajo. De esta forma desconoce el conflicto clasista burguesía-proletariado desplegado plenamente en
las revoluciones en Francia y Alemania entre 1848-1850, estudiadas con coherencia por Carlos Marx
y Federico Engels. Tampoco tiene en cuenta el impacto contradictorio de la difusión universal de los
adelantos de la Revolución Industrial Inglesa, sobre todo en lo que concierne a la formación y desarrollo de
la clase obrera (agente universal del cambio social) y a las primeras formas organizativas del movimiento
obrero, no solo en Europa sino en los Estados Unidos y en América Latina.

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(demostrada científicamente por el marxismo originario), conlleva a marginar en el


itinerario de la meditación lo que constituye el resorte propulsor de las principales
luchas sociales de la segunda mitad del siglo XIX y del XX, y de los proyectos
emancipatorios radicales de la citada etapa histórica. Ahora bien, en el planteo del
pensador cubano subyace una especie de llamado de atención sobre la peculiaridad
de una sociedad colonial en las postrimerías del siglo XIX, sujeta a ritmos y procesos
contradictorios no necesariamente bajo la égida de la relación capital-trabajo13.
La confianza en el porvenir tanto en lo histórico como en lo epistemológico se
convierte en una tónica recurrente en diferentes momentos del itinerario de la reflexión.
En este sentido se pronuncia categóricamente en la aseveración siguiente:

“Y en un país como el nuestro, en tantos conceptos virgen todavía, donde son tan
imperiosas todas las necesidades a que acabo de referirme, donde la actividad tiene
horizontes tan extensos y donde el porvenir será casi ilimitado el día en que la libertad y el
sentimiento de progreso hagan sacudir la pieza a muchos organismos soñolientos. ¿Quién
puede desconocer que están reservados a este fecundo y salvador principio de asociación
verdaderas maravillas”14.

Sin embargo, en algunos momentos de la meditación sobre el futuro se observan


posturas desarrollistas que están en sintonía con la cosmovisión positivista que
privilegia la noción evolucionista del progreso. En esta dirección el pensador cubano
condiciona el advenimiento de la “prosperidad para el mundo”15 al proceso de
expansión de los Estados Modernos con sus innovaciones técnicas, amplio comercio

13
Montoro expone sus consideraciones sobre la problemática social de la Isla y la cuestión de la
esclavitud y, a su vez, puntualiza la postura en torno a la relación capital-trabajo en los comienzos de
la década del ochenta del siglo XIX. Ciertamente en dicho período y a lo largo del referido siglo, los
disímiles problemas de la sociedad colonial no podían verse enmarcados en la relación capital-trabajo. El
historiador cubano Manuel Moreno Fraginals se ha encargado de sintetizar el conjunto de problemáticas
históricas de la sociedad de entonces: “De esta forma la década de 1880 y comienzos de la de 1890,
en Cuba, resume la totalidad de sus problemas históricos durante el siglo XIX: la madurez y auge de
la nacionalidad; la revolución del sistema esclavista; el replanteamiento por negros y blancos de los
problemas derivados del prejuicio racial, la existencia de un régimen político que si bien no entregaba
amplias libertades hacía posible la discusión pública de los grandes problemas nacionales y su difusión en
la prensa y reuniones políticas; la transformación de la producción azucarera en gran industria moderna y
su consiguiente crisis de crecimiento; el traslado parcial de la industria tabacalera cubana al sur de Estados
Unidos, la conversión de Cuba en primera exportadora mundial de Bananas (fenómeno plantador del cual
no hablan las historias); la formación de partidos políticos que dentro de sus limitaciones clasistas y de
intereses estaban obligados a ofrecer solución; la final desaparición de España como Metrópoli económica
con el evidente dominio comercial de Estados Unidos. Finalmente, aunque no lo último, la aparición por
primera vez de un movimiento organizado de lucha por la independencia; generado entre los exiliados
cubanos en Estados Unidos, que adopta la forma de partido político, dirigido brillantemente por José
Martí, enfocado hacia los sectores populares de Cuba (obreros y campesinos) y procurando ganar el
amplio sector negro-mulato con todo el carisma de los grandes luchadores de la guerra de los Diez Años”.
Cfr. MORENO FRAGINALS, M., Cuba-España, España-Cuba: Historia Común, Barcelona, Crítica-Grijalbo-
Mondadori, 1996, pp. 271-272.
14
MONTORO, R., op. cit., t. 2, vol.1, pp. 124-125.
15
MONTORO, R., “La expansión nacional y los Estados Modernos”, Trabajos históricos, jurídicos y
económicos, op.cit., t. 3, p. 140.

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y progreso civilizatorio, lo que en modo alguno conduce a la asunción de una posición


justificadora del avasallamiento de los pueblos “débiles”, de la dominación que cercena
los grados de libertad y los espacios democráticos.
Por otra parte, cabe apuntar que Montoro no comparte la teoría de Hartmann acerca
de que la existencia del hombre, como toda existencia, está regida por el inconsciente.
Se opone a calificativos que se derivan de la citada concepción como “irremediable
miseria de la existencia”, “vana la esperanza de felicidad”. Advierte la impronta de
Schopenhauer en Hartmann y frente a esa visión opone un categórico optimismo
histórico: “En vez de la melancolía abrumadora, que solo puede ser útil para cooperar
a la demolición del mundo de la voluntad, sigue siendo el deber y la misión de los
hombres luchar, buscar, encontrar y no rendirse”16.
Tal postura tiene una trascendencia epistemológica de alcance filosófico. Se trata
de una crítica al psicologismo impregnado del irracionalismo filosófico de finales
del siglo XIX y principios del XX (reduccionismo metafísico de corte psicológico).
En el despliegue de dicha crítica el pensador cubano supera el nihilismo pesimista
de vertiente existencialista, sin caer en el voluntarismo ramplón cuando en su justa
medida pone el énfasis en el culto al deber y en el accionar perenne de la subjetividad
humana en pos de construir los senderos emancipatorios frente al “pesimismo de la
realidad” (como diría José Vasconcelos). Frente al “callejón” sin salida que postula la
cosmovisión de Hartmann opone Montoro la confianza en el porvenir, una especie de
“optimismo del ideal”, al decir del citado filósofo mexicano.
Montoro es portador de una sólida cultura histórica. Realiza un análisis lúcido de la
historiografía cubana desde nuestra arqueología, etnología y protohistoria. Considera
que el desenvolvimiento social y económico de la Isla comenzó con la toma de la
Habana por los ingleses. No prevalece en sus meditaciones al respecto una visión
aristocrática ni teológica acerca del devenir histórico, pues sostiene que la Historia
se edifica a partir de las luchas y los esfuerzos de las naciones. En sus apreciaciones
en torno a las investigaciones históricas se advierte las influencias positivistas de
Comte y Taine. Si bien supera al chato positivismo desde el mismo momento que deja
sentado que la historia no es descripción ni estadística, justiprecia por otro lado la
“imparcialidad, relativa siempre, a no dudarlo pero exigible dentro de ciertos limites”
y la necesidad de indagar los hechos sin los cuales los estudios pierden valor moral y
científico. En esta dirección también se aprecian las huellas de Hegel al desplegar una
dialéctica de las relaciones entre razón e historia, definiendo a esta última como una
expresión del espíritu universal en el tiempo y sus distintos periodos, compartiendo
así la tesis hegeliana de que todo lo real es racional y todo lo racional es real.
En otra dirección del análisis cabe notar que el pensador cubano utiliza en el
itinerario discursivo el término “razas” pero no lo hace desde una postura racista o
misantrópica, más bien bajo el influjo de la cosmovisión social darwinista de apreciable
impacto no sólo en el quehacer científico natural, sino también en los saberes de
corte humanístico-social de la época (básicamente en disciplinas como la historia, la
filosofía, la sociología y la psicología). Parte del enfoque de posición y, a su vez, de

16
MONTORO, R., Revista Contemporánea, II, I, p. 209.

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diferenciación sociales para sostener la tesis de que la sociedad colonial isleña era un
mosaico de razas donde una esclavizaba y oprimía y la otra se encontraba oprimida y
esclavizada. Como se puede apreciar para él, la premisa o fundamento clave para la
comprensión de dicha diferenciación no obedece a un condicionamiento biológico o
antropológico sino a un condicionamiento social, pues la problemática queda situada
en el terreno de las relaciones de dominación y subordinación que prevalecen en el
entramado social colonial.
En este sentido cabe destacar cómo justiprecia al celebre Huxley por su protesta en
disímiles escritos contra la posición de traer a la vida moral y a la historia conceptos que
tienen significación y contenidos propios en la biología o zoología. Resulta sumamente
importante en el plano epistemológico su tesis acerca de que el principio darwinista de
lucha por la existencia de apreciable valor en las citadas ciencias naturales, aplicado
a las relaciones de los hombres entre sí y a los tejidos sociales civilizados conduce
a la barbarie y a la agudización de las pasiones. Ciertamente se opone Montoro con
dicha tesis a los resultados científicos convertidos en canon universal de todas las
ciencias. De hecho está planteando la necesidad de no quebrantar el campo teórico
de los saberes específicos, lo que representa una postura opuesta al reduccionismo
metafísico de tipo biologicista que, como se sabe, condujo a posiciones dentro y fuera
del positivismo de marcado carácter racista, conflictivo y misantrópico.
Por otra parte, su eticidad personal y sus concepciones morales descansan en una
rigurosa ética de los deberes en el sentido de justicia, en la práctica de las virtudes
austeras y los cívicos deberes. En este sentido no se puede pasar por alto de la impronta
que recibió de la moral krausista, reconocida de forma explicita: “Sin ser krausista
ni notar en nada que a serlo me decida, me apresuro a reconocer que hallo fuerza,
rectitud y elevación grandísima de esta enseñanza”17.
Sus consideraciones morales, como se puede apreciar, no se sostienen tan sólo
en basamentos conceptuales y doctrinarios, sino que llaman la atención sobre la
necesidad de asumir una praxis en lo individual y en lo colectivo tendiente a potenciar
una educación popular con una importante dimensión cívica. Montoro conocía
perfectamente que en España la mayor trascendencia del krausismo no había sido en
el plano estrictamente filosófico sino más bien en el campo de la “renovación espiritual
y educativa”18.
Sobre los propósitos de la educación cívica apuntaba:

“La educación cívica reclama también una particular y decidida dedicación no entendida,
por supuesto, en sentido sectario y de partido, sino en el concepto de inculcar al niño

17
MONTORO, R., op.cit., t. 2, vol. 1, p. 21.
18
Coincido en este sentido con las posturas de Ignacio Delgado Gonzalez, cuando señala
refiriéndose al krausismo: “en España dejó de ser un sistema fi losófica para convertirse en un
movimiento de renovación espiritual y educativa. Esta realidad puede servir de contrapeso al juicio que
emite Montoro al final de su articulo y que tendría su justificación en sus simpatías al hegelianismo”
(DELGADO GONZÁLEZ, I., “El pensador cubano Rafael Montoro (1852-1933) y su presencia filosófica en
España”, Actas del IV Seminario de Historia de la Filosofía Española. España, Ediciones Universidad
de Salamanca, 1986, p. 260).

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desde temprano un patriotismo desinteresado y los deberes fundamentales del hombre y del
ciudadano para con la sociedad en que vive”19.

Dicha visión de los componentes cognoscitivos y de formación de la educación


cívica queda explicitada en su obra Principios de moral e instrucción cívica (1902)20,
tal vez la expresión más coherente de su esfuerzo intelectual por sistematizar un
conjunto de ideas en torno a principios de moral y a la instrucción cívica. Todo
ello coherentemente estructurado en función de la enseñanza moral y cívica en la
escuela cubana, sin duda una contribución apreciable de Montoro a la preparación de
educadores y a la formación de valores éticos en niños y jóvenes.
Su concepción acerca de la enseñanza recibe la impronta de los fundamentos
varelianos. En este sentido justiprecia la crítica de Varela a los moldes construidos
por la escolástica, a la que considera “un estéril aparato de formulas sin finalidad y
sin sustancia”21. Cabe destacar que la asunción de la herencia del insigne pensador
cubano queda constatada en dos grandes vertientes: el ideario patriótico y la reflexión
filosófica en torno a la necesidad de emancipar el pensamiento de los “grilletes”
cosmovisivos y epistemológicos del modo escolástico de pensar.
Sobre esto último enfatizaba:

“Emancipar la inteligencia del yugo de un transformismo estéril, de la servil sujeción a


fórmulas y rutinas que carecían de sentido o que si lo tuvieran lo habrían perdido, por
efecto de inevitables corruptelas, estimular la juventud a pensar, a reflexionar, desdeñando
los varios ejercicios de la memoria, prescindiendo de vacías abstracciones y aplicándose
más y más al estudio y observación de la naturaleza”22.

En la zona de la meditación referida a la moral, la educación cívica y la enseñanza,


como se ha podido corroborar, Montoro recibe el influjo directo del krausismo y
de la ilustración filosófica y pedagógica cubana (en particular de Félix Varela, José
de la Luz y Caballero). Dichas influencias quedan imbricadas con la cosmovisión
positivista, revelada en el llamado que realiza en función de que los discípulos
estudiaran la naturaleza y el progreso de las ciencias positivas. Sin embargo, lo más
relevante a este respecto es la manera de conjugar los citados referentes desde una
postura distanciada del eclecticismo, más bien desde un eclecticismo creador que
permite la conformación de un discurso propio sobre la problemática que representa
una continuidad enriquecedora en el devenir del pensamiento revolucionario cubano
en esta dirección.
Por otra parte, la reflexión acerca de Dios se plantea bajo la impronta de la
cosmovisión hegeliana. En este sentido patentiza la unidad entre sustancia, esencia
y existencia, la cual a su modo de ver conforma un todo en el supremo (el absoluto

19
MONTORO, R., op.cit., t. 2, vol. 2, p. 387.
20
Cfr. MONTORO, R., Principios de Moral e Instrucción cívica, La Habana, La Moderna Poesía, Obispo
135, 1902.
21
MONTORO, R., “Elogio del padre Félix Varela”, op.cit., t. 2, vol. 2, p. 154.
22
Ibidem, p. 155.

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de Hegel). Su visión al respecto queda desplegada en la intervención en la polémica


en torno al krausismo y la problemática del panteísmo y la moral. Hay que reconocer
que sus elucubraciones al respecto no quedan reducidas a un plano ontológico pues se
extienden también a una zona de significación metafísica de perceptible tensión ética
cuando reconoce los designios de Dios y el servicio a Dios mediante la libertad y la
justicia.
Su propuesta política se sintetiza en la autonomía colonial o lo que se da en llamar
también el movimiento político autonomista. No es el propósito del presente trabajo
ahondar a fondo en esta controvertida problemática desde el ángulo visual del análisis
explícito de dicha doctrina y praxis partidaria (Partido Liberal Autonomista) en un
complejo periodo del devenir histórico-nacional23. Incluso algunos historiadores como
Manuel Moreno Fraginals se cuestionan que dicha propuesta pueda tener el rango de
doctrina: “Pero cuando el reformismo llega al Partido Liberal ha dejado de ser una
doctrina política para convertirse en una relación de reclamación administrativas y
solicitud de una cuota de poder”24.
Sin embargo, otros autores como Ricardo del Monte, Manuel Sanguily, Rafael María
Merchán y Antonio de Bustamante y Montoro, en sus posturas sobre el autonomismo
centran más la atención en los condicionamientos diversos que explican el surgimiento
y desarrollo de dicho movimiento político, en la explicación del porqué del modo
de actuación pacífica o de reacción política-legal frente al contexto posbélico y en
la significación político-cultural del discurso25. Dichas posturas aportan elementos
de interpretación histórica del entramado social de la época y hurgan en el carácter
ético-político del discurso autonomista, que permiten calibrar el profundo sentido de
cubanidad contenido en el pensamiento político de Montoro y las dimensiones que
adquiere la política en su legado discursivo.
Particularmente aportativas resultan las valoraciones acerca del autonomismo de
Antonio Bustamante y Montoro:

23
Cfr. MONTORO, R., “Nuestra doctrina”, Ideario Autonomista, op.cit. pp. 39-52; MONTORO, R., “El
Programa Autonomista”, Ibidem, pp. 53-106. Se trata de dos documentos básicos donde quedan desplegados
los fundamentos ideológicos y cosmovisionales del movimiento político autonomista. “Nuestra Doctrina”,
artículo redactado por Montoro, se publicó en el periódico “El Triunfo” como editorial el 22 de mayo
de 1881. Se considera la exposición completa de la doctrina autonomista. Con su aparición se inaugura
la militancia propiamente autonomista de una forma abierta y legal, aceptada por el Estado y por los
tribunales de justicia. El segundo, por su parte, es una conferencia pronunciada por Montoro en el Ateneo
de Madrid en 1894.
24
MORENO FRAGINALS, M., Cuba-España, España-Cuba: Historia Común, op.cit., p. 257. En el capitulo
“Tregua y nueva guerra”, el autor se adentra en el estudio de los fundamentos ideológicos del Partido
Liberal Autonomista (PLA), analiza su composición clasista y realiza una valoración del rol histórico de
dicha agrupación política.
25
Cfr. DEL MONTE, R., “Prólogo”, Obras, op.cit., t.1, pp XXIV-LXII ; SANGUILY, M., “Discurso
pronunciado en Nueva York el 10 de octubre de 1895”, Discursos y conferencias, La Habana, 1918, t. 1,
p. 424; “Un gran orador cubano”, op.cit., Ob.cit, t. 1, p. LXIII; MERCHÁN, R.M., Cuba: justificación de
sus guerras de independencia,. La Habana, Imprenta Nacional de Cuba, 1961, pp. 170-181; BUSTAMANTE
Y MONTORO, A. DE, “Carta al Dr. José María Chacón y Calvo”, La Habana, abril 11 de 1938, Ideario
Autonomista, op.cit, pp. 33-37.

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“No nos referimos a la doctrina autonomista, que pertenece totalmente al pretérito; sino a las
facetas universales de su método y de su pensamiento político. Su convicción del primado
de la sustancia política sobre la forma política; su método evolutivo, fundado en un hondo
conocimiento de la esencia cubana y de la inestabilidad de las transformaciones sociales
y políticas, bruscas o catastróficas; su preocupación ante la inmadurez como obstáculo
insuperable para levantar con fe la construcción del Estado, asentado en solidísimos
cimientos, su sentido arquitectónico de las creaciones políticas cubanas, deben meditarse
cuidadosamente, porque se hallan impregnadas de verdades duraderas”26.

Bustamante y Montoro pone el tono del planteo en la trascendencia universal de la


elaboración política autonomista, donde Rafael Montoro tiene un papel fundamental.
Atendiendo a la zona de la meditación del pensador cubano que interesa a propósito
de la presente investigación, sus elucubraciones sobre la condición humana, bien
poco puede aportar un análisis centrado en un enfoque restringido al conjunto de
reclamos de la propuesta de régimen autonómico en la Isla y el consiguiente tema
de la viabilidad o no viabilidad de tal empresa. Lo que interesa, sobre todo, son
“las facetas universales de su método y pensamiento” (al decir de Bustamante y
Montoro) y el raigal sentido de cubanidad contenido en la reflexión política que pasa
necesariamente por los elementos desalienadores que apuntan al progreso de la Isla
y al afán de mejoramiento humano que subyace en el conjunto de reivindicaciones
económicas, políticas y sociales, unido al no menos importante asunto referido a la
legitimación del saber político y al papel del pueblo en la vida política.
Dicho afán de mejoramiento humano y la propuesta de corte reformista de cambio
en la estructura de relaciones económicas y políticas entre la colonia y la península,
venía a representar un antídoto verdaderamente esperanzador frente a un imaginario
del cubano en esa etapa, mediatizado en lo fundamental por el impacto de diez años
de contienda bélica y las consecuencias sociales y morales que dicho acontecimiento
trajo consigo. En este sentido el programa autonomista, como explica coherentemente
Manuel Sanguily, era “heredero de la revolución vencida materialmente, su formula
no podía ser la independencia, pero tenía que ser a la postre la autonomía”27.
Es precisamente Manuel Sanguily quien expone desde un certero enfoque
psicológico-social la mentalidad dominante (imaginario del hombre medio) de la
citada etapa y el papel desempeñado por Rafael Montoro. Al respecto puntualizaba:

“(…) el cubano se encontraba en una situación moral muy complicada, fluctuaba indeciso
entre la vida y la esperanza; palpaba el triunfo de las armas españolas; pero no podía
tampoco avenirse todavía a considerar desvanecidas de una vez las magníficas promesas de
la Revolución, ¿Quién entonces tenía suficiente fe en la libertad, confianza en la realización
del derecho, interés por Cuba y amor a España? ¿Quién en vez de rencor traía el corazón
henchido de esperanzas? ¿Quién estaba dotado de ciencia, de convicción, de elocuencia para
aconsejar con acierto, dirigir con entereza y predicar con éxito? El único sin duda de aquel
grupo compuesto de diversos elementos y enaltecido por grandes méritos y cualidades era,

26
BUSTAMANTE Y MONTORO, A. DE, Ibidem, p. 35.
27
SANGUILY, M., “Un gran orador cubano”, op.cit., t. 1, p. LXXI.

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no obstante, Montoro, que personificaba, aunque todavía modestamente, la España nueva,


la moderna sociedad originada en la Revolución de septiembre, y por esa conveniencia y
concordancia de sus condiciones con las necesidades de los nuevos tiempos y el carácter
conciliador de la doctrina nueva, muy pronto fue el guía, el maestro, el alma y el verbo del
partido autonomista”28.

Por otra parte, de la imbricación que establece el pensador cubano entre la


conceptualización del saber político (concepciones teórico-políticas ) y la dimensión
praxeológica de perceptible alcance ético (acciones político-prácticas) brota una
legitimación de dicho saber francamente opuesto a los enfoques peyorativos sobre
el papel de la política, que reducían la misma a las maniobras oportunistas, las
rencillas, las luchas por el poder, el personalismo en el seno de los partidos, entre otras
manifestaciones. Su postura parte del reconocimiento de un desenvolvimiento propio
del quehacer político, al que ve en estrecha relación con los factores fundamentales
de la vida social. Asimismo, se pronuncia en contra de la glorificación o, en cambio,
la calumnia frecuente de las personas y de la influencia nociva del personalismo en el
accionar de los partidos políticos29.
La postura anterior debe ser interpretada en su articulación orgánica con el rol del
pueblo en el ejercicio de la política:

“yo comprendo muy bien que un país regido por aquellos sistemas que excluyen la directa
intervención del pueblo, se culpa de todas las desgracias públicas a los gobernantes (….) allí
donde el pueblo interviene en todas las esferas de la administración y lleva su iniciativa y sus
aspiraciones desde el municipio hasta los altos poderes del estado; allí, cuando sobrevive
un infortunio debido a grandes desaciertos políticos, ese pueblo sólo debe culparse a sí
mismo, a sus pasiones o su debilidad, a su ceguera o a su criminal indiferencia; así como en
ultimo termino, a él y sólo a él cábele lauro de sus triunfos y la gloria de su prosperidad30.

Si se contextualiza históricamente esta visión acerca de la participación popular


en los asuntos políticos, habría que señalar que deviene crítica a la política colonial,
calificada en otros momentos de la reflexión como despótica, explotadora y opresiva31.
Si a su vez se historizan las meditaciones en torno a la legitimación del saber político,
se advierten momentos de franca incompatibilidad con la politiquería presente en la
república neocolonial de carácter burgués implantada en la Isla el 20 de mayo de
1902.
Ciertamente, dicha politiquería habría lastrado el verdadero sentido de la política,
que es el de la dominación colonial primero y su reemplazo por la forma moderna de
dominación imperialista (modelo de república neocolonial burguesa y dependiente).
En esta dirección lo verdaderamente trascendente es la puesta sobre el “tapete”
de la importante cuestión referida a la dignificación del ejercicio de la política, lo

28
Ibidem, pp LXXII-LXXIII.
29
MONTORO, R., “La higiene de la política”, op.cit., t. 3, p. 469.
30
MONTORO, R., “Discurso pronunciado en Cienfuegos el 22 de septiembre de 1878 al constituirse el
Partido Liberal”, op.cit., t. 1, p. 1s.
31
MONTORO, R., “La expansión nacional y los Estados Modernos”, op.cit., p. 138.

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que presupone potenciar su vocación de servicio y a su vez atender con particular


prioridad lo relacionado con la participación popular en el citado ejercicio. Sin
embargo, la cosmovisión liberal, bajo la égida evolucionista que sostiene Montoro,
le lleva a restringir el escenario de las luchas políticas al ángulo visual pacífico y
legal, coqueteando en ocasiones con el utopismo político-social, cuando se refiere
al rol de las tribunas al estilo de la antigua Grecia con Pericles y Demóstenes32, en
la catalización de ideas, desconociendo así (como en otros momentos del discurso
político) el resorte emancipatorio de la confrontación clasista.
El pensador cubano manifiesta una categórica oposición al socialismo, al
colectivismo y al comunismo33. El ideal socialista lo ve como un conjunto de
teorías que resaltan la acción del Estado mediante el poder coactivo en materia de
reglamentaciones e impuestos. En este sentido dedica un breve apartado al socialismo
de estado y al socialismo cristiano. En cuanto al primero, comenta por una parte los
estudios de Louis Bamberger, que enfocan a esta modalidad de socialismo como una
idea de reforma social en la organización del Estado sin una modificación del statu
quo. Se advierten ligeras simpatías de Montoro hacia algunas de las propuestas de
política social, aunque –aclara– “admisibles unas veces, expuestas otras a incurrir
en peligrosas intrusiones en el dominio de la libertad individual y del derecho de
propiedad34. Por otra parte, enfatiza en las tesis de Leroy Beaulien en torno a que el
socialismo de Estado es el más peligroso enemigo de las sociedades modernas, de la
libertad y de toda riqueza social.
En cuanto al socialismo cristiano, parece estar de acuerdo con las recomendaciones
sociales que desde un ángulo visual moral y religioso propone el Papa León XIII.
Sin embargo, deja sentado su desacuerdo con aquellas interpretaciones de oradores
y publicistas que le hacían el juego al “espíritu de desorden y rebeldía”35. Al
colectivismo, por su parte, le considera una expresión intermedia entre el socialismo y
el comunismo, en su modalidad industrial coloca a Carlos Marx, y califica a este ideal
como una forma disfrazada de comunismo que atenta contra el derecho de propiedad
y de libertad, y a su vez desconoce las leyes de la dinámica social y las de la actividad
económica.
Su postura en torno al comunismo queda explicitada en la aseveración siguiente:

“La refutación del comunismo es de sentido común. Basta recogerse un instante en la


intimidad de la conciencia, para comprender que el comunismo no es más que un delirio de
la imaginación. El hombre, instintivamente, aspira a la propiedad y a la libertad” 36

El problema central no está, ni mucho menos, en la no filiación de Montoro a


estos proyectos de emancipación social; tampoco se convierte en una limitante básica

32
Ibidem, p. 128.
33
Cfr. MONTORO, R., “Comunismo, Socialismo, Colectivismo”, Principios de moral e instrucción
cívica, op.cita., pp. 365-371.
34
Ibidem, p. 169.
35
Ibidem, p. 370.
36
Ibidem, pp. 366s.

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n.º 14 (2009): 61-81
Rafael Montoro y la Condición Humana 77

el hecho cierto que representa sus apreciaciones críticas en torno al comunismo, el


socialismo y el colectivismo. Se puede hasta comprender que un hombre como él,
dotado de la ideología política del liberalismo, manifieste una posición teórico-política
antitética a dichos proyectos. El problema central se revela en la marcada pretensión
de restringir, tanto en el nivel discursivo como en el nivel praxeológico (acciones
político-practicas), el carácter trascendente de la política y su dimensión humanista a
los cánones del reformismo liberal.
Dicha pretensión conduce a un reduccionismo cosmovisional en el enfoque de la
política y sus resortes emancipatorios, que en el caso particular del contrapunteo que
establece Montoro con el socialismo, el colectivismo y el comunismo, desemboca
en una visión antropológica y a la vez ahistórica (desconoce los condicionamientos
económicos y políticos) del derecho de propiedad. Para él, “La propiedad es un hecho
instintivo y universal del hombre, no la ha creado artificialmente, ni artificialmente la
puede destruir37.
Otro momento significativo de la meditación del pensador cubano es el que
concierne a su nexo con el saber filosófico. Para Humberto Piñera Llera el citado nexo
comprende los años juveniles de la estancia en España (1868-1878), donde participó
en los debates en el Ateneo de Madrid, colaboró con José del Perojo en la fundación
de la Revista Contemporánea y publicó varios artículos de carácter filosófico en
la Revista Europea (1875-1879)38. Si bien su vocación inicial fue la filosofía en la
etapa en la que predominaba el krausismo en España, no parece coherente plantear
la cuestión desde la perspectiva de una ruptura de Montoro con las problemáticas de
alcance filosófico una vez que llega a la Isla (1878), aunque se reconoce que en sus
reflexiones se produce un desplazamiento hacia temáticas de significación política y
económica.
En este sentido resultan atinadas las apreciaciones de Enrique José Varona y
José María Chacón y Calvo. El primero no deja de reconocer la “abundante savia
filosófica”39 de Montoro; Chacon y Calvo por su parte, considera que “El orador
cubano será siempre fiel a estos tiempos de iniciación, no dejará nunca de tener fe en
la metafísica, a pesar de que le tocó vivir los tiempos más duros del positivismo”40. El
perceptible desplazamiento del discurso hacia preocupaciones políticas y económicas
en modo alguno presupone la no incursión de Montoro en problemáticas de carácter

37
Ibidem, pp. 367-368. La visión marcadamente antropológica de la propiedad que sostiene Montoro
discurre bajo el influjo de las concepciones de Leroy Beaulieu, quien considera a la misma anterior a la
reflexión y la equipara con el lenguaje, la constitución de las sociedades, la conformación de la familia y
de la patria. Para el pensador cubano, la propiedad es un hecho natural revelado desde las primeras edades
agrícolas (forma familiar, tribu, clan), hasta que deviene individual como resultado de un “proceso natural
y necesario”.
38
Cfr. PIÑERA LLERA, H., “Montoro y el hegelianismo”, http: // www.filosofia.org/aut/001/1960hph.htm
39
VARONA, E.J., “Rafael Montoro”, Obras, op.cit., t. 1, p. LXXVIII.
40
CHACÓN Y CALVO, J.M., “Prólogo” a Ideario Autonomista, op.cit., p. 23.

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n.º 14 (2009): 61-81
78 ANTONIO BERMEJO SANTOS

cultural, histórico y ético, donde se advierten basamentos de significación filosófica


que brotan de una amplia y sólida cultura individual41.
Para el pensador cubano, la filosofía es la doctrina de la naturaleza, del hombre y
la historia. No asume en torno al saber filosófico una postura apocalíptica en el sentido
de “Fin de la filosofía”, dado el agotamiento de su valor histórico y su necesaria
disolución en la racionalidad cientificista (las ciencias positivas). Por el contrario,
enfatiza la tesis de que los sistemas perecen pero la filosofía renace, se vigoriza,
resplandece, se hace inmortal entre las cenizas de los sistemas caducos. Por otra parte,
distingue con meridiana claridad, desde una crítica filosófica coherente, la debilidad
creativa del krausismo en cuanto a lo estrictamente filosófico, al que califica de simple
reproducción de la propuesta hegeliana y la significación histórica de la ética krausista
por la que siente un profundo respeto y de alguna manera incorpora en algunos de sus
basamentos a su eticidad personal y la concepción de la política.
No es un objetivo del presente ensayo ahondar en el controvertido tema referido a
la filiación filosófica de Montoro. En este sentido el abanico de posiciones teóricas se
polariza básicamente en dos direcciones: la que sostienen que su filiación es hegeliana
y la que inscribe su legado dentro del positivismo42. En cuanto a dicho asunto, tan
solo destacar lo siguiente: su acercamiento y simpatías por la filosofía hegeliana,
sobre todo, en el periodo que comprende la estancia española (1877-1878), no puede
verse en el rango de filiación duradera y definitiva. Nadie duda de que Hegel fue
para Montoro un referente teórico importante más bien en lo estrictamente filosófico
(asume la dialéctica hegeliana de la negación y los basamentos fundamentales de
dicho método)43; ahora bien, su elaboración discursiva global, que incluye un conjunto
de zonas de la meditación (política, económica, cultural, histórica, ética, etc), no va a
permanecer bajo la envoltura hegeliana, ni en lo problemático ni en lo terminológico.
Por otra parte, la pretensión de “encasillar” a Montoro dentro del hegelianismo
sin acudir a etiquetas, hacer notar la presencia dominante del filosofo alemán en su
itinerario reflexivo, ha conducido en ocasiones a una contraposición de tipo formal
(llámese esquemática y estereotipada) frente a las posturas que sostienen una supuesta
filiación positivista en el orador cubano. Tal es el caso de Humberto Piñera Llera
cuando acota: “Por temperamento y por cierta formación alemana en la filosofía,
especialmente la de Hegel, que conocía perfectamente, la actitud de Montoro fue
contrario a la positivista de Varona”44.
Tampoco puede verse a Montoro como un positivista sin más, aunque debe
reconocerse que dicha corriente de perceptible influencia en la conciencia intelectual

41
Montoro es portador de una abarcadora y sólida cultura filosófica, la cual queda evidenciada en
las citas y menciones que se encuentran en sus textos sobre Platón, Aristóteles, Cicerón, San Agustín,
Santo Tomas de Aquino, Grocio y su escuela, los jurisconsultos españoles, Francisco de Vitoria, Francisco
Suárez y Domingo de Soto hasta llegar a Saviguy, Kant, Fichte, Schelling, Krause, Hegel, sus respectivas
escuelas y derivaciones, Spencer, Varela, José de la luz y Caballero, entre otros.
42
Cfr. DELGADO GONZÁLEZ, I., “El pensador cubano Rafael Montoro (1852-1933) y su presencia
filosófica en España”, op.cita, pp. 225-262.
43
Cfr. MONTORO, R., “Crónica del Ateneo”, Revista Contemporánea, II, I, 5, pp. 121-130.
44
PIÑERA LLERA, H., Humberto. Montoro y el hegelianismo, op.cit.

Revista de Hispanismo Filosófico


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Rafael Montoro y la Condición Humana 79

europea y latinoamericana de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas


del XX constituye otro de los referentes teóricos al que él acude, cuyos basamentos
cosmovisionales y epistemológicos son incorporados desde una postura más bien
crítico-electiva. Los métodos evolutivos y pacíficos desplegados por el pensador
cubano en su discurso y praxis (reconocidos por el mismo Piñera Llera), valorados en
distintos momentos del presente trabajo, no tienen tanto que ver con la herencia de la
dialéctica hegeliana y su naturaleza conflictiva, sino y sobre todo, con el evolucionismo
positivista al estilo de Hebert Spencer. Sanguily y Varona (coetáneos de Montoro)
estarán también bajo esta impronta, las tres propuestas teóricas recibirán el influjo de
un mismo condicionamiento histórico y epistemológico, entre ellos habrá tendido un
importante “puente” de comunicación culta y de reflexión político-cultural, en modo
alguno podrá obviarse el hecho de que pocos como Sanguily y Varona justipreciaron
con puntual coherencia la significación intelectual e histórica del pensamiento y praxis
del orador cubano. Es por ello que resulta cuestionable la citada posición que presenta
a Montoro y Varona como portadores de un discurso con pilares cosmovisionales
antitéticos.
Sin embargo, como se apuntaba con anterioridad, no es el pensador cubano un
positivista sin más. Él mismo reconocía la naturaleza compleja de la composición
discursiva del positivismo cuando señalaba:

“La palabra positivismo expresa la verdad de un modo muy imperfecto todo lo que se quiere.
Aparece con un nombre común de muchas direcciones que tienen, sin duda variadísimos
puntos de contacto, pero que se diferencian también y no poco en muchas cuestiones de
gran trascendencia. Una discusión con el positivismo importa muy poco si no logra poner
de relieve estas diferencias. Así en el problema crítico como en la teoría del mundo, así
en lo que atañe a los límites y a la esfera del conocimiento como tocante a la explicación
sistemática de las cosas del mundo exterior y del espíritu, y muy principalmente a la relación
del mundo con Dios, los diversos grupos de pensadores que se incluyen arbitrariamente tal
vez bajo la enseña común del positivismo representan direcciones diferentes y en muchos
casos encontradas que es necesario distinguir cuidadosamente”45

Tal complejidad de la corriente positivista, enunciada de forma admirable por


Montoro, puede ser utilizada como un argumento válido a favor de la no inclusión
del mismo en una u otra dirección del positivismo. Por otro lado, asumir un reto de
este tipo supondría caer de alguna manera en clasificaciones estériles que bien poco
pueden aportar al objeto teórico del presente ensayo. En este sentido lo verdaderamente
trascendente es notar como el pensador cubano es capaz de potenciar una meditación
humanista y desalienadora, con un marcado optimismo histórico, que rebasa con
creces el problema de su filiación filosófica.
En su noción de progreso, bajo el influjo de la nomenclatura y la cosmovisión
positivista, prevalece un tono de alcance desalienador:

45
MONTORO, R., “Crónica del Ateneo”, op.cit., p. 121.

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80 ANTONIO BERMEJO SANTOS

“De aquí que el progreso, en ultimo término, no sea más que la emancipación gradual y
constante del espíritu, el poder de la razón que se defiende, las conquistas de las ciencias
que se engrandecen, el imperio de la pasión y la ignorancia que se reduce, y, en suma, algo
semejante en el mundo moral a ese conflicto de la luz con la sombra que pone término a la
oscuridad de la noche con la refulgente luz del nuevo día”46

Como se puede apreciar, la citada noción se pone en tensión a propósito de un


ideal emancipatorio donde se conjugan sin el más mínimo asomo de simplificaciones
reduccionistas las distintas determinaciones (espíritu, razón, quehacer de las ciencias,
pasión) afincadas en el “mundo moral”, escenario del conflicto entre el progreso (lo
nuevo que redime al hombre de las miserias y horrores de dicho mundo) y la ignorancia
(lo caduco, el estancamiento, el pobre cultivo de la inteligencia y los valores). Por
supuesto se está en presencia de un enfoque del progreso con ribetes “románticos”
desde el mismo momento en que los instrumentos que activan el cambio progresivo de
la individualidad y del ente social pertenecen básicamente a la esfera espiritual.
Finalmente, cabe señalar que si bien es cierto que Montoro justiprecia las conquistas
de las ciencias dentro de su noción de progreso, no es menos cierto que su visión
no se reduce al componente científico, alejándose así del cientificismo presente en
algunas direcciones del positivismo de su tiempo histórico. En este sentido privilegia
el lugar y papel de lo que él llama ciencias morales y políticas47. De esto ultimo se
deriva una postura espiritualista (en cuanto a que prevalece un enfoque ideologizado
que hiperboliza el rol de los factores espirituales), tendente a ubicar la problemática
emancipatoria imbricada en la vocación de servicio de las ciencias morales y políticas.
La empresa emancipatoria tendría así como instrumento por excelencia al espíritu.
Dicha postura no deja de tener una dimensión filantrópica y desalienadora, aunque
no deja de ser limitada, al situar la piedra angular del asunto en el terreno de las
configuraciones morales y políticas.

4. Consideraciones finales

El legado intelectual de Rafael Montoro ha dado continuidad y a su vez ha


enriquecido la tendencia humanista y desalienadora que ha tipificado en general la
historia del pensamiento en América Latina. A lo largo de sus meditaciones políticas,
económicas, filosóficas, históricas, pedagógicas y éticas, se pudo comprobar la
presencia de vertientes discursivas que tributan con apreciable grado de sistematización
teórica una visión de la condición humana, que pasa necesariamente por la asunción
de un conjunto de posturas en torno a los problemas fundamentales y generales de
dicha condición.
De sus concepciones sobre la libertad, la democracia, la política, la enseñanza y la
instrucción cívica, el saber filosófico, la cuestión social, el progreso y el porvenir, entre
otras problemáticas, brotan los basamentos que sostienen sus reflexiones humanistas

46
MONTORO, R., op.cit., t. 3, p. 125.
47
Cfr. MONTORO, R., “La expansión nacional y los Estados Modernos”, op.cit., pp. 126-127.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 61-81
Rafael Montoro y la Condición Humana 81

y desalienadoras y su marcado optimismo histórico. En su caso, el itinerario reflexivo


va acompañado de una praxis político-práctica y una eticidad personal, lográndose de
esta forma una imbricación orgánica entre pensamiento y acción, que no puede ser
obviada a la hora de calibrar la repercusión histórica e intelectual de las elucubraciones
sobre la condición humana.
En dichas elucubraciones se encuentran los fundamentos explicativos que permiten
situar a Montoro en la tradición que afirma y a la vez enriquece nuestro devenir
cultural y político. Con ello se estará asistiendo, por un lado, a la legitimación desde
una perspectiva crítico-desacralizadora de una amplia y rica ejecutoria intelectual, por
otro, se estará potenciando un ejercicio intelectual de marcada justeza histórica.

Aceptado: 23 de noviembre de 2008


Recibido: 13 de febrero de 2009

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 61-81
La filosofía de Juan Blanco en el
contexto de la tradición socrática
española
The philosophy of Juan Blanco in the context of de
Spanish socratic tradition
FRANCISCO LEÓN FLORIDO
VALENTÍN FERNÁNDEZ POLANCO
Universidad Complutense

Resumen: La referencia del “socratismo” oscila entre unos contenidos doctrinales que
la tradición antigua fijó como propios del llamado “Sócrates histórico” y una “actitud” que
implica tomar a Sócrates como modelo de sabio. Pero también se puede hablar de un “estilo
socrático” que puede caracterizarse más estrictamente por el extraacademicismo y la oralidad.
En la tradición española es característica la figura del intelectual polifacético, contrario a las
rígidas demarcaciones académicas, en quien la reflexión filosófica aparece entremezclada con
la literatura, la historia, el ensayo o la crítica del arte. Sin duda el estereotipo socrático español
contemporáneo es un personaje literario: el Juan de Mairena de Antonio Machado. De origen
sevillano y socrático como Mairena, Juan Blanco (1928 - 2002) es, en cambio, un filósofo real
que ha desarrollado una extensa labor como educador y comentarista de los textos clásicos de
la filosofía. En este artículo tratamos de mostrar el modo en que, en Juan Blanco, el socratismo
se constituye en un método que determina un modo peculiar de filosofar y una interpretación
peculiar de la historia de la filosofía.
Palabras-clave: Socratismo, extraacemicismo, oralidad, literatura, comunidad, diálogo.

Abstract: The reference of the “socratism” oscillates between doctrinal contents that the
old tradition fixed like own of the called “historical Sócrates” and an “attitude” that implies to
take to Sócrates like a model of wisdom. But also it is possible to speak of a “socratic style”
characterized by the antiacademicism and the orality. In the Spanish tradition the figure of the
versatile intellectual is characteristic, in opposition to the rigid academic demarcations, in that
the philosophical reflection appears intermingled with Literature, History, the essay or the critic
of the art. In the Spanish tradition the socratic stereotype contemporary is a literary personage:
Juan de Mairena de Antonio Machado. Sevillian and socratic like Mairena, Juan Blanco (1928 -
2002) is, however, a real philosopher who has developed to an extensive work like educator and
commentator of classic texts. In this article we tried to show the way in which, in Juan Blanco,
the socratism is constituted in a method that determines a philosophical style and a peculiar
interpretation of the history of the philosophy.
Key words: Socratism, extraacademicism, orality, Literature, community, dialogue.

Revista de Hispanismo Filosófico 83 ISSN: 11368071


n.º 14 (2009): 83-100
84 FRANCISCO LEÓN FLORIDO Y VALENTÍN FERNÁNDEZ POLANCO

El estilo socrático: extraacademicismo, agrafía y modestia intelectual

El término “socratismo” suele emplearse, al menos, en dos sentidos diferentes:


por un lado se refiere a unos contenidos doctrinales que la tradición antigua fijó como
propios del llamado “Sócrates histórico” y, de un modo más general, se trataría de una
“actitud” que implica tomar a Sócrates como modelo de sabio más bien que como
autor de ciertas doctrinas filosóficas. Pero lo que denominamos “estilo socrático”
puede caracterizarse más estrictamente por su extraacademicismo y su carácter oral.
Lo que hace singular la ausencia de escritura en Sócrates en relación a los filósofos
presocráticos está en que el ateniense hizo de la agrafía su particular seña de identidad,
y, por ello, probablemente haya que entender el conocido párrafo del Fedro platónico
(274 c-277a) en que se alaba el poder de la palabra hablada frente a la escritura como
una justificación de esa convicción que guiaba a Sócrates. Desde los conocidos estudios
de Ong y Havelock1, entre otros, sabemos que a lo largo de la cultura escrita antigua,
medieval e incluso moderna hay mucho de oralidad, aunque la intención expresa de
evitar la escritura no aparezca después de las escuelas socráticas griegas. Respecto del
extraacademicismo, también sabemos que Sócrates no enseñó en ninguna institución
académica, sino en las calles, los gimnasios o las casas de sus amigos y discípulos,
mientras que sucediendo a los primeros centros creados por Platón y Aristóteles, la
enseñanza institucionalizada se impondrá definitivamente en las escuelas helenísticas
y continuará hasta las universidades del final de la Edad Media, tras un largo paréntesis
en los siglos oscuros del Occidente Latino, compensado por la brillantez de los centros
bizantinos y árabes.
Quizá otra de las señas de identidad más claramente marcadas del socratismo
filosófico sea el reconocimiento casi apriorístico de la ignorancia como condición
específica de la actividad del filósofo. Es cierto que se puede oponer esta modestia
intelectual a la soberbia del dogmatismo, a modo de reproche hacia la actitud de quienes
pretenden haber alcanzado verdades absolutas. Pero históricamente el alejamiento del
dogmatismo ha conducido a menudo a posiciones escépticas, lo que en modo alguno se
puede decir que haya sido el caso en la enseñanza de Sócrates. Antes bien, la modestia
intelectual implícita en el dialogar socrático hace referencia al carácter esencial y
forzosamente tentativo de todo ensayo filosófico, al carácter de búsqueda, de intento,
de excedimiento de los propios límites, y, por tanto, de superación humana que tiene el
esfuerzo filosófico. En él y mediante él, los hombres y mujeres tratan de ir más allá de
sí mismos, de trascenderse en una búsqueda que los fuerza a mirar más allá de su vista,
a elevarse más allá de sus alcances, y, por tanto, a tratar asintóticamente de mejorarse.
En una palabra, el carácter radicalmente tentativo del filosofar socrático nos coloca
en una concepción subjetiva de la filosofía, esto es, en una concepción de la filosofía
sub specie hominum que nos fuerza a reconocer el carácter eminentemente provisional

1
ONG, W.J., Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra, México, F. C. E., 1987; HAVELOCK, E.A.,
Prefacio a Platón, Madrid, Visor, 1994.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 83-100
La filosofía de Juan Blanco en el contexto de la tradición socrática española 85

de todo logro filosófico2. Y nos aboca, además, al ejercicio de la filosofía, esto es,
nos invita a una vida filosófica en la cual la permanente práctica de la búsqueda, la
reflexión y el diálogo nos haga trascendernos a nosotros mismos.
Lejos de ser un rasgo exclusivo del socratismo histórico, la idea de la filosofía
como la actividad de investigar que arroja resultados perennemente provisionales ha
impregnado la columna vertebral de la tradición filosófica occidental, hasta el punto
de que quizá no sea exagerado afirmar que constituye una de las señas de identidad de
la filosofía tout court. Tanto Platón o Aristóteles como Kant han heredado, de uno u
otro modo, esta concepción socrática. En el conocido pasaje de República VII en que
Platón instituye la formación ideal del filósofo, la dialéctica ocupa el lugar culminante
de las distintas enseñanzas que éste debe recibir, tras la aritmética, la geometría plana,
la estereometría, la astronomía y la armonía3. La dialéctica, que el texto platónico
identifica con la actividad de investigar4, corona de este modo la escala del saber,
haciendo patente que el lugar más excelso al que puede aspirar el sabio no está
ocupado por una disciplina particular sino por una actividad, por un ejercicio5: el de
remontarse desde los conocimientos subordinados hasta el ámbito de los principios6.
Se adivina con facilidad, tras esta concepción platónica que eleva el dialogar al rango
de actividad intelectual suprema, la huella del diálogo socrático, y ello en al menos tres
dimensiones: (a) El carácter esencialmente tentativo del diálogo, cuya fuerza radica en
la aspiración humana a superarse o trascenderse. El diálogo viene caracterizado como
esfuerzo humano por alcanzar lo sobre-humano, y de ahí su carácter necesariamente
inconcluso, desiderativo o aspirativo. (b) La convicción de la utilidad y aun de la
necesidad del diálogo para la vida humana: la defensa de la capacidad de la palabra
para penetrar en la racionalidad de lo real y descubrir, o al menos atisbar, el sentido de
la presencia del hombre en la polis y de ésta en el cosmos. (c) La esencia comunitaria
de la actividad dialógica, que no puede edificarse sin la oposición de los contrarios, sin
las preguntas, las objeciones y las respuestas de los participantes, en otras palabras,
sin la articulación poliédrica del lenguaje que permite a los interlocutores singulares
dotarse de un instrumento privilegiado con el que abordar las distintas facetas de

2
En este contexto quizá no sea superfluo enfatizar que cuanto rige para la especie rige, con mayor
rigor aún, para el individuo. El método de la filosofía es el diálogo no por casualidad, sino porque la
contraposición entre los participantes es condición sine qua non del ejercicio filosófico que llamamos
investigar. También en esto fue el de Juan Blanco un ejercicio plenamente socrático.
3
“¿Y no te parece que la dialéctica es el coronamiento supremo de los estudios, y que por encima
de éste no cabe ya colocar correctamente ningún otro...?” 534 e, trad. de C. EGGERS LAN, Madrid, Gredos,
2000, p. 373.
4
Por ejemplo, en 534 b-c, donde se caracteriza la dialéctica como una búsqueda, tan ardua, por otra
parte, que puede compararse con una batalla: “(...) aquel (...) que no pueda atravesar todas las dificultades
como en medio de la batalla, ni aplicarse a esta búsqueda...”, y también en 534 d: “¿(...) les prescribirás que
participen al máximo de la educación que los capacite para preguntar y responder del modo más versado?”;
(ed. cit., p. 372). El hecho de que en varios pasajes se refiera a la dialéctica como a un «método» (así, en
533 b, c y d) parece reforzar esta interpretación.
5
“¿No es esta marcha lo que denominas ‘dialéctica’?” (532 b); “(...) se intenta por la dialéctica llegar
a lo que es en sí cada cosa...” (532 a), ed. cit., p. 369.
6
“(...) el método dialéctico es el único que marcha, cancelando los supuestos, hasta el principio
mismo...” (533 c), ed. cit., p. 371.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 83-100
86 FRANCISCO LEÓN FLORIDO Y VALENTÍN FERNÁNDEZ POLANCO

lo real y a cuyo través se puede adivinar el complejo entramado de la racionalidad


humana.
El leitmotiv socrático que vincula el reconocimiento de la ignorancia con la
necesidad de autotrascenderse en la búsqueda de un saber cuya posesión perfecta
siempre se nos escapa reaparece de manera casi literal en Aristóteles. Las célebres
líneas de Metafísica I, 2, que éste dedica a bosquejar lo que sería la ciencia suprema,
a la que denomina «sabiduría», forjan la caracterización, ya clásica, de la metafísica
como ‘ciencia buscada’, caracterización que recorre y nutre como una savia la totalidad
de los libros que componen la obra. Tras afirmar la importancia del reconocimiento
de la ignorancia7, Aristóteles pasa inmediatamente a la constatación del carácter
desmesurado, inalcanzable, de la posesión del saber antes mencionado, insistiendo
en que su posesión sería un privilegio de la divinidad más que de seres humanos8,
para concluir que, en todo caso, ello no nos exime de la obligación de esforzarnos en
buscarlo, ya que “sería indigno de un hombre no buscar la ciencia que, por sí mismo, le
corresponde”9. El mismo proceso, que hemos constatado en Sócrates y Platón: el saber
supremo, caracterizado como un saber de la totalidad, es algo cuya posesión perfecta
escapa al alcance del hombre. No obstante, como enfatiza el texto aristotélico, el
hecho de que su posesión perfecta (“en grado sumo”) sea un privilegio de la divinidad
abre una escala de grados inferiores que los hombres estamos obligados a tratar
de ascender para no caer en la indignidad de conformarnos con nuestra condición
miserable. Así, la «sabiduría» se constituye para los hombres en una ‘ciencia buscada’,
como enseñaron Sócrates y Platón, esto es, en una ciencia inconclusa, abierta, o, por
mejor decir, en un ejercicio permanente, una actividad indagatoria y un esfuerzo de
abstracción hacia los principios unificadores de la totalidad dispersa de lo real. Desde
muchos puntos de vista podemos considerar la Metafísica de Aristóteles como un
tratado consagrado a delimitar la peculiaridad de esta ciencia frente a las llamadas
ciencias particulares, una lucha por sostener y apuntalar el carácter científico de la
sabiduría no obstante su radical diferencia con las demás ciencias, al aspirar aquélla
a un conocimiento de lo general, esto es, al conocimiento desde la perspectiva de la
totalidad. Este rasgo de ‘ciencia buscada’ ha de interpretarse, por consiguiente, tanto
en el sentido de su carácter trascendental respecto de las demás ciencias, como en el
sentido de su carácter trascendente respecto de nuestras aspiraciones epistémicas, es
decir, también respecto de todas ellas.

7
“Ahora bien, el que se siente perplejo y maravillado reconoce que no sabe...” (982 b 17-18).
Igualmente, más adelante: “(...) si filosofaron por huir de la ignorancia, es obvio que perseguían el
saber por afán de conocimiento...” (982 b 20-21). Trad. de T. CALVO MARTÍNEZ, Madrid, Gredos, 2000,
pp. 64-65.
8
“Por ello cabría considerar con razón que el poseerla no es algo propio del hombre, ya que la
naturaleza humana es esclava en muchos aspectos, de modo que —según dice Simónides— «sólo un dios
tendría tal privilegio»...” (982 b 28-30). Y más adelante: “En efecto, la divina entre las ciencias es o bien
aquella que poseyera la divinidad en grado sumo, o bien aquella que versara sobre lo divino.” (983 a 6-7).
Ed cit., pp. 65-66.
9
982 b 31, ed. cit., p. 65.

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La filosofía de Juan Blanco en el contexto de la tradición socrática española 87

Ambas dimensiones están presentes en la aproximación que hace Kant a este tópico
filosófico10, donde reaparece la idea de que la metafísica (a la que Kant identifica con
la filosofía)11 consiste necesariamente en un ejercicio de autosuperación humana antes
que en la posesión de un conocimiento cierto. En efecto, la metafísica es abordada
por Kant al mismo tiempo desde el punto de vista trascendental, a saber, como la
ciencia sobre las condiciones de posibilidad de la ciencia12 y desde el punto de vista
trascendente, lo que muestra el célebre pasaje de la Crítica de la razón pura en el que
se afirma que no es posible aprender filosofía sino únicamente aprender a filosofar13. Y
no es posible aprender filosofía porque ésta no es, a diferencia del resto de las ciencias,
cognitio ex datis, sino que consiste precisamente en aquello que Aristóteles había
denominado la práctica de los principios: en “ejercitar el talento de la razón siguiendo
sus principios generales”. De ahí que la filosofía se defina como “la mera idea de una
ciencia posible que no está dada en concreto en ningún lugar pero a la que se trata de
aproximarse por diversos caminos”14. La doble perspectiva aristotélica que contempla
la metafísica al mismo tiempo como una ciencia particular (trans-específica) y como
la ciencia universal (trans-genérica) reaparece también aquí, si bien se ha transmutado
en la célebre distinción formal entre los conceptos escolar y cósmico de filosofía.
El primero de ellos, el concepto escolar de filosofía, es definido por Kant como el
concepto de una ciencia particular, y en este sentido como una ciencia más al lado
de las otras, esto es, como una disciplina específica cuyo contenido se busca “como
ciencia, sin otro objetivo que la unidad sistemática de ese saber y, consiguientemente,
que la perfección lógica del conocimiento”15. El concepto cósmico, en cambio, define
la filosofía, más allá de la perfección teórica del conocimiento, como “la ciencia de
la relación de todos los conocimientos con los fines esenciales de la razón humana”16,
identificándose con el arquetipo del filósofo17. Mediante esta distinción, Kant establece
la primacía moral del concepto cósmico de filosofía en la medida en que “se refiere a lo
que necesariamente interesa a todos”18. En efecto, mientras el concepto escolar alude
a una consideración puramente formal que delimita o reserva para la filosofía una

10
Con la particularidad de que en Kant, por tratarse de una filosofía construida desde la subjetividad,
el punto de vista humano se ha convertido en el único punto de vista admisible. El único conocimiento
posible es aquí el conocimiento sub specie hominum, lo que no le impide al sujeto de tal conocimiento
la autoconciencia de su limitación. De ahí que en Kant lo trascendental sea coextenso con lo humano,
mientras lo trascendente adopta un carácter meramente nouménico.
11
“La metafísica (...) es lo único que constituye realmente lo que podemos llamar filosofía en sentido
propio”. Crítica de la razón pura, A850/B878, trad. de P. RIBAS, Madrid, Alfaguara, 1978, p. 658.
12
Como afirma expresamente en A841/B869: “(...) la filosofía de la razón pura es o bien propedéutica
(...) y se llama crítica, o bien el sistema de la razón pura (...) y que se denomina metafísica. Sin embargo,
puede darse también ese nombre a toda filosofía pura, incluida la crítica (...)”. Ed. cit., p. 652.
13
“(...) no es posible aprender filosofía, pues ¿dónde está, quién la posee y en qué podemos
reconocerla? Sólo se puede aprender a filosofar, es decir, a ejercitar el talento de la razón siguiendo sus
principios generales en ciertos ensayos existentes (...)” A838/B866, ed. cit., p. 651.
14
Ibidem.
15
Ibidem.
16
A839/B867, ed. cit., p. 651.
17
Ibidem.
18
A840/B868, nota de Kant, ed. cit., p. 652.

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88 FRANCISCO LEÓN FLORIDO Y VALENTÍN FERNÁNDEZ POLANCO

parcela del saber, el concepto cósmico, por su parte, legisla a priori la subordinación
de todos los conocimientos posibles, es decir, de toda cognitio, a los fines esenciales
de la razón humana, fines que a su vez están igualmente supeditados al fin supremo,
que “no es otro que el destino entero del hombre”19 o “la felicidad universal”20. De ahí
que Kant considere a los científicos como meros “artífices de la razón” y reserve para
el filósofo en el sentido cósmico el atributo de “legislador de la razón” con el título
de “maestro”21.
Como puede verse, reaparece aquí casi literalmente la totalidad de los elementos
del tópico socrático que considera a la filosofía como actividad integral ético-científica.
A tales ingredientes no le falta tampoco, en la lectura kantiana del tópico, el rasgo
que hace de la metafísica una aspiración inacabable, un ejercicio de autosuperación
permanente respecto del que no cabe esperar, en tanto humanos, un término final o un
punto de llegada22.

Juan de Mairena, socrático apócrifo

En buena medida vinculada con la tradición cuyos rasgos generales acabamos de


esbozar, aparece característicamente en el pensamiento español la figura del intelectual
polifacético, contrario a las rígidas demarcaciones académicas, en quien la reflexión
filosófica aparece entremezclada con la literatura, la historia, el ensayo o la crítica del
arte, que encontramos ejemplificada en Menéndez Pelayo, Unamuno, Eugenio D’Ors y,
en cierto modo, también, pese a su labor académica, en Ortega y Gasset. Puede decirse
que este peculiar estilo marca, en no poca medida, la originalidad del pensamiento en
nuestro país dentro del contexto europeo. Pero, para encontrar filósofos que respondan
verdaderamente al estereotipo socrático, definido por el rechazo de la escritura y el
extraacademicismo, hay que remitirse a los personajes ficticios creados por literatos,
como el Juan de Mairena de Antonio Machado, el “Séneca” de José María Pemán o el
Octavio de Romeu de Eugenio D’Ors.
De todos ellos es, sin duda, el Juan de Mairena machadiano el prototipo del
socratismo hispánico. Se trata de un personaje apócrifo, síntesis de una serie de
personajes denominados “complementarios”, por medio de los cuales Machado
exponía sus opiniones filosóficas, políticas, literarias y estéticas, que quedaron
reducidos, finalmente, a Abel Martín y su discípulo Juan de Mairena, y que aparecieron
como tales por vez primera en el Cancionero apócrifo de 1926, iniciando una larga
trayectoria desarrollada a través de colaboraciones periodísticas, sólo concluida en

19
A840/B868, ed. cit., p. 652.
20
A851/B879, ed. cit., p. 658.
21
“El matemático, el naturalista, el lógico (...) son meros artífices de la razón. En el ideal se encuentra
el maestro que los une, que los utiliza como instrumentos para promover los fines de la razón humana.
Sólo a ese maestro deberíamos dar el nombre de filósofo.” A839/B867, ed. cit., pp. 651-652.
22
“(...) se trata de aproximarse por diversos caminos (...) hasta que consigamos, en la medida de lo
concedido a los hombres, que la copia hasta ahora defectuosa sea igual al modelo.” A838/B866, ed. cit., p.
651. Más adelante insiste en que “demostraría gran arrogancia el llamarse a sí mismo filósofo y pretender
igualarse a un prototipo que sólo se halla en la idea.” A839/B867, ed. cit., p. 651.

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La filosofía de Juan Blanco en el contexto de la tradición socrática española 89

los últimos años de la vida del poeta, siendo publicadas como libro en 193623. Aun
tratándose de personajes ficticios, tanto Mairena como su maestro han sido dotados de
datos biográficos precisos. Abel Martín nació en Sevilla en 1840 y murió en Madrid
en 1898. Mairena también es de origen sevillano (1865) y fallecido en Asturias
en 1909. Mairena en un principio aparece como un mero apéndice de su maestro
pero, a diferencia de aquél, no es filósofo profesional, sino profesor de gimnasia que
imparte clases de retórica sin remuneración en una imaginaria Escuela Popular de
Sabiduría Superior, mientras que Martín es un metafísico sistemático, autor de varias
obras escritas24. Mairena practica exclusivamente la enseñanza oral en coloquio a
menudo irónico y ocurrente con sus discípulos25. Por ello, la enseñanza de Mairena
propende a la diversidad, la ausencia de sistema, la utilización del diálogo irónico y la
heterodoxia pedagógica, razón por la cual el discurso apócrifo no alcanza a exponer
un pensamiento coherentemente trabado, aunque las doctrinas filosóficas que se
refieren fragmentariamente son casi siempre precisas y pueden ser justificadas con
los textos originales. Pese a que la enseñanza oral de Mairena se desarrolla en un aula
imaginaria, a diferencia del discurso espontáneo del “Séneca” de Pemán, que se devana
los sesos en la calle o en la taberna, los dos personajes tienen en común su rechazo a la
consideración de filósofos profesionales y se dejan llevar por la dispersión, el humor
y el escepticismo que caracterizan al género coloquial26.
Como dice Antonio Fernández Ferrer,

“Mairena es, en resumen, una especie de Sócrates andaluz y orgullosamente provinciano,


con el tinte indeleble del institucionismo krausista. La benevolencia y la ironía equilibran
su escepticismo y su pasión por lo paradójico, así como su humanismo radical le dota de
un trasfondo ético”27:

23
Para las referencias al personaje machadiano: FERNÁNDEZ FERRER, A., Introducción a Juan de
Mairena I, Madrid, Cátedra, 2003 (5ª edic.), pp. 11-50.
24
Entre las obras que atribuye Machado a su personaje destacan: “Las cinco formas de la objetividad”,
“De lo uno a lo otro”, “Lo universal cualitativo”, “De la esencial heterogeneidad” Cfr. Abel Martín.
Cancionero de Juan de Mairena. Prosas Varias, Buenos Aires, ed. Losada, 1990 (5ª edic.), p. 9.
25
Mairena hace de la agrafía un principio que puede llegar a ser calificado como “ético”: “Yo nunca
os aconsejaré que escribáis nada, porque lo importante es hablar y decir a nuestro vecino lo que sentimos
y pensamos. Escribir, en cambio, es ya la infracción de una norma natural y un pecado contra la naturaleza
de nuestro espíritu. Pero si dais en escritores, sed meros taquígrafos de un pensamiento hablado. Y nunca
os guardéis lo escrito”. (Juan de Mairena, I, p 347).
26
A ello no es ajeno el hecho de que ambos personajes hayan sido dotados por sus autores de un
origen andaluz, lo que justifica Mairena afirmando que su Escuela...” tendría éxito en España, a condición
—claro es— de que hubiese maestros capaces de mantenerla, y muy especialmente en la región andaluza,
donde el hombre no se ha degradado todavía por el culto perverso al trabajo, quiero decir por el afán de
adquirir, a cambio de la fatiga muscular, dinero para comprar placeres y satisfacciones materiales”. (Juan
de Mairena, I, p. 268). En cambio, en Pemán (El “Séneca” y sus puntos de vista. Obras de José María
Pemán, tomo IX, Madrid, Edibesa, 1998) encontramos una valoración menos entusiasta de la propensión
andaluza a la tertulia filosófica: “En la plaza central de cualquier pueblo andaluz —sobre todo hacia la
costa del Sur es fácil ver una larga fila ritual de hombres que toman el sol en los bancos de mampostería,
bajo la sombra mínima de los naranjos de bola. ¿De qué viven esos hombres? El “Séneca” me lo puntualizó
de una vez por todas: “Viven del cuento” (p. 39) (...) al que vive de ese otro gran cuento vago, le queda
tiempo para hablar de la libertad, el progreso, la crisis o el existencialismo” (p. 41).
27
Prólogo a Juan de Mairena, p. 22.

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90 FRANCISCO LEÓN FLORIDO Y VALENTÍN FERNÁNDEZ POLANCO

Se ha especulado en torno a los posibles modelos reales de esta figura literaria.


Se postulan José Álvarez Guerra, bisabuelo del poeta, Adolfo Almazán, profesor de
gimnasia y anfitrión de una tertulia a la que asistió Machado en Baeza, Francisco Giner
de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza o Julián Sanz del Río, que
llegó a ser bautizado como “Sócrates hispánico”, cuya vena apostólica laica fluye bajo
la enseñanza del personaje machadiano. Sin embargo, lo más probable es que tras él se
oculte sencillamente el mismo Machado, que expresaría por medio de las sentencias
de maestro y discípulo sus propias paradojas existenciales ante el desgarramiento entre
su realidad profesional como maestro sin vocación en provincias y su deseo de influir
en la vida intelectual española. En lo que respecta a las influencias doctrinales sobre
Machado hay que encontrarlas tanto en los autores a los que estudió en su juventud (su
maestro Manuel Bartolomé Cossío, Ortega, Morente, Nietzsche o Bergson), como en
los escritores contemporáneos del poeta (Unamuno, D’Ors o Pío Baroja).

El estilo socrático de Juan Blanco

Sevillano y socrático como Mairena, Juan Blanco (Sevilla 1928 - Madrid 2002)
es, en cambio, un filósofo real que ha desarrollado una extensa labor como educador
y comentarista de los textos clásicos de la filosofía. Para esta breve exposición de las
claves de su pensamiento utilizaremos algunos escritos dedicados a su figura y, también,
algunos de los escasos textos del propio Juan Blanco aparecidos en publicaciones
extraacadémicas, habitualmente transcritos al dictado, cediendo a la insistencia de
sus alumnos. Contamos, por tanto, con una muy escasa, aunque significativa, fuente
textual para confirmar la interpretación que haremos de un pensamiento que, por su
carácter oral, se escurre entre los dedos de la memoria.
Podemos dividir los largos años de la enseñanza de Juan Blanco en dos periodos
que se corresponden con las dos etapas de su andadura vital, con las ciudades en que
vivió y con dos estilos pedagógicos distintos. Podríamos hablar, por tanto, de una
etapa sevillana, en los primeros años, caracterizada por la espontaneidad del coloquio
y la lectura pública, y de una segunda fase madrileña, caracterizada por una enseñanza
más sistemática, con la progresiva formación de un importante círculo de alumnos,
que recuerda a la Escuela Popular de Mairena.
En los años en que vivió en su Sevilla natal, Juan Blanco ejerció su magisterio
en el debate y la tertulia, en unos momentos de gran efervescencia social y política.
El que llegaría a ser vicepresidente del gobierno, Alfonso Guerra, fue uno de los
asistentes a aquellas sesiones, y revivía en el prólogo a un reciente libro sobre nuestro
filósofo con las siguientes palabras:

“Cada mañana, a horas no tempranas, Juan Blanco se acomodaba en una mesa arrinconada
en el saloncito de la Granja Viena, un café situado en el barrio chino de Sevilla, en la
Alameda de Hércules. Ante un café comenzaba a dictar unas clases magistrales, poco
académicas, que duraban hasta horas muy avanzadas de la noche. Un grupo de jóvenes
le rodeaba, expectantes, algunos se retiraban a sus ocupaciones, otros se agregaban, unos
volvían más tarde. Y así, día tras día, la conversación con el maestro llegaba a ocupar una
parte importante de nuestra vida.

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n.º 14 (2009): 83-100
La filosofía de Juan Blanco en el contexto de la tradición socrática española 91

Juan Blanco (…) era un verdadero filósofo popular sevillano, un educador de rebeldes (...)
era el maestro a la manera socrática. (…) En sus clases, los clásicos no nos aburrían, él los
desempolvaba y remitía continuamente a la actualidad y a la realidad, con un estilo muy
científico pero también desenfadado, festoneando sus explicaciones con risas e ironía”28.

De la madurez hasta sus últimos días, Juan Blanco continuó su labor en Madrid,
donde llegó a congregar al cabo de los años a un fiel y creciente número de alumnos,
que desde los intereses y formación más diversos acababan por descubrir a un maestro
en filosofía que les reclamaba a su cita semanal. No es nuestra pretensión describir
siquiera sumariamente la pluralidad y la peculiaridad de los diversos niveles de su
enseñanza. Es ésta una labor que queda por hacer. Desde el punto de vista que adoptamos
en este artículo nos interesa poner de manifiesto cómo en Juan Blanco el socratismo se
constituye en un método que determina un modo de filosofar oral y extraacadémico,
que, como expresó admirablemente el profesor y amigo de nuestro filósofo, Roberto
Mesa, no difunde poder y se sitúa más allá de la tarea administrativa:

“Por estas razones y, también, porque le gustaba regalar su inteligencia, Juan [Blanco] se
dedicó, como quien no quiere la cosa, a la enseñanza. Pero la suya era una docencia muy
particular y muy peculiarmente dispensada: sin programas, sin títulos, sin premios y sin
distinciones. Enseñaba el saber por el saber mismo; pero no como un acto gratuito. Para
Juan [Blanco] la liberación estaba en el conocimiento. De todo esto venía el socratismo de
Juan Blanco”29.

Aun cuando las dos etapas en que hemos dividido su recorrido existencial y
pedagógico parecen significar una cierta ruptura, los rasgos que dan continuidad a toda
la trayectoria pedagógica de Juan Blanco son más fuertes que las diferencias que se
aprecian entre una y otra. La oralidad, la diversidad de intereses intelectuales, el gusto
por los clásicos, la vena metafísica o la intención ética recorren un pensamiento que
se fue fraguando con el paso de los años, en la interacción entre los textos clásicos y el
diálogo vivo con las promociones de alumnos que siguieron sus enseñanzas. Al menos
en estos aspectos se puede afirmar que la enseñanza de Juan Blanco fue esencialmente
socrática, especialmente en la medida en que bajo esta caracterización podamos alejar
el socratismo de aquellas imágenes que lo presentan unas veces como una especie de
diletantismo ocioso, otras como un ejercicio incesante de crítica descomprometida y
otras aún como un mero comentario superficial a la novedad diaria, a medio camino
entre la tertulia de café y el periodismo erudito. Ciertamente, varios personajes más
o menos populares han podido merecer el adjetivo de “socráticos” en alguno de estos
sentidos, aunque en el caso de nuestro autor su investigación estuvo dotada de un rigor
intelectual y de una profundidad filosófica paralelos a la dificultad y complejidad del
problema al que se enfrentó, a saber, el de la inteligibilidad de lo real.

28
GUERRA, A., “Prólogo” a LEÓN FLORIDO, F., Ser y sistema. Una aproximación al pensamiento de Juan
Blanco, Madrid, Ediciones la Tarde libros, 2004, p. 10.
29
MESA, R., “Hubo un pájaro blanco”, Homenaje a Juan Blanco, Madrid, 2002, pp. 26-7.

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92 FRANCISCO LEÓN FLORIDO Y VALENTÍN FERNÁNDEZ POLANCO

En este sentido, cualquiera de los muchos alumnos que Juan Blanco reunió en
los numerosos grupos que llegó a dirigir puede acreditar en qué medida cada una de
sus clases, y desde luego el conjunto de todas ellas, constituyó un ejercicio real del
filosofar que hemos descrito al inicio de estas páginas. Una práctica esencialmente
oral y dialógica en la que cada participante se veía inmediatamente enrolado en
la investigación y, por medio de esta última, invitado a realizar ese esfuerzo de
autotrascendencia que hemos caracterizado como inseparable del ejercicio de la
indagación filosófica. Una batalla continua, como en el símil platónico, en la que se
trataba de ir abriéndose paso para intentar aproximarse a un saber siempre distante. Lo
más opuesto que quepa concebir, por tanto, a una forma de entender el conocimiento
que, preservándolo en la más pura asepsia, lo quiera mantener incontaminado de
cualquier contacto con lo que no sea su propia autoproducción30.
Por esa razón es particularmente difícil exponer de un modo estructurado el método
pedagógico de Juan Blanco, pues la adaptación a la idiosincrasia y a los intereses de
sus alumnos fue precisamente una de sus señas de identidad. La caracterización que
haremos habrá de considerarse, por tanto, necesariamente como una mirada particular
sobre un perfil filosófico extremadamente complejo.
La base de su enseñanza que nosotros conocimos la constituyó la lectura y el
comentario de los textos de autores clásicos de todas las épocas de la historia del
pensamiento. Platón, Aristóteles, Duns Escoto, Guillermo de Ockham, Descartes,
Espinosa, Kant, Hume, Husserl y Luhmann, fueron algunos de los autores más leídos,
aunque sin abandonar el impulso interdisciplinar por el que el objeto de atención en
su enseñanza se ampliaba desde las matemáticas a la biología y desde la física a la
economía, pasando por las llamadas “ciencias humanas”. Así, la lectura de los autores
mencionados se acompañaba con la de los textos clásicos en psicología (especialmente
Freud y las distintas escuelas freudianas), en sociología (especialmente Weber y
Luhmann), en lingüística, en antropología, y, sobre todo, en historia (con especial
predilección por los historiadores clásicos greco-latinos)31. En lo que se refiere
estrictamente a la filosofía, podemos hablar de una cierta evolución en el interés
mostrado por uno u otro de estos pensadores, desde el predominio de las lecturas de los
Diálogos platónicos y de las obras de Kant, que caracterizan los primeros años, hasta
la inclinación hacia Aristóteles, Escoto y Ockham de la enseñanza más madura. En
este apartado merece atención el singular papel que tuvo Niklas Luhmann, en quien, a

30
Es en este aspecto en el que puede aproximarse la actividad filosófica de Juan Blanco al ejercicio
cósmico del maestro kantiano, que halla su sentido más profundo en la supeditación de todos los
conocimientos a ese fin moral que exige la autotrascendencia del ser humano en el esfuerzo por aproximarse
a un saber que sólo puede identificarse como “metafísica”, pues, como subraya Kant: “La matemática, la
ciencia de la naturaleza e incluso el conocimiento empírico del hombre poseen un alto valor como medios
conducentes a fines que son, en gran parte, accidentales a la humanidad, pero que, al final, se revelan
necesarios y esenciales, aunque sólo a través de un conocimiento racional extraído de meros conceptos,
conocimiento que, llámese como se quiera, no es en realidad otra cosa que metafísica”. (Cr. R. P., A8510/
B878, ed. cit., p. 658).
31
A lo que hay que añadir la especialísima atención, nada secundaria, que Juan Blanco le prestó en sus
clases a la actividad productiva del hombre tal como se manifiesta en el arte y la técnica, desde la música
a la literatura, desde el cine a la pintura, pasando por la arquitectura o el derecho.

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La filosofía de Juan Blanco en el contexto de la tradición socrática española 93

pesar de que no suele considerarse estrictamente un filósofo en el sentido académico


del término, Juan Blanco creyó encontrar la referencia contemporánea más radical del
formalismo metafísico que se había constituido al final de la edad media. El método
comparativo, entendido en el sentido particular que aclararemos enseguida, estaba
siempre presente en los comentarios a los diversos autores. Por ello, precisamente,
Aristóteles y Luhmann adquirían una importancia muy particular, pues constituían los
dos polos a los que se podían referir las demás doctrinas filosóficas. En un extremo,
en efecto, había que referirse a Aristóteles como creador del léxico metafísico al que
podía reducirse la infinita variedad del vocabulario empleado por las más diversas
corrientes, que resultarían perfectamente ininteligibles sin este trabajo de traducción
universal, incluso en casos como el de la deconstrucción derridiana, que hace gala,
justamente, de su intención de romper cualquier posibilidad de traducción referida al
pasado. En el otro polo se encontraría la teoría del sistema social de Luhmann, que
expresa con meridiana claridad la culminación de las tendencias formalistas que han
trabajado durante siglos en occidente por apartar la naturaleza hacia los márgenes de
la irracionalidad, haciendo de la razón instrumental el contenido exclusivo del espacio
de una realidad caracterizada por la inteligibilidad. Así, según Juan Blanco, cualquier
doctrina filosófica debería leerse en una doble referencia: a) desde Aristóteles para
su comprensión conceptual mínima, sin la cual nos situaríamos en el plano de la
equivocidad; y b) desde Luhmann, por ser quien más claramente expone los resultados
contemporáneos de una metafísica antiaristotélica que comenzó a fraguarse en el
formalismo escolástico y que ha acabado por dar como resultado la noción de sistema
como espacio de una realidad formal perfecta y autoconstitutiva.

Una filosofía construida en el diálogo

Es evidente que una filosofía que se expone casi absolutamente de una manera oral
no puede por menos que reflejarlo en su contenido doctrinal. La oralidad dificulta, si
no impide, la construcción de sistemas dogmáticos, pues la doctrina siempre queda
abierta al devenir temporal en el intercambio de las opiniones en el diálogo y en el
paso de los días y las sesiones del círculo de los participantes en los debates filosóficos.
El contexto vital está siempre presente en el discurrir de la conversación, que no se
encuentra sometida a los rígidos parámetros marcados por una línea metodológica
artificialmente fabricada. Naturalmente, lo que con ello se gana en vitalidad corre el
riesgo de perderse en sistematicidad, pues el contenido de esta clase de pensamiento
puede quedar al albur de los cambios en las circunstancias. Para conjurar este peligro,
en el círculo filosófico de Juan Blanco había siempre, al menos, dos participantes en
la discusión: la colectividad variopinta de sus alumnos —agrupada en función de sus
diferentes intereses—, y los textos de los grandes pensadores —particularmente de
los filósofos clásicos— que eran el contrapunto permanente al que habían de referirse
todas las opiniones y el motivo nuclear de la interpretación filosófica de quien ejercía
como maestro. Son los textos de la gran filosofía, su lectura y su comentario, los que
dan unidad a un pensamiento construido sobre el diálogo que plantea y replantea
continuamente sus temas y sus conclusiones.

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94 FRANCISCO LEÓN FLORIDO Y VALENTÍN FERNÁNDEZ POLANCO

Otro riesgo que corre una filosofía que se crea en el diálogo comunitario es la
maleabilidad inherente a una atención a las circunstancias sociales, que puede
inclinarla fácilmente por la pendiente de la actualidad. Sin entrar aquí más en la
cuestión, lo cierto es que Juan Blanco, partícipe él mismo, como la mayor parte de
sus alumnos, de las ideas progresistas que se fraguaron en las décadas de los sesenta
y setenta en nuestro país, pensaba que no se puede separar una filosofía del contexto
socio-histórico en que se fragua:

“Las doctrinas filosóficas se mueven en un suelo histórico y están contenidas en el soporte


físico de una realidad que las envuelve y justifica; todas las “filosofías” tienen un entorno
social que opera carnalmente sobre ellas, dando cuenta de los porqués de las mismas. Cada
época entresaca de esa realidad histórica, de sus instantes, aquellos elementos que considera
básicos, aislándolos primero y constituyéndolos luego, en principios de conocimiento a
través de los cuales se organiza el orden filosófico”.32

Sin embargo, de un modo complementario, Juan Blanco no dejó de reivindicar


la autonomía del saber filosófico respecto de las circunstancias históricas o sociales.
Así, leemos, en uno de sus artículos dedicado al origen de la filosofía griega, cómo es
justamente esta independencia una de las condiciones de su nacimiento:

“Desde el plano personal, el filósofo griego actúa sintiéndose indiferente, en cierto modo, a
las concepciones meramente locales que tienen del mundo los hombres de las comunidades
en que viven, sin que esto quiera decir que los hechos sociales que se producen en el
territorio físico no le influyan como sujeto histórico, sino, simplemente, que el asunto del
pensar filosófico está en un campo separado adonde no llegan los rumores de la sociedad.
Las preguntas de cómo está constituido el mundo, o de cuál es el primer principio que
lo constituye tienen un carácter general y esa generalidad, ese estar fuera del lugar y del
tiempo es lo que, precisamente, estructura la base del pensar. Poco afecta al pensador la
religión o la política, porque el discurso que compone necesita para su creación del silencio
y la soledad”.33

Estos textos nos hablan de una concepción dialéctica de la filosofía, que se


debate entre dos nociones contrapuestas: a) La philosophia perennis, que pretendería
que, en el fondo, no existe más que una sola línea de desarrollo del saber filosófico
verdadero, que han contribuido a formar los principales autores de la historia, incluso
los que se han presentado como disolventes y destructores de la racionalidad. b)
La filosofía ideológica, que apoya la idea de que un sistema filosófico no es más
que la justificación intelectual de una decisión previa sobre la visión del mundo que
cada autor defiende. Para superar esta disyuntiva Juan Blanco ofrece una particular
interpretación del sentido de la historia de la filosofía, que podemos localizar en la
noción de “lo común”.

32
BLANCO, J., “La filosofía política del Renacimiento y el Barroco”, BIS. Boletín informativo de la
S.L.D.S., nº 5, 1993, p. 15.
33
BLANCO, J., “El nacimiento de la Filosofía y la nueva manera de pensar”, Revista BIT, Madrid, vol.
1988, p. 47.

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La filosofía de Juan Blanco en el contexto de la tradición socrática española 95

La noción de lo común

Aunque ante un pensamiento tan multiforme como el de Juan Blanco se hace difícil
precisar las líneas de fuerza sobre las que se sustenta, podemos decir que es la noción
de “lo común” la que lo vertebra tanto metodológica como conceptualmente. Éste ha
sido un concepto empleado constantemente en sus análisis de los textos filosóficos.
Para exponer sintéticamente esta noción emplearemos tres vías de acceso, que no
han de entenderse como líneas separadas, sino como modos complementarios de
expresar lo que constituye un elemento doctrinal unitario: a) lo común como resultado
del proceso de pedagogía oral característico de nuestro autor; b) como posibilidad
de intertraducción de todas las filosofías en una explicación comprensiva de las
doctrinas filosóficas; c) como elemento central en la concepción griega de la filosofía
y particularmente en el discurso metafísico aristotélico.
Se ha demostrado que la transmisión oral del pensamiento tiene como notas
esenciales el destacado papel de la audición, la memoria, de la comunidad y la
conservación de la tradición34. Por ello, el método consistente en la lectura y el
comentario orales de los textos de los filósofos clásicos propende necesariamente a
una interpretación de los autores que trata de comprender los textos en su sentido
originario y no intenta nuevas y sorprendentes interpretaciones. Y si es cierto que toda
revolución es necesariamente un retorno a los clásicos (para revolucionar es necesario
re-volucionar), se entenderá muy bien la necesidad que cada época tiene de la labor
de conservación del sentido tradicional de las doctrinas filosóficas. Esta forma de
abordar la comprensión de las doctrinas filosóficas coincide con la formulación que
hicieron de la filosofía sus fundadores, los filósofos griegos. En este sentido, la noción
de lo común vehicula el sentido que le dieron a su labor los dos primeros maestros del
pensar racional griego: Sócrates y Platón

“El debate filosófico que levanta Sócrates contra los sofistas se organiza precisamente
porque la visión socrática del mundo está llena de lo común. Su análisis de los términos
le hace ver que la justicia, por ejemplo, no se puede definir como algo nacido del libre
arbitrio de un sujeto individual, porque, de ser así, la justicia sería un término relativo, y por
tanto indefinible. Para que exista una definición es necesario que la justicia —escogemos
el mismo término— constituya una noción ejemplar que sea común para todos los usos
e idéntica siempre a sí misma: Lo común sale de fiador de todos los hombres y garantiza
la igualdad por encima incluso de la libertad. La duda que hacía que el sujeto se separase
de su ámbito natural, que negaba la validez del sentido común, le servía a Sócrates como
punto de partida de su doctrina de la moralidad absoluta, en donde el concepto de bien
ya no depende de los vaivenes que producen los destinos individuales de los sujetos que
componen la polis”35.

34
Cfr. los antes mencionados trabajos de Ong y Havelock. Evidentemente, la utilización de los
actuales medios de registro de la voz ha permitido constituir archivos sonoros que constituyen un material
documental de primer orden que habrá de ser investigado para reconstituir en lo posible el pensamiento de
Juan Blanco.
35
BLANCO, J., “Sócrates y Platón”, op. cit., vol. 1989 p. 80 (los subrayados son nuestros).

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96 FRANCISCO LEÓN FLORIDO Y VALENTÍN FERNÁNDEZ POLANCO

Desde el punto de vista de Juan Blanco lo común es el principio que hace posible
el filosofar porque proporciona el marco social en que es posible pensar lo universal,
aquello a lo que Platón denominó idea, que constituye el material originario del discurso
filosófico. Es Aristóteles quien le da su forma tecnificada a esta forma de discurso
racional, creando una nueva ciencia, la filosofía primera o metafísica y aplicando
el método analógico en la investigación de los diferentes campos de la realidad. La
enseñanza de Juan Blanco fue concentrándose en torno al centro de atracción que
constituía el pensamiento aristotélico, y ello no sólo en el sentido del interés que
se despertó en él por la obra del filósofo griego sino porque lo consideraba el polo
ineludible al que había que referir cualquier otra doctrina o sistema de pensamiento
para su correcta comprensión.
El Aristóteles de Juan Blanco gira en torno a dos ejes básicos: a) la consideración
de la analogía como el método que Aristóteles aplica en todas las investigaciones
particulares; y b) el reconocimiento de una serie de conceptos que articulan las obras
más importantes del Estagirita, precisamente por su carácter de principios a partir
de los cuales pueden establecerse analogías. En otro lugar36 hemos mostrado con
cierto detalle qué interpretación de la filosofía aristotélica se desprende de esta toma
de posición inicial; aquí nos limitaremos a señalar brevemente algunos de sus más
significativos lineamientos. A falta de una autoexposición sistemática y expresa de
la interpretación que sostuvo el propio Juan Blanco sobre la filosofía de Aristóteles
debemos reconstruir el sentido en que aparecía el filósofo griego, tanto en sus
comentarios directos de sus obras como en la explicación del resto de las filosofías, en
las que siempre había una referencia a los conceptos aristotélicos, que suministraban
el vocabulario y la sintaxis que hacían posible su intertraducción.

“Todo lo que se pueda hacer en filosofía está dicho en la forma de pensar de los griegos:
Ahí está puesta la situación de observación original. En filosofía, para que hubiera una cosa
nueva tendrían que emplearse palabras nuevas, y es imposible hacer un tratado de filosofía
sin escribir (...) las palabras que emplearon los griegos. El vocabulario filosófico es el
mismo desde entonces. El arsenal de palabras que construyeron los griegos constituye el
mismo arsenal que existe hoy”37.

El Aristóteles que aparece al trasluz de los comentarios de Juan Blanco está


transido por la analogía, no sólo como doctrina que se expone en determinados textos,
sobre todo de la Metafísica38, sino como un método lógico, podríamos decir, incluso,
como el método metafísico por excelencia, que es usado no sólo en esta disciplina
sino en todos los campos de investigación. De este modo, la lógica, la ética, la física,
la ética, la poética, la retórica o la política aristotélicas han de entenderse desde la
unidad metodológica que les proporciona el lenguaje analógico, por medio del cual
todos estos estudios se sitúan en un nivel metafísico, esto es, en el nivel de la filosofía
primera, lo que descarta una distinción excesivamente esquemática entre la ontología
36
LEÓN FLORIDO, F., op. cit., passim.
37
SERRA, F.L.; SANCHO, L., “Conversaciones con Juan Blanco”, Homenaje a Juan Blanco, pp. 21-24.
38
Cfr. 1070 a30-33., 1003a34 ss., 1003 b22 ss., 1053 b25 ss., De Anima, 402 b1-8, 414 b20 ss., Ética
a Eudemo, 1236 a16-22, b20-26.

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La filosofía de Juan Blanco en el contexto de la tradición socrática española 97

general y las ontologías regionales. Según esta interpretación, para entender una
obra aristotélica sería preciso tener siempre presentes los principios de la metafísica
analógica: (1) la unidad de la materia y la forma o, dicho de otro modo, de la estructura
lógica y el contenido conceptual; (2) el establecimiento de campos de investigación
o topoi, determinados por los objetos reales que pueden ser conocidos mediante los
sentidos y que pueden ser investigados inductivamente usando recursos lingüísticos
vinculados con el discurso más general sobre el ser, cerrando un espacio de conceptos
que son específicos de ese campo de objetos y no de otro; (3) la búsqueda dialéctica
de semejanzas y diferencias entre los objetos investigados en cada topos y entre los
diversos topoi relacionalmente, teniendo siempre presente que la diversidad no puede
ser indefinida y que la unidad no puede ser reductora de un modo absoluto. Es en este
juego dialéctico de establecimiento de semejanzas y diferencias desde la inducción en
la que consiste precisamente el método metafísico que debe guiar cualquier intento
por explicar comprensivamente las diversas obras de Aristóteles.
Partiendo, pues, de estos principios, Juan Blanco resalta una serie de instrumentos
conceptuales en cada campo de investigación que ejercen el papel de polos de atracción
para envolver y dar unidad al resto de los conceptos característicos de cada topos.
Algunos de estos conceptos nucleares son: el phronimos y la epiekeia en la ética, la
construcción silogística por entimemas en la retórica, el sabio dialéctico en la lógica
y la epistemología, la tensión de las esferas celestes por referencia mutua en la física,
lo verosímil (eikos) como noción específicamente poética o el concepto de jerarquía
recíproca en la sociedad política. Mediante estas nociones se trata de preservar lo que
hay de específicamente griego en el pensamiento aristotélico pero, también, de darle
un valor universal que excede con mucho las coordenadas espacio temporales en las
que se construyó.
La obra de Aristóteles se ha considerado tradicionalmente como una gran
enciclopedia del saber antiguo y medieval, tal como le ha sido reconocido con el uso
de apelativos como “El Filósofo” o “El maestro de los que saben”, y en Juan Blanco
resulta ser también una filosofía plenamente acabada en el nivel de la naturaleza y
del ser humano. Esto plantea el problema de que es necesario entender a Aristóteles
desde sus propios principios metafísicos, esto es, utilizando un lenguaje que sea
aristotélico, lo que sólo es posible partiendo de una comprensión de lo que significó
lo griego en lo social, en lo artístico y en lo filosófico. Sólo así el aristotelismo puede
considerarse referente de cualquier otra filosofía, en cuanto que en el núcleo de todas
ellas se encuentran los elementos conceptuales heredados de la exposición aristotélica
sistemática y tecnificada de todo el pensamiento griego anterior y de su creación,
de una nueva forma de discurso racional que proporciona la base unitaria para toda
la serie indefinida de doctrinas filosóficas que llenan la historia del pensamiento en
occidente.

Juan Blanco y André de Muralt

El modo de entender el pensamiento aristotélico que propone Juan Blanco se


sitúa en el entorno del que comparten investigadores como Paul Ricoeur y Hans

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98 FRANCISCO LEÓN FLORIDO Y VALENTÍN FERNÁNDEZ POLANCO

Georg Gadamer, cuyos escritos eran constantemente utilizados en su enseñanza.


Pero, sobre todo, el Aristóteles de Juan Blanco ha de vincularse con la interpretación
del investigador suizo André de Muralt, profesor de filosofía medieval, que ha sido
reconocido en nuestro país por sus estudios sobre la fenomenología husserliana39,
aunque apenas se haya prestado atención a la evolución que ha seguido su trabajo
posterior hasta la aparición de la traducción en nuestro idioma de su importante estudio
sobre las fuentes de la filosofía política moderna40. En su indagación sobre Husserl se
encuentra precisamente el motivo del interés de Muralt en la obra aristotélica cuando,
al indagar sobre los orígenes de la noción fenomenológica de intencionalidad, acaba
enfrentándose a las nociones de intentio tomista y repraesentatio escotista y, finalmente,
a la noética aristotélica41. Juan Blanco, probablemente, creyó encontrar en Muralt un
pensador académico que había fijado por escrito algunas de las grandes claves de la
interpretación de la obra aristotélica que él mismo sugería en sus comentarios: (1) el
uso constante de la analogía tanto metodológica como conceptualmente; (2) su carácter
originario, lo que hace de la filosofía primera aristotélica la primera de las filosofías;
(3) el papel nuclear del aristotelismo cuando se trata de explicar comprensivamente el
resto de las doctrinas y sistemas filosóficos.
Así pues, hablando en general, puede decirse que Juan Blanco y André de Muralt
coinciden en lo fundamental de su interpretación de Aristóteles, a salvo de una
matización que afecta a dos puntos:
(1) Juan Blanco asume plenamente el contexto griego en que se desarrolló el
pensamiento aristotélico, lo que se sintetiza en la noción de “lo común”, entendida
como síntesis conceptual de la aportación griega al pensamiento racional. Muralt,
en cambio, se interesa por el aristotelismo, entendido como una serie de creaciones
filosóficas que se han dado históricamente a partir de la modificación de los principios
aristotélicos por obra de muy diversos autores y corrientes, particularmente durante
el periodo medieval.
(2) Por lo que se refiere a la comprensión de la propia obra de Aristóteles mientras
que Muralt parece no encontrar una dificultad insalvable a la hora de explicar cómo se
incrusta la ontología natural en la ontología teológica42, Juan Blanco manifestó ciertas
dudas sobre la posibilidad de ofrecer una explicación coherente, dentro de la lógica
naturalista aristotélica tal como se ejerce en la mayor parte de sus obras, de algunos de
los denominados “escritos teológicos”.
Al margen de estos dos puntos, encontramos una gran sintonía entre los dos
filósofos en el modo en que abordan la explicación de las diferentes doctrinas, sistemas
y autores de la historia de la filosofía. Un instrumento precioso que suministra una
referencia escrita de la concepción de la historia de la filosofía de Juan Blanco debemos

39
MURALT, A. DE, La idea de la fenomenología. El ejemplarismo husserliano, México, Centro de
Estudios Filosóficos, UNAM, 1963.
40
La estructura de la filosofía política moderna. Sus orígenes medievales en Escoto, Ockham y Suárez,
Madrid, Istmo, 2002.
41
«La causalité aristotélicienne et la structure de pensée scotiste», Dialectica, Vol. 47, nº 2-3, 1993, p.
122.
42
Comment dire l’etre? L’invention du discours métaphysique chez Aristote, París, Vrin, 1985.

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La filosofía de Juan Blanco en el contexto de la tradición socrática española 99

buscarlo en el método propuesto por André de Muralt para sus investigaciones sobre
el sentido de las diversas formas que ha adoptado el pensamiento racional a lo
largo del tiempo. Se trata del denominado método del “análisis de las estructuras
de pensamiento”43. La similitud entre tal método y la práctica escolar que él mismo
desarrollaba posiblemente hizo que Juan Blanco considerara al pensador suizo como
una especie de interlocutor académico, lo que, creemos, nos autoriza a presentar este
método como la más aproximada representación que nos es accesible del modo en
que el propio Juan Blanco comprendió, al menos de manera general, el sentido de la
historia de la filosofía.
El primer supuesto de este método es el de que existen una serie de estructuras en
que se expresa la homogeneidad que existe entre la inteligencia humana y los productos
que de ella han surgido a lo largo de la historia, estructuras que están constituidas
por ciertos elementos originarios que se organizan en determinados órdenes posibles,
lo que hace factible la comparación de cualquier forma de pensamiento compuesta
de tales elementos, por comparación de las estructuras que rigen el orden que se ha
asumido de hecho en tal o cual doctrina. Podría entenderse que este tipo de análisis es
proclive al reduccionismo o al sincretismo, bien por buscar la unidad de las diversas
filosofías en un principio unificador a priori o por acabar reconociendo que la diversidad
doctrinal sólo puede ser reducida al propio análisis comparativo. Para evitar los riesgos
de dogmatismo y la confusión sincrética hay que apelar al carácter aristotélico del
método. El Aristóteles histórico es el creador de un discurso metafísico que expone
las posibilidades y los límites de la inteligencia humana en su labor especulativa, los
cuales quedan imborrablemente fijados, al menos en cuanto naturales y humanos.
De este modo, la estructura de pensamiento aristotélica es principio de comparación
de las demás estructuras que hayan surgido o pudieran surgir, porque todas ellas son
productos de la inteligencia humana, por más variaciones que hayan podido proponerse
hasta hacer extremadamente difícil, a menudo, aprehender tal filiación.44
El Aristóteles de Juan Blanco —como el de André de Muralt— es el autor de la
filosofía adecuada a la inteligencia humana porque es la que plantea y responde a las
preguntas esenciales de la razón y, ante todo a la pregunta por el ser, siendo también el
creador de la filosofía primera que es, al mismo tiempo, primera de las filosofías y, por
tanto, polo de referencia necesario en el análisis de cualquier otra doctrina filosófica.
Indudablemente, el método implícito en la explicación de los autores y doctrinas los
dos filósofos es muy distinto, académico y analítico éste, socrático y dialéctico aquel,
pero la intención que gobierna su labor es, en lo demás, semejante: se trata de exponer
la interconexión entre las diversas formas de pensamiento de todas la épocas, desde
la convicción de que se puede establecer entre ellas una relación de analogía, lo que
permite intertraducir las unas a las otras, por su referencia a un lenguaje común que

43
Para una primera aproximación al concepto muraltiano de ‘estructuras de pensamiento’, cfr.
Néoplatonisme et aristotélisme dans la métaphysique médiévale. Analogie, causalité, participation,
París, Vrin, 1995, así como L’unité de la philosophie politique. De Scot, Occam et Suarez au libéralisme
contemporain, París, Vrin, 2002.
44
Para un intento por aplicar el método de comparación de estructuras al deconstruccionismo de
Jacques Derrida, LEÓN FLORIDO, F., op. cit., pp. 281-298.

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100 FRANCISCO LEÓN FLORIDO Y VALENTÍN FERNÁNDEZ POLANCO

se contiene en el discurso metafísico aristotélico que se constituye, así, en estructura


común del resto de las filosofías.
En este método de exposición del sentido de la historia de la filosofía se adopta
una doble perspectiva: estructural y genética. (1) Desde el punto de vista estructural,
lo cierto es que no se puede encontrar una exposición sistemática de la estructura
aristotélica ni en el Aristóteles histórico ni en los autores que la han elaborado
posteriormente45, pero Muralt cree que la intención y las líneas generales de tal
estructura han sido claramente fijadas en la obra aristotélica y han sido desarrolladas
en la filosofía medieval, particularmente en el tomismo. Desde el punto de vista
genético se puede considerar a Aristóteles, al margen de sus declaraciones polémicas
contra sus precursores, como la síntesis sistemática del pensamiento racional griego
desde su fundación. En el desarrollo histórico las rupturas estructurales respecto de
este tronco común nacen cuando la labor filosófica se centra en el comentario de las
obras de los maestros griegos, dando lugar al nacimiento del neoplatonismo que tiene,
al menos conceptualmente, más de neoaristotelismo que de un nuevo platonismo.
Es el sincretismo neoplatónico el que va a dominar todo el periodo medieval,
desde una inclinación platonizante, que tiene su contrapeso en la recepción del
Aristóteles árabe, hasta el mundo cristiano que da como resultado la constitución del
aristotelismo tomista. Así, a partir del siglo XIII quedan fijadas dos estructuras rivales:
el neoplatonismo platonizante y el aristotelismo greco-cristiano. Sin embargo, poco
después, la obra de Duns Escoto, continuada con mayor radicalidad por Guillermo
de Ockham, señalará el nacimiento de una nueva estructura que va a imponerse
sobre las anteriores y a dominar en lo sucesivo el pensamiento occidental. Se trata
de la estructura formalista y voluntarista, que se funda sobre la distinción formal
ex natura rei y sobre la hipótesis teológica de la potentia Dei absoluta. A partir de
entonces el pensamiento se constituye en realidad primera, en detrimento del mundo
natural y la voluntad se considera libre de cualquier determinación del bien. En esta
interpretación, Descartes o Kant serían fundamentalmente continuadores de la obra
crítica que ya habían iniciado en el mundo escolástico medieval, Escoto y Ockham.
Esto permite reinterpretar a los grandes autores contemporáneos, de Hegel a Husserl y
de Heidegger a Wittgenstein o Luhmann —como propone Juan Blanco— de un modo
nuevo, pues de lo que se trataría es de exponer el modo en que estos autores ejercen
concretamente esa estructura formalista y voluntarista en un juego casi infinito de
variaciones conceptuales. En todo caso, el Aristóteles griego de Juan Blanco o el
greco-cristiano de André de Muralt se presenta siempre como la referencia obligada
de una explicación no equívoca de cualquiera de las doctrinas y sistemas de la historia
de la filosofía.

Recibido: 23 de noviembre
Aceptado: 13 de febrero

45
MURALT, A. DE, “La causalité aristotélicienne et la structure de pensée scotiste”, Dialéctica, vol. 47,
nº 2-3, 1993, p. 123.

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La recepción académica de Michel
Foucault en España: la pregunta
por el saber (1967-1986)
Michel Foucault’s academic reception in Spain: The
question for knowledge
VALENTÍN GALVÁN
Universidad de Cádiz

Resumen: El presente artículo plantea una aportación al conocimiento de la recepción de


Michel Foucault en España. Atendiendo a la división clásica de su pensamiento, dividido en
torno a tres ejes fundamentales, la pregunta por el saber, la pregunta por el poder y la pregunta
por uno mismo, hemos realizado un recorrido histórico-cronológico por la primera etapa,
concerniente a las relaciones con la verdad. En ésta nos aproximamos a las interpretaciones
que desde el campo filosófico y sociológico tuvieron como eje fundamental Las palabras y
las cosas, cuya lectura se vinculó al problema del diálogo entre el humanismo cristiano y el
materialismo marxista.
Palabras clave: Michel Foucault, recepción académica, Las palabras y las cosas,
humanismo cristiano, Eugenio Trías.

Abstract: This article contributes to the knowledge of Michel Foucault’s thought in Spain.
According to the classic division of this thought, divided into three fundamentals points,
the question for knowledge, the question for power and the question for oneself, the history
and chronology of the first stage, related to the relationship with the truth have been looked
through. In this stage we approach the different interpretations which, from a phylosophical and
chronological point of view, were fundamental for Les mots et les choses, whose interpretation
was closely related to the problem between Christian Humanism and materialist Marxism.
Key words: Michel Foucault, academic reception, Les mots et les choses, Christian
Humanism, Eugenio Trías.

E l presente artículo tiene por objeto las interpretaciones de Michel Foucault,


analizando las lecturas y los lectores que acogieron su etapa arqueológica
en el ámbito intelectual académico español. Esta recepción abarca desde
1967, año que en que se publicó el primer artículo sobre su obra hasta 1986, fecha
que justificamos por los homenajes, congresos, conferencias y publicaciones que
se sucedieron tras la muerte de Foucault en 1984. En concreto desde Enfermedad
mental y personalidad hasta la La Arqueología del Saber, haciendo especial hincapié

Revista de Hispanismo Filosófico 101 ISSN: 11368071


n.º 14 (2009): 101-127
102 VALENTÍN GALVÁN

en la recepción de Las palabras y las cosas por las controversias que generó sobre
la muerte del hombre, el concepto de episteme y el ataque de las ciencias humanas.
Asimismo subrayamos la reapropiación de Eugenio Trías en su particular lectura del
proyecto foucaultiano, en el que sustituyó el concepto de episteme por el de estructura
recurrente; haciendo extensiva la problemática estructuralista de la muerte del hombre
al campo de la ética y la antropología.

* * *

La primera referencia bibliográfica a la obra de Michel Foucault la encontramos en


1967, en la publicación académica Convivium1. Se trata de una reseña de Las palabras
y las cosas de Pere Lluis Font2, firmada unos meses después de la edición original de
Les mots et les choses. Une archéologie des siciences humaines3. La recensión es una
muestra del escándalo que produjo la tesis foucaultiana sobre el anuncio de la muerte
del hombre. Valga como anécdota que su autor, dedicado en esos años especialmente
al análisis del hecho religioso, reseñó junto a la obra de Foucault el texto Diálogos con
Pablo VI de Jean Guitton4. Conviene recordar que en los años 80 Lluis Font dirigía, con
J. Ramoneda y J. Calsamiglia, la colección de filosofía de la editorial Laia, próxima
al pensamiento althusseriano. El mismo año de 1967 Revista de Occidente publicó
el texto Las Meninas5, primer capítulo de Las palabras y las cosas, en cuya nota
editorial se anunciaba su inminente publicación en la editorial Siglo XXI. Revista de
Occidente, por cierto, volvió a reeditar el mismo texto en 1984, como homenaje a la
muerte del filósofo6. Por tanto, también en España se leyó antes Las palabras y las

1
Los profesores del Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Autónoma de Barcelona, fundaron en 1956 la revista Convivium con la finalidad de servir e impulsar la
tradición filosófica de esta ciudad y de esta Universidad. Este empeño hay que situarlo en el contexto de
la cultura catalana, donde el grupo mantuvo cierta autonomía atendiendo a las corrientes de pensamiento
europeo. Se publicó en la primera época entre 1956 y 1975, bajo la dirección de J. Bofill, continuada por
M. Siguán y J. Alsina; en su segunda época se publica desde 1990 dependiendo del Departamento de
Filosofía Teorética y Práctica, de la misma Universidad.
2
FONT, P.L., “Michel Foucault: Les mots et les choses” (Reseña), Convivium, nº 24-25, 1967, pp.
161-165. Durante esos años Pere Lluis Font ejerció la docencia en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Posteriormente nos extenderemos en su reseña.
3
FOUCAULT, M., Les mots et les choses. Une archéologie des sciences humaines, París, Gallimard,
1966. En castellano, Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, Méjico, Siglo
XXI, 1968 (Traducción de Elsa Cecilia Frost).
4
FONT, P.L., “Jean Guitton: Diálogos con Pablo VI”, (Reseña), Convivium, nº 24-25, 1967, pp. 165-
169.
5
FOUCAULT, M., “Las Meninas” (primer capítulo de Las palabras y las cosas), Revista de Occidente,
Año V, 2ª época, nº 52, Julio, 1967, pp. 34-52. José Ortega y Gasset fundó en 1923 la publicación Revista
de Occidente, portavoz de su pensamiento y de su grupo. En 1963 se reedita en su 2ª época, dirigida por
J. Ortega Spottorno que recuperó la primitiva línea liberal orteguiana, enriquecida con la actualidad del
pensamiento contemporáneo. Tras una época de ocultación volvió a reaparecer en 1980, gracias al interés
de su hija Soledad Ortega, con una periodicidad bimensual y con algunos números monográficos.
6
Cfr. Revista de Occidente, nº 41, Octubre, 1984, pp. 151-167. Ni en la publicación de 1967 ni en
ésta consta la autoría de la traducción, si bien constatamos que es la realizada —para la editorial Siglo
XXI— por Elsa Cecilia Frost.

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La recepción académica de Michel Foucault en España: la pregunta por el saber (1967-1986) 103

cosas, que supuso un éxito editorial, que la silenciada Historia de la locura. Mientras
que la primera obra se tradujo al castellano en 1968, la Historia de la locura con los
textos incorporados de la editorial Gallimard no se publicó hasta 19767.
Independientemente de las contribuciones anteriores, Eugenio Trías introdujo el
pensamiento de Michel Foucault en España. En principio escribió un breve artículo,
“El loco tiene la palabra”8, que tres meses más tarde amplió con el preciso título de
“Presentación de la obra de Michel Foucault”: “¿cómo podremos presentar la <obra>
de ese joven profesor de La Sorbona, de apenas 42 años, que se halla actualmente
en plena <maduración> y autoesclarecimiento de su problemática? ¿No será una
anticipación ociosa la nuestra: la de pretender esclarecer una obra que está aún a
tiempo de esclarecerse a sí misma?”9 En los dos primeros ensayos de Eugenio Trías,
La Filosofía y su sombra y en Filosofía y Carnaval, podemos apreciar la influencia
de Foucault, entre otros autores como Freud, Nietzsche y Hegel, con la particularidad
de tomarlos como punto de partida para sus intereses filosóficos. Durante la 2ª mitad
del siglo XIX y la 1ª mitad del siglo XX se produjo en las ciencias humanas una
fragmentación de la imagen que el hombre se hizo de sí mismo a través de los diferentes
saberes. En estas coordenadas, durante la década de los años sesenta, Marx, Nietzsche
y Freud influyeron de manera decisiva en la irrupción del movimiento estructuralista,
sobre todo en el área cultural francesa10.
El estructuralismo no asumió un sistema doctrinal propio, aunque se apropió de
dos tesis que supusieron un denominador ideológico común: el cientificismo y el
antihumanismo. El primero se desarrolló con las pretensiones de Lévi-Strauss de dotar
a las ciencias humanas de un verdadero estatuto científico, y con las aportaciones de
Althusser y Lacan que releyeron científicamente a Marx y Freud. Por su parte Foucault
realizó el proyecto genealógico nietzscheano a través de una arqueología del saber,
bajo las influencias perceptibles del impacto de la lingüística estructural, la inspiración
existencialista de Heidegger y Nietzsche, y más secundariamente de Freud11. Como
consecuencia del postulado cientificista se confirmó la repulsa del humanismo en la
concepción del hombre: por ejemplo Lévi-Strauss habló de la disolución del hombre,
cosa entre cosas, y de la cultura en la naturaleza; Foucault exhibió la muerte del
hombre como producto de una episteme, concepto tan repetido que llevó a algunos a

7
Existen tres ediciones de la obra Folie et Déraison. Histoire de la folie à l’âge classique, París, Plon,
1961. Ésta fue reimpresa en: a) 1964, Union Générale d’Editions, versión abreviada; b) 1972, Gallimard,
versión original. En esta edición se suprimen los dos primeros términos del título original, y aparece
con tres trabajos nuevos: un Prefacio y dos Apéndices: “La folie, l’absence d’oeuvre” y “Mon corps, ce
papier, ce feu”; y c) 1978, de nuevo en Gallimard, sin los apéndices anteriores. En castellano, Historia de
la locura en la época clásica, Méjico, Fondo de Cultura Económica, 1967, a partir de la edición de Plon.
Con los textos incorporados en Gallimard (1972) en la 2ª edición de FCE, 1976. (Traducción de Juan José
Utrilla).
8
TRÍAS, E., “El loco tiene la palabra”, Destino, nº 1628, 14 de Diciembre, 1968, p. 66.
9
TRÍAS, E., “Presentación de la obra de Michel Foucault”, Convivium, nº 30, Febrero, 1969, pp. 55-
68, p. 55.
10
Sobre la teoría estructuralista véase DOSSE, F., Historia del estructuralismo, Madrid, Akal, 2004, 2
volúmenes. (Traducción de Mª del Mar Llinares).
11
TRÍAS, E., “Estructuralismo” en, QUINTANILLA, M.A. (compilador), Diccionario de Filosofía Con-
temporánea, Salamanca, Sígueme, 1976, pp. 136-145.

Revista de Hispanismo Filosófico


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104 VALENTÍN GALVÁN

considerarlo estructuralista de un modo forzado; o en el caso de Lacan cuando definió


al hombre como malla suelta en el discurso del otro, que debía de investigarse en la
topología estructural de significantes12.
Con estos antecedentes, iniciamos la recepción académica del pensamiento
foucaultiano atendiendo a la cronología de sus obras. El filósofo francés mostró poca
satisfacción por su primera obra, Enfermedad mental y personalidad13, pues en la tercera
edición de 1962 cambió su título por Enfermedad mental y psicología14, introduciendo
profundas modificaciones en la segunda parte. Aun con estas matizaciones, no se
estableció que fuese una edición revisada: “ni siquiera esta modificación bastó para
salvar este texto a los ojos de su autor —hoy, en cualquiera de sus dos versiones ha
desaparecido de la circulación— y, al parecer, está vetada por el autor su reedición”15.
La omisión de esta obra la realizó inmediatamente después de la publicación de Las
palabras y las cosas: “Tal es, aproximadamente, la problemática de Historia de la
locura, El nacimiento de la clínica y Las palabras y las cosas. Ninguno de estos textos
es autónomo, ni se basa a sí mismo; se apoyan unos en otros, en la medida en que se
trata, en cada caso, de la exploración muy parcial de una región muy limitada. Deben
ser leídos como un conjunto, apenas esbozado, de experimentaciones descriptivas”16.
El olvido de Michel Foucault, tanto de Enfermedad mental y personalidad como
de Enfermedad mental y psicología, se debió al tratamiento de la locura, puesto que en
ambas obras se reconocía la naturaleza específica de la enfermedad mental, enfermedad
del hombre en su relación con el mundo y la realidad social, cuyo objeto de estudio
recaía sobre la psicología. Por el contrario, en Historia de la locura el problema era
precisamente la psicología, en tanto que la enfermedad mental pasó a ser una forma
relativa de la razón, y por tanto fruto de una construcción histórica artificial. En esta
obra ya no pretendió definir la locura, sino estudiar a partir de qué prácticas y de qué
procedimientos se constituyó, preguntándose más bien por la historia política de su
verdad17. En consecuencia la opera prima de Foucault fue ajena a sus investigaciones

12
RUBIO CARRACEDO, J., “Estructuralismo histórico-cultural: Michel Foucault” en, ¿Qué es el hombre?
El desafío estructuralista, Madrid, Ricardo Aguilera, 1971, pp. 141-143. José Rubio Carracedo, en la
década de los años 70, ejerció la docencia como Profesor de Antropología en el Instituto Teológico
Agustiniano de Valladolid. En la actualidad es Catedrático de Ética y Filosofía Política de la Universidad
de Málaga y Vocal de la Asociación Andaluza de Filosofía en Málaga (A. A. F.).
13
FOUCAULT, M., Maladie mental et personnalité, París, Presses Universitaires de France (PUF), 1954.
En castellano, Enfermedad mental y personalidad, Buenos Aires, Paidós, 1961. (Traducción de Emma
Kestelboim).
14
FOUCAULT, M., Maladie mental et phichologie, París, Presses Universitaires de France (PUF), 1962.
(Reimpresa en 1966).
15
MOREY, M., “La pregunta por el saber”, Lectura de Foucault, Madrid, Taurus, 1983, pp. 15-36, p.
25. Para una reseña de esta obra véase, MAÍZ, R., “¿Una tan funesta epistemología?”, El País, Domingo, 4
de Marzo, 1984, Libros, p. V.
16
FOUCAULT, M., “El campo de los acontecimientos discursivos” en, VV. AA., Análisis de Michel
Foucault, Buenos Aires, Editorial Tiempo Moderno, 1970, pp. 227-240, pp. 237-238. También véase
FOUCAULT, M., “Repuesta al Círculo de Epistemología”, VV. AA., Ibid., pp. 221-270.
17
SERRANO GONZÁLEZ, A.B., “Una historia política de la verdad” en, Herculine Barbin llamada Alexina
B., Madrid, Editorial Revolución, 1985, pp. 159-181. (Prólogo de Michel Foucault). En la actualidad,
Antonio Bartolomé Serrano González es Profesor Titular de Filosofía del Derecho de la Universidad
Autónoma de Barcelona.

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La recepción académica de Michel Foucault en España: la pregunta por el saber (1967-1986) 105

posteriores: “Enfermedad mental y personalidad se sitúa en una posición más o menos


<antipsiquiátrica>, desde donde está en condiciones de afirmar unas causas reales y
concretas de la enfermedad mental (...) Difícilmente se volverá a encontrar una lectura
de Foucault en clave tan dialéctica, y se entiende ahora perfectamente la razón por la
que el autor renegó posteriormente de esta obra”18.
Sin embargo, la interpretación de Eugenio Trías fue muy diferente. No podemos
eludir que su presentación abarcó hasta el Foucault de Las palabras y las cosas, y
que nadie sospechaba del giro posterior de su filosofía. Distinguió dos dominios de
investigación en el proyecto foucaultiano: el de la arqueología que confrontaba la
Historia de la locura, el Nacimiento de la clínica y Las palabras y las cosas, y un
segundo dominio basado en la concepción de la sinrazón, que nos conducía a las
últimas páginas de Historia de la locura, a la obra sobre Raymond Roussel y a algunas
páginas de Las palabras y las cosas. Ya hemos anotado que la traducción completa
en castellano de la Historia de la locura no se publicó hasta 1976, con tres nuevos
trabajos: las memorables páginas del Prefacio y los apéndices, “La locura, la ausencia
de obra”19 y “Mi cuerpo, ese papel, ese fuego”20. Según Trías, para comprender el
propósito teórico de Foucault había que enlazar el último capítulo de Enfermedad
mental y personalidad con el Prefacio de la Historia de la locura, donde esbozó un
programa que intentó aplicar en textos posteriores. En particular, su punto de partida
freudiano pretendía separar lo inconsciente que subyace en el saber, intento que se
cruzó con el proyecto estructuralista, corroborando las influencias de Lévi-Strauss,
Lacan y Dumézil21. La Historia de la locura se inspiró en el modelo freudiano porque
examinó el origen mismo de los mecanismos descubiertos en el inconsciente de un
individuo occidental informado, no desde el dominio de una antropología general
como hizo Freud, sino desde una situación antropológica anterior y diferente. Se
trataba de analizar, dentro de nuestra cultura occidental, las condiciones de posibilidad
de una serie de premisas que el psicoanálisis supuso como algo dado. Por ejemplo,
la separación entre vida onírica y vida despierta, la división y olvido entre vida
infantil y vida madura, o la constitución misma de un alienado mental basado en la
estructura inclusión/exclusión. De esta manera Foucault posibilitó la constitución de
una psicología de las enfermedades mentales que pretendió ser empírica, objetiva y
positiva, y que le llevó a formular la siguiente hipótesis: si la intención era producir
la escisión incluido-excluido en todos los dominios de la cultura de Occidente,

18
SERRANO GONZÁLEZ, A.B., “La obra de Michel Foucault: una historia de la verdad” en, Michel
Foucault. Sujeto, derecho, poder, Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 1986, pp. 7-29, pp. 9-10.
19
FOUCAULT, M., “La folie, l’absence d’oeuvre”, La Table Ronde, nº 196, Mayo, 1964, pp. 11-21
Posteriormente apéndice de, Histoire de la folie à l’âge classique, op. cit., pp. 575-582. En catalán, “La
follia, la absència d’obra” en, CASANOVAS I ROMEU, P., L’ordre del discurs i altres escrits, Barcelona, Laia,
1982, pp. 35-50. (Edició a cura de Josep Ramoneda).
20
FOUCAULT, M., “Mons corps, ce papier, ce feu”, Paideia, nº 11, Febrero, 1972. (Polémica con Jacques
Derrida). Reeditado como apéndice en Histoire de la folie à l’âge classique, op. cit., pp. 583-603.
21
TRÍAS, E., “Presentación de la obra de Michel Foucault”, Convivium, nº 30, Febrero, 1969, pp.
55-68. Véase, “El loco tiene la palabra” en, Filosofía y Carnaval, Barcelona, Anagrama, 1970, pp. 11-
31. Posteriormente Eugenio Trías añadió algunos textos complementarios a la edición original, véase
Filosofía y Carnaval y otros textos afines, Barcelona, Anagrama, 1971. (3ª edición, ampliada, 1984).

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consecuentemente “¿no será la <estructura inclusión/exclusión> la estructura global


que informa a la cultura occidental, que se halla en su base y que explica tanto su
historia como sus producciones genuinas?”22
En efecto, el autor de Historia de la locura investigó el origen y las modificaciones
del contenido de la estructura alienación-normalidad. El resultado fue la definición
de dos modalidades de anormalidad: la sinrazón de los insensatos de los siglos XVII-
XVIII y la alienación mental. Respecto a la primera anormalidad explicó por qué
la locura no se constituyó como objeto de un saber pretendidamente positivo, ni en
el Renacimiento ni en la Edad Clásica (siglos XVII y XVIII), debido al valor en
sí que poseía la locura; mientras que la alienación mental se produjo a partir de la
liberación de los internados, contemporánea a la Revolución francesa, momento en
el que el moderno loco fue recluido en los muros del asilo. Esta última circunstancia
facilitó las condiciones del surgimiento de la Psiquiatría como disciplina científica,
con la finalidad de que la alienación mental quedase perfectamente demarcada y
diseñada en el seno de una formación cultural determinada23. Ya Roland Barthes, en
el primer ensayo publicado en nuestro país sobre la Historia de la locura, advirtió que
el problema central de esta obra consistía en la relación existente entre el saber y el
poder24.
El filósofo de Poitiers desenmascaró el discurso engañoso de la psiquiatría en su
particular monólogo de la razón sobre la locura. Desprovista de lenguaje desde finales
del Renacimiento, recuperó la palabra con el psicoanálisis para convertirse en una nueva
astucia de la razón, ya que previamente la cultura occidental había sido escindida en
dos sectores incomunicables, la razón y la sinrazón, lo que implicó un único discurso
posible para hablar de la locura, el de los presuntos cuerdos25. Una vez provisto de
lenguaje, “el loco tomó la palabra” como lo demostró la obra crítica de Nietzsche,
Artaud, Sade o el último Goya, en la que se revelaba lo artificial de los valores, normas
y convenciones de la cultura occidental: “ese ser excluido y llamado a la reclusión,
ese mero <objeto> del psiquiatra comienza a hablar, a expresarse y a inquietarnos
con un mensaje insólito. Y lo que es más peligroso: ese mensaje comienza a ser oído,
entendido y digerido”26. Eugenio Trías subrayó el carácter “intermediario y sacerdotal”
entre esos dos mundos separados, el de la razón y el de la locura, en tanto que las obras
de locura de esos insignes locos permitieron mostrar la otra cara de los valores de

22
TRÍAS, E., “La filosofía sin el hombre” en, La filosofía y su sombra, Barcelona, Seix Barral, 1968,
pp. 107-180, p. 103. (2ª edición corregida y revisada, 1983).
23
TRÍAS, E., “El loco tiene la palabra”, Destino, nº 1628, 14 de Diciembre, 1968, p. 66. Publicado como
una parte de “Presentación de la obra de Michel Foucault” en, Convivium (1969), y como un apartado de
Filosofía y Carnaval, op. cit., pp. 11-31. Reeditado en Filosofía y Carnaval y otros textos afines, op. cit.,
pp. 17-37.
24
BARTHES, R., “Por ambas partes”, Ensayos críticos, Barcelona, Seix Barral, 1967, pp. 201-210.
(Traducción de Carlos Pujol).
25
TRÍAS, E., “El retorno de las sombras” en, Filosofía y Carnaval, op. cit., pp. 56-60.
26
TRÍAS, E., “El loco tiene la palabra”, Ibid., pp. 11-31, p. 27.

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La recepción académica de Michel Foucault en España: la pregunta por el saber (1967-1986) 107

Occidente, su reverso de sombra, su grado cero27. Desde el punto de vista académico,


Michel Foucault presentó la Historia de la locura en la época clásica como Tesis de
Doctorado de Estado en la Sorbona parisina, acompañada de una tesis complementaria
que consistió en la traducción y notas del ensayo kantiano Antropología desde el punto
de vista pragmático28. Este trabajo hizo aún más inexplicable su omisión respecto a la
obra de Kant, en especial su contribución en la historia de la constitución de la locura
que sirvió de puente entre Descartes y Nietzsche. Miguel Morey se sorprendió de este
olvido, destacando la clasificación kantiana de conceptos psiquiátricos, y su rechazo
de la medicina en el tratamiento y medicalización de la locura29.
Lo que en principio fue un artículo sobre el estilo de prosa de Raymond Roussel,
se convirtió —debido a su extensión— en un libro30. El filósofo francés admiró a este
escritor, al que más tarde contemplaron pasmados miembros del grupo surrealista
como André Breton, Roger Vitrac y Michel Leiris, entre otros. En el mismo año de
1963 publicó El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la mirada médica31,
centrada en la enfermedad y en el poder médico que surgió aproximadamente entre
1794 y 1820. Esta obra “(...) trata del espacio, del lenguaje y de la muerte; trata de la
mirada médica”32, a partir de tres cesuras que configuraron tres formas de medicina:
la que clasifica las enfermedades en especies, la de los síntomas y la anatómico-
clínica del siglo XIX. Julia Varela y Fernando Álvarez-Uría analizaron la génesis de
las condiciones sociales que hicieron posible la formación de los códigos médico-
psicológicos, con el fin de delimitar sus funciones sociales en la actualidad. En sus
orígenes el hospital fue una institución religiosa destinada a la asistencia de mendigos
e indeseables, para convertirse más tarde en un lugar de curación donde la clase
médica, heredera del poder que antaño tuvieron las órdenes religiosas, ejerció su poder

27
La mención a la hipótesis del “grado cero de locura”, presente en el Prefacio de la primera edición
francesa, desapareció en ediciones posteriores. Esta hipótesis le mereció la crítica de “naturalismo” y
el calificativo -por parte de Bernard-Henry Lévy- de demasiado marxista al identificar el naturalismo
político con el marxismo. Véase MOREY, M.; SARRET, J., “De nuevo la filosofía” (Entrevista con B. H.
Lévy), El Viejo Topo, nº 16, Enero, 1978, pp. 25-29. Sobre esta problemática véase, FOUCAULT, M., “No al
sexo rey” (Entrevista por Bernard-Henry Lévy), Triunfo, nº 752, 25 de Junio, 1977, pp. 46-51. También
en, MOREY, M., (ed.), Sexo, Poder, Verdad. Conversaciones con Michel Foucault, Barcelona, Cuadernos
Materiales, 1978, pp. 239-260.
28
La tesis complementaria “La antropología de Kant” consistió en la traducción y notas de
Anthropologie in pragmatischer Hinsicht de E. Kant. Son dos volúmenes dactilografiados (París, Sorbona),
el segundo de los cuales consta de un pequeño prólogo de Foucault publicado con el título, Anthropologie
du point de vue pragmatique, París, Lib. Philosophique J. Vrin, 1964, (Reimpreso en 1970).
29
MOREY, M., “El solar y la grieta” en, Lectura de Foucault, op. cit., pp. 37-75.
30
FOUCAULT, M., Raymond Roussel, París, Gallimard, 1963. En castellano, Raymond Roussel, Buenos
Aires, Siglo XXI, 1973. (Traducción de Patricio Canto). Véase, “Archeology of a pasión”, postfacio a la
traducción inglesa de Raymond Roussel, (“Una entrevista a Michel Foucault” de Charles Ruas (1983)
en, Magazine Littéraire, nº 221, 7/8, 1985. Más tarde publicada “An interview with Michel Foucault” en,
Postcript, 1986). También véase SALA-SANAHUJA, J., “Raymond Roussel, explorador del límite”, El Viejo
Topo, nº 19, Abril, 1978, pp. 56-57.
31
FOUCAULT, M., Naissance de la clinique. Une archéologie du regard medical, París, Presses
Universitaires de France (P.U.F.), 1963. En castellano, El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la
mirada médica, Méjico, Siglo XXI, 1966. (Traducción de Francisca Perujo).
32
FOUCAULT, M., “Prefacio”, Ibid., pp. 1-15, p. 1.

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basado en la disciplina y en la jerarquía del modelo conventual. La medicina, desde


finales del siglo XVIII y en connivencia con el nuevo Estado burgués, desarrolló la
categoría de hombre enfermo o patológico frente a la de hombre saludable o normal.
Al mismo tiempo creó la ficción médica de erradicar la enfermedad y popularizó la
creencia general de que el trabajo era sinónimo de salud. Este control político-médico
impuso la norma a través de la medicalización: desde la natalidad hasta la muerte
pulmonar o individual, tan arraigada en la burguesía; desde el cuidado de la infancia
a las exigencias de la familia conyugal. La Iglesia atendió de nuevo la beneficencia
de los miserables porque éstos fueron abandonados por el poder médico-burgués,
que extendió su intervención no sólo en los hospitales sino también en la asistencia
domiciliaria, y en las campañas de prevención e higiene pública33.
Con la publicación de Para leer <El Capital>34 de Althusser, los Escritos35 de
Lacan y Las palabras y las cosas se generó una gran polémica, sobre todo en el círculo
próximo al marxismo. La teoría marxista identificó el estructuralismo como una
ideología reaccionaria y antidialéctica, incapaz de servir de análisis de las sociedades
contemporáneas, y además enfrentado con el modelo del materialismo histórico. La
lucha contra el estructuralismo la sostuvo un grupo de intelectuales, entre otros J.-P.
Sartre, H. Lefébvre, R. Garaudy y P. Vilar, que desde distintos ámbitos pretendieron
impulsar un diálogo entre el marxismo y otras disciplinas y corrientes, como el
psicoanálisis, los Annales, el existencialismo e incluso la filosofía nietzscheana36.
En su día fueron muy conocidas las declaraciones de Jean-Paul Sartre: “el éxito
del libro de Foucault [se refiere a Las palabras y las cosas] prueba que se lo esperaba.
Ahora bien, un pensamiento verdaderamente original nunca es esperado (...) Foucault
ofrece a la gente algo de lo que tenían necesidad: una síntesis ecléctica donde Robbe-
Grillet, el estructuralismo, la lingüística, Tel Quel, Lacan, son utilizados sucesivamente
para demostrar la imposibilidad de una reflexión histórica”37. Parece evidente que las
alusiones de Sartre al éxito de Foucault no fueron un buen signo para quien pensaba
que con la obra foucaultiana “se trató de construir una nueva ideología, la última

33
ÁLVAREZ URÍA, F.; VARELA, J., “Salud sin límites” en, Las redes de la psicología. Análisis sociológico
de los códigos médico-psicológicos, Madrid, Libertarias/Prodhufi, 1986, pp. 157-174, (2ª edición ampliada
y revisada, 1994). También véase ÁLVAREZ URÍA, F., Miserables y locos. Medicina mental y orden social en
la España del siglo XIX, Barcelona, Tusquets, 1983; SERRANO GONZÁLEZ, A.B., “Una historia política de la
verdad”, Herculine Barbin, llamada Alexina B. presentado por M. Foucault, op. cit., pp. 159-181.
34
ALTHUSSER, L., Lire le Capital, París, Maspero, 1965. En la segunda edición se excluyeron las
contribuciones de Rancière, Macherey y Establet. La edición en castellano se realizó a partir de la segunda
edición de 1968. Véase, Para leer <El Capital>, Madrid, Siglo XXI, 1969.
35
LACAN, J., Écrits, París, Seuil, 1966. En castellano, Escritos, Méjico, Siglo XXI (2 vols.), 1984.
36
RUBIO CARRACEDO, J., “El estructuralismo como anti-humanismo teórico” en, VVAA., El
neopositivismo, el estructuralismo y la psicología profunda: su carácter reduccionista en relación con el
materialismo, Madrid, Centro de Estudios Sociales del Valle de los Caídos, 1978, pp. 57-98. El Centro de
Estudios del Valle de los Caídos, regido por los Benedictinos, publicó Revista de Estudios Sociales. Del
mismo autor véase, “Introducción: La crisis del Humanismo”, Positivismo, Hermenéutica y Teoría crítica
en las ciencias sociales, Barcelona, Humanitas, 1984, pp. 163-209.
37
SARTRE, J. P., “¿Sartre ha sido superado?”, VVAA, Claves del estructuralismo, Buenos Aires,
Ediciones Calden, 1969, pp. 61-82, p. 61. Texto original, SARTRE, J-P, “Jean-Paul Sartre répond”, L’arc, nº
30, 1966, pp. 87-88.

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La recepción académica de Michel Foucault en España: la pregunta por el saber (1967-1986) 109

barricada que la burguesía podía levantar contra Marx”38. Quizás el ataque de Sartre
supuso una interpretación acorde con la filosofía tradicional, es decir, un ejemplo
de la naturaleza mítica de la concepción de la historia, o más concretamente, una
respuesta existencialista. Años más tarde, Gabriel Albiac pretendió acercar a ambos
pensadores. El ex-althusseriano reconoció la figura de Sartre como la del intelectual
comprometido:

“el hombre aquel de la pasión desmesurada por lo humano que atravesara el siglo de la
mano de cuantas aventuras y naufragios (de la Resistencia a la guerra de Argelia, Cuba,
China, Vietnam..., también Budapest o Stammheim). A su vez, calificó al aparentemente
gélido Foucault de analista desapasionado, empeñado en dinamitar, desde el espacio cerrado
de la biblioteca, los fundamentos mismos de cada minúscula partícula constituyente de
esas secretas convicciones que componen la red del querido ensueño de identidad al que
llamamos yo y que él sabía no más que grávido fantasma de servidumbre y sumisión”39.

Este desencuentro lo unió Gabriel Albiac en una misma singladura, la stultifera


navis o nave de los locos, bajo el signo de la resistencia, la subversión y la solidaridad,
y por supuesto de la soledad.
Los coetáneos de Foucault identificaron Las palabras y las cosas como la obra
más ideológica de todas aquellas etiquetadas como estructuralistas, tachándola de
moda cultural del estructuralismo. La mayoría de estas críticas se publicaron en la
obra colectiva Claves del estructuralismo40. Desde el marxismo de Sartre, Lefébvre41
y Garaudy hasta la psicología de Piaget, pusieron en tela de juicio el concepto de
episteme, entendido como un a priori histórico que define las condiciones de
posibilidad de los saberes de una época. Estas objeciones influyeron en los filósofos
españoles Pere Lluis Font y José Rubio Carracedo.
Para Jean-Paul Sartre el autor de Las palabras y las cosas no nos explicaba
“de qué manera cada pensamiento está construido a partir de sus condiciones, ni
como los hombres pasan de un pensamiento a otro”42. El uso de estas estructuras
eran completamente extrañas al hombre por su tratamiento abstracto, mientras que

38
SARTRE, J. P., “¿Sartre ha sido superado?” en, VV. AA., Ibid., p. 61. Sobre J.-P. Sartre y M. Foucault
véase, POSTER, M., Foucault, marxismo e historia. Modo de producción versus modo de información,
Barcelona, Paidós, 1987 (Traducción de Ramón Alcalde). Edición original, Foucault, Marxism and
History, Oxford, Polito Press, 1984.
39
ALBIAC, G., “Stultifera navis”, Liberación, nº 6, 30 de Diciembre, 1984, pp. 17-18, p. 17. También
en Todos los héroes han muerto, Madrid, Libertarias/Prodhufi, 1986, 95-98.
40
Véase VVAA., Claves del estructuralismo, op. cit. Esta obra es una recopilación de los trabajos
publicados en Les lettres françaises y en L’arc por DAIX, P.; PIAGET, J.; ALTHUSSER, L.; SARTRE, J-P;
FOUCAULT, M.; BARTHES, R.; BENVENISTE, E.; LACAN, J.; WAHL, F., en los números 1226, 1227, 1238, 1239,
1168/69, 1243, 1242, 1159 y 1268, respectivamente. (Traducción de Julio Vera).
41
LEFÉBVRE, H., Las estructuras y los hombres, Barcelona, Ariel, 1968. Del mismo autor, “Claude
Lévi-Strauss y el nuevo eleatismo”, BONOMI, A.; GLUCKSMANN, A.; MOULOUD, N., PACI, E.; SERRES,
M., Estructuralismo y Filosofía, Buenos Aires, Nueva Visión, 1969, pp. 121-176. (Selección de José
Sazbón).
42
SARTRE, J. P., “¿Sartre ha sido superado?” en, VV. AA., Claves del estructuralismo, op. cit., pp. 61-
82, p. 61.

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Garaudy43 subrayaba dicha arbitrariedad al no plantearse el por qué ni cómo se pasaba


de una episteme a otra, pues más bien se trataba de a priori históricos ciegos, que
acontecían de forma imprevisible por no existir orden alguno en su sucesión. Desde
el campo de la psicología nos encontrábamos, según Piaget, ante una “inteligencia
disolvente” que sólo brillaba destruyendo y que fracasaba de forma lamentable en
sus intentos constructivos. Condena sin apelación de quien calificó Las palabras y las
cosas de estructuralismo sin estructura por conservar los aspectos más negativos del
estructuralismo estático, como la desvalorización de la historia y la eliminación del
sujeto ante la inminente desaparición del hombre44. Sin duda alguna que Juan Álvarez
había leído a Piaget, mostrándose aún más contundente ante el inminente final de la era
del hombre: “estructuralista sin estructuralismo, existencialista sin existencialismo,
historiador sin historia, marxista sin marxismo y político sin política, la negatividad
afirmativa de sus documentados análisis arqueológicos hacen de su obra un cuerpo
hábil para el lector anónimo y un saber futuro que no renuncia a reflexionarse como
síntoma del Apocalipsis”45.
El antiguo alumno de la Universidad de Toulouse, Pere Lluis Font, reseñó Las
palabras y las cosas46, cuando aún no se había traducido al castellano, lo que induce
a pensar el impacto de esta obra, cuya edición un mes después de su aparición se
había agotado. El concepto de episteme sometía todas las manifestaciones culturales
de una época al lecho de la episteme correspondiente, siendo un concepto demasiado
rígido. Cuestionó, por ejemplo, el silencio sobre Copérnico o Maquiavelo en el
Renacimiento; calificando de verdadera acrobacia el olvido de la física clásica en
la episteme del siglo XVII. Estas dificultades ponían en evidencia que el problema
principal residía en las mutaciones de la episteme, pues más que un concepto histórico
“era un concepto trascendental, aunque sujeto a cambio”. Desde esta perspectiva,
Las palabras y las cosas planteaba el problema del estructuralismo como sistema,
presentado paradójicamente como una filosofía de la historia que se revelaba contra

43
GARAUDY, R., “Estructuralismo y <muerte del hombre>” en, TRÍAS, MOULOUD, DUBOIS, COHEN,
PARAIN, JALLEY-CRAMPE, SÈVE, SURET-CANALE, GARAUDY, LABEYRIE, DESCHAMPS, PEROTTINO, BALLER, WEBER,
CHARLES, Estructuralismo y marxismo, Barcelona, Martínez Roca, 1969, pp. 169-193. (Traducción de
Antonio G. Valiente). En esta misma obra véase TRÍAS, E., “Luz roja al humanismo”, (Introducción y
Presentación), Ibid., pp. 9-21.
44
PIAGET, J., El estructuralismo, Buenos Aires, Proteo, 1968. Edición original, Le estructuralisme,
París, Presses Universitaire, 1968.
45
ÁLVAREZ, J., “Presentación”, KURWEIL, E., Michel Foucault: acabar la era del hombre, Valencia,
Cuadernos Teorema, 1979, p. 5. Edición original, “Michel Foucault: Ending the Era of Man”, Theory and
Society, vol. 4, nº 3, Países Bajos, 1977, pp. 395-420. El valor fundamental de Edith Kurzweil, profesora
del Departamento de Sociología del Montclaire State Collage, consistió en el esfuerzo por fijar un sistema
de herramientas analíticas, y de verdades funcionales que facilitaran la lectura comprensiva del arqueólogo
francés. Entre los colaboradores de la editorial Cuadernos Teorema, dependiente de la cátedra de Lógica y
Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Valencia, podemos citar a J. L. Blasco, J. Sanmartín, F. Vera,
M. A. Quintanilla y Montero Moliner, éste último cofundador y codirector.
46
En principio se propuso El orden de las cosas. Este título se rechazó porque ya estaba registrado en
Francia, aunque se conservó en la traducción inglesa, The order of Things, Tavistock, Londres/Pantheon,
Nueva York, 1970. Véase MOREY, M., “El orden de las cosas” en, Lectura de Foucault, op. cit., pp. 111-
177.

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toda clase de psicologismo, sociologismo e historicismo. Y desempeñó un papel de


saneamiento frente a la tesis más llamativa, el anuncio futuro de la muerte del hombre
o ¿acaso significaba la negación del hombre como sujeto y el triunfo del sistema? Si
el destino del hombre se jugó en la profundidad enigmática del destino de la episteme
predeterminante, el sistema de Foucault nos situó muy lejos del estructuralismo como
método científico, por lo que se podía hablar de “terrorismo de la episteme”47.
A partir de los comentarios de dos autores contemporáneos franceses, M. Amiot48
y S. Le Bon49, Antonio Aróstegui nos presentaba, en un sencillo manual de historia
de la filosofía, un recorrido exclusivo por Las palabras y las cosas, lo que demuestra
la relevancia del texto, como también el escaso conocimiento de la obra foucaultiana,
incluida la Historia de la locura. En las páginas dedicadas a Las palabras y las cosas
precisaba el catedrático de instituto, que los datos buscados en la dispersión de los
libros de Foucault y de las revistas especializadas fueron una tarea ardua, reconociendo
su exclusivo mérito en encontrarlos reunidos: “quizá sea el único servicio que esta
obra pueda prestar a quienes, ya iniciados filosóficamente, no se especializaron en el
estudio del pensamiento contemporáneo”50.
Más originales fueron las pretensiones de Eugenio Trías sobre la extinción del hombre
en filosofía. El filósofo de Poitiers suscribió implícitamente el concepto de diacronía de
Saussure, ya que no fue posible descubrir alguna ley o regla que explicase el paso de
una sincronía a otra, renunciando a investigar el proceso de una episteme a otras, lo cual
consideró misterioso. En La filosofía y su sombra reconoció la influencia de la obra
foucaultiana, buscando la confrontación y la polémica, y sustituyendo el concepto de
episteme por el de “estructura recurrente”, noción ésta que confería unidad al discurso
filosófico y al saber occidental. La novedad del proyecto foucaultiano residía en que no
había posibilidad de averiguar la verdad última del saber, pues ésta se encontraba más
allá de la episteme y fuera del edificio de la sabiduría y de la razón51.
La problemática estructuralista de la muerte del hombre, esbozada en La filosofía
y su sombra y elaborada en Filosofía y Carnaval52, resultó tímida porque Foucault la
47
FONT, P.L., “Michel Foucault: les mots et les choses”, Convivium, nº 24-25, 1967, pp. 161-165.
48
AMIOT, M., “Le relativisme culturaliste de M. Foucault”, Les temps modernes, nº 248, Enero, 1967,
pp. 1271-1298. En castellano, “El relativismo culturalista de Michel Foucault” en, VV. AA., Análisis de
Michel Foucault, op. cit., pp. 58-93.
49
LE BON, S., “Un positiviste désesperé: Michel Foucault”, Les temps modernes, nº 248, Enero, 1967,
pp. 1299-1319. En castellano, “Un positivista desesperado: Michel Foucault”, VVAA, Ibid., pp. 94-121.
50
ARÓSTEGUI, A., “Michel Foucault” en, Iniciación al estudio del pensamiento actual, Madrid, Editorial
Marsiega, 1975, pp. 251-257. Antonio Aróstegui, catedrático de Filosofía del Instituto de Ceuta, presentaba
en su manual el panorama de las principales corrientes actuales del pensamiento filosófico, exponiendo
el contenido de aquella “filosofía actual” de forma asequible a los niveles culturales medios. Dedicó al
Estructuralismo un capítulo donde incluyó a C. Lévi-Strauss, L. Althusser, J. Lacan y a M. Foucault.
Para una crítica al texto de Antonio Aróstegui, véase la reseña de MARTÍNEZ GÓMEZ, L., “Aróstegui, A.:
Esquemas para una historia de la filosofía occidental”, Pensamiento, nº 141, vol. 36, Enero-Marzo, 1980,
p. 4.
51
TRÍAS, E., “Prólogo” en, La filosofía y su sombra, op. cit., pp. 7-16.
52
TRÍAS, E., “La cultura occidental” en, La filosofía y su sombra, Ibid., pp. 95-105. Este ensayo lo
desarrolló en el capítulo la “Arqueología de la cultura occidental” en, Filosofía y Carnaval, op. cit., pp.
32-55, y en el tercer ensayo de la misma obra, “Primera Meditación”, pp. 56-81, especialmente el capítulo
“Filosofía y Carnaval”, pp. 71-76.

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112 VALENTÍN GALVÁN

planteó de manera exclusiva en el terreno epistemológico, mientras que Trías la hizo


extensiva al campo de la ética y la antropología, en cuanto que la muerte del hombre
poseía un sentido vital53. Este vitalismo significaba que el sujeto humano y su existencia
constituían fetiches —abonados por el humanismo, el existencialismo, el personalismo
o el subjetivismo— que habían fijado un papel social como patrón de una pretendida
identidad. La extinción del hombre implicó la disolución de la identidad a través de
una “filosofía carnavalesca” que comportaba una plétora de máscaras almacenadas
que debíamos liberar al igual que la dramatización de nuestra vida cotidiana. Para
el filósofo catalán fue un error presentar el humanismo y el estructuralismo como
antagónicos, en tanto que el humanismo debía cuestionarse el sujeto como un posible
fetiche, y el estructuralismo se equivocaba con su excesiva capacidad disolvente. Si el
humanismo no se cuestionó que el hombre cumpliese una función de agente histórico
en tanto que sujeto, el estructuralismo entendió la subjetividad humana como un mero
efecto de una combinación de formas dadas. Con estos precedentes insinuó una vía
que rompiese el dilema basado en el reconocimiento de la naturaleza teatral de la
vida humana, en la que los hombres tuviesen papeles contradictorios e inéditos, lo
que implicaba la disolución del concepto humanista de persona frente al concepto
múltiple de máscara o disfraz: no hay unidad, sino desdoblamientos54.
Esta interpretación del pensamiento foucaultiano basada en la oposición lo Mismo y
lo Otro, inspirada bajo cierta perspectiva nietzscheana, quedó envuelta en una sucesión
discontinua de “instantáneas dispersas” al convertir la vida cotidiana en teatro. La
muerte del hombre como conclusión de Las palabras y las cosas vinculó a Foucault
con el rechazo de toda metafísica que postulaba el fin de la necesidad, del sometimiento
y del dominio absoluto mediante la muerte del hombre, como correlativa a la muerte
de Dios. Filosofía que pudo significar un proyecto de libertad sin precedentes, pero
“la fría declaración de que el hombre ha muerto, leída en Foucault, estremece con
la convicción de que la suerte está echada y la partida perdida, de que la condena es
definitiva”55.
El profesor José Rubio Carracedo investigó la trayectoria intelectual de Foucault,
a partir de Mikel Dufrenne y de Eugenio Trías, entre otros filósofos56. En el ensayo

53
Sobre “la muerte del hombre” en Michel Foucault y Eugenio Trías véase NÚÑEZ LADEVÉZE, L., “Un
carnaval por la muerte del hombre”, Madrid, Nuevo Diario, 1970.
54
TRÍAS, E., “El mito del humanismo: la prueba de la peste”, Triunfo, nº 460, 27 de Marzo, 1971, pp.
54-55. Posteriormente en, Filosofía y Carnaval y otros textos afines, op. cit., pp. 96-107.
55
SAVATER, F., “Antiteodicea” en, Nihilismo y Acción, Madrid, Taurus, 1970, pp. 29-58, p. 57. Este
ensayo se publicó posteriormente como, La filosofía tachada precedida de nihilismo y acción, Madrid,
Taurus, 1978, (2ª edición aumentada). Véase, “Antiteodicea”, pp. 27-45, p. 45.
56
En la bibliografía de sus textos encontramos las siguientes obras y autores: DUFRENNE, M., “La
philosophie du néo-positivisme”, Esprit, nº 360, 1967, pp. 781-800; DUFRENNE, M., Pour l’homme,
París, Seuil, 1968; TRÍAS, E., “Presentación de la obra de Michel Foucault”, Convivium, nº 30, Febrero,
1969, pp. 55-68; TRÍAS, E., “Nietzsche, Freud, Marx: ¿revolución o reforma?”, FOUCAULT, M., Nietzsche,
Freud, Marx, Barcelona, Anagrama, 1970, pp. 7-20; CARUSO, P., Conversaciones con Lévi-Strauss,
Foucault y Lacan, Barcelona, Anagrama, 1969; KURZWEIL, E., Michel Foucault: acabar la era del hombre,
op. cit.; BRAUDILLARD, J., Olvidar a Foucault, Valencia, Pre-textos, 1978; JARAUTA, F., La filosofía y su otro
(Cavaillés, Bachelard, Canguilhem, Foucault), Valencia, Pre-textos, 1979; LECOURT, D., Para una crítica
de la epistemología, Méjico, Siglo XXI, 1973; MARIETTI, K., Michel Foucault, París, Seghers, 1974.

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La recepción académica de Michel Foucault en España: la pregunta por el saber (1967-1986) 113

Pour l’homme, título que aludía a la obra de Althusser Pour Marx y a su presumible
antihumanismo, Dufrenne defendía que la eclosión estructuralista tuvo su origen en
la asociación de la teoría heideggeriana con el neopositivismo francés que subordinó,
respectivamente, el hombre al ser y renegó de éste para salvaguardar la pureza del
concepto. Bajo esta perspectiva el estructuralismo se indignó contra el hombre,
considerando a Foucault el principal motor de la muerte del hombre, en la que advirtió
una amalgama indigesta compuesta de “ser” (Heidegger), “concepto” (idealismo) y de
“violencia-locura” (Nietzsche)57. El antihumanismo foucaultiano sobresalió más por su
“retórica persuasiva que por su verdadera argumentación”. Según Rubio Carracedo el
pensador francés no distinguió entre el plano semiótico-sintáctico y el plano semántico,
ya que no admitió un sujeto personal que completase el proceso de significación.
Esta ausencia o confusión, propuestas al modo nietzscheano, condujeron a los excesos
estructuralistas58. Próxima a esta corriente fenomenológica-hermenéutica, María
Jesús Soler Ferrández concluía que “Las palabras y las cosas es el síntoma de una
crisis que se ha agudizado en nuestro tiempo debido al planteamiento moderno del
problema del lenguaje”59. Su Tesis Doctoral dirigida por Fernando Montero Moliner60,
“La crítica del humanismo por Michel Foucault”61, junto a las de Antonio Lamelas
Blanco62 y Miguel Morey63 fueron las primeras que se leyeron en nuestro país sobre el
pensamiento foucaultiano. El corpus principal de esta última se publicó como Lectura
de Foucault, texto que sin lugar a dudas es una referencia obligatoria en la recepción
y pensamiento de Foucault en España.
Todavía en 1976, en el Diccionario de Filosofía Contemporánea dirigido por Miguel
Ángel Quintanilla, se nos presentaba a un Foucault exclusivamente estructuralista:
57
RUBIO CARRACEDO, J., “El estructuralismo antropológico. Posiciones y problemas”, Arbor, nº
294, Junio, 1970, pp. 27-54. Del mismo autor, “El estructuralismo”, Pensamiento, nº 114-115, Abril-
Septiembre, 1973, pp. 149-174.
58
RUBIO CARRACEDO, J., “El estructuralismo como anti-humanismo teórico” en, VV. AA., El
neopositivismo, el estructuralismo y la psicología profunda: su carácter reduccionista en relación con el
materialismo, op. cit., pp. 57-98.
59
SOLER FERRÁNDEZ, Mª J., “Foucault, M.: Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias
humanas”, Teorema, nº 1, Marzo, 1971, pp. 157-158, p. 158.
60
Fernando Montero Moliner (1922-1995) se doctoró en Filosofía en 1952 por la Universidad de
Madrid, con una Tesis sobre “La teoría de la significación en Husserl y Heidegger”. En 1988 se constituyó
la “Sociedad Española de Fenomenología”, institución de la que fue su Presidente Honorífico. Durante
muchos años fue Catedrático de Filosofía en la Universidad de Valencia.
61
SOLER FERRÁNDEZ, Mª J. “La crítica del humanismo por Michel Foucault”, tesis leída en la Facultad
de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Valencia, en el curso académico 1979-
1980. Los miembros del tribunal fueron Fernando Montero Moliner (director de la Tesis), Manuel Garrido
Giménez, Pedro Cerezo Galán, Jesús Rodríguez Marín y José Luis Blasco Estelles.
62
LAMELAS BLANCO, A., “Filosofía y Antihumanismo en Michel Foucault”, defendida en el
Departamento de Ética y Sociología de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.
El tribunal estuvo constituido por el director de la Tesis, José Todoli Duque, Sergio Rábade Romeo, José
Luis Pinillos Díaz, Enrique López Castellón y José Luis Abellán García. (Año académico 1979-1980).
63
En el curso académico 1979-1980 Miguel Morey presentó su Tesis Doctoral, “Análisis de la
Institución en Michel Foucault”, en la Universidad de Barcelona. La Tesis fue dirigida por Francisco
Gomá, quien formó parte del tribunal junto a los profesores Jacobo Muñoz, Alejandro Sanvicens, Ramón
Valls y José María Valverde. En la actualidad, Miguel Morey es Catedrático de Antropología Filosófica de
la Universidad Autónoma de Barcelona.

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114 VALENTÍN GALVÁN

“está encuadrado dentro del contexto de la más actual corriente de pensamiento:


el estructuralismo, aunque él rehusa ser llamado estructuralista”64. Su autor, Cirilo
Flórez, concluía citando la bibliografía del filósofo francés, con la ausencia notoria
de Vigilar y Castigar, escrita en 1975 y traducida al castellano en 1976, el mismo
año de la publicación del Diccionario. Años más tarde el profesor de la universidad
salmantina65 analizaba la evolución de la sociedad liberal a la sociedad disciplinaria. A
cada una de estas formas le correspondía una determinada forma de saber y poder. En
la sociedad liberal el poder estaba concentrado en el Estado y el saber se interpretaba
como cultura, entendida ésta como la encargada de la legitimación del poder mismo;
en cambio, en la sociedad disciplinaria el poder se desmembraba y el saber, como
cultura y formación perdía vigencia, pasaba a primer plano como método y ciencia:
“ya no se trata de formar al hombre, sino de administrar las cosas en el sentido que
Foucault explica (...) Y si de lo que se trata es de administrar las cosas lo importante
ya no es la cultura como formación, sino el método entendido como el arte de crear
los instrumentos para dicha administración”66. Ahora bien, una vez establecidas las
etapas en la sociedad moderna, la hermenéutica seguía siendo la tarea primordial de
la filosofía, es decir, la reflexión entendida como un trabajo incesante por desvelar la
verdad de nuestra existencia.
Otros autores como Manuel Maceiras, convencido de la inspiración lingüística
de Foucault no vaciló en calificarlo de “metafísico de orden lingüístico”67, pues
había identificado al individuo más que como un sujeto como un sujetado y más que
un constructor como un constructo; por su parte María Daraki afirmaba que entre
ambas “piedras de molino” —las palabras y las cosas— no existía espacio para el
sujeto, que acabó triturado, cuando “sembró la reificación y recogió la muerte del

64
FLÓREZ MIGUEL, C., “Foucault, Michel”, QUINTANILLA, M.A., (compilador), Diccionario de Filosofía
Contemporánea, op. cit., pp. 184-185, p. 184. Cirilo Flórez citaba, en este orden, las siguientes obras
de Foucault: Historia de la locura en la época clásica (1967), El nacimiento de la clínica (1966),
Raymond Roussel (1973), Las palabras y las cosas (1968), La arqueología del saber (1970), El orden del
discurso (1974), Nietzsche, Freud, Marx (1970), Theatrum Philosophicum (1972), Enfermedad mental
y personalidad (1961), “Respuesta al círculo de epistemología” en, Análisis de Michel Foucault (1970).
En estos años, Cirilo Flórez Miguel era Profesor Adjunto de Historia de la Filosofía de la Universidad de
Salamanca.
65
Cirilo Flórez ha dirigido la única Tesis Doctoral sobre Foucault presentada en la Universidad de
Salamanca hasta la actualidad. En el curso académico 2001-2001, Benjamín Gomes José defendió su
Tesis: “Ética y Medicina en Michel Foucault: la dimensión humanística de la Medicina a partir de una
genealogía de la moral”.
66
FLÓREZ MIGUEL, C., “Poder y Saber” en, “Actas del III Seminario de Historia de la Filosofía
Española”, Ediciones de la Universidad de Salamanca, 1983, pp. 15-29, pp. 25-26.
67
MACEIRAS FAFIÁN, M., “El formalismo lingüístico en la epistemología arqueológica de Foucault”,
Aporía, nº 3, Octubre, 1980, pp. 71-101. Este extenso artículo es un recorrido por la obra foucaultiana:
desde Enfermedad mental y psicología hasta La Voluntad de saber, incluido El orden del discurso, Vigilar
y Castigar, y Microfísica del poder. La publicación trimestral de Filosofía, Aporía: revista de actualidad
filosófica, se editó en Madrid entre los años 1964 y 1984. En la actualidad, Manuel Maceiras Fafián es
Catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.

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La recepción académica de Michel Foucault en España: la pregunta por el saber (1967-1986) 115

hombre”68. Para J. Rassam, desde presupuestos tomistas, Foucault había asumido


la finitud trágica del ser humano en el ámbito de la inmanencia, rumbo equivocado
para quien pensó que la limitación, la contingencia y la precariedad de la vida
humana servían “para ascender a Dios, en quien el universo adquiere su último
y más profundo sentido”69. Con posterioridad, Luis García Soto reiteraba otras
posibles endebleces de la indagación filosófica foucaultiana, como la arbitrariedad
en los sucesivos órdenes del saber, la ausencia del saber jurídico e incluso la falta
de teorización política:

“varios postulados condicionan, si no lastran, la entidad del discurso, el alcance de


la incursión foucaultiana en los dominios del saber. Por ejemplo, ¿qué teoría del signo
maneja Foucault en su interpretación y disquisiciones acerca de la representación? (...)
¿no son fenomenológicos, concomitantemente humanistas, los presupuestos en el análisis
del hombre, y también, en la crítica del humanismo? (...) ¿no comprime los saberes en
un implanteado positivismo? En definitiva, ¿en qué coordenadas filosóficas se mueve?
No resulta muy exagerado decir que estos parámetros no están, no llegan a estar, ni
completamente definidos ni plenamente constituidos”70.

Más relevante fue el caso del sociólogo Rodríguez Ibáñez, quien aproximó el
estructuralismo de Las palabras y las cosas a la teoría comunicativa habermasiana
en Conocimiento e interés. Ambos paradigmas convergían en el terreno común del
lenguaje, situado éste en el primer plano de las ciencias sociales, y que representaba
por sí mismo la incorporación de una razón moral, traducida en una “nueva apuesta”
por la libertad que recorría la lógica de las ciencias sociales71. El autor de Las
palabras y las cosas consideró el psicoanálisis como una autorreflexión crítica de
las ciencias sociales, terreno en el que las ambigüedades de las ciencias humanas se
hallaban enfrentadas a sí mismas. El psicoanálisis concibió al inconsciente como algo
articulado de por sí lingüísticamente, y al deseo como una instancia que nada podía

68
DARAKI, M., “Las Ciencias humanas después de la muerte del hombre. Salir del Estructuralismo”,
Diario Filosófico, nº 3, Septiembre-Diciembre, 1985, pp. 277-283. La revista cuatrimestral Diario
Filosófico, editada en Madrid desde 1985, incluía en sus páginas una selección de textos aparecidos en
revistas extranjeras, artículos de reflexión filosófica, una sección dedicada a la didáctica de la filosofía y
un apartado de información acerca de la actividad filosófica nacional.
69
RASSAM. J., Michel Foucault. Las palabras y las cosas, Magisterio Español, Madrid, 1978.
(Traducción de Manuel Olasagasti). J. Rassam, nació en Ourmiah, hoy Rezaieh (Persia), se trasladó en
1929 a Toulousse, donde presentó su Tesis Doctoral con el enigmático título “El silencio como introducción
a la metafísica” (1962), que se publicó posteriormente como La métaphysique de Saint Thomas.
70
GARCÍA SOTO, L., “A la orilla del mar un rostro de arena” en, MÁIZ, R. (compilador), Discurso, Poder,
Sujeto. Lecturas sobre Michel Foucault, Santiago, Universidad de Santiago, 1987, pp. 55-67, p. 56. Esta
obra es la recopilación de una serie de conferencias sobre el pensamiento foucaultiano, celebradas en la
Universidad de Santiago durante el curso académico 1985-1986.
71
RODRÍGUEZ IBÁÑEZ, J.E., “El decurso y los discursos: Dominación y lógica de las ciencias sociales”,
Theoría, nº 2, Julio-Septiembre, 1979, pp. 133-169. En la actualidad José Enrique Rodríguez Ibáñez es
Profesor de Sociología, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense
de Madrid.

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116 VALENTÍN GALVÁN

contra la muerte ni contra la ley72, mientras que Habermas incorporó el psicoanálisis


como teoría social. En Conocimiento e interés entendió el psicoanálisis no como un
método de cura, consistente en la pura liberación de energía reprimida, sino como un
procedimiento terapéutico e iluminador, basado tanto en la reconstrucción crítica y
autorreflexiva del problema a trascender como en los caminos a seguir por el diálogo
de los participantes73. Las pretensiones de Rodríguez Ibáñez nada tenían que ver con
las objeciones de Habermas, extendidas por toda la obra foucaultiana. El filósofo
alemán en sus reflexiones sobre el ocaso de la denominada Modernidad expuso los
fracasos de los ingenuos programas de superación de la filosofía que sirvieron para
justificar posiciones conservadoras. En su tipología estimó tres conservadurismos
evidentes: el antimodernismo de los jóvenes conservadores, línea de pensamiento
que corría desde Bataille hasta Foucault y Derrida; el premodernismo de los viejos
conservadores que vieron con tristeza el derrumbe de la razón sustancial, en los que
reconoció el éxito del neoaristotelismo de Leo Strauss, Hans Jonas y Robert Spaeman;
y el postmodernismo de los neoconservadores que admiraron el desarrollo de la ciencia
moderna, representados entre otros por el joven Wittgenstein, las obras intermedias de
Carl Schmitt y la obra madura de Gottfried Benn74.
Poco después del polémico discurso Modernidad versus Postmodernidad75, Jürgen
Habermas pronunció una conferencia en Madrid en la que los asistentes entendieron
una historia de buenos y malos. Mientras que los primeros mantenían viva su fe en
la razón, los malos, escépticos y provocadores, habían perdido por completo su fe.
Este maniqueísmo implicaba diferencias ostensibles entre Adorno y Horkheimer
respecto de Foucault, o entre Popper, Lakatos y Feyerabend. Por su parte, Velázquez
Jordana reseñó con estupor la estancia en Madrid del “elefante blanco” de la filosofía
contemporánea:

“no deja de producirme la desagradable sensación de quien investiga las reacciones


provocadas por un Jaguar deportivo en medio de una isla de leprosos. Y lo cierto es que
no es para menos: cuántas perplejidades, cuántas admiraciones, qué mar de bocas abiertas
no nos dejó el divino marxista en su breve tránsito y con qué secreto remordimiento nos
ocultábamos constantemente la última y trascendental pregunta: aquella que ni a nosotros

72
Es obvio que José Enrique Rodríguez Ibáñez ignoró en su comparación la diferente visión del
psicoanálisis expuesta por Foucault en la conferencia “Nietzsche, Freud, Marx”, como también el prólogo
de TRÍAS, E., “Nietzsche, Freud, Marx: ¿revolución o reforma?”, FOUCAULT, M., Nietzsche, Freud, Marx,
op. cit., pp. 7-20.
73
HABERMAS, J., Conocimiento e interés, Madrid, Taurus, 1992. (Traducción de J. Jiménez y F. Ivars).
Edición original, Erkenntnis und Interesse, Frankfurt, 1968.
74
HABERMAS, J., “La Modernidad inconclusa”, El Viejo Topo, nº 62, Noviembre, 1981, pp. 45-50.
(Traducción de Luis Aguilar Villanueva). Texto publicado en su totalidad como “Modernidad versus
Postmodernidad” en, VV. AA., Modernidad y Postmodernidad, Madrid, Alianza Editorial, 1988, 1ª
reimpresión, 1992, pp. 87-102. (Prefacio, Introducción y Compilación de Josep Piló). Edición original,
“Modernity versus Post-Modernity”, New German Critique, nº 22, Winter, 1981.
75
Jürgen Habermas leyó el texto en la entrega del premio “Theodor W. Adorno”, concedido en
Frankfurt en Septiembre de 1983. Sobre dicho texto y la crisis de la Modernidad véase, SAUQUILLO, J.,
“Poder político y sociedad normalizada en Michel Foucault”, Revista de Estudios Políticos (Nueva Época),
nº 56, Abril-Junio, 1987, pp. 181-203.

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mismos nos atrevíamos a plantear: <¿qué ha dicho?> (...) La gente se aburría. El filósofo
más representativo de los ochenta deja entre nosotros un gran vacío. Nadie le entendía.
Todo el Instituto Alemán se abría unánimemente ante el intelectual de izquierda, mostrando
sin pudor un gran bostezo. Pasaremos años maldiciendo nuestra suerte”76.

La querella “Modernidad-Postmodernidad” se hizo efectiva de manera definitiva


cuando Habermas identificó el pensamiento foucaultiano entre los “jóvenes
conservadores”, descubridores del descentramiento de una subjetividad emancipada
de los imperativos del trabajo y de la utilidad, como Bataille, Derrida y Foucault,
condenado éste último al oscurantismo irracionalista que disolvía cualquier pretensión
de validez del conocimiento77. La crítica de Habermas arreció en El discurso filosófico
de la modernidad, situando el pensamiento de Nietzsche como una encrucijada de
la que partían dos caminos: el del pesimismo y el escepticismo teórico-crítico de
Bataille, Lacan y Foucault, y el de la crítica dionisiaca a la metafísica, sendero recorrido
por Heidegger y Derrida. Desde la óptica habermasiana, nuestro autor se encontró
irremisiblemente preso en la filosofía del sujeto, como prueba su noción abstracta de
poder y su historicismo cuasi trascendental: “en su concepto de poder Foucault forzó
una fusión de la noción idealista de síntesis trascendental y de los supuestos de una
ontología empirista”78. Como sabemos, Foucault había cuestionado el concepto clásico
de subjetividad al definir el sujeto como un constructo, localizado en el contexto de un
entramado complejo de prácticas sociales, y marcado por los dispositivos de poder que
atravesaban el tejido social79. Habermas consideró el análisis genealógico como una
suerte de “positivismo”, calificándolo de “presentismo, relativismo y partidismo”80.
Presentismo por escribir una historia narcisista que instrumentó el pasado en función
de las necesidades del presente; relativismo, en virtud de las reglas establecidas por la
genealogía, ya que consideró una contradicción que el contrapoder no fuese sino un
efecto del poder; y partidismo porque sus tácticas y estrategias estaban desprovistas
de ideología81. En cualquier caso, la interpretación de Habermas se mostró más firme

76
VELÁZQUEZ JORDANA, L., “Habermas y otras modernidades”, El Viejo Topo, nº 67, Abril, 1982, p.
51. También anotamos que Jürgen Habermas pronunció un discurso en el Congreso de los Diputados de
Madrid, el 26 de Noviembre de 1984.
77
HABERMAS, J., “Perfil filosófico-político. Entrevista con Jürgen Habermas” en, VV. AA., Materiales
de Sociología crítica, Madrid, La Piqueta, 1986, pp. 91-142. (Traducción de Carlos Prieto del Campo;
Edición y presentación de Julia Varela y Fernando Álvarez-Uría). Texto original, “A Philosophico-Political
Profile”, New Left Review, nº 151, 1985, pp. 75-105.
78
HABERMAS, J., El discurso filosófico de la modernidad, Madrid, Taurus, 1989, p. 328. (Traducción
de M. Jiménez Redondo). Versión original, Der philosophische Diskurs der Moderne. Zwölf Vorlesungen,
Frankfurt, 1985.
79
Sobre el paralelismo entre la teoría crítica y la genealogía del poder, véase FOUCAULT, M.,
“Structuralism and post-structuralism: an interview with Michel Foucault”, Telos, nº 55, Primavera, 1983,
pp. 195-21. (Entrevista de Gérard Raulet). En castellano, “Estructuralismo y postestructuralismo” en,
FOUCAULT, M., Estética, Ética y Hermenéutica. Escritos esenciales III, Barcelona, Paidós, 1999, pp. 307-
334. (Traducción de Ángel Gabilondo).
80
HABERMAS, J., El discurso filosófico de la modernidad, op. cit., p. 351 y ss.
81
Para ampliar la crítica de Habermas al método genealógico, véase SERRANO GONZÁLEZ, A., “Poder
sub specie legis y poder pastoral” en, MÁIZ, R. (Compilador), Discurso, Poder, Sujeto. Lecturas sobre
Michel Foucault, op. cit., pp. 115-135.

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en su crítica al concepto de resistencia, en el que veía aflorar distintas aporías, por


lo que no es de extrañar que Foucault sólo pudiese resolver su pregunta “¿por qué
es preferible la lucha a la sumisión?”82 si introducía nociones normativas. Con estos
presupuestos, el filósofo alemán calificó su obra de criptonormativa, presente en los
múltiples juicios de valor que enlazaba con su criptometafísica. Tesis que asumió como
propia Ramón Máiz, para quien el pensamiento de Foucault se encontraba atrapado en
un subjetivismo incurable que no sabía dar explicaciones del por qué era preferible la
lucha a la sumisión, o la resistencia al poder83.
En 1964 Michel Foucault dictó la conferencia “Nietzsche, Freud, Marx”84 en el
“VII Coloquio Filosófico internacional sobre Nietzsche”, particularidad que justificó
su preferencia temática hacia la filosofía nietzscheana. El coloquio de Royaumont,
aunque anterior a Las palabras y las cosas, se publicó en castellano más tarde que
ésta última, lo cual motivó una doble confusión: una por ser un texto opuesto a Las
palabras y las cosas, y otra más secundaria, porque a veces se interpretó como posterior
a la obra arqueológica. Estas circunstancias crearon cierta perplejidad ante un lector
que, familiarizado con la lectura de Las palabras y las cosas, se preguntó por el
titubeo o vacilación entre ambos escritos. A partir de esta aclaración, comprendemos
mejor el sugerente título de Eugenio Trías, “Nietzsche, Freud, Marx: ¿revolución o
reforma?”, publicado como prólogo a la edición castellana de la conferencia85. En
los textos de Marx, Nietzsche y Freud se encuentran el origen de las nuevas técnicas
interpretativas del siglo XX. Las obras fundadoras El Capital, El nacimiento de la
tragedia, La genealogía de la moral y La interpretación de los sueños, encarnaron
una vuelta a las fuentes: Marx en el caso de la escuela althusseriana, Freud para la
escuela lacaniana, y la interpretación de Nietzsche a través de Deleuze y Klossowski,
entre otros. Esta Hermenéutica enfrentada a la Semiología rompió con la episteme
decimonónica, en concreto con el empirismo de la economía clásica marxista, la
filosofía de la conciencia de Freud y con el subjetivismo de la moral nietzscheana.
Círculo hermenéutico que hizo patente la invención del conocimiento considerado
ajeno a la naturaleza humana, pues si el conocimiento conllevaba una constante
interpretación se convertía en acontecimiento, a su vez reinterpretado a partir de
la función inaugural de los textos de Nietzsche, Freud y Marx86. En consecuencia,
82
HABERMAS, J.,El discurso filosófico de la modernidad, op. cit., p. 339.
83
MÁIZ, R. “Sujeción/Subjetivación: Analítica del poder y genealogía del individuo moderno en
Michel Foucault”, MÁIZ, R., (compilador), Discurso, Poder, Sujeto. Lecturas sobre Michel Foucault, op.
cit., pp. 137-187. El autor defendió las mismas tesis en, “Postmodernidad e Ilustración social en el último
Foucault”, Zona Abierta, nº 39-40, 1986, pp. 151-198. En la actualidad, Ramón Máiz es Catedrático de
Ciencia Política de la Universidad de Santiago de Compostela.
84
El coloquio de Royaumont se celebró en Julio de 1964, presidido por Gueroult. Publicado como,
Nietzche, Cahiers de Royaumont, Phlosophie, nº 6, 1964, pp. 183-200. Posteriormente, en FOUCAULT, M.,
Nietzsche, Freud, Marx, París, Éditions de Minuit, 1965.
85
TRÍAS, E., “Nietzsche, Freud, Marx: ¿revolución o reforma?”, FOUCAULT, M., Nietzsche, Freud,
Marx, op. cit., pp. 7-20.
86
Tras la conferencia hubo un coloquio en el que participaron Boehm, Foucault, Taubes, Vattimo,
Wahl, Baroni, Ramnoux, Demonbynes y Kerkel. Véase “Discusión”, FOUCAULT, M., Nietzsche, Freud,
Marx, op. cit., pp. 43-57. En el debate, Wahl admitió analogías entre Nietzsche, Freud y Marx, si bien
contraponía el pensamiento nietzscheano al de comunistas y psicoanalistas. Véase MOREY, M., “El orden
de las cosas” en, Lecturas de Michel Foucault, op. cit., pp. 111-177.

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La recepción académica de Michel Foucault en España: la pregunta por el saber (1967-1986) 119

hermenéutica proyectada no como “una relación de pacífica continuidad, sino de


violencia y dominación”que resultaba necesariamente política87.
Este planteamiento no se aceptó en Las palabras y las cosas. A principios del
siglo XIX asistíamos a una de las grandes discontinuidades de la cultura occidental,
el nacimiento de una nueva episteme que sumergía en el olvido a Nietzsche, Freud y
Marx que nadaban como pez en el agua. Entre éstos sobresale la exclusión de Marx
del campo económico, prejuicio arbitrario que los intelectuales marxistas estimaron
como una auténtica provocación. Esta incomprensión no afectó de manera exclusiva a
Marx, Nietzsche y Freud sino también al estructuralismo, al que consideró conciencia
despierta e inquieta de la episteme decimonónica. Eugenio Trías dilucidó dos
interpretaciones posibles. Según la primera, Marx, Nietzsche y Freud no inauguraron
ninguna nueva hermenéutica porque su episteme quedaba situada a principios del siglo
XIX. En este caso, las afirmaciones de Las palabras y las cosas se contraponían al
citado coloquio. O bien Foucault corrigió el esquematismo de su obra arqueológica con
el fin de subrayar las innovaciones de los tres pensadores. Si descartamos la segunda
opción por ser anterior la conferencia al texto arqueológico, nos quedamos con la
primera opción. Asimismo, nos parece improcedente la lectura que hicieron otros
autores, para quienes el texto de la conferencia fue una versión concisa de las primeras
páginas del capítulo segundo de Las palabras y las cosas88. Más convincente fue la
interpretación de Miguel Morey al afirmar que el filósofo francés se había percatado
de que Nietzsche no pertenecía enteramente a su tiempo, siendo un visionario frente a
comunistas y psicoanalistas, característica que unió esencialmente a ambas obras89.
La oposición sincronía-diacronía o el conflicto entre estructura y devenir es
otra cuestión destacada en la concepción foucaultiana de la historia. Acorde con su
constante crítica al humanismo se alejó del sujeto soberano y de la historia continuista,
concebida como devenir o diacronía y apoyada en la idea de progreso90. La historia
foucaultiana, opuesta a la historia unitaria y totalizante, prodigó la utilización de
conceptos espaciales, como por ejemplo territorio, dominio, suelo, región, paisaje,

87
SERRANO GONZÁLEZ, A.B., “Saber e Historia (I). El método” en, Michel Foucault. Sujeto, derecho,
poder, op. cit., pp. 31-51, pp. 32-34.
88
MACEY, D., Las vidas de Michel Foucault, Madrid, Cátedra, 1995. (Traducción de Carmen Martínez
Gimeno). En concreto, David Macey se refería a “Las cuatro similitudes”, primer apartado del capítulo
segundo “La prosa del mundo” de Las palabras y las cosas. Edición original, The lives of Michel Foucault,
London, Hutchinson, 1993.
89
MOREY, M., “El orden de las cosas” en, Lectura de Foucault, op. cit., pp. 111-177.
90
FOUCAULT, M., “Entrevista sobre la prisión: el libro y su método”, Microfísica del poder, Madrid,
La Piqueta, 1978, pp. 87-101. (Traducción de Julia Varela y Fernando Álvarez-Uría). Edición original,
“Entretetien sur le prisión: le livre et sa methode”, Magazine Littéraire, nº 101, Junio, 1975, pp. 27-33.
En la entrevista con J. Brochier expresó su cautela hacia la concepción historicista de progreso, lo cual
agradeció a los historiadores de las ciencias. El mismo texto se publicó con el título “Les jeux de pouvoir”,
GRISONI, D.; CHATELET, F.; DERRIDA, J.; FOUCAULT, M.; LYOTARD, F.; SERRES, M., Politiques de la Philosophie,
París, Éditions Grasset & Fasquelle, 1976, pp. 157-174. En castellano, “Los juegos del poder”, Políticas
de la filosofía, Méjico, FCE, 1982, pp. 176-199 (Traducción de Oscar Barahona y Uxda Doyhamboure).

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120 VALENTÍN GALVÁN

horizonte91. Estas nociones fueron utilizadas igualmente por los estructuralistas para
oponerse a los privilegios de la historia continuista en detrimento de los conceptos
temporales, más afines al historicismo idealista o a la tradición hegeliano-dialéctica.
Frente a la noción de progreso de la conciencia humanista, Foucault apostó por una
historia discontinuista que subrayaba las rupturas y saltos cronológicos, aunque a
veces no se encontrasen resultados satisfactorios92.
Al igual que las obras de Gaston Bachelard y Michel Foucault plantearon el
problema de la existencia de grandes discontinuidades en la evolución del saber
europeo occidental, de manera paralela otros trabajos propusieron la existencia de
rupturas en el desarrollo específico del pensamiento científico. En particular Thomas
Kuhn, en Las revoluciones científicas, interpretó la evolución científica basada en
los cambios de paradigmas. Como consecuencia de su imprecisión se equiparó el
concepto de episteme con el de paradigma kuhniano93. En nuestro caso, Francisco José
Martínez analizó estas dos concepciones discontinuistas de la Historia para establecer
una homología estructural entre ambos intelectuales, cuya epistemología francesa y
anglosajona se había distanciado paulatinamente con la llegada del neopositivismo.
Tanto Kuhn como Foucault no admitieron la existencia del progreso hacia la verdad,
si bien conviene diferenciar la presencia consciente del paradigma científico y por
otro lado, el mecanismo inconsciente de la episteme, o lo no pensado que posibilita el
pensar, característica última que le valió la acusación de irracionalismo94. La ruptura
epistemológica que marcó el tránsito de la episteme clásica a la moderna constituyó
un hito fundamental, coincidiendo con el nacimiento de la Geografía Humana como
ciencia moderna. Horacio Capel identificó los rasgos destacados por Foucault, como
características de la nueva episteme, con algunas de las peculiaridades que presentó la
geografía en el siglo XIX95.

91
LARRAURI GÓMEZ, M., “El hombre es una invención reciente” en, Conocer Foucault y su obra,
Barcelona, Dopesa, 1980, pp. 33-58. Esta monografía fue la primera obra de divulgación sobre del
pensamiento foucaultiano en España. Maite Larrauri defendió en 1978 su Memoria de Licenciatura “La
crítica del humanismo en Michel Foucault”, en la Universidad de Valencia. Años más tarde, en 1989, leyó
su Tesis Doctoral “Verdad y Racionalidad en Michel Foucault”.
92
RODRÍGUEZ PÉREZ, R.Mª., “Ordenaciones del discurso” en, Discurso/Poder, Madrid, Equipo de
Estudios Reunidos, 1984, pp. 75-102. Rosa María Magdalena Rodríguez Pérez defendió la Tesis Doctoral,
“El tratamiento del tema de lo femenino a partir de la filosofía de Michel Foucault” (1994). En la actualidad
es Directora Cultural de la Fundación Valenciana “Tercer Milenio” (UNESCO), Directora del “Aula de
Pensamiento” y de la publicación Debats.
93
PIAGET, J., El estructuralismo, op. cit., pp. 112 ss.
94
MARTÍNEZ, F.J., “Dos concepciones discontinuistas de la Historia: Kuhn y Foucault” en, Las
ontologías de Michel Foucault, Madrid, Fundación de Investigaciones Marxistas, 1994, pp. 55-72. El texto
original corresponde a una conferencia pronunciada en el ciclo dedicado a Thomas Kuhn, organizado por
la Fundación de Investigaciones Marxistas (F.I.M.), en el curso académico 1981-1982.
95
CAPEL SÁEZ, H., Filosofía y ciencia en la Geografía contemporánea. Una introducción a la Geografía,
Barcelona, Barcanova, 1981 (3ª edición, 1988). El texto tuvo su origen en la Memoria de Oposición (Mayo
de 1975) presentada para la Agregaduría de Geografía Humana (Universidad de Barcelona), con el título
“Ideología y Ciencia en las ciencias sociales: el caso de la geografía humana”. Véase especialmente el
capítulo IX: “Ruptura y continuidad en el pensamiento geográfico”, pp. 245-266, y el capítulo X: “El
positivismo y la geografía”, pp. 267-311.

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La recepción académica de Michel Foucault en España: la pregunta por el saber (1967-1986) 121

Tras la polvareda levantada por Las palabras y las cosas, El Círculo de


Epistemología de la Escuela Normal Superior de París96 y la revista Esprit97 enviaron
a su autor un cuestionario sobre dicha obra, respondiendo Foucault: “un análisis que
introduce la opresión del sistema y la discontinuidad en la historia del pensamiento
¿no priva de fundamento a una intervención política progresista?, ¿no conduce al
siguiente dilema: a la aceptación del sistema o a recurrir al suceso incontrolado, a la
irrupción de una violencia exterior única capaz de trastocarlo?”98. Con posterioridad
el Círculo de Epistemología solicitó al filósofo que “enuncie proposiciones críticas
que funden la posibilidad de su teoría y de las implicaciones de su método. Al Círculo
le interesa que defina sus respuestas en relación con el status de la ciencia, de su
historia y de su concepto”99. Las cuestiones planteadas acerca de la discontinuidad en
la historia del pensamiento y su metodología, como también las amplias respuestas
dadas por Foucault, se consideraron preliminares de un libro que quizás no pensó
escribir, La Arqueología del Saber100, obra que clausuraba la etapa arqueológica. La
obra metodológica foucaultiana pretendió sustituir el estudio de la historia de las
ideas por una arqueología del saber: si la primera se empeñó en descubrir las grandes
unidades del pensamiento, el objetivo de La Arqueología del Saber consistió en el
estudio de las formaciones y transformaciones del discurso. Buena parte de esta obra
metodológica fue traducida al catalán por Pompeu Casanovas Romeu, en concreto
“Respuesta al Círculo de Epistemología” y “El orden del discurso”, ambos textos en

96
Véase CERCLE D’EPISTEMOLOGIE, “Sur l’Archéologie des sciencies: A Michel Foucault”, Cahiers pour
l’analyse, nº 9, verano, 1968. En castellano, “Preguntas a Michel Foucault”, Círculo de Epistemología de
la Escuela Normal Superior, París, VVAA, Análisis de Michel Foucault, op. cit., pp. 216-220; FOUCAULT,
M., “Réponse au Cercle d’Epistémologie”, Cahiers pour l’analyse, nº 9, verano, 1968, pp. 9-40. En
castellano, “Respuesta al Círculo de Epistemología”, VVAA, Análisis de Michel Foucault, op. cit., pp.
221-270. En catalán, “Resposta al Cercle d’Epistemologia”, CASANOVAS I ROMEU, P., L’ordre del discurs i
altres escrits, op. cit., pp. 51-102. Véase también “Contestación al Círculo de Epistemología”, TERÁN, O.,
Michel Foucault. El discurso del poder, Méjico, Folios Ediciones, 1983, pp. 88-124.
97
FOUCAULT, M., “Réponse à une question”, Esprit, nº 371, Mayo, 1968, pp. 850-874. En castellano,
“Respuesta a una pregunta”, FOUCAULT, M.; HYPPOLITE, J.; KOSIK, K.; MARCUSE, H.; MONTERO, F.; SCHAFF,
A., Dialéctica y Libertad, Valencia, Editor F. Torres, 1976, pp. 11-48. Presentación de Fernando Montero
Moliner, pp. 7-9. (Selección y Traducción de Amparo Ariño Verdú). Los trabajos de este volumen son
ensayos desde diferentes corrientes heterogéneas, como el estructuralismo, el marxismo, la fenomenología
y el existencialismo, enfrentados con el fenómeno de la libertad. Aunque en el caso de Foucault y Schaff,
más que de la libertad misma, se ocupan de disipar prejuicios metodológicos que hubieran enturbiado
su estudio. También véase, “Respuesta a Esprit”, TERÁN, O., Michel Foucault. El discurso del poder, op.
cit., pp. 64-87. Posteriormente con el título “La función política del intelectual. Respuesta a una cuestión”,
FOUCAULT, M., Saber y Verdad, Madrid, La Piqueta, 1985, pp. 47-73. (Edición, traducción y prólogo de
Julia Varela y Fernando Álvarez-Uría).
98
FOUCAULT, M., “La función política del intelectual. Respuesta a una cuestión” en, Saber y Verdad,
op. cit., pp. 47-73, p. 47.
99
Véase “Preguntas a Michel Foucault”, Círculo de Epistemología de la Escuela Normal Superior,
VVAA, Análisis de Michel Foucault, op. cit., pp. 216-220, p. 216.
100
FOUCAULT, M., L’archéologie du savoir, París, Gallimard, 1969. En castellano, La arqueología del
saber, México, Siglo XXI, 1970 (Traducción de Aurelio Garzón del Camino).

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Michel Foucault. L’ordre del discurs i altres escrits101, como también la conferencia
“¿Qué es un autor?”102.
Frente al presupuesto antropológico de la historia tradicional basado en el binomio
sujeto-objeto, defendió una historia que hablaba por sí misma sin referencia al concepto
de hombre. El historiador se transformó en arqueólogo transformando sus anteriores
documentos históricos en monumentos, y devolviendo a los enunciados su carácter
de acontecimiento no precisamente para aislarlos, sino para relacionarlos con sucesos
de orden económico, político, social, prácticos, etc.: “el nuevo arqueólogo ya no es
el historiador de antes que, al manejar los documentos, hacía una labor interpretativa
del discurso: tenía que partir del axioma de que <allí no está dicho todo>. El discurso
vendría a estar afectado por una especie de pobreza esencial. Por el contrario, el
arqueólogo no tendría por qué ser codicioso: en vez de buscar tesoros que contienen
el oro falso de la teleología, intenta encontrar la propia <ley de pobreza> del discurso,
cayendo en la cuenta de que está tratando con un bien escaso, limitado, objeto de
apropiación y luchas políticas”103.
El historiador de la Antigüedad clásica José Bermejo se propuso la construcción
de un modelo metodológico que permitiese realizar un análisis sociológico e histórico
del mito griego. Se percató de que en la Historia de la locura, Las palabras y las cosas
y La arqueología del saber, su autor había demostrado la estrecha relación existente
entre la mentalidad y la sociedad en diversos niveles, tanto en el sentido social como
efectivo. En el mundo griego no se había realizado ningún estudio siguiendo la
metodología foucaultiana, por lo que no se podían adelantar falsas conclusiones. Sin
embargo, “dado que las ciencias a las que Foucault ha aplicado su método son de una
naturaleza similar a la griega, (...) podemos entonces indicar por anticipado que un
análisis de este tipo nos revelaría la constitución epistemológica de la ciencia griega,

101
Véase “La follia, l’absència d’obra”, pp. 37-49; “Resposta al cercle d’epistemologia”, pp. 53-101;
“L’ordre del discurs”, pp. 105-147; y “Nietzsche, la genealogía, la història”, pp. 151-179, CASANOVAS, I
ROMEU, P., L’ordre del discurs i altres escrits. op. cit. La “Introducción” está firmada por Josep Ramoneda,
pp. 11-28. La edición de esta obra estuvo dedicada a la memoria de Alfonso Comín, director literario de
Laia. La editorial Laia incluía en sus publicaciones una colección de textos básicos de Filosofía, dirigida por
J. Calsamiglia, P. L. Font y J. Ramoneda. Véase también CASANOVAS I ROMEU, P., “Notas sobre Pragmática
y metapragmática en el lenguaje literario de Michel Foucault”, MÁIZ, R. (compilador), Discurso, Poder,
Sujeto. Lecturas sobre Michel Foucault, op. cit., pp. 69-96. En este artículo Pompeu Casanovas explicita
las directrices que siguió en aquella traducción, desarrollando algunos rasgos del estilo literario revelantes
para la correcta comprensión de los textos foucaultianos.
102
FOUCAULT, M., “Qu’est-ce qu’un auteur?”, Bulletin de la Societé Française de Philosophie,
nº 64, Julio-Septiembre, 1969, pp. 73-104. (Conferencia pronunciada el 22 de Abril de 1969 ante la
“Societé Française de Philosophie”). En catalán, “Què és un autor”, Els Marges, nº 27-29, 1983, pp.
205-220. (Traducción de Pompeu Casanovas). Posteriormente en, Creación, nº 9, Octubre, 1993, pp.
42-68 (Presentación de Ángel Gabilondo, no hay indicación precisa sobre el traductor). Véase también,
CASANOVAS I ROMEU, P., “Per una memoria política de Michel Foucault”, La Vanguardia, 21 de Agosto,
1984, p. 23. Pompeu Casanovas defendió su Tesis Doctoral “La Estética del saber en Michel Foucault.
Génesis de una pragmática histórica idealista”, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Autónoma de Barcelona (1986). En la actualidad es Profesor Titular de Filosofía del Derecho de la
Universidad Autónoma de Barcelona.
103
SERRANO GONZÁLEZ, A.B., “Michel Foucault: el derecho y los juegos de la verdad”, Anuario de
Filosofía del Derecho, Instituto Nacional de Estudios Jurídicos, 1984, pp. 331-343, p. 334.

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La recepción académica de Michel Foucault en España: la pregunta por el saber (1967-1986) 123

tanto desde el punto de vista estrictamente intelectual como desde el punto de vista
social”104. El método arqueológico aplicado al discurso histórico se presentó como
una crítica corrosiva dirigida a la génesis de valores, en los que se sustentaron nuestras
leyes e instituciones. Rosario García del Pozo confrontó el estructuralismo y el
sistema arqueológico, clarificando ambas metodologías en su aplicación a las ciencias
humanas, como la penalidad, la locura o la sexualidad105. En sus investigaciones
aproximó la problemática foucaultiana a la de Marx y Nietzsche, interesándose por el
Marx antihegeliano que se preguntaba por el espíritu de una época que ponía en tela
de juicio cualquier tipo de causalidad fundadora o finalidad histórica. Y en cuanto a
Nietzsche, enlazó su pensamiento con el quehacer del arqueólogo, sobre todo en el
uso del lenguaje y de la historia106.
Por su parte, Serafín Vegas González respondió al reto lanzado por Foucault acerca
de la necesidad de “crear la historia”. La réplica anticontinuista se centraba en la
disfuncionalidad de aquellos conceptos que constituían el edificio tradicional de la
vieja historiografía. A su vez la historia arqueológica no contemplaba la acumulación
lineal y temporalmente homogénea de verdades, porque rechazaba un modelo uniforme
de temporalización y aplicaba un concepto de tiempo histórico, que caracterizado por
su oposición a la concepción ideológica mantenía la dialéctica hegeliana. En este
sentido, la concepción discontinuista de la historia no buscó una desconexión radical
de los diferentes niveles, ya que para Foucault la autonomía del discurso no implicaba
independencia histórica:

104
BERMEJO, J., “Límites y posibilidades del mito en la Grecia Antigua”, Introducción a la Sociología
del mito griego, Madrid, Akal Bolsillo, 1979, pp. 176-196, pp. 191-192. Véase también BERMEJO, J., “Ni
en Grecia ni en Roma. Michel Foucault y la Antigüedad clásica”, MÁIZ, R., (compilador), Discurso, poder,
Sujeto. Lecturas sobre Michel Foucault, op. cit., pp. 189-199.
105
Véase la Memoria de Licenciatura “El método arqueológico de Michel Foucault y su repercusión
en la tarea filosófica actual” (Universidad de Sevilla, 1978), leída en la sección de Historia de la Filosofía
y de la Ciencia de la Facultad de Filosofía y Letras. En 1986 defendió la Tesis Doctoral, “Estructuralismo
y Genealogía en la obra de Michel Foucault”, en la Universidad Hispalense. Véase GARCÍA DEL POZO,
R., Michel Foucault: un arqueólogo del humanismo, Sevilla, Publicaciones de la Universidad de Sevilla,
1988. En la actualidad Rosario García del Pozo es Profesora Titular de Filosofía de la Universidad de
Sevilla.
106
Destacamos los trabajos citados por R. García del Pozo en su Memoria de Licenciatura: BELLOUR,
R., “Entrevista con Michel Foucault”, El libro de los otros, Anagrama, Barcelona, 1973, pp. 7-16, (Edición
original, Le livre des autres, París, Éditions de l’Herne, 1971); BUGELIN, P., “La arqueología del saber”,
VVAA, Análisis de Michel Foucault, op. cit., pp. 9-33. (Edición original, “L’archéologie du savoir”, Esprit,
nº 5, Mayo, 1967, pp. 843-861); FOUCAULT, M., “Respuesta al Círculo de Epistemología”, VVAA, Análisis
de Michel Foucault, Ibid., pp. 221-270, (Edición original, “Répose au Cercle d’Epistémologie”, Cahiers
pour l’Analyse, nº 9, verano, 1968, pp. 9-40); AUZIAS, J.M., “El hombre ha muerto”, pp. 121-135, y “Para
(no) concluir: crítica y literatura”, pp. 165-175, El estructuralismo, Madrid, Alianza Editorial, 1969 (Título
original, Clefs pour le structuralisme, París, Seghers, 1967. Traducción de Santiago González Noriega);
LECOURT, D., Para una crítica de la epistemología, Méjico, Siglo XXI, 1973. (Edición original, “Sur
l’archéologie et le savoir” La pensée, Revue du rationalisme moderne, nº 151, Agosto, 1970, pp. 69-87.
Reimpreso con modificaciones en, Pour une critique de l’épistémologie, París et Montpellier, Maspero,
1972); BALAN, B.; DULAC, G.; MARCY, G.; PONTHUS, J.P., PROUST, J.; STEFANINI, J.; VERLEY, E., “Coloquio
sobre Las palabras y las cosas”, VVAA, Análisis de Michel Foucault, op. cit., pp. 148-215 (Edición
original, “Entretiens sur Foucault”, La Pensée, nº 137, Enero-Febrero, 1968, pp. 3-37).

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“frente a tanta gratuidad derrochada en los furibundos ataques a las concepciones


historiográficas de un Foucault, Althusser, Pécheux-Fichant (...) no parece excesivo pedir
que, al menos, se les reconozca que no son tontos, aves de paso, ni intrusos merodeadores
en el campo del rigor filosófico (...) Cosa muy diferente es que se acepte su programa y
que no esté justificada la duda de si una historia de la filosofía concebida como intento de
multiplicación de rupturas, búsqueda exclusiva de acontecimientos incompatibles con las
estructuras filosóficas existentes y establecimiento incesante de discontinuidades, un tipo
tal de historia no esté incidiendo en un construccionismo teórico tan de nuevo cuño que
acaso roza los límites del más vetusto reino de lo fantasmagórico”107.

Serafín Vegas advirtió de la dificultad foucaultiana de aplicar su programa a la


historia del pensamiento, por lo que era imposible concretar una historia de la filosofía
en donde la continuidad, influencia, sentido y progreso fuesen categorías totalmente
vacías de significación. De este modo, en lugar de despreciar la historia empírica se
hacía más fructífero “intentar un diálogo” a través de un marco teórico, “cuyo afán de
rupturas se viese atemperado por los derechos y exigencias” de la historia empírica.
Este planteamiento sería eficaz contra la pretensión de establecer cierta identificación
entre los planos ontológico y semántico-epistemológico en la historia.
La Arqueología del Saber también abordó las complejas relaciones entre
ideología y cientificidad, que motivaron manifiestas controversias con los marxistas
althusserianos. Poco después de la publicación de esta obra, Louis Althusser escribió
Ideología y aparatos ideológicos del Estado108. El antiguo maestro de Foucault
entendió la ideología como el mecanismo utilizado por la burguesía para formar a
sujetos que reproducían su dominación de clase. Esta teoría de la ideología explicaba
las relaciones de producción existentes, a la vez que determinaba a los individuos
-que no actuaban libremente- para mantenerse y adaptarse al estado actual de las
cosas. R. Bueno interpretó, en la reseña de la obra de Lecourt, Para una crítica de la
epistemología109, que La Arqueología del Saber supuso un viraje importante hacia el
materialismo histórico: “lo que se descubre bajo el nombre de <formación discursiva>
es un intento de elaborar una teoría materialista e histórica de la ideología”110. Desde
posiciones marxistas-leninistas concluía con una crítica a la ausencia de teoría política
en Foucault, reivindicando la lucha de clases:

107
VEGAS GONZÁLEZ, S., “Un papel para la Historia de la Filosofía”, Pensamiento, nº 147, Julio-
Septiembre, 1981, pp. 257-286, p. 266. Desde 1945 se edita la publicación trimestral Pensamiento, revista
de Investigación e Información Filosófica de las Facultades de la Compañía de Jesús. Presta atención a
la investigación filosófica en diferentes ámbitos, con cierta incidencia en la metafísica y la historia de la
filosofía, destacando su laboriosa información bibliográfica. En la actualidad, Serafín Vegas González es
Catedrático de Filosofía de la Universidad de Alcalá de Henares.
108
ALTHUSSER, L., Ideología y aparatos ideológicos del Estado, Buenos Aires, Nueva Visión, 1974
(también en Escritos, Barcelona, Laia, 1974) Edición original, “Idéologie et appareils idéologiques d’État.
(Notes pour une recherche), La Pensée, nº 151, Junio, 1970.
109
LECOURT, D., “Sobre la arqueología y el saber (con respecto a Michel Foucault)”, Para una crítica
de la epistemología, op. cit., pp. 97-130.
110
BUENO, R., “Lecourt, D.: Pour une critique de l’épistémologie” (Reseña), Teorema, nº 8, Diciembre,
1972, pp. 143-145, p. 144.

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La recepción académica de Michel Foucault en España: la pregunta por el saber (1967-1986) 125

“no nos hagamos demasiadas ilusiones. Foucault nunca podrá desentrañar las cuestiones
que se plantea de una manera satisfactoria. Le falta algo sustancial: un punto de vista de
clase. La luz se hace de pronto y permite comprender hasta los últimos repliegues del
comportamiento de Foucault. Sabemos ahora por qué decidió resolver los problemas a
su manera y no utilizó los conceptos del materialismo histórico. Ahora se revela que su
impotencia teórica es la inevitable consecuencia de una opción política”111.

La obra de Dominique Lecourt quiso testimoniar el encuentro de los trabajos de


Althusser con una tradición epistemológica, que tomó como punto de arranque a Gaston
Bachelard e incluía a otros autores, como Michel Foucault y George Canguilhem. De
manera interesada pretendió acercar el pensamiento de Foucault y Althusser en lo
concerniente al concepto de sujeto, cuando éste consideró la historia como un proceso
sin sujeto cercano al antihumanismo foucaultiano. Los marxistas althusserianos
identificaron saber y ciencia con la intención teórica de salvaguardar el concepto de
ideología112, al mismo tiempo que reprochaban su distanciamiento del materialismo
histórico113. Lecourt polemizó con su noción difusa de ideología. Ésta fue una de las
grandes diferencias entre ambos intelectuales, puesto que el filósofo de Poitiers nunca
aceptó la noción de ideología: “no tenemos nada que proponer. Desde el momento en
que <se propone>, se propone un vocabulario, una ideología, que no puede tener sino
efectos de dominación. Lo que hay que presentar son instrumentos y útiles que se crea
que nos pueden servir”114. Foucault se mostró siempre cauteloso respecto al uso del
concepto de ideología, ya que éste implicaba la existencia de una verdad absoluta del
conocimiento. Más bien se trataba de descubrir la política de la verdad característica
de una sociedad determinada: por ejemplo indagar acerca de los aparatos efectivos de
producción y acumulación de saberes, qué instrumentos se utilizaban para la obtención
de la verdad, cómo se fabricó y se valoró la verdad, etc. Probablemente Lecourt no
quiso comprender que la perspectiva foucaultiana acerca del conocimiento era más
nietzscheana que marxista, en tanto que la verdad era sinónimo de producción social.
Los althusserianos mantuvieron una relación excluyente entre ciencia e ideología,
mientras que en La Arqueología del Saber se hallaban entrelazadas, pues una ciencia
podía funcionar como ideología sin detrimento de sus funciones epistemológicas,
y ésta no tenía por qué reducirse a medida que un saber obtenía mayor grado de
cientificidad115.

111
BUENO, R., Ibid., p. 145.
112
MOREY, M., “El recurso del método” en, Lectura de Foucault, op. cit., pp. 178-228; IBÁÑEZ, J.,
“Arqueología de las técnicas de investigación social: la encuesta, el examen y la confesión como
mecanismos de producción de verdad en las tres fases del proceso capitalista”, Más allá de la Sociología.
El grupo de discusión: técnica y crítica, Madrid, Siglo XXI, 1979, pp. 113-123.
113
LARRAURI, M., “Nuestro discurso responde a reglas de formación”, Conocer Foucault y su obra, op.
cit., pp. 59-78.
114
FOUCAULT, M., “Encierro, Psiquiatría, Prisión”, MOREY, M., (ed.), Sexo, Poder, Verdad..., op. cit., pp.
165-214. Edición original, “La folie encerclée: dialogue sur l’enferfement et la répression psychiatrique”,
Change, nº 32-33, Octubre, 1977, pp. 76-110. También en La quinzaine littéraire, nº 265, 16 de Mayo,
1977, pp. 17-20.
115
RODRÍGUEZ, R.Mª, “Régimen de materialidad del discurso: el poder”, Discurso/Poder, op. cit., pp.
103-140.

Revista de Hispanismo Filosófico


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126 VALENTÍN GALVÁN

Desde el ámbito de la filosofía del Derecho, Luis Núñez Ladevéze cuestionó la


posibilidad de una ciencia jurídica que intentase aplicar el análisis estructural en el
campo de la investigación jurídica. A partir de Las palabras y las cosas y La Arqueología
del Saber estableció los límites del estructuralismo específico, preguntándose: ¿en qué
medida y con qué limitaciones es posible aplicar el estructuralismo al derecho? Si
la propuesta foucaultiana de una arqueología del saber y el rechazo de la historia de
las ideas resultaba operativa, entonces los estudios históricos y las llamadas ciencias
humanas se verían afectadas por tal descubrimiento, incluida la ciencia jurídica:
“¿cabría establecer enunciados jurídicos al modo como Foucault quiere establecer
enunciados discursivos?”116 Es evidente que era demasiado pronto para intuir que
el interés de Foucault se encontraba en los combates del poder y no en el paisaje
austero de la formalización117. En la misma línea de trabajo, Carmelo Gómez Torres
hizo un recorrido por la obra foucaultiana desde el campo del Derecho, poniendo en
entredicho la posibilidad de hablar de una filosofía estructuralista. Esta cuestión era
necesaria esclarecerla, teniendo en cuenta tanto su antihumanismo y ahistoricismo
como también la mayoría de las críticas que aparecieron ligadas a prejuicios
ideológicos, sobre todo desde un sector del marxismo que calificó el estructuralismo
de tecnocrático y antidialéctico118. Sin embargo para Serrano González no tenía
sentido aplicar el método estructuralista a la teoría del derecho, puesto que el mismo
autor de La Arqueología del Saber propuso que se abandonase la discusión en esos
términos: “esa lucha que pudo ser fecunda no la sostienen ya más que los histriones
y los feriantes”119.

* * *

En esta dialéctica de la reapropiación hemos analizado los campos de recepción


de los textos, como también la coexistencia de dichas interpretaciones con sus
lecturas opuestas: estructuralistas, marxistas, cristianas, metafísicas, etc., es decir, los
usos y distorsiones de los diferentes comentaristas para adaptarlas a sus intereses y
objetivos, dentro de las pugnas que conformaron el campo intelectual en nuestro país.
Como conclusión podemos afirmar que la recepción española de la primera etapa
de la obra foucaultiana se enmarcó durante los años 70 en los debates Humanismo-
Antihumanismo y Marxismo humanista-Marxismo althusseriano, si bien se demuestra

116
NÚÑEZ LADEVÉZE, L., “Para un estructuralismo jurídico”, HERNÁNDEZ GIL, A., Estructuralismo
y Derecho, Madrid, Alianza Universidad, 1973, pp. 53-107, pp. 89. En la misma obra véase, NÚÑEZ
LADEVÉZE, L., “Ideología y problemática”, pp. 213-241. El texto es un trabajo colectivo correspondiente
al Curso de Doctorado “Teoría estructural de la ciencia jurídica”, impartido en la Facultad de Derecho de
la Universidad Complutense de Madrid durante el curso académico 1971-1972, y dirigido por Antonio
Hernández Gil. En la actualidad, Luis Núñez Ladevéze es Catedrático de Ciencias de la Información de la
Universidad de San Pablo CEU (Madrid).
117
SERRANO GONZÁLEZ, A.B., “Introducción: La pregunta por la verdad y las respuestas del derecho”
en, Michel Foucault. Sujeto, Derecho, Poder, op. cit., pp. 1-5.
118
GÓMEZ TORRES, C., “Aportaciones y límites de la proyección del estructuralismo al Derecho”,
Sociología y Psicología Jurídicas, nº 8, 1981, pp. 7-18.
119
FOUCAULT, M., “Conclusión” en, La Arqueología del Saber, op. cit., pp. 333-355, p. 336.

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La recepción académica de Michel Foucault en España: la pregunta por el saber (1967-1986) 127

que la obra de Habermas, muy comentada a comienzos de los años ochenta, contribuyó
a un cierto deslizamiento y cambio de coordenadas, inscribiéndose posteriormente la
disputa entre Modernidad y Postmodernidad.

Recibido: 23 de noviembre de 2008


Aceptado: 13 de febrero

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n.º 14 (2009): 101-127
Monasterio de los carmelitas. A la derecha, la Iglesia de la Vera Cruz: “…fui a parar a esa ciudad
impar y maravillosa [Segovia] donde estaban, como monumento nacional, los templarios. Estaban
cerrados, deshabitados. Yo le pregunté a mi padre quiénes eran los templarios…” (“A modo de
autobiografía” de María Zambrano).

“En mi casa, claro, yo tenía afortunadamente, entiendo, en la forma en que la tuve, una educación
religiosa. Yo sabía de los santos, yo rezaba, todo eso, pero aquel domingo en que me llevó, entonces
se decía “criada”, una criada, la Gregoria, me llevó ella sola por su cuenta, en medio de un vendaval,
al convento de San Juan de la Cruz que está fuera de la ciudad, propiamente, y fuimos andando y
entonces me llevó delante del mausoleo y me dijo que allí estaba el santo más grande de Castilla.
Y yo le pregunté ¿qué es un santo? Y ella me dijo: Alguien que está cerca de Dios y cerca de los
otros. ¿Y él está cerca?, le pregunté. Y ella me dijo: sí.
Y no me dijo que era poeta. Eso lo supe cuando llegué a casa y hablé…”
[Transcrito de unas declaraciones de María Zambrano]
En recuerdo de Gregoria García de Miguelsanz (Madrona, 1893). Fue criada de los Zambrano en
1915, el año en que María Zambrano ingresó en el Instituto de Segovia. Gregoria era hermana de mi
abuelo Antonio (José Luis Mora)
[Foto: Alberto Mora Sotomayor]
NOTAS

El exilio del 39 y su contribución


a la reflexión sobre la filosofía en
lengua española
ANTOLÍN SÁNCHEZ CUERVO
Instº de Filosofía-CCHS, CSIC (España)

Cuando se cumplen setenta años del mayor exilio acontecido en España a lo largo de
su historia, son particularmente ricas y abundantes las aportaciones de su obra filosófica
que cabría significar. Trayectorias intelectuales como las de José Gaos, Eduardo Nicol,
Joaquín Xirau, María Zambrano, Eugenio Ímaz, Adolfo Sánchez Vázquez, Juan
David García Bacca o José Ferrater Mora, por citar solamente algunos de los nombres
más conocidos, dejaron tras de sí contribuciones notorias —y en algunas ocasiones,
sumamente originales— a ámbitos y debates del pensamiento contemporáneo bien
diversos. Entre otros, la problemática vigencia de la metafísica o las condiciones de
posibilidad de la filosofía como tal, suscitando desde lecturas singulares del método
fenomenológico hasta revisiones del logos occidental que se remontaban a sus mismos
orígenes; ligado a lo anterior, la recepción crítica de corrientes filosóficas como el
historicismo, la fenomenología, el vitalismo, el existencialismo o la filosofía analítica;
la fundamentación de la ciencia y el lúcido diagnóstico de sus derivas opresivas bajo
el predominio de la razón instrumental; un amplio pensamiento político que plantea
claves genealógicas del fascismo —ligadas, en ocasiones, a una penetrante lectura de
la secularización moderna y su nihilismo consecuente—, y recoge las posibilidades
actuales tanto del liberalismo —enraizado en la persona y la comunidad, antes que en
la economía y el poder— como del marxismo —bajo una acepción asimismo crítica,
tan distante del realismo socialista o del “anti-humanismo” althusseriano—. Todo ello
sin entrar en el amplísimo capítulo de las traducciones, algunas de las cuales siguen
siendo de referencia en la actualidad —por ejemplo, las que Eugenio Ímaz hiciera de
la obra de Dilthey—; o en la dilatada trayectoria docente de algunos de estos autores,
creando “escuela” en el sentido más noble del término —la proyección de Gaos en
México, por ejemplo, llega hasta nuestros días.
Pero hay además otra cuestión en la que algunos de estos autores repararon de
manera significativa, como es la singularidad de la filosofía en lengua española. Su
acervo humanista, tan ligado a la experiencia de América; su presunta condición
“asistemática” y su vinculación histórica con la educación; sus concomitancias con
otras formas expresivas tales como la poesía, la novela y la mística; sus carencias
y limitaciones, sus lagunas historiográficas y, al mismo tiempo, su potencial
hermenéutico-crítico y sus amplias expectativas futuras fueron motivos inspiradores
de una amplia y jugosa autorreflexión que, más allá del obvio interés de todo

Revista de Hispanismo Filosófico 129 ISSN: 11368071


n.º 14 (2009): 129-139
130 ANTOLÍN SÁNCHEZ CUERVO

pensador por conocer la tradición desde la que piensa, bien pudo encontrar en la
circunstancia del exilio una triple motivación:
En primer lugar, la preocupación por la supervivencia de las propias tradiciones de
pensamiento crítico tras el desenlace de la guerra civil y la expectativa de encontrar
en ellas una respuesta a la retórica hueca y grandilocuente de la hispanidad, y a todo
aquello a lo que ésta remite. Quizá con una cierta e inevitable tendencia a la idealización
algunas veces, se reivindican autores, episodios y momentos del propio pasado
filosófico, tanto lejanos como recientes, desde el humanismo incipiente de Lull hasta
el reformismo institucionista o la razón vital e histórica de Ortega —no olvidemos
que, a pesar de todo, el exilio fue uno de los primeros y principales receptáculos de
su obra—. Junto a un mayor o menor interés historiográfico se busca la actualidad
de un pasado que corre el peligro de ser ignorado, olvidado o tergiversado bajo
interpretaciones tradicionalistas o mistificaciones reaccionarias, y cuyos contenidos
se substancian precisamente en aquello que la indigencia del presente reclama:
tolerancia e ilustración, liberalismo y republicanismo, otras maneras de entender la
tradición y otras concepciones de la razón. La amplia reivindicación del “humanismo
hispánico” llevada a cabo por Joaquín Xirau en la década de los cuarenta, por ejemplo,
tiene esta connotación1.
En segundo lugar, y en el caso, sobre todo, del exilio en México, el contacto con las
tradiciones de pensamiento en lengua española de la otra orilla y cuyo conocimiento
en España no dejaba de ser precario2, pese a la labor americanista que unas décadas
antes había emprendido Altamira, entre otros. Gaos, especialmente, dio buena
cuenta de la autorreflexión que la filosofía iberoamericana en general y mexicana
en particular había alcanzado gracias a las aportaciones de Antonio Caso, José
Vasconcelos, Eduardo O’Gorman y, sobre todo, Samuel Ramos, quien habría hecho

1
“Con respecto al humanismo hispánico” —afirma Ramón Xirau en la “Nota preliminar” al tomo II
de las Obras completas de su padre— “es importante mencionar que, sobre todo en México, Joaquín Xirau
se dedicó a la urgente tarea de estudiar las fuentes históricas del humanismo hispánico con el propósito de
recuperar las bases espirituales que animaron los impulsos reformadores de la Segunda República y los
esfuerzos de muchos intelectuales españoles que se encontraban en el exilio. Con la conciencia de que el
exilio podría tener una duración indefinida y asumiendo la responsabilidad de librar una batalla intelectual
para mostrar al mundo, en particular a la América Latina, que la «otra» España no había muerto, Joaquín
Xirau se concentró en estudiar los ideales de los humanistas y de los reformadores de la cultura ibérica y
europea, tradición que se remonta hasta Ramón Lull y que incorpora a Vives, Vitoria o Las Casas y Vasco
de Quiroga. (…) Es en esta tradición donde Xirau encuentra el fundamento de sus ideas pedagógicas,
animadas en gran parte por el espíritu renovador de la Institución Libre de Enseñanza.” Cfr. J. Xirau,
Obras completas. II. Escritos sobre educación y sobre el humanismo hispánico, Edición de Ramón Xirau,
Anthropos-Fundación Cajamadrid, Barcelona-Madrid, 1999, pp. XIIs.
2
“La Revista de Occidente, por ejemplo, ¿no hubiera podido formar una colección de filosofía
hispánica en la que figurasen, entre otras tantas obras, La existencia como economía, como desinterés y
como caridad y El peligro del hombre, de Antonio Caso; la Estética general y la Estética aplicada, de
Déustua; la Libertad creadora y El concepto de la ciencia, de Korn; las Proyecciones de la intuición, de
Molina; O mundo interior, de Marias Brito; la Lógica viva, de Vaz Ferreira? Sí más no. España hubiera
podido ser informada por los viajeros, Ortega sobre todo, que tuvieron oportunidad de conocer algunos
de estos contemporáneos suyos cuando estaban en su madurez”, apuntaría en ese sentido Eduardo Nicol
(El problema de la filosofía hispánica, México, FCE, 1998, p. 116), a propósito del “redescubrimiento de
Europa a costa de la “pérdida de América” (p. 123) llevado a cabo bajo “La etapa orteguiana”.

Revista de Hispanismo Filosófico


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El exilio del 39 y su contribución a la reflexión sobre la filosofía en lengua española 131

suyo, adaptándolo a la vicisitud mexicana, el programa orteguiano de la “salvación


de las circunstancias” por medio de una filosofía de la cultura3. Programa que en
realidad —sugiere Gaos4— Ortega habría culminado más que originado, pues ya
en el Ariel de Rodó, en el Facundo de Sarmiento y hasta en la obra de los jesuitas
criollos precursores de la Independencia, por ejemplo, cabe rastrear un pensamiento
de vocación inmanente y circunstancial5.
En tercer lugar, la crisis radical por la que entonces atraviesa la propia civilización
europea, consumida bajo la barbarie totalitaria y la racionalidad instrumental. La
conciencia del fracaso radical de la ilustración bajo esa barbarie también es acicate
para rastrear posibles respuestas a la misma en una difusa y escasamente reconocida
modernidad iberoamericana, cuya actualidad bien podría inspirar nuevas y liberadoras
interpretaciones del logos. No en vano la reflexión —a menudo reivindicativa— sobre
un “pensar en español” discurrirá de la mano de una honda conciencia de crisis de la
racionalidad filosófica en autores como José Gaos, María Zambrano, Joaquín Xirau y,
en cierto sentido, también Eduardo Nicol. Tanto la conciencia escéptica que anima la
“filosofía de la filosofía” de Gaos como el deterioro radical de la experiencia del mundo
que motivan la fenomenología de la conciencia amorosa de Xirau y la razón poética de
Zambrano, como el nuevo irracionalismo tecno-científico que lleva a Nicol a plantear una
“revolución en la filosofía”, guardan una mayor o menor complicidad con dicha reflexión,
aun cuando en algunos momentos —en el caso, concretamente, de este último— sea
indisociable de un contrapunto crítico severo. El denso y a veces aporético diálogo entre el
historicismo y la fenomenología en base al cual Gaos articuló su personal desmitificación
de la metafísica como fundamento preestablecido del logos y de la condición sistemática
como requisito para su despliegue, supuso todo un acicate para el redescubrimiento de
una tradición de pensamiento desplazada por tales prejuicios como la de lengua española.
Zambrano fue más radical y planteó una mediación entre la filosofía y otros saberes
supuestamente ajenos a la misma tales como el poético y el religioso que, además de
rebatir el imperativo racionalista dominante en Occidente con todas sus alienaciones,
encontraba en el singular pensamiento español cauces expresivos privilegiados. Xirau,
asimismo, conectó la necesidad de rescatar la vitalidad integradora que los dualismos
modernos habían ido cercenando a partir de Descartes hasta desembocar en un deterioro
radical de la experiencia humana, con la horma organicista característica del “humanismo
hispánico”. Nicol fue muy severo con el pensamiento español del último siglo por
su difícil compatibilidad con la vocación “científica”, sistemática y comunitaria que
toda razón filosófica debía, a su juicio, satisfacer; pero no por ello dejó de apuntar la
actualidad de clásicos políticos como Vives o Suárez o de advertir un sólido potencial
crítico y educador en dicho pensamiento, a la vista de la deriva pragmático-instrumental
hacia la que se habría escorado la racionalidad moderna hasta el extremo de poner en
cuestión la misma existencia de la actividad filosófica en cuanto tal.
3
Cfr. Obras completas VI. Pensamiento de lengua española. Pensamiento español, Prólogo de José
Luis Abellán, México, UNAM, 1990, pp. 149-162.
4
Cfr. Ibid., pp. 76s.
5
Cfr. el ensayo “El pensamiento hispanoamericano”, con el que comienza Obras completas V. El
pensamiento hispanoamericano. Antología del pensamiento de lengua española en la edad contemporánea,
Prólogo de Elsa Cecilia Frost, México, UNAM, 1993.

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132 ANTOLÍN SÁNCHEZ CUERVO

¿Cómo articularon, en definitiva, estos autores, su reflexión sobre la filosofía en


lengua española?
De todos ellos fue Gaos, sin duda, quien dedicó una mayor atención a esta cuestión. A
lo largo de una extensa bibliografía6 planteó una sobria reivindicación del pensamiento
propio frente a la negación del mismo resultante de mimetismos eurocentristas y
prejuicios metafísicos, estériles y precipitadas pretensiones de novedad, o meditaciones
insuficientes sobre un pasado decadente pendiente aún de asumir hasta sus últimas
consecuencias. De todo ello resultaría la distinción de un pensamiento caracterizado
por un triple rasgo fundamental. En primer lugar, estético —más que metódico y
sistemático—, pues sus autores gustan de la calidad literaria, optando por el ensayo
como género expresivo fundamental —sin olvidar la literatura de ficción, la lírica y
la poesía, la correspondencia epistolar y hasta la oratoria—; muestran predilección
por temas estéticos, plasmada ya sea en la crítica literaria o de arte, en la elaboración
teórica de dichos temas o en concepciones del mundo de inspiración estética; y porque,
en definitiva, afrontan cualquier otra temática con un cierto talante “esteticista”. En
segundo lugar, también se trata de un pensamiento eminentemente político en el amplio
sentido del término; esto es, entendido como organización de una comunidad cultural
y reformismo nacional, bajo el acicate, a menudo, de la nostalgia del desterrado, y en
un doble y complementario horizonte: las independencias y subsiguientes procesos
constituyentes de las naciones americanas, y la meditación, en el caso español, sobre la
decadencia. De ahí el tercer rasgo fundamental, una vocación pedagógica que acentúa
la dimensión específicamente formadora o educadora de todo pensamiento, palpable
en episodios tan relevantes como el krausismo o el positivismo en sus comienzos, en
la abundancia de “filósofos-maestros” y “educadores de pueblos”, o en el cultivo del
ensayo en tanto que prosa didáctica. Entre todos estos temas y formas —apuntará Gaos—
“se hace patente una unidad, que viene a ser la característica radical del pensamiento
hispano-americano, aquella sobre la que gravita su significación misma. Puede
formularse así: una pedagogía política por la ética y más aún la estética; una empresa
educativa, o más profunda y anchamente, formativa o reformadora, de independencia,
constituyente o constitucional, de reconstrucción, generación, renovación (…)”.
O, dicho de otra manera, un pensamiento “inmanentista” o elevador de la propia
circunstancia “a conciencia de sí”, cuyo objeto primordial es “este mundo, esta vida,
el más acá”, y en cuya palabra “está entrañada la acción misma”. Un pensamiento
entendido, en definitiva, como “potencia histórico-cultural” o “potencia histórico-vital
humana”7. Tal será, para Gaos, una de las principales aportaciones del pensamiento de
lengua española a la filosofía occidental.
La deuda de esta caracterización con los planteamientos de Ortega es obvia, tal y
como tantas veces se ha repetido. Pero no es nada insignificante el cambio gaosiano
de acentos que puede advertirse. Sin entrar ahora en las prolijas proximidades y
discontinuidades entre la reflexión “postmetafísica” de uno y de otro, Gaos no

6
Cfr, sobre todo, Obras completas VI, op.cit.; Obras completas VIII. Filosofía mexicana de nuestros
días. En torno a la filosofía mexicana. Sobre la filosofía y la cultura en México, Prólogo de Leopoldo Zea,
México, UNAM, 1996.
7
Obras completas VI, op.cit, pp. 87ss.

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El exilio del 39 y su contribución a la reflexión sobre la filosofía en lengua española 133

sólo concibió la razón circunstancial como un rasgo genealógico del pensamiento


de lengua española —y previo, por tanto, a su elaboración orteguiana—, sino que
además le imprimió una dimensión crítica sensiblemente diferente y quizá de mayor
calado. Ortega había elaborado dichas razones en sus Meditaciones del Quijote con
una complejidad desconocida hasta entonces, pero no por ello dejó de encontrar en
los grandes símbolos de la cultura germánica su referencia primordial. Aun a pesar
de su distanciamiento del neokantismo de sus primeros tiempos o de su apelación a
la ejemplariedad cervantina, no dejó de identificar el “concepto” como el gran foco
iluminador de la circunstancia española. Para Gaos, el pensador de lengua española,
entendiendo también por tal, obviamente, al americano, es ciertamente un “espectador”
de la cultura autodeclarada “universal”, de la que no obstante se apropia no sólo con un
sentido lo suficientemente crítico como para responder a las necesidades profundas de
su circunstancia, sino también para regresar a esa cultura cargado de interpelaciones.
Con Gaos, el “logos del Manzanares” adquiriría una proyección americana que no
había llegado a desahogarse en la experiencia argentina de Ortega y que se tradujo,
además, en una amplia exploración de autores, periodos y acotaciones hermenéuticas
de la filosofía en lengua española, así como de similitudes y contrapuntos entre una
y otra orilla. El historicismo orteguiano se prolongó así en una razón historiográfica
de la que dieron cuenta importantes antologías8 y, sobre todo, una larga y fecunda
continuidad en la obra de varias generaciones de discípulos, desde los tempranos
estudios de Leopoldo Zea sobre el positivismo en México hasta los recientes trabajos
de Mª Carmen Rovira sobre el pensamiento mexicano de los siglos XVIII, XIX y
comienzos del XX.
Xirau interpretó y reivindicó el “humanismo hispánico” bajo una lente organicista
que remite a sus vínculos, tanto personales como intelectuales, con una tradición
filosófico-pedagógica tan marcada por dicha horma como la krauso-institucionista.
Xirau había sido discípulo de Jaime Serra Hunter en el horizonte de la llamada
“Escuela de Barcelona”, así como de Ortega —si bien nunca fue orteguiano—, y
era buen conocedor de las corrientes fenomenológicas de su época. Pero su “gran
maestro” había sido Manuel B. Cossío, a través de quien recibió una honda impronta
de dicha tradición. Bajo dicha lente, la piedra angular de dicho humanismo será su
singular capacidad para integrar herencias culturales, concepciones políticas y acentos
religiosos diversos y a menudo contrapuestos, a la luz de una vitalidad que a su vez
recoge, no sólo las razones del intelecto, sino también los motivos de la conciencia
amorosa. En definitiva, un “espíritu liberal”9 que busca, por medio, sobre todo, de la
educación, un universalismo que no traicione la diferencia.
El presente planteamiento despide sin duda una cierta visión idealizada del
pasado, pero no por ello carece de coherencia discursiva, solidez hermenéutica y de
profundidad histórica: Xirau se remonta nada menos que al “crisol hispano” del siglo
XIII, que configura la herencia greco-latina, el legado judeo-cristiano y la presencia

8
Cfr. Obras completas V. El pensamiento hispanoamericano. Antología del pensamiento de lengua
española en la edad contemporánea, Prólogo de Elsa Cecilia Frost, México, UNAM, 1993.
9
Obras completas II, op.cit., p. 536.

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134 ANTOLÍN SÁNCHEZ CUERVO

árabe. Los hábitos de convivencia política, tolerancia religiosa e igualdad social


generados en este proceso de mestizaje cultural, en el que se entreabre la transición de
lo medieval a lo moderno, alimentarían la obra precursora de Ramón Lull. Por medio
de su “razón exaltada”, integradora de una concepción ordenada de la realidad y un
arte para apropiarse activamente de ella —es decir, de una ciencia y una amancia, de
intelecto y amor—, la vieja idea de un Sacro Imperio Romano se transforma en un
organismo cristiano impregnado de ecumenismo10. Es por ello que en la vida y obra
de Lull se prefigura ya el utopismo renacentista, la empresa misionera en América
y hasta el talante quijotesco. Y, sobre todo, la mentalidad erasmista, ejemplarmente
expresada en la personalidad intelectual de Luis Vives, en la que Xirau reconocerá al
integrador de la tradición medieval (platónico-aristotélica) y la incipiente modernidad
del Renacimiento italiano por un lado, el protestantismo germánico por otro; al
precursor de la pedagogía y la política modernas en la medida en que éstas se fundan
en el análisis de la conciencia; al filántropo que afirma la libertad frente a la autoridad,
y sitúa al hombre en el centro del universo independientemente de su condición y
procedencia, integrándolo en una sociedad natural universal, o una humanidad de la
que nadie —tampoco los turcos y los indios americanos— debe quedar excluido; al
crítico de los gobernantes cuando éstos pretenden imponer su voluntad sin legitimidad
popular; o al divulgador de un cristianismo ecuménico y moral, tolerante hacia la
herejía protestante y pacificador ante el panorama de una Europa convulsa.11
Sobre estas ideas —apuntará Xirau en su ensayo “Humanismo español (ensayo
de interpretación histórica) (1942)”12— elucida Vitoria sus esbozos del derecho
internacional y su innovadora concepción de una sociedad natural de pueblos libres e
iguales. Anterior a toda relación contractual es la identidad misma del género humano,
fundamento de una soberanía universal que, previamente legitimada mediante
el sufragio, antepone la justicia a la voluntad particular del monarca. Sólo en este
contexto es posible comprender el utopismo de Las Casas o Vasco de Quiroga.
Los dos siglos de melancólico repliegue que transcurren desde la muerte alegórica
del Quijote hasta la muerte real de Fernando VII pondrán, bien es cierto, en cuestión,
las promesas de esta tradición —no obstante superviviente en voces como las de
Quevedo, Feijoo, Jovellanos, Larra y Quintana, o en no pocos proyectos de integración
iberoamericana surgidos de las revoluciones de Independencia, que Xirau emparenta
con ella antes que con la ilustración francesa—. Pero es precisamente a la luz de los
proyectos krausistas e institucionistas que cobrará renovados aires. El pensamiento de
Cossío, al que Xirau dedicó el primer estudio sobre su vida y obra13, se distinguiría
así por su apertura a todas las tendencias sobre el trasfondo de algunos fundamentos
krausistas —aspiración a la unidad, vocación práctica y anti-intelectualismo—, sin
caer por ello en meras soluciones eclécticas; y su rechazo de la abstracción y la
pretensión sistemática, en favor de una conexión estrecha con el acontecer temporal.

10
Cfr. su libro Vida y obra de Ramón Lull. Filosofía y mística (1946), Ibid., pp. 215-349.
11
Cfr. sus ensayos “Luis Vives y el humanismo (1940)” y “Prólogo a El pensamiento vivo de Jaun
Luis Vives (1942)”, Obras completas II, op.cit, pp. 505-529.
12
Ibid., pp. 534-551.
13
Manuel B. Cossío y la educación en España (1944), Ibid, pp. 3-214.

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El exilio del 39 y su contribución a la reflexión sobre la filosofía en lengua española 135

El resultado sería “una concepción unitaria y personal enraizada en la libre reflexión


sobre la rica cantera de la experiencia inmediata”; o lo que es igual, “una filosofía de
la vida, íntimamente fundida con las preocupaciones, los problemas, las dificultades
y las luchas de su tiempo y su país.” En definitiva, una “razón armónica” sensible a
las preguntas del historicismo, aunque reacia a su tendencia relativista en la medida
en que rastrea “la pulsación de la vida humana y de la cultura, hacia una concepción
integradora para la cual las experiencias de la humanidad en la historia son orientaciones
complementarias de un destino universal y trascendente.”14
María Zambrano, por su parte, entendió el pensamiento español en términos de una
tradición velada y latente, falseada bajo el tradicionalismo y de excesivas dimensiones
para el esfuerzo solitario del intelectual liberal por una parte, desplazada bajo el
moderno racionalismo europeo por otra. Desde escritos relativamente tempranos
como Los intelectuales en el drama de España y Pensamiento y poesía en la vida
española, y a lo largo de toda su obra posterior —unas veces de manera monográfica
como en España, sueño y verdad o La España de Galdós, otras de manera puntual
y diseminada—, dicho pensamiento se interpreta como el fruto paradójicamente
fecundo de un largo fracaso histórico. La propia “razón poética” hunde algunas de sus
raíces más profundas en este legado sub-histórico, que Zambrano recibió a través de
Machado15, su propio padre, Blás Zambrano, Unamuno y Ortega.
Para María Zambrano, el pensamiento español no ha encontrado un lugar en
la historia debido a su singularidad o su carencia de violencia. Si se acepta que la
experiencia filosófica brotó en Occidente de la admiración ante la existencia del
mundo o el apego extático e inmediato a la vida por una parte, y de la violencia o
el despliegue de una voluntad objetivadora sobre la realidad hasta reducirla en un
sistema por otro, dicho pensamiento se caracterizaría por la ausencia de esto último.
Acaso por su enraizamiento originario en una singular religiosidad ibérica reacia al
logos, daría lugar a modos de conocer diferentes de aquellos por los que transcurrirá el
pensamiento greco-latino-cristiano-europeo. De ahí el tópico de su lejanía respecto de
la ciencia y la filosofía modernas o su tendencia a petrificarse bajo las identificaciones
del tradicionalismo, desembocando en definitiva en una voluntad nihilista y desasida,
fracasada.
Ahora bien, que el pensamiento español no haya logrado codificarse en el devenir
histórico de la filosofía moderna no significa, para Zambrano, que carezca de substancia
filosófica, aunque sea de otra índole. Aun es más, precisamente en ello radicaría su
luminosidad. Si la violencia del logos ha conducido a Europa a la destrucción, otros
modos de conocer la realidad deben entonces imponerse. Y esos modos bien podrían ser
aquellos que dicho pensamiento ha realizado en géneros como la novela. En realidad,
esa voluntad pura, impotente para la especulación metódica y la reducción objetiva
de la realidad, se habría canalizado narrativamente, alumbrando un conocimiento no
violento, inspirado en el fracaso. La novela cervantina, por supuesto, pero también la

14
Ibid., pp. 78s.
15
No olvidemos que Zambrano expresó su primera formulación de la razón poética a propósito de
la complementariedad machadiana entre poesía y razón. Cfr. Los intelectuales en el drama de España y
escritos de la guerra civil, Presentación de Jesús Moreno Sanz, Madrid, Trotta, 1998, p. 177.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 129-139
136 ANTOLÍN SÁNCHEZ CUERVO

galdosiana, constituirán para Zambrano claros ejemplos de un modo de pensar que


no llegó a ser historia porque no ejerce violencia sobre la realidad, o no lo hace, al
menos, con la claridad cegadora del logos. Por eso es un pensamiento “realista” y
“materialista”, entendiendo por ambos términos una disposición admirativa de apego
vehemente e incluso de adoración a la materialidad concreta y palpitante de la vida,
libre de abstracciones y reduccionismos conceptuales, esquiva de le exigencia teórica.
De fidelidad a la realidad en tanto que una experiencia inmediata y espontánea del
mundo en la que las cosas simples —“los caminos, las ventas, los árboles, los arroyos
y los prados, los pellejos de vino y aceite (…)”16— comparten e incluso arrebatan el
protagonismo a la figura humana.
Para Zambrano, el pensamiento español se distinguiría en definitiva por su ineptitud
para reducir la realidad y por su capacidad, en cambio, para acogerla, contemplarla
y, al mismo tiempo, polemizar con ella, padeciendo su fugacidad y advirtiendo la
proximidad de la muerte como término inexorable de la misma —tema, este último,
tan presente, desde el senequismo de Jorge Manrique hasta el pensamiento trágico
de Unamuno—. De ahí el anhelo poético de unidad o síntesis de esas realidades
fugaces e irreductibles que constantemente se escurren y se resisten a permanecer,
de recogerlas en una totalidad no totalitaria que encuentra sus expresiones más plenas
en la mística —en una mística, como la sanjuanista, impregnada de sensualidad—.
Novela y poesía —sin olvidar otros géneros en los que Zambrano tampoco dejó de
reivindicar como la pintura o el saber popular— van delimitando así una tradición
de pensamiento desarraigado de la abstracción y de la violencia metódica propias
de los sistemas filosóficos, que no es ni “idealismo” ni “practicismo” y que es más
bien “lo otro que lo llamado teoría” 17; aquello que se persigue para que “la razón
se entienda a sí misma” y pueda así “entender la vida”18 o, sencillamente, “vivir de
modo que se pueda morir”19, como dijera Zambrano a propósito de la razón vital. En
definitiva, un “conocimiento poético”20 o un modo de pensar que no sólo se aproxima
a la expresión literaria, sino que también se funde con ella invirtiendo el tópico de
la “pobretería” de la filosofía española. Ésta puede ser innegable “si por filosofía se
entienden los grandes sistemas. Más de nuestra pobretería saldrá nuestra riqueza”,
pues el pensamiento español “puede ser el tesoro virginal dejado atrás en al crisis del
racionalismo europeo”21 y de su peculiar melancolía “puede surgir la nueva ciencia
que corresponde a eso tan irrenunciable: la integridad del hombre”22.

16
Pensamiento y poesía en la vida española, Ed. de Mercedes Gómez Blesa, Madrid, Biblioteca Nueva,
2004, p. 144. En dicho libro pueden encontrarse estos planteamientos elementales de Zambrano acerca del
pensamiento español. Cfr. también los textos seleccionados por Jesús Moreno Sanz en ZAMBRANO, M., La
razón en la sombra. Antología crítica, Madrid, Siruela, 2004, cap. VI.
17
Pensamiento y poesía en la vida española, op.cit., 129s.
18
La razón en la sombra, op.cit., p. 521.
19
Ibid., p. 516.
20
Pensamiento y poesía en la vida española, op.cit., p. 155.
21
Ibid., p. 115s.
22
Ibid., p. 161.

Revista de Hispanismo Filosófico


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El exilio del 39 y su contribución a la reflexión sobre la filosofía en lengua española 137

El planteamiento de Nicol fue más adusto y desmitificador que los anteriores e


incluso despide un cierto antagonismo respecto del de Gaos o de Zambrano, señalando
carencias allí donde éstos advertirían virtudes. Así la predilección por lo estético o
por la expresión literaria, tan propensa, a su juicio, al personalismo contemplativo
y tan alejada, en consecuencia, de las exigencias de un pensamiento responsable,
comprometido con la vocación “científica”, universal y comunitaria del logos —algo
que más bien le acercaría a la horma organicista de Xirau—. A las ideas “lucidas”
contrapuso así las ideas “lúcidas” y el imperativo, para toda filosofía digna de ser tal, de
“pensar con rigor las cosas graves”23. De ahí su crítica del “ensayismo” o del abuso del
ensayo como género filosófico hasta el punto de desplazar al género sistemático bajo
el pretexto de que éste es rígido y reduccionista. Nicol no desestima ni minusvalora
el ensayo, que él mismo cultivó; pero sí plantea toda una desmitificación del mismo
como género propio del pensamiento en lengua española y también como un medio
supuestamente privilegiado de escritura filosófica, dotado de una singular elocuencia
para expresar contenidos de verdad que escaparían a la abstracción conceptual propia
de otros géneros como el tratado. Si filosofía es ante todo “ciencia”, replanteamiento
constante de los cimientos de la verdad, búsqueda de un conocimiento con validez
general o representación del orden inscrito en la realidad —en el sentido nicoliano
de los términos, bien distantes de reduccionismos metafísico-idealistas o pragmático-
instrumentales—, su condición expresiva privilegiada será más bien el sistema,
entendido no como cerrazón y dogmatismo, sino como conexión dinámica de
fragmentos con vistas a una completitud imposible pero irrenunciable. Aun es más,
el riesgo de derivar hacia el dogmatismo —arguye Nicol— reside mayormente en el
ensayo, precisamente por sus licencias subjetivas a la hora de aligerar las densidades
argumentativas propias de la reflexión sistemática, por sus concesiones al motivo
personal o circunstancial hasta el extremo de disolver el “intento de aproximación a la
verdad” inscrito en la conciencia filosófica en ostentaciones del yo o en una “variedad
de anécdotas e incidencias autobiográficas”24. De ahí el contrajemplo que para
Nicol suponen el esteticismo ensimismado de Unamuno y su generación o el vano
personalismo de lo que él denomina “etapa orteguiana”25. Para Nicol, la reflexión
sobre la circunstancia es insuficiente para dar razones acerca del mundo y más aún
para resolver los grandes problemas de la vida española: la intolerancia a la diferencia,
la subordinación del bien común al interés individual y a la vanidad personal, o la
ausencia de una auténtica ciudadanía.
Ahora bien, no todo fueron contrajemplos. En tres jugosos artículos de 1947-
4826 reivindicó la filosofía moral y jurídica de Vives y Vitoria, y, sobre todo, la
filosofía política de Suárez, capaz a su juicio de inspirar respuestas actuales a la total

23
Cf. “Conciencia de España”, en La vocación humana, Presentación de Enrique Hülsz. México,
Lecturas mexicanas, 1997, p. 235.
24
Cfr. El problema de la filosofía hispánica, México, FCE, 1998, Tercera parte, “Ensayo sobre el
ensayo”.
25
Cfr. El problema de la filosofía hispánica, op.cit., Primera parte, III.
26
“Libertad y comunidad. La filosofía política de Francisco Suárez”, “Propiedad y comunidad. Suárez
frente a Locke y Marx” y “La rebelión del individuo”, La vocación humana, op.cit., pp. 246-292.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 129-139
138 ANTOLÍN SÁNCHEZ CUERVO

desarticulación de las relaciones entre individuo y comunidad, y a la escisión entre


ética y política, redundando en una concepción de estado en términos de economía
y poder, características de la sociedad contemporánea. En las antípodas de la
caracterización gaosiana de lo político en el pensamiento de lengua española, que
Nicol identifica con la ideología, el ejemplo de Suárez permite codificar ese mismo
elemento político en una concepción moral del estado, basada en la comunidad
natural de los individuos, orientada hacia el bien común y responsable de garantizar
la dignidad de la persona. El pensamiento político de Suárez contendría así para
Nicol serios antecedentes de la Declaración de los derechos del hombre de 1789, si
bien estos habrían quedado desplazados por las fórmulas contractualistas y liberal-
burguesas de Locke27.
Por otra parte, Nicol tampoco renunció a la meditación del propio ser o de lo
hispánico como posibilidad, aunque la entendiera, obviamente, desde otras inquietudes
que las unamunianas o las orteguianas, mucho más acordes con su acepción “científica”
y comunitaria del logos como ciencia y comunidad. Para Nicol, reflexionar acerca de
lo propio no equivale necesariamente a pensar de manera ensimismada y de espaldas
a estas exigencias, además de que —no olvidemos— logos también es, a su juicio,
expresión y por eso “querer ser significa querer ser diferente”28. De ahí su elogio de
la filosofía latinoamericana anti-positivista de comienzos del XX. La obra de Enrique
Molina en Chile, Alejandro Korn y Coriolano Alberini en Argentina; Carlos Vaz
Ferreira en Uruguay; Alejandro Deustúa en Perú, Raimundo Farias Brito en Brasil o
Antonio Caso en México, no sólo supuso la superación del positivismo, sino también
“el ejercicio de una capacidad de pensar con auténtica originalidad y de hacer filosofía
con caracteres autóctonos y a la vez universales.”29
En definitiva, Nicol también invertiría —o matizaría severamente, al menos—, el
tópico de la “pobretería” de la filosofía hispánica: en realidad, esos mismos lastres que
tanto denunció en ella la habrían mantenido al margen de la deriva deshumanizante
de la ciencia, la filosofía y la política occidentales; de aquello que Nicol denominó
“razones de fuerza mayor”, en medio de todo un diagnóstico de la actual globalización
tecnológica y su poderío30. De ahí la tarea, para la filosofía hispánica, “de civilizar a
los poderosos”, de que “el poder rinda cuentas de sí mismo” y de ser “la conciencia del
poder”, lo cual, lejos de traducirse en imitación o resentimiento, pasa por un rescate
del logos y el ethos.” La filosofía hispánica estaría así llamada a mostrar la cara más
luminosa —la más lúcida, que no es siempre la más lucida— de su genio humanista:
aquella que piensa el mundo desde el respeto a la vocación humana, sin sacrificarla a
la arbitrariedad personalista, pero tampoco a la eficacia instrumental. En la educación

27
Cf. el cuadro comparativo entre dicha Declaración, el Ensayo sobre el gobierno civil (1690) de
Locke y el Tratado de las leyes (1612) de Suárez, “Libertad y comunidad. La filosofía política de Francisco
Suárez”, La vocación humana, pp. 253-263.
28
El problema de la filosofía hispánica, op.cit., p. 75.
29
Ibid., p. 112.
30
Cfr. sus libros El porvenir de la filosofía, México, FCE, 1972 y La reforma de la filosofía, México,
FCE, 1980.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 129-139
El exilio del 39 y su contribución a la reflexión sobre la filosofía en lengua española 139

de sí mismo encontraría así el genio hispánico toda una clave para educar al genio
tecno-científico que finalmente se ha impuesto en Occidente. En definitiva, para “una
rehumanización del hombre”31.
Baste este escueto y apresurado apunte para hacerse una idea de la aportación
filosófica del exilio a la reflexión sobre la filosofía hispánica o en lengua española
—o iberoamericana, como diríamos en la actualidad—. Gaos reconoció en esta
filosofía una manera legítima de pensar aun cuando no obedece a las supuestas
leyes inscritas en el lógos. Zambrano fue más lejos y apeló a su condición racio-
poética. Nicol, en cambio, advirtió los riesgos de esas maneras de pensar y recordó
la vocación “científica” o logocéntrica de la filosofía y el servicio que debe rendir a
la comunidad, más allá de toda inspiración singular. Xirau, en fin, aportó una visión
conciliadora e integradora. De una u otra manera, todos ellos repararon en el pasado
de la propia tradición y señalaron sus posibilidades de futuro en medio de un presente
convulso. Desde planteamientos unas veces cercanos, otras veces distantes y hasta
antagónicos, mostraron la complejidad, las constantes y las ricas contradicciones de la
filosofía iberoamericana, a la que tampoco fueron ajenos otros autores del exilio, aun
cuando repararan en ella de manera puntual y fragmentada. Un recorrido minucioso
por esta reflexión exiliada debería incorporar también multitud de fragmentos sobre
clásicos como Vives y contemporáneos como Machado, Unamuno, Ortega o Giner,
las antologías del pensamiento filosófico colombiano y venezolano de García Bacca,
las huellas humanistas y erasmistas en las topías y utopías de Eugenio Ímaz, el ensayo
de Luis Araquistáin sobre pensamiento español contemporáneo o el de Ferrater
Mora sobre España y Europa… El exilio del 39 supuso, entre otras muchas cosas, un
adentramiento en lo más auténtico de la filosofía en lengua española.

31
Ibid., p. 162s. “En efecto” —afirma, leemos en la p. 163— “si se logra educarlo, ese personalismo
indómito, soberanamente arbitrario y anárquico que adopta a veces nuestro genio puede modelarse y
convertirse en algo positivo: en una reivindicación de la persona humana frente al anonimato y la
neutralización que imponen las formas de vida actuales”.

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n.º 14 (2009): 129-139
NOVEDADES

Colección Colección
H e te ro c l á s i ca | P e n s a r e n E s p añ o l A n t r o po l o g í a

José Medina Echavarría Carlos García Gual


Responsabilidad de la inteligencia Prometeo:
Estudios sobre nuestro tiempo mito y literatura

Eugenio Ímaz Carlos García Gual


Luz en la caverna y otros ensayos Encuentros heroicos
Introducción a la Psicología Seis escenas griegas

Colección Colección
F ilo s ofía B i b l i o t e ca d e l a C á t e d r a d e l E x i l io

Jesús Navarro Reyes Fernando Vázquez Ocaña


Pensar sin certezas Pasión y muerte de la Segunda República española
Montaigne y el arte de conversar
Max Aub
Juan Arnau El rapto de Europa o siempre se puede hacer algo
Arte de probar. Ironía y lógica en India antigua Edición de José María Naharro-Calderón
Miguel de Unamuno y su
biblioteca danesa 1

RAFAEL CHABRÁN2
Whittier College (USA)
rchabran@whittier.edu

“Hay en la teología unos tesoros…Ahora que traduzco ya el dano-noruego o norso-danés


voy a chapuzarme en el teólogo y pensador Kierkegaard fuente capital de Ibsen, que decía
de joven que aspiraba a ser poeta de Kierkegaard, según he leído en el libro de Brandes
sobre Ibsen, que es donde empecé a aprender danés (tarea facilísima sabiendo alemán e
inglés).”3

“Y he revivido con Kierkegaard en Copenhague,…”4

“Me parece que ya es hora, mi excelente amigo, de que conteste a todos los que con
usted contribuyeron en ese Copenhague –que tan vivo lo tengo sin conocerlo de vista– al
homenaje que se me otorgó…ahí en ese Copenhague que conozco a través de mis lecturas
danesas...no sé cuándo podré realizar mi viejo deseo de conocer de vista y toque esas tierras
escandinavas que tanto me han atraído desde hace años.”5

Introducción: caminando por las calles de Copenhague

Durante en otoño de 2007 tuvimos el gran honor y placer de conocer y trabajar


en la capital danesa. Aparte de las horas que pasamos en bibliotecas y archivos, nos
dedicamos a conocer esa gran capital nórdica caminando y recordando los versos
del gran poeta: “Caminante, son tus huellas, el camino nada más…”. Caminábamos
desde nuestro piso, enfrente del antiguo cementerio judío de Nørrbro, rumbo al

1
El presente ensayo se basa en un serie de conferencias, aún inéditas, presentadas en el Institut
for Engelsk, Germansk og Romansk (Spansk), Det Humanistiske, (Departamentos de español e inglés)
Fakultet Københavns niversitet, København durante el otoño de 2007. Agradezco muy sinceramente a
los profesores Charles Lock del Departamento de inglés y a Hans Julio Casado Jensen del Departamento
de Español y sus colegas la invitación y el trato muy ameno en esta Facultad, así como al Prof. K. Brian
Soderquist de DIS y de la Facultad de Teología y del Centro de Investigación Søren Kierkegaard por su
atención y apoyo.
2
En el otoño de 2007 fue Whittier College Resident Director y Visiting Faculty, DIS/Danish Institute
for Study Abroad, Copenhague, Dinamarca.
3
UNAMUNO, M. DE, “Carta a Clarín”. 3 de abril de 1900. Menéndez Pelayo, Unamuno, Palacio Valdés,
Epistolario a Clarín, Madrid, Ed. Escorial, 1941, pp. 74-83.
4
UNAMUNO, M. DE. La agonía del cristianismo (1924/1931), OCE, VII: p. 314.
5
UNAMUNO, M. DE, “Carta a Carl Bratli”. (23 de noviembre de 1934). Se refiere al Homenaje que la
Asociación Dano-Española le brindó a Unamuno en Copenhague ese miso año.

Revista de Hispanismo Filosófico 141 ISSN: 11368071


n.º 14 (2009): 141-153
142 RAFAEL CHABRÁN

Barrio Latino, la Vieja Universidad, la Iglesia de Nuestra Señora y la antigua plaza


Gammel Trov, intentando siempre seguir las huellas del insigne teólogo danés, Søren
Kierkegaard, tan conocido por Don Miguel.

1. Escandinavia en la obra de Miguel de Unamuno

El presente ensayo es esbozo de un proyecto de investigación mucho más amplio.


Dicho proyecto tiene como objeto indagar acerca de la influencia de Escandinavia (sus
países, culturas, autores y obras) en la obra y el pensamiento de Miguel de Unamuno.
Nuestro estudio se centra en las lecturas y el conocimiento que tenía don Miguel
en muchos de estos escritores escandinavos. Además, nuestra investigación también
intentará examinar la recepción de la obra de Unamuno en los países nórdicos.
Desde hace muchos años, la crítica se ha fijado en el interés que Unamuno mostró
por las obras de Ibsen y Kierkegaard y, con frecuencia, este interés por parte del vasco
se ha explicado como otra “rareza” en la extraña colección de lecturas que influyeron
en el desarrollo del pensamiento unamuniano. Sin embargo, mientras que las posibles
influencias, afinidades y coincidencias del pensamiento de Kierkegaard con el del
Unamuno se han estudiando detalladamente y con mucho afán, los críticos no han
indagado sobre el peso de las lecturas de autores escandinavos en el pensamiento
de Unamuno. Mas nuestras pesquisas —aun en un estado bastante embrionario—
nos conducen a tener en cuenta el gran interés que Unamuno tenía por los escritores
escandinavos.
Don Miguel leyó, estudió y conoció escritores nórdicos durante toda su vida,
o sea, desde los años madrileños hasta los años 30, poco antes de su muerte. Una
investigación cuidadosa de la masiva correspondencia de Unamuno terminará por
arrojar mucha luz e información sobre las amistades que Unamuno había entablado
con autores escandinavos.
Aparte las muchas referencias a autores escandinavos en los escritos de Unamuno,
hay que recordar, también, las amistades que tenia Unamuno con otros españoles
que conocían bien las obras de importantes escritores escandinavos y que escribían
sobre éstos. En este sentido es menester mencionar a Ángel Ganivet, a Clarín y, como
veremos, a Joan Estelrich. De estos, el primero conoció de primera mano, o sea, vivió
y palpó las realidades de las culturas escandinavas y conoció las obras de los más
importantes autores de finales del siglo XIX. Leopoldo Alas, Clarín, por su parte, fue
uno de los primeros críticos españoles que escribió con mucha atención de la literatura
de los países nórdicos. Siguiendo esta línea de pensamiento, también hay que señalar
que nos parece sumamente útil comparar los trabajos del otro pensador mencionado,
el catalán Joan Estelrich —poco conocido, aunque escribió mucho— con los de
Unamuno en cuanto a la literatura y al pensamiento escandinavos.
Además, para mejor entender el interés que Unamuno tenía por los escritores
nórdicos, nuestra investigación se concentra -para ser más concreto- sobre las siguientes
preguntas: ¿Qué visión de Escandinavia tenía Unamuno?; ¿qué otros escritores
escandinavos conoció, leyó y estudió Unamuno aparte de Ibsen y Kierkegaard?;
¿qué referencias a escritores escandinavos se pueden encontrar en las obras de don
Miguel y qué cronología de estas referencias se puede establecer en cuanto a estas

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 141-153
Miguel de Unamuno y su biblioteca danesa 143

menciones de obras y escritores?; ¿qué posibles influencias tuvieron las lecturas de


autores escandinavos en el desarrollo del pensamiento unamuniano?; y, finalmente,
¿hasta qué punto nos puede ayudar estudiar la preocupación por escritores nórdicos
que sintió Unamuno para mejor entender su interés por Ibsen y Kierkegaard?

2. Punto de partida: Unamuno y Dinamarca

La presente investigación versa sobre “Unamuno y Dinamarca: Literatura y


Pensamiento (1893-1935).” Intenta ser una introducción a un estudio mucho más
ambicioso que se llamará “Escandinavia Miguel de Unamuno y Miguel de Unamuno
en Escandinavia” que versará sobre las lecturas y conocimiento de escritores daneses,
noruegos y suecos, así como la recepción de las obras de Unamuno en los países
nórdicos. En estos inicios nos centramos en la que hemos llamado “Biblioteca danesa”
de don Miguel.

2.1. Ibsen y Kierkegaard y Unamuno

Como hemos dicho, desde hace tiempo muchos estudiosos y críticos se han dedicado
al interés que don Miguel mostró por las obras de Ibsen y Kierkegaard. Desde los años
treinta y cuarenta del siglo pasado los estudiosos del pensamiento unamuniano, así
como los críticos de su obra literaria, han indagado sobre la cuestión de cómo, cuándo
y por qué Unamuno llegó a conocer la obra de Kierkegaard y qué fue, en particular, lo
que el vasco aprendió de las obras literarias, filosóficas y teológicas del célebre danés.
Es decir, ¿qué fue lo que tanto le movió a prestar atención al pensamiento del famoso
teólogo solitario?
Tal vez uno de los primeros pensadores que se preocupó por la obra de Kierkegaard
y el pensamiento kierkegardiano fue el escritor Joan Estelrich i Artigues (1886-
1858) de Mallorca.6 Aunque muy poco se ha escrito sobre Estelrich es sumamente
importante recordarle en cuanto a la recepción del pensamiento escandinavo en España
y, particularmente, en Cataluña. Debemos recordar ahora que el pensador mallorquín
escribió sobre Kierkegaard entre 1919 y 1947 y que fue uno de los corresponsales de
don Miguel.7
Otro español, española en este caso, del siglo XX que mostró gran interés por
Kierkegaard fue María Zambrano (1904-1991), filósofa y ensayista malagueña,
estudiante tanto de Unamuno como de Ortega. Zambrano escribió sobre Kierkegaard
y Unamuno entre 1940 y 1942.8

6
Estelrich nace en Felanitx, Mallorca y muere en Paris. Fue uno de los más importantes escritores y
políticos catalanes. Fue influido por E. D’Ors, Joan Margall, G. Leopardi y Kierkegaard.
7
Ver “Kierkegaard en España” en Destino, Barcelona. (9 de agosto, 1947); “Kierkegaard dins del
pensament ynòrdic” en La revista, vol. 5, n. 81-83, Barcelona (1919), p. 68. Sobre Estelrich y sus lecturas
de Kierkegaard, ver PERARNAU VIDAL, D., “A Tribute to Joan Estelrich (1896-1958)”, Søren Kierkegaard
News Letter, n.. 49 (2005), en y “Joan Estelrich: l’oblidat precursor de l’estudi de Soren Kierkegaard”. El
Marges. n. 78 (2006): 37-54. En la Casa Museo hay tres cartas de Estelrich a Unamuno.
8
ZAMBRANO, M., Unamuno. Edición e introducción de M. GÓMEZ BLESA. Barcelona, Del Bosillo/
Ramdon House Monadori, 2004.

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144 RAFAEL CHABRÁN

No es este el tiempo ni el momento de hablar extensamente de las conexiones,


afinidades y diferencias entre Kierkegaard y Unamuno pues no es el objeto directo
de nuestro estudio. Sin embargo, sí es preciso recoger algunas aportaciones recientes
sobre este tema para que el lector tenga una idea clara del estado de las investigaciones
en este punto. Como bien se sabe, el primer estudio, y uno de los más importantes
es el detallado trabajo de José Antonio Collado que apareció 1962.9 Recientemente
tenemos los estudios de Gemma Roberts (1986) y el de Jan Evans (2005).10 Además,
aquí también debemos mencionar los excelentes trabajos del profesor Nelson Orringer
y sus magníficas ediciones de Del sentimiento trágico de la vida (2005) y (2005).11
Pero aunque no sea el objeto directo de nuestro estudio, ahora sí debemos recordar
las mismas palabras del propio Unamuno sobre este tema. Así, en el importante ensayo
de 1907, “Ibsen y Kierkegaard”, nos dice:

“Fue el crítico de Ibsen, Brandes, quien me llevó a conocer a Kierkegaard, y si empecé a


aprender el danés traduciendo antes que otra cosa el Brand ibseniano, han sido las obras de
Kierkegaard, su padre espiritual, las que sobre todo me han hecho felicitarme de haberlo
aprendido.”12

Adelantamos que pronto tendremos mucho más que decir sobre Brandes, Ibsen13
y cómo y cuándo Don Miguel aprendió danés. Aquí sólo queremos decir que Don
Miguel empezó a mencionar a Ibsen en su correspondencia, ya en 1893 en sus cartas
a Múgica.14
Recientemente el interés de Unamuno por Kierkegaard ha sido descrito como
“extraño” por la profesora Evans.15 Esta profesora, además, ha hablado del “encuentro
improbable” entre el danés y el vasco.16 Sin embargo, aunque las conexiones, afinidades
y las diferencias entre Kierkegaard y Unamuno se han estudiado detalladamente por
investigadores, la crítica decidido no prestar demasiada atención al gran cuerpo de
escritores que Unamuno había estudiado y leído, o bien hacia los daneses con quienes
Unamuno se escribió. Como nuestras investigaciones, aun en curso, han demostrado,

9
COLLADO, J.A., Kierkegaard y Unamuno. Madrid, Gredos, 1962.
10
ROBERTS, G., Unamuno: afinidades y coincidencias kierkegaardians. Boulder, Colorado, Society of
Spanish and Spanish American Studies/University of Colorado, 1986; J. Evans. Unamuno and Kierkegaard.
Paths to Selfhood in Fiction. Lanham, Lexington Books, 2005.
11
ORRINGER, N., Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos y Tratado del amor
de Dios. Madrid: Tecnos, 2005. Ver además, su excelente traducción al inglés de Tratado de Amor de Dios,
Treatise on Love of God con su muy útil aparato crítico y notas. Urabana, University of Illinois Press,
2007.
12
UNAMUNO, M. DE, “Ibsen y Kierkegaard” en OCE, vol. III: p. 289.
13
Del famoso crítico danés G. BRANDES (1842-1927) Unamuno conocía Henrick Ibsen. København:
Hegel, 1898 y Essais choisis. Renan, Taine, Nietzsche, Heine, Kielland. Trad. S. Garling. Paris: Mercure
de France, 1914. De Ibsen conocía Brand. Et Dramatish Digt. København: Gyldendalske Boghandel. 1898
y Peer Gynt. Et Dramatish Digt. København: Gyldendalske Boghandel, 1906.
14
Carta a Múgica. 28 de mayo de 1893. Cartas inéditas de Miguel de Unamuno (1972): p. 178.
15
EVANS, J., Unamuno and Kierkegaard. Paths to Selfhood in Fiction. Lanham: Lexington Books,
2005: p. 1.
16
EVANS, J., p. 1.

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Unamuno leyó, utilizó y se escribió con muchos daneses. Este interés data desde la
época de su tesis doctoral en sus años madrileños hasta los años treinta, poco antes
de su muerte.
Una aproximación rápida a la biblioteca de don Miguel en la Casa Museo nos
muestra un número respetable de obras de escritores y pensadores daneses. Un examen
cuidadoso de la correspondencia unamuniana, por su parte, arrojará más luz sobre sus
amistades y relaciones con daneses entre 1905 hasta 1935. Toda esta información ha
escapado a la atención de la crítica. Con ello obtendremos una mejor contextualización
que nos ayude a entender mejor el pensamiento e interés de don Miguel por las obras
de Ibsen y Kierkegaard. Siguiendo estas pautas, según nuestra forma de pensar, la
atracción del vasco por los escritores escandinavos dejará de parecer improbable como
otros críticos han señalado.
Es más, hay que considerar, asimismo, los íntimos contactos que don Miguel tuvo
con otros españoles de su época que se interesaron por las letras escandinavas. Entre
los más importantes está, como ya hemos mencionado, la figura del ilustre granadino
Ángel Ganivet (1865-1898), el así llamado precursor de la Generación del 98, amigo y
corresponsal de Unamuno. Es sabido que Ganivet tenía unos conocimientos profundos
sobre las letras escandinavas y que, además, también conocía los países nórdicos de
“primera mano”. O sea, tuvo la experiencia de vivir y morir en tierras nórdicas. Las
obras de Ganivet, Cartas finlandesas y Hombres del Norte, excelentes trabajos escritos
por un español sobre las letras y costumbres de los países nórdicos.

3. Resumen de las investigaciones hasta la fecha

Hasta la fecha, y desde el punto de vista cuantitativo, hemos encontrado que


don Miguel había leído, estudiado o tenía en su poder 34 obras escritas por autores
escandinavos. Estas obras representan los trabajos de 23 escritores, la mayoría de los
cuales son daneses. En cuanto a adscripción de estos escritores encontramos en su
biblioteca autores de todos los campos literarios, especialmente novelistas y poetas.
Además, encontramos estudiosos daneses de los campos de la lingüística, filología,
filosofía y teología. Muy pronto hablaremos de los hispanistas. Si los consideramos
por épocas estos pertenecen a los tiempos del romanticismo, del realismo y del
naturalismo.
Estas obras datan desde 1846 hasta 1932. De la época del romanticismo Unamuno
tenía las obras de Christian Winter (1796-1876), Carl Bagger (1807-1846) y Frederick
Paludan Muller (1808-1876). Del siglo XIX y del principio del siglo XX don Miguel
tenía las obras de Rasmus Nielsen, G. Brandes, H. Drachmann, y J. P. Jacobsen,
Jonannes Jørgensen, Karl Larsen, y Harld Høffding para solamente mencionar algunas.
Hay que subrayar que la mayoría de estas obras se encuentran en versión original, o
sea, en danés. Es menester afirmar que la biblioteca danesa de Unamuno cuenta con
las obras de los hispanistas daneses más importantes de la época, entre ellos, Carl
Bratli (1871-1957), Emil Gigas, Hans Paludan, y Holgar Brøndsted.

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146 RAFAEL CHABRÁN

Unamuno y sus cartas escandinavas

Pues bien, sabemos que don Miguel se escribió o recibió cartas (cartas, tarjetas
postales, libros o folletos) —de mejor o peor grado— con doce o trece escandinavos.
De nuevo, la mayoría de estos son daneses y el resto suecos y noruegos.
Como hemos indicado más arriba esta correspondencia se llevó a cabo entre 1905
y 1935. Entre los daneses con quien Unamuno se carteó encontramos a Karl Larsen,
Carl Bratli, Kristoffer Nyrop, Hans Paludan y su traductor al danés el alemán Franz
Burchardt. De nuevo, desde el punto de vista puramente cuantitativo, lo más grueso de
esta correspondencia es la de Carl Bratli y Franz Burchardt. Por cuestiones de espacio
nos vamos a limitar a estos dos.

Unamuno y Bratli: de nuevo

Sea como fuere, Unamuno conoció a Bratli cuando el joven danés era estudiante en
Salamanca. Mantuvo correspondencia con él desde 1908 hasta 1934. Como se sabe,
el hispanista danés, Carl Bratli nació en Odense en 1871 y murió en París en 1957.
En 1897 se licenció en la Universidad de Copenhague en la muy famosa Facultad
de Teología. En un momento dado, no sabemos exactamente en qué momento, se
puso a estudiar español, tanto literatura como historia. Esto le llevó a la Universidad
de Salamanca donde conoció a don Miguel, como hemos ya dicho. Al regresar a la
capital danesa y a su vieja universidad, se dedicó a estudiar filología con el reconocido
lingüista danés Kristoff Nyrop, también corresponsal de Unamuno.
A partir de 1906, Bratli se dedica a la traducción y a la historia española. No
cabe duda de que se le recuerda por su biografía sobre la vida y personalidad de
Felipe II, Filip II af Spainen, hans liv og personalighed (1909), obra que se menciona
frecuentemente en la correspondencia entre Unamuno y Bratli. La biografía de Bratli
de Felipe II es considerada una de las mejores, especialmente tomando en cuenta
la fecha. Recientemente ha sido alabada por historiadores tan reconocidos como G.
Parker y Henry Kamen quienes la han calificado como “la primera biografía puramente
biográfica”17. Se dice que esta obra fue la base para su elección como miembro de
la Real Academia Francesa de la Historia. Además, hay que decir que la fecha de
traducción de esta obra correspondió con el centenario del nacimiento de Felipe II y,
casi con seguridad, este hecho contribuyó a que fuera investido como doctor honoris
causa por la Universidad Central de Madrid18.
Sea como fuere, todos están de acuerdo de que Bratli fue uno de los hispanistas
más importantes del siglo XX. Durante toda su vida se dedicó a la enseñanza del
español en su país y a la lexicografía danesa-española. En su país sus diccionarios aún
son reconocidos y usados como los mejores, especialmente su Spansk-Dansk ordbog

17
PIERSON, P., “Reseña de H. Kamen, Phillip of Spain in Sixteenth Century Journal” Vol. 29, No. 1
(Spring 1998), p. 318.
18
MARCOS DEL RÍO, P. Y O.S. A., FRANCISCO., “El Felipe II de Bratli”, Ciudad de Dios, No. 150, 1927,
p. 406.

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(1947-1951). Además, publicó libros sobre español para viajeros y guías sobre la
correspondencia en español. Más aun, como traductor se le recuerda por su traducción
al danés de El sombrero de tres picos (1912) de Pedro de Alarcón.
Ahora bien, pasemos a considerar su correspondencia con Unamuno aunque sea de
manera muy breve. La primera carta de Bratli está fechada el 19 de marzo de 1908.
En esta carta, escrita en español, le informa a don Miguel de la terminación de su
libro sobre Felipe II y le cuenta que está listo para publicación. Además, le comunica
sus deseos de publicar una versión francesa y otra en español. Le pide a don Miguel
su opinión sobre la obra y le dice que le va a enviar una versión manuscrita. También
le dice que quiere visitar Salamanca de nuevo. Pero, más interesante todavía, es que
le informa del envío de otros tres libros. Aun no menciona ni títulos ni autores, ni
podemos saberlo si bien podemos imaginarnos que estos tres tomos son obras danesas.
Por ello nos parece que Bratli fue una de las fuentes principales para la biblioteca
danesa de don Miguel.
La siguiente carta de Bratli a Unamuno es del 4 de mayo de 1909. Citamos
textualmente:

“This time I am writing you in Danish because it is easier for me and


Taking in consideration how well you know my native tongue.”

En esta carta Bratli le pide directamente a don Miguel que traduzca su obra sobre
Felipe II. Dicho sea de paso, esta petición se encuentra con frecuencia frecuentemente
en las cartas del danés al vasco. Como bien sabemos, Unamuno nunca tradujo la obra
de Bratli. En una de las últimas cartas que Bratli le escribió a Unamuno, la del 2 de
mayo de 193, escrita en español Bratli le dice lo siguiente:

“…se acordaría UD. como tuve el gusto de iniciarle en los misterios de mi idioma, uno de
los pocos germánicos que no poseía Ud. pero que aprendió para lograr a estudiar el gran S.
Kierkegaard en su original”.

En esta carta el danés le dice a Unamuno que lo había conocido desde hacía 31 años,
o sea, desde 1897-1898 cuando Bratli era estudiante en Salamanca. Curiosamente esta
carta lleva el membrete de la Asociación Dano-Española cuyo propósito era “fomentar
el intercambio entre Dinamarca y los países de habla hispana”.
Hay también correspondencia del propio Unamuno. Concretamente el 23
de noviembre de 1934, escrita dos años antes de su muerte, le dice Unamuno lo
siguiente:

“…en ese Copenhague que tan vivo lo tengo sin conocerlo de vista…ahí en ese Copenhague
que conozco a través de mis lecturas danesas: Kierkegaard, Jacobsen,…”

Y continúa:

“…no sé cuándo podré realizar mi viejo deseo de conocer de vista y toque esas tierras
escandinavas que tanto me han atraído desde hace años”.

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148 RAFAEL CHABRÁN

Como sabemos, Unamuno nunca tuvo la oportunidad de conocer esas tierras


danesas pero sí mantuvo correspondencia con daneses, entre ellos el traductor e
introductor de su obra en Dinamarca.

Unamuno y su traductor al danés: Franz Burchardt

Vamos a darle colofón a este pequeño estudio de la correspondencia danesa de


Unamuno haciendo una referencia al traductor de Unamuno al danés, el alemán Franz
Burchardt. Desgraciadamente nuestras pesquisas en archivos y bibliotecas danesas no
han obtenido los resultados esperados en cuanto a la vida y obra del traductor danés
de Don Miguel. Tampoco hemos podido encontrar la correspondencia de Unamuno
con Burchardt. Sólo tenemos las cartas que Burchardt escribió a Unamuno. Estas se
hallan aún inéditas en la Casa Museo de Salamanca. Hasta la fecha, que sepamos
nosotros, nunca se han estudiado o comentado. Burchardt escribió a Unamuno trece
cartas desde agosto de 1924 hasta enero de 1926. Como todos sabemos, ésta es la
época del exilio unamuniano, primero en Canarias y luego en Francia. Y, aunque sea
de paso, añadamos que no disponemos aún de estudios serios sobre estos años de la
biografía de Don Miguel.
La gran parte de la correspondencia entre Franz Burchardt y Don Miguel versa
sobre la traducción de El sentimiento trágico de la vida del español al danés hecha por
Burchardt y su colaborador danés Axel Thomsen para la casa editorial de Hasse and
Sons, que existe aún en la capital danesa.
Según la correspondencia, la traducción de la gran obra de Unamuno se llevó a
cabo, capítulo por capítulo entre 1924-1925, principalmente por Burchardt. Se publicó
en septiembre de 1925 con un prólogo de Unamuno en danés, seguramente traducido
por el propio Burchardt. El prólogo lleva la fecha de marzo de 1925. Que sepamos,
este prólogo nunca ha sido reproducido o traducido.
No sabemos mucho sobre Burchardt pues, como indicaba, no hemos podido
averiguar demasiado. Solo sabemos que era alemán y que había estudiado en
universidades alemanas. Esto es lo que cuenta él mismo en sus cartas a su interlocutor
español. Parece ser que había viajado y vivido por América Latina, pero no tenemos
datos seguros. Lo que sabemos —y esto sí está claro en las cartas— es que conocía
la obra de don Miguel y que quería traducirlas al danés. Uno de los sabrosos datos
con que nos hemos encontrado acerca de la vida de Burchardt, utilizando las cartas
como fuente, es que estaba en contacto con los traductores y editores alemanes de
Unamuno. Además, Burchardt también escribió reseñas de las obras de don Miguel,
así como de sus traducciones, para la prensa danesa. Desgraciadamente de nuevo,
hasta la fecha, no hemos podido localizar estas notas y reseñas.

Conclusión

En resumen, aun hemos de advertir que en este punto de nuestra investigación,


que como no hemos dejado de señalar, se halla en estado de work-in-progess, no
cabe duda de que Don Miguel tuvo mucho interés por la literatura y el pensamiento
de Escandinavia durante toda su vida. Sabemos que empezó a conocer esta cultura

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literaria por medio de sus lecturas de Ibsen y Kierkegaard. Este interés se inició al
conocer la obra y pensamiento del noruego Ibsen y que este comenzó a partir de 1893,
según su correspondencia. Con toda certeza podemos afirmar que se preocupó por
el pensamiento escandinavo, o sea, el danés, el noruego y el sueco, durante toda su
vida y que tuvo una notable correspondencia con escandinavos desde 1900 hasta poco
antes de su muerte.
Sin embargo, su correspondencia con escandinavos no fue tan extensa como la que
mantuvo con los alemanes. Y en cuanto a sus conocimientos sobre la literatura danesa
y su correspondencia con daneses hay que decir que no fue tan extensa como con otros
intelectuales europeos de la época así como con el inglés Sir Edmund Gosse.
No obstante, no nos parece aventurado afirmar que con la excepción de Ángel
Ganivet no hubo muchos españoles de finales de siglo XIX y principios del XX que
tuvieran tantos conocimientos sobre la cultura nórdica como el propio Unamuno.
Sea como fuere, aun nos queda mucho por hacer en nuestras pesquisas. Tenemos
que continuar con nuestros estudios sobre las lecturas de autores y pensadores suecos
y noruegos, tanto sobre sus obras como sobre sus correspondencias con don Miguel.
Solamente por medio de estos trabajos bibliográficos y rigurosamente cronológicos
vamos a tener una mejor idea de los interesantes intercambios literarios y filosóficos
entre España y Escandinavia.

Anexo bibliográfico

I. Catálogos y fuentes para el estudio de la obra unamuniana en la Casa Museo:

Biblioteca universitaria de la Universidad de Salamanca. Inventario de Cartas, Ma-


nuscritos… depositados en el Museo Unamuno. Salamanca, Editorial Universidad
de Salamanca, 1980.
VALDÉS, M. y VALDÉS, M.E., An Unamuno Sourcebook, Toronto, University of Toronto,
1973.

II. Obras de Unamuno

UNAMUNO, M. Obras Completas. (OCE), Ed. García Blanco, M., 9 vols. Madrid,
Escelicer, 1966-1971.
UNAMUNO M. DE, Del sentimiento trágico de la vida y en los pueblos. Tratado del amor
de Dios. Edición y estudio de Nelson Orringer. Madrid, Tecnos, 2005.
UNAMUNO, M. DE, Den tragiske Livsfølelse hos Mennesker og Folkerslag. Pról. Miguel
de UNAMUNO, M. DE, Trad. de Franz Burghardt y Axel Thomsen. Københaven: P.
Haase & Sons Forlag, 1925.

III. Correspondencia

UNAMUNO M. DE, Cartas de Alemania. Edición de Pedro Ribas y Fernando Hermida,


(eds.): Madrid, FCE., 2002.

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150 RAFAEL CHABRÁN

UNAMUNO, M. DE, Epistolario inédito. (1894-1914). 2 vols. Edición de L. Robles.


Madrid. Espasa-Calpe, 1991.
UNAMUNO, M. DE, Epistolario a Clarín, Menéndez Pelayo, Unamuno, Palacio Valdés.
Madrid, Escorial, 1941, 81-82.
UNAMUNO, M. DE, Cartas inéditas de Miguel de Unamuno. Recopilación y prólogo de
Sergio Fernández Larraín. Santiago de Chile, Ediciones Zig-Zag, 1965, Madrid,
Ediciones Rodas, 1972. (2ª edición).

Corresponsales

Bratli,[Georg Valdemar Jensen] Carl (1871-1957).


De Bratli a Unamuno: 7 Cartas, 2 Tarjetas. 1908-1934. Casa Museo.
De Unamuno a Bartli: 5 Cartas 1909-1934.

Bibliografía sobre la Correspondencia de Bartli a Unamuno

TELLECHEA IDÍGORAS, J.I., “Con Felipe II al fondo: Carta de K. Bratli a Unamuno (1908-
1934)”. Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno. (1997), pp. 299-327.

BURCHARDT, FRANZ, 13 Cartas. Casa Museo.


LARSEN, K., 4 Cartas, 4 Tarjetas, 1905-1906. Casa Museo.
NYSOP, KISTOFFER (1858-1931), 1 Carta, 1909. Casa Museo.
Bibliografía: G. Sov. Bibliografi over Kristoffer (1932)
PALUDAN, H. A. (1865-1936?), 3 Cartas, 1 Tarjeta, 1925-1934. Casa Museo.

IV. Daneses y noruegos en la Biblioteca de Unamuno19

BAGGER, C., Min Broders Levnet. København: Schubotheske, 1899. U 4645 T


BRANDES, GEORG, Henrick Ibsen. København: Hegel, 1898. U2112 T* C
BRANDES, GEORG, Essais choisis. Renan, Taine, Nietzsche, Heine, Kielland. Trans. S.
Garling, Paris, Mercure de France, 1914. QP 7 I
BRATLI, CARL, Filip II of Spainen. København: Lybeckers, 1909. U2259 I* D
BRATLI, CARL, Norsk-Dansk-Spansk Ordbog. Med et forond Phil. Kr. Nyrop.
Københaven: Aschloug, 1916. U 1298 D
BRØNDSTED, HOLGER VALDEMAR, Juan de la Cruz. Et forsøgiden Religiøse Tankes
Historie. Københaven: Gyldendalske, 1932. U 1769 I* C* B T
DRACHMANN, HOLGER., Forskrevet. Københaven: Nordisk-Forlag, 1908. U 819 I L T*
Drachmann, HOLGER. Es war einmal. Uebersetzung von M. von Borch. Leipzig.
Reclam. Sin fecha. U 4548
GIGAS, EMIL, Spanien omkring 1789. Kulturhistorie fragmenter efter D. G.
Moldenhawers Rejsedagbøger. København. Gyldendalske Boghandel. 1904. U
2092 I T D.
19
Aquí seguimos a Valdés y Valdés. The Unamuno Source Book (1973), especialmente en cuanto las
anotaciones pero con algunas correcciones.

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Miguel de Unamuno y su biblioteca danesa 151

HAMSUN, KNUT, Sult. Kristiana: Gyldendalske, 1899. U 1946 I* T*


HØFFDING, HARALD, S. Kierkegaard. Stuttgart: Frommanns, 1896. U1 300 I*
HØFFDING, HARALD, Religionsfilosofi. København: Gyldendalske, 1906. U4838 I* C*
T
HØFFDING, HARALD, La moral. Trans. P. Umbert. Barcelona, Hendrich, 1907.
Ibsen, Henrick. Brand. Et Dramatish Digt. København: Gyldendalske Boghandel,
1898. U 2120 I* C* L*
IBSEN, HENRICK, Peer Gynt. Et Dramatish Digt. København: Gyldendalske Boghandel,
1906. U 31173 I* C T* L*
JACOBSEN, J. P., Samlede Skrifter. København: Gyldendalske Boghandel. 1918. U
5389
JACOBSEN, J. P., Niels Lyhne Uebersetzung aus dem Dänischen von Theodor Wolff.
Leipzig: Reclam. Sin fecha. U 4526 I [Incompleto]
JENSEN, CHR., Søren Kierkegaards religiøse Udvikling. Københaven: Jydsk, Forlags-
Forretning. 1898. U 2054 I
JØRGENSEN, JOHANNES, Vor Frue af Denmark. Københaven: Det Nordiske Forlag. 1900.
U 1375 I T
JØRGENSEN, JOHANNES, Pilgrimsbogen. København: Det Noriske Forlag. 1903. U 2719
T
JØRGENSEN, JOHANNES, Den Hellige Frans af Assisi. En Levnedsskildring. København:
Det Noriske Forlag, 1907. U 4156 T L
JØRGENSEN, JOHANNES, I det Høje. København: Det Noriske Forlag, 1908. U 3860 I T
KIERKEGAARD, SØREN, Samlede Vaerker. Udgave A. B. Drachmann, J. L. Heiberg, og
H. O. Lang. 14 vols. København: Gyldendalske Boghandels Forlag, 1901-1906.
U4776-89. Vols. I, II, IV, XII I* C* T. Vols. VII, IX, XIV, I T. Vols. X, XI T
KIERKEGAARD, SØREN, Il diario del seduttore. Trans.Redaelli, L., Torino: Bocca, 1910.
U 2672.
LARSEN, J. K., Studier over Oldspanske Konjunktiver.København: Gyldendalske.
1910. U 2543 D
LARSEN, KARL., Modet og den blanke Klinge. København: Bojesen, 1898 U 1889 T*
D
LARSEN, KARL., I det store Rusland. København: Gyldendalske, 1909. U 2040 T D
NIELSEN, CHRISTIAN, Der geschichtliche Jesus. München, Meyer & Jessen, 1928.
U5426 I* B
NIELSEN, RAMSUS, Regensen. Erindringer fra 1858-62. København: Hagerups Forlag,
1906. U1947 I T
PALUDAN, HANS AAGE, “Spanske Romancer i Denmark og paa Island.” U 5266 D
[Separata]
PALUDAN-MÜLLER, FR. Ungdomsarbeider. Københaven: Reitzels, 1847. U4593
PONTOPPIDAN, HENRIK. Det forjættede Land. København:, Bojesen, 1898. U1973 T
SUNDBY, THOR, OG EUCH. BARUË,. Dictionnaire dano-norvegien-français. 2 vols.
København: Gyldendalske, 1888-4. n/n
WINTHER, RAMUS VILLADS CHRISTIAN F., Digt, gamieognye. København: Bianco Lunos,
1846. U 478

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 141-153
152 RAFAEL CHABRÁN

V. Correspondencia de Unamuno sobre Dinamarca (Literatura y pensamiento).

Una cronología: 1893-1934

UNAMUNO: Carta a Múgica (28 de mayo 1893)


UNAMUNO: Carta a Verdes Montenegro (1896)
UNAMUNO: Carta a Múgica ( 16 de febrero 1899)
UNAMUNO: Carta a Múgica ( 11 de marzo 1899)
UNAMUNO: Carta a Múgica ( 8 de 1899)
UNAMUNO: Carta a Múgica (29 de noviembre 1899)
UNAMUNO: Carta a Jiménez Ilundain (26 de enero 1900)
UNAMUNO: Carta a Clarín ( 3 de abril 1900)
UNAMUNO: Carta a Urales (1901)
UNAMUNO: Carta a Ilundain Benítez ( 7 de dicembre 1902)
UNAMUNO: Carta a Múgica ( 9 de mayo 1904)
UNAMUNO: Carta a Múgica (28 de diciembre 1904)
KARL LARSEN: Carta a Unamuno (12 de diciembre 1905)
KARL LARSEN: Carta a Unamuno (1 de enero 1906)
KARL LARSEN: Carta a Unamuno (11 de enero 1906)
KARL LARSEN: Tarjeta a Unamuno (2 de marzo 1906)
KARL LARSEN: Tarjeta a Unamuno (18 de marzo 1906)
KARL LARSEN: Tarjeta a Unamuno (22 de marzo 1906)
KARL LARSEN: Tarjeta a Unamuno (4 de abril 1906)
CARL BRATLI: Tarjeta a Unamuno (10 de junio 1908))
CARL BRATLI: Tarjeta de Navidad a Unamuno (Navidad 1908)
CARL BRATLI: Carta a Unamuno (19 de marzo 1909)
CARL BRATLI: Carta a Unamuno (4 de mayo 1909)
UNAMUNO: Carta a Carl Bartli (20 de octubre 1909)
CARL BRATLI: Carta a Unamuno (17 de septiembre 1909)
KRISTOFFER NYROP: Carta a Unamuno (28 de noviembre 1909)
CARL BRATLI: Carta a Unamuno (9 de enero 1910)
CARL BRATLI: Tarjeta a Unamuno (9 de enero 1910)
CARL BRATLI: Tarjeta a Unamuno (27 de febrero 1910)
UNAMUNO: Carta a Carl Bratli (2 de marzo 1910)
ALFRED HESS: Carta a Unamuno. (6 de septiembre 1916)
PAUL ADLER: Carta a Unamuno (1924-1925)
FRANZ BURGHARDT: Carta a Unamuno (31 de agosto 1924)
FRANZ BURGHARDT: Carta a Unamuno (18 de septiembre 1924)
FRANZ BURGHARDT: Carta a Unamuno (13 de octubre, 1924)
FRANZ BURGHARDT: Carta a Unamuno (15 de noviembre 1924)
FRANZ BURGHARDT: Carta a Unamuno (22 de noviembre 1924)
FRANZ BURGHARDT: Carta a Unamuno (31 de dicembre 1924)
FRANZ BURGHARDT: Carta a Unamuno (9 de marzo 1925)
FRANZ BURGHARDT: Carta a Unamuno (24 de marzo 1925)
HANS AAGE PALUDAN: Carta a Unamuno (5 de septiembre 1925)

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 141-153
Miguel de Unamuno y su biblioteca danesa 153

FRANZ BURGHARDT: Carta a Unamamuno (23 de octubre 1925)


FRANZ BURGHARDT: Carta a Unamuno (28 de dicembre 1925)
FRANZ BURGHARDT: Carta a Unamuno (26 de enero 1926)
MEYER & JESSER (EDITORIAL): Carta a Unamuno (28 de junio 1928)
BERLINER TAGEBLATT (DIARIO): Carta a Unamuno ( 28 de noviembre 1928)
CARL BRATLI: Carta a Unamuno (2 de mayo 1931)
HANS AAGE PALUDAN: Carta a Unamuno (16 de abril 1932)
CARL BRATLI: Carta a Unamuno (14 de Septiembre 1934)
HANS AAGE PALUDAN: Tarjeta a Unamuno (Septiembre 1934)
UNAMUNO: Carta a Carl Bratli (23 de noviembre 1934)
HANS AAGE PALUDAN: Carta a Unamuno (25 de noviembre 1934)
HANS AAGE PALUDAN: Tarjeta a Unamuno (Septiembre 1934)
UNAMUNO: Carta a Carl Bratli (23 de noviembre 1934)

VI. Bibliografía general sobre Unamuno

CEREZO GALÁN, P., Las máscaras de lo trágico. Filosofía y tragedia en Miguel de


Unamuno. Madrid, Trotta, 1996.
CHABRÁN, R., “The Young Unamuno and his Intellectual Development in Positivism
and Darwinism (1880-1894), University of California, San Diego, 1983. Tesis
doctoral inédita.
CHABRÁN, R., El joven Unamuno: Los años madrileños”. Anuario del Departamento
de Historia de Filosofía de la Universidad Autónoma de Madrid, 1985-1986, pp.
29-40.
COLLADO, J. A., Kierkegaard y Unamuno, Madrid, Gredos, 1962.
EVANS, J. E. Unamuno and Kierkegaard. Paths to Selfhood in Fiction. Lanham,
Lexington Books, 2005.
MEYER, F. La ontología de Miguel de Unamuno, Madrid, Gredos, 1962.
RIBAS, P., Para leer a Unamuno. Madrid, Alianza Editorial, 2002.
RIBAS, P. (ED.), Unamuno y Europa. Nuevos ensayos y viejos textos. Madrid,
Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad
Autónoma de Madrid. Cuaderno Gris. No. 6.
RIBAS, P.,“Unamuno y la cultura alemana…”, en Gómez Molleda, M.D., Volumen
homenaje. Cincuentenario Miguel de Unamuno, Salamanca, Casa Museo
Unamuno, 1986, pp. 275-294.
SALCEDO, E., Vida de Don Miguel, Salamanca, Anaya, 1970.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 141-153
Ortega en el Perú
DAVID SOBREVILLA
Universidad del Perú

Introducción

Ortega estuvo tres veces en la Argentina: en 1916, 1928 y entre 1939 y 1942, dictó
allí cursos y conferencias1 y compuso dos artículos sobre el paisaje argentino y el
modo de ser de los argentinos que suscitaron muchas reacciones2. No asombra por lo
tanto que se haya escrito mucho sobre la relación del maestro madrileño con dicho
país3.
En 1928 a propósito de su viaje a la Argentina Ortega visitó fugazmente Uruguay
y también Chile, donde asimismo dictó conferencias. En consecuencia, tampoco
sorprende que sobre todo en el segundo país se haya escrito posteriormente con
amplitud sobre el pensamiento del filósofo español, en especial tres libros con
posiciones adversas a Ortega procedentes de intelectuales católicos conservadores4.
El Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Mario de la
Cueva, invitó a Ortega a dictar conferencias en México cuando éste estaba a punto
de abandonar Argentina en 1941, pero prudentemente el filósofo contactó con la
Embajada española en Buenos Aires para “conocer la opinión del Gobierno de Madrid
sobre la oportunidad de este viaje”. El propio Ministro Ramón Serrano Súñer envió
entonces una nota al embajador español en Buenos Aires, Antonio Magaz, indicando
que el viaje procedía, pero que sería conveniente conocer el tema de las conferencias
y su fecha. En estas circunstancias, Ortega desistió de viajar a México embarcándose
directamente de Argentina a Portugal, con lo que se frustró su presencia en aquel
país5. Pero aunque así fue, los transterrados españoles radicados en México han escrito
también abundantemente sobre el autor6.
Hasta donde conocemos, Ortega no tuvo corresponsales peruanos —como sí
sucedió con Miguel de Unamuno—, no se advierte en su obra mayor interés por el

1
J. L. MOLINUEVO ha editado los cursos de 1916 y 1928 con el título de Meditación de nuestro tiempo.
Madrid: FCE, 1996.
2
Nos referimos a: “La pampa... promesas” y “El hombre a la defensiva” (1929).
3
Puede verse como introducción al tema el libro editado por J.L. Molinuevo Ortega y la Argentina.
Madrid: FCE, 1997.
4
Aludimos a los libros de LARRÁIN ACUÑA, HERNÁN, La génesis del pensamiento de Ortega, Buenos
Aires, Fabril, 1962; GAETE, ARTURO, El sistema maduro de Ortega, Buenos Aires, Fabril, 1963; y de LIRA,
OSVALDO, Ortega en su espíritu. Metafísica y Estética, Santiago de Chile, Pontificia Universidad Católica
de Chile, 1965, y Psicología – gnoseología – política, Santiago de Chile, Pontificia Universidad Católica
de Chile, 1967.
5
Lo muestra así GREGORIO MORÁN en su polémico libro El maestro en el erial. Ortega y Gasset y la
cultura del franquismo, Barcelona, Tusquets, 1998, p. 82.
6
Puede verse en el libro de MEDIN, TZVI, Ortega y Gasset en la cultura hispanoamericana, México,
FCE, 1994.

Revista de Hispanismo Filosófico 155 ISSN: 11368071


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156 DAVID SOBREVILLA

Perú y apenas tuvo discípulos peruanos directos. En la gran investigación de Tzvi


Medin Ortega y Gasset en la cultura hispanoamericana (1994) hay sin embargo
algunas menciones a autores peruanos que se ocuparon de la obra orteguiana,
pero para contarlas sobran los dedos de las manos. Medin se apoya sobre todo en
el artículo de Luis Arista Montoya “Presencia y proyección de Ortega en el Perú”7.
Este notorio desinterés en el Perú por la obra del principal filósofo español del siglo
XX llama la atención por la circunstancia de existir aquí una persistente línea de
pensadores prohispanistas que han sostenido que el Perú debe agradecer a España
ser un país occidental y cristiano. Y, además, porque, siendo el Perú uno de los países
latinoamericanos con mayor tradición filosófica8, sorprende que el pensamiento
orteguiano no haya calado mayormente en nuestro suelo.
La consideración anterior nos lleva a suponer que en realidad el rastreo de la
influencia de Ortega en el Perú ha sido muy insuficiente y que una investigación
más detallada arrojará resultados considerablemente diferentes. Es lo que queremos
hacer en este trabajo. En general pensamos que el notable libro de Medin constituye
solo un primer acercamiento al tema, y que debería ser complementado con otros
exámenes más pormenorizados de la influencia orteguiana en los distintos países
latinoamericanos. Inclusive nuestro trabajo no pretende contener una búsqueda
exhaustiva sobre la bibliografía peruana en torno a Ortega.
Antes de empezar, quisiéramos poner en claro una opción metodológica: para
realizar nuestra exposición podemos adoptar un orden simplemente cronológico u
otro generacional. Elegimos este último porque nos parece el más adecuado para
una presentación más organizada y a la vez matizada. Tzvi Medin ha considerado
que la adopción de la idea de las generaciones ya prueba la influencia orteguiana,
pero nos parece que se trata de una opinión excesiva: la idea de las generaciones no
procede solo del filósofo madrileño y se la puede emplear como una mera técnica de
presentación, sin asumir los presupuestos filosóficos orteguianos: que la generación es
el concepto histórico más importante, que el lapso de una generación es más o menos
de 15 años, que existe una dialéctica generacional según la cual algunas generaciones
son cumulativas y otras contestatarias etc.
En nuestro caso y utilizando un esquema que hemos empleado y justificado en
trabajos anteriores sobre el desarrollo de la filosofía y cultura peruanas desde inicios

7
Apareció en Revista de Occidente, Madrid, n. 72, mayo de 1987. ARISTA lo ha reproducido en su
folleto José Ortega y Gasset: pensador de la crisis, Lima, Orellana & Orellana, 1991, pp. 90-102.
8
El argentino Francisco Romero afirmaba hacia los años 50 del siglo XX que el Perú era “uno de los
países iberoamericanos de vida más intensa y disciplinada (ROMERO, F., “Las corrientes filosóficas actuales”
[en América Latina], SCIACCA, M.F., Panorama del pensamiento contemporáneo, Madrid, Guadarrama,
1958; I, 148-149). El alemán Ivo Höllhuber reafirmaba que “Con México y Argentina podría pertenecer
el Perú a los países más maduros filosóficamente de América Latina” (Geschichte der Philosophie im
spanischen Kulturbereic, Munich, Reinhardt, 1967, p. 266). Y lo confirma ahora el español CARLOS
BEORLEGUI en su reciente Historia del pensamiento filosófico latinoamericano (Bilbao, Universidad de
Deusto, 2004) quien al lado del núcleo mexicano y argentino de filosofía, habla del peruano como uno de
los motores del pensamiento latinoamericano.

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Ortega en el Perú 157

del siglo XX9, investigamos la recepción de Ortega en: 1. La época del 900, 2. La
época de los movimientos socialistas, 3. Los años 40, 4. Los años 60, 5. Los años 80, y
6. la influencia posterior de Ortega. Por último realizaremos una Consideración final.

1. La época del 900

La llamada en el Perú época del 900 está dominada por dos grupos que conforman
la reacción idealista contra el predominio del positivismo precedente. El primero
de ellos fue el de los “arielistas” liderados por José de la Riva Agüero e integrado
por los hermanos García Calderón, Víctor Andrés Belaunde, Oscar Miró Quesada
de la Guerra y Honorio Delgado, entre otros; y el segundo es el grupo bergsoniano
compuesto básicamente por Alejandro O. Deustua y Mariano Ibérico.
Probablemente la referencia más antigua al filósofo madrileño la hallemos en el
artículo de Ventura García Calderón Rey (1886-1959) “Ortega y Gasset y sus ‘jóvenes
españoles’” (mayo de 1915)10. Ventura fue un escritor y periodista peruano que en
este artículo saludaba en Ortega la aparición del filósofo que le había estado faltando
a España.
Mucho tiempo después, su hermano mayor, Francisco García Calderón Rey (1883-
1953), diplomático y asimismo escritor y periodista, publicó en la revista Variedades
(Lima, 11 de setiembre de 1929)11, el artículo “José Ortega y Gasset y nuestro tiempo”.
Manifiesta que hasta entonces Ortega se había dispersado en notas, meditaciones y
ensayos y folletos, pero que por aquella época se proponía construir su obra futura; y se
refería fugazmente a algunos de sus temas básicos: a las ideas de la razón vital, España
invertebrada, la ausencia de una minoría dirigente, etc. Y expresaba la esperanza de
que en su obra final el filósofo se reconciliara con el Mediterráneo y sus colores y
pusiera de manifiesto el señorío natural sobre los bienes secundarios.
Gonzalo Otero Lora publicó en 1930 una nota en la revista limeña Mercurio
Peruano dando cuenta de la segunda visita de Ortega a la Argentina12.
Víctor Andrés Belaunde (1883-1966) tuvo una personalidad múltiple: fue profesor
universitario, constituyente, político, diplomático y fundador de la revista Mercurio
Peruano en 1918. En abril y junio de 1924 publicó en ella dos artículos escritos por
Gregorio Berman y Félix C. Lizano sobre “Filosofía invertebrada” y “El Espectador.
José Ortega y Gasset”, en diciembre de 1955, escribió él mismo un obituario a propósito
del fallecimiento del filósofo español (N° 345: 839-845), y en 1960 prologó la tesis de

9
Cfr. nuestros trabajos: “1880-1980: 100 años de filosofía en el Perú” [1978], ahora en SOBREVILLA,
D. La filosofía contemporánea en el Perú, Lima, Carlos Matta, 1996, pp. 41-84; y SOBREVILLA, D. “Las
ideas en el Perú contemporáneo”, en SILVA SANTISTEBAN, F. (ED.), Historia del Perú. T. XI: Procesos e
instituciones, Lima, Mejía Baca, 1980; XI, pp. 113-415.
10
Ha sido reproducido en En la Verbena de Madrid, Madrid, América Latina, 1920, pp. 86-97; y en
V.G.C.R., Obras escogidas, Lima, Edubanco, 1966, pp. 253-259.
11
Ha sido reproducido en su libro Testimonios y comentarios, París, 1938, p. 64-67.
12
“Ortega en la pampa”, en Mercurio Peruano, Lima, n. 139-140, marzo-abril de 1930, pp. 139-140 y
233-234.

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158 DAVID SOBREVILLA

Alfonso Cobián y Macchiavello La ontología de Ortega y Gasset13. Manifestaba en este


último texto que Ortega no quiso condensar su pensamiento en una obra sistemática
y definitiva, porque fue un espíritu “ocasional”, al que más le interesó convertirse en
Europa en el más agudo y penetrante “espectador” de su tiempo. Sostiene que vivió
en el mundo sin dejar su mundo, y que su pensamiento pertenece a aquel género de
filosofías cuya genialidad estriba más que en el acierto de sus soluciones en el carácter
abismático de los problemas que plantean. Termina echando de menos en los textos
orteguianos una mayor presencia del problema de Dios y esperando que entre sus
papeles póstumos se halle algo al respecto.
Belaunde escribía a la muerte de Ortega que todos los hispano-parlantes tenían
una inmensa deuda de gratitud con su obra, y que todos en su propia generación y
en las posteriores recibieron el impacto de su pensamiento, la luz conductora de su
inspiración y la influencia de su maravilloso estilo. César Pacheco Vélez14 y Luis
Arista Montoya15 han especulado mucho con respecto a la huella dejada por Ortega
entre los novecentistas, pero sin aportar las pruebas del caso.
Tampoco en las obras de Deustua e Ibérico hemos podido hallar una referencia
temática importante a los planteamientos orteguianos.

2. La época de los movimientos socialistas

La época de los movimientos socialistas comprende, aproximadamente, entre 1920


y 1940 y está caracterizada por el predominio de estos movimientos, sobre todo del
aprismo y del marxismo, lo que no quiere decir que a su lado no haya coexistido un
fascismo embrionario.
El fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), Víctor Raúl
Haya de la Torre (1895-1979), debe haber leído El tema de nuestro tiempo (1923)
casi inmediatamente después de aparecer, pues lo cita en su discurso del mismo año
“Aspectos del problema social en el Perú”16 sustentado en la Universidad Popular
“José Martí” de La Habana el 9 de noviembre. Allí sostiene que la “oposición de
las generaciones” de que habla Ortega en dicho libro se cumplía en el Perú entonces
actual, por lo que creía que tenía validez allí y en América Latina el llamado de Manuel
González Prada: “los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra”.
Muchos años después, en el Segundo Diálogo para el esclarecimiento de la tesis
filosófica de su libro Espacio-tiempo-histórico (1948), Haya de la Torre volvió a citar

13
La ontología de Ortega y Gasset, Lima, Instituto Riva Agüero, 1960, pp. VII-XIII.
14
En su artículo “Tres lecciones de Ortega y Gasset en el Perú”, 1963; ahora en Ensayos de simpatía.
Sobre Ideas y Generaciones en el Perú del siglo XIX, Lima, Universidad del Pacífico, 1993, pp. 40-88.
15
En su artículo “Presencia y proyección de Ortega en el Perú”, en José Ortega y Gasset: pensador de
la crisis, pp. 90-102.
16
El discurso apareció en el libro de HAYA Por la emancipación de América Latina (1927); ahora en
HAYA DE LA TORRE, V. R., Obras Completas, Lima, Mejía Baca, 1977, 1, pp. 1-147. La cita exacta se la
encuentra en 1, p. 29.

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Ortega en el Perú 159

El tema de nuestro tiempo de Ortega. En opinión de Haya un mismo tiempo-histórico


no puede ser aplicable a todos los espacios; antes bien, tiempo, espacio y movimiento
son inseparables de cada realidad observada, esto es, que hay varios Espacio-Tiempos:
europeo, chino, norte —y surafricano, norte— y latinoamericano. Esto daría lugar a
una visión relativista de la historia, pareja —sostiene Haya— al relativismo físico de
Einstein. Lo mismo sucedería en el caso de las artes. Haya cita un par de pasajes de la
interpretación filosófica dada por Ortega de la teoría del físico alemán en “El sentido
histórico de la teoría de Einstein”, texto que forma parte de El tema de nuestro tiempo,
para acreditar que aquélla corrobora su propio punto de vista, y que existen tantas
perspectivas sobre el arte y la belleza cuantas culturas hay17.
Unos años después, en su libro Toynbee frente a los panoramas de la historia (1955)
criticaba Haya al traductor del primer volumen de A Study of History por indicar que
algunas ideas toynbeeanas fueron anticipadas por Ortega18; y volvía a repetir la cita de
El tema de nuestro tiempo que ya había hecho en Espacio-tiempo-histórico19.
Por cierto, además de El tema de nuestro tiempo Haya debe haber conocido otros
textos orteguianos. Luis Arista Montoya ha contado que en sus ‘coloquios’ el fundador
del APRA trataba de la filosofía europea y española, y que a propósito de esta última sus
primeras referencias eran Unamuno y Ortega; y que en una conferencia que ofreció en
1967 se refirió a la crisis del hombre y del arte contemporáneos, para lo que se apoyó
en conceptos sustentados por el filósofo español en sus textos La deshumanización del
arte (1925)20 y Esquema de las crisis (1933)21.
Otro pensador aprista importante, Antenor Orrego (1892-1960), también muestra
una reacción significativa frente a las ideas de Ortega. En su texto “Ocaso de las
revoluciones”, agregado a El tema de nuestro tiempo, el filósofo español había sostenido
que la raíz del fenómeno revolucionario ha de buscarse en una determinada afección
de la inteligencia; y, como constataba que esta afección no se daba hacia 1923, creía
comprobar que se había llegado al ocaso de las revoluciones. Orrego criticaba esta
tesis orteguiana en su artículo “Racionalismo y Revolución” (1927), publicado en
la revista Amauta en 192722, indicando que las revoluciones no son tales por su pura
racionalidad sino por su fuerza vitalizante y renovadora. Tiempo después, en “Algunas
notas de andar y ver”, publicadas en Amauta en enero de 192923, Orrego volvía a

17
La nueva cita de HAYA de El tema de nuestro tiempo se halla en Espacio-tiempo-histórico, en Obras
Completas., 1977, 4, pp. 488-489. Los párrafos citados por HAYA se hallan en ORTEGA Y GASSET, J., El tema
de nuestro tiempo, Madrid, Espasa-Calpe, 1961, pp. 148-149.
18
HAYA DE LA TORRE, V. R. Toynbee frente a los panoramas de la historia en Obras Completas, 1977,
7, 50.
19
HAYA DE LA TORRE, V. R. Toynbee frente a los panoramas de la historia, en Obras Completas, 1977,
7, p. 173.
20
ARISTA MONTOYA, LUIS, José Ortega y Gasset: pensador de la crisis, 95.
21
Se trata de las lecciones V a VIII del curso de 1933 En torno a Galileo. Dichas lecciones fueron
publicadas primeramente con el titulo de Esquema de las crisis.
22
Apareció en el N° 6 de Amauta (febrero de 1927); ahora en ORREGO, A., Obras Completas, Lima,
Pachacútec, 1995, I, pp. 273-275.
23
Fueron publicadas en el N° 20 de Amauta (enero de 1929); ahora en ORREGO, A., Obras Completas,
I, pp. 314-320.

Revista de Hispanismo Filosófico


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160 DAVID SOBREVILLA

criticar a Ortega; esta vez a propósito de su tesis de la deshumanización del arte: no


sería cierto que estilizar sea deshumanizar. Por el camino de la deshumanización,
Ortega habría llegado a la concepción del arte puro o aristocrático, y a la del intelectual
puro o apolítico. Esto se comprobaría en la “Carta a un joven argentino que estudia
filosofía”, publicada por Ortega en 192424, carta en la que el pensador madrileño
recomendaba a los jóvenes argentinos adquirir una rigurosa disciplina interior antes
de postular reformar el Universo, la Sociedad, el Estado, la Universidad. A lo que
Orrego retrucaba: “Pero el hombre está dentro de la historia, singularmente el hombre
contemporáneo y el sentido histórico es sentido y eficacia políticas”. Aquí chocaban el
juicio de Ortega y el de un adherente a la Reforma Universitaria Latinoamericana.
Tzvi Medin sostiene que en dos libros posteriores y esenciales en la bibliografía
de Orrego, Pueblo-Continente. Ensayo de interpretación indoamericana (1937, 1987)
y Hacia un humanismo americano (1966), se encuentra que su actitud crítica hacia
Ortega se había transformado en una notoria influencia del filósofo español25, pero
nosotros encontramos que esto es correcto sólo en forma bastante limitada. Medin
menciona concretamente la presencia del raciovitalismo y del circunstancialismo
orteguianos, ideas ambas que no vamos a discutir que tienen un rol en los dos libros
de Orrego, mas la primera en una forma bastante desdibujada —de hecho es bastante
más fuerte la influencia del vitalismo bergsoniano— y la segunda sólo en forma de
suscribir Orrego la famosa frase de Ortega “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la
salvo a ella no me salvo yo”26 —que el pensador peruano cita en forma incompleta y
transformando el singular “circunstancia” en el plural “circunstancias”27. En cualquier
caso, el enfoque de Orrego es notoriamente más vitalista y está más claramente
vinculado a la problemática marxista que a la orteguiana.
Un tercer autor aprista que se interesó por Ortega y por algunos temas orteguianos
fue el profesor, escritor, crítico literario y político Luis Alberto Sánchez28. De hecho
en sus memorias menciona que Ortega fue uno de los autores a los que leyó su
generación29. Luis Arista Montoya cree percibir que en la caracterización que hace
Sánchez del conquistador español influyeron algunos conceptos del escrito de Ortega
“Para una topografía de la soberbia española” (1929), pero revisando el texto que
menciona de Sánchez —la última edición de su Historia de la literatura peruana— no
hemos hallado este rastro.
Al lado del aprismo, el otro gran movimiento social y político de izquierda
que irrumpió en la década de los años veinte fue el marxismo, cuya figura más

24
En ORTEGA, J., Obras Completas, Madrid, Revista de Occidente, 1966, II, pp. 347-351.
25
Ortega y Gasset en la cultura hispanoamericana, 66-67.
26
ORTEGA, J., Meditaciones del Quijote, en Obras Completas. I: 322.
27
Hacia un humanismo americano, Lima, Mejía Baca, 1966, p. 181. Al reeditarse el libro de ORREGO
póstumamente en sus Obras Completas se ha vuelto al singular. Lima, Pachacútec, 1995, II, p. 127.
28
LUIS ARISTA MONTOYA menciona sus artículos “Clases y generación”, Caretas. Lima, n. 606, l7
de julio de 1980; y “Más sobre generaciones” Caretas, Lima, n. 608 del 21 de julio de 1980). También
publicó el artículo “Ortega y Gasset, el olvidado”, Caretas, Lima, n. 622, 3 de noviembre de 1980.
29
Testimonio personal, Lima, Villasan, I, 1969: p. 229; IV, 1976, p. 357.

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Ortega en el Perú 161

representativa fue José Carlos Mariátegui (1894-1930), quien el año 1926 fundó su
revista Amauta, en 1928 el periódico Labor y el Partido Socialista Peruano y publicó
su seminal libro 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, y en 1929 fundó
la Confederación General de Trabajadores del Perú. A Mariátegui no le interesaron,
como es comprensible, las ideas filosóficas de Ortega, sino lo mismo que a Orrego
su juicio negativo sobre las revoluciones, su discurso sobre su “ocaso” en El tema de
nuestro tiempo (1923) y las consecuencias negativas que se derivaban del mismo. Mas
la que en realidad habría llegado a una situación de “ocaso” era según el revolucionario
peruano la civilización burguesa debido a la decadencia del racionalismo y a la ausencia
de un mito. Frente a esta ausencia, Mariátegui creía que en 1925 se podían adoptar dos
actitudes: la asumida por autores que, como Ortega, empezaron a hablar de un alma
“desencantada” por la falta de un mito; y la de escritores, como Romain Rolland, que
defendían un alma “encantada” —o, mejor: “reencantada”— por su adhesión al mito
revolucionario30. De aquí se derivaba una serie de consecuencias: una es la equivocada
actitud de Ortega —según Mariátegui— hacia el arte de su época, sosteniendo que se
ha deshumanizado y está en decadencia, sin comprender que, siendo la crisis del arte
tradicional innegable, ella incuba la génesis de un nuevo orden y de un nuevo arte:
la del orden y el arte revolucionarios31. Esta actitud ha traído en el mundo hispano
un grave equívoco —según Mariátegui— sobre el arte nuevo. Por ejemplo, Ortega
tenía, sin duda, razón al hablar de la decadencia de la novela por entonces actual;
pero no entendía que la novela habría de renacer como un arte realista en la sociedad
proletaria32. Otra consecuencia negativa era la actitud displicente adoptada por la
juventud española en 1929 frente a la revolución política siguiendo la asumida por
autores como Ortega y Gasset33. Por cierto, hay en la obra mariateguiana otras tesis
y observaciones más recogidas de los textos orteguianos como la aseveración de que
la juventud “pocas veces tiene razón en lo que niega, pero siempre tiene razón en lo
que afirma”34.
En el n. 21 de Amauta Mariátegui publicó el artículo del indigenista peruano Luis
E. Valcárcel (1891-1987) “Glosa de Ortega y Gasset, autor de Las Atlántidas”35. En
ella Valcárcel fijaba su atención en Ortega como simpatizante de las viejas culturas,
manifestando que Las Atlántidas contiene agudas sugerencias que podrían ser
aplicables al Perú prehispánico.
Otro autor cercano a Mariátegui que en la etapa final de su vida se hizo marxista
fue el gran poeta peruano César A. Vallejo (1892-1938). Vivió en Europa desde 1923

30
Cfr. el fundamental artículo de MARIÁTEGUI, a este respecto, “El hombre y el mito” (1925); ahora en
MARIÁTEGUI, J.C., Mariátegui total, Lima, Amauta, 1994, I, pp. 497-499.
31
Cfr. el artículo de MARIÁTEGUI, J. C., “Arte, revolución y decadencia” (1926); ahora en Mariátegui
total, I, pp. 553-554.
32
Cfr. su análisis de la evolución de la literatura peruana en sus 7 ensayos de interpretación de la
realidad peruana (1928), en Mariátegui total, I, p. 106.
33
Cfr. el artículo de Mariátegui “La nueva generación española y la política”, en Mariátegui total, I,
1260-1261.
34
Cfr. el texto mariateguiano, “Zinoviev y la Tercera Internacional”, en Mariátegui total, I, 971.
35
Amauta, Lima, n. 21, febrero-marzo de 1929, pp. 80-82.

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162 DAVID SOBREVILLA

trabajando principalmente como periodista, en especial en París. En una crónica de


1926 Vallejo acusaba a Ortega de poseer una mentalidad mal germanizada que se
arrastra constantemente por terrenos literarios y es apenas un elefante blanco en
docencia creatriz36. Y en otra de 1937 hacía constar que mientras Ortega y muchos
españoles defendían la República en España, Franco, Hitler y Mussolini habían
ordenado el asesinato de miles de mujeres y niños37.
Un poeta peruano parasurrealista, Emilio Adolfo Westphalen (1911-2001), publicó
a inicios de 1929 una bibliografía de Ortega y Gasset38. Su aprecio por Ortega debe
haber sufrido posteriormente, pues en las revistas que dirigió no hemos podido hallar
artículos dedicados al filósofo español.
Otro autor también próximo a Mariátegui fue el eminente historiador peruano Jorge
Basadre (1903-1980). Como bien ha puntualizado Luis Arista Montoya, Basadre tomó
de Ortega la oposición que éste había elaborado entre la “España oficial” y la “España
real” convirtiéndola en el antagonismo entre el “Perú oficial” y el “Perú profundo”.
En forma semejante aprovechó otras ideas orteguianas. Agreguemos, por ejemplo, el
caso siguiente: Ortega había expuesto en España invertebrada (1921) que la historia
de este país muestra que la masa no aceptó desde un cierto momento la dirección
de los mejores; y, luego, en la Rebelión de las masas (1929) había examinado el
fenómeno que creía advertir en el mundo contemporáneo de que las masas, que sólo
están capacitadas para obedecer, quieren dirigir. El historiador peruano sostenía que
en el Perú republicado se había producido en cambio desde un momento determinado
un fenómeno de signo contrario: una “deserción de las élites”: las minorías llamadas
a dirigir se habrían mostrado renuentes a hacerlo. Este hecho explicaría en parte el
fracaso de la “promesa” de la vida peruana: la promesa de una vida mejor en nombre
de la cual se fundó la República peruana39.
Pero el planteamiento orteguiano sobre las masas y las élites dirigentes no solo
fue aprovechado para analizar la crisis peruana por un historiador de centro-izquierda
como Basadre, sino también por el escritor de extrema derecha y filofascista Carlos
Miró Quesada Laos (1903-1969), quien en su libro Pueblo en crisis (1946) sostenía40
que las deficiencias que mostraba la vida peruana provenían de que nos había faltado
una minoría dirigente, y que había que formarla “a base de capacidad efectiva, venga
de donde viniere, ya sea de origen burgués o de extracción popular, siempre que la
capacidad esté bien probada”.

3. Los años 40

En los años 40 prosigue el interés por la obra de Ortega y Gasset. Lo encontramos


tanto en el ambiente filosófico —así lo atestiguan Luis Felipe Alarco y Francisco
36
Artículos y Crónicas Completos, Lima, PUC, 2002, I, p. 297.
37
Artículos y Crónicas Completos, Lima, PUC, 2002, I, p. 957.
38
“José Ortega y Gasset”, en Mercurio Peruano, Lima, n. 125-126, enero-febrero de 1929, pp. 64-
73.
39
BASADRE, J., La promesa de la vida peruana [1943], Lima, Mejía Baca, 1958, p. 46.
40
Buenos Aires, Emecé, 1946, p. 292.

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n.º 14 (2009): 155-169
Ortega en el Perú 163

Miró Quesada Cantuarias— como en el extra-filosófico —acreditándolo Juan Manuel


Ugarte Elespuru, Carlos Pareja y Paz Soldán y Carlos Zuzunaga Flores.
En sus Lecciones de Metafísica (1947) ofrece el filósofo sanmarquino Luis Felipe
Alarco (1913) una presentación bastante detallada del planteo antropológico del
maestro madrileño, pasando revista a sus ideas al respecto41.
Otro filósofo igualmente sanmarquino y el pensador peruano más representativo,
Francisco Miró Quesada Cantuarias (1918), fue quien ha mostrado un interés más
persistente por la figura y la producción de Ortega. En uno de sus libros fundamentales,
Apuntes para una teoría de la razón42, Miró Quesada sostuvo que las concepciones
clásicas de la razón no podían mantenerse a la luz de los resultados fundamentales de
las investigaciones metateóricas, sobre todo por el impresionante proceso intelectual
que ha conducido de las paradojas lógicas y matemáticas a los teoremas de limitación
de Kurt Gödel. Sostiene que uno de los filósofos contemporáneos que advirtió esta
situación fue Ortega, quien formuló claramente la exigencia de que la filosofía
contemporánea elaborara una nueva teoría de la razón. No obstante, la tesis de Ortega
—y de sus discípulos como Manuel Granell— de que la variación de los principios
lógicos (como el de tercero excluido) y del sistema de intuiciones fundamentales
con las que la razón se aprehende a sí misma, se debe a la transformación de las
circunstancias históricas, esto es, obedece al cambio de las creencias con respecto a la
ciencia empírica. Esta tesis afirma Miró Quesada que es incorrecta. El autor sostiene
contundentemente: “Esta variación se produce a través de un proceso puramente
racional de un dinamismo puramente interno que no tiene que ver con algo que no sea
él mismo”43. De allí que el filósofo peruano concluya lapidariamente contra Ortega:
“el apriorismo de los principios no puede desecharse como una tesis arcaica que ha
sido superada por el historicismo. La razón es algo más que su historia”44.
Años después, Miró Quesada reunió, bajo el título del último, Razón e Historia
en Ortega y Gasset45 los textos académicos que había publicado sobre el filósofo
madrileño a lo largo de mucho tiempo. Se trata de artículos escritos entre 1955 y 1992.
Nosotros nos vamos a ocupar sólo de los dos últimos que son los más importantes. En
el primero, “Ortega y el conocimiento absoluto” (1983), Miró Quesada sostiene que
el auténtico sentido del filosofar orteguiano es la búsqueda de un fundamento absoluto
para el conocimiento. Frente a la destrucción del concepto de razón pura debido a los
resultados de la prueba de Gödel —que mostró que hay verdades indemostrables—, de la
matemática más reciente —las geometrías no euclideanas y la matemática intuicionista
han hecho evidente la invalidez del principio del tercio excluido para las entidades
matemáticas— y de la física —campo en el que el principio de la indeterminación
de Heisenberg acredita la pérdida de vigencia de la física determinista precedente—,
Ortega no se entregó a un relativismo historicista, sino que recurrió a un nuevo concepto
de razón: el de la razón histórica, narrativa o vital. Este nuevo principio de razón se

41
Lecciones de Metafísica, Lima, San Marcos, 1970, p. 106-111.
42
Lima, San Marcos, 1963.
43
Apuntes, 189-190.
44
Apuntes, 193.
45
Lima, Ariel, 1992.

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n.º 14 (2009): 155-169
164 DAVID SOBREVILLA

basaría en principios más sólidos que los de la razón pura. Miró Quesada sostiene
que desde sus primeros trabajos Ortega trató de reconciliar un nuevo fundamento de
la razón con la historicidad de todo conocimiento. Se trata de un programa original y
decisivo que Ortega habría legado a la filosofía futura.
El segundo artículo, “Razón e historia en Ortega y Gasset” (1992), continúa
el artículo anterior y es el último texto escrito por Miró Quesada sobre Ortega.
Comienza recordando que Ortega quería crear la historiología como una ciencia de
la historia que narra el transcurrir de la vida humana y busca comprenderlo. Para ello
es menester saber cómo funciona la razón histórica, de la que la razón pura es solo
una manifestación. La teoría de la historiología se centra en los conceptos de razón
narrativa y de razón histórica, y se conecta de manera muy profunda con el concepto
de razón vital. “Estas tres expresiones atributivas, constituyen el fundamento último
de la filosofía orteguiana del conocimiento. Y ello muestra, de manera reveladora, que
esta filosofía gira en torno a una teoría de la razón”46. La razón histórica es la que
se hace inteligible a sí misma mediante la narración: mediante la razón narrativa. La
razón vital es la vida misma que se estructura como razón para saber a qué atenerse.
La razón histórica es sólo una manifestación de la razón vital. Esta puede ser entendida
en dos vertientes: una, la vertiente originaria, en tanto que la razón como función
estructurante de la vida permite a los que viven en una determinada circunstancia
histórica comprender su mundo. Y la segunda es la vertiente epistémica que posibilita
a los hombres posteriores entender por qué los hombres del pasado comprendían
y cuál es el significado último de las creaciones culturales. Miró Quesada sostiene
que, pese a los esfuerzos desplegados por Ortega, le salieron al paso nuevos y graves
problemas para dar un mayor desarrollo a su teoría de la razón.
Juan Manuel Ugarte Elespuru (1911) fue un pintor culto y un hispanista apasionado.
El año 1983 organizó un Homenaje a Ortega y Gasset (Lima, Instituto Peruano de
Cultura Hispánica) en que publicó su propio artículo “Ortega desde dentro: el hombre
interesante”47. El Homenaje contiene además textos de Francisco Miró Quesada
Cantuarias y de César Pacheco Vélez.
Dos abogados de formación humanística de esta generación que dedicaron sendos
artículos a algunos aspectos de la obra de Ortega fueron Carlos Pareja Paz Soldán
(1914-1943)48 y Carlos Zuzunaga Flores (1920-1996)49.

4. Los años 60

En los años 60 se atenuó considerablemente el interés por la obra de Ortega, aunque


siempre se produjeron algunos trabajos sobre la misma.

46
Razón e Historia en Ortega y Gasset, Lima, Ariel, 1992, pp. 83-84.
47
Homenaje a Ortega y Gasset, Lima, Instituto Peruano de Cultura Hispánica, 1983, pp. 15-27.
48
“Esquema de la crisis de Ortega y Gasset”, Obra Completa, Lima, 1945, I, pp. 263-267.
49
“La concepción de la cultura en la obra de Ortega y Gasset”, Revista de la Universidad de Arequipa,
Arequipa, XVIII, n. 23, abril-junio, 1946, pp. 69-94.

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Ortega en el Perú 165

El filósofo y diplomático Jorge Guillermo Llosa P. (1925) publicó el año 1960 su


artículo “Unamuno, Ortega y Zubiri: tres vertientes del alma española”50, en el que
sostenía que en Ortega se producía el feliz encuentro del modo de ser propiamente
hispánico con los más elevados niveles del pensamiento occidental. Posteriormente
ha publicado otros artículos sobre Ortega como “Notas sobre los temas personales
de Ortega y Gasset”51. En diferentes obras posteriores de Llosa se advierte luego
la influencia de las ideas orteguianas como por ejemplo en su libro Nueva Ciencia
del Hombre (1986), donde el autor se refiere en detalle a la antropología filosófica
de Ortega y a su desarrollo ulterior por Julián Marías52; y en Identidad histórica de
América Latina (1990), donde recoge los planteamientos orteguianos sobre el “hecho
colonial” en la “Meditación del pueblo joven”53.
Por su lado, el filósofo natural del Cusco pero que trabaja en Arequipa Walter
Garaycochea Villar estudió “La teoría de la historia en Ortega y Gasset. Historia y
perspectivismo”54.
El historiador marxista y luego adherente del fujimorismo Pablo Macera (1928)
aplicó el concepto de generación en sus trabajos de historia, pero, dada su pertenencia
a la izquierda, lo conectó con el de clase, construyendo el concepto de “generación-
clase”, operación que le mereció largas reflexiones sobre los problemas aquí
implicados55. En general se advierte en las obras de Macera una larga frecuentación
de las obras orteguianas.
Otro historiador peruano, conservador esta vez, claramente influenciado por Ortega fue
César Pacheco Vélez (1929-1989), como se observa en su libro Ensayos de simpatía. Las
Ideas y Generaciones en el Perú del Siglo XX (1993). Su primer texto, “El método histórico
de las generaciones y la generación peruana del novecientos” (1983) está atravesado por
las ideas orteguianas al respecto, de modo que el autor declara desde su inicio que es un
homenaje al pensador madrileño (y a V.A. Belaunde)56. El segundo, “Tres lecciones sobre
Ortega y Gasset en el Perú” (1983) es un flojo recuento sobre el tema57.
Otros autores cercanos generacionalmente a los anteriores que publicaron
en diversos momentos artículos sobre Ortega fueron los periodistas Jorge Luis
Recavarren58 y Alfredo Cánepa Sardón59.

50
Lo publicó en su libro Figuras y motivos de filosofía contemporánea, Lima, Sociedad Peruana de
Filosofía, 1960, pp. 74-82.
51
Mercurio Peruano, Lima, n. 456, julio-agosto, 1965, pp. 210-222.
52
Nueva Ciencia del Hombre, Lima, INC, 1986, pp. 211-218.
53
Identidad histórica de América Latina, Lima, 1990: 101-102.
54
Hombre y Mundo, Arequipa, II, 3, 1967, pp. 59-83.
55
V. sus “Explicaciones”, MACERA, P., Trabajos de historia. Lima, INC, 1977, I. pp. 30 ss.
56
Ensayos de simpatía. Sobre Ideas y Generaciones en el Perú del Siglo XX, Lima, Universidad del
Pacífico, 1993, p. 11.
57
Fue publicado inicialmente en Homenaje a Ortega y Gasset, Lima, Instituto Peruano de Cultura
Hispánica, 1983, pp. 43-95.
58
LUIS ARISTA MONTOYA recoge estos títulos: “La sociología peruana. Ortega y El hombre y la gente”,
La Prensa, Lima, 19 de enero, 1959, p. 12) y “Los libros inéditos de Ortega y Gasset”, op. cit. p. 116.
59
“Ortega. 25 años después. Resonancias de su obra en el Perú” Expreso, Lima, 16 de octubre de
1980. Referencia igualmente de Arista. Cánepa Sardón afirmaba haber asistido a los últimos cursos de
Ortega en Madrid.

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166 DAVID SOBREVILLA

5. Los años 80

En la generación siguiente se observa un interés mayor perceptible por la obra del


filósofo español.
Alfonso Cobián y Macchiavello (1936-1960), prematuramente desaparecido,
compuso su tesis de Bachillerato sobre La ontología de Ortega y Gasset que fue
publicada en 1960 (Lima, Instituto Riva Agüero)60. El capítulo primero estudia la
vida como realidad radical, el segundo las circunstancias, el tercero la dirección
ontológica de Ortega: la estructura del mundo objetivo, el ser y la vida; y el cuarto los
valores. Cobián es muy crítico con el enfoque ontológico orteguiano: juzga que, pese
a la riqueza de la ontología de la vida, Ortega no estudió el problema de la persona,
reduciendo al hombre al dinamismo autocreador de experiencias. Afirma que incurre
en un monismo de perspectiva negando la posibilidad de una ontología de los objetos y
reduciendo el mundo a la circunstancia. Piensa que las creencias o vigencias históricas
no están ligadas a ningún correlato que las apoye, que la categoría de perspectiva no
consigue superar el relativismo y que el monismo de perspectiva impide a Ortega llegar
a una ontología integral. Por otro lado, encuentra que la contradicción que el filósofo
español establece entre el mundo del ser y el del valor lleva a una seria escisión. El
resumen, Cobián concluye que la ontología orteguiana adolece de serias limitaciones
que no nacen de su punto de partida: la vida humana, sino de la concepción que el
autor se hace de ella: de la autarquía que atribuye al sujeto en la determinación de la
realidad.
Nosotros mismos escribimos en 1966 una amplia investigación sobre “La filosofía
de Ortega y la crítica orteguiana a Heidegger” (Tübingen, 1966) que ha permanecido
inédita. A partir de la misma redactamos posteriormente el artículo “La ontología de
Ortega y Gasset” en 197461. Allí sosteníamos que sobre la base de una interpretación
personal del planteamiento kantiano sobre el ser, Ortega desarrolló su ontología con la
que pretendía haber superado los planteamientos realista e idealista. Afirmábamos que
el planteo orteguiano sobre el ser le había sido sugerido por las ideas de Heidegger
sobre el útil. Manifestábamos asimismo que la interpretación de Kant por Ortega era
sólo parcialmente correcta, y que su ontología no representa una genuina superación
del planteamiento tradicional sobre el ser62.
También Domingo García Belaunde se ha interesado por la obra de Ortega y por
su relación con el arielismo peruano63.

60
Antes COBIÁN había publicado algunos artículos sobre el autor como: “Una obra inédita de Ortega.
Nota sobre ¿Qué es filosofía?”, Mercurio Peruano, Lima, n. 375, julio, 1958) y “La estructura del
mundo y el problema de la ontología de Ortega y Gasset”, Mercurio Peruano. Lima, n. 385, mayo, 1959.
Posteriormente, también se encuentran referencias a Ortega en la tesis de Bachiller en Derecho de COBIÁN
Justicia y Seguridad Jurídica, Supuestos del Derecho Positivo, Lima, PUC, 1861., pp. 9 ss.
61
Fue publicado inicialmente en Eco. Bogotá, N° 160, febrero de 1974: 386-403. Lo hemos recogido
en: SOBREVILLA, D., Escritos kantianos, Lima: Universidad Ricardo Palma, 2006: 235-250.
62
También hemos publicado algunos artículos periodísticos sobre Ortega como: “Un inédito
orteguiano”, El Comercio. Lima, 17 de octubre, 1982, p. 13); y “Ortega: méritos y deméritos”, “El Caballo
Rojo”, Suplemento cultural de Marka, Lima, 29 de mayo, 1983.
63
Cfr. su artículo “Ortega y Gasset y el novecentismo peruano”, Expreso. Lima, 5 de marzo, 1986.

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Ortega en el Perú 167

Luis Arista Montoya (1947) ha reunido sus artículos sobre Ortega en su folleto
Ortega: pensador de la crisis64. La parte principal del texto se refiere a la teoría
orteguiana de las crisis históricas como consecuencia del cambio suscitado por el
relevo generacional.
Alberto Varillas Montenegro (1934) ha realizado una amplia investigación sobre
La literatura peruana del siglo XIX. Periodificación y caracterización65, en que utiliza
las ideas de Ortega y su discípulo Julián Marías sobre las generaciones, ideas a las
que primero examina (17-42) antes de aplicarlas para estudiar la literatura peruana
novecentista.
Finalmente, el famoso novelista peruano (y español) Mario Vargas Llosa (1937) ha
escrito un par de artículos fundamentales sobre Ortega. El primero, “El filósofo en la
sacristía”66, es una defensa del filósofo madrileño contra los cargos que Vargas Llosa
encuentra que le hace en parte injustamente la conocida investigación de Gregorio
Morán El maestro en el erial. Ortega y Gasset y la cultura del franquismo (1998).
Según el novelista, los errores políticos de Ortega no fueron los de un cobarde ni los de
un oportunista; a lo más, los de un ingenuo que se empeñó en encarnar una alternativa
moderada, civil y reformista. Una alternativa que hace unos años fue desdeñada por
fascistas y marxistas pero que hoy es la realidad viva y actualísima de la España libre
y plural del presente. La conclusión de Vargas Llosa es que “la historia contemporánea
ha confirmado a Ortega como el pensador de mayor irradiación y coherencia que ha
dado España a la cultura laica y democrática. Y, también, el que escribía mejor”. El
segundo, “La voluntad luciferina”67, caracteriza al filósofo español por el afán —según
la frase goethiana— de ir “desde lo oscuro hacia lo claro”; reivindica las cualidades
de su estilo y otra vez su pensamiento político. Vargas Llosa sostiene que por mucho
tiempo Ortega fue ninguneado por pertenecer a una cultura que no era admitida entre
las grandes culturas modernas. Pero encuentra que hoy, como las cosas han cambiado,
“Es hora de que la cultura de nuestro tiempo conozca y reconozca, por fin, a Ortega
y Gasset”.

6. Influencia posterior

Curiosamente, y pese a estas meditadas palabras de Vargas Llosa, en el Perú actual


no se conoce y reconoce a Ortega68, como sí sucedió desde la segunda década del siglo

64
Lima, Orellana & Orellana, 1991.
65
Lima, PUC, 1992.
66
Publicado en Caretas, Lima, 5 de marzo, 1998, pp. 42-43. También ha aparecido en muchas otras
publicaciones que reproducen los artículos quincenales de Vargas Llosa.
67
Caretas, Lima, 25 de enero de 2001, pp. 66-67.
68
El progresivo desinterés por la obra de Ortega en el mundo académico peruano se expresa en
distintos hechos: su obra no es estudiada en tesis universitarias y tampoco en los Congresos Nacionales de
Filosofía. De las dos revistas académicas de filosofía que más larga vida han tenido en el Perú, una, Aporía
(1976-1982), solo publicó un artículo, a saber, polémico contra Ortega del filósofo y crítico literario
colombiano Rafael Gutiérrez Girardot (Aporía, Lima, n. 8, 1982, pp. 13-17); y la otra, Areté (que aparece
desde 1989), ninguno.

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XX. Que sepamos el único trabajo que está en curso actualmente sobre el pensador
madrileño es el del profesor peruano Angel Pérez Martínez sobre la metáfora en
Ortega y Gasset. Pérez Martínez estudió en la Universidad Complutense de Madrid y
actualmente enseña en la Universidad de Lima.

Consideración final

Ortega y Gasset viajó a Argentina, Uruguay y Chile, es decir, a “pueblos nuevos”


en América Latina, como él escribía a propósito del primero. El hecho de que no
haya visitado países como México, Perú o Guatemala le impidió entrar en contacto
con aquellos pueblos a los que el antropólogo brasileño Darcy Ribeyro denominaba
“pueblos testimonio”69. Es decir, desconocía una parte muy amplia y representativa de
América Latina y no hacía las necesarias matizaciones al respecto.
Por otro lado, Ortega no se aproximó a muchos problemas que afectaban
considerablemente a los países latinoamericanos, inclusive a Argentina al que visitó
tres veces, como el de la cuestión universitaria. Tampoco detectó algunas grandes
dificultades latinoamericanas como la dependencia, la pobreza, la discriminación etc.,
quizás porque en la Argentina no se manifestaban con tanta fuerza entre los años 1916
y 1942 —en que abandonó Ortega el subcontinente en su último viaje—. Pero pudo
deberse también, en gran parte, a que se movió en círculos intelectuales y de clase
media alta, y probablemente al eurocentrismo que le achaca un latinoamericanista tan
enterado, ponderado y procedente de un círculo cultural de fuera de América Latina
como Tzvi Medin70.
Manifestábamos ya que los lazos existentes entre Ortega y países como Argentina
y Chile (en los que estuvo), o con México (donde no estuvo, pero en que radicaron
numerosos discípulos suyos transterrados), explican la amplia bibliografía allí existente
sobre el filósofo español. En cambio, se podía sospechar que en un país como el Perú,
donde el pensador madrileño no se detuvo, no existiría una bibliografía sobre Ortega
tan nutrida. Esto nos llamaba la atención, pues, como en este país ha habido una
línea prohispánica muy considerable y a la vez una tradición filosófica muy vigorosa,
sería extraño que no hubiera dejado una huella más profunda la reconocida capacidad
incitadora del pensamiento orteguiano. Supusimos entonces que la investigación sobre
la recepción de Ortega en el Perú había sido bastante deficiente y que un rastreo más
detallado debería arrojar un resultado diferente. Pensamos que la investigación que
hemos realizado y exponemos en este artículo lo ha confirmado.
El filósofo español ha tenido una enorme irradiación entre nosotros Primero
entre los miembros del así llamado “arielismo” entre 1900 y 1920; después, entre

69
Cfr. su famoso libro Las Américas y la Civilización [1969], México, Extemporáneos, 1977. Ribeyro
designaba como “nuevos” en América Latina —entendiendo esta expresión en sentido amplio— a los
brasileños, venezolanos, colombianos, chilenos, paraguayos etc., y como “pueblos trasplantados” a los
argentinos y uruguayos.
70
Cfr. sus libros Ortega y Gasset en la cultura hispanoamericana, México, FCE, 1994 y Entre la
jerarquía y la liberación. Ortega y Gasset y Leopoldo Zea, México, FCE, 1998.

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Ortega en el Perú 169

los principales movimientos políticos de 1920 a 1940: el aprismo, el marxismo y


hasta en un conservadurismo muy próximo al fascismo. Entre los años 1940 y fines
del siglo XX la influencia de Ortega se ha puesto de manifiesto, sobre todo, en el
campo de la filosofía en autores como Luis Felipe Alarco, Francisco Miró Quesada
Cantuarias y Alfonso Cobián y Macchiavello. Hallamos su proyección, además, tanto
en escritores (en Vallejo y Vargas Llosa) como entre pintores (como Ugarte Elespuru)
e historiadores (como Jorge Basadre y Pablo Macera). Sin embargo, en la actualidad
su figura está bastante olvidada y no es objeto de grandes estudios.
Probablemente las reacciones más memorables que las ideas de Ortega han
suscitado entre nosotros sean las de Mariátegui, Francisco Miró Quesada y Vargas
Llosa, es decir, en las obras de algunos de los más grandes intelectuales peruanos.
En caso de que se realice una comparación entre la literatura escrita en Argentina,
México y Chile sobre Ortega con la compuesta en el Perú, se comprobará que ésta
es, sin duda, mucho menor en cantidad —lo que no sorprende si se toma en cuenta
la desatención del maestro español por este país y el hecho de que nunca pisara su
suelo—, mas no en calidad, originalidad y simpatía por el autor y su obra.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 155-169
El Wittgenstein de Juan Nuño
VANESSA ALCAÍNO PIZANI
Universidad Central de Venezuela

Hemos contado a lo largo de la historia con grandes pensadores que han contribuido
a la labor filosófica en los países latinoamericanos. Es necesario tomarlos en cuenta
(tanto a los latinoamericanos en general como a los venezolanos en particular) no
sólo por sus ideas sino por la importancia que tiene el hecho de ejercer la filosofía o
cualquier disciplina en nuestro idioma. El lenguaje de cada pueblo refleja su cultura, sus
costumbres, su imaginación, su ingenio, su historia, sus raíces. Tenemos la tendencia a
resaltar la importancia de autores extranjeros que se alejan de nosotros no sólo por el
contexto y la época sino (y básicamente) por el idioma y su uso. De esta manera me
parece pertinente aprovechar de estas filosofías extrañas lo que nos es útil (como bien
aconsejaba en uno de sus artículos Juan Nuño) para adoptarlas y adaptarlas a nuestra
realidad y crear, en base a ellas y en nuestro idioma, nuevas filosofías o corrientes de
pensamiento que nos reflejen mejor y que contribuyan a identificar con nombre propio
nuestras inquietudes y conflictos; podríamos pensar para este fin en la imagen que nos
ofrece Ludwig Wittgenstein en el Tractatus logico-philosophicus de lanzar la escalera
después de utilizarla.
Muchos han sido los autores que se han preocupado y ocupado del tema; García
Bacca, por ejemplo, ilustra esta misma idea afirmando que un lenguaje es un ámbito,
un espacio de problemas en el que se ejerce vida filosófica. Un lenguaje —sostiene—
es la consecuencia de un tipo de vida que permite analizar problemas teóricos con
incidencia filosófica. Propone entonces que para lograr filosofar en castellano, se
deben recoger las sugerencias y desarrollos de la literatura y del lenguaje ordinario.
Ha de realizarse —opina— una necesaria atención al lenguaje propio, que lleva a una
unidad entre el modo de vida castellano y la reflexión filosófica en castellano.

“El castellano no ha llegado a ser aún órgano vocal del filosofar; y debátase entre una
pretendida función de Altavoz —de traductor de originales—, y la exigida por la perfección
de una lengua materna que sabe hablar literalmente de todo —menos filosóficamente de
filosofía… ¿cuándo reclamaremos lo que hemos cedido sin más, y complacientemente
cedemos: la independencia de nuestro lenguaje filosófico frente a los filósofos extranjeros,
sean o no latinos?”1.

Álex Grijelmo, autor español algo más contemporáneo que García Bacca afirma,
defendiendo la misma idea:

“Somos hijos de Shakespeare y de Verlaine porque pertenecemos a la raza humana, pero


nunca podremos pensar exactamente como ellos si no soñamos en inglés o en francés. En

1
BACCA, GARCÍA, J.,“Filosofía y lenguaje”, Ensayos, Barcelona, Península, 1966, p. 28.

Revista de Hispanismo Filosófico 171 ISSN: 11368071


n.º 14 (2009): 171-177
172 VANESSA ALCAÍNO PIZANI

cambio, nada que se diga en español, en efecto, puede resultarnos ajeno; y nada de lo que
construyamos sobre lo que ya es nuestra lengua debe vulnerar sus principios”2.

Un poco en base a esta idea general y con esta inquietud del lenguaje, de nuestro
lenguaje, intenté, a partir de un estudio comparativo realizado entre las filosofías de
dos pensadores, Ludwig Wittgenstein y Juan Nuño (que a primera vista no parecen
tener semejanzas evidentes por el tipo de propuestas que presenta cada uno y por la
importancia tan desigual que éstas han tenido) demostrar que Nuño estuvo influenciado
por el pensamiento de Wittgenstein y que, además, fue más allá de un mero influjo
ya que, a mi parecer, logró adaptarlo al entorno y a su trabajo de una manera propia.
A partir de esta comparación, realizada bajo tres tópicos: la filosofía, el lenguaje y el
sistema, que seguro podrían ampliarse, se presentan con mayor claridad y fundamento
las semejanzas que me parecen esenciales entre estos autores que he propuesto.
Me pareció atractivo estudiar y presentar desde este punto de vista a un
pensador venezolano tan polémico como es (y fue) Juan Nuño, ya que refleja en sus
escritos lo que considero la quintaesencia del pensamiento latinoamericano y sus
manifestaciones: una mezcla de todo un poco. No asumida como una mezcolanza
simple de elementos sino como una mixtura de componentes que van transformándose
al pasarlos por distintas instancias, como el humor o la imaginación (características
extraordinariamente relevantes del latinoamericano y del idioma español), y que da por
resultado influencias en nuestro pensamiento de lugares y personas que no hubiéramos
imaginado, ni en uno mismo ni en el otro; como tampoco hubiéramos imaginado la
manera de cómo eso se refleja en nuestro trabajo. Este confluir de influencias que
parecían inimaginables, fue lo que me permitió trazar los rasgos wittgensteinianos que
contiene la obra de Nuño.
Nuño defendió ideas que transmitía en artículos de prensa sobre diversos temas
enfocados en la crítica; esto le permitió difundir su pensamiento poniendo en práctica
lo que consideraba correcto y permitiéndonos entreleer su base teórica en algunos
temas específicos. Wittgenstein, por su parte, presentó sus propuestas principalmente
en dos libros: el Tractatus logico-philosophicus y Las Investigaciones Filosófìcas
(publicación póstuma) cada uno diverso en sus planteamientos.

Filosofía

La principal inquietud de estos autores es la cuestión referente a la filosofía, qué


es, para qué sirve y hacia dónde se dirige. La filosofía está estrechamente relacionada
con el lenguaje (para ambos autores), es, a fin de cuentas, análisis lingüístico.
La filosofía comprendida como la encargada de esclarecer el lenguaje se transforma
en una disciplina de papel secundario que busca principalmente su autoliquidación;
ya que al resolver los malentendidos que produce el lenguaje, deja de existir. Esto lo
plantea y practica Wittgenstein en las publicaciones referidas, pero principalmente

2
GRIJELMO, A., Defensa apasionada del idioma español, México, D.F. Taurus, 2004, p. 116.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 171-177
El Wittgenstein de Juan Nuño 173

en el Tractatus; Nuño está de acuerdo con este enfoque, al punto que nunca presentó
propuestas filosóficas propias sistemáticas sino, como se dijo, hizo uso de sus artículos
regulares de prensa que luego fueron recopilados.
El quehacer filosófico latinoamericano fue siempre una preocupación particular
en Nuño. Pensó que esta tarea tenía enormes posibilidades de ser trabajada por vía
del análisis lingüístico que permitiera analizar y criticar el uso del lenguaje ampuloso
y vacío de significado que nos caracteriza, antes que formar grandes sistemas de
pensamiento que expliquen el mundo o tesis que nos guíen en la vida. Probablemente
Wittgenstein hubiera estado de acuerdo al respecto, sobre todo si hubiera conocido
nuestro idioma y la manera tan singular que tenemos de manejarlo y utilizarlo, ya que
su propuesta era principalmente, que se hiciera uso de la crítica del lenguaje a la hora
de abordar el pensamiento filosófico para evitar caer en sinsentidos.
En su artículo: “Wittgenstein: silencios y traiciones”, Nuño expone que los
silencios en Wittgenstein han sido importantes y determinantes, sin embargo, sean
cuales fueren los silencios, personales, en la manera de escribir, en la no publicación,
en el que haya cosas que no puedan ser dichas sino mostradas del Tractatus, lograron
transmitir para Nuño un mensaje claro.
El silencio puede considerarse una posibilidad del decir y del mostrar, como bien
afirmaba Wittgenstein; al existir en ciertas oportunidades o al no poder expresar algo
con palabras, el silencio nos permite reflexionar sobre el tema en cuestión y ahí, a
mi parecer, es donde radica su importancia. Ambos autores se permiten silencios
dejándole al lector la posibilidad de pensar, y Nuño incluso logró reflexionar en voz
alta a partir de los silencios de Wittgenstein.
Por otro lado, en el artículo “La superación de la filosofía”, Nuño sostiene que
toda filosofía que se respete en algún momento tiene que emprender la tarea de
liquidarse para que la nueva propuesta quede como la única posible. Wittgenstein no
es la excepción, con el Tractatus propone la liquidación de la filosofía solucionando
las dificultades que conforman los problemas filosóficos, y una vez resueltos ya no
tendría por qué seguir existiendo, pero de esta manera (quizás sin querer) propone una
nueva filosofía que trata de ser la única posible y la última, en vista que después de
ella, no podrían seguir existiendo las cuestiones filosóficas tal y como se entienden.
Wittgenstein limitó la tarea de la filosofía a esclarecer las proposiciones del lenguaje
y así eliminar los problemas sin sentido que son propiamente los de la metafísica; esto
lo llevó a cabo trazándole límites al lenguaje, ante lo cual Nuño señala:

“Aquella corriente filosófica que acepte, por principio, un papel de subordinación


metodológica para la filosofía, será necesariamente una corriente antifilosófica, es
decir, negadora de la mayor parte de las pretensiones filosóficas supracientíficas o
paracientíficas”3.

El tema de la liquidación de la filosofía es de suma importancia para Nuño. Afirma


que toda filosofía tiene que llevar a cabo su liquidación, sosteniendo así que el filósofo

3
NUÑO, J., “La superación de la filosofía”, en La superación de la filosofía y otros ensayos, Caracas,
Ediciones de la Biblioteca de la UCV, 1972, p. 13.

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que llevó al máximo esta tarea fue Wittgenstein en el Tractatus; luego aplica esta noción
al marxismo y al empirismo lógico. Ahora, sin embargo, concluye que el resultado es
agregarle más capas a la filosofía cuando: “en definitiva: la faena altamente filosófica
de liquidar la filosofía sigue siendo un desideratum más que una cierta realidad. Para
unos, se tratará de batallar sin tregua el encantamiento de la razón por el lenguaje”4.
Igual que para Wittgenstein, y aunque tengan diferencias importantes en el
desarrollo del tema, convergen los autores en el mismo resultado: la filosofía
sirve para esclarecer el lenguaje. Nuño propone que las metafísicas (sobre todo el
marxismo) procuren analizar y aclarar su lenguaje para que no sigan produciendo
tantos sinsentidos, que aunque todavía posean una cierta atracción ya no tienen, sin
embargo, la importancia que tuvieron.
Nuño defiende con Wittgenstein que: “no puede formularse en el mismo lenguaje
la pregunta que cuestiona la totalidad de lo cubierto por ese lenguaje”5, ni formularse
la pregunta ni responderla en el lenguaje, ya que significaría salirse de los límites de
mi mundo6 y verlo desde afuera de este límite; sería, —afirma—, como la mirada de
Dios, “no es cosa de aceptar con humildad ‘el puesto del hombre en el cosmos’ ante
la omnisciencia divina, sino de desarmar tales bombas metafísicas (realidad, mundo,
Dios) traduciéndolas a un lenguaje significativo”7. Una vez más encontramos las ideas
de Wittgenstein en el relato de Nuño.

El lenguaje

Mientras Wittgenstein teorizaba sobre cómo debía ser el lenguaje y su estructura,


cuáles eran los sinsentidos y los juegos de lenguaje que dependen del uso y del
contexto y de dónde se derivan parecidos de familia, Nuño practicó todo esto, utilizó
el lenguaje a su antojo, jugó con él, criticó con él, empleando distintos contextos, usos,
parecidos de familia, sin advertir manifiestamente que lo hacía. Es decir, ambos autores
teorizaron y practicaron sus tesis filosóficas, pero Wittgenstein tiene un fundamento
teórico explícito mientras que en Nuño hay que buscarlo entre sus artículos. En lo
referente a la práctica, Wittgenstein enseñó mucho tiempo en escuelas y universidades
distintas materias que le permitieron poner en práctica sus teorías, mientras que Nuño
hizo uso de su oficio de articulista para expresar sus propuestas.
Nuño basa su propuesta en la crítica y, por lo tanto, en la desconfianza, tal y como
lo propuso Wittgenstein; la diferencia es que éste se centró en el asunto del lenguaje
(criticar el lenguaje porque se desconfía de él), mientras que Nuño criticó todo lo
que a su parecer admitía crítica, desde las grandes filosofías sistemáticas, pasando
sin desvíos por las metafísicas, hasta llegar al lenguaje latinoamericano. Se tomó

4
Ibíd., p. 21.
5
NUÑO, J., “Compromisos y desviaciones”, Compromisos y desviaciones, Caracas, Ediciones de la
Biblioteca UCV, 1982, p. 144.
6
Cfr. WITTGENSTEIN, L., Tractatus logico-philosophicus, Madrid, Técnos, 2003.
7
NUÑO, J. ,“Compromisos y desviaciones”, op.cit., p. 144.

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El Wittgenstein de Juan Nuño 175

en serio el consejo y la guía de Wittgenstein y los adaptó a su interés y labor. Esta


práctica, característica de los dos autores, puede ser considerada como sistemática:
criticar a partir de la desconfianza para, en base a ella, construir algo sólido y claro.
Entonces, aunque ninguno de los autores desarrolló propiamente un sistema como se
había concebido hasta entonces, pareciera que su sistema personal fuera la crítica, que
además se adapta mejor a su forma de pensamiento.
Con respecto a la búsqueda de un lenguaje perfecto o a la limitación del lenguaje
que plantean los filósofos analíticos —en especial el primer Wittgenstein— donde
entienden que hay un lenguaje correcto que está a su vez correctamente formulado y
que, por lo tanto, tiene sentido frente a otro lenguaje sinsentido que no designa, Nuño
opta por la división sartreana entre prosa y poesía, en la que la primera consta de
significación y la segunda utiliza libremente palabras sin ningún tipo de referencia, lo
que le permite asociarse a un lenguaje privado, encerrado en sí mismo. En relación a
la prosa sostiene que es el modelo del lenguaje correcto frente a las desviaciones que
puede proponer la poesía. Aunque aquí no aclare del todo el punto, en cuanto a las
filosofías, Nuño está de acuerdo con las desviaciones a las que hacemos referencia,
ya que indican la posibilidad de una amplitud de criterio, aun cuando con respecto al
lenguaje no pareciera opinar lo mismo.
Por otro lado, según su parecer sobre el uso del lenguaje en Latinoamérica, este
necesita ser cuidadosamente analizado con vistas a ser reformado y reformulado.
En “La importancia de tener ideas”, hace referencia al consejo de Wittgenstein en
lo referente al lenguaje, lo nombra acertadamente cuando afirma que el lenguaje
tiende a irse de vacaciones causando seudoproblemas: “parece como si el manantial
verbalista formara parte de la dotación genética y nadie se atuviera a aquel sano
tabú de guardar silencio ante lo que no se puede hablar”8, ya que el venezolano se
caracteriza por las frases retóricas y huecas y la “ampulosidad”, en vez (y obviando
el consejo de Wittgenstein) de guardar silencio en aquello que no puede ser dicho
por no poder formularlo correctamente. De esta manera, detrás del relato de Nuño
encontramos a Wittgenstein con su filosofía del Tractatus entendida como crítica del
lenguaje y con su famoso parágrafo “De lo que no se puede hablar, hay que callar
la boca”9.
La solución que propone Nuño para el latinoamericano se plantea entonces por la
vía de la Filosofía del Lenguaje, la reflexiva, la que nos ayuda a combatir el uso vacío
e hinchado que hacemos del mismo; de esta manera apoya resueltamente la propuesta
que hiciera Wittgenstein para la filosofía general, y propone aplicarla a la filosofía
latinoamericana haciéndola de ésta manera una idea suya. De lo que se trata es de
aplicar una vez más el conocimiento que proviene de afuera a lo interno, utilizando lo
que resulte útil y fértil al ámbito filosófico que le rodea, el latinoamericano.

8
NUÑO, J., “La importancia de tener ideas”, en Compromisos y desviaciones, Caracas, Ediciones de
la Biblioteca UCV, 1982, p. 15.
9
WITTGENSTEIN, L., Tractatus logico-philosophicus, o.c. §7, p. 277.

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Sistema

La crítica es una consecuencia de la desconfianza que Wittgenstein considera


fundamental en el pensamiento; desconfía del lenguaje y a partir de ahí lleva a cabo
su tarea de estudiarlo de distintas maneras en cada uno de sus libros. A su vez, Nuño
también desconfía absolutamente del lenguaje y de la filosofía; por eso critica los
grandes sistemas filosóficos con los que no comparte su confianza en tesis que abarcan
a veces la explicación total del mundo, entendidas desde puntos de vista que a su
parecer son absurdos.
Esta aberración por el sistema, por crear uno propio y por los realizados por otros,
es característico de ambos autores, quienes no pudieron (o no quisieron) realizar
sistemas filosóficos por ir en contra de su propuesta y de lo que ellos pensaban debía
exclusivamente ser la filosofía: crítica.
Nuño parece haber tomado al pie de la letra el asunto de la crítica y la usó en
todo lo que estuvo a su alcance. Son pocas las cosas que no reprochó con sus ironías,
incluyendo, como colmo de la paradoja, la propia filosofía de Wittgenstein. Este
método de operar, aunque propio de Nuño incluso antes de conocer al autor vienés, es
similar a la teoría aplicada en Las Investigaciones, sólo que éste lo realiza únicamente
con respecto al lenguaje, pero era de su opinión que la filosofía debía ser crítica (del
lenguaje) y no debía buscar crear sistemas, porque tenía, de alguna manera, una
importancia secundaria, pues servía a otras disciplinas para el esclarecimiento del
lenguaje utilizado.
Sabemos entonces que junto con la crítica viene la desconfianza, del lenguaje con
el que se trabaja y de la filosofía misma. Por eso la crítica cumple en este proceso
un papel tan importante, ya que a partir de ella se esclarece no sólo el lenguaje
sino los pensamientos expresados por él. Nuño dice que nunca serán suficientes las
recomendaciones sobre la desconfianza que hay que tener trabajando con asuntos
filosóficos y que esa desconfianza es lo que alimenta cualquier crítica. Los filósofos
lingüísticos parten por principio de la desconfianza hacia el lenguaje, su trabajo
consiste en analizar, criticar y en base a los resultados delimitar el lenguaje y sus usos.
De esta manera la filosofía cumple un papel secundario, y se pone al servicio de otras
disciplinas (científicas principalmente); ya no busca armar sistemas, ni explicar el
mundo, ni ser ella misma una ciencia; no pretende ser más que un instrumento de uso
para otras actividades no filosóficas.
Nuño basa su trabajo en la crítica y en la desconfianza otorgándole de alguna
manera a la filosofía ese papel secundario, pues no busca con ella una ciencia ni un
sistema

“Todo ello (la falta de sistemas en la filosofía contemporánea) surgió de la conciencia de


pasados errores, con la secuela a pagar por los pecados cometidos, y sobre todo, nació de
una tremenda desconfianza, ese espíritu de desconfianza que alimenta toda crítica y que
nunca se recomendará lo bastante para su uso filosófico y aún para todo uso”10.

10
NUÑO, J., “El desconfiado y la Piara de Circe”, Compromisos y desviaciones, Caracas, Ediciones de
la Biblioteca UCV, 1982, p. 100.

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El Wittgenstein de Juan Nuño 177

Nuño propuso además un pluralismo en la filosofía. Que las diferentes filosofías no se


ignoren entre sí, que permitan integrar distintos recursos de otras disciplinas o tendencias
es lo que les brindaría una amplitud de criterio; se lo propone al marxismo más que a
otras, aconsejándole abiertamente que utilice la filosofía del lenguaje y la lógica para
darse cuenta de sus confusiones lingüísticas y no convertirse en una metafísica más.
Asimismo, recomienda al empirismo lógico que aproveche del marxismo su
intención socio-histórica y su aplicación como ideología para que pueda entenderse
como una doctrina útil. De esta manera, la filosofía avanza y se puede desarrollar mejor
si las filosofías no se ignoran entre sí. De hecho, de alguna manera esto es lo que hace
Nuño: procura no ignorar las corrientes filosóficas aceptadas y en base a eso propone
lo que a su juicio deberían ser. El mejor ejemplo de este pluralismo lo encontramos
en el Tractatus de Wittgenstein que, basado en la lógica de Frege y Russell, propone
algunas mejoras a ésta incluyendo una metafísica: la del atomismo lógico.
Por otro lado, se encuentra en ambos autores la imagen del camino que hay que
desandar para conocer el mundo. En el caso de Wittgenstein, con la imagen de la
escalera propuesta en el Tractatus; es decir, una vez que se conoce el aparato lógico y la
estructura del lenguaje hay que lanzar la escalera para poder ver con claridad, olvidar lo
que se aprendió en el camino para que el mundo se pueda mostrar y comprender. Nuño,
por su parte, asigna a la filosofía un doble rol; por un lado, secundario en su labor, por lo
que propone que lo mejor es “olvidar” lo que se conoce de la filosofía en su rol principal
para aplicarla al conocimiento del mundo, y por otro lado, autofágica, pues de alguna
manera tiene que recorrer constantemente el camino sobre sus propios pasos.
Ambos autores tienen dos maneras de invitar a la reflexión a través de la
desconfianza (punto mejor desarrollado por Wittgenstein). Estos dos elementos nos
colocan en una situación incómoda que nos activa el pensamiento, como se expuso
en párrafos anteriores; la desconfianza de todo, incluso del propio lenguaje, produce
duda y surgen preguntas que para ser contestadas exigen pensar; ambos autores dudan
de todo, lo que deriva en crítica, para Wittgenstein teorizada y para Nuño practicada.
El silencio nos lleva a la curiosidad, a tratar de entender lo que dice, que bien sabemos
nos dice algo. Nuño entendió los diferentes silencios de Wittgenstein, los expuso, los
criticó, los asumió de alguna manera.
Analizando los tres temas seleccionados para el estudio de estos autores y sus
respectivas comparaciones, nos damos cuenta de que Nuño recibe una gran influencia
de Wittgenstein y de su filosofía; pero no sólo eso, sino que además tiene una aplicación
propia de la filosofía wittgensteiniana: tomó lo que le interesó de este autor y lo llevó
a otro contexto y en otros términos, lo adaptó a Latinoamérica y especialmente a
Venezuela y a sus propios intereses. Eso hace más interesante sus críticas, como cuando
afirma que en Venezuela siempre se importan ideas ‘secas’, ideas que ya no sirven,
que están caducas; ahora sabemos del valor potencial de importar ideas fértiles, para
pensarnos como continente como lo hizo él con Wittgenstein, a quien no sólo estudió
sino que también aprovechó.
Para concluir, afirma Wittgenstein en el prólogo del Tractatus que sólo aquél
que haya pensado lo expuesto en él puede entenderlo; seguramente Nuño ya había
pensado muchas de esas cosas, que le sirvieron para criticar, compartir, multiplicar y
enriquecer la calidad de sus propuestas.

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n.º 14 (2009): 171-177
El aporte de Arturo A. Roig al
filosofar contemporáneo1
HORACIO CERUTTI GULDBERG
UNAM (México)

Antes de comenzar propiamente nuestra exposición no podemos menos que


compartir con ustedes algo que nos vino a la mente después de releer y corregir varias
veces este pequeño texto. Se trata de un fragmento que reiteraba el Maestro José
Gaos en sus Confesiones profesionales y que no nos resistimos a reproducirlo aquí a
modo de epígrafe, porque salvadas todas las distancias y mutatis todo lo mutandi da
cuenta de algo que hemos experimentado reiteradamente respecto del querido amigo
y Maestro que hoy nos convoca.

“Así, ya no sé si tal idea que pienso, si tal razonamiento que hago, si tal ejemplo o expresión
de que me sirvo, lo he recibido de él, se me ocurrió al oírle o leerle a él, o se me ocurrió
aparte y después de la convivencia con él. Alguna vez me ha sucedido comprobar que tal
idea o expresión que consideraba como mía me la había apropiado de él, asimilándomela
hasta el punto de olvidar su origen”2.

Esta constatación, expresada en las palabras de Gaos, conlleva, por cierto, otro
riesgo. Y es que pudiéramos inopinadamente atribuirle a él ideas nuestras. ¡Tan
entrelazadas están, por momentos, nuestras reflexiones!
Sería muy difícil, si no francamente inviable, cumplir al pie de la letra y de
manera exhaustiva lo que indica el título de nuestra exposición. Con todo, hemos
querido mantenerlo con la intención de poder, quizá, sugerir algo de la riqueza del
pensamiento de nuestro homenajeado y, eso esperamos, brindar algunas pistas que
pudieran alimentar una lectura fecundante de sus obras. Insistimos, fecundante porque
se trata de colocarnos en la mejor posición asequible para quedar en condiciones de
aportar a las tareas comunes y colectivas pendientes en momentos tan álgidos como
los que (sobre) vivimos actualmente. Y lo hacemos a sabiendas de que siempre suelen
ser momentos así. Por lo tanto, la reflexión no puede quedar ni distraerse en meras
contemplaciones o admiraciones, con todo y lo relevante que sean estas dimensiones.

1
Intervención en el Coloquio Internacional “Repensando el siglo XIX desde América Latina y
Francia. Homenaje al filósofo Arturo Andrés Roig”, organizado por el Centro Franco Argentino de Altos
Estudios / INCIHUSA, CONICET y Facultad de Filosofía y Letras de la UNC, Mendoza, Argentina, 13-15
agosto 2008.
2
GAOS, J., Confesiones profesionales. México, FCE, [1ª ed. 1958], 1ª reimpresión 1979, pp. 74-75.

Revista de Hispanismo Filosófico 179 ISSN: 11368071


n.º 14 (2009): 179-186
180 HORACIO CERUTTI GULDBERG

Así nos lo ha enseñado, en palabras y hechos irrebatibles, el mismo Maestro y amigo


cuyo homenaje hoy nos convoca en esta tierra del sol y del buen vino3.
Cuatro experiencias, sin duda, no exclusivas ni excluyentes, son relevantes para
apreciar en su contexto de finales de los cuarenta e inicios de los cincuenta del siglo
pasado la tenaz dedicación ulterior del joven Arturo Roig al filosofar nuestro. Su
servicio militar, el grupo de colegas con quien le tocó compartir el comienzo de su
actividad docente de nivel superior en la Facultad de Filosofía y Letras de la recién
creada Universidad Nacional de Cuyo, el Congreso Internacional del año 49 y su
estancia como becario para trabajar la obra de Platón en París entre 1953 y 1954. Como
él mismo lo ha compartido, estas experiencias fueron, desde distintas vertientes, hitos
relevantes. Marcaron, en ciertos sentidos y para cada caso, un antes y un después. Sólo
por dejar constancia de algunos detalles significativos en relación con ellas, pensemos
en lo que pudo significar el conocer por dentro, por así decirlo, durante tres años al
ejército, suspendiendo mientras tanto obligadamente su carrera; recordemos la fecunda
y fraterna amistad con Mauricio López; el conocimiento personal del gran maestro
Nicola Abbagnano, la cual daría lugar a poner énfasis en la razón y su uso crítico, o el
encuentro en París con el querido amigo común ya lamentablemente fallecido Ricaurte
Soler, el filósofo panameño que investigaba en esos años al positivismo argentino, lo
cual reforzaría el propósito de volver a lo nuestro. La experiencia francesa fue muy
productiva en múltiples sentidos.
El estudio cuidadoso de la obra de Platón, bajo la sabia orientación de Pierre
Maxime-Schuhl, resultó decisivo como un ejercicio fecundo de idealismo, del cual
el mismo Arturo diría posteriormente que no hay por qué arrepentirse. Nosotros
nos atreveríamos a añadir más. Habría que estar orgulloso por el grado de escalones
epistemológicos que ese ejercicio de idealismo permitió avanzar. En fin, el Arturo
Roig que regresó de Francia lo hizo con la convicción de que prestar atención al
desarrollo intelectual propio era fundamental. Aquí comenzaría una labor en
círculos concéntricos —por sugerirlo metafóricamente—, que se iría ampliando
hasta colocarse, a fines de los sesenta y, sobre todo, en los setenta del siglo pasado
en una convergencia muy fructífera que deseamos inicialmente resaltar. Del estudio
acucioso de las expresiones intelectuales de su Mendoza natal —casi no estudiadas
ni atendidas hasta que él da inicio a esa labor de manera sistemática y centrándose,
por razones obvias de abundantes fuentes disponibles, en el siglo XIX—, pasaría
a la producción argentina y rioplatense, para culminar incorporándose de manera
protagónica al filosofar regional de nuestra América. En todo caso, en los difíciles
años ’70 del siglo pasado para este país, Arturo ya estaba plena y explícitamente
inmerso en la reflexión latinoamericanista. Probablemente esta ubicación personal
le brindaría las energías indispensables para enfrentar los avatares que en esos años
hubo que afrontar individual y colectivamente. En todo caso, nada, ninguno de

3
Un estudio del conjunto de su producción lo hemos efectuado en nuestro libro terminado en 2006,
el cual nos hubiera gustado presentar aquí, pero todavía se encuentra en trámites de edición: Filosofando
y con el mazo dando. Al él nos remitimos para referencias bibliográficas y exámenes pormenorizados
imposibles de efectuar en esta exposición.

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n.º 14 (2009): 179-186
El aporte de Arturo A. Roig al filosofar contemporáneo 181

esos obstáculos detendría la productividad intelectual y su dedicación al trabajo se


mantendría siempre disciplinada e intensa, con frutos cada vez más aportativos para
el esfuerzo compartido y con trascendencia socio-política explícitamente buscada.
¿Cuestión de disciplina intelectual, de vocación personal, de compromiso ideológico
político? Quizá todos estos elementos reunidos y reforzándose mutuamente, junto a la
lucha por la subsistencia en el día a día.
Se hallaba entonces, por fin, integrado, de modo muy específico, a dos articuladas
tradiciones disciplinarias de amplia repercusión en la región, conocidas como:
Historia de las Ideas y Filosofía Latinoamericana. La primera se desarrolló de manera
muy intensa a partir del primer tercio del siglo pasado en la región y se caracterizó
por poner el énfasis en las circunstancias en que se producían las ideas. Además,
las ideas filosóficas constituyeron el objeto privilegiado de atención, justamente por
su capacidad para brindar sentido al todo cultural nacional-regional en que se las
veía insertas. También el enfoque generacional fue relevante en aquellos esfuerzos de
consolidación de la disciplina. Por su parte, la Filosofía Latinoamericana enfatizaba el
enfoque regional, la necesidad de hacer frente al compromiso coyuntural por parte de
los intelectuales (filósofos) en un esfuerzo por responder a las demandas de la hora, al
tiempo que reivindicaba la creatividad de quienes desde la región intentaban filosofar;
se afirmaban como filósofos. El énfasis recaía así en dos temas ejes: la identidad
y la integración. De este modo, a un cierto énfasis culturalista se unía el vitalismo
circunstancialista orteguiano por parte de la historiografía de las ideas; mientras que
del lado filosófico, el existencialismo sartreano se articulaba al historicismo para dar
lugar a preocupaciones típicas de la filosofía de la historia y de la filosofía de la
cultura. Los desafíos de la filosofía analítica, de la fenomenología, del personalismo y
los primeros atisbos críticos al desarrollismo, bajo la forma de una teorización acerca
de las situaciones de dependencia, empezaban a aflorar a fines de los sesenta para,
ya a inicios de los 70, impulsar propuestas que apostaban por diversas formas de
ruptura liberacionista con esas situaciones y, por supuesto, retomando los anticipos
revolucionarios de décadas anteriores, tanto los frustrados como el caso cubano. En
ese contexto también el estructuralismo hacía su entrada pretenciosa y hasta prepotente
en los ámbitos académicos de la región, junto a atisbos del marxismo cultivado en
otros espacios sociales, los cuales comenzaban a incidir en las universidades de modo
irreversible.
A mediados de estos setenta, a los que estamos haciendo referencia, cuajará en el
pensamiento de Arturo Roig un giro significativo y muy complejo. Proveniente del
estudio de la filosofía griega clásica, particularmente de Platón, deudor de los mejores
esfuerzos del neokantismo, conocedor cercano del krausismo en sus expresiones
más significativas, enfrentado al escolasticismo y al neotomismo institucionalmente
hegemónico, Arturo procedería a dar un paso decisivo. Este giro se conoció y así
lo hemos adjetivado como lingüístico y, si bien lo es sin lugar a dudas, no resulta
suficiente esa designación para aprehender la riqueza de sus variadas facetas. Es un
giro semiótico, ideológico, simbólico generador y acelerador para la obra de nuestro
homenajeado y para el filosofar surgido a partir de allí desde la región. Y es que
la dimensión discursiva pasará a constituirse en el eje de la reflexión. Discursividad
siempre situada en el seno del conflicto social y cargada de valoraciones, tomas de

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 179-186
182 HORACIO CERUTTI GULDBERG

posición, autoestima del propio sujeto filosofante, reconocimiento de su condición


previa de sujeto social, etc. Lo cual implicará, también, como no podía ser de otro
modo en quien reflexiona desde la historia y hace labor historiográfica partiendo de la
filosofía, lo que se conoció como “ampliación metodológica” en el área de la Historia
de las Ideas. En todo caso, esto significaba un reforzamiento de la base antropológica de
la reflexión, un mejor situarse en la conflictividad social, un ubicar más acabadamente
las dimensiones articuladas del discurrir y del hacer individuales y colectivos, un
articular lo local con lo nacional y lo regional, desde un historicismo que no pone el
acento tanto en la necesidad, sino en los protagonistas —sujetos sociales (no podría
ser de otra manera)— que desde la inmanencia del proceso son siempre capaces de
producir novedades inéditas. Perceptibles se harán, por tanto, las dimensiones de
contingencia y hasta de azar en el proceso histórico, donde lo utópico cumple papeles
decisivos, paradójicamente frente a las interpretaciones corrientes, porque evita la
fuga de la historicidad y articula la dialéctica intrínseca del proceso.
Al mismo tiempo, significó un ir poniendo en cuestión, en tela de juicio las
interioridades, los matices y los enredos —para decirlo de una buena vez— a que
suelen conducir dos subdisciplinas filosóficas (si se nos permite aludirlas así) como
son la filosofía de la historia y la filosofía de la cultura. Subdisciplinas sumamente
visitadas y permanentemente enarboladas en la región. Y, debemos subrayarlo
con toda fuerza, sumamente recargadas de ideologizaciones, las más de las veces
inadvertidas por sus mismos sostenedores, en su fuerza enajenante y alienadora. Con
esto no quisiéramos llegar a sugerir la estrafalaria idea de que no conviene pensar
la historia y/o la cultura o filosofar sobre ellas y desde ellas. Por el contrario, lo que
queremos dejar insinuado aquí es que ni las filosofías de la historia ni las filosofías
de la cultura en sus permanentes derivas categoriales, muchas de las cuales no dejan
de ser seductoras, suelen hacerle justicia a esas dos dimensiones irrenunciables del
acontecer humano. En todo caso, Arturo se proveyó (y, de paso, nos proveyó) de
ciertos valiosos instrumentos conceptuales para avanzar con más pertinencia en estos
terrenos tan escabrosos.
No vamos a consignar aquí toda esa terminología técnica muy apreciada, que
seguramente aflorará en las contribuciones de estos días. Lo que queremos es insistir
en que sus estudios de aquellos años pusieron el dedo en la llaga para permitir
(re)afirmarnos como interlocutores válidos, reconocer las complejidades de nuestra
propia producción discursiva sin descuidar la conflictiva social en la que se genera,
apreciar las emergencias y demandas colectivas como estribos sin los cuales el filosofar
se torna pura especulación para no decir directamente flatus vocis. El habla, nuestra
habla, se sintió así justificada plenamente para ejercerse en plenitud, sin falsos rubores,
sin pena propia o ajena, sin reiterados y abrumadores recursos de autoridad. Pero y
quizá lo más relevante, sin desconocimiento de antecedentes, para evitar pretenciosos
descubrimientos del Pacífico o del agua tibia... Así, en una modalidad no ajena a la
fecunda recepción de ciertas tradiciones neokantianas, la expresión se ubicó en el
centro de la atención, como proceso generador sin el cual no hay pensamiento.
Todo esto coincidió, claro, con el florecimiento del pensamiento de la liberación en
sus múltiples manifestaciones en ciencias sociales, historiografía, pedagogía, teatro,
teología, filosofía, psicología, con todas sus tensiones, ambigüedades, enfrentamientos

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El aporte de Arturo A. Roig al filosofar contemporáneo 183

y limitaciones. Pero, también, con todos sus aportes e intentos de avanzar hasta el día
de hoy en la consecución de una sociedad más digna y más humana. A lo cual se han
unido expresiones surgidas con posterioridad y que brindaron ocasión para definir con
más precisión posturas y enfoques. Se ha querido ver en esto, en no pocas ocasiones,
meramente manifestaciones polémicas producidas, casi por el mero gusto de polemizar
o de esgrimir ofensivos argumentos ad hominem. No ha sido así. O, al menos, no
ha sido así en todos los casos. La obra de Arturo, a la que nos circunscribimos en
esta ocasión, ha mostrado suficientemente lo fecundas que pueden ser esas polémicas
enfrentadas con rigor, respeto y pertinencia. Sin renunciar a ejercer la crítica y, sobre
todo, a la autocrítica. Lo cual no puede menos que redundar en creatividad, si se lo hace
con convicciones sólidas y arriesgando todo al poner sobre la mesa sin aspavientos y
con gran precisión los argumentos que sostienen las propias posiciones, al tiempo que
se examinan con todo cuidado los que soportan las posiciones contrarias.
Quisiéramos recordar a continuación, de modo muy apretado, algunas de estas
valiosas consideraciones que han ido surgiendo de estas diferencias argumentativas, sin
ningún afán conclusivo al respecto. Muchos de estos debates tuvieron que ver con las
respectivas modas que suelen asolar los ámbitos académicos y ya sabemos que las rutinas
academicistas suelen subordinarse, paradójicamente, a las modas, las cuales irrumpen
como oleadas tsunámicas (¡vaya terminajo!) dejando poco en pie. Pero, consolidando
rutinas repetitivas, poco creativas, consolidando la burocracia administrativa sobre la
actividad intelectual. Aunque, y mucho más importante, estos debates se produjeron
también, en no pocos casos, en medio de situaciones políticas abrumadoras: dictaduras,
consiguientes exilios, enfrentamientos de múltiples tipos con inimaginables desatinos
frente a la dignidad humana. Es en esos contextos donde se renovó la exigencia del
filosofar. No podemos detenernos a examinar aquí acontecimientos y contextos muy
importantes en relación con las experiencias en Quito, México, nuevamente Quito y,
finalmente, el retorno a Mendoza. Todas ellas dejaron huellas indelebles y específicas
en el pensamiento de Arturo, que sería imposible caracterizar acabadamente en esta
exposición. Con todo, no podemos menos que anotar algunos tópicos para ulterior
elaboración, sobre todo por su repercusión en estos debates. Nos referimos al estudio
de la obra de Antonio Caso y las nociones de bovarismo y yuxtaposición, durante la
estancia en México; la reformulación de la cuestión sobre la existencia de la filosofía
ecuatoriana, las características del humanismo en el período colonial y la historia de
las ideas sociales, durante la década quiteña y la reconsideración del pensamiento
provincial y de autores clásicos de la filosofía antigua y moderna durante el regreso y
la permanencia actual en Mendoza.
Frente a los heideggerismos ontologizantes exaltadores del Ser con todas sus
secuelas evasivas de la historicidad concreta, no hubo más que reivindicar a los entes,
de conformidad con una tradición bastante extensa de pensadores argentinos. Lo cual
no pudo menos que conducir a exacerbar valiosas dimensiones del platonismo y a
redundar en responsabilidad ante las coyunturas.
Frente a la descalificación de los relatos y a la pretensión de eliminarlos —¿in-
genuamente? o no tan ingenuamente— mediante otros relatos que supuestamente no
serían tales por no ser ‘grandes’, se trató de caer en la cuenta de que la narratividad
es parte inherente de nuestra reflexión sobre y desde la historia, lo cual condujo a la

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184 HORACIO CERUTTI GULDBERG

necesidad de revalorar las voces; todas las voces todas, como dice la canción. En su
polisemia, en su polifonía, en sus discordancias, en sus niveles diversos de expresión,
en sus diferentes cargas axiológicas.
Frente al peso peyorativo de las yuxtaposiciones a que supuestamente nos
veríamos condenados, se impuso detectar a sus auténticos proponentes e identificar
sus posiciones ideológicas, las cuales dotaban de sentido (o de sinsentido) lo que
suponían o exponían como yuxtapuesto.
Frente a los etnocentrismos eurocéntricos (permítasenos la cuasi redundancia) no
quedó más que reconocer nuestro lugar en la historia como interlocutores de pleno
derecho. Además de abrirnos de veras a la búsqueda de antecedentes, que testimonian
que nunca hemos dejado de pensar desde aquí o, si se prefiere, que siempre lo hemos
intentado. Lo cual fue factible al colocar a la Filosofía de la Historia bajo la lente de
la Historia de las Ideas o, lo que es otro modo de expresarlo, al dejar de ejercer la
Filosofía de la Historia como si se pudiera hacerlo de un modo directo, despojado de
autocontroles categoriales.
Ante los absurdos teluristas, según los cuales el determinismo terreno sería
irremontable, hubo que procurar restaurar el auténtico carácter de los códigos
culturales. Ello ayudó a desmontar las articulaciones arbitrarias de estos irracionalismos
autodescritos y autocalificados como inexorables e insuperables.
Ante los culturalismos, que pretendieron zizaguear frente a los conflictos sociales
para invisibilizarlos mediante un reduccionismo de todo el posible quehacer humano
a un supuesto cambio de actitudes o de niveles de conciencia, se hizo menester
desinvisibilizar los sustratos antropológicos protagónicos que subyacen a toda
expresión cultural.
Ante la ethología de los ethólogos mixtificadores de la sabiduría popular y su
exacerbación de presuntos núcleos míticos inmodificables, bastó quizá recordar el
deplorable papel que cumplieron en las épocas de dictadura, procurando, sin lograrlo
por supuesto, convertirse nada menos que en intelectuales orgánicos de esos procesos
nefastos.
Ante la postulación dogmática de supuestos realismos, según los cuales a la realidad
se accedería de modo inmediato, no quedó más que reconocer las mediaciones como
el habitat sin el cual el pensar es impracticable. Mucho más si ese pensar se pretende
crítico y liberador o, mejor, coadyuvante en los procesos de liberación.
Frente a los petulantes que pretendieron constituirse en la voz de los supuestamente
sin voz, se impuso examinar críticamente el accionar de los caudillos populistas,
quienes se han sentido y se presentan siempre como los auténticos formuladores de lo
que en verdad re-formulan manipuladora y descaradamente.
Ante la pasajera moda (como todas las modas) de la sensibilidad postmoderna,
nada de dar lugar a desalientos, mientras se le prestó la máxima atención a la filosofía
de la historia que le subyace, oculta y, la mayoría de las veces, no explícita ni siquiera
para sus propios proponentes. Debemos advertir que en nombre de la teoría se
postulaba renunciar —en una especie de idiotismo— a la teoría para propiciar un
desarme sumiso e inercial ante la dominación.
Frente a la manipulación frecuente del mestizaje, no descuidar la articulación de
códigos culturales y el papel del lenguaje, de modo que afloraran las argucias de las

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n.º 14 (2009): 179-186
El aporte de Arturo A. Roig al filosofar contemporáneo 185

inculturaciones y se hicieran evidentes y hasta superables las ambigüedades de las


interculturalidades no suficientemente rigurosas.
Frente a una emancipación pretendidamente restringida a lo mental, había que
enarbolar y concretar cuanto antes la consigna de una Segunda Independencia. O,
para decirlo en otras palabras, pasar de Alberdi a Martí, sin renunciar al primero (¿en
una auténtica Aufhebung?)... O, para precisar más todavía si cabe, no restringirse a
la práctica educativa, con todo y lo relevante que implica la pedagogía social, sino
ejercer la política participativa y responsablemente.
Es difícil encontrar durante la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días
quien haya ejercido el filosofar desde nuestra América cubriendo tal cantidad de
flancos y aristas como lo ha efectuado nuestro homenajeado. La filosofía griega
clásica, la historiografía, la epistemología, la axiología, la antropología filosófica,
la ética, la estética, las filosofías de: la historia, la cultura, la política, la educación,
etc. No podemos dejar de consignar algunos de sus principales aportes en ciertos
campos no mencionados explícitamente o apenas aludidos hasta ahora en esta
exposición. Nos referimos a la filosofía política, la ética, la estética y la filosofía
de la educación. Y, por cierto, son campos en que los aportes surgieron también
en medio de intensas y agudas contraposiciones de argumentos. ¿Ansias de
omnicomprensión? ¿presuntuoso querer decirlo todo? ¿potencia de una tendencia a
la construcción de sistema enmascarada bajo el impulso ensayístico? ¿o, más bien,
generosidad de aportar aquello a que se va poco a poco accediendo con disciplina y
esfuerzo ejemplares?
La democracia directa le aparecerá como complemento indisoluble de la democracia
representativa, que puede derivar y hasta degenerar en delegativa y puramente formal.
Siempre y cuando se la conciba, a la democracia directa, como concepto límite en
el sentido kantiano y, por lo tanto, como un importantísimo criterio regulador del
ejercicio participativo de la democracia. Por cierto, esta reflexión no se encuentra
separada de la incompatibilidad radical entre capitalismo y lo que viene después,
ese ámbito en el cual la democracia quizá pueda efectivizarse en plenitud, llámese
socialismo o como se prefiera denominarlo.
No es poca cosa proceder a distinguir entre el conjunto de valores que articulan
el deber ser paradigmático de los sectores hegemónicos y dominantes y aquellos que
emergen de los sectores sociales que no se resignan a la dominación y que buscan
de todas las maneras hacerse asequible la dignidad de que son merecedores. Así, la
disciplina ética quedó reformulada y cuestionada de fondo la tendencia irresistible
a recaer en la falacia naturalista. Quedó también reubicada la cuestión de una
supuestas prioridad fundamentadora de la ética respecto de la lucha social por una
vida más humana. Se hizo factible repensar las virtudes como energías viables en
medio del dominio arrasador del darwinismo social y como un contrapoder también e
indefectiblemente de caracteres ecológicos.
Por su parte, la estética repensada como impura adquirió una fuerza epistémica
inaudita frente a las restrictivas visiones que la acotan a la adoración de lo supuestamente
bello en sí. Las vanguardias reaparecieron en la plenitud de sus desafíos y quedó
cuestionado a fondo el dislate de desarticular trabajo manual o corporal de trabajo
intelectual o espiritual. Las metáforas fueron revaluadas en su poder cuestionador y

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n.º 14 (2009): 179-186
186 HORACIO CERUTTI GULDBERG

forjador de lo inesperado. Los realismos e idealismos ingenuos rebasados y la ficción


reestablecida en su poder innovador.
Finalmente, no podemos menos que recordar el papel ejemplar de los intentos
de reformas educativas planificadas y ensayadas a partir de un esfuerzo sostenido y
orgánico por reflexionar sobre el papel de la pedagogía y de la universidad en nuestras
sociedades. Papel que no puede institucionalizar la autoridad como criterio decisivo,
sino que debe abrirse a la cooperación como disparador de las energías, capacidades
e ingenios de cada uno y cada una de los y las que participan en tamaña tarea: nada
menos que aprehender a pensar sobre el sentido mismo de nuestras vidas siempre
compartidas y del mundo que nos rodea y en el cual podemos ser lo que somos y
alcanzar a ser lo que deberíamos, podríamos y deseamos llegar a ser. El esfuerzo
creativo debe ser impulsado y no puede cejar.
Si nos exigiéramos resumir en un tópico lo medular y nodal del aporte de nuestro
filósofo, nos atreveríamos a decir, no sin temor y temblor, que se articula en torno al
ejercicio dialéctico del pensar. Y queda pendiente, ni más ni menos, que esclarecer qué
significa exacta y precisamente en su caso, el ejercicio dialéctico, del cual esperamos
haber dado aunque fuera una probadita en esta intervención. Tarea imposible de
efectuar aquí, pero que conviene dejar consignada como un pendiente muy relevante.
Dicho lo cual, no hemos encontrado nada mejor para poder culminar estas breves
insinuaciones, que recordar unas muy significativas palabras, las cuales nos servirán
para sugerir la potencialidad del aporte roigiano al filosofar nuestro y la fuerza
provocativa de sus enseñanzas, a las cuales no hemos podido ni podremos sustraernos.
Las pronunció el Comandante Ernesto Che Guevara en aquellos álgidos años sesenta,
después de la temible crisis de los cohetes, en plena guerra por suerte fría, exigidos
él y quienes lo acompañaban hasta extremos inimaginables por las urgencias de una
revolución en marcha.

“... lo más importante son nuestras razones, razones que identificamos con las de los países
de escaso desarrollo, en su conjunto, motivo por el cual pretendemos darle valor de cierta
universalidad a nuestros planteamientos [...] Tenemos la obligación imperiosa de pensar,
¡imperiosa”! 4.

4
CHE GUEVARA, E., “La necesidad de este libro” y “Versión de acta inédita 2 de octubre de 1964”,
Apuntes críticos a la Economía Política, Melbourne, Australia, 2006, pp. 32 y 351, subrayado del Che,
cursivas nuestras.

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n.º 14 (2009): 179-186
Antonio Jiménez.
In memoriam: Antonio Jiménez
García
Ciudad de México, 22 de febrero de 20091

Antonio Jiménez
c/ Urbano González Serrano
Nuevo Navalmoral de la Mata
Cáceres eterno

Querido amigo Antonio:

Casi me parece ocioso comenzar la carta como lo hacían nuestras abuelas: “Espero
que a la llegada de esta te encuentres bien...” pues esa es una de las pocas convicciones
que tengo. Estoy seguro de que te encuentras muy bien. También estoy convencido
de que habrás completado esa imagen patriarcal que se te estaba poniendo de tanto
leer a los krausistas y mira que te lo advertíamos: una cosa es leerlos y otra tener que
parecerse a ellos pues eran un poco decimonónicos y no estaban ahora estos tiempos
posmodernos para presentarse así.
Bueno, hubiera procedido, para ser en verdad posmoderno, enviarte un correo
electrónico o mejor haber celebrado contigo un chat pero he comprobado que aún
carecemos de cobertura con los que andáis por ahí arriba y por eso he preferido
refugiarme en este género tan del XVIII, a la manera de Montesquieu o Cadalso y
tan sólo coincidiendo con ellos en el uso de la primera persona del singular que es la
forma como uno se cuenta las cuitas y aquello que se desea quede a salvo de lecturas
indiscretas. De todas maneras ya vendrán los historiadores y contarán a otros lo que
ahora solo te quiero decir a ti. Es irremediable, lo doy por hecho y tan solo espero
que entonces hayan pasado los años que se fijan para abrir archivos personales y por
ahora quedemos a salvo. Poco le debe haber importado a mi buen amigo Benito Pérez
Galdós que hayamos descubierto que doña Emilia le llamaba “michito” y lindezas
semejantes y que ella firmara “tu Porcia” o “Ratona”. Cosas de la buena de doña
Emilia. Claro que los historiadores tenemos derecho a conocer cómo era el lenguaje
amatorio del siglo en que ellos vivían y no parece haber otra forma de enterarse que
meter las narices en el escritorio. Habremos, pues, de correr igual riesgo.

1
Esta carta fue escrita en México durante la celebración del Congreso que la UNAM organizó con
motivo del 70º aniversario del exilio de 1939. Pensaba ser leída en el homenaje que sus compañeros de la
Universidad Complutense de Madrid, la que fuera su universidad de toda la vida, habían pensado realizar
el pasado 12 de marzo en recuerdo al profesor y “amigo de verdad” Antonio Jiménez García. Las protestas
anti-Bolonia lo impidieron. Mas nunca nos faltará ese otro recuerdo del amigo que nos dejó y, menos aún,
el afecto que por él sentimos.

Revista de Hispanismo Filosófico 189 ISSN: 11368071


n.º 14 (2009): 189-197
190 JOSÉ LUIS MORA

Tengo que comenzar regañándote un poco. ¿Tú sabes cómo dejaste el despacho?
¿Y a Tere que no sabe dónde colocar tanto libro? ¡Podías haberte llevado algunos!
Bueno, mejor no, pues te hubieras llevado todos y no habría forma de poder encontrarte
ahora igual que nos pasaba cuando entrábamos en tu despacho y había que ponerse de
puntillas para conseguir ver algo al otro lado del montón siempre que el ventilador no
estuviera en marcha. En este caso era más difícil aún. Sabes que te lo perdonábamos
casi todo y Tere también. Lo seguimos haciendo pero tenemos derecho a pedirte una
contrapartida. Fíjate que no he resistido mencionar a Galdós y apenas llevo unas pocas
líneas. Ahora no resisto a la tentación por segunda vez. ¿Recuerdas aquel personaje
maravilloso ideado por él, Benigna la Misericordiosa, que estaba dispuesta a soñar
lo que hiciera falta para haceros ver a los que estáis por ahí arriba lo mal que se pasa
cuando os vais y lo tengáis en cuenta pues no os falta poder para curar nuestras dolencias
y algunas calamidades? Me cuesta hablarte en estos términos querido Antonio pues
durante años y años éramos de los que soñábamos juntos aquí abajo y ahora soy solo
el que debe hacerlo para que tú no te olvides de que viejas luchas de treinta años atrás
no están terminadas. Y la verdad es que no hay razón, “histórica” la iba a llamar, para
que tal cosa sucediera, pero no quiero ponerme pedante porque es innecesario a estas
alturas en que ya todo lo sabes sin que ni siquiera hubiera pronunciado palabra alguna.
Mas los que por aquí abajo seguimos hemos de seguir soñando, no nos queda otro
remedio si queremos que las cosas caminen o, incluso, si queremos que haya otras
mejores. Fue otro gran poeta el que nos recordaba esto mismo, Santiago Ramón y
Cajal, aquel que en sus ratos libres ejercía de histólogo pues no otro fue quien decía
que nada importante se ha hecho en este mundo que previamente no hubiera sido
soñado. Y es que ya se sabe que no ha habido grandes científicos que no hayan sido
al tiempo grandes poetas. Traigo ahora este criterio de autoridad para evitar vanas
acusaciones y que se piense que sólo quienes nos dedicamos a Filosofía Española
hablamos de estas cosas.
Tampoco, claro está, aspiramos a ser una cumbre como lo era don Santiago. Pero
sí a compartir con él la capacidad de soñar. Por razones de edad, somos los más
contemporáneos de quienes nos iniciamos en la tarea de indagar en nuestra historia
filosófica de la mano de nuestros mayores. Somos, por ello, quienes más hemos
acompasado nuestros sueños. Pero descuida, que no voy a pedirte ningún milagro, tan
solo que ahora que eres receptor de lo que por aquí seguimos soñando no olvides lo
que a ti mismo te costaba que esos sueños se realizaran.
Como ves, todo este largo preámbulo no ha sido más que un pretexto para decirte
que te echamos de menos. Claro, primero Tere tu compañera de siempre, casi librera
profesional a la fuerza, suaves manos para unas encuadernaciones de lujo y sufridora
de la filosofía entre comida y cena. También tus compañeros de la Complutense que
habrás comprobado que no te olvidan a pesar de que llegaste a sospechar lo contrario.
Y Carmen tu secretaria que, a veces, no me lo niegues, tenía que soportarte un poco.
En todo caso pienso que hubieran sido desagradecidos de no hacerlo pues siempre
te presentaste como un Complutense “pata negra”, ya se sabe, la Madre de todas las
Universidades y bien sabes que no nos dolía a quienes habitamos los extrarradios y
no podemos presumir de tener la Biblia Políglota. Simplemente lo asumíamos por
aquello de aceptar el principio de realidad desde nuestro corazoncito de secano.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 189-197
In memoriam: Antonio Jiménez García 191

Sabes que también te recuerdan mucho Marta y Fernando, Pedro Ribas y Diego y los
amigos de esa Universidad del extrarradio que te obligaba a coger el tren camino de
Colmenar Viejo tantas veces como te lo pedíamos. Tribunales de tesis, comisiones de
contratación... Ahí ahora notamos el vacío pues ya nadie recuerda la falta de acentos
ni siquiera que a veces se pone bibliografía secundaria donde debieran ir las fuentes.
Sin embargo, los nuevos doctorandos no están tranquilos porque piensan que puedes
aparecer en cualquier momento y si te digo la verdad no creo que les importara
nada aunque tuvieran que corregir con rapidez algún desaguisado. Lo darían por
bien empleado. Yo también. Al menos nos quedamos en que nuestros sueños podrán
conseguir que no olvidemos algunas de esas lecciones necesarias para que un trabajo
cumpla los requisitos que debe tener.
Al dirigirte estas líneas me vienen a la mente muchos años de trabajo. Porque,
claro, además de soñar lo que hemos hecho realmente ha sido trabajar mucho. Desde
aquellas largas sesiones en el Instituto Fe y Secularidad en que estudiábamos nuestros
siglos XIX y XX en el Seminario que coordinaba Teresa Rodríguez de Lecea. Allí
conocimos a historiadores, a pensadores latinoamericanos a su paso por Madrid y aún
recuerdo el día que asistió Alicia, la esposa de Nicol a quien he tenido oportunidad
de volver a ver en los últimos viajes a México. Allí estaban Abellán, Diego, Pedro,
Juana, Eloísa, Luis y Ana Isabel Salguero quien por vez primera me nombró a Blas
Zambrano y comencé a saber que María Zambrano tenía padre. Casi es un privilegio
en los estudios filosóficos. Después vinieron años de buscar su obra y recopilarla. Al
final juntamos a dos extremeños ilustres y fue en la presentación de tu libro sobre
González Serrano cuando surgió la posibilidad de publicarlo en Badajoz. Luego estas
cosas a alguno le parecieron poco pero ya se sabe que hay ignorancias peligrosas.
Bien sabes que esto te lo cuento sólo a ti, lo mismo que te digo que he publicado
otra cosa en Bucknell University Press, para compensar, porque me han dicho que
si publicas en Badajoz eso no vale un pimiento, que tiene que ser en Badajoz City y
eso creo que está según se sale de Extremadura todo seguido hacia el Oeste. No sé si
esto vas a poder solucionarlo por más poder que tengas ahora y si vas a poder superar
algún costurón que por causas parecidas tu mismo padeciste. Claro que saber lo que
se ha hecho en Extremadura cuesta investigarlo y a veces eso es mucho y se prefiere
pensar que allí sólo ha habido tierra y sequedad. Pero, bien sabes que luego todo el
mundo quiere ver los almendros en flor. Así sigue la vida por aquí querido Antonio.
Bien conoces que a veces nos empeñamos en que las buenas mantas tienen que ser de
cualquier parte menos de Zamora. Y no por ser de Zamora sino porque son las mejores
y además… son de Zamora.
Cada vez que desde el verano vamos celebrando algo, recordamos que fuiste
miembro fundador del Seminario de Historia de la Filosofía Española e Iberoamericana
con Heredia y otros de nosotros; por entonces unos pocos amigos y que de eso ha hecho
ya treinta años y que pasamos nuestros días y noches en Anayita discutiendo cosas que
entonces apenas interesaban a cuatro gatos ¿Recuerdas? Bien digo lo de noches pues
las discusiones duraban hasta no sé si altas o bajas horas. Bueno, también disfrutamos
de la Torre del Clavero y luego hasta hemos estado en el Colegio Fonseca después
de colocar nuestros cuerpos en varias de las residencias de frailes en Salamanca. Ha
sido nuestro sino, Antonio. Parecernos y hasta casi sufrir las mismas desventuras de

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n.º 14 (2009): 189-197
192 JOSÉ LUIS MORA

quienes estudiábamos. No tendría por qué ser así pero no se cambia el destino en poco
tiempo. Como una vez me comentó Diego, cuando los pueblos se libran de su destino
negativo, es decir, del que algunos han proyectado para ellos, liberan tantas energías
que parecen otros. Y tenemos la satisfacción de que modestamente hemos contribuido
a ello.
El día 4 de octubre te recordamos junto con Luis. Allí estuvieron altas autoridades,
no creas, hablando de aquella docena de amigos que figuran en el Acta de aquella
reunión y que estuvimos en la fundación de la AHF. Fui secretario contigo no sé
ni cuantos años y ahora que eras vicepresidente has dimitido innecesariamente
pues sabes que hubiéramos continuado un periodo más. Juan Manuel Navarro nos
cedió amablemente esta gran sala como hacía cuando tú eras el mediador. Ahora
han entrado en la Junta directiva, junto a los amigos de siempre, Pedro Calafate de
Lisboa y Aureliano Ortega de la Universidad de Guanajuato. Como ves, Antonio,
abrimos mundos. Que no nos digan que nos hemos quedado bajo la primera encina
que encontramos aunque la sombra fuera frondosa. Ahora iremos a Santander a
celebrar las IX Jornadas. Ramón Emilio está echando el resto y tenemos un montón
de nuevos y veteranos investigadores del pensamiento español que nos han pedido
intervenir. Marta y los demás siguen trabajando para que tengan el nivel que a ti te
hubiera gustado. Por lo demás, allí sigue don Marcelino con su hábito pétreo y sonríe
zorreras pues bien sabemos que era un poco astuto. A tus krausistas, ya te encargabas
de recordarlo, no les apreciaba mucho pero es que disputaban los mismos puestos
de poder y ya sabes lo que eso es. Pero vamos, todos buenos chicos. Para el 2011, te
adelanto, tenemos ya una propuesta de José Luis Barreiro y pensamos aceptarla para
ir a ver al apóstol.
Esto se va alargando mucho Antonio. Debo terminar. He preferido escribirte desde
México. La UNAM ha celebrado un estupendo congreso sobre el exilio de 1939
al conmemorarse ahora los setenta años y los ochenta y cuatro de la refundación
moderna de la Facultad de Filosofía y Letras donde fueron los Gaos, Nicol, Xirau,
Sánchez Vázquez y no sé si Gallegos Rocafull. Este creo que fue a Derecho. He
coincidido con Abellán, maestro, como bien sabes, en la recuperación de todos estos
autores cuando ni apenas sabíamos que existían. Tú les dedicaste buenos trabajos
acerca de su labor como traductores y fuisteis pioneros, en la cátedra de Abellán,
en enseñar Pensamiento Latinoamericano. Tuve ocasión de ver en una estantería del
ateneo español de México cómo hay más de cuatrocientos títulos correspondientes a
esas traducciones. Otros han seguido esta senda y podéis estar satisfechos. No quería
que se me olvidara decirte que hicimos un homenaje a Carmen Rovira con motivo de
sus 45 años de docencia. Es un ejemplo de tesón y rigor.
Por aquí seguimos, Antonio. Tere tratando de poner orden en tus papeles y
recordándote; tus amigos de la Complutense bien sabes que te aprecian. Ya sabes
lo de las apariencias… que engañan y en este caso para bien. La Historia de la
Filosofía Española queda bastante bien en los nuevos planes y con ello estamos
convencidos que hacemos un buen servicio a la filosofía misma y a la sociedad a
la que pertenecemos, este terruño que llaman España y que no es sino una pequeña
parte de la humanidad misma. No tenemos otra manera de relacionarnos con otros
que hacerlo desde Extremadura, desde la ciudad universitaria o, si me lo permites,

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In memoriam: Antonio Jiménez García 193

incluso desde Cantoblanco. No son el Guadarrama u Ontígola pero estos son también
buenos lugares. Queda por hacer pero hay gente joven que se dispone a ello. Hemos
avanzado en esto, bien lo sabes. ¡Qué fracaso si después de lo que hemos soñado y
trabajado no hubiéramos avanzado! Ahí quedan tus trabajos sobre el krausismo y uno
que me pareció especialmente bueno sobre la recepción de Condillac en España que
he manejado mucho. También tus trabajos sobre el XVII de la mano de Luis Jiménez
y hasta en 2004 aquel que te obligué a hacer sobre Zambrano.
Te pido, ahora que ya no lo necesitas que dejes de ser ese poco de cascarrabias que
a veces eras. Ya ves que en la intimidad uno se atreve a decir casi todo. Preferimos
recordar tu sonrisa abierta, tus andares que ocupaban casi todo el pasillo, la pajarita un
poco retro, las tesis que dirigiste, los alumnos que mantienes y los amigos del alma.
Esto es lo único que no olvido, Antonio. Aquel libro al que pusiste esa dedicatoria:
“A José Luis, amigo de verdad”. De eso si que estoy orgulloso. Claro que esto no me
hace olvidar que, cuando para ahorrar en aquellos primeros años del Seminario en
Salamanca, compartíamos habitaciones, allí en el Clavero, respirabas un poco fuerte.
No era mucho. No creas que lo recuerdo ahora por esas pequeñas maldades en que
caemos los humanos. Sólo que, como ahora el tiempo será más largo, justo lo que
haya de durar la eternidad, la cosa puede tomar otro cariz y no sería deseable que nadie
se molestara por ahí.
Por lo demás, ando subido en la planta 25 de un hotel mexicano. He pensado
hacerlo desde aquí por si te veía. No lo he conseguido. Podría haber intentado hacerlo
subiéndome a una de las torres construidas por Florentino en la antigua ciudad deportiva
del Real Madrid. Pero bien sabes Antonio que eso no se hace a un atlético y yo en eso
he sido muy respetuoso. ¡Si no había krausista, regeneracionista o noventayochista
que no fuera del Atleti! Me temo que se te debieron resistir Ortega, Marañón y algún
otro, quizá Julián Marías. Pero sé que les apreciabas igual. En eso nuestras diferencias
no pasaron de ser un juego.
Hasta siempre Antonio. Cuídate y no pases frío. Será señal de que nosotros tampoco
lo pasaremos. Mejor estar calentitos, ¿no te parece?

Fdo. José Luis Mora

ANTONIO JIMÉNEZ GARCÍA (1950-2008) era, en el momento de su fallecimiento,


Profesor Titular de Historia de la Filosofía Española y Director del Departamento
de Filosofía III de la Universidad Complutense. A la Universidad madrileña estuvo
vinculado toda su vida y era un miembro activo y “militante” de la misma hasta el
punto de que a los amigos nos hubiera costado imaginarle dentro de otras paredes
distintas a las construidas por la República en la Ciudad Universitaria. Este edificio
de ladrillo, hall grande y pasillos en forma de brazos alargados por los que andaba
moviendo toda su humanidad, se asocia con grandes nombres de la filosofía española:
a Ortega y Gasset, Gaos, García Morente, Zubiri y a quienes les siguieron: María
Zambrano, Julián Marías y su querido Padre Manuel Mindán entre otros muchos. El
talante de Antonio siempre permanecerá unido a estos nombres a cuyo conocimiento
dedicó tanto esfuerzo por ser herederos de la gran tradición liberal del XIX de raíz

Revista de Hispanismo Filosófico


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194 JOSÉ LUIS MORA

krausista o krausopositivista como él asumió siguiendo la denominación que Adolfo


Posada usara para denominar a los krausistas de segunda generación. De esa tradición,
precisamente, fue un miembro destacado Urbano González Serrano, su paisano de
Navalmoral de la Mata de quien era un consumado especialista.
Antonio Jiménez, discípulo de José Luis Abellán, forma ya parte, para nosotros
mismos y para las generaciones venideras, de quienes han puesto en pie los estudios
de Historia de la Filosofía Española durante estos últimos treinta años. Si bien
tuvimos orígenes diferentes, nos encontramos en aquella pequeña sala del Instituto
“Fe y Secularidad” a comienzos de los años setenta donde asistíamos cada quince
días a las sesiones que coordinaba Teresa Rodríguez de Lecea y en las que poníamos
nuestro mayor entusiasmo por aprender de quienes eran algo mayores que nosotros
mismos. Fueron varios años, hasta el cierre del mencionado Instituto, y decenas de
sesiones largas en que el tiempo no pasaba pues “podía hacerse más tarde pero no más
de noche”. En ellas hablábamos de educación, política, religión, ciencia y filosofía en
torno a la España del XIX; más adelante lo hicimos de la propia generación de Ortega,
del franquismo y del exilio… Formábamos el grupo diez o quince personas que
tuvimos la fortuna de tener aquella experiencia. En ese ambiente Antonio fue siempre
un miembro destacado y activo en las exposiciones y debates, intervenía en muchas
ocasiones por los años en que redactaba su tesis y lo hacía con el gran conocimiento
como poseía sobre nuestro siglo XIX. Todos quienes allí participamos quedamos
marcados por aquellos contactos que, si centrados en la actividad intelectual, vinieron
a constituir la base de una amistad duradera.
De la misma manera, ya en 1978, tuvimos la oportunidad de formar parte del
grupo que, apoyando a Antonio Heredia su promotor e impulsor, puso en marcha
el Seminario de Historia de la Filosofía Española en la Universidad de Salamanca.
Recordaba Roberto Albares, en la última edición celebrada a mediados del pasado
mes de septiembre, que Antonio Jiménez era el único de aquel grupo inicial que no
había fallado a una sola de sus quince sesiones (1978-2006) y sólo la muerte había
vencido su tenacidad, justo cuando esta reunión de amigos interesados por conocer
mejor el pensamiento filosófico que los países de lengua española y portuguesa han
llevado a cabo durante siglos, estaba a punto de cumplir treinta años de vida. Quizá yo
he faltado a algunos días de las múltiples sesiones pero, en todo caso, compartía con
él la asiduidad en la asistencia y apoyo al mismo.
De ambas experiencias nació la aventura de fundar la Asociación de Hispanismo
Filosófico que nació en 1988, siendo Antonio uno de sus socios promotores y
miembro de la primera junta directiva. Con el apoyo de los socios ha sido, después,
presidente durante bastantes años y, en la actualidad, tenía la amabilidad de compartir
la vicepresidencia a propuesta mía habiendo sido reelegidos ya en más de una ocasión.
A mi vez, ejercí de secretario con él en una colaboración tan grata como inolvidable.
Antonio Jiménez deja una obra escrita importante. Sería largo aquí detallarla
en su integridad. Sí hemos de señalar que está constituida por tres líneas muy bien
marcadas. Forman la primera las muchas obras dedicadas al estudio de la tradición
institucionista. Figuran aquí sus monografías más importantes, un buen número de
colaboraciones en libros colectivos y de artículos y algunas ediciones realizadas con
el rigor del investigador atento al dato preciso y a la fidelidad al texto.

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In memoriam: Antonio Jiménez García 195

Al segundo bloque pertenece un buen número de publicaciones dedicadas a


los autores más significados del exilio: Gaos, Imaz o María Zambrano. De todos
ellos ha analizado su pensamiento y su labor historiográfica para la que Antonio
estaba especialmente dotado por su tremenda paciencia y constancia como hombre
de archivo, siempre atento al trabajo con fuentes. En este sentido nos quedan sus
aportaciones sobre la labor traductora, tan importante en la trayectoria de algunos de
los más insignes exiliados. Más de cuatrocientas traducciones llevaron a cabo estos
autores, la mayoría exiliados tras 1939.
El tercer apartado casi lo llena su dedicación al P. Manuel Mindán por quien
profesaba especial devoción como buen alumno suyo que había sido en el Ramiro de
Maeztu. Promotor con el profesor Grau de Barcelona de las Jornadas en Calanda, había
conseguido que todos nosotros tuviéramos cariño por aquel clérigo que desempeñó un
papel importante en la dignificación de la Filosofía durante los años de la travesía. A
él dedicó páginas de estudio en las que demostraba tener un excelente conocimiento
de su vida y de su obra. Ha dejado para la posteridad el impulso de su entusiasmo en
la propia Calanda, tierra natal de Mindán compartida con Buñuel y los melocotones,
expresión de una naturaleza lúcida en el caso de Mindán y Buñuel aun tan distintas
entre sí, pero que, sin embargo, participaban de la de armonía de las formas si de los
melocotones hablamos.
No ha sido casual que Antonio encontrara en Aragón a Teresa la que ha sido su
mujer y su apoyo durante toda su vida y por algo el destino ha querido hermanar en él a
dos tierras celosas de su naturaleza agreste pero cuidada: Extremadura y Aragón. Será
difícil encontrar mejor alegoría de una España que él amaba, pues al conocimiento de
su historia dedicó la vida entera, desde la más honda pasión de la sinceridad que nace
del convencimiento en aquello que se practica.
Queda su recuerdo duradero en los alumnos quienes, a su vez, serán maestros de
otros y estos de otros y así durante años y años. Esta actividad coincide así con lo que
nos constituye como seres humanos y difícilmente puede encontrarse otra que llegue
a tanto. Es la grandeza de esta profesión humilde que consiste en ser profesor. Pero,
además, nos queda su obra. Dejamos aquí constancia de algunos de los principales
títulos, pues la actividad de un profesor universitario termina por mostrarse en su
obra escrita, fruto de sus investigaciones. Debo reconocer que concluyó sus días con
un ejercicio de cariño: dejando para la imprenta el número monográfico de Anales
de Historia de la Filosofía dedicado a Luis Jiménez que no llegó a ver terminado,
la necrológica que envió a la Revista de Hispanismo Filosófico y la extensa reseña
que ha dedicado a nuestra edición de la Obra de Manuel de la Revilla. Simboliza
toda una vida dedicada a cultivar la amistad que se cierra precisamente escribiendo
la necrológica de otro gran amigo “de verdad”, Luis Jiménez. Por todo ello, junto
al reconocimiento por su labor intelectual, nos queda una lección postrera: que el
compromiso es parte ineludible de una vida que aspire a ser auténtica. Hasta en los
libros que poseía mantuvo esta aspiración pues nunca se contentaba con ediciones que
no fueran la primera, es decir, la auténtica. El mejor homenaje que podemos hacerle,
pues, es recordar los que él mismo escribió:

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n.º 14 (2009): 189-197
196 JOSÉ LUIS MORA

El krausopositivismo de Urbano González Serrano, Badajoz, Diputación Provin-


cial, 1996, 322 págs.

“Un Chapitre de la Sociologie Krausiste: Urbano González Serrano”, Philosophie


XII, XIII y XIV, 1986,1987 y 1988, pp. 221-230.

El krausismo y la Institución Libre de Enseñanza, Madrid, Cincel, 1986, 208


págs.

VV.AA., Estudios sobre Historia del Pensamiento Español, Ed. de Antonio


Jiménez. Santander, Sociedad Menéndez Pelayo, 1998, 406 págs.

González Serrano, U., La Sociología científica. Ed. de Antonio Jiménez, Madrid,


Boletín Oficial del Estado/Centro de Investigaciones Sociológicas, 2003.

VV.AA., Nuevos estudios sobre Historia del Pensamiento español. Ed. de Antonio
Jiménez. Madrid, Fundación Ignacio Larramendi, 2005, págs. 605.

Urbano González Serrano y los orígenes de la Sociología en España, Madrid,


BOE/CIS, 2003.

La Universidad Complutense Cisneriana. Impulso filosófico, científico y literario.


Siglos XVI y XVII. Madrid, Universidad Complutense, 1996.

“Eugenio Ímaz, intérprete y traductor de Dilthey”, en ASCUNCE, J.A. y ZABALA, J.R.


(Coords.), Eugenio Ímaz. Asedio a un filósofo, San Sebastián, Saturrarán, 2003, págs.
305-340.

JIMÉNEZ, A. Y MACEIRAS FAFIÁN, M. “Panorama actual del pensamiento español” en


MACEIRAS, M., (Coord.), Pensamiento filosófico español, Madrid, Síntesis, 2002.

ALBARES (P.O. DE FIRMA): PLA, R.; GONZÁLEZ, M.; GUADARRAMA, P.; CHABRÁN,
R.; JIMÉNEZ, A.; HERMIDA, F.; RIBAS, P., Pensamiento Español y latinoamericano
contemporáneo, Las Villas, Ed. Feijo, 2002.

La cultura del exilio republicano español de 1939, Madrid, UNED, 2003.

Autores (p.o de firma): JIMÉNEZ GARCÍA, A.; MALUSA, L.; PIAIA, G.; STEINDLER,
L.; TORGOVA, M. Y WIMMER, F., ”Storia delle Storie generali della Filosofia. L’età
hegeliana. La storiografia filosofica nell’area neolatina, danubiana e russa” , Roma,
Editrice Antenore, 2004.

“La recuperación de la tradición clásica: platonismo y neoplatonismo en la obra


de María Zambrano y Miguel de Molinos: dos místicas, dos tendencias”, en Mora
García, J.L. & Moreno Yuste, J.M. (eds.): Pensamiento y palabra: en recuerdo de

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 189-197
In memoriam: Antonio Jiménez García 197

María Zambrano (1904-1991). Contribución de Segovia a su empresa intelectual,


Valladolid, Junta de Castilla y León, 2005, pp. 95-104.

“Vida y obra de José Adolfo Arias Muñoz” en Anales del Seminario de Historia de
la Filosofía, 1996, pp. 41-50.

“La actualidad del krausismo” en Temas para el Debate, 1997, pp. 36-74.

“La labor traductora de José Gaos (1900-1969)”, Anales del Seminario de Historia
de la Filosofía, 2001, pp. 219-235.

“El hispanismo filosófico en la Universidad de Toulouse-Le Mirail”, Anales del


Seminario de Historia de la Filosofía, 2002, pp. 229-240.

“La filosofía en Aragón”, Anales del Seminario de Historia de la Filosofía, 2002,


pp. 257-261.

“El padre Mindán cumple cien años. Crónica de un homenaje entrañable”, Isegoría,
2002, pp. 81-84.

“Vida y obra de Manuel MIndán Manero: Sacerdote, profesor y filosófico”, Revista


de Hispanismo Filosófico, 2003, pp. 19-38.

“Homenaje al P. Mindán en Calanda al cumplir cien años”, Anales del Seminario


de Historia de la Filosofía, 2003, pp. 339-349.

“Persona y sociedad. Una lectura ética de “Los olvidados” de Luis Buñuel”, Boletín
de Estudios de Filosofía y Cultura Manuel Mindán, 2005, pp. 70-85.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 189-197
In memoriam: Sebastián Trias
Mercant
PEDRO RAMIS SERRA
(Schola Lullistica. Mallorca)
RAFAEL RAMIS BARCELÓ
(Universidad Pompeu Fabra. Barcelona)

Es una tarea difícil e ingrata despedirse de un compañero, maestro y amigo como


Sebastián Trias Mercant. En cambio, resulta muy sencillo acordarse de sus virtudes
y poderlas glosar, casi sin medida. Nos dejó el primero de Junio de 2008, después de
una larga enfermedad, despidiéndose sin hacer ruido, como buen sabio.
Nacido en 1933 en Valldemossa (Mallorca), estudió en el Instituto Ramon Llull
de Palma —donde empieza su vinculación, al menos nominal, con el gran pensador
mallorquín—, lugar en el que, pasados los años detentó la cátedra de Filosofía,
sucediendo a su maestro José Font y Trias. Se licenció en Filosofía y Letras en la
Universidad de Barcelona, en la que recibió influencia de eminentes profesores como
Bofill, Font y Puig, los hermanos Carreras Artau, Valverde, Canals, Sanvicens…
Cuando se le propuso trabajar en la cátedra de Font y Puig, decidió no aceptar y regresar
a Mallorca, donde ejerció la docencia en centros de bachillerato. Finalmente, en el
año 1971 presentó la tesis titulada El neolulismo filosófico del P. Raymundo Pascual,
dirigida por Dr. Emilio Lledó, a la sazón catedrático de Historia de la Filosofía.
Después de haber sido uno de los impulsores de los estudios universitarios en
Mallorca, y de haber profesado en el Estudi General Lullià de Palma, ganó una cátedra
de Filosofía de Instituto, y fue destinado al Bernat Metge de Barcelona. Entretanto
trabajó en la Universidad de Barcelona en calidad de profesor interino de Antropología.
Dicha actividad se prolongó hasta el año 1978, año de fundación de la Universitat
de Palma de Mallorca. El Dr. Trias regresó para incorporarse, no a la Universidad,
sino al Instituto Ramon Llull, donde permaneció hasta su jubilación, acaecida en el
año 1998. Su quehacer, pese a todas las dificultades, tuvo un carácter eminentemente
universitario, como acreditan sus más de ciento cincuenta publicaciones, la mayoría
de las cuales constituyen trabajos de referencia en sus respectivos campos.
Es, por ello, que resulta problemático calificar adecuadamente la obra filosófica
de Sebastián Trias, pues en ella se dan cita los más variados temas, tratados con el
distintivo de la originalidad y profundidad. Con su muerte, quedan huérfanas muchas
materias que el Dr. Trias cultivó espaciadamente, mediante un itinerario intelectual
impar en el pensamiento español. Intentar una clasificación de sus obras es una labor
compleja, pero ya ineludible. A nuestro entender, podrían considerarse tres grandes
áreas: la antropología, el lulismo y la Historia de la Filosofía. En las tres existen
importantes intersecciones entre sí y con el “hispanismo filosófico”, entendido éste
desde un punto de vista muy amplio.

Revista de Hispanismo Filosófico 199 ISSN: 11368071


n.º 14 (2009): 199-201
200 PEDRO RAMIS SERRA Y RAFAEL RAMIS BARCELÓ

En efecto, para Trias el estudio de la Antropología abarcaba desde el estudio social


y cultural hasta las cuestiones epistemológicas y metafísicas. La antropología cultural
era un ámbito de investigación que empezaba en su realidad más cercana (desde
Mallorca hasta llegar a España, y a sus hechos diferenciales, así como la antropología
novohispana). Su encomiable labor antropológica toca numerosos temas, referentes
tanto a su pueblo de Valldemossa —en el que residía y del que fue nombrado
Hijo Ilustre— y de un visitante tan célebre como el Archiduque Luis Salvador de
Habsburgo-Lorena, cuanto aproximaciones más globales, referentes, eso sí, a su
querida Mallorca: Una historia de la Antropología balear (1992) o Antropologia de la
cuina mallorquina (1993).
Cabe mentar también su interés en cuestiones de la antropología en el Mediterráneo
y en el Nuevo Mundo, que se tradujo en trabajos muy originales. Sebastián Trias
siguió un camino desde la metafísica y la antropología filosófica hasta la antropología
cultural. Antes de escribir tanto y tan bien sobre la antropología mallorquina, siguió un
itinerario desde la filosofía de la conciencia, con trabajos sobre el estructuralismo y la
semiótica, hasta llegar al estudio del diferencialismo postestructuralista.
Así pues, todo lo humano era de interés para Trias. Y también lo divino. Su estudio
de Llull abarca desde los intersticios de la filosofía con la teología pasando por
las ciencias humanas. Trías empezó estudiando el lulismo y siguió con la obra del
mallorquín. Llull ha sido, posiblemente, el mayor filósofo que hayan dado las tierras
de la actual España. El profesor Trias fue uno de sus máximos conocedores, y el
mayor de los expertos en el lulismo mallorquín. Quedan, como capítulos esenciales de
la historia del pensamiento en España, sus trabajos sobre la Ilustración mallorquina, la
obra del P. Pasqual… Después de un conocimiento exhaustivo de la tradición luliana
de Mallorca, cultivó un lulismo brillante y apegado a la senda propia de Universidad
Literaria mallorquina, que cada vez se iba aproximando más a la figura del Doctor
Iluminado. En dicho camino tocó de forma magistral todos los temas fundamentales
de la Filosofía: lenguaje, hermenéutica, semiótica, lógica, ética, política... en un
conjunto de más de cuarenta publicaciones sobre Llull.
Sus trabajos referentes a la “Historia de la Filosofía” abarcaron, en una etapa
más juvenil, los clásicos desde Platón a Foucault, pasando por Kant y Unamuno. Sin
embargo, el Dr. Trias cultivó más la “Historia de las Ideas” que la “Historia de la
Filosofía”, preocupándose por el pensamiento historiográfico de la antropología, de la
archivística… y también de la influencia de las teorías lingüísticas en la historiografía
filosófica. En el ámbito de la “Historia del pensamiento” quedan los dos tomos de
la Història del pensament a Mallorca, que todavía no han sido valorados en su justa
medida.
Las contribuciones de Sebastián Trias en diferentes revistas y libros muestran
la unidad y, a su vez, la independencia de estas tres grandes ramas del quehacer
filosófico. Huelga mentar todas las revistas y libros en los que contribuyó, alentado por
muchos de los amigos que tuvo repartidos por la geografía española. Sí, en cambio,
es obligatorio recordar la vinculación al consejo de redacción de varias revistas.
Destaquemos, en primer lugar, Studia Lulliana, de la Maioricensis Schola Lullistica,
de la que fue Rector y destacadísimo promotor y renovador. También estuvo vinculado
a la Revista Española de Filosofía Medieval, en la que contribuyó con varios artículos.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 199-201
Sebastián Trias Mercant: in memoriam 201

Perteneció asimismo al consejo de redacción de la presente publicación, la Revista


de Hispanismo Filosófico. Quedan para la posteridad también sus contribuciones en
Pensamiento, Espíritu, Cuadernos salmantinos de Filosofía y otras muchas revistas
de gran arraigo en España.
El reconocimiento universitario a su indudable talla intelectual ha sido —con
alguna muy honrosa excepción— mucho más patente en la Península que en su Isla
natal. En los círculos más estudiosos y profundos de las Universidades Españolas
tuvo siempre grandes amigos, y a partir de un interés por Llull, Unamuno, los
antropólogos españoles y por las relaciones del diferencialismo cultural forjó una
sólida amistad con los grandes hispanistas y antropólogos, principalmente de las
Universidades Complutense y Autónoma de Madrid, de Salamanca y UNED (en la
que profesó como tutor del Centro Asociado de Palma). Asimismo fue ponente en los
Congresos nacionales de Filosofía medieval, contando con el aprecio y la amistad de
los medievalistas más relevantes. Fue miembro, entre otras, de la Asociación española
de Hispanismo Filosófico (1988), de la European Association of Social Antropologists
(1993) y de la Reial Acadèmia de Doctors de Barcelona (1993).
Con su muerte, el hispanismo, la antropología y el lulismo quedan huérfanos del
modélico estudioso; más huérfanos aún quedan su familia y sus amigos, que tenían en
Sebastián Trias a un hombre cercano, sencillo y reflexivo, siempre dispuesto a ayudar
a todos. Conservamos, sin embargo, su obra, abundante en escritos y en hechos. Ésta
permanecerá viva por su rigor, sabiduría y humanidad, dejando un poso inmarcesible
en quienes le conocimos y, con toda seguridad, también en los lectores venideros, que
podrán seguir aprendiendo con la obra de este buen maestro.

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 199-201
RESEÑAS

LISTADO DE RESEÑAS CASTILLEJO, JOSÉ, Democracias destro-


nadas. Un estudio a la luz de la re-
ABELLÁN, JOSÉ LUIS, La filosofía como volución española 1023-1939. Por
producto mediterráneo. Por Marta Gemma Gordo Piñar (p. 230).
Nogueroles Jové (p. 206). CORONADO, XABIER F., Memoria de la
ACOSTA, JOSEF DE, Historia natural y Bilioteca Popular Circulante de Cas-
moral de las Indias. Por Pedro Ri- tropol: biografía de una red de biblio-
bas (p. 208). tecas a través de sus publicaciones.
AGENJO BULLÓN, XAVIER, Bibliotecas Por Liliana Santana (p. 232).
Virtuales. Por Patricia Juez (p. 210). GAMBIN, FELICE, Azabache. El debate
ARJOMANDI, ARASH, Razón y revelación. sobre la melancolía en la España de
La religión en el proyecto filosófico los siglos de oro. Por Jorge Ayala
de Eugenio Trías. Por José Manuel (p. 233).
Martínez Pulet (p. 212). GARCÍA ÁLVAREZ, RAFAEL, Estudios
ARROYO SERRANO, SANTIAGO, Diccio- sobre el transformismo. Por Diego
nario de pensadores de Castilla-La Núñez (p. 235).
Mancha. Por Ángel Casado (p. GÓMEZ, MARÍA ASUNCIÓN; NAVARRO,
214). SANTIAGO JUAN; ZATLIN, PHYLLIS
ARROYO SERRANO, SANTIAGO, Tomás Ta- (EDS.), Juana of Castile: History and
pia [1832-1873]. Un krausista Man- Myth of the Mad Queen. Por Rafael
chego. Por Roberto Albares Alba- Chabrán (p. 238).
res (p. 216). GÓMEZ BLESA, MERCEDES, La razón me-
AYALA, FRANCISCO, Los políticos. Por diadora. Filosofía y piedad en María
Diego S. Garrocho salcedo (p. 217). Zambrano. Por Juan Fernando Or-
BERMEJO SANTOS, ANTONIO, José Carlos tega Muñoz (p. 239).
Mariátegui. Humanismo y contempo- GOMIS BLANCO, ALBERTO & JOSA LLOR-
raneidad. Por Pedro Ribas (p. 219). CA, JAUME, Bibliografía crítica ilus-
BERNECKER, WALTHER L. (COORD.) & trada de las obras de Darwin en Es-
CLEMENTINE KÜGLER (COLABORADO- paña (1857-2008). Por Francisco
RA), Spanien heute. Politik, Wirtschaft Blázquez (p. 241).
und Kultur. Por Martín Gavira Brandt GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, MARTÍN, El idio-
(p. 220). ma de la razón. Ilustración e Inqui-
BOINE, GIOVANNI, Unamuno, Miguel de, sición en Galicia (1700-1808). Por
Intelligenza e bontà. Saggi, recensio- José Luis Barreiro Barreiro (p.
ni e lettere sul modernismo religioso. 243).
Por Valerio Rocco (p. 223). GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, ENRIQUE;
CABALLERO BONO, JOSÉ LUIS (ED.), Ocho GUTIÉRREZ RODRÍGUEZ, VÍCTOR (CO-
filósofos españoles contemporáneos. LABORADOR), Una república de lecto-
Por Jorge Ayala (p. 225). res. Difusión y recepción de la obra
CACCIATORE, GIUSEPPE; COLONELLO, PIO de Juan Luis Vives. Por Mariano Pe-
COLONELLO; SANTASILIA, STEFANO set y Yolanda Blasco Gil (p. 250).
(CURADORI), Hermenéutica. Búsque- GRACIA, JORDI Y RÓDENAS, DOMINGO
da de modelos y problemas entre Eu- (EDITORES), El Ensayo Español Siglo
ropa y América Latina. Por Roberto XX. Por Gerardo Bolado (p. 255).
Dalla Mora (p. 228).

Revista de Hispanismo Filosófico 203 ISSN: 11368071


n.º 14 (2009): 203-342
204 Reseñas

HERNÁNDEZ DÍAZ, J.Mª, La educación MATE, REYES; SÁNCHEZ CUERVO, ANTO-


en la obra de Nicomedes Martín Ma- LÍN; ECHEVERRÍA, JAVIER (COORDS.),
teos. Por Roberto Albares Albares Pensar en español. Por Andrea Lu-
(p. 257). quin (p. 281).
HIERRO LIBORIO; LAPORTA, FRANCISCO MORENO PESTAÑA, JOSÉ LUIS, Filosofía
J.; RUIZ MIGUEL, ALFONSO (EDS.), y Sociología en Jesús Ibáñez. Genea-
Revisión de Elías Díaz: sus libros y sus logía de un pensador crítico. Por Da-
críticos. Por Jorge Novella Suárez (p. vid Teira (p. 283).
259). NARANJO OROVIO, CONSUELO (COORD.),
JORDÁ, MIGUEL, De la rebeldía al erotis- Los destinos inciertos: El exilio repu-
mo. Introducción a Baltasar Gracián. blicano español en América Latina.
Por Pedro Ribas (p. 262). Por Andrea Luquin (p. 285).
LARA NIETO, Mª DEL CARMEN, Ilustra- NOVELLA SUÁREZ, JORGE, El pensamien-
ción española y pensamiento inglés. to reaccionario español (1812-1975).
Jovellanos. Por Gonzalo Velasco (p. Por Gonzalo Velasco (p. 287).
264). ORTEGA Y GASSET, JOSÉ, Tájak és embe-
LIZAOLA, JULIETA, Lo sagrado en el pen- rek – Tanulmányok az El Espectador-
samiento de Zambrano. Por José ból -, Máriabesnyę-Gödöllę [Hun-
Luis Mora García (p. 266). gría]. Por Petra Horváth (p. 290).
LÓPEZ CASTELLÓN, ENRIQUE, Leyendo a PARDO TOMÁS, JOSÉ, El médico en la pa-
Nietzsche. Por José Emilio Esteban lestra. Diego Mateo Zapata (1664-
Enguita (p. 269). 1745) y la ciencia moderna en Espa-
MACCIUCI, RAQUEL & CORBELLINI, NA- ña. Por Rafael Cabrán (p. 293).
TALIA (EDS.), Final de plata amargo: PLA BRUGAT, DOLORES (COORD.), Pan,
de la vanguardia al exilio. Ramón trabajo y hogar. El exilio republicano
Gómez de la Serna, Francisco Ayala, español en América Latina. Por Yo-
Rafael Alberti. Por Iván Martín Ce- landa Blasco Gil (p. 296).
rezo (p. 271). PONS, ARNAU; SKRANEC, SIMONA (EDS.),
MACCIUCI, RAQUEL & CORBELLINI, NA- Carrers de frontera. Passatges de la
TALIA (EDS.), De la periferia al cen- cultura alemanya a la cultura cata-
tro. Discurso de la otredad en la na- lana (Vol. II). Por Pedro Ribas (p.
rrativa española contemporánea. Por 301).
Iván Martín Cerezo (p. 273). QUESADA MARTÍN, JULIO, Heidegger de
MADARAIGA DE LA CAMPA, BENITO; MO- camino al Holocausto. Por Lucía
RÓN ARROYO, CIRIACO, Tres estudios Fernández-Flórez (p. 303).
bio-bibliográficos sobre Marcelino REQUENO, VICENTE, Escritos filosóficos.
Menéndez Pelayo. Por Gerardo Bo- Por Jorge Ayala (p. 308).
lado (p. 275). RODRÍGUEZ BARRAZA, ADRIANA, Identi-
MARTÍNEZ MILLÁN, JOSÉ Y VISCEGLIA, dad lingüística y nación cultural en
MARIA ANTONIETTA (DIRS.), La Mo- J. G. Herder. Por Pedro Ribas (p.
narquía de Felipe III. Vol. I: La Casa 310).
del Rey; Vol. II: La Casa del Rey; Vol. SÁNCHEZ CUERVO, ANTOLÍN (COORD.),
III: La Corte y Vol. IV: Los Reinos. Eduardo Nicol. Historicidad y expre-
Por Marcelo Luzzi (p. 277). sión. Por Ana María Valle Vázquez
(p. 312).

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 203-342
Reseñas 205

SÁNCHEZ CUERVO, ANTOLÍN (COORD.), Las VV.AA., Sociología y Realidad Social.


huellas del exilio. Expresiones cultura- Libro Homenaje a Miguel Beltrán Vi-
les de la España peregrina. Por Artu- llalva. Por Carlos Jesús Fernández
ro Aguirre Moreno (p. 314). Rodríguez (p. 325).
SAUERWALD, GREGOR, Reconocimiento VELASCO GÓMEZ, AMBROSIO (COORD.),
y Liberación: Axel Honneth y el pen- Vida y obra. Homenaje a Adolfo Sán-
samiento latinoamericano. Por un chez Vázquez. Por María Dolores
diálogo entre el Sur y el Norte. Por Gutiérrez Navas (p. 327).
Raquel Suárez Río (p. 317). ZAMBRANO, MARÍA, España. Pensamien-
SEVILLA, SERGIO (ED.), Visiones sobre to, poesía y una ciudad. Por José
un transterrado. Afán de saber acerca Luis Mora García (p. 328).
de José Gaos. Por Antolín Sánchez ZAMBRANO, MARÍA, Per l’amore e per
Cuervo (p. 319). la libertá. Scritti sulla filosofia e
TEJADA, FRANCISCO ELÍAS DE, Obras sull’educazione. Por Roberto Dalla
completas. Bibliografía (digital). Por Mora (p. 330).
Raquel Suárez Río (p. 321). ZÚÑIGA, DIEGO DE, Metafísica (1597),
TORRES COROMINAS, EDUARDO, Literatu- ed. de Gerardo Bolado. Por Carlos
ra y facciones cortesanas en la Espa- Merino Rodríguez (p. 331).
ña del siglo XVI. Estudio y edición del Escritura e Imagen, VOL. 4. Por Gemma
Inventario de Antonio de Villegas. Por Gordo Piñar (p. 335).
Esther Jiménez Pablos (p. 322). L’Espill, Una revista cultural valenciana,
VÁZQUEZ ROMERO, JOSÉ MANUEL (ED.), 29, OTOÑO 2008. Por Silvia Gómez
Estudios sobre Giner. Por Delia Soler (p. 336).
Manzanero (p. 324).

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 203-342
206 Reseñas

ABELLÁN, JOSÉ LUIS, La filosofía como frente al protagonismo del tiempo que ha
producto mediterráneo, Valencia, sido, hasta ahora, la noción sobre la que
Institució Alfons el Magnànim, 2007, ha vivido instalada la cultura occidental.
197 págs. A través de esta reivindicación del espa-
cio, el profesor Abellán propone que la
El profesor Abellán, con el estilo claro historia de la filosofía europea debería
y ameno que le caracteriza, nos presenta re-escribirse desde una nueva óptica que
en esta obra una serie de ensayos y con- tuviera en cuenta la dialéctica periferia-
ferencias, escritos, la inmensa mayoría centro. Sólo así, señala el autor, “podría
de la década de los noventa, que ahora se reequilibrarse un diálogo Norte-Sur en el
presentan en forma de libro por invitación que la balanza se ha inclinado tradicio-
de la directora de la colección en que se nalmente de modo excesivo por el primer
publican. Todos estos escritos están agru- término de la ecuación”. El último de los
pados en torno a tres ejes temáticos: Me- ensayos de esta primera parte, que lleva
diterráneo, Iberoamérica y Modernismo. como título El significado de la idea de
Como el mismo autor indica, estos tres Europa en la política y en la historia de
temas no sólo guardan un profundo vín- España, está dedicado a hacer un clari-
culo entre sí, sino que en ellos se aprecia ficador análisis, desde el punto de vista
una exposición organizada de su propio histórico, de las complicadas relaciones
pensamiento, de la que el propio autor no entre España y Europa. El autor concluye
había sido consciente hasta el momento su estudio diciendo que España, gracias
de releerlos para su publicación. a sus características, puede contribuir
En la primera parte, titulada “Medite- muy positivamente a la construcción de
rráneo”, se agrupan cuatro ensayos. En el Europa, ya sea ayudando al proceso de
primero, La filosofía como producto me- integración de todos los países que geo-
diterráneo, el profesor Abellán defiende gráficamente constituyen el continente,
una sugestiva tesis: que “la filosofía no bien interviniendo en la distensión de las
sólo tuvo su origen histórico en un país relaciones internacionales y, en definiti-
del Mediterráneo sino que ella misma va, fomentando la construcción de una
es un producto propio del Mediterráneo nueva cultura planetaria, que permita a
y a él debe volver si quiere recuperar su los países conservar su identidad propia
sentido más profundo y humano”. En evitando imperialismos.
el segundo ensayo, Naturaleza, Cultu- La segunda parte se compone de seis
ra, Razón, el autor demuestra que en un ensayos que llevan como título “Ibero-
momento como el actual, de final de la américa”. En el primero de ellos, La uni-
crisis de la Edad Moderna, los problemas versidad iberoamericana a la luz de la
filosóficos básicos de nuestro tiempo en- historia de las ideas, Abellán hace una
cuentran más soluciones en tradiciones interesante exposición sobre la historia
filosóficas como la española, que entron- y el desarrollo de la Universidad Ibero-
can la razón con la cultura y con la vida, americana dentro del marco del modelo
a diferencia de otras tradiciones en las ibérico de colonización. El autor termina
que no se articulan sobre la concatena- su estudio alertándonos sobre la nece-
ción de estos tres conceptos. En La Espa- sidad de potenciar los vínculos cultura-
ña mediterránea: un espacio filosófico, les entre España e Iberoamérica puesto
se reivindica el protagonismo del espacio que, en su opinión, estos vínculos son,

Revista de Hispanismo Filosófico


n.º 14 (2009): 203-342
Reseñas 207

a la larga, mucho más efectivos que los la conclusión de que Martí no es el “pre-
económicos, pues tienden a extenderse al cursor” de aquel movimiento cultural,
resto de las capas sociales. El segundo de como siempre se ha dicho, sino que, en
los artículos, La inspiración pictórica de realidad, es el “iniciador”. También seña-
una filosofía: Zuloaga y Ortega y Gas- la que se ha sobrevalorado a Rubén Darío
set, se dedica a analizar la admiración al considerarlo el “iniciador” del Moder-
que Ortega sentía por el pintor Zuloaga nismo. El segundo trabajo Ávila en el
cuya pintura, según señala Abellán, sig- modernismo filosófico de Santayana es
nificó para el filósofo madrileño un tema un interesante estudio sobre el filósofo-
privilegiado de meditación filosófica. El poeta Santayana, pensador modernista
papel de Unamuno en los orígenes de la que supo compaginar a la perfección la
conciencia hispanoamericana estudia la ciencia y la religión y a quien la ciudad
importante contribución del filósofo vas- de Ávila sirvió de inspiración para algu-
co en la forja del concepto de Hispanidad nas de sus mejores páginas. El ensayo
y en el acercamiento de los dos continen- siguiente lleva como título Una mani-
tes. En El Dios personal de Unamuno y festación del modernismo: la acepción
su fondo existencial trascendente el autor española de “raza”. Esta investigación
analiza el concepto de Dios en Unamuno. está dedicada a reflexionar sobre el con-
Abellán subraya, además, la necesidad de cepto raza, un vocablo que, en opinión
estudiar al filósofo español no como re- de Abellán, pone de manifiesto la singu-
presentante arquetípico del 98 sino como laridad del “modernismo hispánico”.El
cabecilla de los modernistas españoles y penúltimo de los trabajos, La guerra civil
protagonista de primer orden de la “crisis como categoría cultural, es una profunda
de fin de siglo”. En El hispanismo filo- meditación sobre la Guerra Civil Espa-
sófico como diálogo intercultural se nos ñola a la luz de la experiencia filosófica
revelan el origen y los objetivos del his- y existencial de Unamuno, en la que el
panismo filosófico, movimiento intelec- autor nos propone sustituir las “culturas
tual del que fue promotor el propio autor de frontera”, estimulantes de las guerras,
y cuya aportación máxima a la comuni- por las “culturas de integración”, capaces
dad filosófica, en opinión de Abellán, es de estimular la comunicación, la convi-
la de “pensar el ser desde la diferencia en vencia, el intercambio, etc. Por último,
contra del tradicional pensar el ser desde en Prisciliano y su significado intelec-
la identidad”. Por último, en La lengua tual, el autor nos acerca a una visión del
española como proyecto de pensamiento priscilianismo muy distinta de la nos han
intercultural el autor enfatiza la capaci- aportado los investigadores católicos y
dad de la Lengua española como vehícu- eclesiásticos y en la que se pretende su-
lo de comunicación intercultural. brayar la afinidad de esta doctrina con al-
El tercer bloque de artículos, que se gunas de las corrientes más permanentes
agrupan bajo el término “Modernismo” del pensamiento español.
se compone de cinco trabajos, dedica- Cabe decir, para finalizar, que estos
dos, la gran mayoría, a profundizar en el ensayos, a pesar de estar escritos hace
análisis del Modernismo hispánico. En más de una década cobran hoy día espe-
el primero, Tres pilares del modernismo: cial interés, pues la idea general que nos
Martí, Darío, Rodó, nuestro autor ahon- transmiten es que la vieja racionalidad, la
da en el estudio del Modernismo y llega a misma que marginó al pensamiento espa-

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ñol y que nos ha conducido a un mundo antropología, indica el proceso que le lle-
más deshumanizado, necesita urgente- vó a emprender esta edición crítica, cu-
mente recuperar, como apunta el profe- yos detalles sería aquí demasiado prolijo
sor Abellán, el sentido mediterráneo de enumerar. Incluye una breve biografía de
la filosofía. No podemos negar que el Acosta, bibliografía y observaciones so-
pensamiento hispánico y su concepción bre el contenido de la obra y sobre los
humanista de la filosofía tiene mucho criterios que han guiado la edición. El
que aportar al nuevo paradigma que está libro, así editado, merece quedar en ade-
emergiendo, pues es evidente que algo lante como un texto de consulta impres-
está muriendo y algo está naciendo. cindible. Del Pino opina que Acosta no
es un autor imperialista e inquisitorial, a
Marta Nogueroles Jové diferencia de lo que afirman numerosos
analistas de su obra, por lo que insiste en
verlo como defensor de los indios, consi-
ACOSTA, JOSEF DE, Historia natural y derando que su glorificación de la corona
moral de las Indias. Edición crítica española y de la ortodoxia católica se de-
de Fermín del Pino. Madrid, Consejo ben a la búsqueda de un equilibrio que le
Superior de Investigaciones Científi- permitiera justamente sortear la censura
cas, 2008, 330 págs. inquisitorial.
Como indica el título, la obra se ha-
Estamos ante un libro tan cuidadosa y lla dividida en dos partes principales:
bellamente editado, que uno no se atreve historia natural e historia moral de las
a subrayarlo para no deslucir ninguna pá- Indias. La primera, dividida, a su vez,
gina. Las láminas finales (pp. 315-330) en cuatro libros, trata de los fenómenos
son una preciosidad y las reproducciones geográficos y de las características de la
de dibujos que jalonan algunos capítulos tierra, con sus minerales, sus plantas y
son igualmente de gran nitidez, aparte de sus animales. La segunda se ocupa de los
muy ilustrativos del texto escrito. habitantes del Nuevo Mundo, sus cos-
Acosta es un autor bien conocido tumbres, religión, organización social y
por historiadores y antropólogos, pero política. Téngase presente que Acosta no
este libro interesa igualmente a teólo- habla como “descubridor”, como relator
gos, lingüistas y, en general, a quienes de la experiencia que tuvieron los espa-
sienten curiosidad por las impresiones ñoles al desembarcar por primera vez en
que describe un europeo al pisar tierra América en 1492, sino que habla como
americana en castellano del siglo XVI. persona que describe una tierra ya domi-
Acosta escribe como hombre culto, con nada en buena parte por los españoles (él
abundancia de referencias a la literatura había llegado en 1572) e intenta mostrar
clásica griega y latina, a la patrística y a la diferencia de esa tierra y de sus gentes
textos bíblicos. respecto de Europa.
El editor, Fermín del Pino, escribe un Bajo el título “historia natural” reali-
“estudio introductorio” (pp. XVII-LVI) za todo un análisis de cuestiones físicas
en el que, además de señalar su larga en el que se percibe su curiosidad cien-
dedicación a la obra de Acosta y sus es- tífica y su fino sentido empírico. En los
fuerzos para que esta obra fuese recono- primeros capítulos aborda, de forma ge-
cida como importante contribución a la neral, los conocimientos que sobre la tie-

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rra circulaban en la época. Acosta defien- rezcan del instrumental y de las guía que
de, todavía, una concepción tolemaica, hoy tenemos a mano. Acosta transmite
cuando la teoría heliocéntrica comenzaba con mucho respeto las explicaciones de
a discutirse. Llama la atención que, aun marineros y viajeros que conocen lo que
mostrando gran respeto por los clásicos él no ha podido experimentar directa-
griegos y latinos, mantenga una crítica mente. Lo cierto es que describe las cua-
distancia viendo que su propia experien- lidades de la tierra con verdadero dete-
cia de navegante y de observador del cielo nimiento, ocupándose de los metales, las
y la tierra de América contradice lo afir- minas, especialmente las de Potosí, pero
mado por Aristóteles, Platón, Lactancio o también los alimentos, que pinta con el
San Agustín, y lo hace, además, con argu- interés de alguien que aprecia los sabores
mentos empíricos tan contundentes como y matices del gusto y que quiere mostrar
sencillos, como se ve tratando de los su diferencia, riqueza y variedad respecto
antípodas o sobre la habitabilidad de las de los europeos. Y siempre lo hace con
zonas tórridas. El capítulo 6 del segundo un especial afecto hacia las cosas y las
libro lo titula Acosta “Que la Tórrida tie- gentes de América.
ne gran abundancia de aguas y pastos, por En el comienzo de la segunda par-
más que Aristóteles lo niegue”. Aristóte- te, historia moral de la Indias, advierte
les sostenía que el calor y la sequía hacían que si alguno “se maravillare de algunos
imposible la vida en esas zonas. Acosta ritos y costumbres de los indios, y los
escribe, rebatiéndole, que justamente ahí despreciare por insipientes y necios o
es donde hay más agua y más rica fauna los detestare por inhumanos y diabóli-
y flora, además de humanos que soportan cos, mire que en los griegos y romanos
perfectamente el clima. Igualmente se —que mandaron el mundo— se hallan o
extiende, con argumentos sacados de la los mismos u otros semejantes y a veces
observación de la naturaleza y de explica- peores.” (p. 151) Aquí se detiene en la
ciones racionales, sobre la forma en que idolatría con una minucia que del Pino
pudieron llegar a América sus primeros considera carnaza para la Inquisición,
pobladores, siempre manteniendo el prin- con el fin de poder hablar de las creen-
cipio bíblico y científico de la unidad de cias y ritos de los indios presentándolos
la especie humana. Acosta muestra una como obra del Diablo. Es muy plausi-
sorprendente capacidad de observación ble que fuera así, teniendo en cuenta los
y de conocimientos, lo que se comprueba rigores de la Inquisición en ese tiempo
con sus comparaciones de fenómenos na- de expansión del protestantismo y de
turales, en los que entra no sólo América, persecución implacable de toda prácti-
sino Europa, África y Asia (recuérdese ca religiosa no ortodoxa. El presentar
que los jesuitas se habían extendido ya como artimañas del Diablo los ritos
por todos esos continentes y que Acosta indios le permite a Acosta incluso des-
tiene amigos de la orden que le informan cribir el canibalismo como imitación de
de sus diversas experiencias). la comunión católica (véase cap. 24 del
Tanto sus observaciones sobre los ma- libro quinto), acusando así al demonio
res como sobre los vientos, los ríos, los de “usurpar el culto divino para sí” (p.
lagos, las plantas, los animales, demues- 187), o diciendo que Satanás estaba en
tran su gran espíritu científico, indepen- Cuzco y en México “como en su Roma o
dientemente de que sus conclusiones ca- Jerusalén, hasta que fue echado a su pe-

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sar y en su lugar se colocó la santa cruz, bia y a Acosta, naturalmente, por un libro
y el reino de Cristo nuestro Dios ocupó que, pasados más de cuatro siglos, sigue
lo que el tirano tenía ocupado.” (p. 191) siendo una obra fresca, sin grandes pre-
Acosta intenta corregir la falsa opi- tensiones, con lenguaje franco y directo
nión que se tiene de los indios como sobre América, especialmente sobre Perú
“gente bruta y bestial sin entendimiento” y México, sus tierras y sus gentes.
(203), mostrando que había entre ellos
mucha cosas “dignas de admiración”. Pedro Ribas
Y aunque yo no veo en Acosta una cla-
ra condena de la violencia y el expolio
de los españoles (por ej., en el cap. 12 AGENJO BULLÓN, XAVIER, Bibliotecas
del libro quinto), es cierto que en el libro Virtuales. Madrid, Fundación Ignacio
sexto, capítulo 1, confiesa que “entramos Larramendi, 2008
por la espada sin oírles ni entenderles”.
(p. 203). “Sin oírles ni entenderles” es En este libro el Director de Proyectos
probablemente la más clara forma de de la Fundación Ignacio Larramendi re-
expresar la violencia y la falta de diá- úne y explica, mediante estudios escritos
logo en la evangelización de los indios. por especialistas, los últimos proyectos
En el capítulo séptimo del mismo libro, de Ignacio Hernando de Larramendi y
al describir la escritura jeroglífica de los Montiano (1921-2001), máximo res-
mejicanos, lamenta la quema de libros, ponsable de MAPFRE de 1955 a 1990
debida a “un celo necio” (p. 208). y creador de la Fundación Ignacio La-
La información que ofrece Acosta rramendi quien, desde los años ochenta,
de las costumbres y organización de las centró su labor de mecenazgo cultural en
diversas poblaciones es un documento poner las nuevas tecnologías al servicio
admirable, seguramente de los mejores de la cultura, destacando por su plantea-
que los españoles nos han dejado so- miento pionero de la edición científica en
bre la América de aquello momentos. soporte electrónico.
El carácter objetivo (dentro de muchas Editada por la Fundación Ignacio La-
limitaciones a las que el mismo Acosta rramendi, (en origen Fundación Hernando
estaba sometido) de su descripción y su de Larramendi, y de ahí las siglas FHL),
relato explica que este libro haya sido Bibliotecas Virtuales FHL explica cómo
objeto de tantas traducciones a distintas hacer más accesible y visible a través de
lenguas. La presente edición de Fermín las nuevas tecnologías relacionadas con
del Pino está hecha con un cuidado que Internet y los formatos digitales nuestro
sabrán apreciar los amantes de los libros importante patrimonio intelectual, no
bien terminados, con notas y referencias siempre bien conocido, y ofrece un am-
de todo tipo, bibliografía, glosario, dic- plio conjunto de normativas técnicas para
cionario de términos no castellanos, “Ta- la creación de Bibliotecas Virtuales y Di-
bla de las cosas más principales que se gitales (http://www.digibis.com) acerca
contienen en estos siete libros” (tomada de las cuales la Fundación Ignacio Larra-
de la edición príncipe de 1792), dibujos mendi tiene una amplia experiencia, ade-
(tomados de De Bry) y láminas de distin- más de contar con una empresa, Digibis
ta procedencia. Todo un lujo que hay que (http://www.digibis.com/inicio.htm), lí-
agradecer a Fermín del Pino por su acri- der de este sector en España. Bibliotecas

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Virtuales FHL, que ha alcanzado en sus actualidad han ido creando nuestro sus-
ediciones anteriores una difusión superior trato intelectual y que, en algunos casos,
a la esperada, constituye por sí misma una han influido en el pensamiento de autores
obra de referencia. de otros países.
En el libro se presentan, bajo la de- Son numerosas las instituciones pú-
nominación de Biblioteca Virtual Igna- blicas y privadas que bien colaborando
cio Larramendi, amplias relaciones bio- con la Fundación Ignacio Larramendi,
bibliográficas de más de 700 pensadores bien trabajando directamente con Digi-
de España, Portugal, Hispanoamérica y bis, están contribuyendo a que sus fondos
Brasil, considerados como un todo, cu- bibliográficos, sus archivos o las obras de
yas obras se pretende digitalizar (o se han importantes autores que componen nues-
digitalizado ya) para lograr su máxima tro gran patrimonio intelectual estén cada
visibilidad en la Red, con el objetivo de día más cerca de todos. A todas ellas se
dar la mayor difusión internacional a la las nombra y se les agradece su labor en
aportación española e iberoamericana a este libro.
la historia de la ciencia y del pensamien- Hay dos capítulos dedicados a sendas
to, no sólo a partir de las grandes figuras Bibliotecas Virtuales. Una se refiere a
sino de la obra continuada y sistemática la inmensa e importante documentación
de un amplísimo conjunto de escritores e que se conserva en las catedrales e inclu-
investigadores. Tres son las colecciones ye un magnífico estudio de José Andrés
principales: Los polígrafos, Documen- Gallego, del Consejo Superior de Investi-
tación en Catedrales y comentaristas de gaciones Científicas, sobre la historia de
Aristóteles y Biblioteca Virtual de Pensa- las catedrales y el origen y alcance de sus
dores Tradicionalistas. archivos, tanto en España como en Amé-
Este apartado es el eje que estructu- rica y Filipinas.
ra tanto el libro como el propio proyec- El otro capítulo estudia a los comen-
to de la Fundación. En él se explica la taristas de Aristóteles, que contribuyeron
Biblioteca Virtual Ignacio Larramendi, decisivamente a desarrollar la tradición
que integra las colecciones de polígra- aristotélica en la cultura occidental, di-
fos españoles, hispanoamericanos, por- rigido por el profesor Salvador Rus. De
tugueses y brasileños. En estas colec- esta última Biblioteca Virtual se ha publi-
ciones se da una pequeña semblanza de cado recientemente la dedicada a los Co-
cada autor o polígrafo y una relación mentaristas de la Política. Este proyecto
de sus obras. ofrece, no sólo el acceso a la informa-
Lo que da su peculiaridad a esta rela- ción, sino a los textos de las impresiones
ción de más de 600 polígrafos es que en originales, en forma de facsímiles digi-
ella figuran filósofos, teólogos, matemá- tales, de los humanistas que estudiaron
ticos, botánicos, astrónomos, juristas..., esta obra fundamental.
conformando uno de los mosaicos más La Fundación Ignacio Larramendi
completos que se pueden encontrar de to- contribuye así a crear un diálogo fecundo
das aquellas personas (nacidas en la pe- que quiere poner de manifiesto de forma
nínsula ibérica o cuya labor se desarrolló indubitable la enorme influencia de las
fundamentalmente en los cuatro ámbitos obras de Aristóteles y en particular de la
geográficos ya descritos) que desde los Política en la construcción de las ideas
primeros siglos de nuestra era hasta la que configuran la modernidad.

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En las 58 entradas que forman esta pítulo, de los ocho de que consta el libro
Biblioteca Virtual figuran, sobre todo, (a los que hay que añadir una introduc-
quienes han contribuido a forjar el pen- ción al problema en cuestión y un apar-
samiento tradicionalista en España, Por- tado final que sintetiza las ‘conclusiones’
tugal y América, pero también aparecen del trabajo), a la reconstrucción teórica
alguna publicación o hecho histórico de- de esa propuesta filosófica a la que Trías
finitorios de ese pensamiento. mismo denomina ‘filosofía del límite’. Y
Algunos de los autores de esta Biblio- es mérito indiscutible de Arjomandi lle-
teca, por su importancia, se integran tam- var a cabo esta reconstrucción con suma
bién en las colecciones de la Biblioteca claridad y rigor habilitando sugerentes
Virtual Ignacio Larramendi. estrategias hermenéuticas que ayudan a
la comprensión la complejidad del pen-
Patricia Juez samiento triasiano. Arjomandi recoge así
la tesis fundamental de la filosofía del lí-
mite, a saber, que el ser es ser del límite;
ARJOMANDI, ARASH, Razón y revelación. y, por tanto, que la condición de posibi-
La religión en el proyecto filosófico lidad de lo que hay está afectado por una
de Eugenio Trías, Barcelona, El Co- limitación fundacional, falta o cesura,
bre, 2008, 399 págs. que hace que la existencia sea concebida
como ser en exilio o éxodo con respecto
El joven filósofo de origen persa a sus causas primeras y últimas. Tal cesu-
Arash Arjomandi lleva a cabo en este vo- ra, para Trías, dimana del carácter mismo
lumen, resultado de una depuración tex- del ser del límite. De no existir tal cesura
tual de su tesis doctoral, un espléndido éste no se desplegaría en tres círculos: el
y concienzudo trabajo, a la vez analítico cerco fronterizo, el cerco del aparecer y
y hermenéutico, sobre la filosofía de la el cerco hermético. El ser mismo no se
religión de E. Trías. Con ello la recepción identificaría, según Trías, con la dimen-
crítica de la obra del pensador barcelonés sión fenoménica (el cerco del aparecer),
da el salto de los estudios generalistas ni con lo replegado en sí (el cerco her-
de su aventura intelectual, trabajos que mético), sino precisamente con el cerco
siempre son necesarios para comprender fronterizo, con el límite que une y escin-
el desarrollo argumental de un plantea- de ambos cercos o ambas dimensiones.
miento filosófico, al análisis crítico de Pues bien, del cerco hermético tene-
una de sus aspectos o recorridos esencia- mos noticia precisamente porque se re-
les; en el caso que nos ocupa, la filoso- vela. Y a esa revelación (indirecta, frag-
fía de la religión. Como señala de modo mentaria) del cerco hermético (lo sagra-
muy oportuno su autor, Trías aborda la do) lo llama Trías símbolo. El símbolo
religión fundamentalmente no por ra- es, en rigor, la forma lógico-lingüística
zones coyunturales o históricas, aunque desde la que se puede acoger aquello que
éstas hayan de ser tenidas ciertamente desborda toda comparecencia fenoméni-
en cuenta, sino por exigencias internas ca. Gracias a él puede tenderse un puente
de una reflexión filosófica que toma por hermenéutico entre el cerco hermético y
centro la idea de límite, entendida onto- el cerco del aparecer (en el límite). Ahora
lógicamente como ‘ser del límite’. No es bien, para Trías, hay que atreverse a pen-
de extrañar entonces que dedique un ca- sar el símbolo, no desde la semiótica o

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la filosofía del lenguaje, sino ontológica- otra parte, alcanza con brillantez, es pre-
mente. Desde esta perspectiva, el símbo- cisamente analizar el sentido y el alcance
lo se realiza propiamente como símbolo de esa mutua remisión.
cuando se ‘lanzan conjuntamente’ las dos En efecto, en la filosofía del límite, la
partes que están escindidas con vistas a razón es una razón crítica que, al girar so-
una restitución o sutura final. Esta última bre sí misma ese su carácter crítico, se ve
sería, en consecuencia, efecto o producto en la situación de asumir, por coherencia
de un acontecer de naturaleza temporal con su carácter crítico, su incapacidad de
e histórica: de un acontecimiento ‘sim- inferir desde sí el dato inaugural a partir
bólico’. Y si el ser es límite, en el acon- del cual se genera como razón. Este dato,
tecimiento simbólico ese ser del límite más bien, se lo encuentra o le viene dado
adquiere significación y sentido. como dato empírico: la existencia (en exi-
En este cuadro teórico cada una de las lio y éxodo). Sólo que de esa existencia se
religiones históricas constituye una forma tiene experiencia, y en ello Trías sigue al
espiritual que se inscribe en el despliegue último Schelling, como revelación. Trías
histórico del acontecimiento simbólico retiene del filósofo alemán que la revela-
según un orden categorial articulado que ción de lo sagrado se adelanta siempre a
Arjomandi reconstruye con sumo rigor. la reflexión racional (la cual, sin embargo,
Ahora bien, este relato constituye la pri- es necesaria para llevar a culminación la
mera parte de ese texto complejo que propia revelación). Y Arjomandi nos en-
lleva por título “La edad del espíritu” y seña a leer, muy acertadamente, esta te-
da expresión a lo que se entiende normal- sis triasiana en un doble nivel presente en
mente por ‘filosofía de la religión’. Sin el texto del pensador barcelonés. De un
embargo, esta primera parte se prolon- lado, nos muestra cómo la racionalidad
ga en una teoría de la modernidad, en- constituye un elemento esencial en cada
tendida como edad de la razón. Señalar religión histórica como autorreflexión de
esto último es importante porque, como la propia revelación (momento necesario
insiste Arjomandi muy apropiadamente, para la culminación de ésta), lo cual lle-
el objetivo de Trías consiste en proponer va, a su vez, a entender cada una de estas
una superación del acontecimiento sim- revelaciones religiosas como la situación
bólico (la edad de las religiones históri- hermenéutica previamente dada en la que
cas) y de la modernidad (que conduce en se encuentra cualquier intelección y pen-
su despliegue histórico al nihilismo y al samiento filosófico. Debido a esta tesis,
vacío del sentido) en la figura del ‘espí- dicho sea de paso, Trías propone una no-
ritu’, entendida como mediación entre vedosa y sugerente teoría acerca del na-
simbolismo y razón (fronteriza), dando cimiento de la filosofía, refractaria a los
lugar a una tercera edad, propiamente la planteamientos tradicionales, y de la que
edad del espíritu, en la que es posible por sería muy fecundo ocuparse. El otro nivel
fin habitar en toda su complejidad el cer- de interpretación de la teoría de Trías re-
co fronterizo que el hombre es y encarna. mite a una teoría de la modernidad, según
Cabría concluir, así, que en la filosofía la cual, si la revelación es la revelación
del límite, razón y revelación se remiten de lo sagrado, y si esta revelación nunca
dialécticamente, en virtud del límite, una es directa, sino siempre simbólica y frag-
a la otra. Y el objetivo que se propone mentaria, se hace necesario un rodeo her-
Arjomandi en su libro, objetivo que, por menéutico por las formas religiosas que

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históricamente han dado forma a lo sa- A través de ello se da curso argumental a


grado, y ello como necesario antecedente una idea que me parece importantísima:
(pues, para Trías, la revelación se adelan- la relación entre religión y salud.
ta siempre a la razón) a una razón que Para finalizar, me gustaría recoger la
se constituye históricamente como razón hipótesis que Arjomandi trata sobrada-
fronteriza, y, por consiguiente, como una mente de argumentar en el texto: la de
razón que necesita de una revelación sim- que, para Trías, razón y filosofía necesi-
bólica previa en tanto modo de acceso a tan de lo simbólico para elucidarse a sí
lo sagrado (por mediación del límite). A mismas, de manera que, en último térmi-
la síntesis de razón y simbolismo la lla- no, cabe inferir que el sentido del ser es
ma Trías ‘espíritu’ y al eón histórico en sentido sagrado.
el que se desplegaría tal síntesis la lla-
ma ‘edad del espíritu’, edad en la que la José Manuel Martínez-Pulet
razón fronteriza se abriría al simbolismo
como modo indirecto y fragmentario de
acceso a lo sagrado; y en la que el sim- ARROYO SERRANO, SANTIAGO, Diccio-
bolismo religioso se prolongaría en la nario de pensadores de Castilla-La
razón fronteriza como modo de culminar Mancha, Toledo, Junta de Comuni-
la esencia de la propia revelación sagra- dades de Castilla-La Mancha, 2007,
da (múltiple, fragmentaria, indirecta). La 253 págs.
filosofía se realizaría así como reflexión
sapiencial sobre el dato previo de la reve- Entre las novedades bibliográficas
lación simbólico-religiosa. Y Arjomandi presentadas en el último “Seminario de
advierte con mucha agudeza este sentido Historia de la Filosofía Española e Ibe-
de la relación entre filosofía y revelación roamericana”, celebrado en Salamanca
en un hecho que puede pasar engañosa- (septiembre de 2008), figuraba este Dic-
mente por algo secundario en la filoso- cionario de pensadores de Castilla-La
fía del límite: el hecho de que Trías hace Mancha. Su autor, Santiago Arroyo Se-
derivar las categorías ontológicas (en La rrano, es un joven investigador natural
razón fronteriza) de las categorías sim- de Tomelloso, que cursó sus estudios en
bólicas y espirituales (en La edad del es- la Universidad de Salamanca. Pese a su
píritu), las cuales, no obstante, no dejan juventud, cuenta en su haber con una am-
de ser fruto de un análisis filosófico. plio abanico de interesantes trabajos so-
El trabajo de Arjomandi se propone bre temas diversos —próximos muchas
también comprender desde la filosofía del veces a su circunstancia manchega-, pu-
límite la estructura de la experiencia reli- blicados principalmente en la prensa lo-
giosa como tal experiencia, y no sólo su cal, provincial y regional, entre ellos Tex-
despliegue histórico según el orden cate- tos sobre la Mancha, muestra inequívoca
gorial analizado. A ello dedica uno de los de su interés por la patria chica.
capítulos centrales del libro. En otro, inte- El volumen que comentamos, pulcra-
resantísimo, aborda los diversos plantea- mente editado por la Consejería de Cultu-
mientos de Dios en la filosofía del límite. ra de Castilla-La Mancha, merece nuestra
Los dos son merecedores de una atención atención por varias razones. En primer
especial, pero que aquí no podemos re- lugar, por motivos estrictamente acadé-
señar en detalle por cuestión de espacio. micos, pues el Diccionario es el resultado

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visible de un vasto proyecto de investiga- Así pues, considerada en conjunto,


ción y documentación, que abarca des- la obra puede verse como una excelen-
de la época visigótica y el pensamiento te ocasión de aproximarnos a nombres
hispano-hebrero, hasta la actualidad, con prestigiosos de nuestro pasado y presen-
una amplia representación de autores (fi- te intelectual, oriundos o afincados en la
lósofos, ensayistas, teólogos…), cuyo eje Mancha, circunstancia subrayada igual-
principal gira en torno a los siglos XVI mente por el Prof. Drudis, que destaca
y XVII. Por supuesto, tiene en cuenta y el “feliz acierto de no haber hecho dis-
se apoya en estudios y trabajos anterio- tinción entre los oriundos de esta tierra
res, como Hombres y documentos de la y los radicados en ella a lo largo de más
filosofía española, la magna obra en siete de diez centurias”; todos ellos, aportan
tomos de Gonzalo Díaz —a quien el au- su visión de los grandes temas huma-
tor tiene la deferencia de citar en primer nos y ayudan a clarificar los problemas
lugar en el capítulo de “agradecimien- que configuran nuestra vida cotidiana.
tos”—, pero hay que resaltar seguida- El lector queda gratamente sorprendido
mente el hecho significativo de que este al descubrir, junto a figuras acreditadas
nuevo trabajo incorpora más de sesenta de la cultura española de diferentes épo-
autores a la nómina de los que figuran en cas (Fray Luis de León, Tomás de Villa-
la obra mencionada, lo cual es ciertamen- nueva, Juan de Mariana, Melchor Cano,
te expresivo del empeño del autor por res- Bernardo Balbuena, Yela Utrilla, Astrana
catar nombres olvidados o preteridos en Marín…), otros tal vez menos conocidos,
el panorama del pensamiento español en pero igualmente representativos del pen-
general y manchego en particular. samiento hispano, unidos para siempre
De otra parte, la obra tiene el aliciente al de pueblos y ciudades de nuestro en-
añadido de que sus aportaciones se hilva- torno. Se cumple así el objetivo que el
nan en torno a la “filosofía manchega”, propio autor del trabajo propone en la
tema ciertamente enjundioso, sobre el introducción como eje del mismo: “colo-
que se extiende en su prólogo el profesor car en el lugar que merecen de la Histo-
Raimundo Drudis, que aporta al respecto ria universal de las ideas autores que por
jugosas reflexiones sobre cómo caracte- diversas causas no han sido tratados en
rizar la manera o “modo” propio de ese otros lugares o a los que la interpretación
filosofar manchego. Las referencias a ha pasado por alto”.
nombres ilustres que han destacado en El presente estudio, que enlaza con
diferentes campos del pensamiento (fi- trabajos de corte similar en otros lugares
losofía, literatura, ciencias, música, en- de España, elaborados bajo parámetros y
señanza…), incluyen en cada caso una objetivos de muy diverso alcance, viene
breve semblanza biográfica, una somera a culminar una tarea ciertamente labo-
exposición de las principales líneas de riosa, cuyo resultado ha permitido obte-
su pensamiento y la enumeración de sus ner un verdadero “catálogo” de nombres
obras. Permite, por tanto, como apunta en ilustres del pensamiento manchego e
su presentación la Consejera de Cultura, hispano. Los más de trescientos veinte
Blanca Calvo, “…conocer y valorar me- autores que incluye la obra, ordenados
jor a una serie de estudiosos, no siempre alfabéticamente, dice mucho del interés
reconocidos en su tierra de origen, que es de un trabajo que ayudará a conocer un
la nuestra”. poco mejor a los hombres y mujeres que

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han desarrollado la aventura del pensa- do la obra, ya que se trata de un joven,


miento en el marco de las tierras ahora que se incorpora al estudio de la Filoso-
consideradas como “Castilla-La Man- fía española, centrándose en la aporta-
cha”. La bibliografía final, con una cui- ción castellano-manchega, y que asegura
dada selección de autores y obras de con- futuro a esta línea de investigación en
sulta, constituye el digno remate de este Filosofía española. Pero no es solo su
Diccionario, que está llamado sin duda a juventud, sino también el empeño inves-
convertirse en obra de referencia en este tigador de Santiago Arroyo, que cuenta
campo, facilitando pistas y datos de inte- ya con obras como “Pensar la Mancha”,
rés para ulteriores investigaciones. “Diccionario de pensadores de Castilla-
La Mancha” y “La Filosofía española
Ángel Casado inventariada. Homenaje a Gonzalo Díaz
Díaz”, y que recientemente ha defendido,
en la Universidad de Salamanca, con bri-
ARROYO SERRANO, SANTIAGO, Tomás Ta- llantez y máxima calificación académica,
pia [1832-1873]. Un krausista Man- su Trabajo de Grado sobre “Vida Obra
chego. Almud Ediciones de Castilla- y Pensamiento de Tomás Tapia y Vela”,
La Mancha / Centro de Estudios de que está en el origen de la obra que ahora
Castilla-La Mancha (UCLM), 2008. se publica.
101 págs. La obra se inserta en la Colección
“Biografías”, de la que hace el número
Quienes nos dedicamos al estudio y 11, que llevan a cabo en coedición el cen-
difusión de la filosofía española en las tro de Estudios de Castilla-La Mancha
aulas universitarias podemos decir que (UCLM) y Almud, ediciones de Castilla-
estamos de enhorabuena con la aparición La Mancha y que ofrece estudios acer-
de obras como la presente sobre un filó- ca de personajes Castellano-Manchegos
sofo acerca del cual no existía ninguna destacados en los distintos ámbitos de la
monografía, puesto que con ello se va cultura a lo largo de la historia, y que ha
contribuyendo a construir y completar dedicado volúmenes, entre otros, a Fer-
el edificio del conocimiento que sobre mín Caballero, Juan de Mariana, Oliva
la filosofía española en general y sobre Sabuco…
el krausismo en particular tenemos en Consta la obra de ocho capítulos nu-
el presente. Así, quienes preparamos las merados. Se inicia con un breve “Prólo-
diversas lecturas de filosofía española go” de Angel Parreño Lizcano, Presiden-
para el curso próximo, no tenemos dis- te del Patronato Municipal de Cultura
culpa para no incluir la figura de Tapia, de Alcázar de San Juan, en el que, tras
puesto que ya disponemos de algunas de manifestar el interés de dicho Patronato
sus obras asequibles al alumno, y aho- por el conjunto de pensadores locales, a
ra, además, de este estudio monográfico manera de aperitivo que prepara para la
que complementa la lectura de aquéllas, lectura del resto de los capítulos, señala
dando así una posibilidad real al alumno la importancia de Tapia, a la vez que el
para acercarse a su figura y pensamiento. olvido de que ha sido objeto, así como el
Pero esta enhorabuena lo es por partida tesón de Santiago Arroyo y la constancia
doble, no solo por el objeto de estudio, de Almud ediciones de Castilla-La Man-
sino también por el autor que ha realiza- cha para su rescate en la presente obra. A

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continuación le siguen los siete capítulos rra el libro, como capítulo ocho (pp. 95-
restantes, obra del autor. En la “Introduc- 101), una bibliografía organizada en cua-
ción” (pp. 9-16), tras ofrecer una caracte- tro apartados que recogen sucesivamente
rización breve de lo que fue y significó el las obras y los expedientes personales de
movimiento krausista en España, presen- Tomás Tapia, la bibliografía específica
ta un estado de la cuestión de los estudios sobre él y la bibliografía complementaria
dedicados hasta la fecha a Tomás Tapia, utilizada para la confección de esta obra,
que da como resultado la inexistencia de escrita de una forma directa y clara, a la
una monografía sistemática, lo que pone vez que producto de una rigurosa y deta-
de manifiesto la necesidad del estudio llada investigación, y que viene a rellenar
sobre su figura y pensamiento realizado una laguna en el conocimiento que has-
por el autor. A continuación, en lo que ta presente se tenía de Tomás Tapia, del
constituye el capítulo tres (pp. 17-28), krausismo y del pensamiento español y
se presenta con cierto detalle, a partir su aportación castellano-manchega.
de los datos disponibles, una “biografía
intelectual de Tomás Tapia”, en la que Roberto Albares
además de fijar los principales hitos vi-
tales del filósofo, y de suministrar algu-
nos documentos que ponen de manifiesto AYALA, FRANCISCO, Los políticos. Edi-
su especial relación con Julián Sanz del ción a cargo de Pedro Cerezo Galán.
Río, discute y matiza Santiago Arroyo su Madrid: Biblioteca Nueva, 2008, 205
posición dentro del krausismo. En cuarto págs.
capítulo “Obras de Tomás Tapia y Vela”
(pp. 29-34) enumera y realiza un breve Corría el año 1944 cuando Francisco
resumen del contenido de su producción Ayala, desde su exilio latinoamericano,
filosófica, para pasar en el capítulo cinco editó un libro compuesto por una serie
(pp. 35-71), que constituye propiamente de pequeños ensayos que llevaba por tí-
el cuerpo central de la obra, a presentar tulo Los políticos. El texto, de naturale-
de una manera detallada y rigurosa las za abierta y fragmentaria, hacía posible
principales líneas del pensamiento de reunir bajo un mismo título un conjunto
Tomás Tapia acerca de la Metafísica, el de pequeños y variados textos acerca de
Conocimiento y la Ciencia (pp. 39-43); pensadores cuyo único nexo común fue
la Estética y teoría del arte (pp. 43-50); la preocupación, directa o derivada, por
la Religión (pp. 50-56), la Etica, Educa- la teoría política. Los políticos, por lo
ción y Política, con especial atención a la tanto, se editó como un compendio de
educación de la mujer (pp. 56-63) y final- textos de distinta naturaleza y extensión
mente, redondeando el sistema filosófi- reunidos en torno a un mismo propósi-
co, la Antropología. El capítulo seis (pp. to: la recuperación y capitalización de
73-91) es una Antología de cuatro textos autores pasados que, por analogía con la
de distintas obras de Tapia, concretamen- circunstancia crítica vivida por el propio
te de “La Religión en la conciencia y en Ayala, reivindicaban pertinentemente
la vida”, “El Genio y el gusto”, “Sistema su memoria. No alcanzamos a diagnos-
de la Filosofía” y “Sócrates”. El capítulo ticar el tiempo presente, si crítico o no,
siete es una tabla cronológica de los prin- pero parece que el proyecto encabezado
cipales hechos de la vida de Tapia. Cie- por Pedro Cerezo Galán de reeditar Los

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políticos de Ayala supone, ya en sí mis- las aportaciones más célebres a la his-


mo, un merecido reconocimiento a uno toria del pensamiento político. Además
de nuestros más ilustres intelectuales de reflexiones sobre teoría política este
vivos. El texto que ahora edita incluye, texto bien podría entenderse como una
además, otra serie de ensayos que enca- teoría breve de la recepción ideológica
jan en perfecta coherencia con el propó- en España. Ayala, con una escrupulosi-
sito original. Así, además de los ensayos dad histórica e interpretativa insólita,
compendiados en 1944, la nueva edición acusa la falta de objetividad y el espurio
de Los políticos incorpora la presenta- provecho del que nuestra tradición se ha
ción de Francisco Ayala a su traducción valido a la hora de censurar, tergiversar
de la Teoría de la Constitución de Carl y asimilar el legado histórico del pen-
Schmitt, los dos esbozos del Estado en samiento político. Tanto por lo certero
la Contrarreforma en Rivadeneira y Suá- de sus comentarios como por la afina-
rez, la introducción de su antología El da comprensión lectora del autor, todo
pensamiento vivo de Saavedra Fajardo y lector contemporáneo encontrará en Los
el más amplio estudio Jovellanos en su políticos un instrumento útil para tomar
Centenario (1945). Todo ello, precedido conciencia de hasta qué punto la parcia-
del estudio introductorio en el que Pedro lidad ideológica de nuestra industria edi-
Cerezo Galán glosa y sintetiza gran parte torial y la opinión intelectual oficialista
de los contenidos del volumen, además impidieron, ya desde antiguo, sentar las
de dar razonada cuenta de los nuevos tex- bases en España de una tradición de pen-
tos añadidos. samiento autónomo.
Si bien Los políticos, tanto en su ver- Es un hecho significativo el que el
sión original como en la edición recién mismo propósito que sirvió a Francisco
impresa, es un texto concebido desde la Ayala para escribir y publicar el texto Los
vaguedad formal y estructural, la plu- políticos pueda servirnos para legitimar
ralidad y eclecticismo de su contenido la nueva edición que ahora reseñamos.
dan cuenta, de manera privilegiada, del Así, la motivación que inspiró la redac-
compromiso liberal de Francisco Aya- ción de cada uno de los ensayos del com-
la. El autor granadino, tomando como pendio no fue otra que la necesidad de
excusa la obra de distintos autores, pro- rescatar del olvido a pensadores que, aun
yecta desde su circunstancia histórica un distantes en tiempo e ideología, presenta-
diagnóstico provechoso y comprometido ron una oportuna lucidez en el diagnós-
con la obra de distintos pensadores. Los tico político de su tiempo. La recepción
textos compendiados responden a muy crítica del legado histórico que defendie-
distintos propósitos pues, en Los polí- ra Ayala es análoga a la que inspira esta
ticos, encontramos reseñas, artículos, edición, por lo que cumpliendo las más
semblanzas y otros escritos de carácter que razonables premisas del autor grana-
variado. El espíritu que inspira cada uno dino sólo queda recibir con optimismo
de los textos responde, sin embargo, esta nueva reedición de Los políticos. Es
a una misma vocación común, ya que de agradecer, también, la labor que Pedro
Francisco Ayala invierte, como hará a Cerezo Galán ha realizado para la com-
lo largo de toda su obra, el mismo es- posición de esta edición al dotarla de una
fuerzo e inconformismo crítico al eva- útil y clarísima introducción al tiempo
luar, con desigual veredicto, algunas de que ha completado el proyecto original

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con otros textos que nada desentonan con El hecho de que Mariátegui haya sen-
el tono general del libro. Por todo ello, tido admiración por autores como Geor-
Los políticos servirá con garantías tanto a ges Sorel, al que cita tantas veces, ha dado
los habituales lectores de Francisco Aya- motivo para hablar de la endeblez de su so-
la como a aquellos lectores ocasionales cialismo, sobre todo por la valoración del
que busquen aproximarse a uno de los mito. Bermejo también matiza la deuda
más ilustres pensadores de la tradición de Mariátegui con Sorel, mostrando, por
liberal española. ejemplo, que, más allá de la coincidencia
de ambos en la reclamación de espíritu
Diego S. Garrocho Salcedo revolucionario, se diferenciaban en la va-
loración del partido, ignorado por Sorel y
considerado básico por Mariátegui.
BERMEJO SANTOS, ANTONIO, José Carlos En todo caso, Bermejo señala oportu-
Mariátegui. Humanismo y contem- namente el acento subjetivista, en paralelo
poraneidad. Universidad de Panamá. con la línea de Bergson y de toda la re-
Cátedra de Pensamiento Latinoameri- acción antipositivista de finales del siglo
cano José Martí, 2006, 193 págs. XIX y principios del XX, que aflora en
la obra del peruano, siempre dispuesto a
Sobre Mariátegui existe ya una abun- simpatizar con aquellas orientaciones de
dante bibliografía. Como ha sido y es una pensamiento que destacan y valoran la vo-
figura controvertida, viene muy bien un luntad, el sentimiento, la energía anímica,
análisis serio de la dimensión filosófi- ya se manifiesten en la religión, el arte o
ca de su obra. Esta dimensión filosófica la filosofía. Quizá por eso se refiere tam-
es la que trata Bermejo Santos, aunque bién Bermejo a la presencia de Nietzsche
reconociendo explícitamente que Ma- en la obra de Mariátegui. No se ha podi-
riátegui no es ni filósofo profesional, ni do precisar en detalle esta presencia, que
académico que escribe para académicos, algunos han magnificado en exceso, pero
sino un intelectual autodidacta, de gran parece indudable que la pasión y el instin-
formación, que ha escrito sobre los temas to, así como el acento en la energía crea-
más variados con un bagaje cultural de tiva inherente en el hombre, son aspectos
gran altura, tanto en lo que se refiere a la que muy bien pudo Mariátegui encontrar
literatura y el arte como a la política, la resaltados en la obra de Nietzsche.
economía, la filosofía.. Bermejo realiza un estudio documen-
Tras señalar el rechazo mariateguiano tado y convincente del marxismo de Ma-
del positivismo cientificista de la II Inter- riátegui, caracterizado por su optimismo
nacional, destaca Bermejo las afinidades voluntarista, frente al pesimismo y deca-
entre Gramsci y el peruano, aunque sin dentismo de Spengler, dominante en los
caer en afirmaciones apresuradas acerca años de posguerra. Mariátegui basa su
de una posible influencia del primero so- optimismo en la esperanza que suscita la
bre el segundo. Se trataría, más que de revolución soviética, en la que ve surgir
influencia, de una confluencia de líneas la posibilidad de superar la opresión y
humanistas que protestan en términos servidumbre que imperan por doquier. El
filorrománticos frente al maquinismo y instrumento que él descubre y considera
frente a métodos de trabajo como el for- capaz de llevar a la emancipación de tal
dismo y el taylorismo. opresión y servidumbre es el marxismo,

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pero no el marxismo dogmático, deter- nes. La obra está dividida en siete aparta-
minista y cientificista, sino el que reco- dos: I. El espacio geográfico y el sistema
noce y resalta la subjetividad, la voluntad político, principios y factores determi-
revolucionaria, el papel activo de masas nantes. II. El discurso pasado, nación y
y grupos y, por ello mismo, su capacidad problemática regional. III. Problemas y
de transformar sus condiciones de vida. retos. IV. Sobre los cambios en la socie-
Bermejo alude en este sentido a la im- dad. V. Política cultural y mediática. VI.
bricación de los planteamientos maria- Cine, teatro y literatura y VII. Un apéndi-
teguianos en las condiciones concretas ce documental.
del país andino que Mariátegui analiza Se trata de la 5ª edición de un pro-
en obras tan conocidas como 7 ensayos yecto iniciado el año 1991. Una ojeada
de interpretación de la realidad perua- a ésta y a las siguientes ediciones revela
na (1928). El papel de los indígenas, el carácter marcadamente novedoso de
los terratenientes, la religión, la cultura, la presente obra, que busca ofrecer una
todo es considerado en un planteamiento visión de plena actualidad con un máxi-
modélico, en el que Marx no le sirve a mo rigor científico. El contenido de nu-
Mariátegui para aplicar recetas, sino para merosos trabajos es totalmente nuevo
usarlo creativamente como instrumento con respecto a trabajos anteriores; en los
de análisis de la realidad peruana. Ma- casos en los que el autor vuelve a tratar
riátegui resulta así ser un marxista hereje un mismo tema, lo hace desde un prisma
en la medida en que estuvo muy lejos de actual, que abarca desde la finalización
seguir en su análisis del Perú las recetas del primer periodo legislativo de José
y consignas de ninguna dirección central, Luis Rodríguez Zapatero hasta nuestros
fuese de Moscú o de Buenos Aires. Este días. La correspondiente bibliografía ha
es otro motivo de que su marxismo sea sido completada con nuevos títulos (la
controvertido. Y de ahí también la utili- cronología abarca únicamente el periodo
dad de un libro como éste, documentado 2003-2008; la cronología correspondien-
y con rica bibliografía, para adentrarse en te a la época anterior está contenida en
la apasionante figura de Mariátegui, un las ediciones precedentes).
peruano siempre incitante y original. El primer apartado se inicia con un
análisis geográfico de Toni Breuer, “El
Pedro Ribas área geográfica: la elección de la actual
utilización y conflictos”, en el que se ex-
ponen sobre todo los aprovechamientos
BERNECKER, WALTHER L. (COORD.) & y conflictos desde el prisma geográfico,
CLEMENTINE KÜGLER (COLABORADO- lo que confiere a la geografía española
RA), Spanien heute. Politik, Wirts- de nuestros días un carácter marcada-
chaft und Kultur. Frankfurt am Main, mente dinámico. A continuación, Harald
Verwuert, 2008, 580 págs. Barrios en “Los fundamentos del siste-
ma político” describe su evolución más
Con este título España hoy, Política, reciente (aumento del grado de polariza-
Economía y Cultura el Prof. Bernecker ción, la importancia de los subsistemas
nos presenta una interesante panorámica regionales y la descentralización políti-
de la España de nuestros días, ofrecida ca), para finalizar señalando la creciente
por diversos autores españoles y alema- tensión que registra la vida política espa-

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ñola desde el año 2004. De aquí parte el mía— en un problema interno del País
trabajo de W. Bernecker que cierra este Vasco. Se trata de un análisis que parte
apartado, “Una política entre el consenso de las raíces del problema en el s. XIX
y la confrontación: España en el s. XXI”, para concluir con la situación actual, con
en el que subraya la crispación política una especial atención al “nacionalismo
que caracteriza esta última etapa, contra- violento de ETA”.
ria al consenso que predominó durante Holm-Detlev Köhler, aborda el tercer
los años de la transición; se puede hablar apartado del libro: “Economía y trabajo
de una especie de movimiento pendular en la España del s. XXI”. Con respecto
político. a la economía considera como factores
El segundo apartado ofrece una am- determinantes la globalización, la expan-
plia panorámica del acontecer político sión hacia el Este de la Unión Europea y
durante este periodo. En un primer traba- la inmigración masiva, estando en la eta-
jo, “La vuelta del pasado: la guerra civil pa final de un ciclo de crecimiento; esta
y la dictadura en la polémica pública”, situación se refleja en el mercado laboral,
Sören Brinkmann aborda el espinoso que sufrirá las consecuencias de la persis-
tema de la Memoria Histórica y su po- tencia de los problemas estructurales. En
lémica implicación en la vida política el artículo “España como país de inmi-
diaria, así como el papel que desempeña gración: un balance tras dos decenios”,
en la clásica dualidad centro-periferia, en Axel Kreienbrink estudia la transforma-
especial en la que concierne a Cataluña y ción de España de un país de emigración
el País Vasco. A. Hildebrand Scheid, por al de mayor inmigración de la Unión Eu-
su parte, analiza desde el prisma políti- ropea, con el consiguiente incremento de
co-institucional en “El Estado de las Au- las tensiones racistas.
tonomías durante el gobierno del PSOE El aspecto social (cap. 4º) lo abre el
bajo José Luis Rodríguez Zapatero”, la trabajo de Fernando Vallespín “Los cam-
evolución del Estado de las Autonomías bios sociales de los últimos años”; algu-
durante el periodo 2004-2008, partiendo nos de los puntos tratados se solapan con
de los condicionantes políticos existentes temas expuestos en el artículo anterior.
al comienzo de esta etapa legislativa. El Destaca el autor la conversión de Espa-
autor subraya la consolidación y la acep- ña de exportador a importador de fuerza
tación por la mayoría de la población de laboral, así como el mayor rol social de
este Estado de las Autonomías. El título la mujer y la creciente secularización de
del siguiente trabajo, de W. Bernecker, es la sociedad. “España es un país católico,
de por sí bastante explícito, “Soberanía y pero no religioso”, afirma. La identidad
territorialidad: el “problema vasco” entre religiosa y su extremada modificación es
el pragmatismo, el etnonacionalismo y el el objeto del artículo de Carlos Collado
separatismo”. Para el autor, el ejemplo Seidel “El profundo cambio de la iden-
del País Vasco revela 1. el creciente pro- tidad religiosa en España”. Durante los
ceso de distanciamiento que tiene lugar últimos diez años se ha producido un
entre Madrid y las regiones periféricas. drástico alejamiento entre la población
2. El importante papel del nacionalis- (sobre todo los jóvenes) y la iglesia cató-
mo en la polémica con el centro y 3. La lica, pero sigue estando muy extendida la
conversión de este tema —a partir de la “religión popular”, con un fuerte conteni-
promulgación del Estatuto de Autono- do folclórico o pagano. Como fenómeno

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actual, el autor señala la resistencia de la destaca su vertiente comercial y turística,


Iglesia española frente al aborto, a las bo- al igual que con respecto a la “Ciudad de
das del mismo sexo y a la asignatura de la las Artes y de las Ciencias” de Valencia,
Educación de la Ciudadanía. Esta pano- que busca más la espectacularidad que la
rámica concluye con un interesante aná- plasmación del espíritu valenciano. Como
lisis de Elena Hernández Sandoica bajo colofón, expone con dureza su perplejidad
el título “El panorama universitario y la ante el proyecto “Soria II”, consistente en
investigación”. La autora expone la situa- la creación de una zona industrial junto a
ción de revuelta casi permanente existen- las ruinas de Numancia.
te en el sector estudiantil y en gran parte El trabajo de Clementine Kügler, “El
del profesorado durante los años sesenta/ fomento de la provincia”, trata primor-
setenta y la transición, circunstancia que dialmente del esfuerzo cultural llevado a
dejó huella en los diversos planes de es- cabo en las zonas periféricas, con objeto
tudios promulgados durante este periodo. de promover el turismo, además de ape-
En el terreno de la investigación, con la lar a la identidad nacional. La autora pasa
democracia se introdujo una dualidad en- revista a una extensa lista de Museos,
tre el Consejo Superior de Investigacio- Fundaciones y Exposiciones establecidas
nes Científicas (CSIC) y la Universidad. últimamente por todo el territorio hispa-
De todas formas, una comparación con no. Señala que la politización de este sec-
el entorno internacional revela que en tor y los cambios de estructura del Minis-
este campo España no muestra un buen terio de Cultura suponen una rémora para
nivel. Por otra parte, en los últimos años el desarrollo del mismo.
ha surgido un factor ideológico: la crítica El conocido periodista Miguel An-
de la Iglesia católica a determinadas re- gel Aguilar pasa revista a los medios
formas; no se ha superado el abismo que españoles en “La politización de los
separa el laicismo y el confesionalismo, medios” durante los últimos años; la
una dualidad tradicional debido a razo- mayoría mantiene una actitud orientada
nes estructurales. hacia la derecha o la extrema derecha.
El aspecto cultural de la España de En su opinión, a la prensa de izquier-
hoy se inicia con un artículo de Paul In- das —fundada por los partidos y los
gendaay cuyo título es bastante explícito: sindicatos y desaparecida por motivos
“Grandes fiestas y dinero rápido; de la económicos— la sustituyó una prensa
teatralidad de las bellas artes a la des- sensacionalista que no busca una infor-
trucción del paisaje cultural”. Acudiendo mación más o menos veraz (una excep-
a una comparación de la política cultural ción la constituye El País, de ideología
alemana y española, hace una dura crítica moderada). El autor aborda las vicisitu-
de esta última. Señala la existencia de un des inherentes a la creación de canales
Ministerio de Cultura que toma decisio- de televisión como Antena 3, Telecinco,
nes centralistas, con una política cultural Canal Plus y La Sexta, así como la radi-
más interesada en potenciar el carácter de calización de los medios (sobre todo de
exhibición turística que en la indagación la emisora COPE, de la Iglesia) a raíz
histórica. Así, considera desastrosa la po- de la derrota del Partido Popular en las
lítica cultural con la que se ha abordado elecciones del 14 de marzo de 2004.
la música española de los últimos cinco Burkhard Pohl inicia con su artículo
siglos; del Museo Guggenheim de Bilbao “Cine en España” el capítulo dedicado al

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mundo cultural de la España más reciente, ro López “La hiper-vanguardia en la li-


con un análisis centrado en la filmografía teratura española del s. XXI”, en el que
durante el periodo 1995-2007. Examina se analiza la importancia de la literatura
las condiciones industriales en las que se pensada y escrita para la red, que ha de-
desenvuelve este sector, para pasar a expo- sarrollado sus propios códigos y estruc-
ner las principales tendencias del mismo, turas narrativas interdisciplinarias. La
delimitando sus aspectos más representa- autora analiza su contexto, autores, texto
tivos, tanto desde el punto de vista temá- y lectores.
tico (recuerdos, cine social) como del gé- El último apartado del libro contie-
nero (comedia, documental); el autor cita ne un amplio y detallado apéndice do-
en cada caso los films más relevantes, así cumental referente a siglas, cronología
como los principales directores/as. (2003-2008), bibliografía escogida y au-
Wilfried Floek titula su trabajo “El tores/as.
teatro español y su transición del s. XX El libro coordinado por el Prof. Ber-
al XXI”. Alude a la nueva política teatral necker es una obra de consulta imprescin-
desarrollada por el PSOE a partir del año dible para posteriores trabajos acerca de
1982, orientada hacia el modelo fran- este periodo, tanto por la amplitud de su
cés, con la consiguiente preponderancia temática y su evidente actualidad, como
de los teatros madrileños, que se amplía por su claro y a veces original enfoque;
más tarde a las provincias; surge además sería sumamente deseable una traducción
un teatro alternativo, el Teatro Indepen- al castellano del mismo.
diente, ubicado en salas pequeñas. Tan-
to las diversas generaciones de autores, Martín Gavira Brandt
como su temática, son objeto de un am-
plio comentario.
En “La actividad literaria en España”, BOINE, GIOVANNI; UNAMUNO, MIGUEL DE,
Walter Haubrich —veterano correspon- Intelligenza e bontà. Saggi, recensio-
sal del periódico alemán Frankfurter All- ni e lettere sul modernismo religioso,
gemeine Zeitung en España— comenta Edición, traducción, introducción y
sobre todo la relevancia de los premios notas de Sandro Borzoni, Aragno, Tu-
literarios, tales como el Planeta, Nadal, rín, 2008, 140 págs.
Cervantes y Alfaguara entre otros. Cen-
tra su atención en el Planeta y su mece- Exactamente hace un siglo, entre los
nas, la familia Lara; con evidente humor años 1907 y 1908, se cruzaron las bio-
y citando nombres y datos concretos, grafías de dos personajes profundamente
califica este premio como farsa y esta- diferentes, alejados por sus condiciones
fa, concedido “a priori” meses antes de vitales, por sus posiciones geográficas,
su concesión. Opina, por otra parte, que por los idiomas en los que escribieron,
en España se lee poco, a pesar de ser el por sus respuestas a las dificultades y a
cuarto país en lo que respecta a la pro- las dudas que planteaba la Iglesia Católi-
ducción de libros. El artículo contiene ca en los rígidos tiempos de Pío X. Esta
una cita abundante de títulos y autores, intersección, breve pero extremadamen-
con su correspondiente valoración. te fértil, entre los caminos de Miguel
La visión cultural de la España de hoy de Unamuno y de Giovanni Boine, es el
finaliza con el trabajo de Dolores Rome- tema que presenta de manera espléndida

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este libro editado por Sandro Borzoni en aceptada como esencia de una fe agóni-
la prestigiosa casa piamontesa Aragno. ca, en constante lucha. En cambio, para
Un libro heterogéneo pero armónico, Boine, la desesperación constituye sólo
complejo y valiente. La diversidad de una fase de la vida religiosa, que debe ser
géneros, desde la recensión a la epístola superada a través de la fe. Las amigables
pasando por el ensayo, presente en este y a la vez tensas cartas que se suceden
breve volumen, lejos de confundir al entre 1907 y 1908 revelan otras discre-
lector, tienen la virtud de dar cuenta, de pancias de fondo, por ejemplo sobre la
manera concisa y precisa, de una relación manera de combatir el escolasticismo y
intelectual intensa entre los dos escrito- el inmovilismo de la Iglesia post-conci-
res. Boine, por aquél entonces jovencí- liar: Unamuno, que se declara cristiano
simo colaborador de la revista religiosa y por ello mismo no católico, pues “el
“Il Rinnovamento” y miembro destacado dogma mata la fe”, propugna una ruptura
del que se denominara movimiento “vo- con la Iglesia romana, una Reforma pro-
ciano”, escribe a Unamuno en 1907 para funda que no sea una mera traducción de
interesarse por sus obras, a raíz de una la alemana. Boine, mucho más apegado a
recensión que Giovanni Papini, nada me- la tradición católica (a pesar de que será
nos, había realizado sobre la Vida de Don excomulgado, junto con todos los miem-
Quijote y Sancho del Rector de la Uni- bros de la revista), se propone una reno-
versidad de Salamanca. Éste contesta al vación desde dentro. A través de este de-
impetuoso poeta milanés (de adopción), bate, los dos llegan a la comprensión de
al reconocer en él “el mismo estado de algo que probablemente siga teniendo vi-
ánimo” que le había embargado cuando gencia, si nos fijamos en acontecimientos
tenía 25 años; y esta intuición de una afi- recientes de la situación social, cultural
nidad espiritual se ve confirmada en la y política actual: la inconmensurabilidad
magnífica recensión que Boine escribe de la noción de “catolicismo” en España
de la Vida unamuniana, de la que reali- y en Italia, pues lo que para Unamuno
za una lectura existencial, enmarcada en se identificaba irremediablemente con la
el contexto de otras obras del pensador positividad, sensu hegeliano, del clero y
vasco, y por lo tanto superior a la inter- del aparato oficial, en Italia se presentaba
pretación pragmática y algo superficial como una categoría mucho más abierta a
de Papini. lo problemático, más relacionada con el
A partir de este punto de inflexión, sentimiento individual, de tal manera que
Unamuno decide escribir un texto expre- Boine puede escribir que “todo católico
samente para “Il Rinnovamento” y nace inteligente en Italia por lo menos desde
así Della disperazione religiosa moder- hace diez años siente como Usted”. Hoy
na, escrito cuya intensidad y carga polé- en día, bajo forma diferente y habiéndo-
mica sólo puede comprenderse del todo se colmado el retraso intelectual español,
si es leído paralelamente al debate teó- es posible que esta inconmensurabilidad
rico que el autor lleva a cabo con Boine persista.
en las misivas que cierran el volumen. El escrito Della disperazione religiosa
La desesperación unamuniana, nacida de es presentado en este volumen junto con
la fractura irreconciliable entre deseo de otro, que de hecho da nombre al libro, ti-
inmortalidad e imperfección del conoci- tulado Inteligencia y bondad, presentado
miento, debe ser vivida hasta el fondo, en versión bilingüe. Dos lazos unen en-

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Reseñas 225

tre sí estos dos textos, además del dato a “Juan” Boine, como se empeña en lla-
meramente cronológico del mismo año marle. Y la última carta, como todo buen
de publicación. Por una parte, ambos ar- final, deja abierto un misterio, esto es, un
tículos han sufrido un curioso olvido (del ulterior acicate a la investigación: Una-
que Borzoni da cuenta en su clarificadora muno habla de un escrito sobre el estado
introducción) por parte de los editores de del clero en España que tiene intención
todas las versiones de Obras completas y de publicar en “Il Rinnovamento”; este
de Obras escogidas de Unamuno: por lo texto, según Borzoni, fue recibido por los
tanto, estos dos textos han sufrido el des- editores de la revista, quienes escribieron
tino común de no haber conocido ningu- que se publicaría y que se enviarían cin-
na reedición desde su primera aparición, cuenta copias al autor. Sin embargo, hasta
uno en Milán y otro en Madrid, en 1907. el momento no se ha encontrado ninguna
Por otra parte, los escritos fueron objeto copia del artículo, que queda envuelto en
de sendas recensiones por parte de Boi- la niebla, la misma que engulló a Boine,
ne en las páginas de “Il Rinnovamento”; víctima de la tuberculosis tan sólo diez
de la primera, que inicia la relación entre años después de su proficua correspon-
los dos intelectuales, ya se ha hablado. dencia con Unamuno.
También la segunda recensión de Boine
capta perfectamente el espíritu unamu- Valerio Rocco Lozano
niano, que en Inteligencia y bondad in-
tenta establecer un binomio indisoluble
entre ética y conocimiento a través de la CABALLERO BONO, JOSÉ LUIS (ED.), Ocho
temática cristiana del perdón. El autor de filósofos españoles contemporáneos,
Il peccato halla acertadamente la línea Editorial Diálogo Filosófico, Madrid,
medular del planteamiento de este escri- 2008, 452 págs.
to en el gesto poderoso de la inversión
del conocido aforismo “tout comprendre La revista Diálogo Filosófico celebra
c’est tout pardonner”. cada dos años unas Jornadas Filosófi-
Además de servir como clave inter- cas sobre temas de actualidad. Durante
pretativa de los dos textos y como ele- los años 2005 a 2007 organizó además
mento de reconstrucción de la relación un Foro interdisciplinar en torno a pen-
intelectual y psicológica entre Boine y sadores españoles vivos, fruto del cual
Unamuno, las cartas describen una cons- es el volumen que tenemos el gusto de
telación cultural mucho más amplia, en la presentar. Con él se pretende —escribe
que resuenan el catolicismo modernista el director- “tomar el pulso de la filoso-
de Towianski, los nombres de Raimundo fía de creación en España en el momento
Lulio, de Fogazzaro, de Loisy, de Kierke- actual”. Aquí no están todos los filóso-
gaard. Representan además el intento de fos españoles, sino únicamente aquellos
acercar dos países, España e Italia, her- que aceptaron la invitación para que su
manados para siempre por la contribu- obra filosófica pudiera ser expuesta y
ción de ésta última a la realización de los sometida a crítica por alguien que la ha
dos mayores logros de la aquélla, el des- estudiado en profundidad. No se trata,
cubrimiento de América y la escritura del pues, de hacer un balance de la filosofía
Quijote, como reconoce el Rector de Sa- en España a principio del siglo XXI, sino
lamanca en su primera, bellísima epístola de presentar una muestra de su pluralidad

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temática y de su vitalidad. El director del en cuadro apartados: 1) Su concepción de


Foro resume así el estado de la filosofía la filosofía como quehacer responsable
en España: “En los comienzos del siglo o ético. 2) El objetivo de la filosofía no
XXI no se puede decir que el pensamien- es la verdad, sino la felicidad: la consti-
to filosófico español esté dominado por tución de una Ciudad feliz. Explica qué
una pluma prestigiosa, como otrora la de entiende por realidad, inteligencia, irreal,
Ortega y Gasset. Ni tampoco galvaniza- inteligencia creadora. 3) Para la constitu-
do por una obra cultural preponderante ción de una Ciudad feliz es necesario el
como lo fuera la Institución Libre de En- paso de la inteligencia a la razón; es decir,
señanza. Ni cabe hablar de una corriente la inteligencia debe actuar racionalmente
particular que se alce con el monopolio haciéndose universal, porque “hasta la fe-
en el campo del filosofar. Más bien se cha no se ha encontrado ningún criterio de
percibe una pluralidad de autores cuya verdad absoluto”. 4) Dictaminar es mejor
obra intelectual puede acostarse a tradi- que afirmar, asegurar. José A. Marina nos
ciones diferentes”. ha trasmitido su opinión; a nosotros co-
La primera exposición corrió a cargo rresponde continuar lo que nos brinda su
de J. L. Caballero, director del Foro. Pre- obra. Deja en el aire, sin resolver —sin
sentó el pensamiento del filósofo Julián fundamentar—, cuestiones como la reli-
Marías (1914-2005), pero centrándose en gión y los Derechos humanos.
dos de sus obras más significativas: La José Luis Cañas expone el pensamien-
estructura social y Antropología metafí- to de Alfonso López Quintas. Lo hace
sica. Desde 1970 Julián Marías estudia la siguiendo la génesis y la evolución de su
estructura empírica de la vida humana y pensamiento: metodología de lo suprasen-
su naturaleza social y sexuada. Igualmen- sible, el triángulo hermenéutico, el método
te, Marías fue un hombre preocupado por analéctico y la hermenéutica personalista,
el hecho religioso cristiano, distinguien- que desarrolla en Estética de la creativi-
do en él lo esencial de lo meramente cul- dad (1977). En ella prosigue la herme-
tural o histórico. Calificar a Julián Ma- néutica, vista ahora desde otras vertientes
rías de filósofo orteguiano, no es del todo superiores de la persona: el juego, el arte
exacto. Marías no repitió a Ortega, sino y la literatura, ámbitos privilegiados de las
que más bien trató de superarlo. creatividad humana.
El profesor Quintín Racionero expone En la Universidad de Navarra ha ense-
con rigor los fundamentos de la ontología ñado con éxito el profesor Leonardo Polo
materialista de Gustavo Bueno Martínez. (1926-). Juan Fernando Sellés lo califica
Concluye su exposición mostrando que de “pensador realista actual”. Según con-
el materialismo de Bueno es un idealis- fiesa el propio L. Polo, su pensamiento
mo encubierto. es de inspiración aristotélica y tomista,
Fernando Susaeta se encargó de ex- pero sin limitarse a ser un comentador de
poner la obra de José Antonio Marina, a ambos. Respecto del primero, Polo hace
quien califica de notable pensador y de progresar la filosofía en la línea del acto,
gran divulgador de un proyecto intelec- entendido como enérgeia. Reconoce,
tual y filosófico, que denomina “ultramo- igualmente, que el mayor descubrimien-
derno”: una alternativa tanto al modo de to filosófico ha sido la distinción tomista
pensar premoderno como al moderno y entre actus essendi y essentia, referida a
al postmoderno. Estructura su exposición todo lo creado.

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Un aspecto original de Polo es la teo- vidido en tres periodos: el primero gira


ría del conocimiento o del “abandono en torno a problemas epistemológicos;
del límite mental”, con la cual supera el al segundo corresponden los ensayos es-
planteamiento gnoseológico moderno. tético-filosóficos; el tercero es de orien-
“Para conocer los temas que trascienden tación ontológica, con su “filosofía del
la vida práctica y su temporalidad, es me- límite”, simbolizada en la “Ciudad fron-
nester detectar que tal modo de conocer teriza”, a la que describe con sus cuatro
es un límite”. Desde ahí aborda el proble- barrios principales, que son expresión de
ma de la esencia extramental, la esencia sus cuatro obras fundamentales: Lógica
humana, los actos de ser extramentales y del límite (estética y teoría de las artes),
el co-acto del ser personal. En efecto, la La edad del espíritu (filosofía de la reli-
co-existencia es el carácter abierto de la gión e historia de las ideas en clave re-
persona. Indica una añadidura de ser: ser- ligioso-filosófica), La razón fronteriza
con-los-demás, ser libre, ser trascenden- (teoría del conocimiento de la verdad),
te. Por eso dice que el acto de ser perso- Ética y condición humana (ámbito de la
nal no es la substancia clásica ni el sujeto ética). “La lectura de las obras de Trías
moderno. nos permite asistir a una recreación de la
Ildefonso Murillo no oculta la atrac- filosofía a la altura de nuestro tiempo en
ción que desde joven le produce la filo- compañía de grandes pensadores”, escri-
sofía de Eugenio Trías. “Es un filósofo be Murillo. Sin embargo, cree que Trías
de mi generación. En él oigo resonar “permanece apresado en las redes de un
muchos de los interrogantes e inquietu- criticismo (Kant-Wittgenstein) que le
des que nos conmocionaban a los que hace ser demasiado pesimista sobre las
cumplimos veinte años en la década de posibilidades racionales y lingüísticas
los sesenta”. Eugenio Trías se inició en del hombre”.
la filosofía a la sombra del Opus Dei en La profesora Juana Sánchez-Gey Ve-
Pamplona. Sin embargo, tiene palabras negas se encarga de exponer la vida y la
muy duras contra la enseñanza recibida obra de Adela Cortina (Valencia, 1947),
por parte de los jesuitas y del Opus Dei, catedrática de Ética y autora de libros
así como contra la educación moral y re- que han enseñado a los de su generación
ligiosa recibida en su familia. A su juicio, a pensar la ética desde otros parámetros
todo estaba contaminado de nacional-ca- que los escolásticos o los nihilistas. Arti-
tolicismo y de franquismo. Excluye de cula la obra ética, política y religiosa de
estas quejas al jesuita Alfonso Álvarez Adela Cortina en torno a dos obras: Ética
Bolado y a Leonardo Polo, profesores mínima y Ética de la razón cordial. Cada
de las Universidades de Barcelona y Na- una de estas obras encierra la clave de
varra respectivamente. Confiesa que su otras obras complementarias. Si en la pri-
padre estuvo a punto de ser nombrado mera obra busca los mínimos universales
ministro de Franco. Es decir, Trías fue un de la moralidad, en la segunda reflexiona
niño mimado del régimen franquista. —a los veinte años de la publicación de
El profesor Murillo va siguiendo la aquella— sobre los supuestos teóricos en
trayectoria vital y filosófica de Trías, des- los que se funda. A su juicio, la ética del
de su salida del Opus Dei (1963) hasta diálogo es vigorosa en el nivel argumenta-
nuestros días: la formación e identidad tivo, pero adolece de falta de cordialidad,
filosóficas; su itinerario filosófico, di- es decir, de aquello que es consustancial a

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la persona: el carácter, la virtud, el valor, Atenas con Jerusalén, razón y esperanza-


el sentir común, etc. La Ética de la razón fe. 3º Política: Hacer política es participar
cordial desarrolla estos elementos mora- en el descubrimiento del bien común, hacer
les que humanizan la ética procedimental. justicia. 4º Escuela y educación: “Educar es
Otros temas divulgados por Adela Corti- acompañar a la persona para que logre su
na son: la educación y la ciudadanía. desarrollo integral, pero también para que
El personalismo comunitario cristia- sea capaz de reencontrarse con lo real y con
no de Carlos Díaz (1944) es expuesto quien le sale al encuentro. 5º Pensamien-
por Xosé Manuel Domínguez Prieto. En to cristiano: reconoce en el Evangelio una
Carlos Díaz están inseparablemente uni- fuente heurística y un referente razonable.
dos vida y pensamiento. Su filosofía es “Nada encuentro más racional que creer ra-
una respuesta a determinados estímulos zonablemente en el Logos de Dios”.
religiosos, morales, sociales y filosóficos No entramos a valorar la riqueza te-
que le ha tocado vivir, y que no han caído mática y expositiva de cada uno de los
en saco roto; por el contrario, han encon- autores expuestos porque no los conoce-
trado eco en una persona sincera y gene- mos suficientemente y porque tenemos
rosa. A lo largo de su vida ha tenido por determinada ya nuestra preferencia por
espejo intelectual a Emmanuel Mounier, alguno o algunos de ellos. En cambio,
un pensador que puso a la persona en el sí podemos afirmar que este recorrido a
centro de todo. través de la filosofía española actual es
Domínguez Prieto articula el pensa- útil para los estudiosos del pensamiento
miento de Carlos Díaz en cinco núcleos: 1º español, y para todos en general, porque,
Personalismo comunitario cristiano frente a en cualquier momento, podemos tener
los impersonalismos, que divide en: actua- necesidad de profundizar en las ideas de
lismo (la persona es un proceso sin sujeto); estos filósofos, en especial de aquellos
pensamiento egológico (la persona es un que aún se hallan en la vida activa.
ser intercambiable); colectivismo (la per-
sona es parte de un grupo); cosicismo (la Jorge M. Ayala
persona es una estructura física); transper-
sonalismo (disuelven el yo en la infinitud).
Díaz concibe la persona como substancia CACCIATORE, GIUSEPPE; COLONELLO,
relacional, amorosa, abierta a quien es su PIO; SANTASILIA, STEFANO, (CURA-
fundamento. “Soy amado, luego existo”. DORI), Hermenéutica. Búsqueda de
Sólo el amor tiene capacidad de nombrar modelos y problemas entre Europa
y conformar a otro como persona. 2º Ética y América Latina, Roma, Armando
pauperonómica, en la cual el pobre ocupa Editore, 2008, 302 págs.
el lugar central. Frente a la razón dialógi-
ca, Carlos Díaz propone la razón profética. Este libro es la compilación de los
“Aquella se agota en el procedimiento for- actos del V Congreso Internacional de
mal, ajeno a la vida buena; pretende llegar Hermenéutica, titulado “Hermenéutica.
al consenso pero sin acercarse a la vida co- Búsqueda de modelos y problemas entre
tidiana y real, siempre más compleja”. La Europa y América Latina”, que tuvo lugar
razón profética, por su parte, anuncia un en Nápoles del 25 al 27 octubre de 2005
cambio de vida: el de las Bienaventuranzas. en el Departamento de Filosofía “A. Alio-
“Es razón profética aquella que combina tta” de la Universitá degli studi di Napoli

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“Federico II”. Los artículos que aparecen mos que este es el punto más importante
en este volumen, coordinado por tres re- y relevante de esta obra y la verdadera in-
conocidos autores de los estudios filosó- novación que puede traer en el panorama
ficos italianos, Cacciatore, Colonello y de los estudios hispánicos y del mundo de
Santasilia, se dirigen hacia direcciones la filosofía italiana.
diferentes, siempre presentando argu- Hasta ahora nos hemos limitado a
mentos distintos. En este sentido no es explicar la idea sugerida por la parte del
fácil intentar explicar en toda su comple- título que recita “tra Europa e America
jidad la importancia de un libro como este Latina”, es decir “entre Europa y Améri-
para los estudios filosóficos italianos en ca Latina”. Nos deja ver la parte restante,
general, y para los estudios del hispanis- es decir, ¿qué lugar encuentra el término
mo en particular. En efecto, lo que aquí “hermenéutica” en esta obra? En efecto,
presentamos es un libro que es el produc- todos los artículos aquí reunidos pueden
to de una compleja red de amistades y ser cogidos singularmente como particu-
colaboraciones entre estudiosos que per- lares estudios sobre una rama de la cien-
tenecen tanto a universidades de Europa cia filosófica llamada “Hermenéutica”.
como de América Latina. La obra refleja Es este el tema central de cada artículo,
así el gran dialogo entre voces europeas el hilo conductor entre ellos y el objeto
y americanas y abre la posibilidad de mismo que deja posible el diálogo entre
plantear la pregunta sobre el “otro” que los autores. A la hermenéutica se le re-
afecta a la conciencia filosófica europea, conoce como la autoridad de una cien-
donde con “otro” queremos referirnos a cia particular, con sus reglas y maneras
nuestros hermanos de América. En efec- de obrar. Como rama de la filosofía ha
to, una manera de abordar estos artículos encontrado un desarrollo muy amplio
es tener presente, cuando los leemos, la desde la segunda mitad del siglo XIX
idea de que son productos del encuentro hasta ahora y, sobre todo, con la obra
entre dos diferentes maneras de pensar, de autores como Hans Georg Gadamer
la americana y la europea, tan distantes y Paul Ricoeur este desarrollo sigue ha-
como cercanas. La posibilidad de enten- cia la consagración de la hermenéutica
der las raíces de esta paradoja, es decir, de como metodología fundamental para el
entender cómo es posible la convivencia planteamiento del discurso filosófico.
entre dos maneras tan diferentes de po- En este sentido se plantea la necesaria
nerse frente a un mismo problema, puede reflexión fenomenológica en todas sus
encontrarse sólo en el mismo proceso de partes y esta misma reflexión parece ser
diálogo entre esos diversos pensamientos. posible sólo como posible terreno de una
La obra en cuestión es, entonces, impor- acción lingüística y filosófica previa a
tante no sólo en su orientación explicativa toda hermenéutica. Así, los artículos que
si no también en cuanto se presenta como componen este libro van a confirmar su
terreno de efectivo diálogo entre estas dos importancia no sólo en el momento en
fuerzas opuestas y complementarias. En que plantean un acercamiento de Amé-
este sentido la obra es concebida como rica y Europa en el movimiento de sus
obra tanto in-formativa como formativa, respectivos pensamientos filosóficos, si
cuando en lugar del simple entendimiento no también, cuando van en la dirección
del tema lo que saca a la luz es el con- más propiamente explicativa, es decir,
fronte entre los estilos diferentes. Cree- cuando su intento es el de discutir acer-

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ca del papel de la ciencia hermenéutica. la idea del dialogo entre América y Eu-
Como sugieren los coordinadores en la ropa; y una segunda, que sigue el objeto,
presentación, hay tres posibles líneas de el tema de la hermenéutica, que nos per-
interpretación de los artículos, según las mite entrar plenamente en el centro del
cuales podemos también colocar a cada diálogo mencionado antes. Sólo juntando
autor y su artículo. Una primera línea estas dos líneas interpretativas es posible
incluye todos los artículos que tratan de entender plenamente el contenido de este
la hermenéutica en general; en esta cla- libro, que por su dificultad de estilo y su
se podemos reunir los textos de Maria temática compleja está amenazada de no
Eugenia Borsani, Fabio Ciaramelli, Guy encontrar un público amplio sin una de-
Deniau y Carlos Gende. Son artículos que terminada forma de ser analizada.
se aproximan al tema en su generalidad e
intentan explicar una parte o varias de la Roberto Dalla Mora
ciencia hermenéutica sacando a la luz los
elementos innovadores frente a las ideas
antiguas. Una segunda línea de clasifica- CASTILLEJO, JOSÉ, Democracias destro-
ción de los artículos concierne a la idea nadas. Un estudio a la luz de la revo-
de aplicación de la hermenéutica a otras lución española 1823-1939, Madrid,
disciplinas; es el caso de los artículos de Siglo XXI, 2008, 285 págs.
Mauricio Beuchot, Giuseppe Cacciatore,
Victor Martin Fiorino, Elizabeth Padilla El presente libro, cuyo título original
y Aldo Trione. En estos casos se trata de fue Democracias Dethroned: A Study in
sacar a la luz los elementos prácticos de the Light of the Spanih Revolution, 1823-
la ciencia hermenéutica que pueden ser 1939, fue elaborado, según palabras de
útiles para una reelaboración conceptual Castillejo en la Nota preliminar del au-
en el campo de otra ciencia o discipli- tor, a partir de las anotaciones utilizadas
na. Finalmente, una ultima selección de para la impartición de unas conferencias
textos es la dedicada a la “hermenéutica en los años 38 y 39 del siglo pasado. Se
aplicada”. Recordamos aquí los artícu- trata de una continuación de sus anterio-
los de Giuseppe Cantillo, Pio Colonello, res obras publicadas.
Antonello Giuliano, Alejandro Gutiérrez Su traductora, Ana Clara Guerrero,
Robles, Mario Magallón Anaya, Gabriel nos cuenta en “El largo viaje de De-
Vargas Lozan, Stefano Santisilia, André mocracias destronadas” el viraje del
Stanguennec, Jorge Velázquez Delgado y borrador (guardado con otros escritos
Renata Viti Cavalieri. Se intenta en esos suyos en cajas de cereales) de más de
artículos analizar, con los instrumentos trescientas páginas en que, en principio,
hermenéuticos, las obras y los pensa- consistió este libro hasta su actual pu-
mientos de algunos autores de la historia blicación.
de la filosofía y mostrar la utilidad de la En el prólogo, Rafael Núñez Floren-
hermenéutica en estos estudios. cio nos aporta algunos datos sobre la bio-
Hemos visto, entonces, que es posible grafía y carácter del autor (destacando su
leer esta obra según dos modalidades: una discreción y austeridad) y sus principales
primera, que sigue al sujeto, los autores actividades (especialmente en el ámbito
de los ensayos y sus formaciones y ma- educativo, como Secretario de la Junta de
neras de proceder, que nos conduce hacia Ampliación de Estudios e Investigaciones

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Científicas), que nos ayudan a compren- nuestro comportamiento futuro para que
der mejor el contenido del libro. Se des- no se repita (como ejemplifica el título de
tacan también en él los principales ejes su último capítulo “Responsabilidades y
del libro. Respecto al análisis que el autor lecciones”).
hace del panorama internacional, Núñez A pesar de algunos errores, entiendo
Florencio asegura que no hay “nadie me- que de traducción, el libro ofrece un am-
jor que él (Castillejo) para un examen de plio panorama de la situación española
esas coordenadas mundiales” (XXV). de aquellos años, no sólo en el terreno
Como antesala del libro hay un pre- político sino también en el económico,
facio del autor: De la ficción a la his- social, educativo... Completada con una
toria cuyo comienzo creo que es digno descripción del panorama democrático
de transcribir para hacernos una idea internacional.
de las líneas principales del libro: “Las Sorprende la distancia (no por ello
democracias están hundiéndose unas distorsión) y objetividad desde la que el
tras otras ¿Se debe a que sus principios autor aborda las cuestiones planteadas
fundamentales fueron un producto tem- en el libro. En algunos casos nos pueden
poral de las condiciones del siglo XIX, resultar obvios e incluso innecesarios
incompatible con los requerimientos de algunos acentos del libro, pero no pode-
las sociedades del siglo XX? ¿Se debe a mos olvidar que fue escrito en su etapa
que algunos países no están educados o de exilio (en consecuencia, pensado para
no son aptos para este tipo de gobierno? un público extranjero) y que su propósito
¿O a que la democracia fue resultado del principal fue “intentar explicar al mundo
capitalismo liberal y está siendo barrida el drama español y extraer lecciones para
por el crecimiento del socialismo, ya sea el futuro” (XIII). Esto no significa que no
en su versión comunista o en la fascis- tenga interés para nosotros, todo lo con-
ta?” (XXXI). Y, como afirma el autor y se trario, creo que a muchos jóvenes, y no
verá a lo largo del libro, para responderse tan jóvenes, nos puede resultar muy inte-
a estas preguntas toma como ejemplo el resante y enriquecedor poder disponer de
caso español. un análisis tan detallado de una etapa (o
Además de lo anterior, el libro se com- etapas) de nuestra historia tan compleja y
pone de siete capítulos (El marco histórico, decisiva. Su lectura es rápida y entreteni-
la Segunda República, Principales refor- da, no cae en el error de ser una continua
mas de la República, Revolución y Guerra enumeración de datos, pero tampoco se
Civil, La España Nacionalsindicalista, El limita a la exposición de ideas abstractas.
entramado internacional, Responsabilida- La escasez de obra escrita de José
des y lecciones) con varios subapartados Castllejo hace mucho más interesante y
cada uno. Resumir, ni siquiera bosquejar, fundamental este libro que “intenta esbo-
lo que Castillejo vierte a lo largo de estas zar una interpretación diferente vincula-
casi trescientas páginas es imposible. No da a la crisis política universal de nuestro
se trata de un libro de ideas, sino de un li- tiempo (XXXIV)”.
bro de hechos; lo que no significa que, ba- Además de lo expuesto anteriormen-
sándose en estos últimos, nuestro autor no te, el libro se completa con un útil índice
plantee ciertas conclusiones sobre lo ocu- analítico.
rrido y brinde algunas claves sobre cómo
se podría haber evitado o cómo debe ser Gemma Gordo Piñar

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CORONADO, XABIER F., Memoria de la fue diseñado por jóvenes universitarios,


Biblioteca Popular Circulante de opuestos a la tendencia social imperante
Castropol: Biografía de una red de que negaba lo rural, por caduco, frente a
bibliotecas a través de sus publi- la modernidad de lo urbano. Ante tales
caciones, Oviedo: KRK Ediciones, circunstancias decidieron crear una ins-
Ayuntamiento de Castropol, 2008. titución cultural que contribuyera a “que
396 págs. los habitantes de la comarca estimasen
su bagaje cultural con el fin de perpetuar
Quisiera mil castropoles en España una identidad regional —idioma, folclo-
Manuel Bartolomé Cossío re, costumbres— que estaba en peligro
de perderse”. A lo largo de la obra se
Al repasar la interesante historia de detallan las actividades realizadas por la
las bibliotecas populares en España du- BPCC (conciertos, conferencias, cursos,
rante el pasado siglo, la de la Biblioteca veladas literarias, publicaciones, excur-
Popular Circulante de Castropol (BPCC), siones, etc.), cuyo objetivo era difundir
en Asturias, es una de las más notables. y preservar la cultura tradicional del oc-
Xabier F. Coronado, escritor asturiano cidente astur.
especializado en estudios bibliográficos Durante los años de existencia de la
y bibliotecarios, relata en su más reciente Biblioteca de Castropol (1922-1936),
obra, Memoria de la Biblioteca Popular los responsables de esta institución, in-
Circulante de Castropol, la evolución de teresados por difundir su labor, crearon
esta institución única y ejemplar. Una diversos espacios de publicación para
historia que tiene “un toque mágico, en comunicarse con sus usuarios. En un
ella lo pragmático se confunde con lo ro- primer momento, el periódico de infor-
mántico, lo sencillo con lo épico y lo real mación general, Castropol, fue el medio
con lo fantástico”. que utilizaron para divulgar las noticias
El autor, en un ameno e interesante surgidas alrededor de la biblioteca. En
relato con matices literarios nos narra, 1924, debido al cierre de este periódico
sin abandonar el rigor histórico de su in- —como consecuencia de la dictadura mi-
vestigación y tomando como fuente las litar—, publicaron un boletín de creación
publicaciones y documentos que la bi- propia, El Libro y El Pueblo, que en su
blioteca generó durante su desarrollo, “la primer número se definía como “una mo-
aventura cultural en la que se embarcaron desta guía del lector, que aspira a fomen-
un grupo de jóvenes asturianos a comien- tar la afición a la lectura como fuente de
zos del pasado siglo. Hombres y mujeres conocimientos y como placer de orden
que trabajaron por un ideal y que fueron elevado”. Posteriormente, en 1929, salió
fieles a su proyecto con una filantropía y a la luz el periódico El Aldeano, órgano
una dedicación sorprendentes”. de comunicación de la BPCC hasta 1934
En la introducción, Xabier F. Coro- cuando, después de cinco años y 93 nú-
nado, nos expone el contexto histórico y meros publicados, fue sustituido por un
cultural que se vivía en Europa, España y nuevo boletín llamado La Biblioteca.
Asturias durante aquella década (1920) y En 1932, se organizaron diversos ac-
elabora un panorama general que permite tos de gran relevancia para conmemorar
comprender las causas del surgimiento de el décimo aniversario de la fundación de
la Biblioteca de Castropol. Este proyecto la biblioteca. Entre ellos sobresale la con-

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Reseñas 233

ferencia ofrecida por el pensador mexica- Castropol decide retirar la única ayuda
no José Vasconcelos, evento cultural que económica que recibía la BPCC y deter-
tuvo gran eco en los periódicos de Astu- mina desalojarla de su sede principal. En
rias. Gracias a la visita de Vasconcelos, la 1936, tras el golpe de estado militar en
BPCC entabló relaciones con bibliotecas contra de la II República, y la generali-
de varios países iberoamericanos. La ini- zación de la guerra civil, la institución
ciativa de establecer relaciones interbi- bibliotecaria se ve obligada a suspender,
bliotecarias fue una de las características definitivamente, la labor que llevaba rea-
de la Biblioteca de Castropol durante toda lizando durante más de catorce años a
su existencia. Otros rasgos significativos través de su red de bibliotecas rurales.
de esta institución fueron: la apertura de La Memoria de la Biblioteca Po-
quince sucursales en la comarca; la crea- pular Circulante de Castropol, es una
ción, dentro de la biblioteca central, de obra que cumple de manera excelente
módulos especializados dedicados a dife- su objetivo: “rescatar estos hechos del
rentes áreas que eran consideradas priori- olvido para transmitirlos y contribuir,
tarias, como la Biblioteca Infantil, otra de con su difusión, a que ocupen el lugar
carácter Agrario, Etnográfico, Musical, que les corresponde dentro de la historia
etc.; y la estrecha colaboración que man- cultural del siglo XX en Asturias”. En
tuvo con el Patronato de Misiones Peda- efecto, con esta investigación, el autor
gógicas, la Institución Libre de Enseñan- recupera una página velada durante los
za o la Junta de Intercambio y Ampliación años de dictadura que es fundamental
de Libros, como consecuencia de estos para la comprensión de la historia de las
lazos destacados personajes como Gar- bibliotecas populares en España duran-
cía Lorca, Luis Cernuda, Miguel Prieto, te el siglo pasado. El texto se acompaña
o Juan Vicéns pasaron por Castropol. Así de numerosas imágenes que aportan un
mismo, pensadores e intelectuales como elemento que hace de este libro de Xa-
Manuel B. Cossío, Homero Serís y María bier F. Coronado un trabajo completo e
Moliner, entre otros, resaltaron la impor- interesante.
tante labor que realizaba esta institución
asturiana. Liliana Santana Oseguera
La Biblioteca de Castropol fue reco-
nocida a nivel internacional cuando la
Sociedad de Naciones publicó, en 1933, GAMBIN, FELICE, Azabache. El debate so-
un amplio dossier sobre bibliotecas po- bre la melancolía en la España de los
pulares en el que se destacaba su trabajo. Siglos de Oro. Presentación de Au-
Así mismo, en 1935, Vicente Loriente rora Egido. Prólogo de Giula Poggi.
Cancio —principal fundador y alma de Madrid, Biblioteca Nueva, 2008, 279
esta institución bibliotecaria—, fue nom- págs.
brado Secretario del II Congreso Interna-
cional de Bibliotecas y Bibliografía cele- La teoría de la melancolía tiene en
brado en Madrid. las letras españolas un riquísimo venero
A raíz de la Revolución de 1934 en teórico y práctico cada vez mejor cono-
Asturias, y de las tensiones políticas ge- cido en el campo de la medicina y de las
neradas posteriormente tanto a nivel re- artes liberales, escribe la profesora Au-
gional como estatal, el Ayuntamiento de rora Egido en la Presentación de este li-

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234 Reseñas

bro. Su autor, Felice Gambin, explora el médico Huarte de San Juan, la atra bilis
amplio y articulado debate que el tema es un azabache que brilla, “con el cual
suscitó entre los tratadistas españoles en resplandor da luz allá dentro en el cere-
el ámbito político, religioso y literario bro para que se vean bien las figuras”, lo
durante los siglos XVI y XVII. El propio que equivale a convertir la melancolía
autor expone el origen de este problema: en una nueva sindéresis que permite ver
“El éxito de la teoría humoral, consagra- con claridad las especies inteligibles. Así
da por Galeno y conservada sin apenas pues, este humor aparece a lo largo de los
alteración durante casi dos mil años, se siglos con dos caras: Eros y Thanatos; es
debe a la coherencia de un sistema que decir, como camino de perfección que
pone en relación los temperamentos fun- vuelve inteligente al más estulto, o como
damentales: sanguíneo, colérico, flemá- emblema de destrucción; como fuente
tico, melancólico, con los cuatro humo- de inspiración o como enfermedad que
res: sangre, flema, bilis amarilla y bilis hay que tratar; como demonio a combatir
negra, con las cualidades elementales: (padres de la Iglesia) o como símbolo de
caliente, frío, seco y húmedo, con el la genialidad (artistas y filósofos del re-
cambio estacional, con la edad del indi- nacimiento). En definitiva, la melancolía
viduo, con el flujo planetario, con el sig- pervive a lo largo de los siglos como ex-
no zodiacal. Hay salud cuando los cuatro trema proyección del incurable conflicto
humores están equilibrados y bien mez- entre lo psíquico y lo físico. De ahí la di-
clados, mientras que la sobreabundancia ficultad de definir esa frontera en la que
de uno respecto de otro genera el estado frecuentemente nos hallamos tristes pero
de enfermedad. La prevalencia de uno de sin razón.
los humores sobre los otros determina A lo largo de seis capítulos el autor
la existencia de cuatro temperamentos del libro muestra “cómo este humor ad-
fundamentales, con peculiares improntas quiere diversos semblantes en el curso de
caracteriológicas y comportamentales, los siglos XVI y XVII a tenor de las pers-
aunque con desarrollos distintos según pectivas ideológicas con que se los ana-
autores y épocas”. liza”, comenta la profesora Giulia Poggi.
El nombre de “melancolía”, o “bilis Así, el valenciano Furió Ceriol presenta
negra” (atra bilis) proviene del griego: al melancólico como un tipo de hombre
“mélan” (negro) y “jolen” (hiel). La me- que el Príncipe debe evitar debido a su
lancolía adquirió importancia al sospe- excesiva malicia y suspicacia. Según él,
char que está unida a la capacidad genera- es preferible el hombre de temperamento
dora de la mente humana. Este es el lado sanguíneo para los asuntos políticos. A
positivo de la melancolía. El verdadero continuación, Felice Gambín se detiene
melancólico es un enfermo que piensa; en los tratados de tres médicos: Pedro
lo que equivale a decir que su tristeza es Mercado, Alfonso de Santa Cruz y Huar-
fuente de conceptos e ideas producidas te de San Juan. El primer autor mezcla
por una mente ingeniosa que las destila lo teológico y astrológico con lo médico
como antídoto de su propia enfermedad. al explicar el “mal oscuro” que aqueja
La melancolía es como el negro y duro al melancólico. El segundo sustrae esta
lignito —azabache, en árabe—, que, al afección al determinismo astral y al dic-
pulirlo y trabajarlo con los instrumentos tamen de los confesores. El melancólico
del arte, se convierte en una joya. Para el ama la soledad. Por su parte, Juan Huarte

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de San Juan considera que la melancolía hispanismo sin fronteras cada vez más
no es una enfermedad, sino un indicio del atento al estudio de la literatura y escri-
carácter de la persona; es una proyección to en español”. En parecidos términos se
del ingenio; una afirmación de ciertas expresa la profesora Gulia Poggi: “Leer
dotes al servicio de la comunidad. Esta las páginas recogidas en este volumen
tesis fue rebatida por el médico andaluz y compararlas con el rico repertorio de
Andrés Velázquez, primer tratadista es- imágenes (masculinas y femeninas, re-
pañol de la melancolía, volviendo a la ligiosas y profanas) que se ofrecen en
antigua concepción de la medicina y de apéndice significa reconstruir una de
la teología. La melancolía es sinónimo de las etapas fundadoras de tal conflicto y
frenesí, desviación irracional, sólo cura- captar, más allá de los destellos especial-
ble por el médico o por el confesor. Algu- mente hispánicos del azabache, ecos y re-
nos años más tarde, otro médico andaluz, flejos europeos”. Esta obra ayudará a los
Alfonso Freylas, se preguntó si el melan- estudiosos de la literatura, de la política,
cólico adivina el futuro con la fuerza de de la religión y de la filosofía a entender
su ingenio o soñando. Freylas relaciona mejor el fenómeno de la melancolía, tan
la melancolía con las dotes de gobierno, presente en la vida cotidiana del Siglo de
coincidiendo en esto con el médico Juan Oro.
Huarte de San Juan.
La melancolía ha sido tratada tam- Jorge M. Ayala
bién en numerosas imágenes pictóricas,
escultóricas y arquitectónicas a través
de los siglos. Felice Gambin incluye va- GARCÍA ÁLVAREZ, RAFAEL: Estudio sobre
rias imágenes de hombres melancólicos el transformismo. Precedido de una
al final de su libro. Asimismo, el autor Carta-Prólogo de Don José de Eche-
ofrece una amplia bibliografía sobre esta garay. Presentación de Leandro Se-
materia ordenada en apartados: 1) Reper- queiros. Granada, Imprenta de Ven-
torios, Catálogos bibliográficos y Diccio- tura Sabatel, 1883. Edición Facsímil
narios. 2) Textos: a) sobre la melancolía; del Instituto Padre Suárez de Granada
b) otras obras. 3) Obras críticas: a) sobre (2008).
la melancolía; b) sobre el contexto. La
presente obra de Felice Gambín es una Cuando Margarita Hernández, autora
traducción corregida y aumentada de la de una magnífica Tesis Doctoral (aún in-
que publicó en italiano, y ha sido realiza- édita) sobre El darwinismo en los libros
da por Pilar Sánchez Otín. de texto de la Restauración, preparaba
El hecho de que dos personalidades una Exposición sobre el mismo tema en
de la literatura hispánica: las profesoras la UNED el pasado año, me comentó en
Aurora Egido y Gulia Poggi hayan queri- varias ocasiones las dificultades que es-
do presentar y prologar, respectivamente, taba teniendo para encontrar los libros de
este estudio, es un reconocimiento explí- Rafael García Alvarez, uno de los más
cito de la originalidad que reconocen al tempranos difusores de las ideas de Da-
libro del profesor Felice Gambin. “Este rwin en España. Pues bien, el Director
libro, —escribe Aurora Egido—, supone del IES Padre Suárez (antiguo Instituto
un camino de ida y vuelta entre España e Provincial) de Granada y el Director de
Italia; siendo además un ejemplo de ese su Museo de Ciencias, D. Luis Caste-

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llón, han tenido la feliz idea de sacar en ñol , de manera bastante pedagógica, las
edición facsímil la obra que reseñamos ideas de Darwin acerca de ambos temas.
con ocasión del segundo centenario del Al presentar en uno de estos artículos la
nacimiento de Darwin. Por cierto, en ese teoría de la descendencia como “una fase
Instituto de Enseñanza Secundaria fue de la ley universal de la evolución” (VI,
donde ejerció como profesor García Ál- 1876, pág. 128), suscitó las iras de un fa-
varez durante 43 años, siendo a la par el moso pensador y polemista neocatólico,
fundador del Museo. La edición cuenta Ortí y Lara, catedrático de Metafísica
además con una excelente y amplia Pre- en la Universidad Central, quien dedicó
sentación por parte de Leandro Sequei- a García Álvarez un artículo de su serie
ros, que acompaña al libro en forma de “El catecismo de los textos vivos” en la
separata. revista La Ciencia Cristiana. Ortí practi-
Conviene recordar que a García Ál- caba una particular ojeriza a todo lo que
varez le correspondió, en pleno sexenio oliera a monismo y panteísmo. Luego
revolucionario, leer el Discurso de aper- veremos el sentido de esta actitud en re-
tura del Curso académico 1872-73 del lación con el tema darwinista.
Instituto de Granada, en el que hizo una Anunciado en agosto de 1878 un cer-
sucinta exposición de la teoría darwinis- tamen científico y literario por el Ateneo
ta. Esta defensa del darwinismo provocó de Almería, entre los temas propuestos
en seguida una encendida polémica: de aparecía con el número 8 el siguiente:
un lado, el diario La Idea (3-10-1872), “Exposición y examen de la doctrina
órgano del republicanismo democrático trasformista, sus antecedentes y conse-
federal —partido al que García Álvarez cuencias”. García Álvarez, “alentado con
pertenecía—, elogió su discurso y lo es- los materiales que teníamos reunidos”,
timó “magnífico”; de otro, reunido el sí- como él mismo nos cuenta en la Intro-
nodo de la diócesis, hizo pública, el día ducción del presente libro, decide escri-
22 de Octubre, una “censura sinodal y bir una Memoria, a la que el Jurado cali-
condenación del discurso herético”, se- ficador otorgó por unanimidad el premio.
guida de una Pastoral del Arzobispo de Cinco años más tarde, en 1883, publica
Granada, D. Bienvenido Monzón Martín el texto de la citada Memoria, ampliado
y Puente, prohibiendo su lectura a los fie- en algunos puntos, especialmente en la
les. Pocos meses después, concretamente parte antropológica, bajo el rótulo Estu-
el 3 de Enero de 1873, Francisco de Asís dio sobre el transformismo, el libro edi-
Aguilar, profesor de Historia Natural en tado ahora en facsímil. Los móviles que
el Centro de Estudios Católicos, atacó impulsaron a nuestro autor a dar a la luz
asimismo el discurso en una ardorosa su trabajo fueron el de popularizar una
lección, que fue publicada luego en un doctrina científica que “ha cambiado por
folleto con el título El hombre, ¿es hijo completo la faz de las ciencias biológicas
del mono?. y que en nuestro país no es bien aprecia-
Más tarde, entre los años 1875 y 1877, da por muchos”. García Álvarez insiste
García Álvarez publicó en la Revista de también en que, a la hora de redactar el
Andalucía dos series de artículos sobre libro, “ha tenido presente lo que hasta el
“Darwin y la teoría de la descendencia” día se ha publicado más notable sobre el
y sobre “El instinto. Su naturaleza y ori- transformismo”. Y a fe que se nota. Uno
gen”, en los que expone al lector espa- de los aspectos más relevantes de la obra

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es el profundo y vasto conocimiento que alemana. El libro de Büchner compartía


demuestra de la bibliografía internacio- catálogo con El Ideal de la Humanidad,
nal existente hasta esa fecha acerca de la de Krause; con El principio federativo,
cuestión darwinista. El padre Feijoo se de Proudhon, o con La Vida de Jesús, de
quejaba de la cantidad de gente que ha- Renan. No se puede olvidar que Büchner
bía en la España de su época “resistente dedicó su libro a Feuerbach. Y en 1873
a toda novedad”. Efectivamente, siempre se publica en Málaga en dos volúme-
han existido en nuestra historia intelec- nes Ciencia y Naturaleza. Ensayos de
tual abundantes reacciones a las nuevas Filosofía y Ciencia Natural, también de
ideas. Pero al mismo tiempo nunca ha Büchner, en la imprenta J. G. Taboada,
faltado una minoría ilustrada que, a pesar con traducción del Dr. Gaspar Sentiñón.
de las circunstancias, ha tenido el enor- En lo que concierne a Haeckel, Antonio
me mérito de estar al día de lo que se ha- Machado y Núñez tradujo al castellano
cía en Europa. El catedrático granadino en 1874, en la Revista Mensual de Filo-
fue miembro de la Sociedad Geológica sofía, Literatura y Ciencias de Sevilla,
de Francia. “Historia de la creación de los seres or-
Es de destacar la influencia que en la ganizados, según las leyes naturales” y
exposición de García Alvarez ejerce un “Leyes del desenvolvimiento de los gru-
autor como Ernesto Haeckel. Este dato pos orgánicos y de los individuos”. Ma-
es muy significativo porque pergeña con chado fue asimismo el editor en 1893 del
precisión uno de los rasgos más defini- libro de Haeckel, El monismo como nexo
torios del darwinismo español. Todavía entre la religión y la ciencia, traducido
está por hacer una monografía sobre la por M. Pino. En definitiva, los trabajos de
recepción de Haeckel en España, tanto en índole evolucionista, procedentes de los
el pensamiento liberal como en el obre- naturalistas germanos, se tradujeron al
ro, sobre todo, el de índole anarquista. La castellano antes que las obras de Darwin.
documentación es abundantísima; entre Como es bien sabido, La descendencia
otras fuentes, siempre se suelen citar las del hombre se publica en 1876, y El ori-
cartas de Peregrín Casanova a Haeckel, gen, en 1877.
pero en los archivos de la Casa-Museo Ahora bien, en la versión del da-
del científico alemán en Jena se pueden rwinismo que desarrolla el naturalismo
encontrar también testimonios de otros alemán se imbrican a menudo ciencia,
naturalistas españoles coetáneos. En filosofía y religión. Los naturalistas ci-
nuestro país se introduce el darwinismo tados se mueven en una línea de corte
más por vía alemana que propiamente monista y próxima a un singular mate-
inglesa. Este fenómeno viene, en mi opi- rialismo. Había, pues, un punto común
nión, propiciado por el estrecho contacto con los anteriores sistemas idealistas: el
con la cultura germana que ya había esta- monismo. Este hilo conductor facilitará
blecido el krausismo. Valgan como ejem- la “puesta al día positivista” a muchos
plo algunos hechos muy expresivos. En antiguos krausistas y a otros tantos natu-
1868 aparece en la Biblioteca Durán de ralistas vinculados a La Institución Libre
Madrid la obra de L. Büchner, Fuerza y de Enseñanza. Se genera así la llamada
materia. Estudios populares de historia y corriente krausopositivista. A éstos les
filosofía naturales, en versión castellana resultaba más cómodo y coherente arri-
de A. Avilés conforme a la octava edición bar al evolucionismo transitando de uno

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a otro monismo que hacerlo a través de que se han editado estudios de esta ín-
otras instancias gnoseológicas. Esto se dole en inglés. En esta obra, estudiosos
puede comprobar claramente en los de- de esta rica temática ha indagado sobre
bates que tuvieron lugar en el Ateneo de la versiones tanto literarias como histó-
Madrid durante el curso 1875-76. Pero, ricas de esta compleja mujer. Los traba-
por otro lado, no es difícil deducir que jos reunidos en este libro se enfocan no
esta versión monista de las ideas evolu- sólo sobre los países de la recepción de
cionistas iba a suscitar en los sectores la figura de Juana, como España, Méxi-
conservadores mayor hostilidad y viru- co, la República Dominicana y Francia,
lencia polémica, como así ocurrió. sino también sobre los análisis de varios
Bienvenida sea, en suma, esta edición géneros: la narrativa, la poesía, el teatro,
facsímil, enormemente cuidada, del Es- el ensayo, etc.
tudio sobre el Transformismo de Rafael En cuanto a su estructura, el libro está
García Álvarez, que será sin duda de dividido en tres partes fundamentales: a)
gran utilidad para los estudiosos del da- sobre el contexto histórico (leyenda y fi-
rwinismo en España. gura histórica); b) la figura de Juana de
Castilla en la literatura española (M. Ta-
Diego Núñez Ruiz mayo y Baus, B. Pérez Galdós, R. Gómez
de la Serna y F. García Lorca); y, 3. las
representaciones de Juana en el extranje-
GÓMEZ, MARÍA ASUNCIÓN; NAVARRO, ro (Francia).
SANTIAGO JUAN Y ZATLIN, PHYLLIS Merece especial atención el excelente
(EDS.), Juana of Castile: History and ensayo de José Luis Mora García, profe-
Myth of the Mad Queen. Lewisbury, sor investigador de Pensamiento español
PA. Bucknell University Press, 2008, de la Universidad Autónoma de Madrid.
272 págs. Su trabajo “The Historical Truth and
Aesthetic Truth of Santa Juana de Casti-
La figura de Juana la Loca o Juana de lla by Benito Pérez Galdós” es una ver-
Castilla (1479-1555) siempre ha llamado sión abreviada de un estudio más extenso
la atención y hoy en día más que nunca. en castellano: “Verdad histórica y verdad
Recientemente ha salido a la luz una in- estética. Sobre el drama de Pérez Galdós,
teresante colección de ensayos dedicada Santa Juana de Castilla” (REYERO HER-
a la figura de la muy enigmática protago- MOSILLA, CARLOS; MARTÍNEZ MILLÁN, JOSÉ
nista castellana, también conocida como (COORD.).El Siglo de Carlos V y Felipe
Juana I, hija de Fernando e Isabel, ma- II. Construcción de los mitos en el Siglo
dre de Carlos V. El presente libro es una XIX. Congreso Internacional. Valladolid
colección de estudios interdisciplinarios (3-5 de noviembre de 1999). Valladolid.
que versa sobre la figura histórica, lite- Sociedad Estatal para la conmemoración
raria y mítica de Juana la Loca en sus re- de los centenarios de Felipe II y Carlos
presentaciones literarias, pictoricas, mu- V., 2 vols., 2000: pp.69-100.V. www.cer-
sicales y en la escena. Desde hace tiempo vantesvirtual.com)
los lectores de habla hispana han cono- El Prof. Mora dedica su estudio a
cido las múltiples y variadas representa- analizar la versión dramática de Juana de
ciones de Juana de Castilla, sin embargo Castilla de Galdós escrita alrededor de
—que sepamos— esta es la primera vez 1915 y llevada a la escena en 1918, es de-

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cir, dos años antes de la muerte del autor les— se pueden estudiar desde un enfo-
canario. Al analizar la obra de Galdós, que interdisciplinario y en varios géneros
Mora sitúa la temática de Juana de Casti- y reencarnaciones para indagar acerca de
lla dentro del contexto histórico en que se las complicadas relaciones entre la histo-
escribió, así como dentro de la trayectoria ria, los hechos verdaderos, los mitos y la
de la obra galdosiana. O sea, ubica el tex- literatura.
to de Galdós dentro de las polémicas de-
cimonónicas de la España de fin del siglo Rafael Chabrán
XIX y principios del siglo XX, concre-
tamente los debates que surgieron en el
momento de la condena del catolicismo GÓMEZ BLESA, MERCEDES, La razón me-
liberal por parte del Vaticano, así como la diadora. Filosofía y piedad en María
recepción del krausismo. Según Mora, en Zambrano, Burgos, Editorial Gran
su obra Galdós utiliza la literatura como Vía, 2008, 350 págs.
“instrumento necesario para desentrañar
su sentido”. A nosotros nos parece suma- Mercedes Gómez Blesa es una reco-
mente esclarecedor cómo Mora subraya nocida especialista en el pensamiento de
la importancia de situar el personaje de María Zambrano, sobre la que ya había
Juana de Castilla en la obra de Galdós publicado en colaboración con Mª Fer-
dentro de la corriente erasmista, como el nanda Santiago Bolaños en 1992 otra
autor canario identificó la figura de Juana obra titulada María Zambrano: El canto
con Castilla. del laberinto. En aquella ocasión se tra-
Finalmente, nos es muy llamativo taba de una recopilación de trabajos de
cómo Mora, en el análisis de la obra de diferentes autores y una colección grá-
Galdos, hace hincapié en las lecturas que fica de pintores admiradores de María
el canario hizo del historiador alemán Zambrano.
Gustav Adolf Bergenroth (1813-1869) La magnífica monografía de Merce-
sobre la reina española y el modernis- des Gómez Blesa, que hoy reseñamos,
mo religioso tal como se estudió por la está dedicada a un tema especialmente
historiografía alemana. [Ver la obra de querido por María Zambrano: la piedad.
BERGENROTH, Calendar of Letters, Tenemos constancia, como atinadamente
Despatches, and State Papers, relating advierte la autora en el primer capítulo
to the negotiations between England de su obra, que la filósofa malagueña
and Spain, preserved in the Archives at pensaba elaborar un ensayo que quería
Simancas and elsewhere, 1862-1868. titular “La historia de la Piedad”, y que
Sobre este interesante personaje y su nunca realizó, pero que de alguna manera
obra ver también: William Cornwa- se nos muestra disperso en varias publi-
llis Cartwright., Gustave Bergenroth: a caciones: Para una historia de la piedad,
memorial sketch, Edmonston and Do- el capítulo segundo de El hombre y lo di-
uglas, 1870: http://books.google.com/ vino, Delirio de Antígona, Un descenso
books?id=Lu5kAAAAMAAJ]. a los infiernos y Carta abierta a Alfonso
Para concluir, con este libro el lector Reyes.
tendrá en sus manos un buen ejemplo de Es una idea obsesiva de Zambrano la
cómo los mitos —que empiezan por ser superación del Racionalismo, que consi-
españoles y luego pasan a ser universa- dera que adolece del defecto de un extre-

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mo intelectualismo, dejando marginada su obra, que titula “Antonio Machado y


la mitad del hombre, lo que éste tiene su concepción de la otredad” a poner en
de intuición, de pasión, de emotividad. relación la postura al respecto de María
Aristóteles había definido la Filosofía Zambrano con el poeta sevillano.
como intuición y razonamiento (noûs kai La obra de Mercedes Gómez Blesa
episteme sophía). Pero el Racionalismo está dividida en cuatro partes, precedidas
lo había reducido a pura episteme, salvo de una Introducción y termina con una
aquella intuición primaria del “cogito” bibliografía muy bien seleccionada tanto
cartesiano. Por su parte María Zambra- de María Zambrano como sobre ella.
no, como dice Mercedes Gómez Blesa, La primera parte, que titula “Biografía
“apuesta por un logos que abandona el de una obra inacabada”, Mercedes Gó-
inútil abstraccionismo idealista y des- mez Blesa nos expone el contexto vital y
ciende hasta el hombre concreto para cultural que de alguna manera determinó
asistirle en su difícil periplo vital”. la preferencia temática de Zambrano por
María Zambrano concibe la Piedad la “piedad”, como su exilio, su amistad
como “un saber tratar con lo otro”, un con Rafael Dieste, al que promete un en-
estar constitutivamente abierto a los de- sayo sobre el tema para la editorial At-
más, porque el hombre es hombre en la lántida, que dirigía el profesor gallego,
medida en que está predispuesto a ese la muerte de su madre y los sufrimientos
diálogo, de forma que es el único animal pasados por su hermana Araceli etc. La
con el don de la palabra. Pero su vincu- autora aventura que “la razón mediadora
lación con lo otro, en todos los niveles o piadosa (es) un claro antecedente de
de esa otroriedad, no es sólo una vincula- esa otra y fundamental razón zambrania-
ción racionalista, sino fundamentalmente na conocida como razón poética”.
emotiva. Porque, como decía Aristóteles, En la segunda parte que titula “Ge-
“una razón apasionada y una pasión ra- nealogía de la piedad” que, junto con la
zonante, eso es el hombre”. tercera, titulada a su vez “De la piedad”
Nuestra filósofa veleña postula “una constituyen el núcleo fundamental de la
primacía del sentir sobre el intelecto obra, se hace, en primer lugar, un análi-
como medio de revelación de lo real y sis crítico, siguiendo el pensamiento de
de la propia identidad”. Y por ello que Zambrano, de la Filosofía de la Moder-
Zambrano nos habla de una “razón me- nidad, a la que se le acusa del “eclipse de
diadora”, esto es, una razón piadosa. En la Piedad” y se propone para su regene-
ello sigue a su buen amigo y “maestro” ración “como principal tarea la construc-
Antonio Machado, con él coincide en ción de un nuevo momento histórico”. Se
el mismo día de su salida hacia el exi- incluye una severa crítica al liberalismo
lio, aunque como dice un autógrafo de contemporáneo. “El liberalismo —escri-
la misma Zambrano, que se conserva en be María Zambrano— se asienta sobre la
la Fundación del mismo nombre, “sali- esclavitud y sólo sobre ella puede alcan-
mos por fronteras diferentes”. En efec- zar su perfección”. “El error del libera-
to María Zambrano salió junto con su lismo —escribe en otro lugar— estriba
hermana, su madre y su cuñado por la en haber cortado las amarras del hombre,
Junquera, mientras que Machado lo hizo no sólo con lo suprahumano, sino con lo
por Portbou. Mercedes Gómez Blesa de- infrahumano, con el subconsciente. Este
dica, justamente, el último capítulo de desdeñar los apetitos, las pasiones, (…)

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este desdeñar la fe, el amor”. Esto explica físicas de la tradición filosófica”, como
que María Zambrano se negara a la ree- la razón poética fue solución sintética de
dición de su primera obra Horizonte del Zambrano a la disyuntiva unamuniana
liberalismo, que sólo pudo ser publicada entre la “lógica” y la “cardíaca”.
tras su muerte autorizada por la Funda- No quisiera terminar sin destacar el
ción que ella misma creara. Como dice la estilo claro y brillante de la obra de Mer-
autora, “el objetivo que debía perseguir cedes Gómez Blesa, cumpliendo con ello
esa nueva filosofía que tanto se estaba la máxima de Ortega de que “la claridad
necesitando, objetivo que no era otro que es la cortesía del filósofo”.
aunar razón y sentimiento.”
María Zambrano, según nos hace ver Juan Fernando Ortega Muñoz
la autora, insiste en el realismo español
como contrapunto del idealismo europeo
y vía de acceso a la renovación de la filo- GOMIS BLANCO, ALBERTO & JOSA LLOR-
sofía. Nos habla además de la superación CA, JAUME, Bibliografía crítica ilus-
de la crisis que Europa ha sufrido —“la trada de las obras de Darwin en
agonía de Europa”— debida en gran me- España (1857-2008). 2ª ed. Madrid,
dida a su “inhibición religiosa”, dado CSIC, 2008, 489 págs.
que la filosofía griega y la religión judeo-
cristiana constituyen los dos elementos La reflexión histórica acerca de lo
integrales de la cultura europea. que han supuesto el pensamiento y la fi-
En la tercera parte de su obra habla gura de Charles Darwin en nuestro país
del “conflicto de la Filosofía y la piedad” comenzó a mediados de los setenta con
y establece la definición, historia y carac- El darwinismo en España (Núñez, 1977).
teres de esta última. Contrapone la “pie- Desde entonces el interés no ha cesado y
dad antigua” marcada por la aparición de es muy grato encontrar obras como esta
lo divino y la “nueva piedad” abierta a un bibliografía que ya cuenta con la segunda
espacio profano. edición actualizada, especialmente aho-
En el último capítulo, muy original y ra que se conmemora el aniversario del
sugerente, que titula “Lo otro: la esencial nacimiento de Charles Darwin y de la
heterogeneidad del ser”, la autora lo plan- publicación de El origen de las especies
tea como recapitulatorio o de conclusio- (Darwin, 1859).
nes. Sin embargo, tiene entidad propia: Hasta la fecha, para conocer las obras
el carácter “privilegiado de visión” o co- de Darwin editadas en España, se dispo-
nocimiento que tiene el elemento “páti- nía únicamente de las referencias biblio-
co” de la persona. “El sentimiento —nos gráficas citadas en los diferentes estudios
dice— … conlleva dos logros en el hom- sobre el tema y, salvo los índices publi-
bre: por un lado, crea su intimidad, (…) cados en las revistas Anthropos y Mundo
y por otro, logra su apertura al mundo. Científico en 1982 (año del centenario de
“A este sentimiento de comunión y par- la muerte de Darwin), toda su bibliogra-
ticipación del hombre con los diferentes fía se encontraba diseminada en un gran
planos de lo real es a lo que Zambrano número de artículos y obras de perspecti-
llama piedad”. Ésta es “la solución de vas y límites temporales diversos. Esto ya
Zambrano, en clave pneumática,, al viejo justifica la pertinencia de una obra como
dilema entre las dos concepciones meta- la que nos ocupa, pero hemos de decir

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que su valor es muy superior al derivado Así, nos hemos visto gratamente sorpren-
de llenar un vacío bibliográfico. didos por la existencia de un trabajo de
Una de las razones de su importancia Darwin en España incluido en una obra
es el carácter de obra completa tanto en colectiva de 1857 (Manual de investiga-
estructura como en contenido. Así, en la ciones científicas; dispuesto para el uso
sección principal encontramos todas las de los Oficiales de la Armada y viajeros
ediciones realizadas en España de las en general), mucho antes del comienzo
obras del naturalista inglés o que inclu- de las primeras ediciones de su obra bio-
yen textos suyos, en cualquier lengua lógica en España (1872).
que hayan aparecido. En una segunda Otro ejemplo revelador del carácter
sección, las obras se ordenan por su año minucioso de la investigación es el caso
de edición, algo muy útil para apreciar no de una edición apenas conocida de El
sólo el interés editorial que han suscita- origen de las especies —no se cita en
do Darwin y su pensamiento en diversos las revisiones bibliográficas de 1982—,
momentos, sino también para observar que fue publicada en una fecha tan poco
los avatares históricos que han influido en propicia como 1950, con una pegatina
la publicación de estas obras en nuestro de Ediciones Ibéricas ocultando su ver-
país, destacando especialmente el vacío dadero origen: Ediciones Bergua. Gomis
que se produjo durante la Guerra Civil y Josa documentan la fecha de edición
y la posguerra. Aparte de estas dos sec- (agosto-septiembre de 1936), citan el
ciones complementarias, la obra cuenta posterior expolio de los talleres de la edi-
con índices de bibliotecas, catálogos y torial en Getafe y las peticiones de permi-
repertorios bibliográficos consultados, so de publicación del resto de la edición
cerrándose con un índice de editoriales a la Dirección General de Propaganda,
y otro biográfico de prologuistas, traduc- hasta su resolución favorable en 1950.
tores, editores e ilustradores de las obras Fue la única obra biológica de Darwin
de Darwin. que apareció en España en las primeras
Otra razón para destacar el valor de dos décadas del franquismo.
esta obra tiene que ver con la minucio- Por último, no podemos olvidar que
sidad de las descripciones bibliográficas, se trata de una bibliografía ilustrada, en la
las cuáles incluyen, aparte de los datos que se muestran fotografías de cubiertas,
esenciales, el número de cada edición, sobrecubiertas, portadas, contraportadas
ejemplares de la tirada, precio, dimen- y detalles de las ediciones mencionadas.
siones, información sobre la encuaderna- Ha de destacarse, en este sentido, la ex-
ción, etc. Además, debido a su carácter traordinaria calidad de estas imágenes en
de bibliografía crítica añade textos acla- la que los libros se presentan erguidos so-
ratorios sobre las diferencias entre las bre un fondo blanco, mostrando todo su
distintas ediciones de una misma obra volumen y características externas, algo
y cualquier dato relevante: correcciones que para un bibliófilo es lo más aproxi-
de errores de catálogos de bibliotecas, mado a su observación real.
errores de paginación, adiciones, supre- Queda así convertida esta bibliografía
siones, etc. en un maravilloso catálogo iconográfico
La exhaustiva labor de investigación del darwinismo en España a través de
que han desarrollado los autores queda las doscientas veintitrés obras citadas.
patente desde la primera obra que citan. Podrán disfrutar de ella por su utilidad

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bibliográfica, rigor y belleza, tanto estu- relevantes. Ante este dilema, optaremos
diosos de las obras de Darwin como del por una vía intermedia, que va a hacer re-
mundo del libro. ferencia (1) a la trayectoria investigadora
del autor, (2) al significado y estructura,
Francisco Blázquez (3) a la metodología, (4) al contenido de
la misma obra, y (5) a sus aspectos más
significados, según nuestro entender.
GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, MARTÍN, El idio- Martín González Fernández es Pro-
ma de la razón. Ilustración e Inquisi- fesor Titular de Filosofía en el Departa-
ción en Galicia (1700-1808), Nigra- mento de Filosofía y Antropología Social
trea, Vigo, 2008, 766 págs. (Facultad de Filosofía) de la Universidad
de Santiago de Compostela. Su trayec-
Cuando la fortuna pone en las manos toria investigadora comienza con una
de un lector —como es mi caso— un li- Memoria de Licenciatura sobre Fran-
bro como el presente, generado y dado cisco Sánchez ‘o escéptico’, y remata
a luz en un país, en donde no abundan —siguiendo esta línea escéptica— con
publicaciones semejantes, uno no puede la presentación de su tesis de Doctorado
menos que experimentar una honda sa- (1990) sobre “Los avatares del escepticis-
tisfacción y rememorar aquellas palabras mo desde la época humanística hasta el
con las que Manuel de la Revilla —el Renacimiento. Bases para una lectura de
‘inmortal’ crítico (Sección crítica) de Montaigne”. En este largo trayecto verán
la Revista Contemporánea— saludaba la luz una serie de trabajos que, desde el
la aparición de las Discusiones sobre la escepticismo antiguo (Sexto Empírico, el
Metafísica (1878), de Indalecio Armesto: ideario pirrónico), llega hasta el mismo
“La publicación de un libro de filosofía Nietzsche, pasando por el escepticismo
es siempre en España un acontecimiento. en los medios culturales árabes y judíos
Aunque los partidarios del Antiguo Ré- en el medioevo, por la consideración de
gimen digan lo contrario, lo cierto es que determinados personajes renacentistas
la literatura filosófica en nuestro país es como Pico della Mirándola (1463-1494),
muy pobre (…) Por esta razón, cuando se Jean Bodin (1531-1596), M. Montaig-
publica algún trabajo filosófico de regu- ne (1533-1592), Pierre Charron (1541-
lar importancia, el crítico debe otorgarle 1603), el mismo Francisco Sánchez
mucha mayor importancia de la que se le (1551-1623), y por la función del escep-
concedería si entre nosotros abundaran ticismo en la filosofía francesa del Siglo
más producciones semejantes…(nº 15, XVIII. Entre todos ellos destacaríamos
1878, pp. 239-247). Salvando la distancia —por su densidad y por su formato de
cronológica —y minorando, obviamente, libro— O Labirinto de Minos: Francisco
la carencia referenciada—, la valoración Sánchez ‘O Escéptico’, un galego no Re-
de M. de la Revilla es aplicable a la obra nacemento (1991).
que Martín González Fernández acaba de Paralelamente —y con interferen-
publicar. cias— viene desenvolviendo otra fruc-
Una presentación adecuada de la mis- tífera línea de investigación —en la que
ma llenaría muchas páginas; por el con- se encuadra la presente obra— sobre las
trario, una simple recensión dejaría fuera luces y las sombras (más sombras que
de consideración cantidad de aspectos luces, hay que reconocerlo) de la Ilustra-

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ción. Justo en esta dimensión —en labo- 1770, y del 1770 al 1808. Este juego dia-
res de coordinación, de colaboración y, léctico, teoría/praxis, podría dar la sen-
sobre todo, de autoría propia— se regis- sación de estar situando la teoría delante
tran otra serie de trabajos, que terminan de la praxis, pero no es así. En realidad,
—por ahora— en El idioma de la razón. la praxis analítica, los avatares múltiples
De este repertorio, realmente significati- de la Inquisición y de la Ilustración en
vo, merece ser subrayado: Heterodoxos Galicia durante el Siglo XVIII, preceden
e malditos. Lecturas prohibidas na Uni- a la teoría, de tal forma que esta obra, en
versidade de Santiago, en coautoría con su conjunto, viene a confirmar un memo-
Concha Varela Orol (2002). rable aserto de E. Husserl: siempre y en
Aproximándonos a la obra —objeto todo lugar la praxis precede a la teoría.
de comentario—, conviene indicar, en Pues bien, en este capítulo introductorio
primer lugar, el significado del título de figuran una serie de precisiones y referen-
la misma —El idioma de la razón—; tí- cias que es necesario resaltar: la actuali-
tulo inspirado en uno de los ‘Caprichos’ dad del tema (la Inquisición), incluso en
de Goya (caprichos por los que el Prof. nuestros días: “La censura —precisa el
González siente una especial devoción): autor— sigue existiendo, quizás más que
El sueño de la razón produce monstruos nunca, en los tiempos del despertar de la
(nº 43, esbozo del 1797), encabezado con ola del neoliberalismo globalizador que
el lema: “Ydioma universal”. Y precisa nos invade”. Y trae a colación una noti-
que Goya “…quería hacer oídos sordos cia del corresponsal en Nueva York, Eric
—sin dejar de denunciar y condenar— a Lipton, de la creación en los aeropuertos
los ‘mezquinos y pequeños monstruos’ americanos —inspirándose en los meca-
que siempre lo asediaron en vida, lo nismos de seguridad de los aeropuertos
acompañaron en su exilio y no dejaron israelíes— de un cuerpo de élite y de se-
de remover su féretro y tumba, una vez guridad, bautizado como “agentes de de-
muerto”. tección de comportamientos”. Su misión
El libro en sí aparece estructurado en consiste en el ejercicio de la sospecha,
dos Capítulos —“Auto de fe. Filosofía e más allá de lo razonable (se trata de una
Ilustración en Galicia, (1700-1770)”; e nueva policía del pensamiento; y cita al
“Idioma universal. Ilustración y Revo- respecto lo que John Mottley —The Rise
lución francesa: La censura inquisitorial of the Dutch Republic, London, 1855—
en Galicia, 1770-1808”—, precedidos pensaba en relación a la Inquisición es-
de una “Introducción. El territorio de lo pañola: “No condenaba hechos, sino
prohibido” (p.17-62)—, y seguidos de un pensamientos”). Determina, además, los
Apéndice documental y de una Biblio- ámbitos, límites y tiempos de su investi-
grafía especializada. gación inquisitorial, y finaliza esta pre-
Según nuestro entender, la Introduc- sentación estableciendo los momentos, o
ción responde a un verdadero Capítulo tiempos, para el abordaje de esta proble-
de fundamentación teórica y metodoló- mática: el primero, parte de un juego de
gica, al que siguen luego las dos partes interpretación-aproximación, de carác-
de aplicación práctica, confirmadas en el ter más narrativo que analítico, desde la
análisis concreto y pormenorizado de la lingüística y la semiología, de esquemas
Inquisición y de la Ilustración en Galicia muy elementales, con cuadros o sistema
en dos etapas cronológicas: del 1700 al de categorías como la distinción saus-

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sureana lengua/habla, o la hjemsleviana la vez, marginando e integrando. Por otro


esquemas/normas/uso, o la más común lado, como nos enseña la experiencia his-
código/mensaje: “…intentaremos hacer, tórica, cuando es preciso, la ortodoxia in-
pues, —observa— en primer término, venta la herejía…”. Tal es el modelo ana-
una simulación del método” (p. 19), con lítico aplicado por A. Orbe y su escuela
el propósito de leer el Antigo Régimen (especialmente el malogrado U. Romero
como si se tratase de un ‘discurso’ (la Pose) para mostrar como “…ciertas ‘pro-
presencia de M. Foucault, y también de posiciones’ quedan marcadas, registradas
M. Batjin, se pone de manifesto en todo como ortodoxas o heterodoxas, alterna-
el largo proceso de este ‘discurso’). De tivamente, según el siglo, la gestión po-
este modo, la lectura no va a ser mera- lítica del signo (…) o, incluso, la región
mente inocente, ni lúdica, ni literaria, del orbe cristiano, a los que nos estemos
sino encaminada a descubrir, desenmas- refiriendo” (p. 43-44).
carar, y/o hacer emerger, una cantidad Resulta clarificadora, al respecto —y
de problemas que serán analizados con por eso la traemos a colación—, la con-
minuciosidad, indicando, al paso, las he- clusión a la que llega la profesora María
rramientas de trabajo empleadas para la Victoria Escribano en relación a este jue-
elucidación de los mismos. go dialéctico ortodoxia/heterodoxia en el
Dotado de este aparato conceptual- caso de Prisciliano y del priscilianismo:
metodológico explicita un poco más un “En el plano estricto de la fenomenología
conjunto de problemas que deja al des- histórica, sin duda los priscilianistas fue-
cubierto esta lectura parasemiológica en ron tratados como disidentes, como ‘los
una triple vertiente dialéctica: entre Ilus- otros’, los que propugnaban una creen-
tración e Inquisición (con determinadas cia distinta y errónea respecto a la recta.
fracturas y complicidades), entre ortodo- Desde la óptica eclesiástica, eran hetero-
xia y heterodoxia (con la aplicación del doxos; para los jueces seculares, culpa-
principio de la sospecha como columna bles de un delito de magia nociva (…)”.
jurídica del sistema), y entre cultura ofi- Pero, teniendo en cuenta la renovación
cial, o letrada (la del poder, a la que perte- metodológica y conceptual que afectó a
necen los ilustrados e inquisidores) y cul- la génesis de la religiosidad tardía, pun-
tura popular, o subalterna (caracterizada tualiza M. V. Escribano “…el resultado
por las resistencias y convergencias). La de esta transformación de los procedi-
aplicación concreta de la ‘filosofía de la mientos de análisis ha sido el cambio de
sospecha’ —como método de lectura— los criterios de clasificación y explica-
(en base al problema de la misma noción ción. Prisciliano ha mudado su imagen de
de ortodoxia, de la importancia ‘pragmá- hereje por la de hombre de cultura —un
tica’ de la lingüística y de la semiología letrado tardío, diría Marrou— investido
y de la materialidad de la escritura y del de funciones carismáticas ‘esperadas’
signo) le permite mostrar, en el análisis por una época ávida de trascendencia,
del sistema del proceso de censura, cómo deseosa de contactos con lo ultraterreno,
en muchos casos “…se podría decir que volcada cara el misterio de la individua-
las heterodoxias fortalecen, y aún crean, lidad; el priscilianismo ha abandonado el
la propia ortodoxia (…); la sospecha, en catálogo de disidencias de la ortodoxia
efecto, funciona en un doble sentido, in- para ser convertido en la trama socioló-
side y outside, para dentro y para fuera, a gica e ideológica en una época de crisis.

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Han cambiado las categorías que sirven a simbólica que de oficio, se hará después
la formación del fenómeno en un lengua- de la abolición del Santo Oficio por las
je histórico. Y, sobre todo, se ha recreado Cortes de Cádiz, en 1813). A pesar de
la metodología analítica en el estudio de todo, durante el siglo XVIII continua-
la heterodoxia religiosa…”(“El priscilia- ron programándose actos de fe, de modo
nismo y Galicia”, en M. García Quintela regular, según la mecánica de delación,
—Coord.— Las religiones en la Historia instrucción de causas, interrogatorios,
de Galicia, 1996). cualificaciones, censuras, condenas, has-
Finalmente, apurando este método ta la ratificación y confirmación por el
analítico, en orden a elaborar una ‘onto- Consejo de la Suprema de la cualifica-
logía del presente’, el autor pretende ha- ción final del delito y la imposición de
cer converger dos nuevas caras de la úl- la pena.
tima analítica foucaultiana: la de Nietzs- Dentro de la espiritualidad barro-
che (de la Genealogía de la moral, y de ca (caracterizada por la contraposición
los Escritos intempestivos), y la de Kant entre el jansenismo —con su peculiar
(del Was ist Auflärung, y del Conflicto de doctrina de la gracia y su rigorismo mo-
las facultades), “…como una ‘ontología ral— y el quietismo molinosista —con
del presente’, una ‘ontología crítica de su invocación a la oración mental y a
nosotros mismos, o una ‘etnología inter- su invitación a la nuda y pura contem-
na de nuestra cultura y de nuestra racio- plación—) conviene resaltar el análi-
nalidad (…) En este sentido, nuestro tra- sis minucioso de la doctrina (¿heregía
bajo, siendo un estudio sobre el pasado, imaxinaria?, se pregunta) del aragonés
en esta disposición foucaultiana (dispo- Miguel de Molinos. Ambas doctrinas
sitivo-Nietzsche, dispositivo Kant), nace —jansenismo y molinosismo— tienen
también con la voluntad de hablar para cierta repercusión en Galicia. La Guía
nuestros tiempos”. Espiritual de Molinos fue condenada
El autor se sentiría satisfecho —con- por el Papa Inocencio XI; condena que
fiesa— si lograse recuperar en Galicia puede condensarse en tres núcleos te-
—aunque parcialmente— la memoria y máticos: vía interior y unión mística;
la palabra de una serie de personajes, de- oración de quietud y prácticas devotas;
safiantes, taimados, huidizos, atrevidos, y tentación, violencias diabólicas y au-
apocados, según los diversos casos y cir- toridad eclesiástica. “…lo que más inte-
cunstancias, pero que van dando vida al resa —advierte— de la condena roma-
relato histórico materializado en la pre- na, como siempre, no es tanto lo que se
sente obra. explicita, lo que nombra, cuanto aquello
Una vez formulada la propuesta me- que oculta, que no dice, que calla” (p.
todológica (de fundamentación teórica) 91). Y cita, respecto al pensamiento de
los capítulos siguientes responden a la Molinos, la opinión de dos expertos: F.
aplicación práctica de la teoría. En el pri- Trinidad Solano (para quién el espacio
mero (“Auto de fe. Filosofía e Inquisición litúrgico de la Guía Espiritual es el si-
en Galicia (1700-1770)” —p. 63-164—, lencio, la ausencia de discurso, la su-
después de indicar que las ‘hogueras de presión da palabra); y L Kolakowski,
la fe’ se apagaron en Galicia a finales del que considera que “…la estructura de la
siglo XVII (el último acto de fe penado religiosidad quietista es en realidad una
data del 1701, y la última hoguera, más ausencia de estructura”. Supresión da

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palabra, ausencia de estructura que para seguidores, y curiosos de su evolución,


nuestro autor, se traduce en una expe- en Galicia” (p. 123). En último lugar
riencia mística real y radical sin sujeto. están los iusnaturalismos, ámbito en el
Se descubre, además, en Galicia (al que hay que subrayar la figura de don
referirse ‘a la república de las letras’) la Ramón de Hermida y Porras Bermúdez
presencia latinizada de la obra de S. Ire- Maldonado, profesor de leyes y cánones
neo, Adversus haereses (texto del siglo en la Universidad de Santiago, autor
II, que luego será utilizado en el siglo de una obra (prevista en tres volúme-
IV para combatir al priscilianismo), e, nes) que lleva por título Espíritu de el
incluso, se detecta la presencia de una Derecho Divino, Eclesiástico, Natural,
de las tres ediciones del Tratado Teoló- y de Gentes, verdadera tradición de la
gico-Político de Spinoza. Finalmente, Iglesia acerca de la usura (1764); más
en el último apartado de este capítulo tarde (1767) presentará en la Univer-
(“Entre filosofía e política”) considera sidad ciertas Conclusiones canónico-
las tres líneas o tradiciones en las que eclesiásticas sobre la usura; es autor
incidirá (en este período y en los terri- también de una traducción de El paraíso
torios de la corona española) el deno- perdido, de John Milton, en verso libre,
minado despotismo ilustrado: realismo, que se publicará posteriormente en Ma-
jansenismo y iusnaturalismo; es dicir, drid (1814). (Por cierto, el autor —M.
la cuestión de las regalías (en donde se González— tiene prometida una edición
enmarca la figura, un tanto enigmática, crítica de esta obra de Milton y también
de Melchor de Macanaz —antiguo fis- otra sobre los Comentarios al Contrato
cal general del reino, prisionero en el social de J. J. Rousseau, de Valentín de
Castillo de San Antón (La Coruña)—; Foronda).
fray Martín Navarro —antiguo abad de Analiza, igualmente, el proceso se-
San Martín Pinario—, defensor de los guido contra Andrés Nicolás Serantes
privilegios jurídicos y patrimoniales de de Andrade, rector de Fonseca, que un
los frailes benedictinos, y lector apasio- año después de Hermida y Maldonado
nado del historiador protestante italiano defendió en la Universidad 276 Conclu-
Gregorio de Leti, o Letti (1630-1721), siones de Derecho Natural de Gentes y
furioso libelista anti-romano, conside- Divino, sobre el tema de la legitimidad
rado como el ‘segundo Maquiavelo’, de la usura. Las acusaciones formuladas
autor de varias obras condenadas por contra Serantes pueden resumirse en
la Inquisición. Los jansenismos, clasi- tres puntos: sus excesos regalistas (teñi-
ficados —según el cardenal José Sáenz dos, a veces, con ribetes anticlericales);
de Aguirre— en tres grupos: los prime- la desviación de la doctrina oficial de la
ros (los más escasos), que sostenían las Iglesia sobre el tema de la usura; y el
cinco proposiciones condenadas por la intento de introducir ideas contractua-
Iglesia; los segundos, que son los más listas y iusnaturalistas en la Universidad
celosos de la buena moral y de las rígi- gallega.
das normas disciplinares, y los terceros En el segundo capítulo —“Idio-
(la mayoría), los que de cualquier mane- ma universal. Ilustración y Revolución
ra se oponían a los jesuítas. Y sobre su francesa: la censura inquisitorial en Ga-
presencia precisa: “…ni el jansenismo licia, 1770-1808” (p. 165-608)—, estu-
originario, ni el político, carecieron de dia un período de tiempo más reducido,

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pero denso, complejo y cargado de in- figuras burocráticas, las mismas prácti-
certidumbres, como la tímida apertura cas de intimidación, las mismas redes
de Carlos III a la tardía influencia de la de clientelismo…”(p.175). Así, la acti-
Ilustración europea; el modesto intento vidad inquisitorial va a comprender de-
de reforma de la Universidad; la expul- litos diversos: sexualidad, solicitación,
sión de los jesuítas; el ascenso al trono sátira anticlerical, magia y superstición,
de Carlos IV; la conmoción producida invocaciones y ‘esconxuros’ según el
por la Revolución francesa; los relevos libro de San Cipriano (El Ciprianillo);
de Floridablanca, Aranda, Urquijo; la en resumen, toda clase de proposiciones
figura estelar de Godoy; los conflictos heréticas, de las que no estaban exentos,
armados con Francia e Inglaterra; la o en las que podían recaer.
presencia intermitente del partido rega- También se le abre expediente a M.
lista —afín al jansenismo—; las malas Freire Castrillón, autor que bien podría
relaciones con Roma, etc. Hace referen- considerarse “emblema o metáfora de
cia, otra vez, al título —‘Ydioma de la época, de la Galicia y España del mo-
razón’ y reproduce algunos de los co- mento”: “libertino de ocasión y visceral
mentarios que sobre el mismo hiciera el (temperamental en su juventud), entona
propio Goya: “La fantasma abandonada luego la palinodia, el mea culpa, convir-
de la razón, produce monstruos impo- tiéndose en un furibundo antimoderno”
sibles: unida con ella, es madre de las (p. 219). Realmente Freire Castrillón
artes y origen de sus marabillas” (ejem- fue un personaje curioso, muy contro-
plar del Museo de Pontevedra). vertido, activista político, periodista,
En Galicia, concretamente, la Inqui- que en su juventud se había mostrado
sición (sobre la base del principio de crítico del sistema establecido y de la
la sospecha y del control ideológico) aristocracia —por su inutilidad social y
procura gestionar, de un modo un tan- por su holgazanería—, siendo censura-
to improvisado, la riada de novedades do dos veces (por leer a Febronio —que
que se extendían por su territorio. Uno era jansenista, episcopalista y discípulo
de los manifiestos más reaccionarios de Van Espen— y también por solicitar
del momento es la carta pastoral del al gobierno la inmediata reforma del
arzobispo de Santiago, Francisco Ale- Tribunal de la Inquisición). Pero, a par-
jandro Bocanegra, titulada “Declara- tir de 1808, se convierte en un absolutis-
ción oportuna contra el libertinaje del ta reaccionario (crítico de jansenistas y
tiempo” (1777), en vísperas revolucio- galicanistas, de la liberdad de imprenta,
narias. Los viejos fantasmas contra los informador de los libros publicados en
que había luchado duramente el Santo Santiago, delator contumaz de la Inqui-
Oficio (judaísmo y protestantismo) fue- sición, etc.). Freire Castrillón es el autor
ron desvaneciéndose; ahora aparecían de las Napoleacas y, posiblemente, tam-
otras nuevas ideas, pero la maquinaria bién de una curiosa obra atribuída a una
inquisitorial era la misma; “…seguía supuesta mujer (Agapita Clara) titulada
empleando los mismos procedimientos, La filósofa rancia y católica doctrina del
los mismos mecanismos y canales de in- Rev. Padre Rancio en su primera carta
formación, el mismo lenguaje, los mis- contra el Señor Argüelles, y hace ver
mos manuales interrogatorios, las mis- que el autor llamado filósofo cristiano,
mas reglas de expurgo (…), las mismas no rebate ni es capaz de rebatir, la doc-

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Reseñas 249

trina del sabio a quién intenta impugnar El mismo autor, resume este esce-
(La Coruña, 1812). Repárese en que la nario del siglo XVIII, diseñado a través
fecha de edición es la misma en la que de los fondos del Archivo Histórico Na-
comienzan a publicarse las Cartas del cional, presentándonos “la cartografía
‘Filósofo Rancio’ (que no es otro que de un territorio de lo prohibido en el
el dominico Francisco Alvarado); Car- que vemos desfilar toda suerte de indi-
tas de mucha influencia, y con muchas viduos, blasfemos, molinosistas, jaco-
ediciones en España, que defienden y binos, curas solicitantes, pirronianos,
difunden las doctrinas reaccionarias del copernicanos, iusnaturalistas, ateos,
jesuíta Nonnote y del Abate Barruel (el materialistas, jansenistas, laxistas, lec-
autor anuncia también una investigación tores de libros, manuscritos o panfletos
más específica sobre Freire Castrillón). prohibidos (especialmente modernos,
Pero hay, sobre todo, dos personajes relacionados con las Luces o la Revo-
procesados a los que les presta una especial lución de 1789), sodomitas, visionarios
atención: a Vicente do Seixo (1747-1802), y lunáticos, volterianos, brujos, contrac-
por el ‘tolerantismo’ que, a su juicio, tuvo tualitas…, imaginarios o reales, por lo
la Iglesia de Roma con la Iglesia Griega; general soñadores, idealistas, espíritus
y a Cónsul Jove (1754-1810), asturiano de libres y fuertes, pero, en todo caso, au-
nacimiento, considerado como ‘el Pablo ténticos heterodoxos y malditos según
Olavide Gallego’ (procesado en dos oca- el criterio del Santo Tribunal. Todos
siones por materialista y ateo, y por practi- ellos deberían figurar en aquella Vida
car lecturas furtivas y peligrosas). Hay que de los hombres infames que proyectara
reconocer, no obstante, que sus doctrinas M. Foucault: “Todas estas vidas que es-
se enmarcan dentro del moderantismo, taban destinadas a transcurrir al margen
tono dominante de todos los ilustrados ga- de cualquier discurso y a desaparecer
llegos (y españoles). Considera también, sin que jamás fuesen mencionadas han
en un apartado específico, las secuelas de dejado trazos —breves, incisivos y con
la Revolución francesa en Galicia en di- frecuencia enigmáticos— gracias a su
versos ámbitos de manifestación: lecturas; instantáneo trato con el poder, de forma
aparición de la ‘segunda ola jansenista; el que resulta ya imposible reconstruirlas
‘Hermano Méndigo’ (Antonio de la Cruz) tal como pudieron ser ‘en estado libre’.
—el ‘profeta’, o ‘fuerte Jacob Varón Gue- Únicamente podemos llegar a ellas a
rrero de Dios’, ‘Profeta de Elías en Es- través de las declaraciones, las parcia-
píritu’—, que fue un singular personaje, lidades tácticas, las mentiras impuestas
prisionero en el castillo de San Antón (La que suponen los juegos del poder y las
Coruña) contra el que se abren investiga- relaciones del poder”.
ciones y diligencias. Entre sus profecías Un apartado final (p. 611-750) de
cualificadas como ‘ridículas y temerosas’ Apéndices —documentales— (´Institu-
hay una —la nº. 8— que llama la atención ciones y delictos de fe —1700-1770’;
por su tono independentista: “que los Tres ‘La Biblioteca prohibida. Inventario de
Reynos, de Galicia, Cataluña, y Navarra, Libros Prohibidos recogidos por el Tri-
van à arrancarse de la Península”. (Pero, bunal de Santiago, 1709’—; ‘Máquina
sería mucho, pensar y decir que se tratase indigesta de doctrinas relaxadas. —Pro-
—ya de aquella— de una proclama ‘inde- ceso a Andrés Nicolás Serantes de An-
pendentista’). drade, 1776’—; ‘Elogio de Carlos III’

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(1786), de Cónsul Jove; ‘Compelle intra- Adolfo Rocha): “o universal é o local


re: Vicente do Seixo y la tolerancia reli- sem paredes”. Se trata, en definitiva, de
giosa (1788)’; ‘La Biblioteca del obispo una obra realmente innovadora por la
de Blois, una nave a la deriva (1793)’—, metodología utilizada (en su dimensión
cierra esta magna obra, a la que se añade teórico-práctica, o viceversa).
un repertorio bibliográfico específico. Y como es una ‘opera aperta’, la vía
En conclusión, se trata de un estu- no está agotada, ni mucho menos. Sien-
dio casi definitivo (y digo ‘casi’, porque do así, no se le puede aplicar el adagio
Martín González no sólo va señalando latino finis coronat opus, porque, al non
determinadas limitaciones y caren- haber un fin (definitivo), no hay que co-
cias de este estudio, sino que también ronar (todavía). A lo mejor —y es real-
hace promesas de ulteriores investiga- mente posible— algún día M. González
ciones). Se trata, pues, de una ‘opera nos sorprende con esa Vida de los hom-
aperta’ —para el mismo y para otros bres infames, que había proyectado M.
investigadores—, no de una ‘opera Foucault. Mientras tanto, sólo nos resta
chiusa’, bien estructurada y organizada, decirle al autor: ‘muitos parabéns’, ex-
cuidadosamente documentada (tanto a tensivos también a la Editorial Nigratrea
nivel de fuentes como de estudios espe- por la pulcritud, cuidado y esmero de la
cializados), en la que no hay afirmacio- presente edición.
nes gratuitas; una obra bien redactada,
enormemente erudita (a veces de manera José Luis Barreiro Barreiro
excesiva); una obra fundamental (como
una especie de Biblia) para comprender
—además de ciertos movimientos doc- GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, ENRIQUE Y
trinales, religiosos y políticos— la múl- GUTIÉRREZ RODRÍGUEZ, VÍCTOR (CO-
tiple actividad inquisitorial en Galicia LABORADOR), Una república de lecto-
durante el Siglo XVIII, y también en el res. Difusión y recepción de la obra
resto de España; una obra que viene a de Juan Luis Vives, México, UNAM,
complementar —y puede ser comple- Instituto de Investigaciones sobre la
mentada— por otra reciente de J. Mar- Universidad y la Educación, Plaza y
tínez Millán, La Inquisición en España, Valdés, 2007, 519 págs.
2007 (reseñada por J. L. Mora en His-
panismo Filosófico, 13, 2008, 195-197). El profesor Enrique González, de
Las dos, complementándose respectiva- la Universidad Nacional Autónoma de
mente, vendrían a materializar el univer- México, trabaja desde hace muchos
sal concreto de Hegel: la de J. Martínez años sobre este humanista valenciano.
Millán al establecer el marco general de En 1987 publicó su libro Joan Lluís Vi-
la Inquisición española (sin olvidarse de ves, de la escolástica al humanismo, y
lo particular); la de M. González Fer- más tarde, con la colaboración de Víctor
nández, al analizar lo concreto (Galicia) Gutiérrez y Salvador Albiñana, catalo-
en el marco de lo universal. Dialéctica, gó las primeras ediciones de sus obras;
en suma, de lo universal y de lo concre- también las ediciones de sus Diálogos,
to que, en términos poético-filosóficos, y escribió diversos estudios sobre el au-
traduce expresivamente el portugués tor y su tiempo. Una tarea ingente, que
Miguel Torga (pseudónimo del médico continúa, incrementando la fijación de

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sus ediciones, algunas desconocidas, e explican la mengua de su fama: por ser


interpretando su figura intelectual. español se vio sometido a los ataques
Ahora nos ofrece estas densas páginas de Francia que combate con ejércitos e
sobre la lectura y recepción de los escri- ideas contra la monarquía hispana; ade-
tos de Vives, que tanta resonancia alcan- más sufrió en ocasiones la enemiga de
zaron en los primeros siglos de la edad protestantes o de católicos. Incluso, por
moderna. Después se apagó su brillo, fue no encajar bien en los planteamientos o
menos leído, menos editado. La Enciclo- acotaciones nacionales de los investiga-
pedia de D`Alembert sentenció: “Vives dores, pues Vives estuvo desterrado de
(Jean-Louis). Naquit à Valence en 1492, por vida y escribió en latín.
et mourut à Bruges en 1540, à 48 ans. Il a El libro está dividido en dos partes,
beaucoup écrit, et avec peu d’utilité pour la primera, “Fortuna y olvido”, presenta
le public”. Pero más adelante, en el pasa- a Juan Luis Vives y su obra, su difusión
do siglo, fue rescatado desde dos enfo- o lectura desde mediados del XVI hasta
ques: por un lado la investigación erudita el XVIII. La segunda, “La recuperación
colocó su obra en el lugar que merece en de la memoria”, se refiere a tiempos más
el Renacimiento europeo; de otro, algu- cercanos, a los dos últimos siglos.
nos conservadores quisieron descubrir en Empieza por una sucinta biografía de
su pensamiento soluciones intemporales, Vives, cuya vida conoce bien. Los años
eternas, españolas, en especial en los parisienses los investigó a fondo en su
años de las dictaduras de Primo de Rive- primer libro, Joan Lluís Vives, que ya ci-
ra y Franco. Desde fines del ochocientos tamos; ahora continúa la biografía hasta
había empezado su reivindicación, pero su muerte, con exacta precisión de las
entonces alcanzó la altura de un mito; obras que fue publicando y el sentido de
aún no se conocía su ascendencia judía, cada una. Narra su paso por la Universi-
hasta que en 1964 se publicaron los pro- dad de París, por Inglaterra a la espera
cesos de Blanquina March, su madre, del mecenazgo de Enrique VIII y Cata-
se conoció la muerte de su padre en la lina de Aragón. Los conflictos políticos
hoguera. Algunos, como Corts Grau, y religiosos le aconsejaron su retiro en
catedrático de Filosofía del Derecho en Flandes, donde residió hasta su temprano
Valencia, muy afecto al humanista, se fallecimiento. Un marco previo, una pre-
sintieron perplejos... sentación del personaje, antes de entrar
Su oscurecimiento paulatino en el si- en la difusión de su obra en la república
glo XVII fue lógico, ya que siempre es- de las letras.
cribió en latín; también por representar el La utilización de sus escritos fue ex-
pensamiento tradicional, aunque se había tensa, algunas como los Diálogos se ma-
enfrentado a la escolástica tardía, al no- nejaban en las escuelas de gramática. Le
minalismo. Pero la modernidad —desde prestaron atención y respeto muchos eru-
el seiscientos— lo rechazaría, ya no se ditos que lo citaron, Gesner le reservó un
considera la antigüedad grecorromana lugar que en su Bibliotheca universalis....
como etapa superior, como una lejana Vives fue muy apreciado y difundido, a
Edad de Oro. Los nuevos filósofos pres- juzgar por su frecuente presencia en au-
cindieron del legado clásico, este quedó tores coetáneos y las numerosas edicio-
relegado a la investigación erudita. Hay, nes en diversas imprentas de Europa,
a juicio del autor, otros ingredientes que Lyon, Colonia, Basilea, Amberes, Lovai-

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na, París... —escasas en la península—. En la segunda parte del libro se re-


La mayoría son exentas, otras unidas con construye su retorno, los caminos de la
otros autores sobre temas análogos. Es bibliografía por los que Juan Luis Vives
amplísima la erudición que acumula en revivió en la época contemporánea: “La
estas páginas —ediciones y referencias, Recuperación de la memoria”.
autores—. En un apartado analiza con El primer problema fue el inventa-
minuciosidad la difusión de los Diálo- rio de sus numerosas obras y ediciones.
gos: Palmireno en Valencia, Cervantes Empezó Bonilla San Martín y siguieron
de Salazar en México... Sus ediciones en otros con mayor o menor ambición y ri-
Francia, Italia, Inglaterra, Alemania... gor. Las ediciones son tan numerosas que
Con el tiempo empezó a declinar la tarea es ardua: los Diálogos cuentan
su fortuna. No importa alguna crítica con más de 600, la Introductio ad sapien-
—usual entre los estudiosos—, como la tiam, unas 250. A veces aparecen junto a
de Henri Estienne, que le reprochó su otros autores o sin mencionar su nombre;
desprecio por Aulo Gelio. Más bien sus o se recogen parcialmente en plegarias
ideas dejan de interesar, disminuyen sus de la Iglesia Anglicana o en los comen-
ediciones. Aunque algunas obras, los tarios a Aristóteles. Muchas ediciones se
Diálogos sobre todo, siguieron apare- han destruido, sólo queda su mención en
ciendo con frecuencia. La fractura que catálogos o en citas de otros eruditos...
significa el enfrentamiento entre reforma En fecha temprana Conrad Gesner había
y contrarreforma, la ortodoxia y la he- dado una lista aceptable, aunque con de-
rejía, la censura y prohibiciones, incide fectos; luego continuó Nicolás Antonio y
sobre la presencia de Vives. El mundo otros. Mayans supuso un hito importan-
intelectual ha cambiado... Decaen las te, que se completó por otros estudiosos
prensas de Basilea, donde tantas edicio- después. Ahora existen mayores posibili-
nes suyas aparecieron —las Opera en dades. Los catálogos de eruditos, de bi-
1555—. Habría que recoger las citas de bliotecas y libreros, aunque inexcusables,
Vives en este periodo para ponderar su abundan en “erratas e imprecisiones”.
presencia. Sabemos todavía poco. Mon- Sobre ejemplares vistos y consulta de ca-
taigne lo usa en sus Essais al condenar la tálogos, fue avanzando Bonilla, después
tortura; lo utiliza Ramus, lo cita Descar- Palau Dulcet, entre otros. Los autores de
tes, lo leyeron Gassendi o Leibniz... Me- este libro, con sus rigurosos catálogos
jor se conocen las críticas que le hicieron de ediciones princeps y de los Diálogos,
Matamoros, Melchor Cano o el Brocen- han asentado esta línea bibliográfica en
se, que reprodujo Nicolás Antonio en su un terreno firme, seguro. Y prometen
Bibliotheca nova, junto a nueve elogios continuar en la brecha, dando cuenta del
de diferentes autores. Aún más duro fue proyecto de trabajo que van realizando.
el juicio de Adrien Baillet, que expresa Después examinan los estudios so-
una nueva sensibilidad en su valoración bre el humanista a lo largo de los siglos
de Vives... Le reprocha su desdén por XIX y XX, su nueva presencia. Titulan el
Aulo Gelio y el excesivo valor que se ha- apartado “Usos y abusos”, para denotar
bía dado a los Diálogos, apoyado en Sán- la confluencia de investigaciones críticas
chez de las Brozas. A partir de Melchor con la utilización ideológica, inspirada
Cano lo tacha de soberbio, de despreciar en determinados intereses del presente,
a los antiguos. apologías interesadas en utilizar su per-

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sona e ideas. No es fácil separar ambos terra, con algún precedente, el pedagogo
supuestos, pues pueden coincidir, salvo Foster Watson hizo de Vives el tema de su
en los extremos —rigurosas investiga- vida, con diversas publicaciones y traduc-
ciones o torpes manipulaciones políti- ciones. Estuvo en contacto con España,
cas—. No obstante, los autores ponderan con el Institut d´estudis catalans, la Insti-
en todo momento el valor que atribuyen tución Libre de Enseñanza y la Universi-
a los trabajos. dad de Valencia, donde divulgó el interés
Ofrecen una visión de las principales por su pensamiento, lo que no logró en el
tradiciones desde las que se recuperó: área anglosajona. Incluso en Francia dejó
la tradición alemana que lo consideró algunas huellas entre los pedagogos... En
pedagogo y psicólogo, la española, que 1941, durante el gobierno de Pétain, Joan
desembocó en la reacción y la apología Estelrich, embajador de Franco, aprove-
desmesurada, y, por último, la belga, más chó para publicar sobre el humanista y or-
crítica, junto a otras menores. ganizar una ambiciosa exposición de más
En Alemania desde mediados del XIX de 500 obras de Vives. Aunque ya en 1937
se reivindicó su persona como fundador Marcel Bataillon con Érasme et Espagne
de la pedagogía, y esa valoración se ex- había situado en una nueva etapa los estu-
tendió por Europa, apoyada en las Opera dios sobre el Renacimiento hispano.
de Basilea o en las mayansianas. Tam- En España, a fines del XVIII apareció
bién se reeditaron y tradujeron sus libros, la notable edición de Mayans, cuando la
analizados desde este enfoque, en espe- Ilustración pretendía mejorar los estudios.
cial desde las universidades protestantes Es obra magna, todavía vigente, aunque
de Leipzig y Erlangen, luego siguieron existen mejores versiones de algunos
algunas católicas como la Friburgo. De escritos vivesianos. En los dos siglos
Alemania se irradió este nuevo interés posteriores se produjo una eclosión de
hacia otros países de Europa, incluso escritos e interés desde otras vías. Se re-
Finlandia, Hungría, Polonia... sucita pronto por su crítica de la escolás-
La tradiciones belga y holandesa de tica tradicional; los liberales moderados
estudios sobre Vives son antiguas. Ya se inspiraron en Condillac y luego en la
en 1841 Namèche escribió una valiosa psicología escocesa —Bacon y Vives es-
memoria y se presentaron algunas tesis tarían en el origen— y en el eclecticismo
doctorales, pero la corriente alemana fue de Cousin. En Cataluña, Martí d´Eixalà,
predominante. Hubo especial interés en Laverde y Lloréns Barba cultivaron esa
estudiar la vida de aquel desterrado, aco- vía, que aprendió bien Menéndez Pelayo,
gido en Brujas, o sus ideas sobre el pau- discípulo de Lloréns, quien la trasportó al
perismo que estaban referidas y dedicadas integrismo reaccionario en la polémica
a aquella la ciudad. En Lovaina, Henri de la ciencia española, contra Salmerón
de Vocht significó notable avance al es- y Revilla, cercanos a la Institución Libre
tudiar su estancia en Inglaterra, y con la de Enseñanza; luego, en los Heterodoxos
edición del epistolario del jurista holan- acuñó un vivismo conservador, españo-
dés Cranevelt, entre las que había 48 de lista, que llega a nuestros días. Aunque la
Vives; completada por su discípulo Jozef Institución también mostró su interés por
Ijsewijn, que junto a otros ha continuado un Vives más pedagogo y social... Cuan-
estas investigaciones de amplio alcance do Foster Watson llegó a España encontró
sobre el humanismo europeo. En Ingla- el terreno bien abonado para su cruzada.

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Bonilla San Martín hizo su tesis so- En 1974 un congreso internacional


bre Vives con su maestro Menéndez Pe- de estudios clásicos en homenaje a Vi-
layo, y después la amplió en Luis Vives ves se sitúa aún en la tradición española,
y la filosofía del Renacimiento (1903), aun cuando deja traslucir algún destello
“el libro de conjunto más sólido”, hasta nuevo: basta leer las páginas de Pedro
Noriega. La vida y obra fueron investi- Sainz Rodríguez... Luego las aportacio-
gadas, sin acercarse a su pedagogía, ya nes cobraron mayor sentido, situadas en
que los institucionistas cultivaban esa la senda de Bataillon y los estudios sobre
vertiente. Pero fue un hombre mesura- el renacimiento. En las últimas páginas
do —no quiso apoyar a Primo de Ri- el autor reúne cuanto se ha hecho —edi-
vera—; mientras sus discípulos y otros ciones, traducciones y estudios— sobre
ultraconservadores llevaron la visión la figura de Vives, con notable erudición
de Vives hasta el extremo, durante las y juicio; es un buen repertorio para quie-
dos dictaduras: Sainz Rodríguez, Carlos nes se interesen por sus obras, repartido
Riba, Puigdollers, Beneyto —en Barce- en varios apartados: lengua, retórica,
lona Estelrich y Carreras Artau—, que derecho y política, pensamiento social...
figuraron en las filas franquistas... Junto Puede decirse que existe un nuevo auge
a ellos algunos clérigos y frailes, Geti- sobre el humanista; un reconocimiento
no, Torró, Herrera Oria... Se fundó una de la importancia que tuvo en su tiem-
cátedra Luis Vives, se bautizaron con su po, en Europa. Porque su obra es euro-
nombre algunas instituciones, algún co- pea, “la verdadera patria de un escritor
legio mayor. Durante el franquismo vol- la constituyen sus lectores, esa inestable
vió a ser exaltado, se sumaron otros, los república sin límites geográficos, políti-
catedrático González Ontiveros y Corts cos, religiosos, ni lingüísticos.”
Grau, o el franciscano Juan Bautista Go- En suma, esta páginas logran un ex-
mis; se publicaron con cierto empaque celente panorama sobre Juan Luis Vives.
algunos libros sobre sus ideas sociales Su vida se enlaza con sus libros, su pensa-
y pedagógicas. Lorenzo Ríber tradujo miento con las circunstancias tan difíciles
sus obras completas. La verdad es que que le tocaron en suerte vivir —converso,
en buena parte servían para sostener una expatriado, testigo de la quiebra de la cris-
ideología, que a pesar del entusiasmo tiandad—. Asimismo, la difusión que al-
avanzó poco la investigación vivista. En canzó, en su época y después, hasta llegar
1964 la publicación de los procesos in- a ser un mito en el nacionalcatolicismo de
quisitoriales de su madre dio la puntilla la dictadura. La erudición de los autores se
a toda aquella corriente de escaso valor une en estas páginas con su buen sentido
académico. En 1970, desde el exilio, histórico, para deslindar la realidad histó-
Carlos G. Noreña publica su Juan Luis rica de las ideologías y sentimientos de di-
Vives, con insistencia en su condición verso tipo que convergen en la exaltación
judía —en línea con Américo Castro—. de su figura. Por lo demás, se acompaña al
Un estudio puesto al día, que completó final de una amplísima relación de fuentes
después: como dicen los autores “mar- y repertorios, bibliografía —separada la
có para bien un punto y aparte”. En este de lengua española—, y de índices ono-
caso el exilio republicano supera sin mástico y toponímico.
duda lo que se hacía en nuestras univer-
sidades. Mariano Peset y Yolanda Blasco

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GRACIA, JORDI Y RÓDENAS, DOMINGO sin embargo, cuando se habla de nuestras


(EDITORES), El Ensayo Español Si- letras no conviene perder nunca de vista
glo XX, Barcelona, Editorial Crítica, que la lengua española es una koiné de
2009, 1005 págs. lenguas y culturas con una profundidad
de más de cinco siglos. A medida que
La Colección Clásicos y Modernos, avanza este ensayo inicial, por fortuna,
que dirige Gonzalo Pontón Gijón, dedi- se va imponiendo otra voz más matiza-
ca este volumen de más de mil páginas a da que hace justicia a su título y termina
presentar a los principales protagonistas por dejarnos una revisión bien escrita y
de la Historia del Ensayo en la España con apreciaciones dignas de atención so-
del Siglo XX. Los profesores de Filología bre los principales ensayistas españoles
Hispánica de la Universidad de Barcelo- contemporáneos pertenecientes a nuestra
na, Jordi Gracia y Domingo Ródenas, tradición democrática. Estas observacio-
son los responsables de este amplio volu- nes suelen centrarse en aspectos gene-
men que se compone de dos partes bien rales de la orientación ideológica y del
diferenciadas: por un lado, un prólogo de estilo de los ensayistas, a los que vincula
169 páginas, titulado “Biografía sintéti- por lo general con acierto a las corrientes
ca de un género literario. El ensayo en e instituciones, órganos y revistas en los
la España del siglo XX” y, por otro, una que proyectaron su obra.
antología que recoge 105 ensayos desde Los estudios de los ensayistas, de des-
Ángel Ganivet (1897) hasta Jorge Wa- igual valor, van poniendo sin embargo de
gensberg (2007). Ambas partes son deu- manifiesto la existencia de distintos tipos
doras, sin embargo, de una misma carac- de ensayo —literario, científico, filosófi-
terización de esta literatura de ideas que co, político, histórico, etc.— así como de
es el ensayo como un género progresista un orden cronológico, incluso generacio-
y de autor o estilo y, por consiguiente, no nal, en nuestra producción ensayística del
académico, fronterizo y prácticamente siglo XX, que coincide básicamente con
inclasificable. Sería el género del intelec- los períodos intelectuales característicos
tual que difunde con voluntad de estilo su de nuestra historia política y a los que se
opinión sobre asuntos de la más diversa presenta con títulos expresivos y carac-
índole —políticos, morales, artísticos, terísticos: “Bajo el signo de la Regene-
científicos, etc.— en los pujantes medios ración” (pp. 13-44) es el título dado al
de comunicación del momento, periódi- estudio del ensayo de los consabidos no-
cos y revistas, sin ser ni periodistas, ni ventayochistas, Azorín, Maeztu, Baroja
especialistas en la materia. y Unamuno, con especial atención a éste
En el extenso ensayo que hace de pró- último y con referencias a algunos auto-
logo hablan dos voces distintas. Empieza res de las cercanías como Julio Camba,
una presentando el ensayo como un géne- Eugenio Noel, Corpus Barga, Luis Be-
ro nacido de recepciones europeas en el llo, etc.; “El pensar pulcro” (pp. 47-80)
cambio del siglo XIX al XX, en la senda se centra en el ensayo de la Generación
abierta por Montaigne, progresista y su- del 14, con una interesante recuperación
perador tanto de nuestra envejecida tradi- de Eugenio D’Ors y con los consabidos
ción literaria, en la que sería inútil buscar “pero” de la izquierda progresista, muy
sus raíces, como del tradicionalismo re- marcados, al Ortega de la Rebelión de
accionario empeñado en recuperarlas. Y, las masas y de la Deshumanización en

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el arte. “El ensayo del arte nuevo” (pp. como muestras del “modo clásico y razo-
80-95) se dedica al ensayo en la genera- nado del mejor ensayo contemporáneo” a
ción vanguardista, que hizo del análisis y Juan Benet, a Sánchez Ferlosio, a Savater
la crítica literaria asunto del ensayo y en y a Félix de Azúa. El ensayista conjuga
la que se estudia a Eduardo Gómez Ba- “reflexión y estilo, autobiografía y opi-
quero y a Bergamín entre otros; “Conti- nión, testimonio y valentía” y tiende a la
nuidades asimétricas” (pp. 95-101) y “La “manipulación artificiosa de la lengua y
quiebra liberal” (pp. 101-104) esbozan la la estructura de los ensayos” (p. 147). El
situación del ensayo en las dos Españas prólogo se cierra con el apartado titulado
que resultaron de la Guerra Civil; “Los “La crítica” (pp. 139-169), donde encon-
jóvenes maestros” (p. 104-114) se refiere tramos una valiosa recopilación crítica de
a la situación del ensayo en la España de la bibliografía existente sobre el tema.
la Posguerra, cuando a su juicio “hubo Esta Biografía sintética de un género
que improvisarlos”, y donde se signifi- literario… no abandona en ningún mo-
caron Dionisio Ridruejo, Laín Entralgo, mento la vía meramente expositiva, ba-
Aranguren, Julián Marías, Tierno Galván, sada en una escritura seductora y ayuna
etc.; “La decadencia del Franquismo y la de análisis y argumentación; ni siquie-
eclosión del ensayo” (pp. 114-130) atien- ra cuando confronta al lector con tesis
de de manera especial a las colecciones y generales más que discutibles, como al
revistas donde crece la actividad ensayís- afirmar en “El arte de la prosa” (pp. 44-
tica desde mediados de los años sesenta 47) que la moderna prosa ensayística
en España, pues “La proliferación del de la España contemporánea nace con
ensayo en el largo final del franquismo es el modernismo. Resultan difíciles de
paralela a la germinación de revistas que aceptar afirmaciones como ésta, cuan-
consolidan sus trayectorias entonces o do están publicadas las obras de Valera,
inician una andadura muy apreciable” (p. Pérez Galdós, Clarín, Pardo Bazán, etc.
121). Aquí aparecen observaciones sobre Sea académico o no, el ensayo histórico
profesores de filosofía de la Generación suele incurrir en “la irresponsabilidad y
de Posguerra, como Manuel Sacristán, la mediocridad de esas ocurrencias lla-
Carlos París, Sánchez Mazas, etc.; “La madas ‘subjetividad’” —por utilizar la
consagración del estilo” (pp. 136-159) cita de Musil (p. 172)— enseguida que
estudia el último período de nuestro en- descuida la consideración serena de la
sayo, desde mediados los años setenta base documental disponible. Sorprende,
hasta el presente, que coincide con “el en fin, que en este prólogo se haga un
momento en que el ensayo filosófico ini- uso positivo del término “ensayismo”,
cia una etapa especialmente fecunda en cuando en español está cargado del sen-
nuestras letras: una reconquista más fran- tido peyorativo que suele acompañar a
ca de la libertad expresiva, una vocación los “ismos” por su carácter reiterativo y
más paladinamente exploradora y una sus excesos.
suerte de resurrección del pensamiento La antología de ensayistas del siglo
por libre, incluso caprichoso en su sol- XX, recogida en la segunda parte del li-
vencia” (p. 137). bro (pp. 177-1005), no aprovecha las dis-
Se hacen referencias a algunos de los tinciones de tema y de estilo en la produc-
mejores ensayistas de la Generación de ción ensayística, ni el orden cronológico
Filósofos Jóvenes y sus cercanías, y cita y generacional, clarificados en el prólogo,

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Reseñas 257

sino que se basa en los criterios estable- uno de los principales representantes
cidos en el apartado “Sobre esta antolo- españoles del Espiritualismo filosófico
gía” (pp. 169-174), donde se vuelve a la y, sin duda, el bejarano más célebre del
consideración del ensayo como un género siglo XIX. La presente obra quiere rom-
progresista y fluido en el que no hay más per el silencio con que, tanto en el ámbito
formas que el estilo irrepetible del crea- local, como en el de la historia de la filo-
dor. Así que, por una parte, se queda con sofía española, se ha celebrado la efemé-
“una idea del ensayo breve, fronterizo ride y, a la vez que homenajea al filósofo,
con el artículo [que no es ni artículo ni pone a disposición de cuantos estamos
trabajo especializado] como género con interesados en el conocimiento y difu-
alta penetración y eficacia cultural (dada sión del pensamiento filosófico español
su divulgación por vía de diarios, revistas, una serie de escritos breves y hoy difíci-
suplementos, en algún caso conferencias, les de localizar. Sin duda esto contribui-
etc.)” (p. 173). Además, ordena los ensa- rá a que la figura de Nicomedes Martín
yos por la fecha de su publicación, lo que Mateos pueda entrar en los circuitos do-
separa a los autores del orden cronológi- centes universitarios y anime a las nuevas
co establecido en el prólogo y puede dar generaciones a la realización de trabajos
lugar a alguna confusión. Y, en fin, toma de curso, trabajos de grado y doctorado
en consideración la extensión del ensayo, sobre nuestro autor. Confiemos en que
que suele oscilar entre las 5 y las 9 pági- así se libere del secular olvido. Es éste un
nas (el 67%), con algunos más breves que empeño del autor, José María Hernández
no llegan a las dos páginas (3,7%), y otros Díaz, Catedrático de Historia de la Edu-
más extensos que rebasan las 13 páginas cación en la Universidad de Salamanca,
(3,7%), entre los que se encuentran So- que ya viene de lejos, pues no en vano es
bre el lugar de la filosofía en los estudios el investigador que más estudios (un to-
superiores (1968) de Manuel Sacristán y tal de 17) ha dedicado a Martín Mateos y
El pesimismo ilustrado (1990) de Fernan- quien, en 1990, al cumplirse el centenario
do Savater. La antología está enriquecida de la muerte del filósofo, ya nos regaló la
con una presentación breve de cada uno excelente obra: Don Nicomedes Martín
de los ensayistas elegidos que introduce Mateos. Antología de Textos breves, que
en sus ensayos seleccionados e incluye incluía 20 textos de Martín Mateos pre-
una bibliografía básica de los estudios so- cedidos de un extenso estudio.
bre su obra. La presente obra consta de dos par-
tes. Una primera que responde al título
Gerardo Bolado del libro (pp. 7-84), y la segunda en que,
bajo el título «Escritos de Don Nico-
medes Martín Mateos» (pp. 87-173), se
HERNÁNDEZ DÍAZ, J.Mª., La educación recogen un total de ocho textos breves,
en la obra de Nicomedes Martín Ma- pero íntegros, del filósofo bejarano, com-
teos. Béjar (Salamanca): Fundación plementadas por un apartado de notas y
Premysa, 2007, 197 págs. una bibliografía.
En la primera, el autor presenta a lo
El día 15 de septiembre de 2006 se largo de 11 capítulos breves diversas fa-
cumplía el segundo centenario del naci- cetas del pensamiento y figura de Martín
miento de Nicomedes Martín Mateos, Mateos que ayudan a comprender al lec-

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tor su situación en el contexto del pen- Naturaleza (capítulo 7), y destacando el


samiento español decimonónico, en la papel de la escuela primaria (capítulo 8),
familia filosófica espiritualista, su com- de la escuela industrial como expresión
promiso con su patria chica y con su pa- del espíritu del siglo (capítulo 9) y de la
tria grande en pro de una puesta al día de cultura popular. Finalmente, el capítulo
ambas por el camino de la modernización 11 recapitula su pensamiento educativo
así como del carácter eminentemente pe- enfatizando el papel de la familia como
dagógico y de formación humana que elemento básico de la armonía social y
revisten sus propuestas. Su acción perso- motor del progreso, el amor como base
nal se asentó en el mismo compromiso, y punto de partida de toda acción educa-
intentando llevarlas a cabo, lo que pone tiva y la filosofía, la ciencia de las ideas,
de manifiesto su fe en la filosofía como como luminaria del progreso material y
elemento clave para la reforma del alma moral, de lo que, en definitiva, necesita
de los pueblos y en la educación, como la sociedad general y, más en concreto, la
forma apropiada para llegar al logro del española y la local bejarana, para estar a
pleno progreso y para la fundamentación la altura de los tiempos.
de una convivencia duradera. Así, tras fi- En la segunda parte se editan un to-
jar el estado de la cuestión sobre los estu- tal de ocho textos de Nicomedes Martín
dios dedicados al filósofo (capítulo 1), se Mateos (pp. 85-173). Cuatro publicados
presenta (capítulo 2) la íntima unión de en la Revista de Instrucción Pública, en
Martín Mateos con su patria chica (Bé- la Revista Ibérica y Revista de la Uni-
jar), y cómo su modernización constituye versidad de Madrid: «De las escuelas
el auténtico leitmotiv de su pensamiento, industriales y sus relaciones con el es-
completada y complementada con esta píritu moderno»; «Súplica al Ministro
misma preocupación respecto a su patria de Instrucción Pública»; «Indicaciones
grande (España), en un intento por po- sobre una nueva ley de Instrucción Públi-
nerla a la altura de los tiempos, guiada ca», «Discurso inaugural en la apertura
siempre toda su acción por la linterna de curso de 1876 a 1877 en el colegio
filosófica. A continuación, tras advertir de segunda enseñanza de Béjar»; dos
(capítulo 3) que, si algo caracteriza el tomados de sendos capítulos de su obra
pensamiento del filósofo bejarano, es su El Espiritualismo» («De la educación» y
profunda raíz filosófica, a juicio del au- «La fraternidad familiar»), unos apuntes
tor, hoy día no resulta fácil distinguir en autobiográficos enviados por Martín Ma-
sus trabajos lo que es filosofía de lo que teos a Gumersindo Laverde, y publica-
en apariencia no lo es. Por ello procede a dos en 1994 en Cuadernos Salmantinos
distribuir el conjunto de la obra de Mar- de Filosofía, y un inédito «Informe del
tín Mateos en tres etapas (1842-1863), Director de la Escuela industrial sobre
(1863-1874), (1875-1890), trazando las los efectos del cólera morbo asiático en
líneas básicas de su pensamiento filosó- Béjar” (1855), obra de Martín Mateos y
fico, para situar, posteriormente, el pen- de otros profesores de la Escuela Indus-
samiento educativo dentro de su filosofía trial de Béjar.
(capítulo 4), poniendo especial énfasis en Un apartado de notas, organizadas
su socratismo pedagógico (capítulo 5), por capítulos, (pp. 175-187), y una com-
en su pedagogía de la tolerancia (capítu- pleta y valiosa “Bibliografía”, con dos
lo 6), en su educación poética y desde la secciones, relativa una a estudios y artí-

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culos sobre Nicomedes Martín Mateos y najeado. Así pues, la estructura del volu-
su obra, que incluye más de medio cen- men queda del siguiente modo: cada uno
tenar de entradas, y dedicada la otra a la de los trece libros escritos por el profesor
difícil tarea de fijar la lista de las obras y sería tratado por un autor y se comple-
artículos de nuestro filósofo, con más de mentarían con tres o cuatro recensiones
ochenta títulos, completan esta obra, que que cada libro había tenido en la fecha de
se cierra con el obligado índice general. su publicación, añadiendo a todo ello una
En su conjunto, estamos ante una introducción temática realizada por los
obra clara, rigurosa, a la vez cercana y editores y una bibliografía final. De este
asequible al lector medio y que, sin duda, modo tenemos un texto muy bien estruc-
constituye, efectivamente, el mejor de los turado, con las líneas de fuerza del pen-
homenajes posibles a Nicomedes Martín samiento de Elías Díaz, lejos de esos “to-
Mateos, en el bicentenario de su naci- chos” heterogéneos donde —salvo en la
miento. Pues, ¡qué mejor homenaje, para introducción y algún artículo— se tratan
un filósofo, que su obra se publique para temas y cuestiones diversas, verdaderas
que se conozca, se lea, se medite y se cri- misceláneas, que la mayoría de las veces
tique, y de esta forma poder seguir dando son ajenas a la biografía intelectual y po-
que pensar! lítica del autor a quien se rinde tributo.
Tres intereses configuran la obra de
Roberto Albares Elías Díaz: el pensamiento español, la
teoría política y la filosofía del derecho:
“El filósofo del derecho que es Elías
HIERRO, LIBORIO; LAPORTA, FRANCISCO Díaz viaja con un equipaje de pensa-
J. Y RUIZ MIGUEL, ALFONSO (EDS.), miento político y con la brújula orienta-
Revisión de Elías Díaz: sus libros y da siempre en una perspectiva histórica.
sus críticos, Madrid, Centro de Es- El teórico político que es también Elías
tudios Políticos y Constitucionales, Díaz acostumbra a sustentar sus con-
2007, 463 págs. clusiones en reflexiones filosófico-ju-
rídicas guiadas por sus preocupaciones
Este libro homenaje al Catedrático de históricas, y el Elías Díaz historiador
Filosofía del Derecho de la Universidad del pensamiento, por su parte, observa
Autónoma de Madrid y maestro de ge- la circunstancia española con las lentes
neraciones de iusfilósofos, filósofos, po- que le suministran su filosofía del dere-
litólogos y profesionales de las ciencias cho y su pensamiento político”. De ahí
sociales es un libro que se aparta de los que no podamos distinguir etapas en su
cánones académicos al uso. Los editores obra sino una interrelación entre estos
—discípulos y amigos— nos lo hacen tres intereses que guían el conocimiento
saber en las primeras líneas: el profesor de su reflexión y un compromiso nada
Elías Díaz se negó a la iniciativa con ese complaciente —y siempre crítico— con
pudor y vértigo al protagonismo que lo el socialismo democrático.
hace tan atractivo; tras arduas conversa- Repasemos el índice donde, como se
ciones, pros y contras, matizaciones mil indica, cada una de las obras es tratada
y mucha discusión (así es nuestro prota- por un autor(es) y son los siguientes:
gonista) se reconvirtió el proyecto gracias Estado de Derecho y sociedad democrá-
a una propuesta crítica del propio home- tica, 1966 (RAÚL MORODO); Revisión de

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Unamuno. Análisis crítico de su pensa- neamente los ejes citados anteriormente:


miento político, 1968 (PEDRO CEREZO); Estado de derecho, socialismo, legalidad-
Sociología y Filosofía del Derecho, 1971 legitimidad, etc. La secuencia liberalis-
(MANUEL ATIENZA Y JUAN RUIZ MANERO); mo-socialismo-democracia es constante
La filosofía social del krausismo español, pues marca un itinerario intelectual y
1973 (JOSÉ LUIS ABELLÁN); Notas para vital. Sus trabajos sobre el krausismo,
una historia del pensamiento español Institucionismo, Gumersindo de Azcára-
(1939-1973), 1974 (SALVADOR GINER); te, Costa, Fernando de los Ríos, la rela-
Legalidad-legitimidad en el socialismo ción del PSOE con la Institución Libre de
democrático, 1978 (VIRGILIO ZAPATERO); Enseñanza, Tierno Galván, Ruiz Jiménez
Socialismo en España: El Partido y el (todos ellos “viejos maestros”) son jalo-
Estado, 1982 (ALFONSO GUERRA); De la nes para la comprensión de la conjunción
maldad estatal y la soberanía popular, de teoría y praxis, de compromiso ético,
1984 (NICOLÁS LÓPEZ CALERA); La transi- cívico y político que son la vida y obra
ción a la democracia. Claves ideológicas del profesor Elías Díaz.
1976-1986, 1987 (LUIS GARCÍA SAN MI- Sintetizar es siempre arriesgado, pero
GUEL); Ética contra política. Los intelec- el concepto de “reconstrucción de la ra-
tuales y el poder, 1990 (JAVIER MUGUER- zón” es el hilo conductor de gran parte de
Za); Los viejos maestros. La reconstruc- su obra, que muchos utilizamos en nues-
ción de la razón, 1994 (GREGORIO PECES- tros programas para dar unidad y sentido
BARBA MARTINEZ); Curso de Filosofía del a la materia que explicamos, especial-
Derecho, 1998 (JOSÉ DELGADO PINTO); Un mente al abordar los siglos XIX y XX.
itinerario intelectual. De Filosofía jurí- ¿Qué significa?
dica y política, 2003 (ERNESTO GARZÓN a) Reconstrucción contra el silen-
VALDÉS); como apéndice se compendia cio o la ocultación de la realidad que
una bibliografía sobre su obra. el franquismo sepulto; de ahí la nece-
Por cuestiones de espacio, me centra- sidad de acceder a los datos relevantes
re en lo que concierne a nuestra materia, para no caer en las interpretaciones
la historia del pensamiento español, fun- manidas, interesadas y “oficiales” del
damental en la orientación y contextuali- problema.
zacion de la obra del autor de Estado de b) La recuperación de la verdad frente
Derecho y sociedad democrática. Sus es- a las interpretaciones del régimen; todo
tudios son pioneros, pues ya en 1963 en- se trastoca dentro de los cánones al uso,
contramos un estudio sobre la ética social la realidad es algo elusivo y que se ha
de Aranguren en la Revista de Estudios sustituido por la pretenciosidad-gran-
Políticos y dos años más tarde recensiones diosidad del lenguaje, característico del
de libros de Giner de los Ríos y su estudio atrezzo ideológico del franquismo.
preliminar a la Antología del pensamiento c) Restablecimiento de la razón y res-
político de Unamuno que aparecería en la cate de la misma en nuestra historia con-
editorial Tecnos. Novedosos son también temporánea.
sus planteamientos y presupuestos meto- De ahí, que sea menester recuperar,
dológicos, alejados de la mera erudición, hacer nuestra, traer a la normalidad esa
de la datofagia o de esa pretendida origi- “tradición humanitaria y liberal” como
nalidad que distorsiona aquello que estu- la llamo Azaña, democrática (con sus
diamos. Aparecen entrelazados y simultá- luces y sombras), para tener una nueva

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perspectiva que enriquezca la España cí- el poder obtenido en épocas pretéritas


vica de la Constitución de 1978. Desde el ha sido analizado recientemente (vea-
pensamiento del exilio al del exilio inte- se “Neocoms y Teocoms, una coalición
rior, reivindicar el pluralismo ideológico, fundamentalista”, El País, 4, septiembre,
combatir la apropiación indebida de la 2007) en un nuevo ejercicio de análisis
España impecable (una, grande y libre), de pensamiento, filosofía política, táctica
convertida en Tradición única, a costa del y estrategia de sectores que proponen esa
silencio de los que no pensaban de este vuelta al fundamentalismo tecnocrático
modo bajo el régimen totalitario del ge- y teocrático: Me refiero aquí, claro está,
neral Franco. a las cesiones, silencios y adhesiones de
Este volumen —editado con gus- ciertos sectores académicos y profesiona-
to y elegancia por el Centro de Estu- les conservadores (juristas, sociólogos,
dios Políticos y Constitucionales— es economistas, etcétera) ante la ofensiva
inevitable para cualquier investigador premoderna de las jerarquías católicas
que pretenda conocer los problemas, contra el entorno intelectual y político
desafíos y alternativas en la España de de, por ejemplo y de modo más inmedia-
los últimos cincuenta años, eso si, con to, la importante ley de educación para
referencias y conexiones a esa heren- la ciudadanía. La fundamentalista coali-
cia de la España cívica que transcurre ción conservadora funciona en el interés,
desde la Institución a la Constitución. teológico y económico, común a las dos
Los estudios sobre el franquismo y sus partes frente a las propuestas de laicidad
constantes intentos de “legitimidad” e igualdad en libertad exigibles en el Es-
son tarea obligada para conocer las es- tado democrático.
tructuras jurídico-políticas del mismo, Volvemos al inicio de sus tareas, a la
actualmente revisadas desde la figura y constante preocupación por el marco del
obra de Carl Schmitt en un intento más Estado de Derecho y sus contenidos fun-
de revisionismo histórico. También aquí damentales, donde el proceso de seculari-
encontramos la respuesta contundente zación plasmado en la separación Iglesia-
del profesor Elías Díaz elaborada desde Estado se pretende ignorar, pretendiendo
los presupuestos de la democracia y la “la dominación-postergación de las li-
legitimidad que dan los ciudadanos y no bres decisiones colectivas, en el fondo el
desde una falsa ingeniería jurídica que, cuestionamiento de la misma autonomía
en el mejor de los casos, se convierte en moral, es decir, de la libertad y el Estado
nostalgia de la democracia orgánica o democrático”. Así es nuestro protagonis-
en psiquiatra del golpismo. ta, no se cansa ni desfallece, no se desen-
No jubilemos al “joven profesor”, canta, sigue dando argumentos, rebatien-
aunque emérito, le quedan muchas ener- do —con un entusiasmo juvenil— a los
gías para develar y desenmascarar el que atacan y ponen en peligro el Estado
pensamiento neocom y teocom (en un de Derecho que tanto ha costado a los es-
intento de aggiornamento del neoconser- pañoles. Eso es lo que encarna el profesor
vadurismo e integrismo hispano), como Elías Díaz. Ni más ni menos.
riesgos que hoy observamos en España. Cuando frecuento alguno de sus libros,
El retorno de la derecha mas radical jun- recuerdo el Canto del adiós de Whalt
to a destacados miembros de la jerarquía Whitmann: “Amigos, esto no es un libro,
eclesiástica que no se resignan a perder quien vuelve sus hojas, toca un hombre”.

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Un “hombre de carne y hueso” que la prohibición que tenían los religiosos


diría su querido Unamuno, un maestro de la Compañía de publicar libro alguno
de generaciones en plena actividad, ¡Gra- sin previa revisión del prepósito general
cias profesor! y sin la correspondiente licencia. Salvo
El comulgatorio, Gracián publicó sus li-
Jorge Novella Suárez bros bajo nombre falso, el de su hermano
Lorenzo. Los jesuitas que han publicado
estudios sobre Gracián no han contribui-
JORDÁ, MIGUEL, De la rebeldía al erotis- do, según Jordá, a poner en claro, sino
mo. Introducción a Baltasar Gracián. todo lo contrario, su biografía, especial-
Zaragoza, Mira Editores, 2007, 401 mente en lo que toca a su actividad como
págs. jesuita e intelectual de gran relieve en la
España de Barroco. Jordá no sólo mues-
He aquí una interesante novedad en tra el incumplimiento por Gracián de los
el panorama bibliográfico sobre Gracián. votos de obediencia y pobreza (negocia-
El capítulo I, “Revisión de la vida y la ba y contrataba directamente con su edi-
muerte de Gracián”, no es un mero trá- tor), sino especialmente el de castidad.
mite para presentar al lector la vida del De ahí el título del libro: De la rebelión
jesuita disidente, sino que es el comien- al erotismo.
zo de una reconstrucción que da sentido El sesgo antijesuítico que Jordá desve-
a toda la obra innovadora de Jordá. Este la en Gracián es una de las cargas de pro-
capítulo nos introduce en el mundo ba- fundidad con que viene este libro. Queda
rroco, contrarreformista, que le tocó vi- así claro, desde el principio, que estamos
vir a Gracián, su entrada en la Compañía ante un estudio polémico de Gracián. El
de Jesús y la progresiva y fatal fractura lector encontrará en él material abundan-
entre él y la orden jesuítica. te para probar una interpretación que, se-
La reconstrucción que de la biografía guro, no satisfará a todos, pero el debate
de Gracián efectúa Jordá es sumamente sobre ello justifica sobradamente la auda-
iluminadora, ya que muestra que, por un cia de Jordá para construir esta guía o in-
lado, las noticias biográficas sobre él son troducción, tan atractiva, como rompedo-
fragmentarias y, por otro, han sido ma- ra. Gracián parece contradictorio debido
nejadas para construir más una leyenda a que el lector encuentra dos figuras dis-
que una biografía histórica. Este libro tintas en su obra. Normalmente vemos al
nos conduce de forma crítica a través de Gracián agudo, lleno de ingenio, pero de
una selvática maraña bibliográfica, llena cuando en cuando, hallamos textos más
de lagunas. Es el primer mérito que se- planos, en los que se defiende la ortodo-
ñalaría de su aportación al conocimiento xia de la España barroca y contrarrefor-
del aragonés universal. Este fue jesuita, mista, esto es, la opinión abrumadora y
pero no jesuita ejemplar en el sentido de opresivamente dominante. Jordá explica
San Ignacio. Los jesuitas se distinguían como “cuñas” estos textos que Gracián
por su espíritu de obediencia: el talante se ve obligado a introducir justamente
militar de esa obediencia se refleja en el para conseguir que su pensamiento disi-
nombre “Compañía”, que el fundador dente circule sin demasiadas trabas: “Las
dio a la orden. Pero Gracián no fue un cuñas, contrariamente a las verdades que
jesuita obediente, sino que desobedeció más importan a Gracián (…), son de lo

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más claro, llano y explícito que pueda lejos de ser tránsito a la vida eterna, es
imaginarse, para que el hipotético lector contemplada como frustración, como in-
más cerril, intransigente y potencialmen- justicia, sobre todo porque, como se lee
te delator pueda morder con gusto esos en uno de sus aforismos, “los que impor-
cebos y … desactivarse.” (p. 208). Así se tan menos viven más, y los que mucho
explicaría el sincretismo, la dualidad o valen viven menos” (p. 215)
la falta de unidad que tantos gracianistas En cuanto a su filosofía, no es en
han señalado en el aragonés. modo alguno la escolástica. Sus lecturas,
Jordá se ocupa también de Gracián analizables con precisión gracias a ha-
como crítico político de la España deca- berse inventariado su biblioteca, mues-
dente de Felipe IV, de la organización mi- tran su simpatía por los clásicos paganos
litar y del funcionamiento de la justicia. y los renacentistas italianos. Esto pone
Pero quizás es el capítulo 7, “Precisiones en evidencia su nula simpatía por la filo-
sobre el estilo moral”, donde mejor que- sofía oficial de la España barroca o por la
da reflejado el sentir político de Gracián, patrística. El suyo es un universo abierto,
que de nuevo tiene que cubrir su simpa- de sentido laico, sin presencia del peca-
tía por Maquiavelo con el tacitismo que do o de la salvación cristiana, algo tan
la crítica a la ortodoxia se vio obligada contrario al mundo oficial de la España
a adoptar en la España barroca. Por ello de entonces. Todo ello hace de Gracián
presenta Jordá el antimaquiavelisimo de una figura excepcional de su momento,
Gracián como una treta para pasar su ma- seguramente por ello tan valorado fuera
quiavelismo, aunque reconociendo que el de nuestras fronteras.
maquiavelismo gracianesco apunta, más Jordá dedica el capítulo 9 a glosar la
que a la vida colectiva, a lo que llama “el amistad en Gracián, mostrando la raíz
arte de prudencia”, que tiene sentido in- griega de su concepción y la conexión
dividual y que parte del supuesto de la que él establece entre ética y estética. En
malicia del hombre, por lo que la moral esta línea realiza un sugerente análisis de
del éxito que predica Gracián se conden- las figuras de Critilo y Andrenio, los dos
sa en aforismos como el que leemos en amigos protagonistas de El Criticón, se-
Oráculo manual: “Quando no puede uno ñalando el sentido de esta amistad “a la
vestirse la piel del León, vístase la de la griega” entre ambos hombres, así como
Vulpeja” La mezcla de Tácito, Maquia- el enaltecimiento de la belleza masculi-
velo y San Ignacio darían como resulta- na, un indicio más de la homosexualidad
do ese producto jesuítico de la intención de Gracián que Jordá desvela al hilo de
(“dirigir la intención”), que es una ma- los modelos masculinos admirados por el
nera de convertir el arte de prudencia en autor del Criticón y de sus escritores y
lo que haga falta para salir con buen pie poetas preferidos.
de cualquier trance: la ocultación, el disi- En definitiva, un libro polémico, a mi
mulo o el engaño. juicio muy innovador sobre el gran au-
Su cristianismo tampoco parece ser tor aragonés, quizá capaz de sacarlo de
propio de un jesuita ni de un creyente los estereotipos que han dominado sobre
convencido. Jordá señala que el “cielo” él. Sin duda es Gracián un escritor difícil
del que habla Gracián es el cielo físico, y de leer, pero la obra de Jordá es una guía
la inmortalidad es inmortalidad de fama. que puede animar a más de uno a desen-
De manera que la visión de la muerte, trañar la apasionante aventura intelectual

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de un gran disidente de aquella asfixiante cativo para que el conocimiento respon-


atmósfera de la España del siglo XVII. da a los más perentorios requerimientos
de la sociedad, así como en la necesidad
Pedro Ribas de potenciar sectores de producción de
riqueza alternativos a los tradicionales
sustentadores de nuestra economía. Ac-
LARA, MARÍA DEL CARMEN, Ilustración tualidad, por tanto, de la Ilustración, para
española y pensamiento inglés: Jo- nosotros simbólicamente representada
vellanos, Universidad de Granada, por la figura de la reflexiva serenidad
2008, 594 pags. del retrato de Jovellanos, por la digni-
dad de una meditación cuya melancólica
El camino hacia la comprensión his- soledad trasluce una frustrada voluntad
tórica está inevitablemente plagado de reformista. Actualidad de un estudio,
trampas lógicas que exigen la prevención pues, que puede contribuir a calibrar los
del pensamiento crítico. En el caso de la debates actuales en los parámetros de un
historia de España y de su pensamiento, proceso propio de ilustración, así como
el más insistente de los obstáculos es la a consolidar una estrategia de autognosis
confusión de la correlación de aconte- histórica exenta de una vez por todas del
cimientos con una relación causa-efecto fatalismo de la “excepción”.
que condena a la predeterminación del Este objetivo se halla, no obstante,
sentido todo suceso por venir. A esta ten- contravenido desde el mismo plantea-
dencia se suma el recurso a la concepción miento estructural de la obra. Puede ser
cíclica de la historia, que lleva a interpre- acertado abordar la especificidad españo-
tar el presente por referencia anacrónica la de la Ilustración no desde la historia,
a un momento pretérito que cumplía una como suele ser habitual, sino desde el es-
función análoga en la consecución del ci- tudio de la forja de su decurso intelectual
clo. Ambos, determinismo causal y ana- más paradigmático. Que la estrategia sea
logía cíclica, impiden la asunción de la la del estudio comparado con uno de los
singularidad de un momento histórico, modelos preeminentes de la Ilustración
de la especificidad de su sentido y de su europea, el inglés, resulta en cambio pa-
valor. radójico: si lo que se pretende abando-
Esta advertencia hermenéutica cobra nar es ese movimiento pendular entre la
sentido ante la lectura del ambicioso estu- admiración de lo exógeno y el rechazo
dio de Mª del Carmen Lara Nieto por una xenófobo para postular una tercera vía
doble razón: en primer lugar, por su vo- de singularidad interactiva, tomar como
luntad de refutar la tesis de la “excepción criterio y prueba de autoridad de la exis-
española” como determinación causal de tencia de una Ilustración propiamente
nuestra historia mediante la demostra- española su subsidiariedad respecto al
ción documentada de la existencia de un pensamiento inglés parece dificultar su
proceso propio de la Ilustración. Y, en se- objeto. Ello no obsta para que el rigor
gundo término, por la inevitable remisión de la documentación de las fuentes, que
a nuestra actualidad que el lector operará ocupa un apartado específico al comien-
al reencontrar en la figura de Jovellanos zo de cada una de las unidades temáti-
problemas tan candentes hoy como la ne- cas, convierta este estudio en una obra de
cesidad de una reforma del sistema edu- referencia sobre la recepción y circula-

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ción del pensamiento fundamentalmente sición tanto al formalismo jurídico como


inglés (si bien no se dejan de comentar a sistemas económicos abstractos como
la relevancia de las fuentes francesas), el de Thomas Paine, a la abstracción de
siempre alrededor de bibliotecas priva- las explicaciones contraactualistas de lo
das, tertulias y sus círculos de difusión, político o, siguiendo a Edmund Burke, a
que motivaron una reflexión ilustrada en la violencia revolucionaria de 1789 por
España frustrada en su proyección pú- su imposición externa de un ideal que,
blica por la identificación popular con el despojado de ese sustrato histórico, sólo
invasor napoleónico. merece el calificativo de “ficción”. Pero
En su intención, constituye un acier- quizás la cuestión que ilustra de manera
to de la autora ubicar la epistemología más significativa ese historicismo deudor
como núcleo radical del conjunto del del primado de la experiencia es su par-
pensamiento de Jovellanos. El fin es do- ticular constitucionalismo: en el parecer
tar del estatuto mayor de filósofo típica- de Jovellanos ya existían constituciones
mente moderno a la figura de un intelec- en España, desde la legislación visigoda
tual cuya caracterización generalizada se a la Nueva Recopilación de códigos lega-
suele limitar a su reconocida sensibilidad les por pragmática de Felipe II en 1567,
ante las necesidades estructurales del pasando por el Fuero Viejo de Castilla,
país y su consecuente voluntad reformis- las Partidas y los fueros y cartas pueblas
ta. En efecto, la filosofía moderna deriva dadas a villas y ciudades. En lugar de la
sus consecuencias ontológicas, éticas y frialdad abstracta de una constitución ex
políticas del lugar que su epistemología novo, nacida de los meros principios de
concede al sujeto y al individuo. En esa la razón, Jovellanos proponía la reforma,
misma línea, Lara Nieto trata de mostrar unificación y actualización de esta histó-
que el “estadismo” de Jovellanos es co- ricamente viva constitución española.
herente con sus principios gnoseológi- Ese afán de reforma es, asimismo, co-
cos. Su posicionamiento al respecto es herente con una concepción integral de la
el de una conciliación de las dos grandes historia, la economía política y la educa-
variantes, racionalista y empirista, que ción, tal como se trasluce en la partición
articulan el paradigma moderno prekan- temática de la obra. Jovellanos confería
tiano. Así, este estudio argumenta que, a la educación el papel fundamental de
desde la prioridad dotada por Bacon a la alumbrar una conciencia genérica que
experiencia y al principio de inducción apuntara a una nueva teoría de la huma-
sobre el método axiomático-deductivo, nidad. Su propia visión de la Ilustración
la recepción del sensualismo de Con- estaba, por tanto, imbricada en una im-
dillac y del empirismo de Locke, Jove- plícita filosofía de la historia como pro-
llanos concede una doble autoridad a la ceso o evolución de estados. La política
razón formal y a la experiencia que fun- económica, que debía ser el faro de la
damenta su toma de posición ante pro- reforma, encontraría su vehículo en una
blemas no estrictamente gnoseológicos: reestructuración del sistema educativo:
sus tesis económicas y jurídicas parten desde la creación de cátedras específi-
de un historicismo de base, que defien- cas en la universidad hasta la enseñanza
de que toda teoría debe tomar cuerpo en técnica de todos los agentes económicos.
un tejido histórico en lugar de imponerse Jovellanos no concebía la educación en el
unilateralmente sobre él. De ahí su opo- mero sentido de una formación personal

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humanista. En su proyección, la educa- los éticos y los políticos, los estéticos y


ción debía responder y adaptarse a las los pedagógicos, impide la confirmación
necesidades específicas del Estado, en de la pretendida coherencia sistemática
lugar de impartir un canon formativo con de su pensamiento. El primer capítu-
pretensiones universales que fuera ajeno lo sobre la epistemología resulta así un
al tejido histórico y social español. De ahí tanto ad hoc, y adolece en exceso de la
su defensa de las enseñanzas aplicadas y autocomplacencia de la constatación del
la inauguración de instituciones estatales tratamiento de los más básicos conceptos
de investigación y enseñanza asociadas a filosóficos en nuestra lengua, lo cual se
los recursos naturales, industriales y agrí- repite en el análisis de cada área de cono-
colas del país, muchos de cuyos discursos cimiento. La obra resulta así reiterativa
inaugurales constituyen sus producciones y en lugar de facilitar la identificación
intelectuales más relevantes. Jovellanos del carácter, de la unidad en la variación
cuestiona “por qué nuestros institutos de del pensamiento de Jovellanos, devuelve
educación se cuidan tanto de hacer a los la ya vieja impresión de un intelectual,
hombres sabios, y no tanto virtuosos”, moderada excepción dentro de la “excep-
interrogante que condensa un ideal que ción” española, que supo en cada caso
cabe hoy ser evocado como criterio para aplicar los conocimientos importados a
la disolución de algunas de las demagógi- su realidad local. La aplicación de ese
cas bivalencias en las que el debate actual patrón de división disciplinaria convierte
sobre la enseñanza universitaria queda este volumen en una valiosa y operativa
encallado: ni el mero paternalismo elitis- obra de consulta sobre la temática, pero
ta de una formación personal íntegra ni impide la exposición de un pensamiento
la adaptación a los requerimientos del be- ilustrado español en su singularidad pro-
neficio privado, la educación debe formar pia, contradiciendo el objetivo de acabar
en una virtud, por qué no, republicana, en con el “mito de la excepción” que la au-
la que los ideales humanistas se adapten a tora comparte con relevantes publicacio-
las necesidades de todos. nes actuales como la de Carmen Iglesias
La riqueza del libro de Lara Nieto es No siempre lo peor es cierto (2009) y,
proporcional a la grandeza intelectual sobre todo, ignorando el afán del propio
del personaje. Ello no obsta para que Jovellanos por evitar la imposición uni-
su tratamiento termine por prorrogar el lateral externa que coartara el desarrollo
pesimismo negacionista que se propone interno de nuestra determinada experien-
conjurar: la compartimentación disci- cia histórica.
plinaria del decurso intelectual de Jove-
llanos desdibuja la idea un pensamiento Gonzalo Velasco
“total”, como así era el de los ilustrados
europeos o incluso de los británicos pre-
rrománticos como Shaftesbury o Hutche- LIZAOLA, JULIETA, Lo sagrado en el pen-
son, fuentes también del asturiano, en los samiento de María Zambrano, Méxi-
cuales la teorización sobre la experiencia co, Ed. Coyoacán, 2008, 323 págs.
o la sensibilidad no es distinguible en sus
términos éticos o estéticos. De la misma Este libro, escrito por la profesora de
manera, la separación en capítulos estan- la Universidad Nacional Autónoma de
cos de los principios epistemológicos, de México, Julieta Lizaola, merece la mejor

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Reseñas 267

de las fortunas en el denso y abigarrado po propicio para orientaciones diversas.


bosque que forma ya la literatura sobre el Zambrano, aun perteneciendo a este
pensamiento de María Zambrano. Y me- momento histórico y compartiendo ries-
rece esta suerte porque está escrito desde gos con otras filosofías igualmente ma-
la honestidad intelectual y la competen- nipulables por el material sensible con
cia. Más aún, lo merece porque es una que reflexionan se presenta como una
mirada sobre lo nuclear de la filosofía respuesta tan ortodoxa como radical. Si
zambraniana realizada desde México, es- hay filosofías que fueron consideradas
pacio intelectual de la filósofa española radicales por sus propuestas de transfor-
—compartido con la autora del libro—, mación revolucionaria, pongamos por
suficientemente distante de las realidades caso las de orientación marxista, ésta es
española y europea como para estar libre radical en la medida en que reivindica
de compromisos y suficientemente cerca la necesidad de remitirnos a un origen
como para saber que los textos analiza- irrenunciable: aquel momento en que el
dos no son comprensibles sin esos refe- hombre formó parte de una unidad con
rentes. la realidad que constituía su razón de ser.
En verdad, el título parece sugerir un Mas aquel tiempo dejo pasó a la historia
estudio monográfico sobre un —o inclu- secuencial, hecha de momentos y cir-
so “el”— tema del pensamiento zambra- cunstancias en la que cada parte deseaba
niano pero pronto el lector sale de dudas constituirse como el todo absoluto. Así
al darse cuenta de que está ante un es- la razón o así la religión misma. Del ab-
tudio de conjunto sobre el pensamiento soluto al absolutismo el paso fue irreme-
de la filósofa de El hombre y lo divino, diable. Y con ello surgió el espacio de
sólo que realizado desde la renuncia a la violencia y de la muerte: la primera
un planteamiento lineal o más discursivo guerra mundial, la guerra civil española
para optar por la concentración del estu- y el fascismo que promovió la otra gran
dio del núcleo duro, allí donde se juega lo guerra. Esta violencia hace del exilio el
sustancial de su planteamiento. lugar natural del ser humano. El de ella
La filosofía de María Zambrano for- misma en particular.
ma parte de las interpretaciones triádicas Mas, ¿es posible construir otra filo-
de la historia humana, propias de las vi- sofía que sea capaz de retomar aquella
siones de salvación: en el inicio habría unidad inicial, reflexionar sobre nuestras
sido la plenitud como deberá serlo al capacidades, sin renunciar a ninguna,
final si queremos ser nosotros mismos para que en el futuro se evite esta gran
pero, en tanto, el tiempo intermedio es crisis de “lo humano”? Pues a responder
el tiempo del desdoblamiento, de la alie- a este interrogante se aplicó Zambrano
nación o de la escisión como prefiera y de su mano Julieta Lizaola recorre los
denominarse. Hablaríamos, pues, de la puntos nucleares de la reconstrucción del
filosofía como saber de reconstrucción pensamiento mismo tal como la filósofa,
del origen pero sabiendo que la historia exiliada en México y, después por medio
no pasa en balde. Es una filosofía propia mundo, lo fue planteando.
del tiempo de las crisis que constituye- El libro se divide en dos partes y nue-
ron más de dos terceras partes del siglo ve capítulos. Recorre un largo camino
XX, al final de la modernidad, y que han que va desde el punto de partida donde
terminado por abrirse a un nuevo tiem- se sitúan la influencia de Unamuno y de

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Ortega y la revisión de la razón españo- El lector encontrará en cada capítulo


la y europea que habrían compartido, a un estudio detallado de toda esta recons-
partes iguales, las formas de absoluti- trucción pero, sobre todo, de cómo Zam-
zación, bien que por razones opuestas. brano concibe cada uno de los elementos
Donde la razón ocupó todo el espacio que nos deben conducir al nuevo tiempo
—Europa— fue en España la religión de la plenitud: la recuperación del senti-
la que hizo lo propio, hasta completar do de lo sagrado trastoca, inevitablemen-
un proceso intelectual que va más hacia te el significado atribuido a elementos
adentro que hacia afuera, que es más in- desahuciados por la filosofía cartesiana
tenso y profundo que largo. La profesora que son de nuevo recuperados para dar-
Lizaola va analizando todos esos eslabo- les un lugar en este nuevo “uso de la ra-
nes que nos conducen inevitablemente zón”, expresión que Zambrano utilizara
a lo sagrado como expresión de lo otro, en “La reforma del entendimiento”, pu-
sus manifestaciones en las formas que lo blicado en Hora de España. Recupera así
divino ha ido adoptando y la interpela- el sueño, la poesía, el tiempo, la piedad,
ción que esta realidad —la existencia de el alma... Sólo me permitiría señalar
dioses— ha supuesto para el ser huma- aquí que los estudiosos de María Zam-
no. Y cómo una vez que estamos frente a brano han prestado muy poca atención a
esta “realidad” los mecanismos de la ra- la influencia que pudo tener su padre en
zón moderna, racionalistas o empiristas, la construcción del concepto de piedad
se muestran insuficientes y es necesario con sus ataques frontales al darwinismo
apelar a aquello que la filosofía había social. Bastaría leer buena parte de sus
abandonado pues sin ellas la recupera- artículos para comprender esto.
ción de la unidad perdida es imposible: “Entrar en razón”, pues, se convierte
la poesía, el sueño (los sueños) y la recu- en irrenunciable para el ser humano, como
peración de formas que solo el poeta es nos dice la autora, y esto deberá consistir
capaz de detectar pues es, precisamente, en humanizar la razón, es decir, conver-
el poeta el que nunca ha renunciado a tirla en razón amorosa y base de la espe-
la unidad. Pero Zambrano va más lejos, ranza que constituye el futuro del hombre.
esa unidad, ¿puede darse acaso en otro En este sentido, las páginas dedicadas a
lugar que no sea el alma? ¿Y si esto es la razón poética, la expresión que sinteti-
así habremos de recuperar aquella vieja za todo el pensamiento zambraniano, me
concepción de los pitagóricos? Aquí ra- parecen precisas y claras y están libres de
dica ese núcleo al que nos referíamos y, tópicos al uso. “Vemos, finalmente, —nos
también, aquello que se escapa a la obje- dice la profesora Lizaola— que Zambra-
tividad moderna más ocupada de salvar no persigue el sueño de la razón poética
la verdad que la vida, como nos recuerda nos libere, protegiéndonos del infortunio
la autora del libro. También es el punto del doblegarnos a los dioses modernos y
más delicado de esta forma de filosofía su exigencia de ser el cordero de nuestras
que si bien no renuncia a la dimensión propias vidas” (p. 304) donde el subra-
histórica del hombre -hubiera sido iluso yado se pone tanto en la necesidad de la
pretenderlo por más que la historia sea liberación y como la consideración de la
considerada como la cruz- precisamente propiedad que nos corresponde de nues-
por ello no se queda en sostener que el tras vidas, es decir, en la recuperación del
hombre sea solo historia. valor de la persona misma. No es poco.

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El libro está muy bien escrito y el escribió en los años 80 de algunos de los
lector se siente estimulado por los be- libros de Nietzsche publicados por la edi-
llos pensamientos que su autora pone torial “Poesía y Prosa Popular”. Además,
como frontispicios de los capítulos y, lo no quedándose aquí, también incorpora
que es más importante, la secuencia de los que faltaban, pues los capítulos que se
ordenación de las argumentaciones está refieren a las obras no prologadas en esos
muy bien construida. Tiene una apoyatu- años pueden adoptar a la perfección el pa-
ra erudita suficiente y en manera alguna pel de prólogos, hasta cubrir once obras
exagerada y se acompaña de una biblio- de Nietzsche, de las publicadas en vida o
grafía suficiente para un lector interesado dejadas por él preparadas para su publi-
por el pensamiento de María Zambrano cación. Es cierto que no están todas, que
que no ha de ser siempre un especialista. faltan las virulentas críticas a Wagner de
Si acaso me permitiría sugerir que no es 1888: El caso Wagner y Nietzsche contra
necesario escribir tan largo sobre Zambra- Wagner, y las cuatro Intempestivas, escri-
no. Hay quien ha llegado a hablar de esa tas entre 1873 y 1876, razón por la cual si
fascinación que ejerce sobre sus lectores algo se puede reprochar al autor de este
y estudiosos hasta hacer doloroso el final libro es el no haber dedicado algunas pá-
de las páginas. Posiblemente suceda esto. ginas al ciclo intempestivo que, sin duda,
También a Julieta Lizaola. lo merece, no así las diatribas contra Wag-
ner. En todo caso, un defecto menor que
José Luis Mora García no oscurece lo que nos ofrece este texto.
Nietzsche escribió cinco prólogos a
cinco libros no escritos, un manuscrito
LÓPEZ CASTELLÓN, ENRIQUE, Leyendo que enviaría, como presente navideño, a
a Nietzsche. Madrid, Ediciones Uni- Cósima y Richard Wagner a principios
versidad Autónoma de Madrid, 2008, de 1873. Ahora Enrique López Castellón
275 págs. nos ofrece un libro compuesto por once
prólogos de once obras de Nietzsche. En
Si, como F. Nietzsche escribe al final este sentido, Leyendo a Nietzsche vale
del Prólogo de La genealogía de la mo- perfectamente como una introducción
ral, necesita lectores que sepan “rumiar” al pensamiento de este filósofo o, mejor
sus textos, lectores-vaca que los asimilen dicho, como una guía que proporciona
con el tempo lento que demandan para su una orientación valiosa a aquellos que
legibilidad, entonces podemos decir que quieren adentrarse en el difícil territorio
Enrique López Castellón, con este libro, formado por sus libros, o a los que, una
es uno de esos lectores que solicitaba el vez iniciada la exploración del mismo, se
filósofo alemán. Y no es decir poco, pues han perdido en las numerosas encrucija-
alguien que lleva tanto tiempo leyendo a das y falsos atajos tejidos por su pensa-
Nietzsche, que no es, además, un “nie- miento. Pero no se agota aquí el valor del
tzscheano” (signifique esto lo que signi- trabajo de este catedrático de Ética de la
fique), seguro que lo que escriba sobre su Universidad Autónoma de Madrid. Tam-
obra merece la atención de todos los in- bién posee un valor añadido para los co-
teresados en su pensamiento. Y decimos nocedores o incluso “especialistas” en la
tanto tiempo porque este libro reúne, mo- obra de Nietzsche, pues el libro contiene
dificados y ampliados, los prólogos que numerosas observaciones, apreciaciones

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y juicios sobre aspectos o ideas de este utiliza Nietzsche para apoyar los plan-
filósofo de indudable interés y destacada teamientos de este libro (pp. 190-193);
agudeza. Esto no significa que todo sea por último, y a propósito de El Anticristo
perfecto, pues no es así, y tal cosa, ade- (cap. X), tanto las influencias de la iz-
más, es imposible, sino que en muchas quierda hegeliana en su crítica al cristia-
ocasiones la presentación-interpretación nismo (pp. 240-242), como las críticas
de sus obras logra una profundidad muy en gran medida acertadas que el autor
distante de una mera introducción, bus- hace de este libro de Nietzsche, en tanto
cando iluminar zonas del pensamiento en cuanto ejemplifica mejor que ningún
Nietzsche que suelen aparecer acompa- otro defectos como la ambigüedad y la
ñadas por la penumbra. Y esto represen- simplificación excesiva en que incurre en
ta otro mérito de este libro: no busca el ocasiones el filósofo alemán.
autor mostrarnos su Nietzsche, algo por Para acabar. El autor de Leyendo a
desgracia demasiado habitual, sino con- Nietzsche nos ofrece dos juicios genera-
tribuir al esclarecimiento de las ideas del les, uno, en la Presentación, sobre la obra
filósofo alemán. Como botón de muestra de Nietzsche, el otro, en el último capítulo
de lo anterior, y sin intención de ser ex- dedicado a Ecce homo, sobre el hombre,
haustivo, me gustaría señalar los siguien- que son merecedores de ser resaltados,
tes logros de este texto: el análisis de las pues muestran una comprensión muy
influencias de moralistas y pensadores certera, en mi opinión, tanto de su pensa-
franceses de los siglos XVII y XVIII miento como de su vida. El primero utiliza
(Pascal, La Rochefoucauld, Fontenelle...) una analogía que tiene como fin hacer ver
en la “filosofía crítica o del desenmasca- al lector desde el principio la pluralidad
ramiento” desplegada por Nietzsche en de motivos y perspectivas que se mezclan
Humano, demasiado humano II (pp. 82- en el tratamiento por parte de Nietzsche
92), y, en términos generales, la exposi- de los problemas que afronta, y advertir-
ción de las características de su crítica a le, de paso, que debe evitar la tentación de
la filosofía, la religión, el arte y la moral cercenar dicha pluralidad quedándose con
en los dos libros de la obra citada y en sólo uno de los puntos de vista que nos
Aurora (caps. II, III y IV); la presenta- ofrece: así como la “mixtura” (kykeón)
ción de Así habló Zaratustra (cap. VI), que bebían los iniciados en los rituales de
un libro tan singular como difícil, y la in- los misterios de Eleusis, un brebaje com-
terpretación que el autor hace de sus mo- puesto por varias sustancias, parece ser
tivos filosóficos fundamentales, de sobra que alguna alucinógena, así se presenta
conocidos (pp. 158-171); la incisiva ex- la obra de Nietzsche, “ya que ésta es una
posición de los conceptos fundamentales mezcla de historia, psicología, filosofía,
de La genealogía de la moral (cap.VIII), crítica literaria y musical, trabada por una
sus apreciaciones sobre esta obra, en la penetrante capacidad de observación que
que Nietzsche alcanza su cima como crí- hace de sus libros un brebaje que a nadie
tico de la moral, de la civilización occi- dejará indiferente” (p. 9). Penetración psi-
dental y de la historia de la humanidad, cológica y perspectivismo, un cierto espí-
así como la breve exposición que hace de ritu enciclopedista que tiene aversión al
las obras científicas (biología, antropolo- sistema y a cualquier enfoque sistemático,
gía, historia y sociología) y de algunos así como un agudo olfato para descubrir
novelistas (Dostoyevski y Stendhal) que los motivos ocultos, afectados irremedia-

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blemente por la impureza, de los “grandes La primera de las partes ofrece un


ideales”, son los rasgos más notables de riguroso estudio sobre las vanguardias
su modo de hacer filosofía. El segundo no históricas y sobre las lecturas y estudios
sólo indica que la soledad, autoimpuesta y que aquellas han suscitado. Este desa-
no por ello menos dolorosa para alguien rrollo se une con el principal problema
que veneraba de esa forma tan intensa la que centra la tesis del libro: los alcances
amistad, es la sombra que acompañó a su de la oposición entre la autonomía del
cuerpo y a su espíritu en su vida adulta, arte y su capacidad para el compromi-
sino la razón de ser un destino que no dejó so. Según la autora, “la complejidad del
de atormentarle: “He aquí, pues, la trage- concepto de autonomía del arte reside
dia de un hombre excepcional: la aptitud en dos razones fundamentales: por un
para vislumbrarlo que nunca llegará a lado, porque describe algo real que es la
ser, y la conciencia de la gran distancia desaparición del arte como ámbito par-
que lo separa de una humanidad que ni ticular de la actividad humana, es decir,
siquiera es capaz de semejante abismo” vinculado a la praxis vital; por otro, por-
(p. 267). Su vida, entonces, como seña- que la relatividad histórica del fenómeno
la con acierto Werner Ross en el subtítulo no se puede percibir”. De tal manera que
de su meritoria biografía sobre Nietzsche, la separación del arte de la praxis vital
tomando la metáfora del propio filósofo se relaciona con determinadas circuns-
alemán, no puede ser otra que la de “un tancias históricas y, según se desprende
águila angustiada. del libro, tiende a crear la idea falsa de
su total independencia respecto de la so-
José Emilio Esteban Enguita ciedad. Así, para el desarrollo de su tesis
la autora considera necesario “plantear y
deslindar, en la medida de lo posible, las
MACCIUCI, RAQUEL, Final de plata amar- llamadas vanguardias históricas del gran
go: de la vanguardia al exilio. Ramón movimiento de la modernidad estética”,
Gómez de la Serna, Francisco Ayala, que para muchos autores merece llamar-
Rafael Alberti. La Plata, Al Margen, se vanguardia.
2006, 368 págs. En el segundo momento de este de-
sarrollo teórico se analiza la categoría de
El libro que presentamos a conti- compromiso a partir de tres ejes funda-
nuación tiene como objeto de estudio la mentales: primero, la resistencia a la au-
vanguardia y la obra de tres autores es- tonomía del arte ya que el compromiso
pañoles que tuvieron que escribir desde es su compañero de viaje inseparable ha-
la periferia, en su exilio en Argentina, cia la modernidad estética como subyace
a finales de los años treinta como con- en los debates sobre la autonomía a lo
secuencia de la Guerra Civil Española: largo de la historia; segundo, la función
Ramón Gómez de la Serna, Francisco realizada por las reflexiones originadas
Ayala y Rafael Alberti. Para llevar a cabo por los debates en torno a la posmoder-
su propósito, Raquel Macciuci organiza nidad y la posvanguardia; y, tercero, por
el libro en dos partes claramente diferen- las referencias a los problemas en torno
ciadas, si bien se complementan la una a al compromiso del artista, es decir, por la
la otra para constituirse en la teoría y la preocupación por el papel del hombre de
praxis del trabajo. letras en la sociedad.

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Se cierra esta primera parte con el es- dos décadas. La autora estudiará así la
tudio del desarrollo de la vanguardia en trayectoria estética de Alberti y su parti-
España, en la que se hace especial hinca- cular forma de entender su papel como
pié en la figura de José Ortega y Gasset. escritor y como hombre público.
Las diferencias en cuanto a la industriali- Como se desprende del trabajo, estos
zación de España con respecto al resto de tres autores entendieron la vanguardia
Europa, y el no haber sentido los efectos de manera diferente ya que el final de la
de la Primera Guerra Mundial, provoca- Guerra Civil, la tragedia y el desarraigo
ron que en España no hayamos tenido una los obligan a barajar y dar de nuevo y re-
crisis cultural profunda ni el espíritu re- tomar prácticas que habían sido relegadas
volucionario que se puede verificar en los o se daban por proscritas: con el destierro
países donde se gestaron las vanguardias. regresa la institución artística con todos
La autora aborda las vanguardias españo- sus fueros, promesas de redención y pla-
las integrando los distintos campos de la taforma de supervivencia. Los rumbos
cultura a partir de las claves textuales que de Alberti y Ayala marcan los cambios:
se establecen en las diferentes obras de Ayala acentúa la función educadora de la
cada autor determinado y los interrogan- literatura; la poesía de Alberti recompo-
tes y problemas que se derivan de ellas. ne lazos con el campo de la autonomía
Este estudio teórico en torno al com- y con las viejas funciones residuales del
promiso y a la autonomía del arte per- arte, de las que Ramón nunca se había
mite fijar las claves a partir de las cuales desprendido. Se observa una huída de los
conocer cómo entendieron Gómez de la extremos. A su vez, cada uno insistirá en
Serna, Ayala y Alberti la vanguardia y la la continuación de una praxis que estaba
función del arte, que será el tema de la ya delineada en la manera en que cada
segunda parte de este trabajo. El estudio autor entendió, asumió y vivió la van-
sobre Gómez de Serna, que introdujo guardia. Ayala retomará en las revistas
y anticipó las vanguardias en España, Sur y en Realidad, así como en distintas
se centra en su producción de los años universidades de Sud y Norteamérica, su
veinte, momento más sobresaliente de proyecto ilustrado. Alberti, por su parte,
las vanguardias históricas, en el que se volverá a escribir poemas volcados hacia
consolida el arte nuevo. El estudio que las reglas del arte pero mantendrá una
se hace de la producción de Francisco incalculable lealtad al Partido Comunista
Ayala, cuya concepción del arte y de y un vínculo estrecho con la poesía tes-
la literatura lo distancia de Gómez de timonial.
la Serna, parte del conjunto de relatos Si se me acepta la metáfora, barajar y
vanguardistas que escribió entre 1929 dar de nuevo en la circunstancia del exi-
y 1930, aunque no dejará de lado sus lio, diré que Ramón siguió jugando, en
primeros textos. Como se desprende del un tiempo equivocado, su eterno solitario
libro, de estos tres autores Ayala será el de vanguardista, nostálgico del arte por
que siga más fielmente las ideas de Or- el arte que le había dado cobijo. Juega un
tega y Gasset sobre el arte nuevo. Por su solitario sin fin. Y a veces se hace tram-
lado, la relación de Alberti con la van- pas. Paradójicamente, fue su exilio el
guardia será diferente, ya que los dis- menos plateado.
tintos ismos aparecen en sus poemarios Este final de Plata amargo, que en-
en una sucesión lógica que abarcará casi contró a estos tres autores exiliados en

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Argentina, cierra magistralmente el pre- su trabajo para marcar los límites de la


sente estudio y enfoca la manera que tu- propia identidad. Así pues, considera que
vieron los artistas e intelectuales españo- la literatura es un campo fecundo para
les de afrontar los distintos movimientos la representación de la alteridad cultural
de renovación estética perteneciente al por ser permeable a todo tipo de discur-
arte nuevo o ismos y también al giro que sos y porque se presenta como una for-
supuso en la vida social española la Gue- ma adecuada de conocimiento. Establece
rra Civil. Ambas cuestiones sirven como cómo estas señales de alteridad se dan en
marco para ver cómo se plasmaron sus la literatura española con el paso de la
diferentes actitudes ante estos problemas dictadura a la democracia, al producirse
en sus obras. un cambio donde lo silenciado y periféri-
co se vuelve central, aunque con el “des-
Iván Martín Cerezo encanto” las minorías son nuevamente
reconducidas a la periferia. Se pasa, por
tanto, de un modelo más cerrado y dog-
MACCIUCI, RAQUEL & CORBELLINI, NATA- mático a uno más abierto y receptivo.
LIA (EDS.), De la periferia al centro. Entre los autores representativos de este
Discurso de la otredad en la narrativa cambio propone a Juan Goytisolo, Jorge
española contemporánea. Buenos Ai- Semprún, Max Aub, Manuel Vicent, Ma-
res, Ediciones Al Margen, 2006, 181 nuel Vázquez Montalbán y Juan Marsé.
págs. Natalia Corbellini, en su trabajo “Lec-
turas alternativas: diálogos heterodoxos
El siguiente libro es el resultado de en textos de Juan Goytisolo”, muestra
un conjunto de estudios orientados a tra- cómo Goytisolo presenta un nuevo orden
tar el tema de la alteridad cultural desde o un desorden “en busca de una represen-
la literatura, en concreto, y como reza el tación estética que otorgue alternativas
título, de la literatura española contem- a la visión uniforme de la realidad o al
poránea. Raquel Macciuci ya expone en mundo de los objetos”, en sus libros Las
la “Introducción. Literatura española de semanas del jardín (1997) y Carajicome-
mar a mar”, las diferentes perspectivas dia de Fray Bugeo Montesino y otros pá-
a través de las cuales se aborda la cues- jaros de vario plumaje y pluma (2000).
tión. Así, trata la situación de la crítica Sostiene que en Las semanas del jardín
hispánica y su enunciación desde la pe- que al presentar la historia de Eusebio
riferia, es decir, cómo los estudios críti- desde múltiples perspectivas y a través
cos en torno a la literatura española tie- de diferentes narradores, que a su vez
nen como principales focos (o centro), son lectores, nos encontramos con dife-
EEUU y España, y los que se hacen fue- rentes formas de interpretar la realidad
ra de ellos (o periféricos), Latinoamérica a través de la literatura, actualizadas por
y el resto de Europa, son despreciados o cada uno de los lectores que componen el
infravalorados. círculo de lectores mediante sus relatos
De esta manera defiende la necesidad de la vida de Eusebio, de tal forma que se
de integrar estos estudios periféricos en crea una realidad compleja y descentra-
el centro mismo de los estudios literarios da. Muestra cómo en la Carajicomedia
hispánicos, ya que es necesario recono- se utilizan de manera ambigua los nom-
cer la existencia del otro e interesarse por bres propios y “esta constante interferen-

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cia para establecer una identidad unívoca provisional en una tierra desconocida a
que nos obliga a replantear la identidad la constitución de la identidad del exilia-
cultural”; y el lugar que ocupa cada uno do. Pasará de centrarse en los españoles
de los personajes históricos que aparecen como el foco de atención en sus prime-
en el texto, de tal manera que se cons- ros escritos, como “Teresita”, a la visión
truye una nueva identidad a partir de los del otro en “La verdadera historia de la
nuevos contextos a-históricos que otorga muerte de Francisco Franco”, donde cen-
a cada personaje. Así, “el fraile que re- tra la narración en un mexicano, Ignacio
coge un huérfano será pederasta para el Jurado, al que le molestan los exiliados
oblato, Diego Fajardo pervierte novicias, españoles que han ido a Méjico porque
la Niña Inmaculada que permanece pura son distintos.
para recibir visitas de la Virgen es, en Mónica Beatriz Musci prefiere hablar
realidad, una lesbiana homofóbica que de la visión de la Argentina de los años
no bien la descubren, huye a ocultarse en noventa a través de la mirada que ofrece
un harén”. La literatura se presenta, pues, Manuel Vázquez Montalbán en Quinteto
como discurso alternativo al hegemónico de Buenos Aires, donde plasma las ten-
y, en este sentido, nos recuerda que nues- siones de la sociedad argentina después
tro conocimiento del mundo es relativo. de la dictadura y “los intentos de unos
Juan Antonio Ennis, en el estudio que por olvidar el pasado reciente frente al
hace de la obra de Jorge Semprún, Le esfuerzo de otros por recordar y man-
mort qu’il faut, publicada en español con tener viva la memoria”. Así, este estu-
el título Viviré con su nombre, moriré con dio indaga la manera a través de la cual
el mío, versa acerca de cómo Semprún Montalbán reconstruye el imaginario de
plantea que la ficción, la literatura, es la una cultura, que sirve como marco para
única vía posible para tratar cabalmente la investigación de Carvalho.
la realidad si se hablamos de la experien- Facundo Vázquez, en “La mirada
cia de un campo de concentración. Así, otra de los niños en Si te dicen que caí
estudia la manera en la que “se construye de Juan Marsé”, tratará cómo la alteridad
y legitima la identidad del sujeto biográ- se construye en la novela a través de los
fico como enunciador de la narración de grupos juveniles, cuya indumentaria y
la historia del horror de los campos de costumbres representan el eje de distin-
concentración nazis, desde un discurso ción de las clases sociales, y del triunfo
literario” y cómo la alteridad entra en de la visión infantil, que muchas veces
juego a través del otro, como víctima que acaba siendo descarnada e incluso bru-
exige la recuperación de su voz para la tal. Los adultos interpretan la realidad a
narración de la historia, de tal manera través de la política, mientras que los ni-
que el superviviente puede narrar desde ños lo hacen a través de sus aventis, que
su doble papel de víctima y testigo. supone una narración ficcionalizada de
Federico Gerhardt estudia el trata- la realidad, la cual es tan terrible que no
miento que ofrece Max Aub del tema del puede asimilarse si no es a través de la
exilio y cómo el lenguaje manifiesta la ficción.
mezcla de la identidad con la alteridad Concluye el libro con el estudio de
en sus escritos. Expone que, con el tiem- conjunto que realizan Raquel Maciuc-
po, su forma de abordar el exilio cambia ci y Natalia Corbellini sobre la obra de
y pasa de concebirlo como un refugio Manuel Vicent “Del café Gijón a Ítaca”,

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donde cobra capital importancia la figu- luego provocaron el silencio en torno a


ra del Doppelgänger, ya que se plantea ellas, tanto entre los krausistas y sus he-
la importancia de los otros para hallar rederos en la Restauración, como entre la
la propia identidad. Así, se establece un intelectualidad dominante en nuestra cul-
viaje del mar a la meseta, de la periferia tura democrática desde los años setenta
al centro, de la prensa al libro, de la tran- del pasado siglo. Con decisión, buen sen-
sición a la democracia, de Ítaca al café tido y conocimiento de las biografías y
Gijón, a través del que Vicent utiliza la los estudios relevantes disponibles, sobre
metáfora para descubrir la realidad en un los que da puntual noticia en la introduc-
doble movimiento que reencanta la reali- ción Antecedentes bibliográficos, afronta
dad y desmitifica la leyenda. cuestiones tan difíciles de explicar como
su relación con el krausismo, la influen-
Iván Martín Cerezo cia de Gumersindo Laverde y su obra ju-
venil y polémica (La Ciencia Española;
Historia de los Heterodoxos españoles),
MADARIAGA DE LA CAMPA, BENITO; MO- su acceso a la Cátedra de Historia críti-
RÓN ARROYO, CIRIACO, Tres estudios ca de literatura española en la Univer-
bio-bibliográficos sobre Marcelino sidad Central y su actitud en el brindis
Menéndez Pelayo, Santander, Real del Retiro, su papel como político o su
Sociedad Menéndez Pelayo, 2008, candidatura al Premio Nóbel. El autor
235 págs. de este trabajo nos ofrece bastante más
que un bosquejo biográfico, pues aporta
Son tres los trabajos que forman parte un tratamiento personal que habrá de ser
de este volumen, impreso por Bedia Artes tomado en consideración por los estudios
Gráficas, y bien diferenciados: Bosquejo posteriores de esas difíciles cuestiones.
biográfico de un humanista (pp. 13-124), Esa intención básica de la biografía
obra de Benito Madariaga de la Campa, de Benito Madariaga, que no quiere ser
el artículo de Ciriaco Morón Arroyo, La una hagiografía, sino más bien liberar
obra: sentido y actualidad (pp. 127-151), la figura y la obra de Menéndez Pelayo
y la Bibliografía comentada de Menéndez de las filias y las fobias, que han presi-
Pelayo (pp. 153-235) de Adolfo Bonilla dido su instrumentación ideológica y
San Martín. Estos estudios componen su marginación intelectual, condiciona
sin duda una unidad temática, comparten la elección y el orden de los epígrafes,
una apreciación semejante de la impor- que articulan el material biográfico, y
tancia de su figura y de su obra y tienen el equilibrio mismo de la exposición.
una idéntica intención crítica y recupera- Así, por ejemplo, su obra como histo-
dora de las mismas. riador y crítico de las letras hispánicas
El Presidente Honorario de la Real o como historiador de los estudios clá-
Sociedad Menéndez Pelayo, el historia- sicos en España, recibe menor atención.
dor Benito Madariaga, aporta una bio- Con todo, este ensayo biográfico cumple
grafía ilustrada de Menéndez Pelayo, que plenamente su objetivo de “ofrecer una
no aspira tanto a ofrecer datos nuevos, visión general del personaje y explicar
como a explicar algunos acontecimientos algunos aspectos de su vida, primordia-
y actitudes intelectuales que acaso in- les para comprender al principal erudito
fluyeron en alguna de sus obras y desde español del siglo XIX” (p. 13). Y lo hace

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con una prosa ágil y clara, que facilita y pensamiento, la dolorosa pregunta por el
hace amena su lectura, ilustrada además destino misterioso de la existencia huma-
con imágenes que ponen el rostro de los na. Resulta difícil de entender este repro-
nombres propios de su vida y la portada che, sin embargo, cuando se aplica a un
de notables ediciones de sus principales católico de corazón, cuya labor intelec-
obras. Se incluyen también tres apéndi- tual estuvo consagrada a la historia de las
ces documentales entre los cuales se en- ideas y de las letras hispánicas. Bajo el
cuentra el “Discurso de acción de gracias epígrafe estética, que sería la cuarta clave
al pueblo de Santander”. de su pensamiento, encuentra el lector un
El estudio del profesor Morón Arro- apretado comentario de la Historia de las
yo, por su parte, pretende poner de mani- ideas estéticas en España, considerada
fiesto que Menéndez Pelayo es un clásico aquí como “el libro más perfecto y uni-
del pensamiento, cuya obra sigue tenien- versal del maestro” (p. 145). El profesor
do valor en la actualidad. Para ello co- Morón Arroyo concluye insistiendo en
menta con su habitual maestría las cuatro que la labor historiográfica de Menéndez
claves de su “sistema”, que se convierten Pelayo nada tiene que ver con su instru-
en apartados del trabajo: España, catoli- mentación menéndezpelayista, sino que
cismo, erudición y estética. “Todo con- más bien “soñó con aportar la base desde
siste, escribe, en definir su modo de pre- la cual hacer posible un pensamiento es-
sentar la historia y la realidad de España pañol original” (p. 152).
en su tiempo, la expresión de su catoli- Considero un acierto completar este
cismo, su tipo de erudición, y el papel de volumen con una reedición de la Biblio-
la estética en su pensamiento” (p. 130). grafía comentada de Menéndez Pelayo
Al comentar su españolismo, destaca su que Adolfo Bonilla San Martín añadió a
visión diversificada y descentralizada de la biografía de su maestro en 1914. De
nuestra realidad lingüístico-cultural y su esta manera se facilita el acceso de los
aportación a la historia de nuestro pen- investigadores a este magnífico estudio
samiento. Su apreciación del catolicismo bibliográfico, básico para reconstruir la
de Menéndez Pelayo como no sectario, ni historia editorial de las obras de Menén-
contrario a la razón y a los valores huma- dez Pelayo y para diferenciar la aporta-
nos, tal vez le pueda parecer discutible ción textual de sus primeras ediciones,
al lector que sólo tenga presente su ver- tareas ambas inevitables para abordar
sión invertida de la Historia de las ideas la necesaria revisión crítica de su obra.
religiosas en España como una Historia Además, el discípulo heredero tuvo una
de los heterodoxos…; si bien, parece per- visión clara de quién fue su maestro y de
fectamente defendible que su catolicismo la importancia de su obra, que no convie-
esencial no afectó de manera considera- ne olvidar: “Repasando el contenido de
ble al resto de su obra historiográfica, ni toda esta ciclópea producción —escribe
lastró su personalidad como universita- Bonilla y los subrayados son suyos—, fá-
rio, como historiador crítico de la estéti- cilmente se echa de ver su característica:
ca y de la literatura, o como bibliotecario. Menéndez y Pelayo fue un historiador
En cambio, el profesor Morón Arroyo se crítico de la Literatura y de la Filosofía
hace eco del reproche de Unamuno a la española; su educación fue principal-
erudición histórica del maestro, que le mente humanística; su espíritu, de poeta
habría servido para eludir el auténtico y de artista […] Pasarán muchos años

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antes de que los escritos de Menéndez investigadora de un cuantioso grupo de


y Pelayo pierdan su valor científico. Por 78 investigadores de muy diversas pro-
ahora [1914], cualquiera que se dedique cedencias nacionales, todos vinculados
a la investigación de la historia filosófica al mundo académico-universitario. De
y literaria española, necesita indispensa- esta forma, se brinda al lector las últi-
blemente consultar esas obras”. mas tendencias historiográficas y meto-
Este volumen editado por la Real dológicas de la mano de investigadores
Sociedad Menéndez Pelayo es una de consagrados y de jóvenes investigadores
las publicaciones más representativas y que introducen sus valiosas aportaciones
dignas de atención, de las que han visto fruto de las investigaciones para sus res-
la luz con motivo de la conmemoración pectivas tesis doctorales. Abrumadora re-
del 150 aniversario del nacimiento del sulta, también, la gran cantidad de distin-
maestro de historiadores que contribuyó, tas fuentes utilizadas en la construcción
de manera decisiva, a la Restauración del (elaboración) de esta obra. Prueba de ello
fundamento bibliográfico y sistemático son los extensos listados de abreviaturas
de la historiografía de nuestra cultura re- de archivos y bibliotecas que se encuen-
ligiosa, filosófico-científica y literaria. tran al inicio de los volúmenes, entre los
cuales la procedencia es, obviamente,
Gerardo Bolado mayoritaria de Europa. En definitiva la
labor organizativa y, más importante si
cabe, de conferir unidad a la obra que
MARTÍNEZ MILLÁN, JOSÉ Y VISCEGLIA, han realizado los directores resulta sen-
MARIA ANTONIETTA (DIRS.), La Mo- cillamente encomiable.
narquía de Felipe III. Vol. I: La La estructura de la obra se organiza,
Casa del Rey; Vol. II: La Casa del acorde a la nueva metodología impuesta
Rey; Vol. III: La Corte y Vol. IV: Los por los directores y sus grupos de investi-
Reinos. Madrid, Fundación Mapfre, gación, partiendo de la Casa del Rey, pro-
2008/2009 siguiendo con el estudio de la Corte, para
concluir con el análisis de los diferentes
Los cuatro extensos volúmenes de La Reinos que componían la Monarquía de
Monarquía de Felipe III hacen de ésta Felipe III. De esta manera, en el primer
una obra con una manifiesta vocación, en volumen de la obra (La Monarquía de
el mejor sentido de la palabra, clásica, es Felipe III: la Casa del Rey) se aborda la
decir, de referencia en el actual momen- estructura, configuración y organización
to historiográfico y en los posteriores. de la Casa del Rey, siendo el segundo
Obviamente, esta magna obra pretende volumen un valioso apéndice documen-
revolucionar las visiones tradicionales y tal de los servidores y oficios de la Casa
casi canónicamente establecidas acerca Real. El tercer volumen, La Monarquía
de un reinado considerado menor en la de Felipe III: La Corte, estudia las diná-
historia de España, es decir, el de Felipe micas cortesanas y sus modificaciones
III. con respecto al reinado precedente. Por
Para dicho fin, los directores de la último, el volumen cuarto, La Monar-
obra, el profesor José Martínez Millán y quía de Felipe III: Los Reinos, analiza
la profesora Maria Antonietta Visceglia, las relaciones entre la Corte madrileña
han sido capaces de estructurar la labor y los diferentes reinos que componen la

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monarquía de Felipe III, al mismo tiem- En el plano religioso, los conflic-


po que se abordan las relaciones con los tos presentaban dos vertientes, que al
principales centros políticos ajenos a la mismo tiempo se encuentran unidos:
Monarquía: Roma, el Imperio, Inglate- la Compañía de Jesús y el modelo re-
rra, Francia y el imperio otomano. ligioso impuesto por Roma, utilizadas
La obra presenta una innovadora vi- como medios de imposición de la po-
sión del reinado en las tres introduccio- lítica papal. Así las cosas, se analizan
nes de los volúmenes (a excepción del las transformaciones realizadas por la
segundo, en el que ya se ha comentado Compañía, sobre todo, en su Congrega-
que se ofrece un valioso apéndice docu- ción General de 1594. Del mismo modo,
mental) a pesar de que en el cuarto, la “Roma mostró su discrepancia con la
introducción sea presentada como el pri- religiosidad que estaba implantando Fe-
mer capítulo del mismo. De esta forma, lipe II que se hizo a través de la nueva
en la introducción del primer volumen, espiritualidad”: los descalzos. Por con-
los directores de la obra (con la colabo- siguiente, la descalcés se entiende como
raciones de E. Jiménez Pablo, A. Rivero un movimiento religioso genuinamente
Rodríguez. J. de Palacio, O. Rey y A Ca- español, que presenta su vertiente polí-
rrión), estudian la quiebra de la monar- tica en el apoyo y sostenimiento de la
quía hispánica de Felipe II y la génesis monarquía de Felipe III, postulando un
de la Monarquía Católica de Felipe III. sometimiento a los intereses romanos.
Dicho cambio se estudia partiendo del Por último, se apuntan los meca-
análisis del partido castellano (o caste- nismos de gobierno de la extensa mo-
llanista), el cual rompe la concordia y narquía de Felipe III: mediante tupidas
el sistema de integración de Carlos V y redes clientelares, es decir, redes no
del principio del reinado del propio Fe- institucionales en las que el monarca ac-
lipe II, lo que originó el resentimiento tuaba como un pater familias (p. 123).
de los grupos desplazados. Este acapa- Obviamente, la propia extensión de la
ramiento del poder por un determinado monarquía fue la que requirió crear al-
grupo conllevó, al mismo tiempo, el so- gunas instituciones “como medio de po-
metimiento del papado. Por consiguien- der atender a todos” (p. 127). De esta
te, Roma emprendió una batalla política forma, y gracias también a la separación
(mediante el denominado partido papis- entre gubernaculum y iurisdictio, co-
ta) que fracasó, pero que resultó victo- braron gran importancia los virreyes y
riosa en el terreno religioso. Al mismo las cortes virreinales, deviniendo estos
tiempo, se dispuso repartir prebendas y en hombres de suma confianza del rey
gracias eclesiásticas e influencias a los y sus cortes en fieles reflejos de la del
nobles situados en el entorno del prín- monarca.
cipe (el futuro Felipe III, para así ganar Como ya se ha mencionado, el Volu-
un sucesión a su favor), siendo estas men I centra su estudio en la Casa Real,
familias: Puñoenrostro, los Cardona, el comenzando por el estudio de “Las Ca-
Duque de Sessa, o los Guzmán (pp. 33 y sas del Rey: la evolución de la Casa de
38). Así, tras el relevo en el trono, Felipe Castilla y la de Borgoña”. Las disputas
III emprendió una renovación de oficios, entre ambas Casas, es decir, entre dis-
despidiendo a quienes habían servido a tintos grupos de poder y de entender la
su padre. monarquía, que se encontraban latentes

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con Felipe II, emergieron con Felipe III. cia y relevancia política de la persona
Por consiguiente, la Casa de Borgoña en cuestión. Seguidamente, se ofrece
representó a la dinastía e impuso su so- un listado de los servidores ordenados
fisticada etiqueta, mientras que la Casa por oficios. A continuación, se presen-
de Castilla impuso su preeminencia de tan las nóminas de la Casa de Castilla,
reino principal y más poderoso de la para concluir con la relación de los ser-
monarquía. vidores de la Casa de la Reina Margarita
Desde el segundo capítulo hasta el de Austria, así como las Ordenanzas de
quinto se analizan las diferentes sec- dicha casa.
ciones de la Casa del Rey, comenzando El Volumen III, que lleva por sub-
por la Cámara, donde se distingue en- título La Corte, comienza con una in-
tre el servicio de la Casa de Castilla y troducción de J. Martínez Millán en la
la de Borgoña, para profundizar en el que formula los contenidos del presente
pormenorizado estudio de los cargos y volumen y del siguiente. Para ello re-
servidores del entorno más restringido y plantea la decadencia de la monarquía,
próximo al monarca. A continuación se vista tradicionalmente como consecuen-
estudian la caballeriza, la Junta de Obras cia de una crisis productiva, es decir,
y Bosques, como elemento central de la de factores meramente económicos. En
Casa de Castilla, para finalizar con los este sentido, a una crisis económica que
guardias palatinos. El capítulo VI, “La imposibilita mantener un extenso impe-
evolución de la Casa de la Reina y de los rio, le sobreviene una larga crisis polí-
miembros de la Familia Real hispana”, tica (marcada por el gobierno del vali-
se presta mayor atención a los oficios miento) que explicarían la decadencia
femeninos de las casas, así como dichas de la monarquía. Sin embargo, el autor
casas se convertían en otros centros de apunta que existen otros factores tam-
poder en la Corte. El capítulo séptimo bién determinantes que nos permiten
aborda las características del Aposenta- reformular la supuesta decadencia de la
dor y del personal del aposento, de gran monarquía. Dichos factores, que serían
relevancia en un reinado en el que el rey religiosos, culturales, teológicos e, in-
se encontraba gran parte del tiempo de cluso políticos, que explican, al unísono
Jornadas, sin dejar de tener presente el con la introducción primera, el paso de
propio traslado de la Corte a Valladolid. la monarquía hispánica de Felipe II a la
Para concluir el estudio de la Casa del Monarquía Católica de Felipe III. Por
Rey, se nos ofrece un minucioso estudio consiguiente, la supuesta paz propugna-
del “Gasto y financiación de las Casas da desde la monarquía, que sería el he-
Reales”. cho sustancial para marcar el inicio de
El segundo volumen, como ya se la prolongada decadencia, es vista por
ha señalado, está compuesto por unos J. Martínez Millán como una paz pro-
extensos y valiosos apéndices. Prime- movida desde Roma, pues vela por sus
ramente se nos brinda una lista alfabé- intereses.
tica de todos los servidores de la Casa Con estas premisas, este volumen
de Felipe III, complementada con una se estructura en torno a los canales de
biografía de los mismos. Obviamente, transmisión del poder y su flujo dentro
la extensión de dicha biografía se halla de la Corte. Así las cosas, se comienza
en dependencia directa de la importan- analizando la figura del monarca y la

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reina, empezando por su educación, que nos a la política y gobierno del valimien-
en este caso, al igual que con Felipe II, to, a partir de las redes clientelares que
el rey recibió una educación castellana, estas mismas familias pudiesen extender.
al mismo tiempo que caballeresca, artís- Los siguientes capítulos, el V y el VI,
tica, literaria y lúdica. Seguidamente, en están dedicados al arte y a la literatura
el Capítulo II, “El favorito del Rey”, Pa- en el ámbito cortesano. Así las cosas,
trick Williams se centra en el estudio del Magdalena de Lapuerta centra su estudio
Duque de Lerma, centrándose en los orí- en la importancia de los objetos artísti-
genes del propio valido, sus acciones de cos como elementos e instrumentos de
gobierno, las redes que lo apoyaban, así las relaciones diplomáticas, forjándo-
como las severas críticas que recibió, que se el coleccionismo como una moda en
coadyuvaron a su caída, en un momento la Corte de Felipe III, que sus nobles y
en el que el valido ya estaba más preocu- otras cortes europeas fueron imitando. El
pado por su nuevo status eclesiástico: el estudio de la literatura presenta tres ver-
cardenalato. tientes diferentes. Por una parte, Antonio
“El sistema polisinodial” se titula el Rey Hazas describe el Madrid de princi-
capítulo III. En él se analiza la institu- pios del siglo XVII, donde convergieron
cionalización de las redes de poder que los mejores literatos de la época. Por otro
mantenían unida la monarquía. Partiendo lado, Jesús Bravo Lozano, estudia la re-
del análisis del Consejo Real, es decir, el lación entre el arbitrismo y la picaresca, a
principal consejo de gobierno y antiguo partir de un minucioso comentario de las
consejo de Castilla, se continúa estudian- obras más importante del período. Por úl-
do los diferentes consejos, comúnmente timo, Eduardo Torres Corominas, analiza
denominados temáticos. El estudio de el papel desempeñado por la novela mo-
los consejos territoriales corresponde a risca. Los dos últimos capítulos del Volu-
Manuel Rivero Rodríguez, quien apunta men III, están dedicados a la “Política y
que la Corte también era una proyección Finanzas” y al papel de los Arbitristas en
mundial de la extensión de la monarquía la monarquía de Felipe III.
(incluso algunos de ellos, como Aragón El extenso Volumen IV, Los Reinos,
o Italia, se presentaban como un micro- considero que no puede ser objeto de un
cosmos dentro del macrocosmos de la comentario tan detallado como los ante-
monarquía, dado que reflejaban el mismo riores debido a que requeriría un propio
esquema de agregación e integración de libro para ello. El primer capítulo del vo-
los diferentes reinos que los componían), lumen, “Una monarquía de Casa Reales
puesto que allí convergían los consejos y y Cortes virreinales”, es realmente una
embajadores de los distintos reinos. Así, introducción al mismo. En ella, M. Rive-
con el retorno de la Corte a Madrid, po- ro Rodríguez plantea que el enorme con-
demos hablar de un proceso de visibiliza- glomerado de reinos se articuló en torno
ción de la monarquía de las naciones me- a las Casas Reales, integrándose así en
diante el afloramiento de las fundaciones el todo de la monarquía. De esta manera,
de cada una de las naciones en la ciudad existían diversos poderes que confluían
Corte. En el capítulo IV, Santiago Martí- siempre en el monarca. Así, los Conse-
nez Hernández, estudia el contrapeso, en jos, que residían en la Corte, eran el pro-
términos de poder, que supusieron todas pio reino representado en Madrid. Por
las familias tituladas de los diferentes rei- otra parte, el poder de los virreyes fue en

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aumento en este período, engrandecién- MATE, REYES; SÁNCHEZ CUERVO, ANTO-


dose sus cortes virreinales a imagen y LÍN; ECHEVERRÍA, JAVIER (COORDS.),
semejanza de la del rey católico, ya que Pensar en Español, Arbor, Ciencia
el rango del territorio quedaba marcado Pensamiento y Cultura, (CSIC), nú-
por el del virrey (y viceversa). Por con- mero 734, Madrid, noviembre-di-
siguiente, esta visión nos permite com- ciembre, 2008, 200 págs.
prender realmente cuál fue la política de
centro-periferia que llevó a la práctica la El transterrado maestro español José
monarquía. Gaos confiaba en que la reivindicación del
Los siguientes seis capítulos del vo- pensamiento hispánico daría paso no sólo
lumen analizan los distintos reinos que a su valoración histórica, sino también a la
componen la Monarquía de Felipe III y posibilidad misma de su futuro. Esta pos-
sus relaciones con la Corte de Madrid. tura no responde a un falso “nacionalis-
Seguidamente, se estudian las relaciones mo”: se trata de una verdadera reforma de
entre diversos territorios que no com- la razón que se atreve a pensar en español,
ponen la Monarquía, pero que, dada su que no teme preguntar sobre su propio sig-
relevancia política en la época, fueron nificado e identidad, que busca su innova-
elementos de disputa o colaboración con ción de y desde la lengua común de cerca
ella. Así, se comienza por la Italia no de 500 millones de personas que consti-
española, con la Corte papal como cen- tuyen una comunidad, la hispanoamerica-
tro de poder fundamental del momento na, que mira hacia un futuro que se habla
de cara al gobierno de la Monarquía. A y se piensa en una lengua cuya riqueza
continuación, se atiende a las relaciones permite albergar memorias e historias di-
con la Europa septentrional y central en versas. Precisamente, a la pregunta sobre
la época de la llamada “pax hispanica” ¿qué significa pensar en español? la revis-
y, por último, se analiza la constante y ta Arbor dedica este número monográfico,
continua amenaza turca y las relaciones para mostrar las respuestas formuladas
de amistad con la lejana Persia. en el seminario internacional del mismo
En definitiva, La Monarquía de Feli- nombre, celebrado en octubre del 2007 en
pe III se presenta ante nosotros como una Madrid, dentro de la quincena Pensar en
obra historiográfica valiosísima y, casi Español organizada por el Consejo Supe-
podríamos aseverar, imprescindible. La rior de Investigaciones Científicas (CSIC)
nueva visión del reinado que nos ofrece y la Fundación Española para la Ciencia y
la convierte en una obra de referencia, la Tecnología (FECYT). El conjunto de 18
dado que la sólida base argumentativa ponencias y artículos que conforman este
se sustenta en un minucioso trabajo de monográfico, presentado y coordinado por
archivo y biblioteca, que se refleja en las Reyes Mate, Antolín Sánchez Cuervo y
numerosas citas de la obra. Así, entien- Javier Echeverría, configura un interesan-
do que el carácter de clásico con el que te ejercicio de autoreflexión que acierta al
comenzaba calificando a esta obra, es plantear el lugar y la posibilidad actual y
decir, que será obra de referencia desde futura del pensamiento hispánico.
este mismo momento de su publicación, La primera parte de este “Pensar en es-
se halla más que justificado. pañol” va construyéndose desde diferen-
tes temáticas que tienen como marco los
Marcelo Luzzi textos “Pensar en Español” de Luis Villo-

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ro y “Pensar en español aquí y ahora” de contribuir tanto a la construcción como


Reyes Mate, quienes nos recuerdan cómo, a la crítica a la modernidad, que se reve-
si bien el logos no tiene patria, sí posee la ante los tópicos que lo parcelan y mi-
una historia, que en nuestra lengua señala nimizan. Las reflexiones de María Julia
a la presencia de Latinoamérica como ese Bertomeu y Ambrosio Velasco retoman
otro que muestra como el español es el esta tradición crítica en español, que late
lugar donde pueden encontrarse experien- en la orilla, sepultada por diversos facto-
cias históricas opuestas que configuran, a res y que vive en humanistas como Vito-
la vez, las identidades de España y Latino- ria, Mariana, de las Casas, ó Vives, para
américa. La memoria y conciencia de este mostrar la posibilidad de creación de un
conflicto y origen común permitirá, en espacio de identidad y diálogo, que nos
palabras de Mate, la construcción de una recuerda la tarea aún pendiente por inte-
comunidad hispánica que guarde una au- grar plenamente la diversidad que arro-
téntica responsabilidad histórica consigo pa la lengua española. Los trabajos de
misma, capaz de desmitificar el perjuicio Humberto Ganni y de Javier Echeverria
filosófico de un espíritu absoluto incapaz y Francisco Álvarez apuestan así por el
de cruzar los pirineos y, mucho menos, el futuro y posibilidades del español como
Atlántico. Por ello, a la pregunta sobre la lengua de conocimiento capaz de integrar
posibilidad del pensamiento hispánico, se experiencias diversas, para impulsarlo al
debe responder desde ese margen creati- encuentro de su propio lugar en la era de
vo y no excluyente donde se desarrolla, la globalización y los tecnolenguajes.
convertido en resistencia frente al modelo Por último, esa filosofía hispánica ocu-
impuesto por la razón absoluta. pada, en su historia de conflictos y mes-
De esta forma, partiendo del pasado tizaje, a una labor constante de autocon-
para responder a nuestro futuro, el sig- ciencia, enmarca las propuestas de Jorge
nificado y singularidad del pensamiento Acanda, José Luis Mora y M.ª del Carmen
hispánico se presenta desde diversos pun- Rovira. En ellas, la unidad que filosofía,
tos de encuentro. Los trabajos de León poesía e historia juegan en la composición
Olivé, Ernesto Garzón y David Sobrevi- de nuestros conceptos, permite adentrar-
lla, muestran como pensar en español es nos en ese nosotros singular, surgido y ex-
una invitación a no olvidar nuestro en- presado en español, cuya filosofía, denun-
torno hispano — hablante, como espacio ciado los usos absolutistas de la razón, ha
plural e histórico de luchas y conflictos, mostrado otros caminos que constituyen
capaz de mostrarnos la riqueza crítica de el futuro de nuestro pensamiento. Una voz
un pensamiento, acusado, falsamente, mestiza, hispánica, explorada con acierto
de su carencia. En este sentido, Antolín por Juliana Gonzáles y Guillermo Hoyos
Sánchez Cuervo nos recuerda cómo si en el pensamiento de Eduardo Nicol y Ni-
bien nuestro idioma surge ligado al auto- colás Gómez Dávila.
ritarismo, existe también en él un legado La segunda sección y final de este
de pensamiento crítico abocado al exilio “Pensar en Español” opta por mirarnos
(constante hermenéutica en nuestro pen- a nosotros, siempre en la orilla, desde el
samiento), cuya última presencia ha sido otro: “Extranjeros en España y Améri-
la del exilio republicano de 1939. Mos- ca”. Literatura, ciencia y migraciones”
trando algunos de sus rostros, se presenta nos muestra los otros rostros que nos han
la vigencia de un pensamiento capaz de visitado: desde las similitudes culturales

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de Alfonsina Storni y Fourough Farrokh- ñez preparó para la revista Anthropos,


zad, de Maryam Haghroosta, pasando por acompañando un número monográfico
el viaje americano del botánico Eduard que a su vida y obra dedicó la misma
Otto de Sandra Rebok, hasta el comple- publicación en 1990. En España era ya
jo rompecabezas migratorio europeo de posible, entonces, acceder a traducciones
identidades transnacionales y múltiples en de algunos de los autores que acabarían
el trabajo de Juan A. Cebrián, M.ª Isabel definiendo el canon filosófico sobre el
Bodega y M.ª Asunción Martín. No es de análisis de las ciencias sociales, tal como
extrañar que este monográfico termine, lo recogerían los numerosos manuales
acertadamente, con este estudio: Carlos que aparecerían dentro y fuera de Espa-
Fuentes declaraba cómo, dada nuestra his- ña en las dos décadas siguientes. De ahí
toria de encuentros, conflictos y mestizaje la perplejidad de un lector poco avisado
contenida en nuestra lengua, somos espe- como yo ante un Ibáñez que se declaraba
jo y presagio de un futuro que puede en- un genio y cifraba su genialidad en des-
treverse, precisamente, en el pensamiento cubrirnos e interpretar autores tan esoté-
español. ricos en su matemática (¿social?) como
De esta manera, el valor del presente su muy querido George Spencer-Brown.
número de Arbor consiste en responder Esotéricos, al menos, si lo comparamos
a la pregunta sobre el significado e iden- con la sobriedad de la teoría de juegos
tidad del pensamiento hispánico con una analizada, pongamos, por Jon Elster.
reflexión que no se limita a su mera rei- Afortunadamente, Ibáñez publicaba tam-
vindicación histórica, sino que también, bién una autobiografía intelectual que
como lo pensó en su día Gaos, apuesta por ayudaba a entender la singularidad de sus
la posibilidad de su futuro en el contenido recomendaciones, explicando la forma-
de lo que en ella expresan y piensan los ción autodidacta de su criterio en un pai-
hispanohablantes. Un Pensar en español saje universitario desconocido para los
que necesita de una verdadera política que lectores de mi generación. Uno de ellos,
piense no sólo en el español sino desde el José Luis Moreno Pestaña, revisa hoy la
español para abrirse paso. El encuentro vida del sociólogo pasiego para explicar-
que ha hecho posible la edición que hoy nos, algo mejor que el propio Ibáñez, su
llega a nuestras manos, es sólo un paso en peculiar originalidad.
esa tan necesaria y esperada actitud. La perspectiva de nuestro autor tie-
ne la virtud de su generalidad: intenta
Andrea Luquín Calvo analizar a Ibáñez como antes analizó a
Foucault, aplicando principios generales
que extrae, por un lado, de la sociología
MORENO PESTAÑA, JOSÉ LUIS, Filosofía del conocimiento (principalmente Bour-
y Sociología en Jesús Ibáñez. Genea- dieu, pero también Randall Collins) y,
logía de un pensador crítico, Madrid, por otro lado, de filósofos clásicos como
Siglo XXI, 2008. Spinoza. Aunque Moreno Pestaña siente
simpatía tanto por el propio Ibáñez como
Siendo todavía estudiante de licencia- por su obra, no es discípulo suyo. Tie-
tura, una de mis primeras lecturas sobre ne educación y experiencia profesional
metodología de las ciencias sociales fue como sociólogo, pero como profesor uni-
una compilación de textos que Jesús Ibá- versitario de filosofía puede distanciarse

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de las disputas gremiales sobre la signifi- su experiencia con los grupos de discu-
cación de Ibáñez. Quizá esto introduzca sión frente a sus adversarios políticos e in-
un sesgo distinto, pues el análisis de Mo- telectuales (principalmente, la sociología
reno Pestaña nos presenta al Ibáñez más norteamericana). Para escapar así al mate-
filosófico, apoyándose, no obstante, en el rialismo marxista y a la tradición analítica
gusto de éste mismo por la especulación. anglosajona, Ibáñez acudiría, según nues-
El libro, en realidad, no aporta dema- tro autor, al postmodernismo francés. Su
siados detalles sobre la vida de Ibáñez y originalidad radica en que conectaría así
principalmente contrasta su propio testi- con la generación filosófica dominante en
monio de 1990 apoyándose en otras pu- nuestro país, recuperando, además, temas
blicaciones y en algunas entrevistas (se de su propia educación de postguerra. No
diría que pocas para la complejidad de la obstante, Ibáñez presentaría su crítica de
trayectoria de Ibáñez). La genealogía que la sociología cuantitativa apelando a la au-
ensaya Moreno Pestaña es fundamental- toridad de físicos y matemáticos, es decir,
mente intelectual: se estudia la gestación sin excluir su propia disciplina del ámbito
de su obra a partir de las instituciones y científico. Y todo ello sin renunciar ni a un
los autores que contribuyeron a alum- tono político subversivo ni a la posibilidad
brarla. Así, en los capítulos 2 y 3 recons- de seguir realizando estudios de mercado.
truye brevemente lo que se enseñaba y se La combinación de todas estas pers-
podía leer en la Universidad que frecuen- pectivas en los textos de Ibáñez produjo
tó Ibáñez y encuentra un antecedente in- resultados conceptualmente muy oscu-
sospechado de sus argumentos en el uso ros, pero su éxito, según Moreno Pestaña,
filosófico de la física que propone Zubiri. radicaba en que públicos muy diversos
Ibáñez continuaría aquí sus argumentos podían encontrar ecos satisfactorios de
(como también los de Ortega) sobre cuál sus propias ideas. Y apreciar, además, la
sea el alcance del conocimiento científico dimensión oracular que gradualmente fue
a la vista de resultados como los de Hei- adquiriendo el discurso de Ibáñez (caps.
senberg o Gödel. Aunque Ibáñez se apo- 12-13) al perder su contacto con la prácti-
yase en autores franceses, su conclusión ca sociológica y volcarse enteramente en
no sería muy distinta: si ni la matemática la especulación. Para nuestro autor, Ibáñez
ni la física pueden agotar cuantitativa- degeneró en un “importador de grandes
mente nuestro conocimiento de la reali- nombres” sin la originalidad creativa que
dad, mucho menos podrá la sociología. antes le daba a su pensamiento el trabajo
Tras repasar brevemente la evolución empírico y su propio nomadeo social.
política de los colegiales del César Car- Es muy probable que un uso más sis-
los, el paso de Ibáñez a la investigación temático de archivos y entrevistas matice
de mercados y cómo desarrolla los grupos muchos de los episodios de esta sociogéne-
de discusión (caps. 6-7), Moreno Pestaña sis que nos propone Moreno Pestaña, aun-
aborda la constitución del campo socioló- que no aporte novedades radicales (a juzgar
gico español (caps. 8-9). Como bien mues- por lo que se viene publicando, se diría que
tra el autor, Ibáñez tenía partidarios dentro Ibáñez ya lo contó todo y sólo queda in-
del gremio que finalmente aseguraron su terpretarlo). En cuanto a la valoración de
cooptación a una cátedra de métodos y su trabajo, todo dependerá, en realidad, de
técnicas de investigación. Pero Ibáñez si surgen discípulos con la envergadura
quiso contribuir elaborando teóricamente suficiente para poder recuperar algunas de

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sus ideas y reivindicarlo (y no sólo recor- y en la memoria colectiva, pero existen


darlo). Quizá esto llegue a suceder, pero de otros capítulos que quedan injustamente
momento se diría que su obra es más un olvidados en el silencio. Eso le ocurre al
episodio más de la Historia del pensamien- exilio español, un exilio que, como otros,
to español que del debate sociológico in- se quedó, como decía María Zambrano,
ternacional. Y, por eso, en algún sentido, la “al borde de la historia” porque, como
principal contribución de Moreno Pestaña explica Tomás Segovia, no le habla a sus
es ofrecer una nueva perspectiva metodoló- protagonistas: la historia oficial se cons-
gica al Hispanismo filosófico. truye sobre su olvido. Aquellos exiliados
No obstante, me gustaría señalar al españoles, borrados de la historia a la
menos un problema abierto para esta cual debieron de pertenecer, eran, como
perspectiva: la singularidad de Ibáñez no bien apuntaba el escritor Max Aub “un
es enteramente distinta de tantos otros puñado de gentes sin sitio en el mundo.”
“pensadores heterodoxos del mundo his- Precisamente, Consuelo Naranjo Orovio
pánico”: el propio Zubiri, pero también escoge esta frase del exiliado escritor
Agustín García Calvo o Gustavo Bueno, para cerrar la presentación del número
por poner sólo dos ejemplos del mismo de Arbor que coordina: Los destinos in-
periodo que Ibáñez. Autores carismáti- ciertos: El exilio republicano español en
cos cuya obra desafía las convenciones América Latina, que busca adentrarnos,
disciplinares y, pese a su originalidad, se a través de diez interesantes propuestas,
van desvaneciendo por falta de eco más por aquellos caminos poco transitados
allá de su círculo inmediato. El concepto cuando hablamos de aquel puñado de
de campo parece pensado para analizar gente que encontró cobijo en América. El
las oposiciones intradisciplinares en el monográfico pretende así mostrar cómo
ámbito académico, pero ¿puede decirnos el estudio de la memoria del exilio re-
algo sobre los repetidos fracasos de nues- publicano se convierte en una tarea pen-
tros ensayistas más creativos para ser dis- diente para el pensamiento en español
cutidos por alguien más que sus amigos? que debe alejarse de lugares comunes o
Bourdieu nunca tuvo que preocuparse meramente documentales o biográficos,
demasiado de este problema, pero cual- para adentrarse en una memoria que tie-
quier sociología del intelectual español ne aún muchos caminos por recorrer.
inevitablemente tendrá que enfrentarlo. Esta mirada sobre la memoria de
aquellos destinos inciertos comienza con
David Teira el trabajo “Memoria del exilio y exilio de
la memoria” de Antolín Sánchez Cuervo,
que nos muestra, precisamente, cómo la
NARANJO OROVIO, CONSUELO (COORD.), memoria conserva el pasado de las víc-
Los destinos inciertos: El exilio repu- timas sobre las cuales se construye la
blicano español en América Latina, historia. Por ello, la memoria es siempre
Arbor, Ciencia, Pensamiento y Cul- peligrosa pues llama la atención sobre
tura, n. 735, Madrid, enero - febrero cómo se conforma nuestro mundo sin
2009, 248 págs. rastro de los desaparecidos. La memoria
del exiliado da luz precisamente sobre
Hay grandes episodios de la historia este hecho y, por ello, nos obliga a pensar
que suelen tener su lugar en los libros en nuevas maneras de concebir nuestra

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historia bajo el prisma de la justicia. A bor, ahí donde encontraron refugio. Cie-
través de tres pensadores emblemáticos rra este conjunto de artículos “La estela
del exilio como lo son Eugenio Ímaz, de Cajal en América” de Francisco Javier
María Zambrano y Adolfo Sánchez Váz- Dosil Mancilla quien nos muestra la pro-
quez, en tres momentos claves de aquella yección que tuvo la escuela histológica
memoria que se enfrentaba a su desapa- de Cajal en México, en especial el papel
rición, Sánchez Cuervo nos muestra esa que desempeñaron en su difusión y con-
promesa aún por realizar, que encierra la tinuidad en el país azteca, sus discípulos
ausencia de cada una de aquellas vidas. y seguidores.
Con este marco como fondo y dando Hay también espacio en este mono-
siempre valor a la historia oral, un grupo gráfico, para aquellas voces e historias
de artículos se centran en el quehacer in- de vida menos escuchadas: las de las mu-
telectual y científico de aquellos rostros jeres republicanas. “La actividad política
olvidados. “El Ateneo Español de Méxi- de las mujeres republicanas en México
co y el exilio intelectual republicano”, de (1940-1960)” de Pilar Domínguez Prats
José María López Sánchez, nos muestra da voz a la historia de las mujeres del
la historia de este importante centro del exilio que hicieron de la esfera privada
exilio español en México, desde su fun- lugar de resistencia que encontró, por
dación en 1949 hasta 1963, centrada en igual, un espacio en la esfera pública.
su lucha contra la dictadura franquista La creación en los años cuarenta de la
y la unidad de las fuerzas republicanas Unión de Mujeres Españolas es muestra
en el exilio. Por otro lado, “Los artistas de ello. Pero también, dentro del exilio,
españoles del éxodo y el llanto bajo el existen otras voces dormidas, marcadas
techo azteca” de Miguel Cabañas Bra- por geografías que abrían nuevas rela-
vo, se aproxima a las características que ciones entre los exiliados, los países de
rodearon y singularizaron a los artistas acogida y aquellos emigrantes españoles
españoles en México, desde los condi- de principios del siglo XX que habían
cionantes sociopolíticos del país que les llegado a América buscando el sueño de
recibió (el nacionalismo y el muralismo), una nueva tierra. A este grupo de artícu-
hasta las agrupaciones que formaron, los pertenecen los trabajos “De isla en
(galerías y talleres) que les acercaron isla: los españoles exiliados en Repú-
al grabado y la ilustración de revistas y blica Dominicana, Puerto Rico y Cuba”
libros. “Los frutos perdidos: los intelec- de Consuelo Naranjo Orovio y Miguel
tuales de la Residencia de Estudiantes en Ángel Puig-Samper, que nos muestra el
el exilio” de Álvaro Ribagorda sigue las exilio en aquellas islas, tan del gusto de
trayectorias vitales de algunos de los in- María Zambrano, que también forman
telectuales de aquella emblemática resi- una parte de aquella historia, quizás la
dencia, después de la Guerra Civil, desde menos conocida. Muchos exiliados des-
el Colegio de España en París, pasando embarcaron en la República Dominicana
por Oxford y Cambridge, hasta el destino donde las condiciones les fueron cada vez
americano en los Estados Unidos, Méxi- más adversas, por lo que posteriormente
co o Argentina, mostrando cómo las re- partieron a México o Puerto Rico (cuya
des de conocimiento fomentadas por la labor en el mundo universitario de aquel
Residencia en aquellos años permitieron país fue crucial) y a Cuba, en donde par-
a muchos exiliados continuar con su la- ticiparon, activamente, en la vida inte-

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lectual y artística del país. Precisamente Karl von den Steinen en la región de las
sobre Cuba, el artículo “Itinerarios cu- fuentes del Xingú (1883-1887) y su sig-
banos del exilio gallego” de Pilar Cagiao nificado para el americanismo alemán
Vila y Nancy Pérez Rey, analiza la rela- del siglo XIX” y de Rafael E. Tarragó
ción de Galicia con la Isla, la cual fue, “La Guerra de 1895 en Cuba y sus con-
detrás de Argentina y México, el lugar secuencias”, se cierra este número que
de refugio para muchos exiliados. Cuba deja el sabor de encontrarnos ante el re-
fue un lugar clave donde la emigración planteamiento de nuestra propia historia,
gallega creó redes sociales que sirvieron una tarea que nuestra memoria no puede
de soporte para el posterior exilio de la esperar, a 70 años, precisamente, de ha-
Guerra Civil. De esta manera, “Transte- ber comenzado.
rrados y emigrados: una interpretación
sociopolítica del exilio gallego en 1936” Andrea Luquín Calvo
de Xosé Núñez Seixas y Ruy Farías, se
adentra en las particularidades del exilio
gallego, principalmente en sus dinámicas NOVELLA SUÁREZ, JORGE, El pensamien-
de integración e interacción tanto entre to reaccionario español (1812-1975),
emigrantes y exiliados como en los pro- Madrid, Biblioteca Nueva, 2007, 274
pios países que les acogieron. Cierra este págs.
monográfico “Nos asedian con el silen-
cio, reflexiones de José Cuatrecasas Aru- El hispanismo filosófico tiene en la
mí (1903-1996) en torno a la República heterodoxia su principal motivo investi-
española desde su exilio norteamerica- gador. Hacer emerger la tradición per-
no” de Antonio González Bueno, para sistentemente velada significa reescribir
mostrarnos una más de aquellas histo- la historia de nuestro pensamiento a fin
rias de vida desconocidas. A través de la de que la ciencia y la filosofía españolas
correspondencia entre José Cuatrecasas, contemporáneas no sientan la zozobra
quien fuera director del Jardín Botánico que implica el saberse, precisamente,
de Madrid, con José Asencio y Fernan- extrañas, heterodoxas en su propio ho-
do Valera, se nos muestra el intento del gar. No es contra intuitivo ubicar en este
exilio español en los Estados Unidos por ideal de investigación una obra como la
defender la legalidad republicana en los de Jorge Novella, dedicada al análisis
difíciles años cincuentas que marcaron de la triunfal ortodoxia reaccionaria y
la incorporación del régimen a los foros tradicionalista: habrá de señalar la refe-
internacionales y la ayuda norteamerica- rencia negativa que permita orientarnos
na a la España franquista. plenamente en esta labor reconstructiva
El apartado Biología e historia con y dar pleno sentido a los fenómenos po-
que finaliza este número de Arbor, se líticos contemporáneos.
mantiene fiel al espíritu del monográfico Desde su apertura misma, este estu-
por buscar otra manera de entender nues- dio manifiesta un inequívoco rigor filo-
tros discursos. Con los trabajos de Emi- sófico: siendo su objeto material una de-
lio Cervantes, “Una princesa medieval y terminada tradición cuyo rasgo específi-
otras cuestiones de biología”, de Sandra co consiste en hacer descansar la verdad
Rebok, “Entre la tradición y la innova- en la tradición, a saber, el tradicionalis-
ción: la investigación antropológica de mo, la obra comienza por el esclareci-

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miento analítico del valor epistemológi- auto percepción (y justificación) de la


co que la filosofía ha concedido a la tra- singularidad española como misión de
dición hasta nuestra contemporaneidad: hacer prevalecer el “corpus mysticum
la modernidad que refutó el principio christianorum” siempre en oposición a
de autoridad mediante el giro coperni- la Europa primero protestante, después
cano que ubica la fuente de la legitimi- racionalista, y, más tarde, ilustrada y
dad del conocimiento en la autonomía liberal. Para el tradicionalismo filosó-
de la razón, una vez madura, matizó su fico, únicamente a través de la fe pue-
posición aceptando que el conocimiento de alcanzarse la verdad. Así lo expresa
absolutamente objetivo no es posible, Donoso Cortés: “sin la fe no sé lo que
pues siempre se hallará mediado por un es la verdad y no comprendo sino el es-
mínimo de pre-comprensión cultural, cepticismo”; igualmente, para Cánovas
tradicional (Gadamer). La legitimidad del Castillo “sin Dios todo sistema de
epistemológica radica no en la elimina- moral es arbitrario y convencional” […]
ción de esta pre-comprensión, sino en el “todo concepto de justicia, relativo”. El
reconocimiento de que el conocimiento descrédito de la autonomía racional del
se construye desde ella. No en vano, es individuo redunda en el rechazo del li-
preciso entroncar este mismo estudio beralismo, que Donoso despreciaba por
con toda una tradición de historiadores ser carente de metafísica, huelga decir,
del pensamiento político español, desde de la metafísica precrítica, es decir, pre-
Tierno Galván, Maravall, Tusell, Miguel via a la limitación que la propia razón
Artola, o Elías Díaz a Rafael del Águila impuso al conocimiento y a la acción
o Fernando Vallespín, cuya aportación a humanas, dentro de la cual ese conoci-
la comprensión de nuestra historia es un miento y acción pueden ser autónomos
pilar fundamental en la construcción de y por tanto libres. La jerga metafísica
nuestro presente. que tiñe toda la literatura tradicionalista
En esa misma línea, el ensayo de No- española de los siglos XIX y XX refiere
vella muestra cómo el hilo conductor in- al contrario a una trascendencia frente a
variable de la tradición del pensamiento la que la razón nada tiene que hacer, y
reaccionario consiste en la negación de ante la cual, por consiguiente, tiene que
los principios que en una sociedad liberal someterse.
permiten la convivencia de tradiciones No es el objetivo del autor establecer
diversas. Y logra hacerlo, además, evi- un juicio definitivo acerca de cada uno
tando predeterminar el análisis con esta de los autores tratados, pero el lugar
conclusión: muy al contrario, mediante desde el que acomete su reflexión, críti-
un enorme rigor documental que apenas co en el sentido más ilustrado, redunda
cae en lo valorativo, consigue que sean en una implícita valoración de la huera
las propias manifestaciones textuales de radicalidad de los axiomas reacciona-
este pensamiento reaccionario las que rios, pese a su vuelo efectista y estilo
digan su incompatibilidad con el mode- retórico: ni siquiera el vanagloriado Do-
lo político de la modernidad. noso, cuyo Discurso sobre la dictadura
El hito fundacional de esta Espa- (1849) influyó en el debate teológico-
ña tradicionalista es la Contrarrefor- político contemporáneo en la figura de
ma que nace con el Concilio de Tren- Carl Schmitt, de candente actualidad en
to (1545-1563). Comienza entonces la el debate filosófico actual, trasciende la

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ya vacua y anacrónica dicotomía entre trataba de deducir los derechos y liber-


la certeza de la fe y el escepticismo y el tades del hombre, sino de preservar las
caos que resultarían del primado de la “antiguas leyes y costumbres” históricas
razón y del homólogo parlamentarismo. hispanas. De hecho, el Manifiesto de
Y lo que es más, Novella demuestra que 1814 defendía el foralismo y los carac-
pese a sustentarse en el tradicionalismo teres nacionales, como también lo hizo
francés, el pensamiento reaccionario de Menéndez Pidal, pese a las tergiversa-
Donoso no tuvo continuación sino en ciones interesadas del franquismo. Esta
una serie de émulos reiterativos insufi- posición es consonante con la concep-
cientes para la consolidación de una tra- ción romántica sistematizada en Alema-
dición propiamente dicha. nia por la Escuela Histórica del Derecho,
El documento paradigmático de ese para la cual el origen del mismo no está
pensamiento católico integrista es el Sy- en la razón, sino en el espíritu histórico
llabus, publicado por el Vaticano duran- de un pueblo (Volkgeist), que se mani-
te el papado de Pío IX, al mismo tiempo fiesta en sus costumbres y tradiciones.
que la encíclica Quanta Cura (1864). Por ello, tanto para los Persas como para
Dedicado a los principales errores de su Menéndez Pidal liberalismo y centralis-
tiempo, condenaba los principios ilus- mo son afrancesamientos, intromisiones
trados fundacionales del Estado moder- externas. Asimismo, y como muy bien
no, como la separación entre la Iglesia articula el autor, esta posición en nada
y el Estado, y declaraba la absoluta in- tiene que ver con el conservadurismo
compatibilidad entre la fe y la razón. De liberal del que Edmund Burke sería re-
ahí que la abominación moderna por ex- presentante paradigmático. En las Re-
celencia fuera la unión del liberalismo, flexiones sobre la Revolución Francesa
que preconiza la independencia de la (1790), Burke critica el escaso respeto
razón individual, y el catolicismo, que por la tradición legal consuetudinaria de
descansa en la sumisión absoluta de la los nuevos principios legales emanados
razón individual a la Ley de Dios. En de la Revolución, que le parecían dema-
esta imposible conciliación de catolicis- siado abstractos y desconsiderados con
mo y autonomía individual está la ex- los casos individuales. Pero el deseo de
plicación de la trágica ausencia de una conservar ese derecho consuetudinario
democracia cristiana en España. requiere para Burke cambio y adapta-
Para el pensamiento reaccionario la ción. Frente a ello, el tradicionalismo
razón se opone no sólo a la fe, sino tam- repudia todo cambio y prefiere el inmo-
bién a la historia como criterio de ver- vilismo de sus costumbres. Aunque en
dad. Y lo que es más, la razón va a ser el plano de los hechos este enfoque con-
identificada como una tradición extraña servador británico puede asociarse con
a la propia del ser histórico hispano. el pragmatismo que caracterizó el sis-
Así, para Menéndez Pidal, el Manifiesto tema canovista, a nivel teórico tampoco
de los persas de 1814, documento de re- logró afianzarse en España una derecha
acción a la Constitución liberal de 1812, conservadora de principios liberales.
enraizaba en el derecho histórico hispa- En suma, todo el tradicionalismo
no en contraste con la importación libe- hasta el ocaso de la dictadura va a ex-
ral de las ideas enciclopedistas y revo- cluir el liberalismo por extranjerizante.
lucionarias. Para el tradicionalista no se Y toda heterodoxia, afirmaba Menéndez

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Pelayo, es importada, pues la propiedad ORTEGA Y GASSET, JOSÉ, Tájak és em-


inherente al ser español es la del someti- berek — Tanulmányok az El Espec-
miento de la razón al dogma. A pesar de tador-ból -, Máriabesnyę-Gödöllę
su abrumadora demora en nuestro país, [Hungría], Editorial Attraktor, Co-
hoy podemos afirmar que el liberalis- lección Monumenta Hispanica, 2008,
mo político que emanó de la ilustración 188 págs.
filosófica, crítica y racionalista, no es
una tradición nacional entre otras, por- En 2008 se publicó el más reciente
que no transmite contenidos materiales tomo de obras de José Ortega y Gas-
(costumbres) sino leyes formales que set en húngaro, con el título Paisajes y
garantizan la convivencia de costumbres hombres — Ensayos de El Espectador,
diversas. Es por ello que sus principios una selección representativa de escritos
son universales, si bien es cierto que la publicados principalmente en la revista
abstracción pura propia del iusnaturalis- El Espectador. Los estudios se organi-
mo fue matizada a favor de documentos zan en tres bloques temáticos: el libro se
constitucionales que adaptaban los prin- inicia con dos ensayos del primer núme-
cipios universales a las peculiaridades ro de El Espectador, que representan el
históricas de cada nación. credo del mismo (Verdad y perspectiva
El libro de Jorge Novella, en conclu- [1916], Nada “moderno” y “muy siglo
sión, es un documento necesario y efecti- XX” [1916]); en el bloque siguiente en-
vamente oportuno para poder identificar contramos una serie de meditaciones
y valorar en su justa medida el poderoso orteguianas sobre el paisaje (Tierras de
remanente de tradicionalismo y de reac- Castilla [1911], De Madrid a Asturias o
ción en la España democrática. El lector los dos paisajes [1915], Temas de via-
no podrá dejar de alarmarse al reconocer je [1922], Notas del vago estío [1925]);
en la más profunda radicalidad de estos por último, el tercer capítulo recoge es-
principios reaccionarios la tan actual ex- critos, que se centran en la proyección
hortación de Benedicto XVI ante los ma- psicológica de la existencia humana, el
les del relativismo, las proclamas de las ámbito de la intra—, e intersubjetividad
bandadas de obispos contra cada tímido (El silencio, gran brahman [1928], Las
avance hacia la laicización completa, le- dos grandes metáforas [1924], Sobre la
gitimadas y sustentadas por la estrategia expresión, fenómeno cósmico [1925],
del rédito político a corto plazo, así como Vitalidad, alma, espíritu [1924], La
las clausuras de culturas nacionales en percepción del prójimo [1929], Con-
virtud de una mal entendida vindicación ciencia, objeto y las tres distancias de
de la diferencia. Desde la sobriedad de éste [1915], Fraseología y sinceridad
una impecable indagación científica, este [1925]). Los traductores del tomo son:
estudio tiene la virtud de azuzar la sensi- Dezsę Csejtei, Anikó Juhász, László
bilidad de lo mejor de nuestras categorías Scholz y Mariann Rákosi.
ilustradas, en conformidad con una tra- Traducir textos de Ortega debe ser
dición de pensamiento filosófico-político una tarea que pone a prueba a cualquiera,
en cuyo horizonte debemos fijar nuestro como él mismo redactó antaño: “Escri-
definitivo asiento. bir bien implica cierto radical denuedo”.
Sus ensayos se caracterizan no sólo por
Gonzalo Velasco su profundidad filosófica, sino también

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por una especie de “superficie” litera- en voz baja ya, cuando lleguen a España.
ria: el estilo orteguiano es muy rico en Nos comunicamos a través de paisajes
metáforas, y sobre todo sus palabras se lejanos, hablamos en idiomas remotos y
llenan de vida y frescor gracias a una nuestras palabras se oyen por el murmu-
clase de presencia personal inalcanzable. llo de parajes distantes —si escuchamos
La pecularidad esencial de los escritos bien. “Cada lengua es una ecuación di-
de José Ortega y Gasset es posiblemente ferente entre manifestaciones y silencios.
su presencia permanente y muy personal Cada pueblo calla unas cosas para poder
en sus ensayos, como él mismo acentuó decir otras. (…) De aquí la enorme difi-
en su Prólogo para alemanes: “que, si se cultad de la traducción: en ella se trata de
pone el dedo sobre cualquiera de mis pá- decir en un idioma precisamente lo que
ginas, se siente el latido de mi corazón”. este idioma tiende a silenciar. Pero, a la
Ortega se dirige a su lector, el que “per- vez, se entrevé lo que traducir puede te-
cibe como si de entre las líneas saliese ner de magnífica empresa…” —escribe
una mano ectoplasmática pero auténtica, Ortega en su ensayo intitulado Miseria
que palpa su persona”. Debo admitir que y esplendor de la traducción. Al hilo de
leyendo el libro con las nuevas traduccio- este pensamiento se me plantea una cues-
nes Ortega me ha seducido. Como si hu- tión: ¿qué es lo que nosotros, los húnga-
biésemos vagado juntos por los paisajes ros silenciamos? ¿Qué es lo que —por el
de Castilla y Asturias, y como si el empu- contrario— enunciamos? ¿Y qué puede
je para nuestro viaje se hubiera originado ser aquel significado, que únicamente se
en la mirada táctil de la pupila castellana, nos revela por el hispanismo —a la vez
la que no sólo se posa en los elementos modesto y orgulloso— de José Ortega y
del paisaje, sino tomando impulso a la Gassset? ¿Acaso existe una especie de
vez, se lanza de nuevo. Como si la flecha “destino verbal” de nuestra lengua mater-
visual reanimada por las palabras se hu- na? Y si lo hay, ¿cuál nos toca? A raíz de
biese disparado hacia tiempos y espacios esto me viene a la memoria una anécdota.
aparentemente infinitos, deslizándose En 1974, con motivo del 85 cumpleaños
por encima de la Meseta, a través de la de Martin Heidegger, los colaboradores
Cordillera Cantábrica, hasta volver para de la revista húngara Mérleg [Balanza]
descansar aquí conmigo, en casa. Espa- saludaron al filósofo. Heidegger apro-
cialidad existencial de principios de los vechó la ocasión para preguntar por los
años 1920. problemas relacionados con la traducción
“Caza de paisajes” —en esta expre- de sus escritos al húngaro. Al enterarse de
sión condensa Ortega el propósito de que nuestro idioma ofrecía la posibilidad
nuestro viaje imaginario, y nuestro mayor de la derivación directa del verbo “gon-
“botín” son los castillos y las catedrales. dolkodni” [pensar / Denken] desde la raíz
Aunque estén en ruinas, todavía son in- verbal “gond” [cuidado / Sorge], anotaba
destructibles— así me los imagino, como inmediatamente esta “interdependencia”
fondos intrépidos del pasado heroico de interesante de palabras húngaras en su
pueblos. Me son familiares. Castillos des- libreta, pues tenía la convicción de que
coloridos por el sol, “trivios o cuadrivios”, había ciertas “palabras fundamentales”,
que en Hungría tampoco nos han faltado capaces de sintetizar la filosofía, la forma
nunca, aun cuando en el babel de voces de pensar, o la mentalidad de un pueblo
nuestras palabras suenen de lejos y quizás entero. Por consiguiente, nosotros, los

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húngaros, pensamos “en cuidado”, en una “fraseoclasta” se había desvanecido tam-


clase de preocupación original [en húnga- bién, y el sentido de la sinceridad todavía
ro: “Gondban gondolkodunk”]. Creo que está por saberse. Nuestro modo de pensar
no será una exageración retórica afirmar aún “queda reducido (…) a la operación
que los habitantes de esta región abraza- de buscar buenos medios para los fines,
da por los Cárpatos, mis paisanos, somos sin preocuparse de éstos.” Lo que sigue
conocedores por excelencia del drama- caracterizando el hombre de nuestros
tismo esencial de la vida humana, pero tiempos es la desorientación intelectual:
nuestra aptitud de percibir la belleza vital “la utilidad ha invadido por completo el
es muy poco sensible. Vivimos el drama, espíritu”. Asimismo parece desvanecer-
lo declaramos quizás —insistiendo en los se la capacidad humana de alejarse del
contornos crudos del mismo, pero de este círculo mágico de su propio ser y con
hecho nos callamos. Mientras que Orte- ello se extingue la posibilidad de la auto-
ga nos habla de los castillos de Asturias reflexión, de la meditación serena y pura,
o de Castilla, yo veo ruinas, “monstruos o de la contemplación. De este modo, la
de piedra”, destrucción imparable. Mis actualidad de los ensayos de Ortega es
ojos imaginan un mundo deshechizado, y incontestable. Ortega presintió lo nuevo,
mi pensamiento se dispondría a prolongar y es más, tenía el valor de afirmarlo.
ese camino de mi mudez hacia la eterni- Según la “enseñanza de la literatura
dad. Mas la voz de Ortega me despierta, Védica el génesis se produce mediante
me hace recobrar el sentido: “¡España los sonidos: el brahman es la fuente del
es un rosal!” —exclama hacia mí como verbo creador. En el caso del hombre, el
si fuese un conjuro real. Porque entre las verbo se hace carne” y nace la conciencia
ruinas siempre se halla la aurora de la vida capaz de contemplar al mundo exterior.
nueva: eso es lo que Ortega me enseña a La forma primitiva del “Sonido”, que en-
ver. Los castillos de tiempos remotos se globa la potencialidad de toda voz, es el
cubren de rosa silvestre. Aunque estén va- Silencio. Luego se forma lo general, el
cíos la vida busca y encuentra superficie genus, o bien la esencia inicial, que trae
de germinación en ellos. la Idea de las cosas. Tras esto aparecen
Y nosotros —quizás perplejos, o tal las palabras de significado concreto pro-
vez tan sólo indecisos— que no somos fundamente enraizados en la Realidad
nada modernos, ni postmodernos ya, pero cósmica. Así distinguimos básicamente
que deberíamos convertirnos en algo muy tres apectos del sonido: el primero lo lla-
de siglo 21, vivimos nuevamente en la mamos Pashyantí-vâch o “habla visible”
sombra de las rosas silvestre pese a que —lo que se percibe mediante intuición,
conocemos de sobra las posibilidades es la ideación del Logos. El segundo es el
de la horticultura. “La lucha de un siglo Madhyamâ-vâch o “nominación interior
naciente contra el que le precede supone / sonido del pensamiento”: la luz del Lo-
siempre heroicos esfuerzos. Pero nuestro gos. Y el tercer aspecto del Sonido es el
caso es todavía más grave: en cierta ma- Vaikharí-vâch o “habla pronunciada / au-
nera, único.” Parece que no se podía sino dible”, es la forma objetiva o sea el Logos
deconstruir la “mística autoridad” y las expresado. Pues bien, la desorientación
tendencias progresistas de la moderni- intelectual, que hoy nuevamente se pue-
dad. De forma global. Ya no necesitamos de observar, no se origina tan sólo en un
frases, pero la era del tipo psicológico ideal utilitario sobrepuesto indignamen-

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Reseñas 293

te, sino que radica también en aquella ne- ser no reiterable e insustituible. Y no ol-
gligencia que no presta atención al curso videmos: “Hegel encontró una idea que
de cómo nuestras palabras van perdiendo refleja muy lindamente nuestra difícil si-
su significado despojadas de seriedad, de tuación, un imperativo que nos propone
sus veras, de fuerza vital — se está se- mezclar acertadamente la modestia y el
cando el arraigo verbal de la Realidad. orgullo: Tened —dice— el valor de equi-
Las palabras vacías que nos quedan son vocaros.”
como conchas sin vida: esplendorosas
por fuera pero vacías por dentro — si la Petra Horváth
Realidad fuera un océano, flotarían in-
grávidas sobre las profundidades de su
lecho enturbiando el agua en su alrede- PARDO TOMÁS, JOSÉ, El médico en la
dor. Hoy se oye tal disfonía que aquello palestra. Diego Mateo Zapata (1664-
ya se precipita en el silencio propio. No 1745) y la ciencia moderna en Espa-
es que acallemos o retengamos las pa- ña. Salamanca, Junta de Castilla y
labras, sino que más bien abusamos de León/Caja Duero, 2004, 456 págs.
ellas con frecuencia. Pero aún así el Si-
lencio entraña las posibilidades infinitas El motivo primordial de esta reseña
de la pronunciación de la Verdad. Tal vez no es otro que realizar un resumen y co-
sea esta la razón por la que los ensayos de mentario sobre el bellísimo y excelente
Ortega están entretejidos de metáforas. estudio de José Pardo Tomás sobre la
Ortega ejemplifica la intuición. Enseña a vida y obra del Dr. Diego Mateo Zapa-
pensar. A través de la palabra el sonido ta (1664-1745), ilustre médico murciano
se hace visible: vemos cómo se plasma que vivió en la primera parte del siglo
el sentido. Vemos cómo las palabras van XVIII. Este libro es el fruto de una larga
cobrando vida en pos de su pluma. Lo y detenida investigación llevada a cabo
intuido atrae el hombre por el lenguaje dentro del Proyecto Zapata del Depar-
intermediario del pensamiento y lo con- tamento de Historia de la Ciencia de la
templado finalmente se puede materiali- Institución Milá y Fontanals (C.S.I.C.) a
zar en su cuerpo sonoro. “Cada hombre lo largo de los años 1992-2003. Es par-
tiene una misión de verdad. (…) lo que te de un proyecto de investigación sobre
de la realidad ve mi pupila no lo ve otra. la elaboración de biografías de médicos
Somos insustituibles, somos necesarios. cortesanos españoles en los siglos XVII
(…) Voy, pues, a describir la vertiente y XVIII. Ver: José Pardo Tomás y Alvar
que hacia mí envía la realidad. Si no es Martínez Vidal. “Presencias y silencios.
la más pintoresca ¿tengo yo la culpa?”. Biografías de médicos en el Antiguo Ré-
A la cuestión tiene que contestar cada gimen”. Asclepio. Vol. LVII-1-2005, pp.
uno por sí mismo, mientras emprenda la 55-66.
misión heredada: inclinar “el oído pura En esta obra, el autor sitúa la vida y la
y fielmente a los rumores de nuestro co- obra del Dr. Zapata dentro del contexto
razón”, reanimar la fuerza creadora del de final del siglo XVII y principios del
Silencio, y ante todo respetar la estructu- XVIII subrayando aspectos que la histo-
ra intrínseca de la Realidad circundante: riografía ha señalado como de especial
el paisaje que nos rodea, el Otro que nos importancia para la medicina y la ciencia
abrazara —con aceptación y alegría, por española.

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294 Reseñas

La presente investigación es una los procesos de la Inquisición contra los


nueva reconstrucción biográfica del “Anusim”, o sea, los judíos de la Penín-
médico de Murcia que utiliza una serie sula Ibérica que se convirtieron al cris-
impresionante de fuentes que han es- tianismo pero quienes fueron acusados
capado a la atención crítica de los es- de seguir observando clandestinamente
tudiosos. El autor desarrolla su estudio su religión y costumbres. En este apar-
por medio de una muy seria pesquisa de tado Pardo describe detalladamente los
abundante documentación de procesos dos procesos contra Zapata subrayando
inquisitoriales, —dos procesos—, que el papel que jugaron sus parientes, así
en realidad fueron dos fases de un largo como sus amistades “sospechosas”. En
proceso que se desarrolló desde 1691 una sección del apartado titulado “Ma-
hasta 1725. Como investigador infati- rrano” en el que el autor habla sobre
gable, Pardo se ha puesto a estudiar los “una sospechosa marca corporal” del Dr.
legajos y otros documentos manuscritos Zapata dentro de su proceso y acusación
del Archivo Diocesano de Cuenca y del de delito de criptojudaísmo, el lector en-
Archivo Histórico Nacional, sección de contrará un interesante discusión sobre
Inquisiciones, así como a realizar un es- la práctica de la circuncisión, la figura
tudio detenido de las obras del mismo del retajado —real o imaginaria— y las
Dr. Zapata. maneras en que estas prácticas condicio-
En esta obra el autor entreteje tres naban las relaciones entre conversos y
grandes temas: la enorme literatura so- cristianos viejos. Sin embargo, la última
bre la Inquisición; una detenida recons- parte de este mismo capítulo el investi-
trucción sobre los marranos y supuestos gador versa sobre la trayectoria de Za-
criptojudíos de la corte madrileña de pata como marrano a su transformación
principios de siglo XVIII y los procesos en figura católica, apostólica y romana
de la Inquisición contra ellos, así como dentro de la corte de Carlos II.
los hitos principales de la historia de la En el segundo apartado de estudio
medicina y ciencia dentro del así llama- sobre Zapata, el autor se concentra en la
do movimiento novator. vida de Zapata como polemista. Como
Pardo sitúa la vida y obra de Zapata polemista, su palestra fueron las famo-
dentro del marco de la introducción en sas tertulias del Madrid del siglo XVIII,
el ambiente médico español de algunos como las del Marqués de Mondéjar y
elementos modernos que iniciaron la de Nicolás Antonio, así como en sus
asimilación de nuevas corrientes cientí- obras donde fue apasionado defensor
ficas europeas. de las ideas innovadoras de la filosofía,
El conjunto de la obra se compone la ciencia y la medicina. Se nos cuenta
de tres capítulos o apartados principa- cómo tuvo polémicas con el verronés
les, sobre la biografía de Zapata: “Ma- José Gazola y Juan de Cabriada (1665-
rrano”, “Polemista” “Médico”, y uno, 1714). Contra los médicos galenistas,
—el último—, titulado “Para Discutir: abogó por los remedios químicos. Se
Fuentes, Notas y Bibliografía” que sirve inclinó al atomismo. Aceptó el esquema
como una nueva versión de un clásico harveyano de la circulación de la sangre,
aparato crítico. Como hemos dicho, el aunque al principio lo rechazó. También
libro se inicia con un capítulo en el cual defendió los nuevos procedimientos de
Pardo sitúa la vida de Zapata dentro de la obstetricia, así como la cesárea.

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Pardo repasa detalladamente las biblioteca reunía más de 600 volúme-


obras principales de Zapata y las sitúa nes. Contaba con la presencia de libros
en sus contextos científicos y filosófi- médicos así como de filosofía natural,
cos. No solo nos da un resumen de las alquimia, historia natural, astronomía y
obras de Zapata: Verdadera medicina matemáticas entre otros. Además, Pardo
(1690); Crisis médica sobre el antimo- nos informa acerca de la procedencia
nio (1701); Diálogos filosóficos en de- de la mayoría de estas obras. Los libros
fensa del atomismo (1716); y, Ocaso de de Zapata le llegaron de Francia, Ale-
las formas aristotélicas (1745), sino que mania, los Países Bajos, Gran Bretaña
también nos explica con muchos deta- y Suiza (pág. 277). Entre los autores de
lles cómo y por qué se desarrollaron. esta muy rica biblioteca encontramos los
También fueron sus palestras las reunio- nombres de Descartes, Gassendi, Mal-
nes y publicaciones de la Regia Socie- pighi, Boyle, Willis, Leeuwenhoceck,
dad de Medicina y otras Ciencias de Sor Juana Inés de la Cruz, Kircher, Pa-
Sevilla donde luchó a favor de la nueva racelso, Helmont, Sydenham y mucho
medicina en diálogos con cartesianos, otros (pág. 278). Como nos dice Pardo:
atomistas y mecanicistas, o sea, entre “…el Zapata médico se convertía ante
novatores y tradicionalistas. todo y sobre todo en un Zapata lector,
En el tercer apartado del libro, titu- encerrado en su librería…” (pág. 283).
lado “Médico”, Pardo describe la forma- Sin embargo, para nosotros el aspecto
ción médica de Zapata, sus estudios, sus más útil del estudio de la biblioteca de
labores como practicante, y a la vez, le Zapata es que —como luego veremos—
proporciona al lector un resumen de sus el lector puede repasar, o sea, manejar
obras de índole médica. Según Pardo, el de forma interactiva el contenido de la
Dr. Zapata estudió Artes en la Universi- biblioteca utilizando la página Web del
dad de Valencia y medicina en la Univer- Proyecto Zapata que acompaña y sirve
sidad de Alcalá y se licenció en medicina como soporte al libro. Es decir, Pardo
en la Universidad de Sigüenza. No obs- y sus colegas nos han brindado un catá-
tante, nunca estudió vinculado a ninguna logo virtual de la biblioteca de Zapata.
Universidad ni ejerció puesto docente. Dicho sea de paso, este esfuerzo podría
Pero no cabe duda de que no hay servir de modelo para otros proyectos de
mejor forma de trazar la formación inte- investigaciones.
lectual de un autor que estudiar el con- El último capítulo del libro, titu-
tenido de su biblioteca personal. Para lado “Para Discutir: Fuentes, Notas y
nosotros, una de las secciones más in- Bibliografía”, como hemos adelantado,
teresantes del libro de Pardo es el apar- sirve como nueva versión de un apara-
tado “Zapata lector: una biblioteca y sus to crítico. Según Pardo, en este estudio
usos” (págs. 275-283). Lo hace guiado se optó por este tipo de aparato crítico
por una relación confeccionada por los para facilitar la narración biográfica. De
agentes de la Inquisición cuando la bi- la misma forma, se decidió crear una
blioteca de Zapata fue incautada. En página en Internet para proporcionarle
este apartado sobre la formación inte- al lector la transcripción de la documen-
lectual del médico, Pardo nos presenta tación inquisitorial y el contenido de la
un muy interesante estudio del conteni- biblioteca de Zapata (a veces con citas
do de dicha biblioteca. Según Pardo, la y notas).

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Por lo tanto, en este libro nos brinda PLA BRUGAT, DOLORES (COORD.), Pan,
una magnífica biografía de un médico que trabajo y hogar. El exilio republicano
irónicamente pasó su vida de ser acusado español en América Latina. Prólogo
de judaizante a ser médico de gran presti- de Nicolás Sánchez Albornoz, Méxi-
gio profesional en la Corte de Carlos II. co D.F., Instituto Nacional de Migra-
Este estudio, como los anteriores de ción, Centro de Estudios Migratorios,
Pardo, por ejemplo, Ciencia y censura. La Instituto Nacional de Antropología e
Inquisición Española y los libros científi- Historia, DGE Ediciones, 2007, 643
cos en los siglos XVI y XVII y sus excelen- págs.
tes trabajos sobre la difusión en Europa de
la materia médica, la vida y obra del Dr. Hablamos de un libro, fruto de am-
Francisco Hernández, así como sus traba- plias investigaciones sobre el exilio re-
jos sobre los nuevos alimentos elaborados publicano español en América Latina.
en colaboración con López Piñero y Ló- Con un título sugerente tomado de los
pez Terrada son ejemplos de los más se- Epigramas americanos (1945) de Enri-
rios trabajos de investigación en el campo que Díez-Canedo: “Lo que una vez me
de la historia de la medicina en España. arrebató la vida, pan, trabajo y hogar, tú
En definitiva, el lector tendrá en sus ma- me lo has dado...”, analiza la llegada y
nos un cuidadoso libro que nos permitirá establecimiento de los exiliados a tierras
ahondar aun más y mayor sobre la imagen americanas.
olvidada pero imprescindible del Dr. Die- No es fácil resumir en breves páginas
go Zapata y el contexto histórico y social el exilio de 1939. Y menos si se trata de
en que se desarrolló su vida. un libro que ha conseguido aunar, aparte
Como colofón, vale la pena subrayar del prólogo de Nicolás Sánchez Albornoz
el gran esfuerzo que ha hecho la Junta de y la introducción de Dolores Pla Brugat
Castilla y León/Consejería de Cultura y —que ponen de manifiesto la importan-
Turismo en su labor editorial con la serie cia de América Latina en la recepción
Estudios de Historia de la Ciencia y de de exiliados—, ocho artículos sobre el
Técnica de la cual este trabajo forma par- exilio en México, Argentina, Venezuela,
te. Dentro de esta serie tenemos los exce- República Dominicana, Chile, Colombia
lentes estudios sobre Andrés Laguna de y Puerto Rico, en unas condensadas seis-
González Manjarrés (2000), los ensayos cientas cuarenta y tres páginas.
sobre Laguna, Humanismo, ciencia y po- Es un libro dedicado a un público ma-
lítica en la Europa Renacentista (2001), yoritario, tanto para lectores especializa-
así como las magníficas ediciones del dos como para los no conocedores, donde
manuscrito de Recchi (Hernández), De se parte de unos puntos en común —pues-
materia médica Novae Hispaniae de la tos de relieve en la introducción— que
Dra. Raquel Álvarez y la edición de la dan unidad a la obra. Se analiza la pos-
Descripción de algunas plantas raras en- tura del país receptor, las fechas y vías a
contradas en España y Portugal (2005) través de las cuales llegan los refugiados,
de Clusio, trabajo llevado a cabo por Luís su estimación numérica y composición,
Ramón-Laca Menéndez de Luarca y Ra- características de la sociedad de acogida,
món Morales Valverde. vínculos con los gobiernos latinoameri-
canos, organización de los exiliados, ám-
Rafael Chabrán bitos en los que colaboraron —políticos,

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artísticos, culturales—, su inserción y las co. Realiza un balance cuantitativo y un


identidades que se forman. En definitiva, perfil del conjunto del exilio a este país
las incuestionables aportaciones de in- arribado. México hizo suyo el conflicto
telectuales, científicos, así como de tra- bélico: las respuestas del pueblo y del go-
bajadores cualificados —un 70%—, que bierno “fueron incomparables con la que
contribuyeron a la modernización de los se tuvo frente a los otros”. Recibió una
países de acogida, sus nuevos hogares. parte importante de los derrotados aun-
Un total de 36.000 personas que llegaron que la recepción de refugiados empezó
a América Latina. en 1937. La autora se detiene en la his-
La compiladora de la obra, Dolores toria de los niños de Morelia, una de las
Pla Brugat (Vilasacra, Gerona, España, más tristes del exilio español en México.
1954), conoce bien el tema. Estudió en Después, en 1938, la de otro grupo de re-
la UNAM donde se doctoró con la tesis fugiados, los intelectuales y científicos a
que dio origen a su libro Els exiliats ca- los que se les quiso apartar de la contien-
talans. Un estudio de la emigración re- da para que continuaran sus tareas.
publicana española en México, INAH, La llegada de refugiados hubiera sido
México, 1999. Ha trabajado muchos muy difícil si no hubiese contado con
años en el Instituto Nacional de Antro- presupuestos económicos y de organiza-
pología e Historia donde colaboró en ción. El exilio español contaba con ello,
el proyecto de historia oral que creó el junto con los refugiados se exilió su es-
Archivo “Testimonios de Refugiados Es- tructura de gobierno. Dos organismos se
pañoles en México”, bajo la dirección de ocuparon de los refugiados: el Servicio
la doctora Eugenia Meyer y, también, fue de Evacuación de Republicanos Espa-
integrante y coordinadora del Seminario ñoles (SERE) y la Junta de Auxilio a los
“Inmigrantes en la Historia de México”, Republicanos Españoles (JARE).
de la Dirección de Estudios Históricos Por otra parte, nos muestra que fue
del propio Instituto, miembro del Ateneo un exilio más diversificado, si lo com-
Español de México. paramos con el de Francia. Aunque la
Su primera monografía fue Los niños comunidad de refugiados catalanes fue
de Morelia. Un estudio sobre los pri- mayoritaria, su presencia fue relativa-
meros refugiados españoles en México, mente menor, y los aragoneses perdieron
(México en 1985). Es autora de otros dos presencia frente a otras regiones. El se-
libros: Ya aquí terminó todo. Testimonios gundo lugar en importancia lo tuvieron
de la guerra civil española y El aroma los provenientes de Castilla la Nueva, se-
del recuerdo. Narraciones de españo- guidos de Andalucía, País Vasco, Castilla
les republicanos refugiados en México, la Vieja y Asturias. Todos ellos provenían
además de artículos y capítulos en libros de muy diversos sectores económicos y
publicados en México, España y otros sociales. Casi la mitad de los refugiados
países. llegados en 1939 venían del sector ter-
Pan, trabajo y hogar..., consta de ocho ciario; del secundario la tercera parte; y
artículos, con sus bibliografías y fuentes del primario, la agricultura, el resto. Las
consultadas. El de Dolores Pla, “Un río diferencias con Francia ponen de mani-
español de sangre roja. Los refugiados fiesto el criterio de selección que se si-
republicanos en México” abre el libro guió, no tanto porque benefició a ciertos
con un estudio sobre el exilio en Méxi- sectores socioeconómicos, sino porque

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hicieron distinciones que perjudicaban de refugiados—. Hace los recuentos de


a formaciones políticas. Al analizar la la inmigración y emigración de españo-
selección de pasajeros del Sinaia ve que les entre 1939-1945, analiza las negocia-
los más beneficiados fueron los menos ciones para la emigración republicana, el
comprometidos políticamente, los sin proceso consular de la emigración y los
partido, siendo los más perjudicados los desembarcos de refugiados al país. Tam-
anarquistas, seguidos de los marxistas. bién los grupos de edad y de educación,
Después, en otros epígrafes se anali- la distribución por lugar de residencia,
za la organización provisional del exilio los asentamientos en colonias agrícolas,
y su permanencia a través de la integra- las actividades de enseñanza en pueblos
ción económica y social pues, como es y ciudades, la docencia en instituciones
sabido, al finalizar la segunda guerra superiores y las publicaciones de los exi-
mundial las esperanzas de regreso se liados. Por último, estudia el influjo cul-
vieron frustradas. Los organismos que se tural de aquellos profesores en la univer-
crearon en los primeros momentos se hi- sidad de Santo Domingo.
cieron innecesarios y se procedió a la in- El capítulo sobre “El exilio republi-
serción. Para una buena parte del sector cano español en Chile” corresponde a
de los “refugiados del común” se vivió Encarnación Lemus López. La cataloga-
una inserción favorable; también, como ción del Fondo Chile del Archivo de la
recoge la autora, fue relativamente fácil República ha proporcionado a la autora
para aquellos que ya tenían una trayec- un material muy valioso para reflexio-
toria ampliamente reconocida, pero para nar sobre este exilio minoritario pero
los más jóvenes el exilio significó “el fin muy activo, tanto desde el punto de vista
de unas expectativas alentadoras”. político como profesional o cultural. Se
Por último, las identidades del exilio plantea la profesora Lemus que “este exi-
y su incalculable legado, artístico, cultu- lio sigue siendo para la historiografía un
ral, científico..., se analizan en este inte- colectivo desconocido en lo esencial”, y
resante artículo. arranca su estudio desde las relaciones
El resto de autores que participan en de España y Chile durante la guerra civil.
la obra pertenecen también al grupo de Inicialmente la embajada chilena dio asi-
historiadores que ha venido trabajando lo a los grupos españoles partidarios de
el exilio durante largos años. Sobre la los “nacionales” y que se sentían amena-
República Dominicana escribe Juan B. zados. En 1937 el número de refugiados
Alfonseca Giner de los Ríos: “El exilio llegado es de 1800, hasta el punto de que
español en la Republica Dominicana, al fin de la guerra todavía quedaban cen-
1939-1945”. Trata, en este detallado tra- tenares de personas en las sedes diplomá-
bajo, del grupo de refugiados en ese rele- ticas chilenas. Sin embargo, el panorama
vante destino, del que existen según sus había cambiado desde que en 1938, con
palabras “aun muchas vetas históricas el triunfo del Frente Popular, accedió
que reflexionar”. Cuenta con testimonios al poder Pedro Aguirre Cerda. Así, Pa-
de sus protagonistas, una introducción blo Neruda recibió el nombramiento de
sobre el papel de la dictadura trujillista, cónsul radicado en París, especialmente
los oscuros móviles de la política de in- dedicado a los refugiados españoles. El
migración y asilo de Leónidas Trujillo famoso embarque de 2000 españoles en
—quien no permitió la entrada a miles el Winnipeg ha quedado como símbolo

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de este exilio de los republicanos, no sin El domingo 5 de noviembre de 1939


que se presentaran muchas dificultades y llegó al despreocupado Buenos Aires el
la opinión pública chilena quedara escin- primer barco con 147 republicanos espa-
dida y reflejada en la prensa de una y otra ñoles, con destinos varios: 132 a Chile, 6
tendencia. En todo caso, la intervención a Paraguay, 9 a Bolivia, sesenta intelec-
de la FOARE dulcificó los problemas. tuales entre ellos que apenas entrevieron
Para documentar este episodio utiliza in- el puerto desde los ojos de buey.
formación del Archivo de Exteriores, la Como en el caso de Chile y otros, la
Fundación Neruda y numerosos testimo- prensa se decantó a favor o en contra de
nios y reciente bibliografía. la recepción; y aunque la tradición espa-
No obstante, quizá lo más importan- ñola y, en general la inmigración, había
te de esta investigación es que pone de sido bien aceptada, el fin de la guerra
manifiesto el perfil del exilio en Chile, su mundial no sólo recrudeció el problema,
asentamiento e integración social y eco- sino que el miedo a judíos y comunistas
nómica y hace, finalmente, referencia al ideologizó apasionadamente al argentino
exilio intelectual —Carmen Norambuena medio.
y Cristián Garay— destacando artistas, Natalio Botana y el periódico Crítica
universitarios y las aportaciones en el do- son destacados como favorables a Espa-
minio de las editoriales —Cruz del Sur— ña, y los numerosos detalles hacen muy
de Arturo Soria y del tipógrafo Mauricio atractivo el relato basado en parte en tes-
Amster, entre otros. En suma, un trabajo timonios.
que abre nuevas perspectivas y fuentes. En el segundo artículo, refleja el
Un libro de este carácter no po- transcurrir en el país, la integración y las
día prescindir de los trabajos de Dora distintas actividades de los exiliados...
Schwarztein, sobre “Actores sociales y Para Venezuela, Juan José Martín
política inmigratoria en la Argentina” y Frechilla, “Nueva Tierra de Gracia: los
“La experiencia del exilio: los republica- exilios de la guerra civil española en
nos españoles”. Lamentablemente, falle- Venezuela, 1936-1951”. Tampoco este
ció en noviembre de 2002 con el proyecto país había tenido un intérprete de la lle-
en marcha. Además de su investigación gada y condición de los exiliados. Javier
sobre el exilio debemos destacar su par- Rubio en su obra mítica La emigración
ticipación pionera en la metodología oral de la guerra civil..., de 1977, fue el que
de la historia. más profundizó en cifras y asentamien-
En el primer trabajo analiza la posi- tos. Rubio mostró por primera vez la
ción de Argentina como una gran recepto- llegada de refugiados españoles a través
ra de las corrientes migratorias europeas de la intervención de la Organización
pero en 1939, tal vez por miedo al impac- Internacional de Refugiados, tras la se-
to político, los gobiernos se mostraron en gunda guerra mundial. En el artículo de
principio reacios a la recepción. Aunque Martín Frechilla estos datos se ratifican y
en 1940 abrió un tanto sus puertas, sobre amplían en lo referido a Venezuela, con-
todo a los vascos —que tan sólo llegaron firmando de alguna manera la validez de
a unos 1400—, fue sobre todo al final de la fuente publicada por Rubio. Alrededor
la guerra mundial cuando se convirtió en de unos cinco mil refugiados debieron
el segundo país receptor y tal vez alcance llegar a Venezuela, que, finalmente, ha-
los 10.000 refugiados. bría de ocupar el tercer lugar en la recep-

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ción, después de México y Argentina. El poder de Eduardo Santos, quien influyó


autor se detiene en la 2ª República y, por sobre el grupo liberal y subrayó a través
último, en unas noventa y cinco páginas, de El Tiempo la importancia de la llega-
se fija en cuantas actividades iniciaron o da de cultos y trabajadores españoles en
seleccionaron los españoles... Un amplio aquel momento para Colombia. Siguie-
e interesante trabajo. ron las reformas, y cuando cayó Santos
“Colombia y el exilio republicano ya los españoles estaban bien situados y
español” es el capítulo escrito por Ma- pudieron afrontar situaciones más adver-
ría Eugenia Martínez Gorroño, que hizo sas. Intelectuales y artistas se insertaban
su tesis doctoral en la U.A.M. sobre este con facilidad, y su reputación produjo
tema y en el que continúa trabajando. Es que recibieran ofertas de otros países
socia fundadora de AEMIC y pertenece especialmente EEUU —entre otros exi-
a la Asociación Española de America- liados, Manuel Usano, Pedro Urbano
nistas. La historia de Colombia es poco González de la Calle, Juan y José Mayo-
conocida entre nosotros. La presidencia ral, Antonio García Banús...—. Funda-
de Alfonso López Pumarejo (1934-1938) ron Instituciones culturales y de apoyo
con el Partido liberal inaugura nueva a la emigración. Publicaron periódicos y
época, por su proyecto de gobierno re- revistas y, a semejanza de México, hubo
formador se le denominó “Revolución una Casa de España, un ateneo, colegios
en marcha” y coincidió con la República y la revista España.
y la guerra civil española. Este parale- Y por último, “El exilio republicano
lismo, según dice la autora, “pudo estar español en Puerto Rico” de Consuelo Na-
en el origen de que los sucesos españo- ranjo Orovio, que es desde hace años bien
les fueran vividos intensamente por la conocida en los medios americanistas por
sociedad colombiana”. Como ocurrió sus trabajos sobre Cuba y otros países del
en el resto de países latinoamericanos la Caribe. Ahora publica sus conocimientos
sublevación de Franco escindió esta so- sobre Puerto Rico, enlazando las relacio-
ciedad lejana, el partido liberal apoyó la nes de los profesores de principios del si-
República mientras el conservador se de- glo XX, que tuvieron relación con la uni-
cantó por los sublevados. Hubo incluso versidad de Río Piedras, Américo Castro,
identificación de una parte de ellos con Samuel Gili Gaya. Federico de Onís con
Falange Española. Respecto a la recep- el respaldo del rector Thomas E. Benner
ción de los exiliados perdedores fue muy creó el Departamento de Estudios Hispá-
cauta, con todo llegaron a establecerse nicos en enero de 1927, que para muchos
en el país un pequeño número de judíos, exiliados fue refugio y lugar de trabajo.
huidos de la guerra mundial, y republi- Este Centro estuvo en relación estrecha
canos, “dado que la normativa estricta con el Centro de Estudios Históricos de
de acogida siempre estuvo presente”. Madrid, que luego sirvió de punto de apo-
Los primeros en llegar fueron vascos, yo para muchos de los exiliados.
dada la pronta caída de Bilbao en manos Desde la guerra, Federico de Onís re-
franquistas. Su alto nivel de relación con cibe cartas de sus compañeros pidiendo
temas económicos y fiscales les empezó ayuda, y él se esfuerza con Tomás Nava-
a granjear la simpatía y respeto de los rro Tomás desde Colombia por dar conti-
conservadores. No obstante, la acogida nuidad a la obra del Centro Histórico tal
se consolidó y aumentó con la llegada al como funcionaba antes de la guerra.

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Reseñas 301

El arribo de los españoles no tuvo las intermedia, afirmando los vínculos entre
características de conflicto de otros paí- España y América Latina, ambas con his-
ses. Estos intelectuales habían preparado torias paralelas.
bien la recepción. La profesora Consuelo En suma, se trata de una obra bien tra-
Naranjo profundiza en estas biografías y bajada que resume años de investigación,
nos proporciona datos de sumo interés de contacto con los exiliados y su histo-
a través del Archivo Federico de Onís ria. Un texto de obligada referencia.
(AFO), y Archivo Central de la Univer-
sidad de Puerto Rico (ACUPR) de Pedro Yolanda Blasco Gil
Salinas, Vicente Llorens Castillo, Segun-
do Serrano Poncela, Manuel García Pe-
layo, Francisco Ayala, Luis de Zulueta... PONS, ARNAU Y SKRANEC, SIMONA (EDS.),
Por último, el exilio de los artistas. Carrers de frontera. Passatges de la
Y acaba con un epílogo sobre los pro- cultura alemanya a la cultura catala-
yectos de los intelectuales que salieron na. Vol. II., Barcelona, Institut Ramón
de España como una vía de continuidad Llull, 2007, 487 págs.
de su tarea y de colaboración entre los
refugiados... Concluye que será nece- Es el segundo volumen (véase la re-
sario estudiar las redes culturales que seña del primero en el número anterior)
existían en cada país antes de la guerra dedicado a las relaciones entre la cul-
y ver cómo sirvieron para la llegada e tura alemana y la catalana, en este caso
incorporación al mundo laboral de los centradas en la presencia de Cataluña en
exiliados... “En el exilio —afirma— se Alemania. Como recuerda Josep Buga-
trasplantaron modelos de organización lló, director del Instituto Ramón Llull,
científica que ya existían en España y la obra llegó a tiempo para estar presen-
se vincularon grupos de trabajo que, a te en la Feria Internacional del Libro de
pesar de estar en distintos países, logra- Frankfurt 2007, en la que la cultura ca-
ron formar redes, perpetuando escuelas, talana era invitada especial. Aquí queda
métodos y proyectos de investigación atinadamente reflejada la apertura de esta
nacidos en España”. Si bien me atrevería cultura hacia otras, en esta ocasión la ale-
a señalar que cabría analizar cómo se cu- mana. No en vano fue el impresor Johan
brieron los puestos que dejaron vacantes Rosenbach, nacido en Heidelberg, quien,
en sus lugares de origen —universitarios, instalado en Barcelona, escribió en 1502
profesionales, obreros cualificados...—, un Vocabulari molt profitós per aprendre
de los que se vieron forzados a huir. De lo catalan alemany y lo alemany catalan,
esta manera podríamos contraponer el primera muestra bibliográfica de enlace
caudal científico y profesional que reci- entre las dos culturas.
bió el país de acogida y el que se perdió El mismo título del libro, de resonan-
en España. cias benjaminianas, es interesante. Nor-
Pero, sin duda, en esta búsqueda for- malmente se entienden las lenguas como
zosa de “Pan, trabajo y hogar” ambas fronteras, es decir, como límites que indi-
partes ganaron, los refugiados y los paí- can un espacio de comprensión entre los
ses que los recibieron. La ruptura de la hablantes que ocupan tal espacio, tras el
guerra y el exilio dará lugar a la forma- cual vienen otros hablantes que forman
ción de nuevas identidades, una identidad un espacio cultural no comprensible des-

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de el primero. Este libro muestra preci- de éste, en Wagner. Pero quizá una de las
samente que tal visión de la frontera es partes más interesantes del libro es la re-
sólo una parte de ella, ya que la frontera lativa al estudio de la lengua y literatura
es también paso. Gracias a la traducción catalanas en Alemania. La romanística
el texto se hace accesible al lector de otra alemana nace siguiendo el modelo de
lengua. De ahí la importancia de las tra- germanística iniciado por Jacob Grimm
ducciones. El titulo “carrers de frontera”, (1785-1863); Friedrich Diez (1794-1876)
calles de frontera, indica el paso de una escribe una Grammatik der romanischen
cultura a otra. Y que este paso se tran- Sprachen (1836-1842); en su 2ª edición,
sita efectivamente se muestra con los 53 1856, deja establecido el catalán como
títulos catalanes traducidos al alemán en lengua; Karl Lenz, por su parte, traduce
2007, una cifra considerable para una en 1842 la obra de Ramón Muntaner Cró-
lengua que no es la de ninguna potencia nica; Viktor M. O. Denk publica en 1893
mundial, sino la de un espacio mediterrá- Einführung in die Geschichte der altca-
neo que cuida su tradición cultural como talanischen Literatur von deren Anfän-
expresión de un bien que enriquece a gen bis zum 18. Jahrhundert; Johannes
España, a Europa y al mundo entero. La Fastenraht publica en 1890 Catalinische
lengua catalana tiene bastante soporte en Troubadoure der Gegenwart; el Archidu-
Alemania, donde cuenta con más univer- que Luis Salvador publica en 7 volúme-
sidades que la enseñan que cualquier otro nes, en Leipzig, Die Balearen: Geschich-
país del mundo, 26. Títulos como El llibre te im Wort und Bild (1869-1891); Gustav
de merevelles, de Llull, Tirant lo Blanc, de Gröber dirige el colectivo Grundriss der
Joanot Martorell, Vida privada, de Josep romanischen Philologie (1888), en el que
M. Segarra, El quadern gris, de Josep Pla, Morel Fatio escribe el artículo sobre el
Quanta, quanta guerra, de Mercè Rodo- catalán; Bernhard Schädel publica en
reda, y tantos otros son parte de ellos. 1904 Untersuchungen zur katalanischen
El volumen contiene al comienzo Literaturentwicklung. Eberhard Vogel,
datos sobre la misma lengua catalana y además de traducir obras catalanas, es-
de la lengua alemana en Cataluña. El ex- cribe en 1911 Taschenwörterbuch der
presidente Jordi Pujol escribe un texto katalanischen und deutschen Sprache
(extraído de sus memorias) sobre su ex- (la parte de alemán-catalán, apareció en
periencia como alumno del Colegio Ale- 1916). Son ejemplos de algunos hitos de
mán de Barcelona. Además, se incluyen la extensa relación mediante la cual se va
otros textos sobre la Escuela Suiza y so- transitando este “carrer de fronteres”.
bre el Goethe Institut de Barcelona. El libro ofrece también información
En 1880 Wilhelm von Humboldt es- sobre instituciones tan importantes para
tuvo en Montserrat y escribió Der Mont- las relaciones entre Cataluña y Alemania
serrat bei Barcelona en forma de carta como el Raimundus-Lullus-Institut, de
a Goethe, al que dice cómo la soledad la Universidad de Friburgo de Brisgovia,
imponente de esa montaña le hace revi- que cuenta con unos tres mil microfilmes
vir lo escrito por éste en su poema Die de los manuscritos de Llull en latín y ca-
Geheimnisse (1784). También Herder y talán, dispersos por diversas bibliotecas.
Schiller evocaron este escrito de Hum- Ivo Salzinger había editado en Magun-
boldt, que halló posteriores resonancias cia 8 volúmenes de Beati Raimundi Lu-
en Wolfram von Eschenbach y, a través lli Opera, que no comprendían más que

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48 de las aproximadamente 300 obras todavía más atractivo por lo cuidado de


de Llull. El proyecto de edición en latín la presentación, que ofrece portadas de
sigue todavía, alcanzando ya 31 volúme- libros, dibujos de artistas e imágenes
nes que abarcan 202 obras. que complementan muy oportuna y be-
Los traductores alemanes de obras llamente el texto. En definitiva, un libro
catalanas no siempre tienen el camino fá- fácil de leer, que los no catalanes pue-
cil, como se ve en el ejemplo de Eberhard den tomar como ejercicio de aprendiza-
Vogel. Encontrar editores dispuestos a je que les acercará a un ámbito cultural
publicar autores no familiares al lector que enriquece (como el de cualquier otra
alemán puede ser una tarea tan ardua lengua) con información interesante so-
como desesperante. De ahí que sea tan bre la relación entre una cultura tan im-
meritoria, siendo al fin el puente entre una ponente como la alemana y una cultura
lengua con otra. Vogel, además de autor más minoritaria, pero variada y con una
del mencionado diccionario, es traductor vitalidad que queda aquí bien patente. El
de Solitud, de Caterina Albert i Paradis, libro se cierra con útiles índices sobre
conocida con el seudónimo “Víctor Ca- nombres, traducciones (ordenadas por
talá”. La obra salió finalmente en la pres- géneros), lo que añade a la cuidadosa
tigiosa editorial Fischer, pero las vicisi- edición un valor de herramienta de tra-
tudes por las que pasó el trabajo de Vogel bajo muy aprovechable.
son un buen testimonio de la constancia
necesaria para traducir por iniciativa pro- Pedro Ribas
pia, aunque también conviene añadir que
así es como salen las traducciones más
interesantes, cuando el traductor traduce QUESADA MARTÍN, JULIO, Heidegger de
por interés propio, y no por encargo de camino al holocausto, Madrid, Bi-
una editorial. blioteca Nueva, 2008, 332 págs.
La lectura de este libro no sólo es útil
por dar noticia de la recepción de la cul- Las intenciones de Julio Quesada al
tura catalana en Alemania, sino que pue- escribir este libro quedan claras prác-
de venir bien a cualquier lector para des- ticamente desde la primera línea y, más
cubrir la riqueza de esa cultura. Autores aún, desde los primeros párrafos de su
como Mercè Rodoreda, Josep Pla, Angel estudio. Comenzando con una larga cita
Guimerá y tantos otros, incluidos músi- de Jean-François Revel sobre el “verbal
cos como Jordi Savall, desfilan por estas y verborreico” filósofo de Messkirch, se
páginas mostrando un mundo, el catalán, amplían con la burlona, directa y certera
donde el libro y el arte son de esencial exposición de sus propósitos filosóficos y
importancia. Pero, aparte de descubrir políticos, consistentes en demostrar, paso
autores, el lector encontrará una preci- a paso y haciendo prueba de una capaci-
sa información sobre revistas y grupos dad indudable de rastreo e interpretación
de intelectuales que las hacen posibles. amparada en documentos y en hechos, el
Y añadiría que el libro tiene un envidia- vínculo entre la ontología heideggeriana
ble estilo popular, con información que y la corriente ideológica que condujo en
interesa a los académicos, pero que está Alemania al nazismo. También es mani-
dirigido igualmente a cualquier públi- fiesta la intención de Quesada de remediar
co con curiosidad intelectual. Y resulta una situación de indigencia, cuando no de

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descarado cinismo, en lo que concierne a el jurista Carl Schmitt y el filósofo Hei-


la investigación de la Obra de Heidegger degger, unidos en un combate proalemán
en España, en mayúscula precisamente y antisemita; “cada cual desde su mate-
por su carácter de puro dogma. El libro ria” (p. 43) aportó lo suyo a la batalla.
está llamado, entonces, a ser combativo, Aunque el autor pudiera haber ampliado
polémico, discutidor; iluminador tam- esta introducción al proyecto geopolítico
bién, puesto que su propósito último re- de los tres pensadores, lo cual sin duda
side en la reivindicación de otra filosofía, hubiera dado como resultado otro libro
que mantiene un vínculo explícito y que- (que merecería ser escrito también, por
rido con otra política, la que parte de la otra parte), el capítulo hace las veces de
tradición doble de la Ilustración ateniense un preludio necesario para involucrar-
y europea que Heidegger y sus adláteres nos en la lucha por el ser antidemocrá-
quisieron desmontar por completo. tico emprendida por Heidegger. Quesada
Heidegger de camino al Holocausto se enfrenta a Heidegger negando desde
está dividido en dos partes y un contra- un principio el carácter apolítico de sus
punto. La primera da cuenta de esa “es- obras. Y con ello enmienda la plana no
trategia de desmontaje” que acabamos de sólo de los ambiguos hermeneutas que
mencionar, y que lleva consigo el “des- han seguido las enseñanzas del maestro,
aprendizaje del humanismo”, y, la segun- sino también de los críticos con ellos
da, titulada “Filosofía y nazismo: la fun- como Jürgen Habermas. El reto que lanza
dación” explica el vínculo entre la filoso- el autor, además de ser arriesgado, tiene
fía de Heidegger y el nazismo a partir de el valor de una apuesta. Si sale victorio-
la forzada interpretación a la que Heide- so, no queda más remedio que leer a Hei-
gger somete a Kant y que posteriormente degger desde su “situación fáctica” (p.
le sirve para conducir al pueblo alemán 44) de apoyo explícito al nazismo, bio-
hacia la metafísica (alemana) en su In- gráfica e históricamente, desocultado y
troducción a la metafísica. Finalmente, sin misterio; si no, tal vez los lectores de
el libro acaba con un contrapunto dedi- Heidegger encuentren todavía en su obra
cado al “reaprendizaje de la percepción: un camino transitable de pensamiento.
el luto humano”, que constituye toda una La tarea del segundo capítulo, sobre
(nueva) declaración de intenciones. “el papel central del nacionalsocialismo
Veamos, entonces, la tesis defendida respecto del Estado y la ciencia autén-
en la primera parte de la obra. El primer ticamente alemanes”, pone precisamen-
capítulo, “Formulaciones histórico-eco- te las condiciones de la apuesta: ligar
nómicas, jurídicas y metafísicas del an- la ontología de Heidegger con el racis-
tisemitismo moderno”, resulta clave para mo nazi; es decir, con una determinada
entender la tríada de pensadores-manda- concepción ideológica de la tecnocien-
rines que no sólo se afiliaron al Partido cia. Que los autores filonazis —incluido
Nacionalsocialista cuando éste llegó al Heidegger— condenan la esencia técnica
poder en 1933 sino que apoyaron y pre- de Occidente es bien conocido; no está
pararon su ascenso o, más bien, la caí- tan clara la implicación que este rechazo
da de la República de Weimar, en lo que tiene para la ciencia y la técnica autén-
Quesada califica de una auténtica “lucha ticamente alemanas. El propio Quesada
por el ser” (p. 43). Esta tríada está com- alude al “modernismo reaccionario” que
puesta por el sociólogo Werner Sombart, describió Jeffrey Herf en su libro del mis-

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mo nombre para designar la particular trae no pocos problemas en la argumen-


alianza entre espíritu y técnica que tuvo tación, ya que resulta difícil realizar una
lugar en el nazismo (y que constituyó la lectura filosófica seria del grotesco libro
condición primordial para el asesinato de Hitler; sin embargo, también es cierto
de millones de personas); sin embargo, que aquí está el núcleo más audaz de su
Herf afirmó que Heidegger se quedaba propuesta, ya que se exponen finalmente
en reaccionario sin llegar a modernis- los vínculos entre el trabajo (Arbeit) y el
ta. Precisamente, en este punto irrumpe cuidado (Sorge) de la existencia (Dasein)
Quesada al afirmar desvergonzadamente alemana, entendida como raza, en lo que
su tesis: “Afirmamos que el Discurso de vendría a ser una clara afinidad de tono
Rectorado se inspira fundamentalmente que permite no ya leer a Hitler a la luz
en Mein Kampf” (p. 55), desplegando de la hermenéutica heideggeriana, tal y
para demostrarlo una serie de conferen- como el propio Heidegger habría desea-
cias, artículos y cartas escritos por Hei- do, sino leer a Heidegger, y su proyecto
degger durante su etapa de Rector de la de destrucción de la metafísica occiden-
Universidad de Friburgo que inciden en tal, a la luz de la deseada destrucción de
su absoluto compromiso con la “revolu- la civilización occidental y de su agente
ción” nazi en el campo de la educación maligno, el judío, que puso en marcha Hi-
universitaria. tler. No es, entonces, casual que Quesada
Esta es la idea —la de una funda- dedique el siguiente capítulo a investigar
mentación ontológica del racismo— que un seminario “perdido” de Heidegger,
comienza a desarrollarse en el tercer ca- “Sobre los conceptos de naturaleza, his-
pítulo, dedicado a la “salud del pueblo” toria y Estado”, precisamente una serie de
(Volksgesundheit) y a la “Higiene racial” conceptos políticos de una importancia
como materia obligatoria en la Universi- fundamental para comprender la adhe-
dad. Y en este punto puede verse enton- sión filosófica al nacional-racismo, como
ces, de un modo más claro, el vínculo que adecuadamente denomina el autor a esta
traza Heidegger con la tecnociencia nazi, irresistible entrega al pueblo (Volk) que es
al dirigirse al público del Instituto de Ana- una raza (Rasse).
tomía Patológica de Friburgo en 1933. A Si el primer asalto contra Heidegger
este respecto, es irrebatible su acercamien- resulta brutal, el segundo (“Filosofía y na-
to a la medicina nazi, con su definición zismo: la fundación”) tiene mayor calado
existencial de la enfermedad y la salud, en lo que se refiere a la cuestión puramen-
dependientes de “la sangre, la tierra y el te filosófica, puesto que aquí se escenifica
crecimiento físico” (p. 78) del pueblo que la lucha de Heidegger con Kant. El capí-
se cuida (sorgen) a sí mismo. Quesada, en tulo sexto, “La constitución fundamental
un golpe de efecto, transcribe la conferen- de la historicidad”, lee desde este pará-
cia junto al programa del NSDAP elabora- grafo fundamental de Ser y tiempo toda
do por Hitler y Anton Drexler en 1920. la obra y conduce desde la ontología fun-
No es este el único golpe de efecto, pues damental de 1927 a la pregunta por el ser
a partir del cuarto capítulo, que ahonda en y no más bien por la nada en 1936, en In-
la “lectura existenciaria de Mein Kampf” troducción a la metafísica. El intermedio
y en “la estrategia de desmontaje”, Que- está, como no puede ser de otro modo, en
sada se desliza por el filo en su interpre- 1929, año que Heidegger dedica a Kant y
tación de la obra heideggeriana. Esto le el problema de la metafísica.

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Rescatar este eslabón perdido es la ta- desde una perspectiva política que re-
rea del capítulo séptimo: “Kant y el pro- tiene los vínculos con las obras ante-
blema de la metapolítica”, donde se pone riores de las que ya se ha hablado. El
sobre la mesa una serie de cuestiones re- capítulo es valioso por lo que tiene de
levantes. En primer lugar, la relectura a tour de force entre ambos contendien-
la que Heidegger somete a Kant con el tes: el intérprete de Heidegger se pelea
propósito de fundar ontológicamente la no sólo con el propio Heidegger, sino
razón humana, es decir, de desmontar la consigo mismo y su deseo de perderse
pregunta kantiana por la naturaleza hu- en el juego etimológico planteado por
mana (antropología) y de reformularla en el filósofo. El combate de interpreta-
los términos de la relación entre el ser y ciones tiene lugar alrededor de la pre-
el tiempo. Ya no se trataría, entonces, de gunta por el ser (y no más bien la nada)
la razón humana, puesto que ya no existe que Heidegger lanza a sus alumnos en
“el hombre”, sino de una razón anclada 1935, año de las Leyes de Nüremberg:
histórico-existencialmente que le perte- la metafísica, preguntando por el ser,
nece al pueblo (Volk), cargado por siglos conduce (hineinführen, verbo donde re-
de pre-comprensiones y pre-juicios hasta suenan notablemente la “dirección” y el
llegar a “lo previo a cualquier argumento” “liderazgo”) a los filósofos potenciales
(p. 175). A la luz de lo que ha averiguado hacia el pensamiento de la tierra; sólo
en el capítulo anterior sobre la historici- que aquí pensar no significa contemplar
dad, Quesada desgrana las consecuencias la tierra, sino dominarla espiritualmente
políticas de este ataque a la razón del frente a aquéllos que no están capacita-
sujeto moderno, porque “las cuestiones dos —existencialmente— para hacerlo.
puramente epistemológicas son propias Nos encontramos, entonces, de vuel-
del desarraigo al que ha llegado la propia ta en la tecnociencia nazi: geopolítica y
forma de hacer filosofía” (p. 165). Es de- tecnociencia, sí, pero no con los medios
cir, en este sentido, la epistemología no técnicos de Occidente, sino mediante la
es inocente, pero no lo es sobre todo para técnica alemana que arraiga en su suelo y
la ontología heideggeriana; lo que se pre- que se dedica a cultivarlo. Quesada vuel-
senta como una crítica de la razón pura ve así al punto de partida, descubriendo
kantiana es en realidad un ataque desde en la “resistencia espiritual” del filó-
el suelo alemán a la razón desarraigada, sofo Heidegger, a partir de su dimisión
abstracta, exiliada que ha invadido la fi- como Rector, una lucha interna dentro
losofía en Occidente, de la cual Kant se- del nacional-racismo entre dos de sus
ría sólo el ejemplar más excelso. vertientes: la científico-técnica que imita
“La pregunta por el ser tiene su y quiere superar a Occidente, y la eco-
geopolítica: Grecia y Alemania como lógico-técnica que cuida de la existencia
pueblos espirituales y guardianes del propiamente alemana en su singularidad
ser” (p. 171). Lo que afirma Quesada va metafísica, y que desde allí la “irradia”
a ser demostrado en el capítulo climáti- al resto de Europa; una diferencia que,
co del libro, el octavo: “La Metafísica en último término, parece de matiz, pero
como “conducción” de la geopolítica que no afecta desde luego a la legislación
mundial: Alemania y el destino nacio- racial, como tampoco a la creencia en la
nalsocialista de Occidente”, donde se superioridad moral de Alemania. La úl-
investiga Introducción a la metafísica tima vertiente proporciona una siniestra

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coartada a aquellos que consideran que la nada que nos amenaza, equivale en
Heidegger en realidad se opuso al na- términos políticos y jurídicos a decidir
zismo, coartada que este libro consigue quién es el enemigo al que debemos
desmontar casi por completo. La única erradicar para seguir viviendo. Puesto
manera de saber cuáles son las caracte- que tanto Heidegger como Schmitt dieron
rísticas del pueblo metafísico, ecológico su aprobación explícita a las medidas de
y agricultor defendido por Heidegger protección de la sangre alemana (1935),
consiste en averiguar con qué actos y pa- no cabe duda acerca de cuáles eran los
labras respaldaba sus afirmaciones, des- enemigos de esta existencia alemana
tinadas a la educación del pueblo y de sus que se empeñaba no ya en persistir
élites. El autor de Heidegger de camino (históricamente), sino en ser más alemana
al Holocausto hila muy fino porque así lo que nunca. De este modo brillante, que se
comprende: cursos, conferencias públi- atreve a discutir la relación entre filosofía
cas ante auditorios escogidos, palabras, y política sin velos mixtificadores,
lecturas y silencios, todo ello sirve para Heidegger de camino al Holocausto
establecer lo que ratificaba ónticamente deja de ser un lema provocador para
Heidegger cuando se refería a la existen- convertirse en un argumento fundado,
cia alemana entre 1922 y 1936. discutible en muchos de sus puntos, pero
El libro alcanza sus cotas más altas sumamente necesario sobre todo para
durante el análisis, pausado e incisivo, aquellos que quieren pensar el ser sin
de Introducción a la metafísica, que pisar nunca las calles en las que viven sus
se extiende a lo largo de los últimos conciudadanos.
capítulos: el noveno examina “la La obra termina con un contrapun-
esencialización del Ser y los “informes” to sobre Paul Valéry y Jacques Derrida,
sobre la “procedencia” (Herkunft)”, escrito con la intención de “volver al
procedencia que no puede ser otra Mediterráneo, al Sur y al latín” (p. 297)
cosa que étnica; mientras el décimo se contra el modelo ario. Este final enlaza
dedica a la tarea de “delimitación” del con gran parte de las preocupaciones
ser, en concreto a las “refundaciones previas del autor —la poesía, la novela,
nazifascistas de “logos” y “percepción”, la traducción— que han servido de trans-
“justicia” y “polis”, donde la apropiación fondo en su tour de force con Heidegger.
racial y cultural de Grecia —con su También a éste le preocupaban la poesía,
filosofía y su política— es articulada la novela y la traducción —el lenguaje,
con gran precisión. En este contexto, al fin y al cabo— de una manera harto
uno de los grandes hallazgos de Quesada diferente. Quesada quiere, pues, rescatar
consiste en iluminar el vínculo entre la el lenguaje de la filosofía de Heidegger
pregunta metafísica por el ser frente a la y devolverlo a su ámbito de discusión y
nada, que lleva a cabo Heidegger, y la de coro de individualidades; a su espacio
distinción clara y concreta del enemigo político democrático y liberal, entonces.
existencial, introducida por Carl Schmitt Es esta una de las preocupaciones persis-
en 1927 y refinada en 1935 con arreglo a tentes del autor, y la principal motivación
la fundación de un Derecho nazi. Desde que subyace a la escritura de este libro a
este punto de vista, Quesada deja claro la vez apasionado y apasionante.
que inquirir sobre el ser que somos en
un momento histórico concreto, contra Lucía Fernández-Flórez

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REQUENO VIVES, VICENTE, Escritos filo- co mil—, se desconoce casi todo. Los
sóficos. Edición de Antonio Astorga- historiadores han puesto el énfasis en el
no Abajo. Prensas Universitarias de descubrimiento de los posibles motivos
Zaragoza / Instituto de Estudios Al- de la expulsión, pero se han olvidado de
toaragoneses / Instituto de Estudios indagar la tragedia humana que sufrieron
Turolenses / Gobierno de Aragón. Za- estos compatriotas nuestros que se vieron
ragoza, 2008. 716 págs. obligados a abandonar sus residencias,
sus pertenencias y sus trabajos, y que
Vicente Requeno Vives pertene- durante años vagaron por tierras italianas
cía a la Compañía de Jesús cuando sus en busca de alguien que se apiadase de
miembros fueron expulsados de España ellos.
y sus Territorios de Ultramar por orden La presente obra está centrada en el
del rey Carlos III, según un Decreto de jesuita aragonés Vicente Requeno Vives,
1767. Esta Orden religiosa representaba natural de Calatorao (Zaragoza), el cual
en aquel momento la minoría culta más sufrió la expulsión a los 24 años de edad,
importante de España. Pero, mientras siendo aún estudiante de Teología. Los
en el plano filosófico daban muestras de jesuitas aragoneses fueron conducidos al
apertura a algunas novedades filosóficas, puerto de Salou para su embarque, cami-
como se puede apreciar en los profeso- no del puerto pontificio de Civittavechia.
res de la Universidad cervariense, por el Al llegar aquí, les prohibieron desembar-
contrario, en el plano político-religioso car en los Estados Pontificios. Por este
los jesuitas seguían aferrados a prácticas motivo se dirigió el barco a la isla de Cór-
propias del Antiguo Régimen. cega. Aquí pasaron más de un año como
Los historiadores que han estudiado si se tratase de unos apestados. Al final,
la expulsión de los jesuitas decretada por se compadecieron de ellos y les permitie-
Carlos III han centrado su atención, casi ron establecer su residencia en el estado
exclusivamente, en los jesuitas de mayor pontificio de Ferrara, pero dispersados en
trascendencia cultural, como Francis- sus ciudades y pueblos. Cada uno debía
co Javier Llampillas (1731-1810), que buscarse la vida como pudiera.
defendió con ardor la originalidad de la El joven Vicente Requeno se adaptó
literatura española frente a los ataques de pronto y bien a la nueva circunstancia
algunos escritores italianos, y en Lorenzo que le tocó vivir. Aprendió la lengua, has-
Hervás y Panduro (1735-1809), uno de ta llegar a escribir en italiano mejor que
los más altos exponentes de la ciencia es- en español. Tuvo la suerte de encontrar
pañola de ese siglo. Igualmente, resaltan un mecenas que le introdujo en los cír-
obra escrita en 7 volúmenes (1782-1799) culos intelectuales italianos, a través de
sobre literatura, del jesuita expulso Juan los cuales conoció a fondo las ideas del
Andrés, así como los escritos de estética movimiento ilustrado. Leyó directamen-
de Estaban Arteaga (1747-1799), en es- te las obras de los principales ilustrados
pecial su obra La belleza ideal. A juicio europeos. Requeno pasó de la España
de Menéndez Pelayo, Farinelli y Batllori, pre-ilustrada a la Italia ilustrada.
Esteban Arteaga fue un filósofo original Sus primeros escritos versaron so-
que intuyó ideas propias del siglo XIX. bre temas de historia antigua de Italia.
Del resto de jesuitas diseminados Su obra más original en esta cuestión es
por los Estados Pontificios —unos cin- un estudio sobre la técnica del encausto

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Reseñas 309

—tinta roja de las pinturas— y sobre las guna de dos obras alcanzó los honores
medallas. Se conservan bastantes manus- de la impresión, ni en Italia ni en Es-
critos inéditos suyos que tratan sobre elo- paña. A su juicio, en el caso de España
cuencia, retórica y lógica o arte de pen- se debía a la falta de “ilustración” de
sar. Más tarde entró en el debate “Ilustra- sus compatriotas. «Las escasas luces de
ción — Cristianismo”. Fruto del mismo filosofía en España sería causa de que
es su ensayo filosófico titulado: Sobre los no se apreciasen, si ahora se publicasen
caracteres personales dignos del hombre estas mis invenciones; mas, quién sabe
en sociedad. El tema de los caracteres no si, en lo porvenir, cambiándose el gus-
era nuevo. Sobre él habían escrito antes to, no habrá mayores luces para que se
Teofrasto, Ibn Gabirol, Baltasar Gracián, haga de mis ideas el caso que ellas se
Monteigne, Pascal, La Bruyère, La Ro- merecen».
chefoucauld, entre otros. Requeno no se La presente edición de estas dos obras
propuso crear un modelo de hombre para ha corrido a cargo del profesor Antonio
su tiempo, al estilo de los autores antes Astorgano, quien las ha anotado con pro-
señalados, sino reivindicar la vigencia fusión, y ha incluido una Introducción
del modelo tradicional cristiano frente al esclarecedora sobre aquel momento his-
que habían creado los Ilustrados. Reque- tórico. La valoración de Antonio Astor-
no advierte en este escrito que se propone gano sobre estas dos obras filosóficas,
frenar la fuerza desbordante que estaban se resumen así: 1) El jesuita Requeno
tomando las ideas ilustradas entre la ju- poseía una información filosófica de pri-
ventud. Redactó la obra en lengua italia- mera mano. 2) Requeno conoció hasta el
na, pero la tradujo al español durante el fondo el pensamiento de los Ilustrados:
paréntesis de tres años que pasó con su ingleses, franceses, italianos, principal-
familia en Zaragoza a su vuelta de Italia mente. 3) Requeno mantuvo las convic-
(1798-1801). Parece ser que, al quedar el ciones religiosas, morales y políticas que
Estado de Ferrara bajo el dominio fran- se trajo de España. «Busqué encauzar
cés, los jesuitas se sintieron liberados de el río abundante de la Ilustración», es-
la condición de desterrados, y algunos cribe el jesuita aragonés. En la presente
de ellos volvieron a su lugar de origen. edición se incluyen las dos redacciones
Requeno fue uno de éstos. Pero de nue- (italiana y española) de la obra: Sobre los
vo fue expulsado de España y se volvió caracteres personales dignos del hombre
a Italia. en sociedad. La redacción italiana Del
Otra obra, que también tradujo al es- origen de las sensaciones humanas, no
pañol durante la breve estancia en Za- se ha conservado.
ragoza, fue Las sensaciones humanas y El profesor Antonio Astorgano está
sus órganos, su obra más filosófica. En contribuyendo con sus trabajos sobre los
ella explica el origen del conocimiento jesuitas expulsos del siglo XVIII a supe-
humano, rebatiendo especialmente la rar las lagunas existentes sobre aquel he-
explicación sensista y materialista del cho dramático para las personas y para la
barón de Holbach. «Para no dar en estos cultura de España, preludio de la cadena
ruinosos sistemas filosóficos, es nece- de destierros y de incomprensiones —de
saria otra doctrina de la que Locke nos uno y otro signo— que ha continuado a
dejó sobre el origen de las ideas y de las lo largo de dos siglos en nuestra patria.
sensaciones que nos las excitan». Nin- Los estudiosos de las Reales Academias

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de Amigos del País encontrarán en esta yecto personal. Aspecto que considero
obra información de primera mano. importante, ya que, de haber ido destina-
do a la publicación, seguramente tendrían
Jorge M. Ayala otro carácter. En su análisis del Diario la
autora destaca una contraposición entre
norte-sur que ella cree determinante y
RODRÍGUEZ BARRAZA, ADRIANA, Identi- que no sé si el lector entenderá bien, pues
dad lingüística y nación cultural en J. hay textos (como el de la página 59: “otra
G. Herder, Madrid, Biblioteca Nueva/ corriente que va desde el norte hacia Eu-
Ediciones de la Universidad Autóno- ropa”) en que no queda claro qué es el
ma de Madrid, 2008, 265 págs. norte, qué es el sur y dónde está Europa.
Lo que sí queda claro es que Herder es
Un libro sobre Herder escrito en espa- deudor de la cultura ilustrada de la épo-
ñol es un acontecimiento cultural, dada la ca, en la que las cuestiones del medio (el
escasez de bibliografía española sobre él. lugar, el clima, los hábitos, etc.) tuvieron
La autora trata los temas más relevantes gran importancia a la hora de estudiar
de la obra herderiana, la cual se caracteri- las distintas civilizaciones. Igualmente
za por una gran amplitud de perspectivas, atiende la autora a lo que en realidad es
pero girando siempre alrededor de algu- el tema central y destacado por Herder
nos núcleos principales, como la lengua, en el Diario: su preocupación pedagó-
la historia, el arte, la literatura. Cuando gica. Rodríguez Barraza ha visto muy
Herder aborda específicamente uno de bien que la preocupación y los proyectos
estos núcleos suele conectarlo con todos pedagógicos de Herder son críticos con
los demás, sin que por ello resulte repeti- la Ilustración. Quizá se podría matizar la
tivo, sino siempre novedoso, fresco, ofre- posición herderiana general respecto de
ciendo de continuo visiones originales. esa crítica a la Ilustración y, concreta-
Rodríguez Barraza se enfrenta con mente, a la Ilustración francesa, ya que el
maestría a las consideraciones sobre el Diario es más un borrador de proyectos y
arte en que Herder compara las posicio- opiniones de un joven de 25 años que una
nes de Winckelmann y de Lessing, co- obra destinada a exponer para el público
mentando uno de los primeros escritos posiciones consolidadas.
herderianos, la primera Silva crítica. El Si comentando el Diario alude la au-
lector obtiene en este comentario opor- tora a cuestiones de identidad, tema que
tunas ampliaciones que ayudan a situarse destaca mucho en términos actuales, en
en el contexto y a identificar los nombres, su tratamiento de Ensayo sobre el origen
especialmente de los mismos Winkel- del lenguaje (la principal obra de Herder
mann y Lessing, así como a entender la sobre la lengua) la identidad adquiere un
discusión sobre la famosa escultura del relieve especial y polémico. No puedo en-
Laocoonte y sobre la expresión del dolor trar aquí en detalles sobre el rico y apasio-
en el arte. nante análisis de este capítulo. Me limito
El Diario es otra obra del Herder ju- a señalar que la autora no ha optado por
venil al que este libro dedica un capítulo un examen erudito (ni aquí ni en ningún
extenso, en el que se analizan de forma capítulo del libro), sino por una incesante
polémica algunos desarrollos que él no cascada de temas, a menudo llevados a
redactó para la imprenta, sino como pro- terrenos que sin duda arrancan de la obra

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de Herder, pero no estoy seguro de que de esta primera incursión importante al


vayan en la dirección a la que él apuntó. tema de la historia. Y de nuevo aplica
Aludo aquí al uso de Leibniz, clave en muy oportunamente el concepto leibni-
la lectura de Herder que efectúa Rodrí- zano de fuerza para resaltar el dinamis-
guez Barraza. Leibniz es indudablemen- mo de la concepción histórica de Herder.
te importante para Herder, que asume la Pero también de nuevo tiende a encerrar-
concepción dinámica característica de la lo en la mónada leibniziana, convirtiendo
filosofía leibniziana, concepción que vie- la nación, concepto dinámico en Herder
ne como anillo al dedo al dinamismo her- (la nación, igual que la lengua, nace, se
deriano, pero el libro aplica al lenguaje desarrolla, perece, es sustituida por otra)
también el concepto de mónada sin ven- en una jaula de la que no se puede salir.
tanas, convirtiendo así las distintas len- La discrepancia que muestra Rodríguez
guas en mónadas incomunicables entre Barraza con la lectura de Isaiah Berlin (a
sí y atribuyendo a Herder esta interpre- mi entender uno de los más competen-
tación. El uso de claves interpretativas, tes y acertados intérpretes de Herder) en
como este uso de la mónada leibniziana, la página 215 y siguientes es una buena
creo que está poco justificado en el caso muestra de la manera de entender la na-
de la lengua y que provoca una distorsión ción por parte de la autora. Al acudir a
importante en la lectura que la autora citas de intelectuales del presente, que
realiza del tema lingüístico en Herder. usan a Herder, pero que, a diferencia de
En efecto, si es indudable que Leibniz Berlin, lo conocen poco (y a menudo a
es figura relevante para él (esto le distin- través de quienes simplemente lo toman
gue claramente de su amigo Hamann), de frases hechas), el tema de la nación
es también un hecho que Herder critica resulta complejo, contradictorio y políti-
la concepción leibniziana de la mónada camente un avispero de gran actualidad,
por su falta de comunicación. El enten- pero no sé si el más útil para entender a
der la lengua como mónada leibniziana Herder. Es verdad que si los clásicos no
es defender las distintas lenguas como sirven más que para comentarlos en clase
incomunicables entre sí, cuando Herder y dejarlos de nuevo embalsamados, más
sostiene en su Ensayo sobre el origen del vale abandonarlos en su urna, trátese de
lenguaje y en muchos otros textos, ante- Aristóteles o de Kant. Rodríguez Barra-
riores y posteriores, la comunicabilidad za se niega al simple análisis erudito de
de la lenguas, aspecto que constituye jus- Herder, sacándolo a la calle, por así de-
tamente un punto básico del aprendizaje cirlo, y metiéndolo en el berenjenal de
humano en la historia. La transmisión del naciones, nacionalismo, mestizaje, etc.
saber, de la técnica, de la ciencia, de las Es indudable que así se convierte en tema
creaciones literarias, es posible gracias apasionante porque apasionante es este
a que el tesoro de cada lengua es comu- berenjenal. Pero quizá un autor tan com-
nicable a otra, de lo contrario cada una plejo y sugerente como lo es Herder, que
sería un mundo cerrado que no podrían nunca ha sido figura especialmente valo-
aprovechar las demás. rada en el mundo académico (una razón
El análisis que ofrece el libro de Otra más para agradecer a la autora un libro
filosofía de la historia, es igualmente po- sobre él) y que no ha querido él mismo
lémico. La autora destaca muy coheren- ser un académico ejemplar, merecería un
temente la herderiana tesis anti-ilustrada especial cuidado en su utilización dentro

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de categorías actuales que tienen conno- SÁNCHEZ CUERVO, ANTOLÍN (COORD.),


taciones muy distintas de las pensadas Eduardo Nicol. Historicidad y expre-
por él, sobre todo teniendo a la vista las sión, Relaciones. Estudios de Historia
intolerables tergiversaciones que ha su- y Sociedad, Colegio de Michoacán,
frido su obra en Alemania. Otoño 2007, Vol. XXVIII
El lector encontrará continuamente fo-
gonazos de distinta índole que enriquecen El número 112 de la revista Relacio-
el análisis y que muestran que Rodríguez nes. Estudios de Historia y Sociedad, sin
Barraza se ha contagiado del espíritu de duda ha hecho gala de su propio nom-
curiosidad intelectual de este autor, al bre con el homenaje a Eduardo Nicol.
que ha querido seguir en su periplo por Apreciamos, por un lado, las relaciones
España y América (no estuvo físicamente entre las Experiencias de los estudiosos
en ninguno de los dos sitios), ofreciendo de Nicol en el encuentro con las Ideas
ampliaciones sobre el Inca Garcilaso, so- del propio filósofo y, por otro, presencia-
bre los jeroglíficos mejicanos, sobre El mos los diversos acercamientos entre las
Cid y, muy especialmente, sobre la pro- Palabras de Nicol a partir de la Mirada
blemática del estado como organización de sus especialistas. Los sonidos de las
jurídica basada en el consenso ciudadano Palabras y los tonos de las Ideas danzan
y como organismo compuesto de lengua, al ritmo de las Experiencias y las Mira-
tradiciones, cantos populares, prejuicios, das. A continuación intentaré dar cuenta
etcétera. Quizá esta dicotomía consenso- de las luces y las sombras, los sonidos y
organismo trae a Herder a la más canden- los silencios que pueden provocar estas
te actualidad, pero a costa de introducir- relaciones.
lo en un esquema que, si no deforma su Ante la pregunta ¿cómo es que el
complejo pensamiento (en el que lo vivo, hombre, siendo el mismo a lo largo de
lo que tiene fuerza, no es el estado, sino lo la historia, siempre se muestra de modo
popular encarnado en cantos, poesía, mú- diferente? Ricardo Horneffer reflexiona
sica, arte, costumbres, mitos, tradiciones), acerca del aprender a ver la diferencia en
puede dejarlo convertido en una perspec- la aparente mismidad. Resulta interesan-
tiva que simplemente mira al pasado. te, por una parte, realzar el aprendizaje,
También la discrepancia de Herder no únicamente como un necesario pro-
con Kant es objeto de un breve análisis ceso cognitivo, antes bien en su sentido
final. En definitiva, un libro para debatir, sustancialmente formativo y, por otra, la
para fomentar la discusión, para hacer fuerza vital que es el logos para la visión,
actual el debate sobre viejos y nuevos donde dia-logar no es otra cosa que trans-
problemas acerca del lenguaje, la nación, ferir y, más aún, que transmitir, lo que se
la cultura como enriquecimiento del es- muestra, como un acto de donación y
píritu, el sentido de la historia, todo ello recepción de lo evidente. Curiosamente,
al hilo de la riquísima obra de Herder. el prefijo dia bien podemos entenderlo
A Rodríguez Barraza hay que agradecer como a través de y como confrontación
que haya suscitado la discusión, invitan- de. De tal manera que, en el diá-logo,
do de paso a proseguirla partiendo de este proceso de dar y recibir lo evidente,
este libro incitante. sin duda se encuentra la diferencia en la
mismidad. Visto así, o mejor, dicho así, la
Pedro Ribas común-unidad del homo videns ocurre en

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el homo loquens. Y probablemente este actos de dar el ser y dar-se el ser; son
acontecimiento sea un genuino rostro de los espacios de la intimidad cultural. Se-
la formación humana, de la idea del hom- gún Arturo Aguirre, siguiendo a Nicol,
bre. Dice Nicol, recuerda Horneffer “El la imposibilidad de estas acciones y la
hombre es la voz del Ser. Su presencia en carencia de estos espacios devienen en
el universo significa que el Ser, por razo- deshumanización en “nueva barbarie”.
nes ignoradas, toma la palabra momen- Ésta es una manera de morir de las for-
táneamente, para volver después de ese mas de vida que la comunidad había ge-
lapso a la eternidad de su silencio”. Tal nerado y consideraba valiosas. Trastocar
vez por eso el silencio sea la fuente de la intimidad cultural, es perturbar el ser
la cual se nutre el sonido y, por ende, la mismo. Este crítico estado del ser puede
palabra. La fuerza del silencio procura en resultar ineludible para re-formar y re-or-
los sonidos la mayor sutileza y, al mismo denar lo humano. Siguiendo a Heráclito
tiempo, la mayor profundidad. de Éfeso, si bien hay un cosmos eterno,
Recuperar la sorpresa del nombrar existe un cosmos destructible que resul-
tal vez sólo sea posible en la recupera- ta del diakósmesis, conflagración que
ción del silencio, afirma Ricardo Pinilla, produce ordenamiento universal, el cual
porque quizás sólo en él, en el silencio, es un modo de ser de aquel. Desde esta
puede haber un auténtico acto mayéutico. perspectiva la evidente barbarie es un
Es decir, en la ausencia de sonido, de las llamado para reordenar la vida, para re-
profundidades del silencio emerge la voz inventarse. Si bien es cierto, como indica
que nombra. Parir el logos, es una ma- Aguirre, en la barbarie es difícil señalar
nera de situarse en el mundo, es un acto hacia dónde deben dirigirse las aspiracio-
de transmisión del ser, donde se dona nes formativas, en ella hay emergencia
y se acoge el ser. Así, aquel aprender a de creación y posibilidad de metabolizar
ver supone aprender a callar, a guardar al ser humano, en palabras de Nicol, hay
silencio. Re-conquistar el silencio es re- urgencia de novedad que estriba en una
cuperar la sorpresa del acto de nombrar. conversión del hombre. Así, porque el
¿Acaso no es sorprenderte que en la pro- hombre falla en sí mismo y se falla a sí
fundidad del silencio se gesten esos pecu- mismo en estado bárbaro, es inevitable
liares sonidos llamados palabras y que en aprender a trans-formar lo humano que,
su alumbramiento nos den la posibilidad como cambio que atañe a la forma, es li-
de situarnos en el mundo? Encontrarse berar una nueva forma de ser; es re-ani-
con esta sorpresa, como acto, produjo mar, y con ello re-crear, los valores que
en Nicol el placer por la palabra en su sostienen y ordenan el sensus communis
misteriosa vocación originaria. Aprender de una sociedad.
a sorprendernos en y del dia-logo, es una Si el diá-logo, como momento en el
manera de ser y estar en el mundo. Y más que se da y se recibe lo evidente, el logos
aún, particularmente el logos poyético, poético, como una bella manera de ha-
entendido aquí como la palabra poética blar, tienen la facultad para metabolizar
que hace sonar musicalmente las pala- la forma del hombre, indudable oportu-
bras, tiene la fuerza para transformar tal nidad tenida en la barbarie, puede com-
mundo al crear la formar de ser humano. prenderse la apuesta de Nicol, de acuer-
Aprender a ver, aprender a guardar do con Antolín Sánchez, por la condición
silencio y aprender a sorprendernos, son expresiva del logos. Aprender a trans-for-

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mar al hombre ocurre en la convivencia- Aprender a ver, a guardar silencio,


vivida, donde se pone en juego el logos a sorprendernos, a trans-formar lo hu-
como palabra intersubjetiva. Por si esto mano, a con-vivir, y a relacionarnos,
fuera poco, en esta común-unidad anima- conlleva un complejo entramado de en-
da, habita el ethos como el lugar que se cuentros y desencuentros, de acuerdos y
ocupa en el mundo. Considerar que ethos desacuerdo, que traspasan el espacio y el
y logos son dos caras de la misma mone- tiempo humanos. Los conflictos en la ad-
da es apreciar, como mirada y estima, la ministración central española del XVIII
manera en que la fuerza del logos con- o los ocurridos entre la universidad y el
sigue una modelación vital y adecuada estado mexicano en 1935, son sólo dos
al interior de una comunidad parlante. fenómenos que muestran la urgencia por
Aprender a con-vivir es reconocer que crear una idea del hombre a partir de las
logos y ethos implican la alteridad en un relaciones entre aquellos aprendizajes.
grado muy íntimo, esto es, como seña- Presenciar las diversas manifestaciones
la Sánchez, poner en común la realidad, del ser de lo humano invita al encuentro
pensar lo mismo de manera diferente y con las luces y las sombras de las ideas,
desde una diferencia. lo diáfano y lo opaco de las miradas, la
Aquella barbarie, que Aguirre apun- celeridad y la calma de las experiencias,
ta como deshumanización, y esta puesta los sonidos y los silencios de las pala-
en común de la realidad que se piensa bras. Relaciones por aprender…
diferente desde la diferencia, que indi-
ca Sánchez, probablemente se relacione Ana María Valle Vázquez
con el vínculo entre diversidad cultural
y biodiversidad, señalado por Diana Lu-
que y Shoko Dood. Tal vez no sea mera SÁNCHEZ CUERVO, ANTOLÍN (COORD.), Las
coincidencia la barbarie actual, donde se huellas del exilio. Expresiones cultu-
trastoca lo más íntimo de la cultura, y el rales de la España peregrina, Madrid,
tema del deterioro ambiental. Y quizás Tébar, 2008
tampoco sea producto de la casualidad
que pensar en español, realidad común Y es que no se trata sólo de los hom-
que nos vincula a los diferentes hispano- bres sin tierra, de los que han sido lanza-
parlantes, sea un llamado a la sustentabi- dos a la intemperie del polvo y el viento
lidad ambiental de los territorios de habla de lugares que no se dejan enunciar tan
española. En este sentido, tanto aprender fácilmente como “otra casa mía”, “otro
a trans-formar lo humano en la barbarie, suelo nuestro”; no, parece que no, que no
así como aprender a con-vivir desde un se trata sólo de los hombres sin patria.
pensamiento en lengua española, requie- El exilio está preñado de direcciones
ren volver la mirada a los pueblos indí- encontradas y quizá la primera y más evi-
genas que han logrado sustentabilidad dente es también la más primaria: no es
ambiental y cultural. Lo cual implicaría, tan sólo el hombre sin tierra, sino también
como señalan Luque y Dood, aprender de el hecho de que es el exilio una tierra sin
los otros modos de relación sociedad-na- alma, una tierra despojada de su capaci-
turaleza, aprender a relacionarnos desde dad de fecundarse, que proscribe de sí
la común-unidad formada por lo cultural violentamente las facultades de hacerse
y lo natural. otra-siempre-la-misma en cada instante.

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Hacia 1939, el territorio español se con- el camino hacia los extremos fronterizos
virtió en una tierra sin alma, quiero decir: en el oscuro año del 39 fue una patria
una tierra des-almada. Y es que no creo desgarrada, un ser español lastimado en
que sólo se trate de las cifras, es decir, cada cual a dentelladas de plomo, de fas-
del camino hacia exilio que tomaron los cismo... en suma, de barbarie fiera.
vencidos y rendidos, aquel medio millón A su tiempo, el territorio español lle-
de ciudadanos españoles cargados de es- gó a ser una demarcación geográfica en-
peranzas fallidas, de repúblicas frente a tre Portugal y Francia, es decir, ese lugar
tiranías; en fin, el problema se complica que deja de ser “tierra” para devenir otra
porque se trata de un asunto cualitativo y cosa y otro nombre, “país”, “bandera”,
no sólo cuantitativo, pues en el exilio no “Estado”, “progreso”, pero como se le
importan cuántos se queden ni cuántos llame, cada nombre enuncia esa geo-me-
se vayan: enigma éste en que el exiliado tría encharcada de sangre y acallamiento
deja algo de sí en su tierra, pero se lle- a punta de fusil y adoctrinamiento. Esto
va toda su tierra consigo. El problema es ya no es la tierra, espacio vital del des-
que todos pierden, los que se van, los que pliegue del alma, no, ya no puede serlo
se quedan, los que han muerto, los que ahí en donde se agostan las ideas en trán-
nacerán, y la tierra misma en perdición. sito, la dynamis de creatividad, en suma,
Cínico juego éste —el de la omnívora la libertad y priva, en todas sus latitudes
pérdida— que se hace presente en las de esa materia inerte, el poder burdo,
guerras y los exilios. tosco y febril. Algo late verdaderamen-
En este sentido, la secuencia temporal te cuando el exiliado habla siempre de
que va de 1936 hasta 1939 es la continui- “allá”, porque el aquí, el aquí del exilio
dad de este constante alejamiento entre es un aquí sin tierra, un alma sin suelo,
el hombre y su tierra, entre la tierra y su sin centro, cultura errante y acogida, y
alma, esta caída interminable que va de finalmente muerte sin tierra.
la guerra fraticida al “exilio republicano Y es que el exilio transmuta, pues ya
del 39”. sea el “exilio externo”. el de el-sin-tie-
Después, a lo largo de casi cuatro rra; el “exilio interno” que padecieron
décadas, España acusará las secuelas no aquellos que dentro del estado franquista
sólo de la pérdida sino a la par del senti- intentaron resistir, subvertir u oponerse;
miento de pérdida. Perder y sentirse per- ya sea el “exilio íntimo”: el de la palabra,
dido: ser herido y dolerse en el ser de la que padecieron los ciudadanos españoles
herida y por la herida. cuya lengua materna no era el castellano
Y quizá se trate de que el hombre —como mi querido Eduardo Nicol—; ya
busque decir su vida, expresarla con pa- sea el “exilio privado”: aquel que se pa-
labras que no sólo manifiesten la sono- deció en silencio y del que a veces no se
ridad sino la resonancia interna. El eco soportó el peso de la decepción y la trai-
es más intenso y más amplio cuando hay ción de su tiempo; entre todo esto el pun-
más vacío, ¿quién lo negaría? Ya sea la to medular —según lo comprendo— es
España peregrina o España desterrada, la gravedad del exilio, el exilio en sus di-
exiliada, extranjera, extraña o expatriada; mensiones más radicales, y más humanas
ya se trate de España inmigrante, refu- por ello mismo. Todo hombre sin tierra,
giada, transterrada o errante, lo cierto es toda tierra sin alma nos compromete tan-
que la España en cada hombre que tomó to como nos conmueve porque ¿qué ho-

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rizonte más desolador para la existencia ciones, diversas formaciones académicas


que éste, el del exilio? y ámbitos de reflexión cultural, así como
De tal manera, aquí, en y desde la otra el esfuerzo de tener la mirada desde la
orilla, a un año de que se cumplan siete otra orilla del Atlántico (en lo cual par-
décadas del exilio del 39, recibimos y ticipa mi colega Gustavo Ogarrio, con el
presentamos la obra Las huellas del exi- artículo La persecución narrada. Recep-
lio. Expresiones culturales de la España ciones novelescas del exilio republicano
peregrina, coordinado por el entendido español en América Latina.
colega Antolín Sánchez Cuervo, investi- Tengo para mí que el libro destaca
gador en filosofía del Consejo Superior de por su afanoso (por no decir ambicioso)
Investigaciones Científicas de Madrid. El y bien cumplido proyecto por dar razón
doctor Sánchez Cuervo ha sabido recibir de las “expresiones culturales” en buen
e irradiar aquellas dimensiones del exilio número de los protagonistas exiliados,
de las cuales hablaba hace un momento. todo ello en los marcos de la historia, la
Su trayectoria e investigación es un acto filosofía, el teatro, la ciencia, la poesía, la
de memoria y en ello también un acto de novela, las artes plásticas, la arquitectura
justeza de su ser-español, de nuestro ser- y la teorización política de las causas del
hispánico. Porque, podría pasar inadverti- exilio. Bien estructurado, bien escrito y
do, debo enfatizar que el acto de recordar bien llevado —aciertos no menores en
requiere, las más de las veces, un acto de cuanto a una compilación tan amplia y
hombría, que no todos están dispuestos a compleja. Una buena puerta de ingreso
ejercer. En la España de ahora, en la Espa- para aquellos que poco conocen del exi-
ña de primer mundo y democrática, en la lio del 39 —en sus dimensiones cultura-
querida España no todos quieren recordar. les—, y una particular ampliación de en-
Unos olvidan pero otros no quieren recor- foques para aquellos familiarizados con
dar el pasado reciente. Ahí, entre las calles el hecho y el tema.
que ahora rebosan de turistas, de tardes de Las huellas del exilio. Expresiones
mediterráneo y de movidas españolas, culturales de la España peregrina es un
quién, quién querría... testimonio y una invitación de arraigo,
Como pocos, Sánchez Cuervo no re- ahí en donde en Iberoamérica podemos
húye las casi cuatro décadas que median expresar que actores, dramaturgos, filó-
entre el franquismo y el exilio; no rehú- sofos, pintores, escritores, científicos,
ye sino que va a su encuentro, les hace arquitectos, en fin, todos ellos, hombres
frente y concibe a la memoria como una en exilio, son “nuestros” porque encon-
de las formas del pensamiento contra la traron sus orillas más allá del olvido, en
decadencia de nuestro tiempo. El ahínco las fronteras de la memoria en donde nos
que comparte (que enseña, promueve y negamos a olvidar, en donde la tierra en-
recibe) le es correspondido en este em- cuentra su alma y el hombre encuentra
peño por todos los colaboradores que han por fin su tierra para fructificar. Enhora-
participado en la configuración del libro; buena y acojamos esta obra como nues-
pues estas Huellas del exilio se desplie- tra porque es aquí en donde las orillas se
gan como una con-memoración, una me- encuentran: la tierra y su alma, el hombre
moria o un recuerdo en comunidad, que y su tierra.
reúne lo diverso de sus escritores: hom-
bres y mujeres, nacionalidades, genera- Arturo Aguirre

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SAUERWALD, GREGOR: Reconocimiento y los planteamientos actuales al considerar


Liberación: Axel Honneth y el pensa- el reconocimiento no como una alternati-
miento latinoamericano. Por un diá- va a la redistribución, sino como una ne-
logo entre el Sur y el Norte. Discursos cesaria ampliación de sensibilidad moral.
germanos — iberoamericanos, nº. 6, Esta superación y simultánea ampliación
Berlín, 2008, 336 págs. son recogidas en dos tesis centrales e
innovadoras: la primera, que a los con-
Gregor Sauerwald, profesor de la Uni- flictos sociales subyace una motivación
versidad de Montevideo formado en Ale- moral que debe ser el referente de expli-
mania, recoge en esta obra una selección cación de los mismos, a saber, el anhelo
de artículos que ha venido publicando en o necesidad de ser reconocido dentro de
revistas iberoamericanas principalmente. la sociedad, entendiéndose dicha motiva-
Tiene como nexo de unión su pretensión ción en términos de lucha por el recono-
de acercar dos teorías de procedencia cimiento frente a la interpretación clási-
geográfico-cultural distinta, la nórdica ca de los conflictos sociales como lucha
teoría del reconocimiento de Axel Hon- por la autoconservación; y, segunda, un
neth, representante de la tercera genera- universalismo contextualista, contrario
ción de la Teoría Crítica de la Escuela a una metaética, que mediaría hasta su-
de Frankfurt, y la sureña Filosofía para perar las controversias actuales entre las
la Liberación que representa, fundamen- tendencias universalistas y formalistas
talmente, el filósofo argentino Arturo de la ética comunicativa y las relativistas
Andrés Roig. Ambas teorías tienen en de las comunitaristas. Finaliza esta pri-
común la crítica a las ideologías domi- mera parte con un esclarecedor capítulo
nantes y Sauerwald aspira, como señala en el que se reseñan aquellos autores que
en el propio prefacio, a desarrollar un ne- sirven para comprender a Honneth por
cesario y fecundo diálogo entre ellas para su contribución a la teoría del reconoci-
plantear un encuentro filosófico entre el miento, como Jessica Benjamín, Charles
Sur y el Norte y lograr de esta manera la Taylor y Stanley Cavell; sus intérpretes,
reivindicación común a ambas: estable- como Seyla Benhabib, Alasdir MacIntyre
cer la dignidad humana expresada en el y Adela Cortina; así como un diálogo crí-
respeto mutuo como base de la moral. tico con el filósofo de la interculturalidad
De las cinco partes de las que consta Fornet-Betancourt, en el que Sauerwald
el libro, en la primera presenta Sauerwald moviliza las teorías del reconocimiento
la teoría del reconocimiento de Honneth mencionadas, y que sirve de enlace para
en el contexto de las discusiones plan- la segunda parte del libro.
teadas en la cultura nórdica en torno a la En ésta hace Sauerwald un esfuerzo
fundamentación de la filosofía política por acercar la teoría del reconocimiento
y social actual, contexto en el que se ha al pensamiento latinoamericano con una
constatado el cambio de paradigma de doble propuesta. La primera es mostrar
la redistribución al reconocimiento. El la lucha por el reconocimiento como
autor destaca cómo la interpretación in- posible solución al problema de la fun-
tersubjetiva del reconocimiento, concep- damentación de una ética en la Filosofía
to que Honneth desarrolla a partir de la para o de la Liberación latinoamericana,
filosofía hegeliana en el marco de una re- que autores latinoamericanos como José
construcción de la Teoría Crítica, supera Luis Rebellato, Horacio Cerutti o el cita-

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do Roig están planteando. Se critica aquí recorre las posturas del debate: desde la
el recurso y las limitaciones de la ética confirmación de esa misma tesis por Sala-
comunicativa, y se destaca el esfuerzo de zar Bondy, pasando por la ampliación de
Roig en la fundamentación de una mo- la dialéctica hegeliana de Leopoldo Zea
ral emergente y la convergencia de esta hasta la superación desde una filosofía
ética con la lucha por el reconocimiento de la alteridad por Enrique Dussel. Entre
de Honneth en poner como fundamento ellas se subraya el planteamiento crítico
de la moral la dignidad expresada en el de Roig, en su opinión capaz de neutra-
respeto mutuo, donde la deuda ya no es lizar el veredicto de Hegel sobre Améri-
con Hegel sino con Kant. La segunda ca y convertirse con ello en una auténtica
propuesta estriba en plantear esa misma filosofía de la liberación. No en vano, el
lucha como futura reinterpretación del autor tomará este enfoque base en su crí-
pensamiento latinoamericano frente a tica al plan de enseñanza de la Filosofía
los modelos de Devés, de Roig y de Zea, en Ecuador que figura en esta antología.
en aras a facilitar una alianza de las filo- Culmina esta parte con unos textos en tor-
sofías críticas occidentales en su lucha no a las luchas de los pueblos indígenas de
contra las ideologías dominantes, en la América Latina por el derecho a su auto-
medida en que el reclamo de la libera- determinación, que el autor interpreta en
ción, en el que estos autores coinciden, términos de lucha por el reconocimiento,
se puede comprender como una lucha y como colofón su trabajo “Políticas y Es-
por el reconocimiento: la libertad no pue- téticas en el México Colonial”, cuyo inte-
de existir sin reconocimiento recíproco. rés esencialmente estético no impide ver
A continuación, se ponen algunos ejem- en él la propuesta emancipadora del re-
plos de aplicación de estas ideas como conocimiento de lo bello latinoamericano
la Carta de Jamaica de Simón Bolívar colonial como auténtico, y no como eco y
y Nuestra América de José Martí, obras reflejo del viejo mundo europeo.
que cristalizan el ideario del Pensamiento Finalmente, Sauerwald documenta,
latinoamericano. Cierran esta parte dos en la cuarta parte, algunas voces críticas
textos: la pregunta de Juan Luis Segun- a lo publicado; la quinta, por su parte,
do ¿Qué quedará, de aquí a un tiempo, es un apéndice de dos publicaciones en
de la Teología de la liberación?, y una lengua alemana: “Leopoldo Zea und die
respuesta al ensayo de Mauricio Langon Philosophie der Befreiung”, con un resu-
sobre Filosofar con Pobres. men en español; y la otra en inglés: “Po-
La tercera parte recopila artículos que verty in Germany. Challenge to Social
el autor ha considerado oportunos para la Philosophy”.
comprensión del contexto de esta teoría Queda a juicio del lector valorar el
que aúna Reconocimiento y Liberación, empeño de Sauerwald en acercar el Sur
destacándose el texto en el que se refiere a y el Norte en la lucha contra las ideolo-
la polémica recepción de la tesis hegelia- gías dominantes, que siguen manifestán-
na de la enajenación de América por ser dose en nuestro mundo globalizado. Su
eco y reflejo de Europa, y su superación propuesta de tender un puente a partir
en la filosofía latinoamericana, tesis que, de la lucha por el reconocimiento es ella
a su vez, ha dado lugar a un amplio de- misma un acto de liberación y supera-
bate sobre la existencia o no de una filo- ción. Liberación de un universalismo que
sofía latinoamericana auténtica. El autor aplasta lo particular y de un esencialismo

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Reseñas 319

apisonador de toda universalidad en pro bemos además la edición de sus obras


del giro culturalista de Honneth, que re- completas, aun en curso, bajo la actual
lativiza lo universal sin despedirse de ello coordinación de Antonio Zirión.
y dentro de un horizonte ante todo colec- Pero esa cierta memoria no deja de
tivo. Superación de las estrechas teorías ser, todavía, escueta. Por eso el presen-
estancadas en el reproche hacia el pasado te libro colectivo constituye una aporta-
y de las emergentes que intentan “pagar ción relevante para todo estudioso tanto
con la misma moneda”. Todo ello com- del pensamiento de Gaos como de la
porta el reto al que el autor, recordando al obra filosófica del exilio del que formó
gran historiador Henrich, nos convoca, a parte. Tal y como indica el editor en la
luchar por una Filosofía que ya no pueda “Presentación”, dichos trabajos pueden
ser más el asunto de un solo pueblo. agruparse en tres bloques. El primero de
ellos gira en torno a la concepción gao-
Raquel Suárez Río siana de la fenomenología y comprende
los estudios “Gaos: entre historicismo y
hermenéutica”, por Sergio Sevilla; “Sen-
SEVILLA, SERGIO (ED.), Visiones sobre un sación, tacto y caricia. Reducción al si-
transterrado. Afán de saber acerca de lencio”, por Manuel E. Vázquez; “Hacia
José Gaos, Madrid, Iberoamericana- un mundo sin idea de sí”, por Francesc
Frankfurt, Vervuert, 2008. 262 págs. Bononad i Brines; “Metáfora y concep-
to en la antropología fenomenológica”,
José Gaos (1900-1969) fue uno de por Rafael Benlliure Tébar; “La filosofía
los intelectuales del exilio español del 39 antropológica de la filosofía o filosofía y
que, aun dentro de todas las precarieda- decepción”, por Cosme Gutiérrez Terol;
des que envuelven a la condición exilia- y “La cura y la mocionalidad. Una con-
da, gozó de unas condiciones profesiona- frontación entre Gaos y Heidegger”, por
les más óptimas. El que fuera discípulo Pío Colonnello. El segundo bloque gira
de Ortega y Gasset en el horizonte de la en torno a la aportación de Gaos “a la
Escuela de Madrid y Rector de la Univer- conciencia de sí de una filosofía en cas-
sidad Central en el momento de su cierre tellano” y reúne los trabajos “Circuns-
forzado por la guerra, se convertiría des- tancia y anomalía”, “Una filosofía para
pués de 1939 en una de las cabezas más América Latina” y “El ejemplo griego”,
estimulantes de la academia filosófica a cargo de Salvador Feliú, Giuseppe Cac-
mexicana. Gracias a ello, su obra no cae- ciatore y Joan Sanz, respectivamente. El
ría en el olvido: si en España hubo que tercero, en fin, se centra en la significa-
aguardar hasta el centenario de su natali- ción de la autobiografía en el pensamien-
cio para contrastar una cierta memoria de to gaosiano e incluye dos colaboraciones:
la misma, en México fue prontamente re- “Vocación filosófica y crisis”, por Josep
conocida y continuada por varias genera- Martínez Bisbal; y “Filosofía y experien-
ciones de discípulos, bajo una amplitud y cia vivida”, por Neus Campillo. Obvia-
diversidad de perspectivas y sensibilida- mente, se advierte un cierto desequilibrio
des siempre distante de cualquier espíritu en esta división, pues el primer bloque
“escolástico”. A la Universidad Nacional abarca más de la mitad del libro siendo
Autónoma de México, misma de la que los dos restantes mucho menos extensos.
Gaos fuera docente durante décadas, de- Se puede, por supuesto, argumentar que

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el núcleo más relevante del pensamiento ambigüedad: queda claro que nos remite
gaosiano es aquel que conforma su per- a la dimensión técnica y dominadora del
sonal elaboración de la fenomenología; homo faber, cuyas consecuencias últimas
sin embargo, la alusión en el título del li- no son otras que la ceguera teórica, el ad-
bro a Gaos como “transterrado” crea qui- venimiento de un mundo sin idea de sí, la
zá la expectativa de encontrar una mayor tecnocracia y la generación tecnológica
abundancia de trabajos sobre su reflexión de falsas satisfacciones permanentemen-
en torno al pensamiento de lengua espa- te insatisfechas. Pero, al mismo tiempo,
ñola, pues no olvidemos que su empleo puede significar también la rectificación
del término “transtierro” remite directa- de un mundo eidético agotado, que cede
mente a esta problemática. bajo el lastre de sus propias objetivacio-
El “afán de saber acerca de José Gaos” nes conceptuales, en definitiva alienantes,
que se plasma en este libro es, en cualquier abriendo al sujeto a nuevas posibilidades
caso, fructífero. El primer grupo de traba- de expresividad y conocimiento, de convi-
jos despliega una amplia y densa —en al- vencia y de una experiencia que no es sólo
gún momento quizá un poco espesa, debi- superficialidad sino también profundidad
do probablemente a la propia espesura de o aprehensión de realidades intangibles.
Gaos— panorámica sobre su pensamiento Los dos trabajos siguientes muestran
“posmetafísico”. Empleo este término en cómo el interés gaosiano por el pensa-
la medida en que, al hilo de estos trabajos, miento de lengua española en general y
Gaos permanecería en la estela de la me- mexicano en particular, lejos de resumir-
tafísica en tanto que saber constituyente se en una especie de “apéndice” de su
de lo humano, desprendiéndose al mismo reflexión sobre la filosofía como tal, es
tiempo de sus grandes certidumbres obje- resultado de y al mismo tiempo incita-
tivas a medida que se deja interpelar por ción a la misma. El capítulo de Salvador
las preguntas del historicismo, desahoga Feliú recorre en este sentido las tensiones
una singular vocación hermenéutica, ela- gaosianas entre la inmanencia circuns-
bora sus propias objeciones a la fenome- tancial y el imperativo universal, entre el
nología husserliana, dialoga críticamente carácter nacional y la condición apátrida
con Heidegger, asume con gran autenti- del logos, incidiendo en las aportaciones
cidad los envites del escepticismo y colo- de dicho pensamiento. Esas mismas ten-
ca en el centro de su reflexión al hombre siones fueron asimiladas y desarrolladas
concreto. Se va así despejando su “filoso- por Leopoldo Zea cuando entiende la fi-
fía de la filosofía” —según su conocida losofía americana como una filosofía sin
expresión, que da nombre a uno de sus más, tal y como muestra el capítulo de
libros más ambiciosos y “sistemáticos” Giuseppe Cacciatore. Cerrando este se-
junto con Del hombre—, que también es, gundo bloque aunque ajeno a la proble-
como argumentan algunos de los autores, mática de los dos anteriores, el trabajo de
una antropología filosófica. Todo ello da Joan Sanz resulta, en su brevedad, relati-
para mucho y no faltan cotejos con el pen- vamente novedoso, pues gira en torno a
samiento de Hans Blumenberg, de Gar- un texto menos conocido de Gaos. Con-
cía Bacca y hasta de un cierto Goethe. Y cretamente, una lección de 1939 sobre
mención aparte merecen algunos comen- los orígenes de la historia y la filosofía en
tarios sobre su fenomenología del tacto y Heródoto, a propósito de la cual se dis-
la caricia, la cual no deja de arrojar cierta tingue la noción gaosiana de soberbia.

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Los dos trabajos restantes enlazan La Fundación Ignacio Larramendi


de alguna manera con ese hombre con- lleva años dedicada al ambicioso proyec-
creto e irreductible que se despejaba en to de la edición digital del pensamiento
varios momentos del primer bloque, con desarrollado en el ámbito ibero-america-
el interés añadido de que dicho hombre no; se trata de la Biblioteca Virtual Igna-
no es otro que el propio Gaos. Si en sus cio Larramendi, la cual está compuesta,
decepciones confesas entendió éste la fi- a su vez, por varias colecciones como la
losofía strictu sensu como autobiografía, de Polígrafos Españoles, Polígrafos His-
resulta muy oportuno que el presente li- panoamericanos o Polígrafos Portugue-
bro se cierre con esta temática. En este ses (vid. http://www.larramendi.es). En
apartado quizá se podría haber abordado esta ocasión presenta la edición digital
mayormente la reflexión gaosiana sobre en soporte CD-ROM de la obra com-
la experiencia del exilio, aun cuando re- pleta de Francisco Elías de Tejada, junto
sulta un tanto velada, aparentemente, por con alguna literatura secundaria sobre
la fórmula del “transtierro”; pero no por el mismo, que se integra en la colección
ello dejan de rastrear, ambos trabajos, de Pensadores Tradicionalistas, diseñada
las claves autobiográficas de la “filosofía por el creador de la Fundación y según la
de la filosofía”. Joseph Martínez lo hace cual, tras el Rafael Gambra digital y el
reparando además en un Gaos tan poco Vicente Marrero digital, había de apare-
conocido como el que vacilara entre la cer este Francisco Elías de Tejada digi-
vocación filosófica y la literaria, llegando tal. Su realización se ha llevado a cabo,
a reflejar en su juventud su propia crisis además, con la colaboración de la Funda-
vocacional en una novela autobiográfica ción Francisco Elías de Tejada.
inacabada. Por su parte, Neus Campillo Elías de Tejada y Spínola (1917-
explora “las tensiones no explícitas entre 1978), nacido en Madrid aunque de ori-
saber y existencia”, que también son, por gen extremeño, fue catedrático de Dere-
así decirlo, las tensiones narrativas entre cho Natural y de Filosofía del Derecho
el retraimiento escéptico resultante de desde 1942 en las universidades de Mur-
la filosofía vivida y la aspiración a vivir cia, Salamanca, Sevilla y Madrid, y autor
constructivamente la filosofía. Un apunte de numerosas monografías y artículos en
final, asimismo novedoso, sobre el elogio los que abordaba la Filosofía Práctica, el
gaosiano de la femineidad, pone el punto Derecho público y la Historia de las Ideas
y final a este interesante libro Políticas. Sin embargo, a pesar de lo pro-
lífica que resulta su obra, es también uno
Antolín Sánchez Cuervo de los pensadores más desconocidos de
la segunda mitad del siglo XX. En su Fi-
losofía del Derecho aborda las relaciones
TEJADA, FRANCISCO ELÍAS DE, Obras del Derecho con la Moral y la Política, y
completas. Bibliografía, Versión di- afirma la supremacía de la jurispruden-
gital. Biblioteca Virtual de Pensado- cia, entendida como saber filosófico res-
res Tradicionalistas N.º 3, Fundación pecto de los saberes técnicos y puramen-
Francisco Elías de Tejada — Funda- te científicos. Desde el punto de vista
ción Ignacio Larramendi, CD-ROM, político se mantuvo fiel al pensamiento
Madrid 2008. tradicionalista, sosteniendo como rasgos
identitarios nacionales la unidad católica

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y la monarquía tradicional. Asimismo, se A estos escritos introductorios le si-


interesó por el federalismo tradicionalis- gue la recopilación de su obra, según una
ta, como muestra su dedicación no sólo ordenación temática, en concreto, 28 son
al estudio de la cultura y pensamiento los temas en los que se encuadra toda su
castellano, sino también de la tradición obra. En primer lugar se reproducen sus
gallega, la cultura vasca o la catalana. textos de Filosofía del Derecho, Filosofía
Todos estos trabajos están realizados con Política y Social y estudios relativos a la
el aval de una sabiduría políglota, pues cultura española, tanto del pensamiento
manejaba las lenguas gallega, portugue- castellano como de la cultura catalana,
sa, catalana y vascuence, y era capaz, asi- vasca y gallega; asimismo se reproducen
mismo, de leer otras tan extraordinarias estudios sobre su patria extremeña, Por-
como el islandés y el bantú, el japonés y tugal y las Españas americanas, itálicas
el griego, aparte del inglés y el alemán, y francesas. A continuación, se reprodu-
lengua esta última en la que publicó im- cen sus estudios acerca de Italia, la cul-
portantes monografías. tura sefardí y árabe, Rumania, Inglaterra,
Su amplia cultura le permitió investi- Alemania, Escandinavia, Rusia, Grecia y
gar la recepción y la influencia de los di- Hungría. El último bloque de temas está
ferentes pensamientos jurídicos y políti- dedicado a las culturas asiáticas orienta-
cos, estableciendo interesantes relaciones les, Oceanía y culturas africanas. Final-
e influencias entre pensadores y doctrinas mente se han incorporado también las
de distintos lugares. Un ejemplo de ello reseñas bibliográficas que se han hallado
lo tenemos en su Suárez y el pensamiento y traducciones por él efectuadas.
inglés contemporáneo (1948).
El CD-ROM reúne toda la obra de Raquel Suárez Río
Tejada en imagen. Esta recopilación ha
seguido el orden indicado por el propio
autor al final de su obra de madurez, aun- TORRES COROMINAS, EDUARDO, Literatu-
que incompleta, Tratado de Filosofía del ra y facciones cortesanas en la Es-
Derecho. En el CD aparecen, en primer paña del siglo XVI. Estudio y edición
lugar, algunos materiales críticos sobre del Inventario de Antonio de Villegas.
su obra y pensamiento, comenzando por Madrid, Ediciones Polifemo, Colec-
las dos tesis doctorales dedicadas al mis- ción La Corte en Europa 2, 2008.
mo y publicadas (la de Rudolf Steineke
en Alemania y la de Miguel Ayuso en Constituye el segundo volumen de la
España), así como el volumen in memo- colección de monografías del Instituto
riam editado muchos años después de su Universitario “La Corte en Europa”. En
muerte bajo la coordinación de Miguel él, su autor realiza un magnífico estudio
Ayuso e incluido en la serie «Maestros de la vida y obra del poeta Antonio de
Complutenses», dirigida por Ángel Sán- Villegas, del que apenas teníamos datos,
chez de la Torre. Pero, también, hay una dando así mayor luz al periodo que con-
serie de textos más breves, procedentes figura nuestro complejo Siglo de Oro. La
de los Anales de la Fundación que lleva calidad de este libro reside fundamental-
su nombre o de la revista Verbo, a la que mente en la perspectiva interdisciplinar
tanto contribuyó. y metodológica original utilizadas, que
ofrecen continuidad a la línea de inves-

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tigación sobre la Corte que, desde hace señala el propio autor, esta adscripción
años, viene desarrollando el Profesor a un grupo cortesano, determinó la es-
Martínez Millán y su equipo de investi- critura del poeta Antonio Villegas, cuyo
gación, del que forma parte el doctor Co- Inventario sólo puede ser comprendido
rominas. Gracias a ello, el autor explica, cuando se explica adecuadamente la red
de manera coherente, las causas por las de facciones cortesanas y sus pugnas por
que se escribió tan controvertida novela, el poder. Reflejo de ello son los versos
como es El Abencerraje, que los grandes de Villegas —alejado ya de la Corte, y
maestros de la literatura española no la asentado en Medina en el negocio del
han hecho satisfactoriamente. Este libro, vino— en los que alabó las virtudes de la
nos deleita con un total de 760 páginas, princesa doña Juana de Austria, o los que
en las que se presenta junto a la primera dedicó al duque de Sessa, que confirman
novela morisca, El Abencerraje, la edi- su adhesión a la facción cortesana más
ción crítica de esta obra y de otros textos tolerante, la ebolista.
que configuran el Inventario del novelis- Con el convencimiento de que el In-
ta Villegas. ventario, impreso en 1565, no fue sino
La obra se compone de tres partes de- producto cultural de su tiempo, da co-
finidas por su autor en capítulos: mienzo el segundo capítulo de este li-
El primero de ellos está, dedicado a la bro, que aborda de manera detallada, el
inexplorada figura de Antonio de Villegas recorrido editorial del Inventario desde
(1522-post. 1578). De manera sutil se re- sus orígenes en 1551 hasta 1578, hacien-
construye la historia del linaje judeocon- do hincapié en las dos ediciones conser-
verso de los Villegas, como miembros de vadas. Pero antes, y con gran acierto, el
la oligarquía local burgalesa que se dedi- autor se interesa por analizar detallada-
caban al comercio, cuya oportunidad de mente el devenir histórico del negocio
marchar a la Corte les vino cuando los editorial creado en Medina del Campo y
Reyes Católicos reclamaron a su lado la el destacado papel que jugó la imprenta
presencia de contadores o letrados acos- en dicha ciudad burgalesa durante el si-
tumbrados a ejercer oficios relacionados glo XVI.
con la administración. Fueron cristianos A continuación, el doctor Torres Co-
nuevos, por tanto, los Villegas, que ri- rominas centra su atención en la interpre-
valizaron en la Corte de finales del XV tación literaria de todos los escritos que
y principios del XVI con la nobleza de componen el Inventario, y que define
cristianos viejos. Partidarios de las nue- como una antología de poemas amoro-
vas ideologías llegadas de Flandes con la sos, un cancionero, al que se añadieron
coronación de Carlos V, los Villegas fue- dos textos narrativos de diversa índole
ron finalmente desplazados de la Corte como son Ausencia y soledad de amor y
al igual que la facción cortesana menos El Abencerraje. Lejos de la Corte, y con
intransigente a la que eran afectos, cuyos ello, de los círculos intelectuales, Anto-
miembros eran defensores de la intro- nio de Villegas reflejó en sus escritos un
ducción en el reino hispano de un tipo momento de transición a caballo entre
de espiritualidad recogida, heredera de la la literatura medieval y el preludio de la
devotio moderna llegada del norte de Eu- influencia renacentista llegada de Italia.
ropa y de un modo de gobernar más to- Vinculado a un tipo de poética más cer-
lerante con las minorías sociales. Como cana al Cancionero General y al amor

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cortés típico de la tradición castellana, el nueva publicación las más recientes con-
medinense se interesó por las nuevas for- tribuciones krausológicas de los miem-
mas italianas, a las que accedería a través bros de ese grupo de investigación y de
de las ediciones impresas que circulaban otros dos investigadores (Leticia Sán-
por el reino hispano durante el siglo XVI, chez de Andrés y Antolín C. Sánchez
y que no supo asimilar del todo, pero que Cuervo), en el marco del programa de
tienen reflejo en la poética de su obra. investigación “Filosofía del Derecho y
Como cierre del libro, y a modo de Sociología en los escritos de Giner de los
apéndice, aparece la edición crítica del Ríos y Joaquín Costa” del Plan Nacional
Inventario de Antonio Villegas, perfec- del MICINN, que José Manuel Vázquez-
tamente preparada para el lector actual, Romero, coordinador del libro, también
en la que tras las composiciones poéticas dirige y promueve.
que lo integran, se nos presenta la que es Este libro recopila cinco estudios
considerada la primera novela morisca originales que tratan con gran rigor de
de la literatura española, El Abencerraje diversos aspectos del semblante intelec-
(págs. 641-661), que dio fama a Villegas tual de Francisco Giner de los Ríos. Al
y le coloca entre los primeros autores del tiempo que arroja nueva luz sobre las in-
humanismo español, y cuya temática y vestigaciones realizadas en esta materia
moral —coexistencia pacífica entre ci- hasta el día de hoy, ofrece al lector un
vilizaciones, respeto a la libertad, etc.— enfoque multidisciplinar sustancial y do-
continúan siendo problemas vigentes en cumentado de la obra de Francisco Giner
nuestra sociedad. y del Krausismo. Los núcleos temáticos
Literatura y facciones cortesanas en que aborda se ocupan tanto de cuestio-
la España del siglo XVI es, por tanto, un nes jurídicas, filosóficas o sociológicas,
gran libro por su calidad de contenidos como de aspectos relativos a la estética y
e interpretaciones, su rigor en las fuen- la musicología, sin olvidar las cuestiones
tes utilizadas, y especialmente, por la relativas a la vertiente americanista del
innovadora metodología interdisciplinar pensamiento de Giner. Asimismo, el li-
aplicada, que constituye el objetivo de la bro cuenta con un prólogo del subdirector
investigación del Instituto Universitario del ILKM, Pedro Álvarez Lázaro, quien
La corte en Europa de la Universidad expone los precedentes y el contexto aca-
Autónoma de Madrid. démico que han hecho posible esta nueva
obra del grupo de investigación.
Esther Jiménez Pablos El primer estudio, cuyo artífice es José
Manuel Vázquez-Romero, trata sobre
“El concepto de estado individual y su
VÁZQUEZ-ROMERO, J. M. (COORD.), Fran- relevancia biopolítica”. En él se estudian
cisco Giner de los Ríos. Actualidad de las categorías fundamentales del discur-
un pensador krausista. Madrid, Mar- so filosófico y jurídico gineriano, véanse,
cial Pons Historia, 2009, 309 págs. por ejemplo, los conceptos de estado, so-
beranía, representación,… cuyo análisis
El Instituto de Investigación sobre puede proporcionar valiosas claves para
Liberalismo, Krausismo y Masonería una lectura actual de este problema.
(ILKM) de la Universidad Pontificia de El segundo artículo, “Sociedad, eco-
Comillas de Madrid nos ofrece en esta nomía y educación en K.C.F. Krause,

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Albert Schäffle y Francisco Giner de bre “El Krausismo español y la cuestión


los Ríos”, presentado por el director del de América. Abolicionismo, reformismo
ILKM, Enrique Menéndez Ureña, expo- colonial e «intimidad hispanoamerica-
ne cómo la obra educativa de Fco. Giner na»”, donde se pregunta por la significa-
se haya vinculada de manera sustancial ción de América en el discurso krausista
con la obra económica y sociológica de español. Este estudio muestra cómo la
Schäffle, pues ambos autores parten de crítica del colonialismo, en el horizonte
unos mismos presupuestos filosóficos: de la filosofía del derecho krausista, cul-
del concepto de «sociedad humana» que mina con la tesis regeneracionista de la
Krause expone en El Ideal de la humani- «intimidad hispanoamericana».
dad para la vida. Estamos ante una obra fundamental
El capítulo tercero trata del “Arte para los más recientes estudios krausoló-
y Sociedad en Francisco Giner de los gicos que ofrece, desde una perspectiva
Ríos”, donde su autor, Ricardo Pinilla transdisciplinar que aúna áreas como la
Burgos, acomete la exposición del am- filosofía, el derecho, la estética,…, una
plio concepto que Francisco Giner tenía panorámica del krausismo que acierta a
de lo artístico como un “arte de la vida”, presentar a Francisco Giner de los Ríos
que no trataría con exclusividad de un desde múltiples enfoques, donde seguro
mero concepto ideal sobre el arte, sino que los estudiosos e investigadores en-
que este nuevo planteamiento tendría una contrarán interesantes y novedosas con-
importante implicación práctica, educa- tribuciones científicas.
tiva y aun moral. Esta interesante inser-
ción de la actividad artística en todas las Delia Manzanero
esferas de la vida y de la sociedad tiene
detrás de sí unos fundamentos filosóficos
y estéticos en la Estética de Krause, que VV.AA., Sociología y Realidad Social.
Giner tradujo; en este artículo se expo- Libro Homenaje a Miguel Beltrán Vi-
nen algunos puntos de divergencia y de llalva, Madrid, Centro de Investigacio-
influjo entre estos autores. nes Sociológicas, 2008, 1437 págs.
El trabajo del capítulo cuarto, a cargo
de Leticia Sánchez de Andrés, trata de En una tradición que se remonta a
“El pensamiento y la actividad musical 1978, año en que se publicó el libro ho-
de Francisco Giner de los Ríos. Inicia- menaje a Julio Caro Baroja, seguido por
tivas krausoinstitucionistas en el ámbito los dedicados a José Antonio Maravall,
de la educación musical (1869-1915)”. Francisco Murillo Ferrol, Luis Rodrí-
En este artículo se estudia el pensamien- guez Zúñiga, Carmelo Lisón Tolosana,
to estético-musical de Giner y su apli- Salustiano del Campo Urbano, José Ji-
cación pedagógica en los centros que él ménez Blanco, José Cazorla Pérez, José
mismo fundó para la formación de mú- Castillo Castillo, Carlos Moya Valgañón
sicos profesionales. Asimismo, subraya y Salvador Giner de San Julián, a finales
la presencia e importancia de la música del año 2008 el Centro de Investigacio-
en el resto de actividades educativas del nes Sociológicas publicó el libro Socio-
institucionismo español. logía y realidad social. Libro homenaje
El libro se cierra con un interesante a Miguel Beltrán Villalva, con motivo
estudio de Antolín C. Sánchez Cuervo so- de su jubilación como Catedrático de

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Sociología de la Universidad Autónoma de las nuevas tecnologías hasta la fluidez,


de Madrid y de su nombramiento como desde el envejecimiento hasta el transna-
Profesor Emérito por dicha Universidad. cionalismo), más de veinticinco sobre
A la vista de los nombres mencionados, “El Estado, la política y las Administra-
es de justicia destacar el acierto del CIS ciones públicas” y “El Estado de Bien-
al acoger en su espléndido ámbito edito- estar” (con trabajos sobre la democracia,
rial este empeño universitario en home- las políticas públicas, las elecciones, las
najear a quienes han ido contribuyendo, Comunidades Autónomas, la educación
cada uno en el sector académico en que o las desigualdades), ocho bajo el título
se ha desenvuelto su enseñanza y su in- de “Una mirada a la Economía” (desde
vestigación, al desarrollo de las ciencias la contabilidad hasta el capital social),
sociales y a la institucionalización de la quince “Sobre cultura” (con aportacio-
Sociología en España. nes que incluyen un espléndido estudio
El Feitschrift dedicado a Miguel Bel- sobre interculturalismo y multiculturalis-
trán, promovido por los catedráticos de mo del recientemente fallecido y siempre
su Departamento de la Universidad Au- recordado Rafael del Águila), seis sobre
tónoma, y coordinado por Gerardo Meil “Cuestiones familiares y de género”, y
y Cristóbal Torres, es un volumen de casi un sugestivo apartado final de “Cuestio-
1.500 páginas, cuya cubierta viene ador- nes teóricas y metodológicas” de calidad
nada por la Plataforma de Ambrosio de poco usual, en el que un par de trabajos
Vico, un mapa de la Granada de finales se ocupan de las aportaciones teóricas
del siglo XVI que apunta a la vinculación del homenajeado, y algún otro utiliza sus
del homenajeado con la conocida como propuestas metodológicas. Y hay que in-
“Escuela de Granada de Ciencias Socia- dicar que el volumen comienza con una
les” (y que, como es sabido, arranca de nota bio-bibliográfica acerca del Profe-
los nombres de Gómez Arboleya, Sán- sor Beltrán, y un afectuoso artículo (Per-
chez Agesta, Ramiro Rico y Murillo), sonalia) escrito por Ricardo Montoro,
Plataforma que aparece aquí a modo de compañero del mismo en la Universidad
metáfora de la teoría sociológica como Autónoma de Madrid.
mapa de la realidad social, idea muy re- El conjunto del libro-homenaje cons-
petida por Beltrán. El libro constituye tituye un panorama iluminador de la si-
una panorámica de los variados intereses tuación de la sociología española en estos
intelectuales de un amplio sector de las años que vivimos: perfectamente al tanto
ciencias sociales españolas (con algunas de las principales corrientes científicas
aportaciones extranjeras), una amplia del mundo, dotada de una potente capa-
colección de trabajos firmados por des- cidad para la investigación empírica, y
tacados sociólogos, politólogos y antro- en condiciones de compararse favorable-
pólogos, aportando cada uno de ellos una mente con la que se hace en otros países.
muestra de lo que en el momento de pre- Si alguna duda pudiese quedar sobre el
pararse el libro-homenaje se traían entre proceso de institucionalización de la So-
manos en su esfuerzo investigador. ciología española, el contenido del libro
Y así el índice del libro recoge más que aquí se reseña pone de manifiesto que
de quince trabajos sobre “Las socieda- dicho proceso se ha consumado de mane-
des contemporáneas” (con temas que van ra altamente positiva, y la prueba está en
desde el riesgo hasta la inmigración, des- los más de ochenta artículos, dignos de

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Reseñas 327

figurar en las páginas de las revistas in- no se limita a su obra filosófica. Menos
ternacionales más exigentes, con que sus conocida, pero igualmente importante, es
compañeros y amigos han homenajeado su labor como ensayista y como poeta.
a Miguel Beltrán, que comenzó su carre- Adolfo Sánchez Vázquez, nacido en
ra como Ayudante, primero en la Univer- Algeciras el 17 de septiembre de 1915, es
sidad de Granada y luego en la Complu- una figura de prestigio internacional en el
tense, siguió de Profesor Adjunto en la ámbito de la estética, la ética, la filosofía
Autónoma de Madrid y en la UNED, y contemporánea y la revisión crítica del
volvió a la Autónoma en 1982 como Ca- marxismo a partir de sus fuentes.
tedrático de Sociología, donde se jubiló Tras la guerra civil, formó parte del
en el año 2006. contingente de refugiados que se embar-
có en el Sinaia y fue acogido en Méxi-
Carlos Jesús Fernández Rodríguez co. Allí orientó sus pasos en la dirección
política y cultural. Participó en la redac-
ción de Romance, España Peregrina y
VELASCO GÓMEZ, AMBROSIO (COORD.), Ultramar, y fue responsable del Boletín
Vida y obra. Homenaje a Adolfo Sán- de Información de la Unión de Intelec-
chez Vázquez. México, Colección tuales en México. Reanudó sus estudios,
Nuestros Maestros, Facultad de Filo- acabó la Maestría en Letras Españolas
sofía y Letras, UNAM, 2009. y obtuvo el doctorado en Filosofía. Ha
recibido, entre otros reconocimientos,
La Universidad Nacional Autónoma la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio
de México, a través de su Facultad de (1988), el Premio Nacional de Historia,
Filosofía y Letras, organizó en octubre Ciencias Sociales y Filosofía de México
de 2005 un merecido homenaje al Dr. (2002), el Premio María Zambrano de la
Adolfo Sánchez Vázquez con motivo de Junta de Andalucía (2005) y posee doce
su noventa cumpleaños. En los actos par- doctorados Honoris Causa por distintas
ticiparon colegas, alumnos y amigos del universidades españolas e hispanoame-
maestro. El libro que reseñamos recoge ricanas.
los trabajos escritos para la ocasión, ha Las diferentes secciones del volumen,
sido editado y presentado en el marco del coordinado por el Dr. Ambrosio Velasco
“Congreso Internacional 70 años del Exi- Gómez, corresponden a los distintos as-
lio Español en México”, celebrado del 16 pectos o facetas de la vida y obra de Adol-
al 20 de febrero del 2009 y coorganizado fo Sánchez Vázquez y reflejan el conteni-
por la Facultad de Filosofía y Letras de do de las diferentes mesas que se suce-
la UNAM y la Embajada de España en dieron a lo largo del emotivo homenaje.
México. De esta forma, los primeros capítulos
Adolfo Sánchez Vázquez representa recogen el recuerdo del maestro conser-
una de las cumbres del pensamiento fi- vado por sus antiguos alumnos, Fernan-
losófico del siglo XX. Desde su cátedra do Belauzarán, Diana Fuentes, Griselda
de la Universidad Nacional Autónoma de Gutiérrez y José Ignacio Palencia. El
México, Sánchez Vázquez ha contribui- segundo bloque de colaboraciones trata
do de forma decisiva a la renovación de la del exilio, e incluye las intervenciones de
filosofía marxista desde sus propias fuen- Federico Álvarez, Anamari Gomis y José
tes. Pero la figura de Sánchez Vázquez Antonio Matesanz. La tercera parte trata

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sobre su producción poética, por aquel ne la recuperación de la memoria histó-


tiempo tan poco conocida y que proba- rica, además del debido reconocimiento
blemente resultó ser una sorpresa para y respeto a la generación antes citada, es
muchos de sus compañeros y discípulos; la lección de que la tolerancia y la convi-
integran esta parte los textos de Adolfo vencia son el único sustrato donde pue-
Castañón, Ignacio Solares y la autora de den crecer y desarrollarse las energías
esta reseña. La cuarta sección comprende vitales de un país.
las aportaciones de Sánchez Vázquez a la
Estética y la Filosofía del Arte, escritas María Dolores Gutiérrez Navas
por Samuel Arriarán, Teresa del Conde y
María Rosa Palazón. La Filosofía Moral
y Política es la protagonistas de la quin- ZAMBRANO, MARÍA, España. Pensamien-
ta parte del libro, y recoge las ponencias to, poesía y una ciudad. Ed. de Fran-
de Juliana González, Víctor Flores, Ana cisco José Martín. Madrid, Biblioteca
María Rivadeo y Luis Villoro. La sexta Nueva, 2008, 188 págs.
parte se dedica al Marxismo y la Filo-
sofía de la Praxis, aportación crucial del Una buena idea justifica una exce-
homenajeado a la Filosofía Política; in- lente introducción. Tanto la buena idea
tervienen en esta parte Stefan Gandler, como la excelente introducción corres-
Gabriel Varga Lozano, Xiomara García y ponden al editor, Francisco José Martín,
María Teresa Yurén. El volumen se cie- actual profesor de la Universidad de To-
rra con el bloque dedicado a sociedad, rino y estudioso muy reconocido ya entre
realidad y utopía, con textos de Bolívar los especialistas del Pensamiento Espa-
Echeverría, Adolfo Gilly, Enrique Semo ñol, tanto por sus documentadas mono-
y Javier Muguerza. grafías como por sus rigurosas ediciones.
Este libro ofrece, por tanto, una vi- En este caso, la buena idea ha consisti-
sión global del máximo interés para abar- do en recuperar los textos escritos en
car la figura y la obra de Adolfo Sánchez español por la propia María Zambrano
Vázquez. De esta figura y de esta obra, en distintas revistas, que ya conocíamos
queremos destacar aquí, en definitiva, su principalmente en su edición en formato
carácter de moderno humanista, preocu- libro, en España, sueño y verdad y en El
pado por todos los aspectos del conoci- sueño creador, ambos de 1965, y hacerlo
miento y, en especial, por las situaciones a través de la publicación, “olvidada”, en
de desigualdad e injusticia que se pro- italiano con el título Spagna, Pensiero,
ducen en el mundo. A través de su per- poesía e una città, traducido por Frances-
sona, el libro rinde homenaje a toda una co Tentori Montalvo, un año antes. Cono-
generación cuya vida y obra quedaron cemos así este eslabón intermedio y los
violentamente truncadas por la guerra ci- antecedentes previos a su publicación en
vil, y que en el mejor de los casos pudie- Barcelona con un título que difiere nota-
ron rehacer su vida y proseguir su obra blemente del concebido para la edición
en el exilio. Adolfo Sánchez Vázquez es italiana. Así pues, el interés de esta buena
un claro ejemplo de lo que pudo llegar idea reside en los detalles muy precisos
a florecer en una España a la que no se que Francisco José Martín nos ofrece
le permitió desplegar su potencial cívico, del porqué de esta edición italiana, de
cultural y científico. Si algún sentido tie- las vicisitudes que la rodearon y del pro-

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ceso intelectual subyacente a la misma. peripecia personal, entre la gratificación


Ha sido un acierto no hacer una segunda obtenida en muchos de estos contactos
traducción del italiano al español para la y la soledad definitiva que iba quedando
recuperación de los textos zambranianos, tras los mismos.
recogidos en esa edición, sino estudiar el De una parte de estos contactos te-
camino recorrido por los mismos desde níamos noticia por el cruce de cartas
su inicial publicación en distintas revistas que María Zambrano tuvo con Mariano
hasta su recopilación en la edición italia- Quintanilla y con Pablo de Andrés Co-
na y la posterior, en los libros de 1965 ya bos. Por estos testimonios sabemos que
mencionados. No hubiera tenido mayor Elena Croce llegó a visitar Segovia y
interés otra opción para un lector asiduo debió llevarle a Zambrano noticias fres-
de la obra de María Zambrano. En cam- cas de sus calles y plazuelas con los que
bio, conocer este camino sí ofrece datos nuestra autora escribió tan bellas páginas
que ayudan a leer mejor esos textos. De de la ciudad castellana. Y sabemos tam-
estos no diré nada en esta breve reseña bién que, por alguna razón final, no cuajó
pues ya han sido comentados por muchos el proyecto de que ofrecieran a Araceli el
estudiosos de Zambrano. encargo de guardar la casa de Leopardi
Pero todos los detalles de la edición en la ciudad de Nápoles. Quizá, como le
italiana se encuadran en lo que conside- pasó a María Zambrano en Puerto Rico,
ro lo más valioso del libro: la excelente el brazo del franquismo se alargaba aho-
introducción (pp. 11-75), a cuyo quinto ra por Europa. Por allí anduvieron per-
apartado pertenece el estudio preciso que sonas del exilio en distinto grado, viejos
Francisco José Martín hace del periodo amigos de su estancia segoviana aunque
romano de las hermanas Zambrano. Tras militaran en distintos lados del espec-
las aportaciones ya realizadas sobre las tro ideológico español, por ejemplo, el
etapas de su infancia y juventud en Vé- Marqués de Lozoya que ocupaba cargo
lez Málaga y Segovia, los años de estu- en la capital romana. Y a Roma llegaron
diante y su primera actividad política en muchos de los papeles de su padre que
Madrid, luego Chile y, ya en el exilio, seguramente se conservaban en la casa
México, Cuba, Puerto Rico, etc. (pue- de Fuente el Olmo de Fuentidueña, don-
den, a este respecto, verse las obras de de veraneaban los Zambrano allá por los
Ortega Muñoz, Moreno, Abellán, Mora, años veinte.
Marset, Valender, Arcos, Fenoy [en este Así pues, Roma no fue una etapa más
caso el magnífico estudio recogido en su sino aquella en que Zambrano escribió
tesis doctoral aún inédita]…) contamos algunas de sus obras más importantes
ahora con un detallado estudio de los desde la justa distancia con la España
años romanos llevado a cabo por Fran- recordada en clave histórica, “ensoñada”
cisco José Martín. Fue, sin duda, una en la memoria activa de una reflexión lú-
etapa muy importante en la producción cida que sin ser una filosofía de la histo-
intelectual de María Zambrano y así que- ria aspiraba a serlo. Y todo ello porque el
da de manifiesto en esa red de relaciones exilio iba madurando y convirtiéndose en
con intelectuales, sus publicaciones en una experiencia radical, como escribió
revistas italianas, las traducciones que de por aquellos años, y analiza con mucha
sus artículos se realizaron durante todos profundidad y detenimiento Francisco
esos años, etc. Y, también, de su propia José Martín. ¿Por qué siendo la etapa en

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que estuvo más cerca de España tomó sulla filosofia e sull’educazione” es la


esta distancia existencia? Quizá por eso. edición italiana de la obra editada por el
Por la cercanía que adquirió la intensidad Editorial Agorá “Filosofía y educación”.
de la última esperanza de quien alarga los Como la edición española, la obra edita-
dedos y no llega. da por Marietti presenta algunos artícu-
El lector tiene ante sus ojos un bello los e intervenciones de Maria Zambrano
y profundo libro en los textos zambrania- donde la pensadora española saca a la
nos, escritos en diálogo con obras litera- luz la importancia de la educación y de
rias como La Celestina, con el tiempo y la filosofía por el desarrollo del indi-
el sueño que lo acompaña, con la ciudad viduo humano y de la sociedad donde
congelada en el recuerdo, “ciudad ausen- se mueve. Los artículos son la mayoría
te” —así había invocado a Segovia en el inéditos en lengua italiana y eso repre-
temprano artículo de Manantial— o con senta una novedad en el panorama de los
personajes reales como Unamuno y Emi- estudios filosóficos y pedagógicos italia-
lio Prados. Y un estudio meticuloso de las nos. La edición italiana presenta la mis-
claves para entenderlos pues no le han pa- ma estructura de la española y, como en
sado a Francisco José Martín desapercibi- esa, los artículos son organizados bajo
das algunas variantes de interés existentes una subdivisión en tres partes que inten-
entre las versiones española e italiana. ta constituir tanto un orden cronológico
Completa el libro un interesante apén- comotemático. La única diferencia entre
dice en el que se incluyen las palabras de las dos ediciones parece ser el título de
Cristina Campo dando cuenta de la publi- la obra. “Per l’amore e per la libertá”
cación italiana y la reseña de Oreste Ma- es el titulo elegido por la edición italiana
crí, en la cual, al importante hispanista para intentar expresar no sólo el conte-
que tanto hizo por difundir la obra de au- nidos de los artículos que presenta, con-
tores españoles, no le pasó desapercibida tenidos filosóficos y educativos como
la peculiaridad de la lectura zambraniana nos dice el subtitulo, sino también de
de su antiguo maestro Ortega. Esta venía motivar la elección de juntar estos ensa-
a resituar a Ortega en una dimensión que yos en una misma obra. La presentación
a él le costaba confesar y con ello ofrecía por Annaros Buttarelli indica que las
claves que hoy nos resultan imprescin- líneas hacia las cuales se dirigen los ar-
dibles para la reconstrucción de nuestra tículos de Zambrano tienen como térmi-
propia historia filosófica. nos ideales los conceptos de amor y li-
bertad. En efecto, tanto la acción teórica
José Luis Mora García de Zambrano como su acción personal,
es decir, su experiencia como filósofa y
educadora se reflejan en su actividad de
ZAMBRANO, MARIA, Per l’amore e per escritora y los artículos aquí contenidos
la libertá. Scritti sulla filosofia e llegan a ser testigos de una vida que ya
sull’educazione, Marietti, 2008, págs. desde su comienzo es vocación hacia el
193. desarrollo de los otros. Esta vocación
hacia el desarrollo de las personas que
El libro de Maria Zambrano, presen- están alrededor, acción que comúnmen-
tado por el editor Marietti bajo el titu- te llamamos educación, se liga de ma-
lo “Per l’amore e per la libertá. Scritti nera indisoluble al concepto de amor.

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Quien, en efecto, elige encargarse de túa en la línea de las obras de metafísica


la misión del maestro, sabe que tendrá sistemáticas que ven la luz en los mis-
que ser mediador entre el mundo y los mos años finales del siglo XVI, como la
sujetos que lo viven, de manera que esa Disputación metafísica sobre el ente y
mediación sólo puede ser producto de sus propiedades de Diego Mas (traduci-
Eros, del Amor como nos aparece en el da al castellano en la misma colección)
diálogo platónico del Banquete; ahí Eros de 1587, y las famosas Disputaciones
era mediador entre lo divino y lo huma- metafísicas de Francisco Suárez, pu-
no, como aquí el maestro es mediador blicadas el mismo año que la obra de
entre el mundo y el educando. Nos deja Zúñiga, 1597. Obras que constituyen un
ver el concepto de libertad. En efecto, testimonio elocuente de la tradición es-
la libertad es aquí entendida en su mis- colástica española, basada en el estudio
ma relación con el amor. Libertad, como y comentario de la filosofía de Aristóte-
aparece en los textos de Zambrano, es les y de sus comentaristas medievales,
libertad de elegir entre una realidad en si bien cada una de ellas obedece a una
continua transformación, es libertad de concepción original del saber metafísico
entender las relaciones entre las cosas y responde a motivaciones particulares.
que presenta el mundo donde se vive; si En el caso de la Metafísica de Zúñiga,
entender estas relaciones significa enten- la obra es el resultado de un proyecto de
der las mediaciones entre ellas, libertad renovación de los estudios filosóficos en
aquí es libertad de amar, en el sentido el que se pretende una exposición per-
según el cual amor es el movimiento de fecta y elegante de las ciencias y artes
esta mediación. Como podemos ver, el que constituyen el saber filosófico, den-
titulo de la edición italiana saca a la luz tro del cual la metafísica constituye la
toda la complejidad de los contenidos ciencia primera y fundamental, puesto
de los artículos de la pensadora españo- que se ocupa de los principios y causas
la y creemos que la publicación de esos de todo lo real, que son a su vez los prin-
ensayos sea de importancia fundamental cipios que aceptan y dan por supuestos
para el desarrollo del estudio del pen- las demás ciencias.
samiento zambraniano en Italia, sobre La Metafísica, obra filosófica funda-
todo gracias a la afortunada traducción mental de Zúñiga, terminada de escribir
de los textos todavía inéditos en idioma en 1592, y dedicada al Papa Clemente
italiano. VIII, de quien Zúñiga pretendía el pa-
tronazgo, es la primera parte (Philoso-
Roberto Dalla Mora phiae prima pars lleva el título original)
de una enciclopedia filosófica consis-
tente en las quince ciencias y artes de
ZÚÑIGA, DIEGO DE, Metafísica (1597), que, según la tradición peripatético-es-
Ed. de Gerardo Bolado, Pamplona, colástica, se compone la filosofía, en-
EUNSA, Colección de pensamiento tendida como facultad de descubrir la
medieval y renacentista, 2008, 237 verdad (facultas inveniendi veritatem).
págs. Dentro de estas quince ciencias y artes,
constituidas según el orden de deduc-
La Metafísica de Zúñiga, como se- ción de los géneros de la realidad: el
ñala G. Bolado en la introducción, se si- ente, la sustancia y los diversos géneros

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de accidentes, los cuales constituyen el existencia de la verdad, su cognoscibili-


objeto de las distintas ciencias (por ej., dad y su fundamentación en el principio
el ente es el objeto de la metafísica, el de no contradicción.
ente de razón lo es de la dialéctica y la El libro II estudia las divisiones ge-
retórica, la sustancia corpórea lo es de nerales de “lo que es”: mental/real, sin-
la física, la medicina y la psicología, la gular/universal y por sí/por accidente, y
incorpórea lo es de la teología natural, se discute sobre la relación entre todo y
la cantidad en sus diferentes clases lo es parte, hipóstasis y naturaleza, principio
de la aritmética, la geometría y la cos- y elemento, y sobre las nociones de na-
mografía…), la metafísica es la ciencia turaleza y necesario. El primer capítulo
primera que fundamenta y organiza las trata de la división de “lo que es” entre
demás ciencias y artes, al deducir y de- entes reales y entes de razón, siendo és-
finir los géneros de la realidad y deter- tos últimos el objeto de la dialéctica y
minar así el objeto de éstas. De ahí que de la retórica, las cuales son definidas y
Zúñiga presente con esta obra un desa- diferenciadas. El segundo distingue lo
rrollo sistemático de la primera disci- universal de lo singular, discute las opi-
plina de esa enciclopedia, la metafísica, niones sobre los universales de autores
denominada siguiendo la tradición aris- anteriores y se decanta por la posición
totélica, y de acuerdo con su papel den- realista que define el universal como real
tro del conjunto de disciplinas en que en el singular con independencia de la
Zúñiga divide el saber filosófico, como mente, aunque la noción de universali-
filosofía primera. dad dependa de la mente. También se
La obra se divide en cuatro libros, critica el principio de individuación es-
subdivididos a su vez en capítulos. El cotista y tomista, diciéndose que lo que
libro I consta de 6 capítulos: el primero individualiza el ente singular son “las
trata de la filosofía en general, del deseo propiedades por las que difieren las co-
que todos tienen de ella y de los perjui- sas singulares entre sí” (p. 115), como
cios que le causan los sofistas, que en la forma, la figura, el lugar, el tiempo, el
lugar de buscar la verdad, contaminan nombre, la sangre y la patria. El tercer
la filosofía con complicaciones y difi- capítulo discute el número de los univer-
cultades inútiles y contraproducentes; el sales, que para Zúñiga son cuatro: géne-
segundo define la filosofía y describe la ro, diferencia, propio y accidente, pues
función de la metafísica entre las demás excluye de la lista tradicional la especie,
ciencias y el orden en que debe ser en- de la que dice que no es un universal
señada; el tercero establece “lo que es” porque no conviene a una pluralidad de
como objeto propio de la metafísica, de- cosas, sino que se aplica también a co-
fine su campo semántico y discute cómo sas que son únicas en su especie y, por
lo han entendido otros autores; el cuarto tanto, son singulares, como un planeta,
trata de los “géneros amplísimos” de las Adán cuando era el único hombre exis-
cosas, es decir, de los trascendentales de tente, o el ave Fénix. Los capítulos cua-
“lo que es”: cosa, algo, uno, verdadero y tro a siete se dedican, respectivamente,
bueno; el quinto trata de la defensa de la a cada uno de los universales indicados,
verdad frente a los ataques del escepti- los cuales son considerados modos de
cismo académico, tal como es expuesto ser reales y no meramente predicables
por Cicerón; el sexto y último afirma la lógicos. El capítulo octavo distingue los

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universales que son por sí de los que son relación de la esencia, y de la distinción
por accidente: por sí, es decir, por ser entre las cosas naturales y las artificia-
por capacidad propia, son el género, la les. El libro termina con un capítulo de-
diferencia y lo propio, y por otro, por ser dicado al concepto de lo necesario, que
por capacidad ajena, es el accidente. El es definido como aquello “que no puede
noveno se dedica a explicar la distinción acontecer de otra manera” (p. 146).
entre naturaleza e hipóstasis, distinción El libro III se ocupa de tres grandes
más importante por motivos teológicos temas: el accidente y lo contingente, la
que filosóficos; Zúñiga, tras criticar las capacidad/potencia y el acto, y lo idén-
posiciones de filósofos anteriores, sos- tico, lo diverso y lo opuesto. En el capí-
tiene que la naturaleza es la esencia de tulo primero se trata de lo que es por ac-
algo en cuanto separada de la sustan- cidente, es decir, de aquello que es por
cia en la que es esencia, mientras que capacidad ajena. En el segundo, sobre
la hipóstasis o persona es la esencia de las causas por accidente, que no sólo lo
la sustancia individual que se da en ella puede ser la causa eficiente, como sos-
misma, incluyendo, por tanto, todos sus tenía Aristóteles, sino también, según
accidentes. La diferencia es la misma Zúñiga, la causa material y la causa for-
que se da entre humanidad y hombre, o mal. Zúñiga también se ocupa en este
entre coseidad y cosa. El capítulo déci- capítulo de otras causas por accidente
mo trata de la unidad en las cosas entre como la fortuna, el destino, la ocasión y
género y diferencia, que es como la que la casualidad, así como de la diferencia
se produce entre la materia y la forma. entre la fortuna y el arte. En el tercero,
El undécimo expone la relación entre se define lo contingente como aquello
el todo y las partes respecto tanto de la que puede ser y no ser, pues nace de
materia, de la forma y del compuesto, una causa libre con relación a ambos
como del género y las diferencias. El aspectos de la oposición. En el cuarto,
duodécimo se ocupa de las causas, de su se tratan aquellos accidentes cuyo cono-
noción, de los cuatro géneros de causa: cimiento sirve al dialéctico para disertar
material, formal, eficiente y final, de sus de manera probable sobre algún asunto,
relaciones y efectos, y de otros tipos de es decir, las circunstancias que acom-
causa, como la causa por sí y la causa pañan a alguien o a algo, que son seis:
por accidente, la causa propia y la causa las referidas a la persona (el quién), a la
común y la causa en acto y la causa en naturaleza del asunto (el qué), al lugar
potencia. El decimotercero distingue la donde se desarrolló el asunto (el dón-
noción de principio de la de elemento: de), a la causa del asunto (el por qué), al
principio es definido como lo primero ánimo en que fue hecho (el cómo) y al
desde lo que la cosa es, o se hace, o se tiempo idóneo para hacerlo (el cuándo).
conoce, de donde son principio las cua- Los capítulos 5 a 11 se dedican al estu-
tro causas; elemento es aquello de lo que dio de la capacidad o potencia y el acto,
se compone primero la materia y en lo siguiendo en su desarrollo la exposición
que se divide la cosa sin ser él mismo que sobre la cuestión hace Aristóteles en
dividido. El decimocuarto se ocupa de la los libros V y IX de la Metafísica. En
noción de naturaleza, que se define como el capítulo quinto se define la capacidad
“aquello que residiendo por sí en la cosa, y la incapacidad o privación. En el sex-
la sostiene para que sea” (p. 143), de su to, se distingue entre la capacidad y el

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acto, refutándose con ello la posición de va fuera padecido por esa misma capaci-
algunos filósofos, como Zenón de Elea, dad en tanto que activa. En el undécimo,
que sólo admite la capacidad cuando va se defiende y argumenta la anterioridad
unida al acto, negando por tanto la posi- del acto respecto de la potencia. El trata-
bilidad de ser o actuar cuando no se es o miento del acto y la potencia termina en
se actúa, y como Averroes, que niega la el capítulo 12, en el que se habla de las
posibilidad de los hechos contrafácticos. capacidades de cambio que sólo pueden
En el séptimo, se dividen las capacida- darse por obra de otro. El libro termina
des, siguiendo el libro IX de la Metafísi- con tres capítulos dedicados al estudio
ca aristotélica, entre la capacidad activa, de lo idéntico y lo diverso (cap. 13), de
que es el principio del cambio en otro los opuestos como aquellos en los que
en tanto que otro, y la capacidad pasiva, se da en grado máximo la diversidad y
que es el principio del cambio en uno de sus tipos (cap. 14), con atención es-
mismo por otro en tanto que otro. En el pecial a los opuestos uno y muchos, ver-
octavo, la división es entre la capacidad dadero y falso, bueno y malo e igual y
dotada de razón, es decir, la que es diri- desigual (cap. 15).
gida por la razón y se halla en un sujeto Finalmente, el libro IV trata de los
dotado de razón, como las ciencias y las diez géneros o categorías de la realidad
artes, y la capacidad carente de razón, y de las artes y ciencias que se ocupan
que es la que “no obra por la razón, sino de ellos, dado que en función de ellos
por cierto impulso o ímpetu” (p. 162). se dividen las quince disciplinas de la
Zúñiga distingue también entre capaci- enciclopedia filosófica. En el capítu-
dades que son perfectas por naturaleza, lo primero, Zúñiga justifica la división
como los sentidos, y las que necesitan aristotélica de las cosas en diez géne-
perfeccionarse por el uso y la práctica, ros como el mejor modo de conocer la
como la memoria o la razón, y también naturaleza de éstas, acepta la primacía
entre capacidades próximas, que no tie- del género “sustancia” respecto de los
nen ningún impedimento para la con- demás géneros, que no son sino afeccio-
secución del acto, y las remotas, que nes de ésta, y defiende que el estudio de
necesitan sucesivas mediaciones para la estos géneros, por ser de cosas reales,
consecución del acto. En el noveno, se corresponde mejor a la metafísica que a
define el acto como el término y fin de la la dialéctica, ya que esta última trata de
potencia y se exponen algunas modali- nociones, no de cosas, aunque no niega
dades de relación entre acto y potencia o la competencia también de ésta sobre
capacidad. En el décimo, Zúñiga se opo- ellos respecto de su uso como categorías
ne a la distinción entre acto inmanente de predicación. En el capítulo segundo
(insidens) y acto transeúnte (transiens), se trata de la sustancia, categoría que
es decir, entre acto intrínseco al sujeto Zúñiga aplica, también, frente a Aristó-
del que procede y acto que pertenece a teles, al universal, porque las cosas co-
otra cosa, porque es absurdo el concep- munes se hallan de un modo inseparable
to de acto intrínseco a aquello de lo que en las singulares, de modo que si un sin-
procede, pues supone identificar la ca- gular es sustancia, el universal que se da
pacidad de realizar un acto con la capa- en ese singular también lo es. También
cidad de padecer ese mismo acto, como se habla de la división de la sustancia
si el acto que produce la capacidad acti- en corpórea e incorpórea y de las cien-

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cias que se ocupan de una y de otra: la muy útil sobre los temas clásicos de la
física, la medicina y la que “conjetura disciplina, que son tratados con orden,
las afecciones del alma por los signos claridad y concisión, además de repre-
externos del cuerpo” tratan de la pri- sentativo de una época en la que la filo-
mera, la teología natural, de la segunda. sofía hispana alcanzaba una de las cotas
Los cinco siguientes capítulos tratan de más altas de su historia.
forma pormenorizada cada uno de los
restantes géneros o categorías de la rea- Carlos Megino Rodríguez
lidad: la cantidad (cap. 3), la cualidad
(cap. 4), la relación (cap. 5), la acción y
la pasión (cap. 6), y el cuándo, el dónde, Escritura e imagen, Publicaciones Uni-
la situación y el hábito (cap. 7), que se versidad Complutense de Madrid,
tratan juntos por ser todos relativos, y Madrid, Vol. 4, 2008, 322 págs.
por tener en común el recibir contrarios
y diferencias de grado. La obra acaba Creo que como revista debemos dar a
con un capítulo, el octavo, dedicado a conocer a nuestros socios y demás lecto-
exponer las categorías que pertenecen res las producciones que se llevan a cabo
a varias disciplinas: anterior-posterior, por otros grupos y en otros ámbitos de
extremo y simultáneo. investigación. En esta ocasión lo hace-
La cuidada traducción de la obra se mos con una revista que nació en 2005
completa con una introducción en la y que no sólo se dedica al ámbito del
que, tras una breve biografía de Zúñi- pensamiento sino al de la imagen, de ahí
ga, se expone su concepción de la en- su título. Su periodicidad es anual. Aquí
ciclopedia de las ciencias y las artes y presentamos el Vol. 4, perteneciente al
la posición de la metafísica en ella, así pasado año.
como un resumen del contenido de la Dicho número, dirigido por Ana Ma-
obra. La introducción se completa con ría Leyra Soriano, se compone de doce
dos anexos: el primero incluye un ex- artículos (“Leer de otro modo. Sineste-
tracto del tratado de Zúñiga Sobre el sia y diagramaticalidad de la escritura”
género óptimo (De optimo genere), en de Gaetano Chiurazzi, “Cautivos de
el que éste trata de su concepción de la imágenes. Un ejemplo de filosofía tera-
metafísica como ciencia; y el segundo péutica” de José María Ariso, “La reso-
un esquema de las ciencias que compo- lución en el cine: el ejemplo de la doble
nen su enciclopedia filosófica. Se añade identidad” de Pilar Andrade, “Escritura
también una útil bibliografía tanto de e imagen en Suppots et suppliciations
fuentes como de literatura secundaria, de A. Artaud” de Jean-Claude Léveque,
no sólo sobre Zúñiga, sino también so- “Las tiranías del placer y del dolor. Dos
bre autores relacionados, así como, al visiones literarias del poder totalitario”
final del volumen, un índice de autores de Luis Felipe Jiménez , “La imagen
citados, un índice de términos traduci- del sonido y la escritura espectral” de
dos y una tabla de materias. Antonio Lai, “Quien danza, ¿qué alcan-
Se trata, en suma, de una edición za?” de Lilian Wurzba, “Mucho más que
bienvenida, escrita por un especialista en buena letra. Escritura, arte caligráfico y
la obra de Zúñiga, y que pone en manos civilización en Montevideo durante el
del estudioso de la metafísica un manual siglo XIX” de Ernesto Beretta García,

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“El texto como síntoma: una imagen de y disciplinas pero todas en torno a un
la escritura de Odiseas Elitis” de Álvaro mismo denominador común: el pensa-
García Marín, “Al horitaña de la monta- miento y la imagen de éste (entendida
zonte. Procedimientos cubistas en Alta- esta última no “como imagen pictórica,
zor de Vicente Huidobro” de Óscar Cu- sino la manifestación externa visualiza-
rieses, “The Killing Machina. Huellas da en el espacio, el tiempo, el modo, la
de la tecnología en el arte” de Pol Cap- forma (la conducta, el comportamiento)
devila, “¿Quién necesita hacer trampa? de lo interno (sentimiento, ideas); el re-
Al filo de Besinnung” de Sergio Espi- corrido, en definitiva, de la idea hasta lo
nosa), dos apartados denominados Cua- superficial”, (p. 314-315).
dernos de imágenes (el primero com- Sin perder el enfoque filosófico y el
puesto por doce imágenes de Fernando rigor académico se unen a la perfección
Silva, “Posos de palabras”, y el segundo las producciones artísticas, otorgándole
por tres esmaltes sobre grabado al ácido a la revista varias de las características
de César Delgado), dos entrevistas (una fundamentales que Cicerón (como apa-
al artista visual Daniel Canogar, donde rece en una de las reseñas del volumen)
se aborda la cuestión del compromiso atribuía al texto: el eclecticismo o va-
del arte, la interacción entre el espacio riedad, la frescura, el saber transmitir
artístico y el espectador, la ética de la sentimientos al espectador, el equilibrio
imagen y la inteligencia visual, la hiper- entre libertad y adecuación a la norma...
visibilidad de nuestra cultura, la rela- ¿Qué más se le puede pedir?
ción entre arte y ciencia, el atrofiamien-
to de nuestra memoria por la tecnología, Gemma Gordo Piñar
la relación entre una teoría y una obra
de arte: ¿quién apoya a quién?... La otra
entrevista es a Robert Lepage, director L’Espill, Una Revista Cultural Valencia-
de cine y teatro, quien nos comenta la na, número 29, otoño 2008.
especial relación entre estos en Canadá,
la imposibilidad de que un texto teatral La idea de crear la revista L’Espill
esté cerrado antes de la representación, se debe a Joan Fuster. El intelectual va-
la relación entre creatividad, libertad y lenciano vio la necesidad de poner en
universalidad, la imbricación entre la marcha una publicación de gran calidad
ciencia y la poesía...) y cuatro interesan- cultural que, aun estando en el más com-
tes reseñas (Una caja de resonancia, li- pleto descuerdo con la autoridad políti-
bro de Navarro Baldeweg, De Cervantes ca del momento —comenzando ya por
a Dalí: escritura, imagen y paranoia, la lengua en que se escribe y publica—
escrito por Ana Maria Leyra, Cicerón y pudiera ofrecer artículos y reflexiones
la cultura artística del Renacimiento, de de un alto nivel intelectual. Era una ur-
Carlos Montes Serrano, y El color del gencia para el País Valenciano, sumido
silencio. Diccionario biográfico inter- entonces en la batalla de los símbolos
nacional de artistas sordos, de Fiorella identitarios. La revista comenzó a publi-
Bassan). carse el año 1979. No se trataba tanto
Como podemos comprobar por lo de lanzar una revista erudita cuanto más
arriba expuesto, la revista comprende bien de una publicación de pensamiento
las producciones de diferentes áreas y de crítica que estuviera al alcance de

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Reseñas 337

aquellos que pensaban la realidad del deficiencias. Llenar vacíos culturales


momento sin prejuicios y sin la obedien- no es poca cosa, sobre todo en un país
cia sumisa característica de la época. acostumbrado a olvidar.
Eliseu Climent, Fuster y Francesc Pérez Desde su reaparición la revista ha
Moragón contaron con la colaboración tratado temas relacionados con el com-
de intelectuales desinteresados eco- promiso social de los intelectuales, el
nómicamente y comprometidos con el nacionalismo, la memoria histórica, el
país. Se publicaban tres números al año estado de la lengua y la cultura catalanas,
ya que, si bien se anunciaba como cua- la función de la universidad en la época
trimestral, el número del verano no se actual, las humanidades, los derechos
editaba. La revista pasó por momentos humanos, los conflictos bélicos... Se han
difíciles —el momento político social discutido nuevos modelos de sociedad y
no acompañaba en absoluto este tipo de se ha hablado sobre la sociedad de la in-
proyectos— y dejó de publicarse el año formación. Algunos temas desarrollados
1991, año anterior a la muerte de Fuster. ofrecen un perfil marcadamente episte-
Ésta fue su primera etapa. mológico, o psicológico otros... La rea-
El año 1999, sin embargo, L’Espill lidad siempre está presente.
reaparece. La edita, desde entonces, la El último número de la revista se
Universitat de València junto con Edi- centra en la literatura, en la traducción
cions Tres i Quatre. El director es Anto- literaria y en los lazos existentes entre
ni Furió y el jefe de redacción, Gustau la literatura y la filosofía. De esta última
Muñoz. La revista cuenta, además, con cuestión se ocupa, especialmente, To-
un grupo de personas que constituyen el bies Grimaltos, profesor de filosofía en
consejo de redacción y el consejo asesor. la Universitat de València. El profesor
El carácter de la revista ha continuado Grimaltos titula su artículo: “Dues nis-
teniendo ese tono crítico y despierto que sagues mil·lenàries. Filosofia i literatu-
en su momento le imprimió su fundador. ra”. Su reflexión gira aquí en torno a la
Se trata de una revista de pensamiento relación entre la filosofía y la literatura,
contemporáneo y aborda gran cantidad dos ámbitos familiares para el autor y
de temas, desde aquellos que giran en saludablemente influyentes el uno en el
torno a los problemas e ideas del mun- otro. A la hora de delimitar el ámbito de
do actual hasta aquellas cuestiones más cada una de ellas Grimaltos se sirve del
específicas de los Países Catalanes. Se método pragmático y de la teoría de los
mueve en el terreno de las Ciencias Hu- actos de habla. Cuestionar qué se hace
manas, Ciencias Sociales y Filosofía. cuando se escribe literatura o filosofía
Pensar la realidad es hablar de cultura, es el punto de partida. Y se hacen co-
de política, de arte, de literatura... Pero sas diferentes. Se trata de aclarar esta
L’Espill no la piensa en abstracto sino relación desde diferentes modelos filo-
que parte de una realidad concreta, la sóficos. Si partimos del modelo filoso-
valenciana, y desde ella, ofrece las mejo- fía-ciencia, el discurso filosófico deberá
res herramientas —las culturales— para ser claro, simple y al fin y al cabo, “ver-
crear una opinión respetable y sincera. dadero”, evitando las ambigüedades, las
Para hacer buena crítica se requiere de sugerencias... Para que un argumento se
conocimiento y también de reconoci- entienda, nada mejor que éste sea con-
miento de nuestros olvidos y nuestras ciso. Estará lejos, entonces, de la litera-

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338 Reseñas

tura, que insinúa, que muestra vivencias tor muestra cómo se han influido y han
particulares... Ahora bien, nuestra vida, colaborado las dos sin perder sus notas
la de cada persona, corta y limitada en consustanciales. Son disciplinas en las
experiencias, se enriquece y proyecta a que el lenguaje, de manera esencial, es
través de la literatura. La obra literaria la herramienta fundamental y donde la
nos hace pensar situaciones inimagina- vida se piensa.
bles, juzgar hechos que nunca nos pa- La reflexión filosófica en L’Espill
sarían, comprender conductas que no también se nos ofrece desde los clásicos.
hubiéramos tenido jamás la oportunidad En este número Gustau Muñoz traduce el
de someter a examen. No será el discur- “Discours sur les motifs qui doivent nous
so el que llevará al lector a establecer es- encourager aux sciencies”, de Montes-
tos juicios, sino las sugerencias, los pai- quieu. Una oportunidad más de disfrute
sajes, incluso los detalles. Grimaltos no para el lector.
mezcla las dos disciplinas, ni propone
tampoco ningún tipo “híbrido”. El au- Sílvia Gómez Soler

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LIBROS Y REVISTAS RECIBIDOS1 por las acepciones de “hombre silves-


tre”, carente de escritura, infiel, idólatra,
antropófago, cobarde, servil (siervo por
CALVO CARILLAS, JOSÉ LUIS, El sueño naturaleza), todo ello en el contexto de
sostenible, Madrid, Marcial Pons, la colonización evangelizadora. La línea
2008, pp. 379. evangelizadora, en su función de desbes-
tialización, fue entendida como un pro-
El profesor José Luis Calvo Carillas ceso de humanización, esto es, como una
viene, desde hace años, proyectando una inculturación que imponía sus propios
mirada distinta sobre aquellos aspectos valores a unos bárbaros que sólo podían
de nuestra literatura que van quedando llegar a ser humanos en sentido propio si
en los márgenes de las historias más ofi- se adherían a al código de conducta y a la
ciales. De esta mirada nos beneficiamos fe de los conquistadores. La usurpación
los lectores porque nos ayuda a eliminar de propiedad territorial está, naturalmen-
zonas de sombra. Los ocho capítulos de te, implicada en esta consideración.
este estupendo libro constituyen otros
tantos estudios, desde La República de DÍAZ, JOSÉ LUIS, La conciencia viviente,
las Letras de Saavedra Fajardo hasta México, Fondo de Cultura Económi-
novelas más recientes de nuestra histo- ca, 2007, 625 págs.
ria, en los que se analiza el valor de esas
creaciones que proporcionan las miradas El misterio de la conciencia humana
clarividentes cuando la mente se halla en es uno de los asuntos más importantes
estado de reposo, es decir, de ensueño o a los que se enfrentan tanto la filosofía
semivigilia. como la ciencia de nuestros días y este
libro —en el que se agrupan una serie
CASTAÑEDA, FELIPE, El indio: entre el de artículos que el autor había ido publi-
bárbaro y el cristiano. Ensayos so- cando previamente— pretende, a través
bre filosofía de la Conquista en Las de sus interesantes y documentadas seis-
Casas, Sepúlveda y Acosta. Bogotá, cientas veinticinco páginas, adentrarnos
Universidad de los Andes/Alfaomega de forma actual y accesible al intrincado
Grupo Editor, 2002, 181 págs. asunto de la mente consciente desde tres
puntos de vista complementarios: el filo-
Estudio sobre la legitimidad de la sófico, el fenomenológico y el biológico.
conquista de América a los ojos de Las Su intención principal, como el mismo
Casas, Sepúlveda, Vitoria y Acosta. Los autor señala, es intentar engendrar una
escolásticos españoles usan las catego- teoría naturalista de la conciencia par-
rías de Aristóteles, reelaboradas para tiendo de la tesis de que la conciencia es
el caso de América, explicando así la un fenómeno peculiar de los organismos
“barbarie” del indio. ¿En qué consiste vivos, de ahí el título de La conciencia
ser bárbaro? Castañeda desmenuza por- viviente.
menorizadamente este sentido, pasando Esta obra es, en gran medida, deudo-
ra del exilio español en México. Así el
autor, que actualmente es profesor e in-
1
Esta selección y sus comentarios han sido vestigador del Departamento de Historia
realizados por el Consejo de Redacción. y Filosofía de la Medicina en la Facultad

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de Medicina de la UNAM, hace mención La editorial Proteus ha tenido el


en la introducción a varios personajes del acierto de publicar en un mismo volu-
exilio español que ejercieron en él una men la versión al catalán, realizada por el
enorme influencia y que despertaron su profesor Andreu Grau de la Universidad
interés sobre el tema de la conciencia. de Barcelona, de dos importantes textos
Entre ellos destaca al eminente neuropsi- del pensamiento humanista, De la digni-
quiatra Dionisio Nieto, a su alumno Au- tat de l’home de Pico della Mirandola y
gusto Fernández Guardiola, al antropólo- Faula de l’home de Joan Lluis Vives. Una
go social Santiago Genovés, al patólogo cuidada edición precedida de un breve,
Isaac Costero, al neurofisiólogo Julio aunque didáctico, estudio introductorio y
Muñoz y a los filósofos Ramón Xirau y de una selecta bibliografía. En la misma
Eduardo Nicol. colección, la profesora Montserrat Jufre-
sa ha editado la traducción al catalán de
GANDLER, STEFAN, Marxismo crítico en algunos textos de Epicuro sobre temas
México: Adolfo Sánchez Vázquez y éticos, como la Carta a Meneceu, Màxi-
Bolívar Echeverría. México, Fondo mes, Exhortacions d’Epicur, Fragments
de Cultura Económica/Universidad d’obres perdudes, Fragments de cartes
de Querétaro, 2007, 621 págs. perdudes y Testament

Estudio del pensamiento de Sánchez LLERA, LUIS, La razón humilde. Ma-


Vázquez y de Echeverría. Es el libro de ría Zambrano y la tradición mística
más envergadura dedicado a Sánchez española, Madrid, Revista Exilios,
Vázquez. No es frecuente ver a filósofos 2009, págs. 379.
alemanes estudiando a fondo a autores
españoles o latinoamericanos. Quizá esta Con Prólogo de Juana Sánchez-Gey
obra, en la que se lamenta justamente la y Epílogo de Annie Framaux-Crouzet
ignorancia de tales autores en la univer- publica este extenso estudio Luis Llera
sidad alemana, sea una oportuna llamada sobre una de las vetas más densas en la
de atención que favorezca la comuni- génesis del pensamiento zambraniano: la
cación bilateral Europa-Latinoamérica. mística española. Dividido en trece capí-
El libro es una excelente muestra de la tulos, estos se dedican o bien al estudio
importancia y actualidad de la filosofía general de las relaciones entre la filoso-
marxista en América Latina. Será sin fía y la mística o bien al análisis de los
duda libro de referencia por su análisis principales símbolos sobre los que gira
minucioso de la obra de los dos autores. esa relación ineludible. El libro está muy
bien editado y escrito con mucha clari-
GRAU, ANDREU (ED.), Pico della Mirando- dad. Una buena monografía sobre un
la, De la dignitat de l’home; Vives. tema que lo necesitaba.
J.L., Faula de l’home, Barcelona,
Proteus, 2008, 106 págs. KOHAN, NÉSTOR, De Ingenieros al Che.
Ensayos sobre el marxismo argentino
JUFRESA, MONTSERRAT (ED.), Epicur, Èti- y latinoamericano. La Habana, Ins-
ca, Barcelona, Proteus, 2008, 106 tituto de Investigación Cultural Juan
págs. Marinello, 2008, 435 págs.

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¿No estaba muerto el marxismo? ¿No SUÁREZ, JUAN LUIS, Herederos de Proteo.
cayeron con el muro todos los sueños so- Una teoría del humanismo español,
bre la construcción de una sociedad so- Universidad de Huelva, 2008, 233
cialista? Néstor Kohan, el autor de Marx pág.
en su (tercer) mundo, nos trae aquí un
conjunto de ensayos en los que no sólo “El humanismo español se puede pen-
reivindica un marxismo latinoamerica- sar, entonces, como un proyecto cultural
no, sino que lo hace con esa osadía in- de pretensiones universalistas, puesto
telectual que le caracteriza y que consi- que ha de servir para justificar y solu-
gue combinar en un mismo libro el rigor cionar los problemas de cualquier hom-
académico con el espíritu combativo más bre que viva políticamente dentro del
políticamente incorrecto. imperio, y aspiraciones globales, ya que
la extensión del ámbito geográfico de la
SOLÓRZANO Y PEREIRA, JUAN DE, Pensar comunidad política se justifica mediante
la colonia desde la colonia. Edición el requisito ideológico del universalismo
de Diana Bonett y Felipe Castañeda. y el económico del capitalismo” ( p. 29).
Bogotá, Universidad de los Andes, A probar este propósito están dedicados
2006, 270 págs. los 11 capítulos de este libro divididos en
sus tres partes. Sin duda alguna, habla-
Solórzano (1575-1655), jurista, fun- mos de una cuestión central en la historia
cionario de la corona española, con larga de nuestro pensamiento político, moral y
experiencia en América, escribió nume- filosófico que no siempre ha sabido verse
rosas obras sobre la condición jurídica de con la claridad necesaria.
la Colonia y su relación con la metrópoli.
El libro contiene una serie de clarifica- VITORIA, FRANCISCO DE, Relección sobre
dores ensayos sobre el pensamiento de la templanza o del uso de las comi-
Solórzano, que es analizado como defen- das. Fragmento sobre si es lícito gue-
sa de una dependencia jerárquica entre rrear a los pueblos que comen carnes
gobernantes y gobernados. En el ensayo humanas o que utilizan víctimas hu-
de Martha Herrera, “Los pies de la repú- manas en los sacrificios. Edición de
blica cristiana: la posición del indígena Felipe Castañeda. Bogotá, Univer-
americano en Solórzano y Pereira”, los sidad de los Andes, 2007, 338 págs.
pies son los indígenas, una analogía en la Incluye facsímil del texto latino de
que el gobierno constituye la cabeza del Vitoria, Relectio de temperantia.
cuerpo político, mientras los gobernados
están ahí para sustentarlo con su trabajo. ¿Es obligatorio alimentarse? ¿Puede
La obra de Solórzano es estudiada desde uno someterse a un régimen alimenticio
perspectivas antropológicas, económi- que atente contra la salud? La ley natural,
cas, políticas y filosóficas, desde todas el deus ex machina de los escolásticos, es
las cuales se examina la justificación que el criterio para señalar lo que es lícito o
él propone del dominio del Nuevo Mun- ilícito en la conducta ¿Y la antropofagia?
do. Es uno más entre una serie de inte- Vitoria no estuvo en Yucatán, pero a su
resantes estudios que está publicando la convento llegaron noticias de ceremonias
Universidad de los Andes, de Bogotá. inauditas en el Nuevo Mundo. Él no sólo
atiende a la antropofagia, sino a la licitud

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de guerrear contra los pueblos que practi- Contienen más de cuarenta y seis ponen-
quen esa barbarie. Entren y vean a dónde cias presentadas en el V Congreso Inter-
puede conducir una cosa aparentemente nacional sobre la Vida y Obra de María
tan inocente como alimentarse. Zambrano, celebrado en la misma ciudad
del 22 al 25 de abril de 2008. El tema
Antígona, nº 3 y 4, Revista de la Funda- “Europa, sueño y verdad” parafraseando
ción María Zambrano, Vélez-Málaga, el título que Zambrano dedicó a España
primavera de 2009. fue de lo más oportuno pues ha sido, qui-
zá, la reflexión sobre Europa tratada con
Estos dos números de la revista An- sordina cuando fue esta filósofa la que
tígona fueron presentados el día 24 de escribió, junto con Ferrater Mora, con
abril en la sede del Centro del Exilio de más profundidad sobre la idea de Euro-
la Fundación María Zambrano en Vélez- pa. Se trata de un tema que tiene no sólo
Málaga, precisamente coincidiendo con interés historiográfico sino que permane-
la conmemoración de su nacimiento. ce nutrido de gran actualidad.

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“Cuando los nombres de Nembrod, Hércules, e Isis se encuentran confundidos en la Historia, no
debe ser allí donde se recurra para hallar el Origen de una Ciencia, porque los Archivos de la Ima-
ginación exaltadas, y de la Fábula no son compatibles con los de la Verdad. La curiosidad al prin-
cipio, y el interés después, extrajeron poco a poco de la nada, el Arte de estudiar la Naturaleza en
las transformaciones respectivas, a que están subordinadas sus producciones. La multiplicación de
tentativas, con felices éxitos, fortificó de Era en Era esta Arte; y la Filosofía Natural la adoptó, en fin,
y contó entre el número de los más poderosos medios de cultivar sus Dominios.”
Discurso que en la abertura del laboratorio de Chimia del Real Cuerpo de Artillería establecido en
Segovia pronunció Don Luis Proust, profesor de Chimia del expresado Real Cuerpo (1892).
Louis Proust (1754-1826). Por recomendación de Lavoisier, fue contratado como profesor de Quí-
mica en el Real Colegio de Artillería de Segovia
[Fotografía Alberto Mora Sotomayor]
INFORMACIÓN SOBRE INVESTIGACIÓN Y ACTIVIDADES

Resúmenes nales nacionales estuvieron regidas fun-


de Tesis Doctorales1 damentalmente por egresados de la Fa-
cultad de Derecho y se demuestra que la
misma se constituyó en uno de los espa-
LUIS MARÍA DELIO MACHADO cios institucionales generadores de acto-
res y acontecimientos políticos (v. gr.: el
NUEVO ENFOQUE SOBRE LOS Partido Constitucional, que representó,
ORÍGENES INTELECTUALES DEL por su conformación, un sujeto político
BATLLISMO: LA CONTRIBUCIÓN de la Facultad de Derecho, y, en el acon-
FUNDAMENTAL DE LA tecimiento más importante de los 80, que
FACULTAD DE DERECHO”. fue la Revolución del Quebracho, en la
cual los universitarios de entonces fueron
Director: Dr. Hugo Biagini sus principales actores).
Universidad de Buenos Aires En cuanto al ideario batllista, si bien
el mismo tuvo como principal fuente al
La tesis analiza desde la perspectiva fundador del movimiento, José Batlle
de la historia intelectual e institucional, y Ordóñez, los orígenes de las ideas y
la incidencia que la Facultad de Derecho principios que orientaron su actuación
y Ciencias Sociales de la Universidad de tuvieron, entre otros factores, un marco
la República de Uruguay presenta, en la institucional decisivo y determinante en
evolución política nacional y, particular- el cual, anticipadamente, se fueron ges-
mente, en la conformación del ideario tando sus ideas esenciales: la Facultad de
político del batllismo, a partir del estudio Derecho y Ciencias Sociales de la Uni-
de un conjunto de fuentes institucionales versidad de la República.
(tesis de grado de la Facultad de Derecho Los estudios de derecho fueron un
período 1878-1902). paso ineludible en la formación de mu-
Se examinan las formas en que duran- chos de los políticos profesionales nacio-
te el siglo XIX, se arraiga el vínculo entre nales y José Batlle y Ordóñez no fue una
formación jurídica y la actividad política, excepción en este sentido. Su pasaje por la
pasando a oficiar aquélla de propedéutica Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
para el buen desempeño de ésta, siendo le permitió establecer decisivos vínculos
visible ello, en Uruguay, en la hegemonía personales para su evolución político-in-
de las disciplinas jurídicas desde las tres telectual y asimilar el mosaico ideológico
primeras décadas de la vida universitaria, del momento, que estaba presente en las
fenómeno que explica el predominio de tesis de grado de dicha Institución. En és-
actores del campo jurídico en las activi- tas, se observa, claramente, las corrientes
dades político-administrativas del Estado ideológicas y filosófico-políticas en boga
y que se erigió en el elemento protagóni- en la Facultad de Derecho que configura-
co de todo el quehacer político nacional. ban una “representación” genuina de la
Se observa que, en un período que formación intelectual adquirida por los
abarca un siglo, las políticas educacio- jóvenes de ese tiempo, ya que, en esos es-
critos, hay referencias permanentes a los
1
Estos resúmenes han sido proporcionados autores más frecuentados del momento.
al Consejo de Redacción por los propios autores de Del estudio de las tesis de grado exa-
las Tesis doctorales. minadas, confirmamos que las ideas fun-

Revista de Hispanismo Filosófico 345 ISSN: 11368071


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346 Resúmenes de Tesis Doctorales

damentales del programa batllista (v. gr.: sufragio femenino; f) legislación penal y
concepción del Estado interventor, laici- humanitarista, que incluyó la supresión
zación de las instituciones, consideración de eventos tales como las corridas de to-
de la “cuestión social”, difusión de la ros, las peleas de ratas, pero cuya mayor
educación y humanitarismo) se hallaban expresión fue la abolición de la pena de
presentes en las mismas, como producto muerte.
de la influencia de las fuentes constitu-
cionalistas (Lieber, Grimke, González,
Bluntschli) y de filósofos del Derecho MARÍA CRISTINA CONFORTI ROJAS
de diversas corrientes (Krause, Ahrens,
Tiberghien, Lastarria, Posadas, Spencer, HACER HOMBRES. LA ALIANZA
George, Bourgeois, etc.). Una mención DE LA HUMANIDAD EN EL
especial merece el influjo constatado de PENSAMIENTO EDUCATIVO DE
pensadores y obras krausistas españolas GINER DE LOS RÍOS
en la conformación del programa políti-
co batllista uruguayo. Director: Fernando Cardona
Asimismo pudimos constatar el abso- (2008)
luto predominio de las ideas de los egre-
sados de la Facultad de Derecho en al- Esta investigación es un estudio y
gunos campos específicos de las políticas reflexión acerca de la obra de Francis-
públicas; a saber: a) política educacional, co Giner de los Ríos (1839-1915) y la
concretada en casos como la creación de fuente principal que modeló su pensa-
los liceos departamentales, la gratuidad miento, el idealista alemán Karl Krause
de la enseñanza y la laicización de la (1781-1832), en particular su obra Ideal
educación pública; b) laicización políti- de la humanidad para la vida (KRAUSE,
co-social, visible en la legislación civil KARL, El “Ideal de la humanidad”, de
(divorcio, investigación de paternidad, Sanz del Río y su original alemán, ME-
etc.); c) funciones estatales, manifestada NÉNDEZ UREÑA ENRIQUE; FERNÁNDEZ, JOSÉ
en el desarrollo de los fines secundarios LUIS, SEIDEL, JOHANNES (EDS.), Madrid,
del Estado en actividades empresariales Publicaciones de la Universidad Ponti-
públicas, monopolios estatales, nacio- ficia Comillas1997), la cual constituye
nalizaciones de empresas; d) políticas un tratado de sociabilidad porque, en
sociales expresadas en el desarrollo de ella, Krause concibe el múltiple cuerpo u
la legislación laboral y previsional (caja organismo social, conformado por dife-
de jubilaciones, seguro de retiro, de en- rentes instituciones que deben caminar y
fermedad, de accidentes de trabajo); e) avanzar juntas para el mejoramiento de la
extensión de las prácticas democráticas sociedad; para Giner, las instituciones de
realizada a través de la integración de la sociedad están llamadas a mejorarse,
sujetos que se hallaban al margen del a reorganizarse. El mejoramiento de las
sistema institucional como, por ejem- instituciones humanas es posible por el
plo, la mujer, para la cual, en el campo despliegue de la humanidad en el hom-
educacional, se creó la Universidad de bre, por la fe en la razón y la integración
Mujeres, en el campo laboral, se instru- entre el conocimiento y la vida.
mentó su integración al empleo público Giner como su maestro, creyó que la
y, en el campo político, se promovió el humanidad en el hombre había que edu-

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Información sobre investigación y actividades 347

carla y para ello instó a las instituciones en medio de enconadas luchas entre in-
de la sociedad, al estado, a la religión y novadores y tradicionales, el centro del
demás, para que cooperaran para la for- enfrentamiento, la secularización de las
mación y despliegue de los valores hu- instituciones de enseñanza, para unos de-
manos. bía ser confesional, para los otros libre
Estructuramos el trabajo en cuatro porque las religiones positivas dividen a
capítulos, a saber, el primero, la unidad los hombres. Presentamos, además de la
de la ciencia, en el que situamos los concepción teórica de Giner acerca de la
escritos de Giner sobre la ciencia en la educación, su innovación en torno al mé-
senda marcada por Kant, el optimismo todo el cual coincidía con el movimiento
de la Ilustración y su enorme esperan- de escuela nueva europeo y norteameri-
za de unir, articular, ciencia y vida; ar- cano, que al poner al niño en el centro
ticulación que Krause lleva más allá de del aprendizaje, lo ponía también en el
principios epistemológicos al pretender centro de la reflexión, de la investiga-
superar la división del mundo, leyes de la ción, de la formación del intelecto, pero,
naturaleza y leyes de la libertad a través también, a la vez, de las emociones, del
de la búsqueda del principio de la ciencia sentimiento.
o de la filosofía. En el cuarto capítulo, un espacio para
En el segundo capítulo, la unidad hacer hombres, presentamos circunstan-
del hombre, presentamos la antropolo- cias históricas que llevaron a Giner al
gía gineriana, la cual contiene un visión confinamiento en Cádiz, al retiro de su
integral del hombre, desarrolla la idea cátedra universitaria y a la fundación de
gineriana de persona y personalidad; Gi- la ILE como escuela privada en la que
ner estudia la psicología imperante en el aplicó los nuevos métodos de educación,
siglo XIX, a la que denomina ciencia de y en la que empezó la forja de hombres
la experiencia interna, pero que él quiere tolerantes y abiertos. La ILE surge den-
llevar más lejos en su estudio filosófico tro del regeneracionismo español y cuen-
buscando entender cuál es la posición del ta con antecedentes en la Universidad Li-
hombre ante la naturaleza y ante la divi- bre de Bruselas y la Universidad Libre de
nidad. Londres, surge como respuesta a dos pro-
En el tercer capítulo, la formación: el blemas, la reforma educativa que no se
dinamismo de la unidad, presentamos la inicia con Giner, sino en el siglo XVIII;
concepción moderna de la formación que y el problema religioso, la no aceptación
pone al sujeto en el centro de la reflexión de una autoridad distinta a la razón, sea
y no el mundo ni otra cosa. El despertar ésta de carácter religioso o no.
a los valores del mundo moderno lleva a Esta investigación finaliza con un bre-
Giner a criticar la pereza intelectual de su ve anexo sobre Agustín Nieto Caballero,
época, a luchar por la emancipación de la un institucionista colombiano. En él mos-
educación de la influencia del estado, así tramos la influencia de Giner de los Ríos,
como de la religión, y a buscar la libertad de los institucionistas, de la misma ILE,
de cátedra cuya responsabilidad de la en- en el educador y humanista colombiano
señanza debía recaer en la conciencia de Agustín Nieto Caballero. Resaltamos que
los profesores. Animado por este espíritu tanto Nieto como Giner respondieron a
funda en Madrid, en 1876, la Institución un desafió cultural en el propio país; la
Libre de Enseñanza (ILE), la cual nace intervención de Nieto en la educación co-

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348 Resúmenes de Tesis Doctorales

lombiana y el espíritu institucionista que Completas. El primer volumen Psicopa-


inspiró y animó la fundación de la escuela tología de la vida cotidiana (Zur Psycho-
de Nieto, el Gimnasio Moderno de Bogo- pathologie des Alltagslebens) aparece en
tá, el cual lleva la impronta institucionista el año 1922 con un prólogo de Ortega, que
desde los propios estatutos de fundación. también se publicó en el diario El Sol.
Para entender el interés de Ortega
por introducir el Psicoanálisis en España
HANNA KNAPP debe tenerse en cuenta su incesante pre-
ocupación por el nivel educativo e inte-
AVANTGARDE UND lectual de su país. Percibe el psicoanálisis
PSYCHOANALYSE IN SPANIEN. como una doctrina nueva procedente del
[VANGUARDIA Y PSICOANÁLISIS ámbito científico y culturalmente avan-
EN ESPAÑA] zado de Europa. Ese contexto hace que
Ortega le preste atención. Freud figura al
Director: Harald Wentzlaff-Eggebert lado de varios autores que Ortega quería
Friedrich-Schiller-Universität Jena dar a conocer en España. A pesar de su
(2007) crítica, Ortega adopta una postura excep-
cional en fechas tan tempranas, al reco-
Esta Tesis doctoral trata de la difusión nocer la trascendencia del psicoanálisis
del Psicoanálisis en España en el primer y registrar su vasto círculo de expansión
tercio del siglo veinte y analiza la recep- por sus aportaciones en los campos de la
ción española de la obra de Sigmund filosofía, la biología, la pedagogía etc. La
Freud. omnipresencia de Ortega en la vida inte-
La investigación se divide en dos lectual española, de entonces, contribuye
partes. En la primera parte se demues- a abrir al Psicoanálisis las puertas en es-
tra cómo, en España, la obra de Freud tas materias. Tanto los propios artículos
se acoge de una forma muy peculiar. El de Ortega como las reseñas de las Obras
interés por el psicoanálisis se encuentra Completas de Freud, en algunas revistas
vinculado a las preocupaciones de la Ge- o periódicos de influencia orteguiana
neración del 98 y de algunos de sus suce- (Revista de Occidente, El Sol, Los archi-
sores como José Ortega y Gasset. vos de neurobiología) proporcionaron al
En 1911 Ortega ya había publicado el Psicoanálisis una amplia difusión.
ensayo Psicoanálisis, ciencia problemáti- En ello reside el rasgo más específico
ca donde explica las concepciones bási- y característico de la recepción del Psi-
cas de esta corriente. Es también Ortega coanálisis en España; si la comparamos
quien convenció al editor José Ruiz Cas- con la que tuvo lugar en otros países, cabe
tillo, de la editorial Biblioteca Nueva, de destacar la temprana acogida que obtuvo
poner en marcha la primera traducción de entre artistas e intelectuales más allá del
las Obras Completas de Sigmund Freud campo de la medicina o de la psiquiatría.
que en el año 1917 iniciará Luis López Entre otros, los más conocidos artistas
Ballesteros. Fue la primera vez que esta de la Residencia de Estudiantes en Ma-
empresa se llevó a cabo. A pesar de que drid como Salvador Dalí, Luis Buñuel y
ya existían traducciones de obras sueltas Federico García Lorca forman entonces
en muchos idiomas, en ningún otro país parte de un círculo verdaderamente en-
se había realizado la edición de las Obras tusiasmado por los postulados de Freud,

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Información sobre investigación y actividades 349

reforzado por la vinculación del Surrea- En otros países fueron más bien mé-
lismo al Psicoanálisis. dicos o psiquiatras quienes se interesaron
El artista con las inclinaciones psicoa- por el psicoanálisis para integrar sus mé-
nalíticas más profundas es Salvador Dalí. todos, como por ejemplo Karl Abraham
El efecto que tenía la lectura de Freud en en Alemania o Ernest Jones en Inglaterra.
él no se refleja sólo en sus cuadros, que Incluso podemos constatar un desarrollo
parecen ilustraciones del quehacer del en sentido contrario en España ya que la
inconsciente, sino también en sus escri- influencia del psicoanálisis en las áreas
tos respecto al método paranoico-crítico de la filosofía, la literatura, la lingüísti-
como en la película Un perro andaluz ca o la pedagogía se produjo en general
(1929) que Dalí y Buñuel realizaron jun- tras su repercusión en el campo clínico.
tos. Por fin, en el año 1938 Dalí realiza Así pues, las figuras introductorias, en la
su deseo y conoce personalmente a Freud mayoría de los países, fueron los médicos
(justo un año antes de su muerte) en Lon- que se dedicaron a la institucionalización
dres, lugar de exilio del psicoanalista. del psicoanálisis. Es cierto que también en
Federico García Lorca se atribuye a sí España hubo médicos y psiquiatras dentro
mismo un “complejo agrario”, mientras del variado conjunto de personas intere-
que en la poesía de Emilio Prados se hace sadas en el psicoanálisis, entre ellos, José
difuso el límite entre su mundo interior M. Sacristán, Gonzalo Rodríguez Lafora
y la realidad. Siguiendo el consejo de su y José Sanchís Banús dan cuenta de ello.
hermano mayor, Emilio Prados había leí- Pero, a pesar de aplicar técnicas psicoa-
do parte de las obras de Freud en francés, nalíticas no mostraron interés en hacerse
antes de su traducción al castellano. A psicoanalistas en el sentido ortodoxo que
su hermano, el psiquiatra Miguel Prados exige un análisis didáctico y una forma-
el exilio lo trasladará a Canadá donde se ción definida. El primer médico español
hará cofundador de la Sociedad Psicoa- con formación psicoanalítica fue Ángel
nalítica Canadiense en el año 1952. Garma, discípulo de Gregorio Marañón
En el ámbito teatral, artístico o lite- y colaborador de José M. Sacristán en el
rario el psicoanálisis dejó huellas pro- Hospital Psiquiátrico de Ciempozuelos.
fundas, tan curiosas como en las piezas Viviendo en la Residencia de Estudiantes,
teatrales Las adelfas (1928) de los her- Garma coincidió con varios miembros de
manos Machado o La Sinrazón (1927) la Generación del 27. Como tantos médi-
del dramaturgo-torero Ignacio Sánchez cos de la época, Garma marchó en el año
Mejías. A través de protagonistas como 1927 a Alemania para completar su for-
el médico psicoanalista Carlos y el psi- mación psiquiátrica. En Berlín entró en
quiatra Ballina, estas obras trasladaron contacto con el Instituto Psicoanalítico y
el concepto freudiano del inconsciente se decidió a empezar un análisis didácti-
al escenario. También en Tararí (1929) co con Theodor Reik. En el año 1931 fue
de Valentín Andrés Álvarez se mezcla aceptado como miembro de la Sociedad
la normalidad con la locura mientras Psicoanalítica Alemana (Deutsche Psy-
que la novela La túnica de Neso (1929) choanalytische Gesellschaft). Tras su
de Juan José Domenchina, es un viaje al regreso a Madrid intentó crear un movi-
interior de su protagonista, el neurasté- miento ortodoxo psicoanalítico. Él podría
nico Arturo que se autoanaliza perma- haber sido el primero en asumir la tarea
nentemente. de la institucionalización del psicoanálisis

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350 Resúmenes de Tesis Doctorales

si tanto su trabajo como el de todo un mo- de la cultura misma. ¿Existe la posibili-


vimiento intelectual no hubiera quedado dad de una experiencia estética que sea
interrumpido al estallar la Guerra Civil. diferente del simple consumo de dichos
En la trayectoria de Ángel Garma se hace productos? Esta es una pregunta de gran
patente, una vez más, que el discurso en importancia cuando nos enfrentamos al
torno al Psicoanálisis lo practicaban in- reto de proponer una educación basada
telectuales o académicos procedentes de en el desarrollo de la sensibilidad. Una
una atmósfera de intercambio entre los propuesta educativa será coherente si
diferentes campos del saber. no pierde nunca de vista su finalidad.
Todo esto demuestra que el psicoaná- ¿Qué herramientas son las que quie-
lisis había penetrado en la vida intelec- re proporcionar? ¿Quiere simplemente
tual de aquel momento. Las teorías de aumentar el número de consumidores a
Sigmund Freud despertaron inspiración y los que se presupone idénticos, de pro-
estaban en camino de establecerse como ductos básicamente homogéneos? ¿Será
teoría de referencia. posible plantearse el desarrollo de una
La segunda parte de la investigación sensibilidad estética que permita a cada
se dedica a la resonancia del psicoanáli- individuo partir de sus propias circuns-
sis en la obra de la escritora Rosa Chacel. tancias? Y, sobre todo, ¿qué importancia
Chacel, muy vinculada a Ortega, describe tiene invertir en el desarrollo de semejan-
la influencia de las obras de Freud en su te empresa?
trabajo literario y habla de Freud como su Si consideramos el papel del arte
“viejo amigo”. En las obras chacelianas como simple bien de consumo y, por lo
Memorias de Leticia Valle, Desde el ama- tanto, secundario, ¿no sería más impor-
necer o Barrio de Maravillas hallamos tante, especialmente en países en vías de
una perspectiva psicoanalítica respecto a desarrollo, centrarse en lo que entonces
las constelaciones, los conflictos y el com- consideramos prioritario, es decir, aque-
portamiento de sus protagonistas. llas ciencias que ayudarían a cubrir las
necesidades básicas?
Para analizar lo anterior y poniendo
ANEL NOCHEBUENA ESCOBAR como ejemplo a México, hemos recu-
rrido al pensamiento orteguiano para
LA EXPERIENCIA ESTÉTICA, demostrar que, lejos de ser secundaria
COMO HERRAMIENTA la experiencia estética, forma parte esen-
FUNDAMENTAL EN LA cial del individuo y es una herramienta
AFIRMACIÓN DEL HOMBRE Y de transformación insustituible. Su ca-
EN LA CONSTRUCCIÓN DE SU pacidad de movilizar la definición que el
CULTURA Y CIVILIZACIÓN, A individuo tiene de sí mismo puede con-
TRAVÉS DEL PENSAMIENTO DE vertirla en un eficaz instrumento de de-
ORTEGA Y GASSET sarrollo social, en el que se basa tanto la
civilización como la técnica.
Director: Jaime de Salas La obra de arte realiza el papel de
Universidad Complutense (2006) puerta de la razón histórica con lo cual,
si tenemos en cuenta que Ortega parte de
Estamos rodeados de productos de las circunstancias del individuo, enton-
la industria cultural que ocupan el lugar ces todo aquello que contribuya al cono-

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cimiento de las circunstancias contribu- para la vida creadora. Cuidemos primero


ye, en la misma medida, al conocimiento de fortalecer la vida viviente, la natura
propio e implica ya un cambio en estas. naturans, y luego, si hay solaz, atende-
La obra de arte es una herramienta de remos a la cultura y a la civilización, a la
autoafirmación del individuo que le per- vida mecánica, a la natura naturata”.
mitirá, partiendo de su intimidad, desa-
rrollar su horizonte, tanto personal como
colectivo, acarreando con esto grandes PAULA OLMOS GÓMEZ
beneficios a todos los niveles. Pero, para
que esto suceda, hay una urgente nece- LOS NEGOCIOS Y LAS
sidad, no solo de darle un lugar priorita- CIENCIAS: LA LÓGICA
rio, sino de alentar a la vida primaria del HUMANISTA DE PEDRO SIMÓN
espíritu, la vida esencial, las funciones ABRIL COMO TEORÍA DE LA
espontáneas de la psique previas a toda ARGUMENTACIÓN EN EL
cristalización de la existencia personal de CONTEXTO DE LA CRISIS
donde nacen los sentimientos, con el fin EPISTÉMICA DEL SIGLO XVI.
de enriquecer la cultura y la civilización
—entendamos por civilización, según el Director: Luis Vega
pensamiento orteguiano, el uso de meca- UNED (2008)
nismos o técnicas, políticas, industriales,
etc.— Esta tesis propone una relectura de
Para que lo anterior suceda, sugeri- uno de los períodos menos visitados y
mos una educación basada en el desa- tradicionalmente apreciados de la histo-
rrollo de la sensibilidad, como ya Ortega ria de la lógica y la metodología discipli-
apunta en su texto Biología y Pedagogía, nar: un período, por otra parte, de gran
cuando habla de un orden vital de las co- complejidad y eclecticismo, por situarse
sas para la enseñanza, proponiendo po- a medio camino entre la síntesis medieval
tenciar esa naturaleza del hombre, inten- y escolástica, que había entrado en pro-
sificándola por medio de artificios como funda crisis respecto de los anhelos socia-
la educación. Nosotros, a partir de aquí, les y educativos de las clases emergentes
proponemos como artificio la experien- europeas y la revolución en las ciencias
cia estética como se muestra a lo largo de provocada por las nuevas miradas ex-
la investigación. perimentalistas, que darían un vuelco a
La ciencia, la técnica, y las funciones la investigación a partir del siglo XVII.
espontáneas de la psique constituyen al Para ello se toma, como punto de partida,
ser humano, pero en la tarea de enseñar la obra metodológica y las reflexiones en
es importante tener en cuenta el desarro- torno a la argumentación, la justificación
llo de la sensibilidad como motor de vida y la transmisión del saber de un autor es-
para la técnica, la cultura y la ciencia. Es pañol correspondiente al humanismo del
decir, que las funciones espontáneas de último tercio del siglo XVI, Pedro Simón
las que Ortega habla cobran un protago- Abril [Alcaraz (Albacete), ca.1540 - Me-
nismo esencial en la vida del individuo dina de Rioseco (Valladolid), 1595], tra-
para poder desarrollar todo lo que le ro- tando de contribuir, entre otras cosas, al
dea. “A mi juicio, pues, no es lo más ur- estudio pormenorizado de dicha temática
gente educar para la vida ya hecha, sino en nuestro ámbito hispánico, generalmen-

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te ausente en las publicaciones interna- fo Agricola; modelos que promulgaban


cionales sobre estos temas. Pedro Simón la recuperación de las fuentes retóricas
Abril, gramático, traductor de clásicos (Cicerón, Quintiliano, Retórica aristoté-
greco-latinos —Aristóteles (Política y lica) como pertinentes para el estudio de
Ética Nicomáquea), Cicerón (Epístolas, la argumentación, la revalorización de la
Verrinas), Terencio, Esopo— y profesor exploración sobre los razonamientos ba-
de retórica, fue, en efecto, autor de dos sados en relaciones de inferencia de tipo
obras sobre lógica. La primera, en latín, tópico y la simplificación del tratamiento
Introductionis ad libros logicorum Aris- del material lógico, que habría de reor-
totelis libri duo (Tudela, 1572), se publi- ganizarse de acuerdo con las dos compo-
có en abierto desafío a las autoridades de nentes ciceronianas del ars disserendi: la
la Universidad de Huesca, que dos años invención (tópica) y el juicio (analítico).
antes le habían procesado por enseñar Con el objeto de destacar la inserción de
materia filosófica en la escuela de gra- la obra de Simón Abril en el contexto de
mática de Uncastillo, contraviniendo las las controversias metodológicas de su
atribuciones y privilegios universitarios. época y destacar así sus particularida-
La segunda, en castellano, Primera parte des, la tesis aborda asimismo, mediante
de la filosofía llamada la lógica o parte un enfoque comparativo, la obra lógica y
racional (Alcalá de Henares, 1587), for- metodológica de autores como el propio
maría, a su vez, parte de un ambicioso Rodolfo Agricola, Petrus Ramus, Juan
proyecto de reforma de la enseñanza de Luis Vives, Hernando Alonso de Herrera,
la filosofía, que proponía su instrucción Francisco Sánchez de las Brozas, Ales-
generalizada en lengua vulgar, cuyos sandro Piccolomini o Jacopo Zabarella,
fundamentos presentó el autor a la corte sin dejar de establecer otras líneas de co-
de Felipe II a través, especialmente, de nexión, a veces de carácter más interdis-
su panfleto programático: Apuntamien- ciplinar, con las propuestas e intereses de
tos de cómo se deben reformar las doc- otros autores originales de la época como
trinas (Madrid, 1589). En ambas obras el helenista Pedro Juan Núñez, el médico
lógicas, Simón Abril opta por abrazar las Cristóbal Pérez de Herrera o el arbitrista
corrientes más renovadoras de su tiempo, Miguel Giginta.
desligándose de los desarrollos técnicos La tesis consta de siete capítulos que
del escolasticismo y proponiendo una desarrollan los siguientes temas: 1. Intro-
exploración de carácter pragmático y de ducción justificativa y metodológica; 2.
amplio espectro sobre los procedimien- Panorama de la crisis epistémica del s.
tos argumentativos utilizados en distintos XVI; 3. El contexto institucional cientí-
ámbitos, siguiendo las pautas del signi- fico y educativo español; 4. De natura lo-
ficativo subtítulo de su obra castellana: gicae; 5. La dimensión argumentativa de
que enseña cómo ha de usar el hombre la lógica humanista; 6. Los “negocios”
del divino y celestial don de la razón: así y la argumentación plausible y 7. Las
en lo que pertenece a las ciencias como “ciencias”, el método y la demostración.
en lo que toca a los negocios, del que se Con ello se establece un recorrido basa-
toma el título nuestra tesis doctoral. Para do en el planteamiento de las distintas
ello, Simón Abril, se alinea con los mo- dificultades y controversias lógicas que
delos propuestos en la centuria anterior surgirían de la “crisis epistémica”, sen-
por autores como Lorenzo Valla o Rodol- tida como tal por los autores del s. XVI,

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a través de su concreción en los textos Ortega se ocupó tanto de la idea de fi-


y propuestas de Pedro Simón Abril. El losofía porque es la idea más importan-
trabajo se cierra con un apartado corres- te de su sistema. Y ello por dos razones:
pondiente a Conclusiones y perspectivas, porque la filosofía –o, más exactamente,
donde se recogen algunas precisiones el “filosofar”- es la primera tesis del sis-
sumarias sobre los temas tratados en la tema de la que derivan todas las demás;
tesis y sobre las líneas de investigación y por su relación con España y Europa.
abiertas a partir de las propuestas meto- En efecto, una vez europeizada España
dológicas incluidas en la misma y con con la filosofía, Ortega se entrega en la
una serie de Apéndices documentales en “segunda navegación” a lo que se podría
los que se ofrecen: A) tablas esquemá- llamar la re-europeización de la misma
ticas con los sistemas de tópicos de los Europa, con una reforma de la idea de
autores más representativos y citados a lo filosofía para sacarla de la “crisis de fin
largo del trabajo; B) una cronología y C) de siglo”. Pero lo curioso es que pretende
el catálogo actualizado del autor objeto hacerlo con una filosofía netamente espa-
de la tesis. ñola. Así, todas las notas que José Gaos
y José Luis Abellán han atribuido a la fi-
(El texto de la tesis está disponible en losofía española se cumplen de manera
http://e-spacio.uned.es) ejemplar en Ortega. La idea de filosofía
en Ortega y Gasset es inseparable de las
ideas de filosofía española y de posmo-
JESÚS RUIZ FERNÁNDEZ dernidad.
El método de investigación no podía
LA IDEA DE FILOSOFÍA EN ser otro que la razón vital, el modo de
ORTEGA Y GASSET razonar común en la vida cotidiana, por
más que se aplique rigurosamente en la
Director: José Luis Abellán ciencia y, de un modo consciente, en la
Universidad Complutense de Madrid filosofía. Así, la tesis inventa –inventar
(2009) en el sentido etimológico de hallar- una
idea de filosofía en Ortega, coherente y
Se trata de una investigación exhaus- concorde con todos los datos de que dis-
tiva de la idea de la filosofía en Ortega y ponemos; teniendo, además, como hilo
Gasset, tema que, a pesar de su importan- conductor la idea de integración. Idea
cia, no había sido hasta ahora estudiado. que, siendo la característica fundamental
Mucho se ha avanzado en el conocimien- de la posmodernidad, debe ser la llave
to de este autor estos últimos años, desde para “atrapar” a un autor como Ortega.
que la razón ha desplazado a la tradicio- El método de exposición ha sido el
nal pasión, pero todavía queda mucho sistemático, aunque con las suficientes re-
por hacer. ferencias a la vida, circunstancias y evo-
Apostando decididamente por el sis- lución de Ortega como para haber sido
tema, y puesto que casi todos los escritos fiel a su espíritu. Y con respecto al índice
de Ortega contienen referencias metafilo- de temas, también la tesis sigue la razón
sóficas, la tesis intenta componer el rom- vital, progresando desde los más super-
pecabezas juntando las piezas dispersas a ficiales a los más medulares: la filosofía
lo largo y ancho de las Obras completas. como Europa, como pensamiento, como

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razón o ciencia, y como filosofía desnu- sistema e historia. Todas las notas de la
da, sin más; adentrándose finalmente en idea de filosofía se encuentran en el se-
dos temas íntimamente relacionados con gundo período fenomenológico, Todas,
ella: la filosofía como sociedad y como excepto una: la “filosofía como saber a
lenguaje. qué atenerse”, es decir, la justificación de
Después de un capítulo introductorio, la filosofía. Es en ese período cuando el
en que se examina el carácter sistemáti- filósofo español, aun sabiendo qué es la
co de la filosofía de Ortega, junto con las filosofía, todavía no sabe por qué filosofa
etapas e influencias, la tesis se centra en el hombre. Las nueve respuestas restan-
el contexto histórico, socio-cultural y fi- tes —el hombre filosofa por naturaleza,
losófico de su idea de filosofía, esto es, amor, asombro, curiosidad, placer, feli-
de su relación con España, con Europa, cidad, certeza, juego y evasión— pue-
la crisis de fin de siglo y la posmoder- den integrarse y adquieren una nueva
nidad. Así, revela que la crisis de fin de significación en función de la respuesta
siglo abre una nueva época en que la filo- fundamental de la filosofía como ciencia
sofía ya no es exclusiva del norte de Eu- de quehacer. Es por lo que pueden dis-
ropa, sino que los países mediterráneos, tinguirse tres etapas en la evolución de
apartados de ella durante la edad moder- Ortega: neokantiana, fenomenológica y
na, por falta de sintonía con su sensibi- existencialista; respectivamente, bajo las
lidad, tienen ahora su oportunidad. La influencias fundamentales del neokantis-
idea de filosofía en Ortega y Gasset tiene mo, Husserl y Heidegger. La tercera, una
su reflejo político en los Estados Uni- superación de la segunda; mientras que
dos de Europa de cuya mano el filósofo entre ésta y la primera habría una fractu-
madrileño profetizó la resurrección del ra, un hiato: nada menos que el paso de la
poder social de la filosofía, posibilitan- modernidad a la posmodernidad.
do la fundamentación de unas ciencias Es cierto que en varias ocasiones Or-
humanas capaces de solucionar los pro- tega nos dice que la filosofía no es una
blemas de la humanidad. El filósofo, es ciencia, sobre todo cuando la contrapo-
cierto, no debe gobernar pero sí cumplir ne a la física, que en su desarrollo ha
su vocación pedagógica a través de su degenerado en mero simbolismo pro-
intermediario, el político. Ortega reivin- bable y artificio útil, algo que a juicio
dicó la necesidad y la importancia de la de Ortega no se puede considerar ya
filosofía en un momento en que estaba de conocimiento; pero, en general, es claro
capa caída —momento que sigue siendo que en Ortega la filosofía es ciencia. Por
el nuestro—, y puede decirse que toda eso, si como pensamiento nos presenta
su obra constituye un gran esfuerzo por su cara más existencialista, como razón
poner la filosofía al servicio del hombre: o ciencia nos ofrece la más fenomeno-
primero de los españoles, más tarde de lógica. Su objeto: el ser; si bien no el
los europeos, y, a través de ellos, de toda parmenídeo, ya caduco, sino el heraclí-
la humanidad. teo: perspectivista, circunstancial e his-
Seguidamente, la tesis investiga las tórico. Ortega lleva a cabo una reforma
características que la filosofía como pen- de la idea de ser, tornándolo en relativo,
samiento comparte con la religión, el arte plural y cambiante, para poder salvar así
y la experiencia de la vida, aquellas que el conocimiento absoluto, uno e inmu-
son quehacer: imaginación, juego, fe, table.

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El método, la razón vital, consta de que hacer el filósofo es redescubrir sus


diez submétodos: la veracidad o epojé, el hallazgos en el lenguaje, recuperando el
concepto, la intuición o evidencia, la dia- significado original de los términos, per-
léctica, el método de Jericó y el método didos con el manoseo social. La utiliza-
dialógico son de raigambre fenomenoló- ción de la etimología es una característica
gica. La razón histórica, por su parte, con esencial del estilo filosófico, así como el
sus métodos derivados, la autorización y hecho de que la filosofía se aviene más al
el método metafórico-etimológico, con- lenguaje hablado que al escrito y que en
siste en la aplicación de la razón vital a ella la forma es el medio y el contenido,
los fenómenos históricos. El método hi- las ideas el fin. Lo cual no significa que
potético-deductivo clásico de las ciencias en la filosofía no pueda haber literatura.
naturales, que Ortega hacía extensivo a Ortega, en concreto, hizo literatura por el
las ciencias humanas, es perfectamente contenido vital de su filosofía.
integrable en la razón vital. Si bien, los En conclusión, la filosofía es la cien-
diez pasos pueden resumirse en la intui- cia radical. La ciencia tomó el relevo a
ción y dialéctica fenomenológicas: la ra- la religión cuando ésta falló, siendo una
zón vital, la intuición en movimiento. aportación genuina de Europa. El hombre
En la cuarta parte de la tesis, se es- no tiene más remedio que pensar porque
tudia el objeto y método específicos de no tiene instintos, pero la forma como lo
la filosofía: los principios de pantonomía ha hecho ha sido histórica La filosofía,
y autonomía —que desembocarán en la como razón, se diferencia de todas las
filosofía como perogrullada y como so- demás formas de pensar en la prueba.
ledad y heroísmo intelectual—; así como Pero, por su carácter histórico, llegará un
la filosofía como historia de la filosofía día en que, en su desarrollo -una evolu-
—donde se puede ver que no hay filoso- ción dialéctica donde cada filosofía me-
fía definitiva, sino todo lo más filosofía a jora la anterior-, habrá agotado todas sus
la altura de los tiempos—, y como base posibilidades.
de la cultura, con sus funciones integra- La idea de filosofía de Ortega es la
dora y crítica. tradicional, sólo que actualizada. El prin-
Y llegamos, finalmente, a la última cipio de autonomía, el de pantonomía,
parte de la tesis, donde hallamos tres su esencial problematismo, la filosofía
importantes integraciones: la ambigüe- como base de la cultura, sus funciones
dad del lenguaje, de la lengua española, integradora y crítica... Ortega toma todo
como medio de expresión de la filosofía eso y le da vida: relativizándolo, esto es,
actual, y las integraciones de filosofía y poniéndolo al servicio del hombre; plu-
experiencia de la vida y de filosofía y ralizándolo, esto es, circunstancializán-
literatura. Si, de una parte, el lenguaje, dolo y haciéndolo rodar por la historia.
arcaico y cosista como es —todo hom- Su idea de filosofía ejemplifica lo que
bre es filósofo por el mero hecho de es su filosofía en general, una filosofía
hablar—, dificulta la exposición de una posmoderna que no renuncia al pasado,
filosofía de la vida; de otra, contiene ge- y que pertenece, por tanto, a la corriente
niales entrevisiones sobre la misma, fru- integradora de razón y vida, que, con su
to de la experiencia del hombre a lo largo alternativa, la irracionalista, conforman
de los siglos. La filosofía toda ha sido ya las dos grandes corrientes filosóficas de
descubierta por el pueblo, y lo que tiene nuestro tiempo.

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356 Resúmenes de Tesis Doctorales

ALFONSO BERROCAL BETÉS civil, se presentan todos los elementos


que elaboran propiamente ese contexto
RAZÓN POÉTICA: UN poético al que pertenece nuestra autora.
ESTUDIO GENÉTICO DE SU Así el ambiente intelectual de sus prime-
CONSTRUCCIÓN. ros años de formación en Segovia bajo
(LA POÉTICA DE EMILIO figuras como su padre Blas Zambrano,
PRADOS Y EL PENSAMIENTO DE Antonio Machado y la importancia de la
MARÍA ZAMBRANO) revista Manantial, donde publicó su pri-
mer artículo. Tras esta etapa los años en
Director: José Luís Mora García Madrid en que se analizan sus artículos
Universidad Autónoma de Madrid en revistas literarias como Cruz y Raya
(2008) o Los cuatro vientos y nos permiten ubi-
car a María Zambrano entre escritores
Esta tesis partía de un doble objetivo. de la generación del 27 y del 36 como
Contextualizar el pensamiento literario José Bergamín, Luis Cernuda o Miguel
de María Zambrano, al tiempo que bus- Hernández. Se atiende, por último, a los
car una relación de ese pensamiento con artículos de María Zambrano escritos en
la obra específica de un poeta, surgido Hora de España en relación con el carác-
de ese mismo contexto, como Emilio ter y el contexto mismo de la revista.
Prados. En la interpretación de un pensa- La segunda parte de la tesis contiene
miento filosófico en que la poesía ocupa el análisis del pensamiento literario de
un lugar destacado y singular, se hacía María Zambrano, tanto en lo referente a
necesario intentar definir en qué horizon- sus escritos sobre la novela de Galdós y
te poético concreto se sitúa ese pensa- Cervantes como a sus obras Pensamiento
miento y cuáles pueden ser sus referen- y poesía en la vida española y Filosofía
tes. De ahí que se impusiera la necesidad y poesía. La lectura que se hace de estos
de elaborar un estudio genético, atender textos está guiada por todos esos elemen-
al proceso de su formación estableciendo tos de afinidad que en la parte anterior
el mayor número de relaciones posibles habíamos podido establecer con el con-
con el contexto literario en que se forma. texto literario y que, ya en un nivel de in-
Por otra parte, al encontrarnos ante una terpretación filosófica, revela que la con-
biografía tan rica en el trato con la poesía cepción que María Zambrano tiene de
y con los poetas de muy diversas lenguas la poesía —con la importancia que esto
y regiones como es la de María Zambra- tiene en la formación de la razón poé-
no, resultaba, no sólo más sugerente, sino tica— pertenece a ese universo poético
determinante aquella que coincide tanto de la literatura española de los años 20 y
con la formación de su pensamiento —de 30. Es decir, el concepto de la poesía que
ahí que el estudio se postule como genéti- subyace en su pensamiento es la “forma-
co—, como porque se corresponde, tam- lización” filosófica de la experiencia de
bién, con la experiencia de la guerra civil la poesía, que ella misma conoce por su
y del exilio, determinante en su filosofía. relación de amistad con los poetas de su
Se articula, pues, el estudio en tres tiempo, de ahí que se defienda en algún
partes. En la primera de ellas, siguiendo momento a Zambrano como la pensadora
cierta secuencia biográfica que va des- de la generación del 27 y esto, no tanto
de los años en Segovia hasta la guerra por sus relaciones de amistad con mu-

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chos de ellos sino por dar esa expresión tre 1942-1949, etapa en la que el bilbaí-
filosófica a lo que sus contemporáneos no Juan Larrea fue su secretario y alma
estaban elaborando en sus obras y llevar- mater. Una de las hipótesis de trabajo fue
la a la cuestión de los fundamentos gno- su pertenencia o no (durante esos ocho
seológicos de la filosofía tradicional. años) a lo que denominamos prensa del
Bajo este horizonte de interpretación exilio de la Guerra Civil. Para obtener
del pensamiento de María Zambrano re- respuesta se procedió a la búsqueda y
sultaba muy significativa la relación de catalogación de 811 publicaciones con-
auténtica afinidad que se podía estable- feccionadas en la diáspora, con el fin de
cer entre su obra y la del poeta Emilio conocer sus características, tipología y
Prados, una obra que, por sí sola, tiene evolución además de relacionar cómo las
un alto grado filosófico. Así, en la tercera revistas del exilio ven la luz coincidiendo
y última parte de nuestro estudio se pre- con las oleadas de salida de los republi-
senta, en primer lugar, la figura y la obra canos conforme avanzan las tropas fran-
de Emilio Prados desde un sesgo filosó- quistas. Con esta intención final se diseñó
fico, tanto en lo referente a las constantes una ficha con las siguientes entradas: tí-
lecturas del poeta como a los elementos tulo, subtítulo, formato, lugar de edición,
de reflexión constantes en su poesía. En fecha de inicio y desaparición, épocas,
segundo lugar, se examinan todos los do- periodicidad, números que salieron al
cumentos existentes que nos permiten, mercado (incluidos extraordinarios), pá-
en este apartado, hacer una lectura de ginas, tirada, editor, director, miembros
la razón poética como afinidad entre el de la redacción, colaboradores, lengua,
poeta y la pensadora. De entre esos docu- secciones, contenidos principales, sede,
mentos, que incluyen cartas, testimonios precio, imprenta y en qué servicios de in-
o artículos de María Zambrano sobre el formación (archivos, bibliotecas, centros
poeta, cabe destacar el examen de los li- de documentación, etc.) se guardan esas
bros que Zambrano tenía de Emilio Pra- cabeceras de nuestros desterrados.
dos (conservados en la Fundación María Se ofrece también un panorama gene-
Zambrano), donde se encuentran marcas ral de lo que fue la prensa de los emigran-
de lectura en más de 70 poemas, y que se tes políticos españoles, dejando al margen
presentan como un mapa que nos permite aquella otra en la que colaboraron, pero
recorrer esos elementos afines al filósofo que se puede evaluar como perteneciente
y a la pensadora. a los países en los cuales se refugiaron.
Asimismo se deja constancia en la tesis
de la influencia de sus experiencias pe-
ANA GONZÁLEZ NEIRA riodísticas de 1920-30 (Revista de Occi-
dente, Litoral, La Gaceta Literaria, Cruz
CUADERNOS AMERICANOS Y LA y Raya, etc.) ya que muchos de sus im-
HEMEROGRAFÍA DEL EXILIO pulsores y colaboradores fueron los mis-
mos que en la “España errante” pusieron
Director: José Díaz Nieva en marcha o participaron en otras nuevas
Universidad San Pablo CEU (2008) (Altolaguirre, Bergamín, Sánchez Bar-
budo, Lorenzo Varela, Rejano, Giménez
La presente tesis doctoral se centra en Siles, Seoane, Zambrano, Díez Canedo,
el análisis de Cuadernos Americanos en- Moreno Villa o Ímaz etc.).

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358 Resúmenes de Tesis Doctorales

Después de presentar el cuadro ge- Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Octavio


neral de la prensa de los desterrados, se Paz o Juan Ramón Jiménez.
realizó un vaciado de la publicidad, ar- Los republicanos que intervinieron
tículos y recensiones editadas en Cua- en Cuadernos Americanos recibieron el
dernos Americanos de 1942 a 1949, y influjo de la cultura americana y muchos
se volcaron en dos bases de datos que de ellos se incorporan a la vocación ame-
figuran anexas en la tesis doctoral. Tam- ricanista que define a esta cabecera, línea
bién se analizó el nacimiento, publicidad, que la diferencia de su predecesora Espa-
maquetación, ilustraciones, distribución, ña Peregrina. De hecho, algunos se yer-
géneros y contenido de sus cuatro sec- guen como valedores, o conformadores
ciones: Nuestro Tiempo, Aventura del destacados, del ser diferencial de Améri-
Pensamiento, Presencia del Pasado y Di- ca Latina. Recordemos que a José Gaos
mensión Imaginaria, títulos que adelan- se le estima como uno de los iniciadores
tan el corpus intelectual conformador de de los estudios sobre filosofía americana.
la cabecera. Y en México a Faustino Miranda de los
Además se proporcionan los princi- botánicos, a Pedro Armillas como uno de
pales datos de la biografía intelectual de los máximos representantes en el área de
los ochenta y ocho refugiados que co- la arqueología, a Comas Camps en el de
laboraron en ella entre 1942-1949. En la antropología y a Osorio-Tafall en el de
su mayoría formaron parte de las gene- la biología marina. Igual sucede con Co-
raciones educadas bajo el influjo de la mas Calvet para la legislación en Colom-
Institución Libre de Enseñanza, becadas bia y Panamá o con Cuatrecasas Arumí
por la Junta para la Ampliación de Es- para la neurobiología en Argentina.
tudios e integrantes de lo que Mainer Dicha vocación americanista se ma-
bautizó como “Edad de Plata”. Bastan- nifiesta en los ensayos y recensiones así
tes de ellos no militaron activamente como en la extensa red de colaboradores
en partidos políticos (Guillén, Salinas, (418 intelectuales) que establece nuestra
Juan Ramón Jiménez, Blas Cabrera o publicación por todo el continente.
Roura Parella) y pocos eran marxistas o Por otro lado, Cuadernos Americanos
anarquistas. se distingue de manera positiva de otras
Tras el estudio de la revista de Juan publicaciones culturales, sobre todo de
Larrea se aprecia la gran proximidad de las de nuestros exiliados: en cumplir con
los refugiados españoles que escriben en la periodicidad prometida y por su larga
ella al centro del sistema cultural hispano- vida. Tras el estudio, en la tesis, de su
americano, especialmente al mexicano, y nacimiento de la mano de Juan Larrea,
se supera la visión del exilio cual burbuja León Felipe y el mexicano Silva Herzog,
ajena a las sociedades que los admitieron. se constata como en ambos casos resulta-
En Cuadernos Americanos compartieron ron decisivas las gestiones de este último,
páginas, entre otros, José Gaos, León Fe- ya que su visión empresarial permitió
lipe, Margarita Nelken, Vicente Lloréns, que no padeciese los problemas econó-
Francisco Giral, García Bacca, Eugenio micos que habitualmente persiguen a las
Ímaz con Alfonso Reyes, Haya de la To- empresas periodísticas de ese tipo.
rre, Cosío Villegas, Picón-Salas, Frondi- Se recupera con esta tesis una peque-
zi, Raimundo Lida, García Monge o los ña e importante parte del trabajo intelec-
premios Nobel Miguel Ángel Asturias, tual de nuestros refugiados en su exilio

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Información sobre investigación y actividades 359

americano que hasta el momento había La tesis se centra en la producción


quedado parcialmente olvidada en archi- ética del autor, utilizando como principal
vos y bibliotecas. referencia su primera obra, Obras y días,
que llega a constituir el telón de fondo
de la investigación. A diferencia de su
MARÍA CRISTINA PASCERINI producción posterior, impregnada de se-
nequismo y neoplatonismo, las principa-
EL CONCEPTO ARISTOTÉLICO les fuentes de este tratado de virtudes son
TOMISTA DE VIRTUD EN LAS Aristóteles y Tomás de Aquino; su título
OBRAS ÉTICAS Y POLÍTICAS DEL coincide con el de una obra de Hesíodo,
P. NIEREMBERG pero, contrariamente a lo que hace el poe-
ta, que considera unos días mejores que
Director: Manuel Maceiras Fafián otros para trabajar la tierra, Nieremberg
Universidad Complutense de Madrid lo utiliza para subrayar que todos los días
(2008) han de servir para ejercer la virtud.
En primer lugar Nieremberg revali-
La tesis “El concepto aristotélico da la preocupación de la filosofía por el
tomista de virtud en las obras éticas y vivir bien, manifestando que el ejercicio
políticas del P. Nieremberg” se propone de la virtud posibilita la buena vida y la
recuperar la filosofía moral de uno de los felicidad. La virtud permite alcanzar la
grandes autores del Siglo de Oro espa- felicidad estable, pues regula el deseo,
ñol, el jesuita Juan Eusebio Nieremberg orienta la voluntad, y hace que el hombre
(Madrid 1595-1658). pueda enfrentarse a las dificultades que
Los objetivos de esta investigación van surgiendo en su vida, y conviene re-
son: destacar la figura de Nieremberg cordar que para Aristóteles la ıȤİįțȞȡȟȔį
como moralista perteneciente a la gran es el mayor y mejor de los bienes que
tradición de tratadistas ético-políticos puede realizar el hombre, y que procede
españoles, y subrayar su participación, de su actividad conforme a virtud.
aunque indirecta, en el gran debate de la En segundo lugar Nieremberg estudia
época sobre la virtud del príncipe, en el la virtud en general y recoge la defini-
que se enfrentan maquiavélicos y anti- ción aristotélico-tomista de virtud como
maquiavélicos; valorizar el conocimien- hábito y como término medio; dice que
to y la constante referencia que este au- es un esfuerzo del alma para ajustarse
tor hace a los clásicos, y sus originales a la razón que nace de la libre voluntad
aportaciones; validar su obra, es decir, del hombre, y que no excluye los afectos,
hacerla contemporánea, y destacar su sino que los modera. Nieremberg retoma
utilidad para las investigaciones éticas la idea tomista de que las virtudes están
actuales. conectadas entre sí: son muchas, pero
El método con el que se ha desarro- forman un único cuerpo cuyos miembros
llado la investigación ha sido el herme- se refuerzan mutuamente. Todas concu-
néutico, esto es estudiar las obras de Nie- rren para hacer la obra buena.
remberg a través de sus fuentes, recons- En tercer lugar el autor examina las
truyendo las condiciones de producción virtudes en particular, que son las mis-
para luego ampliar las posibilidades de mas que menciona Tomás de Aquino en
reflexión sobre las mismas. la Suma Teológica, salvo alguna nueva

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360 Resúmenes de Tesis Doctorales

introducida por el propio Nieremberg. caso, según dice Aranguren, respectiva-


Éste afirma que por las virtudes natura- mente el libro de moral más importante
les, que son las intelectuales y las mora- de la antigüedad y el libro de moral más
les —aunque la prudencia pertenezca a importante de la Edad Media. Nierem-
ambas— el hombre vive bien, mientras berg no se limita a exhortar a ejercer la
que por las virtudes teologales el hombre virtud, sino que realmente dice cómo hay
se acerca al Ser divino. que hacerlo: vistiéndose cada día con un
Nieremberg mantiene el orden tomis- buen propósito sobre una virtud en con-
ta de exposición para las virtudes teolo- creto. En Obras y días hay unos consejos
gales, pero lo cambia para las cardinales, prácticos sobre cuales virtudes conviene
no presentándolas por su excelencia, adquirir primero, cómo hacerlo y cómo
como hace Tomás de Aquino, sino en mantenerlas, y en este sentido la obra se
el orden en el que es útil conseguirlas, configura realmente como tratado de filo-
que es el siguiente: prudencia, templan- sofía práctica.
za, fortaleza y justicia, pues el hombre, Nieremberg dirige sus enseñanzas so-
antes de vivir en armonía con otros, ha bre la virtud a señores y príncipes, de los
de equilibrar su ser logrando el razonado que era maestro y consejero en el Cole-
control de deseos y pasiones. Respecto gio Imperial de Madrid, pues piensa que
al esquema tomista, las nuevas virtudes hay que educar al gobernante para que
introducidas por Nieremberg son: la po- conserve el reino ganándose el respeto y
breza, la misericordia y la penitencia. la confianza de sus conciudadanos y no
Obras y días se cierra con la exposi- sometiéndolos con violencia, por la que
ción de dos temas importantes relacio- siempre hay que temer alguna sedición,
nados con la virtud: el de la amistad, y y para que sea ejemplar para ellos, por-
el del ejercicio de la virtud. Respecto al que el buen ejemplo es más eficaz que
primer tema, la amistad por elección y la ley. Sin embargo hay que pensar que
acuerdo retoma el concepto de amistad a todo hombre, con independencia de su
perfecta de Aristóteles, y se convierte en posición social, le puede beneficiar ser
el género más valioso de amistad, que prudente, moderado, valiente y justo,
consiste en el amor desinteresado entre cuando la vida lo requiera.
virtuosos. En cuanto al ejercicio de la Las conclusiones a que pretende lle-
virtud, éste constituye realmente la ver- gar la tesis se centran en mostrar que la
tiente más novedosa de este manual de obra de Nieremberg refleja los gustos
virtudes, que en otros aspectos no pre- culturales de su época respecto del pa-
senta mucha originalidad, pues se limita pel de la virtud en orden a conseguir el
a retomar lo principal sobre el tema de la equilibrio, la armonía. Pero, además, que
Ética Nicomáquea y de la Summa Thelo- este objetivo forma parte del debate ético
logica, aunque éstos representen en todo actual.

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Información sobre investigación y actividades 361

Guillermo Taberner Vázquez entre las dos grandes influencias magis-


teriales de su pensamiento, si bien una,
MORTALIDAD Y PERDURACIÓN es el caso de Ortega, de forma intensa y
DE LA VIDA HUMANA EN LA directa, y otra, Unamuno, de forma más
FILOSOFÍA DE JULIÁN MARÍAS indirecta pero no menos intensa. A la
luz de su pensamiento podemos afirmar
Director: Jesús Conill Sancho que Marías es el lugar de encuentro entre
Universidad de Valencia, 2008 Ortega y Unamuno. A esto se dedica la
primera parte.
Esta tesis pretende, en primer lugar, rei- La segunda, que ocupa toda la segun-
vindicar la filosofía raciovitalista, más con- da parte de la investigación, se centra
cretamente su metafísica, en un momento en el tratamiento que Marías hace de la
en que la reflexión filosófica contemporá- mortalidad y perduración de la vida. Pero
nea postula unas tendencias post-metafísi- no se trata de una mera exposición de sus
cas, bien porque la obvian del análisis de ideas esenciales sobre la mortalidad, sino
la realidad o porque se han estancado en de demostrar que en Marías aparece lo
reflexiones y conceptos metafísicos ya su- asumido y lo nuevo; es decir, el pensa-
perados o que no responden a las preguntas miento de Marías sobre la mortalidad de
que la problematicidad contemporánea su- la vida humana aporta elementos concep-
giere. En este sentido, Marías responde a tuales novedosos que esta tesis pone de
todos estos interrogantes o, al menos, nos manifiesto, pues nuestro filósofo analiza
aporta instrumentos metodológicos y con- el tema desde sus hallazgos metafísicos
ceptuales capaces de ofrecer respuestas o que hacen de él un pensador original.
mantener la pregunta. Con la tercera de las hipótesis trato de
En segundo lugar, la necesidad de re- demostrar el lugar central de la condición
flexionar sobre la mortalidad de la vida amorosa de la vida humana en la obra
humana en un momento en el que esta di- de Marías. Éste descubre la condición
mensión esencial, intrínseca de mi vivir amorosa de la vida a través del análisis
no aparece en el análisis de la realidad, de la vida humana como menesterosa,
ocultándola o trivializándola, que es otra necesitada, siempre proyecto haciéndo-
manera de ocultación. se. Ahora bien, lo que caracteriza a este
Teniendo en cuenta estas motivacio- amor como proyecto es la postulación de
nes, la tesis se sustenta en tres hipótesis que no termine, de amar siempre. Por eso
que, metodológicamente, se desarrollan Marías mostrará que la condición amo-
en cada una de las tres partes en que se rosa de la vida humana es clave para en-
estructura este trabajo. La metodología tender la perduración de la misma, pues
que sigo a la hora de afrontar la demostra- es esta condición amorosa la que resalta
ción de las hipótesis es raciovitalista en el el carácter proyectivo y abierto de mi vi-
sentido de ir aproximándome a la realidad vir, amén de la necesidad intrínseca de la
analizada: la mortalidad y perduración de perduración de la persona amada. A de-
la vida humana, atendiendo a los diversos mostrar esto dedicamos la tercera parte.
planos o niveles de aproximación. (La Al hilo de esta investigación han ido
imagen de la conquista de Jericó). apareciendo, como sustrato necesario, en-
La primera hipótesis pretende demos- riquecedoras contribuciones de un elen-
trar el “locus”, el lugar que ocupa Marías co de pensadores españoles que aportan,

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desde el matiz que identifica a cada uno, mento último, posibilitante e impelente,
la riqueza de la filosofía española del “religado” a esa realidad. Esta religación
siglo XX de influencia orteguiana, bien es la única manera posible de demostrar,
por su discipulado o bien por estar en el mejor mostrar la realidad de Dios. Pri-
contexto más próximo del raciovitalismo. mer momento.
Nombres como Zubiri, Laín, Aranguren, El problema filosófico de la historia
Rodríguez Huéscar o, de una manera de las religiones es el segundo. La reli-
más indirecta, Ferrater Mora, se tienen gación se concreta en religión que, a su
en cuenta en esta investigación pues la fi- vez, tiene muy diversas concreciones en
losofía que, como nos dirá Marías, es “un la historia. Por ello, se estudian su histo-
quehacer del hombre que se encuentra ricidad, su evolución y sus fundamentos.
perdido para lograr una certidumbre ra- Las “religiones” como concreción, insti-
dical que le permita saber a qué atenerse tucionalización de la religación a la reali-
en su vida” es una reflexión compartida dad. Es el segundo momento.
sobre la realidad radical que es mi vivir Finalmente, El problema teologal del
y de la que tengo que dar cuenta y razón, hombre: Cristianismo es el intento de
sobre todo ante el horizonte de la muerte, analizar lo “específico” del Cristianismo
si quiero vivirla con sentido. desde el punto de vista filosófico. El au-
tor lo llama “deiformidad”: el hombre es
un ser dei-forme, Dios está en nosotros,
JOSÉ Mª MELERO MARTÍNEZ somos hijos de Dios, hemos sido con-
formados, formados desde la imagen del
RESUMEN DE LA TESIS: EL Hijo. Tercer momento.
PROBLEMA TEOLOGAL DEL Así pues, a través de estos tres es-
HOMBRE EN XAVIER ZUBIRI tadios se concreta el estudio en los tres
conceptos fundamentales de la “teología
Director: José Luis Villacañas zubiriana: religación, religión, deiforma-
Universidad de Murcia. 2009 ción.

La tesis estudia el problema tal como


se formula en el título y lo hace mediante PABLO RAMOS
un análisis de la producción filosófica del
autor teniendo en cuenta su evolución, LAS ARMAS DE LA REPÚBLICA
etapas de su pensamiento. Al propio EUROPEA DE LAS LETRAS:
tiempo intenta una posible clasificación PROPAGANDA Y PEDAGOGÍA
de su bibliografía. DEMOCRÁTICAS EN LA
Ha sido en su obra póstuma, editada NARRATIVA POPULAR
por sus discípulos, donde Zubiri publi- DECIMONÓNICA. CEFERINO
cada específicamente trata esta proble- TRESSERRA
mática. De esta bibliografía se han se-
leccionado tres libros que a su vez nos Director: Francisco Caudet
revelarán tres momentos en el problema Universidad Autónoma de Madrid. 2008
teologal:
El hombre y Dios es el primero de La tesis se centra en el análisis de tres
ellos: Dios presente en la realidad, funda- campos fundamentales de estudio en tor-

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no a la figura de Ceferino Tresserra y Ven- presente investigación ha tratado de in-


tosa (Barcelona, 1830-La Coruña, 1880): sertarse en este ambiente reconstructivo.
su obra literaria, su trayectoria vital y su Fundamentalmente, dos son los as-
ideario filosófico. Junto a ello, la investi- pectos que pueden destacarse de la figura
gación se dirige a tratar de comprender de Tresserra y que colisionan con las pau-
y explicar el proceso historiográfico que tas explicativas que han venido usándose.
determinó la marginación, tanto literaria En primer lugar, su valor como represen-
como política, de este autor heterodoxo, tante de un ala del movimiento federal
raro y olvidado. volcada en la misión pedagógica y en la
Del estudio bio-bibliográfico realiza- consiguiente forja de un humanismo po-
do emerge el retrato de un genuino revo- pular. En segundo lugar, nuestro escritor
lucionario idealista del siglo XIX, esto es, resulta ser también exponente español
de un individuo plenamente involucrado de un prototipo de revolucionario trans-
en las luchas ideológicas de su época. nacional que Pura Fernández ha venido
Ceferino Tresserra militó en las filas del designando como soldados fieles de la
republicanismo español y figuró como prensa y de la República Europea. Tales
uno de los dirigentes más destacados del sujetos compartían una serie de rasgos:
primer Partido Demócrata español, en eran republicanos de firmes convicciones
cuya fundación participó activamente. democráticas, avezados en la escritura
El estudio se ocupa de analizar la his- y la acción revolucionaria, procedentes
toriografía sobre el movimiento republi- sobre todo de un país latino y decidida-
cano español generada a partir de la Res- mente inmersos en proyectos políticos de
tauración (1875), en atención a que este vocación universalista.
corpus bibliográfico fue el responsable En la segunda parte que constituye
de la transmisión al ideario colectivo del esta tesis nos hemos ocupado del estudio
país de una interpretación acusadamen- de la obra narrativa del escritor y de su
te negativa del Sexenio Revolucionario, desaparición de la historia de la literatura
capítulo histórico que marcó el devenir española.
de políticos y escritores como Ceferino Para entender este proceso, nos he-
Tresserra. mos adentrado en el estudio del canon li-
La revisión de las bases sentadas por terario y de los paradigmas críticos a los
esta historiografía, que se consolida en que ha dado lugar. Todo ello en el marco
las dos primeras décadas del siglo XX, de dos coordenadas históricas precisas:
quedó a expensas de las corrientes his- el desarrollo de una cultura de masas y
toriográficas que habrían de derivarse de la progresiva propagación de un pensa-
las posteriores coyunturas históricas. Y miento posmoderno.
estas tampoco sirvieron para establecer De la investigación realizada puede
las condiciones necesarias para un es- concluirse que el paradigma crítico en
tudio continuado, ecuánime y riguroso torno a la literatura de folletín decimonó-
del movimiento republicano. Solo desde nica se ha construido a lo largo del siglo
tiempos bien recientes parece haberse XX a partir de una especie de deforma-
creado este escenario. Los nuevos enfo- ción del código artístico, como su rever-
ques que se aplican vienen a subrayar el so; aunque se explica y percibe como una
carácter complejo del republicanismo y estructura coherente e inatacable. Las
de lo acontecido durante el Sexenio. La notas que caracterizan a esta narrativa,

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364 Resúmenes de Tesis Doctorales

por oposición a la canónica, son las de en una narración folletinesca que actúa
mercantilización, anti-artisticidad y con- como cauce de un sinfín de informacio-
formismo ideológico. nes y enseñanzas.
La investigación evidencia el reduc- El hibridismo de las novelas de Tresse-
cionismo e inexactitud de estos juicios rra responde a su adscripción a la peculiar
respecto a una buena porción de la no- trayectoria tomada por la novela española
velística popular del XIX. Para ello nos desde la década de 1840. Tres parecen ser
hemos fijado en el contexto histórico, los rasgos característicos de nuestra lite-
político, sociológico y cultural en el que ratura social: el tratamiento de la realidad
se ha ido fraguando este modelo crítico. en las distintas esferas de la sociedad, la
Así, tratamos de articular un nuevo mar- vocación de convertirse en plataforma de
co desde el que enfocar la literatura de propaganda ideológica e instrumento de
folletín del XIX. El eje de la exposición educación para los ciudadanos y, por úl-
lo ha constituido uno de los factores que timo, la mezcolanza desacomplejada de
consideramos cardinales de una buena géneros dispares de escritura. Rasgos que
parte de esta novelística: su didactismo. se complementan con la versión españo-
Y ello porque la narrativa de Tresserra la del catálogo de personajes, escenas,
es una muestra inmejorable de cómo ambientes y temáticas que los novelistas
muchas novelas de literatura popular se franceses habían popularizado entre el
configuraban ante todo como instrumen- público de nuestro país.
tos de educación de la ciudadanía en los Junto con Tresserra varios autores
valores democráticos. carismáticos de la narrativa social es-
Tresserra acuñó un modelo narrativo pañola del siglo XIX, como Ayguals de
original que denominó “Novela filosófi- Izco, Tresserra, López Bago y Blasco
co-social”. El rasgo más característico Ibáñez, trazan la columna vertebral de lo
de esta tipología es el cóctel de géneros que parece haber sido un sólido y heteró-
de escritura que hallamos en ellas. Los clito corpus narrativo, que abarca como
artículos periodísticos, cuadros costum- mínimo siete décadas, y cuyas variantes,
bristas, ensayos políticos, científicos o ramificaciones y modelos se hallan a la
filosóficos aparecen entrelazados, in- espera de ser estudiados con profundidad
tercalados o injertos improvisadamente desde una óptica renovada.

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Actividades unió un número importante de investiga-


dores/as y becarios/as de Francia; estu-
diosos de Italia y de Alemania. Respecto
COLOQUIO INTERNACIONAL: de la Argentina contamos con represen-
“REPENSANDO EL SIGLO tantes de distintas universidades: Jujuy,
XIX DESDE AMÉRICA LATINA Rosario-Santa Fe, Entre Ríos, Buenos
Y FRANCIA. HOMENAJE AL Aires, Córdoba, San Juan, San Luis,
FILÓSOFO ARTURO ANDRÉS Neuquén, Chubut, y por supuesto una
ROIG” porción significativa de investigadores/
as, docentes, graduados/as y estudiantes
Mendoza, Argentina, 13, 14 y 15 de de la Universidad Nacional de Cuyo y
agosto de 2008 del Centro Científico Tecnológico, Coni-
cet-Mendoza.
Más de 100 investigadores e investi- La propuesta de repensar el siglo XIX
gadoras de América Latina y Europa se a ambos lados del Atlántico impulsó en-
dieron cita para revisar y recuperar con tre los expositores y asistentes al Colo-
un sentido crítico el pasado filosófico, a quio la idea de reconstruir las diversas
la luz de las preocupaciones y proyectos corrientes de pensamiento en la medida
del presente. Que esta actividad se hicie- en que éstas han respondido a exigencias
ra en la provincia de Mendoza no fue ca- históricas y culturales, dentro de las cua-
sual, pues una de las ideas que impulsó les la filosofía ha sido, sin duda, una de
la organización de este encuentro fue la sus expresiones, si bien no la única.
de homenajear al filósofo mendocino Ar- La tarea propuesta se puso en mar-
turo A. Roig, por su trayectoria intelec- cha en tres días de intensos diálogos, en
tual, sus aportes teórico-metodológicos paneles, mesas de trabajo y comisiones
en el campo de la historia de las ideas, ¿Qué permitió repensar de otra manera,
la filosofía latinoamericana y los estudios desde esos dos mundos culturales que
sobre la cultura francesa en el Río de la son América Latina y Francia, el siglo
Plata. XIX? Una de las respuestas fue, precisa-
Los ejes temáticos discutidos giraron mente, que se trata de ámbitos en los que
en torno a: El concepto de siglo; Los mo- la revolución no acaba de terminar. De
vimientos revolucionarios en Francia y este modo es posible considerar a la revo-
en América Latina; Los lenguajes revo- lución como un proceso de emergencia
lucionarios; Los debates sobre la demo- social y cultural de nuestros pueblos que
cracia; La inclusión y exclusión sociales; no termina por cumplir con los ideales de
El concepto de “pueblo” entre las uto- un pleno humanismo.
pías revolucionarias y la consolidación Asimismo, “repensar el siglo XIX”
de los estados nacionales; La emergen- ha sido y es la tarea que se dio Arturo A.
cia de las historiografías nacionales; Las Roig, cuya obra considerable ilumina la
categorías, los símbolos, los mitos y la influencia recíproca de Argentina, Amé-
utopía. “Civilización y barbarie” y El rica Latina y el Caribe con Francia y Eu-
siglo XIX como “legado”. ropa, reformulando sin cesar la pregun-
Al encuentro asistieron especialistas ta acerca de la ineludible emancipación
de México, Ecuador, Brasil, Uruguay, humana. Los aportes de su obra tienen
Chile, Perú, y Venezuela. También se re- un valor excepcional que es necesario

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366 Actividades

rescatar, especialmente hoy, cercanos a a cargo del doctor Luis Enrique Nieto,
la celebración del Bicentenario de la fun- Secretario General de la Universidad del
dación de la mayoría de las Repúblicas Rosario y del Profesor Mauricio Restre-
latinoamericanas. po. En su discurso, el doctor Nieto recor-
dó la honda y valiosa huella hispánica de
Dante Ramaglia la Universidad del Rosario y la razón de
ser del congreso puesto que, según sus
palabras, “la hispanidad, como lo advier-
CONGRESO INTERNACIONAL te de entrada el nombre de este Congre-
“MÚLTIPLES FORMAS DE LA so, es un hecho cultural que se refiere a
HISPANIDAD” distintos tiempos y a distintos espacios
(del Mediterráneo al Caribe, de la civili-
Bogotá. Universidad de Rosario. zación grecorromana a los pueblos semi-
Octubre de 2008 tas o amerindios), y por cuya naturaleza
corren asuntos capitales de la historia de
El pasado mes de Octubre de 2008 se Occidente que han ocupado, e incluso
realizó en la Universidad del Rosario en determinado, algunos de los debates más
Bogotá el Congreso Internacional “Múl- fértiles no sólo de la historia sino tam-
tiples Formas de la Hispanidad”, organi- bién de la sociología, la antropología y
zado por el Centro de Estudios Políticos la filosofía modernas. Olvidamos muy
de las Facultades de Ciencia Política y fácilmente que el espíritu hispánico es
Gobierno y de Relaciones Internaciona- uno de los fundamentos (no el único pero
les de la misma universidad. Con este tampoco el menos importante) de nuestra
congreso se abrió un espacio para pro- personalidad histórica, y así nos hemos
fundizar en la investigación y la reflexión acostumbrado a menospreciarlo como
interdisciplinaria sobre las variadas ma- objeto de estudio, reduciéndolo siempre
neras como históricamente pueblos di- a esa caricatura en que desde hace años,
versos hemos vivido nuestra condición casi siglos, lo tienen atrapado tanto sus
hispánica, haciendo una invitación a asu- enemigos como sus defensores de oficio.
mir la hispanidad como un objeto de es- O el horror o la santidad: de esos ex-
tudio diverso y multifacético. El evento tremos poéticos no han podido salir los
contó con la participación de profesores estudios hispánicos, cuya denominación
e investigadores de diversas disciplinas misma ha sido degradada por razones po-
vinculados a universidades y centros de líticas que pocas veces se enteran de la
investigación de Colombia, España y Ve- historia y de la lucidez. Pero lo que busca
nezuela, y con la presencia de rectores y este Congreso es precisamente eso: va-
directores de institutos de investigación lidar desde la academia, es decir, desde
de amplio reconocimiento internacional, la crítica y el rigor, desde la vocación in-
que nutrieron el debate académico con terdisciplinaria, los distintos significados
su experiencia y conocimiento acerca de que ofrece la Hispanidad como problema
variados temas relacionados con la histo- y como herencia cultural. Un problema
ria, la política, la literatura y la vida del que cobra cada día más vigencia (pues
mundo hispánico. no en vano los países de Hispanoaméri-
El 23 de Octubre, en la primera jor- ca empezarán muy pronto a conmemorar
nada del Congreso, la instalación estuvo otro centenario más de sus respectivas

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Información sobre investigación y actividades 367

emancipaciones); y una herencia cultu- En la segunda mesa, “Hispanidad en


ral que es tan variada como sus múltiples la literatura y el arte”, coordinada por la
maneras de apreciarla y entenderla”. profesora María del Rosario García de
En la primera conferencia, la doctora la Universidad del Rosario, participó la
Genoveva Iriarte, directora del Instituto profesora Ruth Acuña de la Universidad
Caro y Cuervo, disertó acerca del papel Nacional con su trabajo “La presencia de
y el valor de las lenguas en la defini- lo español en el arte nacional colombia-
ción de la cultura, haciendo énfasis en no durante las primeras décadas del siglo
la multiplicidad lingüística que caracte- XX”; el profesor Mario Barrero, de la
riza el mundo hispánico. En la segunda Universidad de los Andes, con la ponen-
conferencia plenaria, el doctor Patricio cia “Felipe II bajo el prisma poético de
Peñalver, profesor de la Universidad de Álvaro Mutis”; y la profesora Silvia Suá-
Murcia y exdirector de programa en el rez, de la Universidad Nacional, con su
Collège International de Philosophie, trabajo “’Arte serio’: El arte colombiano
explicó el particular trato con la escritu- frente a la vanguardia histórica europea
ra que tuvo Fray Luis de León en medio en 1922”. El último participante fue el
del conflicto de las lenguas en el siglo profesor Juan Felipe Robledo de la Uni-
XVI. versidad Javeriana, quien presentó su en-
En la tarde, se dio paso a la realiza- sayo “Las novelas ejemplares de Miguel
ción de tres mesas de trabajo paralelas. de Cervantes y el ejercicio de la origina-
En la primera mesa “Tres momentos de lidad que consuela y entretiene”.
la Hispanidad: criollismo, escritura de- La tercera mesa “Leguaje político y
cimonónica y políticas culturales”, coor- filosofía en el mundo hispánico” estuvo
dinada por el profesor Rodolfo Guzmán coordinada por Felipe Castañeda, pro-
del Earlham College, se llevó a cabo una fesor de la Universidad de los Andes de
reflexión sobre el concepto de hispanidad Bogotá, quien participó con la ponencia
discutiendo cuatro textos en cuyos con- “Las entradas, la guerra justa y la con-
tenidos, implícita o explícitamente, se la cepción del otro en José Acosta (1539-
evoca. En primer lugar se examinaron el 1600)”, con la cual buscó hacer explíci-
comportamiento y las actitudes políticas to algunos rasgos de la concepción del
de los criollos del siglo XVI en la Nueva indio que se desprenden de las entradas
Granada. En segundo término se discu- evangelizadoras de esa época. En esta
tió sobre la temática y los ejes narrativos mesa también estuvo el profesor Enver
de la novela Los piratas de Cartagena Torregroza de la Universidad del Rosa-
(1886) de Soledad Acosta de Samper y rio y coordinador del Congreso. El título
el trabajo “Del uso en sus relaciones con de su ponencia fue “Filosofía Hispánica:
el lenguaje” de Miguel Antonio Caro. Fi- premodernidad, modernidad y posmo-
nalmente se abordó la cuestión de rees- dernidad”, en la que busca romper con
critura y los significados de la hispanidad el mito de que en ninguna de las orillas
durante los primeros cincuenta años del del mundo hispánico se ha cultivado una
siglo XX. La mesa contó con la partici- verdadera filosofía, deconstruyendo es-
pación de los profesores Aristides Ramos quemas con los que se suele relatar la
Peñuela, Marta Cabrera y Carlos Arturo historia de la filosofía occidental.
López, de la Pontificia Universidad Jave- La segunda jornada comenzó con la
riana de Colombia. intervención de rectores de diferentes

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universidades del mundo hispánico: mente, Mauricio Restrepo de la misma


los doctores José Alonso Ramos Peña universidad, con su ponencia “La cultura
de la Universidad de Salamanca, Iván económica del barroco hispano. El caso
Ramos Calderón de la Universidad del del Colegio Mayor de Nuestra Señora del
Valle, Francisco González Lodeiro de Rosario 1653-1700”.
la Universidad de Granada y Jaime En la segunda mesa “El concepto
Barrón Poveda de la Universidad San de Hispanidad: lenguaje e identidad”,
Francisco Xavier de Chuquisaca. La la profesora Mery Castillo-Amigo de la
conferencia plenaria de este día estu- Universidad del Rosario, coordinadora
vo a cargo del profesor Pedro Ribas de de la mesa, expuso un texto en el que se
la Universidad Autónoma de Madrid, a analiza cómo el esencialismo pretendido
propósito de la visión de América de en la identidad es un reflejo del vacío de
Miguel de Unamuno, en la que eviden- su propia construcción, y cómo la identi-
ció la relación estrecha del gran filóso- dad nunca es un proceso acabado sino un
fo hispánico con el mundo intelectual constante proceso. Intervinieron además
sudamericano. los profesores Witton Becerra del Insti-
En la tarde, la primera mesa parale- tuto Caro y Cuervo, quien habló sobre la
la, “Hispanidad en su historia”, estuvo importancia del ser y estar como aproxi-
coordinada por el profesor e historiador maciones al filosofar y ficcionar desde
Álvaro Pablo Ortiz de la Universidad del la perspectiva latinoamericana, y Javier
Rosario, quien intervino con la ponencia Yate de la Universidad Santo Tomás
“Rebelde desde la tradición: La provin- quien retomó el debate entre civilización
cia de San Juan de Pasto contra la Re- y barbarie desde el lenguaje de los siglos
pública (1810-1824)”, mostrando cómo XVI, XVII y XIX en el que se barbarizó
en la resistencia del pueblo nariñense del al indígena.
sur de Colombia para aceptar la indepen- La mesa “Educación, constitución
dencia influyó el carácter identitario y el de la subjetividad y espacio” fue coordi-
talante propio de quienes habitaban esta nada por el profesor Guillermo Serrano
región. Participaron también los profeso- de la Universidad Tecnológica de Bolí-
res Ricardo Esquivel, de la Universidad var, quien analizó las políticas educati-
Javeriana, con la ponencia “España al vas en la Segunda República Española y
dominio del mundo”, en la que se hizo la importancia que éstas tuvieron en la
un recuento histórico de la España Im- modernización económica, social y po-
perial y su relación política, económica lítica de la República Liberal. También
y social con las colonias; Diego Fabián participaron los investigadores María
Arévalo de la Universidad de los Andes del Rosario García de la Universidad
con el ensayo “Diego de Torres o el Caci- del Rosario con la ponencia “Tensiones
que de Turmequé: letra mestiza, escritura entre la Ilustración y la Escolástica en
no letrada”, en que hizo un recuento de- las marginalia de los estudiantes de la
tallado de la vida de Don Diego de Torres Universidad del Rosario”, Wilmar Peña
y de cómo esta refleja en cada aspecto la de la Universidad Nueva Granada con la
ascendencia mestiza indígena española; ponencia “Imaginarios de la cristiandad
Radamiro Gaviria de la Universidad del en la Nueva Granada, s. XVI en torno a
Rosario con su ponencia titulada “Idea de la Virgen de Chiquinquirá”, e Iván Vi-
nación y la tradición hispánica” y, final- cente Padilla de la Universidad Santo

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Tomas quien habló de la hispanidad en ENCUENTRO DE FILOSOFÍA


Colombia en el siglo XIX. IBEROAMERICANA
En la última jornada del Congreso
intervinieron en conferencias plenarias Universidad de Antoquia. Medellín,
el profesor Fernando Yurman, investiga- Colombia. 15 de julio de 2008
dor del Centro de Estudios Sefardíes de
Caracas y la profesora María José Cano, Uno de los problemas que más se-
investigadora de la Universidad de Gra- ñalan los pensadores en torno al pen-
nada. En la primera intervención, el pro- samiento filosófico hispanoamericano
fesor Yurman analizó la incidencia de la refiere a la autenticidad de este, sobre
tragedia Sefardí en las ideas libertarias si hay que pensar en español o sobre si
de Latinoamérica. En la segunda inter- hemos siempre “copiado” a otras tradi-
vención, la profesora Cano expuso su ciones filosóficas diferentes a la deno-
visión acerca de los mitos y estereotipos minada como “Nuestra América”. Me
del judaísmo hispano y su pervivencia en parece que dudar sobre si en Hispano-
el mundo sefardí. américa se hace o no filosofía, sobre si es
El congreso finalizó con la creación pensamiento original, sobre si atañe a las
de la Red Internacional de Investigacio- propias circunstancias o intereses de Ibe-
nes sobre el Mundo Hispánico. De igual roamérica, son dudas y preocupaciones
manera, se hizo latente que a medida que hasta cierto punto adecuadas, en tanto
avanzamos en el estudio de las identi- que el desdén por el pensar filosófico ha
dades latinoamericanas y españolas y sido permanente desde su florecimiento.
hacemos un análisis de la evolución de Recuerdo ahora el texto aristotélico del
las instituciones políticas de los países de Protréptico que en defensa de la filoso-
habla hispana, la pervivencia de rasgos fía hacía el estagirita en el s. IV antes
culturales, propios de los procesos histó- de nuestra era. Ya el filósofo declaraba
ricos originados en la Península Ibérica o que siempre era importante y necesario
a través de ella, es cada vez más clara. Así el pensar filosófico, aunque sólo se pen-
mismo, evidenciamos que los discursos y sase para comprobar que era necesario e
entramados conceptuales con los que se importante pensar filosóficamente. Este
ha dado cuenta de las dinámicas socia- argumento, que fue copiado y tuvo mar-
les, económicas y sobre todo culturales cada influencia en la filosofía antigua y
que conformaron, incluso de modo tenso medieval, sigue hoy aún vigente y cobra
y contradictorio, las formas de vida, las especial importancia en un contexto don-
instituciones, las prácticas y hábitos, y de la funcionalidad y efectividad es con-
los modos de pensamiento del comple- sagrada en todos los ámbitos del hacer
jo y rico mundo hispánico, forman parte y del pensar humano. La filosofía como
también del proceso de construcción de práctica discursiva, reflexiva y crítica del
imaginarios a partir del cual se ha defini- quehacer teórico y práctico del ser hu-
do buena parte de la vida política ibero- mano, amerita hoy, no sólo defenderla y
americana. reconocerla, sino que además requiere de
su ejercicio dentro de lo cotidiano, con
Pauline Ochoa León lo cotidiano y fuera de lo cotidiano. Esto
es, todo pensar filosófico se nutre de su
propio contexto, pero va más allá de su

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contexto en tanto ejercicio que fustiga e Cabe destacar que se presentaron 31


inquiere. Este ejercicio se realiza aún a textos que se espera puedan ser publicados
pesar del propio momento histórico que en breve tiempo. Asimismo el congreso
determina su acción. No son pocos los tuvo un par de homenajes in memoriam
trabajos filosóficos que se han realizado al filósofo argentino Eduardo Rabossi
desde el exilio, la cárcel, o los campos (1930-2005) y al filósofo colombiano Ra-
de concentración y exterminio. món Pérez Mantilla (1926-2008), falleci-
Sin embargo, hay un hecho contun- do el mes de marzo del 2008.
dente: el pensamiento filosófico en Ibero- ¿Contamos con pensamiento filosófi-
américa existe, y se demuestra cada vez co en nuestra Iberoamérica? Creo que la
que se da un encuentro entre quienes nos respuesta es más que evidente ¿Requiere
dedicamos a esta actividad. La última, la de defensa, trabajo y difusión? La tarea
reunión del pensamiento Iberoamericano nos corresponde.
de Filosofía organizado por La Enciclo-
pedia Iberoamericana de Filosofía y el José Salvador Arellano Rodríguez
Instituto de Filosofía de la Universidad
de Antioquia. Este tercer encuentro, al
cual tuve la fortuna de asistir como po- PRIMER CONGRESO
nente, se celebró del 1 al 5 de julio en la INTERNACIONAL DE
Universidad de Antioquia, Medellín, Co- “MÍSTICA Y PENSAMIENTO
lombia. Asistieron cerca de 1000 filóso- CONTEMPORÁNEO”
fos procedentes de América, la península
Ibérica y Europa, donde el tema central Ávila, España. Del 24 al 27 de
fue el pluralismo. septiembre de 2008
¡Qué mejor tema para una cultura
como la latina que en su base y su desa- La reflexión sobre la mística ha sido
rrollo es plural! Todos los países hispanos una temática abordada, históricamente,
tenemos esta peculiaridad: ser plurales, desde varias disciplinas del conocimien-
no sólo en su constitución étnica, sino en to, que van desde lo teológico, lo científi-
lo que representa todo un andamiaje que co y lo propiamente filosófico, plantean-
es sólido pero casi siempre desconocido; do cuestionamientos sobre la naturaleza
constante pero complejo y creciente; di- de su objeto de estudio, su metodología
verso pero con conciencia de ser familia; y sus alcances propiamente epistemoló-
lleno de conflictos pero permeados en gicos.
esperanzas. Nutridos, al fin y al cabo, de El pensamiento contemporáneo ha
contradicciones, derrotas, engaños, sufri- vuelto a poner de relieve el interés por el
miento, conquistas, pero a la vez, confor- terreno de la mística, desde la pregunta
mados por luchas, ideales, poesía, histo- sobre el hombre y su destino existencial.
ria que es vivida y puesta sobre la mesa, Este congreso recoge los trabajos de es-
tradiciones, colores y pensamiento. tudiosos de la filosofía y de la mística en
La cuestión del pluralismo ameritó la un diálogo que pretende esclarecer las
reflexión y discusión de diversos temas, relaciones entre estos ámbitos, a partir de
enfoques y disciplinas filosóficas, tan pensadores contemporáneos que han se-
solo véase la diversidad de mesas plena- ñalado su importancia para la compren-
rias dadas. sión actual de los problemas filosóficos.

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El congreso, organizado por el Cen- “Gnoseología y mística”, Dr. Medar-


tro Internacional Teresiano Sanjuanista, do Plascencia.
hoy Universidad de la Mística, abrió un “Morir de amor. Vuelo espiritual en
campo de reflexión y acercamiento a la San Juan de la Cruz”, Dra. Julieta Lizaola.
experiencia mística, no solamente como “Filosofía y teología en Edith Stein”,
un debate necesario, sino como una bús- Dr. Alfredo Vargas.
queda de caminos para la comprensión “Aportaciones fenomenológicas de
integral de la realidad humana. Tanto la Edith Stein para la comprensión filosó-
filosofía y la mística engloban situaciones fica de la mística carmelitana”, Dr. Fer-
que afectan al hombre en la totalidad de nando González Vega.
su ser. El encuentro interdisciplinario de “Edith Stein: diálogo entre mujeres”,
las dos realidades, desde el punto de vista María del Socorro Cataño y Mtra. María
intelectual y experiencial, plantea inquie- Teresa Sevilla.
tudes y posibilidades nuevas de estudio a “El concepto de la gracia en Simone
través de las conferencias y comunicacio- Weil”, Dra. Adela Muñoz Fernández.
nes que a continuación detallamos: “Experiencia, mística y filosofía”,
“Un encuentro necesario: filosofía y Gabriel Amengual.
mística”, P. Luis Aróstegui Gamboa. “Edith Stein”, P. Francisco Javier
“Filosofía y mística”, Miguel García Sancho.
Baró. “Simone Weil”, Alejandro del Río.
“Las raíces de la felicidad, según el “Sta. Teresa de Jesús y Sor Francis-
Maestro Eckhart”, Silvia Bara. ca de la Concepción: provocaciones para
“El sí mismo desnudo. Lévinas y la una antropología filosófica”, Gloria Pa-
mística hassídica”, Catherine Charlier. tricia Rojas.
“Rosensweig”, Olga Belmonte. “Recepción de la mística en los filó-
“Egotismo y experiencia mística en sofos del siglo XX”, Fracesc Torralba.
María Zambrano”, Antonio Sánchez “Mística para el siglo XXI: mística y
Orantos. profecía”, Juan Martín Velasco.
“Gabriel Marcel, Ana Sánchez y Mi- Los trabajos presentados dejaron plan-
guel de Unamuno”, Pedro Rodríguez Pa- teadas cuestiones tales como la necesidad
nizo. de ampliar hoy en día la reflexión filosó-
“Lo absoluto: experiencia, expresión fica sobre las condiciones de la mística
y acción”, Salvi Turro. como conocimiento, como camino de
“La acción mística: P. Fabro y J. Na- trascendencia, y la dimensión social del
dal, primeros intérpretes del carisma ig- místico. Asimismo, los estudios sobre la
naciano”, José García de Castro. mística requieren, a su vez, de las aporta-
“Místicos castellanos”, Patricio Pe- ciones críticas de la filosofía en este terre-
ñalver. no para fundamentar sus implicaciones y
“Mensaje de la doctora Edith Stein a alcances para la comprensión existencial
México: sobre la relación de la filosofía de los retos del hombre contemporáneo.
y la mística”, P. Alberto Pérez Monroy
OCD. Fernando González Vega

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EXPOSICIÓN sido proyectado: la enseñanza y la in-


“LA FACULTAD DE FILOSOFÍA vestigación. Pero además, posibilitan el
Y LETRAS DE MADRID EN acercamiento al esfuerzo de renovación
LA SEGUNDA REPÚBLICA. pedagógica que lideró el decano de la
ARQUITECTURA Y UNIVERSIDAD Facultad, Manuel García Morente, quien
DURANTE LOS AÑOS 30” implantó un innovador plan de estudios
que incluía la supresión de los exámenes
Centro de Exposiciones Conde Duque. de cada asignatura y el establecimiento
Madrid. Del 18 de diciembre de 2008 al de dos únicas pruebas de conjunto, una a
15 de febrero de 2009 mitad de carrera y otra a su término, la no
obligatoriedad de los estudiantes a asistir
Con motivo del 75 aniversario de la a clase y su libertad a la hora de elegir las
inauguración del edificio de la Facultad asignaturas.
de Filosofía y Letras en la Ciudad Uni- La primera parte de la muestra ana-
versitaria de Madrid, el Centro Cultural liza el vanguardista edificio de Agustín
Conde Duque de esta ciudad ha acogido Aguirre, inaugurado en su ala izquierda
la muestra “La Facultad de Filosofía y Le- el 15 de enero de 1933 con la presencia
tras de Madrid en la Segunda República”, de destacados políticos. La exposición
cuya organización ha corrido a cargo de muestra la gestación arquitectónica del
la Sociedad Estatal de Conmemoraciones edificio, a través de numerosos planos y
Culturales y el Ayuntamiento de Madrid. fotografías del mismo, cuyo diseño por
La exhibición, que permaneció abierta al parte de Aguirre se extendió hasta el más
público desde el 18 de diciembre de 2008 mínimo detalle, como, por ejemplo, el
al 15 de febrero de 2009, estaba destina- restaurante de autoservicio o el mobilia-
da a poner de relieve la importancia de la rio de aulas y despachos. El montaje de la
Facultad de Filosofía y Letras en el con- exhibición reconstruye el espacio docen-
texto histórico de la Segunda República, te de entonces con una pequeña aula con
momento que coincidió con la edad do- mesa, butaca, pizarra y pupitres antiguos
rada de los estudios universitarios espa- que, a buen seguro, trajeron enormes re-
ñoles como consecuencia de cuatro fac- cuerdos a los antiguos alumnos que visi-
tores: primero, la inigualable generación taron la exposición, algunos de los cuales
de brillantes profesores; segundo, el re- plasmaron sus recuerdos en el catálogo
volucionario plan de estudios; tercero, el de ésta. Continuando con la misma, el
grupo de excelentes alumnos y alumnas, discurso se centra en la excelencia del
seleccionados por las pruebas de acceso, profesorado existente en cada uno de los
que en ese momento llenan las aulas; y, estudios que se podían cursar en la Facul-
cuarto, la localización de los estudios en tad: José Ortega y Gasset, Manuel García
un edificio arquitectónica y didáctica- Morente, Xavier Zubiri y María Zambra-
mente vanguardista. no en Filosofía; Ramón Menéndez Pidal,
Los materiales cuidadosamente ex- Américo Castro, Miguel Asín Palacios,
puestos permiten aproximarse a la sig- Tomás Navarro Tomás, Rafael Lapesa,
nificación del edificio diseñado por el Pedro Salinas y Jorge Guillén en Letras;
arquitecto Agustín Aguirre, verdadero Claudio Sánchez Albornoz, Manuel Gó-
ejemplo de modernidad y de adapta- mez-Moreno, Elías Tormo, Antonio Gar-
ción a las funciones para las que había cía Bellido y Hugo Obermaier en Histo-

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ria; y Juan Zaragüeta y María de Maeztu ferentes entre sí es el respeto mutuo, y el


en Pedagogía, entre otros muchos. Libros ideal que todos persiguen es la cultura.
y documentos de estos representantes de Y, naturalmente, cuando hay seres como
la Edad de Plata de la cultura española Manuel García Morente y José Ferrandis
ilustran esta parte de la muestra. [Secretario de la Facultad], capaces de
La presencia de la mujer en las au- encauzar armoniosamente todas aque-
las queda constatada en la exposición a llas voluntades que dependieron de ellos
través de diversas fotografías, fichas de durante seis semanas”. No hay que olvi-
alumnas y de un reportaje del periódico dar, además, las implicaciones políticas
Ahora, publicado el 22 de enero de 1933, de esta iniciativa puesto que el crucero
titulado “La mujer, primera pobladora de adquirió, con la intervención directa del
la Ciudad Universitaria”, en el que se re- ministro de Instrucción Pública, Fernan-
salta la “femenil avalancha” que ha for- do de los Ríos, el carácter de una verda-
zado a la Facultad a trasladarse al moder- dera “embajada cultural”, convirtiéndose
no edificio. Durante ese curso de 1932- en una magnífica forma de trasladar a los
33 las mujeres representaron el 80% del países mediterráneos las ideas pedagógi-
alumnado de Filosofía y Letras. También cas de la República española.
tiene su espacio recordatorio la bibliote- La exhibición acaba en una gran sala
ca, una de las más ricas de España en su dominada por una enorme maqueta, man-
momento, compuesta por unos 150.000 dada construir por Francisco Franco en
libros y los bibliotecarios con Juana Cap- 1943, que muestra el grado de destruc-
devielle a la cabeza; a través de una serie ción que alcanzó la Ciudad Universitaria
de fotografías y publicaciones. Asimis- durante la Guerra Civil. Un gran número
mo, tienen cabida carteles de los cursos de fotografías documenta la progresiva
de lengua y cultura para extranjeros que ruina de la Facultad de Filosofía y Letras
se organizaron en el nuevo edificio. y su ocupación por los milicianos republi-
Siguiendo el recorrido de la muestra canos. Destaca una vitrina en la que hay
se puede contemplar la maqueta del bu- libros quemados y un volumen atravesa-
que Ciudad de Cádiz en el que casi 200 do por las balas. Estos libros, procedentes
personas entre profesores y alumnos rea- de la excelente biblioteca de la Facultad,
lizaron en 1933 un crucero universitario sirvieron de parapeto y salvaron con sus
por el Mediterráneo. Se trató de un viaje páginas numerosas vidas. Fotografías de
de estudios de mes y medio de duración la reinauguración del edificio facultativo
en el que el barco se consideró como una por el régimen franquista ilustran el fin
auténtica “aula en marcha”. Cámaras de del ideal educativo republicano, uno de
fotos, diarios, numerosas fotografías y cuyos símbolos más palpables fue la nue-
hasta un salacot nos recuerdan esta in- va Facultad de Filosofía y Letras.
novadora experiencia docente ideada por Esta exposición ha puesto punto y
García Morente. En una de las paredes de final a un amplio programa conmemo-
la muestra cuelga una cita de la crucerista rativo que ha incluido la celebración
María Ugarte: “No puedo —ni quiero— de unas jornadas entre el 15 y el 18 de
olvidar aquella magnífica experiencia enero de 2008 en el que se conoce aho-
que demostró que la convivencia humana ra como “Edificio A” de la Facultad de
es posible cuando el denominador común Filosofía de la Universidad Complutense
en las relaciones entre personas muy di- de Madrid, la publicación de un amplio

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catálogo de 767 páginas con numerosas Como acto inicial el Rector y el Emba-
y valiosas ilustraciones, acompañado de jador descubrieron una placa en honor
un emotivo documental de una hora y al Dr. Adolfo Sánchez Vázquez, figura
cuarto de duración titulado “Luces de la emblemática del Exilio Republicano en
enseñanza 1933. La Facultad de Filosofía la Universidad y en México, quien a sus
y Letras de Madrid” y la reconstrucción 95 años de vida sigue siendo uno los
de la vidriera Art Decó que decoraba el humanistas más importantes del mun-
vestíbulo principal de la Facultad de Fi- do iberoamericano. Por ello, el Consejo
losofía y Letras de la Ciudad Universita- Técnico de la Facultad de Filosofía y Le-
ria y que fue destruida durante la Gue- tras acordó ponerle a su Salón de Actos
rra Civil. Con todos estos eventos se ha el nombre de Adolfo Sánchez Vázquez.
puesto de manifiesto la importancia del En el Acto se leyeron unas palabras de
revolucionario proyecto arquitectónico agradecimiento del Dr. Sánchez Vázquez
y educativo de la Facultad de Filosofía y recordando que gracias a los principios
Letras, punta de lanza de la renovación de libertad de cátedra y pensamiento de
pedagógica impulsada por la Segunda la Universidad Nacional ha podido desa-
República. La Guerra Civil y la posterior rrollar su obra como humanista social-
depuración emprendida por los vencedo- mente comprometido en la Facultad de
res cortaron de raíz las iniciativas enca- Filosofía y Letras de la UNAM durante
minadas a la modernización cultural que más de 55 años. El Embajador Carmelo
el país necesitaba. Angulo Barturen, reconoció y agradeció
la solidaridad de la nación mexicana y de
Jesús Rodríguez Hernández su Universidad con los exiliados españo-
les que tuvieron que abandonar su país
hace 70 años, conformado por lo más
70 AÑOS DEL EXILIO granado de la docencia y la investigación
REPUBLICANO ESPAÑOL EN en ciencias y humanidades, el mundo
MÉXICO editorial y muchas otras profesiones. Por
su parte el Rector de la UNAM aseguró
Universidad Nacional Autónoma de que la Universidad no sería la misma, ni
México. 13-15 de febrero, 2009 mejor, si no se hubiera visto beneficiada
con la participación del Exilio Español.
Para celebrar los 70 años del Exilo Es- Su presencia aún hoy en México sigue
pañol en México, la Facultad de Filosofía siendo un ejemplo de fidelidad a los prin-
y Letras de la UNAM y la Embajada de cipios, de solidaridad y la mejor forma de
España en México organizaron un Con- recordar el legado de ese acontecimien-
greso Internacional donde participaron to. Rendirles homenaje a los exiliados a
académicos de diversas universidades través de un acto académico de reflexión
de México y España. El Congreso fue sobre ese momento trascendental para el
inaugurado el 16 de febrero por el Rec- país y para la Universidad forma parte de
tor de la UNAM, Dr. José Narro Robles, un acto de justicia histórica.
por el Embajador de España en México, En su intervención, el Dr. Ambrosio
Sr. Don Carmelo Angulo, y por el Direc- Velasco Gómez subrayó que, después de
tor (Decano) de la Facultad de Filosofía la destrucción de la supresión militar de
y Letras, Dr. Ambrosio Velasco Gómez. la Segunda República Española, decenas

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de miles de hombres y mujeres que ha- nando Gamboa. Entre los maestros del
bían defendido los valores e ideales re- Exilio Español que participaron, estu-
publicanos con las letras e, inclusive, con vieron Adolfo Sánchez Vázquez, Ramón
las armas, se vieron obligados a abando- Xirau, Arturo Souto y Federico Álvarez.
nar su patria, no sólo para sobrevivir sino Aunque el Dr. Sánchez Vázquez no pudo
también para desarrollarse plenamente asistir personalmente, por motivos de
en nuevas tierras y contribuir así también salud, se leyó su texto “Del destierro al
al mejoramiento de sus nuevas patrias. Y Transtierro”, donde expone sus diferen-
fue precisamente México, y en especial cias con José Gaos respecto a la forma
su Universidad Nacional, donde muchos de vivir y sentir el exilio. Para Sánchez
de ellos encontraron el terreno propicio Vázquez el Exilio comenzó como un do-
para crear, enseñar y difundir sus sabe- loroso destierro y, en la medida en que
res en el campo de las humanidades, las la posibilidad de regresar a la “patria de
artes y la ciencia. De una manera espe- origen” se alejaba y al mismo tiempo se
cial, la Facultad de Filosofía y Letras echaban raíces afectivas, académicas, in-
constituyó un espacio privilegiado para telectuales, laborales en el país de asilo,
que los más grandes humanistas españo- México se convirtió en la segunda “patria
les pudieran crear desde la Facultad una de destino” y el destierro en transtierro:
obra de trascendencia en el pensamiento
iberoamericano, juntamente con colegas “El exilio duró casi 40 años, tiempo más
mexicanos. que suficiente para enterrar a casi todos los
La significación cultural del Exilio exiliados, sino también para acabar en los
Español en la Universidad Nacional Au- que sobrevivían con la perspectiva siempre
anhelada de la vuelta. La posibilidad real
tónoma de México, especialmente en el
de volver llegaba demasiado tarde. Con el
campo de las humanidades, ha sido de- tiempo el desarraigo había dejado paso a
terminante para el fortalecimiento del nuevas raíces, a la integración del exiliado
mundo iberoamericano, razón por la cual en la tierra que lo acogió, compartiendo
el Embajador Carmelo Angulo anunció en ella las alegrías y sufrimientos de su
en este acto inaugural en la Facultad de pueblo, sin renunciar por ello a los ideales
Filosofía y Letras la postulación de la por los que un día se vio arrojado al
UNAM para el premio Príncipe Asturias exilio. En suma, el destierro se convierte,
2009 en el campo de Humanidades y Co- sin de dejar de ser totalmente tal, en
municación. transtierro.”
El congreso se desarrolló del 16 al 20
de febrero a través de 11 mesas sobre una En esa misma mesa, moderada por
diversidad de tópicos relacionados con el Dolores Ríos, Ministra Consejera de Cul-
Exilio, como filosofía, literatura, histo- tura de la Embajada de España, José Luis
ria, política, producción editorial y otros Abellán Profesor emérito de la Universi-
temas. También hubo presentaciones de dad Complutense de Madrid y Presidente
libros recientes sobre el Exilio, en es- del Ateneo de la misma ciudad, presentó
pecial de libros de homenaje a maestros el trabajo “Las causas de la Guerra Civil
del exilio español, como Adolfo Sán- (análisis de una distorsión historiográfi-
chez Vázquez y Ramón Xirau. En total ca)” donde refuta la falsa reconstrucción
se presentaron 44 ponencias, 6 libros y de la guerra civil que hicieron los vence-
documentales de la colección de Fer- dores para desprestigiar a los republica-

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nos y abundó sobre las influencias fas- como español y se consolide una etapa
cistas de Alemania sobre el franquismo. de recepción desde la normalización.
Asimismo resaltó la fidelidad de México Ambrosio Velasco, por su parte, abordó
a la República Española antes, durante y un tema central en la filosofía iberoame-
después de la Guerra Civil, pues nunca ricana que se ha desarrollado desde tiem-
tuvo relaciones diplomáticas con la dicta- pos de la conquista hasta nuestros días:
dura franquista. Esta misma temática fue el humanismo republicano. Los maestros
abordada por Federico Álvarez de la Fa- del exilio español se identificaban plena-
cultad de Filosofía y Letras de la UNAM. mente con esta tradición que enriquecie-
Señaló que, no obstante el profundo an- ron y ampliaron
helo de retorno a la patria originaria, po- Entre los filósofos más ampliamente
sibilidad que se alejaba conforme pasaba tratados destacan José Gaos, Adolfo Sán-
el tiempo, el exilio lo fue sin retorno y chez Vázquez, Joaquín Xirau y Eduardo
cuando, finalmente, algunos pudieron Nicol.
regresar lo hicieron como derrotados. El Sobre José Gaos, la doctora Carmen
Dr. Álvarez enfatizó que ya es tiempo de Rovira, profesora de la facultad de Filo-
hacer una reivindicación política del exi- sofía y Letras y directora del Seminario
lio republicano y no sólo una valoración de Filosofía Mexicana de la propia Fa-
académica y cultural. cultad, se refirió al impulso que dio José
En las mesas dedicadas al pensamien- Gaos, su maestro, al estudio de la filo-
to filosófico de los exiliados se trataron sofía en México, especialmente a través
tanto a diferentes autores como Sán- de sus seminarios en los que participaban
chez Vázquez, Joaquín y Ramón Xirau, como alumnos ella misma, Luis Villoro,
Eduardo Nicol, José Gaos, José M. Ga- Ricardo Guerra, Leopoldo Zea, Joaquín
llegos Rocafull como temas filosóficos Sánchez MacGregor y otros filósofos
fundamentales. Así, el desarrollado por mexicanos. Sobre José Gaos también
el Dr. José Luis Mora, Profesor Titular presentaron interesantes ponencias varios
de la Universidad Autónoma de Madrid investigadores eméritos de la UNAM y
y uno de los más destacados impulsores discípulos de José Gaos como el propio
del pensamiento filosófico hispanoameri- Luis Villoro, quien subrayó la contribu-
cano. En su ponencia titulada “La recep- ción de Gaos a la profesionalización de
ción del pensamiento filosófico del exilio la Filosofía en México; Álvaro Matute
en España a partir de 1980”, deja ver que con la ponencia “El Exilio y la filosofía
la difusión de este pensamiento es tardía de la historia”, y Miguel León Portilla.
e insuficiente, pues no empieza a tener Ramón Xirau y Guillermo Hurtado
fluidez como otras tradiciones y perspec- del Instituto de Investigaciones Filosófi-
tivas filosóficas sino hasta el año 1999, cas de la UNAM analizaron la originali-
cuando se conmemora el 60 aniversario dad de la obra filosófica de Joaquín Xirau
del exilio. Destacó que, si bien los últi- quien, no obstante su corta vida, es una
mos 10 años se ha valorado más en Es- de las figuras más importantes del exilio.
paña las contribuciones de los filósofos Así como José Gaos era considerado el
del exilio, aún es necesario fortalecer los representante más destacado de la llama-
lazos de comunicación entre México y da “Escuela de Madrid”, Joaquín Xirau
España, para que el pensamiento de los lo fue de la “Escuela de Barcelona”, a la
maestros del exilio sea tan mexicano que también pertenecía Eduardo Nicol,

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Información sobre investigación y actividades 377

quien llegó a a ser, al igual que Gaos, samente a esta última escritora dedicó
Roces y Sánchez Vázquez profesor emé- Julieta Lizaola su intervención en la que
rito de la Facultad de Filosofía y Letras analizó la integración de filosofía y lite-
de la UNAM. Finalmente, en el apartado ratura con especial referencia a sus traba-
dedicado a la Filosofía Juliana González, jos de la época mexicana.
también profesora emérita, dedico su po- Otro de las grandes temas que se ana-
nencia al pensamiento filosófico de Ni- lizaron en el congreso fue la relación en-
col, Joaquín Xirau, Gaos y Adolfo Sán- tre historia y exilio. Aquí se tuvieron en
chez Vázquez. cuenta las contribuciones de figuras del
En la mesa sobre literatura y exilio, exilio a la historia y la historiografía: Ál-
presidida por Gonzalo Celorio, se pre- varo Matute trató, como ya se mencionó,
sentaron diversas ponencias: Anamari la filosofía de la historia de José Gaos;
Gomís analizó la experiencia del des- Alicia Alted analizó a Ramón Iglesia y
arraigo en la literatura del exilio; Aurora Mariano Pesset. Y también se discutieron
Díez-Cañedo se refirió a la obra de En- diversos temas propiamente historiográ-
rique Díez-Canedo; María de Lourdes ficos: Patricia Gamboa habló sobre el
Pastor presentó la ponencia “Juan de compromiso con el exilio de Fernando
Mairena de Antonio Machado; James Gamboa; Dolores Pla presentó un amplio
Valender analizó la recepción de la de- panorama de la historiografía del exilio
cepción de la quimera de Luis Cernuda español en México; Enriqueta Tuñón se
y Vicente Quirarte presentó la ponencia refirió a la importancia de la historia oral
“La esfinge mestiza de Juan Rejano”. El en la investigación sobre el exilio; Salva-
tema literario también fue objeto de re- dor Albiñana a la historia de España des-
flexión en ponencias de otras mesas. Así, de el exilio mexicano. Vinculado a este
la ponencia de María Dolores Gutiérrez tema de la historiografía se organizaron
Navas “Málaga y el Exilio: la memoria otras mesas sobre “Huellas del Exilio”
recíproca”, donde se muestra la obra lite- y “Geografías del Exilio”. En la prime-
raria de Adolfo Sánchez Vázquez, en su ra participaron con valiosos trabajos que
mayoría escrita en tiempos de la guerra; rescatan diferentes archivos, documentos
Pablo Mora habló del destierro poético y memorias donde diferentes experien-
de Gerardo Deniz; Liliana Weinberg so- cias y manifestaciones del exilio se han
bre “Exilio y ensayo”, donde también se guardado. María Fernanda Mancebo y
tuvieron en cuenta las contribuciones de Yolanda Blasco de la Universidad de
Gaos sobre este género literario. Valencia han trabajado en archivos uni-
Es importante señalar que la literatura versitarios para comprobar cómo se pro-
y la filosofía son dos dimensiones inse- dujo la provisión de la plazas en España
parables en muchas de las grandes figu- para cubrir las vacantes de los profesores
ras del exilio español y, más aún, como exiliados, evidenciando el drástico em-
el mismo Gaos lo señala, el cuidado por pobrecimiento académico que contrasta
la expresión literaria es una característica con el enriquecimiento de las universida-
del pensamiento iberoamericano. Entre des en América y en particular en Méxi-
los exiliados consideremos a este respec- co. Así lo puso de manifiesto el trabajo
to las figuras de García Bacca, Ramón “El Exilio Tesoro andante” de Ascensión
Xirau, Adolfo Sánchez Vázquez, Fede- Hernández Treviño, del Instituto de In-
rico Álvarez y María Zambrano. Preci- vestigaciones Históricas de la UNAM.

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Federico Patán y Angelina Muñiz, ambos humanísticas, el Exilio Republicano Es-


profesores de la Facultad de Filosofía y pañol creó nuevas instituciones como la
Letras e hijos de exiliados, presentaron Casa de España, hoy Colegio de México,
emotivos trabajos cercanos a lo testimo- tema sobre el cual versó la ponencia de
nial. De la misma manera, Leonor Sar- su presidente, Dr. Javier García Diego;
miento, Directora del Ateneo Español en fortaleció otras muchas ya existentes, en-
México, presentó el trabajo “Recuerdos y tre ellas las principales Facultades de la
memorias del Exilio” y Belen Santos, Di- UNAM, como la de Filosofía y Letras,
rectora de la biblioteca de esa institución, la de Ciencias, la de Química y la de De-
dio muestras de cómo esa biblioteca es recho. Sobre esta última habla detallada-
expresión de la conciencia histórica del mente el Dr. Fernando Serrano Migallón,
exilio. En la otra mesa sobre Geografías Catedrático y antiguo Director de esa
del exilio, Victoria Sueiro se refirió al pa- Facultad.
pel de Cuba en el tránsito de los exiliados Como puede observarse, se trato de
a México, Tatiana Sule habló del Exilio un congreso de amplio espectro, donde
Latinoamericano en México y José An- participaron muy destacados académi-
tonio Matesanz utiliza el poema de Pedro cos de México, España, Cuba, Argentina
Garfias, “Un río español de Sangre Roja” y Chile, reflejando la riqueza y diversi-
como título de su ponencia sobre luces y dad del Exilio Republicano Español que
sombras del exilio republicano. Además, inició hace 70 años y cuyo legado y sig-
también hubo ponencias de exilios de es- nificación académica cultural y política
pañoles en otros países, como el de Jorge sigue vigente hoy en día como una de las
Semprum en Francia que presentó Gema principales manifestaciones del pensa-
Góngora. miento emancipador en el mundo ibero-
El Congreso también incluyó ponen- americano.
cias sobre las contribuciones del exilio en
otros ámbitos, como el de la producción Ambrosio Velasco Gómez
editorial, donde Clara Inés Ramírez y
Claudia Llanos escribieron sobre Joaquín
Díez-Cañedo; David Murguía sobre Fi- IX JORNADAS
del Miró y Enrique López Aguilar sobre INTERNACIONALES DE LA
revistas literarias del exilio. En el campo ASOCIACIÓN DE HISPANISMO
de las Ciencias Sociales, Yolanda Blasco FILOSÓFICO
y Armando Pavón revisaron la contribu- REAL SOCIEDAD MENÉNDEZ
ción del exilio a la Antropología y Gina PELAYO
Zabludovsky mostró la recepción de Max
Weber a través de José Medina Echeve- Santander, Real Sociedad Menéndez
rría. En el área de la Biblioteconomía se Pelayo, 1-3 de abril de 2009
destacan las figuras de Amancio Bolaños
y de José Ignacio Mantecón, a quien se Bajo el rótulo general de “Lenguas
refirió la Dra. Estela Morales, Coordina- ibéricas y filosofía” se celebraron en
dora de Humanidades de la UNAM, en Santander, los días 1, 2 y 3 de abril de
su ponencia. 2009, las IX Jornadas Internacionales
Pero, además de las contribuciones en de Hispanismo Filosófico, organizadas
la diversidad de disciplinas científicas y conjuntamente por la Real Sociedad Me-

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Información sobre investigación y actividades 379

néndez Pelayo y la Asociación de His- sólo —o nada menos que— eso; ya no


panismo Filosófico. Si la crónica de las tiene que reivindicarse. La reivindicación
mismas se escribiese sola, puede que se de las Jornadas, más bien, expresión de
pareciera a una relación de los títulos de la intención de que el hispanismo filo-
cada ponencia, conferencia, comunica- sófico siga extendiéndose en cantidad y,
ción o mesa redonda, a la que se adjun- por supuesto, en calidad. No es sólo un
taría un resumen de las intervenciones, deseo: hubo muestras reales de investiga-
preferiblemente redactado por su autor. ciones que se producen más allá de las
Cualquier otro proceder asume el ries- fronteras ibéricas. Y, sobre todo, hubo
go de alejarse de la objetividad y, en esa ejercicio normal de la filosofía, reflexión
medida, necesita justificarse. En cuanto filosófica sobre y con el lenguaje, historia
al riesgo, queda mitigado por el anuncio de diversas posibilidades de ese ejercicio
de la próxima publicación de las Actas, filosófico, balances de la situación actual,
que darán cuenta exhaustiva del conteni- reconstrucciones históricas y efectivas de
do; por lo que hace a la justificación, ésta un filosofar universal en español.
forma parte ya de la crónica, por cuan- El tema central de las Jornadas eran
to la organización de las Jornadas logró las lenguas ibéricas; en este punto, nor-
—sirva esto de reconocimiento al trabajo malidad quiere decir que las lenguas ibé-
de unas pocas personas— crear un am- ricas mantienen con la filosofía una re-
biente de grupo, de incitación al diálogo, lación tan compleja como pueda serlo la
de facilidad para la comunicación, de de cualquier otra lengua. Todos los pro-
complicidad —destacable incluso en los blemas pueden plantearse —y, de hecho,
actos protocolarios—, que tuvo el efecto muchos se plantearon—, pero no el de la
de que los asistentes nos sintiéramos, sin aptitud de las lenguas ibéricas para ex-
más, participantes. Este texto pretende presar lo universal; sí —y “a mucha hon-
trasladar la impresión de un participante, ra”— el de las modalidades de esta ex-
que asume limitaciones tan comprensi- presión. Nuestras lenguas no comportan
bles como una posible falta de ecuanimi- ninguna tara genética. Están afectadas
dad derivada del distinto grado de fami- por las dificultades propias de avatares
liaridad con los temas tratados; pretende históricos, por los peligros que encierra
también que esa impresión se aproxime a el carácter muy minoritario de una len-
una “perspectiva”. gua —el de la contracción, en el caso del
Ha de destacarse la naturalidad con gallego—, o el opuesto, el de la pérdida
que se plantearon los distintos temas de de identidad por expansión, caso de len-
exposición y debate pues ya pasó a la his- guas mayoritarias como el portugués o el
toria aquello de tener que justificar el ser castellano; están afectadas por peligros
de la filosofía hispánica cuando se habla- como la incorporación de una termino-
ba de ella. De tal manera pasó a la historia logía procedente del campo de la infor-
que hubo menciones a la cuestión como mática. La persecución, casi siempre po-
problemas de un pasado cuya crónica se lítica, de una lengua, puede afectar a su
va realizando. Señalar esto requiere tam- propia vida; la fortaleza expansiva de una
bién dar cuenta de retazos, diálogos, par- lengua puede afectar también a su propia
tes de intervenciones, que nos recordaron vida, por razones opuestas. Obviamente,
que esa normalidad ha tenido que con- habrá que cuidarse de esos peligros, pero
quistarse. Peleada o no, la normalidad es sería burdamente ideológico presentar-

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380 Actividades

los como ejemplos de escasa utilidad de del latín)? ¿Cómo explicar la abundancia
esas lenguas para la filosofía. Tal fue la del género ensayístico en nuestra litera-
posición predominante a este respecto, tura filosófica? ¿Es el ensayo una forma
con dos advertencias: una opción por el más adecuada que otras para acceder a
castellano frente al catalán, el euskera o un saber filosófico de lo singular? ¿Hay
el gallego como lenguas filosóficas, y la elementos constitutivos del carácter his-
casi nula mención del euskera, limitado pánico que configuren, por ejemplo, una
a un par de recordatorios a propósito de forma peninsular del estoicismo? Estos
reflexiones de Miguel de Unamuno. interrogantes, y otros similares, se formu-
Cada lengua expresa un universo laron al hilo del pensamiento de filósofos
cultural con sus especificidades, cada ibéricos, y las respuestas a los mismos
lengua tiene tonos y acentos diferentes; llevaron una buena parte del contenido de
cualquier lengua, pues, ha de realizar las Jornadas. Y aún podría añadirse otro
un peculiar ejercicio de adaptación para nivel del planteamiento de las “modalida-
expresar lo universal. Un síntoma de la des”: el que se formula desde la concien-
necesidad de ese ejercicio es la dificultad cia de las mismas y propone sus ventajas
que plantea la traducción de determina- o inconvenientes, o mejor, el que no pue-
dos matices —¿cómo traducir “sauda- de ver las modalidades como neutrales,
de”?— de unas lenguas a otras, dificultad sino sólo como ventajas o inconvenientes.
que se acrecienta si la expresión de esos Circunstancialismo, viveza, oportunidad
matices aspira a la universalidad; pero histórica, sesgo estético, pueden ser otras
no está decidido que esa dificultad haya tantas aportaciones insustituibles del pen-
de considerarse imposibilidad a priori. samiento ibérico. O lo contrario: esteti-
Más bien se trata de asumirla como un cismo, circunstancialismo o ensayismo
desafío, ya que no estamos hablando de se ven como desviaciones de la intención
una limitación de la filosofía, sino de un filosófica de pensar rigurosamente, in-
problema inherente a la misma. ¿No nos tención ejemplificada en Vives, Suárez o
encontramos en uno de los núcleos de la Vitoria, y que es producto de una preocu-
filosofía, el de la problemática del con- pación comunitaria, universalista, frente a
cepto? ¿No serán las diferentes lenguas un enfoque mucho más egológico, como
ibéricas otras tantas “circunstancias” de podría ser el de Ortega.
la filosofía? Y, visto así, ¿dónde quedan Un modo de reconsiderar los proble-
las sospechas de una pretendida incapa- mas de la relación entre las lenguas ibéri-
cidad filosófica de estas lenguas? cas y la filosofía es por vía de introducir
Cuestión aparte son las modalidades un tercer factor: el de los países ameri-
del pensamiento ibérico, tan conectadas canos y las cuestiones que los lenguajes
con las circunstancias como con sus ex- indígenas plantean a la lengua de la me-
presiones lingüísticas; distintos estilos de trópoli. Son cuestiones ejemplificadas,
filosofar, preferencia por ciertos temas o por ejemplo, en la relación del portugués
por determinados enfoques. ¿En qué con- con las lenguas indígenas brasileñas. O
siste el “realismo español”? ¿Por qué la el de la mención de un cuarto factor: la
presencia se Séneca en la tradición del hipótesis de un lenguaje universal, que
pensamiento español (y portugués: curio- sustituiría ventajosamente a las lenguas
samente Séneca fue traducido al portugués particulares. En ambos casos, la fijación
en un intento de independizar esta lengua cerrada, acomplejada o triunfalista, ha de

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Información sobre investigación y actividades 381

abrirse necesariamente, dejando ver lo HA NACIDO LA SOCIEDAD


que la relación lenguas-filosofía tiene de CÁNTABRA DE FILOSOFÍA
universal, esto es, en qué medida afecta
a toda lengua. Cuando esto se convier- En la Asamblea General Extraordina-
te en convicción, comprendemos uno de ria del día 6 de junio de 2008, se puso
los factores que explican que algunos en marcha la Sociedad Cántabra de Filo-
filósofos españoles dedicaran una parte sofía, SoCfía (www.socfia.net), integrada
de su trabajo a las traducciones; se nos en la actualidad por una treintena de pro-
hace explícito el contexto en el que otros fesores de Filosofía de Enseñanza Secun-
debaten la necesidad de un lenguaje sin- daria. Esta iniciativa partió de un grupo
gular para la ontología —que nada tiene de profesores jóvenes de la Comunidad
que ver con un idioma—, o postulan un Autónoma, entre los que mencionamos
cierto realismo consistente en diferenciar a Carlos Gutiérrez, Esteban Ruíz y Ado-
el mundo del discurso sobre él. Se pudo ración Rodríguez, que forman parte de
constatar el papel relativizador de exclu- la Junta Directiva de la Sociedad como
sividades que el exilio lingüístico cumple Presidente, Vicepresidente y Secretaria,
en la relación entre lenguaje y filosofía. respectivamente.
Y el otro frente de trabajos: la recu- SoCfía no es una Asociación pro-
peración, profundización y debate de las fesional, encerrada en los asuntos de la
obras de autores ibéricos, con un amplio docencia pese a ser éste uno de sus co-
recorrido que pasó por poesía, novela y metidos básicos. Fundamentalmente, se
lenguaje jurídico; algunos, propuestas a orienta a promover la dimensión pública
desarrollar; otros, investigaciones acaba- de la Filosofía en la sociedad, a facilitar
das, pero siempre con el punto de interro- el intercambio de ideas sobre la docencia
gante; pensadores, filósofos o no, en cuya de la filosofía y la reflexión filosófica en
doctrina se indagaba; muy conocidos, general, a promover y organizar activida-
unos, menos conocidos, otros. En algún des filosóficas de todo tipo y a favorecer
caso, se trataba de autores agrupados por la elaboración o divulgación de publica-
temática, intereses y relación; en otros, ciones y materiales relacionados con la
de casos aislados. Algunos componían Filosofía y su didáctica. De ahí, su dis-
grupos que nucleaban una tradición a la ponibilidad a colaborar con entidades pú-
que sólo le faltaba el nombre; otros apa- blicas y privadas en todo tipo de asuntos
recían como luchadores por constituirla; relacionados con la Filosofía.
y no faltó la narración de las dificulta- Entre los meses de noviembre del 2008
des externas que impidieron, por vía de y mayo del 2009, está teniendo lugar, en
persecución, que las tentativas de crear el Salón de Actos del Centro Asociado de
o consolidar pensamiento fraguaran. Si la UNED en Cantabria, el primer ciclo de
añadimos los “balances” de la situación conferencias organizado por Socfía, que
actual en términos de sociología del co- lleva por título ¿Qué filosofía se hace en
nocimiento, podemos hacernos idea del Cantabria?, y en el que han intervenido
panorama que las Jornadas presentaron y tres miembros de la Asociación de His-
de la sensación de vitalidad de los estu- panismo Filosófico: El profesor Carlos
dios de hispanismo filosófico. Nieto de la Universidad de Cantabria,
que presentó la ponencia “El discurso
Salvador Feliú secularizador en el marco de las relacio-

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382 Actividades

nes entre filosofía y religión y la apuesta que significaba en Vaz esta expresión. A
laicista”; el profesor Gerardo Bolado del su vez, el Decano de la FHCE Dr. José
IES Peñacastillo, con la ponencia “La re- Seoane agradeció los esfuerzos realiza-
construcción de una disciplina clásica: dos por el Ministerio e invitó a todos los
la Teoría de la Argumentación”; y el pro- participantes a revivir el pensamiento de
fesor Ramón Emilio Mandado de la Uni- Vaz durante este Seminario, el cual lleva-
versidad Complutense, con la ponencia ba por título “Vaz Ferreira a 50 años de
“Dialéctica y escepticismo (o de cómo sus reflexiones. Perspectivas filosóficas
Sexto Empírico renació en la Filosofía y sobre su obra”.
el Silencio)”. El ciclo concluirá el 12 de A continuación tuvo lugar la primera
mayo del 2009 con la Mesa redonda titu- ponencia, que estuvo a cargo del Dr. Juan
lada “Filosofar en Cantabria hoy”, en la Fló, profesor de la referida FHCE, quien
que intervendrán los profesores Manuel se ocupó de una genuina aportación de
Abascal, Carlos Nieto, Gerardo Bolado y Vaz a los problemas del arte en un estu-
Alberto Santamaría. dio sobre la percepción métrica, apare-
G. B. cido en fecha tan temprana como 1905,
donde afirmaba que dicha percepción
está en gran medida condicionada por la
SEMINARIO SOBRE VAZ actitud “pisco-lógica” del oyente, el cual
FERREIRA EN MONTEVIDEO organiza los ritmos del verso de manera
que no siempre sigue las normas de la ló-
Montevideo, 25 de septiembre-2 de oc- gica. El ponente lamentó, sin embargo,
tubre de 2008 que Vaz no hubiera proseguido con esa
“milagrosa” anticipación a la entonces
Durante los días 25, 26, 29, 30 de naciente teoría de la Gestalt.
septiembre, 1 y 2 de octubre de 2008 se El viernes 26 de septiembre, el pro-
celebró en el anfiteatro “Artigas” del Mi- fesor de la Universidad Nacional Autó-
nisterio de Relaciones Exteriores, situa- noma de México Carlos Pereda, expuso
do en el centro de la capital de la Repú- las dos lecciones (una formal y otra ma-
blica Oriental del Uruguay, un Seminario terial) que un pensador como Vaz Ferrei-
en homenaje al filósofo uruguayo Carlos ra nos puede dar hoy. La lección formal
Vaz Ferreira (1872-1958) al cumplirse consiste en rechazar el modo absoluto
los cincuenta años de su muerte. de creer, de esperar o de ser partidario
El acto estuvo organizado por el Mi- que no admite dudas ni distinciones de
nisterio de Educación y Cultura (MEC) y aspectos, para aceptar el modo matizado
por la Facultad de Humanidades y Cien- de creer, de esperar o de ser partidario,
cias de la Educación (FHCE) de la Uni- pues el primer modo desencadena un
versidad de la República, cuyas autorida- movimiento pendular de enfrentamiento,
des lo inauguraron la tarde del día 25. El mientras que el segundo enseña a “gra-
Lic. Daniel Loustaunau habló en nombre duar” las creencias y las expectativas. La
del Director de Cultura Prof. Mardones, lección material consistió en analizar los
y explicó los motivos que llevaron a esa errores de falsa oposición a la luz de la
Dirección a mancomunar esfuerzos con la ya indicada lección formal.
FHCE para la realización este Seminario, Por su parte, el profesor de la FHCE
aspirando a que fuera todo lo “fermental” Miguel Andreoli se ocupó de cuestiones

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centrales que ocupan hoy a la filosofía Por su parte, el Dr. Óscar Sarlo, profe-
política, tomado como punto de partida sor de Filosofía del Derecho en la Univer-
la prioridad ontológica y axiológica que sidad de la República, se preguntó por las
Vaz le otorga a la interioridad del indi- razones personales, políticas y sociales
viduo inmerso en el ámbito de lo social, que pudo haber tenido Carlos Vaz Ferrei-
junto a su compromiso ante las polari- ra para no estar de acuerdo con las posi-
dades del tipo individuo —sociedad o ciones entonces de moda en la Filosofía
libertad— igualdad. En consecuencia, el del Derecho (Hans Kelsen), reflexionan-
ponente valoró con Vaz el papel del inte- do sobre las posibles aportaciones positi-
lectual que se muestra respetuoso con la vistas y kantianas de dicha Filosofía fren-
sobreabundancia de su propia interiori- te a la más tradicional defendida por el
dad porque eso le vuelve reflexivo, críti- filósofo uruguayo, quien había señalado
co y sensible, frente al hombre de acción ya la inmoralidad intrínseca de algunas
o al hombre práctico que parece afectado prácticas jurídicas, por ejemplo la oculta-
por una especie de ceguera que le vuel- ción de pruebas, como puede leerse en su
ve incapaz de percibir la pluralidad de Moral para intelectuales.
valores puesta en juego en toda acción. En la tarde del martes día 30, el Dr.
El referido compromiso de Vaz le lleva a Carlos Caorsi, profesor de la FHCE, pre-
asegurar siempre algo al individuo y a la sentó una reflexión acerca de la distancia
libertad, pero deja entre ambas un gran existente entre el lenguaje y la realidad
espacio a la buena voluntad. de las cosas, desarrollando la prevención
En su intervención del lunes día 29, que mostró Vaz a la tesis de la “trascen-
el profesor Eduardo Piacenza de las uni- dentalización” que establecía una corres-
versidades Simón Bolívar y Andrés Be- pondencia casi exacta entre el lenguaje
llo de Caracas, propuso una lectura de y la realidad, llegando hasta el extremo
Lógica Viva desde la perspectiva de una de trasladar a las cosas mismas la con-
particular teoría pragma-dialéctica de la tradicción que pueda haber en nuestro
argumentación. Desde ella, Vaz entusias- lenguaje. Frente a esa trascendentaliza-
ma porque se ocupa no sólo de describir, ción o transporte, tan propio de las gene-
sino de evaluar argumentos y discusio- ralizaciones que eliminan las diferencias
nes, privilegia los argumentos no inventa- existentes en toda realidad, el Dr. Caorsi
dos con fines pedagógicos y no identifica contrapuso con Vaz el modo analítico de
los argumentos con su expresión verbal. pensar que descubre las diferencias, de-
Aunque también decepciona, porque no fendiendo con él un escepticismo fluido
se plantea el problema de la evaluación que nos aleja de cualquier tipo de dog-
no-intuitiva de los argumentos, adopta matismo.
una actitud francamente anti-teórica, y Por su parte, el autor de estas líneas
asume el supuesto de que los argumentos expuso al público uruguayo la génesis de
son fenómenos de conciencia. Sin em- su acercamiento desde España a la obra
bargo, también se confirma la impresión del filósofo uruguayo homenajeado, que
de tantos lectores. Más allá de sus limita- tuvo su origen en la preparación del Vº
ciones, los textos de Vaz siempre parecen Centenario del Descubrimiento de Amé-
prometer valiosas sugerencias a quien rica, y su desarrollo en la elaboración de
haga el esfuerzo por repensarlos a la luz la tesis doctoral que llevó por título “Fi-
de sus propios problemas. losofía y Ciencia en Carlos Vaz Ferreira”,

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384 Actividades

siguiendo su crítica al positivismo cienti- solidificada”, pues en efecto uno sólo es


ficista y dogmático que pretende excluir el conocimiento que da origen tanto a la
a la filosofía del ámbito del saber. Ciencia como a la Filosofía, de la misma
Las ponencias del miércoles 1 de oc- manera que una sola es el agua que for-
tubre corrieron a cargo de otros dos pro- ma los océanos y los icebergs.
fesores de la FHCE. En primer lugar, el Por su parte, Carlos Pereda puso de
Decano José Seoane propuso una relec- relieve la “porosidad” que a su juicio y
tura de la Logica Viva de Vaz con el ob- al de Vaz debe tener la razón humana
jetivo de buscar aquellos argumentos que para equilibrar sus afirmaciones y sus
en la teoría o en el análisis lógico son re- negaciones, de modo que no se encierre
fractarios a la sintaxis, para sumarles los en una impermeabilidad que le impida
componentes semánticos y pragmáticos la consideración de cada caso particular
que permitan dar plena cuenta de ellos, y poder apreciar la múltiple variedad de
ejemplificando esa tarea en el caso de la notas que siempre le son características y
falsa oposición. diferenciales.
En segundo lugar, el profesor de la Por último, Eduardo Piacenza sostuvo
FHCE Yamandú Acosta analizó varios que las llamadas por Vaz “falacias de falsa
pasajes de la obra de Vaz donde puso de oposición” no son falacias en el sentido tra-
manifiesto que a base de no pensar por dicional de argumentos mal hechos, pero
sistemas sino por ideas, para tener en tampoco son meras falsedades. Cuando se
cuenta un espíritu crítico y oscilante en lee Lógica Viva desde un punto de vista
vez de un pensamiento dogmático y a que privilegia la discusión como marco
priori, se aumentará la conciencia de la que confiere sentido al argumentar, puede
humanidad frente al mal, el sufrimiento advertirse que son un tipo especial de fal-
por ese mal y su resistencia pasiva. Au- sedades o presunciones arbitrarias que, al
mentan así los “Cristos oscuros” o des- generar discrepancias ficticias, afectan la
conocidos, los cuales se podrán enfrentar calidad de los argumentos porque distor-
a los conflictos sociales pasando por en- sionan el marco que les da sentido.
cima de la falsa oposición existente entre A lo largo del debate y como con-
el control estatal y la libertad o entre el clusión del Seminario, se pudo constatar
socialismo y el individualismo. que más allá de los distintos puntos de
En la Mesa Redonda que el jueves 2 vista planteados entre los ponentes y el
de octubre cerraba el Seminario y que público asistente, existían momentos de
llevaba por título ¿Qué puede enseñarle verdadero entendimiento y de encuentro
Vaz Ferreira a la filosofía en español?, en el pensamiento todavía vivo de ese
quien firma este resumen destacó la tesis uruguayo universal que fue el Dr. Carlos
de la unidad del conocimiento defendi- Vaz Ferreira.
da por el filósofo uruguayo con la grá-
fica expresión “la Ciencia es Metafísica José Mª Romero Baró

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XVI SEMINARIO DE HISTORIA fueron La Ciencia en perspectiva filosó-


DE LA FILOSOFÍA ESPAÑOLA E fica materialista: la teoría del cierre ca-
IBEROAMERICANA. FILOSOFÍA tegorial de Gustavo Bueno y Filosofía y
Y CIENCIA EN EL MUNDO Ciencias hispánicas en internet.
HISPÁNICO Después de un breve descanso, Gerar-
do Bolado Ochoa y Pablo García Castillo
Universidad de Salamanca. 15-18 de nos plantearon el papel de la Filosofía y
septiembre de 2008 la Ciencia en el nuevo Bachillerato y en
los diseños de grado universitarios a la
Durante los días 15, 16, 17 y 18 de luz del EEES.
septiembre se reunieron en Salamanca El día 16 estuvo dedicado a Ibero-
los más destacados hispanistas e ibero- américa. El primero en intervenir fue
americanista para exponer y dialogar en Antolín Sánchez Cuervo cuya ponencia
torno a las producciones filosófico-cien- versó sobre la Filosofía y la Ciencia en
tíficas en el mundo hispánico. Como es México: El debate positivista y darvinis-
constante en el seminario salmantino, las ta. Sobre las Nociones científicas en el
conferencias y comunicaciones tuvieron pensamiento filosófico de José Vasconce-
un elevado grado de interés filosófico y los nos habló Raúl Trejo Villalobos. La
los debates-diálogos con los que se cerra- mañana concluyó con las aportaciones
ron cada mesa, contribuyeron al enrique- de Alexandra Mulino, Positivismo cien-
cimiento de la reunión. tífico y Filosofía en Venezuela a finales
La sesión inaugural corrió a cargo del siglo XIX: “El Cojo Ilustrado”, y Ge-
de Raúl Fornet-Betancourt quien con rardo Bolado, La Filosofía científica de
Filosofía y Ciencia en el mundo hispá- Juan David García Bacca.
nico: una meditación intercultural sobre La primera intervención de la tarde
la Ciencia nos situó a todos en el lugar fue Filosofía y Ciencia en la Ilustración
adecuado para poder recibir las sucesivas portuguesa a cargo de José Esteves Pe-
intervenciones. reira que sirvió de base para un intenso
A continuación, Marcelino de Cisne- replanteamiento de este periodo histórico
ros García nos habló sobre La vida como en la Península Ibérica.
anclaje metafísico en la Filosofía Espa- Después tuvo lugar la presentación de
ñola e Iberoamericana. Le sucedió José proyectos de investigación y novedades
Luis Abellán, quien planteó La regenera- bibliográficas.
ción científica como un proyecto republi- El día 17 giró en torno a disciplinas e
cano. Para terminar con la sesión de la instituciones. Comenzó con la interven-
mañana, Juan Pablo Faúndez Allier inter- ción de María Gracia Manzano, Lógica
vino con la ponencia Filosofía y Bioéti- y Filosofía de la Ciencia en España. El
ca: El tratamiento de los principios de la título de la segunda intervención fue La
Bioética en la obra de Diego Gracia. Junta para Ampliación de Estudios e In-
Por la tarde intervino Armando Sa- vestigaciones Científicas, un proyecto de
vignano con el título Filosofía y Ciencia renovación científica y universitaria para
hispánica: Ramón y Cajal, Laín Entral- España, de José María Hernández Díaz.
go y Zubiri. Tras él lo hicieron María Isa- El bloque concluyó con la intervención
bel Lafuente Guantes y Gustavo Bueno de José Luis Mora García, Filosofía y
Sánchez, cuyas respectivas aportaciones Ciencia en “Llull”. Revista de la Socie-

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386 Actividades

dad Española de Historia de las Ciencias aparece reflejado en este bloque de inter-
y de las Técnicas (1977-2007). venciones.
La perspectiva histórica vino de la La segunda parte de la mañana contó
mano de Pablo García Castillo y Rafael con las intervenciones de Jorge M. Ayala,
Ramón Guerrero con Filosofía y Ciencia Ciencia y Creencia, ejes de la vida de Pe-
en San Isidoro de Sevilla, y Filosofía y dro Laín Entralgo, José Arturo Lorenzo-
Ciencia en la España musulmana: Ibn Cáceres, Ciencia y Filosofía en Laín En-
Hazm de Córdoba y el valor de las cien- tralgo, y Juana Sánchez-Gey, Filosofía y
cias, respectivamente. Ciencias Humanas: La teoría política de
Por la tarde el Seminario continuó en María Zambrano.
el aula Francisco de Vitoria, donde Ci- La sesión de clausura corrió a cargo
rilo Flórez nos ofreció su trabajo sobre de Miguel Ángel Quintanilla, ¿Ciencia
El Humanismo científico: Nebrija y su para qué? Una cuestión Filosófica, y
círculo; le siguió José Luis Fuertes con Víctor Navarro Brotons, La historiogra-
la intervención Filosofía y Ciencia en el fía de la Ciencia en España: notas, cues-
Barroco e Ilustración hispánica. tiones y perspectivas. Para finalizar se
A continuación intervino Amable nos convocó para el próximo Seminario
Fernández Sanz con Filosofía y Ciencia y se hizo entrega a los asistentes de sus
en Jovellanos: Una propuesta educati- títulos acreditativos.
va ilustrada. La última palabra del día Fue un paso más en una ya larga tra-
la tuvo Fernando Hermida de Blas, La yectoria de treinta años que viene com-
Polémica de la Ciencia Española: Me- pletándose por este grupo salmantino que
néndez Pelayo y Manuel de la Revilla en ha cubierto un periodo intenso de estudio
perspectiva fue su elaborada aportación. desde la aprobación de la Constitución
Con Histología y epigénesis en San- que nació el mismo año en que lo hizo el
tiago Ramón y Cajal de Francisco José Seminario. Este lleva su impronta. Esta
Hernández Rubio comenzó la mañana reunión bianual permite profundizar y
del último día; le siguió Antonio Notario exponer cuestiones de la vida filosófica
Ruiz con una aportación sobre la Esté- española e iberoamericana, dialogar e
tica desde la Ciencia: Santiago Ramón intercambiar conocimientos y poner en
y Cajal, y Dezso Csejtei, Ciencia y Uni- contacto a profesores e investigadores de
versidad en la obra de Ortega y Gasset diferentes niveles y países.
y Heidegger. Quiero destacar el espacio
y el peso, merecido, que tuvo la figura Gemma Gordo Piñar
de Ramón y Cajal en el Seminario, como

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Información sobre investigación y actividades 387

Mito y Azar
(A mi hermano Antonio: in memoriam)

¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría!


(A. Machado)

Si hasta ese No Allá donde hoy ocupa se desnombra y traviste:


tu arrebatado nombre su parcela de olvido el más veraz acaso. Si, aturdido, la evocas
llegase —es un decir— en el caribdis del insomnio,
algo como una luz, un imposible ¿quién sobre tus maltrechos
acontecer y si te fuera dada párpados pesará con todo y noche
—es un soñar— la voluntad, el gesto sino la vida misma que a dolerte solícita se
de mandarle a tu hermano una palabra, apresta?
este ajeno que soy lamentaría Ella, la vida,
la deriva del tiempo derrochado ella sola es la muerte.
en la aniquilación de la fe de su sangre; Si en la trasvida fías,
huérfano de mí mismo y conjetura navega insomne
del edificio que me alcé, sabría tus piélagos nocturnos
cómo teje el dolor la trama de las horas sin ceder nunca al sueño:
y de seguro, hermano, viviría en él florecen
como nieve en un pozo mi blanco tiempo in- la rosa del olvido
útil. y todas las estériles palabras
en que la pura nada se supone y alienta,
Por y para la muerte esa nada precisa
diluviamos palabras donde eres-no-eres eco, memoria de agua,
—al silencio ni tregua ni respiro—. extinta voluntad que no recuerda.
Así
conseguimos palparla, temer que exista. Una vez me pediste un imposible
¡Pronunciada y sabida! ¿No les damos a cuenta de los mitos. Hablábamos de un
nombre a los sueños, carne a lo incorpóreo? tiempo
Mas no por ello son. ¿O basta la palabra de caballos alados y dijiste
para dar vida? no sé qué de la noche, de Narciso, del agua,
¡Vida a la muerte! ¿Y si toda existencia tal vez de la tristeza. Yo añadí se podría
se reduce a los nombres que le damos? intentar un poema. Y tú, riendo, ahora,
¿No será, tras la máscara, atrévete, muy breve, tres versos, venga. Y yo
oscuro y nada, oscuro y todo ausencia? lo breve es mi enemigo, no puedo, la palabra
¡Ah, la muerte, la muerte! se me derrama, sabes?,
Ella es huidiza y nada sabe. ¿Ocurre? tres versos!, imposible. Pero tú si no ahora,
¡Pero qué obstinación inténtalo otro día, promételo. De acuerdo,
en desvelar un rostro que escapa sin mirarnos! respondí en la esperanza
Tiempo perdido el tiempo en perseguirla. de que tiempo y olvido me librasen
¡Ah, la muerte, la muerte! de tan arduo deber. Y sonreíamos
Ni siquiera sucede, pasa apenas, es sólo ajenos a un azar que ya tramaba
uno de tantos nombres tras de los que la vida cercenar tu mirada y reavivar el fuego

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—que extinguido soñé— de la memoria. Allá, hermano, te valgan


Debo ahora cumplirte donde ya nada vale; pegasos y unicornios
mi promesa de ayer, corresponderte de tus etéreos labios los escuchen
ahora que me escuchas como nunca en un edén sin dioses
(porque la ausencia es madre de los ríos donde te ubica y sueña quien de tu muerte
que al infinito mar espera
conduce el pensamiento). Quise anoche lo que esperar no cabe de la muerte.
creer que era posible
y alcancé los tres versos, ya fatalmente inúti-
les: ***

...dejó llover el agua de sus ojos Madrid, diciembre 2008


sobre el agua sedienta del espejo Pablo Jiménez
y vió Pegaso amanecer la noche.

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NORMAS SOBRE RECEPCIÓN Y PUBLICACIÓN DE ARTÍCULOS

1. La revista va dirigida principalmente a estudiosos de la Historia del pensamiento filosófico


en lengua española y portuguesa y a historiadores de otras disciplinas interesados en el
ámbito de los estudios iberoamericanos. Por este motivo, se publicarán exclusivamente
artículos de investigación originales de carácter historiográfico referidos al ámbito del
pensamiento filosófico español, portugués e iberoamericano. Asimismo, tendrán preferencia
los estudios de autor o época frente a los temáticos, que tienen cabida en otro tipo de revistas.
En concreto, quedarán excluidos los trabajos de carácter ensayístico.
2. Los artículos deberán estar en poder del Consejo de Redacción el 30 de noviembre de cada año.
El Consejo de Redacción remitirá los originales a los pares y éstos los evaluarán siguiendo el
formulario aprobado por dicho Consejo en consonancia con los modelos internacionalmente
reconocidos. De acuerdo con el informe emitido por los pares, el Consejo de Redacción
remitirá a los autores una comunicación motivada de la decisión editorial antes del 1 de
marzo del año siguiente a la entrega de los originales.
Para el resto de textos (notas, reseñas, información de tesis defendidas y de actividades
académicas realizadas el plazo de entrega se fija el día 31 de enero. El Consejo de Redacción
remitirá a los autores la aceptación o el rechazo de los textos antes del 15 de febrero.
3 Con carácter excepcional, el Consejo de Redacción podrá encargar artículos o notas a
reconocidos investigadores con objeto de cubrir áreas de interés para los estudiosos del
pensamiento iberoamericano, de las cuales no se hayan recibido originales previamente.
4. Puesto que el editor científico de la revista es una Asociación, y a fin de mantener la necesaria
imparcialidad y cumplir los requisitos de externalidad en las evaluaciones, cada uno de los
pares estará formado por: 1) un especialista perteneciente al Comité Científico de la revista;
2) un especialista externo tanto al Cuerpo Editorial (Consejo de Redacción, Consejo Asesor
y Comité Científico) como a la Junta Directiva.
5. El plazo límite de entrega de los demás textos para cada número de la revista queda fijado
en el 15 de marzo. El Consejo de Redacción comunicará antes del 1 de abril a los autores la
aceptación o el rechazo.
6. Para obtener información más detallada sobre las características del Consejo de Redacción,
el Consejo Asesor, el Comité Científico o la Junta Directiva se puede consultar la página web
de la Asociación http://www.ahf-filosofia.es/.

NORMAS SOBRE FORMATO DE LOS ESCRITOS ENVIADOS

1. Todo trabajo enviado deberá estar en formato Word para PC.


2. Los escritos irán en tamaño de hoja DIN A4, a espacio sencillo (interlineado de una línea),
justificados totalmente, con formato de 50 líneas y con tipo de letra Times New Roman 12.
3. Los artículos no sobrepasarán las 20 páginas (incluidas notas, que irán como notas a pie de
página), en el formato indicado.
4. Los artículos y las notas irán firmados con el nombre y dos apellidos del autor, que podrá
indicar lugar de trabajo, si así lo desea. Los artículos llevarán el título en su idioma original
y en inglés, así como un resumen (extensión aproximada de 8 líneas) y las palabras claves
ambos en los dos idiomas.
5. Las citas de libros y artículos cumplirán las normas internacionalmente reconocidas: autor,
título, lugar, editorial, nombre y número de la revista, año, páginas. El nombre del autor irá
en letra versal. Los títulos de libros y revistas, en cursiva.
6. En lo referente a las reseñas de libros, a los libros recibidos y a la información sobre
investigación y actividades, se observará el formato que tienen en la Revista de Hispanismo
Filosófico, con la excepción de que dichos textos no se presentarán escritos en columnas,
sino en líneas normales, como los artículos y las notas. En las reseñas, no se permitirán las
notas a pie de página, excepto en casos muy especiales.

Los textos se enviarán al Consejo de Redacción por uno de los dos medios siguientes: 1) correo
postal, a nombre del Director o del Secretario de la Revista: Departamento de Antropología Social y
Pensamiento Filosófico Español, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Autónoma de Madrid,
Campus, Cantoblanco, 28049 MADRID; 2) correo electrónico a la dirección secretariorevista@ahf-
filosofia.es. Se utilizará preferentemente este segundo medio.
BOLETÍN DE INSCRIPCIÓN
EN LA ASOCIACIÓN DE HISPANISMO FILOSÓFICO
secretario@ahf-filosofia.es www.ahf-filosofia.es

Muy Señor mío:


Por la presente solicito mi ingreso como Socio en la Asociación de Hispanismo
Filosófico. Mis datos son:
Nombre y apellidos: ......................................................................................................
Centro de trabajo: ..........................................................................................................
Campos de interés científico: ........................................................................................
Domicilio postal: Calle: ................................................................................................
Ciudad: ................................................................... Código postal: ..............................
País: ....................................................................... Teléfono: ......................................
Correo electrónico: .......................................................................................................

Firma

ORDEN BANCARIA (para el Tesorero)


Nombre Titular Cuenta: ................................................................................................
Banco o Caja de Ahorros: .............................................................................................
Calle: .............................................................................................................................
Ciudad: ................................................................... País: ...............................................
Código Cuenta: .............................................................................................................
Muy Señores míos: En lo sucesivo, y hasta nueva orden, sírvanse atender y cargar a mi cuenta los recibos
de 35 euros que, con periodicidad anual, les presentará a mi nombre la Asociación de Hispanismo Filosófico.

Firma

ORDEN BANCARIA (entréguela en su Banco o Caja)


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Banco o Caja de Ahorros: .............................................................................................
Calle: .............................................................................................................................
Ciudad: ................................................................... País: ...............................................
Código Cuenta: .............................................................................................................
Muy Señores míos: En lo sucesivo, y hasta nueva orden, sírvanse atender y cargar a mi cuenta los recibos
de 35 euros que, con periodicidad anual, les presentará a mi nombre la Asociación de Hispanismo Filosófico.

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